BORRADOR DE LA SESIÓN DE LA COMISIÓN CONSTITUCIONAL CELEBRADA EL LUNES, 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 Se abre la sesión a las dieciséis horas. El señor PRESIDENTE: Muy buenas tardes, señorías. Permítanme que, en primer lugar, dé la bienvenida, una vez más, a esta comisión a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, doña María Soraya Sáenz de Santamaría Antón, con el orden del día establecido, del que ya tienen conocimiento sus señorías. Antes de pasar a la comparecencia, si así lo estiman sus señorías, vamos a proceder a la aprobación del acta de la sesión anterior, sobre la que entiendo- sus señorías también tienen conocimiento. Por tanto, pregunto si hay alguna salvedad a la misma; en caso contrario, ¿se puede aprobar? (Asentimiento.) Queda aprobada. A continuación, como bien saben sus señorías, pasamos a la comparecencia de la señora vicepresidenta. Con carácter previo, les diré que hay un turno de diez minutos por cada grupo parlamentario, con la excepción del senador don Isidro Manuel Martínez Oblanca que, aun perteneciendo al Grupo Parlamentario Mixto, formuló a nivel particular una de las solicitudes de comparecencia que se van a tratar en estos momentos, por tanto, él tiene la palabra por diez minutos; y, posteriormente, como todos los grupos también la han solicitado, si no les parece mal, intervendrán de menor a mayor, insisto, por tiempo de diez minutos. Veo que por el Grupo Parlamentario Mixto ha venido exclusivamente el señor Martínez Oblanca, por tanto, solamente habrá un turno que no corresponde en sí al Grupo Parlamentario Mixto sino a petición propia. Sin más, damos la palabra a la señora vicepresidenta, agradeciéndole, una vez más, que tenga a bien hablar sobre las solicitudes de comparecencia que han sido agrupadas y, con posterioridad a la intervención de todos los grupos, como bien conoce, tendrá usted la posibilidad de volver a intervenir cuando así lo desee. Muchísimas gracias, una vez más. La señora VICEPRESIDENTA DEL GOBIERNO Y MINISTRA DE LA PRESIDENCIA (Sáenz de Santamaría Antón): Muchísimas gracias. Señor presidente, señorías, comparezco a petición propia y de varios grupos parlamentarios con un doble objetivo: por un lado, para exponer el balance y las perspectivas de futuro en las actuaciones de la vicepresidencia del Gobierno, tanto en el impulso del Programa Nacional de Reformas como en la puesta en marcha de las prioridades que nos competen directamente al Ministerio de la Presidencia. En particular, de un lado, la profunda reforma de las administraciones públicas que hemos diseñado y que estamos ejecutando para convertirlas en unas administraciones eficientes, modernas y cercanas, atentas a las necesidades de los españoles para hacer de ellas, por fin y de una vez por todas, también un factor de progreso social y de competitividad económica; y de otro, para abordar el programa de regeneración democrática y lucha contra la corrupción que tenemos el encargo de liderar. 1 Comparezco, además, en un momento en el que empezamos a constatar que el Programa Nacional de Reformas que está desplegando el Gobierno de la nación, sin duda uno de los más amplios y profundos que se han abordado en nuestra reciente historia democrática, está colocando a España en la dirección correcta, la que conduce a la salida de la crisis. Este ha sido el objetivo que ha guiado la acción del Gobierno a lo largo de estos casi dos años y, por tanto, el programa legislativo de corte reformista cuya coordinación e impulso nos corresponde. En este tiempo, señorías, hemos puesto en marcha las grandes reformas que necesitaba nuestro país para afrontar la recuperación económica, superando los desequilibrios que lastran nuestras cuentas públicas, la solvencia de nuestro sistema financiero y la capacidad de crecimiento de nuestra economía. Así, podemos destacar entre las primeras leyes de legislatura que han servido a este fin la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que ha permitido avances muy significativos de consolidación fiscal de todas las administraciones. En segundo lugar, la aprobación de requisitos de transparencia y solvencia de las entidades financieras que contribuyan a diluir cualquier incertidumbre sobre su presente y sobre su futuro; y un nuevo marco jurídico muy amplio que combate las ineficiencias estructurales de nuestra economía, en el mercado laboral para ofrecer alternativas al despido, en los mercados de factores, como los transportes, la energía o el medioambiente, para avanzar hacia una economía más sostenible, en el impulso necesario a los pilares de la creación de empleo, como ha sido la Ley de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, y a los puntales de nuestra economía como son el turismo, el sector agroalimentario o el sector del automóvil. También en el ámbito educativo para atacar una de las principales causas del paro juvenil, cual es el elevado porcentaje de menores de 25 años que carecen en nuestro país de una formación adecuada, académica o profesional. Cada paso ha ido afianzando la recuperación de la confianza y la credibilidad. Confianza en nuestras cuentas públicas después de haber asumido todas las administraciones un esfuerzo de consolidación inédito en nuestro país y que no tiene comparación en nuestro entorno. Confianza en nuestra solvencia después de haber sido capaces de superar dos graves crisis que en primavera y en verano en 2012 sacudieron los mercados internacionales y pusieron en riesgo nuestra propia posición. Hoy, la prima no supera la mitad de la registrada tan solo hace un año y la partida dedicada a sufragar los intereses de la deuda se reduce un 5,2% para el año 2014. Confianza también en nuestro sistema financiero después de haber acometido en un año el proceso de reestructuración y saneamiento que otros países hicieron en los cuatro años anteriores. Hoy -sí-, las instituciones internacionales empiezan a reconocer que el sistema financiero español está preparado para afrontar perturbaciones en el futuro. Confianza en nuestra capacidad de competir, como demuestran día a día los resultados récord del sector exterior y el progresivo equilibrio de la balanza de pagos. Nuestro endeudamiento externo comienza a reducirse ganando una capacidad de financiación, la primera desde 1997, que al final del año superará el 2%. Confianza en nuestro atractivo hacia el exterior, que confirman tanto los datos históricos de llegada de turistas internacionales -casi 50 millones de visitantes hasta septiembrecomo, sobre todo, la importante mejora de la llegada de inversiones 2 extranjeras, se ha duplicado en los ocho primeros meses del año, de 9000 a 19 400 millones de euros. Confianza y credibilidad en el potencial de nuestras empresas, que cada vez exportan más a más países más productos y de mayor valor añadido. Las exportaciones de bienes y servicios en España crecen más que en ningún otro país de la zona euro, siete veces más rápido que la media, y las exportaciones de alta tecnología se han incrementado un 11,4% interanual entre enero y agosto. Confianza, en resumen, en las posibilidades de nuestra propia economía, en las que aparecen los primeros datos de reactivación del consumo como el incremento interanual del 2,2% en septiembre de las ventas del comercio minorista. A estas alturas puedo decirles que al Programa Nacional de Reformas, aprobado en abril de este año, solo le resta por abordar algo menos del 10%. El Gobierno ha impulsado más de 130 iniciativas con rango de ley y cerca de un centenar han sido ya aprobadas por las Cortes Generales. La tarea que tenemos ahora por delante es culminar las reformas pendientes y consolidar el cambio de tendencia que está experimentando nuestro país. De esta forma, España inaugurará el año 2014 con nuevos instrumentos para avanzar en la consolidación fiscal, con el marco austero y equilibrado que se define en los Presupuestos Generales del Estado para el año próximo y con el refuerzo de la disciplina presupuestaria que supondrá autoridad independiente de responsabilidad fiscal, cuyo estatuto se aprobará inmediatamente después de que su ley reguladora salga de estas Cortes Generales. En este nuevo escenario podremos abordar una completa reforma tributaria, en la que ya está trabajando un grupo de expertos designado por el Gobierno y que pretende favorecer un sistema fiscal más justo y equitativo que contribuya por igual no solo a la equidad social sino también al crecimiento económico. Esta será, sin lugar a dudas, una contribución importante a nuestra competitividad que debe, no obstante, seguir siendo impulsada con la puesta en marcha de nuevas reformas. En primer lugar, reformas para brindar un nuevo estímulo a la iniciativa y a la inversión empresarial que precisa la recuperación del crédito bancario. Esto significa continuar con la reestructuración del sector financiero a la que contribuirá sin duda la aprobación por las Cortes Generales de la ley de cajas y fundaciones bancarias. Del mismo modo es necesario adoptar nuevas reformas para afianzar la supervisión y solvencia de las entidades de crédito, que se aprobarán en este mismo mes y que incorporarán a la legislación española los requerimientos de Basilea III. Pero también se presentará una nueva ley de fomento de la financiación empresarial para mejorar los mecanismos alternativos a la financiación bancaria, una ley que se basará en tres grandes ejes: la revisión en profundidad del sector del capital riesgo, la flexibilización del régimen de las instituciones de inversión colectiva y, en general, la adopción de las medidas orientadas a facilitar el acceso a la financiación de las pequeñas y medianas empresas. En segundo lugar, continuaremos trabajando en la mejora del marco jurídico en términos de competitividad. En este sentido, conviene tener en cuenta la importancia de afianzar la reducción del diferencial de inflación con los países de nuestro entorno, evitando los efectos inflacionistas de segunda ronda. Este es el objetivo del proyecto de ley de desindexación que se remitirá a las Cortes a comienzos del año que viene y que se encuentra en fase de informes; o las nuevas reformas que plantearemos en ámbitos tan importantes 3 como la regulación de la responsabilidad medioambiental o del patrimonio natural y la biodiversidad. Son reformas todas ellas que mantienen el espíritu de eficiencia y competitividad que nos anima desde el comienzo, principios y objetivos que confluyen en perfecta armonía en la reforma de las administraciones públicas. A lo largo de estos treinta y ocho años, España se ha convertido en uno de los Estados más descentralizados del mundo y ha sabido consolidar un Estado de bienestar cuya garantía de sostenibilidad nos compete a todos abordar. Tenemos una buena Administración pública. El sector público en España no tiene, en términos generales, una dimensión mayor que en otros países de nuestro entorno, ni en términos de gasto público, 6 puntos por debajo de la media de la eurozona, y menos aún en ingresos, 10 puntos por debajo. Tampoco en términos de empleo público, que antes de la crisis suponía un 14% del total de la ocupación, en niveles similares a otros países europeos. Pero también es cierto que se ha producido un progresivo incremento del peso del sector público en la economía en los últimos años. España ha presentado un crecimiento discrecional del peso del gasto público entre los años 2004 y 2011, lo que era difícilmente justificable en tiempos de bonanza y totalmente imposible en los años de crisis económica. Los años 2008 y 2009 son muy ilustrativos. Mientras se perdieron más de 6 puntos del producto interior bruto en ingresos, el gasto público se incrementó en 7,1, dando lugar a un desfase entre ingresos y gastos, a un déficit del 11,2% del PIB en 2009. Dicho de otro modo, mientras en 2007 las administraciones ahorraban 20 255 millones de euros al año, en 2009 se gastaron 117 000 millones de euros más de lo que ingresaron. El sector público se mantuvo mientras pudo ajeno a la crisis. Por poner un ejemplo, entre los años 2007 y 2011 el empleo público se incrementó en 288 700 personas. Y así llegamos a la situación de partida que afronta este Gobierno: un déficit del 9% en 2011 y un sector público cuyo entramado institucional ha ido creciendo por acumulación, sin que hasta la fecha se haya abordado su contención, redimensionamiento y sostenibilidad. Por esta razón, la reforma de las administraciones públicas formaba parte de los compromisos de este Gobierno desde el inicio de la legislatura y estuvo en el ámbito de las primeras decisiones que tomamos. Yo misma tuve la oportunidad de anunciarles en esta misma comisión, hace casi 2 años, las primeras iniciativas que se estaban planteando. Por poner un par de ejemplos, la reestructuración del Gobierno de la nación, que permite unos ahorros anuales de 5 millones de euros, un dato al que hay que sumar el derivado de la eliminación de las cesantías por incompatibilidad de las pensiones indemnizatorias de altos cargos cuando ejerzan otras actividades retribuidas. El presupuesto por este concepto ascendía a más de 3,6 millones de euros en 2012. O la revisión y limitación de las retribuciones e indemnizaciones del personal directivo de empresas públicas, así como el número de sus consejeros, que ha permitido un ahorro de 18 millones de euros. Desde el principio de 2012 se han dado pasos importantes para la contención del gasto y la racionalización de las estructuras administrativas, pero desde el comienzo también fuimos conscientes de que la reforma de las administraciones públicas era un cometido que exigía un compromiso amplio y un enfoque estructural que modernizara las administraciones con nuevas normas de actuación y nuevas formas de trabajo. Por eso, una de las primeras 4 iniciativas que adoptó el Gobierno fue la aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. Esta ley ha permitido el mayor esfuerzo de consolidación fiscal de todas las grandes economías de nuestro entorno, una reducción del déficit de más de 2 puntos, desde el 9 al 6,8%. Pero no se trata solo de gastar menos, sino de gastar mejor, poniendo una Administración moderna al servicio de los ciudadanos, porque las ineficiencias, ya tomen la forma de duplicidades, de excesivas cargas administrativas, de gestión poco práctica de los recursos o de inflación de organismos innecesarios entrañan un coste que no podemos asumir ni en época de crisis ni tampoco en tiempos de bonanza. Es una convicción que deberíamos compartir todos los gestores públicos y en la que, desde luego, hemos constatado un amplio acuerdo. En la Conferencia de Presidentes, celebrada en esta misma casa hace poco más de un año, alcanzamos un acuerdo unánime, que destacaba la conveniencia de elaborar un programa de racionalización administrativa a fin de eliminar trabas burocráticas, simplificar normativa y procedimientos y evitar duplicidades. En el mismo sentido se adoptaron acuerdos en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera y en el marco del Programa de Aplicación del Fondo de Liquidez para las comunidades autónomas. En atención a este concierto, el Gobierno acordó hace un año la creación de una Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas, la ya conocida como Cora. Por este motivo, lo primero que hizo la comisión fue un análisis minucioso, una verdadera auditoría de la Administración pública, sin partir de ninguna premisa ni prejuicio, alejándose de falsos mitos con un trabajo objetivo, la objetividad que garantiza el hecho de que el trabajo desarrollado desde la propia Administración no ha sido, sin embargo, endogámico, sino que incorpora también la visión de los administrados, combinando la experiencia de los miembros de la comisión, gestores públicos de diferentes niveles, con la perspectiva de un consejo asesor del que han formado parte representantes empresariales, sindicales o académicos y con las aportaciones de ciudadanos a través de un buzón electrónico que recogió más de 2000 sugerencias de mejora. Es un trabajo que parte de las virtudes de nuestra Administración para mejorar sus puntos débiles. Es una Administración en la que se trabaja mucho, pero en la que podemos trabajar mejor. Ese es el retrato que presentó el informe de la Cora el 21 de junio de 2013. En apenas 7 meses acometió un ingente trabajo de escrutinio y examen de todos los campos administrativos. En este tiempo la comisión fue capaz de contradecir la máxima napoleónica: “Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”. Porque no solo nos han dicho lo que hay, sino también lo que hay que hacer. Lejos de estudios teóricos o tesis que divagan sobre la estructura de la Administración en el siglo XXI de los distintos Estados compuestos o de la Administración electrónica, los miembros de la Cora han elaborado un manual práctico, con medidas lógicas y concretas y con un calendario de ejecución ambicioso. Esta reforma administrativa no está concebida únicamente en términos de reducción del gasto, sino también de crecimiento económico. No se trata de adelgazar por adelgazar, sino de ganar músculo, con un estímulo más a la iniciativa de los emprendedores, a la actividad de las pequeñas y medianas 5 empresas y a la comodidad de los particulares. Y es que esta reforma está diseñada para dar solución a los principales problemas estructurales de nuestras administraciones públicas que me propongo detallar. En primer lugar, si hay un ámbito en que las administraciones tienen una responsabilidad directa es en la morosidad. Por esta razón, una de las primeras inquietudes del Gobierno ha sido garantizar el pago a los proveedores del sector público. Hemos puesto en marcha varias fases del Plan de Pago a Proveedores que han permitido inyectar en la economía real casi 30 000 millones de euros, 28 460, y que ha beneficiado a cerca de 150 000 suministradores, 149 172 de comunidades autónomas y de ayuntamientos. El esfuerzo acometido nos ha hecho ganar la convicción de que esta situación no se puede volver a repetir, y a este fin responde una de las más importantes propuestas del informe: el Plan para la erradicación de la morosidad en el sector público, que se fundamenta en dos leyes: la primera, la que introduce la deuda comercial en el principio de sostenibilidad financiera y que, en última instancia, permite que el Ministerio de Hacienda pueda satisfacer los créditos al proveedor y retener el importe de la financiación de la Administración pública incumplidora. La segunda, la ley de factura electrónica, para controlar que los pagos pendientes se realizan de forma efectiva, erradicando la práctica de las facturas en los cajones e impulsando un registro central de facturas al efecto de forma oficial. El segundo de los ámbitos en los que las administraciones pueden contribuir al desarrollo económico es asegurando la unidad de mercado, y así se hará con la nueva ley de garantía de esa unidad de mercado que acaba de iniciar sus trámites en esta Cámara, una ley que garantiza la libre circulación de bienes y servicios por todo el territorio nacional. Cualquier producto o servicio producido al amparo de una normativa autonómica podrá ser ofertado en todo el territorio nacional sin más trámites. Con esta ley se reducen trabas, se facilita el comercio y se estimula el crecimiento pues tiene un impulso estimado de 1,52% del producto interior bruto en 10 años. Está basada en un principio de confianza mutua. Si todas las administraciones públicas estamos sujetas a los principios de presunción de legalidad y objetividad de nuestros actos, no se entiende por qué una administración pública autonómica puede dudar de lo que legítimamente y dentro de sus competencias haga otra en beneficio de sus propios consumidores. Pero la unidad de mercado no estaría completa si a ella no le sumamos un esfuerzo concreto de simplificación normativa. No se trata solo de simplificar los trámites a cumplimentar, sino también de facilitar la comprensión y aplicación de las normas a cumplir. Entre 1978 y 2011 se aprobaron en nuestro país más de 100 000 normas de ámbito estatal y autonómico. A ello se une, además, la ausencia de un mecanismo sistemático de revisión de la calidad normativa, tal y como admitía el informe de la OCDE en el año 2000 sobre gestión y racionalización de la regulación. Por esta razón, la Cora advierte de la necesidad de profundizar en las directrices de la Better Regulation de la OCDE y de mejorar la calidad normativa de la Unión Europea, y anima a un decidido avance en las iniciativas de simplificación normativa que ha planteado el Gobierno. Iniciativas como el Plan de racionalización, iniciado a finales del pasado año, para la adaptación de la normativa vigente a los principios de la unidad de mercado. En este sentido, ya se ha completado una primera fase de identificación en la que se han detectado más de 2700 normas para las que se definirán las convenientes modificaciones bajo un único fin: unificar criterios y eliminar trabas para lograr 6 un fluido desarrollo del comercio y la actividad empresarial en todo el territorio español. Les anuncio que en el mes de noviembre el Gobierno aprobará un informe de actuaciones sobre racionalización administrativa que empezará con la simplificación de las normas de ámbito estatal, que suponen el 31% del total. Pero hay otras medidas que se pueden poner en marcha para mejorar la codificación del derecho. La primera de ellas, la aprobación de textos refundidos en materias que son objeto de múltiples modificaciones. Por este motivo, hemos remitido ya al Parlamento un proyecto de ley para la elaboración de ocho textos refundidos en diferentes ámbitos de regulación financiera y laboral; y la segunda, la puesta en marcha de un sistema de entrada en vigor común, dos veces al año, para las normas de especial incidencia empresarial. Junto a la simplificación normativa, el informe de la comisión contempla simplificación e informatización de procedimientos administrativos al servicio de empresas y particulares. Por citar algunos ejemplos, las medidas de agilización que se plantean en la Ley de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, donde se unifican las ventanillas únicas a su servicio en los puntos de atención al emprendedor y se crean nuevas figuras, como las sociedades limitadas de formación sucesiva, los emprendedores de responsabilidad limitada, que rebajan los requisitos para iniciar una primera aventura empresarial, así como las cargas para retomar una segunda oportunidad. Pero no solo con inicios crece la economía. Por eso hemos aplicado las mismas máximas de agilización a las relaciones de la Administración con las empresas en su desarrollo y expansión. Por esta razón, se han eliminado las licencias de apertura de comercios de menos de trescientos metros cuadrados, sustituyéndolas por una declaración responsable, y se ha concedido más libertad para fijar horarios comerciales y ventas promocionales. Se clarifican y reducen los trámites administrativos para facilitar el acceso de pymes a la contratación pública, flexibilizando las garantías exigidas y publicando en una plataforma única toda la información de las licitaciones del sector público. Se aplicará el IVA de caja para empresas y autónomos con un volumen de negocio inferior a dos millones de euros a partir de 1 de enero de 2014. Se reducirán las cargas en las relaciones con la Administración, desde en los servicios estatales de estadística a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Se simplifican los procedimientos de evaluación medioambiental. Se creará una ventanilla única aduanera para realizar en un solo trámite todos los procedimientos para la importación y exportación de mercancías. Y se promoverá la creación de una base de datos única para pymes que recogerá de forma agregada todas las ayudas y servicios que las administraciones prestan en cada parte del territorio. De hecho, la Cora propone extender el uso de bases de datos integradas e interconectadas entre administraciones y de las ventanillas únicas de modo que sean una fuente de información única y completa para las empresas y para los ciudadanos, por ejemplo, con plataformas de intermediación de datos para evitar la presentación de documentos de que ya dispone la Administración −es el mismo artículo de la Ley de Procedimiento Administrativo que siempre se repite y que los ciudadanos saben perfectamente que no se cumple−. A través de la historia clínica digital y la receta electrónica, que permitirá que cualquier español sea atendido con eficacia en cualquier lugar del territorio. O el sistema de cita previa en los Servicios Públicos de Empleo. 7 Pero, señorías, la reforma de las administraciones públicas va más allá de la simplificación de trámites y normas. Es necesario también reducir estructuras superfluas, en particular, en el ámbito del sector público empresarial, cuyo ritmo de crecimiento superó el 50% entre los años 2004 y 2009. Les he adelantado ya la preocupación que suscitó en el Gobierno esta realidad. En marzo de 2012 se puso en marcha un plan urgente que hoy ya está ejecutado al 90% en lo que afecta a la extinción, liquidación y fusión de entidades previstas en el plan. Pero hemos ido más allá. Este plan se ha visto ahora ampliado con la puesta en marcha de la extinción, fusión e integración de otros 67 organismos estatales. Por ponerles un ejemplo, con este plan las fundaciones públicas se verán reducidas a la mitad. A ese esfuerzo de redimensión se unirá, además, una redefinición del marco normativo mediante una nueva ley de régimen jurídico de las administraciones públicas, en la que se fijarán los criterios identificativos de cada ente, su control económico financiero y su régimen de contratación y personal. La creación de cualquier organismo nuevo deberá ir acompañada de una justificación estricta de los motivos que lo inducen, de que no existen duplicidades y de que los medios humanos, materiales y financieros son los adecuados, y se llevará a cabo una evaluación periódica en la que se extinguirán entidades que dejen de cumplir esos requisitos. Menos organismos, pero también con mejores prácticas de gestión. A partir de 2015 comenzará la aplicación del presupuesto base cero en determinadas partidas homogéneas a todos los ministerios. Se verificará cuánto dinero es preciso destinar a cada partida de los capítulos segundo y sexto a través de un análisis minucioso de las necesidades concretas y de la comparación de gastos de otros órganos. Esta perspectiva de eficiencia es la misma que se traslada a la concepción de los recursos humanos. Cuando los ciudadanos se relacionan con la Administración es importante tener en cuenta que detrás de ella lo que nos encontramos es la suma de servidores públicos. Uno de los principales activos de la función pública es su capital humano que, por tanto, juega un papel protagonista en la reforma. Es imposible conseguir una Administración más eficiente sin involucrar a toda la gente que la integra. Por eso cobra capital importancia una política de recursos humanos que premie el mérito y la responsabilidad, que sea sensible a las necesidades del país y de la Administración. La tasa de reposición cero con carácter general y de 10% limitada a ámbitos como la lucha contra el fraude ha determinado que la tasa de empleo público sobre la población total se haya reducido hasta niveles de 2004, pero la Cora apuesta por los empleados públicos. Por eso limita el personal eventual, al que se le exigirá una cualificación adecuada a sus funciones de asesoramiento. Apuesta por la formación de empleados públicos y por facilitar su movilidad desde sectores excedentarios a sectores deficitarios. Sectores que podrán identificarse gracias a un nuevo sistema de evaluación de la eficiencia y de las cargas de trabajo que permitirá, a su vez, determinar los tiempos medios de tramitación de los expedientes administrativos. Señorías, entre los recursos públicos merecen especial atención los activos inmobiliarios del Estado. Tras un primer plan de actuaciones que ha permitido ahorrar en alquileres a la Administración General del Estado 44 millones de euros, los procesos de enajenación de inmuebles han generado hasta la fecha ingresos por valor de 105 millones. Sin embargo, más allá de la 8 gestión de los recursos humanos y materiales propios están las compras y servicios que han de contratarse fuera de la Administración. El informe identifica un conjunto de suministros básicos a fin de proceder a su adquisición centralizada. Por ponerles algunos ejemplos les diré que el Ministerio de Fomento ha procedido a la conversión de los 1700 contratos que suscribía la Dirección General de Carreteras −se dice pronto, 1700 contratos de suministro eléctrico− a un solo acuerdo marco para todo el departamento. Los ahorros son también muy llamativos. La centralización, por ejemplo, de ese suministro de energía ha permitido al Ministerio del Interior ahorrar 9 millones de euros de un total de cuarenta y siete. Y es que en este ámbito compartirán ustedes que no tiene ningún sentido que cada Administración u órgano de la Administración contrate por su cuenta el teléfono, el gas o la electricidad. Contratando conjuntamente se ahorra, y mucho. Por eso se han creado dos nuevos órganos en la Administración, el Chief Information Officer, el CIO, como máximo responsable de la elaboración de la estrategia TIC de la Administración General del Estado, y la Dirección General de Racionalización y Centralización de la Contratación para la adquisición de suministros. Ya les puedo anunciar que se está ultimando el concurso para licitar un macrocontrato de comunicaciones con el fin de que entre en vigor el primer trimestre de 2015. De la experiencia de otros países que tienen centralizados todos los servicios informáticos de su Administración, al menos estatal, y de la centralización que ya hemos llevado a cabo en distintos ministerios, cabe pronosticar un ahorro de al menos el 10, 15% de los más de 270 millones de licitación. Hasta ahora cada ministerio, o cada organismo dentro de cada ministerio, compraba su propio hardware y gestionaba o compraba su propio software. Se trata ahora de tener una red centralizada que se utilice al menos por toda la Administración General del Estado y que pueda ponerse a disposición del resto de las administraciones. Es un planteamiento que enlaza directamente con el propósito de renovar la vocación de servicio público hacia un modelo administrativo que concentre los esfuerzos en unir y no en separar, en prestar un servicio integral al ciudadano, en entender que la Administración responde al ciudadano y no a otros fines o interrogantes. Y no solo porque el propio ciudadano demanda que su dinero se destine a lo principal y no a lo superfluo, sino porque ahora más que nunca debemos seguir trabajando juntos para lograr objetivos compartidos, salir de la crisis económica y crear empleo. Es necesario un nuevo marco, una nueva cultura de colaboración, de cooperación y coordinación entre las distintas administraciones públicas; por ejemplo, revisando el marco que constituyen las conferencias sectoriales. El reparto competencial no puede ni debe ser un obstáculo para el adecuado diseño estratégico de las distintas políticas; todo lo contrario: la participación de los niveles interadministrativos incrementa la información y aporta distintos enfoques u objetivos estratégicos a compartir. Es necesario impulsar planes y programas conjuntos sobre la base de los resultados alcanzados y fomentar la implantación a nivel estatal de las mejores prácticas de cada comunidad. Todos los niveles de gobierno somos Administración y todos prestamos un servicio al ciudadano que debe ser el eje de nuestras actuaciones, cada uno en su ámbito y en el ejercicio de sus competencias. Por eso las administraciones públicas −el Estado, las comunidades autónomas− continúan con sus proyectos de consolidación fiscal, de la misma manera que se están adhiriendo a las medidas de reforma propuestas. 9 Lejos de lo que se dice, aquí, en esta Cámara de representación territorial, quiero reconocer que las administraciones públicas están cumpliendo. Han reducido su déficit a casi la mitad: del 3,31% en 2011, al 1,76% en 2012. Han presentado sus planes económico-financieros de reequilibrio para 2012-2014, que recogen medidas de reducción de gastos por valor de 12 468 millones de euros, y han comenzado un ambicioso proceso de reestructuración del sector público autonómico que ha supuesto ya la extinción de 554 entidades −cifras netas−, frente a un compromiso inicial de 515. De hecho, han ampliado el objetivo a un total de 734 bajas, con un ahorro estimado por ellas mismas de más de 1500 millones de euros. Quiero que sepan que nuestras autonomías están registrando un importante cumplimiento de las medidas CORA, algunas incluso antes de la publicación del informe: en 5 comunidades autónomas se han suprimido ya los defensores del pueblo, o está en trámite su supresión o suspensión, y se han atribuido sus competencias al Defensor del Pueblo de la nación; 3 comunidades autónomas han eliminado su Tribunal de Defensa de la Competencia, 10 se han sumado o se sumarán en breves fechas al Tribunal Central de Recursos Contractuales y 14 han firmado protocolos de colaboración para racionalizar sus oficinas en el exterior. Sin embargo, la reforma de las administraciones públicas es mucho más que un informe cerrado: es una tarea continua. Por eso hemos creado una oficina para la ejecución de la reforma de la Administración, con el objetivo de impulsar y monitorizar −una expresión que se utiliza ahora habitualmente, no es de mis favoritas− el puntual cumplimiento de las medidas. Hasta el 21 de octubre de 2013 está ya en marcha el 99% de las medidas, 22 de las cuales están íntegramente finalizadas, 34 en fase final, 112 en fase media y 48 en fase inicial. Desde la aprobación del informe, el Consejo de Ministros ha aprobado 33 normas o acuerdos cuyo contenido está relacionado con la reforma de las administraciones públicas: 3 anteproyectos de ley, uno con rango orgánico; 10 proyectos de ley, uno también con rango orgánico; un real decreto ley, 10 reales decretos y 9 acuerdos. Así, antes de que finalice el presente período de sesiones, llegarán a las Cortes Generales para su debate y aprobación las modificaciones normativas necesarias para implantar medidas tan importantes como la inscripción de los nacimientos en el Registro Civil directamente desde el hospital, la licencia deportiva única, las subastas electrónicas o la creación del tablón digital único en la sede del Boletín Oficial del Estado, que permitirá a los ciudadanos disponer de un servicio de notificaciones vía correo electrónico con las mismas garantías y seguridad jurídica que las notificaciones físicas. Sin embargo, no nos conformamos con nuestros propios procesos de evaluación interna. Nuestra voluntad de transparencia y de homologación a estándares internacionales nos ha animado a someter el informe y su ejecución al criterio de la OCDE, que está llevando a cabo una evaluación externa. Esperamos recibir sus resultados en el segundo trimestre del año 2014. Aquí quiero agradecerle también al Senado que fuera el anfitrión de una importante reunión que mantuvimos con la OCDE y otros socios europeos, a fin de intercambiar experiencias en el marco de la reforma de las administraciones públicas, el pasado mes de julio. Señorías, la evaluación, el seguimiento y el control son fundamentales para asegurar el cumplimiento de objetivos y para valorar los progresos, y este Gobierno ha querido que se evalúe su trabajo puesto que la transparencia es 10 clave para corregir errores y para mejorar de forma continua. Los ciudadanos deben saber las razones por las que se toman determinadas decisiones, deben disponer de información para valorar la conveniencia de las políticas y la acción de los gestores públicos. Ese es el objetivo de la Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, que se está tramitando en estos momentos en esta Cámara: facilitar la perfecta conexión entre ciudadanos, información y decisión. Esta norma se convertirá en la primera ley que exista en nuestro país con este propósito específico; la que erradique por fin la anomalía jurídica que suponía, en relación con nuestro entorno, carecer de una normativa específica y general sobre transparencia; y, me atrevo a decir, es además la ley que más ha ganado en su tramitación parlamentaria en los últimos tiempos. La primera contribución de la ley de transparencia ha sido poner en valor el papel del Parlamento, porque en su trámite se ha ampliado y mejorado su ámbito de aplicación, con su extensión a los partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales. Definimos con ello el derecho a la información pública con un detalle tan ambicioso como garantista; y para asegurar que así sea, nuestra voluntad está en que el año que viene esté ya habilitado el portal de la transparencia, un punto de acceso telemático único que contendrá toda la información relativa a la organización de la Administración General del Estado −funciones, normativa, estructura y planificación−, información de relevancia jurídica −anteproyectos, acuerdos, memorias− y, lo que es más importante, información de contenido económico: contratos y convenios, y todo tipo de subvenciones y ayudas públicas otorgadas por los diferentes órganos de la Administración serán públicos y accesibles a todos los ciudadanos. Quiero agradecer a todos los partidos políticos sus enmiendas; A los que apoyaron el texto, su trabajo conjunto; e invito al resto a sumarse a esta iniciativa que está ya en su fase final. Señorías, el presidente del Gobierno sitúa la recuperación de la confianza en las instituciones entre los grandes compromisos programáticos y de investidura. Esa es la génesis del Plan Nacional de Regeneración Democrática, expuesto, como saben, durante el pasado debate sobre el estado de la nación, en el que se concretaron medidas y se pidió un pacto entre los partidos. La consiguiente resolución parlamentaria de ese debate fue aprobada con un consenso razonablemente amplio y, en consecuencia, se constituyó en el Gobierno un grupo de trabajo, integrado por representantes de diferentes ministerios afectados, para desarrollar la parte de ese mandato parlamentario que corresponde al Ejecutivo. El pasado 20 de septiembre el Consejo de Ministros presentó un bloque de medidas que a continuación quisiera recordarles brevemente. Se trata de 40 medidas básicas que afectan a más de una decena de normas y que, a efectos explicativos, podemos detallar en tres ejes. El primero sería el referido al incremento del control de la actividad económica y financiera de los partidos políticos. En este terreno ya hemos dado importantes pasos: como recordarán, las subvenciones a los partidos políticos se redujeron un 20% en los ejercicios 2012 y 2013, respectivamente, y se han desvinculado las aportaciones públicas de la evolución del IPC. Ahora se incidirá en la rendición de cuentas, de tal modo que los responsables de la gestión financiera de los partidos tengan la obligación de comparecer anualmente en el Parlamento para explicar las cuentas de su organización. El sector privado desempeñará también un papel importante en las tareas de control del Tribunal de Cuentas; singularmente las 11 entidades de crédito tendrán la obligación de facilitar información sobre cuentas, movimientos y personas autorizadas a efectuarlos. Se busca transparencia en las cuentas y por eso el procedimiento de aprobación de las mismas deberá detallarse puntualmente en los estatutos de cada partido. Para garantizarlo, aquellos partidos que no presenten sus cuentas, por ejemplo, verán cómo se retiene el pago de las subvenciones que pudieran corresponderles. Pero el control de las actividades públicas y políticas irá más allá del ámbito colectivo, porque se requiere ejemplaridad en una expresa dimensión desde el punto de vista individual. Ese es el segundo gran eje del plan, que regula el ejercicio del cargo público en el ámbito en particular de la Administración General del Estado. A los cargos públicos se nos exigirá de manera primordial transparencia: ex ante, con la presentación de las debidas declaraciones de bienes y derechos patrimoniales, más concretadas que las actuales; ex post, con el debido control por parte de la Oficina de Conflictos de Intereses de que en ellas no se percibe durante todo el tiempo del ejercicio del mandato ningún indicio de enriquecimiento ilícito; y durante, con nuevas medidas que restringen el uso de los gastos de representación y sus medios de pago. El tercer y último eje de ese plan versa específicamente sobre las medidas penales y procesales de lucha contra la corrupción. Así, se establecerá un nuevo régimen de sanción para los partidos políticos, que empieza, sin ir más lejos, por la recuperación de la responsabilidad penal y que continúa con la tipificación de nuevos delitos, como el de financiación ilegal o nuevos refuerzos frente a conductas deshonrosas o frente a la sensación de impunidad que tiene la ciudadanía; estoy hablando de conductas como la prevaricación, el cohecho, o el tráfico de influencias. Nuestra voluntad es alcanzar un acuerdo con todas las formaciones políticas para definir las normas que regirán los principios y las consecuencias a las que todos debemos atenernos. El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes ha iniciado una ronda de contactos en el Congreso con todos los grupos políticos, a fin de recabar sus opiniones y aportaciones antes de la aprobación de los oportunos anteproyectos de ley y de su remisión a los órganos consultivos correspondientes. Estamos, no obstante, abiertos a sus aportaciones a lo largo de todo el debate parlamentario. Creo que tenemos la mejor base para ello en la voluntad que todos compartimos −estoy segura− de abrir nuevas vías a la transparencia y cegar cualquier espacio a la corrupción, porque esa dinámica es el mejor incentivo para recuperar la confianza de los ciudadanos. Con esa voluntad de acuerdo finalizado mi intervención, en la que he dado cuenta de algunos cambios, de importantes reformas y de propósitos que no me gustaría que quedaran en solitario. Devolver la confianza a los ciudadanos ha de ser una tarea compartida, abordada con espíritu de concordia y consenso, con diálogo y con el necesario acuerdo. Con ese mismo ánimo me someto ahora a sus apreciaciones y espero poder responder con gusto a todas sus preguntas. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora vicepresidenta. En primer lugar, tiene la palabra el senador Martínez Oblanca, a título individual, por espacio de diez minutos. Tiene la palabra. 12 El señor MARTÍNEZ OBLANCA: Buenas tardes, señora vicepresidenta del Gobierno. Me corresponde tomar la palabra ante esta Comisión Constitucional y hacerlo el primero, por haber solicitado expresamente su comparecencia, registrada el día anterior a la petición del Gobierno para venir a la Cámara Alta para dar cuenta del informe sobre la reforma de las administraciones públicas presentado en la reunión del Consejo de Ministros del pasado 21 de junio de 2013. Yo requería los resultados de las medidas que usted anunció en esta misma sala en febrero de 2012, así que le agradezco su esfuerzo de explicación de esta tarde para informar sobre un proceso de reforma de enorme calado y que tiene que ir en la línea de adaptación de la administración al siglo XXI. Permítame que haga notar inicialmente que, antes que al Parlamento y sobre esta misma materia, ha realizado usted un periplo explicativo por diferentes foros −el último, hace una semana, ante el Instituto de Empresa−, lo que me lleva a alentarla a que, en su agenda, dedique más tiempo al Senado. No es frecuente, señora vicepresidenta, su presencia en esta Cámara −sobre todo, en las sesiones de control, a las que no asiste−, como si aquí los parlamentarios fuésemos de segunda. Algunos grupos hemos utilizado el turno de preguntas al Gobierno buscando respuestas a algunas cuestiones; por ejemplo, la que yo mismo formulé hace casi un año, precisamente sobre reducción del sector público, que iba dirigida a usted pero que respondió el ministro de Hacienda y Administraciones Pública, siempre tan pródigo y a menudo tan locuaz; le hizo algo parecido la semana pasada a mi colega de Foro en el Congreso-. Es sabido que cualquier miembro del Gobierno responde colegiadamente, pero le pediría que no regatease su participación en los Plenos del Senado; no creo que sus ocupaciones le impidan hacerlo hasta el punto de no venir nunca, y sería bueno para esta cuestionada Cámara que todos los que creemos en ella colaboremos en su utilidad; que la tiene, y mucha, sobre todo en estos tiempos de paulatina convulsión territorial. Entrando en el proceso de reforma de las administraciones públicas, vamos camino de cumplir la mitad de la Décima Legislatura y es oportuno que el Gobierno responda de las propuestas con las que el Partido Popular ganó las elecciones de 2011. He repasado algunos de los reproches parlamentarios que usted realizaba al anterior Gobierno desde la oposición, cuando abogaba por el cumplimiento de los programas, y me temo que hoy son de aplicación: el PP no es coherente con su programa y no lo está cumpliendo; ni el diagnóstico ni los objetivos ni los trece bloques de medidas para abordar un nuevo sector público, o al menos no lo está haciendo su Gobierno con la diligencia que cabría esperar en un país con un déficit abrumador que lo condiciona todo. Son ustedes muy veloces y expeditivos para colocar las leyes recaudatorias −aquí en el Senado el procedimiento de urgencia ha alcanzado velocidades de vértigo cuando se trataba de subir impuestos, tasas y demás−, pero en esto de podar el sector público sobrante utilizan la parsimonia. Valga un ejemplo: lleva su Gobierno casi veintitrés meses de mandato y ya nos advierte de que, hasta comienzos del próximo año, no dispondremos del primer informe sobre duplicidades; y eso que partían de un factor sobresaliente para coordinar la imprescindible evaluación: doce de las diecisiete comunidades autónomas tienen Gobiernos del mismo signo que el presidido por Rajoy. Tampoco llevan 13 el ritmo previsto los compromisos específicos anunciados personalmente por usted ante esta Cámara en los inicios del mandato, y que fueron acogidos por la sociedad con gran expectación porque eran medidas que suponían, al fin, recuperar el sentido común ante el galimatías descomunal y costosísimo de entidades sostenidas con dinero público y que en no pocas ocasiones duplican y hasta triplican la misma oferta de servicios a los ciudadanos. Con no pocas dosis de humor negro, se nos tacha de que mantenemos en España el récord de observatorios de cualquier cosa, poseemos el mayor número de centros de interpretación de lo inútil y somos campeones en museos de la nada. La recuerdo a usted misma expresándose en tono sarcástico sobre una de las entidades participadas por el Estado, denominada Carmen, la comida de España 1992, S.A., y apostillando que no estábamos para comidas. Por lo tanto, compartiendo los principios que impulsan la necesidad de la reforma, echamos en falta un factor clave: la agilidad; una agilidad imprescindible para racionalizar el gasto de las administraciones públicas, que absorbe los recursos públicos y que precisa de la inyección procedente de los impuestos. No está de más recordar que este Gobierno, contrariamente a lo que prometió, los ha subido, superando cotas históricas y llevando a España a ser el segundo país europeo con mayor presión fiscal sobre sus ciudadanos. También compartimos los objetivos de estabilidad presupuestaria y de control del déficit, pero con arreglo a los mandatos constitucionales. Señora Sáenz de Santamaría, su Gobierno ha promovido hace tres meses un inaceptable reparto a la carta del déficit, que es discriminatorio, insolidario e injusto. Lo es sin duda para Asturias, comunidad a la que representó, a la que se ha privado arbitrariamente del mismo margen presupuestario que a comunidades incumplidoras y con mayor crecimiento económico. Eso significa que en Asturias, para mantener los servicios públicos esenciales −sanidad, educación, servicios sociales− hay que disminuir la palanca de la inversión pública regional como motor de crecimiento económico y de creación de empleo. Y no aplacado el cupo de injusticia con este déficit a la carta, el Gobierno ha presentado un Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2014 que se ceba cruelmente con Asturias, con un bajón inversor del 31,6%; más que un bajón, un bajonazo. Es decir, que el proceso de reforma de las administraciones públicas se adaptará a mi comunidad con un procedimiento añadido e inaceptable: la asfixia. Comprenderá que en Asturias suene a broma macabra la consigna de presupuestos generales de la recuperación, acuñada por el Gobierno. La aplicación de la reforma es muy urgente, porque se trata de afrontar una situación que arrastra el lastre derivado del fracaso en la descentralización y delegación de competencias de las comunidades autónomas a los ayuntamientos, tras el gran pacto local que se alcanzó en 1999, fruto de un amplísimo acuerdo político auspiciado por la FEMP y propiciado por el Gobierno, entonces también del Partido Popular, que posteriormente no tuvo la continuidad necesaria pese a estar respaldado por un abundante apoyo autonómico y parlamentario. Me cuesta creer que hoy un Partido Popular con tan enorme hegemonía en los Gobiernos autonómicos y locales no pueda reeditar, impulsado por el Gobierno de España, las bondades iniciales de aquel histórico pacto. De la situación actual son rehenes los ciudadanos, obligados a costear los excesos y penalizados con la merma de servicios imprescindibles. Una 14 situación empeorada por las secuelas de la desmedida tendencia a configurar herramientas administrativas producto de una descontrolada asunción de competencias a troche, moche y también derroche, porque en no pocos casos no había ni hay recursos suficientes. Añádase a todo esto la monumental confusión para evaluar políticamente las auténticas prioridades de los ciudadanos, sin detectar y reconocer a tiempo la calamidad económica que se cernía sobre España y que ha arrastrado al descrédito a los políticos y a la indignación a muchas personas. En el período de mandato de Mariano Rajoy, un elemento significativo de este proceso de reformas administrativas es la creación de una comisión conocida, como usted recordaba, por el acrónimo CORA, que −corríjame si me equivoco− no formaba parte específica de las medidas que usted señaló ante el Senado en aquella fecha de febrero del año 2012, que tiene su punto de partida −como también recordaba usted− en la V Conferencia de Presidentes Autonómicos y que se complementa con una Oficina para la Ejecución de la Reforma de la Administración −Opera− de reciente creación, en concreto de hace cuatro meses y medio, adscrita a su ministerio. Es decir, todo apunta a la dificultad de coordinación para conseguir llevar a término los planteamientos reductores. Me llama la atención que el proceso de simplificación administrativa comience precisamente por dotar, desarrollar y ampliar más instrumentos; en la comisión hay otras cuatro subcomisiones, además de la nueva oficina para la ejecución; al igual que me tranquiliza ver en el BOE que no supondrán incremento del gasto. También quiero referirme a la tarea que le toca al Gobierno de reducción de su propia parte, para lo que recurro a los datos el Invespe que, como todos ustedes saben, es el Inventario de Entes del Sector Público Estatal. Está bien que el Gobierno aborde, promueva e impulse el adelgazamiento de nuestro disparatado y repetitivo mundillo español del sector público, pero ¿qué hace el Gobierno con lo propio? ¿Adelgaza al mismo ritmo que reclama a las demás administraciones? ¿Hace recomendaciones que el propio Gobierno practica y con las que da ejemplo? Pues no; el Invespe, el inventario oficial actualizado a fecha de hoy nos revela que existen 424 entes dependientes del Estado. ¿Cuántos había cuando su Gobierno tomó posesión, señora vicepresidenta? Pues 447, es decir, el esfuerzo de su Gobierno para reducir el sector público en la parte que le toca directamente equivale, a fecha de hoy, a 23 entes menos: el adelgazamiento del Gobierno en la parte que le toca es de un ente público mensual. ¿Eso es mucho o es poco? Teniendo en cuenta que usted misma anunció en esta misma comisión, allá por febrero de 2012, el compromiso de rebajar −y cito textualmente− en un primer paso la quinta parte del sector público −son sus propias palabras−, el balance es muy pobre. Señora Sáenz de Santamaría, fue usted misma la que estableció una rebaja inicial del 20% del sector público español, y coincido con usted en la necesidad de rebajar sustancialmente estas cifras; pero ofrecer consejos y recetas de adelgazamiento a los demás y no aplicarse uno mismo a recortar lo propio resulta paradójico, chocante y digno del viejo refrán castellano de “consejos vendo que para mí no tengo”. Valga como muestra que, a fecha de hoy, tiene usted adscrito al Ministerio de la Presidencia, a su propio ministerio, el Consorcio Programa de Preparación de los Deportistas Españoles de los Juegos; aclaro: de los Juegos de Londres 2012. Por tanto, aquellas rebajas anunciadas y enfatizadas por el Gobierno huelen a chamusquina, porque se ha 15 desperdiciado la mitad del mandato, la mitad de esta Décima Legislatura, para acomodar el sector público estatal a la realidad económica de España que usted acaba de describir y que nos ha arrastrado a las gigantescas cifras de parados. Finalizo, señor presidente, en todo caso, con palabras de estímulo hacia los que desde la CORA, desde la oficina de ejecución Opera y desde el Gobierno han afrontado esta responsabilidad, comenzando por usted misma. Es bueno que estas medidas de racionalización y de búsqueda de la eficiencia de nuestras administraciones tengan la alta dirección de la Vicepresidencia, porque implica un compromiso político al más alto nivel, y es lo que necesita nuestro país para superar la difícil situación que atravesamos. Ojalá que las medidas puedan llevarse a efecto. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Martínez Oblanca. Entiendo que no asiste a esta reunión el portavoz del Grupo Parlamentario Mixto. El señor MARTÍNEZ OBLANCA: Le sustituyo yo mismo. El señor PRESIDENTE: Señor Martínez Oblanca, usted ya ha tenido la oportunidad de intervenir sin formar parte. Estoy seguro de que lo comprende. Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Vasco en el Senado, tiene la palabra el senador don Jokin Bildarratz. El señor BILDARRATZ SORRON: Muchas gracias, señor presidente. Quisiera comenzar mi intervención saludando y agradeciendo a la compareciente su intervención en esta sesión tan esperada. Y le digo que esperada, porque llevo nueve meses en el Senado y no ha sido fácil verla en la Cámara. Esta situación no ha estado en consonancia con el mensaje que trasladó a esta misma comisión en su comparecencia de febrero de 2012. Ya va para dos años, señora vicepresidenta, dos años. Me gustaría comenzar, con el primer bloque de mi intervención, manifestando nuestra gran preocupación por la situación económica y por el paro; manifestando la opinión de que esta crisis requiere otra actitud: no una actitud de apisonadora, sino una actitud de búsqueda de consensos y de acuerdos, pero de verdad. Una de las herramientas más cercanas en el tiempo para trabajar por superar esta situación es −o puede ser− la de los presupuestos. He estado un tiempo fuera de la política; creo haber estado en contacto con mucha gente; ¿sabe, señora vicepresidenta, lo que le cuesta entender a la gente de a pie, a la gente de la calle? A la gente le cuesta entender que, en una situación tan complicada como la actual, sea tan difícil llegar a acuerdos; acertados o no, pero acuerdos. Esta situación sí necesitaría de un pacto de Estado ¿O no se la merece? La gestación de los presupuestos 2014 está siendo un puro trámite en el Congreso, totalmente contrario a una apuesta por el camino del diálogo y de la negociación. ¿Qué tiene de malo buscar lo positivo de lo que la oposición proponga para salir de la crisis, para transmitir así una voluntad de consenso y esfuerzo compartido, tan necesario en estos momentos? En fin, sería hacer realidad lo expresado por usted misma 16 hace pocos días en el acto de clausura de entrega de las medallas de honor y los premios Carlos Ferrer Salat, donde abogaba por el diálogo y la lealtad institucional para lograr la recuperación económica, o lo que usted misma ha pronunciado aquí esta tarde. Sin embargo, estamos viendo una impuesta y equivocada política de austeridad a ultranza, que explica a las claras tanto los sucesivos recortes presupuestarios como los datos económicos que manifiestan la crudeza e intensidad de la crisis económica en la que nos encontramos. No entendemos el papel que está jugando la Unión Europea ni entendemos la ausencia de las políticas de impulso al crecimiento a través del Banco Europeo de Inversiones, del Banco Central Europeo y del presupuesto comunitario. No entendemos la dificultad del acceso al crédito ni el mayúsculo error de fijar la austeridad y el control del déficit, los recortes y más recortes como única guía de la política económica; todo ello apoyado con reformas que favorecen la precarización, el empobrecimiento y la marginación de amplias capas de la sociedad. Tal y como plantea Ulrich Beck en su libro titulado Una Europa Alemana, la política de ahorro europea divide a Europa: los gobiernos la aprueban, las poblaciones la desaprueban. Hemos sufrido de momento cinco años de intensa crisis económica; el paro ha subido en este período de manera escandalosa y políticamente inasumible. Desgraciadamente, lo avalan más de 6 millones de parados; de una tasa de paro del 8% en el año 2007, se ha llegado al 27%; más de una de cada cuatro personas que quieren trabajar no lo pueden hacer; en el caso de los jóvenes, uno de cada cuatro no tiene trabajo y, en muchos casos, el empleo que consiguen es precario y mal remunerado. Este año el PIB disminuirá el 1,3% según estimaciones del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, y el próximo año apenas subirá el 0,7%, lo que hará que se siga destruyendo empleo. En la profunda sima del paro no se ve más que oscuridad. En Euskadi estamos viviendo estos días una noticia que está dejando a la sociedad totalmente noqueada: el cierre de Fagor Electrodomésticos. Por cierto, señora vicepresidenta, estos días van a ser importantes para la resolución de este grave problema. Le pido que trabaje con el resto de las instituciones para sacar este proyecto adelante. No podemos permitir que esta empresa se nos vaya, no podemos permitir que esta empresa caiga. Estaremos faltando a la verdad si no entendemos que superar la crisis es acercarnos a los 20 millones de empleos, bajar la tasa de paro claramente de los dos dígitos, y crecer de forma considerable y sostenida para no volver a sufrir los costes en términos de empleo. Señora vicepresidenta, su Gobierno quiere entretenernos haciéndonos ver si la economía sube una décima o dos, en lugar de bajar una décima o dos. Con esos argumentos hablan de fin de la recesión, de recuperación económica, de luces al final del túnel, etcétera. En ese empeño de dar un mensaje positivo, en una estrategia de pura comunicación, se cometen errores graves: sin ir más lejos, usted misma ofreció datos incorrectos sobre el fraude en el desempleo con el único objetivo de ofrecer unos datos de desempleo más acordes a las necesidades del propio Gobierno, y no a ofrecer soluciones reales a nuestra sociedad. En definitiva, señorías, tal como expresó el ministro de Economía y Competitividad, el señor De Guindos, en su comparecencia la semana pasada en esta misma Cámara, 17 técnicamente se habrá salido de la recesión, pero todavía queda mucho para salir de la crisis. Como segundo bloque de esta reflexión que les quiero hacer, quisiera, a continuación, articular tres puntos en relación con Euskadi, que ponen de manifiesto que el Gobierno que usted representa no articula los consensos necesarios. El primer punto de este segundo bloque sería la falta de inversiones en Euskadi. Señora vicepresidenta, quisiera manifestarle mi queja y mi preocupación por la escasa ocupación de su Gobierno para con Euskadi. Si analizamos las inversiones públicas, no hay ningún proyecto a resaltar, ninguno. La escasa cifra de 19 millones de euros apenas alcanza el 0,4% de la inversión real del Estado, lo que, comparado con el índice que usted quiera −de población, de renta de la Comunidad Autónoma del País Vasco−, está muy lejano. De todas las maneras, no es el objeto de la comparecencia de hoy abrir un debate presupuestario, pero sí queremos trasladarle nuestra preocupación a la vicepresidenta por un proyecto que para nosotros es prioritario: la “Y vasca”. Dos reflexiones. Primera, el grueso de la infraestructura en el tramo guipuzcoano culminará en el año 2016. El responsable de la ejecución es el Gobierno vasco, pero todavía hay problemas de gestión con el Ministerio de Fomento que impiden que se pongan en marcha determinados proyectos en Guipuzcoa. Segunda reflexión: tenemos un problema serio en Vizcaya y en Álava con la “Y vasca”; el responsable de la ejecución es el Gobierno español y, a pesar de que el presidente se comprometió públicamente a finalizar las obras en plazo, no es cierto, porque los retrasos son enormes. Si su Gobierno no aumenta su ritmo inversor en la “Y vasca”, las obras no acabarán hasta 2022. Dicho de otra manera, si mantienen la escasa aportación de 190 millones de euros para los tramos de su competencia, que son el de Álava y el de Vizcaya, aún habrá que esperar más de nueve años para que el tren de alta velocidad sea una realidad en Euskadi. El Ministerio de Fomento se tiene que tomar este proyecto en serio; no es solo local o nacional, sino transeuropeo. El ministerio no está dedicándole el esfuerzo inversor que el proyecto merece; a diferencia de otros proyectos dentro del Estado, que sí están priorizando, están dejando de lado este proyecto estratégico del arco atlántico. Como segundo punto del segundo bloque, quisiera ponerle ejemplos de la ausencia, a nuestro parecer, de la política industrial y energética del Gobierno. Siguiendo con la preocupación en el ámbito de la economía, señora vicepresidenta, no hace mucho tiempo pude transmitir al presidente del Gobierno el impacto negativo que la reforma energética estaba teniendo sobre la industria vasca. Le voy a dar unos datos para que sea más… El señor PRESIDENTE: Perdón, señor Bildarratz, disculpe que le interrumpa. Le ruego se ciña a la comparecencia y no haga un repaso de los distintos ministerios, que no es... Me entiende perfectamente. Muchas gracias. El señor BILDARRATZ SORRON: Le entiendo perfectamente. Lo que sí quisiera trasladar es que si estamos hablando de, y he dicho, que un bloque importante iba a ser el ámbito de la economía, entienda que hable de la economía desde el punto de vista global y en lo que se refiere a estos Presupuestos. 18 El señor PRESIDENTE: Por supuesto, pero sabe usted perfectamente a lo que me refiero. No entre en el detalle de cada uno de los ministerios. El señor BILDARRATZ SORRON: No es mi intención. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias. El seño BILDARRATZ SORRON: En ese ejemplo de ausencia de política industrial y energética quisiera citarle las últimas reformas energéticas que están suponiendo una serie de incrementos muy importantes para la industria en el ámbito del Estado y, sobre todo, para la industria vasca dada su especial característica. En ese sentido considero que el déficit tarifario –que no está siendo corregido después de una serie de años- debe atenderse y corregirse para que las empresas vascas y todas las empresas estatales no sufran más de lo debido por esta pérdida de competitividad. Otro caso importante es el del tax lease. ¿Por qué hablo del tax lease? Porque el 18 de noviembre termina el plazo para que el ministerio recupere las ayudas de Estado. Los astilleros han pasado y están pasando por una situación complicada y necesitan como el comer de seguridad jurídica en el nuevo sistema de financiación. Se necesita generar confianza en que el nuevo sistema sea fiable, además de dar confianza a los inversores, cosa que todavía no se ha conseguido. A su vez, hemos de recordar que se ha solicitado al Gobierno español en multitud de ocasiones que las devoluciones de las ayudas sean invertidas en programas de promoción del sector naval. De todo esto no sabemos nada. Asimismo, quiero decir que tenemos pendiente todo lo relativo al concierto y el cupo, lo cual dificulta la gestión y la toma de decisiones. Para finalizar −con el tercer bloque−, le pondré como ejemplo una de las grandes preocupaciones de este grupo de senadores nacionalistas vascos al que en estos momentos represento, y es todo aquel ámbito relacionado con el respeto institucional y la voluntad recentralizadora que su Gobierno está utilizando continuamente en ese conjunto de reprogramación legislativa. Y puesto que el tiempo se me está echando encima y no quiero que el presidente me vuelva a requerir otra vez, me gustaría poner un ejemplo de política general, en concreto, de la política penitenciaria. Considero que en estos momentos no nos encontramos en fase de debate público, todo lo contrario. En este contexto, déjeme realizarle un par de apuntes, únicamente para dejarlos encima de la mesa… El señor PRESIDENTE: Señor Bildarratz, ha sobrepasado ya el tiempo. El señor BILDARRATZ SORRON: Entonces, para finalizar… El señor PRESIDENTE: Perdón, está siendo reiterativo en asuntos que no son de esta comisión. Finalice, por favor. El señor BILDARRATZ SORRON: Para finalizar, quiero decirle que únicamente una política basada en el consenso con las principales fuerzas políticas y las instituciones vascas será la que nos ayude a llegar, junto con el País Vasco, a un plan de pacificación y normalización. 19 Agradezco a la vicepresidenta la paciencia durante el largo tiempo que he estado hablando y al presidente su generosidad. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Bildarratz. Corresponde hablar en estos momentos a Entesa y entiendo que el señor Saura va a ser el portavoz. (Asentimiento.) Tiene la palabra, señor Saura. El señor SAURA LAPORTA: Gracias, señor presidente. Señora vicepresidenta, muchas gracias por su asistencia. Habíamos pedido su comparecencia desde hace uno año y medio, por lo que ya está bien que hoy venga. Antes de expresar mi opinión global sobre lo que ha manifestado, me gustaría hacerle cuatro rápidas consideraciones. La primera es que, si no me equivoco, nunca ha hablado del paro; creo que no ha habido una sola reflexión acerca de los parados. Si me equivoco, pido disculpas. Si alguien viniera de fuera, podría decir como el chiste de Forges del otro día: Si todo va tan bien, ¿yo por qué estoy tan mal? Se trata de una sensación absolutamente optimista que no corresponde con la realidad social. Me parece importante de todas maneras que en el informe se diga clarísimamente que España es uno de los países con menor peso del sector público en el producto interior bruto. Me parece que esto es muy importante. Por otra parte, los partidos conservadores siempre asocian el déficit con el despilfarro administrativo, cuando es lo contrario: el déficit en las administraciones es producto de una crisis que se originó en el sector privado financiero. Respecto a lo que usted ha dicho de entrada le diré que he tenido la sensación de que era excesivamente técnico y que faltaba política. Ha dicho muchas cosas concretas, pero no me imagino hacer una reforma de la Administración sin decir qué modelo de Estado se quiere. En este Senado comparecieron todos los ministros para explicar la política de su ministerio excepto la política territorial; tampoco el presidente Rajoy -que considero debía haber comparecido después de las elecciones en el Senado, la Cámara territorial, para explicar qué modelo tenía- o usted. Esto no se ha hecho y es fundamental, porque en la reforma de la Administración pública no es lo mismo hacer una apuesta por las diputaciones que no, no es lo mismo hacer una apuesta por un determinado tipo de ayuntamientos que no, no es lo mismo hacer una apuesta –como ustedes están haciendo- por convertir las competencias compartidas con las comunidades en competencias para ustedes que no. Por lo tanto, echo en falta –son silencios de su partido, ya incluso desde el programa electoral- su modelo de Estado. Y no me diga que es el que recoge la Constitución y el estatuto de autonomía. Dentro de la Constitución y del estatuto de autonomía hay muchas posibilidades de modelos de Estado, hay muchas posibilidades dentro del marco de la Constitución y del Estado de las autonomías. Por tanto me gustaría, y le ruego, que usted o el presidente del Gobierno comparezcan un día para explicar qué modelo de Estado tienen, porque hasta ahora no lo han hecho, ni en el programa electoral, ni en comparecencia en el Senado, así como tampoco funciona la Comisión General de Comunidades Autónomas de esta institución. 20 ¿Por qué digo todo esto? Porque ante el silencio de expresar por escrito o en comparecencias el modelo de Estado, existe una práctica concreta que es la recentralización, existe una práctica de bloqueo de los nuevos estatutos de autonomía. Creo que usted misma es presidenta de varias comisiones bilaterales. La de Cataluña no se ha reunido nunca, la de Andalucía tampoco. Es absolutamente sorprendente y denunciable que después de casi dos años de Gobierno del Partido Popular no se haya reunido ninguna de las comisiones de traspasos, excepto la de Canarias. Se alega que con Cataluña hay problemas. ¿Y con Andalucía, y con Castilla y León, y con Aragón? En la anterior legislatura, con el anterior Gobierno, se celebraron ochenta o cien reuniones, con traspasos que no fueron fáciles sino difíciles. Ustedes han bloqueado cualquier desarrollo del Estado de las autonomías y están provocando un proceso de retroceso de las competencias. Señora vicepresidenta, usted se ha referido a las duplicidades. Para hablar de este asunto hace falta decir qué papel juegan los diversos niveles de la Administración. Si no se dice eso, ¿cuál es la duplicidad buena, señora vicepresidenta? Me parece absurdo –y perdone la palabra- que el futuro del municipalismo pase ahora por las diputaciones, por unas entidades opacas, sin control social, y alejadas de la sociedad. ¿Dónde se ha discutido el papel de las diputaciones? ¿Lo han expuesto ustedes en sede parlamentaria? En absoluto, pero lo plantean en una ley. Al mismo tiempo, aparte de las duplicidades funcionales y organizativas, existen las duplicidades normativas. Mire usted, no hay ningún área legislativa de las comunidades autónomas –incluso con competencia exclusiva- que el Estado no haya legislado; no me refiero solo al Gobierno del PP, sino al Gobierno del Partido Popular y a los anteriores. Y las duplicidades normativas son tanto o más graves desde el punto de vista de la ineficacia que las duplicidades funcionales. Hablaré brevemente en relación con Cataluña. No sé cuánto tiempo me falta. El señor PRESIDENTE: Casi cinco minutos. El señor SAURA LAPORTA: Hombre, mucho tiempo. El señor PRESIDENTE: Puede usted acabar en el momento que quiera, ¿eh? (Risas.) El señor SAURA LAPORTA: ¿Cómo dice? El señor PRESIDENTE: Que tiene usted derecho a acabar en el momento que quiera, si considera que es mucho. Puede continuar, señoría. El señor SAURA LAPORTA: Gracias por decírmelo porque no me acordaba. Diré en relación con Cataluña que esta situación de silencios, de bloqueos y de retrocesos de la política autonómica del Partido Popular puede llevarnos al desastre. De verdad, no entiendo que con la situación actual que existe no se convoque una comisión bilateral, para acuerdos o para no 21 acuerdos. No entiendo el incumplimiento de la disposición adicional tercera. No entiendo por qué no hay ninguna comisión de traspasos. No entiendo por qué no hay reunión de la Junta de Seguridad. Es decir, la dinámica de la anterior legislatura, con la reforma del estatuto hacia una nueva generación –e insisto en que se empezó a desarrollar con dificultades-, ha sido absolutamente abortada. Quiero acabar con un par de consideraciones, a las que usted no ha hecho referencia: a la memoria histórica y al Valle de los Caídos. (Rumores.) (Alguien dice ¡uf! por aquí, y yo también digo ¡uf!) En su anterior comparecencia, de febrero de 2012, usted hizo alguna referencia a la memoria histórica, y no se ha hecho absolutamente nada. Y no me diga que no hay dinero, porque hay cosas que se pueden hacer sin dinero: las distintas asociaciones, los convenios de colaboración, los censos de edificios… Es más, ante mis preguntas han dado algunas respuestas que me parecen una absoluta tomadura de pelo. O sea, preguntar cómo está el censo de edificios hechos con trabajos forzados y responderme que la Agencia Tributaria ha sacado tres águilas del edificio es una tomadura de pelo, es tomarme el pelo. Le diré en cuanto al Valle de los Caídos que usted ha repetido varias veces que la primera recomendación de la comisión de expertos es una recomendación de consenso. Yo estoy de acuerdo, pero, de las dieciséis recomendaciones que hace la comisión de expertos, en quince hay consenso y en una no lo hay. La pregunta es: ¿Por qué no dinamizan aquellas en las que hay consenso? En la única en que no hay consenso es en la que dice si Franco ha de estar o no en el Valle de los Caídos, y no quiero entrar en esto. Pero entiendo que sería necesario que ustedes asumieran el resto de consideraciones, fundamentalmente la política global. La comisión de expertos dice que es necesaria una resignificación del sentido del Valle de los Caídos. Sé que este año han sacado adelante una obra de reparación de la portada de la basílica por un cuarto de millón de euros si no recuerdo mal. Pero al margen de eso, le pido, señora vicepresidenta, que impulsen todo aquello en lo que hay consenso –e insisto en que de dieciséis recomendaciones, lo hay en quince y media-, especialmente aquellas que no necesitan gran presupuesto, más bien poco. Debe hacerlo, a no ser que quieran cumplir el único de los acuerdos al que hizo alusión el presidente Rajoy en la campaña electoral: que de esta ley no iba a quedar en pie ni un solo punto. Y acabo comentando una última cuestión en relación con las competencias. Tanto en la Ley del régimen local como en el informe que usted nos ha presentado, se hace hincapié −para justificar las medidas que se toman− en la idea de: a una competencia, una administración. Le voy a leer –y después diré mi opinión- lo que dice Joan Subirats, que es catedrático en Ciencia Política en la Universidad de Barcelona. Dice lo siguiente: “¿A quién se le puede ocurrir, en plena lógica de Gobierno multinivel, con competencias cruzadas de un sinfín de administraciones en cada espacio territorial, postular esa simplista idea de “una competencia, una administración”? Es evidente que la frase vende. Y conecta bien con ese imaginario que gusta racionalizar simplificando y delimitando. Pero cualquiera que conozca un poco el funcionamiento real de las políticas públicas hoy, sabe que eso es pura demagogia, apta solo para ciudadanos cándidos, y de esos cada vez quedan menos.” Es decir, en estos momentos la competencia medioambiental es de 22 Europa, de España, de Cataluña y de Barcelona o de Manresa o de Viladecans. Intentar decir “una competencia, una administración” pertenece al pasado. Esto solo sirve para una cosa: para que ustedes se queden con la competencia, para que recentralicen la competencia. Lo que le estoy pidiendo es que volvamos otra vez a lo que ya plantea la Constitución: competencias compartidas. En el tema de la educación, la Constitución y el Estatuto plantean competencias compartidas y la propuesta del señor Wert consiste en que la competencia compartida pase a ser competencia del Estado. Por lo tanto, les pido que abandonen esa idea antigua de que a una competencia, una administración, porque hoy −yo diría, por suerte− la mayoría de competencias afectan al conjunto de las administraciones, y de lo que se trata, en definitiva, es de trabajar coordinadamente. Sé que desde ese punto de vista se celebró la Conferencia de Presidentes, pero ya llevamos más de 30 años de Estado de las Autonomías, que ha sido positivo, muy positivo, aunque le falta una cosa, que funciona en todos los países complejos: la coordinación horizontal. Eso no existe, y usted el 28 de febrero de 2012 dijo que era uno de los temas a impulsar. El Senado es un magnífico espacio de coordinación y de colaboración de las diversas comunidades a nivel horizontal. Esta es mi impresión. A pesar de que tengo poco tiempo, quería resaltar que, a mi entender, su exposición ha sido excesivamente técnica, falta de fundamentos políticos. Y cuando no se define el modelo de Estado, los objetivos de la reforma administrativa pueden ser unos u otros. Nada más y muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Saura. Tiene la palabra, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i Unió, la senadora Rieradevall, a quien aprovechamos para darle la bienvenida como miembro de esta comisión desde hace unos días. Tiene la palabra su señoría. La señora RIERADEVALL TARRÉS: Muchas gracias, señor presidente. Buenas tardes, señora vicepresidenta. Suscribo lo manifestado por los portavoces que me han precedido, celebrando su presencia hoy en esta comisión, aunque esperamos que sea posible también su presencia en el Pleno del Senado en las próximas sesiones de control al Gobierno. Nos encontramos aquí para valorar el informe sobre la reforma de las administraciones públicas, presentado en la reunión del Consejo de Ministros del 21 de junio de 2013. Nuestro grupo valora muchas de las medidas de carácter general, como el anteproyecto, hoy ya Proyecto de Ley, de impulso de la factura electrónica y creación del registro contable, que fue votado favorablemente por mi grupo en el Congreso. Dicho proyecto de ley implica una reforma estructural a los efectos de erradicar la morosidad de las administraciones públicas mediante el establecimiento de un sistema único de facturación electrónico estandarizado y diversos registros de entrada. Por una parte, entendemos que favorecerá y agilizará los pagos a los proveedores y, a su vez, se erigirá como un buen indicador de la morosidad de las mismas y de la deuda comercial existente. Entendemos que la implantación de este sistema 23 en todo el Estado es la mejor forma de controlar el gasto público y el déficit y supone a su vez −precisamente ahora que estamos en plena tramitación de la ley de transparencia− acceso a la información pública y buen gobierno de una medida de transparencia que redundará en una mayor confianza en los datos que constituyen las cuentas públicas. También valoramos medidas como la simplificación normativa, la reforma de la ley de subvenciones y otras. Ciertamente, del estudio del informe se desprende que se van dando avances respecto a la consecución de sus objetivos −una mayor celeridad, mayor transparencia, más accesibilidad−, pero no estamos de acuerdo en cómo posteriormente se formulan y materializan las reformas legislativas del informe, dado que casi todas se enmarcan en un profundo proceso recentralizador y de expoliación de competencias de las administraciones descentralizadas. Las mismas implican más centralismo, más invasiones competenciales de las administraciones, de las comunidades autónomas y de los entes locales. Y todo esto nos preocupa sumamente. Por ejemplo, asistimos a una nueva invasión de competencias y, por consiguiente, a un nuevo ataque al autogobierno de Cataluña mediante el Proyecto de Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración local, presentado por el Estado. Con fecha de 26 de julio, el Consejo de Ministros aprobó el ya anunciado proyecto de ley, un proyecto claramente recentralizador, que, en caso de aplicarse en Cataluña, supondría una clara invasión de competencias. De acuerdo con los artículos 151 y 160 del Estatuto de Autonomía de Cataluña, corresponden a la Generalitat las competencias exclusivas en la organización territorial y en el régimen local. Teniendo en cuenta que el Estatuto tiene un rango legal superior al proyecto de ley aprobado por el Gobierno español, este debería prevalecer por encima del texto estatal y no debería ser de aplicación en Cataluña. Este grupo parlamentario muestra su rechazo al proyecto de ley presentado porque no confía en las palabras del Ejecutivo sobre que no será de aplicación en Cataluña. Según el Consellell Assessor de Polìtiques Socials i Familiars del Govern de Catalunya, el proyecto no respeta tampoco las competencias exclusivas de la Generalitat en materia de régimen local y de servicios sociales y propone un modelo anacrónico, centralista y uniformador que rompe el modelo catalán −descentralizado, asimétrico y de proximidad− desarrollado en la etapa democrática. Es necesario tener claro que si el objetivo que perseguimos es eficiencia, la clave no es cuántos municipios hay, ni centralizar las competencias a entes supramunicipales alejados del territorio, sino la optimización de los servicios que ofrece cada uno de ellos, y en este sentido, Cataluña, por ejemplo, es ejemplar en la mancomunización y la consecución de economías de escala a través de un modelo territorial singularizado por los consells comarcals desde hace treinta años. Según el Consell Assessor de Polìtiques Socials i Familiars del Govern catalá, el proyecto de ley pretende atribuir al mundo local dinámicas de derroche, mala organización y duplicidades, cuando la Administración Local tiene el porcentaje de deudas sobre el PIB más bajo, especialmente en relación con la Administración central. La distribución de la deuda de diferentes administraciones es desigual, correspondiendo al Estado español el 53% −más de la mitad del total−, a las 24 comunidades autónomas el 33% y a las administraciones locales el 14%, teniendo en cuenta que la deuda del Ayuntamiento de Madrid es un 25% superior a la suma de los 947 municipios de Cataluña. Se tiene que tener en cuenta que los municipios son clave en la reducción de desigualdades y en la mejora de la cohesión social. El consell assessor en su informe afirma que, a pesar de haber mostrado una gran eficiencia en la reducción de las desigualdades y en la mejora de la cohesión social, el proyecto de ley estatal quiere reducir las competencias propias de los municipios a la mínima expresión, y en determinados casos se prevé una centralización en administraciones más lejanas como las diputaciones, que no son directamente escogidas por los ciudadanos. Se trata de una reestructuración que, bajo la excusa de racionalizar el Estatuto Jurídico de la Administración Local y garantizar la sostenibilidad del mismo, en la práctica dejará sin competencias clave a los consistorios y cargará a las comunidades autónomas y diputaciones con un volumen de trabajo insostenible. Este modelo pondría en peligro el sistema de servicios sociales de proximidad, conllevando una burocratización ineficaz y pesada de los procesos de atención a la ciudadanía, poniendo en peligro un modelo exitoso de convivencia, de bienestar, de cohesión social, participación democrática y calidad de vida. Tanto el Grupo Parlamentario Catalán de Convergència i Unió en el Senado como el Govern estamos muy preocupados por el contenido de este proyecto de ley, debiendo advertir de la posibilidad de recurrir al Tribunal Constitucional en caso de pretender el Gobierno del Estado aplicar la misma en Cataluña. El Govern ha presentado una ley propia de gobiernos locales, concretamente aprobó en el Consell Executiu de fecha de 30 de julio el Proyecto de Ley de Gobiernos Locales de Catalunya. La reforma del régimen local en Cataluña era una cuestión pendiente que ha acabado siendo absolutamente necesaria después de la aprobación del Estatut y la competencia exclusiva de la Generalitat en materia de régimen local, para evitar la imposición de cualquier modelo no propio. Por lo que a la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas se refiere −CORA−, se echa en falta una colaboración e implicación más directa de las comunidades autónomas en la misma. Si bien la última Conferencia de Presidentes de las Comunidades Autónomas acordó la creación de un grupo de trabajo en el seno de la Conferencia Sectorial correspondiente, que elaborará un programa de racionalización administrativa a fin de eliminar trabas burocráticas, simplificar normativa y procedimientos y evitar duplicidades, si bien en el Programa para la aplicación del Fondo de Liquidez para las Comunidades Autónomas se ha previsto la creación en el seno del Consejo Política Fiscal y Financiera de un grupo de trabajo para acordar un código de buenas prácticas, para racionalizar el gasto e incrementar el ahorro, consideramos que la composición de la comisión no refleja la realidad de la afectación y la implicación ni de las comunidades autónomas ni de los entes locales. Esta falta de participación de las comunidades autónomas y de los entes locales, este no tener en cuenta ni a unos ni a otros, se refleja también en la composición de subcomisiones como la de Duplicidades Administrativas, la de Simplificación Administrativa o la Subcomisión de Gestión de Servicios y Medios Comunes y de Administración Institucional. Y es que el informe de la 25 Comisión para la Reforma de las Administración Públicas plantea un total de 217 propuestas de medidas, de las que 139 afectan al Estado y a las comunidades autónomas y 78 exclusivamente a la Administración General del Estado. De estas 217 medidas, 11 tienen carácter general y horizontal para todos los ámbitos de la Administración Pública, 118 tienden a eliminar duplicidades con las comunidades autónomas y dentro del Estado; 43 eliminan trabas, simplifican los procedimientos y facilitan el acceso de los ciudadanos a la Administración; 38 mejoran la gestión de servicios y medios comunes, y 8 racionalizan la Administración institucional, tanto en el plano normativo como mediante la supresión e integración de 57 entidades estatales. Teniendo en cuenta, pues, el impacto que sobre las comunidades autónomas va a tener esta reforma, es sorprendente que se haya contado tan poco con las mismas, y, por consiguiente, es lógico un cierto temor ante el peligro de una inminente invasión competencial. No deja de sorprender, por ejemplo, cómo en el apartado de racionalización del sector público, supresión de órganos y entidades duplicadas e ineficientes o no sostenibles, se opta por la eliminación del órgano y entidad de la comunidad autónoma y no del Estado, aunque esto suponga una vulneración competencial e implique que la Administración central no haga sus deberes. Para muestra un botón: la reducción de empleados públicos o la supresión de entidades u organismos, y, sin ir más lejos, el paradigma de la diferente vara de medir para exigir a las administraciones territoriales respecto con lo que se autoexige a la Administración central: el reparto del déficit. El Estado se auto otorga un déficit, que es el triple del que exige a las comunidades autónomas, dando muestras bien de una gran deslealtad institucional, bien de una intención de acabar con la autonomía de las comunidades autónomas, bien de ambas cosas, lo cual es aún peor si cabe. Y es que aunque estemos de acuerdo en que las medidas propuestas parten de una premisa correcta −como es poder seguir prestando el mismo servicio con igual o mejor calidad a menor coste−, de esto no se deduce que sea correcto ni ajustado a derecho que la invasión competencial sea un medio en sí mismo para justificar el fin. Convergència i Unió apuesta por un modelo de austeridad, adelgazamiento, agilidad y evaluación basado en la transparencia y proximidad, por la simplificación de los trámites administrativos y por un modelo de colaboración entre administraciones para reducir gastos y aprovechar las inversiones realizadas. Reclamamos la transferencia de la titularidad de equipamientos en los supuestos de competencias exclusivas de Cataluña, la eliminación de los entes periféricos del Estado en Cataluña que desarrollen competencias ejecutivas coincidentes con las que ostenta la Generalitat, la reducción de un 20% del personal eventual de la Administración General del Estado y una reducción de un 25% de los gastos de publicidad de la misma Administración. Consideramos necesario racionalizar, flexibilizar y hacer menos costosa la planificación y gestión de recursos humanos de la Administración General del Estado y también consideramos necesario desarrollar el contenido de la Ley de Régimen Especial del Municipio de Barcelona para hacer efectivas todas sus previsiones y compromisos. Para terminar, quiero hacer dos ruegos, señora vicepresidenta. Seguramente las administraciones públicas en España necesitan una reforma, pero, por favor, que esta sea respetuosa con las competencias de las 26 comunidades autónomas y de los entes locales, y que, al racionalizar las administraciones públicas y al eliminar duplicidades, se tenga en cuenta que el Estado no solo debe mirar a las comunidades autónomas y los entes locales, sino que debería mirarse también a sí mismo. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senadora Rieradevall. A continuación, en nombre del Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Antich Oliver. El señor ANTICH OLIVER: Muchas gracias, señor presidente. Señorías, en primer lugar, quiero agradecer a la vicepresidenta que hoy haya comparecido aquí y toda la información que nos ha facilitado. Es una comparecencia que nos permite hacer unas valoraciones políticas del trabajo del Gobierno en aspectos muy relevantes, al ser este el ministerio político y horizontal que da dirección y el máximo responsable del impulso reformador del Ejecutivo, valedor de la Carta Magna y responsable de las relaciones con las Cortes. La primera valoración que hacemos es que, a pesar de las reformas y los recortes, los datos macroeconómicos nos dicen que tenemos más déficit, más deuda y más paro. Son unas reformas que están afectando de forma muy seria a los dos grandes temas que garantiza la Constitución: el Estado social y de derecho y el Estado de las Autonomías, los dos muy debilitados. De ello dan muestra los recursos de inconstitucionalidad presentados por mi grupo y los distintos recursos presentados por algunas comunidades autónomas. Por ser esta Cámara la Cámara de representación territorial intentaré ceñir mi intervención a algunos aspectos que, a nuestro entender, producen estas reformas con respecto al Estado de las Autonomías, sin entrar en contenidos más sectoriales que ya se debaten en las distintas comisiones, todo ello sin perjuicio de que valoremos −y lo hemos dicho en esta Cámara en distintas ocasiones− que las reformas significan un paso atrás muy relevante respecto de los derechos sociales y de los servicios básicos. Desde el ámbito territorial, la valoración que hacemos es que, aprovechando la crisis, se está reduciendo drásticamente la capacidad política de las comunidades autónomas, se está produciendo una avalancha de normativas que chocan claramente con la distribución competencial vigente, afectando a los principios de autoorganización, de suficiencia y de capacidad financiera y a distintas competencias de las comunidades autónomas, un cambio en el sistema de distribución de competencias, en el tipo de autonomía de las comunidades autónomas o en los elementos estructurales del Estado de las Autonomías, una recentralización hecha por la puerta de atrás. Una gran parte de la marcha atrás se corresponde precisamente con la singular aplicación del principio de estabilidad presupuestaria, que, sin duda, está dejando en entredicho los principios de suficiencia y de capacidad financiera de las comunidades a través de mecanismos que las hacen absolutamente dependientes del Gobierno del Estado, como son el Fondo de Liquidez Autonómico o el Plan de Pago a Proveedores, en vez de buscar otros como, por ejemplo, los hispanobonos, que les permiten mayor independencia y capacidad. El Gobierno de España pide unas cosas en Europa y, después, las niega a las comunidades autónomas, medidas que están asfixiando a las 27 comunidades como lo son que, de las posibilidades de déficit que da Europa, el Estado de forma desmesurada se queda con la mayor parte, dejando una ínfima participación a las comunidades, a pesar de que éstas gestionan materias tan relevantes como la educación, la sanidad o los servicios sociales, dando como resultado unos objetivos muy difíciles de cumplir por parte de éstas, obligándolas a recortes muy relevantes de los servicios básicos; asfixia que también se produce por la bajada, año tras año, de las transferencias de los presupuestos consolidados, por el no adelanto del Fondo de Competitividad, por los conflictos creados en cuanto a la capacidad impositiva de las comunidades, como ha acaecido con el impuesto sobre entidades financieras; asfixia también por el incumplimiento en materia de inversiones de los estatutos de autonomía de Andalucía, Cataluña, Baleares, Extremadura y Aragón, hecho este último que muestra un manifiesto desprecio por los estatutos de autonomía de los territorios aprobados en las Cámaras autonómicas y en las Cortes Generales y algunos de ellos incluso por referéndum, una falta de respeto que ha hecho que ni tan siquiera se diera la más mínima negociación sobre la posibilidad de prorrogar los plazos de inversiones que figuran en los estatutos ejecutándose una eliminación absolutamente unilateral y tratando a las comunidades como si fueran simples delegaciones del Gobierno central, olvidándose de que dichas inversiones eran para compensar deficiencias inversoras anteriores, reformas que olvidan que las situaciones de partida de financiación, etcétera, no son las mismas y que, por ello, no pueden hacerse valoraciones uniformadas de las situaciones de las distintas comunidades autónomas. En definitiva, una verdadera tutela financiera sobre las comunidades que hace que el Estado se reserve medidas preventivas, correctivas y coercitivas, entre otras, en cuanto a operaciones de endeudamiento, flexibilización del déficit, suscripción de convenios o subvenciones, planes económico−financieros, objetivos de estabilidad y de deuda y en la fijación de la prioridad absoluta en el pago de los intereses y el capital de la deuda pública. Todo ello unido a un mensaje de culpabilidad y de desprestigio de las comunidades que, bajo la idea de que la descentralización ha llegado demasiado lejos o de derroche, reduce la autonomía política a una autonomía tutelada de gestión o administrativa. Una valoración que, sin complejos, figura incluso en algunas normativas como el Real Decreto Ley 16/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud o en el Programa de Estabilidad del Reino de España 2012−2015, enviado a la Unión Europea, en el que se atribuye a las comunidades más de dos tercios de la desviación presupuestaria y falta de transparencia en sus cuentas. Situación que definió muy bien usted, señora vicepresidenta, en la rueda de prensa, después del Consejo de Ministros del día 26 de octubre de 2012, cuando afirmó: las autonomías ya están prácticamente intervenidas, sobre todo las que han recurrido al fondo de rescate. No es que vayamos a ir por las consejerías para saber qué tiene cada una, es que las consejerías ya están todos los días en el Ministerio de Hacienda evaluando sus planes de ajuste. Una avalancha de normativas que, además, afectan a competencias propias de las comunidades autónomas en materia de salud, en educación, etcétera, como, por ejemplo, el proyecto de ley en materia educativa, la Lomce, que invade competencias en materia de currículo, de lengua, etcétera. Unas soluciones que, en vez de apostar por mayor capacidad y corresponsabilidad, 28 dotando de medios a las autonomías, las limitan desde todos los ámbitos. Y hay que decir que lo mismo pasa, y por eso hemos estado totalmente en contra, con la reforma de la Administración local, que supone un vaciado de competencias y una eliminación de muchísimas políticas sociales. Pero la afectación en cuanto a lo territorial también se ve en la relación del Gobierno con las Cortes Generales. Su ministerio, señora vicepresidenta, es el encargado de la relación del Gobierno con las Cortes Generales y, por tal motivo, quiero hacerle patente nuestra preocupación sobre el abuso que está haciendo el Gobierno de los decretos leyes. En su programa electoral el Partido Popular se comprometía a revitalizar el Parlamento y a recuperar el sentido constitucional del decreto ley. Cuando ustedes decían eso es lógico pensar que ustedes creían que el Gobierno de turno, el anterior, se extralimitaba con los decretos leyes. Pues bien, lejos de recuperar el sentido constitucional vamos camino de desvirtuarlo de forma absoluta ya que ustedes han aumentado su uso de manera muy relevante: en lo que llevamos de legislatura, señora vicepresidenta, han utilizado esta figura en 42 ocasiones; de las 42 ocasiones, la última aún no ha sido tomada en consideración en el Congreso y, por lo tanto, quedan 41 decretos leyes convalidados; de estos 41 decretos leyes, 29 no se han tramitado como proyecto de ley y 12 sí, lo cual significa que el 70,73% de los decretos leyes no pasan por el Senado, con lo cual se está impidiendo que una gran parte de la legislación que impulsa este Gobierno ni siquiera pase por la Cámara territorial. De las normas con rango de ley, ya aprobadas y publicadas en el Boletín Oficial del Estado a fecha de hoy, el 40% de ellas no han pasado por el Senado. Pero es que hay más, de estas normativas que no pasan hay materias de gran incidencia autonómica como, por ejemplo, decretos leyes que introducen medidas tributarias o administrativas para combatir el déficit público, o cuando racionalizan el gasto público en el ámbito educativo, o cuando se toman medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y sostenibilidad de sus prestaciones. Además, respecto de las normativas con incidencia autonómica, que sí se ven en el Senado, hasta ahora solo la Lomce, y a petición de la oposición, ha sido informada por la Comisión General de las Comunidades Autónomas, de acuerdo con el artículo 56, letra b) del Reglamento del Senado, una comisión -actualmente, la única cara territorial del Senado- que, en lo que llevamos de legislatura, se ha reunido una sola vez, dejándose de informar territorialmente muchas otras normativas de incidencia autonómica como lo es, por ejemplo, fijar exenciones al impuesto de transmisiones cedido a las comunidades autónomas sin acuerdo alguno de compensación. Con relación a la Comisión General de las Comunidades Autónomas, he de recordar que existe acordada una comparecencia del presidente del Gobierno para informar sobre las líneas generales de la actuación del Gobierno respecto al desarrollo del modelo territorial español y, a pesar del tiempo que hace que está acordada, no se ha celebrado, así como tampoco las comparecencias solicitadas a distintos ministros -muchos ministros-, al ministro de Hacienda en distintas ocasiones, a la ministra de Fomento, a la ministra de Sanidad, al ministro de Justicia, etcétera, lo que impide, como puede entender, a la Cámara ejercer su específica función territorial establecida en la Constitución. Todo ello no revitaliza el Parlamento y, además, es incongruente con el trabajo que está haciendo la ponencia para reforzar las funciones del Senado 29 como Cámara territorial, igual que lo es que estemos estudiando la necesidad de ampliar los plazos de tramitación previstos tanto ordinarios como por urgencia y, de hecho, el día a día demuestre que la tramitación ordinaria se ha convertido, en realidad, en excepcional. Hasta hoy mismo, el Senado ha recibido 52 proyectos de ley, de los cuales 28, más de la mitad, han sido por urgencia, es decir, 20 días, más o menos. Su ministerio debería velar para que la legislación que impulsa pase por todos los trámites previstos en las leyes, cosa que no ocurre actualmente con el artículo 56, letra b) y otros del Reglamento del Senado. Aunque las Cámaras son las que dictaminan las urgencias y convocan las comisiones, no es menester decir que el Gobierno juega un papel central en todo ello. El señor PRESIDENTE: Señor Antich, disculpe que le interrumpa. Ha sobrepasado en un 20% ya el tiempo. Le ruego que vaya finalizando. El señor ANTICH OLIVER: Muy bien. Voy concluyendo, señor presidente. Simplemente me resta hacer exactamente el mismo comentario que he hecho sobre el Estado de las Autonomías respecto del informe sobre la reforma de las administraciones públicas, que es necesario tener en cuenta que hay distintos niveles de competencia y que estos distintos niveles significan que ha de haber respeto entre las instituciones y que no hay que entrar en las competencias autonómicas. Por último, en relación con la Ley de Memoria Histórica tengo que decir que hay un absoluto incumplimiento de la misma, incluso en aquellas cosas en las que ustedes han dicho que estaban de acuerdo: las exhumaciones. Usted dijo -me parece- en su última comparecencia aquí que este sería el gran tema de esta legislatura y que, además, lo tenían hablado con las distintas organizaciones. Pues bien, en 2012 bajaron un 60% las subvenciones y no las convocaron. En 2013 crearon la partida y pusieron cero euros y en 2014 me parece que ya no hay ni partida. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Antich. Por el Grupo Parlamentario Popular en el Senado, tiene la palabra la senadora Vindel. La señora VINDEL LÓPEZ: Muchas gracias, señor presidente. Buenas tardes, señorías. Señora vicepresidenta, quiero, en primer lugar, al igual que el resto de mis compañeros, agradecerle su presencia esta tarde, aquí, en la Comisión Constitucional. Acabo de oír, señor presidente, que se queja algún colega de lo que no pasa por el Senado, pero prácticamente no se refiere a lo que sí pasa por el Senado, única y exclusivamente, como es el informe sobre las administraciones públicas y yo le agradezco, señora vicepresidenta, que haya querido cumplir con el mandato constitucional de Cámara territorial del Senado y haya querido presentarlo aquí y no en ninguna otra Cámara de las Cortes Generales. También le quería dar las gracias, señora vicepresidenta, por habernos permitido expresarnos a la Cámara en cuanto al techo de gasto y, por otro lado, por levantar también el veto del Gobierno a las iniciativas legislativas de las Cámaras, algo que no se estilaba 30 mucho en la anterior legislatura, bueno, mucho no, no se estilaba nada, y que va a permitir, por ejemplo, que en el Pleno de esta semana podamos debatir una proposición de ley de reforma de la financiación de partidos políticos presentada por el Grupo Parlamentario Mixto. Entrando ya en el asunto de su comparecencia hoy aquí, señora vicepresidenta, qué diferencia de cifras y qué diferencia de panorama en estos meses que separan sus dos comparecencias. En febrero de 2012 asustaba a cualquiera la cifra del déficit público, un 9%, y de un país a la deriva, de un país sin rumbo y de un país casi intervenido estamos pasando a uno que genera la confianza de nuestros socios, que aprovecha sus fortalezas para crecer y que está comenzando -es un hecho- su recuperación. España tenía un solo desafío, que era salir de la crisis. España tenía un solo objetivo, que era cumplir nuestros compromisos con Europa y con los ciudadanos. Y España tenía también una sola solución, y es reformar todo lo que no funcionaba para que España volviera a arrancar. Desde nuestro punto de vista, señor presidente, esto es lo mucho que se ha hecho en poco más de veinte meses de Gobierno. Claro, que nos vuelvan a percibir con alguien fiable, como alguien de confianza, como alguien que hace frente a sus obligaciones y, lo más importante, que paga, no ha sido algo gratis ni ha sido casual. Yo no quiero ni pensar, señor presidente, cómo estaríamos si este Gobierno no hubiera asumido su responsabilidad de gestionar un país con decisión, con austeridad y con actuaciones concretas. Que tengamos hoy una economía más fuerte que hace un año, que nadie hable ya ni de la prima de riesgo ni de rescates, que cada vez se exporte más, que se consolide nuestro liderazgo en servicios turísticos y que vuelva la inversión extranjera significa algo muy importante, y es que estamos recuperando el tiempo perdido. No me voy a referir a la importantísima Ley de Estabilidad Presupuestaria, pero sí al Plan de Pago a Proveedores, a la lucha contra el fraude fiscal, al plan de reestructuración y racionalización del sector público y sus fundaciones que, sin duda, están contribuyendo a la consolidación fiscal. Por otra parte, la reforma del sistema financiero -como muy bien ha dicho la señora Sáenz de Santamaría-, que hubo que hacer en un año cuando el resto de los países de la zona euro lo hicieron en cuatro, culminó el proceso de saneamiento, de reestructuración y de resolución de entidades de crédito. Haciendo un poco de memoria también les diré, es más, se hizo frente -lo que pasa es que ya no nos acordamos y bueno es recordarlo- a dos problemas que ya existían antes de la toma de posesión de este Gobierno y que afectaban a deudores hipotecarios y a consumidores de productos financieros complejos. Me estoy refiriendo a lo que se llaman desahucios y preferentes. El Gobierno – recordarán- adoptó unas medidas de protección de unos y otros, que, por cierto, fueron recurridas al Tribunal Constitucional. Y siguiendo con un resumen muy resumido -valga la redundancia- de las múltiples reformas competitivas, tenemos la reforma laboral, también en el Tribunal Constitucional, medidas específicas para favorecer el emprendimiento y el empleo, en especial el de los jóvenes, reformas en la educación, como el plan de reducción del abandono escolar o la mejora del aprendizaje de los idiomas, la Lomce, ahora mismo en tramitación en esta Casa, y, según me cuentan, a la que ya están esperando no solo en el Boletín Oficial del Estado sino en la calle Doménico Scarlatti, y reformas legislativas para luchar contra la corrupción. Desde luego, también, señora vicepresidenta, nos parecen claves 31 las reformas que ha anunciado para el futuro más inmediato con el objetivo de crecer y crear empleo. Por lo que se refiere al informe Cora, a mí me parece que es el retrato más nítido que jamás se había hecho del sector público; es un verdadero compromiso; es un enorme ejercicio de servicio público; y -como muy bien decía su señoría- en poco más de siete meses se ha hecho, desde mi punto de vista, una labor gigantesca por la que le ruego, señora vicepresidenta, felicite a cuantos han intervenido en su elaboración, especialmente a don Jaime Pérez Renovales. Nos permite un conocimiento formidable de las administraciones públicas y, por eso, es imprescindible para tener, en primer lugar, una gestión más eficaz, para que el sacrificio que ya está realizando la sociedad española sea útil y para que España vuelva a funcionar a pleno rendimiento, porque – claro- si un negocio, si una empresa, tiene que estar mejorando constantemente, tiene que adaptarse al ritmo de los tiempos, ¿cómo no lo va a hacer la Administración pública? Una economía competitiva necesita un sector público libre de solapamientos, de duplicidades y de gastos innecesarios; y una economía competitiva exige también unas administraciones públicas modernas, ágiles y transparentes. Yo siento que el informe Cora haya tenido tan poco eco en mis colegas de comisión, pero el informe Cora ha detectado dobles o triples prestaciones de un mismo servicio. Ha detectado ineficiencias perfectamente evitables e, incluso, redundancias competenciales entre las administraciones públicas ya sea por exceso de celo o bien por inercia en la gestión de los asuntos públicos. Por lo menos ya sabemos de lo que se trata, y es, en primer lugar, evitar el desorden, en segundo lugar, evitar el despilfarro y, en tercer lugar, convertir el ahorro eficiente en norma general. Que las administraciones públicas no hayan modificado ni su estructura ni la prestación de sus servicios tras la llegada de la crisis, cosa que por otra parte sí que han hecho las familias y las empresas, que las administraciones públicas no hayan seguido el ritmo de los cambios necesarios para garantizar su eficiencia y un buen servicio, quiere decir que España no puede ser competitiva y productiva a la vez mientras sus administraciones públicas no lo sean; y por eso y para corregir esa situación Cora, por un lado, por la crisis, reduce gastos para una mayor eficiencia de las administraciones públicas y suprime órganos o entidades innecesarias. Por los ciudadanos, además simplifica trámites y agiliza procedimientos. En definitiva, mejora la gestión de los medios públicos. En el Grupo Popular, señora vicepresidenta, creemos que ha llegado la hora de situar al ciudadano en el eje sobre el cual articular el conjunto de los servicios y procedimientos que le pueden afectar porque todas las administraciones deben estar, de principio a fin, al servicio de los ciudadanos y, además, por estar las administraciones al servicio de quien están, del conjunto de los ciudadanos, deben ser un ejemplo de contención en la utilización del dinero de todos vía impuestos, con la austeridad, con la transparencia y el rigor como principios rectores de todas las reformas. Si a estos principios rectores le unimos la necesidad de transformar la Administración española para que, a su vez, dé lo mejor de sí misma tendremos que el informe Cora va a significar un antes y un después en nuestras relaciones con la Administración, ya sea como particulares, ya sea como empresas porque si reduce duplicidades, solapamientos, ineficiencias, gastos innecesarios, estructuras inoperantes, se 32 va a ahorrar en costes, que es exactamente lo que nos piden los ciudadanos. También nos piden más cosas: nos piden menos colas, nos piden menos papeleos y nos piden más agilidad en todos los procedimientos. En resumen, todo serán beneficios, serán avances y serán mejoras para los ciudadanos. Cómo calificar si no, por solo citar unos ejemplos, la historia clínica digital, esto de que la historia le siga a uno por toda España y no que uno tenga que seguir a la historia clínica por toda España. Es un avance impresionante. O poder registrar nacimientos desde la propia clínica sin necesidad de acudir al Registro o retirar medicamentos desde cualquier farmacia o poder disponer de cita previa electrónica, incluso, señora vicepresidenta, en la Jefatura Provincial de Tráfico. Usted, que vive en Madrid como yo, y yo sabemos que vamos a acabar con el clásico de las colas alrededor de la calle Arturo Soria, alrededor de la Jefatura Provincial de Tráfico, lo cual está muy bien. Pero para las empresas también supone mucho avance, mucho beneficio, mucha mejora y también para la Administración, como muy bien se ha dicho. Aquí, además de los ejemplos que ha puesto la señora vicepresidenta y de los casos que nos ha relacionado, yo quiero resaltar la creación del comité para solucionar de una vez por todas, espero, la eterna aspiración de conectar informáticamente los juzgados o ese servicio general de notificaciones electrónicas, según el cual ahora sabemos que una notificación postal son 2,55 euros y una notificación electrónica son 19 céntimos de euro, con lo cual está claro por dónde hay que ir. Nuestro ordenamiento jurídico es una auténtica maraña, es una maraña que enreda y perjudica tanto las libertades individuales como la eficiencia de nuestro sistema económico, y lo es, todos lo sabemos, por el constante crecimiento que ha habido hasta ahora de administraciones, por la multiplicación de normas y por la falta de rigor en su elaboración. Por eso, nos alegra enormemente saber que el informe Cora, buscando la mejora de nuestra seguridad jurídica, algo que sabe usted que nos preocupa mucho en esta comisión, a mí al menos, ya propone la elaboración de, al menos, ocho textos refundidos con capacidad para que sean unos cuantos más. Evidentemente, señor presidente, señorías, señora vicepresidenta, nada bueno se diría del Gobierno y mucho menos del grupo que le apoya si no uniéramos los principios, los objetivos, la crisis y, desde luego, las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías para superar de una vez por todas la Administración burocratizada y formalista hasta extremos inimaginables, una Administración más eficaz y más moderna, capaz de adaptarse a los nuevos retos en un proceso de mejora continua, en definitiva, un modelo nuevo de Administración. Me parece que se equivoca tremendamente quien aquí ve ideología, porque yo creo que no la hay, sinceramente, solo el intento de ser más eficaces, lo que considero que es la obligación de todo el que se dedica al servicio público. Creo que ninguna reforma es el final de nada, señora Saénz de Santamaría. Una vez que este inmenso trabajo se lleve a la práctica, habrá, estoy segura, nuevas posibilidades de avance, de superación y, sobre todo, habrá más mejoras, seguramente ahora las desconocemos y, además, nos parecen hasta insospechadas. Yo creo que queda establecida por primera vez la nueva cultura de la gestión pública en España, con unas administraciones más austeras, más útiles y más eficaces, y quiero que quede constancia en el 33 acta y en el Diario de Sesiones que ningún Gobierno, señor presidente, había tenido hasta ahora ni la decisión ni la voluntad de emprender esta tarea. Ha sido el Gobierno del Partido Popular, el Gobierno presidido por Mariano Rajoy y, en nombre del grupo que le da su apoyo, quiero darle las gracias por el trabajo realizado y decirle, señora vicepresidenta, que estamos muy orgullosos. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senadora Vindel López. Señora vicepresidenta, tiene usted la palabra. La señora VICEPRESIDENTA DEL GOBIERNO Y MINISTRA DE LA PRESIDENCIA (Sáenz de Santamaría Antón): Muchas gracias, señor presidente. En primer lugar, quiero agradecer a todos los portavoces que han hecho uso de la palabra sus intervenciones y sus aportaciones. Me ocurre en esta sesión lo mismo que me sucede en ocasiones los jueves cuando analizo las preguntas que también en ocasiones me dirigen desde el Senado, que me piden ustedes hablar de muchas cosas que, indudablemente, conozco como portavoz de este Gobierno y, en ocasiones, como coordinadora de la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios, pero que no forman parte estrictamente de las competencias concretas del ministerio que dirijo. Aquí ustedes me han hablado de financiación autonómica –que podemos hablar-, me han hablado de política industrial, de política energética, de política de infraestructuras, de la reforma de la Ley de Régimen Local, de los problemas económicos de determinadas empresas en España. Es lo que suelen preguntarme en ocasiones los jueves para que conteste los martes y sencillamente les digo que tendremos que exponer un criterio y hacerlo con mayor claridad, porque, en ese caso, podría contestar yo íntegramente a todas las preguntas de la Cámara si el criterio fuera la elección de la vicepresidenta para contestar en relación con cualquier tema de actualidad que a ustedes les sugiriera. Yo estoy encantada de venir a esta Cámara. Elegí venir al Senado a explicar la reforma de las administraciones públicas a petición propia porque me parecía que esta es la Cámara de representación territorial y era el lugar en el que tenía que hacerlo, con éxito desigual, habida cuenta del interés que he suscitado en algunos. Pero creo que es importante, que es una reforma de calado y que esta es la Cámara en la que debe hacerse. Permítanme que, con carácter general, haga una observación, con todo el respeto. Todos los que estamos aquí -yo soy también diputada y miembro del Gobierno y ustedes son senadores- formamos parte de una cosa que es las Cortes Generales, el Parlamento de España, si me permiten llamarlo así, y creo que entre todos deberíamos de trabajar para que las instituciones del Estado funcionasen mejor, y todos tenemos algo que decir a la hora de cómo modernizamos la Administración. Pero permítanme que les diga que me ha sorprendido que siempre los debates que hacemos sobre las administraciones públicas por parte de todos los portavoces, con alguna excepción notable en esta Cámara, parecen una discusión entre Estado y comunidades autónomas, parece que ustedes representan a las comunidades autónomas y vienen a preguntarme sobre las comunidades autónomas a mí, que parece que represento al Estado, con la señora Vindel, en solitario. Perdonen que les diga, pero todos ustedes forman parte de una institución del conjunto del Estado 34 español, que es su Parlamento, que es su Parlamento y que algo tendremos que decir de cómo funcionan sus instituciones. Podrán hacer la intervención, yo lo respeto, que tengan por conveniente, pero siempre parece que presentamos este debate: Oiga, mire, nosotros venimos aquí a hablar desde las comunidades. No, hablemos también nosotros entre nosotros de cómo puede mejorar el funcionamiento de las instituciones del Estado en objetivo, no solo en comparación con las comunidades autónomas. Me sorprende incluso de algún partido que, digamos, tiene una vocación general o nacional. Ya digo que lo respeto, pero les pido que hagan esa reflexión por un momento. Todos aquí somos miembros de una institución de carácter estatal, para que se me entienda bien, que es el Parlamento de la nación, las Cortes Generales y estamos representando al conjunto de los ciudadanos que nos han elegido para esto, para esta institución. No voy a ser ordenada en las exposiciones, aunque procuraré contestar a todos. Quería contestar a los temas de política, como los llama el señor Saura. Este era uno de ellos. El segundo es que el señor Saura llama política a plantear una reforma de la Constitución o a plantear un modelo de Estado. (El señor Saura Laporta: Yo no he dicho eso.) Perdóneme, luego vemos cómo lo he interpretado yo. Usted me dice textualmente que es un discurso técnico al que le falta política, porque la política es hablar del Estado que queremos. Puedo decirle varias cosas: en primer lugar, si preguntamos a los ciudadanos qué entienden por política veremos que probablemente uno de los problemas por el que en este momento los políticos sufrimos la desconfianza de los ciudadanos sea que a veces hablar de política no es hablar de los temas que les preocupan a los ciudadanos. Luego hablamos del modelo de Estado y, a lo mejor, vamos a ver quién tiene más problemas en eso en esta Cámara, pero esto también es política, y, si me permite que le diga, como durante 30 años hemos hecho más política de la otra, ahora nos encontramos con que a los ciudadanos, en ocasiones, les volvemos, sencillamente, locos, porque no saben la Administración a la que dirigirse, lo que tienen que presentar –la burocracia- y los gastos que eso supone. A lo mejor es política, para algunos, de andar por casa, pero creo que los ciudadanos merecen una respuesta de una Administración que esté mucho más pendiente de sus problemas que de los problemas que tenemos los propios políticos para entender cómo nos organizamos nosotros a nosotros mismos. A lo mejor a usted esto le parece política en minúscula. Pues yo le digo una cosa: bienvenida la política en minúscula, porque mientras no se ha hecho, aquí han seguido creciendo las administraciones; aquí se han aprobado normas sin orden ni concierto y con muy poca coordinación; aquí se han multiplicado los entes; aquí tenemos una Administración o un sistema electrónico que funciona para todas las empresas privadas de este país, pero que no funciona para las administraciones públicas. Y puede, señor Saura, parecerle esto muy técnico, pero le digo que salga a la calle, a la que usted también me invita, y pregunte a los ciudadanos si les parece importante que eliminemos trabas, que eliminemos colas, que eliminemos la necesidad de presentar poderes, que hagamos esto mucho más práctico y mucho más sencillo. Pero -¡ah!-, la política es discutir sobre el modelo de Estado. Y me dice usted: usted ¿qué modelo de Estado defiende y qué modelo de Estado defiende el Partido Popular? Pues, mire, en tanto en cuanto la Constitución no se modifique -y ahora hablaremos de ese tema que parece que es lo que más 35 le importa, más que la reforma de las administraciones públicas-, hay mucho que hacer en el Estado de las Autonomías. Me dice: usted no me conteste. Permítame, señor Saura, pero usted pregunte lo que quiera, que yo le contestaré como a mí me parezca oportuno. Antes de que se reforme la Constitución, o hasta tanto no se reforme la Constitución, hay mucho que hacer en el Estado de las autonomías. Una de las cosas que hay que hacer −lo he dicho en mi intervención, lo que pasa es que el prefabricado es lo que tiene− es cambiar la cultura de coordinación, de cooperación y de colaboración entre las administraciones públicas. ¿Sabe dónde hay que hacerlo? En las comisiones bilaterales. Me dice usted que hay que convocar comisiones bilaterales porque hay que acordar traspasos. ¿Solo? ¿Solo para eso, señor Saura? Porque llevamos treinta y ocho años reuniendo comisiones para hacer traspasos, y creo que alguna vez nos podríamos reunir para coordinarnos. (El señor Saura Laporta: Ya nos hemos reunido.) Señor Saura, esto es una contestación, no un diálogo. Yo le he respetado a usted su intervención, le pido que escuche la mía. Señor Saura, las comisiones bilaterales tienen que trabajar para otras muchas cosas. El problema es que desde ciertos sectores solo tienen sentido las comisiones bilaterales y solo nos piden que las convoquemos si podemos sacar acuerdos de ellas que se concreten en traspasos o transferencias a las comunidades autónomas, y ese camino, señoría, ya es muy difícil. No obstante, hay comisiones en que se está cambiando esa cultura. Corrijo al señor Saura: sí se ha reunido la comisión bilateral de Aragón, en tres ocasiones, fundamentalmente para coordinación entre varias administraciones públicas. Sí, se ha reunido en tres ocasiones, precisamente para acordar la ejecución de determinadas inversiones en las que nos hemos puesto de acuerdo, para ver quién puede hacerlo mejor y quién puede coordinarlo mejor, o para solucionar problemas técnicos que es necesario solventar como, por ejemplo, el aeropuerto de Teruel, que se va a dedicar al desguace de determinados aviones para dar una salida a esas inversiones que tenemos en España y que el Gobierno ha acordado agilizar los trámites para que se convierta en un punto Schengen y los aviones no tengan que aterrizar previamente en Zaragoza. Para ponernos de acuerdo, para coordinarnos, porque como hagamos el cómputo de las comisiones bilaterales, de lo que traspasamos o de lo que transferimos, pasará como con la reunión que se celebró a finales de la anterior legislatura, que se prometieron unas cantidades en relación con una serie de inversiones que no se pagaron la pasada legislatura y que ahora, como ustedes conocen, han sido interpretadas por el Tribunal Constitucional. Varios de ustedes han dicho que asistimos a una recentralización. Señorías, creo sinceramente que es muy fácil decir eso sin analizar todas y cada una de las normas en concreto. A lo que asistimos es a una crisis tremenda. A lo que hemos asistido en los últimos meses es a una posibilidad más que clara de rescate de la economía española. A lo que hemos asistido es a un momento económico de una dificultad que ha llevado a tener que aprobar un plan nacional de reformas con urgencia que permitiera a España salir de la crisis. Y el Estado de las autonomías claro que necesita la capacidad de aprobar planes y programas conjuntos, señoría, porque es muy duro para cualquier Estado, ante cualquier problema que puede llevar al rescate de su economía, no tener planes entre las distintas administraciones públicas que 36 permitan, con sentido de Estado, solventar una serie de problemas y adoptar una serie de reformas que precisan con urgencia los ciudadanos para que su país no sea rescatado, para que al día siguiente de ese rescate no se recorten sus pensiones, el sueldo de los funcionarios o se determine por parte de autoridades que no son las de nuestro país cómo se paga la sanidad o cómo funciona la educación. Necesitamos mecanismos que nos permitan reacciones urgentes ante determinados problemas importantes, ante determinados problemas en que todos podemos ponernos de acuerdo. Indudablemente, podemos discutir sobre si esas normas suponen o no invadir competencias. Muchos de sus grupos parlamentarios han utilizado la fórmula del recurso y la han anunciado incluso antes que las enmiendas. Están en su derecho y el Tribunal Constitucional decidirá, pero en España hay problemas muy importantes que afectan al grueso de sus ciudadanos y que había que resolver para evitar ese rescate, para sacar adelante a la economía española y para dar soluciones. Estas Cortes, en las que ustedes son senadores y representantes, tienen competencias legislativas en muchas materias, y las ejercen −luego hablaré de los reales decretos−, pero también estas Cámaras, como representantes de la nación que son, tienen una obligación para con los ciudadanos, que es aprobar las leyes necesarias para sacar a este país de la crisis, modernizarse y crear empleo, que, por cierto, es una frase que he repetido constantemente y que inspira todas las reformas del Gobierno. Me dice usted que no ha habido un debate sobre el modelo de Estado. Señoría, hubo un debate sobre el modelo de Estado dentro de otro debate, el debate sobre el estado de la nación. ¿Qué se puso de manifiesto en ese debate? Que no hay ni un atisbo de principio de acuerdo entre los grupos parlamentarios sobre cómo hay que reformar la Constitución. Y si me apura, ni siquiera en el seno de alguno de los grandes partidos, que tienen mucho que decir al respecto. Unos proponen un modelo federal, y con el rigor que da hablar en la Cámara de representación territorial, modelos federales hay muchos en nuestro país. Algunos proponen, porque estoy en esta Casa, un modelo federal de Senado como el Senado alemán. Por cierto, el Senado alemán es el único modelo federal como el Senado alemán que hay entre todos los modelos federales. Solo en Alemania hay un modelo federal como el Senado alemán. Podríamos hablar de otros muchos. España es un Estado descentralizado, mucho más que muchos otros. ¿Qué es avanzar hacia un modelo federal, señor Saura? ¿Un cambio en el estado de competencias para reordenar a favor del Estado, como parecen predicar algunos grupos parlamentarios en esta Cámara y en el Congreso, o en la otra dirección? Porque el tema es importante. Cuando concreten ustedes este punto sabrán si todos ustedes están en él y si pueden incluir a otros en esta Cámara. Modelo federal, sí. ¿Cuál? ¿Cómo? ¿Qué efectos tiene? Ya le digo, en el debate hubo propuestas centralizadoras, descentralizadoras, confederalizadoras, propuestas de reforma del modelo electoral, que sale recurrentemente, propuestas de reforma de la Constitución en otras instituciones. Lo que sí se constató en el debate, en el que se habló largo y tendido sobre esta cuestión, es que no hay un grupo que proponga una reforma igual, ni siquiera coincidente en sus puntos básicos. Por eso, señoría, entre tanto, con este Estado de las autonomías que tenemos y al que estamos obligados a respetar constitucionalmente, y si es posible a mejorar, tenemos 37 que hacer reformas como la presente. Si podemos ponernos de acuerdo Estado y comunidades autónomas en cómo ejercemos mejor determinadas competencias al margen de la reforma constitucional, hagámoslo. A veces tengo la sensación de que yo confío más en las comunidades autónomas que ustedes, que se supone que hablan en esta Cámara en nombre de ellas, porque están haciendo muchísimas cosas, porque están acometiendo importantes reformas, porque cuando ha salido el número de empresas públicas que dependen de las comunidades autónomas, se han ajustado y han hecho cambios, como los ha hecho el Estado −después contestaré al señor Martínez Oblanca−, y se han dado cuenta de que a lo mejor se puede ahorrar incorporando sus oficinas en el exterior a las del Estado, que no son del Gobierno, sino del Estado, las del conjunto de España, y probablemente podrán defender mejor los intereses de cuarenta y siete que los de cuatro, señoría. Algunas han decidido suprimir determinadas instituciones, otras se gestionan mejor para que gastar tanto, como hacer la gestión desde una sola institución, no del Estado sino para todo el Estado. Porque si se trata de un asunto de participación de todos en esas instituciones y de opinión sobre sus métodos de funcionamiento, hagámoslo. Y es bidireccional; yo les invito a que se lean el informe. En él también se dice: competencias que gestiona el Estado y que es absurdo que las siga gestionando. Y les voy a poner un ejemplo muy práctico, el de los centros de vacunación internacional. Hace tiempo que transferimos la sanidad, pero el Estado mantiene en las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno veintinueve centros de vacunación internacional que dispensan solo cuatro vacunas, mientras que existen cuarenta y siente dependientes de las comunidades autónomas con los que podemos hacer encomiendas de gestión. Pues hagámoslo. ¡Si es bidireccional! ¡Si es un asunto que a lo mejor a usted le parece micropolítica pero ahorra un montón! Y sobre todo, lleva a que los ciudadanos no tengan que irse a vacunar a la subdelegación del Gobierno y luego al hospital de turno para las vacunas que le correspondan o a hacer su reconocimiento. Califica usted a las diputaciones de opacas porque dice que son de representación indirecta. ¡Pues como empecemos a analizar el número de instituciones de representación indirecta que hay, comenzando por la que vicepresido…! Creo que la opacidad no está ligada a la representación indirecta; y muchas de las que defendían Gobiernos de los que usted formaba parte también son de representación indirecta, pero no por eso, señor Saura, son menos democráticas. Lo importante es que se gestione bien. De momento las diputaciones provinciales tienen una deuda de 1400 millones de euros limitada con respecto a más de un 90% del PIB que es lo que supone el conjunto de todas las demás. Se ha hablado –y lo enlazo con esto− de la reforma del régimen local. Eso no era objeto de esta comparecencia pero no tengo ningún problema en contestar a algunos de los intervinientes. Se dice: La reforma de racionalización de sostenibilidad local, sí, pero en aquellos sitios en que un estatuto de autonomía no atribuya competencia exclusiva, porque los estatutos de autonomía −me dicen− preceden a las leyes orgánicas y ordinarias en nuestro sistema de normas. Pues yo disiento. Las leyes orgánicas y las leyes ordinarias no se enfrentan entre sí por un problema de rango sino por un problema de competencia. Las leyes ordinarias están previstas para todo aquello que la 38 Constitución no reserva a las leyes orgánicas por un asunto de competencia, pero no por que un asunto esté previsto en una nueva ley orgánica, incluido un estatuto de autonomía, altera la prelación de normas en nuestro ordenamiento. Cada uno tiene su marco de competencias. Y está claro que el estatuto de autonomía de su comunidad autónoma, Cataluña, y el de otras contemplan competencias exclusivas en materia de organización local, pero eso no quiere decir, señoría, que la normativa básica en materia de organización local que nuestra Constitución atribuye al Estado no deba respetarse en su conjunto. Si nos ponemos de acuerdo, señoría, en llevar a cabo ese encaje, como he tenido ocasión de decirle a doña Joana Ortega, podremos pactar esa ley, porque si se respeta el núcleo básico de la legislación local que la Constitución atribuye al Estado, es muy fácil ponernos de acuerdo en el resto. No se trata de decir que esa ley no es aplicable en Cataluña porque tiene competencia exclusiva en su organización. La tendrá en su organización, pero hay una normativa básica que hay que respetar. Si logramos solventar ese punto, creo que sería posible el acuerdo, como lo ha sido con el Partido Nacionalista Vasco en la atención al régimen foral específico en esta ley. Es decir, nosotros estamos abiertos al acuerdo, lo hemos hecho con el Grupo Vasco y con el Partido Nacionalista Vasco y nos gustaría sumar a otros grupos en este punto. Se me han planteado algunas cuestiones concretas sobre el informe de la Comisión de reforma de las administraciones públicas. Me preguntaba el señor Martínez Oblanca por qué les trasladamos a los demás los objetivos de cumplimiento y no a nosotros mismos. Lo que puedo hacer es leerle un balance de actuaciones que ha hecho el Gobierno en cuanto a sus organismos públicos. El acuerdo del Consejo de Ministros de 16 de marzo de 2012 preveía fusiones, extinciones y sucesión de activos en veintidós sociedades mercantiles estatales. Hay dieciséis operaciones ya finalizadas y seis en desarrollo. Trece están finalizadas, en concordancia con las propias previsiones del acuerdo. Como asuntos importantes, las fusiones de las llamadas sociedades de agua, Acuanorte, Acuasur y Acuaebro, que ahora son Aguas de España; la fusión de las sociedades de defensa, Insa e Isdefe; la fusión de la sociedad de Lotería Selae con su filial STL; la extinción de Sevalae; la fusión de Segipsa e Improasa; la cesión global del activo y pasivo de la empresa Invest in Spain a ICEX; la disolución de la Sociedad Pública de Alquiler, y recientemente la fusión de Suelo Empresarial del Atlántico y Sigalsa. Usted me pregunta por unos datos, y yo le reconozco que tarda mucho en extinguirse, disolverse y liquidarse una empresa pública, tarda muchísimo, y lo hemos podido comprobar. Y no quiero contarle las operaciones de desinversión. Ahora está un poco mejor el mercado, pero el año pasado algunos de los que querían comprarlas prácticamente pedían dinero al Estado para que se quedaran con ellas. Y es un proceso que cuesta mucho, pero ahí está. Dieciséis ejecutadas y seis en fase de finalización. Asimismo, el acuerdo preveía la extinción de fundaciones, y de acuerdo con él se han fusionado o extinguido nueve fundaciones estatales. Limitado; por eso hemos aprobado un segundo acuerdo, el de 20 de septiembre de 2013, en el que hemos tenido que hacer tres cosas. En primer lugar, presentar un anteproyecto de ley, porque da la casualidad de que algunos de esos organismos por los que usted me pregunta están creados por una ley, y por una ley, que enviaremos a las Cortes, tendremos que disolverlo; otra parte por real decreto, que es más inmediato, y alguna por acuerdo. 39 Por ponerle algunos ejemplos, dado que tiene tanto interés en conocerlos, le diré que se han extinguido la Fundación Almadén Francisco Javier de Villegas, la Fundación Museo Taller Juan José, la Fundación para el desarrollo de la formación en las zonas mineras del Carbón (Fundesfor) y la Fundación Enresa. Serán objeto de extinción con integración en otras entidades, la Fundación para la proyección internacional de las universidades españolas; la Fundación Agencia Nacional de la Calidad y la Acreditación (Aneca), que será integrada en el organismo Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y la Acreditación; la Fundación Centro de Estudios Económicos y Comerciales, que será integrada en el ICEX; la Fundación Centro Nacional de Referencia de Aplicación de las Tecnologías de la información y la Comunicación (Cenatic), que será integrada en el ente público Red.es, y la Fundación de la Ciudad de la Energía (Ciuden), que será integrada parcialmente en el IDAE. Por su parte, en la Fundación EOI se integran la Fundación Colegios Mayores MAEC-AECID y la Fundación Española para Innovación de la Artesanía; en la Fundación del Transporte, la Fundación AENA y la Fundación de Ferrocarriles Españoles. En la Fundación Biodiversidad, la Fundación Observatorio Español de Acuicultura y la Fundación Iberoamericana para el Fomento de la Cultura y las Ciencias del Mar. Y dejarán de tener consideración pública la Fundación de la Náutica y Astronáutica Españolas, el Museo do Mar de Galicia, la Fundación canaria Puertos de Las Palmas y la Fundación General de la UNED. Esta parte ya se ha ejecutado y la otra se hará cuando sus señorías aprueben la correspondiente ley de supresión de entidades. Señor Bildarratz, usted me ha preguntado por todo menos por la Comisión de reforma de las administraciones públicas. Me ha preguntado por Fagor. No pretendo ser críptica, pero quizá también el señor Erkoreka podría manifestarle cuál ha sido la opinión y las conversaciones que hemos mantenido sobre este punto. Quizá también sería oportuno conocer por parte del Gobierno vasco cuál es la sensación y cuáles los criterios en relación con la situación que atraviesa la corporación. Se lo digo porque usted me lo ha preguntado. Creo que no son objeto de esta comparecencia ni las inversiones, ni la Y vasca ni la política industrial ni la energética ni el tax lease del concierto en el cupo de la gestión, pero sí le digo que en todas ellas el Gobierno trata de hacer una política industrial y energética que sirva para todos y también para el Gobierno vasco. En materia de tax lease hemos trabajado mucho ambos Gobiernos y hemos trabajado bien, y creo que tenemos que seguir trabajando en ese punto. Son muchas las cosas que hemos de hacer para recuperar la confianza en un sector que es clave, y creo que hemos trabajado bien. En ocasiones ponemos más en valor lo que nos separa que lo que nos une, y en el tratamiento del tax lease, el Estado y las comunidades autónomas supimos dar ejemplo de cooperación y coordinación, que si bien no solventó el asunto, como todos hubiéramos querido, y muy especialmente el sector empresarial, fortaleció mucho la posición del Estado español en su conjunto, y se lo agradezco. A la señora Rieradevall le he contestado a alguna cuestión en relación con el régimen local, con la centralización y con la Comisión de reforma de las administraciones públicas. Nosotros hemos hecho el trabajo, podríamos habérselo encomendado a un grupo de expertos, pero pensamos que en el ámbito de la función pública española había expertos con un profundo conocimiento de la cuestión. Hemos convocado ese grupo de trabajo en el 40 seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera. A sus primeras reuniones han asistido tanto el presidente de la Comisión de reforma de las administraciones públicas como la directora de la oficina para su ejecución, y se ha dado traslado de las medidas a las comunidades autónomas. Las comunidades autónomas están dispuestas a proponer más, a analizar las cifras que tenemos, a contrastarlas y a hacer un trabajo conjunto que, vuelvo a reconocer, están haciendo; las comunidades autónomas han hecho esfuerzos muy importantes de racionalización y de austeridad que todos queremos y debemos poner en valor. Señor Antich, dice usted: más déficit, más deuda y más paro. Pues bien: más déficit, no; más deuda, sí, entre otras cosas, porque se ha convertido en deuda el déficit oculto, el plan de pago a proveedores, y vivimos una recesión que hace que ese gap haya que solventarlo con deuda pública. Pero más déficit, no, y le recuerdo que venimos de un 9%. Ha hecho un discurso −que me ha sorprendido, por el grupo al que representa− desde la visión de las comunidades autónomas. Y yo echo en falta, aparte de la señora Vindel, a alguien que haga un discurso desde la visión del Estado. Critica usted el FLA y me pide eurobonos, pero, señor Antich, es que hay comunidades autónomas que no pueden salir a los mercados, y ese es el problema que hemos tenido que solucionar: comunidades autónomas que han pasado de una deuda de 4000 a 40 000 millones de euros y a las que el FLA ha tenido que aportar 25 000 millones de euros, y que no pueden salir al mercado; y, si sale alguna es con intereses astronómicos; es decir, hemos venido a solventar un problema que tienen muchas comunidades autónomas, y sencillamente, señor Antich, también tenemos que tener garantía de que vamos a recuperar lo aportado, y de ahí esos planes. Dice usted que el reparto del déficit es asimétrico: más al Estado y menos a las comunidades autónomas. Es que la mayor parte del ajuste en déficit se lo lleva la Seguridad Social, que creo que es de todos, aunque esté afecta al Ministerio de Empleo. (Denegaciones del señor Saura Laporta.) Señor Saura, no niegue con la cabeza. Creo que los pensionistas son de todas las comunidades autónomas, y mejor que no entremos en los datos de aportaciones de unos y otros, no me gustaría hacerlo. Repito, son de todos, y en determinados sitios, el resto aporta y mucho, y resulta que la Seguridad Social tiene problemas por las cifras de paro que usted citaba, porque se ha caído la afiliación, que hay que recuperar, y porque hay que mantener el nivel de ingresos de nuestros pensionistas; cada vez hay más pensionistas y los que entran al sistema tienen pensiones más altas que los que, por desgracia, salen. Señorías, sí, una parte de ese déficit importante se lo ha llevado la Seguridad Social, y perdone que le diga que es Estado, sí, pero es el Estado de las pensiones de todos los pensionistas españoles, y creo que estaremos todos de acuerdo en ayudar a que el sistema de la Seguridad Social pueda mantener nuestras pensiones y garantizar su sostenibilidad. Dice que hay que compensar deficiencias inversoras. Señor Antich, las cuentas en España están como están, y hay que fijar prioridades y objetivos, y en una situación de emergencia como la que hemos vivido con esta crisis los objetivos son los más claros: mantener la política social, las prestaciones por desempleo, de los ciudadanos de Baleares y del resto de España; poder mantener nuestras pensiones y garantizar su sostenibilidad; poder mantener una política social que garantice algunas cuestiones básicas. 41 Usted me pide inversiones y no tengo ninguna duda de que serán necesarias, y por eso −por poner el caso de Baleares− el Gobierno ha trabajado en convenios con la comunidad autónoma para el mantenimiento de sus carreteras, y ahora lo está haciendo para sus depuradoras. Pero a veces cuando hablamos de inversiones nosotros mismos nos contradecimos porque en genérico decimos: hemos hecho en España inversiones que ahora son difíciles de mantener pero las seguimos pidiendo. Buenos, pues tratemos de encontrar un equilibrio porque son momentos de dificultad y no se puede hacer todo a la vez. Y a veces nos piden que, sin subir los impuestos, subamos las pensiones, la prestación por desempleo, las inversiones a las comunidades autónomas; que concedamos subvenciones como las de la memoria histórica −que me ha pedido− y que no tengamos más déficit ni más deuda pública. Señor Antich, le pido que me eche una mano, porque la cuadratura de ese círculo es complicada (Risas.). Hay que fijar prioridades y probablemente pueda hacerse mucho mejor, pero con lo que hay, teniendo que cumplir la consolidación fiscal, permita que el Gobierno haya decidido que, habida cuenta de cómo está la situación, la prioridad sea la prestación por desempleo, la actualización hasta donde se pueda de las pensiones para garantizar su sostenibilidad y determinadas políticas de protección social. Señor Antich, no es una campaña de desprestigio de las comunidades autónomas. ¡Si, quizá, la que más ha hablado en positivo de las comunidades autónomas en esta mesa he sido yo! Las comunidades autónomas han hecho un esfuerzo tremendo; somos conscientes de que además gestionan la educación, la sanidad y buena parte de los servicios sociales de este país, y creo que entre todos debemos trabajar en esa evaluación de financiación autonómica para encontrar el mejor modelo. Yo no estoy en el Ministerio de Hacienda ni en el grupo que está evaluando pero le voy a dar mi opinión: acertaremos si buscamos el mejor modelo que financie de la mejor manera posible los servicios públicos, siendo bien conscientes de que todos tenemos unos servicios públicos que hemos de mantener y de sostener, y en cada comunidad autónoma hay una dificultad: en unas, la población, contabilizada o no; en otras, la dispersión; en otras, el exceso de municipios; en otras, el territorio; hay para todos los gustos. Pero si ponemos el acento en que esa financiación de los servicios públicos sea lo más justa e igual para todos, probablemente acertaremos, no le digo del todo pero sí bastante. Me pregunta por los decretos leyes. Yo le admito que en el primer año de legislatura se aprobaron treinta decretos leyes, y hubo que hacerlo, porque cuando explicamos nuestro sistema legislativo −que, por cierto, es muy parecido al de otros países europeos− nos preguntan si no se puede hacer más deprisa, porque hay cosas que no pueden esperar. Y en ese primer año ha habido cosas que no han podido esperar porque había extraordinaria y urgente necesidad: la crisis económica y la tremenda recesión que están viviendo los españoles y que llevan mucho tiempo viviendo. En este segundo año se ha reducido un tercio, doce decretos leyes, buena parte de ellos para aprobar créditos extraordinarios que, lógicamente, no se suelen tramitar como proyectos de ley. Indudablemente, en el primer año hemos aprobado bastantes decretos leyes porque las circunstancias lo requerían, y hemos pedido un esfuerzo a las Cámaras, que quiero agradecer, con tramitaciones de urgencia, porque había que hacerlo, porque teníamos que aprobar leyes para que 42 estuvieran en plazo lo antes posible, sencillamente porque había que cambiar las cosas y porque teníamos un plan nacional de reformas que cumplir al que nos habíamos comprometido, y gracias a su cumplimiento nos han dado más margen para el déficit. Entiendo que veinte días pueda no ser mucho, pero en un determinado momento en que a todos los ciudadanos les hemos pedido esfuerzos, también −y discúlpenme por ello− hemos pedido esfuerzos a las Cámaras para que nos ayudaran a tramitarlo lo antes posible. En cuanto al Valle de los Caídos, señor Saura, hasta el año 2006 en que se aprobó la Ley de memoria histórica, en este país se han sucedido distintos Gobiernos de distinto signo político, y no han hecho ninguna de las cosas que aquí usted me reclama ahora. El informe del Valle de los Caídos se presentó cuando estábamos con las Cortes disueltas, después de siete años de un Gobierno se presentó en el último momento y se constató que no había acuerdo. Es más, me habla usted de inhumaciones, o el señor Antich -no creo que les importe a ustedes que les confunda aunque estén en distintos grupos (Risas.)– pide que también se hagan estudios sobre ese punto y nosotros hemos hecho hasta donde hemos podido y hasta donde nos lo han permitido nuestras disponibilidades financieras. Pero me pide usted urgencia en un asunto que hasta el año 2006 sencillamente no se abordó, y el informe se presentó, como ya digo, en el último momento, habiendo tenido siete años para constituir un acuerdo que no se logró. Señora Vindel, ha hecho usted una radiografía de la dificultad del momento. El momento sigue siendo difícil, tenemos que seguir trabajando y no vean en la expresión de las cifras ningún triunfalismo, todo lo contrario; aquí hay que evitar tanto el pesimismo excesivo como el exceso de optimismo. Hay que ser muy realistas, hemos superado un momento muy difícil para todos los españoles, se ha hecho, ahora en la macroeconomía hay atisbos de mejora, hay una cifra de recuperación, hemos salido de la recesión, pero todo es débil y tímido y hay que seguir fortaleciendo. Por eso creo que la reforma de las administraciones públicas es un elemento importante de reforma estructural. No sé si es alta política, media o regular, solo sé que en treinta y ocho años no se ha hecho; solo sé que en treinta y ocho años hemos aprobado distintas versiones de distintos estatutos de autonomía –en algunos ciertamente no, senador del Partido Nacionalista Vasco, pero en otros sí-; que hemos aprobado infinidad de leyes; que hemos descentralizado, y creo que con acierto, pero también nos hemos quedado atrás en muchas cosas, en muchas cosas en las que tenemos que mejorar. Quiero ponerles una foto muy gráfica. Si ustedes son de los que se manejan por Internet, en sus relaciones financieras ustedes entran, ponen sus claves y tienen toda su posición financiera, entera. Pues bien, yo quiero trabajar –y así lo ha hecho el equipo de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas, al que quiero dar las gracias porque han hecho su trabajo, el de sus ministerios, y luego el que les correspondía en esta comisión; todo se ha hecho, como ha reconocido algún portavoz, y yo se lo agradezco, con los mismos créditos presupuestarios, más con menos, porque también hemos aportado a los ajustes; el Ministerio de la Presidencia tiene 423 millones, este año nos han recortado 11 y tenemos esas dos entidades que dependen de nosotros y ningún euro más-, decía que nosotros queremos trabajar para una administración en la que un día no muy lejano uno meta su DNI y su clave y pueda tener todas sus relaciones con la Administración, no 43 solo su declaración de la renta, que ya la tiene, sino el resto de sus impuestos; su situación con la Seguridad Social, cuánto tiempo ha cotizado y qué cálculo de pensión se estima; que ahí puedan notificársele –voluntariamente, clarotodos los expedientes que tenga con cualquier Administración; que ahí puedan solventarse todos sus trámites, de todas las administraciones en un mismo punto. Porque, señorías, los ciudadanos lo que quieren es un punto, luego que nos arreglemos nosotros con las competencias, que en eso nos pongamos de acuerdo los que estamos aquí o los que gestionamos, pero ellos desean un punto donde se les solucionen todos sus problemas, donde no se les pongan trabas, donde todo sea mucho más ágil, donde todo sea mucho más sencillo, donde sea más fácil abrir un negocio, inscribir a un hijo en el Registro Civil, pagar una multa –que muchos no la pagan sencillamente porque no se enteran de que se la han puesto, porque ya conozco a poca gente que esté en horario laboral en su casa pendiente de que le notifique el servicio postal-, etcétera. En cuanto a los debates en esta Cámara, yo reconozco que me gusta el debate constitucional igual por lo menos que a cualquiera de ustedes, pero tengo una obligación: mientras no haya reforma de la Constitución, hacer desde el Gobierno de la nación y en colaboración con el resto de las administraciones que el Estado de las Autonomías funcione lo mejor posible. Si hay duplicidades, intentar llegar a acuerdos con las comunidades autónomas para ver cómo lo solucionamos. Si hay que simplificar normas, empezaremos por ese 31% que afecta a la unidad de mercado y compete al Estado; reformémosla. Si hay que simplificar trámites y procedimientos, utilicemos los procedimientos electrónicos y simplifiquemos todo lo demás. Si hay que comprar todos juntos, compremos todos juntos, al menos el Estado, aunque a lo mejor alguno entrará más, porque son ahorros; donde alguno ve ejercicio de competencias, sí, ¿pero y si ejercemos sus competencias y las nuestras conjuntamente y ahorramos a los ciudadanos? Y sobre todo, señorías, debemos aprender para el futuro, por ejemplo a la hora de crear más empresas públicas. Señor Martínez Oblanca, con lo que nos ha costado y nos costará disolver estas, con todos los trámites -que ya se lo digo yo-, porque para crearlas apruebas una ley y está hecho, pero disolverlas…, no le quiero yo contar hasta que llega eso al registro correspondiente. Por ello, profuturo debemos ser mucho más conscientes de que para crear cualquier organismo público tendremos que tener muy claro si es necesario crearlo, si lo que va a ejercer es necesario que lo ejerza una administración, si tiene los recursos necesarios y si puede funcionar. Y quizá con eso, cuando tengamos otra crisis, el discurso no sea por parte de mucha gente, y con razón: empiecen a ajustarse por ustedes mismos. Porque hemos pedido muchos esfuerzos a los ciudadanos, este Gobierno el primero, y en justa correspondencia tenemos que hacer esos mismos esfuerzos para gastar lo menos posible sin perjudicar los servicios públicos; para gastar menos en estructuras –así a lo mejor algún día podemos gastar más en infraestructuras, señor Antich- y para dar un mejor servicio. Eso es lo que pretende el informe de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas. Quizá para algunos sea política doméstica, estoy segura de que en los hogares lo entienden bastante mejor que algunas disquisiciones constitucionales que tenemos en esta Cámara, que nos darán mucho discurso, pero que desde luego ni contribuyen a la estabilidad ni al crecimiento. 44 Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora vicepresidenta. ¿Algún portavoz desea intervenir? (Pausa.) No estaba previsto, pero dada la evolución de la comparecencia, les doy dos minutos por portavoz y voy a ser riguroso con el tiempo. Señorías, este turno es exclusivamente para temas tratados esta misma tarde, no abramos debates nuevos. Señor Martínez Oblanca, tiene la palabra. El señor MARTÍNEZ OBLANCA: Por supuesto, señor presidente. Doy las gracias nuevamente a la señora vicepresidenta, en este caso por su esfuerzo en la contestación a los portavoces. Yo quiero aceptarle el reproche, señora Sáenz de Santamaría, de preocuparme de aprovechar la única oportunidad que he tenido en año y medio en el Senado para plantear algo en relación con mi comunidad autónoma de origen, con Asturias -es la primera vez que me recriminan, en este caso una vicepresidenta, que haga sonar la voz de mi tierra-, y además creo que en mi caso particular su reproche tiene algo de injusto, porque aparte de mencionar los efectos de la política del Gobierno sobre Asturias, todo ello relacionado con la reforma de las administraciones, también hablé del informe Cora, del abundantísimo informe Cora, más de 250 páginas en un tamaño de letra minúsculo, y he tratado de poner en valor algunos de los argumentos con cifras. Señora vicepresidenta, quiero decirle que me gusta ir a la fuente clara, y el Invespe, que es el inventario estatal oficial, nos dice que a fecha de hoy, después de casi dos años de Gobierno, solamente hay 23 entidades estatales menos. Y le dije además que en las doce o trece que tiene adscritas al Ministerio de la Presidencia hay una que me resulta inexplicable: el consorcio para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. ¿Por qué le conviene al Gobierno correr para recaudar y utilizar el Senado para procedimientos, ha dicho de veinte días, pero aquí se ha legislado en cuatro días, con plazos de presentación de enmiendas con un fin de semana de por medio? ¿Por qué le conviene al Gobierno correr para recaudar y sin embargo no le conviene correr para eliminar las entidades del sector público ineficaces? Concluyo con la misma petición que le hice al principio. Señora vicepresidenta, venga más a menudo al Senado y seguramente se evitará que a la mínima oportunidad hablemos de todas las cosas, incluida la reforma del sector público. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Martínez Oblanca. Senador Bildarratz, tiene la palabra. El señor BILDARRATZ SORRON: Gracias. Quiero agradecer a la vicepresidenta su comparecencia y sus explicaciones. Evidentemente, estamos totalmente de acuerdo en que después de treinta y ocho años hace falta la reforma de la Administración pública. Está claro, y tal como vivimos, además, es necesario que la Administración pública 45 funcione las 24 horas al día, los 365 días al año. Es decir, necesitamos las nuevas tecnologías, necesitamos una nueva reforma. Eso es evidente y ahí yo creo que nadie le va a poner ningún reparo. Ahora, también es verdad −y entiéndame− que han hecho un inicio de legislatura que ha sido duro para el resto de fuerzas políticas; también para ustedes, por las medidas que han tenido que tomar, pero la falta que nosotros hemos podido ver en el diálogo, en la comunicación, hace que seamos precavidos o, al menos, pongamos reparos nada más oír cualquier reforma, porque nos preocupa el espíritu que está moviendo al partido mayoritario que sustenta al Gobierno en su modo de gestión. Ha trasladado unos datos, a modo de ejemplo, en torno a los decretos leyes diciendo que en los inicios de la legislatura han sido bastante más numerosos que en el segundo período de legislatura. Lo único que quiero reafirmar es que si en su momento invitó al diálogo y al acuerdo −lo que asimismo ha hecho hoy−, que sea cierto, que así se convierta y que vivamos un segundo período de esta legislatura en el que el acuerdo y el diálogo sea el que impere, porque a todos nos preocupa la reforma de la Administración, a todos nos preocupa el ciudadano, a todos nos preocupa el paro, a todos nos preocupa el desempleo, a todos nos preocupa lo que se está sufriendo y es evidente que entre todos siempre somos más, pero tenemos que ver que enfrente tenemos a alguien con el que nos sentamos y que nos escucha. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Gracias, senador Bildarratz. Senador Saura, tiene la palabra. El señor SAURA LAPORTA: Gracias. Muy rápido. En primer lugar, señora vicepresidenta, creo que hubiera sido imprescindible que el presidente del Gobierno hubiera asistido en el Senado a explicar el modelo territorial. Es un acuerdo que está en todas las reformas de los estatutos que se han propuesto. Y si no el presidente, usted. Esto no se ha hecho. Y no me diga que en el marco del debate de política general se hizo. Y no solo eso, sino que la comisión del Senado que trata de estos temas no se ha reunido durante dos años, y tengo siete, ocho, nueve cartas al presidente de la comisión pidiéndole, por favor, que se cumpla el reglamento, que no se ha cumplido. Esta es una primera cuestión. La segunda cuestión que me preocupa es que usted separa mucho lo que llama la macropolítica de la pequeña política. Yo no sé usted, pero yo, hace quince días, un martes, tuve una reunión con delegados sindicales de Comisiones Obreras y con concejales en la que se habló de la ley de reforma local y de las diputaciones. Y me decían que si la ley salía adelante tendrían que recorrer 100 kilómetros para hacer gestiones y que desparecerían los servicios sociales de los ayuntamientos. ¿Esto qué es, señora vicepresidenta, política grande o política pequeña? Lo que hace la ley de reforma local es empeorar la calidad de vida de la gente. En cuanto a la bilateral, me intentaba explicar qué era la bilateral. Yo, no sé si por suerte o por desgracia, he copresidido con el ministro cuatro años la bilateral de Cataluña-Estado y he presidido y copresidido con el ministro cuatro años la Comisión de traspasos. Y sé perfectamente lo que se hace en la Comisión de traspasos y en la bilateral. Lo que digo es que no ha habido una 46 sola reunión de la bilateral ni de traspasos en Cataluña. Y de traspasos, en ninguna comunidad autónoma, excepto Canarias, y usted preside, como mínimo, la de Cataluña. Y, en definitiva, eso forma parte del bloqueo de la política autonómica del Partido Popular. Con el anterior Gobierno fue muy difícil, se lo aseguro, pero mucho, muchísimo, pero avanzamos algo, sin embargo, ahora los seis nuevos estatutos que se aprobaron están parados. Respecto a la normativa básica, tiene usted toda la razón. Hace falta una normativa básica, pero ¿sabe que ocurre? Que a menudo la normativa básica, no de este Gobierno, de todos los Gobiernos, concreta tanto que no deja espacio para legislar a los Parlamentos autonómicos. Y cuando habla de coordinación, ¿cómo se puede hacer coordinación con una Comisión General de Comunidades Autónomas que no se reúne y con una Conferencia de Presidentes que se ha reunido una vez? Dos cosas y acabo. En cuanto al déficit, tiene usted razón, pero fíjese usted en que el tanto por ciento del gasto público de las comunidades autónomas está en el 34% y ese tanto por ciento no se refleja en el déficit. Estamos en la quinta parte. Por tanto, acepto lo que usted dice, pero no se cumple. Y respecto a la memoria histórica y el Valle de los Caídos, aceptar la propuesta política de la Comisión de expertos no significa dinero, significa decir simplemente que queremos pasar de un Valle de los Caídos de homenaje a un bando, a todas las víctimas. Y significa tomar ejemplos de distinción y mención y colaboración con asociaciones que no representan dinero. Por tanto, no es un problema de presupuesto, sino un problema de voluntad política. Hasta ahora lo que está pasado es que se está cumpliendo lo que el señor Rajoy dijo: que no iba a dejar una letra entera en esta ley. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Saura. Señora Rieradevall, tiene la palabra. La señora RIERADEVALL TARRÉS: Gracias, señor presidente. Gracias a la señora vicepresidenta por su presencia y contestación a lo planteado en esta comisión. Esta senadora ha intentado poner en valor algunos de los puntos positivos contenidos en el informe. Aún así, he tenido que puntualizar aquello que preocupa a mi grupo e insistir en la falta de diálogo y consenso y en el legítimo derecho a defender las competencias de las comunidades autónomas que nos asiste a los grupos parlamentarios, y más en esta Cámara de representación territorial. Por cierto, estoy totalmente de acuerdo con sus palabras: no gastar tanto en estructura administrativa para poder gastar más en infraestructuras. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias. Señor Antich, tiene la palabra. El señor ANTICH OLIVER: Muchas gracias, señor presidente. En primer lugar, quiero agradecer el tono de la vicepresidenta, sin perjuicio de que con buen tono nos ha reñido en varias ocasiones. (La señora vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia: No era mi intención.) 47 Lo primero que quisiera decir es que yo soy representante de un partido de ámbito estatal y que me encuentro muy bien haciendo el discurso que hago, porque el Estado es Gobierno de España y comunidades autónomas. Todo es Estado. Efectivamente, las Cortes Generales tienen que hacer el control al Gobierno de España. Este es el trabajo que tenemos en las Cortes Generales. Y esta es la Cámara territorial. En esta Cámara hablamos de la relación comunidades autónomas y Estado. Esta es la facultad territorial. Controlamos el trabajo que hace el Gobierno y si esto tiene unos efectos territoriales en los trabajos que hacen las distintas comunidades. Por lo tanto, no debe ser tan absurdo defender lo que se ha defendido. Es más, si he hablado de las comunidades autónomas es porque entiendo que quien pisa a quien es el Estado a las comunidades autónomas, hablando del Estado que es Gobierno y comunidades autónomas, hablando en las Cortes Generales del Estado, que es el conjunto. Hay una parte del Estado que, a través de toda una serie de medidas, está entrando en competencias de las comunidades autónomas. Esto es lo que representa mi partido, el Estado y, en este caso, el Estado de las Autonomías. A lo mejor es que tenemos una idea diferente del Estado. A lo mejor es eso. A lo mejor, efectivamente, estamos en una idea diferente. Por otra parte, con buen tono también ha dicho que no era el objeto de la comparecencia. Esta comparecencia tenía dos apartados. Uno, que habían pedido usted y el señor Martínez Oblanca, respecto a la reforma de las administraciones públicas, y otro que habíamos pedido todos los demás, que era, en general, sobre las políticas de su ministerio. Y, entre las políticas de su ministerio, usted bien nos ha recordado que usted representa el ministerio impulsor de las reformas, con lo cual usted puede hablar de la reforma de emprendedores, de la reforma laboral, puede hablar de todas las materias, pero cuando nosotros hablamos de la reforma de la Administración local, resulta que usted va y dice que esto no era objeto de la comparecencia. Pues sí, igual que todo lo demás, porque si usted es el impulso reformador, lo es para todo, no solo para lo que usted crea que lo es o, al menos, deje que nosotros hagamos el análisis de todo lo demás. Por último —y termino, porque me estoy pasando del tiempo—, debo decir que, efectivamente, estoy absolutamente a favor de la colaboración y de buscar ámbitos de colaboración. Pero para colaborar, señora vicepresidenta, lo primero que hay que hacer es respetar al otro; es muy difícil cooperar, colaborar y participar poniendo el pie encima del otro entrándole en las competencias. Así es muy difícil colaborar y, por eso, las políticas tendrían que ser conjuntas, más de acuerdo que políticas impuestas como se está haciendo en muchas de las materias que, desde mi punto de vista, están desvirtuando el Estado autonómico. Yo entiendo que hay poco dinero para las infraestructuras, etcétera. Lo que yo he dicho es que, habiendo unos estatutos que dicen que habría siete años de inversiones en determinadas regiones para intentar compensar situaciones anteriores, ni tan siquiera el Gobierno de España se ha sentado para intentar pactar si en un momento de menos dificultades esto seguirá vigente o si ya se ha eliminado por completo; porque entonces hemos eliminado por completo deficiencias inversoras que tenían determinadas comunidades. Yo también entiendo que todo el mundo ha tenido que hacer esfuerzos; esto lo entendemos todos. Lo que pasa es que a veces unos han hecho más esfuerzos que otros, y esto también se tendría que analizar. Muchas gracias. 48 El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Antich. Tiene la palabra la senadora Vindel. La señora VINDEL LÓPEZ: Gracias, señor presidente. Seguro que a la señora vicepresidenta le alegrará saber que a pesar de lo escuchado aquí desde las cuatro de la tarde, los grupos parlamentarios que componemos la comisión tenemos muy buena intención de entendimiento y de diálogo en lo que se refiere a nuestro próximo trabajo parlamentario, que es la ley de transparencia, y que en estos momentos estamos manteniendo y vamos a mantener conversaciones, todas las que podamos y más, para mejorar, si cabe, el texto que nos ha llegado del Congreso de los Diputados. Es algo que relaja un poco las intervenciones de esta tarde. No sé si he dicho que por el carácter territorial de la Cámara se ha presentado aquí el informe Cora. Si no lo he dicho, lo vuelvo a decir para que quede muy claro; y le agradezco que dé respuesta al mandato constitucional. Por último, en cuanto al informe Cora, mucha suerte y buen trabajo. Gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Vindel. Tiene la palabra la señora vicepresidenta del Gobierno. La señora VICEPRESIDENTA DEL GOBIERNO Y MINISTRA DE LA PRESIDENCIA (Sáenz de Santamaría Antón): Muy brevemente, señor Martínez Oblanca, por supuesto que puede usted hablar de Asturias y de lo que quiera. Pero también entenderá que en el seno del debate parlamentario usted me ha preguntado: por qué no contesta más preguntas, y yo le contesto: porque yo tengo que marcar un criterio. Yo los viernes hablo de toda la política del Gobierno. Si ustedes para hablar de un tema me preguntan —como suele ocurrir— de mis declaraciones el viernes… Me hago el listado de todas las que corresponden a los señores ministros, pero no tengo ningún problema en comparecer. Yo no soy dudosa, todos los miércoles comparezco en la sesión de control en el Congreso de los Diputados con una, dos o tres. El resto de mis compañeros tienen la incertidumbre el jueves por la tarde; yo no la tengo; a esa Cámara voy todos los miércoles para hablar de la ley de transparencia, de la regeneración democrática, de la que no hemos tenido oportunidad de debatir en esta Cámara, o de cualquier otro asunto que implique directamente a mi departamento. Pueden ustedes convocarme cuando quieran, pero entiéndame que en esto de las preguntas tengamos que ver lo que corresponde a cada cual, porque esto de los departamentos horizontales es lo que tiene. Debo decirle que el consorcio para los Juegos Olímpicos de Londres ni existe ni funciona. Pero le voy a contar lo que nos ha pasado en el informe de la Cora. No sé si sabrán sus señorías que hasta la fecha —ya lo estamos modificando— no había una norma para la extinción de los consorcios; no había una norma que regulara el régimen jurídico de la extinción de los consorcios. Entonces, alegremente, se ponen a trabajar los consorcios, se llegaba al convenio entre las distintas administraciones, empezaba eso a funcionar y, claro, desaparecía el objeto y se entiende que, desaparecido el objeto, desaparece. No había una norma que determinara cómo, cuándo y por qué se crean; cómo, cuándo y por qué deben extinguirse. Y esa ausencia legal 49 es la que vamos a resolver para este consorcio y para todos los demás que, por cierto, como estos de los que usted me dice, alguno podía sacarle yo hasta de una antigüedad mucho mayor que la de 2012. Ahora tendremos un procedimiento. Le agradezco el tono al representante del Grupo Vasco. Además, por las conversaciones que he tenido con miembros de su partido y de su Gobierno, hay muchos puntos de reforma de las administraciones públicas interesantes y cosas importantes que se están haciendo en el País Vasco, y podemos hacer un intercambio de experiencias que puede ser muy oportuno. Porque nosotros estamos haciendo una parte que nos corresponde pero, desde luego, hay muchos asuntos en los que las comunidades autónomas se han anticipado, especialmente en la administración electrónica. Creo que hay voluntad para trabajar y para llegar a acuerdos; lo hemos hecho con la ley de transparencia, que ha sido un buen ejemplo; lo hemos hecho en la ley de sostenibilidad y racionalización local. Hay que seguir trabajando y, superadas las urgencias, es tarea de todos trabajar y buscar esos acuerdos. Señor Saura, el que ha hablado de política y de técnica ha sido usted, no yo. Yo he utilizado su expresión. No le entiendo bien cuando dice que el Estado tiene que venir a explicar el modelo territorial. ¿El modelo territorial de quién? Porque el modelo territorial es el Estado de las Autonomías. Señor Saura, o yo no le entiendo o usted no se ha explicado bien, pero el Estado de las Autonomías es el modelo que tenemos. Si quieren hablar de una reforma constitucional, no estaría de más que pongan negro sobre blanco la que proponen, y así los demás podremos opinar y hacer ese debate sobre el modelo territorial que ustedes buscan. Porque ahora hay un modelo territorial que algunos estamos tratando de que funcione mejor, de una manera más austera y de una manera más transparente. Señor Saura, creo que clarificaría mucho conocer cuál es el suyo. El que hay, mientras no se modifique la Constitución, es al que este Gobierno está vinculado y tiene que tratar de desarrollar con la máxima cooperación, coordinación y diálogo; si usted quiere que haya un debate sobre el modelo territorial, explíquenos primero cuál es el suyo, y yo le daré mi opinión, no en genérico. Ha dicho usted que muchos delegados sindicales le dicen que con la reforma local van a tener que recorrer 100 kilómetros para hacer gestiones. Señoría, lo que busca la reforma de la Administración local es clarificar; y esto no es centralización, porque en el Estado, qué quiere que le diga, hay competencias de comunidades autónomas y de corporaciones locales. En primer lugar, hay que diferenciar las competencias de unos y otros y la financiación de unos y otros. Y probablemente haya cosas competencia de las comunidades autónomas que puedan encomendarse a las corporaciones locales con la financiación suficiente. Me dice usted: es que se van a trasladar 100 kilómetros a hacer gestiones. Señoría, por eso es tan importante el informe de la Cora, para ver si las podemos hacer de manera telemática y no tener una oficina en cada pueblo si podemos tener una oficina en cada ordenador. De eso es de lo que va este informe. Sobre el déficit público, señor Saura, usted me hace un reparto en el que deliberadamente incluye en el Estado la Seguridad Social, y ya le he señalado que ahí es donde de verdad hay el problema de déficit público. Puede parecerle que no es adecuado porque sencillamente considera que esa parte, como es estatal, que vaya en el cupo del Estado. Pero es que, señor mío, la 50 Seguridad Social trasciende al debate entre Estado, comunidades autónomas y corporaciones locales; y ahí es donde hemos puesto el acento, para permitir que la Seguridad Social tenga más márgenes. A lo mejor a usted no le parece bien, pero a mí me parece que la Seguridad Social y las pensiones conforman una política social tan básica como la educación y la sanidad. Señora Rieradevall, le agradezco sus palabras porque, además —y se me pasó decírselo en su primera intervención—, demuestra que se ha leído ese informe, como decía alguno de los ponentes, en letra pequeña, muy pequeña —yo también lo dije— y muy condensada. Pues no le digo yo lo que es leerse el complemento de todo esto. Pero le agradezco su esfuerzo y su voluntad de entendimiento. Lógicamente hay cosas en las que no estaremos de acuerdo y hay temas en los que podemos pensar que es mejor que una competencia la lleve a cabo una comunidad o el Estado, pero es importante que al menos tengamos presente esa necesidad de reforma que a mí me consta que también el Gobierno catalán está haciendo en muchos aspectos en su propia estructura y que es importante reconocer. Señor Antich, nadie pisa a nadie, ni nadie falta al respeto a nadie. Somos el Gobierno de la nación, pero también somos el Gobierno de los ciudadanos de todas y cada una de las comunidades autónomas. Somos el Gobierno de la nación que gobierna para los ciudadanos de Baleares, para los ciudadanos de Cataluña, para los ciudadanos del País Vasco en las competencias que nos corresponden. Si aprobar una ley y que nos la recurran es pisar las competencias del Estado,… A la inversa, cuando las comunidades autónomas aprueban una ley y un real decreto que tenemos que recurrir. A mí no me gustan los términos pisar o faltar al respeto. Creo que este es el funcionamiento del Estado de las Autonomías. A nosotros nos corresponde impulsar las leyes a través de los proyectos de ley, a ustedes aprobarlas definitivamente y al Tribunal Constitucional analizar si son o no acordes con nuestro modelo de Estado de las Autonomías. Y nadie pisa a nadie ni nadie falta al respeto a nadie. Tratamos de aprobar reformas, señoría; es importante. Y el reparto competencial del artículo 149.1 de la Constitución ¿por qué reserva al Estado una amplia capacidad legislativa, más que cualquier otra? La capacidad ejecutiva del Estado, las competencias ejecutivas del Estado son muy limitadas en muchos puntos. Tampoco tenemos mucha capacidad de desarrollo reglamentario. Pero sí se reconoce a estas Cámaras una capacidad legislativa: en ocasiones, plena, y en ocasiones, en un rango básico. Son las competencias no mías, de ustedes, que representan también a los ciudadanos del conjunto de España, que les han dado un mandato, igual que el nuestro, que es derivado, para que seamos capaces de aprobar leyes que sirvan para solucionar problemas importantes, que son de todos y que requieren una solución de todos. Ese es el reparto competencial. Poco en ejecución, por no decir nada -buena parte transferido a la Unión Europa-, poco en desarrollo reglamentario. Pero cualquier Estado tiene que tener capacidad para aprobar leyes que hagan las grandes políticas del Estado y que permitan superar situaciones de crisis. Sé, señor Saura, que no está de acuerdo, por la cara que está poniendo (Risas.), pero es mi opinión, y yo he respetado la suya. Creo que es bueno que en esta Cámara y en el Congreso, de las que ustedes, todos, forman parte, tampoco echemos por tierra un mandato que tenemos de los ciudadanos: hacer leyes; a ser posible, pocas –ya les digo yo que el Gobierno también hace demasiadas-; a ser posible, buenas; a ser 51 posible, que respeten el reparto competencial, pero a ser posible que den soluciones a los graves problemas que tiene España. En ocasiones probablemente podamos discutir si un artículo es más o menos constitucional y si se ajusta más o menos -llevamos desde el año 1979 de funcionamiento del Tribunal Constitucional discutiendo sobre ello-, pero estamos hablando de sus propias capacidades, de sus propias competencias como representantes que son del conjunto de los ciudadanos. Pongámonos de acuerdo. Trabajemos, como decía el representante del Grupo Vasco, por ponernos de acuerdo en más leyes. El Gobierno tendrá su parte de culpa y los grupos alguna –permítanme que lo diga-. Pues superemos la fase de la culpa y pongámonos a trabajar, pero no sobre ese exclusivo debate de unas y otras administraciones, sino todos juntos. Esa es la cultura que, difícilmente, con letra pequeña, abigarrada y en muchos folios, tratamos de explicar aquí. Creo que los ciudadanos lo agradecerían. Y para muchos, esta, señor Saura, es la política de verdad. Muchas gracias. El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora vicepresidenta, por esta nueva comparecencia en esta comisión. Estoy seguro de que interpreto el sentir de sus señorías de que siempre será bienvenida en esta comisión, siempre que desee venir. Señoras y señores senadores de esta comisión, muchísimas gracias por sus intervenciones, por su asistencia. Una vez más, les recuerdo que tenemos pendiente para el día 13 la reunión de la ponencia y de la comisión para el debate de la ley de transparencia, que se convocará oportunamente. Se levanta la sesión. Eran las diecinueve horas y cinco minutos. 52