Asamblea Nacional Constitutiva del Fte. Nal. de Organizaciones

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Asamblea Constitutiva del Frente Nacional de Organizaciones Campesinas
Discurso inaugural
Olegario Carrillo Meza
México, D. F. a 8 de agosto del 2005
Aniversario del natalicio de Emiliano Zapata
Las organizaciones aquí presentes nos hemos propuesto recuperar las fechas históricas
del movimiento campesino, hoy estamos presentes para conmemorar un año mas del
aniversario del natalicio de Emiliano Zapata, quien dio origen al movimiento agrario
mexicano y que generó la primer revolución del siglo XX con carácter social; por otro
lado estamos aquí una representación amplia de las organizaciones nacionales de
Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), la Central
Campesina Cardenista (CCC), la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), la
Coordinadora de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas (CODUC), el
Barzón, y la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas
(UNORCA) para integrar el Frente Nacional de Organizaciones Campesinas que hoy
constituimos. Sean todos ustedes bienvenidos a este acto histórico por sus orígenes e
histórico también por sus perspectivas.
El agrarismo significó para nuestro país un amplio proceso de redistribución de la tierra
y por lo tanto de la riqueza, así se repartieron 130millones de hectáreas durante la
vigencia del pacto revolucionario, con ello muchos de nosotros tuvimos una forma de
vida y una posibilidad de mantenernos como productores y campesinos, varias
generaciones crecimos y vivimos de los frutos de la reforma agraria de nuestro país.
Fue el neoliberalismo expresado en el gobierno salinista el que con las reformas al
Artículo 27 Constitucional y la Ley Agraria sentaron las bases de la privatización, de la
desincorporación de las entidades públicas y de la apertura comercial para estar en
condiciones de firmar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, con los
lamentables resultados que ya todo conocemos y hemos sufrido en nuestras
comunidades.
Es obligado evaluar que los supuestos beneficios que el gobierno prometió tendrían las
reformas han sido nulos, así la famosa capitalización del campo y la mayor justicia y
mejoría de las condiciones de vida campesinas y comunitarias han tenido un resultado
inverso, donde lejos de capitalizarse el campo se ha presentado una severa crisis de
rentabilidad y se ha incrementado la migración hacia los Estados Unidos, la violencia y
la marginación se ha incrementado, y la mejoría económica del medio rural existe solo
en los discursos del presidente Fox.
Los resultados de la reforma salinista de 1992 dieron por concluida la reforma agraria;
en los hechos se legalizaron los latifundios existentes y se sentaron las bases para
privatizar el ejido. Las modificaciones dieron el derecho a las sociedades mercantiles y
a otros o entre ejidatarios para comprar o enajenar las parcelas de los ejidatarios, la
propiedad social quedo desprotegida al quedar equiparada a la propiedad privada en sus
características de mercancía, no como patrimonio familiar y fuente de vida, con lo que
quedaron marcados el ejido y la comunidad a desaparecer en el mediano y largo plazo.
Por ahora legalmente, cualquier sociedad mercantil puede adquirir dos mil quinientas
hectáreas y con 10 sociedades mercantiles y por medio de una sociedad controladora
pueden dominar hasta 25 mil hectáreas, pero si lo hacen a través de la agricultura de
contrato en el que no involucre la emisión de acciones, puede administrar toda la
superficie que quiera. Estas modificaciones en los hechos despojan a México del
derecho sobre su soberanía territorial, ya que pueden participar inversionistas no sólo
mexicanos sino también extranjeros en esas sociedades mercantiles.
Es por ello, que debemos de luchar porque se declare a las parcelas ejidales como
patrimonio familiar, siendo inalienables y no sujetas a embargo, ni gravamen alguno,
para elevar a nivel constitucional que el ejidatario y su familia tengan un patrimonio,
donde establezca su hogar y aproveche los frutos de su trabajo en la parcela. Asimismo,
limitar la venta y la renta de los ejidos al interior del núcleo ejidal, respetando los
límites de la pequeña propiedad, para preservar y conservar el ejido.
Debemos proponernos regresar al espíritu del Art. 27 del constituyente de 1917. La
contrarreforma agraria al Artículo 27 Constitucional ha debilitado al ejido y la
comunidad como propiedad social y forma de organización para la producción. La
mayoría de nuestras organizaciones se habían formado a partir de una matriz agraria,
teniendo como organización núcleo al ejido o la comunidad. Constituimos Uniones de
Ejidos, Uniones de Comunidades, Asociaciones Rurales de Interés Colectivo, como
figuras de segundo y tercer nivel para abordar la transformación y comercialización de
nuestra producción, el crédito, la distribución de insumos, etc. Las reformas eliminaron
las principales funciones del ejido como unidad productiva y debilitó a las
organizaciones construidas a partir de ellos.
El mercado se constituyo en el eje de todas las políticas del Estado, convirtió al Tratado
de Libre Comercio de América del Norte en el instrumento que determina todas las
decisiones gubernamentales.
Se incrementó la dependencia alimentaria, hoy importamos 39 por ciento de los
productos básicos que consumimos; en sólo 10 años subimos las importaciones de maíz
de 3 a 25 por ciento, eso significa que en 2004 las importaciones de maíz fueran de mil
59 millones de dólares, ahora importamos el 99 por ciento de la soya que consumimos,
para 2004 significó mil 107 millones de dólares, prácticamente se ha dejado de sembrar
este cultivo, y se redujeron las áreas de ajonjolí, cártamo y girasol; la importación de
arroz es de 70 por ciento, en frijol llega a 30 por ciento, en leche en polvo somos los
importadores número uno de todo el mundo; en el caso de la carne de res, cerdo y aves
ahora dependemos en 30 por ciento de Estados Unidos, principalmente.
Vivimos una crisis económica, social y ambiental en el campo mexicano. La mayoría de
los mexicanos que tienen un ingreso menor a 2 dólares diarios (18 millones de
mexicanos) residen en zonas rurales. La crisis de rentabilidad se ha generalizado a casi
todos los cultivos como consecuencia de la apertura comercial y los altos subsidios
otorgados a los productores estadounidenses.
La pobreza, desnutrición y marginación se incrementan en el medio rural; los efectos
son alarmantes: explotación infantil, problemas de salud y desnutrición; más de 6
millones en edad escolar no van a la escuela; sólo 1 de cada 10 alumnos que ingresan a
estudiar la primaria terminan una carrera. De cada 10 habitantes rurales, ocho son
pobres y de estos seis son indígenas.
Contrario a lo que dice el presidente las oportunidades son pocas y la opción que nos
queda es la migración.
La población migrante de México que reside en los Estados Unidos ha tenido un
crecimiento importante, en 1994 había una población de 6.7 millones y para el 2003 era
ya de 9.9 millones de habitantes, lo que significa un aumento promedio de 341 mil
personas anualmente. Es de subrayarse que la población primordialmente está en edad
productiva, de los 15 a los 45 años se encuentra el 67.6% de la población nacida en
México residente en los Estados Unidos. Los datos nos indican que el 41.8% de la
población que migro hacia los Estados Unidos (o sea 4´124,303 mexicanos), lo hizo
principalmente de 1994 a la fecha, siendo ese el lapso el más intenso de la migración.
En cuanto, las remesas enviadas por estos migrantes, presentan datos de un crecimiento
acelerado al pasar de 2.66 mil millones de dólares en 1991 a 4.22 mil millones de
dólares en 1996 y a 14.6 mil millones de dólares para el 2004.
Situación por demás paradójica, ya que con ello México subsidia a la economía de
Estados Unidos vía la mano de obra barata que ofrecen los mexicanos que migran hacia
ese país.
Mientras tanto en nuestro país se abandona la agricultura campesina, el gobierno utiliza
las divisas de las remesas para pagar deuda externa y considera que sean estos recursos
el motor del campo, llegando al extremo de que el presupuesto rural se subejerce a tal
grado que a esta altura del año no se han iniciado mas de 29 programas rurales y que la
SAGARPA por ejemplo, aun tiene recursos del año pasado sin ejercer.
Compañeras y compañeros:
Las organizaciones que hoy nos integramos en Frente Nacional tenemos la firme
convicción que la unidad es el mecanismo que nos permitirá conjuntar fuerzas para
lograr influir en las políticas publicas para el campo, necesitamos revalorar el papel que
tenemos como productores de alimentos, no queremos un frente que solo demande,
proteste y denuncie, sino que nos proponemos integrar un frente que tenga la suficiente
fuerza para que su voz sea escuchada y que sus acciones tengan impacto en beneficio de
la población rural.
Nos proponemos un frente que no sea efímero y temporal, sino una fuerza coordinada
para defender nuestra propuesta, propuesta que representa un proyecto alternativo
campesino, estamos proponiendo un nuevo modelo para el campo, modelo que se
inserta en un proyecto alternativo de país, opuesto al modelo neoliberal predominante.
Tenemos fuerza y tenemos programa, nuestro Proyecto Alternativo Campesino, tiene
como eje la Soberanía Alimentaria, la protección del ambiente y la biodiversidad, para
lograr una vida digna de las comunidades rurales de nuestro país. Para impulsar nuestro
proyecto alternativo campesino tenemos el reto de romper el determinismo con el cual
todo el gobierno y los funcionarios públicos pretenden imponer las políticas dictadas
por la escuela neoliberal y los lineamientos de los organismos internacionales como la
Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, y el Fondo Monetario
Internacional.
La revisión obligada del capitulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio,
queremos a la OMC fuera de la agricultura, exigimos el cumplimiento de la Ley de
Desarrollo Rural Sustentable para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria dando
trato de interés publico a los productos considerados como estratégicos y prioritarios.
Demandamos se suspendan las importaciones de maíz transgènico y exigimos
condiciones de igualdad ante los alarmantes subsidios con los que nos enfrentamos por
parte de los llamados socios comerciales.
El proyecto alternativo campesino plantea un Acuerdo Migratorio que reconozca la
existencia de un mercado de trabajo trinacional, que otorgue trato especial a nuestros
migrantes y que otorgue la regularización a los mismos.
Revertir los efector negativos de las reformas realizadas al artículo 27 Constitucional y
la Ley Agraria, recuperar el carácter imprescriptible, inembargable e inalienable del
ejido y la comunidad, que la parcela ejidal se considere como patrimonio familiar, que
se excluya a las sociedades mercantiles de ser propietarias de tierras y que se transforme
la Procuraduría Agraria en la Comisión de Derechos Campesinos e Indígenas con
carácter de organismo autónomo.
Proponemos un presupuesto multianual y creciente año con año, que se aplique el
presupuesto autorizado para el 2005 y que se elabore un programa emergente para la
entrega de los recursos rezagados del presupuesto.
Como fuerza democrática rechazamos el fuerte corporativismo y clientelismo con el
cual se ejercen los programas públicos, la actual administración ha construido en forma
acelerada organizaciones partidistas para que reciban los apoyos de los programas
públicos que tienen un propósito de base electoral, por ello rechazamos las acciones
asistencialistas y propagandísticas con que el gobierno ejerce el presupuesto social.
Exigimos una verdadera política social de Estado.
Nuestra agenda legislativa tiene como propósito fortalecer el papel de la función social
que debe de ejercer el estado, recuperara los espacios políticos, económicos y sociales
que hemos perdido en 20 años de neoliberalismo.
Discutiremos el tema electoral pero con una visión de organizaciones campesinas, a
diferencia de los partidos políticos nuestra prioridad no son los puestos, sino que
nuestro proyecto alternativo campesino se incorpore como programa de gobierno de la
próxima administración del país.
Sabemos que no podemos ir solos a este proceso, buscaremos las más amplias alianzas
con las diferentes fuerzas sociales y políticas, con los sindicatos, con las ONGs, con los
intelectuales, con los académicos, la sociedad civil, con los jóvenes y las mujeres, con
todos aquellos que en forma amplia y abierta, se propongan un cambio y respalden la
democracia.
Compañeras y compañeros:
Tengo el encargo de declarar la instalación de esta asamblea, les pido ponerse de pie.
Siendo las 10 horas, del día 8 de agosto del 2005, declaro formalmente inaugurada la
asamblea constitutiva del Frente Nacional de Organizaciones Campesinas.
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!
¡Viva el Frente Nacional de Organizaciones Campesinas!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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