CELEBRACION PALABRA: PARALÍTICO PISCINA MONICIÓN: Hemos buscado una mañana para dedicarla al retiro, se trata de hacer un alto en el camino, para preguntarnos: ¿a dónde voy? ¿con quién voy? ¿cómo voy?.... En la oración de esta mañana nos queremos encontrar con Jesús, a través de su palabra. La Palabra de Dios es también presencia sagrada. Abramos pues lo oídos de la fe y del corazón para dejarnos interrogar por lo que Jesús pueda decirnos. CANTO INICIAL Oración: ESTA EDAD EN QUE ESTOY, SEÑOR... Esta edad en que estoy, Señor, abierto a la vida de par en par, abierto, sin saber el camino, ni la meta, abierto y con miedo a caminar. Esta edad, que es mi edad, la que Tú me diste. Esta edad que yo vivo en encrucijada. Esta edad en primavera con la que juego tantas veces a lo loco. Yo me aferro, Señor, con mis problemas, y me duelen las cosas cada día. Vivo como quien nace a una vida nueva; vivo como quien no quiere vivir como antes; vivo como quien busca la luz y la libertad; vivo como quien busca el amor y la verdad; vivo como quien quiere crecer y llegar a ser hombre sin tomarse en serio la vida. Mi edad, Señor, es la edad de buscar el camino; mi edad, Señor, es la edad de la vocación, de orientarse en la vida. Tú me llamas y yo escucho tu voz; Tú me llamas y también el mundo; Tú me llamas y tu voz y otras voces porfían por mi vida que nace de nuevo. Yo quisiera la cumbre y el vuelo alto; yo quisiera el dominio y el riesgo de la vida; yo quisiera buscar el norte de mi vida y seguir, paso a paso, hasta la meta. Tú me llamas, ¿qué me pides? Tú me llamas, ¿por qué a mi? ¿qué tiene que ver mi vida contigo? ¿Te intereso? ¿vale la pena que Tú te intereses por mi? Amo la vida, ésta que tengo; amo la vida y quiero vivir. Siento mi cabeza muchas tardes, rota de tensión y otras muchas, vacía. Soy yo mismo que no encuentro, ni me encuentro. Soy yo mismo que quiero una respuesta a mi vida, respuesta que no doy . Señor, que tu luz marque mi vida, que yo sepa el camino que tengo que abrir, que tu fuerza empuje mi vida y la gaste en servicio a los hombres. No quiero ser ave de paso, que pasa sin dejar rastro ni estela. No quiero ser juguete de la vida, ni capricho de las cosas. Quiero dejar huella de mi paso, que alguien por mi un día sea mejor. Aquí estoy, Señor, con esta edad que Tú me diste, abierto el corazón de par en par a tu llamada. Aquí estoy, en una edad de vacaciones, buscando el rumbo. Pide sin miedo, Señor, que estoy pronto a responder a tu llamada. ¿QUÉ QUIERES DE MI? Jn 5, 2-9 EL PARALÍTICO DE LA PISCINA 2. Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. 3. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. 4. Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. 5. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 6. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?» 7. Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» 8. Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» 9. Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día. COMENTARIO EN GRUPO DE LA PALABRA. GESTO: Cada uno de nosotros representa al paralítico junto a la piscina. Se trata de responder a la pregunta de Jesús: “¿de qué quieres curarte?” (de mi egoísmo, de mis miedos, de mi...). Se levantan, hablan y el sacerdote le signa la gente con agua. Previamente se ha construido una especia de camilla (como la del paralítico) que representa todas nuestras dificultades y limitaciones. Se trata de cargar con nuestra camilla. Sale un chaval dice cual es su “camilla” y simbólicamente la toma en sus manos pidiendo la ayuda de algunos voluntarios. PETICIONES PADRENUESTRO ORACIÓN FINAL CANTO «Levántate, toma tu camilla y anda.» Lee nuevamente la lectura del paralítico. Ponte tu en su lugar, imagínate tumbado en el suelo sin esperanza. Y que Jesús se acerca en este retiro a ti. Vamos a ver qué sucede... Comienza a leer el material del retiro. Léelo despacio, rezando, parándote en lo que te llame la atención, en lo que te afecte más directamente. Escribe si así te apetece. Escribe lo que sientes, lo que te gustaría cambiar, lo que te dice Jesús... Subraya palabras, frases que te resulten significativas. Proponte metas, medios, objetivos para iniciar este curso, mira nuevamente tu proyecto personal de vida 2. Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. Hay en Córdoba una casa, llamada familiarmente la “casa de los curillas”, en ella los jóvenes que viven son gente muy normal con sus cualidades y limitaciones, que se prepararan para responder a Dios como futuros Salesianos. Nuestra casa es como la piscina de cinco pórticos de Jerusalén, la diferencia es que en vez de cinco tenemos 16 pórticos y en vez de una piscina tenemos una fuente estilo cordobesa. 3. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. En esa piscina de Jerusalén, se agolpa la gente, sobretodo aquellos más necesitaos, aquellos que tiene problemas en sus vidas (enfermos, ciegos, cojos, paralíticos,..). Son gente que sufren, que buscan una luz en su vida, son gente que casi han perdido la esperanza. 4. Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. Estas personas quieren curarse de sus males, de sus problemas... y creen ingenuamente que su solución va a venir a través de la agitación del agua. Cuantas veces también nosotros ponemos nuestras esperanzas en cosas que no nos ayudan, en cosas vanas, en cosas absurdas...y nos creamos dependencias, que nos atrapan... ¿No te das cuenta que Dios no juega a la lotería con nosotros? ¿No te das cuenta de que tú eres dueño y señor de tu propio destino, tu libertad y tu responsabilidad son dos armas muy poderosas para saberte conducir con elegancia por la vida como seguidor de Cristo. ¿las usas? Unos, como los enfermos de la piscina, esperan a que sus problemas se solucionen. ¿pero ellos que aportan?. Pero hay muchas formas de esperar. Una ESPERA PASIVA, que consiste en dejar pasar el tiempo sin poner medios ni esfuerzo, hace que el problema no se solucione sino que se agrande. Una ESPERA ACTIVA, que consiste en que soy consciente del problema y lo afronto y busco y pongo medios, sabiendo que hay cosas que no se solucionan inmediatamente,, sino que requieren de un tiempo. Igual que un clavo largo , no se clava de primer golpe de martillo, sino tras sucesivos martillazos. 5. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Aparece un personaje en nuestra lectura. Es un hombre paralítico. Está tumbado en el suelo. No tiene iniciativa de movimiento. Depende de la ayuda de los demás. Su vida y su destino está atada a la camilla. La camilla manda sobre él. El hombre va donde vaya su camilla. Además lleva así mucho tiempo: ¡38 años!. Nosotros también podemos llevar 38 días, 38 meses, varios años con el mismo problema, defecto, limitación de siempre... Y hacemos propósitos de cambiar, de mejorar...¡pero nada! Y nos vamos acostumbrando a convivir con ese defecto, e incluso nos engañamos a nosotros mismos y nos auto justificamos: (es que yo soy así, es que ya no puedo cambiar..9. ¿No te has dado cuenta que Dios te quiere santo? ¿No te has dado cuenta que hay que morir, humillarse uno mismo? 6. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?» Jesús nos ve. Jesús no está ajeno a lo que nos sucede. Jesús no es un amuleto mudo, no es un talismán mágico-protector. Está en ti, en lo que vives, con lo que sientes. Participa de tu vida, de tu proceso de maduración. Estás más unido a él de lo que te imaginas. Estás bautizado en Cristo, hiciste la primera comunión en Cristo, te has confirmado en el Espíritu de Cristo y es el mismo Cristo quién te ha llamado a esta experiencia del prenoviciado. Cristo es tu hermano, Cristo es tu amigo. Reza así: “Señor Jesucristo, amigo y hermano mío, yo me quiero fiar más de ti. Quiero tenerte muy presente en mi vida. No sólo en los momentos de dificultada también en las alegrías. Ayúdame a crecer en amistad contigo” Jesús lo ve. Ve al paralítico, ve su postración, ve la situación de indignidad en la que se encuentra. Sabe que lleva mucho tiempo así. Jesús no permanece insensible ante el dolor ajeno, por eso le pregunta: : «¿Quieres curarte?» Jesús sólo puede preguntar no puede imponer, Jesús pide permiso para actuar en nosotros. Tantas cosas dependen de nuestra libertad y responsabilidad. La experiencia del prenoviciado se parece a esta pregunta: “Quieres ser salesiano?”. A ti personalmente te toca responder, desde tu libertad, desde tus miedos, pero también desde tus esperanzas... Y tú, : «¿Quieres curarte?» ¿quieres curarte de tantas cosas, de tantos virus como infectan tu ser cristiano? ¿quieres curarte de tu baja autoestima, de tu falta de sencillez, de tu flojera, de tu falta de humildad, de tus ofensas, de tus envidias y celos? ¿quieres curarte de tus miedos, de tus complejos?... 7. Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» ¡Pero mira que somos tontos!. Con lo fácil que lo tenemos a veces y como nos complicamos la vida! Tenemos un problema, tenemos la oportunidad de ser ayudados y nonos dejamos ayudar o buscamos la solución por un camino equivocado. Es justo lo que le ocurre al paralítico. Se cree que su sanación vendrá a través del agua de la piscina. Le ocurre a igual que a nosotros, que muchas veces ponemos nuestra esperanza en las cosas no en las personas, no en Dios. Tiene al mismo Jesús delante de sí y cree que quién lo va a curar, va ser el agua del la piscina. A esto se llama ser torpes en la fe. De ahí la necesidad de un director espiritual que nos abra los ojos, que nos ayude a mirar con mayor profundidad la realidad, que nos saque de nuestras propias esperanzas y creencias... Nosotros durante la experiencia del prenoviciado tendremos muchos medios para crecer, para liberarnos de nuestra parálisis: Oportunidad de rezar en comunidad Oportunidad de rezar personalmente... Tenemos la suerte de contar con el sagrario en nuestra capilla... Podemos celebrar la eucaristía todos los días, tenemos sacerdotes para celebrar el sacramento de la reconciliación... Tenemos unos hermanos de comunidad que nos quieren , ayudan y apoyan... Tenemos la oportunidad de estudiar, de formarnos... Tenemos unos grupos de chavales a los que acompañaos y ayudamos a crecer como cristianos.... Tenemos una familia que nos apoya y quiere... Tenemos salud. Tenemos... Piensa en todas estas cosas y dale gracias a Dios “Señor que no sea ciego, que sepa valorar cuanto pones para mi crecimiento. Que sepa valorar las personas que pones en mi vida para que sea mejor. Que sepa hacer buen uso de la oportunidad de estudiar, de todos los medios que pones a mi alcance.” 8. Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» 9. «Levántate, toma tu camilla y anda.». Son las palabras poderosas de Jesús, que nos invita a cargar con nuestra camilla. Jesús nos invita a plantarle cara al problema a nuestro miedos. Cada uno de nosotros tiene una zona de su ser paralizada, que necesita crecer. Cada uno de nosotros tiene una camilla personal con la que cargar, de la que desprenderse. La experiencia del prenoviciado no puede vivirse a medias, ni al 50%, Dios quiere de nosotros lo mejor, necesita de nuestro esfuerzo sincero. Vamos a dejarnos ya de negociar y de pactar con la mediocridad Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día. Jesús puede hacer maravillas EN MÍ. Lo ha hecho con otras personas: San Juan Bosco, Domingo Savio, y tantos y tantos santos... Lo ha hecho con tantos Salesianos amigos que conozco y que admiro. Cuando uno se fía de Jesús y se pone confiadamente en sus manos, entonces sí que Jesús puede trabajar dentro de nosotros y convertirnos poco a poco en unos buenos discípulos suyos. Notaremos que poco apoco , como el paralítico, nos recuperamos, vamos a más, y comenzamos a “andar” cargando con nuestra camilla, recuperando nuestro control sobre nuestra persona, somos dueños y responsables de nuestra vida. Dice el texto que era sábado ese día, como indicando que Jesús curó en día de descanso, lo cual estaba prohibido. Esto significa que Dios te puede hacer el bien por encima de cualquier obstáculo. No hay nada que pueda apartarte de la gracia de Dios, sólo tu falta de acogida, tu resistencia interior a dejarte moldear por su espíritu. (Diego Montilla Muro, SDB. Inspectoría salesiana de Santo Domingo Savio. Córdoba-SCO)