1882 Parlamentarios

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1882 Parlamentarios
Corría el año 1995 cuando decidí desplazarme a Irlanda a mejorar mi incipiente inglés
viviendo con una familia irlandesa al sur de Dublín. Había muchas cosas que me
sorprendieron, y algunas de ellas tienen su interés para reflexionar sobre la calidad de
nuestra democracia en estos momentos de elecciones y partidos. La cuestión es que una
tarde lluviosa de febrero de 1995 se presentó en el domicilio de la familia el diputado de
distrito para interesarse sobre los problemas del barrio y charlar sobre política general.
Mi sorpresa fue mayúscula ¿qué hace un diputado en casa de una modesta familia del
sur de Dublín? Tan pronto como nuestro diputado se marchó pregunté a la familia sobre
el motivo de aquella visita. Su respuesta fue sorprendente: - es el diputado de distrito y
es normal que se interese por los problemas de sus votantes, me respondieron.
El sistema electoral irlandés al igual que el británico hace que en cada circunscripción
electoral se elija a un solo diputado, que se denomina de distrito. El diputado con mayor
número de votos es elegido en detrimento del resto. Se trata de un sistema mayoritario
de circunscripción única. Ese diputado suele tener una oficina del diputado en el
distrito y allí atiende a los ciudadanos unos determinados días a la semana. En
definitiva, la personalidad del candidato suele ser más importante, incluso que el partido
político al que pertenece y su compromiso con los electores es evidente porque de lo
contrario no será elegido en próximas elecciones. En conclusión, se trata de atender al
votante más que al aparato del partido.
Hace unos días, con motivo de las Elecciones Generales, me puse a reflexionar sobre el
número de parlamentarios en España y la presencia y compromiso real de los mismos
con los territorios donde son elegidos. La cifra de parlamentarios asciende a 1882
considerando las Cortes Generales, los parlamentos autonómicos y los 54
parlamentarios españoles en el Parlamento europeo. A eso deberíamos sumar los
junteros y diputados provinciales, unos 1225 más, con lo que el cuerpo legislativo
español se acerca a las 3200 personas. ¿Es necesario un número tan alto de legisladores?
Es significativo que un país de menos de 44 millones de habitantes se pueda permitir el
lujo de disponer de un cuerpo de legisladores de tamaña magnitud. Si comparamos estas
cifras con países de nuestro entorno la inflación democrática en España es dantesca.
Dejando a parte el costo del este peculiar ejército de sabios con bolígrafo, con sus
secretarias, coches oficiales y demás beneficios, lo que me sorprende es que su
servilismo a las ejecutivas de los partidos contrasta con su desaparición del territorio
una vez que son elegidos. Ya lo dijo un famoso político profesional “el que se mueve no
sale en la foto” y vaya que lo han entendido nuestros representantes que han
transformado nuestra democracia en una pusilánime ejecutivocracia. Todo el poder en
las manos de las ejecutivas de los partidos.
No es de extrañar que con tanto legislador la maraña de normas, leyes y reglamentos sea
terrible. Llegamos al absurdo que una misma cosa puede tener un tratamiento diferente
dependiendo si estamos en Álava, Burgos o Vizcaya – y todo en un radio de 20 km – El
ánimo de justificar su capacidad legislativa les lleva, en muchas ocasiones, a una
inflación reglamentista que pone en peligro la unidad de mercado y la seguridad
jurídica. De hecho, es conocida una sentencia de un tribunal alemán que entendió no
aplicable una legislación fiscal por ser materialmente imposible entenderla.
Me atrevería a preguntar a los votantes de Valdegovía sobre quienes son los diputados o
incluso lo junteros que nos representan y estoy seguro que el desconocimiento sería
pavoroso. Y otro dato ¿no es paradójico que un 50% de esos parlamentarios no tengan
ni siquiera título universitario?
El motivo de esta reflexión no es otro del que cuestionarnos la calidad de nuestra
democracia, excepcionalmente baja en mi opinión. Tras más de 30 años de vida
democrática va siendo hora de plantearse algunas cosas y me refiero a listas abiertas,
sistema mayoritario y transparencia en la financiación de los partidos políticos. Por que
no quiero ni pensar lo que puede ser de las pobres clases medias si, como se apunta,
entramos en recesión económica. Estamos ya viviendo un auténtico expolio de las
clases medias por parte de clases pasivas que han visto en el presupuesto público una
forma de vida sin esfuerzo: y a falta de los ingresos provenientes del sector
inmobiliario, tendrán que buscarlos en las clases medias.
Como ciudadanos debemos exigir a nuestros representantes políticos un compromiso
por el territorio donde han sido elegidos, una presencia cercana a las necesidades de las
personas y también, como hacía nuestro diputado irlandés, tomarse un café con los
votantes, los representantes sociales y los sectores dinámicos de la sociedad a la que
piden el voto una vez cada 4 años. El sistema electoral y de partidos actualmente en
vigor ha fomentado precisamente lo contrario. Por tanto, la solución es clara: cambiar el
sistema. Cambio que será posible si las clases medias tomamos consciencia y exigimos
un cambio de modelo y una profundización en los principios de democracia liberal y
representativa.
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