PRÁCTICO DE EVOLUCIÓN DEL TAMAÑO DE LAS

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PRÁCTICO DE EVOLUCIÓN DEL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES.
Nos encontramos ante dos gráficos, en uno se representa la evolución del tamaño de las explotaciones
agrarias y en el otro la evolución del número de explotaciones agrarias en España en 1962, 1982, 2003 y 2005;
siendo la fuente el libro de Bielza de Ory: Sociedad y Territorio.
La explotación agraria es el conjunto de parcelas trabajadas por un mismo productor
agrario, independientemente de si están separadas o no entre sí y de si son de su propiedad o no.
En el gráfico, las explotaciones aparecen agrupadas por tamaños: pequeña explotación, menos de 10
ha; mediana, entre 10 y 100 y grandes, más de 100.
En general, se aprecia que el mayor número de explotaciones son de pequeño tamaño, un problema que
puede verse agravado por la dispersión de las parcelas que componen cada explotación. La evolución de estas
explotaciones entre 1962 y 2005 muestra una tendencia a la reducción de su número, pero no de forma
importante (1960-78% y 2005-68%). De igual forma ocurre con el tamaño de las explotaciones, donde el
cambio no es significativo tampoco: las grandes pasan de un 56%-1962 a 55%-2005, las pequeñas de un 13%1962 a 9,5-2005, aumentando las medianas de 30 a 35%.
A pesar del importante cambio que ha sufrido España en su agricultura desde el año 1962, en donde
partimos de una agricultura casi tradicional, con mucha mano de obra, poco mecanizada y mínimamente
desarrollada, y con un 40% de población activa, no ha permitido que el éxodo rural a la ciudad y un 5% actual
de población activa en el campo, se haya traducido en reducir, apenas, la pequeña y la gran propiedad por:
Las explotaciones pequeñas. Las consecuencias son distintas según se trate de minifundios tradicionales o de
explotaciones modernas. En el caso de los minifundios tradicionales, situados mayoritariamente en el norte
peninsular, son trabajados en muchos casos a tiempo parcial o como complemento de rentas. La pequeña
dimensión dificulta la mecanización, al no resultar rentable y ocasiona una menor productividad y
rendimiento, de modo que los productos resultan poco competitivos en el mercado y proporcionan escasas
rentas, que a su vez dificultan la modernización. Para paliar este problema se realizan políticas de
concentración parcelaria y se fomenta el cooperativismo agrario. En el caso de tratarse de explotaciones
modernas, como las hortofrutícolas o los cultivos bajo plástico, trabajadas a tiempo completo, la rentabilidad
es mucho mayor.
Las explotaciones medianas. Son las que más se han beneficiado de la reducción del número de las pequeñas
explotaciones. Estás suelen ser las más rentables al haber sufrido una gran especialización y tecnificación
(riego, fertilizantes, abonado, semillas seleccionadas, cooperativismo, etc.)
Las explotaciones grandes. El mayor tamaño no implica siempre mayor rentabilidad, sino que depende de si
son latifundios tradicionales poco capitalizados y extensivos, o modernas explotaciones capitalistas de altos
rendimientos. Se sitúan principalmente en las áreas tradicionales de la gran propiedad o latifundismo, como
Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, sobre todo estas dos últimas, donde suelen existir grandes
fincas dedicadas al monocultivo extensivo (olivo) que necesita mucha mano de obra, y en donde predomina el
jornalero al pequeño propietario, aparcero o arrendatario, cosa que no favorece la modernización de las
explotaciones.
Consecuencias.
La principal es que las zonas más dinámicas son aquellas en las que existe una mediana propiedad y pequeña
propiedad intensiva, ya que se está desarrollando una agricultura especializada y muy desarrollada (mecanización,
semillas seleccionadas, fertilizantes, etc.) que ha mejorado enormemente los rendimientos y, a su vez, fomenta la
reinversión en la explotación para adaptarse a las exigencias de un mercado cada vez más competitivo, diverso y
exigente, y la creación de cooperativas (agroindustria).
La gran y pequeña propiedad poco dinámica corre el peligro de estancarse o no evolucionar al ritmo de las
exigencias del mercado y, poco a poco, ir desapareciendo, sobre todo, el minifundio tradicional en beneficio de la
ganadería. Aunque en zonas de pequeña propiedad y, sobre todo, en montaña están orientando su economía hacia
una reconversión o nuevos usos como el turismo rural o la actividad cinegética.
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