Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 La autonomía universitaria, un análisis histórico y legal. Ingeniero Agrónomo Juan José MARENCO * Resumen: Este artículo tiene como fin el dar una mirada sobre el concepto de la autonomía universitaria como respuesta a un término tan rico en sustancia y a la vez tan cargado de incógnitas en cuanto a sus límites. Se trata así de analizar los conceptos de la histórica Reforma Universitaria de 1918 de Córdoba, como punto de partida, tanto desde la referencia socio-temporal como político-temporal. Además se intenta recorrer las diferentes perspectivas tendientes a reconocer una conceptualización actualizada del término y su correlato en la legislación argentina. El principio; el entorno histórico de la reforma del 18 Las luchas por la conquista de la autonomía universitaria constituyen una historia muy larga, sobre todo en América Latina1. El primer cuestionamiento serio a la universidad latinoamericana surgió en 1918 por parte del mismo estudiantado como una forma de reacción al control que hasta entonces poseyera la vieja oligarquía terrateniente y el clero, dueños del poder político, económico y, por extensión tácita, de la universidad. A ese movimiento que nace en Argentina, se le llamó el “Grito de Córdoba”, en cuyo manifiesto y como primer punto reclama la “Autonomía universitaria, en sus aspectos académico, docente, administrativo y económico”, así como también el cogobierno universitario con alumnos y docentes. La reforma de Córdoba se presenta en su forma más simple y rectora como una iniciativa de aspiración original y de independencia intelectual. Y sin lugar a dudas es uno de los ítems que puede ser encarado desde diferentes perspectivas tomando el hecho histórico puntual2. * Especialista en Gest Ambiental, Doc adjunto de la UNLaM, Ex Doc. Titular en la U. de Morón y Doc Titular Interino de la UNLaM Ndr: De esto deja registro altamente sintético Hugo Biagini “…comienzan a producirse serios conflictos dentro de la Universidad de Buenos Aires, cuando se inauguran los primeros centros estudiantiles y la Federación Universitaria de esa ciudad (FUBA, 1908), los cuales, pese a perseguir propósitos puramente gremiales, serían desconocidos por las autoridades. Asimismo, se inician los congresos internacionales de estudiantes (Uruguay, 1908; Argentina y Colombia, 1910; Perú, 1912), donde se proclama la rebeldía como principio cósmico omni-comprensivo y se exige un modelo universitario con plena injerencia del alumnado, que habría de confederarse en una liga americana. La inadvertida relevancia de esos encuentros internacionales puede traducirse en motivos de significativa avanzada, verbigracia: establecer las innovaciones primordiales que, a partir de 1918, se ampliarán con el movimiento reformista organizado —autonomía, cogobierno y extensión universitarias —; alentar los anhelos de fraternidad continental…” 2 Ndr: Por ejemplo, para el profesor español Tomás Ramón Fernández la autonomía de la universidad es sólo autonomía para la ciencia. Para otros, la autonomía debe concordar con los fines y la función social de la universidad. 1 1 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Políticamente no se debe de olvidar la existencia de un gobierno radical que se presentaba con fuertes desavenencias para con los sectores que dirigían una de las Universidades mas dominada por el pensamiento clerical. Este hecho igualmente, no desmerece el hecho de las continuas intervenciones del gobierno de H. Yrigoyen3 tanto a provincias como a entes estatales. Por cierto, la actuación directa sobre un “adversario” en forma intervensionista, fue una característica recurrente en el mandato de Yrigoyen como respuesta a manejar los conflictos tanto sociales como económicos. Por ello no es de extrañar, que se continuara con esta política como respuesta hacia un contendiente tan fuerte como la Iglesia Católica. Escenarios de nuevas representaciones para un modelo basado en nuevos grupos sociales4 sumado a un concepto de modernización5 y contrapunto a la oligarquía6, encontraran en las capas medias y sectores populares que irrumpían en el escenario social poniendo en tela de juicio el viejo sistema de alianzas y exigiendo la participación en el Estado y en el sistema político. Ello exigía naturalmente una reforma del sistema político, que hiciera posible la participación electoral de los sectores marginados. La "Unión Cívica Radical" canalizó los movimientos de protesta antiolígárquíca de los nuevos grupos sociales, proyectándose como el partido de la reforma política y de la modernización. Las leyes de reforma electoral promulgadas paradojalmente por el gobierno conservador de Roque Sáenz Peña –pero propiciadas y avaladas por el mismo Yrigoyen, alteraron profundamente el curso de la política argentina, al ampliar la base de la población sufragante. 3 Hipólito Yrigoyen (1852-1933), político y caudillo argentino, presidente de la República (1916-1922; 1928-1930). Creador del Partido Unión Cívica Radical que se formó a partir de la escisión de un sector de la Unión Cívica encabezado por Leandro N. Alem en 1891. 4 Hugo Cancino; Estos nuevos sectores sociales, principalmente las capas medias y una naciente clase obrera se originaron en las diferenciaciones que produce en la economía argentina, el desarrollo del sector agro-exportador y de las industrias y servicios volcados al mercado interno. Los sectores medios se articulan a las funciones administrativas del Estado, en las actividades profesionales y en la administración y control de las empresas exportadoras 5 Op cit; “el contexto de esta ponencia, entendemos por “Modernidad” el proceso de transformación cultural y espiritual cuya matriz se gestó en la Reforma Protestante y en la Revolución Francesa y que significó la irrupción de un nuevo imaginario caracterizado por la fe en el progreso, en la ciencia y en la razón. Este movimiento fue percibido como un curso ininterrumpido, que erradicaría las instituciones, creencias y valores de la sociedad tradicional. Este proceso conllevó a una creciente secularización de la de la vida y la perdida de eficacia social de los discursos religiosos y en consecuencia de las instituciones eclesiásticas”. 6 Op cit: en esto es claro el concepto de Kaplan que entiende " por sistema oligárquico, a las estructuras de poder, político, económico y cultural fundado en la alianza de intereses entre los grupos superiores de terratenientes, comerciantes, financistas, dirigentes políticos y militares y en el caso argentino, la participación del capitalismo extranjero, principalmente británico."…” en este contexto, entendemos como “sociedad tradicional”, aquella basada en un sistema de producción agrícola en el cual se asienta el poder político generalmente de carácter oligárquico y el sistema de valores y de códigos sociales. En este modelo de sociedad el espacio de lo “sagrado” y eclesial tiene un profundo significado social. Mientras que en las sociedad “modernas” se basan en el predominio del sector industrial y la organización racional del Estado y del sistema productivo. El poder se organiza de acuerdo a un esquema democrático y los procesos se secularización, van reduciendo el espacio de lo “sagrado”…” 2 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Ello permitió el progresivo incremento de la fuerza radical, que conquistaron en una primera fase bancas parlamentarias y municipales, pasando indiscutiblemente a poseer, la fuerza política para actuar de facto sobre elementos político-culturales como los estrados universitarios, o los estados provinciales. Este panorama -altamente positivo para engendrar una gesta7 que pasará a la historia mundial- sumado a una real presencia de estudiantes y docentes8 de altísima calidad y pluma envidiable, pueden ser considerados la simiente que indudablemente transformó el sistema educativo. Cierto es también que el desarrollo y modernización debía contar, tarde o temprano, con el factor de desarrollo y ampliación de la base estudiantil de las universidades argentinas como respuesta a las opciones de federalización y democratización de los sistemas estudiantiles superiores9. Pero las reales conquistas no deben quedar como conceptualizaciones del pasado; con ello solo encontraremos la simplificación de modelos sutilmente más complejos y relevantes. Dentro del abanico de reivindicaciones del ´18 la bandera de la “autonomía” fue una de las principales. Pero ¿qué es, realmente, la autonomía universitaria? ¿Es verdaderamente un derecho inalienable? ¿Cuál es el alcance real de la autonomía? Éstas son preguntas importantes porque la realidad es que 7 Op cit El Congreso de Estudiantes Argentinos acordó luchar por la siguiente plataforma: 1] Coparticipación de los estudiantes, 2]Vinculación institucional de los graduados; 3]Asistencia libre a clases; 4]profesorado libre; 5]Periodicidad de la cátedra; 6) Carácter público de actos y sesiones; 7] Extensión de la Universidad fuera de su recinto ( o difusión de la cultura universitaria; 8]asistencia social a los estudiantes; 9]Autonomía universitaria; 8 Alejandro Korn “…La reforma universitaria no es una obra artificial [...] Es la obra colectiva de nuestra juventud, movida por impulsos tan vehementes y espontáneos como no habían vuelto a germinar desde los días de la asociación de mayo, cuando el verbo romántico de Echeverría despertó las conciencias a nuestra vida [...] Larga es la serie de esas creaciones postizas, que, o no arraigan en nuestra tierra o experimentan una degeneración criolla que las convierte en caricatura de sus originales. La juventud argentina —honor a ella— supo hallar la vía propia, la solución argentina y nacional. A no ser por su arrojo, todavía estábamos deliberando” 9 Según Marcela MOLLIS: ”El proceso de ascensión de las capas medias se Entre los años 1906 y 1907, el total de matriculados de las universidades nacionales y provinciales fue 62,100, con un promedio anual de inscritos de 5,175. Entre los años 1918 y 1930, el total de matriculados fue 195,200, resultando el promedio anual de inscritos de 15,015. Comparando los cinco años anteriores y los cinco años posteriores al año de la Reforma Universitaria, las cifras son: entre 1913 y 1917 la matrícula total universitaria fue 32,500 estudiantes, con un promedio anual de 6,500 inscritos; entre 1918 y 1922, el total de matriculados fue 58,600, resultando el promedio anual de 11,720 inscritos. El crecimiento del promedio anual de inscritos fue del 80%. En la Universidad de Buenos Aires los graduados del periodo posreforma crecieron un 190% con respecto al periodo anterior; en la Universidad de Córdoba, registraron un incremento del 248%, y en la Universidad de La Plata el crecimiento de los graduados fue del 504%. El aumento cuantitativo más notable del periodo se produjo al interior del subsistema universitario, especialmente durante el quinquenio que abarca el proceso de gestación y consolidación de la Reforma Universitaria. Esta última constituyó un factor determinante en la expansión cuantitativa de las universidades nacionales del periodo, pero no logró avanzar sobre los límites estructurales del sistema de enseñanza primaria y media en el conjunto de la población, que determinaban desde el vamos magras posibilidades de reclutamiento.” 3 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 ninguna universidad es totalmente autónoma; el autogobierno absoluto es un sueño y la dependencia del Estado continúa imponiéndose. La universidad no puede asegurar su propia autonomía financiera porque vive merced al Estado El concepto de autonomía tiene connotaciones filosóficas que lo hacen extremadamente evasivo. También tiene implicancia legal, intentando establecer la relación con el Estado. Por autonomía se entiende el poder poseído por un sistema o subsistema para llevar a cabo sus propias actividades. La autonomía presupone un poder de derecho público que no necesariamente implica soberanía absoluta, sino la facultad de expedir normas, pero sólo dentro de los límites asignados por la ley. En busca de un contexto para la autonomía hoy La simplificación realizada hasta aquí solo es el análisis del contexto de una realidad universitaria donde se carece de los vectores que la rigieron en el pasado. De esas tres universidades de principio de siglo en cien años de educación superior, se pasó a 44 Instituciones Nacionales, 1 Provincial, y 53 Privadas. De aquel orden supremo oligárquico solo quedan jirones y de su poder omnímodo quedan manifestaciones en algunos resabios de economías agrarias provinciales. Y del poder de la Iglesia Católica, solo queda una pequeña cuota de poder y una feroz lucha por mantener esa cuota superada por momentos por serios conflictos éticos y de presencia de otras religiones. Pero el calendario nunca pasa en vano. El parámetro para la búsqueda de una identidad universitaria como lo son las elecciones autonómicas que en su seno deben desarrollarse -y que fueran tomadas desde la pluma o desde otros atrios de menos pensamientos y más acción-, hoy debe ser compensada y repensada. Es cierto que el dominio de la Iglesia hoy sobre las universidades es casi nulo pero otro factotun universias se avizoran en el horizonte. La Organización Mundial de Comercio no es un poder secular pero sus iniciativas son, sin lugar a dudas, rectoras de políticas internas de los países y sus Estados. La visión hoy de la autonomía universitaria debe ser por ello reanalizada y ponerse seriamente en planes viables con los tiempos que corren. Elementos característicos de la autonomía universitaria El concepto de autonomía tiene connotaciones filosóficas que lo hacen extremadamente evasivo. También tiene implicancia legal, intentando establecer la relación con el Estado. Por autonomía se entiende el poder poseído por un sistema o subsistema para llevar a cabo sus propias actividades. La autonomía presupone un poder de derecho público que no necesariamente implica soberanía absoluta, sino la facultad de expedir normas, pero sólo dentro de los límites asignados por la ley. Una autonomía universitaria completa engloba tres aspectos: Independencia administrativa, Autarquía económica; y 4 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Libertad académica. 1- Sobre la Independencia administrativa y la Autarquía económica Son las mas sencillas de ser llevada a cabo, ya que solo basta contar con la decisión política para plasmarla en forma orgánica legal. Es parte, por lo tanto, de una relevancia que pasa más por aceptación político-coyuntural que por una realidad sobre el manejo académico. Es en definitiva una decisión política tan puntual que aun seguidores10 a ultranza de Gabriel del Mazo cuando tratan el tema de la autonomía universitaria desde la declamación política, lo usan como referencia actitudinal de su perspectiva de utilidad. 2- Sobre la Libertad académica Lo real es que la libertad académica es la única que le da sentido pleno a la autonomía; podría decirse que, en la universidad, es la única autonomía real y concreta que forma su centro y su razón de ser11. Este elemento de análisis debe tener en cuenta que el concepto “libertad”, debe ser tomado en el sentido relacionado a varias fuerzas y puntos de vista para la solución de un problema12 y no en la forma clásica de contar con el libre albedrío13 de encarar los acontecimientos “ Libertad académica significa libertad para enseñar, para aprender y para investigar. .. Lo paradójico es que siendo ésta la única autonomía que podría ser explotada no se aprovecha. “14 La mirada desde las leyes universitarias argentinas La autonomía de las universidades es el rasgo más típico, y a la vez, el valor más apreciado institucionalmente. La forma como ella es regulada, sus alcances y restricciones, es una de las cuestiones universitarias que El discurso de Ernesto Guevara nos lleva a pensar este “manejo” político sobre la autonomía. “…cuando creyendo en la autonomía universitaria como factor esencial del adelanto de los pueblos, hice ese análisis que le aconsejo hacer a ustedes. Las figuras más negras de la reacción, las más hipócritas y peligrosas porque hablan un len- guaje democrático y practican sistemáticamente la traición, fueron las que apoyaron, y muchas veces las que aparecen como figuras propulsoras en sus países de aquella reforma universitaria.” 11 Peón, Cesar, “Ahora bien, el conocimiento requiere tratamiento de actividad abierta dado que es un compromiso con lo desconocido e incierto y como tal difícil de sistematizar mediante las estructuras organizacionales normales erigidas como medios racionales para alcanzar fines conocidos y definidos”. 12 op cit “La división del poder permite la parcial expresión de valores particulares en todo el sector o la plena expresión de cada uno en algún componente del sistema, o ambas cosas”... “Si las estructuras de poder se reorganizan bajo la presión del pensamiento inmediatista, tan ligado a la solución de problemas urgentes, se obliga a los sistemas a equivocarse en un sentido o en otro. De existir la opción, es mejor equivocarse del lado de la excesiva fragmentación y el faccionalismo que reducen el control global, pus moverse en la otra dirección lleva al monopolio, el exceso de orden y la integración formal. Este es un error mucho más grave que reduce la flexibilidad estructural requerida para el buen desarrollo del sistema.” 13 “Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho.” 14 Fidel Ramírez Prado op cit pag 3 10 5 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 históricamente ha dado lugar a más debates y conflictos. Argentina no es en esto una excepción. El tema de la autonomía, y muy en particular de la autonomía con respecto al poder político del Estado, ha estado en efecto presente desde que se debatió en el Congreso de la Nación el proyecto de lo que luego sería la primera ley universitaria con que contó el país, en 1885. En esa legislación -que rigió hasta 1947- las universidades gozaban de un grado de autonomía amplio, si bien menor que la que proponía el proyecto original del diputado Nicolás Avellaneda. La ley que en definitiva se sancionó fue, en este sentido, el resultado de una suerte de transacción entre esa posición y la que sostuvo el Poder Ejecutivo de tono algo más estatista. Dentro del margen amplio de independencia que en definitiva se dejaba a las universidades, dos fueron las restricciones que se impusieron. Por un lado, los “estatutos” de cada casa de estudios -la legislación específica que ellas se dan debían para ser válidos ser aprobados por el Poder Ejecutivo. Esta limitación ha dado lugar a un largo debate que reaparece con cada nueva ley universitaria que se sanciona. Por otro lado, y esta es sin duda una restricción más importante, el Ministerio de Educación se reservaba la designación de los titulares de cátedra, a partir de una terna enviada por el consejo superior de cada universidad. A pesar de estas restricciones, el espíritu general de la ley, que acompañó también su aplicación a través de varias décadas, no generó mayores obstáculos para la independencia de las universidades, que pudieron incluso aplicar el sistema de concursos para la designación de sus docentes. Otros dos temas estrechamente asociados a la autonomía, la intervención a las universidades y el contralor de legalidad, no fueron previstos en esta primera ley universitaria, pero de hecho durante su vigencia hubo algunas intervenciones y el Poder Ejecutivo ejerció el contralor jurisdiccional.15. Esta autonomía relativamente amplia que caracterizó el primer período de nuestra legislación universitaria, pasó por sucesivos altibajos durante el segundo período, que en el fondo reflejan la tensión entre dos concepciones de universidad sustentadas a partir de la década del ’40 por los dos partidos con presencia mayoritaria en la escena nacional. Entre 1947 y 1955, con el peronismo en el poder, la autonomía fue sustancialmente recortada. Si bien tanto la ley 13031 como la 14297 caracterizan a las universidades como autónomas, en los hechos dejan muy poco margen para su ejercicio efectivo toda vez que -tanto una como otra norma- regulan hasta en los menores detalles la organización y funcionamiento de las casas de estudio. La convicción de que el Estado debe tener una presencia activa para poner a las universidades al servicio de la Nación, a la vez que la pretensión de homogeneización cultural del país, explican que estas leyes fueran verdaderas “leyes-estatuto”, en el sentido de que no sólo establecían las reglas básicas del sistema sino también las normas particulares propias de cada institución. Si bien no se prevé norma alguna en relación a la posible intervención del Poder Ejecutivo, ello aparece como casi obvio dada la concepción de la ley, y el contralor administrativo de la legalidad de los actos fue ejercido ampliamente. la vista resumida de Sánchez Martínez, este periodo es “… en suma, una autonomía relativamente amplia que reconoce límites explícitos o implícitos en relación a la aprobación de los estatutos, a la posibilidad de intervención y al contralor jurisdiccional administrativo” 15A 6 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Entre 1955 y 1967 volvemos a una concepción muy amplia de autonomía, mayor incluso que la vigente en el primer período. Porque si bien inicialmente el decreto-ley 477/95 restablece la vigencia de la ley 1597, al año siguiente el decreto-ley 10775/56 elimina de hecho toda referencia a normas comunes quedando sólo vigentes las normas particulares de los estatutos. Este estatus legal tan particular fue el resultado de una norma no menos singular que no ha vuelto a repetirse en la legislación posterior16. Consistente con esta concepción de la autonomía, no hay en esta legislación previsión alguna en materia de intervención y no se admite el recurso jerárquico. Entre 1967 y 1995 se sucedieron gobiernos militares y civiles, cada uno de los cuales aprobó una legislación universitaria con sus propias particularidades. Sin embargo, en relación a lo que se declamaba sobre la autonomía no hubo, desde el punto de vista estrictamente legal, grandes diferencias entre esas varias normas17. En materia de intervención las normas coinciden en que podrá hacerlo ese mismo poder del Estado siempre que se de, con ligeras variantes, alguna de las siguientes causas: conflicto insoluble dentro de la universidad, alteración grave del orden público, o manifiesto incumplimiento de la ley. No hay sin embargo coincidencia en lo relativo al contralor de la legalidad de los actos, ya que las normas mencionadas asumen al respecto posiciones diversas. En suma, si sólo se tiene en cuenta el texto de las normas podría decirse que es un período en que se reconoce explícitamente la autonomía de las universidades, si bien con limitaciones en materia de aprobación de los estatutos, de intervención y de contralor jurisdiccional. Sin embargo, más allá de las declaraciones de los textos legales, en los hechos el alcance de la autonomía en estos años fue dispar, según el origen, naturaleza y objetivos del régimen político vigente en cada momento. Los núcleos innovadores La autonomía con respecto al poder político tiene una larga tradición en Argentina. Con frecuencia, más allá del valor y el sentido que ella realmente tiene para la preservación de un ámbito donde sea posible el desarrollo del pensamiento crítico e independiente, aparece como un escudo que esgrimen sectores universitarios y políticos con mucha capacidad de influencia y movilización, detrás del cual suele ocultarse la mera defensa de intereses corporativos. Según el artículo 9 del decreto-ley 10775/56, “el estatuto de cada universidad será publicado en el Boletín Oficial y entrará en vigencia a los diez días de su publicación, quedando sin efecto, desde entonces, frente al mismo, las disposiciones de la ley 1597, del decreto-ley 6403/55 y de cualquier otra disposición legal o reglamentaria que se le oponga”. 17 Salvo la ley 23068, de 1984, que no menciona explícitamente la autonomía universitaria, la mayoría de las vigentes en estos veinte años hacen referencia, con expresiones similares, a la “autonomía académica y docente” y a la “autarquía administrativa, económica y financiera” (leyes 17245, 20654 y 22207). Lo mismo ocurre con el tema estatutos, ya que en todos los casos las normas requieren la aprobación del Poder Ejecutivo 16 7 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Por otra parte, debe recordarse que en 1994, un año antes de que se sancionara la ley de educación superior, la Convención Reformadora de la Constitución Nacional incorporó en su texto -por primera vez en la historia del país- una norma según la cual corresponde al Congreso “sancionar leyes...que (entre otras cosas) garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales”18 Siendo una garantía con jerarquía constitucional, la sensibilidad pública con relación a ella es aún mayor. Y las leyes que la definan y regulen pueden eventualmente ser tildadas de inconstitucionales. Cabe entonces examinar con atención el modo cómo la ley plantea y regula el tema de la autonomía. Como no ocurre en ninguna de las leyes anteriores, la 24.521 dedica un capítulo íntegro a definir “la autonomía, su alcance y sus garantías” (capítulo 2 del título IV). También por primera vez se habla en ese capítulo no sólo de autonomía académica (o “científica y docente”, como dicen algunas leyes del pasado) sino también de “autonomía institucional”, queriéndose significar con ello no sólo la capacidad de las instituciones de dictar sus propias normas y darse sus propias autoridades, sino incluso de definir sus propios órganos de gobierno, lo que abre la posibilidad de que se ensayen nuevas opciones institucionales. La puntualidad19 de los temas que abarca la autonomía como su forma garantista de la observación ante una intervención20., es uno de los puntos sobresalientes. Uno de los elementos garantistas nos hace pensar en que la formación de la CONEAU no es merito de la generación espontánea del cruce genético de la burocracia argentina. El texto siguiente ha sido extraído puntualmente, ya que su racionalidad explicita, es sumamente rica. ”… En fin,” la ”tercera garantía establece que “contra las resoluciones definitivas de las 18 (artículo 75 inciso 19). Según el artículo 29 de la ley, la autonomía comprende un conjunto muy amplio de atribuciones, entre las que se encuentran: “a) dictar y reformar sus estatutos, los que serán comunicados al Ministerio de Cultura y Educación...; b) definir sus órganos de gobierno, establecer sus funciones, decidir su integración y elegir sus autoridades de acuerdo a lo que establezcan los estatutos y lo que prescribe la ley; c) administrar sus bienes y recursos, conforme a sus estatutos y las leyes que regulan la materia; d) crear carreras universitarias de grado y de postgrado; e) formular y desarrollar planes de estudio, de investigación científica y de extensión y servicios a la comunidad...; f) otorgar grados académicos y títulos habilitantes...; g) impartir enseñanza, con fines de experimentación, de innovación pedagógica o de práctica profesional docente, en los niveles preuniversitarios...; h) establecer el régimen de acceso, permanencia y promoción del personal docente y no docente; i) designar y remover al personal; j) establecer el régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes...; k) revalidar, sólo como atribución de las universidades nacionales, títulos extranjeros; l) fijar el régimen de convivencia; m) desarrollar y participar en emprendimientos que favorezcan el avance y aplicación de los conocimientos; n) mantener relaciones de carácter educativo, científico y cultural con instituciones del país y del extranjero; ñ) reconocer oficialmente asociaciones de estudiantes, cumplidos que sean los requisitos que establezca la reglamentación, lo que conferirá a tales entidades personería jurídica”. 20 “La intervención nunca podrá menoscabar la autonomía académica.”; ARTICULO 31. “La fuerza pública no puede ingresar en las instituciones universitarias nacionales si no media orden escrita previa y fundada de juez competente o solicitud expresa de la autoridad universitaria legítimamente constituida.”, 19 8 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 instituciones universitarias nacionales..., sólo podrá interponerse recurso de apelación ante la Cámara Federal de Apelaciones...” (Artículo 32), con lo cual se dice que el Ministerio de Educación (u otro órgano del Poder Ejecutivo) no es más, como lo fue en el pasado, instancia de control de la legalidad de los actos de las universidades nacionales. Ahora bien, en la concepción de la ley 24521 esta autonomía amplia debe ser también una autonomía responsable, que implica que la independencia que a las instituciones universitarias se les garantiza, debe ir acompañada por una correlativa responsabilidad pública por sus actos y por lo que de ellos resulta. Consecuente con ello, y para avanzar en el cumplimiento de esa responsabilidad que se les demanda, la ley prevé algunos institutos nuevos, como la evaluación institucional, la acreditación de carreras y programas, o un régimen de títulos con nuevas exigencias para el caso de ciertos títulos profesionales, que en su momento fueron objeto de crítica en tanto pueden afectar el alcance de la autonomía“21. “Se ha señalado que, a diferencia de la legislación anterior en que la enumeración de facultades era taxativa, en la ley 24521 es meramente ejemplificadora, y por lo tanto las universidades pueden en realidad hacer todo aquello que no les esté expresamente prohibido. Se implementa así un sistema en el que la libertad es la regla y las limitaciones constituyen excepciones que sólo son admitidas si están contenidas expresamente y por ese mismo carácter son de interpretación y aplicación restrictiva y rigurosa” 22, con lo cual se enfatiza el carácter amplio con que la autonomía está concebida en la legislación que analizamos. Conclusiones Es de tener en cuenta que la base autonómica de las universidades debe garantizarse desde lo formal y desde lo operacional. Estas características lograran tener el disenso de utilidad práctica para no perder de vista lo importante del sistema; la formación de cuadros académicos técnicodirigencial. Los sistemas universitarios, por lo tanto, no deben complacerse con la idea rectora de la centuria pasada donde la utilidad de la autonomía sentaba bases firmes para las soluciones de ese entorno. Hoy el término de la autonomía debe ser llevado a la practica desde la óptica de la diversidad y con la meta cierta de ser una mirada critica de la universidad desde la perspectiva de la “academia”. Como Universidades Nacionales no debemos perder de vista la formalidad y la actualidad que los tres fines de los ideales universitarios le dieron y darán a su sentido de pertenencia: investigar, enseñar en el más alto nivel y transferir conocimientos a la sociedad. Es el “tríptico” que podemos encontrar en los discursos de casi todas las universidades, pero que en la práctica, pueden estar segmentadas o recortadas. Una de las características del nuevo modo de producción de conocimientos es que la investigación, la formación profesional y la extensión tienden a inter-penetrarse. 21 22 Sánchez Martínez, op cit pag 24 Op cit pag 25 9 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 La Reforma defendió la autonomía universitaria contra toda intervención del poder. Sobraban razones, confirmadas con el tiempo, para temer intervenciones intolerantes y autoritarias de los gobiernos y dictaduras de turno. La autonomía buscaba la independencia frente un entorno amenazador. Pero no debemos permitir que la misma autonomía la lleve –debido a mala “praxis”- por los senderos del uso para la defensa corporativa de grupos anquilosados en el sistema con el solo pretexto de su propia subsistencia. Reducir la autonomía a tal ruin fin, solo traerá aislamiento, endogamia y desconexión con la sociedad. Y esto, sin lugar a dudas, no formo parte de los ideales reformistas. El análisis de las concepciones universitarias nos muestra de manera contradictoria la importancia de las orientaciones filosóficas o ideológicas, pero también nos enseña que la eficacia de todo modelo depende, en última instancia, del modo de articulación con el medio. Si lo que pretendemos con la autonomía es fortalecer la capacidad para orientar la creatividad intelectual hacia la resolución de problemas cruciales de la sociedad, necesitamos crear entornos inteligentes y socialmente sensibles para formar nuevos ciudadanos y nuevos líderes. Y que, en definitiva, tanta lucha y tanto esfuerzo en esta casi centuria por crear una Universidad Nacional académica, federal y compenetrada con la sociedad que le da sentido, no sea en vano. La piel del “hacedor del conocimiento” ha pasado de vestir la casulla del atrio a la toga del mercader… pero simplemente los dos son ropajes que esconden la misma piel…. . 10 Trabajo Final para la Cátedra del Dr Cesar PEON MAILTO: [email protected] UNLaM, 2007 Bibliografía Hugo Cancino; “El movimiento de reforma universitaria en Córdoba, Argentina, 1918. Para una relectura de su discurso ideológico.” Material proporcionado por Perez Rasetti. MOLLIS, Marcela “En busca de respuestas a la crisis universitaria: historia y cultura”; en www.UNAM.edu.mx Hugo E. Biagini; la reforma universitaria antecedentes y consecuentes, ed LEVIATAN, (BA)Sánchez Martínez, Eduardo (2003). La legislación sobre Educación Superior en Argentina. Entre rupturas, continuidades y transformaciones. Documento de Trabajo N° 102, Universidad de Belgrano. Disponible en la red//www.ub.edu.ar/investigaciones/dt_nuevos/102_sanchez_martinez.pdf Fidel Ramírez Prado; “La autonomía universitaria”. Ernesto Che Guevara Obras. 1957-1967.Discurso en la Universidad de Oriente el 17 de octubre de 1959... Tomo II. P. 25-26. Peon; Cesar, apuntes de la cátedra “Historia e instituciones” de la Maestría Gestión de la Educación Superior (UNLaM; 2007). 11