PLANEACIÓN Y PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS EN BOGOTÁ Por: William Moreno López1 Porque el espíritu rector de la tierra no dormirá apaciblemente en el viento hasta que se hayan satisfecho las necesidades del menor entre vosotros. Gibran Jalil Gibran. “El Profeta” 1. REFERENTE CONCEPTUAL Y ANTECEDENTES En su sentido más amplio, la participación se entiende como un proceso social en el que individuos, o grupos de ellos, actúan de manera intencionada en busca del logro de ciertos objetivos específicos, los cuales, han sido determinados en función de sus diferenciados intereses y en el marco del tejido en que se desarrollan sus relaciones sociales; desde esta acepción, se infiere que la participación comporta un medio para el planteamiento, debate e implementación de decisiones consensuadas en torno del desarrollo y la convivencia armónica de la comunidad, al interior del territorio que ocupa y comparte. La participación es pues, un fenómeno político. En Colombia, la participación ciudadana en la gestión pública es de aparición relativamente reciente; de hecho, los orígenes de su institucionalización se ubican a principios de la década de los ochenta del siglo anterior y, puede afirmarse, que es este un proceso aún en construcción. En efecto, las primeras manifestaciones legales se revelan en acciones ocasionales, por ejemplo, con la expedición del Decreto 1306 de 1980 sobre planes integrales en diferentes ciudades y municipios del país. Sin embargo, el proceso comenzó de manera formal con el Acto Legislativo No. 1 de 1986, que estableció la elección popular de los alcaldes y la descentralización política, administrativa y fiscal de municipios y distritos especiales; se destaca también la Ley 11 de ese mismo año, la cual, orienta un cambio sustantivo en la estructura del sistema político y prevé la intervención directa de la población en la elaboración de planes y programas en la política local; pero, sería la expedición de la Constitución de 1991, lo que daría mayor impulso y generaría mayores expectativas, ya que ella consagra la participación como su principio rector, como un derecho y como mecanismo que garantiza el ejercicio de la ciudadanía. Como ejercicio, la participación en Colombia surge en un contexto social caracterizado por la exclusión, la desigualdad y pobreza. Sin mencionar el conflicto armado y la violencia, este panorama ha determinado una dinámica poco estable para el proceso de participación, antes bien, éste ha debido desarrollarse de modo inconstante, signado por momentos de avance que anteceden otros de franco retroceso. Aún así, resulta alentador verificar la creciente vinculación de nuevos agentes al ámbito participativo que, 1 El autor se desempeña como profesional en la Dirección de Participación y Comunicación para la Planeación adscrita a la Subsecretaría de Planeación para la Inversión de la Secretaría Distrital de Planeación. 1 interesados en modificar positivamente las estructuras tradicionales, están comprometidos con el fortalecimiento de lo público, la articulación sinérgica entre intereses particulares y colectivos de los ciudadanos con el ejercicio transparente de la política, como alternativas que conjuren las prácticas corruptas y clientelistas, para dar paso a una gestión pública que propenda, desde escenarios colectivos de participación, por el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de los colombianos. Uno de los escenarios colectivos más representativos para la participación es la planeación; como sea ejercicio que pone de manifiesto el papel relevante que esta actividad ha desempeñado en la gestión pública y, por las posibilidades que desde aquí podrían plantearse en la perspectiva del mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de la comunidad, la planeación participativa constituye la práctica que alienta la implementación de verdaderos cambios conceptuales y prácticos en la conducción de los procesos socioeconómicos, orientados a liquidar los tradicionales esquemas tecnocráticos, para dar paso a verdaderas propuestas alternativas, sustentadas en la intervención de la población a la hora de formular planes de desarrollo. 2. DINÁMICA DEL EJERCICIO DE LA PLANEACIÓN PARTICIPATIVA EN BOGOTÁ El ejercicio de la planeación participativa, como tal, no ha estado exento de las condiciones azarosas e inconstantes que se han indicado, como se puede inferir del repaso de su historia. Particularmente en Bogotá, a la luz de los estudios adelantados por Fabio Velásquez, en el año de 1986 se realizó el que sea tal vez, el primer intento de planeación participativa a partir de un gran número de encuentros entre entidades de la administración distrital y organizaciones comunales en algunas alcaldías menores, como Ciudad Bolívar, Santafé y Suba, realizadas en el contexto del Proyecto de acciones integradas para el mejoramiento de la calidad de vida de los asentamientos populares urbanos, adelantado en un convenio entre Alcaldía Mayor de Bogotá y el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo –PNUD-. Aquellos encuentros, que por entonces se llamaron talleres zonales, estuvieron orientados hacia la negociación y concertación de propuestas de inversión que, se consideraba, deberían ser incluidas en el presupuesto de la ciudad en 1987. En desarrollo de este ejercicio, se vinculó el 60% de las organizaciones de tales localidades y, 22 instituciones distritales y 7 del orden nacional acompañaron esta dinámica2. El citado ejercicio, desarrollado con la intención de que sirviera como reflexión y punto de arranque de las juntas administradoras de localidad, así como para la descentralización de la ciudad, tal como lo preveían las reformas constitucional y legal de 1986, logró que se orientase parte de la inversión oficial al interior de las localidades; es así que sus promotores afirman que el 30% de las inversiones aprobadas para la alcaldía menor de Ciudad Bolívar, coincidió con las propuestas presentadas por la comunidad; en Suba la percepción de los promotores asciende hasta el 80%. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ – PNUD “De habitantes a ciudadanos, la experiencia del proyecto de Acciones Integradas Para el Mejoramiento de la Calidad de Vida en Asentamientos Populares en Bogotá”. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá, 1988. 2 2 Por otra parte, un análisis efectuado a tres instituciones distritales (Departamento Administrativo de Bienestar Social –DABS-, Secretaría de Salud e Instituto distrital Para la recreación y el Deporte –IDRD-) en 1987 y entrevistas realizadas a funcionarios, permiten establecer que se modificaron los presupuestos para incluir las peticiones que la comunidad impulsó en los mencionados talleres. Entre 1988 y 1990, se da cuenta de un segundo esfuerzo en materia de salud por el Ministerio de tal sector pero de este proceso no se conoce memoria escrita de sus resultados. En el marco del Plan de Desarrollo Distrital “Para Formar Ciudad” del alcalde Antanas Mockus, entre agosto y octubre de 1995, luego de una amplía negociación con las Juntas Administradoras Locales que pretendían ejercer autónomamente su derecho constitucional para hacer distribución de los recursos girados a las localidades, se efectúo el primer gran ejercicio de planeación participativa en el Distrito. En el desarrollo de este proceso se contó con la recién creada Subsecretaría de Asuntos Locales y Desarrollo Comunitario, adscrita a la Secretaría Distrital de Gobierno, sus funciones eran, fundamentalmente, manejar las relaciones con las localidades y articular su gestión con las entidades distritales. Para el efecto, en cada localidad fue creado un Comité Técnico Local conformado por el alcalde local, la Comisión de Plan de la Junta Administradora Local –JAL- y un representante por el Departamento Administrativo de Planeación Distrital, encargado de asesorar en la formulación del Plan. La implementación del ejercicio empezó con una convocatoria en cada localidad, promovida por el propio Alcalde Mayor. Enseguida se hizo la inscripción de proyectos e ideas, la presentación pública de los proyectos y su clasificación, la sustentación por parte de cada comité técnico, para hacer selección final y la redacción del Plan de Desarrollo Local. Al final del proceso se efectuaron los consejos locales de gobierno, es decir, unas reuniones públicas que contaban con la asistencia del Alcalde Mayor, funcionarios de la Administración Distrital y local, concejales y ediles, allí se presentaba el Plan de Desarrollo Local a fin de que la Comunidad lo conociera y contara con la información requerida para hacer el respectivo seguimiento. Como evaluación de este primer ejercicio, la comunidad manifestó la existencia de muy poco apoyo, falta de interés y difícil comunicación con las entidades distritales. “…El apoyo de las entidades distritales fue calificado de muy escaso o nulo, con excepción del trabajo de Planeación Distrital, la Secretaría de Gobierno, el Departamento Administrativo de Bienestar Social –DABS- y del medio ambiente –DAMA-… Los mayores logros en el proceso de adopción de los planes de desarrollo local fueron la participación de la comunidad y el acercamiento mutuo entre ellas y las instituciones. El trabajo conjunto y la transparencia de los procesos, la consecución de un buen plan, la acción de la JAL y la administración local en la comunidad, el cambio de actitud, el aprendizaje de un proceso nuevo y el avance de la organización.”3. El proceso adelantado durante 1998 parte del mismo marco de referencia anterior, es decir, el Decreto del Plan de Desarrollo que, para la administración de Enrique Peñalosa CORPORACIÓN SUR “Proceso de Planeación Local. Sistematización y evaluación del proceso adelantado en 20 localidades de Bogotá, con la aplicación del Decreto 425 de 1995”. Mimeo, borrador. Bogotá, enero de 1996. Citado por VELÁSQUEZ, Fabio en “La Apuesta de los Ciudadanos”. Página 28. Ed. Fundación Corona. Bogotá, 2003. 3 3 Londoño se llamó “Por la Bogotá que Queremos”, con ello se dio cumplimiento al trámite previsto en los artículos 36 a 40 de la Ley 152 de 1997 y por el Decreto 739 del 28 de agosto de 1998, que fijan procedimientos para la elaboración, aprobación, ejecución y seguimiento de los planes de desarrollo local y establece mecanismos permanentes de participación ciudadana. Resulta fundamental para los procesos de descentralización y en la evolución del proceso de planeación participativa, la implementación establecida por el Decreto 739 que plantea el marco de desarrollo de la localidad, fija además, como referente fundamental del plan local, el Plan de Desarrollo Distrital, los elementos del diagnóstico de la localidad, la evaluación del plan vigente a culminar en diciembre de 1998, las políticas sectoriales y el Plan de Ordenamiento Territorial –POT-. Por otra parte, creó los encuentros ciudadanos en las localidades, los cuales están integrados por el alcalde local, los ediles, los ciudadanos y las organizaciones sociales como escenario para la participación ciudadana, en los cuales, las autoridades de planeación integradas por la JAL y la administración concilian con la comunidad el contenido en la formulación del plan de desarrollo local. Con miras al fortalecimiento de algunos espacios y actores vinculados con el proceso de participación, la Alcaldía Mayor de Bogotá contrató la intervención de la ONG Parcomún la que en su primer informe manifiesta: “Está por evaluarse el resultado de este ejercicio de participación… que, al no conocer antecedentes en el Distrito Capital, le impone la construcción de mecanismos sobre la marcha, todos ellos atravesados a su vez por las particulares condiciones que da a este proceso el Decreto 739 en su artículo 23 “Disposiciones Transitorias”: primero se identifican los proyectos y se les asigna presupuesto y después se formulan. Además no es del todo clara la continuidad en el ejercicio de formulación y seguimiento de proyectos, ya que cada año las comunidades se ven abocadas a luchar entre ellas por la asignación de recursos para la vigencia siguiente.”4. En la lectura del mismo texto también se percibe inquietud de la ONG Parcomún respecto a la capacidad de la comunidad para responder a los tiempos y ritmos de trabajo del proceso de planeación y, además, apropiar de manera simultánea, el proceso de aprendizaje. De otro lado, el informe observa que en el ejercicio se mantiene una ruptura entre un proceso de planeación altamente descentralizado y un proceso de asignación de recursos muy concentrado en las entidades distritales.5. Un aspecto muy valioso del citado informe es la comparación que hace entre el ejercicio de la primera administración de Antanas Mockus y la administración de Enrique Peñalosa, que ilustra muy adecuadamente la forma que fue tomando el proceso: En el periodo 1995 – 1997 el Plan Distrital fue estructurado con base en prioridades. El Alcalde Mayor (Mockus) convocó directamente a los ciudadanos y las organizaciones FUNDACIÓN PARA LA PARTICIPACIÓN COMUNITARIA –PARCOMÚN- “Informe de avance del proyecto de fortalecimiento de la capacidad de las comisiones locales de trabajo y de las coordinaciones locales de planeación para la formulación de proyectos en el Distrito Capital”. Mimeo borrador. Bogotá, marzo d e 1999. Citado por VELÁSQUEZ, F. Op. Cit. Pág. 29. 5 Ibid., Pág. 6 4 4 cívicas y comunitarias para participar presentando propuestas de proyectos de inversión ante el Comité Técnico Local para la Planeación. El comité, integrado por el alcalde local, los miembros de la comisión del plan de la respectiva JAL y un representante del Departamento Administrativo de Planeación Distrital –DAPD-, preseleccionó los proyectos de acuerdo con las necesidades básicas insatisfechas –NBI- y las prioridades establecidas por el Plan de Desarrollo Distrital. Los proyectos preseleccionados fueron presentados públicamente para ser clasificados por prioridades y sustentados en sesiones de un día, también por prioridad. La selección final de los proyectos se hizo teniendo en cuenta la importancia asignada en la localidad a cada prioridad. El comité técnico justificó la distribución de los recursos entre las prioridades y pasó al alcalde local los resultados de la etapa anterior. El Alcalde elaboró entonces el proyecto de acuerdo y lo presentó a la JAL para su adopción. Los proponentes de proyectos tenían la opción de convertirse en ejecutores de los mismos. En el periodo 1998 – 2001 (Peñalosa) el Plan Distrital también fue estructurado con base en prioridades, pero en este caso fue el alcalde local quien convocó a los ciudadanos, organizados o no, a un Encuentro Ciudadano en dos momentos diferentes: durante la formulación del Plan de Desarrollo Local y posteriormente para la identificación y priorización de los proyectos con base en los cuales se constituye el presupuesto de inversión de la localidad. La preselección de los proyectos a ser ejecutados en cada vigencia la hicieron los encuentros ciudadanos, una vez al año. En esta oportunidad, no se realiza un proceso de sustentación propiamente dicho y, la selección final de los proyectos se efectúa en encuentros ciudadanos mediante priorización pública y abierta, con base en la calificación que los participantes dieron a cada proyecto. Los proyectos de Acuerdo del Plan fueron hechos posteriormente por los alcaldes locales para ser aprobados por las JAL. En este ejercicio la decisión sobre la contratación de los proyectos correspondió, de acuerdo con el Decreto 176 de febrero de 1998, a las Unidades Ejecutivas Locales – UEL-. Entre junio y Diciembre de 1998 se realizaron en el Distrito Capital 539 reuniones entre comités interinstitucionales, reuniones sectoriales, preencuentros y encuentros ciudadanos, mediante los cuales se movilizaron más de 46.000 personas6. Siguiendo la estela de Velásquez, el tercer momento de la planeación participativa procede en marco del Acuerdo 13 de 2000, el cual, estabiliza la normatividad en esa materia para las localidades; además, en el ejercicio planificador, las localidades reciben desde la administración central del Distrito, asesoría y acompañamiento permanente del Comité Interinstitucional que cubre ciertos vacíos prevalecientes en el Acuerdo y, de esta manera, contribuye en la aclaración y fortalecimiento del proceso participativo. En efecto, la administración de Antanas Mockus implementa en enero de 2001 el Acuerdo 13 de 2000, el cual, dada la complejidad de sus condiciones técnicas, administrativas, políticas y operativas, demandaba para su ejecución, la armonización 6 Ibid. Pág. 5 5 de diferentes entidades; esta razón, lleva a que la Secretaría de Gobierno sugiera la creación del Comité Interinstitucional, instancia que es constituida de hecho, esto es, sin que mediara acto administrativo alguno. Tal Comité, orienta la formulación participativa de los planes de desarrollo local al precisar técnica y metodológicamente la operacionalización de las determinaciones consignadas en aquel Acuerdo. Así, entre otros logros, a la luz del Acuerdo 13 y con el acompañamiento del Comité Interinstitucional, se crean los Consejos de Planeación Local, que posibilitan un espacio para incorporar las decisiones comunitarias en sus planes de desarrollo, y, se amplía a triada el escenario de las decisiones de inversión, al incorporar en la relación JALalcaldía, los encuentros ciudadanos. No obstante sus bondades, el Acuerdo 13 encontró resistencia en algunas localidades que se mostraron reticentes al otorgamiento de espacios de decisión a la comunidad, a esto se suma la escasa atención prestada a la promoción de los encuentros ciudadanos durante la administración anterior que también cuestionó los alcances, e incluso la legitimidad, de este Acuerdo que fue gestado en el seno del Concejo Distrital y no en el despacho del Alcalde Mayor. Con todo, este tercer momento sienta las bases para una más amplia y organizada participación, de hecho, incorpora institucionalmente este componente en la formulación de los planes de desarrollo local, a través de los Consejos de Planeación Local; asimismo, eleva el perfil de los encuentros ciudadanos a los que confiere un rol activo en los procesos de planeación participativa. El año 2004 marca el inicio de lo que Fabio Velásquez y Esperanza González llaman el cuarto ejercicio de planeación participativa en Bogotá, el cual, corresponde a la administración de Luis Eduardo Garzón que, desde un principio, orientó su gestión hacia programas sociales, “pero ese objetivo sólo sería alcanzable en el contexto de una gestión democrática, es decir, abierta a la voz ciudadana y a la intervención de distintos sectores de la población en las decisiones públicas”.7; de esta manera, aquella administración planteó, por primera vez, una propuesta sólida y de largo aliento en materia participativa; no es coincidencia que durante su campaña electoral se haya promocionado la “participación con decisión”. En el texto del Plan de Desarrollo Distrital, la participación aparece como un elemento al que se le otorga una visibilidad y jerarquía mayor a la conferida por las anteriores administraciones y constituye un componente que transversaliza los distintos ejes del Plan. Además, se observa el propósito de poner en marcha la elaboración, en forma participativa, de una política distrital de planeación de manera que permita el fomento de las políticas en tal sentido, a la vez que promociona las condiciones para su ejercicio entre la población; por otra parte, el Plan propende por la creación del sistema distrital de participación que articule, dé coherencia y coordinación a las acciones participativas desarrolladas en las diferentes entidades vinculadas en el tema. En la práctica, la implementación del proceso se hizo en tres tiempos los que, de acuerdo con la normatividad, deben efectuarse de manera simultánea por lo que la administración hizo un esfuerzo para articular coherentemente las distintas dinámicas y VELÁSQUEZ, Fabio y GONZÁLEZ, Esperanza. “Encuentros con el Futuro. Cuarto ejercicio de planeación participativa en Bogotá, 2004”. Página 58. Ed. Gente Nueva. Bogotá, 2006. Para sustentar este punto, el autor cita a pié de página, la exposición de motivos del proyecto de Acuerdo 089 de 2004, sobre el Plan de Desarrollo Distrital de la época. 7 6 así unificar el proceso. En su desarrollo se procedió, en primer lugar, a conformar los Consejos de Planeación Local –CPL- y a renovar el Consejo Territorial de Planeación Distrital –CTPD-; para tal efecto, se convoca a las diversas organizaciones (sociales, sindicales, empresariales, ONGs, etc.), para que postulen ternas dispuestas para conformar tales CPL y CTPD8. En segunda instancia, se hizo entrega oficial a la ciudad -para su debate entre todos los sectores-, de la propuesta del Plan de Desarrollo Distrital, esta actividad fue surtida mediante un acto masivo al que concurrieron representantes de las diferentes organizaciones y ciudadanía en general, en él, el gobierno distrital propuso la metodología para la formulación de los planes de desarrollo local con el propósito de armonizar este ámbito dentro del Plan de Desarrollo de la ciudad y, además, tener una mirada del Plan desde la perspectiva local. El tercer momento cobra carácter eminentemente local ya que se trata de la formulación y aprobación, de manera armonizada, de los planes de desarrollo de cada una de las veinte localidades y del Plan del Distrito. El proceso en las localidades conlleva una metodología que parte de la inscripción en los encuentros ciudadanos, preparación interna en cuanto a coordinación institucional, metodología de trabajo y elaboración del borrador del plan; finalmente, realización de los encuentros en donde se aprobará. Es evidente que la administración Garzón no introduce elementos nuevos en el proceso participativo, pero se debe destacar que optimiza el uso de los instrumentos disponibles para tal fin, por lo menos hasta el límite de la norma, es así, que consigue incrementar notablemente el número de inscritos y asistentes a los Encuentros Ciudadanos, “para lo que se dispusieron 258 puntos de inscripción en toda la ciudad y se habilitó a la población mayor de 14 años”9. De otro lado, la administración contribuyó en la cualificación de los Encuentros al sugerir, que no imponer, la metodología para cada uno de ellos a fin de unificar criterios y procedimientos, en ella se definieron objetivos, resultados esperados, orden del día y preguntas que orientarían la discusión de los Encuentros; así mismo, se reactivó el Comité Interinstitucional de Participación para brindar apoyo y fortalecer los procesos locales. 3. EL SISTEMA DE PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS EN LA ACTUAL ADMINISTRACIÓN La experiencia del 2004, sin duda, sacó provecho de los aprendizajes conseguidos en las experiencias anteriores y, por su parte, deja una enseñanza que deberá ser tenida en cuenta por la actual administración, para la que cualificar y ampliar los procesos de participación ciudadana, constituye uno de sus objetivos básicos y, más aún, un objetivo de ciudad. En efecto, la actual administración distrital ha establecido la participación como uno de los objetivos estructurantes de su Plan de Desarrollo, “Bogotá Positiva: Para vivir mejor”; esto significa, que la participación comporta un objetivo estratégico por lo que su logro es un propósito de ciudad que se espera alcanzar al final de esta administración. Los Consejos de Planeación Local –CPL- fueron creados por el Acuerdo 13/2000. Por su parte, los Consejos Territoriales de Planeación –CTP-, son instituidos en la Constitución de 1991; la Ley 152/94 formula pautas para su conformación. En Bogotá, la actual conformación de su Consejo Territorial de Planeación Distrital –CTPD- está definida por el Acuerdo 261/06. 9 VELÁSQUEZ, Fabio y GONZÁLEZ, Esperanza. Op. Cit. Página 74. 8 7 En tal perspectiva, se inscribe dentro del Plan el programa, “Ahora decidimos juntos” uno de cuyos proyectos es el sistema de presupuestos participativos que, entendido como el proceso mediante el cual el destino de los recursos públicos, total o parcialmente, se define a partir de un consenso entre comunidad y gobierno, tiene como meta: “apoyar 20 procesos de construcción de presupuestos participativos locales”10, en cada una de las veinte de la ciudad. Actualmente, diferentes entidades distritales adelantan, desde la óptica propia de su misión, la formulación de propuestas tendientes a la implementación del sistema de presupuestos participativos en Bogotá; se destaca, por ejemplo, la actividad de la Secretaría de Gobierno a través del Instituto de Participación y Acción Comunal – IDPAC- y, desde otra instancia, la Secretaría de Hacienda. Particularmente, la Secretaría Distrital de Planeación ha venido participando en diferentes encuentros interinstitucionales y eventos que, como el “Primer Encuentro Nacional de Planeación y Presupuestos Participativos” realizado el mes de noviembre de 2008 en la ciudad de Barrancabermeja, procuran la apropiación conceptual y cognoscitiva de ese proceso presupuestal, a fin de allegar los elementos que, en tal sentido, permitan sustentar un proyecto sólido y coherente para la ciudad. La Secretaría de Planeación del Distrito, parte de la premisa que establece que el sistema de presupuestos participativos constituye una etapa de madurez en la dinámica de la planeación participativa; en este sentido, propende porque el itinerario de su implementación comience a partir de de las instancias, tanto normativas como prácticas, que el avance del proceso planificador incluyente ha permitido desarrollar en Bogotá. Concretamente, los encuentros ciudadanos, institucionalizados en 1998, puestos en marcha en el 2001 y optimizados para su ejercicio en 2004, compendian un gran acervo de experiencias que, aún con todas sus falencias y vacíos, no pueden ser desaprovechadas y, antes bien, como quiera que, según define Fabio Velásquez, juicioso analista del fenómeno participativo en Colombia, son la instancia que le da sentido al proceso de planeación participativa en las localidades, los Encuentros deberían ser la plataforma que impulsa la tarea de poner en marcha el sistema de presupuestos participativos, lo que no es otra cosa que avanzar hacia la etapa más desarrollada de la planeación incluyente. Ahora bien, el proceso de implementación del sistema de presupuestos participativos registra valiosos antecedentes, entre los que vale la pena destacar la experiencia realizada durante los años 2005, 2006 y 2007 que, en la anterior administración, estableció un ejercicio de presupuestación participativa aparentemente incipiente pero no por ello menos meritorio e ilustrativo, como se deduce del éxito que representó. En efecto, en el Plan Sectorial de Educación: “Bogotá: Una Gran Escuela”, inscrito en el marco del Plan de Desarrollo Distrital 2004 – 2008, plantea como una de sus líneas de política educativa el reconocimiento y participación de la comunidad educativa, la academia y las organizaciones sociales; esta línea es impulsada por la Subsecretaría de Planeación y Finanzas a través del programa de Presupuestos con Participación en ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ “Bogotá Positiva: Para vivir mejor”. Plan de desarrollo económico, social, ambiental y de obras públicas para Bogotá D.C., 2008 – 2012. Alcaldía Mayor de Bogotá, 2008. 10 8 colegios distritales que “…tiene por objetivo hacer de los presupuestos un instrumento de planificación anual para priorizar las necesidades del colegio, democratizar la asignación de recursos según prioridades del gasto, fortalecer la gestión institucional para el manejo y cuidado de los recursos, facilitando el acceso de la comunidad educativa a las decisiones sobre la destinación de los recursos presupuestales asignados al colegio”11. Según la misma Secretaría de Educación en desarrollo de este programa, al finalizar el 2007 se encontraban participando 120 colegios con cerca de 3000 miembros de la comunidad educativa y se ha logrado, además, que la comunidad educativa tenga un mayor conocimiento de las finanzas del colegio; una mayor receptividad a los problemas derivados de la escasez de recursos; la formulación más técnica y oportuna del presupuesto y sobre todo estimular el interés por participar de las decisiones de planeación y presupuestación de los colegios a partir de una formación integral para ello.12 Experiencias como la descrita, aquella desarrollada en ejercicio de la planeación participativa, así como la normatividad vigente en la materia, son elementos valiosos que deben tomarse en cuenta a la hora de formular una propuesta orientada hacia la implementación de un sistema de presupuestos participativos en las localidades del Distrito, tal como lo demanda el actual Plan de Desarrollo Distrital. Como se ilustró en este documento, los primeros ejercicios de planeación participativa en las localidades acusaron falencias al momento de hacer la asignación presupuestal para la ejecución de los proyectos, de tal manera que el sistema de presupuestos participativos, constituye el espacio apropiado para su perfeccionamiento; al fin y al cabo, éstos no son otra cosa que la instancia más avanzada del proceso de planeación participativa el que, como tal, se encuentra en constante evolución. Es éste el espíritu que anima a la Secretaría Distrital de Planeación en la actual etapa de formulación de propuestas encaminadas a materializar en el Distrito aquel proceso incluyente que tanto éxito ha tenido, desde su creación en Porto Alegre, Brasil, el año de 1989, y que ha valido su réplica en la mayoría de los países andinos y de Centroamérica e, incluso hoy, en el Viejo Mundo. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ, SECRETARÍA DE EDUCACIÓN. “Gestión Para el Fortalecimiento Institucional. Presupuestos con participación en colegios distritales” Página 7. Bogotá, 2007. 12 Op. Cit. Página 8. 11 9 BIBLIOGRAFÍA ACOSTA, Angélica; MOSER, Caroline; VÁSQUEZ, María Eugenia. “Construcción de Consensos. Guía para procesos participativos e incluyentes”. Editora Marcela Giraldo. Bogotá, 2006. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. “Plan de Desarrollo Distrital Bogotá positiva: Para vivir mejor”. Bogotá, 2008. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. “Plan de Desarrollo Distrital Bogotá Sin Indiferencia”. Bogotá, 2004. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. “Plan de Desarrollo Distrital Para Vivir Todos del Mismo Lado”. Bogotá, 2000. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. “Plan de Desarrollo Distrital Por la Bogotá que Queremos”. Bogotá, 1996. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. “Plan de Desarrollo Distrital Para Formar Ciudad”. Bogotá, 1992. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ, SECRETARÍA DE EDUCACIÓN. “Gestión Para el Fortalecimiento Institucional. Presupuestos con participación en colegios distritales”. Bogotá, 2007. 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