Orientar un plano consiste en hacer coincidir sus direcciones con las que aparecen en el terreno. La operación se puede hacer alineando los cantos verticales del mapa con la dirección de la aguja magnética de nuestra brújula, de modo que el borde superior del plano coincida con el sentido norte, ya que salvo indicación en contra los planos y mapas tienen el norte en la parte superior (Lo anterior es válido siempre que estemos realizando nuestros cálculos en el hemísferio norte de nuestro planeta, por lo que se refiere hemisfério sur estamos especialmente interesados en que alguien nos cuente sus experiencias Realizando de este modo la orientación cabe, para el paralelo 40, un margen de error de aproximadamente 6 grados que no son inquietantes, y que se pueden corregir en gran medida, atendiendo a la declinación magnética (el desfase existente en ese momento entre el norte magnético y el geográfico, y que en muchos planos aparace referido a su fecha de edición). Otro modo de hacerlo es alineando en paralelo los trazos del paisaje con nuestras señales en el plano, siempre que sean suficientemente significativas. Por ejemplo: grandes tramos rectos de carreteras, o vías ferreas, o los trazos imaginarios que podamos dar entre puntos visibles y facilmente identificables. Una representación práctica del terreno debe permitirnos determinar, al menos de manera aproximada, la altitud de cualquier punto, hallar las pendientes y resaltar de modo expresivo la forma y accidentes del terreno. Lo que en Geometría Descriptiva se denomina Sistema Acotado cumple estas condiciones y es empleado en las realización de los mapas topográficos. Para representar el terreno se imagina que una serie de planos horizontales y equidistantes entre sí una longitud determinada, cortan la superficie del terreno, según unas curvas que se llaman de nivel, ya que todos sus puntos tienen tienen la misma altitud, o cota. Si junto con a la proyección de estas curvas se anota la la cota del plano que la determinó se obtiene una representación bastante práctica del terreno. En España esa cota o altitud, viene referida a la que tiene el plano de corte en relación con la superficie del mar en calma en Alicante, prolongada por debajo de las tierras. También aquí, se considera que el hecho de que la Tierra tenga forma de elipsoide como carente de gran importancia. Las curvas de nivel se suelen dibujar con trazo fino, anotando la cota y resaltando una de ellas cada cuatro o cinco. En la ilustración sobre estas líneas se trata de curvas con una equidistancia de 25 metros y se resalta una de cada cuatro (4x25=100), en el caso de una equidistancia de 20 metros el hacerlo cada 5 puede contribuir a una mayor claridad. Un mapa es la representación de un área geográfica, que suele ser generalmente de una porción de la Tierra, dibujada o impresa en una superficie plana. En la mayor parte de los casos, un mapa es una representación del terreno en forma de diagrama por lo que suele contener una serie de símbolos aceptados a nivel mundial que representan los diferentes elementos naturales, artificiales o culturales del área que se quiere representar. Los mapas pueden ser utilizados para muy diferentes fines por lo que se ha desarrollado una gran cantidad de tipos especializados de mapas. El tipo de mapa más utilizado para representar áreas del terreno es el mapa topográfico. Éstos suelen mostrar elementos naturales del área analizada, y también ciertos elementos artificiales, humanos o culturales como por ejemplo, las carreteras, los pueblos y ciudades, las fronteras y límites de países, provincias y municipios, las líneas de ferrocarril, tendidos eléctricos, los ríos, etc. Dentro de la amplia gama de mapas hay también físicos, políticos, geológicos, temáticos o específicos, cartas de navegación, etc. A continuación verás un ejemplo de cada uno de ellos mostrando siempre la misma zona, Madrid y sus aledaños, para que puedas observar cómo cambian según tengan un objetivo u otro. Para que un mapa pueda contener gran cantidad de información de fácil lectura debe emplearse un sistema de . Muchos de ellos se utilizan con tanta frecuencia que se han convertido en símbolos aceptados a nivel mundial y resultan fácilmente comprensibles. Por ejemplo, las ciudades y los pueblos se señalan con puntos o superficies sombreadas, los cursos de agua y el mar sueles imprimirse siempre en azul y las fronteras y límites mediante franjas de colores o líneas discontinuas. Los cartógrafos (los profesionales encargados de realizar los mapas) puede además idear una gran variedad de símbolos que se adecuen a las necesidades del mapa que están realizando. Uno de los elementos más importantes a tener en cuenta a la hora de consultar un mapa es la escala. La escala en la que se dibuja un mapa representa la relación entre la distancia de dos puntos que se corresponden con ellos en el mapa. La escala numérica se representa en cifras, como por ejemplo: 1:100.000, lo que unida que una unidad de medida en el mapa (por ejemplo 1 centímetro) representa 100.000 de la misma unidad en la superficie terrestre. Por lo general, se indica la escala de un mapa en el margen y, muchas veces, viene acompañada de una escala gráfica lineal, es decir, un segmento dividido que muestra la longitud sobre el mapa de las unidades terrestres de distancia. Las escalas que se utilizan en los mapas varían mucho. Normalmente, los mapas topográficos detallados están confeccionados a escala 1:50.000 y 1:25.000. Para poder leer bien un mapa hay que tener otra cosa en cuenta. Las variaciones de altitud de las colinas o montañas, al igual que las profundidades de los valles y las gargantas, tal y como aparecen en un mapa topográfico, definen el relieve; a menos que el relieve esté adecuadamente representado, el mapa no da una imagen clara del área que representa. En los mapas antiguos se dibujaban pequeñas montañas para indicar estos desniveles, pero era un sistema poco preciso. Hoy en día se utiliza el sistema de las llamadas curvas de nivel.