DESGLOSE DEL PROGRAMA DE HISTORIA •

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DESGLOSE DEL PROGRAMA DE HISTORIA
• FUENTES Y PROCEDIMIENTOS PARA EL CONOCIMIENTO HISTÓRICO
• Análisis y utilización crítica de fuentes y material historiográfico diverso.
• Contraste de interpretaciones historiográficas y elaboración de síntesis integrando información de
distinto tipo.
• LAS RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA
• La pluralidad constitutiva de España. Grandes etapas de la historia española hasta el siglo XVIII.
• Elementos económicos, sociales y políticos que configuran al Antiguo Régimen.
• Proyectos y realizaciones del Reformismo Ilustrado. El impacto de la Revolución Francesa.
• La monarquía borbónica: las nuevas bases del Estado y su evolución hasta 1789.
• La Ilustración: su impacto en la economía, la sociedad y la cultura.
• El impacto de la Revolución Francesa: el reinado de Carlos IV.
• España en la Europa Napoleónica. Vertientes y efectos de la guerra peninsular. Las Cortes de Cádiz
y la Constitución de 1812.
• La Guerra de la Independencia.
• La revolución liberal, las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.
• Revolución liberal y reacción absolutista. El reinado de Fernando VII. Coyuntura internacional y
colonias americanas.
• El reinado de Fernando VII: sus etapas.
• Coyuntura internacional y emancipación de las colonias americanas (1810−1824).
• CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL E INTENTOS DEMOCRATIZADORES
• Pleito dinástico y opciones políticas. Carlismo y guerra civil. Liberales moderados y progresistas.
• Pleito dinástico y opciones políticas. Carlismo y guerra civil.
• Moderados y progresistas durante la minoría de Isabel II: el Estatuto Real y la Constitución de 1837.
• Desarrollo institucional y cambios políticos durante el reinado de Isabel II.
• La primera parte del reinado de Isabel II (1843−1854): desarrollo institucional y cambios políticos.
• La segunda parte del reinado de Isabel II (1854−1868): desarrollo institucional y cambios políticos. La
política exterior .
• La crisis del moderantismo y la experiencia del Sexenio democrático. La Constitución de 1869. la
Primera República.
• La crisis del moderantismo y la revolución de septiembre de 1868.
• El sexenio democrático: características políticas y problemas de cada una de sus etapas.
• Entidad de las transformaciones agrarias y del proceso de industrialización. El desarrollo del
mercado interior. Estructura y cambios sociales. La España romántica y su imagen exterior.
• Transformaciones de la propiedad de la tierra y estabilidad del mundo rural (1834−1874).
• Los inicios de la industrialización y la articulación del mercado interior (1834−1874).
• Estructura y cambios sociales entre 1834 y 1874.
• La España Romántica y su imagen exterior.
• LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN
• Restauración borbónica y Constitución de 1876. Los fundamentos, el funcionamiento y las crisis del
sistema político. Conservadores y liberales. Sucesión y actividad del monarca.
• Restauración borbónica y Constitución de 1876.
• El reinado de Alfonso XII y la Regencia (1875−1902).
• El reinado de Alfonso XIII hasta 1923: modernización, fracaso de la reforma del sistema y
radicalización de la oposición política.
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• El republicanismo. El desarrollo del movimiento obrero; socialistas y anarquistas. Regionalismo y
nacionalismo.
• Republicanismo y desarrollo del movimiento obrero entre 1875 y 1923.
• Las diferentes formulaciones del regionalismo y del nacionalismo entre 1875 y 1923. Sus consecuencias
políticas.
• España ante la remodelación colonial: la crisis del 98; la guerra de Marruecos y sus implicaciones
sociopolíticas. Las tensiones de 1917.
• El conflicto cubano y la crisis del 98.
• La cuestión marroquí y sus implicaciones sociopolíticas (1898−1923).
• La crisis de 1917.
• La evolución económica y social; sus desequilibrios. El desarrollo financiero. La actividad literaria,
artística y pedagógica.
• El desarrollo económico entre 1875 y 1923.
• Las transformaciones sociales: urbanización y nuevas relaciones sociales (1875−1923).
• La cultura entre 1875 y 1923: expresiones ideológicas, cambios culturales y manifestaciones artísticas.
• ESPAÑA EN EL MUNDO DE ENTREGUERRAS
• Orígenes y acción de la dictadura de Primo de Rivera. El desarrollo de la oposición al régimen y el
hundimiento de la monarquía.
• La instauración de la Segunda República: bases socioculturales y fuerzas políticas.
• Bases socioculturales y fuerzas políticas en la instauración de la segunda República. La Constitución de
1931.
• Condicionamientos, conflictos y etapas de la República. Realizaciones políticas, sociales y educativas.
La vida cultural.
• Condicionamientos, conflictos y etapas de la Segunda República.
• Realizaciones políticas, sociales y educativas en la Segunda República. La vida cultural.
• Sublevación y guerra civil. Desarrollo militar y evolución política. Dimensión interna e internacional
del conflicto español.
• Sublevación y guerra civil. Desarrollo militar y evolución política.
• Dimensión interna e internacional del conflicto español (1936−1939).
• ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO
• Balance y huella de la guerra. Fundamentos ideológicos y sociales del régimen franquista. Autarquía
y estancamiento económico. La influencia de la coyuntura internacional en los años cuarenta.
• Fundamentos ideológicos y sociales del régimen franquista.
• De la autarquía a la apertura económica: 1939−1959.
• La estabilización y el crecimiento económico; implicaciones político−ideológicas. Migraciones y
evolución de la estructura social desde los años sesenta. Los inicios de la crisis.
• Estabilización y el crecimiento económico. La evolución de la estructura social (1959−1973).
• La crisis del franquismo: factores internos e internacionales.
• Propaganda y represión. Fuerzas de oposición y conflictos sociopolíticos durante el franquismo. La
significación del exilio. La actividad cultural.
• Fuerzas de oposición y conflictos sociopolíticos durante el franquismo.
• La cultura durante el franquismo: expresiones ideológicas y cambios culturales.
• La cultura durante el franquismo: manifestaciones artísticas. La significación del exilio.
• LA RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA
• Distintos proyectos políticos y transición democrática. La Constitución de 1978: valores; derechos y
deberes; instituciones representativas; organización territorial del Estado.
• Dificultades y consolidación de la democracia. El desarrollo legislativo. La situación española desde
los años ochenta: cambios socioeconómicos y culturales; la evolución política.
• La presencia española en la construcción europea. España en el mundo actual; sus relaciones con
Iberoamérica y el mundo mediterráneo. Proyección cultural y lingüística.
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2.4. España en la Europa Napoleónica. Vertientes y efectos de la guerra peninsular. Las Cortes de
Cádiz y la Constitución de 1812.
2.4.1. La Guerra de la Independencia (1808−1814)
El siglo XIX español se inicia con la continuación del reinado de Carlos IV en un marco internacional en el
que la figura del emperador francés Napoleón se consolida en Europa. Éste interviene cada vez más
directamente en los asuntos españoles. Fuerza a Carlos IV a declarar la guerra a Inglaterra en 1803, y como
consecuencia de ello se produce el desastre de Trafalgar. En 1807 firma con España el Tratado de
Fontainebleau, por el cual se decide el reparto de Portugal y el nombramiento de Manuel Godoy como
príncipe de los Algarves. Como consecuencia del mismo, el emperador lleva a cabo el despliegue de fuerzas
en toda la Península.
A principios de siglo, España se encuentra con grandes dificultades económicas derivadas de la participación
en numerosas guerras, de la escasez de cereales y de una gran deuda pública.
En la corte se hace cada vez más clara la polarización de fuerzas en torno a los seguidores de Godoy y a los
del de futuro Fernando VII, que es progresivamente marginado desde la conjura del Escorial, en la que queda
patente su intento de acometer un golpe de fuerza contra su padre Carlos IV.
La entrada de las tropas napoleónicas en España acelera la crisis de la Corona. Los partidarios de Fernando
VII llevan a cabo el motín de Aranjuez, por el que la residencia veraniega es asaltada, forzando a Carlos IV a
abdicar en su hijo. Desde Francia, Napoleón decide intervenir en el problema dinástico, convocando a la
familia real en Bayona, donde, logra la abdicación de Fernando VII en su padre y la de éste en el emperador,
que cede el trono a su hermano José I.
Las relaciones entre la población y las tropas francesas son cada vez más tensas, desembocando en el fuerte
enfrentamiento ante el Palacio Real de Madrid, que se contagia a las calles adyacentes. Se producen como
consecuencia los fusilamientos del 2 de mayo.
La Junta de Gobierno, formada ante la marcha del rey a Bayona, y el Consejo de Castilla quedan paralizados.
La resistencia popular tiene que crear un poder alternativo, surgiendo así las Juntas Provinciales, que
organizarán y dirigirán la lucha contra las tropas francesas.
A lo largo de la guerra se incorporan a las fuerzas españolas tropas inglesas. Se distinguen tres etapas:
• Etapa de ocupación y levantamiento (1808). Se caracteriza por el intento de despliegue de los
distintos cuerpos del ejército francés. Se produce el asedio a Zaragoza y la derrota francesa en El
Bruch. Las tropas napoleónicas controlan Barcelona, la cornisa cantábrica y la zona central. En su
camino hacia el sur peninsular, caen derrotados en Bailén. Ésta es la primera derrota de las tropas
napoleónicas, suceso que tiene una gran repercusión en Europa. Como consecuencia de ella, los
franceses abandonan Madrid junto con José I y Napoleón se ve obligado a intervenir personalmente
en la dirección de la guerra.
• Etapa de hegemonía francesa (1808−1812). Napoleón entra en España. Se produce una movilización
de las mejores tropas francesas, que consiguen victorias importantes, obligando a la Junta Central a
trasladarse hacia el sur. José I se instala de nuevo en Madrid. A comienzos del año 1810, el territorio
peninsular está prácticamente ocupado por los franceses, excepto Lisboa, algunas zonas gallegas y
Cádiz, refugio de la Junta Central. Como consecuencia de las derrotas sufridas, que confirman la
inutilidad del enfrentamiento en campo abierto con las experimentadas tropas francesas, las
autoridades españolas llevan a cabo un cambio de estrategia en la dirección de la guerra. Esta nueva
estrategia consiste en desplegar un número ilimitado de hombres en partidas y cuadrillas que,
convenientemente organizadas, se dedican a acosar permanentemente al enemigo, que se ve con ello
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forzado a dispersar sus tropas. La guerrilla española tiene las siguientes características:
♦ La inferioridad militar, por lo que se reducen los enfrentamientos a campo abierto.
♦ El apoyo de la población civil, que suministra intendencia y facilita las comunicaciones.
♦ El desarrollo de un sistema ágil y efectivo de propaganda.
♦ La creación de un medio hostil al invasor, que apenas cuenta con la colaboración de la
población.
♦ El desarrollo de una guerra de desgaste que provoca el hundimiento moral del adversario.
♦ La gran movilidad de sus efectivos.
La guerra de guerrillas provoca la inmovilización de los efectivos napoleónicos que se ven forzados a
defender núcleos vitales continuamente amenazados.
• Etapa de la ofensiva hispano−inglesa (1812−1814). Con el comienzo de la campaña para la invasión
de Rusia por parte de Napoleón, el sentido de la guerra varía bruscamente. Las tropas
hispano−inglesas cosechan notables éxitos, que obligan a José I a abandonar Madrid, de donde se
retira definitivamente en 1813. Napoleón devuelve el poder a Fernando VII, tras llegar a un acuerdo
comercial favorable a Francia y obtener garantías para los hombres que han colaborado con la
Administración.
2.4.2. La revolución liberal, las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
La incapacidad de respuesta a la invasión francesa por los organismos tradicionales origina un escenario
político que es aprovechado para demandar nuevas estructuras de poder capaces de generar cambios
profundos, jurídicos y económicos, para situar al país en la ola del liberalismo.
Durante la guerra se desarrollan dos proyectos políticos distintos: el de los afrancesados, que consideran que
la presencia del emperador garantiza por sí sola la modernización de España y colaboran con el invasor; el
liberal, que, ante el vacío de poder, encabeza la oposición a los franceses y reivindica la eliminación del
Antiguo Régimen español y su sustitución por otro de carácter liberal.
Con el apelativo de afrancesados se conoce a un numeroso grupo de españoles que colaboraron con las
autoridades francesas por diversos motivos, desde el mantenimiento del puesto de trabajo en los ministerios,
hasta el profundo convencimiento de que la presencia de Napoleón podría suponer para España la oportunidad
de reformar las estructuras de Antiguo Régimen.
Tras las abdicaciones de Fernando VII y Carlos IV y la proclamación de José I como rey de España y de las
Indias, se convocan en Bayona las Cortes españolas, en las que un reducido número de diputados redacta y
aprueba el Estatuto de Bayona, texto legal que da forma a la Administración francesa en España. Tiene como
notas más características: la libertad individual y de imprenta, la supresión de los privilegios, la abolición del
tormento, la limitación de los mayorazgos, la consolidación de la Deuda pública, la admisibilidad de los
españoles a todos los empleos y la escuela para niños.
Muchos españoles se verán forzados a jurar fidelidad al nuevo rey. Ya en el exilio y protegidos por el nuevo
régimen francés, algunos se acogen a distintas medidas de gracia de Fernando VII, y otros se ven condenados
al destierro perpetuo.
Los liberales españoles son los administradores del poder sobre los escasos territorios que controlan. Ejercen
el mismo por medio de las distintas Juntas y manteniendo una alianza con los capitanes generales. Las Juntas
Provinciales asumen todo el poder en sus respectivos ámbitos territoriales y suelen estar monopolizadas por
personajes pertenecientes al Antiguo Régimen que temen una revolución popular. Por debajo de las Juntas
Provinciales se sitúan la Juntas Locales, que suelen ser órganos de representación popular. Se crea un
Gobierno central alternativo, la Junta Central, encabezada por el conde de Floridablanca, y con sede última en
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Cádiz. Promueve la convocatoria de Cortes en 1810, con una sola Cámara, a la que acuden diputados elegidos
por los mayores de 25 años. Se designan provisionalmente diputados entre los americanos residentes en
España para contar con representación de los territorios americanos. También se decide nombrar diputados
suplentes de aquellos territorios controlados por los franceses y donde no se pueden convocar elecciones.
En su primera reunió se observa una primacía de eclesiásticos y nobles. Se distinguen tres tendencias
políticas: los ilustrados, los conservadores o absolutistas (Blas Ostolaza) y los liberales, pero se imponen estos
últimos (Argüelles, Calatrava o Mejía). Para los absolutistas, las Cortes deben limitarse a aprobar los
presupuestos y las contribuciones de guerra; para los liberales e ilustrados, las Cortes han de convertirse en la
primera institución del reino.
La primera Constitución española es promulgada en 1812. La Constitución de Cádiz, la más extensa de
nuestra historia, asume los principios esenciales del liberalismo, tales como la soberanía nacional, la división
de poderes, el derecho a representación popular y el derecho de propiedad.
• Sistema de representación: las Cortes, organizadas en una única Cámara, que asume el poder
legislativo. La representación popular es elegida a través de un complicado sistema de sufragio
indirecto en tres grados, que se hace más restringido según se asciende en la representación. Las
funciones de los diputados son, entre otras, legislar, establecer impuestos, proteger la libertad de
imprenta y nombrar la regencia.
• Rey. La Corona tiene limitadas sus competencias. No puede disolver las Cortes, pero puede sancionar
las leyes elaboradas por éstas, reservándole la Constitución la capacidad de veto durante dos
legislaturas.
• Poder ejecutivo. De carácter dual, con un Gobierno formado por siete secretarios, y el rey, que dirige
la acción del Gobierno, tiene capacidad legislativa y goza de irresponsabilidad e inviolabilidad.
• Poder judicial. Reconoce al Estado el monopolio en la aplicación de las leyes. Se establece una unidad
de códigos en materia criminal, civil y comercial. Se crea el Consejo del Estado, con capacidad de
intervención en la declaración de la guerra y en la firma de tratador internacionales.
• Administración local y provincial. La Administración local corresponde a los Ayuntamientos, y la
provincial, a la Diputación.
• Fuerzas armadas. Se introduce la Milicia Nacional, con capacidad de actuación en la provincia y,
excepcionalmente, fuera de ella.
• Relaciones Iglesia−Estado. La religión católica se establece como religión oficial. Se ordena la
prohibición de cualquier otra.
• Educación. Establece las bases de una educación general al disponer que en todos los Ayuntamientos
se creen escuelas de primeras letras.
Vigencia de la Constitución: 1812−1814−−−1820−1823 (Trienio Liberal)−−−1836−1837.
Decretos sociales y económicos. La Constitución de 1812 contribuye también a la destrucción de los
fundamentos del Antiguo Régimen español en el orden social y económico. Quedan abolidos los señoríos
jurisdiccionales, se elimina el Tribunal del Santo Oficio, se permite la libertad de contratación en los campos
y fábricas, y se incautan los bienes de todos aquellos que colaboran con el régimen napoleónico. A pesar de la
plasmación parcial del proyecto liberal, ésta no pudo ser más radical por la importante representación de la
nobleza y del clero y la debilidad de la burguesía. Las Cortes no aplican un programa de desamortización que
favorezca la liberalización de las tierras y su distribución entre el campesinado.
2.5. Revolución liberal y reacción absolutista. El reinado de Fernando VII. Coyuntura internacional y
colonias americanas.
2.5.1. El reinado de Fernando VII (1814−1833): sus etapas
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La restauración en el trono español de Fernando VII se produce tras la derrota de los ejércitos napoleónicos en
Europa. Es liberado por el emperador tras la firma del Tratado de Valençay (1813), por el cual el monarca
recupera la Corona y se otorgan garantías a los colaboradores de la anterior Administración francesa.
El rey vuelve en 1814 con unos mínimos conocimientos de la situación española. Con la ayuda británica y del
general Eguía, el rey anula la Constitución liberal, establece el absolutismo y da paso a una honda represión
contra los liberales, que sen ven obligados a marcharse del país.
A su llegada a Madrid, un numeroso grupo de diputados absolutistas de presentan el Manifiesto de los Persas,
documento de carácter absolutista que justifica la anulación de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.
El restablecimiento del absolutismo se produce en una España con una profunda crisis económica causada por
la guerra y la inexistencia de suministros desde las colonias americanas.
Sexenio Absolutista (1814−1820).Los sucesivos Gobiernos de Fernando VII tienen que hacer frente al
bandolerismo rural. Martín de Garay es nombrado ministro de Hacienda y, ante la caótica situación
económica, plantea como soluciones la reducción del gasto público y una reforma fiscal que aumente los
recursos del Estado. El Sexenio Absolutista tiene como características fundamentales la crisis económica, la
reorganización de los liberales en torno al ejército y los constantes pronunciamientos militares. Tras las
sublevaciones de Navarra, La Coruña, Barcelona y Murcia, resulta decisivo el pronunciamiento de Rafael de
Riego en Sevilla. Riego proclama la Constitución de Cádiz al frente del ejército expedicionario que se
trasladaba a América para reprimir los movimientos independentistas. Este pronunciamiento es apoyado por
diversas guarniciones, así como por numerosos levantamientos campesinos.
Fernando VII, acorralado políticamente, jura la Constitución de 1812 y se inicia con ello el Trienio
Constitucional o Liberal.
Trienio Constitucional (1820−1823). En Madrid, los liberales, desde una Junta Provisional, dan paso a la
formación del Gobierno, en el que destacan antiguos doceañistas. El primer objetivo del nuevo Gobierno es la
reimplantación del marco constitucional, pero con algunos cambios que ofrezcan seguridad a los sectores
conservadores, como una segunda Cámara y garantías sobre la propiedad para los grandes propietarios de
tierras. Con esta política reformista, el liberalismo español se escinde cada vez más en dos corrientes: la
moderada o doceañista y la exaltada.
La obra gubernativa de los liberales tiende a la reforma del Antiguo Régimen: se suprimen los mayorazgos, se
disuelve el Tribunal de la Inquisición; se implanta la ley municipal; se proclama la libertad de imprenta, se
expulsa a los jesuitas y se deroga el fuero eclesiástico. Entre las reformas sociales destacan la reducción del
diezmo a la mitad, la libertad de contratación, la desamortización de tierras de propios y baldíos y la
reglamentación de la instrucción pública y privada.
Para cubrir el déficit de la Hacienda pública, los liberales acuden a créditos en el exterior y a la puesta en
práctica de medidas que afectan a los bienes eclesiásticos. La presión fiscal baja para favorecer una
acumulación de capital.
Pero en el interior, las malas cosechas originan un profundo malestar en una parte importante del
campesinado. Asimismo, la oposición realista crece y aúna fuerzas ante el nuevo Gobierno exaltado de
Evaristo San Miguel. Arraigada en bastiones rurales de la mitad norte peninsular, crea la Junta Absolutista en
Bayona y una regencia en Seo de Urgel.
En el exterior, la Santa Alianza decide el restablecimiento de la monarquía absoluta en España. En 1923 los
Cien mil hijos de San Luis invaden el país, comandados por el duque de angulema, que penetra sin apenas
resistencia hasta Cádiz. Mediante un acuerdo con los liberales, Fernando VII es liberado.
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Década Ominosa (1823−1833). El duque de angulema instaura la Junta de Regencia. Se produce una dura
represión contra los liberales.
El rey deroga la mayor parte de los actos del Gobierno constitucional: restablece el diezmo, aunque no el
Santo Oficio; reinstaura el mayorazgo, y modifica los estudios universitarios.
Su reinado de nuevo está condicionado por el problema hacendístico. El absolutismo no tiene repuesta al
problema, por lo que la Administración acaba por adoptar una actitud más moderada, al pasar a ser dirigida
por antiguos afrancesados arrepentidos. Aparece como novedad el Consejo de Ministros.
Esta nueva situación desencadena la oposición de los elementos más absolutistas, que poco a poco se agrupan
en torno a su hermano Carlos María Isidro. En 1827 se producen revueltas en Cataluña que exigen la
disolución de ejército, la abolición de la enseñanza pública y la restauración de la Inquisición. Además, al
considerar que la política de Fernando VII era demasiado blanda con los liberales, se apoya la cesión de la
corona a su hermano. Este movimiento consigue movilizar a un importante número de hombres armados que
crean una Junta provisional en Manresa. Todo ello obliga al monarca a trasladarse a Cataluña y dirigir
personalmente la represión del levantamiento.
En 1829, Fernando se casa con María Cristina de Nápoles, quien procura establecer lazos con los liberales
moderados para ampliar sus apoyos ante el enfrentamiento dinástico. En 1830 se publica la Pragmática
Sanción, que permite la sucesión femenina al trono.
Durante los últimos años del reinado los liberales encuentran un nuevo impulso conspirador e intentan varios
pronunciamientos, que serán duramente reprimidos por el rey.
En 1832, después de sufrir el rey una ataque de gota que parece mortal, su hermano Carlos prepara el motín de
La Granja contra la reina y consigue la derogación de la Pragmática Sanción.
Los liberales moderados que rodean a María Cristina forman Gobierno (Cea Bermúdez) en detrimento del
absolutista de Carlomarde. Se concede una amplia amnistía, se reabren las universidades y el ejército es
depurado de carlistas. El monarca se recupera y reimplanta la Pragmática, lo que conduce a Carlos María al
exilio en Portugal.
2.5.2. Coyuntura internacional y emancipación de las colonias americanas (1810−1824)
El proceso de independencia de las colonias españolas en América tiene sus raíces en: los cambios culturales
y políticos del siglo XVIII; la experiencia de autogobierno que le proporciona a ala burguesía criolla el vacío
de poder producido en 1808; la debilidad de la monarquía fernandina, agobiada por las deudas subsiguientes a
la guerra; la incapacidad diplomática de España y la escasa capacidad de control marítimo derivada del
desastre de Trafalgar.
Otros factores explican el surgimiento del espíritu independentista, tales como:
• La oposición al control mercantil de la metrópoli que impedía a los criollos comerciar libremente con
competidores anglosajones con mejores precios y calidades (reivindicación del comercio libre).
• El reformismo de Carlos III había supuesto un mayor control sobre la administración colonial y el
envío de funcionarios, que desplazaban a los criollos de puestos influyentes.
• Muchos frailes y sacerdotes optaron por la vía de la insurrección debido a la llegada de noticias de las
medidas desamortizadoras de Carlos IV, o alguna de las reformas anunciadas poco después en las
Cortes de Cádiz.
• Actuaba como un estímulo constante el ejemplo de emancipación de las colonias británicas del norte,
y era decisiva la ayuda material, económica y política que, de hecho, prestaron a los movimientos
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independentistas.
Durante el siglo XVIII, la política de los ilustrados españoles sobre las colonias americanas redujo, con su
monopolio comercial, el crecimiento de la burguesía criolla, clase social que controlaba las riquezas del suelo
y subsuelo, pero que estaba apartada de los centros de decisión política y administrativa, reservados a la
minoría peninsular. Esta burguesía criolla será la que inicie el proceso emancipador y la que asuma el poder
cuando las tropas españolas abandonen el continente.
Todo el descontento alimentado en América tenía como fundamento y justificación los escritos de la
Ilustración francesa, y el ejemplo de Estados Unidos animaba a los criollos a llevar a la práctica sus deseos de
independencia. La doctrina ilustrada inspiraba los ideales de la burguesía criolla y justificaba la revolución
venidera, pero en absoluto serviría para promover avances en el desarrollo político y social.
El proceso de insurrección americana tendría un marcado carácter clasista, y en él participarían, oficiales del
ejército español comprometidos con la causa criolla.
Bajo la bandera del patriotismo se trata de ocultar el modelo criollo de nación, en el que la mayoría de los
ciudadanos quedaba marginados, mientras que el militarismo y su derivado caudillista se apoderan de todos
los resortes del poder. Era un nacionalismo provinciano, que disgregaba el imperio en distintos estados,
acordes con las divisiones administrativas creadas por España.
Los antecedentes más inmediatos de la independencia se encuentran en las rebeliones campesinas. Con la Paz
de París y el reconocimiento internacional de la independencia de Estados Unidos, estos se configuran como
el modelo del proceso emancipador.
El comienzo de la guerra de la Independencia, el vacío de poder que supone la prisión de Fernando VII en
Bayona y Valencia, y la falta de respuesta de los organismos tradicionales españoles tienen reflejo en las
colonias americanas. Al igual que en la península, se proclaman Juntas Revolucionarias que coordinan la
acción de gobierno de las colonias, destituyen a los capitanes generales y legislan en materia comercial y
fiscal. Estas Juntas no reconocen la autoridad de la Junta Central de España e inician el proceso de
independencia. Destaca el papel de San Martín en Argentina, Bolívar en Venezuela−Colombia, entre otros.
Con la vuelta de Fernando VII a España en 1814, se restablece la situación, reconquistando la mayor parte del
territorio y encarcelando o forzando al exilio a los líderes independentistas.
La monarquía de Fernando VII no puede aguantar una segunda oleada independentista. La situación
extremadamente grave de la economía peninsular y de la Hacienda española apenas proporciona recursos para
el mantenimiento de una conflicto que rebrota a partir de 1816. La falta de apoyo por parte de otras potencias
para el mantenimiento de la situación colonial, la permanente presencia de Reino Unido, que obstaculiza el
dominio español al suministrar armas a los insurrectos (como respuesta al anterior apoyo español y francés a
las colonias británicas que pretendían la independencia), y a los nuevos proyectos norteamericanos para el
conjunto del continente sirven de estímulos a los independentistas.
En el norte, Simón Bolívar obtiene el apoyo de la población indígena. A partir de importantes victorias, logra
la liberación de Ecuador, Venezuela y Colombia.
En el sur, se convoca en 1816 el Congreso de Tucumán, que, tras la declaración de independencia de las
Provincias Unidas (Argentina, Uruguay y Paraguay), tiene como resultado futuro la creación de Argentina.
San Martín inicia la marcha sobre Chile y, ayudado por O'Higgins, alcanza la independencia en 1818.
A partir de entonces se inicia la conquista del norte andino, donde se produce el estrangulamiento del ejército
español ante la acción combinada de Bolívar por el norte, y de San Martín desde el sur. Perú cae en 1821:
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Lima, tomada por los independentistas y reconquistada posteriormente por las fuerzas fernandinas es perdida
definitivamente ante Bolívar en 1824.
En México, Agustín de Iturbide logra fácilmente la independencia y se proclama emperador en 1822.
En 1824, en la batalla de Ayacucho, Sucre diezma a las tropas españolas, lo que origina la rápida
independencia de Perú y Bolivia. Las únicas colonias americanas que siguen bajo dominio español son las
islas de Cuba y Puerto Rico, que se mantienen hasta 1898.
3. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL E INTENTOS DEMOCRATIZADORES
3.1. Pleito dinástico y opciones políticas. Carlismo y guerra civil. Liberales moderados y progresistas
3.1.1. Pleito dinástico y opciones políticas. Carlismo y guerra civil
En 1829, Fernando VII se casa con María Cristina, busca apoyo en los liberales moderados, ante en conflicto
dinástico con Carlos María Isidro. El rey publica la Pragmática Sanción en 1830, que permite la sucesión
femenina al trono. Durante los últimos años del reinado, los liberales intentan llevar a cabo pronunciamientos,
que van a ser duramente reprimidos por el rey. A causa de un ataque de gota que sufre el monarca, su
hermano prepara el motín de la Granja contra la reina y consigue la derogación de la Pragmática Sanción. La
reina apoya el Gobierno ilustrado de Cea Bermúdez, contra el absolutista de Calomarde. Se concede una
amplia amnistía, se reabren las universidades y los carlistas con expulsados del ejército. El rey se recupera en
1833 y reimplanta la Pragmática, lo que lleva a Carlos Mª Isidro al exilio en Portugal.
Todo el reinado de Isabel II, tanto las regencias durante su minoría, como su mayoría de edad, se puede
caracterizar por el proceso de transición de una sociedad agrícola a otra más liberal que vive España. Dada la
debilidad del nuevo bloque de poder formado por la alta burguesía y la nobleza, se imponen los sectores
militares de los partidos básicos de la etapa: moderado (apoyado por la Corona) y progresista, que llevan a
cabo los pronunciamientos. Frente a ellos se sitúa el bloque tradicionalista, carlista, lo que provocará
conflictos y la guerra civil.
El carlismo. Carlos Mª Isidro no se subleva hasta la muerte de su hermano Fernando. Busca apoyo en los
sectores que no quieren que las cosas cambien, como son los campesinos afectados por la venta de bienes
comunales, una minoría de obispos, nobles y funcionarios, y las masas que defienden los foros. Aunque el
ejército permanece fiel a la reina, salvo la minoría de los voluntarios reales. La ideología del carlismo se
caracteriza por:
− posiciones ultracatólicas, que supone el apoyo de algunos obispos
− defensa de la foralidad, lo que le enfrenta con la burguesía centralizadora. La foralidad representa para
algunos territorios una forma de gobierno tradicional basado en las Juntas Generales, la aplicación de la
justicia por jueces propios, la exención fiscal, una menor presión de la Hacienda particular y la inexistencia de
quintas para los mozos de esos territorios.
− la monarquía absoluta, de origen divino, apoyada por la nobleza rural, en oposición a los partidarios de un
régimen representativo, limitando los poderes del rey.
Las consecuencias de las distintas guerras carlistas serán:
− la inestabilidad política en todo el país, aunque el carlismo tiene mayor apoyo en las zonas rurales de
Cataluña, el País Vasco, Navarra y en el Maestrazgo
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− el protagonismo del ejército en la vida política (Gobiernos de los Espadones)
− el agravamiento de la situación hacendística española como consecuencia de la destinación de recursos al
conflicto militar.
Guerra carlista. El carlismo no consigue demasiados apoyos, ni en las grandes ciudades, Reino Unido o
Francia, que apoyan a los liberales, ni siquiera de las potencias absolutistas como Rusia, Prusia y Austria.
Durante la primera fase de la guerra (1833−1835), se unen los campesinos de los territorios vascos, navarros,
catalanes y de la zona levantina del Maestrazgo. La organización está en manos del militar carlista Tomás de
Zumalacárregui, quien muere en el asedio de Bilbao.
Durante la segunda fase (1835−1837), se extienden las operaciones militares por todo el país. Carlos asedia
Madrid, donde confluye con Ramón Cabrera, pero al no poder conquistar la ciudad, se produce el repliegue de
las tropas carlistas hasta la zona del Ebro.
La tercera fase (1837−1839) se caracteriza por el desgaste de las tropas carlistas y por algunas discrepancias
en su seno, lo que lleva al acuerdo con los ejércitos cristinos, reflejado en el Convenio de Vergara, alcanzado
entre Espartero (cristino) y Maroto (carlista). Con él se ofrece la posibilidad de retiro para los militares
carlistas o su integración en el ejército liberal, una ligera referencia a la modificación de los fueros y la
concesión de pensiones a las viudas y los huérfanos de la guerra.
3.1.2. Moderados y progresistas durante la minoría de edad de Isabel II: el Estatuto Real y la Constitución de
1837
La regencia (1833−1840). María Cristina debe alcanzar el acuerdo con la fracción liberal del ejército para
hacer frente a las aspiraciones de Carlos María al trono. Durante la regencia destaca Fco. Cea Bermúdez como
primer ministro hasta 1834. Éste actúa como un déspota ilustrado, restando apoyos a la reina. Durante este
periodo se establece la nueva división provincial de mano de Javier de Burgos. Se produce una grave crisis
con la Corona y con los mandos de las capitanías generales porque no es cubierta la necesidad de la
monarquía de crear un acuerdo constitucional con los liberales moderados que posibilite el triunfo sobre los
carlistas.
El Estatuto Real. La presión de los capitanes generales llevan al Gobierno a un antiguo doceañista, Fco.
Martínez de la Rosa, que aísla a los liberales exaltados y emprende un programa político para facilitar la
llegada al trono de Isabel II. Se elabora el Estatuto Real, modelo de Carta otorgada inspirada en la Charte
francesa y en el código de Las Siete Partidas. Sus rasgos fundamentales son:
• Sistema de representación. Se establecen unas Cortes formadas por dos Cámaras:
− Estamento de Próceres. De nombramiento real. Compuesto por los Grandes de España, los arzobispos, los
obispos, las personalidades de la Administración y los militares. Se les reserva la defensa de los intereses
morales de la sociedad. Sólo podían formar parte de él los ciudadanos con una renta determinada.
− Estamento de Procuradores. Electivo entre los ciudadanos mayores de treinta años con una renta anual
determinada.
Las Cortes ejercen las facultades de derecho de petición al rey y de aprobación de las asignaciones tributarias.
• Rey. Puede convocar Cortes y disolverlas. Tiene capacidad legislativa y nombra al presidente de
ambos. Se reconoce constitucionalmente el Consejo de Ministros presidido por el rey.
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Se aprueba una ley electoral que fija la participación de los españoles, y en 1836 se modifica, aumentando la
participación.
Los debates en los Estamentos muestran cada vez más la separación de los liberales en moderador y
progresistas.
Moderados. Son la gran mayoría, lo que provoca un mayor número de votos. Defienden a las capas altas de la
sociedad, y aglutinan las viejas fuerzas del Antiguo Régimen, estableciendo garantías para la propiedad y su
hegemonía en la vida política. Defienden el liberalismo doctrinario, que se traduce en un mayor poder al rey,
en una soberanía nacional un poco restringida y una tendencia al sufragio censitario, además del
proteccionismo y de una buena relación con al Iglesia. Son terratenientes, aristócratas, funcionarios de
prestigio, periodistas y antiguos afrancesados, destacando Martínez de la Rosa y Alcalá Galiano.
Progresistas. Defienden la soberanía nacional, la limitación de los poderes de la Corona (dando más poder al
pueblo), la autonomía de los municipios, la Milicia Nacional, el librecambismo, la ampliación del cuerpo
electoral (para poder acceder al Gobierno) tendiendo a un sufragio un poco más universal. Llevan a cabo
pronunciamientos militares. Forma parte de esta tendencia la masa popular anticarlista y anticlerical y sectores
de la burguesía. Destacan Espartero, Mendizábal y Calatrava.
Los Gobiernos de María Cristina. Tras el fracaso en su intento de poner fin a la guerra carlista, se da paso al
gobierno del conde Toreno. Los progresistas, a pesar de la victoria sobre los carlistas, llevan a cabo una
movilización dirigida por las Juntas que origina el nombramiento de Mendizábal como primer ministro
(1835). Sus retos con solucionar la situación de la Hacienda (llevando acabo la desamortización de los bienes
eclesiásticos y su posterior venta, y la abolición de los diezmos, lo que aleja más a progresistas y moderados)
y la guerra carlista. Logra integrar el movimiento de las Juntas en las diputaciones provinciales. Es destituido
por la reina, nombrando sucesor a Istúriz, moderado (1836). Ante las noticias de la disolución de la Milicia
Nacional, los sargentos del ejército del Norte asaltan la residencia veraniega de la Corona en La Granja,
obligando a la reina a jurar la Constitución de 1812, hasta que se elabore otra, y a instaurar un Gobierno
progresista a cuyo frente se sitúa Calatrava. Se pone en marcha el programa progresista. Tras las elecciones se
elabora la Constitución de 1837.
La Constitución de 1837. Consolida definitivamente el régimen constitucional en España. La comisión que
la elabora está presidida por Argüelles y su secretario es Olózaga. No es una modificación de la de Cádiz, sino
una nueva Constitución. Sus características más importantes son:
• Sistema de representación. Se establecen las Cortes, configuradas en una doble Cámara:
− El Congreso de los Diputados. Es elegido cada tres años de forma directa por los varones mayores de 25
años.
− El Senado. Sus miembros son nombrados por el rey entre una lista triple confeccionada por los votantes,
que eligen a los diputados en cada provincia. Se establece un senador, como mínimo por provincia.
Las dos Cámaras tienen iniciativa legislativa y pueden elegir al regente, recibir el juramente constitucional de
la Corona y hacer efectiva la responsabilidad de los ministros. En materia presupuestaria, el Congreso
prevalece sobre el Senado.
• Rey. Tiene irresponsabilidad política, pero no sus ministros. Tiene derecho de veto por una
legislatura, iniciativa legislativa junto con las Cortes y capacidad para disolverlas.
• Administración local. Los gobiernos locales serán elegidos por los vecinos que puedan votar.
• Milicia Nacional.
• Relaciones Iglesia−Estado. Se garantiza la libertad de culto.
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• Imprenta. Derecho de imprimir sin censura previa.
Una vez elaborada y aprobada la Constitución, se convocan elecciones que dan el triunfo a los moderados. Su
objetivo inmediato es atacar las bases del poder progresista, los Ayuntamientos, pasando de la la elección de
los alcaldes por sufragio amplio defendida por los progresistas, a elevar las cuotas de contribución municipal
además de que los alcaldes sean elegidos por el Gobierno y por los gobernadores provinciales. Esta medida
justifica para los progresistas la rebelión.
La regencia de Espartero (1841−1843). Espartero se pone al frente de las fuerzas insurgentes y asume el
Gobierno (ministerio−regencia), provocando la marcha de la reina (1840). Se convocan elecciones que dan el
triunfo a los progresistas, lo que acelera las reformas emprendidas por Mendizábal y Calatrava. Se completa la
desamortización con la venta de los bienes inmuebles y de las tierras de clero secular.
Los presupuestos militares siguen una línea austera, lo que provoca malestar entre los oficiales afiliados a
órdenes masónicas, como la Organización Militar Española (OME), con el general Narváez a la cabeza.
Durante la regencia se producen numerosos pronunciamientos de carácter moderado que fracasan, no sin crear
un clima de inestabilidad, como el de Diego de León, Manuel de la Concha, O'Donnell y Narváez. Están
apoyados desde el exterior por la reina madre y por Luis Felipe de Orleans.
El personalismo y el favoritismo hacia los Ayacuchos, crean más enemistades a Espartero, incluida la parte
civil de su partido, encabezada por Joaquín María López y Olózaga, que colaboran con los moderados en el
enfrentamiento entre la regencia y el Parlamento. También surgen núcleos de republicanismo.
Frente al proteccionismo económico tradicional, Espartero pone en marcha el librecambismo, lo que provoca
un movimiento de protesta, duramente reprimido. En 1843, convoca elecciones, de las que el partido
progresista sale dividido en dos fracciones: la militar y la civil (Olózaga)(que pone en marcha una
conspiración).
Con el pronunciamiento de Narváez, Espartero abandona España.
3.2. Desarrollo institucional y cambios políticos durante el reinado de Isabel II
3.2.1. La primera parte del reinado de Isabel II (1843−1854): desarrollo institucional y cambios políticos
Isabel II es coronada reina de España en 1843. Su reinado está caracterizado por una relativa transformación
de la economía, que lentamente se industrializa. Se lleva a cabo una centralización del poder político, con un
tono moderado, y se reinician las relaciones Estado−Iglesia, con la que se firma un Concordato. El reinado
corresponde a una etapa de preponderancia de los hombres de negocios y de la alta Administración civil y
militar. El cuerpo electoral se reduce y los moderados se encuentran en el poder, excepto entre 1854−1856.
Los progresistas apenas renuevan su programa, con lo que sufre escisiones a su derecha (Unión Liberal) y a su
izquierda (demócrata).
La Década Moderada (1844−1854). Caracterizada por la inestabilidad. Los moderados, encabezados por
Narváez, llegan al poder mediante el levantamiento contra Espartero, apoyado también por sectores
progresistas disconformes. La jefatura del Estado pasa a manos de la reina. Se produce un progresivo
desplazamiento de los progresistas. Destaca la caída de Olózaga. En 1844 el Gobierno está en manos del
partido moderado, bajo la dirección de Narváez, en cuyo equipo destacan: Alejandro Pidal y Mon, Mayans,
Martínez de la Rosa, Donoso Cortés, Bravo Murillo y el marqués de Santillana. Aplican la ley municipal,
reorganizan los Ayuntamientos y las Diputaciones bajo la dirección de personas nombradas por el Gobierno, y
los alcaldes y tenientes de alcalde de las capitales de provincia son nombrados por la Corona.
La reina se casa con don Francisco de Asís, como consecuencia de la acción diplomática de Francia y el Reino
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Unido.
La falta de perspectivas electorales de los progresistas radicaliza a una parte de ellos, los demócratas. Su
manifiesto, firmado por Aguilar Puig y Rivero, tiene como puntos fundamentales:
− Declaración de los derechos.
− Libertad de conciencia.
− Sufragio universal.
El clima revolucionario de Europa se traslada a una parte de los progresistas, demócratas y republicanos. El
ambiente conspirativo lleva a Narváez a hacer aprobar en las Cortes una ley de poderes excepcionales que le
permite suspender las garantías constitucionales y disolver las Cámaras. Una vez aprobada se enfrenta a
distintas sublevaciones.
Constitución de 1845. Es un claro ejemplo de lo que defendían los moderados del s.XIX. Se aprueba con una
ley electoral que reduce el número de electores. Tiene vigencia durante toda la década y durante los doce años
posteriores al Bienio Progresista. Se sustituye la soberanía nacional por la compartida (rey−Cortes).
• Sistema de representación. Doble Cámara:
− El Congreso de los Diputados. Se elige, mediante sufragio censitario, por los ciudadanos varones mayores
de 25 años y con cierto nivel de renta. El presidente es nombrado por el rey.
− El Senado. Los senadores, de número ilimitado y pertenecientes a la nobleza y a la élite administrativa,
militar y religiosa, son elegidos por la Corona. El Senado se puede transformar en Cámara de justicia en
ocasiones excepcionales.
• Rey. Tiene iniciativa legistaliva y nombra al jefe de Gobierno y a una parte del Senado.
• Administración local. Los alcaldes son elegidos por la Corona, pero los concejales mantienen el
carácter electivo.
• Milicia Nacional. Es sustituida más tarde por la Guardia Civil.
• Relaciones Iglesia−Estado. La religión católica como religión oficial.
• Imprenta. Libertad de imprenta.
Concordato con la Santa Sede. La desamortización de Mendizábal creó gran tensión en las relaciones
Iglesia−Estado, que se normalizaron con os moderados en el Gobierno. Firman el Concordato de 1851, que
constituye la base jurídica de las relaciones entre España y el Vaticano. Con él, la Iglesia se compromete a no
recuperar los bienes desamortizados, al pago a los sacerdotes por parte del Estado, a la creación de seminarios,
se dividen las diócesis de diferente manera, el matrimonio canónico pasa a ser el único considerado como
válido y se reconoce el carácter confesional del Estado y la prohibición de otros cultos.
Reforma fiscal. Alejandro Pidal y Mon sustituye los impuestos tradicionales por los de contribución
territorial sobre la propiedad agraria, los bienes inmuebles y la actividad industrial (i.directos), y establece el
de consumo (i.indirecto). Lleva a cabo reformas monetarias como la fragmentación de la peseta en cuatro
reales.
La centralización. La política centralizadora encaminada a dotar de uniformidad al país, se manifiesta en la
elaboración de un orden jurídico unitario, reflejado en un nuevo Código Penal, que supone la abolición de los
fueros particulares. Se crea la Guardia Civil, con el fin de preservar el orden público, garantizar la protección
de las personas, reprimir el bandolerismo y hacer cumplir las leyes. No forma parte del ejército. Los
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gobernadores civiles ostentan el poder central de las provincias y presiden la Diputación y el Ayuntamiento de
la capital.
Fin de la Década Moderada. El golpe de Estado de Napoleón III en Francia influye en la política española.
Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros, disuelve las Cortes. Está en contra del Parlamento.
Ejecuta las obras del Canal de Isabel II, el Concordato con la Santa Sede, la reconversión de la deuda pública,
y el decreto de puertos francos de 1852, por el que se dota de una base librecambista a la economía canaria.
Trata de establecer un nuevo sistema político impulsando una nueva Constitución que reduzca aún más el
cuerpo elector. La reforma establece un Senado hereditario y un censo electoral formado por los 150 mayores
contribuyentes de cada distrito electoral, y el nombramiento de las Cortes por la Corona. Esta reforma alarma
a los propios moderados (puritanos) y consiguen, aliados con los progresistas, que la reina le sustituya,
primero por Roncali y después por Sartorius. El clima de tensión política y social provocado por la crítica de
la prensa a la vida privada de la reina y la subida del precio del grano, desemboca en el pronunciamiento de
1854.
3.2.2. La segunda parte del reinado de Isabel II (1854−1868): desarrollo institucional y cambios políticos. La
política exterior
El primer pronunciamiento se produce en Zaragoza, y es reprimido. El de Barcelona conlleva a la creación de
una Junta, dirigida por Madoz, que exige la abolición del impuesto de consumos y de las quintas militares, la
importación temporal de grano para paliar la carestía y posibilitar la bajada de los precios. O'Donnell, lleva a
cabo el de Vicálvaro, en el que las escasas tropas se retiran tras enfrentarse al ejército gubernamental.
Cánovas del Castillo redacta el Manifiesto de Manzanares, que manifiesta sus ideas(moderadas) con el fin de
atraer a los progresistas. A partir de esto, diversos levantamientos salvan el pronunciamiento de O'Donnell, y
la reina se ve obligada a cesar a Sartorius. A ella, se le ofrece la posibilidad de conservar la Corona
destituyendo al Gobierno moderado por parte del Gobierno provisional, la Junta de Madrid presidida por San
Miguel.
Bienio Progresista (1854−1856). Espartero, que ha pactado con O'Donnell, es llamado por la reina, y
restablece la Constitución de 1837, convoca Cortes generales y disuelve las Juntas. Ignora a los demócratas y
a las reivindicaciones obreras. El Bienio pretende elaborar una nueva Constitución, que no llegó a
promulgarse. La Constitución de 1856 es reflejo de las ideas progresistas y sus características son:
− Soberanía nacional.
− Senado elegido y con las mismas prerrogativas (derechos) que el Congreso.
− Diputación permanente de las Cortes
− Amplia declaración de derechos, incluida la libertad religiosa, lo que provoca un nuevo levantamiento
carlista.
− Rebaja la cuota para ser elector
− Ayuntamientos elegidos por los vecinos
− Milicia Nacional
− Jurado para los delitos de imprenta
Sin embargo llevaron a cabo importantes reformas económicas y sociales:
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− Desamortizaciones. La desamortización civil llevada a cabo por Pascual Madoz afecta a los bienes
municipales. Se revitaliza la desamortización eclesiástica, lo que provoca una ruptura con la Santa Sede. La
desamortización causa conflictos con la reina, que acaba firmando el decreto que la permite, a la vez que pide
perdón al papa. Los ingresos procedentes de su venta en metálico mejora la situación hacendística.
− Plan de ferrocarriles. El primero desarrollado en España, cuyo centro es Madrid y desde conde parten
radialmente las vías.
− Reformas financieras. Tienden al control de la actividad fiduciaria por parte dl Gobierno: el Banco de
España se convierte en el único emisor de billetes. Ley de sociedades anónimas de crédito.
La tolerancia de Espartero y de los gobernadores provinciales ante las reivindicaciones obreras genera el
descontento de los empresarios, que reclaman garantías para la propiedad privada y exigiendo la
reinstauración del orden público. Además, el proyecto de asocianismo no da respuesta a las peticiones de los
obreros catalanes. La prensa conservadora caldea el ambiente acusando a los anarquistas de los disturbios que
se producen en Valladolid ante la tolerancia de la M. Nacional. El ministro de la Gobernación, Escosera, se ve
obligado a dimitir, y ante la solidaridad de Espartero hacia él, la Corona le destituye como presidente del
Consejo de Ministros, sustituyéndole por O'Donnell. Lo que supone el fin del Bienio y la vuelta al
moderantismo, dando lugar a la era O'Donnell. La dimisión de Espartero moviliza a los batallones de la
Milicia Nacional y a las filas demócratas de Cristino Martos, pero esta movilización se limita al sur
madrileño, donde es reprimida fácilmente. Tras esto, el nuevo Gobierno presidido por O'Donnell, decide
deshacer la M. Nacional y disolver las Cortes.
Se reinstaura la Constitución de 1845, a la que se añade un acta adicional que modifica la configuración del
Senado y otorga al rey capacidad para elegir a los alcaldes de las poblaciones más grandes, pero que tiene
escasa vigencia, ya que al llegar Narváez al poder en 1856, restablece íntegramente la Constitución de 1845 y
elabora una nueva ley de prensa que prohíbe la crítica la Corona y al Gobierno. Este Gobierno dura apenas un
año, por negarse a ascender en la escala militar a un favorito de la reina.
El Gobierno de O'Donnell (1858−1963). Política interior: su deseo de creación de un partido que albergue a
lo más moderado del progresismo y lo más avanzado de los moderados (puritanos) se realiza en la creación de
la Unión Liberal, que se esfuerza en dar seguridad a la propiedad elaborando leyes importantes como la
Hipotecaria y del Notariado. Es una etapa de bonanza económica, que dura hasta 1867), en la que aumenta el
comercio exterior, se continúa con el Plan de Ferrocarriles y se realizan inversiones de capital extranjero,
especialmente inglés, belga y francés. La desamortización de Madoz continua, lo que provoca movilizaciones
populares y expediciones arriesgadas de los carlistas. Política exterior: destacan las intervenciones que
configuran una política de grandeza y que estimulan a los sectores económicos relacionados con las mismas.
Tres frentes:
− Intervención en Asia. El asesinato de algunos obispos españoles sirve de excusa para intervenir
militarmente en la Conchinchina (1860), obteniendo una indemnización de guerra y libertad comercial en la
zona.
− La política americana. Permite el restablecimiento de relaciones con las antiguas colonias. Aunque se
producen importantes errores, como la expedición a México de las tropas del general Prim, que sirve para
asentar allí a Francia.
− Guerra de África. Tiene como objetivo la protección de Ceuta y Melilla contra los ataques de las cabilas.
Importancia tienen el desembarco de voluntarios catalanes al mando del general Prim y la victoria en la
batalla de Castillejos (1960) que propicia la toma de Tetuán y la colonización de Ifni, además de recibir una
indemnización por parte de Marruecos.
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Fin del reinado de Isabel II. La reina provoca la dimisión de O'Donnell, como consecuencia de la pretensión
de éste de reconocer al nuevo Reino de Italia, lo que crea problemas con la Iglesia y con los católicos, con los
que la reina se haya comprometida. La Unión Liberal comienza a desintegrase, y algunos líderes, como
Madoz y Ríos Rosas, se incorporan a la minoría parlamentaria progresista. El factor más desestabilizador es la
inhibición de los progresistas, que protestan ante la renuncia de la Corona a llamarlos a ejercer el poder, que
apoya los sucesivos gobiernos moderados de Miraflores, Mon y Narváez. Éste último vuelve al Gobierno
(1864−1865), teniendo que enfrentarse al sector estudiantil, que protesta ante la represión ejercida sobre el
profesorado demócrata de la universidad. El hecho más importante es la matanza de San Daniel. Tras esta
agitación, la reina vuelve a llamar a O'Donnell, que trata de acercarse a los progresistas, sin obtener
resultados. Este rechazo lleva al general a optar por posiciones políticas cada vez más autoritarias, que se
reflejan en el fusilamiento de gran parte de los sargentos que llevan a cabo el levantamiento del cuartel de San
Gil. Los fusilamientos no son bien vistos, así que la reina se ve obligada a llamar de nuevo a Narváez. La
oposición, constituida por progresistas y demócratas, firman en Ostende un pacto para el derrocamiento del
régimen, y que es firmado en Bruselas en 1867, en el que cobra importancia el general Prim, que es
reconocido con director y jefe del movimiento progresista. Tras la muerte de O'Donnell, los generales de la
Unión Liberal se incorporan a la conspiración antiborbónica (pacto antidinástico). A la muerte de Narváez,
González Bravo le sustituye, y en medio de una grave crisis económica, destierra a los generales destacados
de la Unión Liberal.
3.3. Desarrollo del moderantismo y la experiencia del sexenio democrático. La Constitución de 1869. La
Primera República.
3.3.1. La crisis del moderantismo y la revolución de septiembre de 1868.
Crisis del moderantismo. Tras la destitución de O'Donnell por parte de la reina, como consecuencia de la
intención de éste de reconocer el nuevo Reino de Italia, ésta opta por apoyar a los sucesivos Gobiernos
moderados de Miraflores, Mon y Narváez, excluyendo a los progresistas del poder. Con su nuevo Gobierno
(1864−1865), Narváez tiene que enfrentarse al sector estudiantil, que protesta ante la represión ejercida sobre
el profesorado demócrata de la universidad, que desemboca en la matanza de San Daniel, en la que muchos de
los estudiantes, durante una manifestación, son abatidos por la Guardia Civil.
Tras este suceso, Isabel II vuelve a llamar a O'Donnell en 1865, quien trata de acercarse a los progresistas,
pero no aceptan el pacto con el general. Este rechazo encamina a O'Donnell hacia posiciones políticas cada
vez más autoritarias, como demuestra ante el levantamiento de los sargentos del cuartel de San Gil, ordenando
el fusilamiento de cuarenta de ellos.
La impopularidad de los fusilamientos obliga a la reina a llamar de nuevo a Narváez.
Ante esta situación política deteriorada e inestable, la oposición, constituida por progresistas y demócratas,
firman en Ostende en 1866 el pacto antidinástico para el derrocamiento del régimen, que es ratificado en
Bruselas un año después. Prim se constituye así como el jefe y director del movimiento. Tras la muerte de
O'Donnell, se une la Unión Liberal.
González Bravo sustituye a Narváez a su muerte. Éste en medio de una grave crisis económica destierra a los
generales más importantes de la Unión Liberal.
Revolución de septiembre de 1868. La Gloriosa. Da comienzo a seis años durante los cuales los Borbones
no reinan en España. Aunque pretende transformar el sistema político, los mismos sectores que la impulsan
optan por corregir su rumbo y preparan la restauración borbónica.
La revolución viene precedida por un período de recesión económica europea, que afecta a la expansión del
ferrocarril. La crisis también tiene su origen en el parón de la industria algodonera catalana debido a la Guerra
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de Secesión de EE.UU, debido a la reducción de las exportaciones. Hay que unir las medidas tomadas por el
Gobierno de González Bravo, que aumenta el impuesto sobre la tierra y abandona el proyecto de una nueva
escuadra, lo que origina la deslealtad de la Marina, y frena las expectativas de la industria pesada catalana. Sin
olvidar el hundimiento de los bancos franceses, la retirada parcial del capital extranjero, la subida de precios
de los cereales, la disminución de la capacidad adquisitiva de los campesinos, y la muerte de los principales
apoyos de la reina: O'Donnell, Narváez y Bravo Murillo.
El Pacto de Ostende es la principal referencia de las fuerzas que intervienen en la revolución de 1868. En él se
expresa el programa político organizado por demócratas y progresistas.
La muerte de O'Donnell provoca que la conspiración entre en una nueva fase caracterizada por la división del
ejército y el aumento de los contactos entre los conspiradores. Se coloca a Prim en la dirección del
movimiento. Se crea en Madrid un comité secreto constituido por unionistas y progresistas, quedando
excluidos los demócratas. La revolución es llevada a cabo únicamente por los generales, con el unionista
Francisco Serrano a la cabeza del futuro Gobierno provisional, y con Juan Prim como figura importante.
El almirante Topete se subleva en Cádiz, a lo que sigue el regreso de los generales unionistas del exilio, que
reúnen al ejército y se dirigen hacia Córdoba. Allí, en Alcolea, Serrano y los rebeldes derrotan a las fuerzas
reales, al mando del marqués de Novaliches. En el sur, el norte y el este de España, las autoridades locales dan
paso a las Juntas Revolucionarias de enlace. La revolución triunfa con el pronunciamiento de la Junta de San
Sebastián, donde se encuentra veraneando la reina, una vez que ésta cruza la frontera con Francia.
3.3.2. El sexenio democrático: características políticas y problemas de cada una de sus etapas.
Las Juntas Revolucionarias. Durante los meses iniciales de la revolución, hasta la convocatoria de Cortes
constituyentes, el poder político es ejercido por las Juntas, especialmente la de Madrid, que encarga a Serrano
la formación del Gobierno provisional, en el que intervienen Figuerola, Ruiz Zorrilla, Sagasta y Prim. Éste
Gobierno pronto empieza a chocar con las reivindicaciones de supresión de las quintas y del impuesto de
consumos promovidos por las Juntas, ante el comienzo de la guerra colonial en Cuba.
El general Prim exige la disolución de las Juntas, y sus miembros son paulatinamente traspasados a las
Diputaciones.
El Gobierno provisional anuncia la fijación del sufragio universal masculino y convoca Cortes constituyentes
en 1869.
Por medio de unas elecciones organizadas por Sagasta, ministro de Gobernación, los españoles tienen que
elegir el sistema político español. El triunfo de la mayoría centrista (progresistas, unionistas y demócratas
cimbrios) establece como régimen la monarquía democrática. Con ello, las Cortes elaboran una nueva
Constitución, mientras el Gobierno, busca un rey para España.
Constitución de 1869. Las Cortes están presididas por Nicolás Rivero, y la comisión constitucional, por
Salustiano Olózaga. La Constitución reconoce la soberanía nacional y desarrolla una declaración de derechos
mucho más amplia que la de otras constituciones; entre otros, se reconoce el derecho de habeas corpus y la
inviolabilidad de domicilio y de correspondencia.
• Sistema de representación. El poder legislativo queda establecido en dos Cámaras con iguales
competencias:
− Congreso. Compuesto por diputados elegidos por sufragio universal directo por los varones mayores de 25
años, uno por cada 40.000 habitantes.
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− Senado. Formado por varones mayores de 40 años elegidos indirectamente por las provincias, pero con una
composición limitada a las autoridades civiles, militares y religiosas.
Ambas Cámaras tienen iniciativa legistaliva, hacen efectiva la responsabilidad de los ministros, eligen a la
regencia y nombran al tutor del rey.
• Rey. Goza de irresponsabilidad política, iniciativa legislativa y capacidad para convocar y disolver las
Cortes.
• Jurado. Dispone el juicio por jurados para todos los delitos políticos y comunes que la ley establezca.
• Administración local. Se reconoce el principio de autogobierno de los municipios, tutelados por el rey
y por las Cortes.
• Relaciones Iglesia−Estado. El Estado se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión
católica, aunque se reconoce la libertad de culto para todos los españoles y para los extranjeros
residentes.
Medidas del Gobierno. Tras la aprobación de la Constitución de 1869, el general Serrano se hace cargo de la
regencia. Los dos ejes de la política del Gobierno son la adaptación de la legislación al nuevo marco
democrático y la búsqueda de un nuevo monarca, con un perfil liberal, que sea aceptado por las Cortes. Para
ello, se sitúa como hombre fuerte del Gobierno al general Prim, que asume la presidencia y el ministerio de la
Guerra.
En el ámbito legislativo destacan medidas como:
− Ley electoral. Desarrolla los principios aprobados por las Cortes constituyentes.
− Ley de matrimonios civiles.
− Ley del poder judicial. Es una ley orgánica que establece la estructura de la justicia con Tribunal Supremo,
y por debajo de él, las Audiencias, los Tribunales de Partido y los Juzgados.
− Reforma del Código Penal, adecuando éste al nuevo contexto democrático.
En el ámbito económico destacan las medidas de signo librecambista implantadas por Laureano Figuerola,
que disminuye considerablemente los aranceles.
La búsqueda de un rey. Amadeo de Saboya ( 1871−1873). Debido a su carácter monárquico, la
Constitución no satisface a amplios sectores republicanos, que capitalizan el descontento popular por la no
supresión de las quintas y el impuesto de consumos. Se producen numerosos alzamientos que son duramente
reprimidos por el Gobierno, actuación que será denunciada en las Cortes.
Tras la renuncia de Espartero, Prim busca candidatos en las distintas casa reales europeas: Leopoldo de
Hohenzollern, príncipe prusiano al que se opone Napoleón III; el duque de Montpensier, finaciador de la
revolución, cuñado de Isabel II, procedente de la familia de los Orleans; Fernando de Coburgo, príncipe
portugués al que se opone el Reino Unido; y Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel,
candidato aceptado por los sectores liberales que ven en los Saboya una dinastía de progreso, que llevó a cabo
la unificación italiana. Es elegido rey en 1870. Antes de su llegada a España, Prim es asesinado. Tras este
suceso, el partido progresista se escinde entre la fracción moderada (Sagasta) y la radical (Ruiz Zorrilla).
Durante su reinado el poder ejecutivo lo preside Serrano, que no consigue hacer frente a los problemas
hacendísticos y a la guerra de Cuba. El Gobierno se halla en una difícil situación por las discusiones en Cortes
en torno a las relaciones con la Iglesia y la abolición de la esclavitud. Ruiz Zorrilla disuelve las Cortes y
gobierna por decreto durante un breve período. Pero distintas crisis llevan de nuevo al poder a Serrano,
sucedido por Sagasta, por entonces ya líder del Partido Constitucionalista, que hace frente a una inestabilidad
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gubernamental y monárquica. A esta inestabilidad se le suma la grave crisis social provocada por el temor de
la nobleza ante el socialismo, y la actuación de los carlistas, divididos entre la opción electoral de Nocedal y
la insurreccional que pretende coronar a Carlos VII, quien lleva a cabo una incursión en Vera de Bidasoa,
derrotado en Oroquieta. Antes de ser vencido definitivamente, vuelve a rebelarse.
La pretensión de restablecer a los Borbones de Cánovas del Castillo, el descontento de una parte del ejército
que no reconoce a Amadeo como rey, y el excesivo personalismo de los dirigentes que lo apoyan, acaba por
provocar su abdicación en 1873. Ese mismo día el Congreso de los Diputados y el Senado se declaran en
Asamblea Nacional y proclaman la I República.
La I República. Es fruto de una frágil alianza entre radicales (mayoría monárquica) y republicanos unitarios.
No es reconocida ni por Francia ni por Reino Unido, y dentro de España, sólo es apoyada por un sector de la
burguesía liberal, algunos intelectuales krausistas y el sector obrero.
Es un período de crisis económica y política, caracterizada por las disputas entre federalismo y unitarismo,
entre conservadurismo y transformación, en la concepción del Estado y en la acción social.
• Estanislao Figueras. En su Gobierno figuran importantes figuras republicanas como Castelar, Pi y
Margall y Salmerón. Cristino Martos (radical y alcalde de Madrid) intenta llevar a cabo un golpe de
Estado con el consentimiento de Serrano y Sagasta, que resulta fallido al no movilizar suficientes
soldados, lo que lleva al sector federalista del Gobierno a disolver las Cortes y convocar elecciones,
las cuales dan el triunfo a los republicano−federales ante la abstención de las demás fuerzas políticas.
Figueras abandona el país.
• Francisco Pi y Margall. Su programa de Gobierno incluye reformas para mejorar la situación
hacendística, la independencia de la Iglesia y del Estado, la abolición de la esclavitud en Cuba, la
creación de jurados mixtos, la limitación del trabajo infantil y la reforma de la venta de los bienes
nacionales para dar tierras a los jornaleros. Se elabora así mismo un proyecto de Constitución, que se
presenta en 1873 pero no llega a aprobarse. En él figuran:
− una organización territorial fijada en 17 Estados federados, incluida Cuba.
− la separación entre la Iglesia católica y el Estado, que no se compromete a la subvención de ningún culto.
− la ampliación de los derechos de asociación.
Se produce la insurrección cantonalista, que pretende la organización de la República federal desde los
municipios, que se van federando voluntariamente. En el proceso participan desde conservadores hasta
fuerzas internacionalistas. Este movimiento se multiplica en Levante y Andalucía, proclamándose diversos
cantones en las zonas que no reconocen al poder central.
Pi y Margall no es partidario de intervenir por la fuerza, lo que, junto con el recrudecimiento de la guerra
carlista, le lleva a dimitir.
• Nicolás Salmerón. Restablece el orden mediante el ejército. El general Martínez Campos interviene
en Levante, y Pavía, en Andalucía. Salmerón pone en práctica la eliminación las secciones de a I
Internacional en España y la represión de los carlistas. Dimite por negarse a firmar unas penas de
muerte.
• Emilio Castelar. Lleva a cabo un giro conservador. Practica un política destinada a establecer la
unidad nacional y el orden social. Asume poderes extraordinarios. Se apoya en los militares y reduce
los voluntarios de la República. Reorganiza el ejército, que consigue derrotar al cantonalismo y al
carlismo. Suspende las garantías constitucionales y clausura las Cortes, durante cuya reapertura pierde
la moción de confianza. Manuel Pavía con ayuda de la infantería, llega a las Cortes y disuelve el
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Congreso de los Diputados.
De Serrano a Sagunto. Tras el golpe de Estado del general Pavía, Serrano asume la jefatura del Gobierno, en
el que figuran Sagasta y García Ruiz, pero sin estar definido el modelo de régimen, lo que origina un vacío
legislativo que beneficiará a las fuerzas conspiradoras alfonsinas. Pretende reestablecer el orden social y dar
garantías a los sectores conservadores, por lo que disuelve la sección española de la I Internacional y declara
fuera de la legalidad a los republicanos federales. Para mejorar la situación de la Hacienda, transforma el
Banco de España en Banco Nacional. Se produce la salida del Gobierno de los republicanos unitarios y la
pérdida de ministerios por parte de los radicales, lo que favorece la Restauración planeada por Cánovas del
Castillo.
Como consecuencia de todo el proceso en el que las fuerzas tradicionales presionan para que se vuelva al
liberalismo doctrinario, el general Arsenio Martínez Campos se pronuncia en Sagunto en 1874 y proclama rey
a Alfonso XII. El Gobierno apenas opone resistencia, y Serrano se exilia. En Madrid se forma un
Gobierno−regencia presidido por Cánovas con el apoyo de antiguos unionistas y progresistas.
3.4. Entidad de las transformaciones agrarias y del proceso de industrialización. El desarrollo del
mercado interior. Estructura y cambios sociales. La España romántica y su imagen exterior.
3.4.1. Transformaciones de la propiedad de la tierra y estabilidad del mundo rural (1834−1874)
Frente a la estructura tradicional de las tierras de España, la liberalización de la propiedad, mediante la cual el
propietario pueda disponer, vender o adquirir tierras, es uno de los pilares más importantes del Estado liberal,
ya que aumenta su capacidad recaudatoria y amplía su base social.
El crecimiento de la población iniciado a finales del siglo XVIII y continuado a lo largo de la mayor parte del
siglo XIX, constituye el acontecimiento demográfico más importante de la historia de España. Sin embargo, al
mismo tiempo que crecía la población se producían grandes transformaciones económicas, con los inicios de
la industrialización, el desarrollo de las ciudades, la expansión de los ferrocarriles y de la agricultura.
En las décadas centrales del siglo XIX la expansión agrícola se caracterizó por la extraordinaria ampliación de
las superficies dedicadas a los cultivos. Las leyes desamortizadoras habían puesto en circulación nuevos
campos, y las que desvinculaban los mayorazgos favorecieron también el proceso.
El trigo fue uno de los cultivos que más crecieron. También se incrementó el cultivo de la vid, que además se
vió favorecido por la crisis de la filoxera que afectó a las vides francesas. Las grandes plantaciones de olivares
incrementaron la producción de aceite. Hay que señalar que no siempre el crecimiento de los cultivos estuvo
acompañado por un incremento de la productividad.
La desamortización de los bienes eclesiásticos llevada a cabo por Mendizábal (progresista) en 1837 para
evitar la quiebra de la Hacienda y hacer frente al carlismo. Es criticada por sus consecuencias sociales, como
la proletarización de numerosos campesinos que trabajaban anteriormente en las tierras de la Iglesia. La
desamortización aumenta el apoyo social al régimen liberal al ampliar el sector de propietarios, a la vez que
supone el distanciamiento definitivo entre progresistas y moderados.
Frente a esta desamortización, Flórez Estrada plantea el repartimiento de tierras a los campesinos, los cuales
deberían pagar anualmente una cantidad al Estado, hasta conseguir, a largo plazo, la propiedad de las mismas.
La desamortización civil de Madoz de 1855, pretende financiar el Plan de Ferrocarriles y la reducción de la
Deuda pública. Afecta a los bienes municipales, lo que agrava la situación de la Hacienda local y la de los
vecinos que disfrutaban de los mismos.
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La desamortización de las tierras comunales y de las comunidades eclesiásticas no tuvo como consecuencia la
formación de una clase media agraria, propietaria de extensiones de terreno suficientes para alcanzar una
capacidad adquisitiva mediana. En la mayoría de los casos las tierras fueron acaparadas por unos pocos, de
manera que se formaron grandes propiedades o latifundios. En algunas regiones sus nuevos propietarios
constituían una especia de nueva aristocracia, generalmente absentista, es decir, que vivía en la cuidad, lejos
de sus propiedades y sin invertir el dinero necesario para conseguir mayor rentabilidad. Esta situación
condenada a las masas campesinas a vivir de jornales miserables.
De esta forma, el campo español, a pesar del crecimiento de la producción, no fue económicamente
equilibrado y socialmente justo. Por el contrario, la abundancia de mano de obra barata, de campesinos sin
tierra y sin esperanzas, fue convirtiendo el campo en un problema permanente.
Puede afirmarse que España, en el umbral de la segunda revolución industrial, era fundamentalmente un país
rural en el que a duras penas podían sostenerse unos núcleos burgueses y de clases medias, rodeados de
obreros. Desde el punto de vista técnico, estos campesinos trabajaban la tierra a base de sistemas arcaicos.
Esta situación del campo comenzó a provocar problemas en la política española de mitad de siglo, cuando se
dan los primeros indicios claros de revuelta campesina en algunas zonas. El descontento campesino
cristalizará a lo largo del siglo en asociaciones agrarias que hacen suyas las reivindicaciones del proletariado
industrial.
3.4.2. Los inicios de la industrialización y la articulación del mercado interior (1834−1874)
A partir de 1826, la economía española comienza a recuperarse lentamente, hasta conociendo un nuevo
desarrollo económico.
Agricultura. La superficie de cultivo aumenta. La mejora de la articulación del mercado nacional permite una
cierta especialización de los cultivos: cereales en el centro y sur; patata y maíz en el norte; vid en Galicia,
litoral mediterráneo, Andalucía, La Mancha y la Rioja. Los vinos españoles casi monopolizan el mercado
mundial, pero tras la recuperación de Francia de la filoxera, entra en crisis.
Industria. La industria algodonera catalana triplica su producción entre los años 1830−40. A mediados de
siglo comienza a utilizarse el vapor, aunque el proceso de transformación se paraliza por la falta de capitales y
por la destrucción de máquinas (luditas). Entre 1842−51, la inversión se multiplica por ocho. Se instalan
importantes industrias en Barcelona. Cataluña se coloca así en el cuarto lugar en producción textil mundial, a
pesar de que los bajos salarios de a población esencialmente rural limitan la demanda y la articulación de un
mercado nacional. Con la guerra de Secesión de EE.UU la industria algodonera se estanca, debido a la
reducción de las exportaciones.
Se establecen núcleos siderometalúrgicos importantes en Asturias y el País Vasco, que se amplían a la
industria naval y al ferrocarril.
Desde finales del siglo XVIII, en la España ilustrada se había ido instalando diversas manufacturas reales de
cierto lujo, que producían desde tapices y cristales hasta fundiciones de hierro. Al mismo tiempo, en algunas
zonas, los tejidos de lana eran sustituidos por el algodón, fibra sobra la que se basaría posteriormente la
industrialización.
En Cataluña, las innovaciones técnicas en el sector textil seguían de cerca de Gran Bretaña. La producción
textil tuvo un notable incremento. Cataluña no era el único foco industrial de España, pero si el más denso, el
más importante y el que más obreros empleaba.
La guerra de la Independencia truncó ese proceso industrial. La pérdida del mercado colonial frenó las
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exportaciones y la languidez del mercado interior lastraba un intento de recuperación industrial. Además,
España sigue estando mal comunicada. Sin embargo, hacia 1825 se había superado esta fase de crisis y la
industria textil volvía a emplear a miles de obreros.
La industria española basada en el vapor nace 1832. El auge de la industrialización catalana en estos años
queda patente por el incremento de las inversiones. La procedencia de los capitales era muy diversa, pero
buena parte provenía de los prósperos negocios que algunos habían hecho en Cuba y de las transacciones
comerciales efectuadas.
En el sector siderúrgico tuvieron una gran importancia los Altos Hornos Heredia. Después de éste se
instalaron altos hornos en Cazalla de la Sierra, Huelva y Málaga. Hasta aquel momento la producción de
hierro fundido se reducía al País Vasco.
Minería. La primera compañía minera nacida en Asturias fue la Real Compañía Asturiana de Minas de
Carbón, de 1833. Otras explotaciones mineras siguieron en Langreo y otras poblaciones. Las primeras
producciones fueron bajas.
La minería se reglamenta entre 1839 y 1855, y se constituyen sociedades dominadas por los capitales ingleses,
franceses y belgas. Se crea la Asturiana Mining Company en 1844, instalando el primer alto horno de hulla.
Ferrocarril. El desarrollo del Plan de Ferrocarriles tiene un papel necesario para la articulación del mercado
nacional, al facilitar el traslado de productos perecederos y posibilitar la interconexión de mercados locales,
que se especializan y procuran la comercialización del sus productos. Requiere importantes inversiones que la
situación económica de España no permite, lo que facilita la llegada de capitales extranjeros, principalmente
franceses, que obtuvieron la mayor parte de las licencias para su construcción y explotación. Sólo la burguesía
local del País Vasco y Cataluña, financia (invierte)la infraestructura comarcal de vías.
1ª fase. Construcción de segmentos: Mataró−Barcelona (1843−1848); Madrid−Aranjuez (1851); Gijón−Sama
de Langreo (1855); Valencia−Grao (1853); Valencia− Játiva (1855).
2ª fase. Planes nacionales. La ley de ferrocarriles de 1855 (Bienio Progresista) permite el crecimiento de las
compañías ferroviarias. Se toma como centro de la red Madrid, que de modo radial se une con las diferentes
provincias. Se estipula un ancho de vía mayor al europeo. Galicia y otras zonas del este, siguen al margen de
la red ferroviaria.
Todas estas iniciativas industriales no habrán sido posibles si no hubieran ido acompañadas de una legislación
que favorecía la libertad de industria, dejaba fuera de lugar a los gremios y establecía las bases legales para la
industrialización. El comienzo de ésta fue lento. Sin embargo entre 1840 y 1854 (década moderada) fueron
tiempos de negocios buenos y fáciles para la burguesía industrial. Una buena prueba de ello fue el crecimiento
de las ciudades.
En esta época la burguesía invirtió mucho dinero. Estas inversiones se tradujeron en la adquisición de
numerosas máquinas para la fabricación textil. Buena parte de esa industria textil se fue concentrando en
Barcelona, sin otra excepción importante que Madrid. En la siderurgia se inicia el declive de las fábricas
andaluzas en beneficio de las del norte.
Sin embargo de lo favorable que fue la década para las inversiones industriales, los transportes por ferrocarril
todavía no arrancaron con fuerza. Otro hecho significativo fue el retraso en la creación de grandes compañías
navieras que sustituyeran la navegación a vela por el vapor. La primera se fundó en Santiago de Cuba en
1852. Fue el núcleo del que nacería la famosa Transmediterránea.
3.4.3. Estructura y cambios sociales entre 1834 y 1874
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Se produce una recuperación demográfica y económica a partir de 1840 debido a la desamortización, la
roturación de nuevas tierras, la mejora en la alimentación y la desaparición de las enfermedades tradicionales,
aunque la primera no es mayor debido a las altas tasas de mortalidad, el rebrote del cólera morbo y el alto
porcentaje de población célibe.
La población se concentra en las ciudades y en las franjas costeras, en especial la mediterránea. Los
movimientos migratorios externos se producen desde el norte de la península y Canarias hacia América, y
desde el litoral levantino hacia África.
Grupos sociales. España sigue siendo un país agrícola y rural, con una industria incipiente.
• El bloque de poder lo componen la nobleza y la burguesía. La nobleza se reduce pese al otorgamiento
de títulos a hombres de negocios, políticos o militares. Sus rentas son las más altas hasta mediados de
siglo. Suele ser una nobleza rentista y absentista. Los beneficios que obtienen de las tierras los
invierten en negocios especulativos, lo que acentúa cada vez más los desequilibrios entre los
territorios de donde proceden las rentas (Andalucía, Extremadura, parte de Castilla) y las regiones en
las que invierten (País Vasco, Madrid, Cataluña). La riqueza de la burguesía procede de la posesión
de tierras, del comercio mayorista, de la acumulación de capital efectuada en las Indias, de la
incorporación a la especulación bolsística o derivada de los planes de ensanche de las ciudades. Se
dedica principalmente a los negocios. La burguesía comercial se instala en los puertos de Barcelona,
Sevilla, Cádiz Santander o en los puertos francos de Canarias. La burguesía industrial, de tendencia
proteccionista económicamente y políticamente moderada, como los productores de trigo castellanos
y andaluces, se sigue desarrollando en Barcelona.
• Las clases medias son los grupos sociales que tienen medios de trabajo manual propios y aquellos
que cuentan con formación intelectual y trabajan para el Gobierno (empleados y funcionarios), para la
enseñanza o en las profesiones liberales. Son grupos en pleno desarrollo y dependientes del
crecimiento de los sectores laborales en los que trabajan. Las clases medias rurales las constituyen
pequeños propietarios que trabajan ellos mismos sus campos, lo que les permite mantener a la familia
y disponer de un pequeño ahorro que poder invertir en la compra de nuevas tierras. Las clases medias
constituyen el pilar más importante de la ideología liberal−progresista.
• Las clases bajas están constituidas por sirvientes domésticos, generalmente mujeres, sin horario fijo y
pagadas en especie; el artesanado que va camino de la proletarización, y los aprendices; la clase
obrera fabril, que se concentra en pocas ciudades como Barcelona, Valencia, Santander y Bilbao; y el
proletariado agrícola, que crece gracias a las desamortizaciones. Viven miserablemente, dependiendo
de los cultivos temporales y sin estabilidad laboral alguna.
El movimiento obrero. En España, al igual que en el resto de Europa, las organizaciones obreras reclaman el
derecho de asociación y de huelga y la reducción de la jornada laboral y de la fiscalidad indirecta; arraigan las
primeras doctrinas sociales (utopismo, marxismo, anarquismo) contrarias al capitalismo; pero también se
producen las divisiones interiores del movimiento obrero.
Desde el punto de vista teórico, el pensamiento socialista español nace de la interpretación del utopismo de
Charles Fourier hecha por Joaquín Abreu, quien crea un falansterio en Cádiz. Aparecen los primeros
periódicos socialistas: La Atracción, fundada por Fernando Garrido, La Reforma Económica de Sixto Cámara
y La Asociación, de José Ordax Avecilla.
Las primeras manifestaciones del movimiento obrero español se producen como consecuencia de la
disolución de los gremio en 1836, que deja a los trabajadores sin protección legal. El proletariado industrial
español consigue que se autorice la creación de asociaciones obreras de socorro mutuo, como la Sociedad de
Mutua Protección de Tejedores de Algodón de Barcelona de 1840. Ante las primeras manifestaciones luditas,
el Gobierno moderado disuelve las organizaciones que no tuviesen un fin estrictamente mutualista.
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Durante el Bienio Progresista, los trabajadores de Barcelona llevan a cabo una huelga general debido a la
introducción de máquinas selfactinas. La huelga finaliza con un acuerdo entre empresarios y trabajadores, por
el que se elevan los salarios y se mantienen las máquinas. En 1855 se produce otra huelga general en
Barcelona, por la ejecución del dirigente obrero José Barceló, durante la cual es asesinado el presidente del
Instituto de Industria, José Sol y Padrís. La huelga finaliza con la intervención del coronel Saravia, ayudante
de Espartero.
Los trabajadores firman masivamente un escrito dirigido a Espartero en el que se reclama la libertad de
asociación, la inspección de las fábricas, la jornada laboral de diez horas, la creación de jurados mixtos y de
escuelas gratuitas industriales, y la prohibición del trabajo infantil antes de los diez años. Las peticiones y el
proyecto de ley sobre asociacionismo obrero quedan paralizadas en 1856 por la salida del Gobierno de
Espartero.
La Asociación Internacional de Trabajadores en España. La reunión celebrada en Londres en 1864 por
diversos dirigentes obreros e intelectuales da lugar a la AIT, cuyos estatutos son redactados por Carlos Marx.
La AIT celebraba congresos en diferentes ciudades, en los que se confrontaban las diferentes estrategias del
movimiento obrero para la mejora de sus condiciones laborales y para la conquista del poder, diferenciándose
los seguidores de Marx (socialismo científico) y Bakunnin (anarquista). Este enfrentamiento acaba con la
expulsión de los anarquistas tras el Congreso de la Haya de 1872, debido al agravamiento de la situación con
los sucesos de la Comuna de París.
España acude a los congresos por primera vez en 1868, en la persona de Marsal Anglora. La AIT envía a
Guiseppe Fanelli (anarquista) para la formación de la sección nacional española de la asociación. Este realiza
una gran labor proselitista y pronto se crean 195 secciones. El primer congreso regional de la sección española
de la AIT, Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), se celebra en Barcelona en 1870; y
después el de Zaragoza en 1872, en el que triunfan las tesis anarquistas apoyadas por los delgados de los
núcleos fundamentales del anarquismo español: Barcelona y Andalucía.
Se crean nuevos periódicos como La Solidaridad y La Emancipación, dirigido por José Mesa, cercano al
núcleo marxista por las conversaciones de sus redactores con el yerno de Marx.
Los sucesos de la Comuna de París provocan la persecución de la Internacional en Europa, también en
España, donde Sagasta impone una política represiva, pero es Serrano quien disuelve la sección española en
1874.
La instrucción pública. La sociedad española es esencialmente agraria y analfabeta. La región sur cuenta con
escasas escuelas, mientras el norte y el centro tienen una mejor situación. Las distintas Constituciones
albergan el derecho a la instrucción elemental de los ciudadanos. La educación es muy importante para los
liberales. Pero las Administraciones realizan insuficientes inversiones. Potencian la enseñanza pública frente
al monopolio de la Iglesia. Ni siquiera existe un ministerio propio de educación durante el s.XIX. Las medidas
llevadas a cabo por Pedro José Pidal y Claudio Moyano permiten ampliar los niveles de instrucción de una
parte de la población, que accede a la lectura de libros y periódicos, lo que fomenta, poco a poco, la aparición
de una opinión pública en las ciudades más importantes.
• Plan Pidal (1845). Es una de las primeras leyes de educación. Estable distintos grados de enseñanza:
enseñanza básica, a cargo de los maestros, quienes dependen de los Ayuntamientos, y cuyos salarios
son irregulares y bajjos, lo que les obliga a realizar otros trabajos, disminuyendo así la calidad
docente; enseñanza media, impartida en los institutos (de construcción obligatoria) y depende del
Estado, de los Ayuntamientos y de las Diputaciones; enseñanza universitaria, impartida en diez
centros, monopolio del Estado. Se crean escuelas especiales como las de Minas, Ingenieros de
Caminos, Arquitectura, Veterinaria y Bellas Artes.
• Ley Moyano. La Ley de Instrucción Pública de 1857 da un papel centralizador e intervencionista al
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Estado. Es la que más vigencia ha tenido. Es sistema educativo de la enseñanza pública, continua
dividida en tres niveles: enseñanza primaria, gratuita y obligatoria; enseñanza media, impartida en
institutos, seminarios y colegios privados; enseñanza superior, escuelas especiales y creación de las
escuelas universitarias del profesorado como escuelas normales. Las mujeres no pueden cursar
estudios universitarios hasta los últimos años del siglo.
Durante la Restauración, varios de los representantes del krausismo (de base racionalista y liberal, introducido
en España por el catedrático Julián Sanz del Río) como Giner de los Ríos, Salmerón o Azcárate, fundan la
Institución Libre de Enseñanza (ILE), que imparte una enseñanza más laica.
3.4.4. La España romántica y su imagen exterior
La nueva sociedad liberal supone un período de mayor libertad también culturalmente (libertad de imprenta y
los juicios con jurado), frente a la intervención de la Corona y de la Iglesia en el control de la cultura mediante
la censura (fuga de cerebros)durante el reinado de Fernando VII. El Estado se convierte en el nuevo mecenas,
sustituye gradualmente la acción tuteladora de ambas en el ámbito educativo y cultural.
Los movimientos culturales más importantes del s.XIX son el Romanticismo y el Realismo.
Literatura. El Romanticismo llega tardíamente a España (primera mitad del siglo) debido a las
circunstancias políticas. Los románticos españoles cursan su formación generalmente en el exilio, y vuelven a
la muerte de Fernando VII, introduciendo el movimiento, caracterizado por la exaltación de la libertad, de los
sentimientos, el fatalismo, la individualidad, la historia como fondo ambiental de las obras y el gusto por los
oriental y por las tradiciones.
• Francisco Martínez de la Rosa, muy implicado políticamente y que evoluciona hacia el
conservadurismo, escribe obras como Abén Humeya.
• El duque de Rivas cultiva el género dramático, la poesía y los romances históricos. Autor de Don
Álvaro o la fuerza del sino.
• José Zorrilla. Su obra dramática y poética muestra una visión tradicional de España, a la vez que
realiza una descripción íntima, casi psicológica, de los personajes, como en Don Juan Tenorio.
• José de Espronceda forma parte de los progresistas exaltados. Cultivó la poesía, destacando La
canción del pirata, entre otras.
• La obra de Mariano José de Larra discurre entre el Romanticismo y el costumbrismo en su versión
más progresista y nos ofrece diferentes problemas de su tiempo y la crítica de los mismos. Cultivó la
prosa, destacando en el género periodístico escribiendo artículos y en la novela histórica, como El
doncel de don Enrique el Doliente.
• El Romanticismo está muy ligado al nacionalismo. En Cataluña destacan Buenaventura Aribau con
La patria, y Manuel Milá y Fontanals, con el Romancerillo catalán. En el País Vasco destaca
Francisco Navarro Villoslada con Amaya o los vascos en el siglo VIII.
La cara conservadora del costumbrismo español está representada por Ramón de Mesonero Romanos,
antiliberal, en sus Escenas matritenses, refleja un Madrid apacible y bonachón, y por Serafín Estébanez
Calderón, quien en sus Escenas andaluzas, muestra un Andalucía tópica, ajena al conflicto político y social de
país.
El realismo aparece en España en la segunda mitad del siglo XIX, y se caracteriza por la descripción objetiva
de la realidad (lo más oscuro de ella) y la profundización en el estudio de los personajes, que aparecen
condicionados por un contexto social no aislados. Es introducido por Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia
Böhl de Faber) con su novela La gaviota. Benito Pérez Galdós, escribe La fontana de oro. Su obra está
cercana al pensamiento socialista, y tiene su máximo apogeo en el período de la Restauración.
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Pintura. Los nuevos clientes son el Estado y la burguesía. El objetivo de los cuadros es representar episodios
históricos y el paisaje regional y cotidiano de España. Destacan los cuadros históricos de Antonio Gisbert y de
José Casado del Alisal; los retratos de personajes políticos de Federico Madrazo y las escenas de
costumbrismo colorista de Eduardo Rosales y Mariano Fortuny.
Los edificios más característicos de la época isabelina, marcada por un continuismo clasicista en su
construcción, son: el Congreso de los Diputados, el Palacio del marqués de Salamanca y el Teatro Real en
Madrid, y, en Barcelona, el Teatro del Liceo.
Tópicos sobre España. España empieza a ser estudiada por la intelectualidad europea, atraída por lo exótico.
Se transmite una imagen tópica del país, en especial de Andalucía (alegre, exótica, alejada de la realidad
social conflictiva en la que se producen los mayores desequilibrios sociales de España): toros, gitanos,
folclore, fatalismo, falta de productividad... A ello contribuyen la estancia y obras de Washington Irving,
Prosper Mérimée, George Sand y Gustave Doré con sus dibujos sobre escenas y motivos populares españoles.
4. LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN
4.1. Restauración borbónica y Constitución de 1876. Los fundamentos, el funcionamiento y la crisis del
sistema político. Conservadores y liberales. Sucesión y actividad de los monarcas.
4.1.1. Restauración borbónica y Constitución de 1876
Restauración borbónica. La I República, debido a su incapacidad para hacer frente a las insurrecciones
cantonalista, carlista y cubana, junto con la inestabilidad social existente y el librecambismo, provoca la
creación de un clima conservador y doctrinario en el seno de las mismas clases que derrocaron a Isabel II.
Ésta abdica en su hijo Alfonso XII en 1870, quien recibe una educación en Austria y en Inglaterra (de ahí la
influencia del bipartidismo). El 1874 anuncia su programa político en el Manifiesto de Sandhurst, en el que
define el establecimiento de una monarquía liberal, la apertura a las dos corrientes políticas del liberalismo
español (moderados y progresistas) y la confesionalidad católica de la Corona.
Cánovas del Castillo interviene orientando el cambio político hacia un nuevo sistema bipartidista. Ese mismo
año, el general Arsenio Martínez Campos se pronuncia en Sagunto proclamando rey a Alfonso XII, y dando
paso al ministerio−regencia de Cánovas. En 1975 el monarca llega a Madrid, situando a Cánovas en la
presidencia de un Gobierno que tratará de paliar los efectos del Sexenio y atraer fuerzas políticas y sociales a
la causa alfonsina. Tiende puentes de entendimiento con los progresistas, al aceptar el sufragio universal en la
convocatoria de las primeras Cortes.
El sistema canovista. En 1975 Cánovas reúne en asamblea a un numeroso grupo de diputados y senadores
para preparar las bases para la elaboración de una Constitución (de consenso). Su objetivo es establecer un
sistema turnista: su Partido Conservador de base social en la aristocracia financiera y latifundista y clases
medias clericales; y, a su izquierda, el Partido Fusionista (o Liberal) dirigido por Práxedes Sagasta, cuyas
bases sociales se encuentran en los medios industriales y en las clases medias intelectuales. Al margen de
estos dos partidos, que logran dar estabilidad a la Corona, se sitúan el republicanismo moderado de Castelar,
que tiene como objetivo mantener el sufragio universal del Sexenio y la ley del jurado, y el republicanismo
radical. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), no consigue sus primeros éxitos electorales hasta 1910.
Constitución de 1876. Es de carácter ecléctico. Es la constitución de mayor vigencia en nuestra historia, hasta
la dictadura de Primo de Rivera y tras ella hasta la instauración de la II República (1876−1923; 1930−1931).
Restaura el liberalismo doctrinario.
• Sistema de representación. Dos Cámaras legislativas con iguales facultades: el Congreso de los
Diputados y el Senado. A ellas acude la representación nacional establecida. El Congreso está
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formado por diputados de mandato de 5 años. El Senado está compuesto por tres tipos de senadores:
de derecho propio, vitalicios y elegidos por las corporaciones y los mayores contribuyentes. Ambas
Cámaras gozan de potestad legislativa, facultad de recibir el juramento constitucional de la Corona y
hacer efectiva la responsabilidad de los ministros.
Las elecciones se regulan por distintas leyes electorales: 1877, sufragio restringido a los contribuyentes que
paguen una contribución mínima de 25 ptas.; 1890, sufragio universal masculino.
• Rey. Adquiere la mayoría de edad a los 16 años, ejerce el poder ejecutivo, goza de irresponsabilidad y
de la facultad de disolver las Cortes, de elegir al presidente del Gobierno, ejerce el mando supremo de
las fuerzas armadas y su figura es sagrada e inviolable.
• Unidad de códigos. Se suprimen los fueros vascos y, con ello, la exención de las quintas y de los
impuestos, y se regulan las relaciones con los Territorios Vascos mediante acuerdos económicos
(1878).
• Administración local. La Corona interviene en la elección de los alcaldes, mientras que los concejales
son elegidos por los vecinos.
• Relaciones Iglesia−Estado. Se declara religión oficial a la católica, obligando a la nación a mantener
el culto y a los ministros de la Iglesia. No se permite la manifestación pública de otros cultos.
Caciquismo. Se trata de la imposición de la voluntad de un reducido grupo de personas, los caciques, sobre
una masa considerable de votantes. Durante la Restauración se mantiene, simulándose la existencia de una
régimen democrático. La estabilidad del sistema político procede de la marginación de las fuerzas opuestas al
mismo. Funcionamiento: el rey, ante una crisis, nombra como presidente del Gobierno a uno de los dirigentes
de los dos partidos que se turnan en el país, al que otorga el derecho de disolución de las Cortes. El presidente
elige a su Gobierno, en el que el ministro de la Gobernación se encarga de realizar el encasillado, es decir, la
adjudicación de diputados al partido gobernante, así como los correspondientes a la oposición oficial y a la
que se halla fuera del sistema (republicanos y carlistas). El gobernador de la provincia establece contactos con
los caciques. El caciquismo pierde fuerza a medida que se genera una conciencia más crítica y culta en la
sociedad.
4.1.2. El reinado de Alfonso XII y la Regencia (1875−1902)
Gob.Conservador (1875−1880). Tiene que hacer frente a los problemas heredados del Sexenio, además de la
crisis económica (proteccionismo). Guerra carlista: la guerra finaliza en 1876 con la intervención activa del
rey, abandonando Carlos VII España. El carlismo queda dividido entre los partidarios del retraimiento político
y los que aspiran a ganar a canalizar el tradicionalismo carlista a través de las elecciones. Carlos VII entrega el
liderazgo de la causa a Carlos Nocedal. Las consecuencias político−administrativas para los Territorios
Vascos son la supresión de los fueros y la regulación del régimen de los conciertos económicos. Guerra chica
cubana (1868−1878): el fin de la guerra carlista permite la incorporación de numerosas tropas, lo que, unido a
la neutralidad de EE.UU. provoca el abandono de los líderes independentistas con la firma de la Paz de
Zanjón en 1878. Entre ésta y la segunda guerra de la independencia, Cuba atraviesa una etapa de desarrollo
colonial. Se abole la esclavitud en 1880; la vida política se establece según los patrones peninsulares, con un
partido conservador (Unión Constitucional) y el Partido Autonomista Liberal; y EE.UU. tiene cada vez mayor
presencia en la industria azucarera y en el transporte. El federalismo. La oposición federalista republicana
lleva a cabo diversas insurrecciones con escaso apoyo civil desde 1883, algunas protagonizadas por Manuel
Ruiz Zorrilla.
Gob.Liberal (1881−1884). Sagasta tiende a suavizar el clima político autoritario generado por Cánovas,
mediante una nueva ley de imprenta y el reingreso en la docencia de catedráticos represaliados. Conservan la
tradición librecambista e introducen reformas tributarias tendentes a fortalecer el sistema impositivo directo
sobre la contribución territorial e industrial y el sistema indirecto sobre el consumo. El partido se divide en el
Partido de Izquierda Dinástica en 1882, por la escasa profundización en el programa liberal. Esto propicia un
27
cambio en la presidencia del Gobierno. El nuevo y breve mandato de Posada Herrera da paso a un Ejecutivo
presidido por Cánovas (1884−1885). En 1885 muere Alfonso XII y le sucede como regente su segunda
mujer, María Cristina de Habsburgo. Cánovas dimite y Sagasta es el encargado de formar el nuevo Gobierno
como resultado del Pacto del Pardo.
Regencia de María Cristina (1886−1902). Gob.Liberal (1886−1890). Sagasta cuenta esta vez con un
gabinete en que figuran las primeras filas del liberalismo. Se aprueba la ley de asociación (1887), la de lo
contencioso−administrativo y la del jurado (para juzgar los delitos de imprenta) en 1888 y la ley electoral de
1890, que establece el sufragio universal masculino. En 1890, Sagasta es destituido por la regente, en medio
de acusaciones de corrupción en el Gobierno y en el Ayuntamiento de Madrid.
Gob.Conservador (1890−1892). Reaparece Cánovas al frente del Ejecutivo. Se celebran elecciones. El nuevo
Gobierno da un giro radical en materia económica al poner en marcha el arancel de 1891 (proteccionismo).
Aparecen divergencias en el seno del Gobierno entre Fco. Romero Robledo partidario de una política dura en
Cuba, y Fco. Silvela, de talante regeneracionista. El enfrentamiento entre ambos y la consiguiente crisis en el
Ejecutivo se solventan con la llegada de Sagasta a la presidencia.
Gob.Liberal (1892−1895). El partido de Sagasta se aproxima a la política proteccionista conservadora con la
subida de las tarifas aduaneras, pero las disensiones en el seno del Gobierno se manifiestan con el proyecto de
reformas de Ultramar presentado por A.Maura, en el que se establece la ampliación del cuerpo electoral y un
autogobierno para las colonias. El proyecto es rechazado y Maura dimite. La crisis se agudiza por el asalto de
la redacción de algunos diarios por parte de militares, y por la presión que ejerce Mtnez. Campos para que los
periodistas sean juzgados por el fuero militar.
Gob.Conservador (1895−1897). Cánovas es asesinado por un anarquista, dando paso al Gob. Liberal
(1897−1899). Como consecuencia del desgaste político originado por la derrota en la guerra colonial, Sagasta
es sustituido por el conservador Fco. Silvela (1899− 1901) que se presenta con un programa regeneracionista
que hace especial hincapié en las cuestiones sociales y educativas. Se crea el primer Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes. Se realiza la reforma presupuestaria de R. Fdez. Villaverde, que intenta frenar el
exceso de circulación fiduciaria en el país. Tras una crisis en el partido, preside de nuevo el Ejecutivo Sagasta
en 1901. Se mantiene el desarrollo de la tarea educativa a través del ministro de Instrucción Pública, el conde
de Romanones, que libera a los maestros de la dependencia económica de los Ayuntamientos (y de los
caciques), estableciendo por decreto que el sueldo de los profesores de primera enseñanza sea sufragado por el
Estado y por las familias.
4.1.3. El reinado de Alfonso XIII hasta 1923: modernización, fracaso de la reforma del sistema y
radicalización de la oposición política.
La monarquía de Alfonso XIII comienza en 1902 hasta el año 1931, y estará caracterizada por la crisis
generalizada del sistema, generada por: la desaparición de los líderes que gestaron y dirigieron la
Restauración; la marginación de los partidos ajenos al turnismo, los que comienzan a emerger; y los escasos
cambios en el campo español, lo que profundiza los desequilibrios regionales y margina del progreso a
amplias zonas del territorio nacional.
Gob.Conservador (1902−1904). Fco. Silvela lidera brevemente el Partido Conservador tras la muerte de
Cánovas, dándole un rumbo regeneracionista. Crea el Instituto de Reformas Sociales en 1903, que trata de
desarrollar la política de relaciones laborales del Gobierno, a la que pretende incorporar a empresarios y
trabajadores, pero que, debido al rechazo de éstos últimos, sólo realiza informes. En 1903 inicia un breve
gobierno Antonio Maura, que se enfrenta a los intereses locales de algunos miembros de su partido al intentar
la reforma de la Administración local, que no puede culminar, ya que dimite en 1904.
Gob.Liberal (1905−1907). La inestabilidad política va a estar provocada por la falta de liderazgo en los
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partidos del sistema y la intervención en la vida política del monarca. El Partido Liberal es dirigido de forma
rotativa, destacando Eugenio Montero Ríos y Segismundo Moret. En estos momentos existen tensiones con el
ejército, por ser criticado por algunas publicaciones, cuyas sedes son asaltadas. El Gobierno de Moret lleva a
las Cortes la ley de jurisdicciones de 1906, por la cual los delitos de injurias al ejército y a la bandera se
juzgan por jurisdicción militar.
Gob.Conservador regeneracionista (1907−1909). Entre sus medidas regeneracionistas destacan: la ley de
reforma electoral de 1907, por la que se establece la obligatoriedad del voto, a la vez que hace intervenir al
Tribunal Supremo para determinar la validez de las actas electorales; la ley de descanso dominical; la creación
del Instituto Nacional del Previsión (1908); la obra intervencionista y proteccionista que realiza sobre la
industria aeronáutica y del automóvil, con leyes como la de fomento de la industria nacional y la de
comunicaciones marítimas; y la ley de la Administración local, dirigida a contrarrestar el caciquismo, que
contempla la creación de las Mancomunidades, organismos autónomos en los que se pueden agrupar varias
Diputaciones provinciales y que constituyen el embrión de la autonomía regional, en un intento de
congraciarse con el catalanismo. Pero el proyecto no se lleva a cabo por los sucesos de la Semana Trágica en
1909, que provocan la caída del Gobierno de Maura.
Semana Trágica. Después de las expediciones africanas de Martínez Campos (1893) y de la firma del
Tratado de París (1898) se inicia la penetración española en el norte de África. La Conferencia de Algeciras
(1906) consolida el reparto del territorio marroquí entre España y Francia, en régimen de protectorado, y
marca el comienzo de la explotación del subsuelo magrebí. Los ataques a los obreros españoles que allí
trabajan provocan la reacción de las tropas españolas, que son acorraladas. Los reservistas se movilizan para
proteger unos enclaves mineros. En este contexto se producen, durante el verano de 1909, manifestaciones y
agitaciones promovidas por radicales, partidarios de periodista Alejandro Lerroux, y por socialistas y
anarquistas, con cierto apoyo de las clases medias. La protesta se concreta en Barcelona, ciudad que respira un
clima antimilitarista como consecuencia de la ley de jurisdicciones. En 1909, la organización Solidaridad
Obrera (antecedente de la CNT) proclama la huelga general. Se producen altercados callejeros, levantamiento
de barricadas, incendios de conventos, etc. El ejército interviene son extrema dureza. El Gobierno recupera el
control. El balance de la semana es trágico. Alfonso XIII, que ha sostenido a Maura durante la crisis, fuerza su
dimisión en 1909, dando paso a un breve Gob.de Moret (liberal).
Gob.Regeneracionista liberal (1910−1912). José Canalejas. Promueve la reforma del servicio militar,
haciéndolo obligatorio para tiempos de guerra y redimible en tiempos de paz, a partir del quinto mes,
mediante el pago de una tasa. Suprime el impuesto de consumos. Fomenta la separación de Iglesia y Estado,
lo que implica modificaciones en el Concordato y abre una crisis con el Vaticano. La tensión crece con la ley
del candado. Se enfrenta a un amplio movimiento huelguístico fomentado por la izquierda, con un PSOE
reforzado por las elecciones de 1910 y una UGT que aumenta su afiliación, y suspende las garantías
constitucionales para evitar las convocatorias de huelga. El proyecto de Mancomunidades es aprobado por el
Congreso, pero su tramitación en el Senado se paraliza por el asesinato de Canalejas.
Gob.Conservador (1913−1915). Tras un breve Gobierno del conde de Romanones, llega a la presidencia
Eduardo Dato en 1913, lo que origina una honda crisis en las filas del Partido Conservador, dada la gran
ascendencia que sobre el mismo tiene Maura. Pone en vigor un decreto sobre Mancomunidades y define la
posición neutral de España ante la I Guerra Mundial.
Gob.Liberal (1915−1917). Presidido por el conde de Romanones. Destaca el proyecto de reforma fiscal, que
supone una contribución extraordinaria sobre los beneficios originados por la guerra, que no llega a ser
aprobado y origina la hostilidad de Part. Conservador y de los regionalistas catalanes, lo que provoca la
sustitución de Romanones por García Prieto.
4.2. El republicanismo. El desarrollo del movimiento obrero, socialistas y anarquistas. Regionalismo y
nacionalismo.
29
4.2.1. Republicanismo y desarrollo del movimiento obrero entre 1875 y 1923.
A la etapa de gestación de las primeras organizaciones obreras durante el Sexenio y su posterior represión, le
sigue, durante la Restauración, un período en el que se fragua la separación del movimiento en anarquistas y
socialistas. Con el Gobierno de Sagasta, se autorizan de nuevo las organizaciones obreras en 1881.
El movimiento anarquista. En 1881, la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE)
emprende de nuevo su organización en Barcelona. Se extiende rápidamente por Barcelona, Zaragoza,
Valencia y Andalucía. En 1882 se celebra un Congreso de la Federación en Sevilla. Ese año, y coincidiendo
con una crisis social en el campo andaluz, se producen siniestros episodios de la Mano Negra. El Gobierno
reprime duramente estos hechos con la ejecución, sin pruebas concluyentes, de varios anarquistas. Pronto
comienzan a producirse disensiones en el seno anarquista, que se manifiestan en los Congresos de la
Federación en Madrid y Valencia, y derivan en una grave crisis de las organizaciones bakunistas, que
disminuyen durante los siguientes años. Una parte de sus dirigentes optan por un movimiento reivindicativo
de carácter estrictamente sindical. Otros eligen los atentados. La respuesta del Gobierno es el establecimiento
de leyes antiterroristas que contemplan la pena de muerte.
En 1900 se reconstruye la FTRE. En su manifiesto reivindican los postulados clásicos anarquistas de
liberación de toda clase de yugo para la clase trabajadora y renuncia a la toma del poder político. Estos
principios se mantienen durante el II, III y IV congresos. En 1905 se inicia un nuevo periodo de
desorientación del movimiento. El 1907 se crea Solidaridad Obrera, respuesta proletaria a la creación de
Solidaridad Catalana por los regionalistas. El movimiento anarco−sindicalista se proyecta plenamente sobre el
proletariado agrícola e industrial con la creación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910. La
Federación de Agricultores, con un ideario anarquista, ingresa en la CNT. LA represión sufrida por las
organizaciones proletarias durante la crisis de 1917 produce efectos en la Confederación, que se repliega hacia
posiciones estrictamente sindicales. Salvador Seguí es nombrado secretario general del sindicato. En 1918 se
celebra el II Congreso de la Confederación Patronal, que decide reorientar su estrategia ante un movimiento
obrero que consigue afirmarse en numerosas huelgas. Se impone como alternativa a esta situación la del
lock−out, método de lucha de la patronal, y la creación de sindicatos libres que obtienen el apoyo de las
autoridades gubernativas. La CNT se adhiere provisionalmente a la III Internacional hasta 1922, apareciendo
en su seno una corriente marxista liderada por Andrés Nin, frente a posiciones cercanas al terrorismo
mantenidas por Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso. Desde finales de 1919, la violencia social es una
constante. La dictadura de Primo de Rivera se ensaña con el movimiento anarcosindicalista. En 1927 nace en
la clandestinidad la Federación Anarquista Ibérica (FAI), organización que impone un sentido más radical al
sindicalismo revolucionario confederal.
El movimiento socialista. Un conjunto de intelectuales y obreros tipógrafos, expulsados de la FTRE e
influenciados por Paul Lafargue (yerno de Marx), fundan en 1871 la Asociación del Arte de Imprimir, en la
que integra Pablo Iglesias. En 1879 se funda el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuyo programa se
resume en: libertades políticas, prohibición de trabajar para niños menores de nueve años, creación de
comisiones de vigilancia en las minas y fábricas, justicia gratuita, servicio de armas obligatorio y universal,
reforma de las leyes de inquilinato. A largo plazo se establecen como objetivos la toma del poder político por
parte de la clase obrera, la abolición de la propiedad privada y el establecimiento de una sociedad sin clases.
El crecimiento posterior del PSOE es escaso. La línea de no colaboración con otros partidos se impone en el II
Congreso celebrado en Bilbao. En 1888 se funda la Unión General de Trabajadores (UGT). Su crecimiento
también es reducido en estos años. El sindicato arraiga con más fuerza en Vizcaya, la cuenca minera asturiana
y Madrid. La fundación de la II Internacional en 1889 deja constancia en España de las reivindicaciones
generales del proletariado europeo. En 1890 se celebra por primera vez en España el Primero de Mayo, en el
que se reivindica la jornada laboral de ocho horas.
En 1902, el partido reorienta su política para lograr una conjunción con los republicanos, con motivo de la
aprobación de la ley de jurisdicciones, y ante la posibilidad de su ilegalización. Tendrá que esperar hasta
30
1910,para obtener el primer escaño de diputado por Madrid para Pablo Iglesias. Desde ese momento se
produce un crecimiento importante de votos en las elecciones generales y municipales. Durante la crisis de
1917, el PSOE, junto con la UGT, apoya la movilización de la Asamblea de Parlamentarios y de las Juntas de
Defensa con la convocatoria de huelga general. A partir de entonces el PSOE padece cierta crisis interna como
consecuencia de la influencia de la revolución soviética, y por la polarización del partido en torno a la
adhesión o no a la III Internacional. Finalmente, en 1921, un grupo de congresistas se separa del partido
formando el Partido Comunista Español. En 1922 pasa a constituir, junto con el Partido Comunista Obrero
Español (PCOE) fundado por parte de las Juventudes Socialistas, el Partido Comunista de España (PCE).
Durante la dictadura de Primo de Rivera, el socialismo español apenas crece dividido entre una actitud
conformista con la dictadura (Largo Caballero) y otra de carácter beligerante con la misma (Prieto). Al final
del período alfonsino, el PSOE participa en el amplio movimiento social previo a la caída de la monarquía. La
UGT crece espectacularmente en este período. Su evolución en la política de alianzas le lleva a confluir con
los anarquistas durante la Semana Trágica y la crisis de 1917.
El golpe de Primo de Rivera aumenta la influencia del movimiento socialista en los medios agrario. Los
comités paritarios son utilizados por los socialistas, y sus dirigentes, Largo Caballero y Saborit, llegan a
formar parte de la Unión de Corporaciones bajo la dictadura.
El sindicalismo cristiano. Antonio Vincent representa el esfuerzo de la Iglesia para adaptarse a las nuevas
circunstancias sociales emergentes. Influido por el cristianismo social alemán, desarrolla una amplia labor
organizativa y crea los Círculos Católicos Obreros. Se celebra un congreso en Valencia en 1893, al que no
acude representación alguna de obreros industriales, más influidos por el sindicalismo izquierdista. El
sindicalismo cristiano se desarrolla en los inicios del siglos XX y adquiere cierta influencia en las zonas
agrícolas de propiedad media, agrupando a patronos y obreros en jurados mixtos paritarios. Tienen un amplio
desarrollo en Navarra, Castilla, León y el País Vasco, logrando la afiliación en torno a la Confederación
Católica Nacional Agraria.
El republicanismo. El republicanismo fue marginado del sistema político de la Restauración, pero era una
fuente importante. Como opción política tuvo tres grandes problemas en los primeros momentos de la
Restauración:
• − Una acusada fragmentación, producto de la divergencias surgidas durante el Sexenio Democrático.
Los republicano se dividían, por un lado, entre partidarios y opuestos a estrategias revolucionarias; y
por otro, entre defensores de un Estado de corte federal o de raíz centralista. De hecho no hubo un
único partido republicano. En los años 80 y 90 las familias republicanas se agrupaban en torno al
Partido Federal de Pi y Margall, el Partido Republicano Histórico, de Castelar , el Partdio
Republicano Progresista de Ruiz Zorrilla y el Partido Centralista de Salmerón. Los intentos de
uniones y fusiones fracasaron, hasta que, en 1903 se constituyó la Unión Republicana.
• Una compleja composición social. El republicanismo era sobretodo interclasista (sectores medios y
trabajadores), aunque su mayor fuerza residía en las ciudades.
• La represión ejercida por los primeros gobiernos de Cánovas.
Como consecuencia, los republicanos no dispusieron de una organización sólida de líderes destacados, ni de
una doctrina renovada. Todo ello impedía que el republicanismo se convirtiera en una verdadera alternativa al
sistema de la Restauración. Sin embargo, a pesar de su fragmentación y diferencias, los republicanos
compartían tres puntos básicos:
• La defensa de la república como forma de Estado, consecuencia del principio de soberanía popular.
• El apoyo a medidas de carácter reformista para resolver la cuestión social, ocmo la intervención del
Estado, el fomento del cooperativismo o la concesión de créditos bancarios.
• Una ideología cuyos componentes básicos eran: el racionalismo, la fe en el progreso y el
anticlericalismo.
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El crecimiento del republicanismo se produjo con el ascenso y fortalecimiento de nuevos sectores sociales y
económicos, y de organizaciones capaces de responder al acceso de las masas a la política. Los dos
movimientos más característicos de este nuevo republicanismo, bien implantados en los medios urbanos,
serán ya el lerrouxismo, en Cataluña, y el blasquismo, en Valencia, dirigidos respectivamente por Alejandro
Lerroux y Vicente Blasco Ibáñez.
4.2.2. Las diferentes formulaciones del regionalismo y del nacionalismo entre 1875 y 1923. Sus consecuencias
políticas.
Regeneracionismo de Joaquín Costa. El desastre del 98 lleva a numerosos intelectuales españoles a realizar
un examen crítico de la realidad nacional. Destaca el de Joaquín Costa, profesor de la ILE. Su obra representa
una reflexión sobre las causas del atraso español, que el autor centra en la existencia de un régimen
oligárquico, un sistema electoral fraudulento y unos partidos políticos corruptos, incapaces de acometer
cambios profundos. El regeneracionismo postula la transformación del campo a través de la realización de
obras públicas, la profundización en las políticas sociales, la ampliación de la autonomía municipal y la
extensión de la cultura. La acción política de Costa se limita a la creación de una Unión Nacional.
Decepcionado, se afilia a la Unión Republicana, con la que consigue un escaño de diputado, pero se retira por
enfermedad. Su pensamiento tiene gran influencia.
Nacionalismos y regionalismos. El influjo del Romanticismo llega tardíamente a España, por lo que el
regionalismo político no se desarrolla hasta finales del siglo XIX. El nacionalismo histórico se asienta
principalmente en Cataluña y en el País Vasco, con poderosas burguesías que reclaman una descentralización
del Estado liberal mediante la recuperación de la foralidad o la creación de nuevas instituciones. El fenómeno
regionalista aparece también en Valencia y en Galicia.
La propuesta regeneracionista más profunda del sistema de la Restauración durante el reinado de Alfonso XIII
procedió del ámbito de los nacionalismos periféricos. La consolidación de estos movimientos se vio
favorecida por la tradición regionalista del último tercio del siglo XIX, pero a principios del XX apareció
mucho más vinculada a otros aspectos:
• El proceso de expansión económica que experimento España.
• La mayor vitalidad cultural e intelectual del nacionalismo español, nucleado en torno al poder central.
• La aparición de una sociedad urbana y de masas.
Tanto en la representación parlamentaria como en las elecciones locales, los nacionalistas vascos y catalanes
lograron cada vez una mayor presencia.
Catalanismo. Sus rasgos distintivos son la exaltación de la lengua, la existencia de un pasado común y un
Derecho y unas Cortes propias. Tiene su origen en la Renaixença cultural romántica, con la reivindicación de
la lengua como símbolo de identidad, con autores como Joan Maragall, Valentí Almirall, Jacinte Verdaguer o
Antoni Bofarull. Otra nota característica es la protección de los intereses industriales, con la creación de la
patronal Fomento del Trabajo en 1889, la que reclama una política proteccionista.
El nacionalismo catalán desarrolló una estrategia de constante implicación en la política de la Restauración, lo
que supuso su presencia activa en la vida parlamentaria. El nacionalismo catalán de los dos primeros decenios
del siglo XX se trataba de una propuesta de modernización de la política, elaborada en la sociedad más
desarrollada de España y dirigida por una burguesía industrial y comercial.
El líder emblemático de esta opción política fue F. Cambó. Sus propuestas renovadoras se apoyaban en dos
pilares:
• La reivindicación de la autonomía para Cataluña.
32
• La reforma conservadora y elitista, pero eficaz, de la administración del Estado.
El nacionalismo político catalán adquirió una nueva dimensión a principios del siglo XX con la fundación de
la Lliga Regionalista. Ésta consiguió una representación hegemónica. Desde 1907 hasta 1923 la
representación parlamentaria de Cataluña fue mayoritariamente antidinástica. Se aceptaron algunas de las
reivindicaciones catalanistas, siendo la más importante la Mancomunidad de Cataluña, que estará presidida
por E. Prat de la Riba, fue el intento del nacionalismo catalán para aplicar en Cataluña una política de carácter
nacionalizador. Los grandes objetivos de la acción de la Mancomunidad fueron la fundación de instituciones
educativas y centros técnicos y la fundación de infraestructuras básicas. La Mancomunidad actuaba, de este
modo, donde la acción de la administración central era insuficiente.
La práctica de la política defendida por Cambó, aún siendo claramente conservadora, tuvo dos bases: la
movilización ciudadana y la ruptura de las prácticas caciquiles; y la participación en los diferentes gobiernos
de la monarquía.
En las Bases de Manresa, documento guía del catalanismo político, se exponen las competencias centrales
que debe asumir el Estado y las que deben ser propias de Cataluña:
− Competencias del Estado: relaciones internacionales, control del ejército de tierra y mar, construcción de
carreteras y ferrocarriles, resolución de conflictos interregionales, presentación del presupuesto anual.
− Competencias de Cataluña: establecimiento del catalán como lengua oficial, acuñación de moneda propia,
acceso a los empleos públicos en Cataluña para los nacidos o naturalizados en este territorio, competencias
plenas en materia de orden público y de justicia, establecimiento de un Parlamento de carácter corporativo.
En las elecciones a Cortes de 1910, el catalanismo obtiene un triunfo político importante al conseguir acta de
diputado sus cuatro representantes por Barcelona.
Nacionalismo vasco. La pérdida de la foralidad, que es sustituida por los conciertos económicos, mediante los
cuales las Diputaciones provinciales recaudan impuestos que sirven para el pago de los servicio al Estado,
constituye el marco del nacimiento del nacionalismo vasco de mano de Sabino Arana. El nacionalismo
sabiniano no tiene base literaria. Arana se dedica a normalizar y estructural el euskera. Los rasgos distintivos
son: la raza, las costumbres, el antiespañolismo y un profundo catolicismo. En 1892, publica Bizcaia por su
independencia, que se convierte en el cuerpo doctrinal de su futuro partido; en 1894 organiza el primer
Euzkaldun Batzokiya (batzoki), y en 1895 funda el Partido Nacionalista Vasco (PNV), sobre una base social
de clase media baja urbana y de propietarios rurales, al que dota de un comité directorio. La difusión del
ideario se realiza a través de los periódicos. Cuando muere Sabino Arana en 1903, el PNV apenas tiene
proyección fuera de Vizcaya. Se funda en 1911 el sindicato Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV).
A partir de 1903 el nacionalismo vasco logró una notable expansión en el seno de la sociedad vasca, entrando
en gran parte de las juntas municipales, así como en las Diputaciones Forales y en el Parlamento español. En
1923, el nacionalismo vasco, se había convertido en un movimiento de masas.
Nacionalismo gallego. El curso seguido por el nacionalismo gallego es algo diferente, dado que hasta 1918
no se produjo la transición desde el regionalismo hacia el nacionalismo político. Durante la Restauración no
logró ninguna presencia significativa en las instituciones políticas.
Se desarrolla en el último decenio del siglo. Su origen se encuentra en la publicación de Alfredo Brañas Bases
generales del regionalismo y su aplicación a Galicia, escrita en 1889, en la que se plasma un primer programa
político centrado en las defensas forales y en la descentralización. Manuel Murguía expone los puntos
esenciales del nacionalismo gallego, que forman la base doctrinaria de la Liga Galega de La Coruña: estrechar
los lazos entre todos los pueblos gallegos, sin menoscabo de la unidad nacional; reservar la representación
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parlamentaria de Galicia a los gallegos; combatir el caciquismo; propagar las doctrinas convenientes para la
protección y el fomento de las artes y las industrias gallegas, especialmente de la agricultura.
Regionalismo valenciano. Tiene escaso desarrollo durante el siglo XIX. Sus primeras manifestaciones están
ligadas a la literatura de Teodoro Llorente y Vicente Blasco Ibáñez. En 1878, Constantino Llombart, crea los
juegos florales como escenario de recreación de la lengua valenciana. E 1910, el doctor Barberá, expone las
bases del ideario regionalista valenciano.
4.3. España ante la remodelación colonial: la crisis del 98; la guerra de Marruecos y sus implicaciones
sociopolíticas. Las tensiones de 1917.
4.3.1. El conflicto cubano y la crisis del 98
Guerra chica (1868−1878). La sublevación cubana iniciada en 1868 entra en vías de solución con el fin de la
guerra carlista, que permite la incorporación de contingentes de tropas al tiempo que se aplican unas hábiles
medidas pacificadoras. Los éxitos militares logrados frente a los líderes independentistas, que, agotados y
faltos de recursos a causa de la neutralidad de EE.UU., culminan con la firma de la Paz de Zanjón (1878).
Entre la Paz de Zanjón y la segunda guerra de la independencia, Cuba vive una fecunda etapa de desarrollo
colonial. En 1880 se produce de forma definitiva la abolición de la esclavitud. La vida política isleña se
establece con un partido conservador llamado Unión Constitucional y el Partido Autonomista liberal, que da
cauce a las aspiraciones de autogobierno. El periodo también se caracteriza por la presencia cada vez mayor
de EE.UU. en la industria azucarera y en el transporte.
Guerra de Cuba (1895−1898). La guerra de Cuba ocupa el centro de la acción del gobierno de conservador
de Cánovas hasta su muerte. En el momento de la nueva insurrección cubana, España se encuentra aislada del
conjunto de fuerzas de las alianzas políticas diseñadas por Bismarck. Debido a esta falta de apoyos
internacionales, el régimen alfonsino apenas puede mantener el enfrentamiento, primero indirecto y más tarde
directo, con Estados Unidos.
La segunda guerra de la independencia cubana tiene como inspirador a José Martí. La base social del
movimiento está compuesta por el campesinado, la burguesía criolla y las clases populares. El Partido de la
Revolución Cubana (fundado por Martí) impulsa el movimiento independentista que estalla en 1895con el
Grito de Baire.Con una táctica de guerrillas, los insurgentes avanzan hacia las ciudades industriales; mientras
Martínez Campos intenta establecer un cordón sanitario para impedir los abastecimientos enviados por
EE.UU.
La guerra obliga a España a realizar un gran esfuerzo de leva entre los ciudadanos procedentes de clases
trabajadoras, que no pueden eludir el servicio militar. Martínez Campos es sustituido por Weyler, que
concentra a la población rural en zonas controladas, pero se produce un gran número de muertos por
epidemias.
Tras el asesinato de Cánovas, en 1897, Sagasta vuelve a presidir el Ejecutivo, y pretende un entendimiento
con EE.UU., y Weyler es sustituido por el general Blanco. La adopción de medidas de autonomía política y de
amnistía pretende reorientar el conflicto, pero la voladura de Maine cambia radicalmente la situación.
EE.UU., que tiene grandes intereses económicos y estratégicos en la isla, interviene en el conflicto cubano
desde 1897. MacKinley se dirige a España con una oferta de compra de la isla y lanza un ultimátum si no le es
vendida de inmediato.
La voladura y el hundimiento del Maine en circunstancias no aclaradas, tiene como consecuencia inmediata la
declaración de guerra a España por parte de EE.UU., en 1898.
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La guerra hispano−estadounidense, que se extiende a Filipinas, llega a su fin de forma fulminante a causa del
desequilibrio de fuerzas enfrentadas. Las batallas de Cavite (Filipinas) y la de Santiago de Cuba deciden la
capitulación de España.
La guerra termina con la firma del Tratado de París en 1898. España reconoce la independencia de Cuba, cede
a EE.UU. Puerto Rico, Filipinas y Guam a cambio de una contraprestación económica, y vende a Alemania
las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos.
Los efectos de la derrota son la pérdida de los restos del imperio colonial español, el gran número de bajas, los
gastos de guerra, la privación del mercado colonial, el parón de la industria catalana, la subida de los precios y
el repudio de los jefes políticos por parte del ejército.
Para la política internacional, EE.UU. aparece como una gran potencia militar, que posee el control del
Caribe, y entra en contacto con el mercado asiático.
4.3.2. La cuestión marroquí y sus implicaciones sociopolíticas (1898−1923)
Cánovas es partidario de mantener una política de neutralidad que evite enfrentamientos. Esta política es
revisada por los liberales, que buscan alianzas europeas para salvaguardar los intereses españoles en
Marruecos y Ultramar. Así España se adhiere al Pacto del Mediterráneo donde queda unida indirectamente a
la triple Alianza(Italia, Alemania y Rusia).
España fija sus posiciones de alineamiento con Francia en la Conferencia de Madrid, para garantizar la
integridad de los territorios marroquíes. Los roces con las cabilas marroquíes son frecuentes, por lo que son
enviados a Melilla 22000 hombres al mando de Martínez Campos y consigue numerosos éxitos. Por ello se
amplían los límites territoriales y se hace pagar una indemnización a Marruecos. La penetración se consolida
con el Tratado de París(1900) que reconoce la ocupación española de Guinea Ecuatorial y del Sahara.
Después del desastre del 98 y de la pérdida de los últimos territorios coloniales, la actuación exterior española
se orientó hacia el norte de África, en un momento en que las potencias imperialistas, como Gran Bretaña o
Francia, estaban concluyendo el reparto colonial del continente africano.
Después de un primer momento de retraimiento de su política colonial, a partir de 1906, España inició su
penetración en el norte de África. La conferencia de Algeciras y el Tratado hispano−francés supusieron su
entrada en el reparto de zonas de influencia entre los países europeos. Se estableció un protectorado
franco−español en Marruecos. A España se le concedió el Rif, Ifni y Río de Oro. La penetración española en
esta zona se vio estimulada tanto por intereses económicos como por la voluntad política de restaurar el
prestigio del ejército.
Sin embargo, la presencia española en esta área estuvo contestada por las tribus bereberes, organizadas en
cabilas. Los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener una fuerte presencia militar española, que
se intensificó a partir de 1909, cuando en unas operaciones militares los rifeños derrotaron a las tropas
españolas, ocasionando numerosas bajas. Se decidió entonces incrementar el número de soldados españoles en
el Rif para evitar la caída de Melilla, para lo cual el gobierno decidió el envío de tropas integradas por
reservistas catalanes. Si la guerra de Marruecos ya era impopular, el envío de este contingente de fuerzas
reservistas fue la chispa que provocó un importante movimiento de protesta popular, apoyado por los
anarquistas, los socialistas y los republicanos.
La movilización popular contra la guerra se inició en el puerto de Barcelona mientras tenía lugar la salida de
tropas hacia Marruecos. La revuelta se prolongó durante una semana, dando lugar a un movimiento que
adquirió un fuerte componente antimilitarista y de rechazo a la hegemonía social y cultural de la Iglesia. Se
constituyó un comité de huelga, con la participación de republicanos, socialistas y anarquistas, que hizo un
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llamamiento a la huelga general.
Pero la huelga acabó siendo un estallido espontáneo de todas las tensiones sociales acumuladas a lo largo de
décadas. Los incidentes en la calle se multiplicaron. Las autoridades respondieron declarando el estado de
guerra y enviando refuerzos para reprimir las manifestaciones. El ejército consiguió poner fin a la revuelta.
La fuerte represión que siguió a la Semana Trágica levantó una oleada de protestas e indignación en toda
Europa a consecuencia de su violencia e injusticia. El gobierno conservador de Maura hubo de enfrentarse a
duras críticas y los liberales y republicanos se unieron para exigir su dimisión. La oposición de Maura
permitió la constitución de un bloque de izquierdas que, apoyado por las campañas internacionales de
denuncia de la represión, consiguió de Alfonso XIII la disolución de las Cortes y el traspaso del gobierno a los
liberales.
El impacto de la Semana Trágica también tuvo sus repercusiones dentro del movimiento catalanista. Las
fuerzas de izquierda acusaron a la Lliga Regionalista y a la burguesía de haber apoyado la represión
gubernamental. De esta confrontación, empezó a tomar cuerpo un nacionalismo republicano y de izquierdas
que tuvo su concreción en la fundación de la Unión Federal Nacionalista Republicana. También contribuyó al
acercamiento de las fuerzas de izquierdas, así como al nacimiento del Partido Reformista
Los gobiernos de Alfonso XIII mantienen la idea de conquista y de política de gran potencia. El resultado
final es un mínimo avance en territorio marroquí. En 1919, Berenguer, se decide a desplegar las fuerzas del
ejército español por la zona del protectorado y se toma Xauen. Desde melilla el general Silvestre pretende
controlar la zona del Rift y subestima las fuerzas de los nacionalistas marroquíes. Tras tomar Igueriben, se
adentra hacia Annual donde reciben un ataque frontal de las cabilas. Como consecuencia las tropas españolas
ven reducido su dominio sobre el protectorado pero finalmente se restablece el control.
Tras este desastre la situación política se deteriora. La oposición organiza una campaña con el fin de exigir
responsabilidades. El gobierno nombra una comisión para el esclarecimiento de los hechos. Se forman
sucesivos gobiernos de concentración presididos por Maura y García Prieto que no logran estabilizar la
situación política. La crisis se agrava con la actuación del monarca que insinúa una reforma.
En 1923 Miguel Primo de Rivera, se pronuncia, suspende la Constitución de 1876 y disuelve las Cortes.
Alfonso XIII apoya el pronunciamiento.
4.3.3. La crisis de 1917
La monarquía de la Restauración entra en crisis, debido a:
• Un importante desarrollo económico que no va acompañado de una redistribución social de los
beneficios entre los asalariados.
• Un sistema político que no asume una realidad social nueva, originada por el crecimiento de las
organizaciones obreras y catalanistas.
• Una situación de descontento en el ejército derivada de la disminución de su capacidad adquisitiva y
de la diferente movilidad en el escalafón.
• La carencia de estabilidad en los partidos Liberal y Conservador.
Los militares, burgueses y obreros tienen como objetivo derrocar el Gobierno y reformar la Constitución.
Desde 1916 existe un profundo malestar entre los oficiales de las armas de infantería, caballería y artillería.
Como consecuencia se organiza una Junta de Defensa Militar que actúan como fuerzas regeneradoras del
sistema. La actitud del Gobierno de Romanones es, en principio, condescendiente, pero más tarde ordena la
disolución de las Juntas. En la misma línea se mueve sus sucesor García Prieto. La insistente presión de las
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Juntas fuerza a Alfonso XIII a nombrar a Dato como presidente de Gobierno quien suspende las garantías
constitucionales, pero acepta el reglamento de las Juntas, que se mantienen organizadas hasta 1922.
En 1917 se manifiestan los parlamentarios, representados en Cambó que exigen la reapertura de las Cortes.
Se reúne en Barcelona una asamblea, que agrupa al conjunto de diputados y senadores catalanes, que
reivindican la apertura de un proceso constituyente que reorganice el Estado sobre una base autónoma. Hace
un llamamiento a todos los diputados para congregarse si Dato no rectifica su decisión. Finalmente se reúnen
68 parlamentarios pertenecientes a los sectores catalanista, republicano y socialista, son disueltos por el
Gobierno mediante el empleo de la fuerza.
La carestía de la vida producida por la subida de los precios, es el origen de un amplio movimiento
huelguístico que acelera la unidad de acción sindical entre la UGT y la CNT, sindicatos que convocan una
huelga general con carácter indefinido. PSOE y UGT elaboran un manifiesto conjunto recogiendo los
objetivos de la huelga: rechazo al sistema político y creación de un Gobierno Provisional que convoque Cortes
constituyentes. El Gobierno, ante el inicio de la huelga, declara el estado de guerra, y se producen choques
violentos en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Bilbao y finalmente es detenido el comité de huelga, con lo que el
movimiento decae. Sus dirigentes son condenados a cadena perpetua. El temor a un nuevo levantamiento
obrero hace que la actitud de una gran parte de los parlamentarios varíe. El sistema establecido se mantiene,
aunque resulta muy dañado por a crisis. A finales de 1917 se constituye un Gobierno de concentración
presidido por García Prieto. Con ello, el proyecto de la Asamblea de Parlamentarios se puede dar por
fracasado.
A partir de los sucesos de 1917, la situación política está caracterizada por la inestabilidad política y la
conflictividad social.
Entre 1917 y 1923 se produce una inestabilidad generalizada del turnismo político y un deterioro del poder
civil, ante la acción, cada vez más fuerte, de los militares.
Como consecuencia de la presión de las Juntas, el gobierno de Dato cae en 1917. El rey, siguiendo es esquema
turnista, nombra al liberal García Prieto para presidir el Ejecutivo. Éste trata de integrar a las fuerzas vivas de
la crisis, en lo que constituye el primer gobierno de concentración nacional.
En 1918, se reabre la crisis ministerial y la presión del monarca da paso al segundo gobierno de
concentración, llamado unidad nacional, presidido por Maura. El gobierno apenas dura nueve meses y da paso
a otro de García Prieto, que tiene que hacer frente a un movimiento huelguístico amplio y a las
reivindicaciones de la Lliga a favor de una autonomía integral. El planteamiento de los catalanistas divide al
gobierno, con lo que queda abierta una nueva crisis.
El conde de Romanones preside el gobierno en 1918. durante su gestión, el autonomismo catalán es el eje del
debate político, pues se origina un enfrentamiento entre las opciones del gobierno para tratar la autonomía y la
amenaza de Cambó de poner en marcha un amplio movimiento civil a favor de un estatuto de autonomía. se
produce en Barcelona una amplia agitación social, que motiva al rey a designar como presidente a Maura en
1919. se inicia así un bienio de Gobiernos conservadores que afrontan la mayor oleada de agitación social
derivada de la crisis económica resultante del final de la guerra. Durante el bienio son presidentes, además de
Maura, Sánchez de Toca y Dato, que muere víctima de un atentado en 1921.
La crisis generalizada que se origina en Europa al final de la I Guerra Mundial por la reestructuración de la
industria tiene como consecuencia la disminución de la producción y del comercio mundial. Provocando en
España durante en trienio 1918−1920 un descenso de la producción, un incremento del paro y de la
conflictividad social, y una disminución de los beneficios empresariales.
Andalucía, Extremadura y Barcelona son las zonas donde el conflicto social alcanza sus cotas más elevadas.
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En Andalucía y Extremadura se produce una amplia movilización de jornaleros durante el denominado trienio
bolchevique. Las huelgas obreras tienen como objetivo la mejora de las condiciones laborales y la
reivindicación de tierras.
En 1919 se producen numerosos enfrentamientos con la Guardia Civil y el ejército, que desalojan a los
campesinos de los latifundios ocupados. Reprimido el movimiento, la agitación en el campo decae hasta
avanzada la década.
En Barcelona se dan huelgas extremadamente duras. Ante la movilización obrera y los atentados a la patronal,
los industriales responden con la creación de Sindicato Libre, organización que actúa en colaboración con las
autoridades gubernativas y que origina el asesinato de numerosos líderes sindicales.
4.4. La evolución económica y social; sus desequilibrios. El desarrollo financiero. La actividad literaria,
artística y pedagógica.
4.4.1. El desarrollo económico entre 1875 y 1923
Durante la Restauración se produce una coyuntura económica favorable. España se aleja de las
innovaciones tecnológicas. Se produce un cambio en la tendencia de las inversiones económicas. Se elevan
los precios y se mantienen los salarios lo que produce inversiones de capital extranjero. Se duplica el trazado
de la red ferroviaria y disminuyen los costos.
En la zona cantábrica se da un desarrollo económico, con un importante núcleo siderúrgico en el País
Vasco que constituye la base del capital financiero vasco. También hay grandes compañías navieras, Asturias
mantiene la producción carbonífera y Vigo es el 1º núcleo conservero.
Cataluña tiene una importante actividad textil. Entre 1895−1898 hay altos niveles de producción que
disminuyen con la pérdida de las colonias. Destaca también los núcleos mineros de plomo, de cobre y de
mercurio y la industria azucarera en el resto de España.
El desarrollo del sector agrario viene marcado por una insuficiente capitalización del campo y la escasa
capacidad de consumo. Las tres cuartas partes trabajan en este sector. Sobresale la vid, los cereales y el olivo.
Las características de la agricultura durante la restauración son: Descenso del cultivo de trigo, el clima
proteccionista europeo que determina el establecimiento del arancel y provoca una conflictividad social, el
aumento de la exportación del vino, la ampliación del suelo dedicado al olivar, y el predominio de fincas
medianas y del minifundio al norte y el latifundio en la zona sur y oeste.
Entre 1900−1920 se quintuplica el consumo de energía. La indurtria textil de Cataluña sigue estando
protegida por el arancel. Se desarrollan 3 sectores con gran futuro: el cemento, la química y la industria ligera.
La minería asturiana empieza a decaer, en Andalucía se produce una expansión en torno a los vinos, el corcho
y el algodón y muchas ciudades comienzan un proceso de industrialización.
La banca española moderna se configura. Este sector ejerce un papel importante en la financiación de
empresas.
La agricultura entre 1902−1930 experimenta un crecimiento. Se protege la producción nacional mediante el
arancel. Este sector retrasa el crecimiento industrial al utilizar parte de la renta en productos agrícolas. En
1930 se consigue la autosuficiencia del mercado español. El desastre cubano aporta un impulso extraordinario
al cultivo de la remolacha.
Se desarrolla la red de ferrocarriles y de carreteras. Se da el autobús de viajeros, que conecta pueblos
periféricos con la red de ferrocarriles a través de carreteras nuevas.
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Aumenta la participación del Estado entre 1923−1930 en torno a: el aumento de la protección de la economía
nacional, el incremento de las desgrvaciones fiscales, la conversión del Estado en demandante de productos
nacionales y la creación de monopolios como CAMPSA y Telefónica.
4.4.2. Las transformaciones sociales: urbanización y nuevas relaciones sociales (1875−1923)
En el periodo de la Restauración, la población española se incrementa, en 2 millones. Permanecen los rasgos
de una economía antigua, con niveles de bienestar mínimos. El índice de natalidad sigue siendo alto y el
índice de mortalidad es alto pero desciende paulatinamente. Esto se debe a la escasa asistencia sanitaria.
Durante este periodo España es prácticamente rural. La población se dedica a actividades agrícolas. El
artesanado está en retroceso, y el sector de los servicios aumenta. Los procesos de industrialización y
urbanización apenas son apreciables(sólo en Cataluña y el P.Vasco). Esto provoca que España esté muy
retrasada culturalmente y se distancie de los países de su entorno. El 60% de la población en edad escolar no
asiste a clase. Miles de españoles deben abandonar el país en busca de trabajo y parte de estos regresan con
importantes fortunas, son los llamadosindianos.
La Institución Libre de Enseñanza nace en 1876 como reacción a las medidas de control sobre el pensamiento
crítico. Tiene su origen en las dimisiones de profesores universitarios. Pretende una renovación de la
enseñanza secundaria y universitaria basada en los nuevos métodos pedagógicos de Rousseau. Se amplía a la
enseñanza primaria y se crean nuevos centros e instituciones como la Residencia de Estudiantes.
En el 1º tercio del s. XX la población aumenta en cinco millones. Sus rasgos demográficos son: alta natalidad,
disminución de la mortalidad, redistribución de la población por sectores de ocupación y se da una
alfabetización de la población aunque las mujeres mantienen altas tasas de analfabetismo.
El proceso de urbanización de la población, así como su progresivo desplazamiento desde las actividades
agrarias a las industriales y de servicios, es uno de los hechos claves de la España del primer tercio del siglo
XX. La intensidad de este proceso fue paralela al crecimiento económico.
La expansión urbana. Entre 1900 y 1930, la población española dejó de ser eminentemente rural como
resultado del proceso de crecimiento de la población urbana. Las ciudades españolas crecieron de forma clara
a partir de la década de 1910, aunque de forma desigual.
Desde el punto de vista urbanístico, los modelos de crecimiento fueron bastante uniformes. Los centros
urbanos tradicionales se remodelaron, pero también se complementaron mediante ensanches. En algunas
ciudades, los ensanches se ampliaron mediante ciudades−jardín. La trama urbana se consolidó con el trazado
de grandes vías.
Los núcleos urbanos acogieron importantes contingentes demográficos procedentes del éxodo rural. Las
ciudades cambiaron sus funciones. Dejaron de ser sólo un centro administrativo y político para convertirse en
un polo de dinamismo social y cultural. La concentración urbana favoreció el surgimiento de nuevos modelos
de sociabilidad que ayudaron a la configuración de un espacio cívico ciudadano, que se gestó a través de la
prensa, las asociaciones y los movimientos de masas.
Los grupos sociales son:
• Bloque de poder: Está formado por la nobleza que posee enormes extensiones de terreno. El peso de
la nobleza en la vida política decrece en función del ascenso de la burguesía industrial y financiera.
• Clases medias: Grupo social en expansión. Pertenecen los propietarios agrícolas con fincas de
extensión media y los pequeños comerciantes, artesanos así como los miembros de la burocracia o los
profesionales liberales. Adquiere los mayores niveles de movilidad social.
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El crecimiento de la población urbana estuvo acompañado de una importante mutación en la estructura social,
que se caracterizó por un aumento del peso de las clases medias, compuestas por muy diferentes sectores,
desde los vinculados al pequeño comercio y al artesanado, hasta los empleos burocráticos y profesionales. En
este fortalecimiento de las clases medias intervino asimismo el cambio producido por el acceso de la mujer al
trabajo laboral.
• Ejército: Es el heredero de la crisis del 98.Sus salarios suponen una hipoteca para el presupuesto
público. Se incluye en las clases medias. Su protagonismo político aumenta. Se le encomienda la
represión de la contestación social.
• La Iglesia católica: Participa en el poder legislativo. Está financiada por el Estado y mantiene buena
relación con el sistema político. El clero constituía otro de los poderes sociales tradicionales de la
España de la Restauración. La población eclesiástica alcanzó su máximo histórico hacia 1930. el clero
recuperó parte de su protagonismo a través del control de la enseñanza y la reocupación de antiguos
monasterios y conventos por parte de diversas órdenes religiosas, destacando en ello la Compañía de
Jesús.
• Las clases trabajadoras: El proletariado industrial no sólo incrementó su número, sino que adquirió
conciencia de clase. La industrialización de principios del siglo XX favoreció la aparición de
importantes concentraciones de obreros fabriles, mineros y trabajadores de la construcción en las
principales ciudades y en las tres regiones más industrializadas de España (Cataluña, Vizcaya,
Asturias).
Los campesinos son un grupo social plural, ya que designa tanto a los jornaleros y braceros de las regiones
latifundistas, que dependían del trabajo estacional para su supervivencia; como a los propietarios parcelarios
que eran poseedores de la tierra y explotadores directos de la misma. El principal problema era la situación del
campesinado sin tierras y la necesidad de proceder a una reforma agraria.
Sin embargo, desde fines del siglo XIX hubo apareció en muchas regiones españolas la explotación familiar
campesina que fue bastante general en toda la agricultura española. Este proceso se debió sobre todo al hecho
de que arrendatarios lograron convertirse en propietarios de la tierra que trabajaban. Esto explica la
orientación mercantil y pluriactiva de muchas explotaciones agrarias de las regiones norteñas y mediterráneas.
4.4.3. La cultura entre 1875 y 1923: expresiones ideológicas, cambios culturales y manifestaciones artísticas.
A finales del S XIX en literatura se dan dos corrientes: El Realismo que es una expresión objetiva de la
realidad, y el Naturalismo, que defiende el determinismo social. Destaca: Juan Varela: Juanita la Larga y
Pepita Jiménez. Pérez Galdós, es uno de los mejores novelistas europeos. Se acerca al republicanismo y al
socialismo: Fortunata y Jacinta. Leopoldo Alas Clarín de formación krausista y trayectoria regeneracionista:
La Regenta. Como autores naturalistas destacan Zola, Blasco−Ibáñez: La Barraca, Cañas y Barro, y Emilia
Pardo Bazán. En la lírica destaca Rosalía de Castro: Cantares Galegos. Y al finalizar el siglo destacan:
Antonio Machado, Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu.
En pintura destaca Zuloaga que está ligado a la G.98 y realiza numerosos retratos. También destaca Sorolla,
recreador del impresionismo en España.
En música destaca Albéniz que compuso importantes obras para piano: Cantos de España e Iberia. En el
campo sinfónico compone Catalonia. También destaca Granados, compositor y pianista; Divina Comedia.
En el primer tercio del S.XX la literatura se renueva. Pertenecen: Pérez de Ayala, Eugenio d´Ors y destaca
Gregorio Marañon, médico madrileño que deriva hacia el republicanismo: El conde−duque de Olivares;
Ortega y Gasset es un filósofo influido por el vitalismo alemán. Escribe en periódicos y funda la Revista de
Occidente. Su posición frente a la dictadura es crítica. Y finalmente destaca Valle−Inclán que cultiva la
novela: Tirano Banderas, y en sus esperpentos satiriza el régimen.
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En arquitectura destaca Gaudí: Sagrada famila, Palacio Güell. En música destaca Falla: El amor brujo;
Andrés Segovia y Pau Casals. Y en pintura destaca las formas
Surrealistas: Dalí y Miró: firmante del Manifiesto surrealista. También destaca Picasso con El block en su
<<periodo azul>> y Las señoritas de Avignon <<periodo rosa>>.
5. ESPAÑA EN EL MUNDO DE ENTREGUERRAS
5.1. Orígenes y acción de la Dictadura de Primo de Rivera. El desarrollo de la oposición al régimen y el
hundimiento de la Monarquía.
En 1923 Primo de Rivera da un golpe de Estado en Cataluña. Los orígenes de este pronunciamiento se
encuentran en la falta de iniciativa política para solucionar los problemas del país y poner fin a la inestabilidad
creada por:
− Las dificultades de orden público debido a las huelgas, al lock−out, etc.
− El aumento de los precios, la escasez de demanda y la consecuente parálisis de la actividad industrial.
− Los entrenamientos en el Parlamento y en la opinión pública por el desastre de Annual.
− El clima conspirativo provocado por militares africanistas.
− Las declaraciones del rey apelando una solución con o sin Constitución.
El rey manda formar Gobierno a Primo de Rivera. El Gobierno de García−Prieto dimite. La clase política
apenas reacciona y parte de ella se muestra entusiasmada. El PSOE y la UGT no organizan ninguna respuesta
popular al pronunciamiento. La CNT se muestra incapaz de oponer resistencia. Sólo algunos intelectuales se
muestran radicalmente opuestos a la instauración de la dictadura.
El primer documento dado a la opinión pública por el dictador es el Manifiesto del 13 de septiembre, en el
cual se explican las causas del golpe. También presenta un programa de gobierno basado en: la formación de
un Directorio militar, la creación de un somatén español, una solución al problema de Marruecos y el castigo
para los corruptos. En su pensamiento aparecen ciertos aires regeneracionistas y paternalistas. Sus relaciones
con la Iglesia, a pesar de su hondo catolicismo, no son satisfactorias.
La primera medida del dictador es la creación de un Directorio militar (1923−1925) formado por ocho
generales y un contralmirante que se constituye como órgano asesor de Primo de Rivera, el único que trata los
asuntos de gobierno con el rey.
La dictadura supone una restricción general de las libertades políticas de prensa y la anulación del sistema de
representación, a pesar de no ilegalizar la acción de varios partidos. Pretende con ello la uniformidad de la
voluntad nacional y solucionar los problemas de orden público.
− Suspende las garantías constitucionales.
− Sustituye a los gobernadores civiles por gobernadores militares, a los concejales por vocales asociados y
disuelve las Diputaciones.
− Crea el somatén.
− Limita la libertad de prensa y establece una censura.
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− Clausura el Ateneo y destierra a Miguel de Unamuno.
− Prohíbe las manifestaciones del Primero de Mayo.
Al principio recibe un cierto apoyo del nacionalismo catalán conservador (por los aires regeneracionistas).
Más tarde, el presidente de la Mancomunidad es destituido y se suprime la institución, se prohíbe la
utilización del catalán en las iglesias y se cierra el periódico de la Lliga.
El Directorio militar acepta los resultados de la investigación acerca de los sucesos de Annual. La situación en
Marruecos se ve progresivamente agravada por el nuevo empuje de las cabilas. Por ello interviene
directamente Primo de Rivera proclamándose alto comisario de Marruecos. Su posición abandonista y un
ligero repliegue de tropas propician la contestación de los militares africanistas. Abd el−Krim amplía su
campo de operaciones al sector francés de Marruecos. Esta situación propicia la creación de un frente
franco−español que tiene como resultado en desembarco de Alhucemas (1925). Derrotan al caudillo marroquí,
quien se ve forzado a pedir negociaciones y se rinde unos meses más tarde. Con el fin de la guerra de
Marruecos en 1926 Primo de Rivera consigue una de sus mayores éxitos populares.
José Calvo Sotelo crea el Estatuto municipal y provincial, en el que se establece una ampliación de
competencias de los Ayuntamientos y de las Diputaciones para la gestión de los servicios a la población. El
Estatuto permite el aumento del gasto en infraestructuras sanitarias, educativas y de alcantarillado, pero no
trae consigo la regeneración ni la neutralización de los caciques. En Canarias se modifica el mapa provincial
creándose la provincia de Las Palmas (Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura). Se elabora un proyecto de
normativa electoral, no utilizada finalmente, para la elección de una parte de los concejales mediante un
sufragio en el que, por primera vez, se acepta el voto de las mujeres que sean cabeza de familia.
La Unión Patriótica (UP) celebra su primera asamblea en 1926, en la que se dota de una Jefatura Nacional
(Primo de Rivera) y de una Junta Directiva con funciones consultivas. La UP sirve de encuentro a los
caciques, con lo que se convierte, en la práctica, en el soporte político del Gobierno, los Ayuntamientos y las
Diputaciones, pero incapaz de traer el regeneracionismo anunciado. A pesar del gran número de afiliados, no
puede ser considerada como un partido de masas democrático. Su dependencia del poder provoca su
disolución una vez finalizada la dictadura.
En 1925, se crea un Directorio civil (1925−1930) con la intención de institucionalizar el nuevo régimen, a la
vez que acomete iniciativas importantes en el terreno económico y laboral. El nuevo equipo es una conjunción
de antiguos mauristas y de miembros de la UP como Severiano Martínez Anido, Eduardo Aunós, José Calvo
Sotelo y Eduardo Callejo. Ante la resistencia del monarca a la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constitucional en 1926, Primo de Rivera impone la celebración de una plebiscito, con lo que fuerza al rey a
que acepte dicha convocatoria, que tiene lugar en 1928. La principal misión es la redacción de una nueva
Constitución, en la que se establece una doble vía de representación: la obtenida por el sufragio y la obtenida
por las corporaciones y por nombramiento real. El proyecto es rechazado al no ser aceptada ni por la Corona
ni por la oposición.
Uno de los rasgos característicos del período de crecimiento de la economía mundial, es la intervención del
Estado en la economía: se favorece la creación de monopolios, se otorgan subvenciones a compañías navieras
y mineras, se realizan obras públicas y se produce una concentración bancaria. A causa de la Deuda pública y
el déficit del Estado, Calvo Sotelo trata de llevar a cabo una reforma fiscal progresiva, pero fracasa ante la
oposición de la oligarquía financiera y terrateniente.
La dictadura pone en marcha una política laboral que consigue el apoyo de una gran parte del socialismo
español. Eduardo Aunós, ministro de Trabajo regula las condiciones de la emigración estableciendo una
dirección general para la misma, crea el seguro de maternidad y las ayudas a las familias numerosas, la
reglamentación del descanso dominical, funda la Organización Corporativa del Trabajo (formada por comités
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paritarios de patronos y trabajadores). La UGT participa en estos comités. Con ello, el sindicalismo socialista
acepta algunos de los principios reguladores del sindicalismo católico, lo que provoca una división entre la
rama sindical mayoritaria (Largo Caballero) y la rama política minoritaria ( Indalecio Prieto y Fernando de los
Ríos). El resultado de esta estrategia socialista es el logro de cierta paz social, pero el partido apenas crece.
Con los primeros efectos de la crisis, la posición de la UGT y del PSOE se modifica, y adopta posiciones de
apoyo al régimen republicano. La CNT conoce durante la dictadura una etapa difícil, y tendrá que esperar al
fin de ésta en 1930 para la reconstrucción desde sus bases clandestinas. El PCE reestructura su dirección,
colocando al frente a José Bullejos. Apenas tiene influencia social.
El rechazo a una nueva Constitución acelera la descomposición de la dictadura, que a partir de 1928 sufre el
acoso de varios movimientos situados a su izquierda y sobre todo, a su derecha, lo que desembocará en su
dimisión y exilio voluntario.
Los estudiantes, organizados en la Federación Universitaria Escolar (FUE), y el claustro de la universidad de
Madrid protagonizan una gran movilización en 1928, contra la aprobación del artículo 53 de la reforma de la
enseñanza universitaria, pero que apenas afecta al Gobierno. Cuando se reabre el conflicto, la movilización se
extiende a otras universidades y se radicaliza. El Gobierno cierra la Universidad Central, y finalmente, deroga
el artículo.
En 1926 se produce una modificación de los criterios tradicionales de ascenso en el ejército, lo que provoca
un grave enfrentamiento con Primo de Rivera. El Gobierno, ante la presión de los militares, suspende a todos
los oficiales de artillería y libera de la subordinación y disciplina a los suboficiales y los soldados. El rey no
interviene, lo que favorece la futura tendencia republicana del instituto armado.
José Sánchez Guerra dirige el pronunciamiento realizado en 1929, en el que intervienen todos los grupos que
habían formado la Alianza Republicana. Su objetivo es llevar a cabo una huelga general. Pero fracasa.
El déficit comercial y la especulación motiva la devaluación de la peseta con respecto a la libra, situación que
es criticada por políticos y financieros. Esto unido a la falta de apoyo político del régimen en la derecha y en
la izquierda, provoca la dimisión de Primo de Rivera en 1930, que es aceptada por la Corona.
El PSOE y la UGT, en un manifiesto elaborado conjuntamente, modifican su posición apoyando la
instauración de una república, aunque mantienen una distancia política con los grupos republicanos. Éstos
estaban aglutinados en torno a Alianza Republicana. Forman parte de ella: Manuel Azaña (Acción
Republicana), Marcelino Domingo (Partido Republicano Catalán) y Alejandro Lerroux (Partido Republicano
Radical). En el programa común se demanda la convocatoria de Cortes constituyentes, una solución al
problema de Marruecos, la ordenación federativa del Estado, la supresión de foros y censos, la atención a la
enseñanza primario y un plan mínimo de seguimiento de los problemas del proletariado. Se adhieren a la
Alianza intelectuales. También se oponen al régimen partidos catalanes como Acció Catalana (Nicolau
D'Olwer y Jaume Bofill), Estat Català (Francesc Macià) y Partit Republicà Català (Marcelino Domingo), estos
dos últimos fundarán en 1931 Esquerra Republicana de Catalunya.
Dámaso Berenguer (1930−1931) es elegido por el rey para desmantelar la dictadura y hacer el tránsito hacia la
normalidad constitucional de 1876. Los apoyos son escasos. El ritmo de la transición es lento y los
presupuestos económicos son restrictivos. Sustituye a los concejales por los anteriores a la dictadura, disuelve
la Asamblea Nacional Constituyente, decreta una amnistía que soluciona el problema de la artillería y
soluciona también el problema estudiantil. Tiene que hacer frente a una oleada de huelgas por parte de la
izquierda. Durante esta etapa, en la que se produce el hundimiento de la popularidad del monarca, la Unión
Patriótica pasa a ser la Unión Monárquica Nacional, bloque monárquico dirigido por Calvo Sotelo que no
logra aunar a todas las fuerzas alfonsinas.
El Pacto de San Sebastián (1930) supone la conjunción de diversos grupos políticos que estiman necesaria la
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caída de la monarquía: conservadurismo republicano de Niceto Alcalá Zamora (Derecha Liberal
Republicana), el regionalismo gallego de la Organización Republicana Gallega Autonomista (ORGA) de
Santiago Casares Quiroga, el catalanismo republicano de Estat Català y Acció Catalana, el centro−izquierda
de Manuel Azaña, el radicalismo de Alejandro Lerroux y el federalismo de Marcelino Domingo. Más tarde se
incorporan la UGT, el PSOE y la CNT. En el acuerdo se establece la formación de un comité ejecutivo y la
estrategia para el advenimiento de la República, a partir de movilizaciones de carácter militar, obrero e
intelectual. El comité pasa a llamarse Gobierno provisional de la República. La insurrección se adelanta y los
capitanes que la llevan a cabo se rinden, siendo juzgados y fusilados. Se detiene el Gobierno provisional. El
movimiento previsto fracasa y se extingue por la proclamación del estado de guerra, la censura previa y la
detención de una parte del comité revolucionario.
El Gobierno de Berenguer no consigue concertar con la oposición el modelo de elecciones. Tras su dimisión,
el último Gobierno de la monarquía lo presidirá el almirante Aznar. Estará formado por el sector más
oligárquico del capitalismo y del alfonsismo y el conservadurismo catalán de la Lliga. La misión inmediata es
celebrar el juicio contra el Gobierno provisional de la República, que se convierte, en cambio, en un alegato
contra la ilegitimidad del régimen constituido. Se convocan elecciones, definidas finalmente como
municipales. El triunfo de las candidaturas republicanas es mayoritario. El monarca intenta una última
maniobra para mantener la Corona (la congelación del poder real hasta unas futuras elecciones a Cortes) que
no es aceptada por el comité revolucionario, que exige el traspaso inmediato de poderes. El rey se marcha de
España. Se proclama la II República española el 14 de abril de 1931.
5.2. La instauración de la Segunda República: bases socioculturales y fuerzas políticas.
5.2.1. Bases socioculturales y fuerzas políticas en la instauración de la Segunda República. La Constitución de
1931.
La instauración de un régimen republicano se produce en un marco caracterizado por el retroceso democrático
derivado de la subida al poder de fuerzas fascistas en diversos Estados, y por la repercusión que la crisis de
1929 tiene a escala mundial. La II República trata de establecer un régimen regeneracionista, democrático,
descentralizado y de inspiración laica. La organización del nuevo sistema tiene lugar en dos bloques
irreconciliables.
La España republicana sigue siendo un país esencialmente rural, el crecimiento de la población se debe a un
descenso de la mortalidad. El desplazamiento de la población activa hacia los sectores industrial y de servicios
sufre una cierta ralentización debido al marco económico de la crisis y al regreso de emigrantes. El paro
obrero es la manifestación social más importante de la crisis a lo largo de la etapa. Esta situación no es paliada
por los gobiernos republicanos, que se niegan a conceder subsidios. El advenimiento de la II República
coincide con la mayor crisis del capitalismo liberal del s.XX. La paralización del comercio internacional, el
retroceso de la producción, la crisis financiera y monetaria son los signos más evidentes de la misma. La
España republicana conoce los efectos de la crisis con menor dramatismo, dada su estructura económica, en la
que predomina la agricultura. Las características del momento son:
• Agricultura. Conoce un período de buenas cosechas. Los precios agrícolas de la etapa tienden a
descender, y junto con el aumento de los salarios de los jornaleros, crea una actitud hostil de los
pequeños propietarios agricultores.
• Industria. El crecimiento de la demanda no produce efectos en el conjunto de la industria, que se ve
afectada por una disminución de bienes en sectores de exportación y por la falta de inversores.
Aumenta el paro.
• Comercio. Los países en crisis adoptan políticas de restricción de importaciones en sectores no
preferentes.
• Renta nacional. La evolución de la renta nacional está condicionada por el aumento de la natalidad.
La renta no disminuye salvo en 1933, año en el que España sufre los efectos de la crisis.
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• Sistema fiscal. Los impuestos indirectos siguen teniendo preponderancia sobre los directos en los
ingresos estatales, lo que produce una incapacidad presupuestaria del Estado para poder afrontar
ambas reformas.
El 14 de abril de 1931, constituido el Comité revolucionario en Gobierno provisional, se proclama la II
República. La composición del Ejecutivo responde a la unión de fuerzas políticas del Pacto San Sebastián. Se
trata de un gobierno de concentración republicana, en la que se unen todos los partidos republicanos, cuya
presidencia está dirigida por Alcalá Zamora. Se proclama el Estatuto jurídico del Gobierno provisional. El
ejecutivo, que actúa con el recurso legislativo de decretos−leyes para resolver algunos de los problemas
urgentes de la sociedad española enuncia en este primer decreto:
• La celebración de juicios por responsabilidades políticas anteriores a 1923.
• La libertad de creencias.
• La personalidad jurídica de los sindicatos.
• La concesión de garantías a los propietarios, se recoge la posibilidad de la expropiación, previa
indemnización, de las posesiones consideradas de utilidad pública.
El gobierno tiene que reafirmar el carácter unitario de la República española ante los equívocos surgidos por
la proclamación del Estado catalán. Alcalá Zamora pacta la formación de un gobierno provisional de la
Generalitat. Se produce una agitación anticlerical como respuesta a la pastoral del Cardenal Segura. En
Madrid se producen las primeras quemas de conventos y se atacan también algunos periódicos locales de
significada orientación monárquica. El gobierno apenas reacciona frente ante estas manifestaciones. La
respuesta final es la expulsión de España del Cardenal Segura y del obispo Mateo Múgica.
Azaña plantea la reforma militar a través de una serie de medidas que tienen como objetivo hacer frente a la
macrocefalia del ejército derivada de las guerras coloniales y la creación de una milicia profesional de carácter
políticamente neutro:
• Disminución de las divisiones existentes.
• Disolución de la academia militar de Zaragoza.
• Pase a la reserva de aquellos que no presten juramento a la República.
• Supresión del consejo Supremo de Justicia Militar
• Creación de un cuerpo armado.
• Reserva de las plazas de las academias militares.
Las reformas laborales son realizadas desde el Ministerio de Trabajo presidido por Largo Caballero. La
finalidad es dotar a los trabajadores de seguridad en la contratación y ampliar su capacidad de gestión. Los
decretos leyes tienen como objetivo:
• Proteger del desahucio a los campesinos mediante la prórroga de los arrendamientos.
• Asegurar la contratación colectiva.
• Establecer jurados mixtos.
• Obligar a contratar a los peones del pueblo.
• Garantizar un salario mínimo.
Las elecciones de Cortes son convocadas mediante decreto−ley, se realiza mediante la modificación parcial de
la ley electoral de 1907. Se cambian las circunscripciones electorales. Ante la desunión de la derecha, la
unidad de la conjunción republicano−socialista y la abstención pedida por la CNT, dan triunfo a las
candidaturas de centro−izquierda. Los resultados confirman la mayoría política reformista, tiene que continuar
la labor del Gobierno provisional. El peso de los diferentes partidos representados en la Asamblea se traduce
en la orientación de la nueva Constitución: los partidos republicanos aportan un sentido autonomista y
anticlerical, y el PSOE, una ampliación de los derechos en lo social. Es elegido como presidente de Julián
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Besteiro.
La redacción de una nueva Constitución es el objetivo de la comisión de las Cortes presidida por Jiménez
Ausúa (PSOE). El debate constitucional centra la atención en las relaciones entre la Iglesia y el nuevo
régimen. Se aprueba un proyecto compuesto de 9 títulos y 125 artículos. Las características son:
• Declaración de derechos. La violación de los derechos constitucionales es susceptible de recurso ante
los Tribunales de Garantías
• Soberanía nacional. El presidente es elegido para un mandato de seis años. Se exceptúa la elección del
primer presidente recae en Niceto Alcalá Zamora. Manuel Azaña le sucede por el sistema previsto en
la Constitución . La presidencia de la República puede disolver las Cortes dos veces.
• Poder ejecutivo. De carácter dualista, compuesto por el presidente de la República y el del gobierno.
Este último es nombrado por la República.
• Sistema de representación. El poder legislativo está formado por una única cámara denominado
Congreso de los Diputados. La mujer alcanza el derecho a voto.
• Diputación permanente e iniciativa legislativa. Las Cortes son gobernadas entre períodos legislativos
y se reconoce la iniciativa de carácter popular.
• Poder judicial. Reconoce el carácter independiente del poder judicial. Se establece un Tribunal
Supremo y un Tribunal de Garantías Constitucionales.
• Estructura del Estado. Se garantiza la autonomía de las regiones en el marco de un Estado integral. La
autonomía tiene que ser refrendada por el Parlamento a través de la configuración de los Estatutos de
Autonomía.
• Relaciones Iglesia−Estado. Se establece una separación entre ambos. España se declara una República
laica. Se suprime la retribución del clero, se disuelve la Compañía de Jesús y se secularizan los
cementerios.
La Constitución es aprobada en diciembre de 1931 por una aplastante mayoría al no darse votos en contra,
pues la derecha se ausenta a la hora de la votación.
5.3. Condicionamientos, conflictos y etapas de la República. Realizaciones políticas, sociales y
educativas. La vida cultural.
5.3.1. Condicionamientos, conflictos y etapas de la Segunda República
Bienio social−azañista (reformista). El primer gobierno constitucional se forma en 1931 bajo la presidencia
de Manuel Azaña.
La política en torno a la propiedad de la tierra constituye una de las preocupaciones para el Gobierno de
Manuel Azaña. La exasperación de los jornaleros se manifiesta enseguida en numerosos sucesos, entre los que
destacan los de Castiblanco, en diciembre de 1931, donde varios guardias civiles son ejecutados por los
campesinos, y los de Arnedo, donde los excesos de la Guardia Civil causan varios muertos y heridos, y
obligan al gobierno a la destitución de su directos Sanjurjo. Se presentan en las Cortes varios proyectos, de los
cuales uno es aprobado. Los objetivos de este proyecto son: la desaparición del latifundismo, la penalización
del absentismo de los propietarios y la concesión de un estímulo al esfuerzo productivo. Se crea el Instituto
para la Reforma agraria, que tiene la función de señalar las fincas objeto de expropiación. La fórmula de
indemnización a los propietarios sitúa el coste total de la misma en cantidades a las que las arcas republicanas
no pueden hacer frente. El resultado final del bienio en materia de reforma agraria es desconsolador.
En 1933, se producen numerosos movimientos huelguísticos, que intentan instaurar el comunismo libertario.
En Casas Viejas se hace fuerte un viejo anarquista apodado Seis Dedos. La Guardia Civil y la Guardia de
Asalto entran en el pueblo y dan fuego donde se ha refugiado el anarquista, pereciendo todos los que estaban
excepto dos. A continuación el capitán Rojas ordena a los guardias de asalto fusilar a más de una decena de
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vecinos del municipio. Ante el fuerte impacto de estos sucesos en la opinión pública, en las Cortes se
constituye una comisión de investigación que confirma los hechos tras las declaraciones de los inculpados.
Como resultado de la investigación, es condenado a prisión el capitán Rojas y destituido el director general de
Seguridad. Los sucesos de Casas Viejas y la ley de congregaciones religiosas ponen al descubierto las
contradicciones que sostienen el gobierno de Azaña. Tras fuertes discusiones parlamentarias, Azaña dimite en
1933. Planteada la crisis ministerial, Alcalá Zamora , nombra como jefe de Gobierno a Diego Martínez Barrio.
Bienio derechista. El fracaso del golpe impulsa la generación de un movimiento de masas que asume como
objetivo la rectificación de la política reformista del primer bienio. El referente más idóneo para servir de
núcleo aglutinador es Acción Popular, su líder es José María Gil Robles, partidario de desarrollar una acción
legal alejada de los extremismos violentos que caracteriza a ciertos sectores de la derecha española. Consigue
organizar en poco tiempo la Confederación Española de Derechos Autónomas. Muestra de este cambio es el
crecimiento del Partido Republicano Radical de Lerroux.
Convocadas las elecciones por Martínez Barrio, la campaña electoral cuenta con el voto femenino. La CEDA
y los radicales intentan aglutinar el voto de las clases medias y acomodadas y los propietarios minifundistas
en torno a tres grandes ejes programáticos: revisión de las realizaciones laicas del bienio, defensa de la
economía nacional y amnistía para los represaliados por los hechos de agosto de 1932. Los nacionalistas
conservadores vascos y catalanes se presentan en solitario en sus circunscripciones electorales. La izquierda y
el centro republicano acuden divididos. La CNT aconseja la abstención a sus afiliados. Esquerra republicana
hegemoniza el espacio político de la izquierda ante una CNT apolítica y cada vez más influida por la FAI. Los
socialistas entran en una profunda revisión de sus alianzas con los republicanos. Emerge cada vez más fuerte
la tendencia caballerista, que propugna una radicalización del partido. El PCE se presenta en solitario.
Obtienen representación en las Cortes la Falange, con José Antonio Primo de Rivera, y el PCE con Cayetano
Bolívar.
Los resultados determinan la imposibilidad de un gobierno estable de un único partido. La CEDA es
consciente de las escasas posibilidades con que cuenta para poder formar Gobierno de inmediato.
Las negociaciones entre Lerroux y Gil Robles cristalizan en un acuerdo que suponen el apoyo del grupo
parlamentario de la CEDA al gobierno de Lerroux, para culminar con la incorporación de la misma a tareas
gubernamentales.
El partido de Lerroux tiene que enfrentarse a una crisis, que se produce por el abandono de Martínez Barrio
del gobierno y de algunos diputados, ante lo que consideran una aproximación a la derecha Martínez Barrio
funda la Unión Republicana. La CEDA presenta en las Cortes la ley de amnistías, que origina un conflicto
entre el gobierno y la presidencia de la República. Como consecuencia del enfrentamiento dimite Lerroux y
Alcalá Zamora nombra presidente a Ricardo Samper. La ley es aprobada por la mayoría derechista de las
Cortes. El primer gran conflicto se suscita con la Generalitat catalana. El objeto del enfrentamiento es la ley
de arrendamientos, que es declarada anticonstitucional. El conflicto es visto por la CEDA como el momento
preciso para entrar en el gobierno. Alcalá Zamora se ve obligado a llamar de nuevo a Lerroux, que anuncia la
entrada de la CEDA en el gobierno.
La entrada de la CEDA en el gobierno es considerada por el PSOE como un golpe contra la República
propiciado desde el poder. Durante el verano de 1934 el PSOE prepara la respuesta ante un hipotético acceso
de la CEDA al gobierno. La CNT se mantiene al margen de esta alianza salvo en la región asturiana, que va a
ser el foco principal de la respuesta obrera. El presidente de la Generalitat se incorpora a la Alianza obrera,
pero la CNT no participa en la misma.
En octubre de 1934 se produce la huelga general que había que paralizar. La insurrección fracasa pronto ante
la reacción del Gobierno, que declara el Estado de guerra e instaura le censura previa en los medios de
comunicación. En Cataluña Lluis Companys declara la República Federal Catalana, este intenta negociar la
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adhesión del general Batet al movimiento, pero el militar se mantiene fiel al gobierno central y declara el
estado de guerra. Asturias queda separada del resto de España. Comunistas y socialistas se disponen a
implantar la República Socialista. La zona minera de Asturias es dominada por el ejercito rojo que se
apoderan de las fábricas de armas. Para establecer el orden, Diego Hidalgo, no duda en utilizar al ejército
colonial compuesto por la legión.
Durante los siguientes meses se producen numerosas disputas en el seno de la mayoría gubernamental acerca
de las medidas legislativas y penales con que saldar el movimiento revolucionario. El gobierno decide la
suspensión del Estatuto de Autonomía de Cataluña. El gobierno se reorganiza en sucesivas crisis parciales de
1935. El gobierno abandona cualquier objetivo de carácter reconciliador. Se produce la presentación de una
reforma parcial de la Constitución que contiene la introducción del Senado, la limitación de los Estatutos de
Autonomía.
Los últimos meses están caracterizados por la comunidad de los escándalos económicos−políticos que afectan
al gobierno de Lerroux. El líder radical es advertido por el presidente de la República, de la inminente salida a
la luz públicas de varios escándalos, lo que motiva su revelo en la presidencia del gobierno por Joaquín
Chapaprieta. Todos estos escándalos minan las relaciones entre los radicales y la CEDA, a lo que se niega
reiteradamente el presidente de la República.
Bienio del Frente Popular. La derecha intenta la gestación de un frente antirrevolucionario. Los radicales de
Lerroux acuden a las elecciones profundamente desprestigiados por los escándalos finales del bienio y en
abierta confrontación con el centrismo de Portela Valladares. El programa de la derecha española se resume
en el lema adoptado por la CEDA: Contra la Revolución a sus cómplices. La Falange española, unifica con las
juntas de ofensiva nacional sindicalista de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, su líder, José Antonio
Primo de Rivera, pregona su devoción fascista. La escasa proyección del fascismo en España reduce la
posibilidad falangista de obtener algún escaño. Celebrada la primera vuelta de las elecciones, aparecen
vencedores la coalición de izquierdas.
Realizado el escrutinio y conocida la voluntad nacional de Calvo Sotelo y el general Franco instan Aportala
Valladares a declarar el estado de guerra. José Antonio Primo de Rivera pide armas para la falange y los
monárquicos presionan a Gil Robles para que encabece un gobierno de fuerza.
En la izquierda, la reacciones se centran en la apertura de las cárceles. Portala Valladares no cede a las
presiones que le instan a incumplir la voluntad popular y consigue que Azaña forme gobierno en 1936. El
nuevo ejecutivo está formado únicamente por republicanos.
La izquierda acuerda la sustitución de Alcalá Zamora en la presidencia de la República. Manuel Azaña es
elegido en 1936 nuevo presidente de la República. Santiago Casares Quiroga es elegido presidente del
gobierno.
El triunfo del Frente Popular produce una radicalización de la derecha española. La extrema derecha ve
aumentado el número de sus afiliaciones, procedentes de las Juventudes Cedistas. La encarcelaciones de José
Antonio Primo de Rivera aumenta la crispación de los falangistas. En el PSOE se acentúa el enfrentamiento
entre la línea de Prieto y la doctrina de Largo Caballero. Las Juventudes Socialistas se unifican con las
Comunistas, formando las Juventudes Socialistas Unificadas. El PCE, procura abandonar los objetivos
revolucionarios que obstaculizan la alianza con la izquierda burguesa republicana y un frente común contra el
fascismo.
Desde el triunfo del Frente Popular, las tesis defensoras de la república en su versión
falangista−tradicionalista están dispuestas a establecer contacto con italianos y alemanes para la compra de
armas y el adiestramiento de soldados con vista a un probable golpe de Estado. El exiliado general Sanjurjo
asegura los contactos necesarios, lo que le emplaza a ser el futuro coordinador del golpe. El general Mola,
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establece los planes militares y logísticos más elaborados y garantizados los jefes del Alzamiento en las
distintas guarniciones. Bajo consejo de Sanjurjo se asegura el apoyo de los carlistas. Desde las cárcel de
Alicante José Antonio Primo de Rivera pone las milicias falangistas a disposición de los mandos militares. El
9 de julio los conspiradores, alquilan el avión Británico Dragón Rápide que debe trasladar a Franco desde
Canarias a Marruecos para hacerse cargo del ejército de África donde se iniciaría la rebelión. La muerte de
Calvo Sotelo es el detonante que acelera los preparativos para la insurrección, que comenzará el 17−18 de
julio.
5.3.2. Realizaciones políticas, sociales y educativas en la Segunda República. La vida cultural
Bienio social−azañista. La república trata de aminorar la influencia de la iglesia católica en la sociedad y en
la educación. Entre las leyes que afectan a la relación Iglesia−Estado hay que destacar:
• La ley de confiscación parcial de los bienes de la Compañía de Jesús (1932)
• La ley de matrimonios civiles, la ley de divorcio y la ley de secularización de los cementerios.
• La ley sobre congregaciones religiosas, que señala el fin de la actividad docente. Las elecciones de
1933 traducen el descontento de esta medida, esta ley es el motivo por el que Alcalá Zamora disuelve
por primera vez las Cortes del bienio.
La influencia de la Iglesia se convierte con el paso del tiempo en el núcleo de la Confederación Española de
Derechos Autónomos.
Las autonomías.
• Cataluña. El desarrollo de los principios que emanan de la concepción integral y autonómica del
Estado da satisfacción a las fuerzas nacionalistas catalanas. La aprobación de las cortes del Estatuto
de autonomía catalán se realiza en 1932. El estatuto garantiza a Cataluña muchas de sus aspiraciones.
La Generalitat está integrada por tres instituciones:
• Un Parlamento de representación popular.
• Un presidente de la Generalitat.
• Un consejo ejecutivo.
La Generalitat dispone de facultades legislativas y ejecutivas. Celebradas las elecciones autonómicas,
Françesc Macià es elegido presidente de la generalitat, y Lluis Companys presidente del Parlamento.
• País Vasco. El distanciamiento entre la república y la Iglesia afecta a carlistas y a nacionalistas,
colaborando ambos durante los primeros años de la República. En el primer anteproyecto prefigura
una autonomía con capacidad para establecer relaciones con el Vaticano. En 1932, las cuatro
diputaciones, vasco−navarras preparan un nuevo estatuto en el que ya no figura la posibilidad de
concordato con el Vaticano.
• Galicia. Destaca Alfonso Rodríguez Castelao, que lleva una tarea fundamental en la plasmación del
Estatuto gallego. El inicio de la Guerra Civil y el control de las fuerzas nacionales del territorio
gallego impiden la puesta en marcha del mismo.
• Andalucía. Blas Infante es el líder del andalucismo. Preocupado por los temas sociales, reivindica la
reforma agraria y colabora en el desarrollo de los Centros andaluces.
Los dirigentes republicanos adoptan un modelo de escuela coeducativo, laico, público, gratuito. Su objetivo
final es la sustitución de la acción de la iglesia por la de los Estados. A los ayuntamientos se les exige la
dotación de solares y la financiación de una parte de la construcción de las escuelas, en cambio se ponen
trabas al desarrollo del plan en aquellos municipios que no tienen sintonía política con el gobierno central. Las
medidas regeneracionistas en el plano educativo se completan con la aportación de misiones pedagógicas
formadas por profesores y estudiantes, así como la colaboración de intelectuales que animan de las plazas de
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los pueblos con la interpretación de obras teatrales y recitales de poesía.
La participación de los distintos sectores educativos en las tareas de planificación de la enseñanza se establece
por decreto, por el que se crean los Consejas de Primera y Segunda Enseñanza, el Consejo Universitario y los
Consejos Provinciales.
El Ministerio de Trabajo dirigido por Francisco Largo Caballero. El objetivo de su acción es el de sintonizar
las relaciones laborales con la Constitución, esta enuncia derechos sociales. Para ello hace aprobar por las
Cortes diversas iniciativas, destaca la ley de contratos de trabajo, por la que se regulan los convenios
colectivos, el derecho a la huelga y las jornadas de vacaciones. La ley de jurados mixtos es aprobada por el
Congreso de los diputados. Se basa en el modelo de los comités paritarios. Se amplían las prestaciones a los
pensionistas, el seguro médico a las mujeres en período de maternidad y las indemnizaciones por accidentes
de Trabajo. La política laboral de Largo Caballero es contestada por una patronal que considera excesivo el
poder sindical derivado de estas medidas.
Las medidas reformistas del Gobierno social−azañista alarman a una parte importante de la reacción española,
que considera necesario dar un giro conservador a la República, utiliza el pronunciamiento militar. Al frente
de este pronunciamiento se coloca el general Sanjurjo, que se subleva en 1932 en Sevilla. La población
responde al llamamiento a la huelga general realizado por las organizaciones proletarias como rechazo al
golpe. Sanjurjo es detenido, juzgado y condenado a muerte, pero el gobierno le conmuta la pena de muerte.
Bienio derechista. Se toman las siguientes medidas:
• No se prorrogan los arrendamientos de las fincas.
• Se devuelven parte de las tierras a los grandes de España.
• Se modifica la Ley de jurados mixtos.
• Se dicta una ley contrarreforma agraria, por la que se aumentan las indemnizaciones y se paraliza el
asentamiento de nuevos colonos.
• Política autonómica. Se frenan los intentos autonomistas de gallegos. Tras la revolución de octubre se
congelan el Estatuto de Cataluña.
• Política militar. Las reformas de Azaña no se rectifican pues se las consideran técnicamente buenas.
• Políticas religiosas. Se establece un salario para los sacerdotes mayores de 40 años.
La compleja situación política europea obliga a una gran reflexión en el seno de las fuerzas democráticas de
todo el continente. En España la represión ejercida, provoca una dinámica unitaria en el seno de las fuerzas
republicanas. También el informe presentado en el VII Congreso de la III Internacional por su secretario
general, contribuye a la convergencia en España de las aspiraciones de la burguesía radical republicana para
su retorno al poder con las del movimiento obrero de profundizar la democracia social. Todo ello trae consigo
la apertura de negociaciones para la reconstrucción de un bloque de izdas. Manuel Azaña es la persona que lo
gesta doctrinalmente. En enero de 1936 se firma el pacto del Frente Popular, que es rubricado por los
representantes del PSOE. El programa del Frente Popular establece como mente global la recuperación de los
políticos reformistas del primer bienio y la rehabilitación política y administrativa de los represaliados por la
revolución de octubre. Los puntos son los siguientes:
• Amnistía para los delitos políticos posteriores a 1933.
• Desgravación fiscal para el campo y una intensificación del crédito agrario.
• Aceleración de la reforma agraria y revisión de los desahucios.
• Desarrollo de obras públicas y del plan de construcciones escolares.
• Salarios mínimos y revisión de la legislación social.
Bienio del Frente Popular. La obra legislativa del gobierno de Azaña y del de su sucesor Casares Quiroga,
están condicionada por el escaso tiempo con el que cuentan para la realización de su programa. Las medidas
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de estos dos gobiernos se caracterizan por la voluntad de aplicar de inmediato el programa de Frente popular,
entre resistencias de la derecha y del apoyo de los sectores izquierdistas, confían en la restauración del
reformismo republicano.
La amnistía para los presos políticos es dictada por Azaña, siendo aprobada la ley por la diputación
permanente de unas Cortes que todavía no están constituidas. Los campesinos sin tierras no tardan en ocupar
numerosas fincas en las provincias latifundista, lo que ocasionan enfrentamientos con la guardia civil en
algunos municipios que obligan al gobierno a aceptar una política de hechos consumados. Formadas ya las
Cortes se deroga la ley de la contrarreforma agraria de 1935. Los grandes propietarios intentan crear un clima
subversivo con una campaña contra el gobierno.
El enfrentamiento entre las autoridades catalanas y el gobierno central da paso a un período de buenas
relaciones basadas en la amnistía para Lluis Companys y el gobierno catalán y en la restauración plena de
estatuto de autonomía.
El ámbito de la enseñanza, se desarrolla nuevamente la ley de congregaciones religiosas.
5.4. Sublevación y guerra civil. Desarrollo militar y evolución política. Dimensión interna e
internacional del conflicto español.
5.4.1. Sublevación y guerra civil. Desarrollo militar y evolución política
La República había intentado solucionar viejos problemas de la sociedad española. Para ello, los republicanos
establecieron una alianza (Frente Popular) con las organizaciones y partidos obreros, pero supone una señal de
alarma para los grupos tradicionales, que no quieren perder la hegemonía social ante lo que consideran una
inminente revolución comunista y preparan la alternativa autoritaria con una parte del ejército.
Sublevación y guerra civil. Los coroneles Seguí, Yagüe y Bertomeu sirven de enlaces de Mola en el ejército
de Marruecos, a la espera de la llegada del general Francisco Franco, el día 19 de julio de 1936, para ponerse
al frente de las tropas. La rebelión militar se produce en Melilla. Los rebeldes pasan rápidamente a controlar
las principales plazas africanas, donde la resistencia popular es sofocada. La rebelión se extiende a algunas
guarniciones peninsulares y provoca la dimisión del presidente Casares Quiroga. Le sucede un breve gobierno
de Martínez Barrio, al que sucede José Giral.
Cádiz es dominada por los sublevados, que llegan hasta Sevilla. La resistencia de los obreros es escasa.
Controlan también Córdoba y Granada. Siguen siendo republicanas Huelva, Jaén, Almería y Málaga. La
mayor parte del territorio vasco, Asturias, menos Oviedo, y Santander, quedan bajo mando republicano.
Galicia es tomada por las fuerzas rebeldes. Valencia y Murcia se mantienen republicanas. Las islas Canarias
caen bajo el poder de las fuerzas insurrectas (Orgaz y Franco), al igual que Mallorca e Ibiza (Goded). Se
desarticula el movimiento rebelde en la Barcelona. Goded se rinde y es fusilado tras un consejo de guerra.
Castilla y León, La Rioja son dominadas por las tropas nacionales, y en Navarra, el general Mola se pone al
frente de los grupos tradicionalistas. Zaragoza es tomada. Las provincias de Huesca y Teruel quedan divididas
en su control. Los acuartelamientos de Campamento, Getafe, El Pardo y el aeródromo de Cuatro Vientos se
sublevan, pero son reducidos por las fuerzas leales a la República. El Gobierno de Giral dispone armamento
para los milicianos.
Desarrollo militar. La falta de efectivos navales crea dificultades al ejército de África para su traslado a la
Península. Los rebeldes tienen que realizar gestiones ante los gobiernos de Alemania e Italia para obtener
aeronaves con las que cruzar el Estrecho. La llegada del ejército de África desestabiliza, a favor de los
insurgentes, el panorama de las primeras jornadas.
Las columnas son expediciones de tropa en las que se mezclan militares de los distintos partidos con
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miembros regulares del ejército, y tienen como objetivo la consolidación de los frentes o la conquista de
territorios cercanos a plazas en las que se consideran fuertes y desde las que se movilizan.
El bando nacional se estructura en torno a dos ejércitos, el del norte (Mola) con sede en Burgos, y el del sur
(Franco) con sede en Sevilla. El País Vasco es atacado, tomándose Irún, la frontera francesa y San Sebastián.
Se libera al general Moscardó y el grupo de civiles y militares refugiados en el Alcázar de Toledo.
Las columnas republicanas tienen menos éxito debido a la desorganización. Destacan las que logran
restablecer el orden republicano en Albacete y las conducidas por el general Miaja con el objetivo de penetrar
en la Andalucía ocupada. Desde Barcelona hacia el frente de Aragón milicias anarcosindicalistas y del Partido
Obrero de Unificación Marxista (POUM), que no consiguen tomar las capitales aragonesas. El frente aragonés
queda paralizado hasta finalizar 1937. En 1936, el PCE crea el Quinto Regimiento bajo la dirección de
Enrique Líster y Juan Modesto.
Para los sublevados, el objetivo final de esta primera fase de la guerra es la ocupación de Madrid. Sobre ella
convergen las tropas del ejército del norte, paralizadas en los puertos de la sierra madrileña, y las del sur. El
Gobierno abandona Madrid y se traslada a Valencia, dejando al frente de la resistencia en la capital una Junta
de Defensa. La XI y XII Brigadas Internacionales se disponen a entrar en combate por la defensa de Madrid,
que resiste. Franco se ve obligado así a variar de estrategia. Lleva a cabo una serie de movimientos
envolventes para cortar la línea de defensa de Madrid con la Sierra o la red de comunicaciones con Valencia,
que da origen a la batalla del Jarama. El último intento por conquistar Madrid lo realizan las tropas
expedicionarias italianas. La batalla de Guadalajara, se convierte en la primera derrota del fascismo europeo.
Ante la imposibilidad de la toma de Madrid, los nuevos planes estratégicos de Franco se orientan a la
conquista de los territorios vascos y de la cornisa cantábrica. Las tropas nacionales, de superioridad aérea al
contar con la aviación alemana, llevan a cabo el ataque a Durango y el bombardeo de Guernica. Bilbao cae en
1937 y el ejército vasco se rinde. Los republicanos ponen en marcha una operación de distracción de fuerzas
que alivie el frente del norte e inicia las ofensivas de Brunete y Belchite. Fracasan y cae Santander y Gijón.
Caído el frente del norte, los republicanos centran ene le frente de Aragón un grueso de tropas que han
participado en la toma del frente del norte. Teruel es conquistado por los republicanos, pero tras la dura batalla
de Alfambra, se reconquista Teruel y se avanza sobre el frente aragonés. En 1938 las tropas nacionales
alcanzan la costa mediterránea en Castellón para dejar aislada a Cataluña. Franco decide atacar Valencia, pero
el ataque es detenido por la ofensiva republicana, con la batalla del Ebro. Los nacionales paralizan la ofensiva.
La batalla se convierte en una consolidación de las posiciones de uno y otro bando, que son sucesivamente
barridas, durante meses, por la artillería y la aviación, lo que ocasiona cuantiosas bajas. Finalmente vencen las
tropas franquistas, que seguido se lanzan sobre Cataluña bajo la dirección de Yagüe, Moscardó, García Valiño
y Muñoz Grandes. Las tropas republicanas apenas pueden resistir unas semanas la confrontación, dada la
superioridad del enemigo. La caída de Barcelona obliga al gobierno republicano a trasladarse a Gerona.
Madrid se convierte en lugar de una confrontación civil en el seno de la República, entre los partidarios de
resistir (comunistas y socialistas de Juan Negrín) y los de negociar la rendición (socialistas de Julián Besteiro
y Wenceslao Carrillo, anarquista Cipriano Mera, y Segismundo Casado). En 1939, el coronel Casado lleva a
cabo un golpe de Estado en Madrid, crea el Consejo Nacional de Defensa, bajo la presidencia de Miaja, y
ordena la detención y ejecución de comunistas y republicanos de Negrín, que se ven obligados a abandonar
España. En 1939 cae Madrid y, a continuación el resto de las zonas republicanas. El 1 de abril de 1939
termina la guerra.
Evolución política de la España republicana. La improvisación y un cierto descontrol callejero, a causa de
la multitud de comités y patrullas formadas por las milicias de cada partido, son las características de los
primeros meses de guerra. El gobierno de Giral (republicano) no puede hacer frente a esta situación, y se hace
necesaria la formación de un Gobierno que aglutine a las fuerzas que defienden la República. En 1936 se
forma el Gobierno presidido por Largo Caballero, integrado por el PCE, Izquierda Republicana, Unión
Republicana, PSOE y Esquerra. Más tarde integran miembros de la CNT (Federica Montseny, primera
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ministra), y del PNV (Manuel Irujo). El objetivo principal del Gobierno es regular los cambios sociales
profundos que protagonizan los sindicatos como respuesta a la insurrección y a las fuerzas que la han
apoyado. Queda pendiente la reestructuración del ejército republicano. Medidas más importantes: se aprueba
el Estatuto de Autonomía Vasco en 1936, se crean los tribunales populares y se reorganizan los servicios de
vigilancia en la retaguardia, se promulga el decreto de Uribe en 1936 por el que se expropian sin
indemnización las tierras de los propietarios que se suman a la insurrección y se entregan en usufructo a los
campesinos, se lleva a cabo la reconversión de las industrias, se modifica la propiedad industrial bien por
incautación, bien por intervención estatal, se forman las primeras brigadas mixtas y las escuelas populares de
guerra, llegan asesores soviéticos y voluntarios extranjeros agrupados en las Brigadas Internacionales.
El estallido de la guerra origina una profunda división de los intelectuales españoles, siendo mayoritario el
apoyo a la República, muestra de ello es el Congreso Internacional de Escritores. El Frente Popular sigue
realizando durante la guerra una importante tarea educativa.
En Barcelona, durante la primavera de 1937 y la calor de la subida de precios, se producen diversos altercados
entre anarquistas y miembros del POUM (que consideran propicia la coyuntura para la desaparición del
Estado burgués y el desarrollo de la revolución proletaria) y republicanos, socialistas y comunistas (que aúnan
esfuerzos para defender las instituciones y ganar la guerra).Finalmente el orden es restablecido por la
autoridades republicanas, con ayuda de miembros de la CNT que hacen un llamamiento a un cese de los
enfrentamientos.
Los sucesos de Barcelona, unido con las exigencias de disolución del POUM, de reestructuración del Estado
Mayor y de destitución de Largo Caballero, desembocan en el nombramiento de Juan Negrín como presidente
del Gobierno (socialista). El objetivo prioritario para el Ejecutivo es ganar la guerra. Negrín nacionaliza la
industria de guerra, disuelve el POUM, desmantela el Consejo de Aragón, dota al ejército republicano de una
estructura organizativa y de medios que le permiten iniciar las ofensivas de Belchite y Teruel. A pesar de ello,
la República no puede mantener el frente de Aragón. A mediados de 1938 se acentúa cada vez más la división
en el bando republicano entre los partidarios de resistir a cualquier precio y los partidarios de negociar la paz
con Franco (a la que se niega éste). A partir de enero de 1939 se producen la caída de Cataluña, la huida a
Francia de Azaña y su dimisión tras el reconocimiento del Gobierno de Franco por parte de Reino Unido y
Francia, lo que contribuye a la derrota moral de los republicanos y aceleran el enfrentamiento entre las dos
posturas ya señaladas, que tiene como resultado el golpe de Estado del coronel Casado.
Evolución política de la España nacional. Mola forma en Burgos una Junta de Defensa Nacional. Surge la
necesidad de articular un mando único para los distintos ejércitos y de crear una jefatura política para el nuevo
Estado resultante de la insurrección. Entre los candidatos destaca el general Francisco Franco, que finalmente
es nombrado Generalísimo de los ejércitos, jefe del nuevo Estado y presidente de una partido único que
aglutina a falangistas y tradicionalistas: Falange Española Tradicionalista y las JONS. En 1938 se crea el
primer Gobierno cívico−militar.
El alzamiento nacional cuenta con el apoyo de numerosos intelectuales españoles. La labor cultural en la
España nacional se reduce a una expansión en el ámbito educativo y de la prensa de las ideas generales del
fascismo. La obra política de los primeros Gobierno de Franco está dirigida a instaurar un orden social
profundamente conservador y a consolidar los apoyos de las fuerzas que han prestado auxilio en la rebelión:
se otorgan amplias prerrogativas a la Iglesia, se derogan la ley de congregaciones religiosas y la de divorcio,
se garantiza un salario a los sacerdotes, la Compañía de Jesús se vuelve a constituir en España y el Vaticano
reconoce al nuevo Estado; se crea el Servicio Nacional de Reforma Económica y Social de la Tierra para
devolver las tierras a sus antiguos propietarios; se suprimen los Estatutos de Autonomía catalán y vasco.
5.4.2. Dimensión interna e internacional del conflicto español (1936−1939)
Dimensión interna. El golpe de Estado fracasa como tal, al no ser capaz de imponer una alternativa
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inmediata a la legalidad republicana en el conjunto del territorio nacional.
El Gobierno legítimo controla la mayoría de las ciudades industriales, las provincias más pobladas y ricas, así
como el litoral mediterráneo y buena parte del Cantábrico; mantiene el apoyo de la aviación, de un tercio de
los oficiales de tierra y de casi toda la flota.
Los sublevados se hacen fuertes en la España agrícola. Cuentan con buena parte del ejército.
La Guardia Civil y los guardias de asalto tampoco se suman en bloque a la insurrección, y su actuación es
decisiva para frenar el golpe de Estado en algunas provincias.
Dimensión internacional. El estallido de la guerra civil española contribuyó a agudizar la tensión e
inestabilidad existentes en Europa, dominado por la confrontación ideológica y política entre el eje
Berlín−Roma (Alemania nazi e Italia Fascista), las democracias parlamentarias, representadas por Reino
Unido y Francia, y el comunismo soviético, que pretendía una alianza con ellas para contener el avance
fascista. En estas circunstancias, la guerra española tuvo un gran eco internacional.
A instancias de Francia (permitió, con intermitencias, el paso de armas a través de sus fronteras), y con el
consentimiento del Reino Unido, se crea en Londres el Comité de No Intervención, al que se adhirieron, de
forma unilateral, hasta 27 países, para mantener la neutralidad de los países europeos. Pero la realidad fue que
Italia, Alemania y Portugal, a pesar de su adhesión, continuaron ayudando a los rebeldes mientras que la
República se vio sometida al cierre de fronteras y al embargo de armas. Además, el Comité de No
Intervención impidió que la Sociedad de Naciones mediase en el conflicto.
Estados Unidos, que no suscribió el pacto, aprobó una ley de embargo que impidió la exportación de material
bélico a la España Republicana, pero permitió los suministros de las empresas americanas a la España
sublevada, como el petróleo que proporcionó la Texaco Oil Company.
Apoyos al bando sublevado. Hitler ordenó la ayuda alemana inmediata, que fue constante a lo largo de la
contienda. Además de la intervención de la flota germánica y el envío de numeroso material militar, la ayuda
más importante la constituyó la aviación. Se creó la Legión Cóndor con voluntarios del ejército alemán.
La participación italiana fue más numerosa, aunque de menor importancia técnica y estratégica. A los
efectivos humanos, agrupados en el CTV (Cuerpo de Tropas Voluntarias), hay que añadir el soporte aéreo
naval y de equipamiento bélico.
El régimen profascista portugués también prestó ayuda logística a los sublevados, facilitándoles las
comunicaciones por su territorio y el desembarco de suministros en sus puertos, además de contribuir con
voluntarios. Franco contó, además, con el ejército de África.
Ayuda al bloque republicano. Aparte de un simbólico apoyo del gobierno de México, la Unión Soviética fue
el único país que, aunque había firmado el Tratado de No Intervención, ayudó con armas y alimentos a la
República, además de pilotos, instructores y técnicos. El cierre de la frontera francesa inmovilizó buena parte
de estos efectivos, que sólo llegaron de forma discontinua. La República pagó sus compras con las reservas de
oro del Banco de España. A partir de finales de 1936 se produce la entrada de las Brigadas Internacionales,
formadas por voluntarios comunistas y antifascistas de numerosos países.
Consecuencias de la guerra.
Consecuencias demográficas. La población descendió copiosamente debido al numeroso número de muertos
ocasionados por la guerra y de republicanos que cruzan la frontera, lo que va unido a unas mínimas tasas de
natalidad. El fin del conflicto se caracteriza por el movimiento de un enorme número de población que sufre
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traslados por campos y ciudades en condiciones de miseria.
Consecuencias económicas. Desaparición de una gran parte de la población activa española, cuantiosas
pérdidas materiales: destrucción de ciudades y pueblos que tienen que acometer su reconstrucción, los
transportes quedan seriamente dañados, la producción de trigo, cebada y remolacha se reduce notablemente, la
ganadería sufre un descenso muy fuerte, también se reduce la producción de acero y hierro fundido a pesar de
que las fábricas y las minas no han sido especialmente dañadas. España soporta, además, la deuda contraída
por el régimen franquista con Alemania, Italia y las compañías petroleras norteamericanas. Hay que añadir la
desaparición de gran parte del oro del Banco de España. La posguerra se caracteriza por el racionamiento de
los alimentos y el mercado negro.
Exilio y represión. Al comienzo del conflicto, en ambos bandos se practicó la persecución indiscriminada e
ilegal de todos los contrarios, de todos los que ofrecían resistencia o se mostraban partidarios del enemigo.
Pero después, en el campo rebelde, se procedió sistemáticamente a la eliminación física de los enemigos. Fue
una represión de Estado basada siempre en leyes militares de excepción. En la República hubo primero una
represión descontrolada por parte de milicias y organizaciones de partidos en las que no intervino el poder
establecido. Se sucedieron en los primeros meses de la guerra los llamados paseos, personas que eran
detenidas, llevadas fuera de la ciudad y ejecutadas, y la represión en las checas (cárceles clandestinas) de
Madrid y Barcelona. El Estado finalmente se hizo con las riendas de la Justicia al establecer los Tribunales
Populares. El número de víctimas producido por los vencedores fue muy superior, si se incluye la represión
franquista después de la guerra. En el traslado de Madrid a Valencia, fueron asesinados en Paracuellos del
Jarama muchos presos políticos de la Cárcel Modelo de Madrid.
Desde los primeros meses de la guerra, grupos de población civil de la zona republicana tuvieron que
abandonar sus hogares ante el avance de las tropas rebeldes hacia zonas que estaban todavía en poder de la
República. Estos refugiados se concentraron especialmente en la zona de Levante y en Cataluña. La población
de la zona norte, aislada del resto del territorio republicano, sólo pudo huir por mar a otros países (europeos,
americanos o hacia la URSS). Hacia el final de la guerra se concentraban en Cataluña para cruzar la frontera
francesa. Gran parte de los refugiados fueron conducidos por gendarmes a campos de concentración
improvisados en playas. En pocos meses volvieron aproximadamente la mitad de estos refugiados a España.
El resto inició un largo exilio. Algunos de los que permanecieron en Francia se enrolaron en el ejército
francés. Un grupo importante de exiliados consiguió embarcar hacia América Latina (México, Chile, Cuba,
Argentina, Venezuela) o refugiarse en la URSS. El propio gobierno de la República en el exilio se constituiría
más tarde en México.
En el interior de España, el estado de guerra continúa hasta 1948. La promulgación de la ley de
responsabilidades políticas de 1939 abre la vía para la represión de quienes han prestado apoyo activo o
pasivo a la República. Se improvisan cárceles para internar, en condiciones miserables, una población penal
de carácter político.
6. ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO
6.1. Balance y huella de la guerra. Fundamentos ideológicos y sociales del régimen franquista.
Autarquía y estancamiento económico. La influencia de la coyuntura internacional en los años
cuarenta.
6.1.1. Fundamentos ideológicos y sociales del régimen franquista.
Naturaleza política e ideológica del franquismo.
Algunas opiniones identifican el régimen franquista con los fascismos europeos, sobre todo por la utilización
de signos externos totalitarios y por el papel fundamental que el partido único (la Falange) adquiere en la
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sociedad civil en los primeros años de posguerra.
Otras, distancian a Franco de los fascismo debido a su modo de acceder al poder y consideran al sistema como
un simple dictadura militar. El grado de colaboración con la Iglesia tampoco se dio en los regímenes de
Alemania e Italia.
No obstante, el régimen franquista toma prestada de los movimientos totalitarios de Italia y Alemania parte de
su estructura de dominación (partido, sindicato, asociaciones de masas, propaganda, exaltación de la figura del
líder), en la que sobresale el ejército.
El franquismo es antiliberal y totalitario, niega los derechos individuales de los ciudadanos.
El Estado es el representante de los intereses supremos de la patria. Es profundamente centralista y prohibe la
utilización de las lenguas vernáculas y cualquier forma de autogobierno.
Adopta el corporativismo sindical. Se organizan sindicatos verticales, en los que deben confluir los intereses
de patronos y obreros, dirigidos y controlados por el partido único. El partido, que se confunde a veces con el
Estado, es la plataforma para la promoción social y ejerce su influencia en la esfera cultural, puesto que las
emisoras de radio y los periódicos del Movimiento dominan la opinión pública española. El partido controla
también la vida familiar, municipal y provincial a través de asociaciones de fuerte contenido ideológico, como
la Sección Femenina o el Frente de Juventudes.
Otra característica fundamental es su defensa del catolicismo. Las primeras décadas dl franquismo
manifiestas su exacerbado nacional−catolicismo. Todos los actos civiles y militares están impregnados de
una fuerte simbología religiosa. La Iglesia cuenta con un presupuesto proveniente del Estado, y sus altas
jerarquías están representadas en las Cortes franquistas y en el Consejo del Reino. Ejerce, asimismo, la
censura de los espectáculos, los libros y otras publicaciones. La Iglesia, por otra parte, concede al jefe de
Estado el privilegio de la presentación de obispos.
Pero lo más característico es su profundo anticomunismo. El franquismo es, ante todo, un sistema
contrarrevolucionario que niega a la clase trabajadora sus instrumentos autónomos de defensa y
reivindicación. Cualquier expresión o movimiento progresista o democrático es inmediatamente identificado
por el régimen con el comunismo.
Fundamentos sociales
Los grupos políticos e ideológicos que participaron en la rebelión de 1936 constituyen el fundamento del
nuevo sistema. Las distintas familias que a lo largo del franquismo compiten por ocupar los espacios de poder
son:
• El Ejército. Se constituye como la piedra angular del nuevo régimen, pues representa la defensa
última del orden institucional. Su participación en los Consejos de Ministros y en las Cortes es
notable y goza de un elevado prestigio social. El ejército, desligado de las alianzas militares
internacionales, es destinado por el régimen a funciones de control de la vida interior del país. Los
militares constituyen un grupo social muy cerrado e identificado con la figura de Franco, con un
autoreclutamiento procedente, generalmente, de las capas medias urbanas y campesinas acomodadas.
La disponibilidad de casas, residencias de verano, economatos, colegios y transportes propios los
aíslan parcialmente del resto de la población. Su formación se efectúa en las academias militares, en
un ambiente muy conservador.
• La Falange. Ve notablemente aumentados sus efectivos durante la Guerra Civil. Se configura como
uno de los pilares fundamentales del régimen y suministra cuadros políticos nacionales, provinciales y
locales, bien a través de una afiliación oportunista o mediante su formación en las Escuelas de
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mandos. Su influencia en el régimen tiene un momento de inflexión con la derrota del Eje
Roma−Berlín−Tokio durante la Segunda Guerra Mundial. Sus opciones populistas le enfrentan en
ocasiones con los sectores oligárquicos del régimen. Destacan Ramón Serrano Súñer, José Antonio
Girón de Velasco y Nemesio Fernández Cuesta. La Falange, o más tarde el Movimiento, influye de
manera decisiva en el control de los sindicatos verticales y de los órganos legisladores creados por
Franco, y forma el aparato de agitación que necesita y utiliza Franco en los momentos de acoso
internacional.
• La Iglesia católica. No sólo cuenta con representación en las Cortes franquistas y con lugar
hegemónico en la enseñanza media, sino que dos de sus organizaciones están específicamente
integradas en los Consejos de Ministros: la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP),
cuyo principal representante es José Ibáñez Martín; y el Opus Dei, organización creada por monseñor
Escrivá de Balaguer, que alcanza una posición dominante en el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y una gran proyección entre el profesorado de la universidad. Es una organización
profundamente contestada por los falangistas,, pero tiene una influencia decisiva en la etapa
desarrollista del régimen.
• Los monárquicos franquistas. Se trata de numerosos generales, banqueros y terratenientes que forman
parte de la trama civil que apoya la rebelión, como Pedro Sainz Rodríguez, y ayudan a Franco durante
la guerra. Al acabar el conflicto presionan para que el general oriente e modelo de estado en la línea
de la monarquía, cosa que Franco hace en 1947 al definir a España como un Reino, si bien él asume la
función de regente perpetuo y se reserva la designación del futuro rey.
Constitucionalismo franquista.
Fuero del Trabajo (1938). Se inspira en la Carta di Lavoro italiana. Es una declaración hipotética de los
derechos del trabajador y de las obligaciones de la empresa y del Estado en lo referente a la producción. Se
alude en ella al carácter católico, tradicional y totalitario del nuevo Estado. El Fuero estructura el nuevo
sindicalismo como vertical y único, y su jerarquía se reserva a militantes de la FET y de las JONS.
Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Las Cortes franquistas son concebidas como órgano de participación
y de elaboración de las leyes, cuya sanción corresponde al jefe del Estado. Se establece una única Cámara (de
Procuradores), formada por miembros electos y natos. Por ley de 1946 se amplía la representación de las
Diputaciones, las Mancomunidades interinsulares canarias y los colegios profesionales. Posteriormente, la
Ley Orgánica de 1966 establece la participación de los representantes de las familias y de los municipios.
Fuero de los Españoles (1945). Es una hipotética carta de derechos, que debe ser desarrollada por futuras
leyes. El texto, al tiempo que enuncia los derechos, señala las limitaciones de los mismos y la posibilidad de
ser suspendidos total o parcialmente por decreto del Gobierno.
Ley de Referéndum Nacional (1945). Es una ley breve que tiene por objeto dar una apariencia de
representatividad y participación de los ciudadanos en el desarrollo legislativo. Permite recurrir a la consulta
directa de los ciudadanos mayores de veintiún años.
Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947). Se declara a España como un Estado social,
representativo y constituido como Reino. Se crea un Consejo del Reino, que asiste prescriptivamente al jefe
del Estado en la toma de decisiones sobre algunos asuntos, y un Consejo de Regencia, que asume las
funciones de la jefatura del Estado. Al Caudillo se le reserva la capacidad de nombrar al sucesor en la jefatura
del Estado. El candidato, que debe tener más de treinta años, ha de jurar las leyes fundamentales de la nación
y los principios del Movimiento Nacional.
Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (1958). Esta ley, promulgada directamente por
Franco en las Cortes, reafirma los principios ideológicos del régimen, considerados como permanentes e
inalterables.
57
El régimen ante la Segunda Guerra Mundial
España se declara neutral ante el comienzo de la guerra, y mas tarde, la posición española pasa a ser de no
beligerancia. Franco, ante la presión de Alemania para que España entre en guerra, exige garantías de
suministro de las materias primas necesarias para la reconstrucción del país y expone una larga serie de
reivindicaciones territoriales. La entrevista con Hitler en 1940 no modifica la posición de española. Franco
realiza unas declaraciones solidarias con los objetivos del Eje y dispone que la División Azul vaya a combatir
con uniforme alemán. El Gobierno británico responde con la amenaza de embargo de los suministros a
España. Serrano Súñer es sustituido por el general Jordana como titular de Exteriores, quien imprime un giro
en la diplomacia hacia una neutralidad vigilante, retirando la División Azul y llevando a cabo diversas
transformaciones internas que tratan de dar una apariencia representativa al régimen. En 1944, José Félix de
Lequerica sustituye a Jorge Jordana. Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, el Estado español no es
admitido en la ONU. Los embajadores se retiran de España y comienza una larga etapa de aislamiento para el
régimen.
6.1.2. De la autarquía a la apertura económica: 1939−1959
Evolución económica hasta 1957
El desolador panorama de la economía española al finalizar la Guerra Civil tiene si continuación a lo largo de
la década de los cuarenta. Al quedarse España al margen del Plan Marshall, su economía no participa en el
crecimiento que experimentan los países occidentales. Podemos considerar dos períodos económicos:
• La autarquía (hasta 1951). El final de la Guerra Civil coincide casi con el inicio de la Segunda Guerra
Mundial. La desmantelación de una parte de nuestra economía durante la G. Civil hace imposible
surtir a los países en conflicto y aprovechar la coyuntura para un crecimiento económico como
sucedió durante la Primera G. Mundial. España vuelve a ser un país esencialmente rural. El modelo de
crecimiento es el autárquico, que consiste en la intervención masiva del Estado en una economía
dirigida a la autosuficiencia, asegurando a la burguesía nacional el mercado interior y estableciendo
fuertes limitaciones a las importaciones. La autosuficiencia va a ser relativa, dada la dependencia del
exterior en materias primas y las malas cosechas de cereales. Una de las iniciativas más importantes
tomadas por el Gobierno es la creación del Servicio Nacional de Trigo, que impone a los agricultores
cupos de entrega obligatorios al Estado, que los compra a precios bajos. Los efectos son negativos.
Otra iniciativa es la fundación del Instituto Nacional de Colonización que estimula la reconversión de
las tierras de secano en regadío, mediante la instalación en parte de ellas de colonos. La producción
industrial nacional experimenta una notable disminución y es intervenida por el Estado a través de:
• El decreto de 1939, por el que se concede a la Administración el permiso para la instalación o
ampliación de cualquier industria.
• La ley de protección de las nuevas industrias de interés nacional (1939).
• La ley de promoción y defensa de la industria nacional (1939).
• La creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, para realizar inversiones allí donde no
llega la iniciativa privada. Participa en el transporte, en la siderurgia y en el sector eléctrico.
• La nacionalización del ferrocarril de vía ancha, creándose RENFE.
• Las primeras medidas liberalizadoras (hasta 1957). La gran cosecha de 1951 acaba con el
racionamiento del pan y permite la rebaja de los precios agrarios y un aumento de la demanda de
bienes industriales. Se liberaliza parte de la economía. Así, junto con la ayuda norteamericana, se
produce un importante crecimiento industrial (1953−1957). Pero una vez agotados los efectos de los
créditos concedidos, reaparecen los problemas económicos, rebrota la inflación y se producen las
primeras grandes protestas sociales.
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Evolución política (1939−1957)
Francisco Franco es Generalísimo de los ejércitos, jefe del partido único, tiene controlado el poder legislativo
y recibe el apoyo de la Iglesia Católica.
Los Gobiernos azules (1939−1945). Son denominados así los Gobiernos en los que se da una preponderancia
del ejército y de la Falange, aunque no su exclusividad, y durante los cuales están presentes la simbología y
parafernalia fascistas. Destacan en el primer Gobierno franquista, que se forma en 1939 y se mantiene hasta
1951 con ligeros retoques, las figuras de Beigbeder, Varela, Yagüe, Serrano Súñer e Ibáñez Martín. Sus
iniciativas más importantes son la creación del Alto Estado Mayor, bajo la dirección del general Franco, la ley
de protección a la industria nacional, la ley de bases de la organización sindical y el desarrollo de un sistema
educativo altamente influido por la Iglesia. En 1942 crece la rivalidad entre los falangistas y los monárquicos,
que tiene su mayor expresión en el atentado con bomba por parte de un falangista en Bilbao.
El Gobierno autárquico (1945−1951). La novedad de este Gobierno está en la ausencia de monárquicos y la
incorporación de personalidades ligadas a Acción Catalana, como Martín Artajo. La Falange mantiene
importantes bastiones de poder con Girón de Velasco y Raimundo Fernández cuesta, aunque pierde el control
de la censura, que pasa a los católicos de Educación.
El Gobierno tiene que gestionar la autárquica economía y el aislamiento político. La respuesta del régimen al
aislamiento y la condena de la ONU la encarna la gran concentración a favor del régimen de la plaza de
Oriente de Madrid. El Gobierno prosigue la obra institucionalizadora del régimen con la aprobación de varios
textos legislativos, como el del referéndum (1945), el electoral de 1946, por el que se amplía la participación
de la organización sindical en los Ayuntamientos, aunque se sigue manteniendo la elección de los alcaldes por
el Gobierno, y el de sucesión (1947).
El Gobierno bisagra y la apertura al exterior (1951−1957). Destaca el nombramiento de Luis Carrero Blanco
como ministro de la presidencia. Franco separa el Ministerio de Industria y Comercio y designa al frente de
Educación la liberal−católico Ruiz Giménez. Los falangistas Girón y Fernández Cuesta se mantienen en el
Gobierno, al que se incorporan los tradicionalistas en la cartera de Justicia.
Con el desarrollo de la guerra fría, el régimen franquista tiene la oportunidad de salir de su aislamiento
internacional gracias a su declarado anticomunismo y llega a acuerdos diplomáticos significativos, como los
acuerdos de 1953 con Estados Unidos, por los que España recibe fuertes ayudas económicas a cambio de
establecer bases militares norteamericanas en el territorio nacional.
Se firma un nuevo Concordato con el Vaticano en 1953. En él se mantiene la confesionalidad católica del
Estado español, se dota de personalidad jurídica a la Iglesia, se fijan las exenciones fiscales del clero y se
garantiza la presencia de la jerarquía católica en las instituciones franquista. El jefe del Estado mantiene la
prerrogativa de la presentación de obispos.
En 1956, tras la aceptación por Francia de la independencia de Marruecos, España se retira definitivamente de
los territorios de protectorado y reconoce a Mohamed V como rey de Marruecos.
Culminando el proceso de integración en diferentes organismos internacionales (OMS en 1951 y en la
UNESCO en 1952), ingresa en la ONU en 1955.
En el interior del país resalta el conflicto entre grupos de falangistas, críticos con le régimen, y estudiantes de
la Universidad de Madrid, molestos por el monopolio de representación del Sindicato Español de Estudiantes
(SEU), que convocan un Congreso Nacional de Estudiantes en 1956. En Madrid se producen fuertes
disturbios, y Franco destituye a Fernández Cuesta y a Ruiz Giménez, clausura la Universidad de Madrid,
deroga los artículos del Fuero de los Españoles y detiene a figuras significativas del momento como Dionisio
59
Ridruejo, Ramón Tamames, Enrique Múgica y Javier Pradera.
6.2 La estabilización y el crecimiento económico; implicaciones políticas e ideológicas. Migraciones y
evolución de la estructura social desde los años 60. los inicios de la crisis.
6.2.1 Estabilización y crecimiento económico. La evolución de la estructura social(1959−1973)
Al iniciarse 1957, la situación económica y social de España se ve profundamente deteriorada por algunos de
los problemas estructurales de la economía. A esto hay que añadir las malas cosechas que el invierno ocasiona
en los tradicionales cultivos de exportación española y el mantenimiento de un sistema fiscal incapaz de
proporcional al Estado suficientes instrumentos para el incremento de los servicios. Las importaciones
energéticas para el desarrollo industrial están hipotecadas por la falta de divisas y la población se enfrenta de
nuevo a la escasez.
Aparecen la inflación y el paro, a lo que los trabajadores responden con huelgas de enero y febrero de 1957,
en las que también participan los estudiantes de la Universidad. El general Franco se encuentra ante una
polémica importante: Replegarse hacía un nuevo nacionalismo autárquico o abrirse a los parámetros de la
economía europea.
El nuevo ejecutivo se forma el 25 de febrero de 1957 y destaca su incorporación en la cartera de Hacienda y
de Comercio, pierde poder la Falange y se promulga la Ley de Principios fundamentales del Movimiento
Nacional. Como medidas preparatorias para el plan de Estabilización se hacen transformaciones económicas
en los siguientes campos:
• Fiscalidad: Aumentar los recursos del estado mas allá de la emisión de Deuda. Se modifica la ley
Tributaria.
• Relaciones laborales: Para racionalizar la producción fábrica a fábrica y sector a sector, se promulga
la ley de convenios colectivos, donde se organizan plataformas reivindicativas por CCOO.
• Política monetaria. El Gobierno eleva los tipos de interés en la concesión de créditos y ajusta la
paridad de la peseta ante el dólar.
El Gobierno lleva a cabo una adaptación de la economía española, una estabilización de los precios y un
relanzamiento industrial. El Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) y Estados Unidos se constituyen en los
grandes financiadores de la nueva política económica del Gobierno, concediendo prestamos. A través de los
decretos − leyes, se ponen en marcha las siguientes medidas:
• Disminución del gasto público
• Nuevo estatuto del Banco de España que pasa a estar controlado por el Ministerio de Hacienda.
• Aumento de los impuestos sobre la gasolina y el tabaco.
• Devaluación de la peseta.
• Liberación comercial, que tiene como resultado el nuevo arancel de 1960.
• Limitación del crédito a la banca privada.
• Nueva regulación de las inversiones extranjeras y se excluyen las inversiones en transporte y defensa
nacional.
• Creación de entidades oficiales de crédito (Banco de Crédito Oficial, Banco Hipotecario y Banco de
la Construcción y de Crédito Agrícola).
Los efectos que este Plan de Estabilización tiene sobre la economía son: Ruptura de los esquemas autárquicos,
mejora inmediata de la balanza de pagos, acumulación de divisas, aumento de los beneficios bancarios y
equilibrio presupuestario. El Plan tiene unos costos sociales importantes a corto plazo para los trabajadores y
los grupos más débiles, y la deflación en la actividad económica genera desempleo, emigración y despidos
masivos.
60
La economía empieza a notar los efectos positivos a finales de 1960, año que señala el arranque de un periodo
de crecimiento que abarca hasta la crisis del petróleo de 1973. La etapa esta caracterizada socialmente por:
• Una modernización de la estructura social y económica.
• Un significativo proceso de urbanización de la población y un aumento de las clases medias.
• Una mejora de la renta nacional y un cambio en las mentalidades y en los hábitos del consumo.
• Una diferenciación nacional en cuanto a los servicios y niveles de renta.
Las razones de estos cambios residen en factores de carácter interno (Mano de obra abundante y aumento de
la productividad de los trabajadores) y en otros de carácter externo (Emergencia en nuevos sectores
productivos y aportación de fuertes inversiones extranjeras).
Laureano López Rodó, a través de la Comisaría del Plan de Desarrollo, establece los planes cuatrienales que
la economía pública debe cumplir y que orienta la iniciativa privada.
• Agricultura: Las transformaciones efectuadas en la agricultura están determinadas por los
movimientos de una población que huye de los bajos salarios agrícolas. La disminución de mano de
obra agrícola obliga a la modernización y a la mecanización de las labores, lo que contribuye a una
mayor productividad. En la estructura y en la distribución de la propiedad apenas se perciben
cambios.
• Industria: Se fija en los Polos de Desarrollo y las ventajas fiscales y estructurales inherentes a los
mismos con el fin de atraer la inversión privada. El sector industrial se convierte en motor del
crecimiento económico y de la renta nacional. En él se instalan una gran parte de la población que
huye del mundo rural.
La producción industrial española se triplica y destaca la industria automovilista, la farmacéutica, la química,
la de construcciones metálicas, la de electricidad, la siderúrgica y la de construcción naval. Las inversiones
extranjeras se convierten en factor determinante para la creación de grandes empresas. Sin embargo hay una
escasa inversión económica dedicada a desarrollo e investigación industrial.
• Inversión extranjera: Como consecuencia del decreto−ley sobre inversiones extranjeras que
liberalizan la financiación y permiten la presencia de capital extranjero y la repatriación de beneficios,
se produce a partir de 1960, una masiva afluencia de capitales foráneos, atraídos por una mano de
obra barata.
• Comercio: El Plan de Estabilización dicta medidas que facilitan una mayor actividad comercial, al
eliminar trabas reglamentistas desde el Estado y reducir las cargas sobre los productos importados
hasta el 16%. Se produce un aumento de las transacciones comerciales que siguen siendo deficitarias
debido a la escasa capacidad tecnológica y a la falta de materias primas.
Importaciones: El aumento de las rentas y de la capacidad de consumo interno estimula las importaciones de
bienes de equipo para satisfacer las demandas industriales. Estos bienes, junto con la adquisición de
combustible y materias primas, constituyen el mayor porcentaje de transacciones.
Exportaciones: A lo largo de la etapa se septuplica su valor, debido a los bajos costos laborales respecto a los
países europeos.
La afluencia masiva de turistas y las remesas enviadas por los emigrantes españoles, compensan las
diferencias entre importaciones y exportaciones en las balanzas de pagos.
• Turismo: La industria turística tiene como principales lugares de destino los países de las costas
mediterráneas. Atraídos por los bajos precios, llega a España un turismo masivo que provoca la
modificación de la estructura productiva y del paisaje.
61
• Emigración: Constituye el mayor fracaso de la política económica del régimen. Los emigrantes
españoles envían cantidades importantes de dinero.
El modelo de crecimiento económico carece de una política correctora de las desigualdades entre las regiones
españolas y los grupos sociales.
Desequilibrios regionales: El proceso de industrialización tiene lugar en las zonas que ya contaban con
infraestructuras y tradición industrial. A ellas fluye mano de obra procedente de regiones agrícolas. Los
Planes provinciales y los Polos de Desarrollo, apenas sirven para mantener la población de algunas comarcas.
Las grandes empresas públicas se instalan en áreas y ciudades altamente industrializadas. Esto produce un
profundo desequilibrio en la producción y en la distribución de las riquezas entre regiones.
Desequilibrio fiscal: Los años sesenta, son aprovechados por los países europeos desarrollados para llevar a
cabo una mejor redistribución de la riqueza. Frente a esto, el modelo fiscal franquista, se puede considerar
anacrónico y cautivo de los sectores industriales que apoyan al régimen. Los impuestos indirectos de 1973
presentan un mayor porcentaje de la recaudación frente a los directos (El IRTP es regresivo )como
consecuencia se da una baja capacidad recaudatoria por parte del Estado.
La población absoluta de España durante el periodo se incrementa. La propia ideología del régimen en un
factor determinante de este crecimiento (El Estado prima a las familias que se distinguen por su alto nivel de
procreación). Las mejoras en la higiene, la sanidad y en los salarios son también factores que favorecen el
incremento de la natalidad. La mortalidad disminuye por lo que la esperanza de vida aumenta tanto para
hombres como para mujeres.
La modernización y la industrialización de la sociedad española durante los sesenta determinan la
reestructuración de la población activa en los sectores productivos, (El sector primario disminuye y aumenta
el industrial y el sector servicios). Este crecimiento económico determina el aumento de las clases medias.
Hay una escasa incorporación de la mujer al mundo laboral determinado por las presiones ideológicas a las
que está sometida por el régimen franquista.
En la emigración interior un millón de españoles se movilizan hacia las grandes ciudades lo que provoca el
hacinamiento en infraviviendas en la periferia urbana. Las zonas y regiones interiores con la excepción de
Madrid, pierden población que se instalan en las ciudades del litoral peninsular y en las islas, agrupadas en
grandes suburbios carentes de infraestructuras y servicios.
La emigración exterior es el signo más evidente del fracaso del crecimiento económico en lo que respecta a la
creación de empleo. Más de un millón de españoles buscan empleo en Europa.
6.2.2. La crisis del franquismo: factores internos e internacionales
La movilización social fue creciendo, favorecida por las tensiones que generaban los profundos cambios que
se estaban dando en la sociedad. Se manifestó en tres frentes:
• Movilización laboral. El nuevo movimiento obrero hace uso de la huelga como medio de lucha. Este
movimiento se fortaleció con la liberalización de las relaciones laborales que supuso la Ley de
Convenios colectivos. Los sindicatos de tradición histórica, UGT y CNT tuvieron grandes dificultades
de adaptación, por lo que surgieron nuevas organizaciones sindicales como Comisiones Obreras
(CC.OO.) y Unión Obrera (USO).
• Movilización estudiantil. La contestación estudiantil no dejó de ser muy minoritaria hasta mediados
de los sesenta. Los universitarios antifranquistas se sirvieron de las estructuras del sindicato falangista
de estudiantes (SEU), al que por obligación habían de pertenecer, para exigir procedimientos más
democráticos en el funcionamiento interno de la Universidad. El SEU quedó prácticamente liquidado
62
en 1965 tras una violenta protesta que se extendió desde Madrid al resto de España. A consecuencia
de la misma tres catedráticos fueron expulsados de la Universidad. Se formó el Sindicato
Democrático de Estudiantes Universitarios, con lo que se intensificó el activismo estudiantil.
• Movilización urbana. Emergió un movimiento urbano de carácter vecinal en los barrios de nueva
creación de las grandes ciudades. Su plataforma la constituyeron las primeras asociaciones de vecinos
y, desde ellas, las federaciones de ciudades y provincia. Fueron impulsadas por grupos cristianos con
la causa social y por militantes de la izquierda clandestina que convirtieron las simples protestas
vecinales en una parte de la lucha antifranquista.
El régimen franquista, que ha sobrevivido a la etapa autárquica gracias al nuevo clima internacional de la
guerra fría, inicia, con la ayuda de EEUU y de los organismos económicos internacionales, una amplia
operación de ajuste y liberalización de la economía española. Los resultados a corto plazo tienen un costo
social importantes, apreciable en el estancamiento económico y el desempleo. Las remesas de dinero de los
emigrantes y las divisas aportadas por el turismo favorecen una década de crecimiento. Pero la otra cara del
desarrollo es la España rural, desequilibrada y desertizada, que no alcanza los niveles de bienestar de las
ciudades industriales; la emigración forzosa de miles de españoles, y el mantenimiento de un régimen político
que, a pesar de introducir tímidas reformas, no altera sustancialmente las instituciones de poder aparecidas
tras la guerra civil.
En 1969 se había producido un cambio de gobierno. El estallido del escándalo MANTESA salpicaba a varios
ministros. Como consecuencia se formó un gabinete compuesto exclusivamente por hombres del Opus Dei y
militares. El nuevo ministro de Exteriores, López Bravo, estableció relaciones con países del Este, firmó un
acuerdo preferencial con la CEE y renovó los acuerdos con EEUU.
Dentro del régimen se fue produciendo una ruptura entre los aperturistas, partidarios de reformar el sistema
para ir acercándolo progresivamente a un modelo parlamentario, y los sectores inmovilistas.
En los primeros años de la década de los sesenta, la conflictividad aumentaba en el mundo obrero y en la
universidad.
En 1973 Franco nombraba a Carrero Blanco presidente del gobierno y éste, partidario del inmovilismo,
prescindió de los aperturistas y reaccionó con dureza ante las huelgas.
Con la muerte de Carrero Blanco en 1973, asesinado por ETA, España vive unos momentos críticos, al
conjugarse la crisis económica, la quiebra de las instituciones franquistas tradicionales y el proceso de
decrepitud física del general Francisco Franco.
La oposición política cobre nuevos impulsos y en un proceso unitario, desarrollado por el conjunto de las
fuerzas contrarias al régimen, reclama la participación popular en el diseño del futuro de España.
En 1973 se produce una crisis económica internacional que tiene su origen en el déficit presupuestario de la
balanza de pagos de EEUU y en los subsiguientes problemas monetarios en torno al dólar. Los efectos de la
subida de precio del barril de petróleo (efectuada por la OPEP como represalia de los países árabes contra los
occidentales por el apoyo prestado por éstos a Israel durante la cuarta guerra entre judíos y árabes) se hacen
notar muy pronto en los países industrializados, que ven reducidas drásticamente sus reservas de divisas,
aumentada la inflación, disminuida la actividad industrial e incrementando el paro obrero. En España, a las
dificultades económicas se suma la profunda crisis política, que paraliza la toma de medidas de ajuste. El
efecto de la crisis económica produce de forma inmediata:
• el incremento del déficit de la balanza comercial
• el estancamiento del turismo y la reducción de las remesas de los emigrantes, creciendo el número de
parados
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• la disminución de las tasas de inversión y el aumento del paro obrero
• la elevación del déficit público al ampliarse los gastos sociales de cobertura del desempleo sin
acometer una reforma de la política fiscal que genere ingresos al Estado
• la subida de la inflación por encima de los dos dígitos
Franco nombra como nuevo presidente a Arias Navarro quien intentó acordar la represión y la apertura
política controlada. Se legalizaron las asociaciones políticas, pero no los partidos; la ley de las elecciones de
alcaldes y diputaciones provinciales por los vecinos y reformas fiscales. Los ministros partidarios del
inmovilismo, frenaron cualquier intento liberal y la apertura controlada fracasó. También se extendieron las
protestas, pero el gobierno siguió con la represión.
A lo largo de 1974 y 1975, las enfermedades de Franco, hicieron que el Príncipe Juan Carlos ejerciese en
varias ocasiones como jefe de Estado pero sin poder alguno.
En 1975 se promulgó la ley antiterrorista, y en el mismo año, se condenó a muerte a cinco integrantes de ETA
y del FRAP. De produjo la última de las grandes oleadas de protesta internacional contra Franco y la situación
española.
Además, el gobierno tubo que hacer frente al conflicto del Sahara que reivindicaba poseer derechos históricos
sobre el territorio saharaui. En 1973 se creó el Frente Polisario que solicitaba la independencia saharaui.
El rey de Marruecos, Hassan, que contaba con el apoyo de EEUU para frenar la posible expansión de la
Argelia socialista, organizó, en los años que Franco se encontraba enfermo, la Marcha Verde que consistía en
una invasión pacífica del territorio. España firmó el Acuerdo de Madrid que suponía la entrega del Sahara a
Marruecos y Mauritania.
En 1975, muere Franco, y con este hecho se produce un estado de inseguridad e incertidumbre por el futuro
político y el relevo en el poder.
6.3. Propaganda y represión. Fuerzas de oposición y conflictos sociopolíticos durante el franquismo. La
significación del exilio. La actividad cultural.
6.3.1. Fuerzas de oposición y conflictos sociopolíticos durante el franquismo
La oposición política entre 1939 y 1957
Desde 1939, la oposición política, desarticulada, sufre una profunda represión. Algunos grupos aislados de
maquis en las montañas de León, Galicia y Asturias esperan la finalización de la Guerra Mundial y una
hipotética invasión de tropas de los países democráticos que nunca se producirá.
• Oposición moderada: los monárquicos
Se aglutinan en torno al hijo de Alfonso XIII, don Juan de Borbón. En 1945 se publica el Manifiesto de
Lausana, en el que don Juan propone a Franco que renuncie al poder y reinstaure la monarquía (de carácter
liberal). Franco responde con la expulsión de los ministros monárquicos del Gobierno. Durante los años
siguientes, diversos dirigentes monárquicos intentan establecer acuerdos con los socialistas pero la actitud de
don Juan hace fracasar estos intentos.
• Oposición radical
− PCE. Apoya a los maquis y crea un organismo político unitario: la Unión Nacional. Tras el fracaso de la
incursión por el Valle de Arán, el PCE y sus dirigentes más significativos deciden llevar a cabo una política de
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reconciliación nacional y ponen en práctica una estrategia de acción en los sindicatos. Más tarde da por
liquidada la estrategia guerrillera y dirige sus esfuerzos a la reorganización del partido en el interior de España
con frutos inmediatos.
− Los socialistas. Se produce una reorganización en la dirección del PSOE. Su política anticomunista le lleva
a fundar en Toulouse, la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas, formada por Izquierda Republicana,
Unión Republicana, Esquerra, CNT y UGT. Se produce un alejamiento de los escasos núcleos de militantes
socialistas que existen en España, lo que otorga una gran importancia a la acción conspirativa en el exterior.
Indalecio Prieto representa la línea política que el PSOE defiende en la década de los 50 y que está orientada a
establecer contactos con las cancillerías occidentales para propiciar un acuerdo con los monárquicos. Prieto
rompe el Gobierno de concentración republicano. Sus entrevistas con Gil Robles culminan en el Pacto de San
Juan de Luz, pero la orientación de don Juan, tras la entrevista con Franco, supone la ruptura del mismo. El
aparato exterior del PSOE se distancia aún más de la militancia del interior, lo que propicia el surgimiento en
España de núcleos socialistas al margen del partido.
La oposición política entre 1957−1973
La represión a que es sometido el movimiento obrero provoca el alejamiento de la actividad política y sindical
de la mayoría de los trabajadores y la clandestinidad de las viejas centrales sindicales UGT y CNT. En 1964
se forma la Comisión Obrera Provincial de Madrid. Combinando la acción legal y la clandestina, el nuevo
movimiento de CCOO se extiende al conjunto del Estado. A partir de 1967, las comisiones son declaradas
ilegales y muchos de sus líderes son represaliados (como Marcelino Camacho). El sindicalismo cristiano
resurge. Las Juventudes Obreras Católicas (JOC), las Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC) y las
Vanguardias Obreras Sociales protagonizan acciones unitarias, junto con los militantes comunistas, en el seno
de CCOO.
El régimen se mantiene en el mayor inmovilismo. La oposición política española sufre una fuerte represión y
tiene como rasgos generales: una falta de coordinación; un distnaciamiento en el PSOE y en la UGT entre el
aparato exterior y el interior; un resurgimiento de los nacionalismos catlán y vasco, apoyados por sus
respectivas Iglesias; la organización política de núcleos de contestación al ´regimen en torno a personalidades
procedenets de las familias franquistas y de algunoss sectores de la Iglesia.
• Oposición radical
− PCE. Tras la reunión de la dirección del PCE celebrada en la República Democrática Alemana en 1956 se
reafirma la estrategia de reconciliación nacional adoptada en el período anterior. Pero produce algunas
escisiones dentro del partido. Se separa el Partido Comunista Internacional (PCI), futuro Partido del Trabajo
de España (PTE), de tendencia maoísta que considera esta estrategia colaboracionista; y el Partido Comunista
Obrero (PCOE), fracción pro−soviético encabezada por Enrique Líster. Se consigue atraer al partido a una
parte importante del antifranquismo. Únicamente en Cataluña, el Partido Socialista Unificado de Cataluña
(PCE−PSUC) se integra en organismos unitarios como la Asamblea Democrática y la Coordinadora de
Fuerzas Políticas.
− El socialismo. La estructura del PSOE y de la UGT sufre una grave crisis de la que no logra salir en los
siguientes años. La organización interna aparece dispersa, inconexa y reducida a núcleos de Asturias y
Vizcaya. La línea política del PSOE anterior se mantiene. En 1960 Rodolfo Llopis crea la Unión de Fuerzas
Democráticas junto con partidos vascos y republicanos; pero esta unión languidece, lo que hace emerger
dentro de España otros grupos socialistas críticos que se aglutinan en torno al profesor Tierno Galván,
fundador del Partido Socialista del Interior (PSI). Rodolfo Llopis participa en la reunión del Movimiento
Europeo de Munich. Se produce un conflicto entre la dirección, que sigue en el exilio, y los nuevos militantes
del interior de España, que reclaman mayor participación en la toma de decisiones del partido. Una plataforma
de nuevos militantes (destaca Felipe González y Alfonso Guerra) logra imponer una renovación de las tesis
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ideológicas y la formación de una dirección del partido con predominio de la organización del interior del
país. La UGT vive un proceso paralelo al lograr la sustitución de la dirección personal del sindicato (Manuel
Muriño) por otra colegiada en la que aparece como secretario Nicolás Redondo.
• Oposición moderada
− La constituyen personalidades que evolucionan desde el apoyo al régimen hasta la adopción de posiciones
liberales, democristianas o socialdemócratas, pero nunca llegaron a ser una alternativa al sistema. Destaca
José María Gil Robles artífice del la plataforma de Munich; junto a él, liberales monárquicos (Joaquín
Satrústegui), socialdemócratas (Dionisio Ridruejo) y socialistas (Rodolfo Llopis). En torno a Joaquín Ruiz
Giménez se desarrolla una corriente de opinión de izquierda demócrata−cristiana que mantiene un diálogo
cristiano−marxista.
− La Iglesia. La evolución que supone el Concilio Vaticano II es más evidente en las organizaciones del
apostolado obrero, pero las altas jerarquías eclesiásticas siguen apoyando al régimen. Aumentan las
divergencias entre las autoridades estatales, las eclesiásticas y Roma: protestas de obispos vascos por el
consejo de guerra de Burgos; la declaración colectiva de los obispos en la que piden perdón a los españoles
por el pobre papel conciliatorio llevado a cabo durante la Guerra Civil; el nombramiento como primado de
Toledo, y posteriormente como presidente de la Conferencia Episcopal Española, de Monseñor Vicente
Enrique y Tarancón, de talante liberal; la petición para renovar el Concordato.
• − Los nacionalismos. Frente al fuerte centralismo franquista, resurgen las aspiraciones catalanistas y
vascas. Cataluña: el nacionalismo adopta primero formas de reivindicación lingüística y cultural.
Prosigue con la creación de organismos como el Consejo de Fuerzas Políticas de Cataluña y la
Asamblea Democrática de Cataluña, en la que desempeñan un importante papel Jordi Pujol y Miquel
Roca, que reclaman, junto a las libertades políticas, el Estatuto de Autonomía y la amnistía. País
Vasco: el nacionalismo sufre una fractura importante. Como resultado de la fusión del colectivo
cultural Ekin y un sector de las juventudes del PNV, surge la organización ETA.
La oposición desde principios de los años 70
Crece en número de afiliados y en presencia de los órganos de opinión. Los líderes sindicales de CCOO sin
juzgados en el proceso 1001. Los universitarios mantienen una fuerte movilización. ETA prosigue una
escalada terrorista, a la que se une el Frente Revolucionario Antifascista (FRAP) y los Grupos de Resistencia
Antifascista Primera de Octubre (GRAPO).
Tras la muerte de Carrero y con la primera crisis física grave de Franco, la oposición inicia una dinámica
unitaria, reflejada en la creación en París de la Junta Democrática de España formada por e PCE,
personalidades liberales y monárquicas, el Partido Socialista Popular(PSP), el Partido Carlista de Hugo de
Borbón y Parma y el Partido del Trabajo de España (PTE). Proliferan diversas juntas que elaboran programas
en torno a sus ámbitos de actuación. El PSOE empieza una labor de reconstrucción en el interior del país.
Felipe González es elegido secretario general. Ante la hegemonía del PCE en la Junta Democrática, el PSOE
decide no integrarse en ella e inicia contactos con grupos democristianos (como el liderado pro Ruiz
Giménez), el PNV y organizaciones comunistas como la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT)
y el Movimiento Comunista de España (MCE). Todos ellos forman la Plataforma de Convergencia
Democrática.
Una minoría del ejército organiza la Unión Militar Democrática (UMD).
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