Historia de Eslovaquia

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ESLOVAQUIA
7.POLITICA
Los eslovacos no tuvieron un Estado independiente hasta 1918. Absorbidos por los magiares de Hungría a
comienzos del siglo X, durante el milenio siguiente fueron un pueblo de agricultores carentes de preparación
cultural y política.
Durante la I Guerra Mundial (1914−1918), los líderes nacionalistas checos Tomás G. Masaryk y Edvard
Benes formaron un gobierno provisional para establecer una república checoslovaca con el apoyo de líderes
eslovacos como Milan Stefánik y de las potencias aliadas. El 28 de octubre de 1918, inmediatamente después
de la guerra, se creó en Praga la República de Checoslovaquia que comprendía los territorios checos de
Bohemia y Moravia, parte de Silesia y Eslovaquia. Mientras los checos habían permanecido largos periodos
sometidos al gobierno germano−austriaco, los eslovacos quedaron inmersos en la esfera de Hungría, con todas
las diferencias económicas y culturales que ello suponía.
En el periodo de entreguerras, la democracia prosperó en Checoslovaquia. El país era una de las naciones más
prósperas e industrializadas de Europa oriental, pero el expansionismo territorial de Alemania bajo el
gobierno nacionalsocialista de Adolf Hitler acabó rápidamente con todas las expectativas de la República. En
1938 los ministros de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, Francia e Italia permitieron que Alemania se
anexionara la región checa de los Sudetes, mientras Hungría y Polonia reivindicaban otras regiones. Los nazis
invadieron y ocuparon el resto del antiguo país, estableciendo un protectorado en Eslovaquia.
La derrota nazi y el final de la II Guerra Mundial en 1945 permitieron la resurrección de la mayor parte de
Checoslovaquia, a excepción de Rutenia, una pequeña región oriental que fue ocupada por la URSS. Los
comunistas consiguieron el 38% de los votos en las elecciones de 1946 y dos años más tarde, se hicieron con
el control del país. En 1968, después que las tropas del Pacto de Varsovia aplastaran los intentos reformistas
del gobierno checoslovaco durante la denominada primavera de Praga, Eslovaquia aceleró su desarrollo
económico que, siguiendo orientaciones e intereses estratégicos del Pacto de Varsovia, se había centrado en la
producción de armamento y en el sector metalúrgico. (Para consultar más información véase Checoslovaquia).
En la década de 1980, mientras el cambio político se aceleraba en la URSS y en otros lugares de la Europa
oriental, el gobierno comunista no fue capaz de frenar la demanda de reformas por parte de la población. Así,
en noviembre de 1989, los dirigentes de los comunistas comenzaron las negociaciones con el principal grupo
de la oposición, el Foro Cívico, dirigido por el escritor checo Václav Havel. En diciembre de 1989, se creó un
nuevo gobierno presidido por un eslovaco, Marian Calfa. Alexander Dubcek fue elegido presidente de la
Asamblea Federal, que después eligió a Havel como presidente de Checoslovaquia. En abril de 1990 la
Asamblea Federal accedió a cambiar el nombre del país por el de República Federal Checa y Eslovaca,
cediendo así a las pretensiones de los eslovacos que deseaban que el nombre oficial reflejara la igualdad entre
ambas repúblicas. Las elecciones de junio de 1990 las primeras elecciones libres en el país desde 1946 dieron
al Foro Cívico y a sus aliados la mayoría en ambas cámaras del Parlamento. Havel fue entonces reelegido
durante un periodo de dos años y pidió a Calfa, antiguo comunista, que encabezara el gobierno de coalición.
Las reformas orientadas a la liberación económica introducidas durante los dos años siguientes beneficiaron
más a la República Checa que a Eslovaquia. Este hecho y el deseo eslovaco de aumentar su autonomía
provocó graves problemas en el gobierno federal. Las interrogantes sobre el grado de autoridad que debería
tener el gobierno federal respecto a los gobiernos de las dos repúblicas se convirtió en un asunto político de
vital importancia. Los intentos de la Asamblea Federal por alcanzar un compromiso fracasaron y los
resultados de las elecciones de julio de 1992 reflejaron la separación creciente entre ambas naciones. El
Movimiento para una Eslovaquia Democrática (HZDS), dirigido por el eslovaco Vladimir Meciar (un antiguo
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comunista que ahora defendía posturas nacionalistas), y el Partido Cívico Democrático, dirigido por el checo
Václav Klaus (partidario de una dura política liberalizadora), emergieron como los partidos con mayor
representación en la Asamblea Federal; cada uno se convirtió en primer ministro de su república y ambos
fueron el centro de una controversia política que no tuvo en cuenta el papel del nuevo gobierno federal.
Mientras los checos votaron a favor de una rápida ejecución de las reformas liberalizadoras en la economía,
los eslovacos lo hicieron a favor de una ejecución mucho más lenta y de conservar algunos aspectos de la
economía socialista. Las disputas eslovacas en el parlamento nacional bloquearon la oferta del presidente
federal Havel para establecer un segundo periodo presidencial, y abandonó el cargo en julio de 1992. Ese
mismo mes el Parlamento eslovaco votó a favor de la proclamación de la soberanía de la república con 113
votos a favor y 24 en contra; la minoría húngara se opuso a la declaración.
En el otoño de 1992, checos y eslovacos negociaron los detalles del desmantelamiento del gobierno federal.
En noviembre de 1992 la Asamblea Federal votó a favor de la disolución de Checoslovaquia el día 31 de
diciembre de 1992, a pesar de que las encuestas indicaban que la mayoría de los ciudadanos se oponían a la
ruptura. El 1 de enero de 1993, la República Checa y Eslovaquia se convirtieron en Estados independientes y
soberanos. Los eslovacos lo celebraron en Bratislava, la nueva capital; no obstante, dos semanas más tarde era
evidente que el nuevo gobierno no era tan liberal como su predecesor. A finales de enero de 1993, el gobierno
de Meciar intensificó su control sobre los medios de comunicación. El 15 de febrero el Parlamento eslovaco
eligió a Michal Kovac primer presidente de la nueva República. Kovac, miembro del partido en el gobierno, el
Movimiento para una Eslovaquia Democrática (HZDS) no era, sin embargo, un aliado de Meciar, y pronto se
desarrolló un conflicto entre ambos.
En marzo de 1994 el gobierno de Meciar presentó su dimisión; el presidente Kovac encargó a Josef Morquick
la formación de un gobierno de coalición que se propuso agilizar las privatizaciones de empresas estatales que
atrajeran capital extranjero y convocar elecciones anticipadas. Los comicios celebrados en septiembre de 1994
dieron la victoria al HZDS de Meciar que formó un gobierno de coalición con la Asociación de Trabajadores
Eslovacos (ZRS) y el ultranacionalista Partido Nacional Eslovaco (SNS).
El nuevo gobierno comenzó el ejercicio de sus funciones en diciembre, y Meciar se convirtió, por tercera vez,
en primer ministro. En su intento por revertir el proceso de liberalización iniciado por Moravcik, el gobierno
de Meciar puso de nuevo bajo control estatal la radio y la televisión eslovacas y bloqueó la privatización de
las empresas públicas. Éstas y otras medidas tenían como objetivo concentrar el poder en manos de Meciar, lo
que provocó el malestar de buena parte de los gobiernos occidentales.
En meses sucesivos aumentó la tensión entre el gobierno de Meciar y el presidente Kovac. En mayo de 1995
el Consejo Nacional Eslovaco presentó una moción de censura contra Kovac, al que se acusaba de intentar
presuntamente controlar las actividades del Servicio Eslovaco de Información, los servicios secretos del país,
que meses antes habían sido transferidos a la autoridad del gabinete, aunque con anterioridad dependía del
presidente de la República. La votación, que no tenía consecuencias legales, fue declarada inconstitucional
por Kovac. El primer ministro Meciar respaldó la propuesta de dimisión hecha por el Parlamento, lo que
provocó un incremento de la tensión entre ambos poderes del Estados, a lo que hubo que añadir que en junio
Kovac fuera apartado de su cargo como jefe supremo de las Fuerzas Armadas eslovacas.
En otro orden de cosas, desde que el país accediera a la independencia, una de las prioridades de la política
exterior eslovaca había sido mantener buenas relaciones con la República Checa y otros países
centroeuropeos. No obstante, los vínculos de Eslovaquia con Hungría habían sido conflictivos debido a la
situación en la que se encontraba la numerosa población húngara que vive en el sur del país que representa el
11% del total y aspira a un mayor grado de autonomía política, cultural y educativa, así como por el temor
entre los eslovacos al "expansionismo húngaro". Ese miedo al expansionismo de la vecina Hungría hizo que, a
principios de 1994, Eslovaquia ingresara en la Asociación para la Paz, lo que suponía el paso previo a su
entrada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
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No obstante, en marzo de 1995 los dos gobiernos dieron un importante paso hacia el establecimiento de
relaciones pacíficas cuando los primeros ministros de ambos países firmaron el histórico Tratado de Amistad
y Cooperación; el acuerdo confirmó la frontera húngaro−eslovaca existente y estableció garantías por parte de
los dos gobiernos para proteger y fomentar los derechos de las minorías étnicas residentes en sus respectivos
países.
Con respecto al primer punto del tratado, cabe señalar que Eslovaquia y Hungría han estado inmersas en una
disputa en torno a la presa de Gabèíkovo, construida en el curso del Danubio, en la frontera entre Eslovaquia y
Hungría. La obra formó parte inicialmente de proyecto hidroeléctrico conjunto diseñado por los gobiernos de
Hungría y Checoslovaquia. El proyecto requería la desviación del río y la construcción de dos presas
principales, una en cada país. Pero en 1989 Hungría se retiró del proyecto y canceló las obras en su sector
alegando que aquél ocasionaría graves problemas medioambientales. Checoslovaquia siguió adelante con la
construcción de la presa de Gabèíkovo hasta su finalización en 1992. Hungría mantuvo su objeción al plan,
señalando que al haber desviado el curso del río, el gobierno checoslovaco había modificado, de manera
unilateral, la frontera entre los dos países. Eslovaquia heredó la disputa cuando en 1993 se convirtió en un país
independiente. Ese año, la Unión Europea exigió que ambos gobiernos llevaran el asunto ante el Tribunal
Internacional de Justicia de Naciones Unidas, con sede en la ciudad de La Haya, con el fin de que mediara
como árbitro en la polémica. En septiembre de 1997 el tribunal falló que tanto Hungría como Eslovaquia
habían violado el proyecto hidroeléctrico acordado. Hungría había incumplido el contrato internacional al
abandonar el proyecto, mientras que Checoslovaquia lo había infringido toda vez que carecía del permiso de
Hungría para alterar el curso del Danubio mediante la construcción de la presa de Gabèíkovo. Los dos países
fueron conminados a compensarse mutuamente y a renegociar del futuro del proyecto hidroeléctrico. No
obstante, no se alcanzó ningún tipo de resolución vinculante.
Respecto a la evolución de la política interior, en febrero de 1998 el primer ministro eslovaco, Vladimir
Meciar, se presentó como candidato a la presidencia de Eslovaquia, cargo que su enemigo y jefe de Estado
saliente, Michal Kovac, debía abandonar el 2 de marzo. La nueva elección debía realizarla el Parlamento, en
el que la coalición tripartita controlaba 82 de los 150 escaños.
Al no lograrse la mayoría requerida, puesto que la elección de presidente debía hacerse con al menos los votos
de 90 diputados, gran parte de los poderes del jefe del Estado pasaron al primer ministro Meciar, que el día 4
anuló el referéndum previsto sobre la posibilidad de elegir de forma directa al presidente de la República.
Los días 25 y 26 de septiembre de ese mismo año se celebraron elecciones legislativas en las que Meciar y su
partido, pese a quedar en primer lugar, sufrieron una severa derrota. En efecto, la opositora Coalición
Democrática Eslovaca (SDK, Slovenská Demokratická Koalícia), integrada por liberales y conservadores y
encabezada por el democristiano Mikulas Zurinda, obtuvo el 26,3% de los votos y 42 escaños, en tanto que el
partido del primer ministro fue votado por un 27% de los electores, lo que equivalía a 43 escaños. Pero, con el
fin de poner fin a la 'era Meciar', la coalición de centro−derecha se alió para formar gobierno con el también
opositor Partido de la Izquierda Democrática que alcanzó el tercer puesto, con el 14,6% de los votos y 23
diputados, con el Partido de la Coalición Húngara (SMK, Strana Mad'arskej Koalície), que obtuvo el 9,12%
de los votos y 15 escaños, y con el Partido del Entendimiento Civil (SOP, Strana Obèianskeho Porozumenia),
que consiguió un 8% y 13 asientos. De este modo, la hasta entonces oposición parlamentaria logró la mayoría
absoluta en la cámara legislativa eslovaca y pudo formar un nuevo gobierno presidido por Zurinda.
En mayo de 1999 se celebraron las primeras elecciones presidenciales directas en los seis años de historia de
Eslovaquia como país independiente, puesto que el primer jefe de Estado eslovaco, Michal Kovac, había sido
elegido por el Parlamento en febrero de 1993. Con los comicios se intentaba poner fin a un periodo de
inestabilidad en la república centroeuropea.
Debido a que en la primera vuelta, celebrada el día 15, ninguno de los candidatos logró la mayoría necesaria,
hubo de celebrarse una segunda votación el 29 de mayo en la que compitieron los dos aspirantes a la
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presidencia más votados en la primera ronda.
Rudolf Schuster, líder del liberal SOP y candidato de la coalición gubernamental integrada por reformistas, ex
comunistas, liberales y conservadores, fue el vencedor, con el 57,18% de los votos frente al 42,82%
conseguido por el ex primer ministro Vladimir Meciar, que se presentaba al frente de su partido, el
Movimiento para una Eslovaquia Democrática.
Schuster, un antiguo comunista, era partidario de la incorporación de Eslovaquia a la Unión Europea y a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte, así como de iniciar una apertura al exterior más decidida que la
de Meciar.
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