Historia moderna y contemporánea de España

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1.− Las raíces: La Hispania Romana:
1.1.− El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos.
Las excavaciones de la Sierra de Atapuerca descubrieron restos humanos con 800000 años de antigüedad. Los
arqueólogos descubrieron una nueva especie llamada Homo antecesor. Los hallazgos de Atapuerca
constituyen los restos humanos más antiguos de Europa aunque con anterioridad solo se han encontrado en
Georgia (Cáucaso) que pertenecían al Homo ergaster de hace 1,6 millones de años.
En Atapuerca también se han encontrado restos del Homo Heidelbergensis de 350000 años de antigüedad. Se
descubrió que más tarde apareció el Homo neanderthalensis, que tenía un aspecto más robusto y una
capacidad craneal de 1500 cc.
Con la llegada del Homo sapiens hace 40000 años ocurrió la extinción de todos los homínidos anteriores.
En el Paleolítico estos primeros pobladores sobrevivían de la caza, la pesca y la recolección de frutos. Eran
nómadas y presentaban una organización social colectiva. Tenían un gran dominio de las industrias líticas. Su
arte quedó reflejado en las pinturas rupestres encontradas en muchas de las cuevas que habitaban.
En la primera fase del Neolítico se producen los primeros asentamientos, normalmente en cuevas. Aparecen
los primeros utensilios relacionados con la agricultura, de la que vivían además de la domesticación de
animales.
En la segunda fase construyen los primeros poblados estables. Mantenían una estructura social muy estable
con una cierta jerarquización social. Existía una actividad minera y comercial bastante intensa. Hubo un gran
desarrollo de la metalurgia (cobre y bronce). La agricultura se reforzó y esto llevo a un sedentarismo.
Construyeron poblados amurallados con estructura protourbana donde existían unos posibles jefes de la
comunidad.
1.2.− Los pueblos prerromanos:
A finales del s. XI a.c los pueblos indoeuropeos entraron en la Península por los Pirineos. Se asentaron en
Cataluña y la meseta, y poco a poco se extendieron hacia el norte. Estos pueblo conocían el hierro, y vivían de
la agricultura y la ganadería.
El área meridional rica en cobre, oro y plata fue elegida por los pueblos colonizadores.
Debido a las influencias exteriores la península se dividía en dos zonas culturales diferentes:
− Los Iberos: (Turdetanos, basetanos, edetanos, laietanos) Se situaban en las zonas costeras del este y sur. Su
economía era agrícola (cereales, vid, olivo y plantas textiles) Explotaban las minas y desarrollaron la industria
metalúrgica y la armamentística. Comenzaron a acuñar su propia moneda. Habitaban en poblados amurallados
y su organización social se basaba en la tribu. Existía una cierta jerarquización social con una aristocracia
guerrera. El arte destaca sobre todo en la escultura y la cerámica.
− Los Celtas: (Bacheos, lusitanos, carpetanos, celtíberos, etc.) Su cultura era una mezcla de origen autóctono,
ibero e indoeuropeo. Los que habitaban en la meseta vivían de una agricultura pobre basada en cereales, eran
sedentarios. Los del Sistema Central eran ganaderos y, por tanto nómadas. Los del norte eran más primitivos,
su economía era de autoconsumo y no mantenían comercio como los otros.
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Los pueblo celtas mostraban una organización social de tipo tribal. Hablaban el idioma indoeuropeo y no
sabían escribir.
1.3.− Las colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses.
En la primera mitad del milenio I a.c la zona occidental mediterránea sufrió una intensa colonización. La
primera razón era su interés comercial, basado en los metales. Buscaban cobre, estaño, oro y plata. Además
les interesaban las pesquerías y salazones, la orfebrería y las salinas del sur.
Los primeros en llegar fueron los Fenicios sobre el s. X a.c y fundaron las primeras colonias, como Gadir
(Cádiz). Sintieron un gran atractivo por la riqueza minera y el hierro además de muchos productos andaluces,
de ahí el intenso comercio que mantuvieron con los Tartesios. Tuvieron una gran influencia en los pueblos
hispánicos: cambiaron los poblados a ciudades, introdujeron el torno de alfarero y diversas técnicas
metalúrgicas y de la orfebrería. Enseñaron la escritura.
Los griegos desembarcaron en el s. VIII a.c y fundaron colonias muy importantes como Emporion
(Ampurias), Rhode (Rosas), Akra Leuke (Alicante), Hemeroskopeion (Denia) y Mainake (Málaga).
Numerosos objetos atestiguan la presencia griega en tierras peninsulares. El dato más importante es la
acuñación de monedas (dracmas) realizadas en Ampurias.
Los Cartagineses llegaron en el s. VI a.c. Su colonización fue visible en la isla de Ebusos (Ibiza) que se
convirtió en un gran centro comercial. Otras colonias importantes fueron Villaricos (Almería), Almuñécar
(Granada) y Cartago Nova (Cartagena).
1.5.− El proceso de la romanización: El legado cultural.
La romanización fue el proceso mediante el cual las sociedades indígenas adquieren los rasgos que
caracterizan a la civilización romana. Estos fueron la lengua latina, los derechos romanos, las religiones
romanas, la organización territorial centralizada en las ciudades, la organización social basada en la división
entre hombres libres (los ciudadanos de la polis), esclavos y libertos (esclavos con libertad concedida por sus
señores), las instituciones políticas...
Estos rasgos no fueron recibidos del mismo modo en toda la península: en el levante y el sur fue de una forma
rápida e intensa y consolidaron los cambios en marcha como el urbanismo, las clases sociales y el sistema
esclavista; en la meseta fue más lenta aunque igual de completa; en las regiones septentrionales de la franja
cantábrica permanecieron aferrados a sus antiguas tradiciones y la romanización fue mas complicada.
La mayor parte de la península se romanizó. La evidencia es el hecho de que numerosas personalidades
romanas, sobre todo en el gobierno, fueron hispánicos.
1.7.− La monarquía visigoda: Las instituciones.
Desde el s. V al 711 dc el reino visigodo permaneció en la península. En el año 409 diversos pueblos bárbaros
atravesaron las fronteras del imperio romano y penetraron en Hispania. El debilitado Imperio romano pactó
con los visigodos un acuerdo para asentarse en el sur de la Galia y proteger y controlar los territorios de
Hispania. Entre el 416 y el 476 mantuvieron a estos bárbaros a raya.
Eurico (466−484) prosiguió las campañas en Hispania y estableció su autoridad sobre Tarraconensis. Al
desaparecer el Imperio el reino visigodo siguió extendiéndose, además fueron expulsados de la Galia con lo
que desplazaron su reino a Hispania y establecieron la capital en Toledo.
El ansia de poder y riqueza dio lugar a frecuentes disputas por el control del trono. Esta fue una de las causas
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de la invasión musulmana en el 711.
La monarquía visigoda construyó su dominio en la península a partir de un proceso de unificación territorial,
política, religiosa y jurídica.
Leovigildo y su hijo recadero consiguieron dominar a todos los pueblos bárbaros, conquistar terrenos del norte
de Hispania y mantener a los francos en el norte.
El monarca se apoyaba en una serie de instituciones de gobierno: el Aula Regia (órgano asesor formado por
altos funcionarios, aristócratas y clérigos) y los Concilios de Toledo (asambleas con carácter religioso y civil)
Los visigodos consiguieron la unificación religiosa y jurídica de la sociedad. Leovigildo defendió la igualdad
de los pueblos hispanorromano y visigodos y derrogó la ley que prohibía los matrimonios mixtos. Recadero
junto con muchos nobles se convirtió al cristianismo. Recesvinto promovió el Liber ludiciorum(Fuero Juzgo)
que ponía fin a la existencia de leyes diferentes para cada pueblo.
2.− La Península Ibérica en la Edad Media: Al−Ándalus.
2.1.− La Península Ibérica en la Edad Media: La conquista musulmana y pueblos invasores.
A principios del s. XIII la debilidad de los visigodos permitió a los árabes apoderarse fácilmente del territorio
peninsular.
En el año 711 se inicio la invasión de la Península Ibérica por parte de los pueblos árabo−bereberes. Fue muy
rápida, ya que supieron aprovechar los conflictos internos de la monarquía visigoda, y apenas hubo resistencia
militar.
La primera fase (711−716) se inicio después de la derrota de don Rodrigo en el Guadalete ante un ejercito de
12000 bereberes dirigidos por Tariq. Hicieron expediciones de pillaje y descubrieron la debilidad del Estado
visigodos y mandaron mas refuerzos, consiguiendo la conquista. Hacia el 716 habían conseguido la sumisión
de casi todo el territorio.
La segunda fase (716−732) fue mas dura. Conquistaron todo el norte de la península y siguieron hacia el reino
franco donde fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers (732) y fueron obligados a volver a la
península. La zona del norte debida a su carácter inhóspito y la hostilidad de sus pobladores hicieron que se
retiraran hacia la meseta. Allí tampoco lo consiguieron y antes que sufrir una guerra de desgaste prefirieron
instalarse en zonas más meridionales. Así el valle del Duero servia de frontera entre Al−Ándalus y los
pequeños reinos cristianos.
2.2.− La Península Ibérica en la Edad Media: El Emirato y el Califato de Córdoba.
Al−Ándalus paso a ser una provincia gobernada por un emir que dependía de los califas de Damasco. Entre
714 y 749 diecinueve valíes gobernaron Al−Ándalus en un clima de luchas constantes. Estas luchas eran por
los esfuerzos de los árabes por conquistar la península como por el mal reparto de territorios conquistados.
Los árabes se establecieron en el sur y el este de la península mientras que los bereberes se quedaban con la
meseta y las zonas montañosas.
La caída del califato en Damasco tuvo repercusiones en Al−Ándalus. Abd al−Rahman huyo a Al−Ándalus, se
adueño del poder y proclamo un emirato independiente (756 − 929). En este emirato hubo una dinastía de
nueve emires. Para mantener su poder aumentó la recaudación de impuestos, se rodeo de fieles que puso en el
gobierno y formo un nuevo ejercito mercenario (bereberes, eslavos...). Alrededor del s. IX adquirió una
organización estatal completa, aunque estaba en constante peligro por las luchas internas y de los muladíes y
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cristianos. Hacia el año 900 el emirato terminó disolviéndose en pequeños reinos llamados taifas.
Abd al−Rahman III consiguió acabar con las rebeliones internas y volver a unir Al−Ándalus ahora como un
califato y el se nombró califa y asumió el poder político, jurídico, militar y religioso. Creo una centralización
fiscal, reorganizo el ejercito mercenario y reforzó la fidelidad de sus oficiales, creando así una aristocracia
palatina.
Su hijo Al−Hakam II recupero los territorios que tenían en Túnez y añadió a la fortaleza política y militar
heredada un esplendor cultural y artístico.
Un aristócrata llamado Al−Mansur estableció una dictadura militar derrocando del poder a Hisham II. Sus
ataques fueron adquiriendo caracteres de guerra santa contra los cristianos: luchaban por la conquista del
territorio y castigaban a todos los infieles.
2.3.− La crisis del siglo XI: Los reinos de Taifas.
La política militar de Al−Mansur tenía un coste muy alto y necesitaba una constante actividad. Su autoridad
garantizaba orden pero, cuando murió, su hijo Abd al−Malik no supo mantener la autoridad y murió
prematuramente.
La aristocracia se levantó contra Abd al−Rahman Sanchuelo segundo hijo de Al−Mansur que se
autoproclamó califa. Los bereberes pidieron ayuda a Castilla para luchar contra los árabes, los eslavos
pagaron a los condes catalanes para luchar contra sus enemigos, así entraban los cristianos en los conflictos
internos de Al−Ádalus.
En 1031 desapareció el Califato de Córdoba formándose los reinos de Taifas: Sevilla, Córdoba, Badajoz,
Toledo y Zaragoza como taifas árabes; Málaga y Granada como taifas bereberes; y Tortosa, Valencia, Játiva y
Murcia como taifas eslavas. Esta fragmentación debilitó Al−Ándalus y fue aprovechada por los reinos
cristianos, que cobraron parias a cambio de su protección. Con esto reforzaron el poder militar y consiguieron
la ocupación de Toledo (1085) por Alfonso VI de Castilla. Los árabes tuvieron que pedir ayuda a los
almorávides que frenaron la reconquista y unificaron Al−Ándalus que pasó a formar parte de su imperio.
2.5.− Al−Ándalus: La organización económica y social.
En Al−Ándalus se estableció una agricultura heredada de los visigodos. A la trilogía mediterránea (vid, trigo y
olivo) incorporaron nuevos productos y métodos intensivos de cultivo basados en el regadío. Fue una
agricultura intensiva muy desarrollada que genero excedente utilizados para el abastecimiento del mercado.
La actividad artesanal y la industria textil fueron actividades urbanas básicas. Al lado de los artesanos también
se desarrollaron grandes talleres del Estado.
Con todo esto se consiguió un importante comercio exterior. La circulación de la moneda fue muy abundante,
ya que era el centro de confluencias comerciales. El sistema monetario se basaba en el bimetalismo: el dinar
de oro y el dirhem de plata.
En la sociedad de Al−Ándalus cabe destacar las diferentes clases sociales. El Estado o gobierno se distribuía
los botines de guerra entre ellos. Así la aristocracia árabe se caracterizó por su proximidad al poder y por la
posesión de muchas tierras
Los musulmanes practicaron la tolerancia religiosa. Los cristianos que se islamizaron, muladíes, pagaban
menos impuestos y disponían de reconocimiento jurídico. Muchos cristianos, mozárabes, se mantuvieron pero
estaban bajo el dominio de los musulmanes. Los judíos mantuvieron sus practicas y costumbres. Residían en
un barrio diferenciado, la judería. Los esclavos servían a la aristocracia y con suerte conseguían convertirse en
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guardias personales de emires y califas, mas tarde conseguían la liberación y se islamizaban, así formaron
nuevos grupos sociales reconocidos por sus servicios militares.
2.6.− Al−Ándalus: El pensamiento y las letras.
Los árabes desarrollaron una cultura en los pueblos que sometieron. Los Alfaquíes pensaban que la filosofía
era peligrosa para la pureza del Islam, y esto consiguió que no tuviera apenas importancia en la época de los
Omeyas. La desintegración del califato y el debilitamiento religioso permitieron el desarrollo de la filosofía.
La difusión de libros en la época Omeya favoreció el desarrollo de la literatura. El género literario predilecto
fue la poesía, tanto popular como oficial. La corte actuó como un polo de atracción de poetas que glosaban
hechos de los califas, historiadores, traductores, etc., sobre temas diversos. Esta literatura pasó al mundo
medieval gracias a la Escuela de Traductores de Toledo.
3.− La Península Ibérica en la Edad Media: Los reinos cristianos.
3.1.− La Península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia cristiana.
Los musulmanes no llegaron nunca a controlar plenamente la zona de la cordillera Cantábrica. Entre los
pueblos vascos, cántabros y astures debieron refugiarse algunos nobles visigodos que huyeron del dominio
islámico.
Pelayo consiguió la primera derrota contra los musulmanes en Covadonga (722)
Alfonso I creó el reino de Asturias, que se extendió hacia Galicia y el alto Ebro, creándose una tierra de nadie
entre el Duero y la cordillera Cantábrica.
Alfonso III supo aprovechar la debilidad de los emires cordobeses y ocupó los territorios hasta el Duero,
asentando su defensa en la reconstrucción de unas plazas fuertes. Para controlar mejor sus tierras se traslado a
León, donde puso la capital del Reino de León. Fortificó el territorio del este de la Meseta con la construcción
de muchos castillos (condado de Castilla) que pasó a ser gobernado por condes nombrados por el rey. Uno de
estos condes, Fernán González, consiguió independizarse en la segunda mitad del siglo X creando el reino de
Castilla.
3.2.− Principales etapas de la reconquista:
Cuando en el año 1031 se descompuso el Califato de Córdoba, los reinos cristianos iniciaron una fuerte
expansión territorial. Los reyes musulmanes intentaron comprar la paz por medio de parias y así los reyes
cristianos fortalecieron sus ejércitos hasta lanzarse finalmente a la conquista de Al−Ándalus. Los reinos
cristianos occidentales (Castilla y León) ocuparon el valle del Tajo y los orientales (Navarra, Aragón y los
condados catalanes) ocuparon el valle del Ebro.
Alfonso VI de Castilla consiguió avanzar hacia el sur y conquistar Toledo (1085), plaza que conservó frente a
los almorávides.
Alfonso VII de Castilla y León consolidó la frontera del Tajo y conquistó Almería. Intervino en los conflictos
entre las taifas ayudando indistintamente a unas contra otras. A su muerte Castilla y León quedaron divididos.
La derrota de Alfonso VIII en Alarcos (1195) frente a los almohades freno temporalmente el avance. La
victoria de los reinos cristianos que luchaban en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) consiguieron vencer
a los almohades y abrieron camino al Guadalquivir.
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En la zona oriental, Alfonso I el Batallador, consiguió frenar a los almorávides, ocupó Zaragoza (1118),
realizo campañas hacia Cuenca y Andalucía, y avanzó hacia Lérida.
Ramón Berenguer IV completó la conquista del territorio catalán con la ocupación de Tortosa (1148) y Lérida
(1149)
3.3.− La Península Ibérica en la Edad Media: Modelos de repoblación y organización social de los reinos
cristianos.
La repoblación consistió en la ocupación, por parte de campesinos, de tierras que se habían mantenido
deshabilitadas tras la conquista musulmana o que los reyes cristianos habían conquistado a Al−Ándalus. Se
les concedía estas tierras con la obligación de trabajarlas. El resultado de este tipo de población, llamado
presura, fue la existencia de comunidades de campesinos libres que eran propietarios de pequeñas parcelas de
tierra denominadas alodios. Con esto se formaban aldeas rurales, cuyos habitantes se reunían en el concilium
para discutir de los asuntos de interés colectivo.
Los nobles y las ordenes militares consiguieron grandes territorios e impulsaron una colonización en que la
escasez de población favoreció su estructuración latifundista y señorial y su explotación ganadera. Los reyes
favorecieron también la repoblación concejil por medio de fueros y privilegios, otorgados a ciudades. Los
caballeros villanos, de origen plebeyo que ejercieron funciones guerreras bajo dirección real, asumieron la
dirección de dichos concejos, y fueron convocados para formar parte de las primeras Cortes. La formación de
una baja nobleza guerrera (infanzones o hijosdalgo) que presentaban sus servicios al rey o a los nobles a
cambio de tierras, completó un marco social de dependencia y obligaciones y acelero la feudalización.
3.4.− La Península Ibérica en la Edad Media: Una cultura plural (cristianos, musulmanes y judíos).
El desarrollo de las monarquías y de las ciudades auspició el surgimiento de una nueva literatura profana
escrita en lengua vulgar que hablaba de figuras heroicas (Cantar del Mio Cid), introducía temas mundanos y
daba origen a la poesía trovadoresca. Así, desde el siglo XI, fueron surgiendo las lenguas romances al
acentuarse las diferencias entre el latín y la lengua hablada.
Se crearon escuelas de traductores, que se convirtieron en un verdadero punto de encuentro de intelectuales
musulmanes, cristianos, judíos y extranjeros, y de intercambio de ideas y conocimientos. En el siglo XII,
adquirió fama la de Toledo, que posteriormente tuvo a Alfonso X el Sabio como principal impulsor. Se
convirtió en el más importante centro de traducción e intercambio de conocimientos entre Oriente y
Occidente.
4.− La Baja Edad Media. La crisis de los siglos XIV y XV:
4.1.− Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: El reino de Castilla.
En Castilla la monarquía tuvo un carácter menos feudal que en la Corona de Aragón y el rey gozaba de
poderes más extensos. La unificación de Castilla y León conllevó un proceso de centralización administrativa
y la creación de un derecho general, el Código de las Partidas. Con esto se consiguió una unificación jurídica
beneficiosa para la monarquía, que podía legislar sin contar con las Cortes. Mientras, las tierras vascas,
incorporadas a Castilla, se regían por sus normas consuetudinarias.
En Castilla, las Cortes estaban formadas por nobles, eclesiásticos y privilegiados. Su función era presentar
quejas, hacer peticiones a los monarcas, conceder nuevos impuestos y subsidios al rey y aceptar las leyes.
Los municipios disfrutaban de cierta autonomía y jurisdicción propias. Estaban regidos por unos cabildos
abiertos, pero el crecimiento y la expansión urbana hizo que los sectores burgueses forzasen la
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institucionalización del régimen municipal. Con los Concejos Municipales se regularizo la representación de
las clases dirigentes en los gobiernos de las ciudades y también sus normas de gobierno.
Los deseos centralizadores también llegaron a las ciudades, y en Castilla surgió la figura del corregidor,
representante del poder real en los municipios.
4.2.− Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: La corona de Aragón.
En Aragón la monarquía tenia cierto carácter feudal y los privilegiados influían sobre el poder del rey. Esto
provoco la aparición del pactismo, por el cual el monarca se veía sometido al control de la nobleza a través de
las cortes. El pactismo quedo definitivamente consolidado cuando el rey Pedro III, dotó a las Cortes de la
función legislativa hasta entonces retenida por el monarca. Las leyes debían aprobarse de común acuerdo
entre los estamentos y el rey se comprometía a respetar el derecho y las costumbres del país fijados en un
código llamado Usatges. En Aragón, los Fueros recogieron las normas tradicionales medievales, que se
aplicaron en el interior de Valencia, mientras que en el litoral se promulgaron los Furs.
En la Corona de Aragón, cada reino tenia sus propias Cortes que, a diferencia de Castilla, gozaban de algún
poder legislativo y votaban los impuestos.
Los municipios disfrutaban de cierta autonomía y jurisdicción propias. Estaban regidos por unos cabildos
abiertos, pero el crecimiento y la expansión urbana hizo que los sectores burgueses forzasen la
institucionalización del régimen municipal. Con los Concejos Municipales se regularizo la representación de
las clases dirigentes en los gobiernos de las ciudades y también sus normas de gobierno. El Consejo de Ciento
en Barcelona fue ejemplo de dicha institucionalización.
4.3.− La Baja Edad Media: Crisis demográfica, económica y política.
El proceso general de crisis del siglo XIV se inicia por la crisis agraria de la primera mitad de siglo por una
disminución de la producción triguera. Esto tuvo como consecuencias sucesivas la crisis de subsistencia y
posteriores epidemias como la Peste Negra, que afecto más en la corono de Aragón. Otras consecuencias de
las epidemias fueron la despoblación campesina y la disminución de productos en el extranjero.
En los siglos XIV y XV hubo luchas entre el rey, que quería centralizar el poder, y la nobleza, que quería
mantener sus privilegios y su poder. En Castilla ocurrió entre Pedro I y Enrique de Trastámara, subiendo el
primero al trono. Enrique II de Trastámara tuvo que hacer nuevas concesiones señoriales y Enrique IV tuvo
que luchar por el problema sucesorio entre Isabel y Juana, siendo finalmente Isabel la que subiera al trono de
Castilla. En la corona de Aragón al morir Martín I el humano acordaron en el Compromiso de Caspe el
nombramiento de Fernando de Antequera y sus sucesores, como Juan II, adoptaron políticas antiseñoriales
que desembocaron en una guerra civil catalana que concluyó con la Capitulación de Pedralves.
4.4.− La Baja Edad Media: La extensión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.
Desde los inicios del siglo XII, los condes de Barcelona habían intentado dominar las tierras de Occitania y
Provenza, situadas al norte de los Pirineos. El rey de Francia, con la ayuda del Papado, no se lo permitía. La
excusa para intervenir fue la difusión del catarismo por tierras occitanias. El rey de Aragón Pedro II el
Católico, acudió en defensa de sus súbditos, pero fue derrotado por un ejercito de cruzados franceses en la
batalla de Muret (1213).
La corona catalanoaragonesa tuvo que renunciar a su dominio del sur de Francia y orientar su expansionismo
hacia los territorios de Al−Andalus y el Mediterráneo. El forjador de esta nueva política fue Jaime I el
Conquistador que expulso a los musulmanes de Mallorca, Valencia y Denia. Las conquistas territoriales le
permitieron afianzar su protagonismo político, atender a las necesidades del comercio marítimo barcelonés y
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canalizar las aspiraciones territoriales y guerreras de la nobleza aragonesa con la conquista del interior
valenciano.
La expansión mediterránea se vio completada por Pedro el Grande (conquisto Sicilia en 1282) y Jaime II
(conquistó Cerdeña y los ducados de Atenas y Neopatria). Ya en el siglo XV se llevó a cabo la conquista del
reino de Nápoles.
5.− Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno.
5.1.− Los Reyes Católicos: La unión dinástica.
El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en 1469, dio origen a una nueva entidad política:
la monarquía hispánica. Los territorios que la integraban (Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia) solo tenían
en común la monarquía, ya que cada reino conservaba sus leyes, instituciones y costumbres. En 1492 Castilla
se anexionó el reino de Granada. Fernando de Aragón siendo regente de Castilla, tras la muerte de Isabel,
incorporó Navarra en 1512.
La unión de las dos coronas fue personal, no institucional, y nunca se constituyó una unidad política y
administrativa común. La palabra España se refería a la asociación de los pueblos de la Península Ibérica sin
un significado político especifico.
Las fronteras entre los reinos obligaban al pago de derechos sobre las mercancías, y las Cortes de los
diferentes reinos siguieron reuniéndose con independencia unas de otras. La moneda era también distinta y las
leyes e instituciones propias de cada reino permanecieron diferenciadas. El proceso de consolidación de una
monarquía unificada bajo la supremacía de Castilla conllevó una creciente castellanización de todo el
territorio.
El reinado de los Reyes Católicos supuso una serie de cambios importantes en la ampliación efectiva del
poder de la Corona. La justicia se dispensaba conjuntamente, las leyes y disposiciones reales eran firmadas
por ambos y las instituciones de los diferentes reinos juraron lealtad a los dos. El lema que adoptaron <<Tanto
monta, monta tanto, Isabel como Fernando>> subraya el equilibrio de poder entre ambos.
5.2.− Los Reyes Católicos: La conquista del Reino Nazarí.
La conquista de Granada fue también la guerra contra los infieles como lo evidenció el rey Fernando al
declarar en 1481, que su objetivo era expulsar a los enemigos de la fe católica para dedicar los reinos al
servicio a Dios. En 1482 el papa Sixto IV emitió una bula que otorgaba gracias especiales a cuantos
contribuyeran a financiar o participar en dicha campaña. A pesar de la crueldad de algunos episodios
militares, como el de Málaga donde toda su población fue esclavizada tras su conquista en 1487, la
capitulación del reino Nazarí el 2 de enero de 1492 no fue tan atroz. A los mudéjares (musulmanes bajo
dominio cristiano) se les garantizo el mantenimiento de sus costumbres, propiedades, leyes y religión,
esperando que se cristianizaran. Los escasos resultados cambiaron su actitud (1499): El arzobispo Cisneros
obligó el bautismo provocando revueltas y dando lugar a la aparición de los moriscos (musulmanes
bautizados)
El proceso de unificación religiosa continuó. En 1502 se obligo a todos los mudéjares de Castilla a bautizarse
o exiliarse. A partir de 1518 se les prohibió el uso de su lengua y hábitos culturales. El Islam desapareció de
Castilla. Con ello se consolidó la ruptura de la convivencia entre culturas diferentes que había caracterizado la
historia castellana anterior.
5.4.− La organización del Estado bajo los Reyes Católicos: Instituciones de gobierno.
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Los Reyes Católicos pretendieron la creación de una monarquía autoritaria, que se impusiera sobre la nobleza
y el clero y dotara a la Corona de unos organismos de poder eficaces para afirmar la autoridad real y su
control. Algunos de estos organismos eran diferentes en cada reino y algunos eran comunes en los dos:
En Castilla una figura importante fueron los corregidores, encargados de trasladar a las autoridades locales las
ordenes de la corte. En la corona de Aragón destacaban los virreyes, representantes del monarca que ejercían
la plenitud de sus atributos reales.
Las instituciones comunes en los dos reinos eran:
− El Consejo Real de Castilla, que se encargaban de asesorar la autoridad absoluta de los reyes aunque
también tomaban decisiones judiciales y administrativas. También se crearon nuevos Consejos con funciones
especificas: el de Aragón, el de la Inquisición, el de las Órdenes militares...
− La Cancillería y las Audiencias que se encargaban de la administración de Justicia. En Aragón siguió
actuando el Justicia Mayor y las instituciones judiciales de Cataluña y Valencia.
− La Contaduría Mayor de la hacienda (recaudación de los impuestos a los pecheros) y la Contaduría general
de Cuentas y Resultas (controlaba los ingresos y gastos) eran las que controlaban todo lo relacionado a la
Hacienda.
− La Santa Hermandad, ejercito permanente que dependía de la monarquía y sus atribuciones eran la
vigilancia y el servicio de su tribunal de justicia.
− Las Cortes, representaban a los grupos sociales mas privilegiados y se encargaba de tomar juramento a los
reyes y aceptar nuevos impuestos, leyes o velar por los fueros.
5.5.− La proyección exterior bajo los Reyes Católicos. Política italiana y norteafricana.
La monarquía hispánica con los Reyes Católicos sienta las bases de la hegemonía española. Aparece una
política Italiana a raíz de las luchas entre Francia y Aragón por el control de Rosellón, la Cerdaña y el área
italiana. Los franceses querían dominar Italia y evitar la conquista por parte de los españoles. Gracias al
Tratado de Barcelona la Corona de Aragón recupera el Rosellón y la Cerdaña. Los Reyes Católicos firmaron
una alianza con Francia para no interferir en Italia solo cuando estuvieran amenazados por los estados del
Papa. Carlos VIII invadió Nápoles alegando que era vasallo del Papa, y fijo una alianza antifrancesa: La Liga
Santa. Con esto expulso a los franceses de Italia. Luis XII se adueñó del ducado de Milán y firmó con
Fernando el Católico el reparto de Nápoles, pero surgieron disputas en el reparto desencadenando una guerra
en la que gano el reino de Fernando.
La política Norteafricana se basaba en la conquista y defensa de pueblos del sur del mediterráneo. Las islas
mediterráneas y las relaciones comerciales estaban amenazadas por el poder naval turco y los piratas del norte
de África. Los Reyes Católicos organizaron expediciones militares para acabar con los ataques turcos y piratas
y ocupar algunas plazas norteafricanas como Melilla, Mazalquivir, Oran, Trípoli...
5.6.− El Descubrimiento de América.
Los Reyes Católicos aceptaron el plan de Cristóbal Colón por el deseo de expandir la religión católica y el
interés económico. Las capitulaciones de Santa Fe aceptaban que Colón seria nombrado almirante de las
tierras descubiertas, virrey y gobernador de ellas y recibiría una parte de los beneficios conseguidos con las
mercancías.
Salieron el 3 de Agosto de 1492 del puerto de Palos, haciendo escala en Canarias, y llegaron el 12 de Octubre
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de 1492 a las Bahamas. Desembarcaron en otras islas: San Salvador, Cuba y Haití. La conquista se dividió en
dos expediciones:
La primera fue capitaneada por Hernán Cortés en el año 1518. Se adentro por Méjico desde Veracruz.
Descubrió y doblego la civilización azteca apropiándose de la riqueza de este gran imperio. Los aztecas se
resistieron pero Cortés los venció en la batalla de Otumba(1520) apropiándose de su territorio creando Nueva
España. Más tarde se harían con la península del Yucatán, centro de la civilización maya. También
conquistaron Guatemala (1523) y Honduras (1524)
La segunda fu dirigida por Francisco Pizarro a partir de 1531. Desde Panamá se adentraron hacia el sur
encontrándose con el imperio inca, al que dominaron en 1532. Los ejércitos nativos fueron masacrados y sus
jefes asesinados. Llegaron hasta las llanuras de la Pampa, en la actual Argentina y parte de Paraguay donde se
creía que abundaba la plata, pero su exploración demostró lo contrario.
El desacuerdo del reparto de territorios y riquezas generó grandes enfrentamientos. Las expectativas
económicas quedaron defraudadas, ya que las riquezas descubiertas eran menores que las esperadas y el
territorio no era muy favorable.
6.− La España del siglo XVI.
6.1.− El imperio de Carlos V: Conflictos internos. Comunidades y Germanías.
Carlos I heredó de sus padres, Juana y Felipe, Aragón, Castilla, Cataluña, Valencia, Sicilia, Nápoles, Flandes,
Franco Condado y América, y recibió el titulo imperial. Con su llegada a España con 17 años sufrió un
rechazo por la población pero fue apoyado por los flamencos, en especial por Adriano de Utrech, que más
tarde seria el Papa Adriano VI. Carlos es nombrado rey por las Cortes de Valladolid, Zaragoza y Barcelona.
En 1519 muere su abuelo Maximiliano y hereda el Imperio. Se traslado a Frankfurt donde en la Dieta de
Frankfurt (cortes) es nombrado Carlos V de Alemania. En 1556, por problemas de salud, Carlos I abdica
concediendo a su hijo Fernando el titulo imperial y el archiducado de Austria. A su otro hijo, Felipe, le cedió
la corona de los reinos españoles.
Recién comenzado el reino de Carlos I se produjeron los levantamientos de las Comunidades y las Germanías
que tuvieron el carácter de revueltas políticas, pero también fueron revueltas sociales y antiseñoriales.
Las Comunidades (1520−1522) surgieron en Castilla, donde se habían registrado graves trastornos sociales y
políticos. Las cortes reclamaron mas atención del rey a los asuntos del reino, pero el monarca solo las convocó
para pedir dinero para su coronación de emperador. Una serie de ciudades se sublevaron ante la monarquía y
ofrecieron la corona a la madre de Carlos I, la reina Juana. Los principales dirigentes de este movimiento
fueron Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado.
Los Comuneros reclamaban protección a la industria nacional, defensa frente la competencia extranjera,
respeto a las leyes del reino y mayor participación política. El conflicto se extendió y se produjeron también
revueltas campesinas de carácter antiseñorial. El regente Adriano de Utrech, reunió un ejercito que derrotó
definitivamente a los comuneros en Villalar (1521).
Las Germanías estallaron casi paralelamente y afectaron a casi todos los Estados de la Corona de Aragón,
aunque los hechos más graves sucedieron en Valencia. Los agermanados se hicieron con el control de
Valencia, dirigidos por Joan Llorens, Guillem Sorolla y Vicente Peris. Las Germanías fueron una revuelta de
artesanos, de pequeña burguesía y de campesinos en contra de la oligarquía ciudadana, la nobleza y el clero.
Carlos I se alió con la nobleza y consiguió derrotar a los agermanados en 1521.
6.2.− La Monarquía hispánica de Felipe II.
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Felipe II fue monarca de un gran imperio territorial pero ya no recibió el titulo de emperador. España sería
durante mucho tiempo la primera potencia europea y los dominios americanos alcanzaron su máxima
extensión bajo Felipe II.
Fue un monarca entregado por entero a sus deberes. El mismo resolvía todos los asuntos con el auxilio de sus
secretarios. No abandono casi nunca la Península y buscó una sede fija para la corte, estableciendo la capital
en Madrid, aunque acabo retirándose en el monasterio de El Escorial desde donde ejerció el gobierno y
falleció.
Pudo concentrar su gobierno en los intereses exclusivos de la monarquía española pero el predominio en
Europa y la defensa del catolicismo siguieron siendo los objetivos de su política. Continuó invirtiendo
caudales y esfuerzos en mantener Europa única y católica. Su política y sus enemigos eran los mismos que los
que tenia su padre Carlos V. En esta época se dio una lucha contra la Inglaterra de la Casa de Tudor, separada
del catolicismo. También hice frente con las rebeliones constantes en Flandes. Aumento sus dominios al
incorporar Portugal en 1580 por herencia de su madre Isabel de Portugal.
Con Felipe II la monarquía española alcanzó su apogeo, aunque también se granjeo gran numero de enemigos.
6.3.− La España del siglo XVI: La unidad ibérica.
El proyecto de la unificación de la Península empezó con los Reyes Católicos y terminó con los proyectos de
unión con Portugal. Para ello se llevaron acabo algunos enlaces matrimoniales que aseguraban la estabilidad:
María con Manuel, el Afortunado; y Carlos I con Isabel de Portugal. De esta forma Felipe II hereda la Corona
de Portugal en 1581 y se finaliza la unificación de la península aunque se conservara la diferencia de leyes,
reinos y gobiernos. Carlos V vio la unidad Ibérica como un aspecto mas del Imperio Europeo y Universal, sin
embargo para Fernando II se convirtió en un objetivo de su Imperio Hispánico unificándose la unidad política
y la territorial con la ayuda de la religión (expulsión de los moriscos), defensa del catolicismo, prohibición de
libros y bibliotecas... La unión ibérica fue un candado de las luchas en Europa ya que España tuvo
enfrentamientos con Francia, Turquía (batalla de Lepanto) e Inglaterra (derrota de la Armada Invencible).
6.4.− La España del siglo XVI: El modelo político de los Austrias.
La monarquía española evolucionó en los s.XVI y XVII hacia el absolutismo. En Castilla se implanto de
hecho, pero en Aragón hubo mucha más resistencia. En ello tuvo que ver el hecho que desde Carlos I los reyes
residieron siempre en Castilla.
Los Consejos eran los órganos encargados de resolver determinados asuntos de gobierno. Unos se ocupaban
de asuntos relacionados con un territorio concreto de la monarquía (Aragón, Italia, Flandes y Castilla). En
1524 se estableció el Consejo de Indias para ocuparse de asuntos de América. Existían otros especializados en
la administración: de Hacienda, de las Órdenes militares, el de Guerra... El que tuvo más poder fue el de la
Inquisición. También se creo el Consejo de Estado que se ocupaba especialmente de la política exterior. Las
cortes siguieron celebrándose por reinos y conservaron siempre carácter estamental. Con el tiempo perdieron
importancia y solo se reunían cuando los reyes necesitaban algo. Algunas asambleas particulares siguieron
conservando su vigencia, como el Consejo de Ciento (Valencia) y la Diputación de las cortes catalanas, la
Generalidad. Navarra conservaría también alguna institución como la Cámara de Contos.
Los gobiernos locales siguieron encomendados a Concejos o Cabildos para el gobierno municipal y a
corregidores, que eran los representantes del rey en esos organismos locales. La justicia tuvo como órganos
fundamentales las Audiencias. El poder supremo fuera de Castilla lo tuvo el virrey. Era el representante
supremo del rey y tenia el poder civil, militar y judicial. Existían virreinatos en América, Nápoles, Sicilia... El
poder real se completaba con un poderoso ejercito dependiente del rey. Su mantenimiento y organización
consumía la mayor parte del Tesoro. Otro de los grandes poderes de la época fue la Iglesia, intervenía también
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en los asuntos civiles (Inquisición)
6.6.− El Renacimiento en España.
Las ideas humanistas tuvieron su reflejo en los reinos peninsulares, aunque la España de los Reyes Católicos
era una sociedad todavía muy anclada en el medievo. La invención de la imprenta permitió la difusión de las
nuevas ideas y dio lugar a la expansión de la literatura y aumentó los lectores.
El Renacimiento tardo notarse y los primeros ejemplos renacentistas en España tuvieron lugar gracias a la
llegada de artistas italianos o a los viajes de artistas españoles a Italia.
En la arquitectura destaca el estilo plateresco, una mezcla del Gótico y el Renacimiento. El nombre proviene
de comparación con el trabajo de los orfebres de la plata. Se caracterizó por la gran decoración de las
fachadas, los motivos de tipo vegetal, las columnas con capiteles o compuestos, etc. El núcleo fundamental
plateresco fue Salamanca (fachada de la universidad, palacio de Monterrey y casa de las Conchas). También
en el s.XVI, se desarrolló un estilo sobrio y severo, con ausencia de decoración que dio origen al estilo
herreriano (monasterio del Escorial).
La escultura española es absolutamente original en el conjunto europeo de la época. La mayoría de las obras
se realiza en madera policromada. Destacan autores como la familia Berruguete y Juan de Juní.
Respecto a la pintura en el s.XVI, la influencia italiana da a lugar a pintores dedicados a la pintura religiosa o
al retrato de la corte. Uno de ellos fue El Greco, un pintor nacido en Creta y afincado en Toledo, que renovó
la pintura española y universal de su tiempo. Su arte coincide en algunos aspectos con el manierismo
(desorden de la composición, falta de proporción de los cuerpos, complejidad de temas representados...)
7.− La España del Barroco.
7.1.− La España de los Austrias menores: Los validos.
Tras la muerte de Felipe II, se sucedieron tres reinados. Estos reyes del siglo XVII recurrieron a validos, o
privados, para gobernar. El valido era un personaje de la alta nobleza, del clero o incluso plebeyos, que
desempeñaban las funciones de gobierno con la confianza del rey.
Felipe III tuvo un pacifico reinado hasta 1621. Su valido fue Francisco de Sandoval, duque de Lerma, estuvo
en el poder desde el principio del reinado pero perdió su poder y fue sustituido por su propio hijo, el duque de
Uceda.
Felipe IV, en cuya época se sucedieron las mayores dificultades, internas y externas, para el mantenimiento
del imperio, tuvo el más famoso y dotado de los valido, Gaspar de Guzmán, conde−duque de Olivares, pero
cuya acción política estuvo llena de fracasos.
La dinastía concluyó con el reinado de Carlos II, un monarca enfermizo y débil, hasta el punto de haber
recibido el sobrenombre de El hechizado, y que murió sin descendencia. En su largo y complicado reinado se
sucedieron los validos: mientras era menor de edad el regente fue el padre jesuita Nithard, de origen Alemán;
este fue destituido siguiéndole un plebeyo, Francisco de Valenzuela; y a este le sucedió el hijo bastardo de
Felipe IV, Juan José de Austria.
7.2.− La España de los Austrias menores: Los conflictos internos.
La principal medida política interna con Felipe III fue la expulsión de los moriscos. Las causas se relacionan
con razones religiosas, pero debieron ser más importantes las de seguridad interna, siendo potenciales aliados
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de turcos y franceses. Las consecuencias fueron de tipo demográfico−económico pos despoblación y trajeron
crisis agraria y morales ya que los moriscos llevaban muchos siglos en España y no querían abandonar el
territorio.
Con Felipe IV, los conflictos internos fueron por un intento centralizador, del conde−duque de Olivares, de la
unificación de los reinos de la Península Ibérica. Se reflejó en el Memorial de Armas donde todos los reinos
tenían que contribuir con soldados y tributos. Fue rechazado por las Cortes aragonesas y catalanas al pensar en
la despótica petición de la contribución a las cargas (Crisis de 1640). La insistencia de un menor control en los
centros periféricos produciría sublevaciones en Cataluña y Portugal.
7.3.− La crisis de 1640.
En 1640 se produjo la mayor crisis política interna de la monarquía de los Austias: la sublevación de Cataluña
y Portugal. El conde−duque de Olivares pretendió una mayor centralización y fortalecimiento de la
monarquía, la unificación legislativa de los reinos y su contribución equitativa al esfuerzo exterior de la
monarquía. Para ello puso en marcha la Unión de Armas por la que todos los reinos sin excepción deberían
aportar hombres y dinero. Algunos reinos se negaron, como el de Cataluña al que se le pedía un esfuerzo
desproporcionado a su capacidad.
En plena guerra de la Treinta Años contra Francia quisieron abrir un frente en los Pirineos lo que obligo a
contribuir a los catalanes. Las tropas reales cometieron desmanes en Cataluña, lo que fue el chispazo para la
rebelión que culmino con la entrada de los segadores armados en Barcelona durante el Hábeas de Sangre.
La rebelión se generalizo en Cataluña, que busco el apoyo de Francia. Se pretendió integrar el Principado de
Cataluña en la corona francesa. La lucha fue larga y duro una decena de años. Finalizo en 1652 con la
rendición de Barcelona al ejercito real al mando de Juan José de Austria.
El mismo año se produjo la rebelión de Portugal que proclamó rey al duque de Braganza, emparentado con la
antigua casa de Avis que había reinado antes de la anexión a la corona hispana por Felipe II en 1580. La
rebelión, a la que se unieron las colonias portuguesas, dio también lugar a una larga situación de guerra que
duró hasta 1652.
7.4.− La España de los Austrias menores: La política exterior. El ocaso de la hegemonía de los
Habsburgo.
La subida al trono de Felipe III se produjo después de la firma de algunos importantes tratados de paz. El
problema protestante no había sido resuelto y pronto reanudaron las luchas: La Guerra de los Treinta Años
(1618 − 1648).
La guerra se inicio en 1618 con la rebelión protestante en Bohemia contra el Imperio de los Habsburgo
austriacos. España acudió en auxilio del Imperio y los protestantes fueron derrotados en 1620. Poco después,
el rey de Dinamarca, Christián IV, acudió en auxilio de los protestantes de Alemania. También intervino el
rey de Suecia Gustavo Adolfo II, defensor de los luteranos, que invadió el centro del Imperio con su ejercito
en 1630. Murió derrotado por los tercios españoles.
Pero la guerra cambio de signo cuando Francia decidió participar directamente en la guerra, en 1635,
apoyando a los protestantes en contra de sus enemigos, España y el Imperio. Los contendientes, muy agotados
por la larga guerra y con el centro de Europa devastado por ella, entablaron conversaciones de paz que
culminaron en los Tratados de Westfalia (1648).
Después de Westfalia, la guerra con Francia continuó y no acabaría hasta la Paz de los Pirineos (1659), que
significo una clara victoria de Francia, recibiendo territorio español del norte de los Pirineos, el Rosellón y la
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Cerdaña.
7.5.− Evolución económica y social del siglo XVII.
El siglo XVII se caracterizó por una crisis demografía en toda Europa. Las causas hay que buscarlas en el
flujo migratorio hacia América, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos y el conjunto de
epidemias y malas cosechas que asolaron el territorio peninsular. A esto se unió una grave recensión
económica. La agricultura empeoró su ya difícil situación, produciéndose un despoblamiento de muchos
núcleos rurales. También la ganadería se vio afectada y la lana castellana empezó a tener problemas de
exportación. Igualmente se redujo la actividad artesanal. La industria textil se vio afectada por la reducción de
la población. La quiebra económica de la monarquía y la reducción progresiva de sus gastos provocó un
descenso de los encargos a la metalurgia o la construcción naval. Se unió un importante descenso de la llegada
de partidas de plata americana. Su descenso tuvo dos consecuencias: una reducción de la demanda de
productos para América y la bancarrota de las financiaciones estatales. El tesoro real atravesó una perpetua
carencia de fondos desde 1627.
Las constantes subidas de impuestos y los intentos de distribuir su carga entre los reinos peninsulares no
hicieron mas que agotar a los contribuyentes. En esta situación de crisis, la sociedad del siglo XVII se
caracterizó por una fuerte polarización. Se generó, por tanto, una sociedad de nobles, hidalgos o picaros en
detrimento de los verdaderos productivos: campesinos, artesanos o comerciantes. Una serie de escritores e
intelectuales, como González de Cellorigo, Tomás de Mercado o Luis Ortiz, preocupados por la falta de
atención hacia el desarrollo económico, propusieron, desde el siglo XVII, soluciones o arbitrios. Propusieron
la estimulación de la producción, la protección de la industria o la reforma de los impuestos. Pero, el poder de
las clases privilegiadas y el carácter de la monarquía imposibilitaron la adopción de estas medidas.
7.6.− Mentalidad y cultura del Siglo de Oro.
La cultura de esta época tuvo unos rasgos muy acusados que la caracterizaron. Estuvo íntimamente ligada a la
defensa del catolicismo. El pensamiento y el arte español tienen mucho que ver con la Contrarreforma
católica, manteniendo un fuerte contenido religioso y teológico. Una buena parte de los escritores y
pensadores pertenecían al clero (teólogos, filósofos, eruditos y literarios). La creación más típica del arte
español fue la pieza teatral conocida como auto sacramental (Calderón de la Barca). El esplendor cultural
coincidió con la decadencia política y socioeconómica. La cultura del Siglo de Oro fue profundamente
combativa contra los obstáculos a la idea de una catolicidad universal.
El Siglo de Oro en la literatura significó la fijación definitiva del castellano como lengua universal. Floreció la
poesía (Góngora, Quevedo...), el teatro (Lope de Vega, Tirso de Molina...), la novela con el género español de
la picaresca (El Lazarillo de Tormes). Miguel de Cervantes crearía el gran modelo universal de la novela
moderna, sobre el precedente de las novelas de caballerías (Don Quijote de La Mancha).
El gran arte español del Barroco, en arquitectura, pintura y escultura, se concentra esencialmente en el arte
religioso. La iglesia, la monarquía y la nobleza son quienes contrataban a los artistas. La arquitectura barroca
española florece especialmente en los templos y edificios religiosos con arquitectos como Juan de Herrera,
Ribera y la familia Churriguera. La escultura religiosa produjo artistas como Juan de Juni, Gregorio
Fernández y Pedro de Mena. La pintura alcanzó su cumbre con genios de la talla de El Greco, Velázquez,
Rivera, Murillo y Zurbarán.
8.− El siglo XVIII: Los primeros Borbones.
8.1.− La guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht.
En 1700, el ultimo monarca de la casa de Austria, Carlos II, murió sin descendencia directa. Los candidatos a
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ocupar el trono eran Felipe d´Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo
del emperador de Austria. El testamento del rey Carlos II designaba como su sucesor al Borbón, que fue
proclamado rey en 1701 como Felipe V.
Esto provoco un conflicto grave ya que fortalecía el poder de los Borbones en Europa y Gran Bretaña,
Holanda y Portugal declararon su apoyo al archiduque y entraron en guerra contra Francia y España. La
sucesión del trono Español pasó a ser un problema de política exterior.
En el interior de España Castilla se mostró fiel a Felipe V, mientras en la Corona de Aragón respaldaron al
candidato austriaco por el mal recuerdo del levantamiento de 1640 y el miedo a perder el poder del
feudalismo. El enfrentamiento terminó derivando en una guerra civil que duro casi diez años.
Internacionalmente las fuerzas estuvieron bastante equilibradas. Pero el 17 de Abril de 1711, murió el
emperador de Austria, José I, ocupando el trono el archiduque Carlos. Ahora el peligro para el equilibrio
europeo lo constituía un Habsburgo en el trono de ambos reinos.
Los franceses y los holandeses manifestaron su interés en acabar la guerra y reconocer a Felipe V como
monarca español. En los Tratados de Utrecht (1713), se firmo la paz a cambio de importantes concesiones a
Austria, que se quedó el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña, y a Gran Bretaña, que recibió Gibraltar y
Menorca como compensación.
Firmada la paz, sólo Cataluña se oponía a la ocupación Borbónica. Así se inició un sitio de catorce meses a
Barcelona. El 11 de septiembre de 1714, las tropas de Felipe V tomaron Barcelona.
8.2.− El cambio dinástico del siglo XVIII: Las reformas internas.
Los primeros borbones Felipe V y Fernando VI impusieron el absolutismo monárquico implantado en
Francia. Fortalecieron el poder real y asumieron unificar y reorganizar los reinos peninsulares, lo que implico
la perdida de soberanía en la Corona de Aragón. Felipe V impuso la organización político−administrativa de
Castilla a la antigua Corona de Aragón. Navarra y el País Vasco fueron declaradas provincias exentas que
conservaron sus fueros y autonomía por haber sido fieles Felipe V.
En cuanto a la administración del Estado fueron abolidas las cortes de Aragón integrándolas en las de Castilla,
que juntas se convirtieron en las cortes de España que solo se reunían a petición del rey para jurar heredero.
También aprobaron la ley Salica y suprimieron el consejo de Aragón. El monarca gobernaba ayudado por
secretarios.
Intentaron organizar de manera uniforme la administración de todo el territorio. Crearon democaciones
provinciales siendo gobernadas por un Capitán General. La figura de los corregidores se extendió por todo el
territorio. También apareció el Intendente que dependía del rey y tenia amplias atribuciones.
8.3.− La practica del despotismo ilustrado: Carlos III.
Carlos III se enfrento con una gran oposición de los grupos privilegiados a su programa de reformas. De entre
estas revueltas destaca el motín de Esquilache (1766), una revuelta compleja en el que se unieron el malestar
de la población por la carestía y el precio de los alimentos, la oposición al excesivo poder de los altos cargos
extranjeros y la resistencia de los privilegiados que veían menguados su poder e influencia. Todo ello
concluyó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas de saneamiento y orden publico tomadas por
el ministro Esquilache.
Ante la extensión de la revuelta, Carlos III destituyo a Esquilache, frenó algunas de las reformas y bajo el
precio de los productos de primera necesidad. Los motines cesaron rápidamente y al cabo de un tiempo Carlos
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III continuó su programa de reformas, que pretendía la puesta en practica de una serie de medidas legales
cuyo objetivo era abolir algunos de los privilegios propios de la sociedad del Antiguo Régimen. Así se
declararon honestas todas las profesiones.
Pero fue en el terreno religioso donde mayor énfasis puso el monarca, decididamente regalista, defensor de la
autoridad y las prerrogativas del rey frente a la Iglesia. Carlos III reclamó el derecho a nombrar los cargos
eclesiásticos, a controlar la Inquisición y a fundar monasterios, y combatió tenazmente el intento de la Iglesia
de constituir un poder dentro del Estado.
8.4.− La evolución de la política exterior española en Europa durante el siglo XVIII.
El reinado de los Borbones se inicio con una perdida de poder e influencia de la Corona española en el
contexto internacional. Tras el final de la Guerra de Sucesión, los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714)
permitieron a Felipe V salvar el trono, pero a cambio de ceder a todas las posesiones en Europa. Con esto,
libró a la monarquía de la pesada carga militar y financiera que había supuesto el mantenimiento de las
posesiones europeas. Los Borbones concentraron sus energías en mejorar la situación de España.
Éste fue un siglo de relativa paz y estabilidad. Los principales enfrentamientos se produjeron por el interés en
defender el acceso al trono de Nápoles, Toscana y Parma, de Carlos, el hijo mayor de Isabel de Farnesio, la
segunda mujer de Felipe V. Esto llevo a mantener conflictos con algunas potencias europeas, especialmente
con Austria. En busca de aliados, Felipe V firmó una serie de pactos con Francia (Pactos de Familia).
La llegada al trono de Fernando VI, inauguró una época de neutralidad en la política exterior española. Sus
esfuerzos se dirigieron a la reestructuración del ejercito y a la reconstrucción de la flota. Contaban todavía con
un extraordinario conjunto de colonias en América y se hicieron verdaderos esfuerzos por mejorar y
racionalizar tanto la Administración como el comercio colonial
Con Carlos III, España intervendrá en la guerra de los Siete Años al lado de Francia (Tercer Pacto de Familia,
1769), contra Inglaterra, perdiendo las posesiones americanas de Florida, que le será restituida por la paz de
Versalles (1783) junto a Menorca y la colonia de Sacramento (Uruguay).
8.6.− La Ilustración en España.
La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. Se expandieron los
mismos principios y se intentaron parecidas reformas. El anquilosamiento y conservadurismo de los medios
intelectuales obstaculizaron, en la primera parte del siglo, la difusión de la nueva corriente de pensamiento.
A partir de 1750 − 1760, encontramos una generación de pensadores españoles que en sus escritos reflejan las
preocupaciones ilustradas y empiezan a criticar el modelo social imperante en la España del XVIII: Feijoo,
Campomanes, Cadalso, Jovellanos, Aranda, Floriblanca, Olavide, Capmany, etc. Coincidieron por el interés
por la ciencia, el espíritu critico y la idea de progreso.
Los ilustrados españoles hicieron de la educación el objetivo prioritario. Convencidos de que solo la mejora
del nivel cultural podría sacarlo de su atraso, lucharon contra las ordenes religiosas y los estamentos
privilegiados y defendieron la necesidad de imponer una enseñanza útil y practica, obligatoria para todos en
los primeros niveles, común a los dos sexos e impregnada de conocimientos y relacionada con el extranjero.
La otra preocupación básica fue la cuestión económica. Eran conscientes de que el atraso del país provenía de
la pervivencia del fuerte predominio de la propiedad nobiliaria y eclesiástica, del excesivo control sobre las
actividades económicas, y del desconocimiento de las nuevas técnicas, inventos y avances. Se esforzaron en
estudiar la situación real del país y proponer una serie de reformas.
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9.− La crisis del Antiguo Régimen.
9.1.− La crisis de 1808: Guerra de independencia y revolución política.
En 1792, Carlos IV confió el poder a Manuel Godoy. Era odiado por la alta nobleza y por la iglesia por su
origen plebeyo y por sus intentos reformistas, pero sobre todo era odiado por el príncipe heredero Fernando,
que le veía como un posible competidor. Godoy abordó una serie de reformas interiores (desamortización
eclesiástica, reducción de la Inquisición...) En política exterior siguió un camino de alianzas sucesivas con
Francia. España se convirtió en aliada de Francia y lucho contra Inglaterra (Trafalgar, 1805). En 1807,
Napoleón obtuvo el consentimiento de Carlos IV para que sus ejércitos atravesaran España para invadir
Portugal, a cambio de un futuro reparto entre los dos países. El 18 de marzo de 1808 estalló un motín en
Aranjuez, donde se encontraban los reyes quienes se trasladaban al sur. El motín, dirigido por la nobleza
palaciega y el clero, perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando,
alrededor del que se habían unido los que quería acabar con Godoy.
Los amotinados consiguieron sus objetivos, creando una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV
escribió a Napoleón contándole los acontecimientos y pidiendo su ayuda para recuperar el trono que le había
arrebatado su hijo Fernando. El emperador se decidió por fin a invadir España, ocupar el trono y anexionarlo
al Imperio. Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona, donde abdicaron ambos en la
persona de Napoleón Bonaparte. Este nombró a su hermano José, rey de España. Convocó para junio Cortes
en Bayona, a fin de otorgar una constitución al país, que el emperador consideraba más favorable que el
régimen de la monarquía borbónica. José Bonaparte intentaría una experiencia reformista que pretendía acabar
con el Antiguo Régimen. El Estatuto de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los
impuestos y el acceso a los cargos públicos. También abolieron la Inquisición y se inicio la reforma
Administrativa.
Mientras se desarrollaban los hechos en Bayona, en España se inició un alzamiento popular contra la
presencia francesa. El 2 de mayo Madrid se alzó de forma espontánea contra la presencia francesa. Su ejemplo
cundió por todo el país y la población se levanto rápidamente. Un movimiento de resistencia popular frenó el
avance de las tropas. La población reclamó la defensa contra la invasión francesa y surgieron Juntas de
Armamento y Defensa. Fueron primero locales pero pronto se organizaron a nivel provincial y forzaron la
reunión de una Junta Central que coordinase la acción contra los franceses. La guerrilla y los sitios fueron las
formas de impedir el dominio francés. Los sitios consistían en la resistencia de las ciudades españolas al
avance francés. Las ciudades resistían los ataques con tal de no dejar pasar al invasor desgastando las tropas.
La guerrilla fue la forma espontánea y popular de resistencia armada contra el invasor. Se organizaban con un
jefe de cuadrilla al frente para luchar. Su mejor arma era el conocimiento del terreno y el apoyo de la
población.
La invasión francesa y la quiebra del modelo del Antiguo Régimen obligaron a la toma de postura por parte de
las diferentes corrientes ideológicas frente a la presencia francesa y a la nueva monarquía napoleónica. Una
pequeña parte de la población, afrancesados, aceptaron al nuevo monarca José Bonaparte y participaron en su
gobierno. Pensaban que un poder fuerte podría realizar las reformas necesarias para la modernización del país.
El grueso de la población formó el frente patriótico. El clero y la nobleza, buscaban la vuelta de Fernando VII
y, con él, el absolutismo. Los ilustrados, representados por Floridablanca o Jovellanos, deseaban la vuelta de
Fernando VII del que se esperaba un nuevo programa de reformas. Los sectores claramente liberales veían en
la guerra una ocasión de influir en la transformación de la España del Antiguo Régimen en un sistema
liberal−parlamentario. Gran parte de la población, al margen de posiciones ideológicas, afrontó la guerra
como un movimiento de defensa contra un invasor extranjero.
Para Napoleón, la invasión de Portugal iba ligada al dominio de la Península Ibérica. Las previsiones de
Napoleón Bonaparte se desbarataron ante la resistencia popular. Algunas ciudades aguantaron los sitios
durante meses retrasando el avance del enemigo. El ejercito francés fue derrotado en la Batalla de Bailén
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(julio 1808) lo que impidió la toma de Andalucía y obligo al repliegue de gran parte de los soldados y al
abandono de Madrid. Napoleón en persona llegó a España en otoño y coordinó las acciones que condujeron a
la toma de Madrid y a un teórico dominio de casi todo el territorio español. A partir de este momento, fue
esencialmente la guerrilla la única fuerza de resistencia frente al invasor. Desde mediados de 1812, el curso de
la guerra comenzó a ser desfavorable para los franceses. Rusia les obligo a desplazar allí su ejercito y las
fuerzas españolas, apoyadas por un ejercito británico, empezaron a hostigar a los franceses. Incapaces de
mantener los dos frentes, a finales de 1813, las tropas abandonaron el territorio español.
9.2.− Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.
Desde el comienzo de la guerra, las Juntas locales y provinciales que dirigían la resistencia enviaron
representantes para formar una Junta Central Suprema que coordinaría las acciones bélicas y dirigiera el país
durante la guerra. Se reunieron en Aranjuez el 25 de Septiembre. Floridablanca y Jovellanos eran sus
miembros más ilustres. La Junta reconoció a Fernando VII como rey legitimo de España y asumió la
autoridad. La Junta huyó a Sevilla y de allí, en 1810, a Cádiz, la única ciudad que resistía el asedio francés. La
Junta Central se mostró incapaz de dirigir la guerra y decidió convocar unas Cortes en las que los
representantes de la nación decidieran sobre su organización y su destino. En enero de 1810 se disolvió, tras la
convocatoria de las Cortes. El proceso de elección de diputados a Cortes y su reunión en Cádiz fueron
necesariamente difíciles. En un país dominado por los franceses era imposible una elección de representantes
y en muchos casos se optó por elegir sustitutos o diputados entre las personas de cada una de las provincias
que se hallaban en Cádiz. Las Cortes se abrieron en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió el primer
triunfo al forzar la formación de una cámara única. En su primera sesión aprobaron el principio de soberanía
nacional, es decir, el reconocimiento de que el poder reside en el conjunto de los ciudadanos y que se expresa
a través de las Cortes formadas por representantes de la nación.
La constitución promulgada el 19 de marzo de 1812, día de San José, es el texto legal de las Cortes que mejor
define el espíritu liberal. Plasma también el compromiso existente entre los sectores de la burguesía liberal y
los absolutistas. La Constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano. La narración se define
como el conjunto de todos los ciudadanos de ambos hemisferios, existe la igualdad de los territorios
peninsulares y las colonias americanas. La estructura del Estado se corresponde con el de una monarquía
limitada, basada en la división de poderes. El poder legislativo, las Cortes unicamerales, representan la
voluntad nacional y su función más importante es la elaboración de las leyes. El sistema electoral quedó fijado
en la propia Constitución: el sufragio era universal masculino e indirecto. El monarca es la cabeza del poder
ejecutivo, por lo que posee la dirección del gobierno e interviene en la elaboración de las leyes a través de la
iniciativa y la sanción. El poder del rey esta controlado por las cortes y la Constitución prescribe que todas sus
decisiones deben ser refrenadas por los ministros. La administración de justicia es competencia exclusiva de
los tribunales y se establecen los principios básicos de un estado de derecho. Otros artículos de la Constitución
contemplan la reorganización de la administración provincial y local, la reforma de los impuestos y la
Hacienda Publica, la creación de un ejercito nacional y la obligatoriedad del servicio militar, y la implantación
de una enseñanza primaria publica y obligatoria. El texto establece los principios de una sociedad moderna,
con derechos y garantías para sus ciudadanos.
La constitución de 1812 constituye un ejemplo de constitución liberal, inspirada en los principios de la
francesa de 1791, pero más avanzada y progresista. No solo pretendía regular el ejercicio del poder, sino
también conseguir una reorganización de la sociedad: aceptaba el principio de sufragio universal y establecía
una amplia garantía de los derechos. Fue elaborada en un país de guerra, y los legisladores mostraron un
optimismo histórico encomiable. Esperanzados por el triunfo, intentaron aprovechar la situación
revolucionaria creada para elaborar un marco legislativo mucho más avanzado de lo que la sociedad española
hubiera permitido en una situación normal. La Constitución de Cádiz fue ejemplo para muchas otras
constituciones europeas y americanas en los años posteriores e inspirará en el futuro el constitucionalismo del
siglo XIX. Además las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de leyes y decretos destinados a eliminar las
trabas del Antiguo Régimen y a ordenar el Estado como un régimen liberal. A pesar de la importancia de su
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obra, las Cortes no tuvieron gran incidencia practica en la vida del país. Al final de la guerra, la vuelta de
Fernando VII frustro la experiencia liberal y condujo al retorno del absolutismo.
9.3.− Fernando VII: Absolutismo y liberalismo. La emancipación de la América española.
El regreso de Fernando VII planteó el problema de integrar al monarca en el nuevo modelo político, definido
por las Cortes de Cádiz en la Constitución de 1812. Los liberales tenían sus dudas respecto a la buena
voluntad del Rey de aceptar la situación e hicieron todo lo posible para que su vuelta al país se realizara
directamente a Madrid, donde debía jurar la constitución. Fernando VII mostró voluntad de aceptar las
condiciones. Los absolutistas, nobleza y clero se organizaron rápidamente para mostrar al Rey su apoyo
incondicional (Manifiesto de los Persas) y movilizaron al pueblo a su favor. Fernando VII traiciono sus
promesas y protagonizó un golpe de Estado, al declarar mediante el Real Decreto de 4 de Mayo de 1814 nulos
y sin ningún valor ni efecto la Constitución y los decretos de Cádiz. Se restauraron las antiguas instituciones,
se restableció el régimen señorial y se restauro la Inquisición. Fernando VII y su gobierno tuvieron que
rehacer un país destrozado por la guerra y con una economía casi en bancarrota. La oposición de la nueva
situación no tardo en manifestarse. La burguesía liberal y las clases medias urbanas reclamaban el régimen
constitucional. Pronunciamientos militares, algaradas en las ciudades y amotinamientos campesinos
evidenciaron el descontento y la quiebra del modelo de monarquía absoluta.
El 1 de Enero de 1820, el coronel Rafael Riego y su ejercito se sublevaron y recorrieron Andalucía
proclamando la Constitución de 1812. El Rey se vio obligado a aceptar, el 10 de Marzo, a convertirse en un
monarca constitucional. Se instauro el Trienio Liberal. Se restauraron gran parte de las reformas de Cádiz y
elaboraron nuevas normas económicas y judiciales. Pretendían liquidar el feudalismo en el campo. Deseaban
liberalizar la industria y el comercio. Iniciaron la modernización política y administrativa del país, y crearon la
Milicia Nacional, un cuerpo armado de voluntarios con el fin de garantizar el orden y defender las reformas
constitucionales. Las reformas consiguieron la oposición de la monarquía. Fernando VII paró todas las leyes
que pudo, recurriendo al derecho de veto que le otorgaba la Constitución y conspiró contra el gobierno
además de buscar alianza con las potencias europeas para que invadieran el país restaurando el absolutismo.
Los campesinos también se opusieron ya que las leyes del Trienio no reconocían sus aspiraciones y se alzaron
contra ellos. La nobleza tradicional y la Iglesia animaron la revuelta. En 1822 se alzaron partidas absolutistas
que dominaron amplias zonas y establecieron su regencia absolutista en la Seo de Urgel en 1823. Las
dificultades enfrentaron a los propios liberales: Los moderados eran partidarios de realizar las reformas con
prudencia e intentar no enemistarse con el Rey; Los exaltados planteaban la necesidad de acelerar las reformas
y enfrentarse con el monarca.
La Santa Alianza respondió a las peticiones de Fernando VII y encargó a Francia intervenir en España para
restaurar el absolutismo. En abril de 1823, unos 100000 soldados (los Cien Mil Hijos de San Luis) al mando
del duque de Angulema irrumpieron en territorio español y repusieron a Fernando VII como monarca
absoluto. Se instauró lo que se conoce como la Década Ominosa. La única preocupación del gobierno de
Fernando VII, aparte de la represión, fue el problema económico. Las dificultades de la Hacienda, agravadas
por la perdida definitiva de las colonias americanas, forzaron a un estricto control del gasto publico. El Rey
adoptó posiciones más abiertas a la colaboración con el sector más moderado de la burguesía financiera e
industrial de Madrid y Barcelona. La actitud del Rey fue mal vista por el sector mas conservador y
tradicionalista de la Corte, la nobleza y el clero, ya muy descontentos porque Fernando VII no repuso la
Inquisición o no persiguiese con suficiente saña a los liberales. En 1827, se levantaron partidas realistas (Els
Malcontents) que reclamaban mayor poder para los ultraconservadores y defendían el retorno a las costumbres
y fueros tradicionales. En la corte, dicho sector se agrupó alrededor de don Carlos María Isidro, hermano del
rey y su previsible sucesor.
En 1830 el nacimiento de una hija del Rey, Isabel, dio lugar a un grave conflicto en la sucesión al trono. La
Ley Sálica, de origen francés e instaurada por Felipe V en España, impedía el acceso al trono a las mujeres,
pero Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que derrogaba la Ley Sálica y abría el camino al trono a
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su hija y heredera, Isabel II. Los partidarios de don Carlos se negaron a aceptar la nueva situación e influyeron
sobre el monarca para reponer la Ley Sálica. Se trataba de una lucha por imponer un modelo u otro de
sociedad. Alrededor de don Carlos se agrupaban las fuerzas más partidarias del Antiguo Régimen. María
Cristina, esposa del rey, comprendió que, si quería salvar el trono para su hija, debía buscar apoyos en los
sectores más cercanos al liberalismo. Nombrada regente mientras el rey estuviera enfermo, nombró un nuevo
gobierno de carácter reformista, y se preparo para enfrentarse a los carlistas. En 1833, Fernando VII murió,
reafirmando en su testamento a su hija Isabel como heredera del trono, y nombró regente a María Cristina
hasta la mayoría de edad de su hija. El mismo día, don Carlos se proclamaba rey, iniciándose un
levantamiento absolutista en el norte de España: La Primera Guerra Carlista.
10.− La construcción del Estado Liberal.
10.1.− La oposición al sistema liberal: Las guerras carlistas. La cuestión foral.
A la muerte de Fernando VII este deroga la ley sálica influenciado por su mujer, tras esto pasaría a regentar su
esposa María Cristina ya que su hija Isabel II solo tenía 3 años de edad. En 1833 los grupos favorables al
absolutismo se niegan a reconocer a Isabel II como sucesora a la corona española y se sublevan contra el
gobierno de su madre, la regente Borbón. Los sublevados proclamaron rey al infante Don Carlos Mª Isidro, el
hermano de Fernando VII, confiando en él la defensa de la sociedad tradicional. Este conflicto monárquico
tenía dos oposiciones claramente enfrentadas, por un lado el carlismo tradicionalista y antiliberal que
englobaba a gran parte del clero, de la nobleza rural y una zona campesina de las zonas rurales del país Vasco,
Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia; pequeños propietarios que temían la supresión de las formas del
Antiguo Régimen, además de la implantación de la igualdad política y la uniformidad. Esta representa una
sociedad arcaica y conservadora, que defendía la legitimidad monárquica absoluta y de preeminencia de la
iglesia. Por otro lado Mª Cristina contó con el apoyo de los liberalistas moderados, con los cuales pactó.
Partidarios de un compromiso con la corona para garantizar un tránsito a un régimen liberal, sin sacudidas de
una revolución popular. La situación de guerra evidencio la necesidad de ampliar la base social y popular que
permitiese afrontar el conflicto y defender la causa isabelina; por ello a regente se vio obligada a aceptar las
reformas más progresistas. La guerra se inicio con el levantamiento de partidos carlistas en el País vasco y
Navarra y pronto controlaron el ámbito rural. Sin embargo Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Pamplona
permanecieron fieles a Isabel II. Se inició una guerra de seis largos años que implicaría a las dos tendencias
ideológicas, implicando así a toda la sociedad española. En un comienzo los carlistas no contaban con un
ejercito, pero gracias a la ayuda de la zona norte contaron con guerrillas; la tardanza de la partida del ejercito
isabelista dejo margen a que el general carlista Zumalacárregui organizara un ejercito de 25000 hombres,
mientras el general Cabrera unificaba a las partidas aragonesas y catalanas. Don Carlos entró entro en España
y se puso al frente del ejercito, pero al no ser capaz de tomar Madrid se replegó hacia el norte. Don Carlos
recibió el apoyo de potencias absolutistas como Rusia, Prusia o Austria, que le suministraron armas y dinero,
Isabel II sin embargo por su parte recibió ayuda de países como Inglaterra, Francia y Portugal, favorables al
liberalismo moderado en España. En 1835 muere Zumalacárregui durante el sitio a Bilbao. El General
Espartero venció a las tropas carlistas en Luchana en 1836 y puso fin a dicho sitio. El último periodo del
conflicto 1837−1839 estuvo marcado por la división ideológica del carlismo. Por un lado los transaccionistas,
partidarios de alcanzar su acuerdo con los liberales y los intransigentes, más cercanos a Don Carlos, y
apoyados por una base de campesina que era partidaria de continuar la guerra. El general Maroto, jefe de los
transaccionistas, firmo el convenio de Vergara en 1839 en nombre de parte del ejercito carlista. Estableciendo
mantener los fueros en las provincias de Navarra y P.Vasco y la integración del ejercito carlista en el ejercito
real. Tan solo las tropas de Cabrera resistieron hasta su total derrota en 1840. Tras la muerte del general
Espartero en 1843 y la proclamación como reina de Isabel II, los moderados con el apoyo de la corona se
hicieron con el poder durante un largo periodo, hasta 1868.
Tras el gobierno provisional de Serrano y Prim en 1870 durante el reinado de Amadeo Saboya los sectores
carlistas se volvieron a alzar en armas en 1872 para intentar sentar en el trono a Carlos VII. Dicha rebelión tan
solo causó una inestabilidad, no significó ningún peligro. En 1875 el esfuerzo militar hizo posible la
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reducción de los núcleos carlistas en Cataluña, que habían conseguido ganar algunas batallas como
Catellfollit. La fustigación del ejército liberal bajo el mando de Martínez Campos forzó la rendición de los
carlistas en Aragón, Cataluña y Valencia. El conflicto perduró mas tiempo en Navarra y P.Vasco. la
resistencia de estas últimas fue debilitándose con la mayor presencia del ejercito liberal. En 1876 se dio su
rendición. Don Carlos cruzó la frontera francesa hacia el exilio y la guerra finalizó. Fue la abolición del
régimen foral y el sometimiento del P. Vasco al pago de impuestos, además de la implantación en 1878 de
corrientes económicas.
10.2.− Isabel II: La organización del régimen liberal.
Los sectores progresistas asumen la transformación del estado absoluto en liberal. La guerra Carlista
1833−1839) aceleró este proceso en España. Este esfuerzo fue confiado a Martínez de la Rosa que promulgo
El Estatuto Real en 1834 que reconoce algunos derechos y libertades políticas. Las Cortes necesitan la
aprobación real para las actividades legislativas. Se trataba de un liberalismo censitario, que limitaba el poder
absoluto y era partidario del absceso exclusivo de las clases acomodadas a la política. Para algunos grupos
sociales que apoyaban a Isabel II estas reformas fueron insuficientes. Las dos grandes tendencias fueron
moderadas y progresistas, que eran las que comenzaron gobernando y que tenían su fuerza en el gobierno
popular. Protagonizaron revueltas urbanas a través de la Imitas y Milicias en 1835. Ante esto María Cristina
llamó a Mendizábal que hizo más reformas y llevo a cabo la desamortización de los bienes del clero, esto hizo
que fuera destituido por presiones de la nobleza y del clero. Tras el levantamiento de la guarnición de la
Granja volvieron los progresistas que desmantelaron las instituciones del Antiguo Régimen, hicieron una
corrección jurídica de los derechos de propiedad y una reforma agraria. También existe una disolución del
Régimen Señorial. Debido a la desvinculación grandes extensiones de tierra salieron al libre mercado,
Mendizábal tubo que recurrir a la desamortización en 1836, decreto la disolución de las ordenes religiosas y la
incautación del Estado del patrimonio de las comunidades afectadas. Una serie de medidas legislativas
completan la liberalización de la economía y la implantación del liberalismo económico. Las Cortes aprueban
una nueva constitución en 1837, la cual mantiene la soberanía nacional ampliación de los derechos del
ciudadano, división de poderes etc. Con ella se introduce una nueva cámara y el sistema electoral censitario y
restringido. Ese mismo año los moderados obtienen la mayoría y ocupan el gobierno. He intentan desvirtuar
los elementos más progresistas y democráticos de dicha constitución. Esparteros asumió la regencia en 1841
pero su actitud era bastante autoritaria y por un arancel abre el mercado español a los tejidos ingleses por ello
este sufrió un levantamiento en Barcelona, mientras tanto los moderados Narváez y O´Donnell organizaban
conspiraciones. En 1843 Esparteros abandona la Regencia y las Cortes deciden adelantar la mayoría de edad a
Isabel II para que reinase a los 13 años. La instauración del liberalismo trajo la existencia de órganos
representativos provistos de representantes por los partidos políticos. Los dos grandes partidos eran los
progresistas y los moderados que defendían un sistema monárquico constitucionalista. Los moderados eran un
grupo formado por comerciantes, terratenientes y personas del alto clero. Estos defendían la propiedad, el
sufragio censitario, la soberanía compartida y representaban la acción más clerical del liberalismo. Los
progresistas a su vez estaban formados por la media y pequeña burguesía, la burguesía industrial y la
financiera. Estos defendían la soberanía nacional sin limites la no−intervención directa en la corona en la
política, el apoyo a las Cortes, los derechos individuales, los poderes locales y el sufragio censitario con
ampliación del cuerpo electoral. Su apoyo a la reforma agraria les hizo contar con las clases medias y los
artesanos. Los progresistas, tenían una escisión, el Partido demócrata, el cual defiende el sufragio universal y
quiere acabar con las diferencias sociales. Una escisión de los moderados dio lugar a la unión liberal.
Él ejercito fue la única garantía de que Isabel II siguiera en el trono. Esta nunca quiere arrebatar el poder a los
civiles solo era el brazo ejecutor de la conspiración política. En esta época aparecen las juntas y la Milicia
nacidas en la guerra de la Independencia. Las juntas nacen en los momentos de crisis cuando el poder no
responde a las expectativas del movimiento burgués y popular la Milicia surgió en 1808 y es una alternativa al
ejercito regular.
Las selecciones de 1844 da el poder a los moderados liderados por Narváez, ya que los progresistas se
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abstuvieran. Estos quieran asentar un liberalismo conservador que reforme el Estado en interés de las nuevas
clases dominantes, para poder gobernar de esta forma se promulgó la Constitución de 1845 que recoge las
ideas básicas de los moderados principal idea del Senado. Los moderados quieran mejorar sus relaciones con
la Iglesia y en 1851 firmaron el Concordato con la Santa Sede.
A partir de aquí, la Iglesia apoyó a Isabel II. El liberalismo moderado empezó a constituir un Estado liberal
bajo los principios del centralismo y la uniformización. Se abordo la unificación y certificación legal con el
Código Penal de 1851, se reorganizó l administración y se puso especial atención al control del poder
municipal a través de la Ley Administración Local de 1845. Se creó una estructura piramidal y en la cima
estaba el poder de Madrid, del que dependían los demás salvo el País Vasco y Navarra. Las competencias
educativas pasan a manos del Estado Central. Se adoptó un único sistema de peso y medidas, y se creó en
1844 la Guardia Civil, cuerpo armado para mantener el orden público. La vida política se desarrollaba
alrededor de la Corte. El Carlismo fue la fuerza de mayor oposición t el Partido Demócrata también. En 1854,
la actitud del gobierno provocó un levantamiento de progresistas y de parte de los propios moderados al frente
del general O`Donnell. Progresistas y moderados elaboran el Manifiesto de Manzanares que pidió el
cumplimiento de la Constitución, la reforma de la ley electoral, la reducción de impuestos y restauración de la
milicia. Ante esto, la reina Isabel II llamó al gobierno a Espartero y a O`Donnell lo nombra ministro de la
Guerra.
Durante el Bienio Progresista, (1854−1856), se intentó se intentó restaurar la Constitución de 1837, se
restauró la Milicia y la ley municipal progresista y se inicio la Constitución de 1856 que no llego a ser
promulgada. Se reanudo la desamortización y la ley de ferrocarriles también se quería modernizar
económicamente el país. En 1855 se elaboro la Ley General de Ferrocarriles. Estas reformas no favorecían a
las clases populares y se creo un clima de conflictividad con levantamientos en Barcelona. El gobierno optó
por presentar una ley de trabajo con mejoras laborales. La situación provoca una crisis en el gobierno
Esparteros dimitió he Isabel II confío el gobierno a O`Donnell que restauro el régimen que había ayudado a
derribar dos años antes. Durante esta época hubo una estabilidad política por la vuelta al conservadurismo. Se
restableció la Constitución de 1845. Los unionistas llevan a cabo una política exterior activa y agresiva
queriendo fomentar una conciencia nacional y patriótica. Destaca la expedición a Indochina o la intervención
en México 1862. En 1863 los unionistas fueron incapaces de afrontar los problemas y los moderados
volvieron al poder de forma autoritaria pero no solucionaron los problemas económicos y amplios sectores de
la sociedad coincidieron en la necesidad de dar un giro a la sociedad implicando a la monarquía isabelina.
10.3.− Sexenio democrático (1868−1874): El reinado de Amadeo I y la Prima República.
En 1868 la revolución llamada La Gloriosa destronó a Isabel II y se inició un periodo en el que se ensayaron
diversas fórmulas de gobierno democrático.
Un pronunciamiento en septiembre de 1868 en Cádiz del almirante Topete, con el apoyo de los generales Prim
y Serrano fue el detonante, pero las causas de la revolución fueron múltiples: La profunda crisis económica,
El descrédito de la monarquía, que favoreció más a los conservadores directamente en los últimos años, El
talante autoritario de los últimos gabinetes unionistas y moderados, que gobernaron por decreto, sin las
Cortes.
La derrota del ejército isabelino por las tropas de Serrano, extendió el movimiento revolucionario por toda
España y motivó la abdicación de la reina. Al tiempo, se formaban Juntas de Gobierno Provisional dirigido
por progresistas, unionistas y parte de los demócratas. El Gobierno Provisional hizo suyo el programa
reformista de las Juntas: libertades amplias, reanudación de la desamortización, supresión impuesto consumos
Se convocaron Cortes Constituyentes (enero del 69) elegidas por primera vez por sufragio universal
masculino, en las que se discutieron la forma de gobierno, monárquica, y una nueva constitución democrática.
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La Constitución de 1869 tenía una amplísima declaración de derechos, como el derecho de reunión y
asociación, de enseñanza, inviolabilidad del domicilio y del correo, libertad de culto. Proclamaba la soberanía
nacional, la división de poderes y el sufragio universal masculino, por el cual se elegirían las dos Cámaras. El
Rey reina, no gobierna. El poder ejecutivo lo ejercía el Rey a través de los ministros. Asegura la
independencia del poder judicial y regula la carrera judicial (oposiciones).
Aprobada la Constitución, las Cortes eligieron al general Serrano como Regente hasta hallar un candidato para
el trono vacante y al general Prim como jefe del gobierno de coalición de la Regencia. Los objetivos
principales del nuevo gobierno eran: emprender el desarrollo legislativo de la Constitución y buscar un Rey.
Se fueron publicando una serie de reformas para desarrollar la Constitución. También reformas hacendísticas
y monetarias por Laureano Figuerola para sanear la Deuda, fueron de signo librecambista. Instauraba la peseta
como unidad monetaria del Estado, otorgaba la función exclusiva de emitir moneda al Banco de España,
disminuía las tarifas aduaneras al mínimo.
Prim fue el encargado de encontrar un candidato que gustase a España, el candidato de Prim, el duque de
Aosta Amadeo de Saboya, fue el votado en las Cortes. Llegó a España el 30 dic., tres días después del
asesinato de Prim, y el 2 de enero 1871 fue proclamado rey.
Los principales problemas con los que se enfrentó el nuevo régimen democrático, y que se radicalizarían
durante todo el Sexenio, fueron: la división de los distintos partidos políticos y las continuas movilizaciones
revolucionarias en Andalucía. Otros problemas fueron el estallido de una insurrección en Cuba, que se
convirtió en una larga guerra civil de 1º años, muy impopular por el coste humano y económico que supuso.
Reinado de amadeo I de Saboya (1871 −73)
Su reinado fue un fracaso completo debido a la inestabilidad política y a la creciente oposición social de todos
los sectores ideológicos. Amadeo I se encontró con: El poco entusiasmo de la población por un rey
desconocido y extranjero, La ausencia de su principal valedor, el general Prim, que era quien mantenía unida
la coalición gobernante y al partido progresista. Este se dividió en dos grupos: los constitucionalistas de
Sagasti, partidarios de imprimir un giro conservado que les aproximase a los unionistas, y los radicales de
Ruiz Zorrilla, que buscaban acercamiento hacia los demócratas; eran partidarios de abolir la esclavitud en
Cuba y de la total separación Iglesia−Estado, La oposición de la aristocracia y los terratenientes, que había
acabado con su dominio oligárquico, La burguesía financiera e industrial se opuso al régimen por el perjuicio
que les ocasionaba la política librecambista. Se aliaron a la causa alfonsina, encabezada por Cánovas del
Castillo, La Iglesia, tampoco aceptó un Rey que amparaba un régimen basado en la libertad religiosa, La
oposición frontal de los republicanos. Ya se intuía la división interna entre los partidos de la vía parlamentaria
para establecer la República (Pi y Margall, Castelar) y los que se inclinaban por las insurrecciones armadas.
Protagonizaron constantes movilizaciones, La oposición creciente del movimiento obrero y el campesinado, la
oposición de los Carlistas, que habían tomado nuevo impulso con el destronamiento de Isabel y la designación
de Amadeo. Se escinden dos tendencias: los defensores del juego parlamentario y la partidaria de la
insurrección armada. Esta se impuso en 1872, iniciándose la tercera guerra Carlista, que no concluiría hasta
1876. La rebelión se extendió, P. Vasco y Navarra, también en Cataluña, Tampoco favoreció la guerra de
Cuba, que no acabaría hasta la paz del Zanjón, Tanta inestabilidad y la falta de apoyo hizo abdicar a Amadeo.
El mismo día se proclamó la Republica.
La primera Republica.
El primer gobierno lo formaron una coalición del partido radical y los republicanos federalistas de Pi y
Margal. Pero tubo enormes dificultades por la presión de los grupos opositores, y por la división interna del
partido republicano.
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También dificultaron las continuas insurrecciones campesinas (Andalucía).
En este clima de inestabilidad, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron la mayoría a los
republicanos federales. Las Cortes proclamaron la Republica Federal y redactaron un Proyecto de
Constitución.
El Proyecto de Constitución de 1873 tomaba de modelo la de 1869, pero establecía una Republica federal
compuesta por 17 Estados, pudiendo cada uno establecer su Constitución, bajo los límites de la federal.
También contemplo la separación toral Iglesia−Estado.
Dicha inestabilidad se agravó con tres problemas.
• El recrudecimiento de la guerra Carlista, que se extendió por el interior de Cataluña.
• La continuación de la guerra de Cuba.
• La insurrección cantonal promovida por los republicanos más intransigentes. Los cantones
independientes serian reprimidos por el ejército con la consiguiente consecuencia, la dimisión de Pi y
Margal y de Salmerón.
Le sucedió Castelar quien fundo la republica unitaria. En enero del 74 el general Pavía dio un golpe de Estado
y formo un nuevo gobierno de radicales y constitucionales presidido por el general Serrano.
En 1874 tras el manifiesto de Sandhurst y el levantamiento militar de Martínez Campos se proclamo rey a
Alfonso XII.
10.4.− Evolución económica y cambio social. El arranque del movimiento obrero (1833−1875).
La evolución económica española durante el S.XIX, fue muy negativa en comparación con la de los demás
países, a finales del S.XIX alcanzo un grado de capitalismo subdesarrollado.
Pero la comparación no impidió valorar las transformaciones y la implantación del liberalismo, permitió
asimilar; la perdida del imperio colonial y soporto las guerras carlistas, el caciquismo, la ineficiencia de los
gobiernos absolutistas y liberales.
El producto interior por habitante se duplico en la segunda mitad de siglo, el atraso español fue compatible
con un importante crecimiento económico.
La población española a finales de siglo había duplicado su población, con un ritmo similar pero menos
intenso que el de otros países. la natalidad se situaba entorno al 3'6% y la mortalidad a un 3% lo cual explica
el menor crecimiento relativo. añadimos a las cifras los emigrantes que salieron del país y el crecimiento de la
población se concentro.
La agricultura fue la actividad económica más importante, que durante este siglo añadió importantes cambios
aunque no fueron suficientes para un cambio industrial.
La estructura de la propiedad de la tierra, y la reforma agraria liberal pretendían liberalizar la propiedad, con
esto las cortes de Cádiz abolieron en 1811 las prestaciones y los privilegios de los nobles que derrogó
Fernando VII. la supresión definitiva fue aprobada en 1836.
Con las desamortizaciones, previa indemnización a sus antiguos propietarios luego fue ofrecida en subasta
pública. Las primeras medidas se pusieron en marcha durante el reinado de Carlos IV; liberalizar la propiedad
y allegar fondos a la hacienda. Las Cortes de Cádiz aprobaron un decreto desamortizador en 1813 que no se
aplicó por la llegada de Fernando VII, con el régimen liberal la desamortización de los bienes de la Iglesia se
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renovó. Los bienes del clero tuvieron la desamortización de 1836 aprobada por el ministro Juan Álvarez de
Mendizábal, pretendía financiar la guerra contra los Carlistas, sanear la hacienda y crear propietarios. Durante
la regencia de Espartero incluyeron el clero secular.
En 1855 Pascual Madoz ministro de Hacienda impulsó la desamortización general, no cambió mucho la
estructura de la propiedad de la tierra. La superficie cultivada creció similar al de la población. La producción
de cereales aumentó respecto a los destinados a la alimentación humana. Las transformaciones más
importantes se dieron a partir de la crisis agrícola y pecuaria del último tercio del siglo. La expansión del
Capitalismo incorporó ultramarinos en un nuevo mercado mundial; Realizaron inversiones de capital,
explotaciones con bajos costes de producción y elevados rendimientos. La revolución de los transportes
permitió reducir los costes y los mercados europeos se vieron inundados. Las agricultura española entró en
fase depresiva, la única solución era especializarse para no entrar en competencia, reducir costes e introducir
innovaciones. Los campesinos exigieron medias proteccionistas.
J. Nadal dijo que surgió el fracaso de la revolución industrial comparando nuestra evolución con la de otros
países, no se estancó durante el siglo XIX, pero su ritmo de crecimiento fue más lento. España era el país
menos industrializado de Europa. La industria del algodón de Cataluña fue la primera en ponerse en marcha e
introdujo innovaciones; El algodón perdió capacidad de desarrollo respecto a la lana, la cual se modernizó con
una industria mecanizada. La industria siderúrgica se vio limitada por la baja calidad del carbón español, las
dificultades de extracción y el alto precio. Siendo este fundamental para la obtención de hierro, a mediados
del siglo XVII se redujo la impureza de la hulla convirtiéndola en coque. Pero la hulla española no producía
buen coque, inconveniente para el desarrollo de nuestra siderurgia, implico que los altos hornos de Málaga y
Sevilla además de la siderurgia Asturiana desaparecieran, solo subsistió la siderurgia Vasca en el siglo XIX.
Destacan las alimentarías; harineras, olivarera y vitivinícola. La minería española se desarrollo en el último
tercio del siglo XIX donde creció la demanda por la política desamortizadora del subsuelo.
Las condiciones orográficas de la península no favorecieron el desarrollo económico en el siglo XIX se
desarrollo la red de carreteras, se mejoraron los trazados y los firmes y transporte marítimo también se
desarrollo debido a mejoras. La mayor transformación fue la construcción del ferrocarril aprobada en 1844
que supuso un obstáculo al desarrollo. El impulso decisivo vino de la Ley General de Ferrocarriles de 1855.
Fue posible gracias al apoyo de los progresistas desde su llegada al poder, al Capital extranjero. Se
interrumpió en la década siguiente y reanudo con la restauración. Su contribución fue desigual. El comercio
interior fue muy escaso, construyó lentamente un mercando nacional indispensable. La Ley de Comercio de
1829 acabo con las trabas y aranceles, se abolieron los gremios. El ferrocarril abarató los costes de los precios
de Sevilla, Madrid y Barcelona. El comercio exterior sufrió una transformación con la perdida de las colonias
americanas, perdió los beneficios que reportaba. Nuestras exportaciones se limitaban y se vieron favorecidas
en el siglo XIX por el librecambismo y las economías de los países industrializados. Se unificaron los
sistemas monetarios regionales en 1844 con un sistema bimetálico y definitivamente en 1868 se estableció la
peseta como moneda oficial. El primer banco oficial de San Carlos fue sucedido por el Banco Español de San
Fernando . En 1856 cambió su nombre por el de Banco de España y reordenó el sistema. Se produjo la
modernización del sistema financiero, reforma de Mon y Santillan de 1845. Los liberales intentaron un
sistema tributario moderno al que se opusieron los Carlistas. El problema principal era realmente la propiedad
existente para lo que se realizó un catastro.
Respecto a los cambios sociales la revolución liberal burguesa supuso la transformación de la sociedad
estamental en la actual capitalista. La división social se dio por criterio económico. Las clases dominantes
eran la alta nobleza y la alta burguesía, la elite fue la alta burguesía conservadora y que emergió por los
beneficios de tierras e inversiones. Las clases medias marcaban el ritmo del cambio social. Dentro de las
clases populares los jornaleros sufrían las peores condiciones. El proletariado urbano fue la nueva clase en
aumento.
El arranque del movimiento obrero se dio en 1868 con la reducción de manifestaciones aisladas de carácter
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ludista o la creación de mutualidades obreras. Loa gobiernos prohibieron el asociacionismo obrero. Durante el
bienio progresista el movimiento obrero inició su expansión. Surgió el sindicalismo de clase, y se consolido la
huelga. Los gobiernos de la unión liberal volvieron a impedir el asociacionismo. El sexenio democrático
reconoció la libertad de asociación. El socialismo utópico ensayo sistemas de organización cooperativista. La
primera internacional con Bakunin envió a España a Fanelli para organizar la sección española entro de la
AIT desde el ideario anarquista. Dentro de la AIT surgió otro grupo de socialistas marxistas dirigidos por La
Fargue y en Madrid por Pablo Iglesias.
En 1881 Bakunin cambió la FRE por la Federación de Trabajadores de la Región Española e inició el
radicalismo. Los marxistas madrileños a partir de 1879 se llamarían Agrupación Socialista Madrileña,
embrión del PSOE, fundado por Pablo Iglesias.
Las presiones de estos movimientos posibilitaron las primeras regularizaciones, pero será ya en el siglo XX
cuando la legislación laboral se desarrolle.
11.− El régimen de la Restauración:
11.1.− El sistema canovista: La constitución de 1876 y el turno de partidos. La oposición al sistema.
Regionalismo y nacionalismo.
El pronunciamiento militar de Martínez Campos en 1874, supuso la restauración monárquica en la persona de
Alfonso XII, hijo de Isabel II y Canovas del Castillo asumió la regencia hasta la llegada del rey en 1875. El
sistema canovista de la restauración era conservador y se asentaron en un sistema parlamentario liberal y se
pretendió superar los problemas que hubo durante el reinado de Isabel II. Las bases del nuevo régimen se
recogieron en la Constitución de 1876, de carácter moderado e inspirado en la de 1845 y defendía los valores
tradicionales (familia, religión y propiedad), se establecía la soberanía compartida entre monarca y cortes.
Estas se organizaron en dos cámaras: El congreso de los diputados y el senado. Se proclamó la
confesionalidad católica del Estado y una gran declaración de derechos. La estabilidad del régimen fue posible
al terminar las guerras carlistas y la guerra en Cuba. Durante 1875 el esfuerzo militar logró reducir los núcleos
carlistas en Cataluña y poco después estos se rindieron junto a los de Aragón y Valencia. Tras derrotar a los
carlistas en el País Vasco y Navarra, Carlos se exilió y la guerra terminó. Tras la derrota carlista se abolió el
régimen foral. Después de la guerra carlista, se enviaron tropas a la guerra de Cuba donde se firmo en 1878 la
Paz de Zanjón, que incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y las promesas de reformas
políticas y administrativas por lo que Cuba tendría diputados en las Cortes. El incumplimiento de estas
provocarían dos conflictos en Cuba, uno en 1879 y otro en 1895.
El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos partidos: el conservador y el liberal.
Ambos defendían la monarquía, la constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal
unitario y centralista. El partido liberal−conservador se originó con su líder Canovas del Castillo y aglutinó a
los sectores mas conservadores y tradicionales de la sociedad; el partido Liberal−Fusionista dirigido por
Sagasta que reunió a antiguos progresistas, unionistas y exrrepublicanos moderados. Los conservadores
defendían a la Iglesia y al orden social; mientras que los liberales estaban inclinados a un reformismo
progresista y laico.
El ejercicio del gobierno se contemplaba en una alternancia regular y pacifica de los partidos mediante fraudes
electorales y caciquismos. El fraude electoral más importante fue el pucherazo por el cual se adulteraban los
resultados; el caciquismo consistía en que un cacique, por su poder económico influyera en las votaciones de
la población de alrededor. Después de la muerte de Alfonso XII, el temor es una posible desestabilización del
sistema político. Esto impulsó a conservadores y liberales a firmar el Pacto del Pardo en 1885, que dio lugar a
un gobierno que permitió asegurar la continuidad del sistema. Maria Cristina, viuda de Fernando VII, hizo de
regente de Alfonso XII hasta 1902, que alcanzó la mayoría de edad.
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El sistema de la Restauración otorgó un espacio reducido en el Parlamento a las fracciones políticas más
acomodadizas y se marginó a las radicales. Los carlistas que estaban en el exilio intentaron producir otro
levantamiento armado, pero en esta época perdieron el apoyo de la Iglesia que apoyaba a Alfonso XII, y en
1888 se crea el partido Tradicionalista dirigido por Ramón Novedal que defendía la tradición y el catolicismo
y, se definió como antiliberal. El republicanismo, el gran vencido por el golpe militar, fundó el partido
Pasibilista dirigido por Emilio Castelar que participó en el Parlamento. Los más radicales fundaron el partido
Republicano Progresista dirigido por Ruiz Zorrilla que se dividía en unionistas y federalistas. La introducción
del sufragio universal en 1840 provocó en 1893 que se creara la Unión Republicana.
En esta época aparecieron los movimientos de carácter nacionalista, como en Cataluña donde surgió el
movimiento llamado Renaixença que quería recuperar la lengua catalana. Estas revindicaciones vinieron de
mano de Valenti Almirall que fundó el Centre Catalá (1882). Se fundó la Unión catalanista (1891).
En el País Vasco, tras la abolición del régimen foral, tuvo una gran industrialización que supuso un centro de
migración que produjo un fortalecimiento de la defensa de la lengua y la cultura vasca. Sabino Arana formuló
los principios originarios del nacionalismo y creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1894.
La defensa de las lenguas y costumbres nacionales se dieron también en Galicia con O Rexurdimento cuyo
principal impulsor fue Manuel Murquía, y en Andalucía se dio un regionalismo andalucista con su mayor
impulsor que fue Blas Infante.
11.2.− La liquidación del Imperio colonial: Cuba y Filipinas. El 98 y sus repercusiones:
El periodo más idóneo para hacer concesiones a las reivindicaciones cubanas fue el Gobierno largo de los
liberales cuando el Partido Autonomista Cubano se mostraba decidido a apoyar un programa reformista
propiciado por Madrid, que restase fuerza y apoyos sociales a los independentistas. Pero la única medida que
se acabo aprobando fue la abolición definitiva de la esclavitud (1888) y que los cubanos tuvieran
representación propia en las cortes. Las tensiones entre la colonia y la metrópoli aumentaron a raíz de la
oposición cubana a los aranceles proteccionistas que ponía España para dificultar el comercio con EEUU. El
presidente norteamericano amenazó con cerrar las puertas de los mercados estadounidenses a los productos
cubanos si estos aranceles no disminuían. En el año 1894 EEUU adquiría casi todas las exportaciones cubanas
aunque importaba muy poco. España temía que Cuba consiguiera el apoyo de los EEUU. En el año 1892, José
Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta independentista. La insurrección
comenzó en la parte oriental de la isla y entre sus dirigentes contó con Antonio Maceo y Máximo Gómez, que
extendieron la guerra a la parte occidental. El gobierno presidido por Canovas, respondió enviando un ejercito
a Cuba, al frente del cual se hallaba el general Martínez Campos. La falta de éxitos militares decidió el relevo
de este por el general Valeriano Weyler que utilizó métodos más contundentes. Esta fuerte ofensiva trajo
muchas perdidas y bajas ya que no era fácil hacer llegar las provisiones y las medicinas. Tras el asesinato de
Canovas (agosto 1897) un nuevo gobierno liberal concedió a Cuba autonomía, el sufragio universal, la
igualdad de derechos y la autonomía arancelaria. Pero los independentistas apoyados por EEUU se negaron
aceptar. Coincidiendo con la insurrección cubana, se produjo también la de Filipinas(1896−1897). El
levantamiento filipino fue también duramente reprimido y su principal dirigente, José Rizal, acabo siento
ejecutado mientras los insurrectos, que habían fundado un movimiento independentista llamado Katipunan,
capitularon en poco tiempo.
En 1898, EEUU declaró la guerra a España, asegurando que fueron culpables del hundimiento de uno de sus
buques, el Maine. EEUU atacó tanto en Cuba como en Filipinas y poco tiempo después consiguieron el poder.
A finales de ese año se firmó la Paz de París, que hizo abandonar a España sus colonias que quedaron bajo
influencia estadounidense. A pesar de la grandeza del desastre del 98 sus repercusiones inmediatas fueron
menores de lo que se esperaba. No hubo ni crisis política ni crisis económica, ya que el Estado tuvo una gran
capacidad de regeneración. En realidad fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica que causo
importante impacto psicológico entre la población. Los movimientos nacionalistas tuvieron una gran
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expansión, sobre todo en Cataluña y el País Vasco. La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos
que criticaron el sistema de la Restauración y defendían la necesidad de una regeneración y modernización de
la política española. Así se creo un grupo de intelectuales que recibían el nombre de Generación del 98. Todos
ellos se caracterizaron por su profundo pesimismo, su critica frente al atraso peninsular y plantearon una
profunda reflexión sobre el sentido de España y su papel en la Historia. También se dio un cambio en la
mentalidad de los militares que se inclinaron hacia posturas más autoritarias frente a la ola de antimilitarismo.
Esto llevó a un retorno de la importancia del ejercito. En 1899 la Reina Regente entregó su confianza a un
nuevo líder conservador, Francisco Silvela, quien convocó elecciones. El nuevo gobierno mostró una cierta
voluntad de renovación. Se inicio una política reformista. El aumento de impuestos impulsaron una huelga de
contribuyentes y los ministros acabaron dimitiendo. El espíritu de regeneración duró poco.
11.3.− Sociedad y mentalidad. La educación (1875−1902)
Durante el siglo XIX España no evolucionó económicamente, solo pudo alcanzar un grado de capitalismo
subdesarrollado debido, entre otras cosas, al fracaso de industrialización. España, con respecto a Europa,
siguió sumida en la economía agraria. La economía de España permitió alimentar a un 70% de la población,
recuperándose de todos los problemas políticos que se dieron. Este atraso podía ser parecido al que sufrían
Portugal e Italia, pero a pesar de todo España sufrió un importante crecimiento económico. En cuanto a la
población en el s.XIX en España había mas de 11 millones de habitantes y al finalizar el siglo superó los 18
millones. En España se produjo un aumento de población donde la tasa de natalidad era de 36 por mil y el de
mortalidad de 30 por mil. A esto también había qua añadir un importante numero de habitantes que
emigraron, mayormente a América. A pesar de que cada vez mas gente se desplazaba a las ciudades gran parte
de la población se encontraba en zonas rurales. La base de la economía española era la agricultura y la
ganadería. Se instalo una reforma agraria liberal, desamortizaciones, etc. Aunque la demanda del cereal
aumento, una crisis en los años 70 creó una etapa depresiva. En el s.XIX España se caracterizó por ser uno de
los países menos industrializados, y es que la revolución industrial fue un autentico fracaso. Las industrias que
más destacaban en España eran la algodonera, lanera, minera, siderurgica y la industria harinera y olivera.
Con la Restauración en 1875 se reanudo la construcción del ferrocarril abandonado años atrás. Tras las
perdidas de las colonias el mercado exterior sufría un gran cambio, sin embargo, el comercio interior fue
evolucionando hasta un mercado nacional. En cuanto a la sociedad había dos grandes grupos: las clases
dirigentes y las clases populares. En las clases dirigentes estaba la nobleza donde estaba la gran nobleza y la
baja nobleza, los llamados hidalgos que poco a poco perdería prestigio. La gran burguesía, aquella que
participaba de manera activa en los negocios. La clase media, que constituía un 50% de la población cuya
forma de vida era similar a la burguesa, pero con menos capital. Estos eran comerciantes, fabricantes... Dentro
de las clases populares estaban los artesanos y grupos urbanos, dedicados a los servicios. Aunque el numero
de individuos bajo en los gremios, la artesanía seguía jugando un importante papel en España. Y por ultimo el
campesinado que se organizaba en un pequeño propietario con una mínima cantidad de tierra y el
arrendatario. En otro sector estaban los jornaleros que no poseían tierra. El aumento de la población asalariada
creó las revueltas sociales, los campesinos empezaron a luchar por sus derechos y con ello comienzan las
manifestaciones y movimientos sociales. El sindicalismo nació en Cataluña con el primer sindicato que fue la
Sociedad de Tejedores (1840). Estas sociedades agrupan a los trabajadores por oficio. El sindicalismo se
extendió por España llevando la huelga como método para manifestarse. Los anarquistas nacieron en 1881 por
medio de la FRE. La tendencia bakunista que cambia su nombre por el de Federación de Trabajadores de la
Región Española. Entre 1893−1897 se produjeron los actos más violentos, como atentados a políticos,
represiones... Esto provoco división del anarquismo. También los socialistas crearon la Nueva Federación
Madrileña, de carácter marxista, que se transformó en la Agrupación Socialista Madrileña fundada por Pablo
Iglesias que se convirtió en el núcleo del Partido Socialista Obrero Español. El PSOE se definió como un
partido de carácter marxista, de orientación obrerista y partidario de la revolución industrial. La UGT fue un
claro ejemplo de sindicato en masa ya que englobaba a todos los sectores de la producción. Hacia el año 1880
las duras condiciones de vida y de trabajo obligó a crear un plan de reformas, como la creación de Reformas
Socialistas en 1883 que pretendían una regulación de las condiciones de trabajo. Se aprobaron leyes de
regulación del trabajo peligroso para los niños, creación de asilos, construcción de barriadas... Un movimiento
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cultural importante fue el realismo, y la Generación del 98.
12.− Alfonso XIII: La crisis de la Restauración.
12.1.− Regeneracionismo y revisionismo político. Las crisis de 1909 y 1917. La guerra colonial en
Marruecos. El desastre de Annual.
Con Antonio Maura y José Canalejas llegó al gobierno una generación de políticos influida por el
regeneracionismo. El gobierno presidido por Maura entre 1907 y 1909 protagonizó el mayor intento
reformista impulsado por los conservadores. Fue un intento de regeneración del sistema a partir de la
formación de una nueva clase política que tuviese el apoyo social de las masas neutras. Pretendían configurar
un estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz y de conseguir desbancar a los caciques e impedir que las
masas populares ganasen protagonismo. Se llevo a cabo una reforma electoral aunque solo se consiguió hacer
más difícil el fraude electoral. También se dio un cierto impulso a la política social y se esforzó por integrar
en su proyecto reformista al catalanismo. En 1910 José Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Su
programa proponía la modernización de la vida política e intentaba atraer a los sectores populares y limitar el
poder de la Iglesia. La negativa de la Santa Sede a cualquier proceso de reforma llevó a la promulgación de la
Ley Candado (1910) que ponía coto a la autoridad de las ordenes religiosas y limitaba el establecimiento de
otras nuevas. La política social llevó a cabo la sustitución del impuesto de consumos por un impuesto
progresivo sobre las rentas urbanas. También se reformo la Ley de Reclutamiento que hacia obligatorio el
alistamiento a filas sin manera de librarse. Así también se promulgaron leyes encaminadas a mejorar las
condiciones laborales. Canalejas continuó la política de acercamiento a los catalanistas. Las fuerzas de la
oposición vieron necesaria la renovación profunda de sus ideales y de sus formas organizativas como de sus
dirigentes. El republicanismo fue la principal fuerza de oposición. En 1903 nació la Unión Republicana que
agrupaba a los diferentes grupos republicanos alrededor de Salmeron. Consiguieron éxito rotundo en las
elecciones de ese año, aunque las disputas internas les llevaron al declive. Las mayores discrepancias las
planteó Alejandro Lerroux quien en 1908 creó el Partido Radical, demagógico, anticlerical y revolucionario
que logro influir en las clases populares barcelonesas. En Valencia, Blasco Ibáñez impulso el blasquismo, un
movimiento con un discurso populista y anticlerical que consiguió controlar el Ayuntamiento de Valencia. El
PSOE colaboró con otras fuerzas de izquierdas sin renuncias a sus principios revolucionarios.
Debido a un nuevo envío de militares a la zona del Rif africano se provocó una movilización contra la guerra
en el puerto de Barcelona el 18 de Julio de 1909. La revuelta duró casi una semana (Semana Trágica). Al
principio comenzó como una huelga general pero acabo siendo un estallido espontáneo de todas las tensiones
sociales acumuladas. Hubo desastrosos incidentes en las calles que desemboco en un ataque a 80
establecimientos religiosos. Las autoridades declararon el estado de guerra. A mediados de semana, el ejercito
puso fin a la revuelta después de muchas muertes y heridos. La represión posterior resultó muy dura. Hubo
detenciones, consejos de guerra y condenas a muerte. La fuerte represión que siguió al altercado obtuvo
muchas protestas de toda Europa. Los republicanos y liberales se unieron para pedir la dimisión de Maura.
Cosa que consintió Alfonso XIII además de traspasar el gobierno a los liberales. También tuvo efectos en la
oposición, como los catalanistas que formaron la Unión Federal Nacionalista Republicana y los izquierdistas
la Conjunción Republicano−Socialista.
Las graves dificultades que acarreaba el sistema político español, el descontento militar y la conflictividad
social, provocaron una protesta generalizada de carácter antigubernamental en la que se vieron implicados los
partidos fuera del turno, los militares y las organizaciones obreras. No consiguieron sus objetivos ya que no
tenían un programa común que les permitiera actuar unidos. Estos sucesos no consiguieron poner fin al
sistema de la Restauración, que logró sobrevivir a la crisis, aunque el régimen entro en una progresiva
descomposición y desgaste por no querer renovarse. La consecuencia más importante de los sucesos de 1917
fue la formación de sucesivos gobiernos de concentración. Los ministros dimitían con frecuencia y los
partidos retiraban su apoyo al gobierno. El más relevante fue el Gobierno Nacional impulsado por Maura en el
que participaban los regionalistas catalanes y los partidos del turno. Las diferencias entre ellos hicieron
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imposible cualquier proceso reformista.
El protectorado español en Marruecos era una zona de escaso valor económico y con una difícil orografía, que
dificultaba la ocupación del territorio. La empresa africana solo contaba con el apoyo de algunos grupos
empresariales que pronto se retiraron al darse cuenta de los pocos beneficios que obtendrían. Las clases
populares estaban totalmente en contra de una nueva guerra colonial. El ejercito también se hallaba dividido,
ya que el problema de los ascensos por merito de guerra enfrentaban al ejercito peninsular con el de África.
Acabada la Primera Guerra Mundial, Francia volvía a intervenir en el territorio africano y las autoridades
españolas decidieron reemprender sus acciones militares. Tuvieron éxito en el oriente pero en occidente se
encontraron con la resistencia de las cabilas. En 1921 el general Silvestre se adentro en el corazón del Rif. Las
cabilas de Abd−el−Krim atacaron por sorpresa al ejercito español en Annual provocando su huida y muchas
bajas. Esto se debió sobre todo al poco conocimiento del territorio por parte de los soldados recién reclutados.
El fracaso en África crispó a la opinión publica. La prensa y el pueblo culparon al gobierno y al ejercito. El
gobierno dimitió y se formo un gobierno de concentración presidido por Maura. También se inició un proceso
parlamentario encaminado a indagar las responsabilidades militares y políticas de Annual. Se nombró una
comisión en el Congreso encargada de elaborar un informe sobre lo sucedido. Este informe, el Expediente
Picasso, provocó fuertes debates en las Cortes y contó con la oposición del ejercito. Se inició un agitado
debate parlamentario y la minoría socialista, con el apoyo de los republicanos, exigió medidas drásticas que
apuntaban directamente al ejercito y al Rey. La cuestión de Marruecos se convirtió en un factor de crisis
política, y el debate en torno a las responsabilidades fue un elemento decisivo que llevo a los militares a optar
por una decisión de fuerza. El expediente no llegó a las Cortes, ya que días antes se produjo el golpe de
Estado de Primo de Rivera.
12.2.− La dictadura de Primo de Rivera. De la monarquía alfonsina a la Segunda República.
El 13 de Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad
constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasase a manos de los militares. El golpe de
Estado se justificó con el argumento de que el régimen constitucional estaba bloqueado y desprestigiado y
existía un grave peligro de revolución social. Su discurso tenia pretensiones regeneracionistas e incluso
moralistas. En su manifiesto inaugural anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar
con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Algunos historiadores
indican que en realidad fue para evitar que el régimen político acabara por democratizarse. Así el golpe de
estado se presentaba como una forma de frenar la posible reforma del sistema que podía resultar amenazadora
para ciertos sectores e intereses sociales. Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter
dictatorial: suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, cese de las
autoridades civiles, prohibición de las actividades de los partidos políticos, etc. Con el objetivo de liquidar el
caciquismo, se elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial. La regeneración prometida quedo en una gran
farsa, ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y la renovación política se limito a sustituir
unos caciques por otros. Se creó un nuevo partido, la Unión Patriótica que se trataba de un partido
gubernamental cuya misión era dar apoyo social a la Dictadura. El conflicto de Marruecos centró el interés de
Primo de Rivera, a partir de 1925 se inició una política de colaboración con Francia que incluyo una acción
militar coordinada (Desembarco de Alhucemas 1925). Durante el Directorio Civil, Primo de Rivera intentó
institucionar su régimen con la creación de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) y con la realización de
una asamblea que sometió a votación su política interior y exterior. La oposición de la Dictadura estuvo
integrada por buena parte de los lideres de los viejos partidos del turno. Estos criticaron la excesiva duración
del régimen y algunos dirigentes monárquicos participaron en conspiraciones militares. Los republicanos
organizaron la llamada Alianza Republicana, que logró unir a las diversas facciones del movimiento y
desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. El enfrentamiento de los intelectuales con la
Dictadura estuvo protagonizado por Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez, etc, que suscribieron un
manifiesto con mas de 1000 firmas en contra de su política cultural. La oposición del mundo universitario se
materializó en la revuelta estudiantil y en el apoyo conseguido por la Federación Universitaria Española. La
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CNT se mostró contraria al régimen, pero en su interior se agravó el enfrentamiento entre quienes defendían
una actitud más radical y partidaria de la violencia y aquellos que defendían posturas más posibilistas.
También el PSOE cambió su posición cuando rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se
pronuncio a favor de la republica. La cuestión catalana se convirtió en un conflicto. Las medidas políticas y
administrativas tomadas por Primo de Rivera hicieron que el régimen fuese visto en Cataluña como
profundamente anticatalanista. Todo ello provocó una disyunción de estos sectores con el régimen. El relativo
consenso que había tenido el golpe de Estado entre las clases conservadoras fue resquebrajándose, añadiendo
a esto la fuerza de la oposición se vaticinaba el final del régimen. Alfonso XIII, temeroso de que el
desprestigio creciente de la Dictadura afectase a la propia imagen publica de la Monarquía, opto por retirar la
confianza al dictador, que dimitió en enero de 1930. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle, pero
el prometido retorno a la normalidad constitucional se llevó a cabo lentamente y la oposición y la opinión
publica mostraron su descontento hacia lo que llamaban la dictablanda. Los republicanos, los catalanistas de
izquierdas y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) en el que prometían dar una
alternativa política a la monarquía. En diciembre de ese mismo año se produjo un intento insurreccional
militar de proclamar la republica que acabó con sus dirigentes fusilados. En febrero de 1931 se constituyo el
ultimo gobierno de la Monarquía presidido por el almirante Aznar, que asumió el compromiso de convocar
elecciones. Se intentaba volver a la normalidad como si nada hubiese sucedido. Pero Alfonso XIII se había
comprometido excesivamente con la Dictadura y las elecciones municipales que se presentaron como una
elección a favor o en contra de la monarquía. Las elecciones municipales del 12 de Abril dieron un claro
vuelco a la situación política del país. El resultado electoral fue desigual: aunque el numero de concejales
monárquicos supero globalmente al de republicanos, en las grandes ciudades ganaron estos últimos. Tras
conocer el resultado de las votaciones, el día 14 por la mañana se proclamó la Republica. Ante la nueva
situación, Alfonso XIII suspendió la potestad real y decidió abandonar el país partiendo hacia el exilio.
12.3.− La evolución económica. La sociedad (1902−1931).
Aunque España no era un país industrializado sufrió una evolución económica. El crecimiento del PIB entre
1874 y 1950, también lo hizo PIB por habitante dado a que se duplico la productividad. Las zonas industriales
empezaron a cobrar importancia. Como consecuencia se creó el Mercado Interior. También empezaron nuevas
fuentes de energía e industrias, teniendo mas importancia el sector servicios. El aumento de población fue
posible debido a la baja mortalidad, buenas condiciones de vida... Hubo un importante proceso de
urbanización. Un 40% de la población era urbana. Hubo una gran emigración a América y volvieron un gran
numero de indianos. La agricultura sufrió un paulatino crecimiento y transformación. El desarrollo del
equitalismo provocó revueltas campesinas, entre los pequeños campesinos y jornaleros. En cuanto las
industrias, las que sufrieron una expansión fueron la Minera, la del carbón y la del hierro. La industria
siderurgica del País Vasco a partir de 1500 creo los grandes hornos de Vizcaya, evolucionando al mismo
tiempo la industria textil de Cataluña. Surgieron nuevas industrias como la eléctrica, productos químicos,
metálicos, construcción, alimentaría (vino, aceite, conservas...), etc. Se establecieron en zonas como Madrid y
Valencia. En cuanto al comercio hubo lo que se llama proteccionismo, mediante aranceles y ayudas a ciertos
sectores. El comercio de esta época se enlazó con la política. Tras los problemas de 1898 se pierden parte del
mercado internacional, pero se recuperan capitales procedentes de América y nuevos mercados (Europa y
América del Sur). Recuperan empresarios y bancos como el Banco de Vizcaya, Español de crédito
Hispanoamericano, etc. Hasta la primera Guerra Mundial se siguió con el proteccionismo y con el desarrollo
constante de los servicios. En los años 20 se acentúa la intervención del Estado en la economía. La dictadura
de Primo de Rivera fomentó monopolios (Telefónica, Iberia, Campsa...) y fomento las obras publicas, pero no
hubo mejoras fiscales, reparto muy desigual de la renta, lo que provocó mas conflictos sociales. Dentro de la
socieda del protagonismo se lo llevan las nuevas clases sociales. La burguesía se dividía en dos: la industrial
que se repartía por las ciudades industriales (Madrid, Vizcaya y Cataluña) y los terratenientes que se
establecían en las zonas de Castilla y Andalucía. Con la presencia del sector servicios aparecieron los obreros
industriales. Los campesinos se agrupaban en pequeños y medianos propietarios, arrendatarios y jornaleros.
Así la sociedad quedaba dividida en tres clases: la dominante (burguesía, terratenientes, nobleza...), las clases
medias (empleados, pequeños comerciantes, profesores...) y las clases bajas donde estaba el proletariado. En
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el campo estaban las clases medias (pequeños propietarios de Castilla y el norte de levante) y las clases bajas
(pequeños arrendatarios de Andalucía y jornaleros).
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