LA RECUPERACIÓN DE SOLARES Y VACÍOS URBANOS. DE ESPACIOS-PROBLEMA A ESPACIOS-OPORTUNIDAD Carmen Bellet Sanfeliu Departamento de Geografía y Sociología, Universitat de Lleida [email protected] LA RECUPERACIÓN DE SOLARES Y VACÍOS URBANOS. DE ESPACIOSPROBLEMA A ESPACIOS-OPORTUNIDAD Resumen: La comunicación pretende ilustrar como las políticas urbanísticas locales van incorporando acciones y programas de recuperación de solares y vacíos urbanos. Estas acciones y programas reproducen la filosofía y metodología “alternativa” desarrollada por colectivos y movimientos urbanos en sus acciones de ocupación/activación temporal de solares. Este giro de las políticas locales puede ser leído como una forma práctica de movilizar solares en tiempos de crisis o una moda pero también como una oportunidad para experimentar con otras visiones de producción del espacio urbano. ¿Pero ha venido el urbanismo táctico/emergente para quedarse? RECOVERING VACANT PLOTS AND URBAN VOIDS: FROM PROBLEM SPACES TO OPPORTUNITY SPACES Abstract: This communication seeks to illustrate how local urban planning policies are incorporating action and programmes to recover vacant plots and urban voids. These actions and programmes follow the “alternative” philosophies and approaches used by urban collectives and movements in actions to occupy/ activate with temporary uses vacant plots. This shift in local policies can be understood as a practical way to mobilise urban voids in times of crisis or as following a fashion, but also taking an opportunity to experiment with alternative ways of producing urban space. But does this tactical/emergent form of urbanism come to stay? 1. LAS POLITICAS URBANAS EN UN CONTEXTO DE CAMBIO SOCIOCULTURAL En las últimas décadas se ha ido gestando un profundo cambio sociocultural que ha venido impulsado por las transformaciones económicas recientes, pero también por la revolución tecnológica que ha supuesto Internet y la web 2.0. Estas tecnologías han incidido en la capacidad de crear, compartir y movilizar información e ideas que han sido la espoleta del presente cambio sociocultural actual parece presentar como características centrales las siguientes: el debate sobre lo común, el fomento de la autoorganización y la conversión de los ciudadanos-consumidores en ciudadanosprosumers (consumidores y productores a la vez). Con los nuevos medios técnicos las expectativas y posibilidades de participación de los ciudadanos son ahora muy grandes y generan nuevas formas de participación y organización social directas, inmediatas y horizontales que beben directamente de la nueva cultura digital y de las formas de actuar y acciones de los movimientos alter-activistas (LÉVY, 2004; CASTELLS y otros, 2012). La nueva realidad cultural y social, que va configurándose con el cambio tecnológico, tiene efectos múltiples y abre grandes perspectivas de cambio a la innovación social: cambios en la forma de vivir, de producir, de consumir pero también de organización social y de gobierno (SENNET, 2013). Estas perspectivas de cambio se reflejan en los nuevos movimientos sociales que en general ponen el acento en: la 1 lógica de lo común y el planteamiento de cambios estratégicos a través de acciones concretas e inmediatas pero con objetivos estructurales de cambio social a largo plazo (SUBIRATS, 2011). Durante el proceso de la reciente crisis, la primera de la globalización actual, la crisis financiera se transformó en una crisis económica; ésta a su vez derivó en una crisis institucional y política que finalmente ha conllevado una crisis social y cultural, creando o reforzando formas de resistencia y resiliencia urbana (CASTELLS y otros, 2012:58). Los cambios socioculturales parecen poner en cuestión también las tradicionales funciones de intermediación y control provocando una fuerte crisis de representatividad de las instituciones y de la política tradicional (SUBIRATS, 2011). Y en este sentido el reforzamiento de las aproximaciones y experiencias comunitarias en los procesos de formulación y puesta en práctica de las políticas públicas puede ser una de las vías a seguir, como ya parece intuirse por los giros dados desde algunas administraciones locales, especialmente en una de las áreas de la administración local que se ha mostrado más tecnocrática y menos transparente en las últimas décadas: el urbanismo. El estado de parálisis y de recortes generalizados en que están inmersas las políticas públicas puede convertirse, también, en detonante de una nueva forma de enfocar las políticas públicas locales La crisis parece potenciar así las dinámicas de cambio ya anunciadas con la crisis de representatividad de la política tradicional y las nuevas formas socioculturales generadas a partir de la irrupción de internet y las tecnologías 2.0. 1.1. El urbanismo y el planeamiento urbano en el nuevo contexto En el urbanismo tradicional ha primado la visión productiva (competitiva) de la ciudad frente a la visión reproductiva (cooperativa), siendo éste poco atento a las necesidades de la vida cotidiana. Especialmente el urbanismo corporativo (empresarial, competitivo y casi exclusivamente basado en la lógica de los grandes proyectos) que ha caracterizado buena parte del desarrollo de las ciudades del marco occidental desde los años 70s en coherencia al marco neoliberal imperante. Así, muchas de las necesidades diarias se han ido cubriendo con acciones tecnocráticas que no siempre han sido capaces de satisfacer las necesidades reales y que sólo han incluido la participación ciudadana al final del proceso, cuando ya tan sólo el ciudadano puede ratificar o rechazar la propuesta previamente definida por el aparto político-tecnocrático (FREIRE, 2009). En el nuevo contexto sociocultural las políticas urbanas, y con ellas el urbanismo, ya no pueden considerarse monopolio de la administración pública y del ejercicio tecnocrático. Frente al modelo agotado de la planificación tradicional, y ahora que la crisis impide la formulación de grandes proyectos urbanos, se experimenta con nuevas lógicas más flexibles, transparentes y participativas que tratan de incidir de forma directa en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Así, la crisis está favoreciendo la emergencia de nuevas formas de intervención urbana que hasta ahora tenían poca cabida en las políticas públicas locales. Se trata de intervenciones que en la época del urbanismo expansivo y de los grandes proyectos urbanos eran directamente consideradas como “contracorriente”, “alternativas” o “efímeras” y no tenían cabida en los procesos formales de producción del espacio. Este tipo de acciones e intervenciones urbanas responden a la nueva mirada del llamado “urbanismo emergente o táctico” (DPR-Barcelona, 2011). El urbanismo emergente es un movimiento relativamente nuevo basado en la acción concreta y directa, por parte de colectivos ciudadanos, con la intención a corto plazo de generar cambios inmediatos en el espacio público de las ciudades y contribuir, en el largo plazo, a cambiar los tradicionales procesos de producción de espacio urbano (LYDON, 2010). El urbanismo 2 emergente propone un proceso de producción del espacio participativo, desde abajo (bottom-up), poniendo el énfasis en el ciudadano que adquiere un rol activo y protagonista en la programación-diseño y gestión del espacio urbano. Algunas de estas intervenciones están coordinadas/guiadas por colectivos de profesionales o técnicos especializados en materia urbana (advocacy planning). El advocacy planning es una práctica urbanística de carácter colaborativo y participativo en la que uno o más técnicos se ponen a disposición de una organización, colectivo o grupo de personas con objetivos comunes para ayudar a resolver un conflicto urbanístico ante la administración pública u otros promotores (ARIAS y MARTÍ-COSTA, 2013). Se trata no sólo de intervenciones protagonizadas por vecinos y colectivos urbanos capaces de generar impactos clave en el espacio urbano cotidiano a un bajo coste y significativo valor social, sino también de ensayar nuevas propuestas para a más largo plazo desarrollar un nuevo tipo de urbanismo. En este sentido, parece necesario un nuevo paradigma de gestión urbana que sea capaz de incorporar en su funcionamiento la emergente actitud proactiva de la ciudadanía. Se trataría de hacer ciudad a través de las prácticas colectivas, un urbanismo como apunta Saskia Sassen de código abierto (SASSEN, 2011). Un urbanismo en el que la participación/acción ciudadana y las prácticas sociales, sean el motor del proceso, una participación activa que incide de forma directa en la producción de la ciudad. Además, de las propias iniciativas ciudadanas que contribuyen a construir un modelo emergente de urbanismo, la política, y especialmente los gobiernos locales, pueden contribuir a generar las condiciones para que surjan esas dinámicas. No se trata ya de seleccionar y diseñar proyectos específicos, sino de diseñar escenarios propicios para estimular y facilitar la participación y la creación ciudadana en los espacios urbanos. Esto nos lleva a un tipo de acciones políticas heterodoxas, que faciliten el empoderamiento ciudadano. Esta política debería de apoyarse en la transdisciplinariedad para proporcionar a las personas y colectivos herramientas (competencias, tecnología e información) para su empoderamiento y estar atenta a los procesos culturales emergentes (FREIRE, 2009). 2 . LA OCUPACIÓN DE SOLARES Y EL NUEVO ACTIVISMO URBANO 2.1. De las prácticas de colonización urbana y los nuevos activismos En España son los movimientos vecinales de postguerra los que con su protesta y reivindicación sobre determinados espacios provocaron ya respuestas concretas de ordenación, urbanización de espacios públicos por parte de la administración pública (CASTELLS, 1983). Las acciones de los movimientos vecinales eran de tipo reivindicativo y de protesta pero también algunos de tipo activo con propuesta. Muchos de estos movimientos buscaban no solo la transformación de la ciudad sino y sobretodo el cambio del modelo político y socioeconómico. (CASTELLS, 1983: 432). Los nuevos activismos urbanos no tienen las mismas estructuras que los movimientos sociales tradicionales, aunque beben de esa tradición. A falta de un patrón común, representan un continuo que van desde nuevas expresiones de movimiento social, como el movimiento de ocupación, hasta convocatorias ciudadanas puntuales, pasando por la intervención voluntaria de individuos y colectivos sobre el espacio urbano. Durante los últimos años, y de manera creciente, se han estado produciendo acciones de diverso tipo sobre espacios urbanos, tanto en el centro como en la periferia de muchas ciudades, especialmente en el mundo occidental. Los objetivos son diversos, pero en general consisten en transformar un espacio urbano en un lugar público o semipúblico dándole usos temporales o con cierta vocación de transformación permanente. A diferencia de los movimientos tardo franquistas y de los movimientos 3 contraculturales de los años 60s y 70s los nuevos activismos se muestran escépticos a grandes demandas políticas. Sus acciones y vindicaciones están menos orientadas a conseguir determinadas utopías o modelos sociales y más dirigidos hacia la concreción de proyectos culturales o sociales determinados (BISHOP y WILLIAMS, 2012). Las prácticas de colonización de edificios abandonados o vacíos y la ocupación de solares son la máxima expresión de esta nueva actitud. Intervenciones sobre huertos urbanos, espacios públicos autogestionados, equipamientos efímeros, intervenciones artísticas en vacíos o espacios públicos, están siendo el campo de experimentación de una nueva autogestión urbana, que ha heredado sus prácticas de los movimientos sociales históricos construyendo nuevas prácticas de trabajo en red y colaboración. Estas intervenciones se caracterizan por su condición de espontáneas, por estar fuera de la lógica mercantil o económica y al margen de la planificación urbanística convencional (OSWALT y otros, 2013, p. 12). La ocupación de solares es una estrategia ciudadana surgida para dar respuesta a la situación actual de obsolescencia y abandono en la que se encuentran algunas zonas urbanas, a través de la puesta en marcha de fórmulas transitorias que permitan aprovechar estos espacios, y crear en estos oportunidades de usos cívicos o de otra naturaleza (comerciales, artísticos, deportivos, de ocio o culturales), donde desarrollar proyectos temporales comunitarios o individuales (ALBORS, J., 2010). En la visión de estos grupos, el espacio público, lugar por antonomasia donde se forja y se despliega la vida pública de la comunidad urbana, es interpretado como la oportunidad para articular proyectos críticos y disconformes. Son “espacios contestados” (LOW Y LAWRENCE-ZÚÑIGA, 2003) o “espacios insurgentes” (HOU, 2010) que permiten captar, aunque de manera fugaz, la fragilidad del proyecto urbano contemporáneo y sus estereotipos. 2.2 Tendencias recientes en las prácticas de ocupación de solares La ocupación de solares no es nueva en España pero parece haber proliferado de forma muy importante en los últimos 10-15 años en la misma medida que han ido avanzando los movimientos sociales urbanos. La evolución de los últimos años parece ir en las direcciones que se apuntan a continuación: . De ser estrategias aisladas o cerradas a grupos territorializados a convertirse en estrategias abiertas a otros activistas/grupos que colaboran y comparten ideas básicamente (no exclusivamente) en red a través de las nuevas tecnologías (virtual) para intercambiar pareceres y experiencias. Ejemplo de ello son la creación de iniciativas como: “Arquitecturas colectivas”, la “Red de huertos urbanos” en Madrid o la red también de huertos urbanos “Plantem-nos” en Terrassa. . Incorporan cada vez más técnicos, profesionales y artistas (arquitectos, sociólogos, abogados, artistas, politólogos, biólogos, etc.) que comparten (a veces promoviendo o guiando) esa misma estrategia (ARIAS y MARTÍ-COSTA, 2013). Magnífico ejemplo de ello es la experiencia del Campo de la Cebada en el barrio la Latina en Madrid, dónde profesionales comparten sus ideas con los vecinos para crear sobre un solar público vacío, y con pocas expectativas de cristalización a medio plazo, un nuevo proyecto de espacio público con usos diversos (huerto urbano, espacio para realización de reuniones y actividades culturales, etc.), gestionado de forma colectiva y cuyos proyectos se van financiado con la lógica del crowdfunding. . De los espacios monofuncionales a los espacios versátiles que favorezcan la experimentación y los eventos experimentando con la temporalidad de los usos. A diferencia de la visión cerrada y rígida del planeamiento urbano, las nuevas intervenciones van experimentando con los usos y vocaciones del lugar a través de la 4 acción procesual de forma que los usos no se fijan de antemano. Un ejemplo de ello es la acción “Esta es una plaza” en Madrid, un proyecto de autogestión vecinal sobre un solar en el barrio de Lavapiés (Doctor Fourquet 24), cedido por el Ayuntamiento de Madrid en 2010. La cesión se produce por la presión vecinal tras el éxito del taller “Montaje de acciones urbanas”, organizado por La Casa Encendida y el grupo Urbanaccion de Madrid en 2008 para convertir el solar que llevaba cerrado más de 30 años en un espacio público. Hoy la nueva “plaza” rebosa de actividades y usos muy diversos gestionados por los vecinos: huerto urbano, zonas de deporte, espacios de trueque, teatro y actividades culturales. (Ver al respecto estaesunaplaza.blogspot.com/). . Visiones multidisciplinares y actuaciones transdisciplinares con visiones e intervenciones mixtas que rebosan los límites disciplinares, como las intervenciones de Santiago Cirugeda (Recetas Urbanas) o colectivos como: La Col, Zuloark, Straddle 3, Urbanacción, Recooperar o Basurama. Desde el mismo mundo del arte se producen intervenciones difíciles de clasificar como las de la artista Lara Armancegui, representante española este año en la 55 Bienal de Venecia que realiza intervenciones artísticas para activar vacíos urbanos. . Acciones y activismo que ha pasado del discurso/denuncia (movimientos contraculturales, alter activistas) a la propuesta/acción. En buena parte de los casos son acciones procesuales. La acción y el proceso pasan a ser incluso más importantes que los objetivos o metas finales. El proceso y la experimentación son la clave. Un tipo de acciones que responden a un urbanismo táctico, al que ya nos hemos referido en un principio (FREIRE, 2008; DPR-Barcelona, 2011). Muchas de las actuales experiencias de ocupación/activación de solares beben del trabajo realizado a principios de los años 2000 por el arquitecto Santiago Cirugeda (Recetas urbanas.com), primero en Sevilla y después en otras ciudades españolas (CIRUGEDA, 2007). En esas primeras intervenciones el arquitecto propuso al Ayuntamiento de Sevilla la ocupación temporal de los solares que existían en el centro de la ciudad con el fin de darles un uso temporal. Un catálogo recogía los solares existentes y los que aparecerían gracias a los derribos de edificios deteriorados en el centro. Los usos temporales en los solares públicos se irían concretando a través de procesos de participación ciudadana en los barrios afectados. Estos vacíos irían alojando: parques infantiles, espacios lúdicos, plazas urbanas o espacios deportivos. Su propuesta sería más tarde incorporada en el actual Plan general de Ordenación Urbana de Sevilla que prevé el uso temporal en el apartado "destino provisional de los solares". Las acciones de Cirugeda y el grupo Recetas Urbanas se convertirían en el ejemplo y motor de otros muchos colectivos y activistas en otras muchas ciudades españolas. Más adelante, Todo por la Praxis, redactaría y difundiría la Guía de activación de solares urbanos, un manual de ocupación que detalla los procedimientos a seguir en los procesos de ocupación desde la identificación de la propiedad del solar o espacio hasta los mecanismos de cesión (TODO POR LA PRAXIS, 2012). El Campo de la Cebada, en el barrio de la Latina en Madrid, es una de las acciones de reactivación de solares autogestionados por colectivos y vecinos más exitosas y conocidas en España en la actualidad (http://elcampodecebada.org/). Tras una azarosa historia, el lugar, que ha ido albergando usos diversos (un mercado, espacio público, espacio polideportivo), el Ayuntamiento de Madrid propone a través de un concurso (resuelto en 2007) reordenar el espacio que seria reconstruido y gestionado por operadores privados. Para la ejecución del proyecto se demuele en 2009 el polideportivo municipal anexado en 1968 al mercado de mediados del XX, de generando un gran vacío de 5.500 m2. La llegada de la crisis paraliza la construcción de la dotación prevista. El colectivo Basurama en la “Noche en Blanco” de 2010 vio en el solar una 5 oportunidad y propuso algunas actividades culturales (cine de verano, escenario musical, talleres y juegos infantiles), con la intención de reactivar el espacio para usos públicos evitando su privatización (http://lanocheenblanco.esmadrid.com/). Tras el evento residentes del barrio, asociaciones diversas de la Latina y colectivos de jóvenes arquitectos se reunieron bajo el nombre de «El Campo de Cebada» con el reto de mantener el uso comunitario del espacio mientras no empezaran las obras y estudiar acciones que mantuvieran el espíritu creado con la ocupación. Tras intensos debates se redacta un pliego de demandas para negociar con el consistorio que finalmente cede en febrero de 2001 el solar al colectivo (http://elcampodecebada.org/). 3. LOS PROGRAMAS MUNICIPALES DE ACTIVACIÓN DE SOLARES EN ZARAGOZA, LLEIDA Y BARCELONA. Lo curioso es que estas prácticas, que inicialmente nacieron como iniciativas al margen del sistema estén siendo ahora promovidas por la misma administración local. A finales de los años 2000, y en plena crisis económica, muchos ayuntamientos empiezan a promover la reactivación de solares adoptando la metodología que emprendieron los colectivos o individuos activistas. Las experiencias son ya diversas y van desde la inicial permisividad de la administración local para con la ocupación temporal de solares a través de las ordenanzas municipales o acción de cesión de solar (el caso de Sevilla a principios de los 2000 o el de Madrid en los casos de: Campo de la Cebada y Esta es una plaza), a la promoción de la iniciativa guiada o dirigida por profesionales (Zaragoza, Lleida, Girona) hasta la última iniciativa desarrollada por el Ayuntamiento de Barcelona con el “Pla de Buits” que supone un paso más al ceder completamente, el diseño y la gestión de los solares a colectivos urbanos. Reseñamos a continuación de forma somera las iniciativas de Zaragoza, de Lleida y Barcelona 3.1. Esto no es un solar, programa del Ayuntamiento de Zaragoza Los programas municipales de intervención sobre solares nacen en Zaragoza. En 2006 se desarrolla un programa de intervenciones artísticas en el Casco Antiguo, “Los Vacíos Cotidianos” ideado por los arquitectos Ignacio Grávalos y Patrizia di Monte, en el marco de un festival de arte urbano. Las intervenciones proponían la utilización de solares vacíos en el Casco Histórico de la ciudad, que se veía cada vez más abandonado por el boom de sus periferias. El éxito de la iniciativa y la presión de los vecinos llevan al Ayuntamiento a prolongar la experiencia creando un programa específico para la puesta en valor de los solares en las áreas centrales de la ciudad. Nace así en 2009 el programa “Esto no es un solar”, iniciativa promovida por la sociedad Municipal Zaragoza Vivienda, que interviene inicialmente sobre 14 solares en el Casco Histórico con un presupuesto de 700.000 euros, la mayoría destinados a los sueldos de los 50 trabajadores que ejecutaban las intervenciones. Las actuaciones trataban a la vez de dar un uso público temporal a solares vacíos del centro urbano, evitar el déficit de equipamientos y espacios públicos en barrios centrales y generar algunos empleos entre parados de larga duración que se ocupaban de las labores de acondicionamiento. El proyecto ha sido capaz de generar usos públicos temporales en solares vacíos, a través de procesos de participación vecinal dónde se decidían y pactaban usos y diseño del espacio. Las intervenciones de “Esto no es un solar” se caracterizan por ser de bajo coste, y alojar usos temporales muy diversos como: espacios de juego infantiles, pequeñas plazas y espacios lúdicos, espacios deportivos, jardines y huertos urbanos. A través de señalética común se nombra y enumera cada uno de los espacios para tratar de 6 establecer una vinculación entre los vacíos del centro que devienen de esta forma vacíos en red. Figura 1. Alguna de las intervenciones de Esto no es un Solar en el Casco Histórico de Zaragoza Fuente: http://estonoesunsolar.wordpress.com/ (visitado 13/05/2013) La intención era que las propuestas fueran gestionadas con posterioridad por diversas asociaciones y colectivos dispuestos a utilizarlos. Sin embargo, no siempre ha resultado así y algunos solares muestran ya hoy un total abandono o ciertos procesos de degradación. El programa continua pero con importantes limitaciones presupuestarias y no sin algunas voces críticas que denuncian la escasa implicación de los propietarios privados para con el programa y la falta de gestión actual de muchos de los solares transformados que entran en decadencia. Pero también ha ido recibiendo numerosos premios y lo que es más importante se ha ido replicando en numerosas ciudades españolas aunque con variaciones. 3.2. El programa “Solars Vius” del Ayuntamiento de Lleida El proyecto “Solars vius” nace a finales del 2011 en el sino del “Plan de Mejora del Centro Histórico” financiado por el Plan de Mejora de barrios, áreas urbanas que requieren de una atención especial de la Generalitat de Cataluña (Ley 2/2004, de 4 de junio). El proyecto inicial pretendía dar vida a 20 solares (privados y públicos) del Centro Histórico de la ciudad dando usos temporales a los solares a través de procesos de participación de los vecinos y colectivos del barrio. El barrio en el que se actúa es complejo, fuertemente degradado (más del 21% del parque edificado se encuentra en estado ruinoso, unos 40 solares vacíos) y presenta una notable complejidad social con un volumen importante de población en riesgo de exclusión social (inmigración ilegal, inmigrantes parados de larga duración, débil tejido asociativo, población anciana, etc.) Ello ha dificultado el desarrollo del proyecto que cuenta además con un muy bajo presupuesto y escasa repercusión pública pese a que se abrieron distintos canales (redes sociales, web del ayuntamiento, web del proyecto). El proyecto, inicialmente ambicioso, fue impulsado por dos jóvenes arquitectas que han conseguido hasta el momento reactivar dos solares. En la primera intervención, sobre una propiedad municipal de 400 m2 en la calle Alsamora-Galera, y tras el proceso de participación vecinal (20 asociaciones y colectivos del barrio), se decide instalar: un cine al aire libre (con gradas pantalla en una medianera y proyector en la del frente), un espacio de petanca y juegos 7 infantiles. Finalmente se realizó también una intervención mural-graffiti en una de las medianeras laterales del solar. La actuación se desarrolla en tan sólo 6 meses y se inaugura el verano de 2012. Hoy pero se detecta ya hoy cierto abandono. La segunda intervención, se realizó con las propuestas e intervención de grupos de jóvenes: del barrio y otros jóvenes catalanes que participaban en un taller de verano. Tras la limpieza y puesta a punto del solar se incorporaron elementos de fitness urbano y juegos infantiles con el objetivo de recuperar el espacio para su uso público. Ambas intervenciones han conseguido su activación incorporándose al tejido de espacios públicos del centro histórico. Sin embargo, no han logrado convertirse en un verdadero motor de cambio al no registrar usos activos por parte de los vecinos del barrio. 3.3. El Pla de Buits de Barcelona El Ayuntamiento de Barcelona impulsa en 2012 la iniciativa “Pla de Buits” (Vacíos Urbanos) que pretende favorecer la implicación de la sociedad civil en la definición, instalación y gestión de una veintena de espacios vacíos para dinamizarlos e integrarlos en la ciudad. El “Pla de Buits” de Barcelona, a través de la figura del concurso (bases aprobadas en 31/10/2012), se dirige a entidades públicas o privadas sin ánimo de lucro de la ciudad a fin de que propongan un uso o actividad de interés y una gestión temporal, de un año (prorrogable hasta tres), en veinte solares diferentes de titularidad municipal, dos solares en cada uno de los diez de la ciudad. Los espacios se seleccionaron, según consta en las bases, de acuerdo con las necesidades del territorio y atendiendo a la falta de previsión de su desarrollo ya fuera bien por sus características urbanísticas bien por el contexto de crisis económica. El documento de las bases sostiene que el programa tiene la finalidad de regenerar el propio tejido urbano e inducir o apoyar el dinamismo social en los barrios por lo que en la selección de proyectos se tendría en cuenta la capacidad de dinamización tanto física como socio-comunitaria de la propuesta. Figura 2. Localización de los solares objeto del concurso “Pla de Buits” del Ayuntamiento de Barcelona Fuente: http://w110.bcn.cat/portal/site/HabitatUrba/ (consulta 15/05/2013) 8 Las iniciativas fueron evaluadas y seleccionadas por una Comisión que tomó en cuenta: la flexibilidad del programa, su carácter efímero y provisional, la capacidad de una autogestión eficiente que pudiera mantener en buen estado las intervenciones y que el impacto y rendimiento social de las propuestas fuera positivo para la ciudad. La Comisión propuso finalmente el 29 de abril 2012, y tras la evaluación de las 42 propuestas presentadas, la cesión de 14 solares a diversas entidades quedando 5 emplazamientos sin cubrir o desiertos. La mayoría de los usos a que van a destinarse principalmente los proyectos son huertos urbanos. Otros usos contemplados por las propuestas presentadas por los colectivos son: deportivos, actividades lúdicas, actividades educativas para jóvenes o niños y actividades artísticas. 4. CONCLUSIONES El texto ha tratado de relatar como el urbanismo actual empieza a ser permeable a los procesos de ocupación y activación de solares por parte de colectivos urbanos que hace unos años podían considerarse “contracorriente” “alternativas” o no tenían cabida en los procesos formales de producción del espacio. El actual contexto de crisis económica y un modelo de planificación y ejecución urbanística rígido e inadecuado para el actual contexto de cambio socio-cultural lo han hecho posible. En la comunicación se relata como el papel de la administración local ha ido cambiando desde la inicial actitud más bien expectante y permisiva, hasta las actuales que directamente promueven la reactivación de solares a través de la confección de programas específicos. Los programas analizados muestran importantes diferencias entre ellos especialmente notables por lo que hace al papel que juegan los colectivos ciudadanos en los diferentes momentos del proceso de activación del solar: el diseño y ordenación de usos, la ejecución y especialmente la gestión del proyecto. Respecto a esta cuestión cabe decir que es el Pla de Buits del Ayuntamiento de Barcelona el que otorga una mayor autonomía a los colectivos que desarrollan en su totalidad sus propios proyectos en todas sus fases. Estos programas de activación de solares suscitan hoy más interrogantes que respuestas: ¿están estas apropiaciones temporales del espacio condenadas a rellenar vacíos hasta que se generen intereses económicos o cambie de nuevo el ciclo económico?. ¿Son estos programas la mejor vía para canalizar la nueva sensibilidad de muchos colectivos sobre los procesos de producción del espacio urbano?. ¿Resistirán los proyectos creativos y la autogestión de los colectivos la presión administrativa y normativización que caracteriza al ente público?. La aparición de esos programas, más allá de su éxito, parece apuntar un cambio de tendencia del urbanismo tradicional y convencional que, con un modelo agotado y en plena crisis económica, experimenta con nuevas lógicas más flexibles, con los usos temporales y efímeros y los mecanismos participativos y directos. Por lo que parece las tácticas y los métodos del urbanismo táctico o emergente, más allá de nombres o de modas, llega con la intención de quedarse impregnando incluso los procesos formales de producción del espacio urbano. NOTA: La investigación forma parte del proyecto financiado por el MICIN (España)- CSO2012-34629 BIBLIOGRAFÍA CITADA: ALBORS CASANOVA, J. (2010): ‘Del trabajo autoorganizado a la reconstrucción del común’, en AAVV, Arquitecturas colectivas. Camiones, Contenedores, Colectivos, Sevilla: Ediciones Vib[]k. 9 ARIAS, A., MARTÍ-COSTA, M. (2013): “Advocacy planning: Urbanismo al servicio de la justicia social “, Paisaje Transversal. Negociación urbana para la transformación colectiva, Marzo-2013,http://www.paisajetransversal.org/ BISHOP, P.; WILLIAMS, L (2012): The temporary city, Routledge. CASTELLS, M. (1983): La ciudad y las masas. Sociología de los movimientos sociales urbanos, Madrid, Alianza Universidad. CASTELLS, M.; CARAÇA,J.; CARDOSO, G. (Ed) (2012): Aftermath. 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