La gerencia de la escala correcta

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Notas de lectura
La gerencia de la escala correcta
(Redimensionar la empresa para los tiempos difíciles)
Marcel Antonorsi Blanco
En Venezuela nos llegó la hora de la disminución de tamaño, o mejor aún,
de la gerencia de la escala correcta, del mantenerse en forma y no volver a acumular grasa.
La gerencia de la escala correcta busca redimensionar la empresa mejorando la salud de la organización, para que resulte fortalecida y pueda hacer
frente a tiempos que continuarán siendo difíciles. Este estilo de gerencia implica, a la vez, una clara orientación estratégica y una valoración auténtica de la
dimensión humana y social de la empresa.
En épocas de bonanza muchas empresas pudieron darse el lujo de crecer
sin desarrollarse, de engordar sin fortalecerse verdaderamente; la supervivencia
no estaba en juego. Fueron los años fáciles de las "vacas gordas".
Al llegar los años de las "vacas flacas", es inevitable "administrar la escasez con criterio de escasez", aumentar la eficiencia y la productividad logrando
lo mismo con menos, o más con menos. La tendencia predominante es, lamentablemente, la de hacer las cosas de la manera más fácil: bajar costos reduciendo la fuerza laboral. Remedio ilusorio que, en muchas ocasiones, resulta
peor que la enfermedad.
Veamos algunas reflexiones y sugerencias acerca de cómo enfocar esta
búsqueda de la escala correcta, siguiendo de cerca las ideas de Robert M. Tomasko formuladas en su obra: Downsizing. Reshaping the Corporation for the
Future. Amacom. 1987.
• Como es obvio, si la gordura se ha acumulado durante largos años de
descuido, no podemos pretender tener el peso y la apariencia ideales en unos
cuantos días. Sabemos que no hay remedio rápido. Un buen gerente no debe
utilizar un hacha de carnicero, a lo sumo un bisturí de cirujano, o mejor aún:
debe rediseñar por completo su empresa para que, planificadamente, modifique
su anatomía, fisiología, hábitos y hasta actitudes, para que su buena forma sea
permanente.
• Se debe buscar la verdadera salud, no un cuerpo amputado o traumatizado de difícil o imposible recuperación. El propósito debe ser positivo, constructivo. La idea es construir o remodelar, no destruir. El objetivo es una empresa más eficiente y flexible, mejor estructurada, más productiva, un personal
mejor capacitado. La empresa debe resultar fortalecida, nunca perjudicada.
• Sabemos que cuando se hace dieta y se sigue un programa de ejercicios,
aunque no se baje rápidamente de peso, se logran efectos combinados más
significativos y perdurables: se modifican las medidas corporales, se desarrollan
músculos, se aumenta la capacidad respiratoria y cardiovascular, la flexibilidad y
la salud. Igualmente, es preciso buscar el mejoramiento integral de la salud de
la empresa rediseñando la organización, ajustando las estructuras, mejorando
los procesos, fortaleciendo la gerencia y el personal. No se puede pretender
reducir el personal conservando la burocracia.
• Para bajar de peso y mantenerse en forma no queda más remedio que
comer menos y sustituir grasa por músculo haciendo ejercicio. La gerencia de la
escala correcta supone: cuidar selectivamente los ingresos de personal
(entradas), vigilar los ascensos y progresiones, planificar la recalificación de
personal (conversión), anticipa la tasa de rotación (salidas). Es posible administrar los flujos de personal y evitar la violencia de los despidos.
• También es necesario gerenciar el "staff". Las organizaciones sacan barriga y cauchitos abdominales, bajo la forma de niveles supervisorios y gerenciales excesivos o redundantes que, además de ser costosos, afectan la capacidad para tomar decisiones con agilidad, dificultan el flujo ágil de las comunicaciones, y la flexibilidad ante nuevas situaciones.
• Aunque el objetivo valga la pena, sabemos que reducir de peso conlleva
inconvenientes: posible mal humor, ropa demasiado holgada, aspecto demacrado, cambios en los hábitos de compra y preparación de los alimentos.
Igualmente, para lograr la escala correcta en una empresa también cabe anticipar la duración y dificultad de los ajustes: reorganizaciones, reconversión de
personas, cambios de actitudes, cambio de procesos, nuevas formas de hacer
las cosas.
• Reducir el tamaño es, si acaso, la parte más fácil del asunto; lo más difícil
viene después. La Ley de Parkinson y el Principio de Peter no son simples
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humoradas: en verdad los subordinados tienden a multiplicarse y muchos llegan
a niveles de incompetencia en puestos redundantes. Es preciso redoblar los
esfuerzos para mantener la forma: vigilar los procesos, mantener ágil la organización, remunerar los gerentes por sus contribuciones y no por el número
de subordinados...
• Después del infarto, si no es fatal, son inevitables las dietas, dejar el cigarrillo,
eliminar la bebida, cambiar de régimen de vida, dejar de lado las preocupaciones... Como siempre, es mejor comenzar antes de verse forzado a hacerlo.
Es preciso la mayor previsión para iniciar el rediseño de la organización, la
mejora de sus procesos de trabajo, el manejo de los flujos de personal, el desarrollo de un cuerpo gerencial compacto, antes de que la empresa se vea
obligada a tomar medidas drásticas, siempre traumatizantes.
La gerencia del período de las "vacas gordas" fue la gerencia de la gordura, de los rollitos de grasa en el abdomen, de la liposucción costosa y
peligrosa, la gerencia del hacha de carnicero a la hora de los recortes inevitables.
La gerencia del presente y del futuro es la gerencia de la eficiencia, de la
mejora de los procesos, de la flexibilidad organizativa, la gerencia de la escala
correcta lograda mediante un enfoque que sintetiza la visión estratégica con la
dimensión humana y social de la empresa.
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