La desGALización del último preso

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La desGALización del último preso
Maité Campillo :: 02/02/2014
Recuerda que no tengo fuerzas para rendirme! La próxima volveré con
más energía, derretiremos los barrotes, y fundiremos la llave de la
Libertad!
Una comunidad sometida a los grandes de Europa y Norteamérica, cuenta que su gente, vio un juez
disfrazado de rey mago, adorando a un reicito real a las puertas del FMI. Una mala pisada le
imposibilitó la entrada oficial al pesebre custodiado, pero entró por la puerta trasera, aunque la
mala suerte pareciera acompañarlo. Era un día de esas fiestas entre importantes. Así es como se
coló el nota licenciado, dándole manga ancha la danza de tanques para la democracia. Tomó tanto
de tanto, que entre dar y tomar se transformó en perrito mágico. ¡Habemus mago para la
democracia! Dijeron algunos de los grandes congregados. Desde su elección, de servidor a la
corte a distancia se hizo paje, y desde ahí es que cruzó de lleno a golpetazo de mazo charcos
incontenibles de agua, continentes enteros, viendo la mejor forma de servir las blanquinegras leyes
del reino de la moneda; se lanzó sobre canales, canalones y desiertos de arena en polvo de oro para
toda la vida entregar su corazón, hasta aterrizar aún más alto. Supremos de toda América definen y
consolidan su suerte. Perfila entre dientes y saborea el hueso deleitando su lengua amaestrada, los
apoyos internacionales que le acreditan popularidad, agujereando con destreza ladina, los ya
recortados recortes de la humanidad engañada por la torre de babel. Forman, potencian y
consolidan su hábitat. Blanquea el lado
oscuro, entre militares medalla
arriba/medalla abajo se destaca y asciende el
biberón, como pichón servidor del
internacional sistema anulador de culturas;
entre pompas de jabón afloran su imagen,
que acicalan como serial televisivo entre
bambalinas, a la sombra de las puntas que
renegaron del mes de abril, de sus cosechas
y sus vías internacionales por la república, y
entre algunos de los ramos caminantes de
reivindicaciones históricas plagadas de mayo,
ya desviados de tal glorioso
internacionalismo. Así es como logra
acompañar en la distancia la dinastía de su reicito, transmitiendo en cada servicio prestado al
pesebre del FMI (comunitario entre grandes), una inmensa felicidad democrática; el reicito se hizo
amigo del chuchito. ¡Cuánto llegó a estimar al reicito aquél perrito mago! Vean un ejemplo
que pulula en el hilo de la historia. . . Al parecer el reicito se aburría empalagado de tanta
democracia. Chucho servidor se puso triste, pensando en que hacer, para que brotase la alegría en
su amo. Se encontró con él y, para matar el aburrimiento de su poltrona, se les ocurrió juntos, hacer
una de sus habituales. Y, es que el juez, digo, y digo bien, vamos, que el chucho mago se había hecho
imprescindible en su vida. ¡Cuánto adoraba el pesebre de palacio con toda su dinastía! Más,
muuuuucho más, que su propia vida; a ellos se entregaba quemando cejas y hasta mazos leales
sobre mesas blindadas. Así puesito mismo es que fue como entre ambos, ingeniaron disfrazarse de
capa y tricornio de terciopelo, más conocido como sombrero de tres picos, para poder atravesar
fronteras invisibles camuflados en modelos exclusivos, y estamentos sagrados de lujuria; bendición
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sagrada de aroma Perlamajórica entre altares. Juntos se les vio trepando muros nocturnos.
Atravesaron portones, recortaron intereses, y florearon nuevas comuniones; todo ordenadito en
sobres camuflados en alcanfor, hacia objetivos entre risas. Así, de la noche a la mañana, y, sin
importar ni a rey ni juez -que ningún tipo de investigación ni estudio de rigor avalaba a ambosempezó a desenvolverse a sus anchas la orden d` Jueces a Medida. En secreto decidieron
volcarse en su nueva cacería. “Misión sobre el oro de Moscú” Durmieron conciencias para
mejor levantar tajada. . . Siguen hilando dichos pobladores, así es como lo cuentan los aficionados a
las fracciones y fricciones de leyenda. Que unidos ambos (chucho y reicito), se les vio espadín en
mano contra viento y marea en defensa de la patria de Palacio, más cargada de dinastía que la torre
de Babel, sobre la que bombardeó el diluvio. Pretendiendo el arrogante entre castas militares,
imponer sayo y monje por ley, por látigo, o si no por suicidio voluntario. Pronto la ley de Herodes
tomó cuerpo entre ambos. Y caminaron hacia uno de sus laboratorios frotándose las manos: -¡Hoy
será un gran día mi rey! Dijo el perro al amo. Así fue como reicito y juez Pretendieron hacer
del último preso un sagutxu Aprovechando la humedad y frío del purito invierno, acordaron
ambos cómplices, dar una buena dosis de una consistente esencia “calentita” que ya aguardaba al
insumiso; para así comprobar en corto tiempo, si en realidad el “café” era tan tóxico como para
alterar sus propias arterias, ya que el reicito apenitas se sostenía en pie, sólo y gracias a los
lingotazos de grandes infusiones de su ingesta. Así es como empezaron a crear normas útiles de
casta, divirtiéndose de lo lindo entre vida y muerte; crearon los operativos. Cazar al preso con una
ratonera entre posos de café. Para ello eligieron campo de lucha, lugar, día, y persona en una de
sus mazmorras; todo estudiado como jugando a las escondidas. Decidió su generosidad que fuera
una jarra “calentita” de café diaria de a litro, de mañana y otra de tarde, y bien prietico, cargadito
de aroma. Café Oro`El negrito fue la consigna. Destinada para el día de la caza del preso
político que más conciencia tenía. Para asegurar que el consumo fuera abundante; en una especie de
cepillo para madera lleno de agujeritos cazasagutxus, metieron sugerentes bolitas de café prensado
puro, envueltas en papelitos brillantes, como la caja que contenía dicho “regalito”, sobre la que
ponía en letras rojinegras de rasgos artísticos: ”elixir amargo”. Astutamente al preso aislado, le
dejaron sólo una manta inferior prácticamente inservible, para calmar el frío donde la calefacción no
llegaba, además, le redujeron los alimentos, ni fruta ni ensaladas ni verduritas de ningún tipo, así
aceleraban el proceso del venenillo sobre los efectos del café. La conclusión fue la siguiente:
Primero murió el Juez, luego el verdugo que ejecutó la orden, y tras este, el reicito cardíaco perdido
las pichó, en medio de un ataque de impotencia, que le sobrevino al encontrarse lejos de
manosantas, únicas que obran milagros a los herederos del caudillo; por el contrario, el condenado
mantuvo el tipo: Filtró la esencia una vez fría sobre un viejo calcetín. Regó la planta, que los
colegas de su pueblo, le enviaron junto a un libro el día de su cumpleaños, y adornó sus ramas con el
“elixir amargo” de colores sugerentes. Dando una sensación de alegría a la pieza mortuoria de la
mazmorra, hasta la manta raída se veía mejor, entre dichos infrarrojos de café colgados, como dando
la bienvenida al nuevo año. Así fue, como el secuestrado del gal, siguió degaldándose. Tanto
creció la planta a su lado, tan a prisa y muerta de risa, que hasta los posos del picadillo del calcetín
cantaron. Recuperó fibra entre sueños, a su mente llegaron hermosas plantaciones de café y cacao
vibrantes de vida; también fruta, decenas de plataneras, cítricos, aguacateras. . . Y, alternó los
sueños de dichas imágenes entre libros, leyendo, haciendo flexiones, estiramientos, y recibiendo al
sol como una veneración que emanaba de sus ancestros. Eguzki se convirtió en su mejor aliado.
Traspasaba muros y posaba sobre su frente durante horas, haciéndose compañía mientras
observaban juntos como gatos panza arriba como la palmaban, los que después de negarle la
libertad tras 29 años cumplidos en diferentes mazmorras, quisieron convertirle en ratón entre rejas
y rata de laboratorio en espacio real. Una toma de cámara oculta captó a ambos. Se les veía
felices juntos, así es como el dios de los vascones le despidió ese día. Y, cuentan, que a la semana
siguiente, además de energía a la planta que crecía envidiable, envió un pajarito. Y, que le dijo: Ahí
te dejo un amigo, yo lo llamo plumita, cuídalo como a ti mismo, si? Chao coleguilla, ánimo, sueña
siempre! No demoraré nuestro próximo encuentro, y recuerda que no tengo fuerzas para rendirme!
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La próxima volveré con más energía, derretiremos los barrotes, y fundiremos la llave de la
Libertad!!! Maité Campillo (actriz y directora de teatro)
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