Historia de la lingüística

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Tema 1. El objeto de la Historia de la lingüística.
J. Tusón aboga en su obra Aproximación a la Historia de la lingüística que si definimos la lingüística como el
estudio científico del lenguaje, tendría que concluir razonablemente que la historia de la lingüística no debería
extenderse más allá del siglo XIX, periodo en que la lingüística se constituye como ciencia independiente.
Este planteamiento no es aceptable. La lingüística desde este punto de vista se encuentra en la misma
situación que otros estudios como es la astronomía. La Astronomía es actualmente también una ciencia
fundamentada en las matemáticas y en la física, pero una historia de la Astronomía debería recoger
concepciones del universo que no tendrían carácter científico, como podría ser la teoría geocéntrica de
Ptolomeo, o la teoría de Anaximandro, que concebía la Tierra como un cilindro. Algo semejante ocurría con la
Historia de la Lingüística. Las etimologías intuitivas de los antiguos, las creencias de Dante sobre la primera
lengua o las teorías románticas sobre el origen del lenguaje, no tenían evidente carácter científico pero deben
ser recogidas en una Historia de la Lingüística, entendida ésta como un testimonio de un proceso que ha
llevado hasta la situación actual, la cual será otro momento más de la evolución posterior. Así pues, en una
Historia de la Lingüística deben incluirse todas aquellas reflexiones sobre el lenguaje a lo largo del tiempo,
independientemente de su naturaleza científica.
Según J. C. Zamora Munné en su obra Historiografía lingüística, Edad Media y Renacimiento, la lingüística
debe empezar en el momento en que se producen las primeras reflexiones sobre el lenguaje. Parece fuera de
toda duda que estas primeras reflexiones coinciden con la creación de los diferentes sistemas de escrituras,
pues, sea cual sea su naturaleza, todas las formas de representación gráfica implican algún tipo de análisis de
los hechos lingüísticos.
• Algunos aspectos metodológicos.
A. Yllera, en su obra Introducción a la Lingüística (cuyos editores coordinadores fueron F. Abad y A. García
Berrio) nos dice que la Historia de la Lingüística no debe hacerse desde el punto de vista de la lingüística
actual. No se trata de bucear en el pasado para encontrar los antecedentes de los diferentes planteamientos que
tenemos hoy. Tampoco podemos partir, según hemos visto de lo que se ha escrito desde el siglo XIX, pues
esto supondría si ignoramos todo lo anterior, que Saussure fue el inventor de la teoría del signo lingüístico.
M. A. Esparza dice a través de su obra Estudios de la Lingüística que la búsqueda de modelos científicos que
caracteriza a la lingüística actual es algo común a toda la historia del estudio sobre las lenguas. En los tiempos
más recientes, la lingüística ha tratado de consolidar su status científico fundamentándose en otras disciplinas
bien consolidadas como las matemáticas. La biología o la sociología. Esta búsqueda de modelos teóricos la
encontramos en toda la historia de la investigación científica. Por lo tanto, el historiador de la lingüística debe
conocer cuáles son los paradigmas teóricos o el modelo de la ciencia que predomina en cada momento, pues,
sólo así podrá entender los estudios lingüísticos contemporáneos.
E. F. Konrad Koderner, autor de la obra Analecta Malacitana aboga que para realizar una Historia de la
Lingüística no es suficiente estar versado en temas lingüísticos. Algunos estudios de la Historia de la
Lingüística han sufrido este tipo de limitaciones porque están realizados por destacados profesionales en el
estudio de la lengua, pero desconocedores de todo lo relacionado con la metodología de la historia. Por este
motivo, al historiador de la Lingüística se le exige una doble capacitación: debe conocer a fondo las teorías
específicamente lingüísticas, y al mismo tiempo debe conocer a fondo la historia general y otras historias
particulares como la historia del pensamiento o la historia de la ciencia, incluso se dice que esa doble
habilidad aún no es suficiente, pues la Historia de la Lingüística, que es una disciplina reciente, necesita
elaborar sus propios esquemas metodológicos y las formas más adecuadas para exponer sus contenidos
específicos.
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La postura recomendada, por lo tanto, es que el historiador de la Lingüística, además de conoce a fondo su
propia materia, debe hacer incursiones en otras materias históricas. Deben conocer la historia intelectual, la
filosofía de la ciencia, las aportaciones de la sociología... aun admitiendo que ninguno de estos modelos
históricos podrá ser utilizado de manera completa para su propio trabajo como historiador pero suponiendo
también que descubrirá elementos que le serán útiles en su tarea.
Es también importante en la Historia de la Lingüística conocer en su sentido correcto los diferentes elementos
metalingüísticos empleados a lo largo de la historia. Frecuentemente se producen relaciones entre teorías
actuales y teorías del pasado, cuya justificación única es una interpretación inadecuada de la terminología que
se utiliza. Así por ejemplo, la relación que establece el propio Chomsky entre su teoría generativa y el
concepto de energía de Humboldt sólo se sostiene por una mala interpretación del término humboldtiano. Lo
mismo ocurre cuando el mismo Chomsky en su obra Lingüística Cartesiana intenta relacionar su teoría con
una, al parecer inexistente, teoría lingüística de Descartes.
El tema de las influencias es de gran importancia en la historiografía lingüística. En la lingüística actual
observamos el siguiente fenómeno: cuando un lingüista expone alguna teoría fonológica o sintáctica debe de
justificar, para que se la tenga en cuenta, la originalidad de sus planteamientos. Inmediatamente surgen los
estudios críticos sobre la teoría en cuestión para explicar que no era tan original o que muchas cosas de las que
allí aparecen ya habían sido dichas. Este planteamiento aplicado a Saussure por ejemplo, ha llegado a
encontrar antecedentes para casi todas sus aportaciones a la lingüística. Sobre esta cuestión hay que precisar
que si no hay una concesión expresa de influencias o no hay semejanzas objetivas y comparables se suele
producir un gran número de afirmaciones sobre influencias que no son demostrables o que son completamente
subjetivas.
Dentro de la lingüística generativa el tema de los precedentes o de los fundamentos de sus postulados teóricos
ha ocupado a numerosos lingüistas de esta corriente. Ha habido un intento de conectar con los gramáticos
racionalistas del siglo XVI y XVII e incluso más allá con las teorías que en la Edad Media defendía una
gramática universal. Pero este tipo de fundamentación frecuentemente olvida todo lo que, a pesar de las
posibles semejanzas, diferencia estos planteamientos teóricos del pasado de la lingüística generativa.
• La antigüedad preclásica: La reflexión sobre el lenguaje en algunos pueblos de la antigüedad.
Con un planteamiento amplio de la Historia de la Lingüística podemos suponer que la reflexión sobre el
lenguaje ha debido en toda civilización que alcanzara cierto nivel de pensamiento teórico. Podemos suponer
que numerosas culturas han desaparecido sin dejar muestras de esa posible reflexión sobre el lenguaje. Las
manifestaciones más antiguas que conservamos aparecen en la antigua China, en la India, en el valle de los
ríos Tigris y Éufrates y en las costas mediterráneas. Sin embargo desde nuestra cultura occidental, se suele
considerar como punto de partida de las reflexiones sobre el lenguaje las aportaciones del pensamiento griego.
Cuando así se procede se está actuando de la misma manera que suele hacerse en otras actividades históricas
como la Historia de la Filosofía, por ejemplo. La explicación de este hecho se debe por una parte a que
efectivamente las aportaciones del pensamiento griego han influido mucho más que las otras más distantes, y
al mismo tiempo, a que los historiadores de la lingüística no suelen estar capacitados para conocer
directamente las aportaciones de esos otros países. Otro hecho que podemos señalar, es que, en todas las
culturas conocidas, los primeros testimonios de una preocupación por el lenguaje coinciden, como hemos
visto, con la fijación de algún sistema de escritura.
2.1. El chino.
Debió existir desde el segundo milenio antes de Cristo una tradición escrita de origen autóctono que, a pesar
de los cambios sufridos por la lengua, se ha mantenido hasta nuestros días. El carácter aislante del chino es el
responsable del nacimiento y conservación de un sistema de representación de los morfemas por medio de
signos separados e independientes.
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Ha habido entre los estudiosos algún tipo de debate sobre el carácter pictográfico de esta escritura primitiva.
Las formas actuales más elaboradas no permiten dar una respuesta definitiva a esta cuestión, aunque aún se
conservan representaciones claramente realistas, icónicas, de objetos y animales. Algunos especialistas han
demostrado que se puede establecer la evolución desde las formas más antiguas a los trazos contemporáneos.
Los signólogos distinguen tres etapas en la evolución de la escritura china. La última de ellas se corresponde
con la dinastía de los Hang orientales en torno al siglo III d. C. En esta etapa se fija el estilo regular de la
escritura china moderna. Las modificaciones más importantes de este periodo se deben seguramente al cambio
de material utilizado, ya no se trata de superficies duras como piedra y bronce, sino de papel y signos trazados
mediante un pincel. Este nuevo procedimiento de escritura ha debido contribuir a la pérdida de semejanza
icónica entre los signos y los objetos.
En cuanto a la dificultad, el enorme número de caracteres, decena de millares, explica el cuidado que los
chinos prestan a la caligrafía. Sólo mediante una observación rigurosa del número y de la forma de los trazos,
puede entenderse la confusión. Trata de una escritura de palabras (como ya sabemos). Los teóricos de la
escritura china han distinguido seis principios de formación de caracteres. La representación figurativa de un
objeto o morfograma, la indicación de una acción o dactilograma, la combinación de ideas o agregatología, la
combinación de un elemento indicando el sentido y otro indicando la pronunciación o morfonograma, el
cambio de sentido de un carácter existente, el uso en préstamos de cualquier otro carácter.
La ausencia en chino de paradigmas gramaticales del tipo que encontramos en las lenguas indoeuropeas, no
estimuló el desarrollo de los estudios gramaticales, solamente se llevó a cabo una clasificación de las palabras
mediante la cual se distinguían las palabras llenas de las vacías o partículas. Estas últimas se caracterizaban
porque carecían de significación propia y no se las podía usar aisladamente. Sí se desarrolló en cambio el
estudio lexicográfico. En China se realizaban estudios desde el siglo II de nuestra era motivados por la
necesidad de mantener el contacto con la lengua anterior y de estabilizar el uso de los ideogramas.
• El japonés.
El japonés es una lengua sin parentesco histórico con el chino. A partir del siglo V los contactos entre China y
Japón se intensificaron, un gran número de palabras del chino pasaron al japonés y con ellas se adoptó
también el sistema de escritura china. Se planteaba el problema de cómo adaptar los caracteres chinos, propios
de una lengua monosilábica, a una lengua llena de aglutinantes e inflexiones. En un primer momento se
prescindió de todos estos morfemas gramaticales de las palabras, después se inventó un alfabeto de cuarenta
signos silábicos llamado Kana del que existen dos variantes: el más antiguo creado por un monje budista es el
Kiri−kana, el más reciente es el Kata−kana. Este alfabeto se constituyó definitivamente en el siglo XII. Estos
caracteres silábicos se utilizaron para representar las partes lexivas y derivativas de las palabras. Después se
empezaron a utilizar también para representar las palabras extranjeras, pero nunca ha sido utilizado como
único método de escritura. La utilización en Japón de signos ideográficos del chino permite una cierta
posibilidad de comprensión de los textos escritos por los hablantes de ambas lenguas, aunque en la lengua
hablada no se da esta posibilidad.
Hay algunas cosas más de utilización de una escritura basada en los símbolos del chino, todas son resultado de
reflexiones interesantes sobre problemas lingüísticos y fonéticos. La adaptación de la escritura china en Corea
tuvo como consecuencia la aplicación, como había ocurrido en Japón, de un tipo de escritura de una lengua
monosilábica a una lengua con abundantes inflexiones y variaciones morfológicas de sus palabras. Por este
motivo, algunos signos del chino fueron tomados como signos fonéticos y añadidos a los ideogramas para
marcar los instrumentos gramaticales. Estos complementos fonéticos se mantuvieron hasta la conquista de
Corea por Japón en 1.894.
2.3. Los sumerios.
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Los más antiguos documentos escritos han sido encontrados en las ruinas de la antigua ciudad de Uruk, actual
Warna, sobra la ribera izquierda del Éufrates. 3.000 años antes de nuestra era se inventó una escritura
pictográfica que se conserva sobre un millar de pequeños de pequeñas tablillas. Los sumerios, cuyo origen aún
se ignora, fueron los primeros en inventar una escritura, primero pictográfica y después cuneiforme. A lo
largo de la segunda mitad del tercer milenio a. C. esta escritura estaba suficientemente desarrollada como para
escribir con ella obras literarias históricas. Mil años antes de los libros más antiguos de la Biblia y mil años
antes de la Iliada y la Odisea, hubo una literatura floreciente de mitos y epopeyas. La lengua de los sumerios
no tiene nada que ver con la de sus vecinos semitas, sin embargo, el poder sumerio terminaría con la conquista
de Hammurabi (1.970 a. C.) y se produjo lo que se conoce como civilización sumeria−acadia. Los textos
acadios están escritos también en cuneiforme. La lengua sumeria no desapareció con la conquista y a
mediados de ese tercer milenio ya debieron existir numerosas escuelas en las que se enseñaba la escritura
cuneiforme. Se han conservado numerosos textos escolares de hacia el 2.500 a. C.
Los profesores sumerios habían inventado un sistema de intuición basado en una clasificación de las palabras
agrupadas según su significado destinadas a ser aprendidas de memoria por los estudiantes.
• Los acadios.
Después de que los sumerios fueran conquistados por los acadios, los profesores sumerios desarrollaron una
labor importante en la elaboración de diccionarios bilingües, son los primeros diccionarios bilingües
conocidos en la historia. Los acadios conservaron el sistema de escritura y la tradición cultural d los sumerios,
ocurrió algo semejante a lo que después de la caída del Imperio Romano ocurrió con el latín: se mantuvo una
lengua de cultura que ya no se correspondía con el poder político. El prestigio de la cultura sumeria y la
desaparición de su lengua como lengua hablada, creó la necesidad de la elaboración de los diccionarios a los
que nos acabamos de referir.
La escritura de los sumerios resultaba a veces ambigua porque había abundantes palabras muy parecidas. Para
evitar la confusión se utilizó lo que se llama escritura sintética, que consistía en una yuxtaposición de dos
signos que representaban de manera más segura la idea, así por ejemplo el signo que se utilizaba para el pan
se colocaba normalmente en el interior del signo que se utilizaba para la boca, el valor de esta yuxtaposición
de signos es semejante al uso de las claves que hemos visto en la adaptación del chino para el japonés y el
coreano.
El tipo de escritura cuneiforme utilizada por la cultura sumerio−acadia se extendió a diferentes lenguas de
oriente próximo, entre ellas el persa y el hitita. Esta escritura en su origen debió ser pictográfica, pero los
trazos cuneiformes produjeron una estilización cada vez mayor de los signos, de manera que los resultados
tienen cada vez más aspecto de ideograma.
Los signos de la escritura cuneiforme sumerio−acadia se suelen distribuir en cinco grupos:
• Signos que sirven para representar las vocales y los diptongos.
• Signos silábicos que representan secuencias consonante−vocal o vocal−consonante.
• Signos silábicos complejos que representan una vocal rodeada por dos consonantes.
• Los ideogramas.
• Determinativos colocados antes o después de la palabra y que indican la clase a la que pertenecen.
Muchos de ellos son realmente complementos fonéticos que debieron desempeñar un papel importante para
marcar las variaciones desinenciales.
• Los egipcios.
La escritura egipcia se suele caracterizar como escritura simbólica. Las palabras se realizan casi únicamente
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con la ayuda de figuras transparentes de objetos y acciones. Las primeras muestras de escritura datan también
de comienzos del tercer milenio a. C. Esta escritura se convirtió rápidamente en una escritura mixta en la que
los ideogramas o pictogramas estaban acompañados de signos que funcionaban como representaciones
fonéticas, especialmente de consonantes. Este modelo de escritura supone una forma de análisis fonológico de
la lengua. Parece que los egipcios inventaron las primeras formas para representar de alguna manera aspectos
del consonantismo de su lengua. Este fenómeno como vamos a ver es algo normal en las lenguas semíticas
que se caracterizan precisamente por tener un vocalismo muy pobre y por asignar a las consonantes las
funciones diacríticas.
Este tipo de escritura nos muestra algunas formas de análisis de las palabras. El consonantismo es visto como
el esqueleto de los términos y su representación fundamental estaría desempeñada por los ideogramas. Los
aspectos significativos de valores gramaticales vendrían desempeñados por esos otros signos fonéticos que
acompañan a la escritura simbólica.
• Los Fenicios.
Los fenicios han desempeñado un papel fundamental en la historia de la lingüística como creadores de un
alfabeto que sirvió de modelo a las escrituras posteriores, en concreto al alfabeto griego y también al árabe.
Los más antiguos restos de esta escritura son de los siglos XIII a XI a. C. Son textos grabados sobre piedra
que marcan el comienzo de la expansión política y comercial de este pueblo. Este alfabeto arcaico consta de
veintidós letras, todas ellas representan consonantes. No hay ningún trazo para los ideogramas o
determinativos o sílabas, es una escritura totalmente alfabética, aunque carezca de representación de las
vocales. Esta ausencia de signos vocálicos se explica, como ya hemos señalado, porque en las lenguas
semíticas el consonantismo es el componente fundamental de la representación léxica. La probabilidad de las
vocales es muy alta en la lengua semítica, el vocalismo como veremos después, será completado por los
griegos. El griego es una lengua indoeuropea, cuyo vocalismo es variado y forma parte esencial de la
estructura de las palabras.
La expansión de la influencia fenicia dio lugar a las diferentes versiones de este modelo de escritura, su
utilización en el norte de África, dio lugar a una escritura llamada neopúnica. Otro pueblo semita importante:
los arameos contribuyeron también a la expansión de la escritura fenicia por el oriente próximo que dio lugar
al modelo árabe, hebreo, sirio...
2.6 Los hebreos.
Es posible que las mismas necesidades que llevaron a los sumerios−acadios a la elaboración de diccionarios
hayan servido como estímulo para pueblos posteriores que se encontraban en una situación parecida. El
contacto de pueblos por lenguas distintas y culturas también distintas lo refleja La Biblia a través del conocido
episodio de la torre de Babel. Éste como otros del Antiguo Testamento es sin duda ejemplos de reflexiones
sobre el lenguaje humano. La escritura hebraica como todas las escrituras semíticas, se basaba en el
consonantismo. El problema de la escritura de las vocales se planteó en diferentes momentos de la historia del
pueblo hebreo. Hubo muchos intentos para completar la notación vocálica, pero ninguno de ellos dio
resultado. Pero la necesidad de establecer con precisión los textos sagrados fue el impulso que llevó a la
fijación de un sistema vocálico. Esta tarea fue realizada por los masoretas (masoras = tradición), sabios que
elaboraron el Antiguo Testamento tal y como se nos ha conservado. Utilizaron siete vocales y un sistema de
acentuación. El respeto al carácter sagrado de los textos trató de fijarlos de manera que no se pudieran
introducir modificaciones. En este trabajo de los masoretas hay también algunas precisiones acerca del valor
fonético de ciertas letras, para conseguir eliminar la ambigüedad recurrieron a algunos símbolos diacríticos,
así marcaron las reduplicaciones escribiendo un punto en el interior de la letra. También marcaron mediante
un punto la diferencia entre la oclusiva y la fricativa. De manera general podemos decir que estas marcas
añadidas a las letras para expresar distinciones muestran claramente un análisis fonológico de las palabras.
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• El árabe.
La escritura del árabe representa, como tantas otras, una evolución del alfabeto fenicio. El nacimiento de una
historia y una filosofía árabes estuvo condicionado sobre el papel político y religioso de El Corán, libro
sagrado de los musulmanes a partir del siglo VII. La enorme expansión del dominio musulmán, llevó consigo
la expansión de la religión del profeta y supuso de inmediato un importante desarrollo de la enseñanza de la
lengua árabe. Pensemos que El Corán no puede traducirse a otras lenguas y que los creyentes tienen que
aprender la lengua sagrada para poder leer el texto sagrado. El árabe fue pronto la única lengua oficial del
Imperio Islámico y reemplazó en gran parte del Mediterráneo a la lengua griega.
Uno de los primeros filólogos árabes fue Al−Khabil, muerto en el año 791, autor de un Tratado de Gramática
que hace de él uno de los más importantes representantes de la escuela de Bassora; se caracteriza porque
estudia el árabe del desierto, más puro que el de las ciudades. Estudió las reglas de pronunciación del árabe y
compuso el primer diccionario de esta lengua organizando las palabras según las letras del alfabeto,
empezando por las guturales y acabando por las labiales. La escuela de Bassora se oponía sobre todo a la
escuela de Kufa y bajo la influencia de Aristóteles, esta escuela subrayó la regularidad y el carácter
sistemático de las lenguas como instrumento para el discurso lógico y para la comprensión de los fenómenos
del mundo. La escuela de Kufa en cambio insistía en la diversidad de las lenguas manifestadas en las
variaciones dialectales y textuales.
BASSORA KUFA
anomalía analogía
(la variación) (lo constante)
El más famoso de los gramáticos árabes fue Si Bawih de la escuela de Bassora y es un ejemplo del interés por
una lengua extranjera (ya que él era persa) en el desarrollo de la gramática. Su Tratado de Gramática
representa la síntesis más completa de la Gramática clásica del árabe tal y como la conocemos hoy en día.
Esta Gramática define en tres partes la oración: el nombre, el verbo y el artículo. Además explica las reglas de
la sintaxis aplicada al verbo y al nombre frente al árabe del desierto estudiado por Al−Kabil. El Tratado de
Gramática de Si Bawih se funda en los ejemplos del Corán y la poesía preislámica donde deducía las normas
para el funcionamiento correcto de la lengua.
2.7 Los hindúes.
La Gramática lingüística hindú se remonta en el tiempo más allá de la lingüística griega y romana. El origen
de sus estudios lingüísticos hay que buscarlo en la necesidad de conservar los textos religiosos transmitidos
oralmente desde el periodo más antiguo de la literatura sánscrita, el periodo de los vedas (1.200 − 1.100 a. C.).
Lo mismo que ocurrió con la literatura homérica en Grecia, los cambios sufridos por la lengua hicieron
necesaria una exégesis o estudio filológico de los textos antiguos.
Aunque no sabemos cuál es la fecha de su publicación (aproximadamente entre 600 − 300 a. C.) el más
grande de los gramáticos hindúes fue Panini. Antes del final de ese milenio, este gramático había servido
como modelo para la descripción de otras lenguas de la India como las lenguas dravídicas, el tamil. Las bases
de una fonética articulada están ya completamente desarrolladas en esta obra, hará falta llegar a los fonetistas
del siglo XIX para encontrar una descripción tan precisa de la articulación de los sonidos. Los fonetistas
hindúes son, con todo derecho, los primeros fonetistas de la historia. Los ocho libros de la Gramática de
Panini representan una tradición que ellos resumen. No sabemos si su autor los escribió o los mandó escribir o
incluso, pudieron ser en un principio de tradición oral, pero lo cierto es que los grandes temas que aparecen en
esta obra se asemejan de una manera extraordinaria a lo que después veremos en la lingüística occidental.
Entre estos grandes temas comunes tenemos relaciones entre los temas y las cosas, el carácter motivado e
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inmotivado (arbitrario o convencional) de los signos. El análisis morfológico de las palabras, la organización,
la organización de los significados de forma parecida a lo que nos encontraremos en la teoría de los campos
léxicos y por último la distinción teórica entre conceptos como polisemia y homonimia.
Otra cuestión también discutida en la lingüística moderna es la relación entre las palabras y las frases o
proposiciones. En la tradición occidental se da mucha importancia a las palabras como unidades mínimas
mediante las cuales se construyen las frases y las proposiciones. En la gramática hindú se le da mucha
importancia a la frase como elemento lingüístico portador de un contenido unitario. Según este planteamiento
son los lingüistas los que descomponen la frase en elementos variados pero no los hablantes. Consecuencia de
la importancia atribuida a las frases como unidades funcionales es el concepto llamado Sandhi/hai por el que
se permitía explicar la unión fonética de todas las partes que componían las frases.
También es un elemento central en la gramática hindú el de la relación entre el modelo abstracto y sus
manifestaciones o relaciones concretas. Esta cuestión no se plantea con los términos de lengua frente a habla o
sistema / discurso que después serán muy utilizados en la lingüística moderna. El tema se plantea con la teoría
llamada Sphota. La relación de cada uno de los elementos que tiene la misma función son manifestaciones de
un sphota, manifestaciones de una unida permanente. Un sphota puede ser una palabra, una frase o un sonido.
En el dominio de la gramática en sentido estricto los lingüistas hindúes distinguían cuatro clases de palabras;
nombres, verbos (formas flexivas), preposiciones y artículos (formas invariables). Una parte importante de
esta gramática está dedicada al estudio de las reglas para la formación de las palabras en sánscrito, son reglas
muy breves con carácter de aforismos que definen las diferentes formas, mediante las cuales se construyen las
palabras.
El verbo era el centro de la proposición, las otras palabras tenían relación con él, normalmente mediante
formas casuales. En la medida en que las palabras están relacionadas con el verbo son designadas por el
término Karakas. Las diferentes karakas se clasifican según el tipo de relación que se da entre la realidad
simbolizada por el verbo y las cosas designadas por el nombre.
La Gramática de Panini es el primer tratado conocido dedicado a una lengua indoeuropea y es además la
primera obra científica redactada en una lengua indoeuropea. L. Broomfield afirmó de ella que es uno de los
más grandes monumentos de la inteligencia humana.
Tema 2. Grecia y Roma.
• GRECIA.
• Introducción: Origen y causas de la preocupación lingüística.
Podemos decir que son los griegos los iniciadores en Europa de la investigación de una serie de cuestiones
relacionadas con el lenguaje que culminará con la elaboración de más teorías gramaticales que han llegado
prácticamente hasta nuestros días. Este carácter innovador de la preocupación lingüística está en
correspondencia con el desarrollo de otra serie de cuestiones de tipo filosófico en las que también los griegos
fueron pioneros. Según Broomfield, los griegos antiguos poseyeron el don de maravillarse de cosas que otros
pueblos aceptaban sin discusión.
Los historiadores de la lingüística han tratado de poner de relieve las causas que pudieron motivar este
desarrollo de la preocupación lingüística.
• Se ha pensado por ejemplo que el contacto del mundo griego, por su situación geográfica, con una gran
variedad de pueblos, pudo impulsar la reflexión sobre el lenguaje. Ejemplos de esta posible influencia
tenemos en el Crátilo, de Platón, en el que se nos dice que algunas palabras griegas proceden de otras
lenguas.
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• También se ha querido ver un motivo para la reflexión lingüística en la gran abundancia de dialectos en el
mundo griego. Dialectos que tenían un doble origen, unos procedían del asentamiento de las regiones de
habla griega de sucesivas oleadas de invasiones, otros, se deben a la fragmentación derivada de la
configuración montañosa de gran parte del suelo griego, tanto en el continente como en las islas.
• El nacimiento de la retórica en el siglo V supuso también un fuerte impulso para la especulación lingüística.
La retórica es en sí una reflexión metalingüística, pues fue concebida desde el comienzo como un elemento
de persuasión. Esto implicó y supuso que se le diera mucha importancia a la manera de realizar los
mensajes en los discursos.
• Finalmente, también se considera que, como ocurrió con otros pueblos de la Antigüedad, la necesidad de
estudiar los textos homéricos, escritos en una lengua que ya no se hablaba, fue un impulso para el desarrollo
de los estudios filológicos.
La primera realización lingüística en Grecia, como en los demás pueblos de la Antigüedad, se desarrolló a
principios del primer milenio a. C. y consistió en la elaboración de un alfabeto. Este alfabeto fue utilizado en
la época clásica y de ahí se extendió a los diferentes dialectos en que se fragmentó la lengua griega. Tal como
lo conocemos surgió una adaptación de la escritura fenicia, la cual, según sabemos, se basaba en el
consonantismo. La lengua griega como indoeuropea tenía un vocalismo mucho más desarrollado y completó
su sistema alfabético utilizando caracteres hebreos para la representación de las vocales. La creación de la
escritura es, sin duda, el primer paso en el desarrollo de los estudios sobre las lenguas. Esto se ve muy
claramente en el griego en el que la palabra grammatikós escrito hasta Platón y Aristóteles significaba sólo la
persona que sabía de letras y la palabra grammata significaba el saber leer y escribir.
1.2. Etapas en la reflexión lingüística en Grecia.
Se suele considerar que la época aristotélica señala el final de un periodo en la historia griega. En las
inscripciones que se conservan de los filósofos presocráticos en los fragmentos más bien indirectos de sofistas
y de Sócrates y en los textos de Platón y Aristóteles, encontramos numerosas observaciones sobre el lenguaje
referidas fundamentalmente a la lengua griega pero hasta el periodo siguiente, entre los estoicos, no
encontramos los estudios lingüísticos como actividad intelectual separada de otros conocimientos. Nuestro
conocimiento de los presocráticos y de los sofistas es totalmente fragmentario. Nuestro conocimiento de
Sócrates es también indirecto, lo conocemos fundamentalmente a través de los textos de otros pensadores. Sí
tenemos un conocimiento directo del pensamiento lingüístico de Platón expresado en algunos de sus Diálogos,
fundamentalmente el de Crátilo.
La doctrina lingüística de Aristóteles la podemos extraer de varias de sus obras en las que se encuentra
dispersa, sobre todo en las de retórica y lógica. Esta dispresión de sus reflexiones sobre el lenguaje hace difícil
la aceptación uniforme de sus planteamientos que siempre se han visto envueltos en polémica.
Con los estoicos, la lingüística alcanzó un espacio propio dentro del contexto de la filosofía y las cuestiones
lingüísticas fueron tratadas expresamente en obras independientes dedicadas a diferentes aspectos del
lenguaje. Así trataron por separado la fonética, la gramática y la etimología, a la que dedicaron considerable
atención, pero fue la gramática el campo en el que su contribución tuvo más importancia.
Con la conquista de Alejandro Magno el mundo griego cambió de manera irreversible. Una variedad del
dialecto ático llamado Koiné se convirtió en la lengua oficial desplazando gradualmente al resto de los
dialectos. La educación fue fundamentada a todos los niveles. Como el griego comenzó a ser el lenguaje de la
administración, su enseñanza se convirtió por primera vez en una actividad importante que contaba con sus
propios medios técnicos. Estamos en el periodo conocido como la época helenística. En ciudades como
Pérgamo y Alejandría se establecieron universidades grecoparlantes dotadas de bibliotecas y de especialistas.
En este ambiente el desarrollo de los estudios gramaticales fue extraordinario. Se tenía una conciencia muy
clara de la separación cada vez mayor entre la lengua de la época y la lengua de la etapa clásica. Estos clásicos
fueron sometidos a estudios particulares que dieron lugar al nacimiento de la filología. La filología fue pues el
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resultado de los esfuerzos por comprender e interpretar los textos clásicos.
1.3. Dos temas polémicos.
Entre las cuestiones fundamentales de la preocupación de la lingüística de los griegos tenemos dos temas
polémicos, el primero de ellos es el que se refiere a la fundamentación del lenguaje, bien en la naturaleza, bien
en la convención. El segundo de estos temas es el que opone a los defensores de la regularidad o analogía
frente a os partidarios de la irregularidad o anomalía
1º Para tratar la primera de estas cuestiones hay que decir que efectivamente ya desde los filósofos
presocráticos y entre los sofistas, la polémica naturaleza frente a la convención estuvo presente. Este tema lo
encontramos también en varios diálogos de Platón, sobre todo en el Crátilo. El tema de este diálogo se centra
en un debate sobre el origen del lenguaje y sobre las relaciones entre los nombres y sus significados. En el
diálogo de Platón vemos tres partes claramente diferenciadas: Crátilo y Hermógenes sostienen que los
nombres so exactos aunque cada uno lo justifica de una manera diferente. Para Hermógenes son exactos por
convención, para Crátilo son exactos por naturaleza, porque se ajustan a la realidad de las cosas. Este es el
planteamiento radical que encontramos al comienzo del diálogo. Doblemente radical al afirmar que los
nombres son exactos.
La teoría convencionelista es la que desde un principio sostiene Hermógenes. No es una teoría muy elaborada
ni su defensor tiene demasiada capacidad argumentativa para defender su punto de vista. Platón le lleva a
afirmar que son exactos los nombres que cada uno ponga, posición que contradice el concepto mismo de
convención que supone acuerdo, consenso.
La teoría naturalista está representada por Crátilo, un hombre que mantiene contra viento y marea su teoría
que tiene bien asimilada. Defiende que el nombre es un duplicado de la cosa, una especie de adherencia. De
aquí se desprenden dos consecuencias epistemológicas importantes, la primera es que no podemos hablar
falsamente pues si no usamos las palabras adecuadas estaríamos hablando sin sentido pero no falsamente. En
segundo lugar los nombres nos proporcionan una información exacta sobre la realidad: conocer el nombre es
conocer la realidad. A estas dos consecuencias se opone Sócrates con toda su capacidad argumentativa.
Sócrates no tiene una propia dentro del debate que se desarrolla en el Crátilo. Se opone primero a una teoría y
luego a otra con el único fin de poner de manifiesto sus contradicciones y peligros. Al final lo que queda claro
es la intención de Sócrates de rechazar el lenguaje como medio para acceder a la realidad. Su último
argumento dice más o menos así: Si los nombres fueron puestos con conocimiento de las cosas parece claro
que el primer conocimiento de las cosas que se tuvo fue anterior a la existencia de los nombres. Por lo tanto
tenemos que admitir que podemos conocer las cosas independientemente de los nombres y, si es posible
conocerlos por los nombres y a través de ellas mismas, parece lógico pensar que es más seguro el
conocimiento directo, que no la imagen indirecta que podemos encontrar en los nombres.
Los lingüistas posteriores a Platón tomaron posiciones más definidas en esta cuestión. Aristóteles, por
ejemplo, adoptó claramente el punto de vista convencionalista. El lenguaje nace por convención pues ningún
nombre surge de la naturaleza de las cosas, incluso la onomatopeya no puede invalidar esta afirmación, pues
las formas onomatopéyicas varían de una lengua a otra y son siempre organizadas dentro del sistema
fonológico de cada lengua. Epicuro adoptó una posición más bien naturalista pues considera que las palabras
surgieron de forma natural, aunque a lo largo de la historia hayan sufrido modificaciones que las hayan
apartado de su motivación originaria.
2º La segunda controversia de la Antigüedad fue la oposición analogía/anomalía. Aparece durante un largo
periodo de tiempo pero no encontramos una exposición formal completa hasta Varrón (siglo I a. C.).
Parece claro que Aristóteles favoreció la analogía y que los estoicos consideraron que la anomalía tenía más
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peso en el lenguaje. Este debate puede parecer hoy de poca importancia pero formó parte del momento en el
que se realizó la descripción gramatical del latín y del griego y la controversia se centró acerca de la
importancia que la irregularidad tenía fundamentalmente en la lengua griega. Las regularidades que se
describen son las correspondientes a los paradigmas formales en los que todas las palabras pertenecientes a
una misma categoría estarían sometidas al mismo tipo de variación formal. Estas variaciones analógicas son
fundamentales para la descripción de la morfología de las distintas clases de palabras. Como indicó más tarde
Dionisio de Tracia, el componente morfológico de la Gramática depende en buena parte del funcionamiento
de la analogía. Este punto de vista descriptivo es el que se ha conservado hasta nuestros días.
A los anomalistas no les faltaron ejemplos para justificar su tesis. La mayoría de los paradigmas gramaticales
admiten excepciones, elementos irregulares que no pueden ser marginados en el estudio gramatical. Así por
ejemplo se puso de relieve que los géneros masculino y femenino de los pronombres se corresponden
exactamente con la realidad, incluso seres, incluso seres animados pueden ser gramaticalmente neutros.
Los estoicos pusieron especial énfasis en señalar la falta de correspondencia entre la lengua y el significado
lógico de las palabras, así, por ejemplo señalaron que palabras como ceguera tiene un significado negativo
pero lingüísticamente tienen una expresión positiva. El caso contrario lo podemos ver en la palabra inmortal,
que tiene una expresión negativa pero un significado positivo. Todo esto era para los estoicos anomalías o
incongruencias entre la palabra y las cosas.
• La Gramática.
No fue la Gramática el único tema que mereció la atención de los estudiosos griegos. También dedicaron
alguna reflexión a la etimología y a la fonética.
La etimología despertó gran entusiasmo y fue la parte estimulada por la polémica naturaleza/convención. Pues
en ambos casos nos estamos planteando el origen de las formas lingüísticas. En el Crátilo de Platón, por
ejemplo, aparece la explicación etimológica de una gran variedad de palabras. En cualquier caso la etimología
que podemos encontrar en cada época no corresponde a nuestro concepto de etimología. Se trata de explicar el
significado de las palabras y para ello se remontaban a formas más antiguas que pudieran explicar ese
significado.
La Fonética y la Fonología se desarrollaron sobre la visión unitaria de la lectura y la escritura. Las letras, los
grammatas, eran consideradas además de cómo unidades gráficas como unidades fonética. Se desarrollaron
algunas clasificaciones de las distintas maneras de articulación. Platón, por ejemplo, distinguió entre vocales y
consonantes, y, dentro de las consonantes distinguió entre las líquidas y las oclusivas, estas últimas no se
pueden pronunciar sin la ayuda de un elemento vocálico.
Por último señalar también que los estoicos reconocieron el estudio de los sonidos como una parte
diferenciada del estudio del lenguaje y distinguieron tres aspectos de la lengua escrita: su valor fonético, su
forma y el nombre con el que se la designa.
Según hemos señalado en el campo de la Gramática, donde los estudios lingüísticos en Grecia alcanzaron
mayor percepción. La mayoría de los conceptos y la mayor parte de la terminología usadas por los gramáticos
griegos es lo que seguimos utilizando hoy en día. En los estudios sobre las lenguas actuales la preocupación
gramatical se centró sobre el esquema palabra−paradigma. Este planteamiento se desarrolló en torno a tres
temas fundamentales, la identificación de palabra como unidad lingüística separable, el establecimiento de un
conjunto de clases de palabras con el fin de distinguir y clasificar los términos de la lengua y la elaboración de
las categorías gramaticales más adecuada para la descripción y el análisis morfológico de las palabras.
Platón y Aristóteles utilizaron el término Gramática pero en ningún momento fue este de elaboración
independiente dentro de su reflexión intelectual, sin embargo, en Platón, el primero que divide la oración
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griega en dos componentes fundamentales onoma y rhema que se corresponden con el elemento nominal y
verbal respectivamente.
Aristóteles conservó la distinción platónica y añadió un nuevo elemento al que llamó sýdesmoi que engloba
las conjunciones, los artículos, los pronombres, etc... Dio también una definición de palabra, comunidad
lingüística, componente de la ortografía que tiene sólo por sí misma y que no se puede dividir en más
unidades significativas. En su obra Peri Hermenias, el nombre es una formación fonética con sentido
establecido por convención, sin sentido temporal y creado de tal manera que ninguno de sus componentes
tiene sentido por sí mismo. Aristóteles en todas las definiciones va a insistir en el carácter convencional del
sentido; el verbo es una formación sonora que al concepto de sustantivo incorpora una notación temporal y
siempre es signo de aquello que se predica de otro, el verbo por lo tanto tiene dos características:
• Tiene sentido temporal que le pertenece en exclusiva.
• Tiene una función sintáctica que consiste en su función predicativa.
Fueron los estoicos los primeros que desarrollaron el estudio gramatical como conocimiento separado de otras
preocupaciones intelectuales, pero la preocupación lógica de los estoicos deriva fundamentalmente de sus
reflexiones sobre la Lógica. Los hallazgos lingüísticos responden a un desarrollo del sistema aristotélico
realizado en dos direcciones:
• Por una parte hay una ampliación del número de clases de palabras.
• Por otra parte establecieron categorías gramaticales más precisas para explicar las diferentes clases de
palabras.
Respecto a la primera cuestión distingue dentro del onoma (nombre) el nombre común y el propio e incluye
dentro de esta misma categoría al adverbio. La distinción nombre común/propio la realizaron basándose en el
sentido. El nombre propio se refiere a la cualidad individual (Rafi), el nombre común hace referencia a la
cualidad general (mesa), se trata de una justificación no morfológica, sino más bien basada en la Lógica.
Respecto a la segunda cuestión los estoicos usan la categoría de caso como un elemento que permite
caracterizar una serie de términos. El caso les permite justificar morfológicamente la separación de los
elementos nominales respecto a los elementos verbales, en cuanto al verbo usaron las categorías de tiempo y
aspecto como caracterizadoras o inherentes de toda clase.
En la etapa de Alejandría los estudios gramaticales se desarrollaron en la forma en que han sido continuados
por la tradición europea.
El campo de interés de los estudios alejandrinos es diferente del que movió a los estoicos. Los estudiosos
alejandrinos están preocupados fundamentalmente por los estudios literarios, especialmente por la necesidad
de interpretar y fijar los textos literarios de la época clásica griega. El traductor de la Gramática de Dionisio de
Tracia Techne Grammatika explica el nacimiento de la preocupación gramatical entre alejandrinos de la
siguiente forma:
La Gramática tradicional es un elemento esencial de la Filología, esta actividad era desempeñada en sus
orígenes por el gramático que era técnico de la lengua. Gramático, filólogo y crítico eran denominaciones
para una misma actividad. La gramática tradicional se constituyó como resultado y necesidad para esta
labor filológica, los motivos, ya nos hemos referido a ellos, derivan del cambio que se produjo en Grecia tras
las conquistas de Alejandro.
En este ambiente la obra de la primera gramática donde se recogen ordenada y coherentemente los más
importantes logros gramaticales de la filología latina. La Gramática de Dionisio de Tracia aunque sólo recoge
una síntesis completa de los conceptos más comunes de su tiempo, sentó las bases de todos los estudios
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gramaticales posteriores. Su concepto de filólogo aparece claramente reflejado en su concepto de Gramática:
La Gramática es el conocimiento práctico de lo dicho por los gramáticos y prosistas. Se divide en seis partes:
lectura cuidadosa, interpretación de las figuras poéticas, explicación de las palabras raras, búsqueda de la
etimología, exposición de la analogía y crítica de los poemas (parte más bella de la Gramática).
De la palabra dice que es la parte más pequeña de la oración. La oración es la combinación ordinaria de
palabras que muestran un sentido completo. Las partes de la oración son ocho: nombre, verbo, participio,
artículo, pronombre, preposición, adverbio y conjunción. El nombre es la parte declinable de la oración que
significa un objeto (piedra) o un acto (educación). el nombre puede ser común o propio. Los accidentes del
nombre son cinco:
• Género.
• Especie.
• Forma.
• Número
• Caso.
· Las especies son dos: primitivo y derivado.
· Las formas son tres: simple, compuesto y parasintético.
Según escribe Hans Arens la obra de Dionisio de Tracia no es sólo la primera Gramática sino que también es
el modelo para todas las Gramáticas posteriores. A su manera fue una Gramática normativa y representó lo
que la Antigüedad podía alcanzar en su manera de ver la lengua, lógicamente bastante esquemática.
Todos los estudiosos lingüísticos posteriores a la obra de Dionisio de Tracia fueron o bien ampliaciones o bien
comentarios de este autor. El fallo más importante de la obra de el Tracio desde el punto de vista lingüístico es
la casi total ausencia de un apartado dedicado a la sintaxis, aunque emplea el término sintaxis en su obra.
Apolonio, en su obra Díscolo, fue el que desarrolló de manera amplia en el siglo II d. C. el estudio de la
sintaxis. Esta obra fue el primer tratado sistemático de teoría sintáctica aplicado al griego. Su importancia fue
reconocida por los grandes gramáticos latinos como Prisciano que tres siglos después lo citan como la máxima
autoridad en la Gramática.
Apolonio pertenece a la escuela de Alejandría y su estudio dedica también gran importancia a las
descripciones morfológicas del griego, pero su actitud general era más mentalista y estaba más influido por
los estoicos. Como los componentes nominales y verbales de la oración fueron los primeros que delimitaron
mediante el análisis y fueron también a los que se les concedió más importancia. Apolonio constituyó su
teoría sintáctica partiendo de las relaciones que el nombre y el verbo tienen entre sí y de las relaciones que se
da entre ellos y las restantes clases de palabras. Este tipo de vista anticipa funciones y conceptos sintácticos
que no habían aparecido anteriormente pero que serán muy repetidos después. La función de objeto, el
concepto de rección o las relaciones de dependencia.
Los trabajos de Apolonio y la Gramática de El Tracio sentaron las bases de la erudición lingüística del mundo
bizantino. Esta labor fue esencial para asegurar la continuidad de los estudios clásicos y proporcionó los
textos de la época clásica de la cultura griega que después pasarían a las cortes y a las imprentas en la época
del Renacimiento.
• ROMA.
En los años que duró el dominio y hegemonía de Roma en el mundo occidental, hubo contactos lingüísticos a
todos los niveles entre los que hablaban latín y los hablantes de una gran variedad de lenguas. Todo esto
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supuso la necesidad de aprender el latín por parte de pueblos muy diversos. En la parte oriental del Imperio se
produce una especie de colonización cultural del mundo romano por parte del mundo griego. Los textos
griegos son traducidos masivamente al latín y tanto prestigio alcanzó la cultura griega que la poesía latina
abandonó sus esquemas métricos y adoptó los sistemas de versificación del griego.
Dentro de la lingüística la obra de los romanos sigue la misma línea que en otras ramas del saber con relación
a los modelos griegos. A grandes rasgos se puede decir que la lingüística romana aplica al latín el
pensamiento griego. Esta transferencia de modelos lingüísticos no resultaba muy difícil ya que ambas lenguas
tienen estructuras léxicas y morfológicas relativamente semejantes.
• Varrón.
El primer lingüista latino del que tenemos noticias escritas es Varrón. Fue una especie de humanista
interesado tanto por la agricultura como por el derecho, la historia de Roma y la lengua. Sus contemporáneos
elogiaron su obra De lingua latina de la que sólo se nos ha conservado una parte. En esta obra encontramos
ampliamente expuestos los puntos de vista de los analogistas y de los anomalistas al tratar de describir las
estructuras gramaticales del latín. Su obra aparece organizada en torno a tres núcleos temáticos: la etimología,
la morfología y la sintaxis, pero sólo se nos conservan materiales abundantes de la primera y la última.
Para Varrón el origen de la lengua partió de un número limitado de palabras básicas impuestas a la realidad
para referirse a ella. A partir de este número reducido de términos se seguirían formando nuevas palabras,
bien por modificación fonética, bien por modificación del significado. Es un proceso que según él, se produce
muy lentamente a través del tiempo. Así por ejemplo la formación duellum parte de bellum como ejemplo de
la modificación de significado, Varrón cita la palabra hostis que en un principio significaba extraño pero que
en tiempos de Varrón y en la época clásica significaba enemigo.
En el terreno de las variaciones formales de las palabras que tienen la misma raíz, Varrón repitió los
argumentos a favor y en contra de la analogía y de la anomalía dando ejemplos de una y de otra tomados de la
lengua latina. Con buen sentido reconoció que tenemos que aceptar las dos, pues tanto en la formación de las
palabras como en los significados ligados a ellas encontramos ejemplos de regularidad e irregularidad. Al
tratar el tema de la regularidad en las distintas formaciones de palabras puso de relieve un hecho que hoy no
dudamos en incluir dentro de los aspectos pragmáticos del lenguaje. Se trata de que las lenguas disponen de
un mayor número de términos para aquellas áreas que son culturalmente más importantes. Una de las
observaciones más profundas de Varrón en este contexto fue la distinción entre formación de palabras por
flexión y formación por derivación, diferenciación que no era frecuente en el mundo clásico. La flexión se
caracteriza por su generalidad. Los paradigmas son muy semejantes, los mismos para todos los hablantes, y
conocida la palabra normalmente el hablante puede deducir todas sus variaciones. A esto lo llamó Varrón la
variación natural. La derivación en cambio es más irregular y la llamó variación espontánea.
También fue Varrón original en la clasificación morfológica de las partes de la oración. Aquí se nota su
profunda comprensión de las categorías griegas pero sin limitarse a copiarlas para el latín. Para Varrón el caso
y el tiempo eran las categorías primarias que servían para diferenciar las palabras flexivas. A partir de ellas se
establece un sistema cuatripartito:
• Palabras con flexión de caso (nombres y adjetivos).
• Palabras con flexión de tiempo (verbos).
• Palabras con flexión de tiempo y caso (participios).
• Palabras sin flexión (adverbios).
Estas cuatro clases de palabras fueron explicadas más detenidamente a partir de sus funciones sintácticas y
semánticas, así los verbos significan acciones, los adverbios acompañan a los verbos, los nombres sirven para
designar cosas y los participios constituyen en instrumento my adecuado para insertar una oración dentro de
13
otra.
En el tratamiento de las categorías gramaticales vemos claramente las influencias de las doctrinas de los
estoicos que también daban un papel central al tiempo y al caso.
Con toda probabilidad Varrón fue el más original en temas lingüísticos de los escritores románticos. A partir
de él la controversia analogía/anomalía prácticamente desaparece. Para Prisciano, por ejemplo, la palabra
analogía significaba la declinación regular de las formas flexivas y el término anomalía no aparece
mencionado en su obra. Así mismo el sistema de clasificación de las palabras de la tradición latina va a
continuar. La clasificación expuesta en la obra de Dionisio de Tracia con la única peculiaridad de incluir la
interjección en el lugar que correspondería al artículo pero sin variar el número de las partes.
• Quintiliano.
En su obra Institutio Oratoria habla ampliamente de los temas relacionados con la educación y dedica un
breve espacio a la Gramática a la que considera como disciplina propedéntica necesaria para los estudios
liberales. Su tratamiento de la Gramática sigue claramente las líneas expuestas por la obra de Dionisio de
Tracia. Sugirió que se separara el valor instrumental del ablativo como séptimo caso ya que en su opinión
nada tiene que ver con los demás usos del ablativo. Posteriormente en la obra de Prisciano se rechaza esta
sugerencia porque se considera que no se puede justificar desde un punto de vista formal. Hay dos términos
que nombren estos casos: sincretismo/neutralización.
• Prisciano.
La Gramática de Prisciano (500 d. C.) consta de 18 libros y más de 1000 páginas y se puede considerar la más
representativa de la erudición latina. Durante toda la época imperial hay estudios del latín en distintas partes
del dominio de Roma, entre ellos los nombres más conocidos son Donato (siglo IV) y Prisciano (siglo V).
Aunque difieran en algunos detalles los dos siguen el mismo planteamiento teórico y en conjunto su mérito
fundamental es la aplicación de las categorías y la terminología del griego al latín.
La naturaleza y los méritos de los gramáticos latinos puede estudiarse partiendo de la obra del más
representativo de todos. Prisciano fue profesor de Gramática latina en Constantinopla durante la segunda
mitad del siglo V y su objetivo fundamental fue pasar al latín todo el conocimiento gramatical del griego. Esta
admiración por la lingüística griega sobre todo por Apolonio está presente en la forma expresa de la
Introducción a su Gramática.
La obra de Prisciano constituye una descripción sistemática del latín de la época clásica, dedica un apartado a
la pronunciación de los sonidos y a la construcción de las sílabas en el capítulo dedicado a las letras. Las letras
son para él las partes más pequeñas del lenguaje articulado y distingue, como ya hemos visto, tres aspectos: el
nombre, la pronunciación y el sonido y la figura, la representación de la letra.
En el terreno de la morfología define la palabra de los mismos términos que hemos visto en la obra de
Dionisio de Tracia como la unidad mínima de la estructura de una oración. La oración a su vez es la expresión
de un pensamiento completo. Para Prisciano, como para la mayoría de los lingüistas de la Antigüedad, el
modelo gramatical para la descripción morfológica es el de la palabra y paradigma expresando
categóricamente que las divisiones inferiores a las palabras carecen de significación lingüística.
Tras hacer un resumen de las teorías griegas sobre las partes de la oración, Prisciano adopta el sistema
establecido por Dionisio de Tracia sustituyendo, como ya sabemos, el artículo por la interjección pero
conservando el número de ocho clases de palabras. Su caracterización de cada una de las clases es de
naturaleza esencialmente morfológica, basándose en lo que él llama los accidentia (accidentes). Los 16
primeros libros de su obra están fundamentalmente dedicados a las cuestiones morfológicas y también a la
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Fonética. A la sintaxis sólo dedica los dos últimos libros.
Prisciano se dirige a lectores que conocen el griego y por eso determinados aspectos de su descripción son
aclarados con ejemplos del griego y las últimas 100 páginas de su obra están destinadas a la comparación de
estructuras sintácticas entre ambas lenguas. El latín, que es el objeto de su obra, no se hablaba en
Constantinopla. Sin embargo, era la lengua oficial del Imperio en oriente, lo que suponía que su conocimiento
era necesario en numerosos usos administrativos. La descripción morfológica de las formas flexivas la
organizó Prisciano considerando que algunas de las variantes del paradigma era la fundamental y que las
demás eran variaciones de la forma básica. Estas variaciones no eran consideradas como compuestos
morfemáticos sino como simples variaciones de sonidos o letras. La categoría de los nombres tiene como
forma fundamental el nominativo y la categoría de los verbos tiene como forma fundamental la 1ª persona del
Presente de Indicativo. Los accidentes o categorías que Prisciano utilizó para identificar las diferentes clases
de palabras y su descripción morfológica mezclan tanto formas flexivas con formas derivativas. En este
sentido sigue de nuevo los planteamientos de los gramáticos griegos pero suponen un retroceso al análisis
morfológico que vimos en Varrón. No obstante Prisciano tiene una base teórica bien fundamentada a la hora
de definir las diferentes categorías, así por ejemplo, cuando define los casos lo hace basándose en el uso que
considera prototípico de cada uno de ellos.
Los estudios medievales desarrollaron la parte más pobre de la obra de Prisciano sobre todo la Sintaxis. Se
suele considerar que precisamente por su desarrollo posterior la obra de Prisciano no es sólo el final de una
época, sino que es también el punto de partida de una nueva fase de los estudios lingüísticos.
Tema 3. La Edad Media.
1. Introducción.
El periodo comprendido entre la caída del Imperio Romano como región unitaria de civilización y
administración y la serie de acontecimientos y cambios culturales que conocemos como Renacimiento es lo
que históricamente y lingüísticamente conocemos como Edad Media. Esta fechación cronológica es una
necesidad descriptiva más que una referencia a realidades objetivamente diferenciales. La primera
caracterización que en los tiempos modernos se ha dado de esta época ha consistido en poner de relieve su
caracterización como época oscura. Esta caracterización se considera hoy un poco exagerada pues muchos de
los pueblos invasores se romanizaron rápidamente (aprendieron el latín y se cristianizaron). Sus lenguas
desaparecieron dejando algunos términos en la lengua latina y estos mismos invasores actuaron como
defensores de la cultura romana frente a nuevos invasores exteriores. No obstante es cierto que desde la caída
del Imperio Romano hasta el siglo XI, lo que se conoce como Alta Edad Media, supuso efectivamente un
retroceso respecto a lo que había sido la cultura en la época del Imperio.
Son numerosos los estudios que insisten en el conocimiento del pensamiento lingüístico medieval. Al mismo
tiempo que señalan las abundancias de textos.
A.Yllera dedica en su obra Introducción a la lingüística un capítulo (Etapas del pensamiento lingüístico
occidental) en el que insiste en que las Historias de la Lingüística anteriores a los Años 60, prácticamente
apenas se dedica unas páginas al pensamiento medieval y precisamente para poner de relieve que la Gramática
y la Lógica no deben identificarse para señalar el punto de vista equivocado en la Edad Media de identificar la
Gramática con la Filosofía. Sin embargo, en pocas épocas se concedió a los estudios gramaticales la
importancia que le otorgó la Edad Media. Asistimos a un momento histórico semejante al que hemos visto en
el periodo alejandrino. Una lengua de la cultura que progresivamente se distancia de la lengua hablada y que
exige una continua labor de explicación de los textos clásicos.
La llegada y expansión del cristianismo no produjo ningún cambio en esta situación, sino que amplió el
estudio filosófico a la exégesis de los textos sagrados. Son conocidos por sus trabajos en este campo, sobre
15
otros muchos, San Jerónimo y San Joaquín.
G. Hans y J. Niederehe tratan de explicar en su obra Alfonso X el sabio y la lingüística de su tiempo algunas
de las razones para el desconocimiento de la lingüística medieval. Desde el siglo XIX se considera que el
fundador de la lingüística románica con carácter científico es Fr. Diez. Por este motivo los estudiosos
anteriores no se consideraban interesantes para la lingüística, pues carecían del valor científico. A veces se
citaba la obra de Dante (De vulgari eloquentia) como una especie de precursor de la lingüística románica. Con
estos planteamientos a nadie se le ocurría estudiar las aportaciones lingüísticas de Alfonso X el sabio, por
ejemplo.
Se ha insistido también en que la situación del estudio de la Lingüística en la Edad Media no difiere de la
situación en la que se encontraban otros productos culturales de la época. Junto a una enorme cantidad de
textos o documentos tenemos que sólo una mínima parte de ellos han sido investigados o publicados
recientemente. En el campo de la lingüística, por ejemplo, para hacerse una idea del volumen de textos basta
comprobar que en el censo de manuscritos gramaticales aparecen unos 4.000 códices que contienen más de
7.000 tratados. De esta enorme cantidad de manuscritos las obras publicadas constituyen un número
insignificante.
2. La importancia de los estudios gramaticales.
Uno de los hechos que impulsó el desarrollo de los estudios gramaticales fue la importancia de la enseñanza
del latín, que progresivamente dejó de ser lengua materna. Esta enseñanza estaba determinada por la posición
de esta lengua en la vida cultural y administrativa. Se trataba de generalizar el conocimiento suficiente del
latín, no sólo para la liturgia, sino para que también pudiese servir como medio de expresión de los temas
culturales y en el contacto con extranjeros que fueron esenciales en una Europa que aún no tenía fronteras. No
se trataba de estudiar a los autores clásicos, sino de enseñar una lengua que poco a poco fue estableciendo sus
propias normas y su propio vocabulario adaptándolo a las situaciones del momento y procediendo mediante
una simplificación de lo que había sido el latín clásico. Casi al final de la Edad Media se va a producir una
fuerte reacción para recuperar el modelo lingüístico de los autores clásicos y eliminar de la enseñanza esa
construcción artificial que se había ido elaborando a lo largo de la Edad Media.
Un factor de enorme enseñanza fue también la estructura del sistema de enseñanza en la Edad Media. Este
sistema de enseñanza se centró en las siete artes liberales (el Trivium y el quadrivium). Formaban parte del
Trivium la Gramática, la Dialéctica y la Retórica, y del Quadrivium la Música, la Aritmética, la Geometría y
la Astronomía. Las artes del Trivium se llaman artes sermocinales.
Esta división de las artes liberales tuvo lugar ya en la época romana. La Gramática dentro de este conjunto es
el elemento básico, pues es el principio de todo saber posterior.
Este carácter didáctico de los planteamientos gramaticales nos explica otra de las características del estudio
gramatical en la Edad Media. Se trata de la enorme difusión de los Gramáticos latinos, sobre todo de Donato y
Prisciano. La obra de Prisciano constituyó el fundamento de todos los estudios rigurosos de la lengua latina.
Sus 18 libros fueron divididos en dos partes conocidos como Priscianus Maior y Priscianus Minor. El primero
de ellos constituía los primeros 16 libros de la obra original, mientras que el segundo sólo contenía dos libros
y está centrado en la Sintaxis.
También la obra de Donato fue dividida en forma completa y se le llamó Ars Maior o en forma reducida y se
le llamó Ars Minor. Dado que el pensamiento medieval recurría constantemente al principio de autoridad, la
obra de estos dos gramáticos fueron comentadas y tratadas exegéticamente como si fueran la misma Biblia.
La difusión del cristianismo fue también un factor de gran importancia en el desarrollo de los estudios
gramaticales. Los contactos con pueblos diversos motivaron desde el principio investigaciones lingüísticas de
16
carácter práctico que desembocaron entre otros hechos en la elaboración de alfabetos para lenguas que no
habían fijado su escritura. Entre los hechos más destacados que deriven de este impulso del cristianismo
podemos señalar los siguientes:
• La traducción de la Biblia por San Jerónimo, que fue acompañada de una interesante reflexión acerca de la
conveniencia de que esa traducción debía basarse en el sentido y no en la repetición de fórmulas.
• El único texto que tenemos del Gótico es una traducción del Nuevo Testamento realizada por Ulfilas en el
siglo IV.
• El alfabeto ruso actual y el de otras lenguas eslavas descienden del que en el siglo IX usaron los
evangelizadores bizantinos y que se basó en una adaptación del alfabeto griego para el resto de los eslavos
cristianizados.
• En Inglaterra Beda y Alcuino escribieron Gramáticas latinas en los siglos VII y VIII y dentro de las
gramáticas específicamente didácticas tenemos que destacar la Gramática latina y el Colloquium de Aelfric,
que fueron escritos alrededor del año 1.000 para niños de habla inglesa. Este manual para niños extrajo
todas sus reglas de las obras de Prisciano y Donato.
• Tras la conversión de Irlanda, la erudición latina floreció en los centros fundados por la Iglesia. Irlanda fue
impulsora de la civilización cristiana y los monjes irlandeses jugaron un papel fundamental en la difusión
del cristianismo y en la alfabetización del continente europeo. Pero interesa destacar fundamentalmente una
obra original del siglo VII llamada Auraicept que es una especie de tratado de Gramática poética que
recogía las formas características de los bourdos.
3. Importancia del pensamiento lingüístico medieval.
Tanto si se habla de tendencias como si se habla de etapas no hay una separación rígida ni cronológicamente
en cuanto a las preocupaciones lingüísticas. Ni, por otra parte, todos los estudios lingüísticos de la Edad
Media pueden ser incluidos en esas dos etapas o tendencias. Es normal repetir que tras la obra de Prisciano y
prácticamente hasta el siglo XIII no encontramos ningún desarrollo original de la Gramática latina. Asistimos
a una repetición de la teoría gramatical que se mantiene a través de sucesivas ediciones de las obras clásicas.
Sin embargo, todos los testimonios coinciden también en señalar que a partir del siglo XII, y sobre todo a
partir del siglo XIII, se produce un cambio fundamental. Este cambio se debe a la difusión del pensamiento
aristotélico que es integrado en primer lugar en la filosofía escolástica y que se introduce también en la teoría
gramatical dando lugar a nuevos enfoques. Una de las consecuencias más importantes de esta asimilación dl
pensamiento aristotélico es que por primera vez la Gramática va a ser considerada como ciencia. Según
Aristóteles sólo hay ciencia de lo universal. La nueva Gramática no va a centrarse en el estudio de las lenguas
en particular sino en la reflexión sobre la naturaleza de las lenguas.
La primera etapa es de carácter fundamentalmente práctico, la segunda, de carácter especulativo. La primera
etapa está enfocada esencialmente a la enseñanza, mientras que la segunda deriva directamente de la reflexión
filosófica. Los protagonistas del cambio fueron conscientes del fenómeno que se estaba produciendo como
podemos comprobarlo en un poema del francés que se titulaba La batalla de las siete Artes. Esta batalla era la
que se daba entre las artes que constituían el Trivium y el Quadrivium. La batalla del título, en concreto, es la
que se planteaba desde hacía mas de un siglo entre los partidarios del estudio de la literatura clásica, postura
predominante en las Universidades de Chartres y Orleans y los partidarios de la lógica y de la filosofía que
controlaba la enseñanza en la Universidad de París. Esta defensa de la Filosofía y de la Lógica se hacía en
detrimento de la Filología y la Retórica. Si usamos términos actuales podríamos decir que la Batalla
enfrentaba a los partidarios de la lingüística con los partidarios de la filología, para los cuales la lengua sólo
era un instrumento de análisis. El poema termina en el triunfo de la escuela de París pero pronostica que los
autores clásicos volverán y vencerán. Parece que esto es lo que ocurrió cuando en el siglo XV el Humanismo
Renacentista defiende y lleva a cabo una vuelta de los autores clásicos.
3.1. La primera etapa o tendencia.
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La primera etapa según hemos visto se caracteriza por el predominio de la corriente didáctica. Toda la
actividad lingüística está guiada por un objetivo pedagógico.
Entre las obras más significativas pertenecientes a la corriente didáctica suelen citarse las siguientes: el
Doctrinale de Alejandro de Villedieu, fue escrita alrededor del año 1.200 y consta de 2.645 hexámetros. Es un
manual estrictamente práctico y fue un libro de gran divulgación como Manual en el periodo medieval,
incluso en los últimos años de la Edad Media. La escritura en verso forma parte de una moda pedagógica de la
época. En cuanto a su contenido sigue los preceptos de la Gramática de Prisciano, pero el latín que se enseña
en esta obra era el latín simplificado propio de la Edad Media. Está más próximo a la jerga medieval que al
latín clásico. Es una especie de lengua franca.
La segunda obra en importancia por su difusión es el Graecismus del general Eberardo de Béthune escrita en
1.212. es también un manual en verso y no supone ninguna variación dentro de la corriente didáctica.
El caso más sorprendente de estudio gramatical perteneciente cronológicamente a la primera etapa es el texto
conocido como Primer Tratado Gramatical de un autor islandés y que se debió escribir en el siglo XII. Su
interés primordial fue el desarrollo de un sistema de escritura. Para ello trató de adaptar el alfabeto latino a la
escritura del islandés de su tiempo. Pone de relieve las diferencias existentes entre ambas lenguas y realiza un
análisis fonético − fonológico que, según los estudiosos, se adelanta en 800 años al de la Escuela Fonológica
de Praga.
El islandés de su tiempo tenía 36 vocales diferentes. Eran nueve vocales que podían ser a su vez largas o
breves, nasales y orales. A través de una serie de elementos diacríticos adaptó el alfabeto latino para que se
pudiera representar en la escritura todos los fonemas vocálicos del islandés. También respecto al
consonantismo introduce alguna regla ortográfica. Así por ejemplo sugirió que las consonantes largas o
geminales se escribieran con letra mayúscula y las simples se escribieran con minúscula.
Dentro de esta etapa se sitúa también la obre de Dante De vulgari eloquentia, aunque fue escrita a comienzos
del siglo XIV. Se trata de una obra que nos permite ilustrar el paso desde una mentalidad medieval hasta el
comienzo del Renacimiento. Esta obra es una buena muestra de la importancia que empiezan a adquirir las
lenguas vulgares (románicas). Se trataba de convertir a las lenguas vulgares en instrumentos capaces para
cualquier contenido lingüístico y que les permitiera equipararse a las lenguas clásicas.
3.2. Segunda etapa: La corriente especulativa.
Al final del siglo XI se produce la famosa polémica entre realistas y nominalistas en torno a la naturaleza de
las universales. Las especies según los realistas son clases de objetos de orden superior. Las noticiones
generales según los nominalistas son únicamente denominaciones de objetos particulares que tienen algo en
común. En fechas muy anteriores Boecio había afirmado que los universales existen realmente en las cosas
particulares. En esta polémica hay dos personajes que representan las posturas más extremas. El filósofo de
París Guillaume de Champeaux defendió una postura estrictamente realista, según la cual sólo las especies
tienen existencia real pues los particulares aparecen y desaparecen. La posición contraria es defendida por
Compiegne de Roscelín, el cual sostiene que sólo los individuos existen y las especies son únicamente
expresiones lingüísticas sin correspondencia con la realidad. Estamos ante una cuestión de carácter filosófico
pero también de naturaleza lingüística y que se plantea reiteradamente.
3.2.1. Jordanus Memoralius.
En la adaptación de la lingüística a los planteamientos lógicos y filosóficos, una de las primeras figuras que
tenemos que señalar es Jordanus Memoralius, el cual, discute la teoría de la Gramática y justifica su carácter
científico, lo argumenta de la siguiente forma: mediante la abstracción los elementos concretos: las palabras
pueden convertirse en universales y, por consiguiente, ser objeto de estudio científico. Aunque las palabras no
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son las mismas para todos, la manera en que se las ordena y se las comprende sí puede ser la misma para
todos. La Gramática puede ser por lo tanto estudio científico ya que se ocupa de Universales. Más adelante, a
mediados del siglo XIII veremos un desarrollo más completo de la Gramática como teoría del lenguaje.
3.2.2. Pedro Abelardo.
Intervino en la polémica sobre los universales adoptando una posición intermedia frente a las dos posturas
extremas vistas. Admite que hay palabras que designan objetos particulares y otras que designan multitud de
objetos particulares, ¿cómo surgen los conceptos ligados a las expresiones concretas? Mediante la abstracción.
Los conceptos generales se corresponden a las cualidades comunes de todas las cosas, universalia in rebus (los
universales están en las cosas). Establece una distinción entre los universales a partir de las cosas, resultado de
nuestro conocimiento y los universales anteriores a las cosas que se corresponderían con su existencia en la
mente divina. El hombre no es libre para elegir la manera en que organiza el conocimiento de la realidad, las
clases o subclases están determinadas por la propia realidad de las cosas.
3.2.3. Pedro Helías.
El papel de la filosofía escolástica consistió fundamentalmente en situar la Gramática bajo el control de la
Lógica. La Gramática pasa a ser una parte de la Filosofía y un instrumento para conocer la naturaleza y el
espíritu humano. Esta idea se fundamenta en la creencia de que hay una correspondencia entre la estructura de
las cosas y la estructura del lenguaje. Así empieza un nuevo periodo en la evolución de la Gramática conocida
con el nombre de Gramática Especulativa que se desarrolló fundamentalmente en el siglo XIII. Una de las
primeras aportaciones aunque aún no es un gramático modista es Pedro Helías, profesor de la Universidad de
París (centro de estas luchas) con su obra Summa supra Priscianum. Su aportación consiste fundamentalmente
en tratar de explicar las categorías gramaticales a partir de las categorías Aristotélicas. Su influencia fue muy
importante y, aunque no escribió propiamente una gramática, incorporó los planteamientos lógicos a la
descripción gramatical.
3.2.4. Roger Bacon.
Es necesario destacar su obra Summa Grammatica. Para este autor en las lenguas hay dos tipos de problemas
y cuestiones, unos que son particulares de cada lengua y otros que son propios de la lengua en general. Sólo
los aspectos, problemas o cuestiones comunes a todas las lenguas pueden ser objeto de estudio científico, las
otras, por el contrario, son objetos particulares y su estudio no tiene carácter científico.
3.2.5. Los modistas.
Como resultado de los desarrollos expuestos en el siglo XIII se produce una forma de análisis del lenguaje
basada en los principios de la Filosofía Escolástica. Son una serie de tratados que tienen en común lo que se
conoce como el estudio de los modos de significar (modi significandi). Aunque no todos los estudios repiten
los mismos planteamientos, y aunque hay una cierta variación a lo largo del tiempo, todos los estudios, y son
varios centenares, tienen suficientes elementos en común como para ser clasificados dentro de una misma
corriente o teoría lingüística.
La universalidad de la Gramática arranca de la convicción filosófica de que la Gramática y las reglas
gramaticales tienen su fundamento fuera de la ley. Así, por ejemplo, la clasificación de las partes de la oración
que realmente no difiere de la que era normal en las gramáticas pedagógicas, recibe una nueva justificación: la
realidad se clasifica fundamentalmente atendiendo a la permanencia y al devenir, y esta es la justificación para
distinguir el nombre del verbo. Es una justificación de tipo antológico.
La correspondencia entre la realidad, el pensamiento y el lenguaje se expresa afirmando que el modus essendi
(el modo de ser de la realidad) determina el modus intelligendi que a su vez determina el modus dicendi o
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manifestación lingüística del pensamiento. En última instancia es el modus essendi el que condiciona o
determina la naturaleza de las lenguas (modus dicendi).
Las Gramáticas de los modistas se dividen en dos partes: etimología y diasintética. Estas dos partes se
corresponden aproximadamente con el estudio de las partes del discurso y con el estudio de la sintaxis. En su
comienzo la Gramática de los modistas debió centrarse en un estudio de las partes del discurso basándose
precisamente en los modos de significar. Posteriormente se prestó más atención al estudio de la sintaxis y
parece que esta parte se convirtió en la tarea central de las Gramáticas no obstante los resultados en el estudio
de la sintaxis no fueron tan importantes como los conseguidos en el estudio de las partes del discurso. Parece
que el punto de partida teórico (los modos de significar) no fue demasiado fructífero en su aplicación al
estudio de las estructuras. A pesar de todo, se has destacado algunos hallazgos importantes en el campo de la
sintaxis. Se considera por ejemplo que las Gramáticas modistas consolidaron el uso de los términos
appossitum (opuestos). También consolidaron la distinción entre régimen y concordancia. También se dice
que en Thomas de Erfurt encontramos un claro precedente de la teoría de los constituyentes inmediatos. La
parte de la Sintaxis tal y como la encontramos en la obra de Thomas de Erfurt se subdivide a su vez en tres
partes:
• La constructio o combinación de miembros de una construcción o construibles. Toda construcción
consta únicamente de dos construibles. Uno principal y otro subordinado, así en El hombre blanco
come bien encontramos varias construcciones. El adjetivo depende del sustantivo, el verbo del sujeto,
bien depende de come.
• La cognitas o congruencia que exige la aceptabilidad semántica de los construibles así como la
concordancia y el régimen que deben existir entre ellos.
• La perfectio o perfección para que la construcción produzca un sentido completo en el ánimo del
oyente. Para que esto ocurra es necesaria la presencia de suppositum y del oppositum.
A los modistas se les suele atribuir el haber logrado una teoría coherente y definida de la estructura de la
oración usando una terminología moderna se suele decir que los modistas fueron lingüistas orientados hacia la
teoría frente a los autores de Gramática que se planteaban una finalidad práctica. Este hecho se nota de
manera clara en los ejemplos que utiliza. Son ejemplos construidos en muchos casos por los propios
gramáticos que pretendían demostrar sus planteamientos teóricos pero sin atender a la aceptabilidad o
utilización de los mismos. Así por ejemplo encontramos frases del tipo Socrates albus currit bene. Es también
una gramática con pretensiones de universalidad. Su finalidad no era describir ninguna lengua particular,
aunque naturalmente los ejemplos que usa pertenecen a la lengua latina. Otra característica es la total ausencia
de criterios formales. No hay ninguna duda de que su objetivo era crear una teoría general del lenguaje y a
pesar de sus deficiencias muestran un extraordinario rigor metodológico y fueron auténticamente innovadores
en el nivel teórico como en algún caso de la descripción práctica.
¿Cuándo termina la etapa especulativa?
Se puede afirmar que en el primer tercio del siglo XIV termina el periodo creativo de los modistas, pero su
cuerpo doctrinal se prolonga hasta el siglo XVI en el que se escribieron tratados gramaticales de este género y,
por otra parte, su influencia la encontramos en obras posteriores tan importantes como De causis linguae
latina (de Escalígero) o La Minerva (de El Brocense).
Tema 4. El Renacimiento.
• Características generales.
Según J. Tusón en su obra Aproximación a la Historia de la Lingüística, nos dice que por lo que a la
lingüística se refiere el Renacimiento se abre a mediados del siglo XV con la obra de Lorenzo Valla en 1.444
Elegantiae latinae sermonis y puede cerrarse de modo algo más tardío hacia mediados del siglo XVII con la
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Grammaire générale et raisonnée de Port Royal.
La razón para establecer un periodo tan amplio se basa en el tipo de trabajos que se llevan a cabo. Son
bastantes uniformes en su temática. Durante estos dos siglos se van a desarrollar en primer lugar Gramáticas
latinas de corte más o menos tradicional, van a aparecer en segundo lugar numerosas gramáticas sobre las
lenguas vulgares y finalmente se dará una etapa con un contenido esencialmente especulativo. En definitiva en
el Renacimiento se componen Gramáticas con una finalidad práctica tanto sobre el latín como sobre las
lenguas vulgares y se produce también una reflexión teórica sobre las causas y el fundamento del lenguaje. La
periotización que acabamos de mencionar es la que encontramos en cualquier manual de historia de la
lingüística de esta época.
Desde el punto de vista lingüístico en la época que llamamos Renacimiento se produjo también una expansión
de Europa por países distantes que dieron lugar al conocimiento de lenguas no indoeuropeas con tipos y
estructuras desconocidas e insospechadas hasta el momento.
Al mismo tiempo se concibió una mayor importancia y un mayor protagonismo al estudio de las lenguas
vernáculas, pero quizás el elemento impulsor del Renacimiento fue la expansión iniciada en Italia del estudio
del latín y del griego, no como en la Edad Media para la comunicación, sino como instrumento para conocer
la cultura clásica. Estos son en síntesis los fenómenos más característicos del Renacimiento que a
continuación desarrollamos:
• La caída de Constantinopla (1.453) supuso entre otras cosas la huida hacia Italia de un buen número de
sabios griegos que trajeron gran cantidad de textos clásicos. Sabemos también que a mediados del siglo XV
en Florencia, Cosme de Medici promovió la traducción al latín de numerosas obras griegas como los
Diálogos de Platón. Estas traducciones abrieron las puertas de un mundo desconocido anteriormente y al
mismo tiempo convirtieron al griego en lengua objeto para el estudio.
En esta vuelta de los clásicos sus obras eran leídas y apreciadas por sus propios méritos y en versiones
originales. Se puede decir que en el Renacimiento es cuando surge la idea de que el estudio de la literatura
clásica era la base de la educación liberal.
Este cambio de actitud hacia el latín y el griego tuvo sus efectos en los estudiosos de estas lenguas, pues se
hizo especial énfasis en los autores más importantes de la época clásica: Cicerón y Virgilio para la lengua
latina y se rechazó ese latín medieval más o menos degradado que sirvió como lingua franca para la
comunicación. El estudio de estas lenguas clásicas abarcó todos los niveles de las mismas, sirva como ejemplo
el estudio de Erasmo de Rotterdam sobre la correcta pronunciación del latín y del griego. Su sistema de
pronunciación del griego fue aceptado en Europa y entre sus observaciones más importantes sobre el latín
destaca la explicación de la pronunciación de la c y la g en el latín clásico que, según él, representaban
articulaciones velares en todas las cosas.
• Al estudio del griego y el latín se añade el hebreo, y un poco más tarde el estudio del árabe. Ambas lenguas,
hebreo y árabe, habían sido estudiadas en menor proporción en la Edad Media. En la Universidad de París,
hebreo y árabe se estudiaron ya en el siglo XIV y bastantes siglos antes, debido a la expansión del Islam, el
árabe fue una lengua conocida en los países mediterráneos, pero no cabe duda que en el Renacimiento se le
pone más énfasis en el hebreo que en el árabe, ya San Jerónimo había señalado la necesidad de conocer el
hebreo como medio de acceso a los textos sagrados. Este carácter religioso del hebreo lo convirtió en una
lengua que junto con el latín y al griego era lo que se llamaba homo trilinguis del Renacimiento
Se escribieron Gramáticas hebreas y se llamó la atención sobre todo acerca de las clases de palabras pues el
hebreo ofrece una tipología diferente a la que era habitual a las lenguas indoeuropeas. Todos los estudios
repiten que en el hebreo sólo hay tres clases de palabras: nombres, verbos y artículos. Las dos primeras son
declinables y la tercera es indeclinable.
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• Además del interés por las lenguas ya citadas, también las lenguas vulgares se consideraron merecedoras de
un estudio científico. Esto supone una innovación importante respecto a lo que hemos visto en la Edad
Media, época en la que apenas hay interés por el estudio de las lenguas vulgares. En la opinión de W.
Bahner en su obra La lingüística española del Siglo de Oro la explicación de este hecho se encuentra en la
nueva situación histórica que se produce tras el hundimiento del Estado Feudal. Las nuevas naciones tienen
que construir su propia unida lingüística, conseguir una lengua nacional que funcione como vehículo de
comunicación en todo el Estado. Esto supone que las nuevas lenguas tienen que imponerse en primer lugar
al frecuente uso del latín en muchos campos de la Administración, y, por otra parte, las nuevas lenguas
tienen que imponerse también a los diferentes dialectos que aspiran a ser lenguas hegemónicas.
La imprenta tuvo también una importante influencia en esta atención a las lenguas vulgares pues no sólo
contribuyó a la difusión de la cultura sino que su propio sistema de reproducción llevaba al reconocimiento de
una variedad del lenguaje como forma representativa y uniforme de la lengua.
Las traducciones de la Biblia a las diferentes lenguas fueron también un factor importante para el prestigio de
las lenguas vulgares. En la traducción de la Biblia al alemán realizada por Lutero en 1.534, parece que el
modelo de lengua que se pretende implantar es el utilizado por las clases cultas, sin embargo no siempre es
así, y hay estudiosos que reclaman la superioridad del modelo lingüístico más popular, propio de la poesía
popular, y el refranero.
Uno de los problemas que tuvieron que resolver los estudiosos de las lenguas populares fue, como ya hemos
señalado, la correspondencia entre la lengua escrita y la lengua oral. En el estudio del latín de la Edad Media
este problema apenas había tenido importancia pero las nuevas Gramáticas tuvieron que prestar atención a las
correspondencias entre el deletreo de las palabras y su pronunciación. El redescubrimiento del latín clásico
ofreció una perspectiva histórica que había estado ausente en épocas anteriores. La comparación de las
lenguas vulgares con el latín dio lugar a un cierto desarrollo del estudio diacrónico y fueron numerosas las
gramáticas que dedicaron algunas de sus partes a exponer los fenómenos más representativos de la evolución
del latín a las lenguas romances. Esto lo podemos comprobar entre otros en la Gramática Castellana de
Nebrija.
• En el Renacimiento los indoeuropeos se pusieron en contacto con lenguas no indoeuropeas y de muy
diversas familias lingüísticas. En América, por ejemplo, se escribe la primera Gramática de una lengua
amerindia (1.558), del tarascano. Después de 1.560 se escribe la Gramática del quechua. En 1.571 la
Gramática del nahuat y un poco después se escribe la Gramática del guaraní.
En el siglo XVII se publicaron también Gramáticas del persa y del japonés. Tuvo una gran importancia en el
estudio de estas lenguas extrañas por una parte la congregación de jesuitas y por otra parte el organismo
vaticano conocido como Propaganda fide. Se encontraron con lenguas extrañas que transcribieron al alfabeto
latino con el fin de poder traducir los textos religiosos. Los alfabetos usados por estos misioneros han sido
considerados muy positivamente por los lingüistas del siglo XX. Se producen adaptaciones del alfabeto para
algunas lenguas de la India y, entre otras, el vietnamita. Esta última fue realizada por Alejandro de Rhodes en
el año 1.651 y con muy ligeras modificaciones es hoy el sistema oficial de escritura en Vietnam.
Por último señalar también que ya en esta época se iniciaron los primeros estudios sobre el sánscrito y se
observó el parecido que había entre esta lengua y otras lenguas europeas como el latín y el griego.
• El estudio de lenguas vulgares.
• A. De Nebrija..
Todos los estudiosos coinciden en que Nebrija, siguiendo la mejor tradición gramatical del latín se aparta de la
escolástica. Nebrija es un gramático esencialmente descriptivo y normativo. No es filólogo ni pertenece a la
corriente especulativa. Al escribir sus obras Nebrija parte de los grandes autores de la época romana:
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Prisciano, Donato y Quintiliano. Pero en ningún caso es un mero repetidor de las teorías gramaticales clásicas,
así, por ejemplo, no comparte la definición que dio Prisciano de las personas gramaticales y, de manera
original, se dedica también al estudio de la pronunciación del latín clásico coincidiendo con otros estudiosos
que en la pronunciación de las grafías c y g era siempre una pronunciación velar oclusiva. Según Quilis esta
caracterización como sonidos velares fue expuesta por Nebrija antes que apareciera en otros estudios de la
época.
El concepto de gramática de Nebrija parte también de la tradición latina en la que la Gramática es considerada
como una especie de disciplina necesaria para alcanzar cualquier otro saber. En su obra Introductiones latinae
se pregunta: Quid est grammatica? y responde con la definición que ya es clásica: Scientia recte loquenti
recteque scribendi ex doccisimorum vivorum usu atque auctoritate collecta. (La ciencia de hablar y escribir
rectamente deducida del uso y la autoridad).
El término Gramática respondiendo a una nueva pregunta afirma que deriva de a grammatis (las letras).
La primera división de la Gramática de Nebrija sigue también a los modelos clásicos, en concreto a
Quintiliano. Distingue una parte metódica o doctrinal en la que exponen las normas que regulen el uso
correcto de las lenguas. Estas normas pertenecen a cuatro niveles distintos dando lugar a cuatro partes de la
Gramática: la ortografía, la prosodia, la etnología y la sintaxis. Además de la parte metódica o doctrinal,
distingue la parte histórica en la que se ofrecen los poetas y escritores que deben tomarse como modelos del
uso de la lengua.
El propósito de Nebrija al escribir su obra lo expone él mismo en distintas ocasiones y lo encontramos de una
manera clara en el prólogo de su Gramática Castellana. Nebrija pretende fijar la lengua sometiéndola al arte.
Con esto pretende detener la evolución o corrupción del Castellano. Según él, la lengua que se había hablado
varios siglos antes era tan diferente que parecía otra lengua. Piensa también Nebrija que las lenguas clásicas se
conservan porque habían sido sometidas a una descripción gramatical. Pensaba también que el castellano de
su época había llegado a un nivel de perfeccionamiento/desarrollo equiparable al de las lenguas clásicas. Todo
esto lo podemos considerar como motivación lingüística, pero además Nebrija es consciente de la importancia
política de la lengua. Afirmó que la lengua y el Imperio van íntimamente unidos.
La Gramática castellana de Nebrija es la primera, según la mayoría, 6y la mejor, de todas las Gramáticas de
las lenguas romances escritas en este periodo. A pesar de la influencia de los modelos latinos, Nebrija no
copia los modelos sintácticos del latín al estudiar el castellano. Así por ejemplo en su obra Introductines
latinae siguiendo a los modelos clásicos, establece ocho partes en la oración, aunque en la Gramática del
Castellano establece diez partes para la oración en el Castellano. Al ser la primera Gramática de nuestra
lengua, Nebrija se afronta al reto de tener que escribirla por primera vez.
La parte de su Gramática dedicada a la ortografía y un tratado específico de ortografía que publicó bastantes
años después, han merecido una especial atención. Empieza con Nebrija un planteamiento teórico que exige la
correspondencia entre las letras y los sonidos. Letras y sonidos son los más pequeños elementos que podemos
distinguir mediante el análisis. El planteamiento es que cada letra representa un sonido y cada sonido está
representado por una letra. Podemos decir que la casi completa regularidad de la ortografía de nuestra lengua
se fundamenta en estos primeros estudios y en sucesivos retoques que se han producido en siglos posteriores.
La división de los elementos simples en vocales y consonantes se realiza basándose en la articulación, así
distingue entre vocales, semivocales y mudas.
Nebrija fue también un precursor importante en la materia lexicográfica. Todos los diccionarios posteriores
del Castellano han usado el material recogido por él. Tengamos en cuenta que su vocabulario español−latino
recoge 20.000 términos. Además de este vocabulario escribió un diccionario latino español y algún
vocabulario específico sobre el lenguaje jurídico.
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• Fernando de Oliveira.
En Portugal, Oliveira publicó en 1.536 su Gramática de la lengua portuguesa que dedicaba una parte muy
extensa al aspecto fonético de la lengua. Según Coseriu es una obra claramente superior a la de sus
contemporáneos y a la de muchos de sus sucesores. Según él es uno de los autores más originales del
Renacimiento pues distingue claramente lo que es el sistema o esquema frente a la realización. Es una
distinción que Saussure expresaría mediante los términos lengua y habla.
2.3 Italia.
La primera Gramática italiana fue Le regale della lingua fiorentina publicada en 1.495 y atribuido a Lorenzo
El Magnífico. Posteriormente aparecen otras gramáticas de las que destacamos la publicada en 1.551 Della
lingua que si parla e si scrive a Firenze de Giambullari. El título de esta obra es especialmente representativo
del lugar que ocupa Florencia como modelo lingüístico desde la obra de Dante.
Este fenómeno ocurrirá en todos los países de Europa y consistirá en resumen en una cierta pugna entre los
diferentes modelos lingüísticos que conviven en una misma nación.
• Francia.
Aunque hay algunas gramáticas anteriores, la primera Gramática francesa escrita en francés fue la de Louis
Meigret (1.550) y fue titulada Tratte de la grammaire francaise, que se diferencia claramente de los tratados
anteriores además de por estar escrita en francés por su separación de los modelos latinos. Las historias de la
lingüística consideran a este autor como el verdadero fundador de la Gramática francesa. En 1.542 propuso
una reforma de la Ortografía que dio lugar a un vivo y prolongado debate cuyo resultado fue la ortografía
francesa actual. Una mezcla de compromisos entre los partidarios de una escritura fonética y los partidarios de
una escritura etimológica. También es normal entre los historiadores de la lingüística considerar en un lugar
destacado la obra de Petrus Ramus (Pierre Romée) que ha sido considerado como precursor de algunas de las
ideas del estructuralismo moderno y a quien algunos historiadores como J. Tusón sitúan dentro de una
corriente racionalista. Rechazó los planteamientos aristotélicos tal y como lo habían desarrollado los
escolásticos y defendió la enseñanza humanística de las lenguas y de la literatura clásica. Escribió gramáticas
del griego, del latín y del francés y expuso su teoría gramatical en una obra titulada Scholae Grammaticae.
Con el estudio de las lenguas individuales resaltó la importancia de la observación. Su Gramática de la lengua
francesa contiene uno de los tratados más antiguos sobre la pronunciación de esta lengua.
De la teoría gramatical de los clásicos conservó el número de las partes de la oración pero buscó criterios
formales para la identificación y clasificación de los mismos. El criterio formal utilizado fue la flexión de
número contrastando los nombres, pronombres, verbos y participios con todos los demás. La importancia
concedida a la flexión de número fue decisiva en su Gramática pues las demás variaciones formales habían
desaparecido.
• Inglaterra.
Durante los siglos XVI y XVII se desarrolló en Inglaterra una descripción sistemática de los sonidos del
inglés y el análisis formal de la lengua inglesa. Lo mismo que ocurrió en otros países el estudio de la Fonética
empezó a desarrollarse a partir de la aparición de la Imprenta que impulsó el estudio de las relaciones entre las
letras de las palabras y la pronunciación. De entre los estudiosos de la pronunciación inglesa destaca Holder,
que en 1.696 publicó su obra Elements of Speech. Fue un fonetista observador que realizó una descripción
exacta y precisa de los sonidos de la lengua. Estableció una teoría general de la pronunciación en la que
explicó la diferencia entre oclusivas, fricativas y líquidas como diferencias de choque entre los órganos que
intervenían en la articulación. También explicó las diferencias derivadas de los distintos grados de abertura y
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señaló otros aspectos como la intervención del abocinamiento de los labios o la elevación de la lengua.
• El pensamiento racionalista.
Las gramáticas de orientación práctica no son la única preocupación lingüística en el Renacimiento. Hacia
1.530 se puede decir que gran parte del proyecto de los humanistas ya se había cumplido. Se habían elaborado
gramáticas latinas en las que se recuperaba la pureza de la lengua clásica frente al latín decadente de la Edad
Media y, por otra parte, también se habían realizado estudios u ediciones de los principales autores del
periodo clásico, fundamento de la educación humanística. Así pues, agotados o realizados estos proyectos, los
estudios puramente lingüísticos dieron paso a preocupaciones de índole filosófica. De esta manera los
lingüistas que quisieron permanecer a la altura de las nuevas corrientes se vieron obligados a plantearse
nuevas cuestiones. La publicación en 1.540 De causis linguae latinae de Julio César Escalígero marcó un
nuevo rumbo para los estudios lingüísticos. En esta misma línea se sitúa una obra de Francisco Sánchez de las
Brozas El Brocense. Entre ellos incluye J. Tusón a Petrus Ramus. En general se puede decir que estos autores
pretenden elaborar gramáticas cuyo objetivo primordial ya no es enseñar una lengua, sino indagar en los
fundamentos de la lengua o los fundamentos del lenguaje humano. La misma palabra Gramática aparecerá
adjetivada con términos como racional, lógica, filosófica y universal. Estamos pues ante un claro cambio de
orientación. Se pretende profundizar en un conocimiento que accede con mucho los propósitos prácticos. Se
trataba de explicar, de ahí la palabra causis que aparece frecuentemente en el último fundamento de la lengua.
3.1 Julio César Escalígero.
Es conocido entre otras cosas por los conflictos con los humanistas de la época pero en la Historia de la
Lingüística es conocido por su obra De causis lingua latinae (1.540). Escalígero quería aplicar las categorías
lógicas del análisis gramatical del latín. Es considerado como el padre de toda la Gramática que va a dominar
desde 1.660 a 1.900. Su obra es polémica y representa un planteamiento filosófico que será continuado por el
Brocense, según el propio Brocense confiesa. Para Escalígero la característica específica del lenguaje es ser
articulable, es decir, se puede analizar en dos niveles: el nivel de los miembros del discurso y el de los
elementos sonoros. Aunque comparte rasgos con otros sistemas semióticos, esta doble articulación lo
diferencia de ellos. Es también consciente del carácter arbitrario del signo. Recuerda, por ejemplo, que una
cosa puede estar representada por varias palabras.
Dentro de una tradición aristotélica considera que el lenguaje es un medio para transmitir ideas: una obra así
no puede ser obra de Dios ni de la naturaleza pues si así fuera todos los pueblos del mundo tendrían la
misma lengua de la misma manera que la misma especie de pájaro tiene el mismo canto. Tampoco puede ser
obra de la razón pues en este caso el lenguaje reproduciría el orden de las cosas. El lenguaje es
esencialmente arbitrario. Escalígero rechaza la estructura sutil de los modus significandi pero admite la idea
de que toda palabra en tanto que componente del discurso aporta su propia manera de enfocar la realidad.
La palabra causa en el título (causis) tiene un sentido múltiple, pues hay causas siguiendo a Aristóteles,
materiales, formales, etc...
En un sentido más preciso las causas del latín son las reglas racionalmente justificadas que explicarían de una
manera científica la naturaleza de esa lengua. Su Gramática es, por consiguiente, una gramática razonada que
prepara la obra de las Gramáticas de Port Royal.
Algunos filósofos del lenguaje ocupan diferentes teorías sobre el mismo como teorías del lenguaje como
espejo. Ésta es sin duda la división de los modistas para los cuales el lenguaje reflejaba la realidad. Escalígero
pone especial énfasis en la ausencia de correspondencia entre las palabras y las cosas.
3.2. El Brocense.
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Para J. Tusón, Minerva sine causis linguae latinae (1.587) no es una obra completamente original, como a
veces se ha dicho, ni el Brocense es el más excelso de los gramáticos del Renacimiento. No obstante,
podemos considerarlo como un buen representante de la orientación teórica y como un logro de los mejores
dentro de esa orientación. En esta obra está clara la influencia de Escalígero y también es evidente su
influencia en obras posteriores como la Gramática de Port Royal y el Hermes del inglés Harris. La Minerva es
una obra que manifiesta explícitamente el rechazo de las Gramáticas prácticas que su autor considera carentes
de fundamento y dogmatismo. El Brocense no admite más autoridad que la luz de la razón. La razón
fundamental es el uso lingüístico que no es arbitrario.
• Propósito.
En la dedicatoria el Brocense nos muestra el propósito que orienta su trabajo. Es una dedicatoria a la
Universidad de Salamanca en la que se lamenta de que la enseñanza de la lengua latina en la Universidad
carezca del rigor necesario, y aunque reconoce el esfuerzo de Nebrija para mejorar la enseñanza, se ofrece a sí
mismo como continuador de esta tarea.
• Obra polémica.
Es una obra escrita en tono apasionado que despierta polémica, aunque él mismo reconoce que no es el
primero en plantearse estas cuestiones. Rechaza expresamente el criterio de autoridad que se expresaba en la
forma de ipse dixit. El principio de razón se alza permanentemente contra el principio de autoridad. El mismo
nombre de su obra manifiesta el culto a la inteligencia y a la claridad conceptual. Cuando reúne ejemplos
afirma que lo hace de mala gana para ciertos impertinentes que piden constantemente los testimonios de los
maestros.
El Brocense afirma que, según Quintiliano, la lengua consta de razón, autoridad, antigüedad y uso. Así pues
Quintiliano no excluye la razón como fundamento de la Gramática aunque algunos, como Lorenzo Valla y
otros gramáticos intentaran demostrar lo contrario. El uso no debe cambiarse sin la razón, pues si esto ocurre
es más bien abuso, la autoridad se fundamentó en el uso y si se aleja del uso ya no es autoridad, pues el asunto
del que tratamos se ha de justificar en primer lugar por la razón, después por los testimonios y el uso. Nadie se
sorprende, dice el Brocense, si no seguimos a los grandes maestros, pues por mucha autoridad que tengan
nada prueban si no lo justifican con la razón. Los gramáticos no son los creadores de la lengua, sólo sus
guardianes.
• Autonomía de la Gramática.
Para mí el perfecto gramático es aquel que en los que en los libros de Virgilio y Cicerón atiende qué
palabras son nombres o qué palabras son verbos, aunque no entienda lo que significa. Los poetas y oradores
tratan muy diferentes temas, pero no por esto son gramáticos sino que en la medida en que hables de
Astronomía, por ejemplo, serán astrónomos y si hablan de Historia serán historiadores, pero no gramáticos.
• Objeto.
Algunos dividen la Gramática en letra, sílaba, palabra y oración. O lo que es lo mismo, añade el Brocense, en
Ortografía, Prosodia, Etimología y Sintaxis, como estudio de la oración, es el objeto fundamental de la
Gramática, no una parte de ella.
• Partes de la oración.
Siendo la oración el objeto de la Gramática, debemos examinar de qué elementos consta, de manera que no
haya nada que no pueda enunciarse por medio de una oración. Estos tres elementos son: nombre, verbos y
partículas. La interjección no es parte de la oración. Lo que es natural lo mismo en todas, los gemidos y los
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signos de alegría son los mismos en todo, luego si son naturales, no son partes de la oración pues, siguiendo
a Aristóteles, las partes de la oración deben existir por convención. Asimismo los pronombres no son partes
de la oración por razones evidentes: no hay ninguna definición de pronombres que nos permita diferenciarlo
del nombre. Respecto a los que dicen que el pronombre se pone en lugar del nombre, ¿Cómo es posible si
normalmente los usamos para nombrar precisamente aquellas cosas que no tienen nombre?. Llamamos hoc,
illiud (esto, aquello) a muchas cosas cuyo nombre desconocemos. No cabe duda de que el pronombre es
anterior al nombre. Se equivocan muchísimo quienes enseñan que el pronombre podía colocarse en lugar del
nombre propio. Así pues, los pronombres serían más correctamente los protonombre o primeros nombres.
f) El nombre es aquello que tiene caso. Esta es la única definición válida según la expuso ya Escalígero. Esas
otras definiciones que dicen que es nombre aquello que significa un cuerpo o una cosa, no son adecuadas
pues, un cuerpo también es una cosa y esta definición también sería válida para el pronombre. En todos los
nombre la naturaleza estableció seis partes:
La primera es aquella a la que se le dio el nombre de caso recto o nominativo.
Las demás son, como pensaba Aristóteles, casos del nombre. Los seis casos del nombre son así por la propia
naturaleza de las cosas. Por este motivo tenemos que pensar que también en griego debió existir el caso
ablativo. En cuanto al género del nombre solamente tenemos dos: masculino frente a femenino pues el neutro
no es género sino ausencia de genero. Los adjetivos en cambio no tienen género sólo terminaciones para el
género.
Verbo es la voz que tiene número, persona y tiempo y añade: Esta definición es verdadera y perfecta, todas
las demás gramáticas son necias y tampoco Aristóteles o quién quiera que escribió el Perihermeneias definió
adecuadamente el verbo cuando dijo que el verbo es una voz significativa por convención (vebum est vox
significtiva al placitum).
Respecto a las clases de verbos afirma que la Filosofía, es decir, la recta e incorruptible razón, no distingue
término medio entre hacer una cosa y sufrir, todo es acción o pasión. Así pues, no hay ningún verbo neutro ni
puede existir por naturaleza. Todos los verbos son o activos o pasivos, se ha de entender que todos los activos
hacer recaer la acción sobre varios acusativos como el facere verba, facere fidem... o en uno sólo, en el suyo
como el vivere vitam, mori mortem. Esto últimos pueden llevar otro acusativo pro traslación como el virit
pecunias.
Como todo es acción o pasión y no existe ningún término medio que pueda llamarse neutro es por lo que
rechazamos la existencia de verbos neutro con los que los gramáticos quieren designar alguno que no está en
la naturaleza de las cosas.
h)Sobre Sintaxis afirma lo siguiente: hemos dicho que la construcción se divide en concordancia y rección.
La concordancia es triple, entre el adjetivo y el sustantivo, entre el sujeto y el verbo y entre el relativo y el
antecedente. El adjetivo y el sustantivo concuerdan únicamente en número y caso pero no en género pues los
adjetivos no tienen género. La concordancia del nombre y del verbo se da solamente en el número.
i) Se ha hecho especial énfasis en la lingüística actual en señalar la obra de El Brocense como uno de los
precedentes más claros de la corriente generativa. Se ha dicho que la Minerva sive de causis linguae latinae es
el verdadero antecedente de la obra de Chomsky, Aspectos de la teoría de la Sintaxis. Esta relación se ha
establecido basándose en el carácter autónomo que el Brocense atribuye a la Gramática y en la consideración
de una serie de hechos lingüísticos como hechos universales todo esto se asemeja a los universales lingüísticos
que van a plantear los generativitas.
Tema 5. La lingüística racionalista. La Gramática de Port−Royal.
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• Hacia Port−Royal.
Según Malmberg, en su obra Histoire de la linguistique. De Sumer a Saussure, dos eclesiásticos, Tomasso
Campanella y Juan Caramuel, italiano y español respectivamente, cuentan entre los más importantes
precursores de Port−Royal. La Grammatica philosophica de Campanella pretende establecer la Gramática
consciente, no como técnica o habilidad. La Gramática como Ars instrumentales entra, según él, en un grupo
junto con la Lógica, la Retórica y la Poética que no son artes mecánicas sino especulativas. La primera
depende de la autoridad y del uso. Las otras son filosóficas y dependen de la razón. Para justificar su teoría,
Campanella cita un gran número de lenguas clásicas y modernas, e incluso algunas orientales. La primera
parte de sula primera parte de su libro philosophia racionalis partes quinque está dedicada a las partes del
discurso que él define términos semánticos. Afirma que la Gramática se interesa por el modo de significar y
no por la cosa significada. La segunda parte del discurso. En su opinión los verbos son derivados de los
nombres. Nombres y verbos son las dos clases de palabras primarias.
Juan Caramuel estudió Chino y el estudio de esta lengua debió contribuir a su formación lingüística y a su
formación cualificación para escribir una Gramática especulativa que él llamó Grammatica audaz. Para él, la
gramática especulativa es más noble y más excelente que la gramática inmediata, pues contiene las ideas
abstractas que presentan las normas para todas las naciones y para todas las lenguas. Según él mismo confiesa,
su gramática sigue a Campanella y a Escalígero y también reconoce la aportación de los modos de significar
de la Edad Media. Su obra consta de tres partes que llamó metódica, métrica y crítica. La primera se ocupa de
las categorías teóricas de la Gramática, la tercera trata de los fundamentos gramaticales basándose en la
Lógica, la Filosofía y la Teología.
Es Juan Villar, autor de la obra Arte de la lengua española otro gramático contemporáneo de Caramuel, es
situado en este contexto de transición dentro de la lingüística racionalista. Con su obra pretende aplicar al
estudio del castellano los fundamentos racionalistas que el Brocense había utilizado para el estudio de la
lengua latina.
La influencia de la Filosofía racionalista en esta corriente lingüística parece evidente aún cuando muchos no
admiten que hubiera una influencia directa de Descartes pero, se afirma que del mismo modo que la actitud
empírica impulsó al estudio de la Fonética y de las lenguas particulares, el movimiento racionalista impulsó
aunque sea indirectamente el desarrollo de las Gramáticas filosóficas especialmente las escritas en las escuelas
francesas de Port−Royal. En alguna medida, estas gramáticas racionalistas son las sucesoras de las gramáticas
escolásticas medievales, pro frente a los escolásticos los racionalistas colocaron la razón por encima de
cualquier autoridad y se esforzaron en descubrir la unidad de la Gramática profunda, los presupuestos de las
diferentes gramáticas en su función de transmisoras del pensamiento.
Este pensamiento racionalista precisamente por alejarse de la experiencia impulsó el desarrollo de Gramáticas
alejadas de la observación y basadas precisamente en la Filosofía y la Lógica. Al no basarse en las lenguas
particulares se inicia un tipo de gramática que se cultivará hasta final del siglo XVIII y que se conoce como
Gramática General.
• La Grammaire genérale il raisoneé de Port Royal.
En este contexto se publica la Gramática de Port−Royal (1.660). La caracterización de Gramática General es
una denominación que se generaliza a partir de ahora y que trata de oponer este tipo de gramática a los
estudios particulares de las lenguas llamadas Artes. El calificativo de razonada trataba de explicar la búsqueda
de la regularidad que corresponde a la razón, así como el estudio de los mecanismos mentales que, siendo los
mismos en todos los hombres darían lugar a una semejanza entre todas las lenguas. La Gramática de
Port−Royal parte de la existencia de un pensamiento organizado con anterioridad a sui manifestación `por
medio del lenguaje. Progresivamente la relación entre pensamiento y lenguaje empieza a ser considerada más
estrecha de manera que al final del siglo XVIII se hable de interdependencia entre las palabras y las ideas.
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La Gramática es el arte de hablar. Hablar es explicar los pensamientos por medio de signos que el hombre ha
inventado con ese objeto. La forma más cómoda de representar ese pensamiento eran los sonidos y las voces
pero como estos signos desaparecían rápidamente se han inventado otros para hacerlos duraderos que son: los
grammatas (las letras). Así pues podemos considerar en los signos dos cosas: lo que son por su naturaleza en
cuanto a sonidos y caracteres y su significación, la manera en que los hombres se sirven de ellos para expresar
sus pensamientos.
La palabra es también algo espiritual, lo que la conviert6e en una de las mayores ventajas de los hombres
sobre los animales y constituye también una de las más importantes manifestaciones de la razón. Se trata del
uso que hacemos de ellas para expresar los pensamientos. De esa maravillosa capacidad que nos permite
componer a partir de 25 ó 30 sonidos un número prácticamente infinito de palabras que, aunque no tienen
nada en común con lo que pasa en nuestra mente, tienen la capacidad de descubrir a los demás ese secreto de
nuestros pensamientos. Así pues podemos definir las palabras como sonidos distintos y articulados que los
hombres han convertido en signos para significar sus pensamientos. Por este motivo no se puede comprender
bien la variedad de formas de significación que se contienen en las palabras si no entendemos previamente lo
que pasa en el pensamiento puesto que la palabra fue inventada para manifestar lo que ocurre en nuestra
mente. Todos los filósofos enseñan que hay tres operaciones del espíritu: concebir, juzgar y razonar. Concebir
no es otra cosa que una simple mirada del espíritu sobre las cosa, sea en un marco puramente intelectual como
cuando hablamos del ser, la duración, etc... sea en un marco puramente físico como cuando hablamos de
cuadrado, círculo, caballo, etc Juzgar es afirmar que algo que concebimos es así o no es así. Después de haber
concebido lo que es Tierra y redondez, afirmamos que la Tierra es redonda. Razonar es servirse de dos más
juicios para hacer un tercero. Juicio, como ya sabemos, consta de sujeto y de predicado y se llama
proposición.
De todo esto se deduce que puesto que el hombre ha necesitado de los signos para señalar lo que sucede en su
espíritu será necesario que la distinción de las palabras sea que unas signifiquen los objetos del pensamiento y
otras las formas y maneras del pensamiento. Las palabras del primer tipo son las llamadas nombres, artículos,
pronombres, participios, preposiciones y adverbios; Las segundas son los verbos, conjunciones e
interjecciones.
Los objetos del pensamiento son las cosas como la Tierra, el Sol, y generalmente las llamamos sustantivas.
También son objetos del pensamiento las maneras de las cosas como rojo, duro, sabio, que llamamos
accidentes. Las sustancias existen por sí mismas, los accidentes no. Las palabras que significan sustancias han
sido llamadas nombres sustantivos, las que significan accidentes, nombres adjetivos pero no para aquí,
encontramos que no nos fijamos tanto en la significación como en el modo de significar y llamamos
sustantivos a todos los que subsisten por sí mismos aunque signifiquen accidentes y llamamos adjetivos a
todos los que por su modo de significar son añadidos a un nombre aunque signifiquen sustancias.
Nombres propios / nombres comunes.
Tenemos dos clases de ideas, unas para representar las cosas singulares, como la idea que cada persona tiene
de su padre, madre, perro,... Otras que nos representan muchas semejantes a las que esta idea puede convenir
como la idea que tenemos de hombre o de caballo. Las personas han necesitado distintos nombres para estos
dos tipos de ideas y han llamado nombres propios a los que se aplican a las cosas singulares como el nombre
de Sócrates que conviene a un determinado filósofo o el nombre de París que conviene a una determinada
ciudad. Frente a ellos las nombres apelativos o generales significan las ideas comunes como la palabra
hombre que conviene a todos los hombres en general.
La función del artículo en general es determinar la significación de los nombres comunes pero es difícil
señalar en qué consiste esa determinación porque no es uniforme todas las veces. Así con el artículo le nos
podemos referir a la especie en toda su extensión o a uno o varias individuos determinativos por la
circunstancia del discurso. El artículo lógicamente, no debería oponerse a los nombres propios porque como
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significa algo singular y determinado no tiene necesidad de la determinación del artículo pero como el uso no
siempre coincide con la razón a veces lo lleva.
Como los hombres se ven obligados a menudo a hablar de los mismos casos en un mismo discurso y no han
creído oportuno repetir siempre los mismos nombres, han inventado ciertas palabras que se ponen en lugar de
ellos y por eso se llaman pronombres. En primer lugar han reconocido que era inútil y de mal gusto nombrarse
a sí mismo e introdujeron el pronombre de primera persona para ponerlo en lugar del que habla. Para no verse
obligados a nombrar a aquel a quien hablan lo hicieron con una palabra que se llama pronombre de segunda
persona. Para no repetir los nombres de las personas o cosas de las que se habla inventaron los pronombres de
tercera persona entre los cuales algunos señalan como con el dedo la cosa de la que hablan y pro eso se llaman
demostrativos.
La segunda característica del relativo es que la proposición en la que entra puede formar parte del sujeto o del
atributo de otra proposición. Toda proposición tiene sujeto y atributo. Este último es lo que se afirma del
sujeto. En ocasiones estos atributos y sujetos están compuestos de varios términos y contienen, al menos
preposiciones. Así Dios invisible ha creado el mundo visible podría equivaler a Dios que es invisible ha
creado el mundo que es visible. Así pues, según hemos afirmado, el relativo hace que una proposición pueda
formar parte del sujeto de otro. También tenemos que señalar que cuando se ponen juntos dos nombres en
aposición sobre todo si el segundo es un adjetivo o un participio ( urbs Roma, Demi Sanctris) estas
construcciones encierran también el relativo y se pueden expresar por medio de las proposiciones (urbs quae
dicitur Roma, Deus qui est sanctus, canis quo currit).
El verbo es una palabra cuya función principal es significara la afirmación, es decir, el verbo indica que
estamos no solo concibiendo la realidad sino expresando un juicio sobre la realidad, para Port− Royal, el
verbo único es el verbo ser y todos los demás verbos suponen la unión del verbo ser con un atributo. Así en
español Pedro vive = Pedro es viviente. Al hablar de los tipos de verbo afirma que son propiamente activos
aquellos que significan una acción a la que se opone una pasión: golpear / ser golpeado. En muchas lenguas se
utiliza la misma palabra con formas diferentes para expresar la acción y la pasión. En las lenguas vulgares de
Europa no hay esta voz pasiva y se utiliza un participio unido al verbo ser. Frente a los dos tipos anteriores
tenemos los verbos neutros ( aquellos en los que la acción no pasa del verbo).
2.La lingüística racionalista en Inglaterra.
1.Durante el s. XVII se producen renovaciones interesantes en el estudio de la Gramática inglesa. Algunos
gramáticos influidos por Port−Poyal establecen también dos grandes grupos de palabras según nombren
objetos del pensamiento o modos del pensamiento. En el último grupo tenemos el verbo, la conjunción y la
interjección. Este punto de vista fue aplicado por el autor / es de una gramática atribuida a J. Brigtlan, aunque
la sistematización no está completa. De manera más radical Wilkins y Cooper distinguieron también dos
clases fundamentales de palabras desde una perspectiva semántica. Las llamaron las integrales y las partículas.
Wilkins pensó que su sistema podría tener una aplicación universal. Los integrales son las palabras que tienen
significado propio mientras que las partículas sólo significan relacionando o modificando el significado con
los integrales. En la sistematización de Wilkins, que es la más completa y elaborada, los verbos no constituyen
una clases separada, forman grupos con los adjetivos pues parte también de un verbo único: ser. Este análisis,
como vemos, es muy semejante al de Port−Royal. Las partículas se subdividen en esenciales ( to be) y
ocasionales, a este último grupo pertenecen los artículos, las preposiciones, etc...
2.Más importancia tiene Janes Harris con su obra Hermes (or A philosophical enquing concerning languaje
and universal grammer) que fue publicada en 1754 y que es el representante más destacado de una teoría
universal de la Gramática en el s. XVIII en Inglaterra. Como todos los universalistas, Harris tuvo que
distinguir entre las estructuras individuales de las lenguas concretas y aquellos principios que son esenciales a
todos las lenguas. En su teoría del significado sigue muy de cerca los planteamientos aristotélicos pues las
palabras están ligadas a aquello que designan por medio de la convención. La lengua en su conjunto es un
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sistema de signos articulados que significan por convención.
Para él, las dos unidades comunes a todas las lenguas son la palabra y la oración. La oración es una cadena
fónica compuesta de partes que también tienen significado por sí mismas aunque es un compuesto de
elementos fónicos. La Gramática de cualquier lengua necesita según Harris dos fundamentales: Los nombre o
sustantivos en los que se incluyen los pronombres que significan sustancia y los verbos y adjetivos que
significan atributos. Esta clasificación recoge la que hacía Aristóteles entre el onómato y el rema. (sujeto y
predicado). Además de los fundamentales en las lenguas hay unos elementos accesorios que carecen de
significado independiente y que pueden identificarse con las partículas aristotélicas. Dentro de estos
elementos accesorios distingue los definitivos o definidores entre las cuales el más importante es el artículo y
las conjunciones o proposiciones. La diferencia fundamental es que los definidores van con un solo elemento
mientras que las conjunciones van con dos elementos.
La interjección era un elemento independiente y no llegaba a constituir parte de la oración como las demás.
Harris fue consciente de las diferencias superficiales que existen entre las diferentes lenguas y consideró que
una misma función podía expresarse de diferentes maneras. En concreto consideró que la función de los casos
en latín era desempeñada en inglés por medio de preposiciones. En su teoría del significado Harris consideró
que las palabras principales fundamentales, las que tienen significado independiente, simbolizaban de manera
inmediata, las ideas generales y solo indirectamente a través de ellas simbolizaban las ideas particulares.
Frente a la corriente empirista características del mundo ingles, defendió la existencia de las ideas innatas y
consideró que estas ideas lo mismo que las palabras que la representan solo pudieron surgir por la
intervención de Dios.
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