vejez - Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires

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EL FALSO PARADIGMA DE LA CONSTRUCCION DE LA VEJEZ
TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA
El poder investigar e indagar sobre la demografía con relación a la Tercera Edad, nos va a
generar la posibilidad de, sumados futuros debates y trabajos que desarrolle la red, poder
proyectarnos sobre bases lo más ciertas posibles y no sobre observaciones meramente
empíricas que a veces traen dificultades cuando se trasladan a la experiencia concreta.
La Asamblea Mundial sobre envejecimiento del año 1982 hablaba de un mundo
envejecido, de una ecuación que señala que entre el año 50 y el año 2025 la población
mundial se está multiplicando por tres, mientras que la población de tercera edad se está
multiplicando por 5, con la característica de que en países con economías dependientes
este múltiplo a su vez es mayor, llegando en muchos casos hasta la friolera del múltiplo de
15. Pero veamos un poco cuál es nuestra realidad. En principio tenemos que distinguir el
envejecimiento poblacional del envejecimiento humano. Cuando hablamos del
envejecimiento poblacional de lo que estamos hablando es de un guarismo dentro de la
estructura demográfica, mientras que en el envejecimiento humano, estamos hablando de
un proceso del individuo, son dos conceptos diferenciados.
Los factores que determinan el envejecimiento poblacional son tres y, lo que
determinan, es la llamada pirámide demográfica: la fertilidad, la mortalidad infantil y
los fenómenos migratorios, sobre todo en las capas juveniles.
La Organización de Naciones Unidas, en el año ’56 para caracterizar si una sociedad era
jóven o madura estableció los siguientes parámetros:
Sociedad Jóven: aquella que tiene menos de un 4% de adultos mayores, es decir
personas de más de 65 años.
Sociedad Madura: aquella que tiene entre un 4 y un 6.9% de adultos mayores.
Sociedad Envejecida: aquella que supera el 7% de adultos mayores.
¿En qué tipo de sociedad vivimos nosotros? ¿en qué etapa estamos?
Los demógrafos señalan que, nuestros países y el mundo, está viviendo la llamada etapa
de la transición demográfica, proceso que se desarrolla a partir del crecimiento
económico post - revolución industrial. Es un concepto que se acuña en el siglo
XVIII en Europa para tratar de explicar y relacionar los fenómenos socio
económicos con los cambios demográficos que se iban produciendo. Este
concepto que es bastante elástico, se sigue aplicando para la etapa que viven nuestras
sociedades desde hace 15 ó 20 años. Esta transición en realidad, es el tramo que existe
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entre un inicio y un final, es decir, es el estado intermedio entre el inicio y el final.
Veamos sobre la base de qué se caracterizan este inicio y este final de la estructura de la
pirámide poblacional:
Inicio: alto índice de fertilidad y de mortalidad, podemos decir también, mucha natalidad
y mucha mortalidad.
Final: es el final del ciclo donde se debiera estabilizar la pirámide, está caracterizado por
lo contrario, es decir: bajo índice de fertilidad y mortalidad. El tramo intermedio tiene
caracteristica, velocidades, y rítmos distintos en cada uno de nuestros países y es
acá donde hay que cruzar una cantidad de variables relacionadas con las
condiciones socio económicas en ese momento histórico y lugar geográfico que
pretendemos investigar.
Actualmente en Latinoamérica, en general estamos, aparentemente (en realidad la
determinación del momento histórico en el cual estamos se puede hacer recién cuando
lleguemos al punto final de la transición demográfica) en una etapa intermedia de
este proceso. Vamos a agrupar a los países para ubicarlos en la etapa en que están de
esta transición, tomando en cuenta para esto los dos parámetros básico que son: la tasa
de natalidad y la de mortalidad.
Grupo I. Transición incipiente. Alta tasa de mortalidad y una Alta Tasa de
Mortalidad. Cuando esto ocurre, notamos que también se da crecimiento de la cantidad
de población dentro de esa pirámide.
Haití
Bolivia
En estos dos países la población está creciendo en forma bastante importante con un
2.5%.
Grupo II. Transición moderada. Alta Tasa de Natalida y Moderada Tasa de
Mortalidad.
El Salvador
Guatemala
Honduras
Nicaragua
Paraguay
El crecimiento de la población es mayor que en el grupo de crecimiento incipiente ya que
se da en un 3%.
Grupo III. En plena transición . Moderada Tasa de Natalidad y Moderada Tasa
de
Mortalidad.
Brasil
Colombia
Costa Rica
Ecuador
México
Panamá
Perú
República Dominicana
Venezuela
Comienza a bajar el crecimiento de la cantidad de población a un 2%. Sigue creciendo,
pero no tanto como el grupo anterior.
Grupo IV.Transición avanzada. Baja Tasa de Natalidad y Baja Tasa de
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Mortalidad.
Argentina
Chile
Cuba
Uruguay
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En este grupo también desciende la tasa de crecimiento poblacional, y lo hace al 1%.
Podemos a su vez diferenciar dos sub grupos: Argentina – Uruguay, y más recientemente
incorporada Cuba, donde a su vez éstos valores van adquiriendo un nivel de permanencia
histórica, por lo cual, van cubriendo este vector de la transición, y por otro lado, nos
encontramos con el caso de Chile, en el que la baja en la tasa de fertilidad es más reciente
que en nuestros países.
¿Para qué estamos explicando esto? En realidad, tiene que ver con desentrañar cuál es el
Paradigma del envejecimiento en nuestra sociedad de transición.
Los países que hemos arribado al límite del período de transición, transición avanzada, en
los que el crecimiento de nuestra población ya es muy baja: 1%, vamos teniendo una
expectativa de vida similar a aquella que se da en países de Europa y vamos teniendo a su
vez una pirámide demográfica similar a la de esos países.
Veamos la evolución de la expectativa de vida al nacer en estos países latinoamericanos
sobre la base de datos que nos brinda CEPAL y CELADE, en los que además vamos a
resaltar los de transición avanzada.
PAIS 1970-1975 1995-2000 2005-2010
Argentina 67,4 73,1 75,1
Bolivia 46,7 61,4 65,7
Brasil 59,8 67,9 70,7
Chile 63,6 75,2 76,7
Colombia 61,7 70,7 73,2
Costa Rica 68,1 76,5 78,0
Cuba 71,0 76,0 77,3
Ecuador 58,9 69,9 71,8
El Salvador 58,3 69,4 71,8
Guatemala 53,9 64,2 67,5
Haití 48,5 57,2 61,2
Honduras 54,1 69,8 72,1
México 62,6 72,4 74,3
Nicaragua 55,2 68,2 71,0
Panamá 66,5 74,0 75,6
Paraguay 65,9 74,0 75,6
Perú 55,5 68,3 71,2
Rep. Dominicana 59,9 71,0 73,5
Uruguay 68,8 74,1 76,1
Venezuela 66,1 72,8 74,7
Decíamos que cuando se está llegando al punto final de la transición demográfica, la
pirámide se va haciendo más rectangular y se va pareciendo a las pirámides de los países
desarrollados. Esto nos puede llevar a pensar, lo que muchos políticos de nuestros países
expresan erradamente en sus discursos públicos: si existe una esperanza similar en
Argentina y Suiza, la calidad de vida es similar en ambos países, y en realidad lo que no se
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desentraña, a partir de esta construcción, es cómo se da el proceso de envejecimiento en
ambas pirámides, que de hecho es muy diferente.
Tomemos por ejemplo la pirámide Argentina, que es la llamada Urna Funeraria (con un
achatamiento en el vértice similar al de la base, y ensanchada en las edades intermedias)
similar a la de la pirámide sueca, que va tendiendo a su vez, por su bajo crecimiento
poblacional del 1%, a constituirse en una pirámide rectangular, como la de Italia y como a
la que va llegando España.
Sin embargo, el proceso de envejecimiento es disímil en ambas realidades (Argentina –
Suiza) por el peso de las condiciones socio económicas y el desarrollo del aparato
productivo. Argentina, tiene una economía dependiente o emergente, mientras que los
países europeos tienen economías desarrolladas. Las causas de estas similares esperanzas
de vida son inversas: mientras que en Argentina se está envejeciendo desde la base hacia
el vértice, en las pirámides de los países desarrollados, se envejece desde el vértice hacia
la base.
Veamos esta diferencia desde los tres factores que mencionamos como condicionantes de
la base de la pirámide: fertilidad, mortalidad infantil y fenómeno migratorio. Argentina que
está culminando la transición, tiene una baja tasa de fertilidad (en referencia a los países
de Latinoamérica tiene una baja tasa de mortalidad infantil), pero en comparación con las
pirámides de los países desarrollados sigue siendo muy alta. En cuanto al fenómeno
migratorio, mientras que de nuestro país migran las capas juveniles, en países con
economía desarrollas el fenómeno es inverso: alta inmigración de jóvenes procedentes de
los países de Europa del Este que recalaron en España, Italia, y demás.
Se mantiene una proporcionalidad similar en ambas pirámides, pero en Argentina el
envejecimiento se da de abajo hacia arriba: mayor proporción de personas de edad
avanzada, lo cual se da en general hasta que las sociedades alcanzan 70 años y más de
esperanza de vida. En Europa, en cambio, se da de arriba hacia abajo, es decir, los que
llegan a una edad mayor viven más por superación en cuanto a su calidad de vida,
entrando así en la cuarta edad, como por ejemplo en España, donde ya se está llegando a
los 80 años, fenómeno que se dio también en Italia. La entrada en la cuarta edad está
dada por el desarrollo de las economías y la generación de calidad de vida.
Los procesos citados precedentemente generan consecuencias socio- económicas que
fueron generando respuestas diversas en momentos históricos determinados, pudiendo
agruparlas en tres grandes ítems:
1. Transferencia de recursos de una generación a otra dentro del marco de la familia.
2. Transferencia de un grupo social a otro, a través de la acción del Estado con su poder
de reasignar recursos imponiendo a unos para beneficios de otros (seguridad Social)
3. La transferencia de recursos a través del tiempo, desde un estadío temprano a otro
tardío del ciclo de la vida individual, mediante la acción del mercado de capitales (Ahorro e
inversiones, fondos de jubilación privadas, etc.)
En el proceso de concentración de capital, que caracteriza a la actual etapa de nuestras
sociedades, hay una progresiva reducción del sostén de los ancianos a través de la
transferencia intergeneracional, ya que lo que se busca es precipitar la transferencia de
recursos a través del ciclo de la vida individual (recordemos que es el equivalente a la
prehistoria de la Seguridad Social en la etapa inicial de la revolución industrial).
Estas circunstancias son las que determinan cuál es el paradigma del viejo en una
sociedad y en otra, o en un Estado que rige los destinos de esa sociedad y en otra.
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En Latinoamérica por ejemplo, se fue gestando un falso paradigma acerca de quién es
sobrante del mercado de trabajo. Este sobrante es clasificado como residuo del mercado
ya que, supuestamente, no es requerido en términos de consumo. Para alguien que no
tiene la posibilidad de desarrollo de su fuerza de trabajo, ni de ser considerado por el
mercado como un consumidor apto, se gestan las políticas necesarias para que se muera
lo antes posible. A su vez, en esa etapa de degradación de su calidad de vida, se le trata
de sacar, desde algunas franjas del mercado, la mayor utilidad posible a su existencia
dentro de esa sociedad, por lo cual nos encontramos con las siguientes contradicciones
vistas a diario por nosotros mismos: al viejo se le paga una jubilación que no supera el 25
o 30% de la cobertura de una canasta básica, y en muchos casos es aún menor, pero por
otra parte, hay contratos de entes nacionales, y préstamos de entes multinacionales como
el Banco Mundial, como el Banco Interamericano de Desarrollo, para desarrollar negocios
que se instalan a partir de ese viejo como deshecho: el negocio del medicamento, de la
internación geriátrica, de las prestaciones sanitarias. Es visible en cada uno de nuestros
países cómo actúan los laboratorios y la financiación que van logrando de los Estados para
cubrir una supuesta necesidad que tiene un vector a partir de la conformación de ese falso
paradigma del viejo como enfermo.
Los economistas neoliberales plantean, al menos en los países de Sudamérica y
fundamentalmente en Argentina, que el dinero que gastamos en el viejo tenemos que
sacárselo a la base de la pirámide, vale decir, a los niños y jóvenes que son los que puede
generar competitividad en nuestro esquema social y modificar la actual situación
económica. Esto, que es relativamente cierto en sociedades con economías desarrolladas,
sociedades que por otra parte desarrollaron el estado de bienestar con inclusión en la
franja de consumo de las capas más envejecidas, no se verifica ni con los niños en cuanto
a su educación, ni con los viejos en cuanto a su calidad de vida, ni con ambos en cuanto a
su subsistencia, en economías dependientes como las latinoamericanas. ¿Qué dicen los
políticos neoliberales?: “el viejo está de más y debe morir, porque el dinero que tengo
pienso invertirlo en la base, en la niñez y juventud, así voy a generar una sociedad
competitiva” lo cual no es más que el justificativo de una gran mentira que termina en el
actual genocidio. En Argentina, durante 3 años, pudo apreciarse en una forma muy gráfica
el engaño. Efectivamente, en la plaza de Los Dos Congresos, donde precisamente está
ubicado el Congreso Nacional, todos los miércoles, desde hace muchos años, se convocan
los viejos para manifestarse por el aumento de sus haberes jubilatorios. Entre los años
1997 y 1999, se instaló, en esa misma plaza, una carpa conocida como “la carpa blanca, o
carpa docente” donde los maestros de todo el país, efectuaban un ayuno en reclamo de
aumento del presupuesto para educación (cabe aclarar que ésta última medida de fuerza
fue oportunamente suspendida por haberse acordado con el Gobierno Nacional, una
política de resarcimiento sobre el sector que, posteriormente, fue incumplida). Lo que
demuestra ese cuadro descripto es que en realidad quienes dicen que no le dan a un
sector de la sociedad para darle al otro, no le están dando a ninguno, y lo que en realidad
hacen en este proceso de concentración de riqueza, es cumplir con las políticas de ajuste
que determinan los organismos internacionales, que a su vez son los que monitorean
permanentemente el proceso y quienes en definitiva determinan cuál es el sector de la
economía a la cual hay que desarrollar: fundamentalmente el mercado financiero y las
áreas de servicio, ya que son ellos mismos representantes de las multinacionales, y
concesionarias de las mismas. En el otro esquema de economías de mercado también,
como las europeas, decíamos que el proceso es inverso y que los que llegaban a más
edad viven más. Este fenómeno se da, porque se les genera mejores condiciones de vida,
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condiciones que, como en el caso anterior, también son requeridas por el mercado, pero
esta vez para tener consumidores aptos en otro sentido: en lugar de tener enfermos que
consuman exclusivamente medicamentos, quieren tener gente que pueda comprar ropa,
comida, viajar mucho, es decir, reciclar dentro del mercado de consumo lo que es el haber
jubilatorio. Esta es la gran diferencia que lleva a que, mientras en nuestro continente el
negocio es la enfermedad, en otra economía de mercado similar, el negocio es la salud.
Este esquema de funcionamiento en realidad, de lo que nos habla, es de algo que no
resuelve la ecuación a futuro, porque nos habla de las condiciones del Mercado de
consumo en etapas determinadas, por lo cual, la endebles de nuestro esquema hoy que
lleva a la muerte, es la endebles de futuro de las economías de mercado europeo si los
movimientos sociales no condicionan al mercado a partir de la estructura política, porque
el mercado tiene reglas relacionadas con la utilidad y con la acumulación, no las tiene
relacionadas con la humanidad y con la dimensión del hombre. Existe en Latinoamérica,
un período histórico de crecimiento significativo en la elongación de vida, en el que la
dimensión del hombre sí tuvo protagonismo. Aún cuando el proceso de elongación de la
vida en lo que va del siglo siempre es ascendente, hay un pico muy significativo entre el
año 20 y el año 29. En esa época no hubo ningún descubrimiento médico que facilitara
ese pico, lo que lo facilitó es que fue “La Bella Epoca” para América donde las condiciones
socio económicas hasta el crac del 29 lograron stándars de vida en cada una de las
sociedades que llevaron al pico máximo de elongación. La aparición del antibiótico, si bien
ya se estaba desarrollando en la década del 30, logra recién un pico a fines de la década
del ’40, que es mucho menos significativo que lo que se da entre el 20 y el 30. Esta es una
demostración de lo que implica la mentira que nos venden habitualmente sobre que el
medicamento resuelve la calidad y elongación de la vida, no es así, el medicamento aporta
a la cura y a la calidad de vida, pero no es determinante.
El trabajo en común con los amigos de España tiene no solo la importancia de las raíces
culturales comunes, sino la posibilidad de modificar nuestras condiciones, y de que a su
vez ellos, a partir de nuestra experiencia, vayan generando preventivamente condiciones
que eviten una degradación de futuro en sus adultos mayores.
Dr. Eugenio L. Semino1
1 Gerontólogo. Defensor del Pueblo de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires. Defensor del Pueblo de
la Tercera Edad de Iberoamérica.
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