Tesis 8

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TESIS 8: EL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Hay que tener en cuenta que la perspectiva de las explicaciones del curso fue la de
la génesis del evangelio de Juan en sucesivas etapas, mientras que las cuestiones
del temario no tienen esa perspectiva.
1. Trasfondo histórico-religioso del cuarto evangelio
La cuestión sobre los grupos cristianos que fueron el “suelo” de origen de los escritos juánicos es particularmente aguda, dado su carácter especial y enigmático dentro del NT. Esa es la conciencia expresada por el mismo evangelio de Jn, al presentar la figura misteriosa del discípulo “amigo” de Jesús, representante de los grupos
juánicos en tensión con “Pedro” representante del resto de los discípulos y de las
comunidades que están detrás de ellos. El grupo juánico se sentía como un caso
único dentro del movimiento cristiano. Un grupo así no parece tener espacio dentro
de la imagen tradicional, fundada en una lectura acrítica del libro de los Hch sobre
el cristianismo antiguo.
l.1 La época antigua de los grupos juánicos (30-70 d.C.)
Es la etapa de configuración básica de la comunidad juánica.
1.1.1. Los orígenes y la expansión
Sus orígenes se remontan a discípulos de Jesús, ante todo de la zona de Judea. El
más decisivo fue el discípulo “amigo” de Jesús: judío de Jerusalén que fue animador
del grupo e iniciador y principal maestro de la “escuela” juánica antigua.
Este grupo inicial de cristianos se vio incrementado, ya en los primerísimos tiempos, por la entrada en él de algunos antiguos miembros del grupo baptista, seguidores de Juan Bautista.
Este movimiento juánico se expandió rápidamente en un ámbito amplio de Palestina:
+ Fundamentalmente en Judea, es decir, en Jerusalén y su entorno:
- Relato de la Pasión tradicional, cuyo lugar de origen hay que fijarlo en
ese ámbito.
- Tradiciones jerosolimitanas (5, 2-9 y 9,1-7 de C.M.)
- Tradiciones sobre la comunidad juánica de Betania (11, 1-44 en C.M)
+ También en la cuencia oriental y occidental de Jordán (así las noticias sobre
“Betania” en Trasjordania (1,28) y sobre Ainón en Cisjordania- (3,23-26)
+ En Samaría: tradición sobre la fundación de la comunidad juánica del Sicar
(4, 5-41)
+ En Galilea: tradición sobre la comunidad cristiana de Caná 2,1-11; la tradición etiológica sobre la comunidad de Cafarnaún 2, 12; 4,46-54); las tradiciones localizadas en la región entorno al lago, la noticia sobre Betsaida.
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1.1.2. La vida en el judaísmo
Los grupos juánicos vivían dentro del ámbito religioso y social del judaísmo. La comunidad juánica era un movimiento judío especial de tipo “mesiánico”, que confesaba a Jesús como el profeta definitivo. Su talante era de renovación del judaísmo.
Pero junto a las tradiciones y prácticas generales judías tenía también algunas específicas suyas: el bautismo, rito derivado de la actuación de Juan Bautista, pero que
la comunidad cristiana hacía en nombre de Jesús: por él se ingresaba dentro de su
ámbito salvador.
Importante fue para su vida la reunión periódica en la casa de alguno de sus miembros, en ella se incluía la celebración de la comida comunitaria en memoria de Jesús, “la cena del Señor”.
Los grupos juánicos cultivaron sus propias tradiciones: así se explica el surgimiento
y configuración de las tradiciones básicas (TB)
Las TB informan del aislamiento y las tensiones que los grupos juánicos sufrieron.
a) Conflictos con las autoridades del judaísmo “oficial”:
- Por su fe en el crucificado como profeta mesiánico.
- También pudo influir su talante abierto: relato de la fundación de la
comunidad de Sicar: apertura al mundo Samaritano y actuación misional de una mujer.
b) El frente principal de enfrentamiento fue el movimiento baptista. (Se quiere
presentar el bautismo cristiano -procedente del de Juan- como superior al de
los grupos baptistas seguidores de Juan).
1.2. La expulsión del seno del judaísmo (70-80 d.C)
1.2.1. El proceso de la expulsión
Es la etapa del surgimiento de la comunidad juánica como una entidad nueva, separada del judaísmo.
La expulsión de la sinagoga se explica desde la situación especial del judaísmo después del año 70. En este tiempo se inició un proceso de uniformación desde la corriente dominante del rabinismo fariseo. Su delicada situación política, social y religiosa no podía superar las diferencias y tensiones del judaísmo del tiempo anterior y
en consecuencia se excluyó de su seno a los movimientos considerados “heréticos”
entre los que se incluían los juánicos.
Todo movimiento mesiánico (como en el juánico) significaba un especial peligro social y político para aquel judaísmo dependiente más que nunca de la benevolencia
del poder romano. Eso explica que según el testimonio de E1, la confesión de fe en
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Jesús como profeta mesiánico se convirtiera en la razón fundamental de la expulsión de los grupos juánicos del seno de la sinagoga.
1.2.2. La justificación frente al judaísmo
Esta situación significó para los grupos juánicos su nacimiento a una existencia
como una comunidad con entidad propia, organizada y configurada fuera de las
prácticas y celebraciones del judaísmo.
Su tono ahora no es ya, como en la etapa anterior, el de la renovación del judaísmo,
sino el de la superación y sustitución de sus celebraciones y prácticas: culto del
templo, fiestas, sábado, ritos de purificación.
Al mismo tiempo, eso posibilitó la apertura de los grupos juánicos al mundo gentil.
De hecho, el autor de E1 supone que dentro de la comunidad había miembros que
ya no entendían las prácticas judías, ni el arameo, por eso escribe su obra en griego.
Se fijó un ámbito geográfico nuevo; el este del lago de Galilea.
Dada la situación política de Palestina en aquel tiempo y la tensión de los grupos
juánicos con el judaísmo oficial.
1.3. La época de la gran transformación (80 -fines del siglo 1)
1.3.1. Los nuevos grupos religiosos: sectarismo, espiritualismo
En esta etapa se produce una gran transformación de la comunidad juánica, impulsado por la “escuela” de ese tiempo que realizó una enorme labor reflexiva de actualización y profundización de la tradición comunitaria.
Esta transformación se produjo con tensiones dentro de la misma comunidad, que
apuntan a la escisión futura. El testimonio: E2
La causa desencadenante de este proceso fue la confirmada experiencia de segregación y amenaza que los grupos juánicos sufrieron después de su expulsión de la sinagoga sobre todo del judaísmo.
De ahí su talante “sectario”, con una concepción “dualista”. Este traslado aclara la
polémica de los textos de E2 contra la “religiosidad” judía, desenmascarada como
obra “diabólica” y el intento de su superación en una mera religiosidad “espiritualista”, “desmundanizada”.
1.3.2. Influjo de las corrientes judías sapiencial y mística
Al mismo tiempo, hay un influjo en la “escuela” y comunidad juánica de algunas corrientes judías:
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La de la especulación sobre la sabiduría, dimensión dualista:
Determinó la reflexión de la “escuela” juánica sobre la figura de Jesús como “emisario” divino revelador, al estilo de la “sabiduría” “enviada” por Dios a este mundo.
Fue como se llegó a la formación de la cristología “elevada” juánica, en la que se profundizaba radicalmente la antigua profesión de fe en Jesús como profeta mesiánico.
La tradición sobre la “sabiduría” fue también la que contribuyó decisivamente a la
configuración del lenguaje y de la temática “revelacionales”, típicos de la “escuela”
juánica a partir de ahora (E2, E3 y las Cartas).
Influjo de la corriente “mística”.
Corriente que animó amplias capas del judaísmo de fines del S. I d.C., la “escuela”
juánica centró la “visión” de los misterios del mundo divino en Jesús, el “emisario”
celeste: únicamente por medio de la fe en su “revelación” se abre para el creyente la
“comunión” con Dios y el ver y conocer profundo en oposición con otras pretendidas
revelaciones misteriosas.
Ese trasforndo contribuyó también a la configuración del “entusiasmo” de la “escuela” juánica, con su conciencia profética de estar “iluminado” por el Espíritu y de haber alcanzado ya la salvación (escatología “presentista” típica de los textos de E2).
1.4. La última época (fines del siglo I y comienzos del siglo 11)
1.4.1. La división interna: el docetismo, la polémica interna
La última etapa de la historia de la comunidad juánica fue especialmente traumática para ella:
- La hostilidad del medio ambiente aumentó.
- Entrada de la comunidad bajo el influjo de la “gran iglesia”, la cual estaba
en los comienzos de su proceso de unificación e institucionalización.
- Trauma principal: su escisión intracomunitaria: en un grupo ortodoxo,
animado por una escuela cuyos escritos se nos han conservado y en un
grupo disidente “herético”, animados por una escuela cuyos escritos se han
perdido. (Demonización de los disidentes en 1 y 2 Jn).
Los disidentes eran “ultrajuánicos” que radicalizaron hasta el extremo la concepción
“dualista” y “espiritualista” de la “Escuela” de E2, interpretando la figura de Jesús
en un sentido doceta.
El grupo ortodoxo matizó la concepción de E2, recuperando la tradición juánica antigua y aceptando la tradición y concepción de la “gran iglesia”, conservando el típico
tono juánico.
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Esta situación desembocó ya durante la primera mitad del S. II en la desaparición
de la comunidad juánica (testimonio de E2 y E3).
1.4.2. El influjo de la gran iglesia: justificación (discípulo amigo), motivo ético
El contacto con la gran iglesia marcó el destino de los grupos juánicos, ya que ella
acogió a los grupos “ortodoxos” salvando así los escritos juánicos que ahora forman
parte del N.T.
- La comunidad juánica entró bajo el influjo de la tradición y de la concepción de la “gran iglesia”. Así se enriqueció su tradición con la de la gran
iglesia como testifica E3 que conjugan el evangelio juánico con los sinópticos y las tradiciones generales cristianas asumidas por E3 y 1 Jn.
- Las comunidades juánicos entran en un proceso de institucionalización
realce del tema eclesiológico, ante todo por el tema de la legitimación de la
comunidad y su tradición; realce de la ética.
- Los textos de E 3 sobre el discípulo “amigo” de Jesús muestran también
la ambivalencia y la dialéctica de las relaciones entre la comunidad juánica, representada por el discípulo “amigo” y la “gran iglesia”, representada
por Pedro.
Es sobre todo en 3 Jn. Donde se testifica la dura tensión entre los grupos juánicos
“ortodoxos” y la “gran iglesia”.
2. Estructura literaria y temática
(S. Vidal, Los escritos originales, p. 27-28.53-185)
2.l. Principios de estructuración: confrontación con el judaísmo, la revelación
La estructura de E2 coincide básicamente con la del evangelio actual. Su categoría
fundamental es la revelación.
Aunque el autor de E2 (evangelio transformado) aceptó básicamente el “marco” general de E1, la configuración general y el tono del nuevo evangelio son muy diferentes de las del evangelio anterior.
- Lo determinante ahora ya no son los relatos sobre Jesús, sino sus palabras, es decir, su “revelación” salvadora que hay que acoger en la fe y además dichas cartas se convierten ahora en largos “discursos” aunque sin
una estructura trabada.
El resultado literario es una obra de carácter “sapiencial”, de enseñanza
profunda, acercándose mucho al “discurso revelacional” con diversas esce-
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nas, genero helenista muy utilizado por la literatura cristiana posterior, ante todo por el carácter gnóstico o gnostizante.
- Esta nueva configuración literaria muestra una profunda transformación
de la tradición juánica. Es ahora cuando surge ese mundo juánico muy diferente del “mundo” de los sinópticos.
Se hace evidente en el nuevo lenguaje: las palabras del Jesús de E2 (y E3),
tienen una terminología y un estilo muy diferentes de los dichos de Jesús
de los sinópticos.
El cambio decisivo es el de la temática; ya no aparecen los motivos típicos
de los dichos sinópticos, centrados entorno al tema clave del Reino de Dios.
La temática de las palabras de Jesús en E2 es la revelación de las realidades del mundo celeste, con las cuales él, como emisario divino se identifica;
de ahí el típico lenguaje “egocéntrico” de Jesús, una de cuyas expresiones
más significativas son los dichos revelacionales en primera persona singular (“Yo soy...”)
En la base está una comprensión marcada, “dualista”: de separación radical entre el mundo de abajo determinado por la “maldad” y el mundo celeste, determinado por la “verdad”, “bondad”, la “luz” y la “vida”.
2.2. Esquema de la estructura del evangelio actual
1,1-18: prólogo: el revelador
I. 1,19-3,36: los inicios de la revelación de Jesús
a) 1,19-51: el testimonio de Juan Bautista y de los primeros discípulos
1) 1,19-34: el testimonio de Juan Bautista
2) 1,35-51: el testimonio de los primeros discípulos
b) 2,1-25: los primeros signos de revelación
1) 2,1-12: el signo en Caná de Ga1ilea
2) 2,13-25: los signos en Jerusalén
c) 3,1-36: el origen de la revelación de Jesús
1) 3,1-21: la revelación de Jesús y el judaísmo (discurso programático)
2) 3,22-36: la revelación de Jesús y los grupos baptistas
II.4, 1-54; 6,1-71: la revelación en Samaría y en Galilea
a) 4,1-42: la revelación en Samaría
b) 4,43-54; 6,1-71: la revelación en Galilea
1) 4,43-54; 6,1-25: los signos
4,43-54: la curación en Cafarnaún
6,1-15: la comida de la multitud hambrienta
6,16-25: la travesía a pie del lago
2) 6,26-71: la revelación celeste (gran discurso)
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III.5, 1-47; 7,1-10,42: la revelación como 'juicio" en Jerusalén
a) 5,1-3a.5-47; 7,15-24: la revelación definitiva frente al judaísmo
1) 5,1-3a.5-18: el signo (curación en sábado)
2) 5,19-47; 7,15-24: la autoridad del emisario celeste (gran discurso)
b) 7,1-14.25-8,59: el revelador como "juez" del judaísmo
1) 7,1-13: introducción
2) 7,14.25-52: la cuestión sobre el origen de Jesús
(7,53-8,11: añadidura posterior: el perdón de los pecados)
3) 8,12-59: el rechazo del emisario celeste por parte del judaísmo (gran
discurso)
c) 9,1-10,42: la separación del seno del judaísmo
1) 9,1-41; 10,19-21: el proceso ante un signo de Jesús
2) 10,22-29.1-18.30-42: la comunidad de creyentes separada del judaísmo
IV. 11,1-12,50: la confrontación definitiva con el judaísmo
a) 11,1-44: el signo de resurrección
b) 11,45-57: el acuerdo sobre la muerte de Jesús
c) 12,1-11: el signo profético de la unción para la muerte
d) 12,12-22: el recibimiento triunfal en Jerusalén
3. Perspectiva doctrinal
(S. Vidal, Los escritos originales, p. 14-36 y algunas notas del comentario)
3.l. La figura del salvador mesiánico
Proceso de profundización: profeta mesiánico, superador del culto y de las prácticas
del judaísmo, revelador celeste, delimitación frente al docetismo.
a) Profeta mesiánico.
La colección de milagros (tradiciones básicas) indica claramente en su conclusión
(20,30-31) que tenía una intención “etiológica”, de justificación de la fe comunitaria en Jesús como profeta mesiánico, que en la confesión fundamental de los
grupos juánicos de ese tiempo antiguo, su finalidad era animar a la fe de la comunidad en Jesús como “mesías” (liberador).
El relato de la Pasión deja vislumbrar también la tensión creciente que los grupos
juánicos que aún vivían dentro del judaísmo, tenían con las autoridades judías,
ante todo en defensa de su confesión de fe en Jesús como el profeta mesiánico,
tema central en el R.P.
Los acontecimientos de la pasión tenían ya la nueva perspectiva de la fe pascual
en Jesús como el Señor exaltado.
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Esta colección de milagros tuvo gran importancia para el autor de E1 sobre todo
para las primeras secciones de su obra.
b) Superador del culto y de las prácticas del judaísmo.
El tono de E1 es la superación y sustitución del judaísmo, una vez que fueron
expulsados del seno del judaísmo.
Desde ahí hay que entender su presentación de la misión de Jesús como sustitutiva del culto y de las prácticas del judaísmo: culto del templo (2, 18-21), fiestas,
sábado, ritos de purificación.
Desde la situación del judaísmo después del año 70 se aclara también que el centro de esa polémica estuviera en la confesión de fe en Jesús, como profeta mesiánico: lo que en el anterior judaísmo plural era soportable se convierte ahora para
el judaísmo actual en una amenaza religiosa y social. La proclamación mesiánica
implicaba un serio riesgo social y político en aquella situación delicada del judaísmo, que vivía ahora más que nunca de la condescendencia de las autoridades romanas, después de haber sufrido la desastrosa derrota de su rebelión contra el poder romano.
c) Revelador celeste.
El primer evangelio de las comunidades juánicas (E1) sufrió un proceso de relecturas con las consiguientes ampliaciones e interpretaciones. Eso es lo que testifica la obra de E2, detrás de la cual está la profunda reflexión de la “escuela” juánica de finales del S. I.
Aunque el autor de E2 aceptó básicamente el “marco” general de E1, la configuración general y el tono del nuevo evangelio son muy diferentes a los del Evangelio anterior.
Lo determinante ahora ya no son los relatos sobre Jesús, sino sus palabras, es
decir, su “revelación” salvadora que hay que acoger por la fe. Los dichos cortos
(Mt, Lc) se convierten en largos discursos sin una estructura trabada. El resultado es una obra de carácter sapiencial, de enseñanza profunda, acercándose mucho a un “discurso revelacional”.
Esta nueva configuración muestra una profunda transformación de la tradición
juánica. Nuevo lenguaje: terminología y estilo muy diferentes de los dichos de Jesús de los sinópticos.
El cambio decisivo es la temática, la temática de las palabras de Jesús en E2 es
la revelación de las realidades del mundo celeste, con las cuales él como “emisario” divino, se identifica.
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En la base hay una comprensión “dualista”, de separación radical entre el mundo
de abajo y el mundo celeste.
Esta concepción es la que marca la presentación de la persona y misión de Jesús. Él es el ser perteneciente al ámbito divino (Hijo de Dios), que es “enviado” a
este mundo por Dios (el Padre) como su “emisario” con plenos poderes; como tal
realiza la revelación de la realidad divina, en cuya aceptación o rechazo se produce la salvación o la condena del hombre. Al morir, retoma en su ámbito original
celeste, continuando ahora su obra el Espíritu. Este es el esquema de la “cristología elevada” juánica.
d) Delimitación frente al docetismo.
Jesús, emisario divino (preexistente) que, al terminar su misión en este mundo,
vuelve a su ámbito celeste original para retomar la gloria que tenía desde un
principio.
Ha venido en carne. El grupo disidente practica un docetismo que trata de separar el ser divino (Cristo) procedente del ámbito celeste, del hombre concreto (Jesús).
3.2. La comunidad mesiánica
Proceso de profundización: movimiento mesiánico de renovación del judaísmo, nueva comunidad religiosa separada del judaísmo, comunidad espiritual frente al mundo, tendencia a la institucionalización.
a) Movimiento mesiánico de renovación del judaísmo.
- Tradiciones básicas- tradiciones sueltas.
El ciclo de los 3 relatos sobre la relación entre Juan Bautista y Jesús (1, 19-33; 1,
37-49; 3, 23-30) tenía como centro de interés legitimar a los grupos juánicos frente a
los grupos baptistas, seguidores de Juan Bautista. Se hacía necesario señalar la diferencia de éstos con los grupos baptistas “hermanados” desde sus orígenes, con
muchos contactos en su concepción y en sus prácticas, especialmente en la del
Bautismo.
El ciclo de relatos intenta demostrar la superioridad del grupo cristiano sobre el
baptista, recurriendo en las figuras de Juan y Jesús.
- El relato sobre la fundación de la comunidad juánica de Sicar en Samaría (4, 5-41)
es una narración sobre la actividad misional de los grupos juánicos en sus tiempos
antiguos: apertura al mundo samaritano. (“herético” para los judíos) y la actuación
misional de una mujer y además de conducta sospechosa. Son testimonios de novedad dentro del judaísmo de entonces.
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b) Nueva comunidad religiosa separada del judaísmo.
E1 nos descubre una situación concreta preocupante de las comunidades juánicas
de su tiempo. Acababan de sufrir o estaban aún sufriendo su expulsión del seno del
judaísmo en el que habían vivido hasta ahora.
La causa de esa situación fue el proceso de uniformación del judaísmo después del
año 70, centralizado cada vez más fuertemente en torno al rabinismo fariseo. Se excluía a los grupos que ahora se consideraban “heréticos” dentro de los cuales se incluían los grupos judeocristianos. (Entre ellos juánicos)
Su expulsión supuso el nacimiento a una nueva existencia. Se configuran como
nuevas comunidades separadas ya de las prácticas del judaísmo.
En esa nueva situación, probablemente en torno al año 80, surgió el primer evangelio (E1) como la gran obra “etiológica” justificativa de esas comunidades juánicas
que tenían que legitimarse frente a la amenaza del judaísmo. Siguiendo las profundas raíces judías, no se hizo una “etiología” en forma de tratado, sino en forma de
narración sobre los orígenes.
Esta es la clave para comprender E1. Su tono general no es ya, como en TB, la renovación interna del judaísmo, sino la superación y sustitución de él.
Así se explica la tensa polémica a lo largo de toda la obra contra las autoridades judías que, de acuerdo con la situación del judaísmo de entonces, se designan como
“fariseos”. Los textos reflejan la situación de “denuncia” y “juicio” que los grupos
juánicos están sufriendo en esos momentos (7, 1-52; 9, 1-34; 18, 28- 19, 16) con el
consiguiente efecto del miedo (7, 13; 9, 22) y de escisión interna dentro de ellos.
c) Comunidad espiritual frente al mundo
E2. La dura experiencia de segregación y amenaza que los grupos juánicos tuvieron
que sufrir después de su expulsión de la Sinagoga por parte del entorno hostil no
creyente (judaísmo fundamental) supone una gran trasformación de las comunidades juánicas.
Surge en esos grupos un cierto talante de tipo “sectario”, de conciencia de grupo
“elegido” con un tono exclusivista y “separado” radicalmente del mundo de fuera al
que consideran dominado por el poder de la maldad. De ahí el típico dualismo. La
primera dimensión del dualismo fue la “sociológica” es decir, la oposición radical entre la comunidad creyente y el mundo hostil no creyente. (Se agudizará en E3).
Como soporte de ella, surgió una dimensión global (“cósmica”), es decir, la oposición
radical entre el mundo celeste y el mundo terreno, pero en una vertiente histórica y
soteriológica: el mundo celeste en el ámbito de la salvación (“verdad”, “luz”, “vida”)
cuyo acceso es la fe y el mundo terreno es el ámbito opuesto a la salvación (“menti-
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ra”, “tiniebla”, “muerte”), en el que uno permanece por el rechazo de la oferta de la
salvación (incredulidad) todo se decide en la fe.
Las expectativas de las comunidades juánicas ya no eran:
- La renovación del judaísmo (TB)
- Ni la ordenación de una religiosidad sustitutiva de sus prácticas (E1)
Sino la superación “revolucionaria” de todo aparato “religioso”, incluido el judío, en
una nueva religiosidad de corte “espiritualista” radical.
La comunidad juánica también estuvo bajo el influjo del judaísmo.
Un influjo decisivo lo tuvo la especulación sobre la sabiduría. Ella le ofreció a E2 el
esquema, los motivos centrales e incluso el lenguaje para su reflexión sobre Jesús
como “emisario divino” al estilo de la sabiduría “enviada” por Dios a este mundo lo
que hizo la escuela de E2 fue profundizar esa “tradición-sapiencial” aplicada ya a la
persona y misión de Jesús, desarrollándola desde el motivo, muy extendido en el
mundo de entonces del estatuto jurídico del “emisario”. De ahí el carácter dinámico
y soteriológico de la cristología de E2.
Otro influjo fue la preocupación por las experiencias místicas sobre el mundo divino.
d) Tendencia a la institucionalización.
E3 – El nuevo “evangelio transformado” (E2) sufrió relectura e interpretaciones. E3
fue el resultado de una reelaboración (conservando su misma estructura básica), no
una refundición o nueva edición unitaria.
Todo apunta a que los glosadores pertenecían al grupo de maestros de la escuela
juánica “ortodoxa”, que quiso matizar varias afirmaciones de E2, frente a las interpretaciones de los “maestros” del grupo juánico disidente “herético”.
Los intereses de E3 delatan un tiempo avanzado de las comunidades juánicas (finales del S I – comienzos del II), cuando estas ya están en abierto en contacto con la
“gran iglesia”.
Podemos caracterizar el trabajo de los glosadores de E3 como un intento de institucionalización de la tradición y de las comunidades juánicas en una dirección muy
semejante a la que seguía la “gran iglesia”, que estaba en proceso de convertirse en
una auténtica “religión institucionalizada”, frente al judaísmo y al paganismo. (Dependencia de Jn respecto a los sinópticos).
Temas en los que se manifiesta la acomodación a la gran iglesia.
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Eclesiológico: Justificación y defensa de la comunidad juánica y de su
tradición.
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- Aquí se enmarcan los textos sobre el discípulo “amigo” de Jesús, que intentan legitimar la tradición y las comunidades juánicas, representadas
por el discípulo “amigo”, ante la gran iglesia, representada por Pedro.
(13,23-26)
- Ese es el contexto de la preocupación por la cohesión y unidad intracomunitaria, cuestión candente en aquella situación de la comunidad amenazada por el “mundo” hostil no creyente y con el grave peligro de desintegración provocada por la “herejía” interna. (10, 26-29, 1-18) (15, 18-16,
15)
- Desde ahí se explica la tónica de exclusivismo y dualismo eclesiológicos
(separación radical entre la comunidad creyente y el “mundo” increyente
(caps. 10 y 15-17), aunque eso no implicaba la huida del mundo, sino
más bien el “envío” a él, para dar testimonio de la “verdad salvadora” (17,
1-26)

El tema ético:
- 15, 1-17: Dentro del “discurso de despedida” de Jesús, en el que abundan las instrucciones sobre el comportamiento de los creyentes, es especialmente significativo el encargo del amor intracomunitario, clave para la
cohesión de la comunidad ante la amenaza externa e interna: 13, 34-35.
- Tema de la imitación de Jesús (13, 12- 17)

Tendencia a una religiosidad concreta y fija: probablemente en oposición
al “espiritualismo” exagerado de los disidentes juánicos, que interpretaban en ese sentido algunas afirmaciones de E2.
- Realce de la eucaristía, en una dimensión “sacramental” ( 6,51-58), para
matizar la piedad excesivamente “espiritualista” del “discurso” anterior de
E2 (6, 51c)
- Escatología “futurista”, que intenta interpretar e incluso corregir la concepción “presentista” de E2 (notas 6,39- 5,28-29)
- Realce del sentido soteriológico de la muerte de Jesús, probablemente
en oposición a los disidentes juánicos, que negaban la muerte real de JC.
(10, 11-13; In. 1.7)
- Tema del perdón de los pecados (20,23)
- Textos apologéticos sobre la figura de Judas, el “traidor”.
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