FREY NICOLÃS DE OVANDO (CÃCERES, 1460− SEVILLA,1511) Nicolás de Ovando es uno de los personajes más relevantes de la historia colonial española en las Indias. Hombre de gran clarividencia que desarrolló su vida entre el servicio a la Orden de Alcántara y a la Corona. A lo largo de su vida desempeñó diversos cargos administrativos tanto al servicio de la Corona como de la Orden de Alcántara. Ocupó los puestos sucesivamente de Comendador de Lares y Comendador Mayor de la Orden de Alcántara, fue preceptor del prÃ-ncipe don Juan hasta el fallecimiento de este último, y, finalmente, le cupo el honor de ser el primer gobernador de las Indias designado por los Reyes Católicos. En relación al lugar y fecha de nacimiento debemos advertir que, tras la publicación hace pocos años de un estudio sobre la Casa de Ovando, se han aportado pruebas bastante fundadas sobre sus orÃ-genes que refutan, o al menos cuestionan, la hipótesis tradicional. AsÃ-, pese a que Eugenio Escobar afirmó a principios de siglo, de acuerdo con el discurso pronunciado en 1892 por Cándido Ruiz MartÃ-nez, que constaba su cuna brocense lo cierto es que jamás han existido tales pruebas fehacientes. En cambio, todos los indicios apuntan a su nacimiento en la capital cacereña. Por ejemplo el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, que no olvidemos que conoció personalmente al Comendador Mayor, afirmó que "fue natural de la ciudad (sic) de Cáceres en Extremadura y de allÃ- era solariego caballero hijosdalgo". Por tanto, podemos decir que Frey Nicolás de Ovando debió nacer en Cáceres en torno a 1460, siendo el segundo de los cinco hijos del capitán Diego de Cáceres. El primer cargo relevante que desempeñó fue el de preceptor del prÃ-ncipe don Juan, ocupación que le sirvió para ganarse la confianza de la Reina Isabel de Castilla. En 1487, año en que falleció su padre, poseÃ-a ya un considerable reconocimiento en Extremadura como gestor eficaz de la Orden de Alcántara. Por ese motivo los Reyes se fijaron en él para que, junto a otros nueve "gentiles hombres, experimentados y virtuosos y de buena sangre", ejerciesen de educadores del PrÃ-ncipe don Juan. Entre los elegidos figuraban personas de gran talla intelectual en la época como don Sancho de Castilla, don Pedro Núñez de Guzmán, Juan de Calatayud o Juan Velázquez de Cuéllar, señor de VillaraquerÃ-n y Contador Mayor de Castilla. A este cometido se dedicó de cuerpo y alma hasta poco antes de la desdichada muerte del PrÃ-ncipe ocurrida, como es de sobra conocido, en Salamanca, el cuatro de octubre de 1497. En los años sucesivos residió en su encomienda de Lares, sin embargo, la Reina nunca olvidó los servicios prestados. Precisamente, fue bajo los auspicios de Isabel la Católica, que desde 1494 controlaba la Orden de Alcántara, cuando fue ascendido a Comendador Mayor de la Orden. Pero, sin duda, el momento más importante de su vida se produjo en 1501 con su nombramiento como gobernador de las Indias, a donde fue enviado por los Reyes Católicos para restablecer el orden y la autoridad real, tras el fracaso de la llamada "factorÃ-a colombina". La Reina Católica necesitaba una persona de su total confianza a quien otorgar estos excepcionales poderes en una coyuntura polÃ-tica realmente difÃ-cil. Nadie mejor que un vástago del Capitán Diego de Cáceres que tan fielmente le habÃ-a servido en los momentos más difÃ-ciles de su reinado. En la situación de excepción que atravesaban las Indias en esos momentos los poderes dados a Ovando fueron igualmente excepcionales. Según Fernández de Oviedo estos amplios poderes se le otorgaron por dos causas: primero, por el desconocimiento que la Corona tenÃ-a de las Indias y que le impedÃ-a tomar decisiones desde Castilla. Y segundo, por la agitada situación polÃ-tica que se vivÃ-a en la colonia en los meses previos a su llegada. Por todo ello no nos extraña que el siempre agudo cronista Girolamo BenzonÃafirmase que Ovando fue a las Indias "con la autoridad de virrey", es decir, con el cargo de gobernador pero 1 con un poder similar al que unas décadas después tendrán en las Indias los propios virreyes. A nivel global el gobierno indiano de frey Nicolás de Ovando no pudo ser más satisfactorio pues supo consolidar un modelo de organización, centralizado en la isla Española, que sirvió de referente para toda la colonización española de Ultramar. No en vano fue durante su administración cuando se fundaron los primeros hospitales, se diseñó el primer urbanismo y se asentaron los fundamentos de un nuevo orden económico y social que, con muy pocas variantes, pasó luego a todo el continente americano. Además, como escribió Úrsula Lamb, a su llegada a la Española "la aventura colonial era un fracaso" y cuando retornó en 1509 "la empresa era un completo éxito". En los ocho años que estuvo al frente de la gobernación de las Indias no sólo pacificó y colonizó la Española sino que expandió las exploraciones a otras islas del entorno. Por tanto, el logro del Comendador Mayor fue doble: primero, porque despejó todas las dudas sobre la rentabilidad de los nuevos territorios incorporados a la Corona de Castilla. Y segundo, porque creó un sistema colonial en la Española que "mutatis mutandis" tuvo una vigencia de más de tres siglos en la América Colonial. En 1509, llegó a la Española el segundo Almirante, Diego Colón, para sustituirlo al frente de la administración de la Española. En general la despedida fue lamentada por una mayorÃ-a de españoles. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo citaba el hecho con las siguientes palabras: "Se dijo muy público que le habÃ-a pesado al Rey por le haber removido del cargo, porque acá le echaron luego (de) menos y le lloraban muchos. Y si no se muriera desde a poco tiempo después que de acá fue, se creÃ-a que el Rey le tornara a enviar a esta tierra...". El Comendador Mayor partió de Santo Domingo el 17 de septiembre de 1509 en una flota que iba a las órdenes de Hernando Colón. Casi dos meses después, y concretamente en noviembre de ese mismo año, arribó al puerto de Lisboa. Desde la capital lusa escribió al Rey a la par que emprendÃ-a el viaje hacia la Corte. Atrás dejaba una colonización próspera y una isla Española en pleno apogeo minero y, a decir de Chez Checo, "centro de la civilización europea en América". Una vez acabada su reunión en la Corte se dirigió a la sede de la encomienda Mayor de su Orden. No obstante, sus relaciones con el Rey no finalizaron aquÃ- entre otras cosas porque la máxima dirección de la Orden la ostentaba la Corona. Un tiempo después, concretamente el 26 de febrero de 1511, fue llamado por Fernando el Católico para que le acompañase en una expedición contra los bereberes del norte de Ãfrica. La intención última era que la Orden Militar fundase un convento de la Orden en BujÃ-a. La expedición no se llegó a realizar y el Rey aprovechó la estancia en Sevilla de varios miembros de la cúpula rectora de la Orden para celebrar CapÃ-tulo General. Éste se inició el 8 de mayo de 1511, y el dÃ-a 29 del mismo mes y año morÃ-a durante tales actos el Comendador Mayor. Su cuerpo fue trasladó al Monasterio de San Benito de Alcántara donde inicialmente fue inhumado en una modesta sepultura. Unas décadas después se labrarÃ-a en alabastro, por el escultor Pedro de Ibarra, el sepulcro en el que actualmente reposan sus restos. BIBLIOGRAFÃA ESCOBAR PRIETO, Eugenio: Hijos ilustres de la villa de Brozas. Cáceres, 1961. LAMB, úrsula: frey Nicolás de Ovando, gobernador de las Indias (1501−1509). Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1956, (reed. Santo Domingo, 1977). MAYORALGO Y LODO, José Miguel: La Casa de Ovando (Estudio Histórico−Genealógico). Cáceres, Real Academia de la Historia de Extremadura, 1991.MIRA CABALLOS, Esteban: Nicolás de Ovando y los orÃ-genes del sistema colonial español. Santo Domingo, Patronato de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, 2000. RAMOS, Demetrio: "El gobierno del Comendador Ovando: el nuevo orden", en Historia General de España y América, T. VII. Madrid, Editorial Rialp, 1982. 2