José Carlos Mariátegui: ¿un liberal - socialista?

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José Carlos Mariátegui: ¿un liberal - socialista?
Miguel Mazzeo :: 13/10/2009
(Comentarios sobre una nota de José Natanson) Desde la Conferencia del
PC de Buenos Aires en 1929, Mariategui directamente era anatema y lo
siguió siendo hasta 1990
En una nota titulada “El Centroizquierda en busca de su destino (Los dilemas del sector entre la
oposición y el gobierno)”, publicada en Página/12 el domingo 11 de octubre pasado, su autor, José
Natanson, afirma: “Hasta la irrupción del peronismo en 1945, la izquierda argentina –representada
básicamente por el Partido Socialista y el Comunista– seguía la tesis del gran intelectual peruano
Juan [sic] Carlos Mariátegui, según la cual el socialismo era el resultado inevitable de un liberalismo
auténtico”. La identificación de una matriz liberal en el Partido Socialista y el Partido Comunista de
la Argentina podría ser tomada como valida, aunque de todos modos es harto discutible puesto que
existieron concepciones y prácticas a contramano del liberalismo que nutrieron periódicas
escisiones por izquierda (incluyendo la “izquierda nacional”). Por lo tanto la afirmación sólo se
aproximaría a la verdad si se enfocan las historias partidarias desde las cúpulas, o sea: si se hace
historia institucional desde la dirección, desde las superestructuras. Sin dudas Mariátegui es un
“gran intelectual peruano”, pero este dato, sin dejar de ser cierto, es insuficiente y limitante:
Mariátegui es básicamente uno de los grandes intelectuales de Nuestra América y, sin temor a
exagerar, un gran intelectual universal. Por todo lo demás me permitiré disentir con Natanson.
Empezando por el hecho de que Mariátegui no se llamaba Juan Carlos sino José Carlos. Pero este no
es el punto y además puede tratarse de un “error de imprenta” y no necesariamente de un delator
signo de ignorancia sobre el tema. Por otra parte debemos considerar que, si bien muchos
intelectuales vinculados al PS en la segunda mitad de la década del 20 establecieron algún contacto
con Mariátegui, el pensamiento del Amauta ejerció escasa influencia en el PS. Nunca se desarrolló
una corriente “mariateguista”. Como bien lo señaló Horacio Tarcus, el interlocutor y principal
difusor de la obra de Mariátegui en la Argentina durante mucho tiempo fue Samuel Glusberg, un
hombre de izquierda independiente cercano a algunas posiciones del trotskismo. Para el caso del PC
no hay mucho que decir. Desde la Conferencia de Buenos Aires de 1929 (Conferencia de la Sección
Sudamérica de la Internacional Comunista) Mariatagui directamente era anatema y lo siguió siendo
prácticamente hasta la década de 1990. Difícilmente el PS y el PC podrían haber “seguido la tesis de
Mariátegui”. El PS proponía el gradualismo y el reformismo, el PC planteaba la revolución por
etapas, agotando las instancias capitalistas antes de plantarse los objetivos socialistas. Mariátegui
sostenía la actualidad del socialismo para Nuestra América. Las diferencias entre el PS, el PC y
Mariátegui serían largas de enumerar: giraron en torno a cuestiones fundamentales como el sujeto,
el imperialismo, y básicamente, el socialismo Pero vayamos de una vez al punto nodal. Natanson
sostiene que para Mariátegui el socialismo era el resultado inevitable de un liberalismo auténtico.
Así, lo relaciona a una tradición liberal-socialista al tiempo que se lo desvincula de la tradición
nacional-popular. Esta operación, para nada original, aunque algo caída en desuso, ha respondido al
desconocimiento de la obra y la trayectoria del Amauta quien sólo se aproximó a esta noción del
socialismo como consecuencia del despliegue del liberalismo en sus escritos juveniles, en una etapa
de búsquedas y tanteos teórico-político que el mismo denominó su “prehistoria”. Lo medular de la
obra de Mariátegui (incluyendo, claro está, sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad
Peruana del año 1928), se aleja de una ingenuidad tal. Sintetizar el pensamiento de Mariátegui en
torno a su confianza en tales ilusiones, hacerlo partícipe de tal fetichismo, es de una gran liviandad e
irresponsabilidad intelectual. Pero esta visión distorsionada también se corresponde con los intentos
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de recuperación del Amauta desde aquellas posiciones que hace rato abjuraron de todo
anticapitalismo, aunque sigan definiéndose como “socialistas” y que intentan construir un imposible
Mariátegui apto para la centro izquierda y el progresismo, un epígono peruano de Juan B. Justo.
Dicha visión, también puede verse como la expresión de la pervivencia de esas ilusiones liberalsocialistas en ciertos sectores de las capas medias, de las que el autor de la nota, indudablemente,
da cuenta. La adhesión incondicional de Mariátegui a la revolución de octubre, su participación en
un universo ético-político “comunista”, pero sobre todo su concepción profundamente
anticapitalista, su idea del socialismo, la Nación, el Estado y la revolución, lo colocan en las
antípodas de socialismo liberal, al tiempo que lo acercan a una tradición nacional - popular pero no
precisamente concebida en los términos del populismo, sí en los términos gramscianos. Por cierto
esa contraposición entre una tradición liberal socialista y otra nacional popular (en el sentido del
populismo) carece hoy de sentido en Nuestra América. Sus contradicciones son superficiales, se
agotan en la mera retórica y en la puja folklórica entre imaginarios retrospectivos. Se ha conformado
un campo ecuménico que articula a esas tradiciones: el campo el “progresismo realmente existente”
cuyo eje es el rechazo a todo horizonte anticapitalista. Así, Juan B. Justo y Arturo Jauretche, están
más cerca que nunca, aunque los que hoy invocan esos nombres se disputen un espacio políticoelectoral. Todos ellos están lejos, muy lejos, del Amauta. * Miguel Mazzeo es militante del Frente
Popular Darío Santillán La Haine
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