ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC EL TRABAJO Y LA PROTECCIÓN SOCIAL DE LOS EXTRANJEROS Mario Castellano Suárez Carmen Estévez González Mª Carmen Grau Pineda En estos dos últimos años el fenómeno de la inmigración ha estado de renovada actualidad, siendo, sin duda, uno de los más llamativos y de mayor trascendencia en nuestro país durante en este cambio de siglo. La aprobación de la Ley Orgánica 4/2000, de derechos y libertades de los extranjeros y su integración social, generó no pocas expectativas, recelos y críticas, propiciando una polémica que no ha hecho sino acentuarse tras la posterior reforma operada por la Ley 8/2000. En el presente trabajo se comentan, sintéticamente, algunas de sus novedades, deficiencias, limitaciones y propuestas en materia de acceso al empleo, contrato de trabajo y protección social del extranjero. During the last two years the issue of inmigration has achieved a capital presence in common life, becoming one of the main topics in Spain at the end of the previous century. The passing of the National Bill 4/2000, on rights and freedom of foreigners and their social integration, provoked not only expectations but also criticism and suspicion, giving birth to a polemic deeply accelerated because of the further adaptation of Bill 8/2000. In this paper, some of its advantages, new points, deficiencies and proposals focused on foreigner’s access to employment and their social protection are commented. PRESENTACIÓN Estudio del recién estrenado marco regulador de la extranjería en el que se analizan, desde una perspectiva socio-laboral, algunos contenidos de la controvertida Ley Orgánica sobre derechos y libertades de los extranjeros y su integración social. INTRODUCCIÓN S on varias las razones que vuelven a situar en el epicentro de la actualidad el fenómeno migratorio y el del trabajo de los extranjeros en España. Entre ellas, y desde una perspectiva estrictamente jurídica, la existencia de un nuevo marco normativo y el considerable grado de incertidumbre que éste ha suscitado son, a nuestro juicio, motivos sobrados para seguir profundizando en torno a los mismos. La realidad de la inmigración, a remolque de la coyuntura económica y de un proceso de globalización cuyas consecuencias están aún por concretarse, parece, en efecto, 70 haber sido redescubierta en nuestro país durante estos últimos años, coincidiendo con la sustitución de una regulación cuya vigencia se había dilatado en exceso. En este bienio recién concluido y tras un proceso de gestación accidentado y nada apacible se ha estrenado un marco normativo en el que se sientan las bases o líneas maestras de la política española de inmigración para los próximos lustros. Así, se diseña un régimen jurídico que la acompasa y pone en sintonía con la política comunitaria en este ámbito, todavía joven y en fase de cristalización pero de signo claramente restrictivo en lo que hace a la aceptación de trabajadores inmigrantes extracomunitarios. Si el año 2000 se estrenó con la aprobación de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, el año 2001 se despidió no sin antes determinarse el contingente de trabajadores extranjeros establecido por el CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS gobierno para el año ya en curso (Acuerdo del Consejo de Ministros de 21 de diciembre). En el ínterin, la citada norma ha sido reformada por la Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, que introdujo modificaciones cuyo alcance y entidad han sido desigualmente apreciadas, siendo también objeto de desarrollo reglamentario por RD 864/2001, de 20 de junio. Pero además, a lo largo de estos dos años, se han adoptado otras muchas y variadas iniciativas que, de un modo u otro, han tenido en la inmigración como fenómeno y/o en la extranjería como estatus jurídico su punto de arranque. Es el caso, por citar algunos ejemplos, del último de los procesos de regularización activado por el Real Decreto 124/2001, de 16 de febrero, de la puesta en marcha del Consejo Superior de Política de Inmigración, cuya creación estaba prevista en la Ley 4/2000 o, por último, de la aprobación, por Consejo de Ministros de 30 de marzo de 2001, del Programa Global de Regulación y Coordinación de la extranjería y la inmigración –el conocido como Programa GRECO-. Pero, sin duda, el texto vigente de la Ley de Extranjería (en adelante, LOEx), con las numerosas y relevantes modificaciones introducidas por la Ley 8/2000 que rectifica muchas de las bondades de su antecesora, así como el correspondiente Reglamento de ejecución (en adelante, REx) constituyen las piezas básicas para la conformación del estatuto de los extranjeros en nuestro país. Debe señalarse al respecto que la citada normativa se ocupa, de modo especial, de aquellos que, siendo ciudadanos extracomunitarios, llegan, están o transitan en nuestro país como inmigrantes económicos, concepto o perfil con el que se apunta la intención o propósito de trabajar con la que vienen los extranjeros. En torno a esta nota o circunstancia se ha planteado siempre una problemática específica relacionada con el acceso al empleo, las condiciones laborales y las garantías y protección de los trabajadores extranjeros, cuyo tratamiento se ha venido abordando con parámetros en los que, sin duda, prima la satisfacción de las demandas del sistema económico. Actualizado el marco de ordenación, se impone conocer la vigente regulación del trabajo de los extranjeros en nuestro país y examinar, para su posterior valoración y análisis crítico, las novedades que incorpora en lo que hace a las cuestiones apuntadas. Con este propósito y en el marco de un estudio que aspira a ser también una reflexión más amplia sobre el fenómeno de la inmigración, se ha venido realizando un trabajo del que se ofrece a continuación una síntesis, a modo de comentario de algunos aspectos de la recién estrenada normativa. EL ACCESO AL MERCADO DE TRABAJO DE LOS TRABAJADORES INMIGRANTES EXTRACOMUNITARIOS. Notas preliminares Continuando con lo que es una práctica o “modus operandi” ya tradicional en nuestro país, para el desempeño de una actividad laboral (trabajo por cuenta ajena) o profesional (trabajo por cuenta propia), la LOEx exige la previa obtención de la correspondiente autorización administrativa para trabajar. Su solicitud y posterior concesión -a instancia de los sujetos obligados y en los términos previstos legal y reglamentariamente- se presentan, pues, como requisitos o condiciones que necesariamente deberán cumplirse para el desarrollo de las referidas actividades productivas. La realidad de la inmigración, a remolque de la coyuntura económica y de un proceso de globalización cuyas consecuencias están aún por concretarse, parece, en efecto, haber sido redescubierta en nuestro país. La articulación o exigencia de una autorización administrativa para trabajar supone, en la actualidad y al igual que ocurre con toda autorización, un control preventivo que se limita a la estricta comprobación objetivo-jurídica de la observancia de las condiciones y los requisitos contemplados normativamente (potestad administrativa reglada). En el caso 71 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC El contingente, se configura como un instrumento de canalización de flujos migratorios laborales a través del cual los poderes públicos se responsabilizan de su orientación y dirección. concreto de las que nos ocupan, las autorizaciones administrativas para trabajar, ese control respecto de la incorporación de trabajadores inmigrantes extracomunitarios persigue la protección de la mano de obra nacional y comunitaria. Sirviendo a tal propósito y con el objetivo evidente de canalizar la llegada e incorporación al mercado de trabajo de ciudadanos sistemas de acceso directo al trabajo para la mano de obra foránea: el primero y prioritario, es el conocido como sistema de cupos o contingente; y el segundo, siempre en defecto del anterior que opera como preferente, el denominado régimen general o de acceso restringido mediante solicitud individualizada, ya de un permiso de trabajo ordinario o especial ya de cualquier otra autorización administrativa para trabajar. No obstante y aunque por razones de espacio no se harán más consideraciones al respecto, debe mencionarse, al menos, la posibilidad de acceso indirecto al trabajo por la vía de los procesos de regularización extraordinarios o permanentes a través de los cuales se documenta a los extranjeros extracomunitarios que se encuentren en situación administrativa irregular, concediendo a tal efecto los correspondientes permisos de residencia y/o trabajo. En la regulación de esta materia –acceso al mercado de trabajo y autorizaciones administrativas para trabajar- la reforma operada por la LO 8/2000 supone, desde el punto de vista técnico, una mejora considerable respecto de la versión inicial de la LO 4/2000, calificada de imprecisa y confusa en lo que hace a esta cuestión. Algunos de sus déficits han quedado, pues, solventados, contribuyendo también a ello la clarificadora y más cuidada redacción del REx. El contingente de trabajadores extranjeros En cuanto a la vía pretendidamente prioritaria, esto es, el contingente, se configura como un instrumento de 72 canalización de flujos migratorios laborales a través del cual los poderes públicos se responsabilizan de su orientación y dirección, en lugar de dejar esta iniciativa exclusivamente en manos del empleador o de las leyes del mercado. Presenta, pues, una doble vertiente: por un lado, se trata de una estimación técnica que permite prever los puestos de trabajo que no pueden ser cubiertos por mano de obra nacional, comunitaria o extranjera extracomunitaria residente en España; por otro, las ofertas de empleo contenidas en el contingente se dirigen, mayoritariamente, hacia aquellos empleos o puestos de trabajo que se registran en el mercado laboral pero que se suelen cubrir con mano de obra extranjera irregular. En última instancia, con esta política de establecimiento de cupos se pretenden dos objetivos fundamentales: primero, la satisfacción de determinadas ofertas de empleo mediante un procedimiento presuntamente más ágil que el general, dirigiendo las solicitudes de trabajo hacia los sectores que necesitan mano de obra y normalizando las relaciones laborales que se constituyan; y, segundo, la ordenación de los flujos migratorios, evitando que éstos se produzcan a través de cauces ilegales e imponiendo un mayor control del tráfico ilegal de mano de obra para impedir, o al menos reducir, las situaciones de abuso y explotación que suelen padecer los inmigrantes irregulares. El sistema de cupos o contingente no crea o configura ninguna autorización administrativa distinta de las previstas con carácter general en la normativa sobre extranjería; al contrario, las ofertas de empleo gestionadas a través del contingente deben ser cubiertas tras la formalización de las correspondientes modalidades o tipos de autorizaciones administrativas para trabajar legalmente previstas, atendiendo en cada caso a las particularidades contempladas en la norma que, además, adapta el procedimiento común de tramitación, tanto de los permisos de trabajo como de los permisos de residencia. CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS El modelo de contingente que (re)diseña la LO 8/2000 se contempla en el art. 39 LOEx de cuyo tenor literal se desprenden una serie de características o notas definitorias básicas del referido sistema de acceso entre las cuales se destacan las siguientes: a) En primer lugar, es el Gobierno el que lo establece, con carácter anual, si bien despojado ya del carácter preceptivo con que se contemplaba en la versión inicial de la LO 4/2000, configurándolo la norma como un instrumento meramente potestativo al añadir la coletilla de “siempre que exista necesidad de mano de obra”. La constatación de tal necesidad justifica la reciente determinación del contingente de trabajadores extranjeros de régimen no comunitario para el año 2002 (Acuerdo del Consejo de Ministros de 21 de diciembre de 2001) en el que se establece un cupo máximo de 32.079 de ofertas de empleo que podrán ser cubiertas durante ese periodo por los referidos trabajadores. El citado contingente se desglosa en dos partidas de 10.884 y 21.195 trabajadores para cubrir puestos de trabajo de carácter estable y de carácter temporal, respectivamente, distribuyéndose la primera por provincias, sectores de actividad y ocupaciones y, la segunda, sólo por provincias y sectores de actividad, tal y como se recoge en los diferentes apartados del anexo del Acuerdo adoptado. b) En segundo lugar, y como característica heredada de la regulación contenida en la versión inicial de la LO 4/2000, se presta especial atención a la situación nacional de empleo, que también es tenida en cuenta en el régimen general o de acceso restringido mediante solicitud individualizada de permisos al margen del cupo. La diferencia entre ambos estriba en el momento en el que se valora tal circunstancia, a priori en el caso del contingente y en el momento concreto de la resolución de la solicitud si se trata del otro sistema o vía no preferente de acceso. c) En tercer lugar, parece fortalecerse la exigencia de que los potenciales trabajadores extracomunitarios que aspiren a ocupar las ofertas de empleo contempladas en el contingente se encuentren en sus respectivos países de origen o, en todo caso, en aquellos países hacia los que se oriente la selección de mano de obra foránea. En este sentido, para evitar la utilización del contingente como mecanismo encubierto de regularización, las ofertas de empleo se dirigen y están destinadas a extranjeros que no se encuentren en territorio nacional, contemplándose por tal motivo, como regla general en la gestión del contingente, que la suscripción de los correspondientes contratos de trabajo se efectuará antes de que los trabajadores extranjeros abandonen su país y lleguen a España. GOBIERNO CENTRAL Previa audiencia del CSPI y organizaciones empresariales y sindicales más representativas decide sobre la aprobación o no de la propuesta finalmente remitida aprueba documento definitivo MTAS+ COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA (CIE) MTAS elabora propuesta con estimación aproximada del cupo que remite a CIE la CIE informa sobre la procedencia o no de elevar esa propuesta al Gobierno DIRECCIÓN GENERAL ORDENACIÓN MIGRACIONES estudia el informe del subdelegado o delegado comprueba la existencia de acuerdos internacionales para la regulación de flujos migratorios laborales emite informe SUBDELEGADO DEL GOBIERNO O DELEGADO EN CCAA UNIPROVINCIALES estudia la propuesta de la Comisión emite informe al respecto COMISIÓN EJECUTIVA PROVINCIAL O INSULAR DEL INEM elabora propuesta sobre la base ofertas la propuesta incorpora determinación numérica y sectorial de las ofertas certificación de los SPE de la insuficiencia mano de obra y situación de empleo OFERTAS DESDE NIVEL PROVINCIAL O INSULAR remitidas por organizaciones empresariales o empresarios individualmente ante la imposibilidad de cibrirlas por mano de obra nacional, comunitaria o extranjera residente tras analizar la situación de empleo Fig. 1 Procedimiento de elaboración del contingente. d) Por último, aunque no por ello menos importante, ha de señalarse nuevamente la característica o dato de la prioridad del contingente frente a cualquier otra forma o sistema de 73 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC acceso al mercado de trabajo español. Tal nota puede deducirse de la propia ordenación del capítulo III del REx, cuyo art. 70.1.3 se ocupa de enfatizarla al establecer que los permisos otorgados a través del sistema general no computan a efectos del contingente, y es confirmada en el Acuerdo, antes citado, por el que se determina éste para el año 2002. En cuanto al procedimiento de elaboración del contingente, habida cuenta de su extrema complejidad y de la pluralidad de organismos y Administraciones intervinientes, en la figura 1 se exponen, sintéticamente, los trámites que, conforme al art. 65 del REx, deberán cumplimentarse hasta la aprobación del texto definitivo. Los permisos de trabajos y otras autorizaciones administrativas para trabajar. Con mayor rigor que sus predecesores, el art. 36.1 LOEx configura el permiso de trabajo como una especie del género de las autorizaciones administrativas para desarrollar actividades productivas a título lucrativo, por cuenta propia y ajena, previstas por el ordenamiento jurídico español. Y es que, la versión inicial de la LO 4/2000, pese a establecer como categoría genérica la autorización para trabajar, reconduciendo el permiso de trabajo a un subtipo reservado en exclusiva para habilitar la realización de trabajos por cuenta ajena, padecía numerosas deficiencias técnicas, era más confusa y dejaba vacío de contenido el régimen jurídico de otras autorizaciones administrativas que habilitaban para la realización de A) PERMISOS DE TRABAJO POR CUENTA AJENA TIPO B (inicial) - Para trabajar en una profesión, actividad y ámbito geográfico concreto - Duración: la establecida en el contrato, con el límite de un año TIPO B (renovado) - Permite desarrollar cualquier actividad en todo el territorio nacional - Duración: un máximo de dos años - Titulares: pueden obtenerlo los titulares de un permiso B (inicial) al término de su vigencia TIPO C - Permite desarrollar cualquier actividad en todo el territorio nacional - Duración: un máximo de dos años - Titulares: pueden obtenerlo los titulares de un permiso B (renovado) al término de su vigencia B) PERMISOS DE TRABAJO POR CUENTA PROPIA TIPO D (inicial) - Para realizar un actividad concreta en un ámbito geográfico determinado - Duración: un año TIPO D (renovado) - Para realizar cualquier actividad en todo el territorio nacional - Duración: dos años - Titulares: pueden obtenerlo los titulares de un permiso D (inicial) al término de su vigencia TIPO E - Para la realización de cualquier actividad en todo el territorio nacional - Duración: dos años - Titulares: pueden obtenerlo los titulares de un permiso D (renovado) al término de su vigencia C) PERMISOS DE TRABAJO ESPECIALES TIPO F - Se concede a los trabajadores que, residiendo en la zona fronteriza de un Estado limítrofe al que regresan diariamente, desarrollan actividades lucrativas, laborales o profesionales por cuenta propia o ajena en las zonas fronterizas del territorio español a las que estará limitado su ámbito geográfico - Duración: vigencia máxima de cinco años, siendo renovable anualmente TIPO G - 74 Autoriza a la realización de una actividad lucrativa en los casos en que existe un desplazamiento CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS temporal del trabajador extranjero que depende laboralmente de una empresa establecida en un Estado no perteneciente ni a la UE ni al EEE, en dos supuestos concretos: • Cuando el desplazamiento se produce por cuenta y bajo la dirección de la empresa, en ejecución de un contrato celebrado entre la misma y el destinatario de la prestación de servicios que esté establecido o que ejerza su actividad en España • Cuando se trata de un desplazamiento a un centro de trabajo en España de la propia empresa extranjera o de otra empresa del grupo de que forme parte - Duración: tendrá que coincidir con el tiempo del desplazamiento del trabajador, con el límite de un año, si bien prorrogable por el mismo periodo si se acreditan idénticas condiciones - Podrá limitarse a una actividad y ámbito geográfico concretos. TIPO A - Autoriza la realización de actividades de duración limitada, ellas, el montaje de plantas industriales o eléctricas, construcción de infraestructuras, edificaciones y redes de suministro eléctrico, gas, ferrocarriles y teléfonos, instalaciones y mantenimientos de equipos productivos, así como su puesta en marcha y reparaciones. - Duración: coincidirá con la del contrato de trabajo, con el límite de un año, si bien podrá prorrogarse en función de la duración de la actividad que motivó la concesión inicial del mismo. - Podrá limitarse a una actividad y ámbito geográfico concretos - Se exigen una serie de condiciones como: • Preferencia mano de obra nacional, comunitaria y extranjera residente • Extranjeros en el exterior • Contrato formalizado antes de la entrada en España • el empresario ha de asumir una serie de obligaciones (legislación laboral, alojamiento adecuado, organización de viajes, etc.) • el trabajador extranjero ha de comprometerse al retorno TIPO T - Autoriza la realización de actividades o servicios de temporada o campaña - Duración: coincidirá con la del contrato de trabajo, no pudiendo exceder de nueve meses dentro de un periodo de doce meses consecutivos - Podrá limitarse a una actividad y ámbito geográfico concretos - Se exigen las mismas condiciones exigidas en el permiso de trabajo Tipo A - Haber sido contratado para trabajar en actividades de temporada durante cuatro años, consecutivos o no, será elemento que se tendrá en cuenta para la concesión de un permiso B (inicial) D) EL PERMISO PERMANENTE PERMISO PERMANENTE - Permite ejercer cualquier actividad, tanto por cuenta propia como ajena, sin otro tipo de limitación que la derivada de la titulación o habilitación necesarias para el ejercicio de la actividad profesional. - Autoriza a residir en España indefinidamente y a trabajar en igualdad de condiciones que los españoles - Duración: indefinida, pero renovación de la tarjeta que documenta al permiso cada cinco años actividades laborales y profesionales diversas. La modificación operada por la LO 8/2000 ha sido clarificadora en este sentido y ha resuelto tal situación, siendo ahora imposible identificar autorización administrativa con permiso de trabajo. Y ello porque, además de contemplar distintas autorizaciones administrativas habilitantes para el desarrollo de actividades lucrativas (art. 79 LOEx) existen supuestos exceptuados de la obligación de obtener permiso de trabajo (art. 41 LOEx y 68 REx). Con todo, el permiso de trabajo continúa erigiéndose como la autorización administrativa por excelencia en el régimen jurídico de la extranjería en nuestro país. ESTUDIANTES - Los extranjeros documentados con una autorización de estancia por estudios podrán ejercer actividades remuneradas a tiempo parcial o de duración determinada en la medida en que ello no limite la prosecución de los estudios y en los términos que reglamentariamente se determine RESIDENCIA TEMPORAL EN LOS SUPUESTOS DEL ART. 41.2.D Y 3 RLOEX - Los extranjeros que hayan podido regularizar una previa situación administrativa irregular a tra- vés de la opción del proceso personal y permanente de regularización: • Cinco años de presidencia continuada 75 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC • Tres si se demuestra arraigo o circunstancias especiales ASILADOS - Los extranjeros autorizados a permanecer en España mediante documento de solicitante de asilo al amparo de la normativa específica, es decir, poseedores del documento de identidad que los acredita como tales podrán ejercer cualquier actividad lucrativa laboral o profesional. - Una vez admitida a trámite su solicitud de asilo podrán obtener un permiso de trabajo sin que se tenga en cuenta la situación nacional de empleo para su concesión inicial (preferencia) MARINOS - Los nacionales de Estados no pertenecientes a la UE ni al EEE enrolados en buques españoles inscritos en el Registro Especial de Buques y Empresas Navieras o en buques españoles en virtud de Acuerdos Internacionales de Pesca Marítima . - El duplicado de la notificación de embarque o renovación de contrato tiene validez como permiso de trabajo que habilita al titular a trabajar en el buque sin tener permiso de residencia. PRÁCTICAS PROFESIONALES Y DE FORMACIÓN - Los extranjeros que realicen prácticas profesionales y de formación cuando concurran las siguientes circunstancias: • que empresas españolas o extranjeras residentes en España ofrezcan realizar prácticas profesionales o de formación que habiliten para el ejercicio profesional o el desempeño de un oficio o puesto de trabajo determinado • que las personas extranjeras interesadas sean nacionales de países con los que España haya suscrito convenios o acuerdos internacionales en esta materia o de países que de hecho ofrezcan facilidades a los españoles para realizar prácticas profesionales en su territorio • que las prácticas profesionales se realicen en una actividad directamente relacionada con los estudios realizados, o con el oficio o puesto de trabajo que se vaya a desempeñar • que se formalice un contrato de trabajo según las modalidades previstas en la legislación laboral española para las prácticas y la formación En cuanto a la regulación de los permisos de trabajo, se caracteriza por establecer una sucesión escalonada de permisos de vigencia limitada que, partiendo del inicial y mediante una serie de autorizaciones que se encadenan y dependen entre sí, procuran una incorporación progresiva al mercado laboral. De esta manera, el permiso de trabajo podrá revestir hasta cuatro modalidades (ordinario por cuenta ajena, ordinario por cuenta propia, especial y permanente) dentro de las cuales es posible diferenciar varios tipos. Pese a que el permiso de trabajo, en cualquiera de sus modalidades y tipos, mantenga su protagonismo en el panorama de autorizaciones administrativas para trabajar, ya se ha apuntado que no es la única al coexistir y compartir con otras su propósito de gestión y control de los flujos migratorios de mano de obra extranjera. El art. 79 del REx contempla concretos supuestos en los que la posesión de ciertos documentos o la formalización de determinados trámites habilita a su titular para trabajar por lo que, en estos casos, la mera 76 acreditación de los mismos autoriza y posibilita, indirectamente, el ejercicio de actividades laborales o profesionales retribuidas. Tales supuestos se identifican en atención a los siguientes colectivos y situaciones: Contrato de trabajo y extranjería: la relación jurídico-laboral del trabajador extracomunitario Consideraciones previas No deja de ser paradójico que, pese al espacio que ocupa y el peso que tiene la regulación del trabajo de los extranjeros en la normativa que se comenta (tanto la LOEx como su reglamento le dedican todo un Capítulo, el III, destinándose en este último una considerable y extensa parte del articulado, concretamente los arts. 64 a 91) el legislador apenas repare en el contrato de trabajo y centre sus miras en los estadios previos al mismo. Así, se ocupa casi exclusivamente de las vías de acceso al mercado de trabajo y los correspondientes permisos o autorizaciones para trabajar, de la figura del contingente y, en general, de las ofertas de CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS colocación y el ejercicio de actividades profesionales por los extranjeros. La inserción laboral del extranjero y su condición de trabajador son contemplados, pues, como realidades probables o situaciones potenciales lo que resulta lógico si se repara en la finalidad, explícita por otro lado, de esta parte de la del extranjero ni su protección en cuanto trabajador, sino, precisamente, la limitación de la entrada en el territorio nacional de ciudadanos de terceros países con fines de trabajo. En realidad, por mucho que el legislador confiese tener una visión integral e integradora del fenómeno de la migración, fundamentando en esta concepción la reforma operada, el mayor peso de la política de control en la LO 8/2000 no pasa desapercibido. Así, pese a lo proclamado formalmente, se acentúa con ella el propósito de gestión o control de flujos, lo que, por otro lado, está en consonancia con los objetivos de la Unión Europea, las directrices restrictivas de su política migratoria y las exigencias del Derecho comunitario. En esta línea, encauza el acceso al mercado de trabajo -más bien lo dificulta al imponer requisitos y condiciones- afirmando así el amplio margen de maniobra de las correspondientes instancias estatales para decidir cuándo, cómo y dónde trabajará el extranjero, en función de la situación nacional de empleo y de otras eventuales preferencias, circunstancias y compromisos. Lo dicho explica, si bien sólo en parte, las contadas referencias normativas al contrato laboral del trabajador extranjero que, en lo que hace a su régimen jurídico, no es objeto de tratamiento ni en la LOEx ni en el REx. Al anterior se añade, como otro argumento de peso que justificaría tal ausencia de regulación, el hecho de que, una vez superadas las trabas y adquirida por el inmigrante la condición de trabajador, su situación jurídico-laboral y los derechos derivados de la misma se equiparan a los de cualquier trabajador nacional. Considerado ilegítimo el establecimiento de diferencias de trato entre los trabajadores en función de su nacionalidad, es del todo innecesario que la normativa de extranjería contemple de manera específica un contrato de trabajo al que se aplica, en bloque, la legislación laboral y que no puede, por otra parte, someterse a una regulación distinta por mucho que el trabajador sea ciudadano extracomunitario. Partiendo de tal premisa, el principio de igualdad de trato, que entra en juego cuando es concedido el preceptivo permiso de trabajo y se actualiza su condición de trabajador extranjero regular, no sólo propicia sino que condiciona e impone la solución legislativa adoptada de no regular el contrato de trabajo en cuestión. Vigente éste, resulta irrelevante la nacionalidad del trabajador por lo que, al operar la máxima que prohíbe la discriminación en atención a tal condición, es obligado igualar las condiciones laborales de inmigrantes y nacionales. Por tanto, si no existe, en la prestación de servicios por cuenta ajena de los extranjeros, especificidad alguna o singularidades de peso que aconsejen la modalización de la El cadáver de un inmigrante es rescatado por submarinistas de la Guardia Civil. (La Provincia, 3 de enero de 2003). 77 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC Un grupo de inmigrantes apresados en las costas de Fuerteventura (La Provincia, 4 de enero de 2003). regulación del contrato de trabajo efectuada por el Estatuto de los Trabajadores (en adelante, ET) tampoco hay razón que justifique el establecimiento de un régimen diferenciado de derechos y obligaciones o de condiciones de trabajo para los ciudadanos extracomunitarios. Igualdad de trato versus igualdad de contrato Por ello, más allá del falso planteamiento de la igualdad y de probables quiebras del principio respecto a ciertos derechos y libertades, la LOEx tipifica como infracción muy grave la realización de conductas de discriminación (art. 54.1.c) vedando expresamente, entre los actos discriminatorios, la adopción de criterios que presupongan un impacto desigual desproporcionado en perjuicio de trabajadores extranjeros (art.23.2.e). La paridad de trato con los nacionalesha de informar, pues, el tratamiento del trabajador extranjero en el seno de la relación laboral en la que no repercute este elemento subjetivo de extranjería y respecto a la cual no cabe apuntar otra singularidad que el hecho de requerirse, con carácter previo a su constitución, la obtención del correspondiente permiso de trabajo. 78 Con todo y precisamente porque la exigencia de éste parece operar como requisito para la válida constitución de la relación de trabajo, no puede predicarse que el contrato de trabajo del extranjero es idéntico, en cuanto a su formalización, ejecución o dinámica, al del trabajador nacional. Dicho en otras palabras, por mucho que, en efecto, el principio de igualdad de trato impida establecer diferencias entre uno y otro en lo que hace a retribuciones, condiciones de trabajo o protección en materia de seguridad y salud, tal principio no alcanza a equiparar del todo y de manera absoluta los contratos de trabajo de nacionales y extranjeros, al depender el empleo de estos últimos del juego de unas autorizaciones que tienen por finalidad, precisamente, priorizar o preservar el empleo de los primeros. Con esta premisa, la peculiaridad del contrato de trabajo del extranjero no es tan irrelevante ni, en consecuencia, debe ignorarse la incidencia que tales controles, formalidades y trámites tienen en la constitución y vigencia de la relación laboral. Es más, en torno a la contratación de trabajadores extranjeros, a las singularidades que están presentes en la celebración y dinámica de sus contratos y a los efectos que produce en ellos la falta de autorización administrativa han tenido que pronunciarse los Tribunales, haciéndose eco de la envergadura y consecuencias prácticas del tema, fundamentalmente en lo que hace a esto último. Así, aunque no pase de ser un presupuesto legal habilitante para la realización de una actividad lucrativa, la referida autorización para trabajar ha venido siendo valorada, durante la vigencia del anterior marco regulador, en términos de requisito determinante de la validez o nulidad de la relación contractual del extranjero. Desde esta perspectiva, y precisamente porque la norma omitía toda referencia a la eficacia o ineficacia del contrato suscrito sin el preceptivo permiso, la CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS calificación que debía otorgarse al mismo ante la ausencia de tal formalidad ha llegado a ser una de las cuestiones más controvertidas en materia de extranjería laboral. De ahí que, para evitar pronunciamientos jurisprudenciales dispares y, en ocasiones, poco convincentes, hubiera sido deseable que la LOEx pusiera fin al ambiguo silencio del legislador y se pronunciara de manera clara, precisa y contundente sobre las consecuencias que acarrea la falta de autorización sobre el contrato de trabajo. Sin embargo, lejos de ser así, la única novedad destacable consiste precisamente en los elementos adicionales de confusión que introduce el art. 36.3 de la LOEx cuando, tras referirse a la autorización que deben obtener los empleadores que deseen contratar a un extranjero no autorizado, añade que la carencia de la misma no invalidará el contrato de trabajo respecto a los derechos del trabajador extranjero. Al margen del alcance efectivo del citado precepto, puede señalarse que, pese al optimismo que permite una lectura generosa y bienintencionada del mismo, su difícil entendimiento sugiere también una vía encubierta de regularización lo que resultaría del todo reprochable. En todo caso, ha de señalarse que, junto a la anterior cuestión, considerada como uno de los caballos de batalla en el estudio de la extranjería, hay otros temas conexos que tampoco quedan resueltos en el vigente marco normativo. Es el caso, por ejemplo, de la eventual caducidad del permiso de trabajo y de los efectos que produce en el contrato el que no se inste o se deniegue la renovación del mismo, la incidencia que tiene en la relación laboral la falta de correspondencia entre el ámbito de los permisos y la actividad efectivamente realizada o, por citar sólo una más de las posibles vicisitudes, las consecuencias que tendría en los derechos del trabajador extranjero su expulsión del territorio español. Por éstos y otros muchos interrogantes que quedan sin resolver, puede afirmarse que, a día de hoy, el régimen jurídico de la extranjería laboral sigue teniendo en el contrato de trabajo del extranjero una asignatura pendiente y que se ha desaprovechado una excelente oportunidad para zanjar, de manera definitiva, las numerosas controversias que se suscitan en torno al mismo. LA PROTECCIÓN SOCIAL DE LOS EXTRANJEROS La protección por desempleo de los extranjeros Aunque por razones de espacio se aluda ahora, únicamente, a las prestaciones sanitarias y por desempleo, la protección social es una temática mucho más extensa y compleja que comprende, además de las citadas, otras variadas prestaciones que forman parte de la acción protectora de la Seguridad Social, tanto en su vertiente contributiva como no contributiva, pero, también, la asistencia social y los servicios sociales dispensados por los diferentes sistemas y redes instaurados a tal efecto. Con todo, y ante la imposibilidad de efectuar un análisis de sus distintas vertientes y manifestaciones, ha de señalarse que los derechos de los extranjeros en materia de protección social son reconocidos de manera general y sucinta en la nueva normativa que, lejos de contener una regulación en profundidad de los mismos, exige continuas remisiones a otros textos en los que se contempla y detalla su correspondiente régimen jurídico. Como ya se apuntó en líneas anteriores, el contrato de trabajo del extranjero y su validez o eficacia aparecen indisolublemente unidos a la obtención de la correspondiente autorización administrativa de manera tal que, en la práctica, es ésta la que decide, de algún modo, la relación y los correspondientes derechos laborales del extranjero. Esta circunstancia tiene especial relevancia en el 79 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍC Seguridad Social (en adelante, LGSS) conforme a la cual para encontrarse en tal situación es necesario, además de otros presupuestos, querer trabajar y poder hacerlo, posibilidad ésta que –según las argumentaciones del INEM- no tienen los extranjeros sin permiso de trabajo en vigor. Buzos de la Guardia Civil rescatan el cuerpo sin vida de un inmigrante (La Provincia, 19 de enero de 2003). tema ahora abordado, la protección por desempleo, a la que podrán acceder los trabajadores extranjeros, en igualdad de condiciones que los españoles, siempre que reúnan los requisitos legales exigidos para el nacimiento del derecho a las prestaciones. Ahora bien, partiendo de esta premisa y considerando la situación de un trabajador extranjero que efectivamente haya prestado servicios y haya cotizado regularmente a la Seguridad Social, se han venido planteando problemas en la práctica, tanto en el inicio como en el posterior disfrute de las prestaciones de desempleo, relacionados con la caducidad de los permisos de residencia y de trabajo o con la denegación de sus prórrogas y/o renovaciones tras formularse la correspondiente solicitud. Al respecto, frente al criterio jurisprudencial de exigir únicamente el permiso de residencia en vigor, la postura que ha venido manteniendo el INEM impedía el acceso a las prestaciones por desempleo a aquellos extranjeros que no tenían, al tiempo, la pertinente autorización para trabajar. A juicio de dicho organismo, tal solución tiene su fundamento en la definición legal de la contingencia de desempleo contemplada en el art. 203 del propio Texto Refundido de la Ley General de 80 A cambiar este estado de cosas puede contribuir la nueva LOEx cuyo art. 38 contempla ahora, entre otros supuestos en los que el permiso de trabajo se renueva a su expiración, el otorgamiento de una prestación contributiva por desempleo, por el tiempo de duración de dicha prestación, y el disfrute de una prestación económica asistencial de carácter público destinada a lograr la inserción social o laboral del extranjero, durante el plazo de duración de la misma. Con todo, pese al avance legislativo que supone esta solución, no dejan de plantearse otras lagunas normativas en orden a la interconexión existente entre el permiso de trabajo y las prestaciones por desempleo cuya dinámica está condicionada por vicisitudes tales como la eventual expulsión del extranjero o la interrupción de su abono por algunos de los supuestos suspensivos previstos. Más compleja es la situación del trabajador extranjero irregular y de sus expectativas para acceder a la protección por desempleo cuando deje de prestar servicios a favor del empleador que lo contrata careciendo de la correspondiente autorización administrativa. Al respecto puede señalarse que, si bien el art. 36.3 de la LOEx, ya comentado, permite un cierto optimismo en cuanto a la solución que deba darse a tal supuesto al recaer sobre el empresario las responsabilidades por falta de afiliación, alta y cotización, también es cierto que la posibilidad de aplicar por analogía la situación de alta de pleno derecho contemplada en el art. 125.3 de la LGSS –que permitiría al extranjero percibir las correspondientes prestaciones por desempleo- resulta, en cierto modo, forzada y será, en cualquier caso, bastante remota. CULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOS ARTÍCULOS El derecho a la asistencia sanitaria Como es sabido, el derecho a la protección de la salud, reconocido explícitamente en el art. 43 de la Constitución, es objeto de concreción y desarrollo legislativo en la Ley 4/86, General de Sanidad, cuyo art. 1.2 identifica como titulares a todos los españoles y los ciudadanos extranjeros con residencia en territorio español. En lo que hace a los extranjeros no comunitarios, ha de acudirse a las previsiones establecidas en la LOEx como marco específico en el que se procede a la declaración de su derecho a la asistencia sanitaria, fijándose los términos en los que éste se hará efectivo y enunciándose las prestaciones a las que, en su caso, podrá accederse. De la lectura y análisis de algunos de sus preceptos resulta una dual tratamiento del extranjero en la materia abordada, dependiendo el derecho a la asistencia sanitaria de su inclusión o no en el campo de aplicación del sistema de Seguridad Social al que acceden los trabajadores en situación regularizada. En el primer caso, el acceso a las prestacionesregulación. Desde una perspectiva o posición “ex ante”, la norma busca, no la efectiva incorporación al trabajo de asistencia sanitaria, entendidas como parte de las prestaciones y servicios dispensados por la Seguridad Social a la que aluden los arts. 10 y 14 de la LOEx., debe efectuarse en condiciones de igualdad con los españoles. En el segundo caso -la considerada vía no profesional de acceso a la protección sanitaria- la residencia en nuestro país es, en principio, determinante a la hora de utilizar los correspondientes servicios que deberán, no obstante, retribuirse cuando se trate de usuarios sin derecho a la asistencia gratuita que se beneficiarían de ella como pacientes privados. Sin embargo, el legislador contempla también la mera estancia como situación de hecho que posibilita al extranjero el acceso a la protec- ción sanitaria, declarando su derecho a la misma por algún título o circunstancia específica e, incluso, reconociéndolo en las mismas condiciones que los españoles cuando, como recoge el art. 12.1 de la LOEx, figure inscrito en el padrón del municipio en el que resida habitualmente. Es precisamente esta equiparación del extranjero empadronado con los nacionales y extranjeros que tengan su residencia en territorio español lo que va a permitir que, en caso de insuficiencia de recursos, los ciudadanos extracomunitarios se beneficien de la asistencia sanitaria del nivel asistencial o no contributivo. Con ser, al menos en apariencia, particularmente bondadosa tal disposición, no deja de causar extrañeza que el mero empadronamiento -configurado legalmente como un registro administrativo donde constan los vecinos de un municipio, dando prueba de su residencia y domicilio habitual en el mismo- conceda a los extranjeros en situación irregular el mismo derecho y beneficios de asistencia sanitaria que se reconocen a los regulares. Es por eso por lo que, aún a riesgo de mostrar un excesivo celo o desconfianza, tal situación de privilegio no debe llevar a engaños si se repara en sus potenciales efectos, pretendidos o no, de detectar y localizar a extranjeros indocumentados. No ocurre lo mismo, sin embargo, en los otros tres supuestos o títulos, contemplados también en el art. 12, determinantes del reconocimiento legal del derecho del extranjero a la protección sanitaria. Se trata, en realidad, de circunstancias personales en las que, sin llegar a hacerse efectiva la universalidad de la protección de la salud, se procura y garantiza la asistencia sanitaria habida cuenta de la minoría de edad, la condición de embarazada o la situación de urgencia del extranjero. A diferencia de los dos primeros colectivos, que tienen derecho pleno a recibir una asistencia sanitaria adecuada y regular, éste último –el más numeroso, formado por extranjeros mayores de 18 años, en 81 ARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍCULOSARTÍ situación irregular y no empadronados- sólo tiene acceso restringido a los servicios sanitarios de urgencia en caso de enfermedad grave o accidente. Obviamente, aunque no se oculta la pretensión de dispensar única y exclusivamente una asistencia sanitaria de mínimos, los problemas no dejarán de plantearse en la práctica a la hora de interpretar los términos utilizados por el legislador y de valorar, en cada caso, la urgencia o la gravedad que justificaría la intervención de los servicios sanitarios públicos. Al respecto, se ha apuntado que el concepto de urgencia se refiere a aquellas situaciones en las que es necesaria una prestación sanitaria de forma inmediata, sin que quepa aplicar aquí el concepto de urgencia vital o peligro inminente para la vida con el que opera el RD 63/95 de 20 de enero, a efectos de reembolso de gastos médicos. En cuanto a la acepción del término grave, sin duda se está en presencia de un concepto jurídico indeterminado, con los riesgos de inseguridad jurídica que ello plantea al corresponder la calificación de la patología al profesional de la medicina que atienda al paciente extranjero. mas autonómicas y Mª del Carmen Grau Pineda está haciendo su tesis doctoral sobre las políticas de empleo dirigidas a los colectivos con especiales problemas de inserción laboral. Edificio Departamental de Ciencias Jurídicas Módulo A – Despacho 104 Campus Universitario de Tafira 35017 LPGC Teléfono 928/457012 ó 1209 ó 7007 (respectivamente) Fax 928/451194 E-mail [email protected] [email protected] [email protected] BIBLIOGRAFÍA: Álvarez, J.C. (2000): “Los beneficiarios del derecho de asistencia sanitaria en la Ley de Extranjería”, Relaciones Laborales, núm. 4, págs. 9-36. AAVV (2001): Comentario a la Ley y al Reglamento de Extranjería e Integración Social. Granada, Comares BIOGRAFÍA Los autores del artículo son profesores del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social del Departamento de Derecho Público de la U.L.P.G.C., adscritos a la Facultad de Ciencias Jurídicas donde imparten docencia. Son integrantes de varios grupos de investigación en temáticas como extranjería e inmigración, negociación colectiva y empleo o protección social. Mario Castellano Suárez es especialista en materia de seguridad social, Carmen Estévez González es Doctora en Derecho, cuya tesis doctoral abordaba la temática de las rentas míni- Charro, P. (2000): Las autorizaciones para trabajo de extranjeros. Navarra, Aranzadi. Escudero, R. (2001): “La protección social de los inmigrantes extracomunitarios en la Ley Orgánica 4/2000 y en su Ley reformadora”, Social mes a mes, núm. 61, págs. 29-35. Ramos, M.I. (2000): “Trabajadores extranjeros e integración social”, Temas Laborales, núm. 54, págs. 3-55 . Rodríguez-Piñero, M. (2001): “Principio de igualdad y estatuto del trabajador inmigrante”, Relaciones Laborales, núm. 8, págs. 1-16. Patrocinador: Colegio Oficial de Abogados de Las Palmas 82