Celebración de sor Eusebia Palomino

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Sor Eusebia Palomino
La pequeña mendiga de Dios
Memoria litúrgica para la Familia Salesiana
Oración 9 de febrero
Introducción.
Cuando legaba el invierno, partían de Cantalpino un hombre y su niña. Iban a
mendigar, Cuarenta y un años el hombre, Agustín Palomino. Siete años la niña, Eusebia. "Hacía mucho
frío —escribirá aquella niña—, pero yo sentía todavía el calor del abrazo de mi madre, y me seguían sus
palabras: "¡Volveos pronto, porque estoy preocupada!" Al llegar a una aldea, la recorrían casa por casa,
extendiendo la mano. Eusebia miraba a las personas de abajo arriba, sonreía y decía: "Un pan, por el
amor de Dios". Nadie se resistía a la sonrisa de la niña mendiga. Eran gente pobre. Les daban un pan,
un plato de garbanzos o un puñado de lentejas, o una tajadita de tocino. Eusebia y Agustín daban las
gracias, luego se iban a otra aldea. Si pasaban por un bosque, Eusebia recogía ramas, Agustín juntaba
dos piedras y encendía el fuego. En una sartén que siempre llevaba consigo, preparaba la cena. "¡Mi
padre hacía una sopa tan buena que yo cantaba de alegría!"
Canto: El amor es nuestro canto (u otro)
LECTOR 1: A los diez años, recuerda Eusebia, "mis padres me mandaron a una familia como criada y
niñera... Había un niño pequeño y yo pasaba la mañana ocupándome de él". En cuanto a la escuela,
Eusebia solo había tenido tiempo de asistir a la primera clase elemental. La inmensa aula en la que vive
es la naturaleza; la realidad en cuyo alrededor tejió sus primeros pensamientos es la presencia de Dios.
"¡Qué feliz era en los campos! Contemplaba los prados en flor, escuchaba con atención el canto de los
pájaros, observaba las nubes que navegaban en el cielo azul y me decía: ¡qué hermoso es todo! Pero
nada me gusta tanto como esas nubes tras de las cuales está el Paraíso".
Antifona1. De la boca de los niños has sacado tu alabanza.
Salmo 8
Señor, Dios nuestro,
que admirable es tu nombre en toda la tierra.
Cuando contemplo el cielo,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
Qué es el hombre para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
todo lo sometiste bajo sus pies.
LECTOR 2: Eusebia, recuerda de su etapa como trabajadora del Hogar, con sencillez: "Me ocupaba de
tener limpia la casa, ayudar en la cocina, tender la ropa blanca, llevar la leña y acompañar a las internas
a la escuela pública o a hacer recados. Pero entre tantas ocupaciones era feliz y ni siquiera sentía el frío
al tender la ropa. Ni me molestaban el trabajo ni las grietas de las manos que sangraban a causa del
hielo, antes al contrario, gozaba porque tenía algo que ofrecer al Señor. Lo hacía todo con alegría y con
la intención de reparar mis pecados y salvar almas".
Antifona 2. Vivía sólo de Dios y para Dios
HIMNO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo ..
LECTOR 3: Vigilia de Pascua de 1924. Todavía faltan pocos meses para aquel 5 de agosto en el que se
consagrará al Señor y será Hija de María Auxiliadora. Eusebia está en la despensa del sótano. Alguien
la llama y le dice que salga enseguida. Eusebia toma en cada mano dos botellas para llevarlas a las
mesas del comedor y sube aprisa por la escalera. Tropieza con el borde del hábito, se cae, rueda hacia
abajo con las botellas que se hacen añicos. Se le clavan en los brazos gruesos cascos de vidrio que le
cortan las venas, sale la sangre a borbotones. Llamado el médico, cose lo que puede. Pero durante la
noche se producen nuevas hemorragias. Es muy difícil pararlas.
Eusebia recibe los últimos sacramentos, sufre muchísimo, lucha durante dos meses entre la vida
y la muerte. A quien le pregunta cómo está, responde con una dulzura y paciencia: "Hago la voluntad de
Dios". Y Dios le devuelve la salud que le permite hacer su primera profesión religiosa el 5 de agosto de
1924, e ir a vivir a la casa de Valverde del Camino (Huelva). Al despedirse de una compañera de
noviciado le dirá: “Hagámonos santas. Todo lo demás es perder el tiempo”.
Antifona 3. He prometido al Señor que hasta mi último aliento será por mis queridos jóvenes.
Salmo 110.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
El da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
LECTURA BREVE Is 66,1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis
construirme? ; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo
del Señor-. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»
Respuesta: Vive la Palabra (u otro)
PRECES:
* En una carta a los suyos recordará:"..quiero mucho nuestra casita por haber pasado toda mi niñez ahí.
La recuerdo con cariño y la llamo mi choza, mi paraíso, donde tantas cosas aprendí..."
- Por todas las familias y niños del mundo para que como sor Eusebia encuentren un Hogar donde se
viva el Amor. Roguemos al Señor..
* Sor Eusebia recuerda que mientras su madre hacía las labores, al anochecer, el padre "tomaba entre
sus manos encallecidas el catecismo, ese pequeño libro que contiene tantas maravillas, tanta grandeza,
tanta paz y tanto amor y nos llenaba el alma de Dios".
- Por todos los catequistas y agentes de pastoral para que sepan transmitir los contenidos y vivencia de
la fe. Roguemos al Señor.
* Sor Eusebia pasó necesidades en su infancia, al punto de tener que mendigar por los caminos, junto
al padre, que perdió la capacidad de trabajar por un accidente.
- Por todos los que se encuentran sin trabajo, sufriendo las consecuencias de la injusticia social, por
todos los pobres y necesitados. Roguemos al Señor
* Siendo 24 de Mayo, día de María Auxiliadora, en la procesión, sintió su llamada "Tú serás mi hija".
Más tarde se encontró con una joven que frecuentaba el Oratorio de las HMA, y al acercarse a la
imagen escuchó la misma voz: "Tú serás mi hija. Aquí te quiero".
- Para que los jóvenes y las jóvenes escuchen la voz de Dios que los llama a colaborar con Él, por las
vocaciones. Roguemos al Señor.
* Sor Eusebia encarna la caridad, que se hace servicio humilde, que desde el humilde puesto en que se
encuentra, siempre tiene algo que dar a los demás, comenzando por su sonrisa.
- Para que todas las personas sepamos vivir conscientes y en contacto con el Amor que nos habita y
sepamos expresarlo con gestos concretos, visibles y creíbles. . Roguemos al Señor.
* Sor Eusebia no perdía nunca la sonrisa, rodeada de un halo de felicidad y entrega tal que daba
ánimos y fuerza a los que le consultaban
- Para que vivamos deseosos de hacer la voluntad de Dios, seguros de vivir en su Amor providente y
colaborando con El. Roguemos al Señor.
(Se pueden añadir intenciones libres)
Padre nuestro
Oración final.
Padre todo bondadoso, que has modelado el corazón de sor Eusebia, Hija de María Auxiliadora, a
imagen de tu Hijo, buen Pastor, amando ella también hasta el extremo de dar su vida, concédenos que
el celebrar su memoria, sea para nosotros una llamada a vivir su ejemplo de humildad y alegría, de
caridad y ardor para que el mundo entero viva según tu Espíritu de Justicia, Paz y Amor. Por N.S. J.C.
Amén
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