50 estructura, distribucion y estado actual de las comunidades

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ESTRUCTURA, DISTRIBUCION Y ESTADO ACTUAL DE LAS COMUNIDADES
CORALINAS DE LA ENSENADA DE EL RODADERO, CARIBE COLOMBIANO
Liliana López P1. , María del Mar Rendón O1., Juan M. Díaz M2., Juan J. A. Laverde-Castillo3
RESUMEN
En el marco de un programa de monitoreo de los arrecifes coralinos del Caribe colombiano, durante el
primer semestre de 1998 se estudió la extensión, distribución y estado de salud de las comunidades
coralinas existentes en la ensenada de El Rodadero. Se recorrió la línea de costa, de 0 a 10 m, entre
Punta Gaira y Punta Gloria, y se determinó la presencia de formaciones coralinas conspicuas en los
sectores de Punta Gaira-Playa Blanca, Punta Inca Inca-Burucuca, El Acuario y El Morro. En cada
sector se estableció un a zona de 400m 2 dentro de la cual se estimaron los porcentajes de cobertura
estimando las relaciones entre coral vivo-coral muerto, sustratos y otros organismos sésiles para
determinar la estructura de estas formaciones; y se valoró con una escala de 0 a IV la salud de las
comunidades coralinas. Los muestreos de 0 a 5 m de profundidad se realizaron a pulmón libre y de 5
a 10 m con equipo de buceo autónomo SCUBA. Se hallaron 15 escleractinios y un milleporino. Las
especies con mayor cobertura fueron Colpophyllia natans, Montastraea cavernosa, Millepora
complanata y Diploria strigosa, con valores relativos de 23%, 20%, 15% y 12% respectivamente. M.
cavernosa, D. strigosa y Meandrina meandrites tuvieron la mayor frecuencia de aparición. De acuerdo
a la distribución con respecto a la profundidad, sustrato, oleaje y dominancia se determinaron tres
tipos de formaciones: 1. Millepora-Palythoa, parte somera de 1 a 5m sobre sustrato rocoso y expuesto
al oleaje; 2. Mixta, de 5 a 10 m de profundidad con cabezas aisladas, sin exposición al oleaje y
rodeadas de sustrato arenoso; 3. Acropora cervicornis, parche aislado en el sector de Inca a 7m de
profundidad. Las comunidades coralinas estudiadas presentan, en promedio, un 60% de coral muerto
y un 40% de coral vivo. Las especies que las conforman son resistentes al deterioro ambiental
presente en la zona (exceptuando Acropora cervicornis) y son remanentes de las encontradas en los
otros sectores del área de Santa Marta.
ABSTRACT
Framed by a program monitoring coral reefs of the Colombian Caribbean, during the first semester of
1998 the extension, distribution and health of the coral communities of the El Rodadero cove were
studied. The cost line was covered for depths from 0 to 10-m, between Punta Gaira and Punta Gloria,
and the presence of conspicuous coral formations in sectors determined as Punta Gaira – Playa
Blanca, Punta Inca Inca – Burucuca, El Acuario and El Morro was assessed. Each sector was
established a 400 square meter zone where covering percentages were determined assessing
relationships between live and death coral, substrates and other sessile organisms to determine the
structure of this formations; and with a scale from I to IV the health of the coral communities was rated.
Sampling of depths from 0 to 5-m was conducted by free lung diving and from 5 to 10-m SCUBA diving
equipment was used. There were found 15 scleractinians and one hydrocoral. The species with a
greater coverage were Colpophyllia natans, Montastrea cavernosa, Millepora complanata and Diplora
strigosa with relative values of 23%, 20%, 15% and 12% respectively. M. cavernosa, D. strigosa and
Meandrina meandrites had the most frequently appearance. Accordingly with the distribution regarding
depth, substrate, rush of waves and dominance, three types of formations were determined: 1.
Millepora - Palythoa, shallow waters from 1 to 5-m over a stony substrate and exposed to rush of
waves; 2. Mixed, from 5 to 10-m of depth with isolated heads, without exposition to rush of waves and
surrounded by sandy substrate; 3. Acropora cervicornis, an isolated patch in Inca Inca at 7-m of depth.
The coral communities studied have a 60% average of death coral and a 40% of live coral. The
species that conform such communities are resistant to the environmental deterioration present in the
area (excluding Acropora cervicornis) and are remains of the communities found in other sectors of the
Santa Marta area.
INTRODUCCION
1
Estudiantes de décimo semestre Facultad de Biología Marina/Universidad Jorge Tadeo Lozano
Dr. Rec. Nat. – INVEMAR A. A. 1016, Santa Marta. E-mail; [email protected].
3 Biólogo Marino – Universidad Jorge Tadeo Lozano sede Santa Marta, Cra. 2 Nº 11-68 Rodadero - Santa Marta.
E-mail: [email protected] / Subject: Mensaje para Profesor Juan J. A. Laverde-Castillo. Telefax:
4229334/4227928.
2
Las comunidades coralinas constituyen uno de los ecosistemas biológicamente más diversos
y complejos del planeta, pero a la vez uno de los más frágiles. Los requerimientos
ambientales para su desarrollo son muy específicos y fácilmente alterables por las diversas
actividades antrópicas en la zona costera. La elevada sedimentación, la reducción de la
transparencia del agua, el aumento de la temperatura del agua y de la concentración de
nutrientes, modificaciones en la naturaleza del sustrato y el desbalance ecológico causado
por la sobrepesca son algunas de las variables que controlan el desarrollo coralino y que
resultan más comúnmente intervenidas por las actividades humanas, además de los daños
físicos directos e indirectos sobre las colonias coralinas (Díaz et al., 1995).
La región de Santa Marta y del Parque Nacional Natural Tayrona (Fig.1) está caracterizada
por una costa predominantemente rocosa, en la que se alternan una serie de bahías y
ensenadas relativamente protegidas con acantilados y cabos expuestos al continuo embate
de las olas. A lo largo de esta costa, especialmente en el interior de las bahías, se
desarrollan formaciones coralinas franjeantes y arrecifes de parche distribuidos en mosaico
junto con praderas de pastos marinos y de algas, llanuras arenosas y fondos rocosos (Díaz,
1990). El desarrollo coralino y la cantidad de especies de corales alcanzan un máximo en la
zona central de esta región, constituida por las bahías de Concha, Gairaca, Chengue y
Nenguange, mientras que en las partes periféricas, tanto hacia el este como hacia el
sudoeste, los arrecifes son menos desarrollados y el número de especies de coral disminuye
gradualmente debido a la influencia de los aportes de aguas continentales cargadas con
sedimentos y nutrientes y a la reducida disponibilidad de sustrato adecuado (Garzón y Cano,
1991; Garzón y Díaz, en prensa).
Figura 1. Area de estudio Ensenada de El Rodadero y formaciones coralinas encontradas.
La ensenada de El Rodadero se encuentra en el extremo suroeste de esta región, y, a pesar
de que las condiciones para el desarrollo coralino pueden considerarse subóptimas debido a
la influencia estacional de aguas continentales provenientes del río Gaira y de la Ciénaga
Grande de Santa Marta (Blanco et al., 1994), y que desde hace más de 40 años la ensenada
de El Rodadero ha sido escenario de un acelerado y desordenado desarrollo urbano y
turístico, que implica una diversidad de impactos directos e indirectos en el medio marino
(pesca, actividades náuticas, dragados, vertimiento de aguas negras sin tratamiento,
basuras, etc.), algunas formaciones coralinas se encuentran dispersas en el sector norte de
la ensenada. No obstante, a pesar de que desde hace casi 30 años se han realizado una
buena cantidad de estudios sobre las formaciones coralinas de la región de Santa Marta
(entre otros Geyer, 1969; Antonius, 1972; Erhardt, 1974; Erhardt y Werding, 1975; Werding y
Erhardt, 1976; Solano, 1986; Werding y Sánchez, 1988; Garzón y Cano, 1991), no existe
hasta la fecha ningún trabajo que haga mención particular sobre ese tipo de comunidades en
la ensenada de El Rodadero.
Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo es hacer una primera descripción de las
formaciones coralinas de la ensenada de El Rodadero y evaluar en términos generales su
estado actual a la luz de los principales impactos naturales y antropogénicos históricos y
actuales en el área. El estudio se enmarca dentro de las líneas de investigación propuestas
por la Universidad Jorge Tadeo Lozano y hace parte del programa de caracterización y
evaluación ecológico-ambiental de las áreas coralinas del Caribe colombiano que viene
desarrollando el INVEMAR desde 1994.
MATERIALES Y METODOS
El trabajo de campo se realizó durante cinco días completos entre marzo y mayo de 1998.
Inicialmente se hizo un recorrido de reconocimiento del sector de la ensenada en el que las
condiciones geomorfológicas e hidrológicas permitían sospechar la presencia de corales
hermatípicos. Para ello, un grupo de 3-4 buzos hizo un “barrido” del área empleando equipo
de buceo a pulmón o Scuba dependiendo del rango de profundidad, durante el cual se
constató y consigno en un mapa preliminar la presencia de colonias coralinas y se hizo una
estimación del área ocupada y un inventario preliminar de las especies observadas. Los sitios
fueron georeferenciados con un error menor a 20 m mediante un instrumento manual de
geoposicionamiento (GPS).
Con base en los datos y el mapa preliminar, se seleccionaron las zonas más representativas
para efectuar las observaciones más detalladas. Siguiendo la metodología propuesta por
Díaz et al. (1995; ver también Díaz et al., 1996), dentro de un área aproximada de 400 m 2
(20X20 m), en cada uno de los sitios escogidos, y durante un tiempo máximo de 35 minutos,
se hizo una estimación visual rápida de la cobertura relativa de los tipos de sustrato de fondo
y de los diferentes grupos de organismos sésiles o categorías. Inicialmente se evaluó la
proporción entre sustratos duro y blando; luego, el sustrato duro se discriminó en diferentes
categorías (roca metamórfica, coral vivo, muerto, escombros) y se estimo la cobertura
relativa de organismos sobre éste, y, en el caso del coral, la proporción de coral vivo y de
coral recientemente muerto, discriminado por especies.
Como estimativo del estado actual de la comunidad, se empleó una escala subjetiva para
calificar el grado de afección y/o la presencia de agentes de deterioro coralino (basuras,
impactos físicos, etc.), así:
0 (Ausente),
I (1-10%)
II (11-30%)
III (31-50%)
IV (51-100%)
Se tuvieron en consideración las siguientes variables de estado: Muerte reciente (se
diferencia de la muerte vieja porque aún se pueden diferenciar los cálices de la colonia y la
especie puede ser aún identificada), muerte vieja, invasión por algas, esponjas y/o
zoantídeos, blanqueamiento coralino, lunares de sedimento, rayones y raspaduras,
fragmentación de colonias, territorios de peces damisela (Stegastes spp.), presencia de
basuras y presencia de peces de alto valor comercial.
RESULTADOS
Co
l
M pop
on hy
l
ta
str lia
a
Si
d e ea
ra
str
ea
Co
lp
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h
So ylli
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es
0m
5m
ill
ep
Di
or
pl
a
or
M
ia
ea
nd
rin
a
Se observó la presencia de formaciones coralinas con mayor o menor grado de cobertura de
coral vivo en algunas áreas de la costa nororiental de la ensenada (Figura 1). En términos
generales, el desarrollo de estas formaciones está limitado a ciertas áreas y a profundidades
menores a 15 m. En la zona sublitoral somera, entre 1 y 5 m de profundidad, la roca
metamórfica se encuentra recubierta en gran proporción por colonias de corales creciendo
predominantemente en forma de costras. En contraste, las formaciones coralinas de zonas
más profundas se caracterizan por estar formadas por grandes colonias de corales masivos
(figura 2).
M
on
ta
str
ae
a
M
on
ta
str
ae
a
10m
Figura 2. Perfil tipo Ensenada de El Rodadero.
En frente a Playa Blanca se encuentra la formación de mayor magnitud, ocupando un área
aproximada de 200 m 2, sobre un plano inclinado que se extiende entre 4 y 15m de
profundidad. Aproximadamente el 25% del fondo está cubierto por coral vivo, representado
en su mayoría por grandes colonias semiesféricas (de hasta 1.5 m de diámetro) de
Colpophyllia natans (60%), Montastraea cavernosa (18%) y Solenastrea hyades. (10%)
(Tabla 1). También se encuentran en menor proporción colonias de menor talla de otras
especies, entre las que están Montastraea faveolata, Diploria strigosa, D. labyrinthiformis,
Porites astreoides, Siderastrea siderea y Meandrina meandrites. La densidad de las colonias
es variable; en la zona más somera éstas crecen aisladas unas de otras, separadas por
fondo arenoso, mientras que a profundidad intermedia crecen agregadas y forman una
estructura arrecifal más compacta.
En este sector, 75% del sustrato está ocupado por coral muerto, del cual más de la mitad
(60%) es muerte vieja. Los céspedes algales (40%), las algas frondosas (30%), las esponjas
y los octocorales son los principales organismos competidores por espacio y cubren buena
parte de las porciones muertas de las cabezas de Diploria y Colpophyllia, las cuales se
observan también afectadas por lunares de sedimentos.
En la época de las observaciones se detectó que el tejido coralino vivo presentaba porciones
blanqueadas en un 20% en Diploria, M. cavernosa, M. annularis, P. astreoides, Meandrina
meandrites, C. natans y S. siderea. Igualmente, se observaron raspaduras y fragmentos en
algunas colonias, así como presencia de basuras (plásticos, mallas, papeles, latas).
Tabla 1. Composición comunidades coralinas por estación.
ESTACION
METODO
PROFUNDIDAD (M)
COBERTURA %
Sustrato duro
Arena
Relativa al sustrato
duro
Coral vivo
Coral muerto
+
Restante(cubierto por)
-Esponjas
-Algas costrosas
-Cesped algal
-Algas frondosas
-Octocorales
-Zoantideos
-Anemonas
Relativa al coral vivo
Colpophyllia natans
Montastraea
cavernosa
Meandrina meandrites
Porites astreoides
Siderastrea siderea
Diploria strigosa
Diploria labyrintiformis
Diploria clivosa
Millepora complanata
Acropora cervicornis
Dichocoenia stokesii
Solenastrea Hyades
Eusmilia fastigiata
Madracis sp.
Agaricia agaricites
PLAYA
BLANCA
VISUAL
ACUARIO
INCA-INCA
MORRO
VISUAL
VISUAL
VISUAL
0-10
0-10
0-10
0-10
60
40
60
40
80
20
70
30
40
60
35
65
40
60
30
70
10
50
30
10
-
25
30
25
5
10
5
10
5
30
20
15
15
5
5
5
75
10
5
-
60
20
5
20
30
30
20
5
1
1
1
1
1
10
-
5
5
15
2
40
3
5
-
10
5
25
5
20
1
4
-
2
25
10
5
5
1
1
En el sector del “Acuario”, el sustrato base sobre el que se desarrollan las colonias de coral
es la roca metamórfica (65%). En la zona más somera, hasta una profundidad de 2 m, la
roca esta recubierta por colonias incrustantes de coral de fuego Millepora complanata (40%),
del coral cerebro Diploria stigosa (15%) (Tabla 1) y del zoantídeo Palythoa caribaeorum; a
medida que aumenta la profundidad (5m), se encuentran pequeñas costras y cabezas de D.
strigosa, Dichocoenia stokesii y Madracis sp.. Entre los 5 y 7m, el sustrato cambia a arenoso
y aparecen cabezas aisladas de coral que alcanzan los 80cm de diámetro, pertenecientes a
C. natans, M. cavernosa, M. faveolata, D. strigosa y Meandrina meandrites.
El 60% del sustrato está ocupado por coral muerto; colonizado por algas frondosas (25%),
céspedes (30%), esponjas (25%), anémonas (5%) y octocorales (5%) (Tabla 1). Se
observaron lunares de sedimento en M. annularis y C. natans; y blanqueamiento parcial en
colonias de D. labirynthiformis, M. meandrites, y S. siderea. Peces damisela, Stegastes sp.,
ocuparon territorios en torno a las colonias de D. strigosa. No hay evidencia de daños físicos,
pero grandes cantidades de basura se observaron esparcidas por el fondo (llantas, latas,
bolsas plásticas).
En el sector de “Inca-Inca”, el sustrato rocoso es el dominante, y la cobertura de coral vivo es
del 40 %. Entre 1 y 3 m de profundidad, las colonias coralinas se cimientan sobre el sustrato
rocoso, inicialmente (hasta los 3 m de profundidad) con predominancia de la asociación
Millepora-Palythoa y luego con pequeñas cabezas de Diploria strigosa y Dichocoenia stokesii.
Entre 7 y 10 m, el sustrato se torna más arenoso y aparecen cabezas aisladas de M.
cavernosa (30%) y, en menor proporción de M. meandrites, D. labyrinthiformis. Además, se
halló allí un pequeño parche aislado con setos vivos del coral cuerno de ciervo Acropora
cervicornis.
En este sector no se observó muerte coralina reciente, y todo el coral muerto está colonizado
por céspedes algales y algas frondosas (Dyctiota sp.). En S. siderea, D. strigosa, D. stokesii,
y A. cervicornis se observó blanqueamiento en un 30% (en promedio) del total de cobertura
viva relativa. Se evidenciaron daños físicos, como fragmentación de colonias de M.
complanata y A. cervicornis; pero la presencia de basuras no fue notoria.
En el costado noroccidental del islote “El Morro”, a profundidades entre 10 y 12 metros, se
observó desarrollo coralino que alcanza una cobertura viva del 30%. En su mayoría se trata
de grandes colonias aisladas de Colpophyllia natans, Siderastrea siderea y M. cavernosa que
crecen rodeadas por sustrato arenoso que alcanzan hasta de 2 m de diámetro y 3m de alto
aproximadamente. Se presentan además pequeñas colonias de D. stokesii, D. strigosa, E.
Fastigiata y M. meandrites.
Del total de coral muerto (70%) sólo un 10% presenta muerte reciente, el resto es muerte
vieja con sobrecrecimiento algal y territorio de Stegastes spp; además un 40% del coral vivo
se encuentra blanqueado. Se evidencian lunares de sedimento en colonias de M. cavernosa
y Diploria spp., y daños físicos (raspaduras y rayones) en Diploria spp. No se observaron
basuras.
DISCUSION
En la parte noroccidental de la ensenada de El Rodadero se encontraron parches discretos
con comunidades coralinas cuyo grado de desarrollo no es lo suficientemente compacto ni
alcanzan a modificar significativamente la topografía del fondo como para considerarlas
verdaderos arrecifes. Se trata de tapetes coralinos formados por formas incrustantes o
recubrentes de la roca metamórfica en zonas someras, o bien por colonias semiesféricas
aisladas que crecen más o menos densamente en los planos o taludes arenosos hasta los
12-15 m de profundidad. En total, estas comunidades están compuestas por 15 especies de
corales escleractíneos y por un hidrocoral. Este número representa un 45% de la fauna de
corales hermatípicos conocida de la región de Santa Marta y Parque Nacional Natural
Tayrona y puede considerarse considerablemente bajo en comparación con la cantidad de
especies registrada en otras ensenadas y bahías de esta región. Así, en la ensenada de
Chengue, donde las formaciones coralinas alcanzan su máximo grado de desarrollo en la
región, se han registrado 40 especies (Werding y Erhardt, 1976; Solano, 1994), 31 en Bahía
Concha (Erhardt, 1974) y, en la zona más estudiada, la bahía de Santa Marta, 44 especies
(síntesis en Prahl y Erhardt, 1985). Sin embargo, en esta última área es posible que
actualmente solamente un número menor esté presente, debido al elevado grado de
deterioro de algunas de las formaciones causado por la contaminación orgánica y la
sedimentación, que han conducido a la desaparición de las especies más sensibles, tales
como Eusmillia fastigiata, Acropora cervicornis, A. palmata y Agaricia tenuifolia (J.M. Díaz ,
observ, pers.; ver también Werding y Sánchez, 1988).
Es muy probable que el número de especies en las formaciones coralinas de El Rodadero
fuera hasta hace algunos años superior al actual. La elevada proporción de cobertura de
sustrato coralino muerto, colonizado hoy día principalmente por algas, muestra claramente
que la extensión ocupada anteriormente por los corales era bastante mayor que actualmente.
Por lo tanto, las formaciones coralinas actuales y la reducida cantidad de especies que las
componen representan reductos de una comunidad coralina que, aunque menos diversa y
sin formar andamiaje arrecifal, debió ser similar a las que aún existen en otras de las bahías
de la región. La ensenada de El Rodadero representa el límite suroccidental de las
formaciones coralinas en la región, las cuales se desarrollan bajo condiciones subóbtimas,
debido a la influencia de aportes de agua dulce, sedimentos y nutrientes del río Gaira y de la
Ciénaga Grande, y la limitada disponibilidad de sustrato adecuado. De suroccidente a
nororiente es evidente un gradiente en complejidad y diversidad de las formaciones coralinas
de la región (Garzón-Ferreira y Díaz, en prensa), como también un gradiente de disminución
de los niveles de contaminación orgánica (Zea, 1993). La presencia de formaciones coralinas
holocénicas subfósiles (unos 500 años de edad) aproximadamente 12 km más al sur de El
Rodadero (Erffa y Geister, 1976) sugiere que el límite de desarrollo coralino en la región se
ha ido desplazando hacia el nororiente, proceso que seguramente se ha visto acelerado en
los últimos años por la acción antrópica.
Son tres los tipos básicos de formaciones coralinas hallados en el área estudiada, la una
asentada en aguas someras hasta los 4-5 m de profundidad, dominada por costras de
Millepora complanata, Palythoa spp. y Diploria strigosa, entre los 5 y los 15 m, caracterizada
por una asociación de varias especies de corales masivos en la que la dominancia de alguna
de ellas (por lo general Colpophyllia natans, Montastraea cavernosa o Siderastrea siderea)
es variable. Adicionalmente, se halló un pequeño parche monoespecífico con setos de
Acropora cervicornis a 7m de profundidad. La distribución de estos tipos está controlada
principalmente por la turbulencia del agua o la energía del oleaje en función de la
profundidad, de acuerdo al esquema clásico de zonación de los arrecifes del Caribe (Geister,
1977; 1982; Díaz et. al., 1996): el primer tipo (Millepora-Palythoa) es característico de zonas
medianamente turbulentas que, en el caso del área estudiada, se presentan únicamente en
el sublitoral rocoso somero. A. cervicornis se desarrolla de por sí en zonas de baja
turbulencia, por debajo de su congénere A. palmata (ausente en El Rodadero), pero por
encima de la zona ocupada por los corales masivos del género Montastraea (Geister, 1977;
Díaz et al., 1996). Finalmente, la zona mixta de corales masivos semiesféricos se desarrolla
en áreas con muy poca perturbación hidrodinámica (Díaz et al., 1995, 1996), que en el caso
de la ensenada de El Rodadero se encuentra a profundidades por debajo de los 7-8 m.
Según Cortés y Risk (1984), las formaciones coralinas que se desarrollan en condiciones
adversas o subóptimas están compuestas por un número reducido de especies, que son
aquellas adaptadas a soportar condiciones de estrés crónico. Casos similares en Colombia,
en el que las formaciones coralinas prosperan en condiciones permanentes de estrés, han
sido documentados en La Guajira (Solano, 1994) y en Isla Arena, en cercanías de
Galerazamba (Pinzón et al., en prensa).
El alto porcentaje de coral muerto con respecto al vivo, el sobrecrecimiento algal causado
posiblemente por la ausencia de un herbívoro importante como el erizo Diadema antillarum, y
la eutroficación de aguas litorales como consecuencia de la descarga al mar de desechos
provenientes de asentamientos humanos (Díaz et. al. 1996), son parámetros que se tuvieron
en cuenta para estimar el estado actual de las comunidades coralinas
Otro parámetro que se tuvo en cuenta fue el fenómeno de blanqueamiento. Según Zea y
Duque (1997), se puede deducir que la turbidez y el aumento de la temperatura del agua
inducen a que se presente blanqueamiento de las colonias, ya que estos factores son
característicos de la ensenada.
Por otro lado, la presencia de basuras no es un factor serio de mortalidad, pero
estéticamente desmejora el ambiente coralino que puede ser atractivo para actividades
subacuáticas, recreativas y de turismo (Díaz et al., 1996). En este estudio, la mayor cantidad
de basuras se observa en los sectores donde hay asentamientos humanos como Playa
Blanca.
Se sugiere continuar el estudio de las formaciones coralinas en la ensenada de El Rodadero
por debajo de la isóbata de los 10 m, ya que se observó su presencia con la realización de
este estudio.
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