Historia contemporánea de Chile

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Los españoles en América (1492−1600)
Conquista de Chile: (1536−1600)
La economía de la conquista:
La empresa de la conquista no fue completamente desordenada, sino que estuvo sujeta a ciertas regulaciones
por parte de la corona española. Desde luego, cualquiera expedición debía ser autorizada previamente por el
Rey o por alguno de los jefes conquistadores con atribuciones para hacerlo.
La forma más generalizada de autorización fue la celebración de un contrato entre el Rey y un capitán, en el
cual se establecían los derechos y obligaciones de ambas partes.
El monarca señalaba el territorio que debía ser conquistado y concedía privilegios al capitán; le facultaba para
repartir la tierra y la población indígena entre sus hombre, le asignaba una parte de los tesoros que se hallasen,
etc...
Por su parte, el jefe conquistador se comprometía a realizar a expedición y financiarla y a seguir todas las
introducciones dadas por la corona: trata bien a los naturales, llevar sacerdotes, etc...
Para equipar equipar la expedición, el capitán echaba mano de todos sus recursos y muchas veces pedía
préstamos a otros conquistadores enriquecidos o comerciantes o formaba una sociedad con ellos. Cada
soldado aportaba también lo que podía, sus armas, sus caballo si lo tenía o cualquier implemento. En esa
forma, todos esperaban que contribución les reportara a ganancias y recompensas en el futuro.
Algunas grandes organizaciones económicas y mercaderes se interesaron por la conquista de ciertos
territorios. Los banqueros alemanes Welter, mediante una negociación con Carlo v, obtuvieron la concesión
de la conquista de Venezuela. Designaron capitanes, reclutaron hombres y equiparon algunas expediciones
que, el cabo de varios años, no lograron establecer una real colonización. Otros banqueros, los Fúcar,
celebraron un acuerdo para conquistar toda la parte sur de América, incluido Chile, que no llegó a concretarse.
Importantes organizaciones comerciales se extendieron por los territorios de conquista, marchando sus
agentes casi junto con las vanguardias. La familia de comerciantes y banqueros de los Espinozas tuvo no
menos de 40 representantes que se distribuyeron por el continente. Uno de ellos, el licenciado Espinoza, fue el
que ayudó a financiar la conquista del Perú.
Mediante esas diversas formas se pudieron tener pertrechos, armas y barcos para las diversas expediciones.
La inversión de capital era sumamente arriesgada y hubo pérdidas considerables; pero en definitiva las
ganancias fueron enormes. Muchas expediciones navales en el caribe, consideradas erróneamente como viajes
de descubrimiento, tenían por objeto buscar oro, perlas e indios esclavos y lograron excelentes ganancias.
Es bien sabido que la conquista de México y el Perú deparó grandes tesoros y que luego la minería del oro y
de la plata dio rendimientos fantásticos.
En un territorio más modesto, como era Chile, los lavaderos de oro dieron buenas ganancias y permitieron
mantener el asentamiento español y financiar la lucha en el sur.
Todo esto son considerar la producción agrícola, especialmente la tropical (algodón− cacao−azúcar−especies
tintóreas) que formaron que formaron parte de un comercio muy lucrativo.
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La colonia (1601−1810)
El perdió que extiende entre el fin de la Conquista y la época de la emancipación se denomina Colonia. En
Chile comprenden los siglos XVLL y XVLLL y se prolongan hasta 1810.
Durante este periodo se consolidan los elementos esenciales de la sociedad, la economía y la cultura, que
sigue influyendo hasta el día de hoy a pesar de cambios importantes.
El comercio y el Mestizaje
Desde que los españoles y los araucanos entraron en contacto experimentaron la necesidad de intercambiar
especies a pesar de la violencia, la lucha y el odio.
Los indios se sentían atraídos por los artículos de hierro, las baratijas, los géneros y cintas y estaban
dispuestos a adquirirlos si no podían robarlos. Por sobre todo, les interesaba el aguardiente y el vino. Los
españoles, por su parte necesitaban alimentos y ponchos y también caballeros y vacunos cuando estos ganados
se desarrollaron entre los nativos.
Se estableció de ese modo un comercio intenso que en el siglo XVLLL estaban perfectamente organizados.
Los mercachifles atravesaban toda la Araucanía con sus recuas de mulas cargadas de productos vistosos e iban
negociando de reducciones en reducción. Después regresaban cobrando los animales y efectos estipulados con
los caciques y sus hombres. Por su parte, los indígenas también salían a comercial a los fuertes y las estancias.
El contacto condujo inevitablemente a la mezcla racial.
La economía minera y agrícola
España, como todas las potencias con posesiones en ultramar, estableció la subordinación económica de sus
colonias. El principal interés residía en los metales preciosos, que constituían los medios de pago y eran
esenciales en el comercio internacional. También eran importantes algunas materias primas y productos
agrícolas de los trópicos.
A cambio de esos bines, la metrópoli preveía a las colonias de mercancías manufacturadas de alto valor. En
esa forma se pensaba asegurar la riqueza de España.
El monopolio comercial
Con el objeto de da cumplimientos a la política económica, España dispuso que las colonias sólo comerciasen
con ellas.
Mediante ese sistema se procuraba impedir que los extranjeros se inmiscuyesen en el comercio y evitar el
ataque de piratas y corsarios. Por sobre todo, se quedaría impedir la fuga del oro y de la plata.
La minería de los virreinatos
Pasada la época de la conquista, en que los españoles arrebataron a los indígenas el oro y la plata acumulada
desde hacía varios siglos, empezó la explotación de lavaderos y minas, cuyo rendimiento fue muy superior a
los tesoros de los nativos.
En la segunda mitad del siglo XVL comenzó en los virreinatos peruanos la explotación de una mina de plata
realmente fabulosa, la del cerro de Potosí. Un poco después, se trabajaban activamente las minas de San Luis
en México, pero la mayor producción fue el siglo XVLLL.
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Las grandes minas fueron el nervio de la economía colonial e influyeron poderosamente en su sociedad. Su
trascendencia estaba no sólo en lo que producían, sino en el desenvolvimiento de estructuras económicas y
sociales.
La corona española protegió especialmente las explotaciones mineras, ya que el oro y la plata eran
considerados como las grandes riquezas y el tributo que pegaban, denominado el quinto real (20%) , era
esencial para el Estado.
Haciendas y Plantaciones
L a producción agrícola se realizo a través de dos modalidades según las regiones geográficas. En la meseta
mexicana, en Chile y en Río de la Plata, donde predominaba el clima templado, se desarrollo las haciendas,
algunas de las cuales fueron de considerables extensión. Estaban destinadas a la producción de los cereales y
de la vid fundamentalmente; pero también mantenían ganados. Los cultivos eran de tipo extensivo y la técnica
empleada muy rústica. La producción de las haciendas tenía un mercado limitado.
La plantación fue la unidad de producción de la agricultura tropical y, por lo tanto, predominó en la región del
Caribe, Centroamérica y del Perú.
Las faenas de las plantaciones requirieron de una organización especial.
Hubo que empezar grandes masas de negros, hombres y mujeres, sobre todo en la etapa de la recolección.
Artesanía
La subordinación a la economía española impidió el desenvolvimiento de la manufactura en América; aunque
en eso influyó no sólo la política económica, sino también la falta de técnica y la superioridad de las
mercancías europeas.
Carácter de la economía Chilena
Dentro del marco del imperio español la economía chilena jugaba un papel de escasa importancia. Tuvo un
carácter mixto agrícola y ganadero, sin que ninguno de esos sectores alcanzase la importancia que tenían en
otras colonias.
La agricultura, además de alimentar a la población local, proveía al virreinato peruano. La minería, que
resurgió en el siglo XVLLL, entregaba oro y plata al mismo virreinato y finalmente a España.
Para la corona española, Chile represento una carga onerosa, ya que no entregaba caudales para la metrópolis.
Además, por la pobreza general, había que cubrir muchos gastos, como la mantención del sistema defensivo,
con los fondos por las cajas reales del Perú.
Oro, Plata y Cobre
Después de la explotación de los lavaderos de oro en el período de la conquista, la minería desapareció casi
por completo, pero durante el siglo XVLLL resurgió a causa de la intensificación del comercio externo. El
principal producto minero fue la plata y e segundo lugar, el oro. Gracias a ellos fue posible contrarrestar la
balanza comercial desequilibrada e incrementar el lujo de las mercaderías del exterior. Su producción fue en
constante aumento hasta fines de la época colonial y contribuyó a elevar la fortuna de los altos círculos
sociales. A través del impuesto del quinto real ayudó también a financiar los gastos del estado en el país.
La plata y el oro debían ser amonedados para su circulación; pero la plata también era empleada para fabricar
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vajilla y joyas.
El cobre se producía solo en pequeña cantidad para las necesidades locales, efectuándose envíos esporádicos
al Perú y al otro lado de la cordillera. Era utilizado para fabricar piezas de artillería, calderos, campanas,
jarros, etc.
Comercio con España y las colonias vecinas
El callao, en el Perú, fue la gran plaza para e comercio chileno, que dependió casi por completo de los
mercaderes limeños. Hacia allá iban los productos agrícolas y ganaderos y también el oro y la plata, a cambio
de los cuales, los traficantes del virreinato enviaban las mercancías llegadas de España−y también los
productos locales.
El movimiento comercial con las regiones de allende los Andes era mucho más modesto. Se remitían cobre y
paños ordinarios y se recibía en retorno algún ganado y yerba mate procedente del paraguay.
La transformación comercial a fines de la colonia
A lo argo del siglo XVLLL la mantención del monopolio comercial se fue haciendo insoportable. El sistema
de flotas enviadas periódicamente no podía ser sostenido porque además de engorroso y caro no podía
competir con el contrabando introducido por los extranjeros, que operaban con gran desenvoltura en el Cribe.
En la década de 1740 llegaron a Chile por primera vez naves, lo que significaba que España había abierto el
pacifico directo. Aquellos barcos fueron denominados registros del cabo de hornos por la ruta que seguían.
Más adelante 1778, la corona dictó la ordenanza de comercio libre, y lo que era también importante, quitó a
Cádiz el privilegio del comercio Américano, facultando para hacerlo a todo los puertos de alguna importancia
en la península.
Antes de mucho tiempo las naciones extranjeras recuperaron el terreno perdido y presionaron por introducir
sus mercaderías. Por sobre todo, compito contra el monopolio español la sucesión de guerras en las últimas
décadas coloniales.
Al amparo de esas disposiciones, el comercio alcanzo niveles insospechados, con el agrado de un activo
contrabando.
La independencia (1810−1823)
La crisis del régimen colonial
Durante tres siglos los pueblos hispanoamericanos dependieron de España como colonias. En ese lapso se
reforjo una sociedad y un tipo de cultura que han llegado a singularizar a Hispanoamericanos. Al mismo
tiempo se produjo un lento desarrollo económico que se acentuó en el siglo XVLLL, el último siglo colonial.
No bastante la férrea unidad del imperio español y la gran lealtad de los criollos americanos hacia el
monarca, el proceso de maduración de las colonias debían conducir fatalmente hacia la emancipación.
Problemas económicos
El crecimiento de los pueblos americanos, manifestado en un aumento de la población y cierto desarrollo de
las actividades económicas, creó nuevas necesidades que era necesario satisfacer. La situación de las colonias,
sin embargo, era un freno para u mayor desenvolvimiento, pues debían permanecer subordinadas los intereses
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de España y no podía transgredirlas leyes y reglamentos dictados por la metrópolis.
La liberación relativa del comercio, que ya hemos visto, favoreció a España y a los extranjeros en
determinado de las colonias. El circulante de oro y plata se fugaba y la artesanía decaía mientras el mercado se
saturaba de mercancía proveniente de afuera.
El desarrollo de las colonias pugnaba contra este sistema y al mismo tiempo los criollos más cultos
propiciaban reformas para favorecer la economía de sus países de las exportaciones agrícolas y mineras
mediante la búsqueda de nuevos minerales y la exportación de nuevos cultivos; establecimiento de nuevas
industrias para exportar productos elaborados en lugar de materias primas. El fomento de esos rubros de
producción permitiría equilibrar a balanza comercial con España y. por lo tanto, retener en cada colonia el oro
y la plata.
Según la doctrina mercantilista, aún muy difundida en la época. Los metales preciosos constituían la riqueza
de los pueblos y por eso los criollos se empeñaban en crear un sistema económico que permitiese a sus países
disponer de un gran circulante de oro y plata.
Ruptura del monopolio comercial
En lagunas regiones, como Chile y Perú, el aumento del comercio no significó in incremento de la
exportación ni de la producción, de manera que las reformas comerciales en lugar de ventajas trajeron serios
problemas. En otras partes, como los países tropicales, que aumentaron sus exportaciones, se experimentaron
algunas ventajas y lo mismo ocurrió en el Río de la Plata, donde creció extraordinariamente la exportación de
cueros y de otros productos de ganadería.
El resultado de la gran expansión del comercio y de su impacto en la economía local desato críticas y
malestar, especialmente entre los comerciantes y el común de la gente empapada del ideal mercantilista, que
creía que la fuga del oro y de la plata, la quiebra de los comerciantes y de la decadencia de las artesanías,
significaban la ruina de las colonias.
Sólo algunos grupos de agricultores y hacendados favorecidos por la exportación en Venezuela y el Rió de la
plata y uno que otro intelectual, como Anselmo de la cruz en Chile, fueron partidarios de aún mayores
franquicias comerciales.
Descontento contra los Impuestos
Desde antiguos había en las colonias quejas contra los impuestos establecidos por la corona. Las criticas
arreciaron en el siglo XVLLL debido al recargo tributario que España debió para financiar las guerras en las q
se vio envuelta y las grandes reformas que llevó acabo.
En diversas partes hubo protesta siendo la más violenta de los comuneros del socorro que estalló en Nueva
Granada. En aquella ocasión los vecinos de la villa del Socorro se sublevaron por el aumento de los tributos,
dispusieron a algunos funcionarios reales y designaron sus propias autoridades. Los insurrectos fueron
apoyados por varias provincias y amenazaron la capital, sosteniendo diversos combates; pero luego vino la
reacción de las fuerzas del virrey y la sublevación fue aplastada. Los principales cabecillas pagar con la horca
su audacia.
En la misma época ocurrieron en Chile algunos estallidos de descontento, pero sin las graves consecuencias
que en Nueva Granada. El establecimiento del estanco del tabaco desató fuertes críticas y la inquietud reinante
en las calles hizo temer un levantamiento. Pocos años después, el aumento del impuesto de compraventa,
llamado alcabala, y otros, originó una alteración parecida, sin que se llegase a las vías de hecho.
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Estos sucesos demostraban que existía un descontento muy grande por la política tributaria del gobierno.
La organización nacional en Chile
1823− 1861
Estructuración de la economía:
Capitalización básica
El desarrollo económico alcanzado por el país en las últimas décadas coloniales experimento un grave
retroceso a consecuencia de las guerras de la Independencias.
Asegurada la emancipación chilena, la economía inició una lenta etapa de recuperación y al cabo de algunos
años un nuevo proceso de desarrollo estaba en marcha.
Restablecimiento de la agricultura
La lucha contra el virreinato peruano en los días de la independencia había cortado la exportación de trigo y
de productos de la ganadería hacia aquel mercado, que era el de mayor importancia para el país.
Las fechorías de los montoneros y bandidos en la región de concepción y Arauco, prolongaron durante
algunos años los efectos desastrosos de la guerra; pero una vez que se restableció la tranquilidad y que el Perú,
ya independizado, abrió de nuevos sus puertas, la agricultura chilena comenzó a recuperarse.
Al promediar el siglo XLX la exportación de productos agrícolas y ganaderos estaba perfectamente
regularizada y la apertura de nuevos mercados vino a dar mayor impulso a las actividades del campo. El
descubrimiento de oro en california, el año 1848, atrajo a considerables masas de aventureros de todo el
mundo, que buscaban solamente el enriquecimiento inmediato. Nadie pensaba sino trabajar en los yacimientos
auríferos y fue necesario proveer de alimentos a la gran población establecida en aquella región.
Por su situación geografía y su producción agrícola, Chile pudo responder satisfactoriamente a las necesidades
del nuevo mercado; se intensifico el cultivo de los campos y al mismo tiempo la industria se amplió
considerablemente.
El mismo fenómeno se repitió a los pocos años en Australia y la exportación agrícola chilena se orientó hacia
allá; pero al cabo de cinco o seis años, en ambas regiones decayeron los lavaderos de oro y la población se
dedico al trabajo de la tierra, haciendo innecesarios los productos chilenos. Hacia 1956 la exportación a esos
dos mercados había cesado completamente.
La prosperidad agrícola había dejado buenas ganancias y ello permitió efectuar inversiones en el campo.
El esplendor de la Plata
La producción de la plata no permitió un decenos durante los años de la Independencia, sino que, por el
contrario, hubo un pequeño aumento. El mineral de Agua Amarga, cerca de Vallenar, y el de Arqueros,
próximo a La Serena, proporcionaron un buen caudal de plata hasta que nuevos yacimientos eclipsaron su
fama.
En 1832, un humilde arriero llamado Juan Godoy descubrió casualmente el mineral de chañarcillo, ubicado al
sur de Copiapó. La riqueza de sus vetas aumentó notablemente la producción argentífera desde el primer
momento y desató una fiebre de especulaciones y búsqueda de nuevos yacimientos.
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Antes del descubrimiento de Chañaricillo el departamento de cifra de Copiapó producía sólo 1.200 Kg. De
plata y después de su descubrimiento la cifra se elevó 21.000 Kg.
A medida del siglo fueron decúbitos varios otros minerales que aumentaron la producción de plata a cifras
insospechadas hasta entonces. El más importante de ellos fue el de Tres Puntas.
La riqueza argentífera constituyó la base de la fortuna de las familias Gallo, Cusiño y Edwarsds. En la ciudad
de Copiapó se manifestaron el progreso y el lujo debido a la plata.
La minería del cobre
El desarrollo de la producción en los países europeos, que entraban aceleradamente en la llamada Revolución
Industrial, motivó una demanda creciente de cobre.
El buen precio alcanzado por el metal rojo en el mercado mundial, estimulo su búsqueda y explotación en
Chile. Infinidad de pequeños yacimientos, dispersos en las quebradas del Norte Chico, y trabajados por
pirquineros, entraron en producción; también hubo yacimientos más ricos y extensos que fueron exportados
por empresarios particulares y sociedades.
El mineral de mayor producción fue el Tamaya, situado en las cercanías de Ovalle y perteneciente a don José
Tomás Urmeneta. Este mismo industrial estableció una importante fundación de cobre en Tongoy, donde
habilito un puerto, que luego unió por ferrocarril por Ovalle.
Urmeneta construyo otra fundación en Guayacán, inmediata al puerto de Coquimbo, mientras que otro
empresario, Carlo Lambert, establecía una tercera gran fundación en la compañía, al norte de la Serena. Estos
dos últimos establecimientos beneficiaban el cobre de las minas dispersas en toda aquella zona.
Progreso en los Transportes
El sistema de trasporte experimentó cambios significativos. El estado construyó y reparó caminos q hicieron
posible el tránsito de pesadas caretas. El transporte de las personas se hizo más fácil y cómodo con la
utilización de diligencias y rápidas birlochos que unían las ciudades principales.
Algunos ferrocarriles unieron a Copiapó a Caldera. El alma de la empresa fue el norteamericano Guillermo
Wheelwirght, que contó con capitales proporcióneles por los mineros enriquecidos de Copiapó.
Wheelwright inició la construcción del ferrocarril de Santiago a Valparaíso, financiado por una empresa mixta
del Estado y de particulares. Las obras del trazado más difícil fueron realizadas por el pionero norteamericano
Enrique Meiggs.
En la misma época comenzó a tenderse la vía de la capital hacia el sur.
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Inversiones del Campo
La necesidad de aumentar el rendimiento agrícola para atender la demanda interna y externa, movió a los
hacendados de gran fortuna a incorporar nuevas áreas de cultivos mediante la construcción de obras de
regadío.
No se trataba de aún de incorporar nuevas regiones a la agricultura, sino de aprovechar mejor las tierras del
Norte Chico y del Centro (Regiones III a XII).
Uno de los primeros canales − sin contar el del Maipú, concluido durante el gobierno de O'Higgins− fue el de
Bellavista, que saca aguas del río Elqui y las conduce a través de 80 Km. En Aconcagua construyó otro canal
de igual extensión el hacendado e industrial Josué Waddington.
En las proximidades de la capital se construyeron el canal de las Mercedes, que toma las aguas del río
Mapocho y las introduce en el valle de Curacaví en un recorrido de 120 Km. Las dificultades de su trazado
fueron esperadas con tres túneles, siendo el mayor de ellos de un kilómetro y medio de longitud, y un
conducto de 700m. Entre quienes financiaron las obras estaban don Manuel Montt, el banquero Domingo
Matte y don José Manuel Balmaceda, quienes poseían tierras en zona.
La época de la expansión
1861−1891
Una vez obtenido a la organización política del país, asegurado el poder de la aristocracia, echadas las
bases de una nueva cultura y creados los fundamentos para un desarrollo económico, se inició un período de
extraordinario desenvolvimiento en todas las esferas de la vida nacional, que puede ser considerado como
una etapa de expansión. En tal sentido, el término expansión no debe ser entendido sólo en el aspecto
geográfico, sino que debe ser aplicado a los más diversos aspectos; el notable incremento de la producción
minera y el desarrollo económico. La colonización interna y el reajuste de fronteras, el surgimiento de
nuevas capas sociales, los cambios políticos y madurez de la creación artística y literaria.
El pequeño país que había logrado organizarse como republica y avanzar resueltamente por el camino del
progreso, alcanzó en la segunda mitad del siglo una prosperidad extraordinaria que lo situó entre las
primeras naciones de Latinoamérica.
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Auge de la Minería
Durante el período liberal, Chile se convirtió en exportador de insumos (recursos naturales) para el
crecimiento agrícola e industrial de Europa. Entre 1860 y 1870, el principal socio comercial de Chile fue Gran
Bretaña, las importaciones chilenas de productos ingleses alcanzaban 42 por ciento del total, mientras 66 por
ciento de nuestras exportaciones tenían ese destino.
Se inició la conformación de una economía ganadera en torno a Punta Arenas y Tierra del Fuego.
En la minería, las nuevas formas de fundición y uso aumentaron la demanda de cobre, que empezó a ser
explotado a gran escala en Guayacán. Sin embargo, el cobre chileno, en permanente competencia con los
yacimientos de España y Estados Unidos, sufría constantes fluctuaciones de precios y mercados.
El carbón, demandado por las fundiciones mineras, el ferrocarril y la navegación, vivió su época de oro en las
zonas de Loota y Coronel, por lo que en la península de Arauco surgió una sociedad vinculada a la extracción.
Pese a los anteriores, el recurso que consolidó a la minería chilena fue el salitre, utilizado como fertilizante
por la agricultura europea. Este recurso se convirtió en el soporte de las entradas del fisco por casi cuarenta
años.
El desarrollo de la agricultura fue lento. La gran propiedad con cultivos extensivos y baja incorporación
tecnológica se mantuvo en el mundo rural. Por otra parte, la explotación de las tierras de la Araucanía, la
demanda por productos agrícolas de los centros mineros del norte y la ampliación de las ciudades de
Valparaíso y Santiago impulsaron el cultivo de nuevos espacios en el valle longitudinal. La producción estaba
orientada fundamentalmente al mercado interno y se componía de productos de chacarería, animales de
engorda, cereales y legumbres.
La modernización en este sector se produjo tras la construcción de canales de regadío y la introducción de
cepas que modificaron la producción de vinos en la Zona Central.
La industria se convirtió en un sector relevante de la economía, cuando la manufactura artesanal no dio
abasto con el crecimiento demográfico. En ese momento, aparecieron capitales privados y llegaron técnicos
extranjeros. Así surgieron la industria nacional del azúcar, los muebles, zapatos, ropa de corte popular,
jabones y vidrios. Las más desarrolladas fueron la industria de la cerveza y la molinera, que se expandieron
con capacidad para abastecer a todas las ciudades importantes de la época.
En el ámbito financiero también se produjeron transformaciones: surgieron los primeros bancos, las leyes
que autorizaron la emisión de billetes de instituciones privadas y se consolidó el crédito como instrumento
para el fomento de actividades productivas. En 1861 se creó la Caja de Ahorro con el patrocinio del Estado.
Con todo esto, se modernizaron las formas de inversión y se permitió la llegada de capitales extranjeros, que
se incorporaron a la expansión de los ferrocarriles, el alumbrado urbano y las actividades mineras.
Otro hito importante de la expansión de Chile fue la incorporación de la Isla de Pascua, hecho que sucedió en
1888 durante el gobierno de José Manuel Balmaceda.
Esto sucedió debido a la denuncia que realizó el marino Policarpo Toro sobre el traslado de la población de la
isla a las guaneras peruanas, en donde se les obligaba a trabajar en calidad de esclavos. Ante esta información,
Balmaceda comisionó al propio Toro para que negociara la compra de Rapa Nui (nombre nativo de Pascua).
Con amplias atribuciones, el ahora capitán Policarpo Toro viajó a Tahití, donde negoció la compra de Rapa
Nui con el inglés Juan Brander, que se decía poseedor de la mitad de Isla de Pascua, pagando seis mil libras
esterlinas. Un pago adicional de cinco mil francos se hizo a la misión católica que tenía bienes en ella.
La escritura de compraventa fue visada por el cónsul chileno en Papeete, capital de Tahití, ante las autoridades
francesas. La toma de posesión oficial fue el 9 de septiembre de 1888.
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El Crédito
La formación de capitales en chile permito la creación de bancos particulares en la década de 1850, pese a la
desconfianza que existía hacia instituciones de este tipo. Entre los primeros figuraron el banco de Valparaíso y
el banco de Chile, que luego llego pasó a llamarse banco nacional de chile.
Posteriormente, se crearon muchos bancos, incluso en ciudades muy pequeñas, y los bancos extranjeros
abrieron sucursales en Valparaíso y santiago.
Mediante los depósitos realizados por los particulares, los bancos atrajeron el ahorro y pudieron servirse de el
para reinyectar capitales en la circulación a través de préstamos concedidos a otros particulares, empresarios o
sociedades. El capital propio del banco también servía para el mismo objeto.
El circulante
La extraordinaria expansión del circulante aceleró el ritmo de la economía chilena, permitiendo un
desenvolvimiento rápido; al mismo tiempo produjo algunos inconvenientes. La moneda quedó sujeta a
muchas vicisitudes y su valor fue decayendo lentamente: se produjo un alza paulatina en los precios, en
perjuicio de los grupos asalariados, mientras los círculos financieros y empresariales se beneficiaban con la
abundancia de capitales y consolidaban su riqueza mediante la exportación de sus productos, que le eran
pagados en buena moneda extranjera.
Auge de la Economía Chilena
El desenvolvimiento de las comunicaciones, la modernización de la navegación y el descenso de los fletes,
facilitaron la vinculación de todas las regiones del mundo. La disponibilidad de capitales, la mayor seguridad
en las transacciones internaciones y la difusión de la tecnología moderna, contribuyeron a acentuar el carácter
mundial de la economía, de manera tal que sus variaciones, sus periodos de expansión o de contracción
comenzaron a repercutir por igual en las áreas del globo.
La riqueza del salitre
La explotación del salitre −nitrato de sodio o azoe− se inició por 1810. Su primer uso fue como
Fue una actividad crucial para el desarrollo económico, social y político de Chile, y un elemento
fundamental para el desarrollo de la agricultura a nivel mundial
Explosivo, y su primer mercado, el Perú. En 1830, y para ser utilizado como abono en la agricultura. La
explotación del salitre −nitrato de sodio o azoe− se inició por 1810. Su primer uso fue como explosivo, y su
primer mercado, el Perú. En 1830, y para ser utilizado como abono en la agricultura, se realizaron los
primeros embarques a Europa y a Estados Unidos. A partir de ese año, su demanda creció de manera
explosiva.
Desde 1850, tanto chilenos como ingleses, invirtieron en las salitreras de Tarapacá, aportando importantes
transformaciones técnicas que aumentaron su rentabilidad.
La única zona de producción eran las pampas que se extienden desde la zona de Tarapacá hasta Antofagasta
por el sur. Ella se pobló de inversionistas europeos, chilenos y peruanos, y de contingente laboral de estas
últimas nacionalidades. Las dificultades ocasionadas por la fuerte presencia chilena en un territorio que estaba
bajo la soberanía peruana y boliviana, y la magnitud de los intereses en juego, provocaron la llamada Guerra
del Pacífico (1789−1884), en virtud de la cual la región fue incorporada al territorio chileno.
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Concluido el conflicto, el gobierno chileno decidió privatizar todas las salitreras. En ese momento fue que
algunos particulares se adueñaron de una parte importante de ellas, como en el caso del inglés John North.
El Estado impuso un gravamen a la exportación del nitrato, creando así una fuente de recursos fiscales que
permitió, no sólo pagar las deudas contraídas con motivo de la guerra y mantener su poderío militar, sino que
también, contar con importantes recursos para desarrollar planes de obras públicas y educacionales.
La riqueza del salitre para Chile fue la principal consecuencia económica de la victoria nacional en la Guerra
del Pacífico.
La crisis de la sociedad liberal
1891− 1925
Luego del término de la revolución contra Balmaceda, Chile vivió −entre 1891 y 1925− una etapa conocida
como República Parlamentaria, en la que el predominio político del Congreso Nacional fue absoluto e
indiscutido. La otrora poderosa figura del Presidente de la República quedó reducida a la de un mero árbitro
que buscaba componer las relaciones entre los distintos partidos políticos. En esas condiciones, fue imposible
que los gobiernos que se sucedieron materializaran los proyectos que se habían propuesto, porque su gestión
se vio interrumpida en forma constante por una severa crisis social, moral y política.
Malestar económico
En la última década del siglo XIX y las primeras del XX, la industria se dedicó a la producción de
locomotoras y estructuras de hierro, para obras de ingeniería civil ligadas al auge de la minería.
Durante el período comprendido entre 1880 y 1930, las exportaciones salitreras constituyeron el sector más
importante de la economía chilena. El salitre elevó el nivel total de las exportaciones de manera significativa y
proporcionó, a través de los impuestos, una importante fuente de ingresos al gobierno.
El fisco utilizó parte de los ingresos tributarios provenientes del salitre para financiar obras de infraestructura,
tal como redes ferroviarias, puertos, caminos, etc.
El aumento de las exportaciones de productos agrícolas, a lo que se sumó el desarrollo de la industria
manufacturera que como la minería tuvo mayores estímulos durante la Primera Guerra Mundial, cuando el
país se vio obligado a reemplazar importaciones de manufacturas que antes llegaban desde Europa, se podría
haber evidenciado en una cierta holgura económica, sin embargo, este período estuvo pleno de dificultades y
malestar económico. En este ámbito, el debate estaba centrado en la política monetaria y en las constantes
caídas que experimentaba el valor del peso chileno. Respecto de este tema habían dos bandos: los obreros y
los papeleros. Los primeros eran partidarios del patrón oro y de que existieran billetes por comodidad, pero
que fuese posible convertir en oro; los segundos tenían confianza en el papel moneda inconvertible emitido
por el Estado o con su respaldo.
El reformismo democrático
1925−1970
El 24 de octubre de 1929 se produjo el jueves negro en la bolsa de Nueva York. Percibiendo que la situación
económica no estaba tan bien como parecía, desde septiembre había comenzado a disminuir la compra de
acciones, por lo que los precios empezaron a bajar. Ese día de octubre, tratando de recuperar al menos parte de
lo invertido, la gente empezó a vender de manera masiva sus acciones, provocando una brusca caída de los
precios. La bolsa quebró, y como resultado muchas personas y empresas quedaron en la ruina.
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Al poco tiempo, la crisis se extendió a todo Estados Unidos: la producción bajó a la mitad y la renta nacional
descendió en la misma proporción entre 1929 y 1932. La peor consecuencia fue la desocupación, que en 1932
afectaba a dieciséis millones de estadounidenses.
Los efectos de esta crisis fueron mundiales, aunque no automáticos. La depresión llegó a Chile a partir de
1930, y fue tan fuerte que al año siguiente se llegó a la paralización de las actividades productivas. Más del
sesenta por ciento de los trabajadores de la minería estaba cesante. Al mismo tiempo, en la práctica se
frenaron las exportaciones chilenas. El gran afectado fue el salitre, cuyo consumo disminuyó
significativamente debido a la crisis y a la competencia del salitre sintético.
Ante la crítica situación, el gobierno se vio en la obligación de suspender el pago de la deuda externa, y
decretó un aumento en las contribuciones y una reducción de sueldos, entre otras medidas. Las cuales, unidas
al nombramiento del Congreso Termal, incrementaron las voces críticas de la oposición.
Para tranquilizar a la opinión pública, se cambió a los ministros del Interior y de Hacienda. En el primer cargo
asumió el jurista y catedrático Juan Esteban Montero, mientras la segunda cartera quedó en manos del
respetado ingeniero y ex director de ferrocarriles Pedro Blanquier. Montero restableció la libertad de prensa.
Pese a estos cambios, el descontento antes la crisis económica continuó. El 21 de julio de 1931, el gabinete
ministerial renunció por discrepancias con el Presidente, tras lo cual la agitación popular estalló.
Al día siguiente se desató una protesta estudiantil. Fue tomada la Casa Central de la Universidad de Chile. Los
estudiantes de la Universidad Católica también adhirieron. Hubo enfrentamientos armados con la fuerza
pública, que terminaron con muchas víctimas.
A esta protesta se sumaron los colegios profesionales, obreros y funcionarios, en forma de huelga de brazos
caídos; los comerciantes cerraron las puertas de sus negocios.
Viendo la gravedad de la situación nacional, el 26 de julio Ibáñez renunció, haciendo entrega del mando a
Pedro Opazo Letelier, presidente del Senado (quien estuvo solo unas horas en el cargo), y partió al exilio a
Argentina. Es importante destacar que su caída se debió más a las repercusiones de la crisis mundial que a la
acción de sectores opositores. La censura y protestas de la población se iniciaron debido a la escasez y el
agotamiento de los recursos del Estado.
Desde la salida de Ibáñez hasta el 30 de septiembre de 1932 se produjeron una serie de movimientos
revolucionarios. Debido a la inestabilidad, este período es conocido como Anarquía.
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La profunda crisis económica que afectaba al país hizo salir a la gente a las calles para exigir una mejora de
la situación.
De acuerdo a un informe de las Ligas de las Naciones, Chile fue el país más afectado por la Gran Depresión
que se inició en Estados Unidos en Octubre de 1929
La gran riqueza del cobre
La República de Chile se caracteriza por grandes riquezas de minerales de oro y plata en sus dos provincias
septentrionales de Atacama y Coquimbo, y es, al mismo tiempo, el país más rico en cobre. Esta riqueza
minera ha rendido hasta ahora enormes sumas y, por todo ello, creo que es interesante y útil, dar a conocer
algunos datos sobre esas materias, en relación con mis opiniones personales.
Se encuentran todavía incalculables riquezas inaprovechables en las montañas, el desierto y en las quebradas y
valles andinos, como también en las todavía impenetrables selvas del sur, cuya explotación estará reservada a
una generación posterior.
Este último metal se encuentra propagado en tal forma en todas las provincias de la República, sus valles,
quebradas y llanuras, que un famoso historiador dio al país, en parte por el oro, en parte por su configuración
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geográfica, el nombre de vara aurífera. El oro se presenta en las provincias septentrionales −sobre todo en la
Cordillera Central− en forma metálica en vetas de cuarzo, y en la provincia de Talca, en piritas y calcopiritas.
El mineral es obtenido en minas, se le muele en trapiches y extrae con mercurio.
Por lo general, la minería del oro se encontraba, sin embargo, muy decaída, sobre todo desde que se
descubrieron las ricas vetas argentíferas, que ejercieron una intensa atracción sobre los empresarios y mineros.
En la regional austral, el oro era obtenido especialmente en la Cordillera de la Costa, en el gneis y las
micacitas. Pero su mayor frecuencia estaba ligada al aluvión de las llanuras que se extienden entre la
cordillera principal y la de la Costa. Tenía su origen en el granito y cuarzo que se encuentran en ella en
descomposición, como lo atestiguaban claramente las partículas de granito, cuarzo y feldespato que lo
acompañan, y se le recogía, a veces, en forma de trozos pequeños y macizos, en ocasiones con peso de
algunas libras, pero, por lo general, se presenta en la de granos aplanados, pajitas y polvo.
El oro que se encontraba en estos distritos como placeres o lavaderos, era recuperado de la manera más
sencilla. Para reconocer si el terreno era aurífero, se echaba algo de arena o tierra en un cuerno de vacuno,
lavándola con agua. Si el resultado era favorable, se aplicaban dos métodos para obtener el oro: si éste
provenía de alguna falda de las serranías, se cavaban canales de un pie de ancho e igual profundidad,
conduciendo agua a ellos durante el período de las lluvias, a la que se echaba en seguida la tierra aurífera.
Como el oro, debido a su peso específico, se precipitaba de inmediato en el suelo, se cortaba el agua todos los
días, lavándose en seguida la arena que se encontraba en el fondo de los canales en una challa, que es un plato
de madera, amplio y bajo, con diámetro de dos pies, más o menos. Al centro del mismo se encuentra una
cavidad, en la que se junta el oro, debido a la rotación que se transmite al plato. En la llanura, en cambio, la
tierra aurífera extraída sólo era lavada en tales challas.
El oro se presenta puro, sin mezcla alguna, y se le vende en tal estado. Contiene entre 20 y 23 quilates; se
pagan, por lo general, 15 pesos por la onza de oro de lavaderos.
En lo referente a la plata, la República de Chile es igualmente uno de los países más ricos en ese metal, que se
encuentra, sobe todo, en la provincia de Atacama, en los distritos mineros de Agua Amarga, Chuschampis,
Rosilla, Sacramento, San Antonio, etc. Las minas más ricas se encuentran, sin embargo, en los distritos de
Chañarcillo y Tres Puntas.
La mayor riqueza de plata está propagada entre los paralelos de 27 a 33º de L.S., encontrándose sobre todo en
la Cordillera Central, a una altitud de unos 1.000 m. y más. Se le encuentra en esa parte en todas las
combinaciones imaginables. Presentase en la superficie a menudo en estado puro, y a pequeña profundidad en
combinación con el cloro y el azufre, que ceden a mayor hondura su lugar al arsénico y al antimonio.
En cuanto al cobre, como ya se expresó, es la República de Chile el país más rico hasta ahora conocido en el
mundo. También este metal se encuentra sobre todo en las provincias septentrionales de Atacama y
Coquimbo, a lo largo de la costa, pero existen también importantes distritos en el interior.
En las tres cordilleras y en las llanuras y valles se presenta tanto en vetas como en mantos. En la superficie es
frecuente hallarlo en trozos macizos, grandes o pequeños, o en forma suelta en la arena; en las vetas y mantos
aparece como calcopirita, pirita y en combinaciones con el hierro. A cierta profundidad, su ley es a menudo de
50 a 80%. Existen todas las combinaciones imaginables con oro, plata, hierro y azufre, y en uno a dos días se
podían recoger unas cien hermosísimas muestras, a cuyo fin era suficiente solicitar el permiso de los
compradores de minerales para hacer una selección en las canchas de minerales situadas en la estación de
Copiapó.
La provincia de Atacama está cruzada por numerosísimos yacimientos cupríferos, y hay cerros completos que
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parecen consistir en ellos y son fáciles de reconocer por los variados e intensos colores que ostentan.
En el primer tiempo después de mi llegada a Copiapó todavía no había fundiciones, por lo cual sólo se
compraban y despachaban minerales con leyes mínimas de 25%. Más tarde se instalaron fundiciones en
Copiapó y Caldera, como también en la región austral de la República, las que compraban y fundían minerales
hasta con leyes del 12%, lo que tuvo como consecuencia, naturalmente, un auge gigantesco de la minería
cuprífera, con la extracción de enormes cantidades de minerales de cobre.
Por el quintal de minerales con ley de 12% se pagaba 1 peso 4 reales: por el de 25%, 3 pesos a 3 pesos 2
reales; y por minerales con leyes superiores a 25%, 5 reales más por cada 1% que aumentaba la ley.
su historia puede dividirse en tres períodos: el del oro, el de la plata y el del cobre, pues desde 1536, año en
que el jefe militar español Diego de Almagro, después de atravesar el Desierto de Atacama, alcanzó el valle
de
Copiapó, y luego, bajo Pedro de Valdivia, que sometió todas las tribus indígenas que se encontraban hasta
1817 bajo dominio español, poblando el territorio actual de la República de Chile, se extrajeron tan inmensas
sumas de oro en este país, que se justifica llamar período áureo a este lapso.
Cuando la minería aurífera se tornó menos pródiga, todos se habían dedicado a la explotación de la plata, se
repitió una situación semejante al disminuir el rendimiento de las minas de este metal, y descubrirse en la
provincia de Atacama una gran riqueza de cobre. Fue abandonada una gran parte de las minas de plata, y
todos se dedicaron a explotar las de cobre, de modo que se inició una fuerte decadencia de la minería
argentífera. Así, desde 1855 hasta la fecha, se hacen grandes utilidades con el cobre, de modo que bien puede
darse a esta época en Chile el nombre de período cuprífero.
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