Unidad 3 - Universidad Católica Argentina

Anuncio
UNIDAD III
LA IGLESIA EN EL MUNDO PAGANO
Pbro. Lic. Ernesto R. Salvia
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Año 2009
Marco sociopolítico del Imperio Romano.
La cultura y el pensamiento pagano.
Panorama religioso y moral en el Imperio.
Las iglesias extra paulinas en el mundo pagano.
La obra misionera de San Pedro. Estadía, martirio y su tumba en Roma.
Los demás apóstoles. Fuentes, tradiciones y leyendas.
En la unidad anterior abordamos el nacimiento de la Iglesia desde su fundador
Jesucristo y los primeros pasos y dificultades de la Iglesia del NT. En la presente unidad
vamos a detenernos en el marco pagano en donde se irradió el Evangelio, obra llevada a
cabo por los apóstoles y su inmediata generación.
1. Marco sociopolítico del Imperio Romano.
1.1. Situación política:
El IR., nació poco antes de Jesús, en época del general Octavio, quien más tarde se
auto proclamó emperador con el nombre de Augusto convirtiéndose en el primer soberano.
Su gobierno va desde el 30 a.C. - 14 d. C y podemos decir que marca toda una época de
expansión geográfica y de florecimiento cultural.
En el siguiente cuadro citamos a los emperadores de los siglos I y II:
Dinastía
Octavio Augusto
Tiberio
30 a.C-14 d.
C.
14-37
Calígula
Claudio I
37-41
41-54
Nerón
54-68
Julio- Claudiana
Nace Nuestro Señor Jesucristo
“padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado y al
tercer día resucitó de entre los muertos.
Expulsa a judíos de Roma que incitados
por un tal Chresto...
Primera persecución a los cristianos.
Muerte de Pedro y Pablo en Roma
Anarquía militar Galba, Otón y Vitelio seguidamente (68-69)
Dinastía
Vespasiano
69-79
Tito
Domiciano
79-81
81-96
Flavia
Destrucción de Jerusalén (70) y su
segundo templo
2º persecución contra los cristianos en
Roma
2
Dinastía
Antonina (o antoniana)
Nerva
Trajano
Adriano
Antonino Pío
Marco Aurelio
Cómodo
96-98
98-117
Carta del gobernador Plinio y la
respuesta del emperador
117- 138 Rescripto de Adriano
138-160
160-180
180-192
Límites: Con sus sucesores la expansión creció cada vez más, abarcando todo el
mediterráneo, por el norte extendiendo sus fronteras hasta los ríos Rin y por el oeste hasta
Inglaterra e Irlanda y España.
El imperio se dividía en provincias consulares o proconsulares, todas ellas
resguardadas por grandes unidades militares, llamadas “legiones” y su inmensa estructura
administrativa era esencialmente municipal, bajo la dependencia omnímoda de un poder
central ilimitado que tenía su capital en Roma.
En medio de ésta inmensa geografía, la política seguida por el imperio en lo que
atañe a las regiones a ellos sometidas era en principio respetar su cultura y religión, aún
más: recibían en su Pantheon de Roma los dioses y divinidades de los pueblos
conquistados. Sin embargo poco a poco la cultura greco-romana se hizo sentir su
influencia como en el caso de la lengua griega común (koiné) y más tarde el latín fueron
desplazando a las lenguas locales como el etrusco, el céltico, el púnico, etc.
Hacia Roma, convergían todas las comunicaciones y desde donde se centralizaba
todo el poder. El emperador era algo así como el generalísimo de todas las legiones y
centurias romanas esparcidas por toda la geografía imperial. Su poder se basaba ante todo
en su fuerza militar. Era el centro político por excelencia desde la que se manejaba todas
las provincias y procuraciones imperiales. A pesar de los límites geográfico-naturales y
culturales,
Hacia ella confluían también las rutas comerciales. Esto ayudó de manera muy
importante a que por estas rutas se pudiera expandir con más fluidez y espontaneidad
cualquier noticia u otro tipo de doctrina. La más favorecida, la que más perduró y que
finalmente triunfó fue el cristianismo1.
Pero a pesar de los caminos, la principal ruta romana era el Mediterráneo, que
bañaba todas las provincias de oriente a occidente, las unía las acercaba, facilitaba los
intercambios y las relaciones.
Roma, como ciudad cosmopolita y universalista albergaba a todos los habitantes de
las tierras conquistadas.
Con respecto a ese universalismo, destaquemos la importancia que tuvieron las
grandes migraciones que sucedieron en el IR como consecuencia de las conquistas. Miles
de personas emigraron hacia la gran urbe trayendo consigo los usos y costumbres
culturales de sus naciones, importando por lo tanto su propia religión, cultos, etc.
Tengamos en cuenta la enorme difusión que tuvieron los cultos de orientales.
2.- LA CULTURA Y EL PENSAMIENTO PAGANO
2.1. El panorama cultural:
El poderío político y económico de Roma, ayudó sin dudas a que cayeran las
límites materiales entre los distintos pueblos se fueran apaciguando. Así, las mismas
1
Cf. HAMMAN, A., La vida cotidiana,...oc., 30.
3
fronteras culturales, se irán amalgamando en éste proceso que había comenzado en el s. IV
a.C. y que perdurará hasta el s. IV d. C. y que se dio en llamar el helenismo, un fenómeno
muy estudiado por los libros de historia y de antropología. El gran nexo de ésta cultura era
la misma lengua: el griego k o i n é que se hablaba en el mismo IR y por todas partes.
Esta lengua ayudó sin dudas a una “globalización” que permitía un contacto fluido entre los
habitantes de las diferentes regiones imperiales.
El helenismo se convirtió por eso en otro factor de integración y de unificación del
poder político del IR. A ello hay que unir el período de mayor esplendor y grandeza del IR
que fue el llamado siglo de Augusto, en donde florecieron las artes y las letras romanas,
herederas del helenismo:
“El reinado de Augusto está considerado generalmente, y con justicia, como el
apogeo de la cultura romana, aunque el del Imperio se sitúe en el tiempo de los
Antoninos. Este juicio es debido, a la convergencia de un grupo de factores, pero
sobre todo al magnífico florecimiento de poetas que Roma conoció durante la
segunda mitad del último siglo antes de Cristo, aunque las principales obras de
Virgilio, de Tíbulo, de Horacio, aparecieron durante el período de la guerra civil o
en los primeros años del reinado de Augusto. No fue causante de él, pero supo
aprovechar lo que los escritores aportaban a su tiempo para exaltar su propia gloria.
Es cierto que Virgilio aparece, desde luego, como el cantor de Augusto y del nuevo
régimen, y que Horacio compuso odas en honor al vencedor de Accio.
Pero también debemos decir que el aspecto cultural en general es el que se destaca
ayudado por el período de prosperidad y abundancia que se vive... en Roma” 2.
También es el tiempo del más floreciente epicureismo, filosofía a la que nos
referiremos seguidamente.
2.2. Marco filosófico:
En primer lugar hay que afirmar que en el plano filosófico asistimos a un período
francamente ecléctico.
Desde la historia de la filosofía, sabemos que del s.I a.C. al I d.C. la edad de oro del
pensamiento griego, (cf. Sócrates, Platón y Aristóteles) había quedado atrás. Los más
estudiados eran discípulos tardíos sin originalidad ni brillo.
Figuran las escuelas helenísticas eclécticas, que con el afán de la unidad en el
pensamiento, mezclaban las ideas de los maestros del pasado o bien mestizaban sus
doctrinas con ideas religiosas, creando así a una mayor confusión.
El camino filosófico tomado por algunos intelectuales para alcanzar la felicidad, no
era para nada popular, al contrario era bastante elitista. Este tipo de filosofía no podía ser
en efecto, el desahogo existencial o la religión de reemplazo que el hombre necesitaba, de
allí su fracaso.
Las grandes especulaciones socráticas, platónicas o aristotélicas habían sido
reemplazadas por sistemas materialistas que desconfiando de la metafísica, se detenían casi
exclusivamente en la vida práctica. Enumeramos las más importantes y difundidas:
2.2.1. Epicureismo, sistema filosófico basado sobre todo en las enseñanzas del
griego Epicuro. La doctrina más conocida, (asimismo más discutida por los modernos
tratadistas) es que el placer constituye el bien supremo y la meta más importante de la vida.
Se prefieren los placeres intelectuales a los sensuales, que tienden a perturbar la paz del
espíritu. La verdadera felicidad, según enseñó Epicuro, consiste en la serenidad que resulta
2
Cf. GRIMAL, Pierre, La formación del Imperio Romano, Historia Universal Siglo XXI, VII, Madrid 2,
1974, 302-304.
4
del dominio del miedo, es decir, de los dioses, de la muerte y de la vida futura. El fin
último de toda la especulación epicúrea sobre la naturaleza es eliminar esos temores.
La psicología epicúrea es materialista en alto grado. Mantiene que las sensaciones
son provocadas por un continuo flujo de imágenes o 'ídolos' abandonadas por los cuerpos e
impresionadas en los sentidos. Considera que todas las sensaciones son fiables de una
forma absoluta, el error surge cuando la sensación está interpretada de modo impropio.
Cree que el alma está compuesta de pequeñas partículas distribuidas por todo el cuerpo.
Epicuro enseñó que la disolución del cuerpo en la muerte conduce a la disolución del alma,
que no puede existir fuera del cuerpo; y por ello no hay vida futura posible. Dado que la
muerte significa la extinción total, no tiene sentido ni para los vivos ni para los muertos,
porque "cuando somos, la muerte no es, y cuando estamos muertos, no somos".
Las virtudes cardinales del sistema de ética epicúreo son la justicia, la honestidad y la
prudencia, o el equilibrio entre el placer y el sufrimiento. Epicuro prefería la amistad al
amor, por ser aquella menos intranquilizadora que éste. Su hedonismo personal mostró que
sólo a través del dominio de sí mismo, la moderación y el desapego puede uno alcanzar el
tipo de tranquilidad que constituye la felicidad verdadera. A pesar de su materialismo,
Epicuro creía en la libertad de la voluntad. Sugirió que incluso los átomos son libres y se
mueven de cuando en cuando con total espontaneidad; su idea se asemeja al principio de
incertidumbre de la mecánica cuántica.
Epicuro no negó la existencia de dioses, pero mantuvo con fuerza que como "seres
felices e imperecederos" podían no tener nada que ver con los asuntos humanos, aunque
gozaran contemplando la vida de los buenos mortales. La verdadera religión descansa en
una contemplación similar por parte de los humanos de las vidas ideales de los dioses
elevados e invisibles.
Las enseñanzas de Epicuro fueron establecidas con tanta firmeza y veneradas de tal
modo por sus seguidores, que sus doctrinas, a diferencia de las del estoicismo, su principal
rival filosófico, permanecieron intactas como una tradición viva. Sin embargo, el
epicureismo cayó en descrédito en gran parte debido a la confusión, que aún persiste, entre
sus principios y los del hedonismo sensual.
2.2.2. Los Cínicos, miembros de una escuela de filósofos griegos fundada durante la
segunda mitad del siglo IV a.C. Diógenes de Sínope esta considerado como el fundador de
la escuela aunque también se asigna esa función con la misma categoría a Antístenes, un
discípulo de Sócrates3. Los cínicos afirmaban que la civilización, con todos sus problemas,
era algo artificial y antinatural y que debía considerarse con desprecio. Proponían en
consecuencia un retorno a la vida natural, que ellos equiparaban a una existencia simple, y
afirmaban que la felicidad completa sólo puede lograrse a través de la auto-suficiencia, ya
que la independencia es el verdadero bien y no las riquezas o la lujuria. Por esto puede
deducirse que los cínicos eran unos ascetas que consideraban la vida de abstinencia como
una auténtica liberación. Es obvio que proponían la no satisfacción de los apetitos
naturales, como tampoco la de los artificiales.
Crates de Tebas, discípulo de Diógenes, tuvo alguna influencia sobre Zenón de Citio,
el filósofo de Chipre fundador del estoicismo. La diferencia básica de actitud entre las dos
3
La palabra cínico podría derivar de Kyon (perro) y podría aplicarse a los miembros de esta escuela por su
peculiar modo de vivir, o bien podría derivar de Cynosarges, un gimnasio donde enseñaba Antístenes.
5
escuelas es que los cínicos miraban con desprecio el mundo exterior, material, con
desprecio mientras que los estoicos lo contemplaban con indiferencia.
Aunque los cínicos no constituyeron una escuela filosófica importante, sin embargo
atrajeron la atención por sus excentricidades y por su insolencia. Su nombre quedará
asociado a los de quienes recelan de la naturaleza humana y de sus intenciones.
2.2.3. La filosofía estoica fue fundada en la antigua Grecia (en Atenas hacia el 300
a.C.) por Zenón de Citio, opuesta al epicureísmo en su modo de considerar la vida y el
deber. Este abrió su escuela en una columnata conocida como la Stoa Poikil (pórtico
pintado). Entre sus discípulos figuraba Cleantes de Aso, del que se conserva su Himno a
Zeus, en el que expone la unidad, omnipotencia y gobierno moral de la suprema deidad.
Un segundo periodo de esta filosofía (200-50 a.C.) abarca su difusión generalizada y
su expansión en el mundo romano. Zenón de Tarso, Diógenes de Babilonia, Antípatro de
Tarso y Panecio de Rodas son sus representantes. Panecio introdujo el estoicismo en Roma
y entre sus discípulos estaba Posidonio de Apamea, quien a su vez fue maestro del orador
Marco Tulio Cicerón.
El tercer periodo del estoicismo tuvo su centro en Roma. En este periodo, entre los
estoicos sobre salen Catón de Útica y, durante el periodo del Imperio romano, los tres
filósofos estoicos cuyos escritos se conservan son Lucio Anneo Séneca, Epicteto4 y el
emperador Marco Aurelio.
El estoicismo tiene características eclécticas, que recibió y conjugó elementos de
distinta procedencia dándoles fisonomía peculiar. En alguno de sus temas tiene especial
concordancia con puntos que más tarde, los padres de la Iglesia tratarán.5
Fue, de todos modos, la filosofía más influyente en el imperio romano durante el
periodo anterior al ascenso del cristianismo. Los estoicos, como los epicúreos, ponían el
énfasis en la ética considerada como el principal ámbito de conocimiento, pero también
desarrollaron teorías de lógica y física para respaldar sus doctrinas éticas. Sostenían que
toda realidad es material, pero que la materia misma, que es pasiva, se distingue del
principio activo o animado, logos, que concebían tanto como la razón divina y también
como un tipo sutil de entidad material, un soplo o fuego que todo lo impregna, tal como el
filósofo griego Heráclito había supuesto sería el principio cósmico. Para ellos el alma
humana es una manifestación del logos y mantenían que vivir de acuerdo con la naturaleza
o la razón es vivir conforme al orden divino del universo. La importancia de esta visión se
aprecia en la parte que el estoicismo desempeñó en el desarrollo de una teoría de ley
natural, que influyó poderosamente en la jurisprudencia romana.
La base de la ética estoica es el principio, proclamado antes por los cínicos, de que el
bien no está en los objetos externos, sino en la condición del alma en sí misma, en la
sabiduría y dominio mediante los que una persona se libera de las pasiones y deseos que
perturban la vida corriente. Las cuatro virtudes cardinales de la filosofía estoica son la
sabiduría, el valor, la justicia y la templanza, una clasificación derivada de las enseñanzas
de Platón.
Un rasgo distintivo del estoicismo es su vocación cosmopolita. Todas las personas
son manifestaciones de un espíritu universal y deben, según los estoicos, vivir en amor
fraternal y ayudarse de buena gana unos a otros. Mantenían que diferencias externas, como
la clase y la riqueza, no tienen ninguna importancia en las relaciones sociales. Así, antes
4
Epicteto (c. 55 d.C.-135 d.C.)
M. Tibiletti, resalta estas convergencias y hasta las influencias de esta filosofía en los escritos patrísticos.
Cf. Estoicismo y Padres, en DPAC I, 781-782.
5
6
del cristianismo, los estoicos reconocían y preconizaban la fraternidad de la humanidad y la
igualdad natural de todos los seres humanos.
Sus autores se encaminaron desde sus doctrinas, lentamente hacia el monoteísmo. Es
más, reinterpretan el antiguo politeísmo en un sentido psicológico e individual. La
divinidad se manifiesta según ellos en el orden del universo al que tienen que someterse
todos los hombres. Arato, uno de sus representantes dice con respecto a este párrafo:
"¡Que todo canto comience por Zeus! Nunca dejemos mortales su nombre sin
alabanza. Todo está lleno de Zeus, las calles y plazas donde se reúnen los hombres,
el amplio mar y los puertos en cualquier lugar adonde vayamos, todos necesitamos
de Zeus, Somos incluso de su raza.(...) El ha fijado los signos en el cielo separando
las constelaciones; ha trazado el plan para todo el año por una sucesión de astros
que pueden indicarnos muy bien la tarea, para que nos lleguen a los humanos
debidamente maduros los frutos de las diversas estaciones"6.
Sea Séneca, Epícteto y el mismo emperador Marco Aurelio preparan de alguna
manera con sus pensamientos, la reflexión cristiana con el concepto de Dios providente por
ejemplo que está presente, -piensan-, en el corazón del hombre y que garantiza ese orden
cósmico universal.
2.2.4. También muy en boga estuvo el escepticismo (en griego, skeptesthai,
“examinar”), escuela cuya doctrina niega la posibilidad de alcanzar el conocimiento de la
realidad, como es en sí misma, fuera de lo que percibe el hombre. Por extensión gradual de
su significado, la palabra escepticismo significa también duda de lo que es generalmente
aceptado como verdad. Todo el escepticismo filosófico, al final, tiene que ver con la
epistemología; es decir, que está basado en las ideas sobre el ámbito y la validez del
conocimiento humano.
2.2.5. El neoplatonismo7 merece también un párrafo destacado en este panorama
filosófico. Con éste término designamos a un conjunto de todas las doctrinas filosóficas
derivadas de la doctrina platónica en conjunción con corrientes religiosas que buscaron
desarrollar y sintetizar las ideas enseñadas por el autor de la República, sobre todo en lo
relacionado con su teoría de las formas. Esta síntesis se produjo de modo especial en
Alejandría con el judaísmo helenista, representado por Filón de Alejandría, entre otros
nombres8.
La doctrina conservó en esencia su carácter griego. Es como sabemos por la historia
de la filosofía antigua, una variante del monismo idealista para el que la realidad última del
universo era lo Uno, perfecto, incognoscible e infinito. De este Uno emanan varios planos
de realidad, siendo el nous (inteligencia pura) el más elevado. Del nous deriva el alma
universal, cuya actividad creadora origina las almas inferiores de los seres humanos. El
alma universal se concibe como una imagen del nous, del mismo modo que el nous es una
imagen de lo Uno; de esta forma, tanto el nous como el alma universal, a pesar de su
diferenciación, son de la misma sustancia, es decir que son consustanciales con lo Uno. El
alma universal, no obstante, al constituirse como un puente entre el nous y el mundo
6
ARATO, Phainomena, en COMBY, o.c., 31.
7 El neoplatonismo nació en Alejandría, Egipto, en el siglo II d.C. Su fundador y principal representante fue el
filósofo Plotino, que nació en Egipto, estudió en Alejandría con el filósofo Ammono Saccas y, hacia el año 224,
llevó la doctrina neoplatónica a Roma, donde creó una escuela. Su obra más importante Enéadas, contiene una
exposición amplia de la metafísica neoplatónica. Otros importantes pensadores neoplatónicos fueron los
filósofos griegos de origen sirio Porfirio y Jámblico, y el filósofo y matemático griego Proclo.
8
Cf. Supra
7
material, tiene la opción de preservar su integridad e imagen de perfección o bien de ser
sensual y corrupta por entero. La misma elección está abierta a cada una de las almas
inferiores. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza e identidad, el alma
humana experimenta un falso sentido de distancia e independencia, se vuelve presumida de
un modo manifiesto y cae en hábitos sensuales y depravados. El neoplatonismo mantiene
que la salvación de esa alma es posible gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que
le permitió elegir su camino de pecado. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido
contrario los sucesivos pasos de su degeneración, hasta unirse otra vez con el origen de su
ser. La reunión verdadera se consuma a través de una experiencia mística en la que el alma
conoce un éxtasis total.
En un sentido doctrinal, el neoplatonismo se caracteriza por la oposición categórica
que se plantea entre lo espiritual y lo carnal, elaborada a partir del dualismo platónico de
idea y materia, oposición que se produce mediante la hipótesis metafísica de agentes
mediadores, el nous y el alma universal, que transmiten el poder divino de lo Uno a todo,
mediante una aversión al mundo de los sentidos, y por la necesidad de la liberación de una
vida de sensaciones a través de una rigurosa disciplina ascética.
Es interesante descubrir que sus elementos ascéticos y de lo no mundano
interesaron mucho a los padres y doctores de la Iglesia como lo veremos más adelante9.
3. MARCO MORAL Y RELIGIOSO EN EL IMPERIO
3.1. Marco social y moral:
Durante muchos años la opinión de la historiografía tradicional nos presentaba la
situación moral del IR como deplorable. Se la representaba como una sociedad llena de
vicios y extravíos.
Hoy en día sin embargo, esta visión debe matizarse un poco.
Tomando las fuentes en su conjunto, podemos concluir que, a pesar de encontrarnos con
los desórdenes típicos de una sociedad frívola y materialista, existía también una gran
porción de la población que valoraba la vida conyugal, la vida familiar, el respeto por la
mujer, la educación de los hijos, etc. No todos los habitantes del IR vivían sumergidos en
vicios y corrupción, sobre cuando pensamos en la población rural o las de las pequeñas
villas en donde el lujo y la frivolidad, propias de la abundancia. Debemos contar también a
una buena parte de pensadores, tanto griegos como latinos, como los citados más arriba,
que postularon altos ideales éticos muy cercanos a la doctrina cristiana.
3.1.1. Sociedad:
Con respecto al conjunto del estado social, a pesar de lo difícil que es trazar una
línea común, lo podemos completar estudiando el marco de esta sociedad opulenta que
vivía del lujo y del juego; que trabajaba poco y que vivía de las rentas y los tributos por las
victorias sobre los otros pueblos sojuzgados.
Aunque la obra moralizadora del primer emperador fue grande, -como lo veremos
más adelante desde el aspecto religioso-, sin embargo no fue lo suficiente para remediar la
decadencia moral. Poetas, filósofos son los que alzan la voz y nos dejan claros testimonios
sobre la educación de niños y la mala educación de padres, la corrupción de la juventud, la
permisividad sexual, las vejaciones sufridas por los esclavos y libertos, etc.
En cuanto a las diversiones, es donde podemos notar aún más el alto grado de
hedonismo que reinaba en ese ambiente. Pensemos en los grandes festivales públicos, que
si bien en un principio se organizaron para celebrar fiestas de carácter religioso, luego se
9
Cf. Agustín, en sus Confesiones, reconoció la contribución del neoplatonismo al cristianismo e indicó la
profunda influencia ejercida por sus doctrinas en su propio pensamiento religioso.
8
fueron convirtiendo en maniobras políticas de los emperadores para ganarse el favor
popular, a través de estos actos masivos. En casi todas las ciudades del imperio se habían
construido para la época, los anfiteatros, circos, y demás centros de diversión para estas
grandiosas fiestas y juegos, donde imperaba casi siempre el desenfreno y el desorden
moral10.
Entre los juegos se contaban los más variados: carreras, luchas entre gladiadores,
entre esclavos, con fieras, o bien con los condenados a muerte y más tarde con los mismos
cristianos.
3.1.2. La familia:
Sabemos que era muy común el recurso del divorcio tanto por parte del hombre
como por parte de la mujer, como anunciaba Séneca en su De beneficiis III, 16, 2-4; donde
pintaba con toda claridad el desquicio moral de aquella sociedad opulenta.
La mujer en efecto recibía del derecho romano, una independencia especial de la
que usaba continuamente, al punto que, -comentaba el mismo autor- que las mujeres
romanas contaban los años no por los cónsules, sino por el número de sus maridos11.
El mismo Augusto, trató de poner freno a estos descalabros por medio del dictado
de diversas leyes que tendían a poner remedio a este tipo de lacras morales12.
3.2. La religión pagana:
Afirma Baus, que "el cuadro de gran variedad que impera en el orden religioso al
comienzo de la era cristiana en el espacio limitado por las márgenes del mediterráneo,
contrasta fuertemente con la unidad política y cultural que en ese mismo espacio había
impuesto el genio romano"13. Su política fue siempre dejar intactas todas las creencias
religiosas y formas de manifestarse de los pueblos y razas reunidas en su mismo imperio.
De allí que, el panorama que se advierte en general es de franco desgaste en materia
religiosa, a pesar de que el IR tomó los recaudos suficientes para que paulatinamente se
fuera extendiendo el culto a los dioses romanos en toda la geografía imperial.
3.2.1. El politeísmo:
Para referirnos al politeísmo romano debemos hacer referencia en primer lugar a la
característica religiosa del hombre “romano”. Es ante todo, profundamente religioso, todo
lo realizaba bajo la intervención de la divinidad, y nada emprendía sin consultar la voluntad
de los dioses. La “religión” para los romanos, carecía de una doctrina dogmática y
consistía en sencillas creencias que estaban fundadas en la transmisión de los mayores y la
observancia estricta de algunos ritos, ceremonias, fórmulas y actos de culto puramente
exteriores.
Al romano siempre le interesaron los “dioses de la ciudad”, y los veneraba en sus
tres estamentos de familia, de gentes y el de la República, “sacra domestica, gentilicia,
publica”. Y ya que el individuo no se consideraba nunca como persona particular, sino
como “ciudadano romano”, pero dentro de una familia, el vínculo religioso privado y
público lo estrechaba más y más a su comodidad. El ciudadano estaba inmerso en el
ámbito religioso desde su nacimiento hasta su muerte. Lo único que al romano le
importaba era el interés y la marcha de la ciudad y, por tanto todo lo concebía a través del
10
Barrow considera probable que las crueles contiendas entre hombres, y hombre con bestias fuesen un
legado que le dejara a Roma la dominación etrusca, aunque por todas las ciudades del Mediterráneo existían
festivales y deportes locales del mismo género. Nada puede atenuar la vulgaridad, la bestialidad y el
repugnante horror de éstos espectáculos. Cf. Llorca, I , 17-20.
11 Cfr. Ib. id., nº 4.
12 Cf. Llorca, I, 15 ss
13 BAUS, K., en MHI, oc. 149.
9
prisma de la grandeza de Roma y de su noble misión de regir al mundo, y esto lo conseguía
con su pietas, y su obsequiosa devoción para con los dioses patrios.
Es común decir que entre los pueblos antiguos, se profesa el politeísmo donde se
sigue a los dioses protectores, que en las variadas culturas en la antigüedad llevaban
distintos nombres, en general con similares significados.
Durante la época de Augusto, se observa en Roma, una decadencia generalizada
hacia este politeísmo que se ha tornado vacío y sin sentido religioso. Estos antiguos cultos
no captaban las adhesiones populares ni de las clases cultas que en otro tiempo habían
animado a las multitudes y mantenido el entusiasmo.
En época del emperador Augusto, se trató sin embargo de restituirlos para dar lustre
al régimen imperial y frenar un poco el avance de las religiones provenientes del oriente,
pero fue un mero barniz. El historiador Suetonio decía:
"Augusto reconstruyó los templos arruinados por el tiempo o consumidos por el
fuego y los enriqueció a todos con regales dignos del príncipe; así, hizo llevar en
una sola ocasión al santuario de Júpiter Capitolino 16.000 libras de oro, con piedras
preciosas y perlas que valían 50 millones de sextercios"14.
La decadencia que se observaba entonces se debía también a la crítica -digamos
"racionalista" por parte de los filósofos estoicos y el epicúreos.
Entre las religiones tradicionales se hallaban, como dijimos más arriba, de los
llamados dioses domésticos, que eran considerados como la encarnación de los espíritus de
los antepasados familiares. Cada familia tenía como protector a uno de ellos. Los griegos
los designaban con el nombre de "espíritus", los romanos los designaban con el nombre de
"lares" o "genios". Eran deidades muy antiguas que provenían de los antepasados de los
romanos, y estaban relacionados con la fecundidad de los hombres y de la tierra.
También se hallaban los dioses públicos, protectores de la nación, del Estado. Los
más antiguos: Mercurio, Júpiter, Marte, que tradicionalmente conocemos a través de la
mitología, que a medida del avance geopolítico de Roma los fue identificando con el
panteón griego que seguidamente aportamos:
Deidad griega
Deidad romana
Zeus
Hera
Júpiter
Juno
Atenea
Artemis
Hermes
Hefraistos
Hestía
Ares
Afrodita
Poseidón
Démeter
Perséfone
Ades
Kronos
Minerva
Diana
Mercurio
Vulcano
Vesta
Marte
Venus
Neptuno
Ceres
Proserpina
Plutón
Saturno
Protección
Dios de los dioses
Diosa reina del cielo. Esposa y hermana de
Júpiter
Diosa de la sabiduría, artes, letras y guerra.
Hija de Zeus/Júpiter
Hijo de Júpiter, mensajero.
Dios del fuego
D. del hogar hijo de Júpiter y de Juno
Hijo de Júpiter dios de la guerra
Diosa de la belleza
D. del mares, ríos y fuentes
D. de la agricultura
D. de la agricultura. Esposa de Plutón
Dios de los infiernos
D. del tiempo
Además de los dioses tradicionales, a medida que Roma conquistaba ciudades y
reinos, sus dioses iban integrando el Panteón de los romanos. Suetonio, nos da una idea
general del auge nuevo que tuvieron estos cultos nacionales durante el imperio de Augusto:
14
SUETONIO, C., Vida de Augusto, 30-31, en Antología, nº 23.
10
"Restableció incluso algunas instituciones religiosas de antaño que habían ido
cayendo en desuso, como el augur15 de salvación, dignidad de flamen16 de Júpiter,
la ceremonia de los Lupercales17, los juegos seculares y los de los Compitales".18
A pesar de la propaganda oficial de tantos dioses, es cierto que, poco antes de la
venida de Jesús, un verdadero "ateísmo práctico" se había apoderado de la gente culta e iba
penetrando en las masas populares.
La “abundancia” de estos dioses y la relativa tolerancia religiosa imperial, ayudó al
cristianismo a difundirse sin mayores problemas, bajo la sombra del judaísmo por lo menos
hasta la época de Nerón.
3.2.2. El Culto al emperador:
A todos estos cultos vienen a sumarse, influido por el Oriente, el culto a la grandeza
de Roma, y por ende al emperador.
Este culto al César floreció en época del mismo Julio César, pero fue estimulado y
alimentado por Augusto. Al principio se circunscribió los festejos en Roma, pero durante el
imperio de Domiciano se obligó como precepto para toda la extensión del IR.
Mediante este culto al César la comunidad (una ciudad, un pueblo) reconocía y
deseaba perpetuar su subordinación a la persona del César, comprometiéndole a su vez, que
éste le diera su protección. Más bien era un culto que venía desde abajo hacia arriba, y los
emperadores, -en general-, no hacían mas que aceptarlos con beneplácito.
Algunos autores piensan que este nuevo culto debe ser considerado como un
sustitutivo de los Dioses nacionales primitivos. El culto así extendido entonces, tenía
también una extensión más allá de las siete colinas de la ciudad eterna, sino que se iba
extendiendo a todo el IR.
Se comenzaron a preparar las grandes fiestas en honor al emperador y a la "Diosa
Roma" sin negar por supuesto a los dioses tradicionales romanos.
Los cristianos se negaron a participar en un culto que consideraba al emperador
como Kyrios. En varias ocasiones los escritos del NT, denunciaron las pretensiones de los
soberanos a hacerse honrar como dioses: así Mt, 22,21”...den al César lo que es del César
y a Dios...”, Hch, 12,20-23, Ap. 13, 11-1819. De allí el comienzo de las persecuciones.
Para Roma anteponer al emperador a cualquier hombre como "Cristo", era un delito de
traición a la patria, al Imperio, por lo tanto fuera de la ley.
3.2.3. Adivinación, superstición y astrología:
A pesar de todo lo anterior, los autores reconocen que ni el culto imperial ni las
religiones orientales o los cultos mistéricos, pudieron llegar a captar el ansia trascendente
del corazón de los romanos. El culto imperial no llegaba porque tenía poco contacto con la
población campesina; tampoco los cultos orientales por su carácter esotérico dificultaba a
muchos el acceso. De allí que la gran masa del pueblo sencillo se volviera a los bajos
fondos de la superstición que precisamente en la época helenística hallo enorme difusión en
múltiples formas.
15
16
17
Era un personaje oficial experto en la interpretación de los signos celestiales, como el vuelo de las aves.
Sacerdote dedicado al servicio de una divinidad.
Era la fiesta de la fecundidad y de la purificación, que daba lugar a bromas dudosas, de ahí la necesidad de
acompañar a los jóvenes. Las Compitales eran fiestas en los barrios, y las seculares eran las que se celebraban
al comenzar un siglo.
18 SUETONIO, o.c.
19 Cfr. nota de BJ, Hch.12,23.
11
En primer lugar en popularidad, se hallaba la astrología, que basaba su estudio en la
posición de las estrellas y demás cuerpos celestes que influían determinando el destino
humano. Debido a la gran conexión que comenzó a darse entre los imperios antiguos desde
las conquistas de la propia Babilonia en el s. VII a. C20.
Entre los principales autores de lengua griega que incursionaron en la astrología
figuran Tolomeo y Manilio quienes lo aplicaron a los cálculos aritméticos y geométricos de
tipo astronómico. Muchos de ellos se los conocía como “matemáticos” pero en realidad
eran expertos en astrología que formulaban sus recetas para clientes, horóscopos personales
e instrucciones de vida sobre la manera de comportarse según la influencia de los astros.
Es importante descubrir que, a través de éstas “cartas astrales” que se recogían se expresaba
un verdadero fatalismo.
Esta disciplina está muy difundida por todo el mundo mediterráneo en los siglos
previos e inmediatamente posteriores al cristianismo. Llegada a Roma, la popularidad de
las prácticas astrológicas creció considerablemente, a pesar de los reparos que pusieron las
autoridades. Varios emperadores sin embargo, como Tiberio y Septimio Severo se dieron a
estos cultos astrales21.
La postura positiva de los estoicos hacia la astrología, favoreció su expansión en
Roma, ya que en ella veían confirmada su doctrina de la fatalidad de todo acontecer
humano.
En tanto la Iglesia primitiva, advirtió acerca de los peligros de la astrología y de la
conducta de los “matemáticos” como Ignacio de Antioquía, Tertuliano o Hipólito de
Roma22
La magia era otro camino muy común entre la gente, para escapar de esta manera al
destino astrológico. Pretendía producir
efectos
extraordinarios
con medios
desproporcionados, dominando todos los poderes del mundo, los astros, las fuerzas malas y
buenas del universo. Los adeptos a la magia, fantaseaban con el tema de la mitología
egipcia y griega, sobre el poder de los demonios. El numero de los demonios que pueden
y quieren dañar al hombre solo se puede conjurar, derrotar, -dicen-, por la práctica de la
magia.
Para que las acciones mágicas fueran eficaces, era menester sobre todo saber el
nombre oculto del dios o del demonio, y emplear de la manera más exacta la fórmula
precisa, por muy absurdo que parezca su texto. El mago de profesión, que dominaba esta
ciencia oculta, podía hasta alterar el tiempo, librar de las cadenas, curar o provocar
enfermedades, calmar el mar, desunir a los amantes, o asegurar al uno el amor del otro,
librar de la posesión, conjurar y evocar a los muertos.
El influjo de esta magia halló apoyo y refuerzo en ciertas corrientes filosóficas que
como el neopitagorismo y el neoplatonismo contribuyeron con una demonología en
constante desarrollo a la general demonización de la religión del helenismo. Algún influjo
sobre la literatura mágica del tiempo hay que atribuir también a sectores judíos, en que eran
corrientes prácticas de magia y conjuros demoníacos.
Los romanos tenían horror por las prácticas mágicas como los maleficios23, el mal
de ojo, la acción de las fuerzas ocultas, encantamientos24, sortilegios25, filtros, etc.
20
Se conoció también en Egipto, donde engendró una abundante literatura bajo la época del helenismo con los
nombres de Nequepso y Petosiris.
21SUETONIO, en Vida de Tiberio, LXI, dice que "...indiferente con los dioses y la religión, se entregaba a la
astrología y creía firmemente que todo obedecía a la fatalidad, tenía sin embargo un miedo terrible a los
truenos y, cuando había tormenta, no dejaba nunca de ponerse en la cabeza una corona de laurel, pues esta
clase de follaje se cree que protege contra el rayo".
22 También entre los heterodoxos podemos citar al gnóstico Valentín que guarda cierta relación con las
prácticas astrológicas.
23 El daño que se causa por el arte de la hechicería.
12
Los oráculos, arúspices, y adivinos formaban parte importante de las prácticas parareligiosas de los habitantes del IR. Es cierto, por otra parte que en todos los tiempos, los
hombres se preocuparon de saber lo que les tenía reservado el provenir. La religión
tradicional convengamos, tenía un gran contenido de adivinación. Era ésta la especialidad
de los augures26.
También plagaron el orbe romano la hechicería, la nigromancia, que provenían
todas de la influencia helenística.
3.2.4. La irrupción de los cultos orientales:
La incorporación de los pueblos y las culturas milenarias de oriente al IR ayudó a
que se hiciera un verdadero mestizaje cultural, sobre todo en lo atinente a religiosidad.
Este proceso “paulatino”, podemos decir, está presente cuando aparece el cristianismo.
Como vimos anteriormente, los dioses clásicos de la ciudad y de la naturaleza,
habían perdido interés, sus cultos demasiado formales, no respondían a la angustia religiosa
de muchos ciudadanos. Por eso las poblaciones del imperio, especialmente, esclavos,
mercaderes, soldados y funcionarios, se interesaban cada vez mas por aquellas religiones.
A pesar del esfuerzo por parte de las autoridades de encausar, este tipo de "religiones
nuevas", las medidas fueron ineficaces, porque espontáneamente ingresaban a ellas sin
control alguno del estado.
Es en éste contexto, donde el judaísmo y el cristianismo recibieron la adhesión de
muchos; a la vez que también se ganaron la reprobación de otros, como ocurrió con las
otras religiones orientales. Tenemos testimonios del avance, especialmente judío por
Tácito, Suetonio y Flavio Josefo,27
“La irradiación del judaísmo está ligada por una parte al prestigio enorme de que
gozaban en el IR, especialmente entre las mujeres, todas las religiones orientales
que proponían una "salvación". También Tiberio, estaba preocupado por el
proselitismo judío en la alta sociedad y esto explica la expulsión de los judíos de
Roma en el año 19 d.C.28.
En cuanto a los cultos mistéricos, estos nos evocan idea de silencio y de doctrinas
secretas. Designan cultos no públicos en los que se ingresa mediante una iniciación
reservada a unos pocos. El iniciado o purificado a lo largo e varias pruebas, tiene el
sentimiento de haberse salvado, gracias al encuentro personal con la divinidad. Se le
impone al mysta o iniciado, la obligación de no revelar lo que ha experimentado.
En el NT se utiliza la palabra misterio, tanto en singular como en plural pero allí no
tiene un significado meramente cultural, sino que se entiende como esa sabiduría, (en parte
secreta), ese conocimiento de la salvación en Jesucristo que los apóstoles y sobre todo
Pablo están encargados de manifestar progresivamente a los hombres que quieran acogerla.
Así por ej. Mt 13,11; Rom.16,25; 1 Cor.2,7; Ef. 1,9; 3,3; 6,19; Col 1,26, etc.
Estos cultos encerraban ritos nunca antes conocidos por los romanos, de hecho al
principio las autoridades los miraron con desconfianza y hasta los persiguieron, como en
tiempos de Tiberio.
24
Encantamientos significaba obrar maravillas mediante fórmulas y palabras mágicas y ejerciendo un dominio
preternatural sobre las cosas y las personas.
25 Consistía en la práctica de la adivinación hecha por medios supersticiosos, como “leer la suerte”, etc.
26 Cfr. COMBY, o.c., 14.
27 TACITO, Anales, XIII, XXXII, 2-3.; SUETONIO, Vida de Tiberio
28 Cfr. Antigüedades judías, XVIII, 81-84. En SEVIN, M. Flavio Josefo, un testigo judío de la Palestina ...,4243.
13
En la gran diversidad de éstos cultos, encontramos en sus rituales, costumbres o
ritos de la mejor o de la peor especie que se puedan imaginar como por ej. cánticos
lánguidos, procesiones, música enervante, sacrificios de animales, etc.
Muchas veces estas modalidades llevaban hacia prácticas aberrantes para la
racionalidad que suscitaban la mordacidad o la indignación del viejo romano y muy pronto
de los cristianos. Mencionamos algunos de ellos:
a) Cíbeles y Attis El culto se introdujo en Roma a p. del s.III a. C. Llamada también
la "diosa Madre" provenía de Frigia en Asia Menor. Cibeles personificaba las fuerzas de la
profundas de la naturaleza. Su culto estaba asociado al de Attis, el dios de la vegetación
cuyo ocaso se lloraba y cuya renovación se festejaba con alegría. La mitología contaba qie
Attis había desdeñado las caricias de Cibeles. Enloquecido por la diosa, se había mutilado.
De ahí que sacerdotes de Cibeles y de Attis revivían en la exaltación de las relaciones de
sus divinidades, quitándose los testículos.
Este culto fue reorganizado en Roma por el emperador Claudio en el s. I. En uno de
sus viajes por Asia, el poeta latino, Cátulo escribe en forma poética una extraña
celebración de este culto en Roma29.
b) Mithra Era el dios solar de los persas, su culto fue el más difundido y el más
completo de todos los cultos orientales. Thera era también un dios protector de los
hombres en la lucha con el mal. El primer acto de Mitra como dios protector de la
humanidad era el sacrificio de un toro divino cuya sangre es fuente de vida.
La iniciación al mitrismo era compleja y diferente con respecto a los otros cultos,
comportaba 7 estadios o grados de preparación muy difíciles. Su ritual de culto estaba
lleno de ceremonias y prácticas que llegaron a confundirse en muchos aspectos con los
ritos de los cristianos30.
c) Isis: Este culto provenía de Egipto y era la diosa que gozaba del favor popular
sobre todo entre las mujeres, por su ceremonial particularmente emotivo. Ella era la esposa
fiel que iba en busca de su esposo Osiris, despedazado y echado al Nilo. Ella lograba
devolverle la vida.
Los misterios de esta divinidad, revivían el dramático contraste muerte-vida /
resurrección, muy común en algunas religiones mistéricas. Además Isis era popular,
porque reunía en su persona, los atributos femeninos. Considerada como madre
consoladora, presencia maternal y señora de los elementos líquidos. Observemos como la
describe Apuleyo:
"La masa espesa de sus cabellos suavemente ondulados se derramaba con dejadez
en bucles suaves, sobre su divino cuello; una corona de variadas flores, trenzadas de
cien maneras, cubría su cabeza; y en medio, por encima de su frente limpia,
destacaba un disco plano en forma de espejo o mejor dicho una luz de blanco
purísimo donde se reconocía la luna. Unas serpientes con la cabeza erguida
encuadraban con sus nudos ese disco, dominado por unas espigas de trigo 31.
Llevaba una túnica de lino finísimo, de color cambiante, unas veces de viva y
luminosa blancura, otras amarilla como la flor del azafrán, otras rojiza como la
llama y, para deslumbrarme más todavía, un largo manto de negro profundo, que
irradiaba con su sombrío esplendor..."32
29
30
31
32
Cf. COMBY-L., Vida y religiones, oc., 23-24.
G. SFAMENI GASPARRO, en DPAC II, 1459-1460.
Isis asemejaba a Ceres-Démeter = Diosa de la agricultura.
Metamorfosis, XI, 4-5, en COMBY, o.c., 26.
14
Flavio Josefo, por ejemplo nos narra en su libro hasta donde había llegado la
difusión del culto a Isis en tiempos de Tiberio33.
3.2.5. Los aportes del paganismo:
No obstante la saturación religiosa que existía durante la primera época del
cristianismo, podemos encontrar dentro el panorama espiritual, una aspiración a una
legítima a la búsqueda de Dios. Numerosos autores habían emprendido una verdadera
relectura de las mitologías y de los cultos tradicionales en la búsqueda del Dios verdadero,
expresadas en tantos párrafos de pensadores como Séneca, cuando suplica:
"... Señor y guardián del universo, el alma y el espíritu del mundo, el soberano y el
autor de la creación...” 34.
Estos autores como Epícteto, y los autores latinos antiguos, reclaman una
purificación de la idea de Dios, no mezclada con las pasiones humanas como lo vemos en
la mitología.
Con todo, pesar que muchos de estos cultos sembraron confusión con el mensaje
cristiano, transmitieron sin embargo las semillas de la verdad recogidas de la revelación
natural. Así es que, con carácter positivo, podemos decir que prepararon, -de alguna
manera-, el camino del Evangelio.
Se pueden destacar algunos temas: encontramos por ejemplo la idea del pecado, de
culpa, la idea de la satisfacción. La renovación interior, el renacimiento espiritual; la
inmortalidad y esperanza de otro mundo.
Estas semillas del Verbo, las encontramos expresados no solo en los contenidos
sino también en los ritos de tales religiones. Así como en las expresiones rituales, como los
se buscaba la iniciación a la salvación o "sotería", por medio de los lavados, bautismos y
purificaciones, las distintas iniciaciones. Concluye Jean Comby:
"Sin negar algunas aberraciones, todas estas religiones tiene el empeño de
responder a las necesidades del corazón humano. En un mundo duro para la
mayoría, muchos se hacen iniciar en los misterios para encontrar un dios personal
que les asegure la dicha y la salvación"35.
4. LAS IGLESIAS EXTRA PAULINAS EN EL MUNDO PAGANO.
El libro de los Hechos nos habla esencialmente del itinerario misionero de Pedro y
de Pablo, también de la vida de la primitiva comunidad cristiana en Jerusalén, de las
primeras persecuciones. De la obra evangelizadora de los restantes apóstoles, en cambio,
quedan muy pocos datos, -salvo la excepción de los escritos joánicos y las epístolas
católicas de Santiago, Judas-, solamente escritos posteriores, textos apócrifos y variadas
tradiciones y leyendas, (algunas de ellas rodeadas de mucha fantasía y de muy poca
verosimilitud histórica). 36
33
Una dama virtuosa de la aristocracia romana creyó unirse al dios Anubis mientras era víctima de un
engaño: un hombre abusó de ella en el templo mismo de Isis. El emperador, afirma Flavio Josefo, destruyó el
templo y ordenó crucificar a sus sacerdotes. Cf. COMBY, J., o.c. 42-43.
34 SENECA, Cuestiones naturales, II, 45.
35 o.c. 27.
36 Según A. Mara, se cuentan en el grupo de escritos del NT, según su género literario: los evangelios, hechos,
cartas apostólicas y finalmente los Apocalipsis apócrifos. Dentro de estos figuran los que son claramente
heterodoxos, de inspiración gnóstica, en segundo lugar los llamados extracanónicos, que tratan de las enseñanzas
15
Sin embargo, muy poco se sabe de la obra de los demás apóstoles: Andrés hermano
de Simón Pedro, Felipe, Tomás, Bartolomé, Simón el cananeo, Tadeo, suponiendo que sea
el mismo que escribió la epístola cosa no segura por otra parte.
Constatamos sin embargo que, al cabo de muy pocos años, en las diversas ciudades
del IR irán surgiendo comunidades cristianas. A fines del siglo III no quedará una sola
ciudad imperial en la que no se encuentren iglesias. No obstante la rápida difusión, muy
poco sabemos de quienes difundieron la fe, y fundaron cada comunidad.
Ya en los mismos Hch. figuran, casi al pasar, la difusión del Evangelio por parte de
otros apóstoles y misioneros, como por ejemplo:
- El diácono Felipe
- Bernabé, que después de separarse de Pablo marchó a Chipre, 15,40.
- Existe una comunidad cristiana en Pozzuoli cerca de Nápoles, en 28,14 cuando Pablo
halló en aquel puerto del mar Tirreno, unos "hermanos", que lo invitaron.
- También tenemos alusiones a comunidades no paulinas en las zonas de Ponto, Galacia
Capadocia, Asia y Bitinia, que son los posibles destinatarios de la 1º epístola de Pedro.
Nos detenemos especialmente en las sedes que más tarde sirvieron de base
misionera y centros urbanos desde los cuales partieron las otras llevadas adelante por los
seguidores y discípulos de los apóstoles:
4.1. Antioquia de Siria:
Desde su fundación (300 a. C) fue una villa cosmopolita muy cercana a la
desembocadura del mar Mediterráneo (25 km.), y era considerada como la llave para entrar
al interior de Asia (Osroene, Mesopotamia y Persia).
Poblada por sirios, pero también por judíos y en menor número por persas y árabes.
Ya durante la dominación romana, fue constituida como capital de la provincia de
Siria. Siguió su esplendor hasta el s. VI (d. C) en que fue arrasada por los persas (526540), fue reconstruida por Justiniano en 634 pero fue atacada luego por los árabes. Hoy
fomra parte de la república de Turquía pero sin el brillo de otros tiempos.
Su importancia en el cristianismo primitivo fue central. Ya en los Hechos aparece y
fue allí donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de “cristianos” (Hch.
11,26) y también donde el cristianismo, se despojó de su ropaje cultural judío, para ser
universal. Se hablaba el griego, pero en los suburbios se podía oír la lengua aramea siria.
Sabemos que estuvo Pedro, y desde ella partieron Pablo y Bernabé y se convirtió en
“la base de la misión” de Pablo.
Fue una verdadera iglesia madre de comunidades y su obispo tuvo prerrogativas
especiales sobre otros obispos del oriente próximo.37 Aquí la comunidad cristiana creció
rápidamente. Todo su protagonismo lo descubrimos en el capítulo de Pablo y en los Hch.
Muy pronto oyó el mensaje evangélico y la Buena Noticia se propagó a partir del 40 d.C.
Ese cosmopolitismo se manifestó también en la comunidad cristiana en donde se
expresan también las diferentes tercios de los cristianos antioquenos.
Esta es la iglesia de San Ignacio, discípulo directo de los apóstoles y uno de los
Padres apostólicos. Es uno de los personajes claves para entender cómo se llegó a la
realidad de una iglesia universal que se considera así misma depositaria de la ortodoxia
cristiana, a la que él llama por primera vez, “iglesia católica”.38
También será el sitio donde surgirá la Didascalia Apostolorum, conocida también
como D. Siríaca, escrita en griego pero que también fue traducida al sirio, al árabe, al
terrenas de Jesús y familia; el tercer grupo, los escritos que suplen con la imaginación, las lagunas que se
observan en las líneas narradas en los Evangelios canónicos.
37 Concilio de Nicea, can. 6.
38 A los esmirnenses, 8,2.
16
etíope, al latín. Trata sobre la jerarquía eclesiástica, sobre temas disciplinares (penitencia,
ayuno, etc.), y doctrinales (herejías, resurrección).
Son conocidos también sus obispos del s. III, como el conflictivo Pablo de
Samosata, defensor como veremos de una cristología adopcionista, depuesto en 269 pro los
obispos vecinos que recurrieron a la autoridad imperial de Aureliano para dirimir la
cuestión. También Luciano de Antioquia, que durante buen tiempo se le atribuyó la
fundación de la escuela exegética antioquena y por ser el precursor de Arrio. Otro de los
antioquenos es Diodoro de Tarso (+ 394), verdadero fundador de la escuela, eximio teólogo
y asceta, dejó su sello en la interpretación de la Escritura. Más tarde, sobresaldrán Teodoro
de Mopsuestia, Nestorio, Teodoreto de Ciro y San Juan Crisóstomo.
Llegará a ser en estos primeros siglos, uno de los tres centros de irradiación
misionera y una de las cuatro sedes más notables de toda la cristiandad.
En el s. IV fue sede de importantes acontecimientos conservando siempre su
importancia en la difusión del Cristianismo y como centro cultural cristiano helenístico de
primera importancia. Entre los ss. IV al VI será el centro neurálgico de las grandes
discusiones dogmáticas.
El influjo de la teología antioquena alcanzó también a Edesa y por su medio a otras
regiones orientales en las que el Cristianismo tuvo amplia difusión.
4.2. Alejandría:
Nacida en épocas del gran macedonio Alejandro Magno, su sucesor Ptolomeo Soler,
fue quien le dio esplendor edificio e intelectual, tanto que muy pronto formaron parte del
patrimonio de la humanidad, la universidad, el museo, la biblioteca, etc. Una tradición del
s. II a C., atribuye a Ptolomeo II la iniciativa de la famosa traducción de la Biblia del
hebreo al griego, llamada de los LXX.
A partir del 30 a.C., Egipto quedó convertida en provincia romana y seguirá siendo
un importante centro cultural y también comercial por los productos que todo el Egipto
proveía al resto del Imperio.
Muy pronto se extendió el cristianismo en la región y llegó por diferentes vías y se
dispersión por toda la región. Es muy verosímil la posibilidad de contacto temprano de
Jerusalén y la Palestina con la zona egipcia. ¿Pero de que cristianos hablamos, de los
hebreos o de los helenistas? La respuesta es de los dos, aunque prevalentemente de los
helenistas.
La tradición le atribuye su fundación al evangelista Marcos; será el quien estará
activo aquí. Quien recoge la tradición es Eusebio de Cesarea (HE II, 16, 1). En el s. II
también encontramos los escritos de Ireneo de Lyón (Adversus Haereses) o los fragmentos
del evangelio de Juan. Sus patriarcas se dicen predecesores de él.
También la ciudad alberga grandes figuras del gnosticismo como Basílides,
Valentín y Carpócrates; también los escritos apócrifos como el Evangelio de los hebreos (
ss. I/II), o bien el Evangelio de los egipcios, de los siglos II/III.
Fueron dos sus peculiaridades que la distinguen a) la organización de la jerarquía; y
b) el recurso a la filosofía griega como auxiliar de la fe cristiana dentro del ámbito
helenístico. Con respecto a lo primero, parece que los indicios nos hablan de un colegio de
presbíteros que eligen al Obispo, de manera más colegial. La sede de Alejandría fue muy
importante metrópoli dentro de la Iglesia cristiana en toda la región.
Con respecto a lo segundo, muy pronto por su cultura, también el Cristianismo se
inmiscuyó en este ámbito. Surgieron escuelas o centros de elaboración de una doctrina
teológica vertida en los moldes del helenismo.
Hay que tener presente que los cristianos cultos de la ciudad contaban con el
precedente de la helenización de judaísmo llevada a cabo por los judíos alejandrinos,
17
especialmente Filón. El primero de estos maestros cristianos fue Panteno, el más saliente
fue Clemente y la gran interrelación con la cultura helenista.
En uno de sus escritos, Clemente afirma “la filosofía es como una nuez, no toda es
comestible, (Stromata I, 1,7,3). Trabaja a favor de la enculturación del Cristianismo en el
mundo cultural propio que es el helenismo. Un principio que es de oro para Clemente, “la
cultura debe ser para los cultos el medio para alcanzar la verdad y acercarse a la fe. Es
Clemente el pensador cristiano que más y explícitamente ha abordado el problema de fe –
cultura abriendo el camino para Orígenes (185-254).
Es Orígenes el más profundo de los pensadores griegos. Luego de él Herácleas,
Dionisio de Alej, Dídimo el ciego (+ 338) fueron Rufino y Jerónimo
Los sínodos alejandrinos difieren de los de Cartago o bien de los de Roma. Están
presentes los obispos, los fieles como testigos pero el papel principal es el didáskalos que
es quien dialoga, según reglas de la dialéctica con el acusado de herejía, que intenta
conocerlo y alcanzar el necesario consenso en la fe por medio de averiguación y diálogo y
no por mero ejercicio de la autoridad episcopal.
4.3. Edesa
La ubicamos en el norte de la Mesopotamia, en el actual territorio de Turquía, con
el nombre de Urfa, al este del río Eufrates, cruce de rutas de caravanas que comerciaban.
También ella estaba muy helenizada desde su fundación en el 303 a C. de población árabe
y aramea, que en su mayoría hablaba el siríaco. Justamente el siríaco será la lengua de la
predicación cristiana en la zona.
Fue poblada por muchos judíos y mantuvo una cierta independencia antes de Cristo,
aunque siempre vasalla de los partos. Luego pasó a ser aliada de Roma y sirvió de colchón
entre Persia y la misma Roma.
Entre finales del s. II y principios del siguiente, tuvo un considerable esplendor
pero a causa de revueltas, el emperador Caracalla en 214 la convirtió en provincia romana.
Los cristianos se encuentran datos de mediados del s. II aunque no se puede
designar el lugar desde donde encontrar el origen de la predicación. Hoy día se piensa en
una pluralidad de origen, Antioquia, Jerusalén, de Palestina, etc.
Encontramos en Edesa, gran variedad de doctrinas y el consecuente sincretismo
religioso. Un autor, Bardesanes (+ 222) sabemos que combate el marcionismo. También
estan presentes los maniqueos durante los siglos III y IV. Algunos escritos también
proviene de aquí, como las Odas de Salomón, (mediados s. II) y los Hechos de Tomás, (s.
III).
En cuanto a la ortodoxia están muy ligadas a Antioquia. Según Eusebio de Cesarea
recoge la tradición que Jesús recibió carta de uno de sus reyes Abgar, quien sintiéndose
enfermo, le pedía que lo curase.39
Después de la Ascensión del Señor, el apóstol Tomás envió a un de sus discípulos,
Tadeo, fue quien en nombre de Cristo lo curó y así se cristianizó la ciudad. Hay contactos
de sus reyes inclusive con los emperadores y papas. En el s. IV llega a resplandor su
cristianismo según el testimonio de Teodoreto de Ciro.
El diácono Efrén fue el padre y la figura del cristianismo de Edesa. En la ciudad se
tradujeron al siríaco numerosas obras del griego. También participaron sus obispos en las
controversias dogmáticas de los ss. IV y V, alguno de ellos llegará a ser depuestos por los
emperadores por su relación con la escuela antioquena.
Por otra parte los representantes y maestros de Edesa trasmitieron a los persas y a su
vez a los árabes las obras clásicas de los griegos.
39
HE I,13; II, 1, 6-7.
18
4.3. Roma:
Tengamos presente desde ya la importancia que tenía la comunidad judía en la urbe,
aun antes del nacimiento de Cristo.
La presencia apostólica está perfectamente atestiguada desde mediados del s. I, en
este sentido está asegurada la presencia de Pablo y por otro lado, conocemos que, cuando
Pedro arriba a la capital imperial por última vez antes de su martirio ya existía una
comunidad formada.
Según la onomástica de los fieles que aparecen en los saludos de Pablo en
Rom.16,2, se supone que los primeros difusores del Evangelio pudieran haber sido los
testigos del hecho de Pentecostés que eran de origen judío, los que precedieron una primera
visita de Pedro que sirvió quizás de organización.
Por distintas fuentes sabemos que durante el imperio de Claudio (41-54) en el 49,
expulsó a los judíos de Roma (sin distinguir todavía entre judíos y cristianos, de hecho,
Áquila y Priscila dos cristianos provenientes de Roma, se presentaron en Corinto algún
tiempo después, (ca. 50-52) como expulsados.40
También, cuando Pablo en la primavera del 60 estuvo allí recibió una buena
acogida, según Hch. 28,15 , en la vía Appia y encontró una numerosa comunidad que venía
a recibirlo.
Por ser la sede de Pedro y por capital del IR, su protagonismo es crucial en la iglesia
antigua, aunque en grado diverso según las épocas y las regiones.
4.4. Cartago:
No se sabe tampoco quién fundó la primera de las comunidades allí en esa populosa
ciudad del norte de África pero a pesar de este tema, podemos decir que la ciudad afrinaca
acompaño en el desarrollo y extensión del cristianismo. Es capital de la provincia romana
de África proconsular; está en estrecho contacto con Roma. Los primeros datos que
contamos de la zona no son precisamente de Cartago sino de Scilli, en el 180 cuando son
martirizados allí (lugar no localizado) un grupo de cristianos y parece que unos años
después, las mujeres Perpetua y su criada Felicidad son de la misma ciudad.
Pertenece a esta zona el primer escrito cristiano en latín y más tarde la aparición del
gran escritor y polemista apologético Tertuliano. Es la primera gran figura de la literatura
cristiana de África romana que escribe entre 197 y 217. Sus escritos influyen mucho a
pesar de que en sus años adhirió al montanismo.
Otras comunidades africanas aparecen también en el s. II en Numidia. Para el s. III,
contamos con el gran obispo Cipriano, a quien gracias a él le debemos algunas
informaciones sobre las iglesias del continente, como por ejemplo que había más de 87
sedes durante la época del mencionado obispo.
4.5. España:
No hay en primer lugar, seguridad de la venida de Pablo a la península, como el
mismo manifestó su deseo en Rm. 15,23-24. 28, donde vemos claramente todo este
argumento. Aunque en el NT no dice nada (ni a favor ni en contra), sabemos que cuando
Pablo escribió su carta a Romanos, puso por escrito su plan, pero los hechos posteriores
nos muestran que no pudo cumplir: a) la cárcel, b) el apresamiento y prisión dos años en
Cesarea y cuando apela a Roma, donde hay que contar el viaje tempestuoso que tuvo y
luego, ya en la urbe, parece que pudo predicar libremente (Hch. 21 y 22). La cuestión es
40
Cf. Hch 18,2 y relatado también por SUETONIO Vida de Claudio, XVIII, 2.
19
¿pudo en este tiempo viajar allí?, como abren la posibilidad algunos textos de tradición
primitiva:
Es el caso de Clemente de Roma, que en su carta a los Corintios, escrita por el 95,
dice que “Pablo enseñó a todo el mundo ... y llegó hasta el extremo de occidente...”41
El apócrifo Hechos de Pedro, agrega que antes de la persecución de Nerón, Pablo
llegaba desde España. Por otra parte el fragmento de Muratori, cuando se refiere a la obra
de Lucas, afirma de que éste “no fue testigo del viaje de Pablo a España y del martirio de
Pedro”.
A pesar de que numerosos padres afirman esta hipótesis, como el caso de Atanasio,
Jerónimo, Cirilo de Jerusalén, Epifanio, Teodoreto de Ciro, hoy día no puede darse como
certeza esta posibilidad. Este último autor, de fines del s. IV, sostiene en el comentario a la
carta a los Filipenses que cumplió su deseo expresado en Romanos de ir, una vez que fuera
liberado, bajo Nerón, y vuelve y ahí es apresado y martirizado.
En la península, la tradición paulina se origina en la antigua sede de Tarragona,
vinculado con la memoria de Santa Tecla, mujer que el apóstol había convertido en Iconio
(Asia Menor) en su primer viaje.
En cuanto a la teoría de la presencia de Santiago el mayor en la península, corrieron
muchos litros de tinta. La tradición católica española afirma por otra parte que desde el s.
VII que Santiago el mayor fue el primero que predicó el Evangelio en Galicia, en los
alrededores de lo que hoy es Santiago de Compostela.42
Hoy creemos que para la discusión debemos distinguir tres cuestiones; a) la llegada
de Santiago; b) su sepulcro en Compostela, y c) la aparición de la Virgen María del Pilar.
En cuanto a la llegada de Santiago, no hay imposibilidad de que haya ido desde la
muerte de Jesús, o bien después de la muerte de Esteban (Hch. 8,1-2) o hasta su misma
muerte, (Hch. 12,2) entre los años 42 y 43, es decir, cuando transcurrieron cerca de 10 años
en los cuales pudo volver a Jerusalén. A favor de esta tesis se encuentran algunas citas de
los Padres que por deducción fueron derivando la cuestión del destino evangelizador de los
apóstoles concluyendo que Santiago el Mayor, había predicado ahí. Dídimo el ciego o bien
S. Jerónimo hablan de que uno predicó en Iliria y el otro en España. Ya en el s. VII,
abundan los autores españoles que aseguran la presencia del apóstol, sobre todo el
Breviarium apostolorum, que habla de su predicación allí y de su muerte en Jerusalén.
Hacia él convergen todas las anteriores tradiciones no escritas, y desde él, se basan todos
los autores posteriores.
Para los que argumentan en contra se basan en el silencio de las fuentes, y esto es
algo muy simple ya que si en verdad el apóstol hubiera estado allí, los autores antiguos
conocerían esta tradición y la mencionarían en sus obras. Prudencio (+ 405), Paulo
Orosio, San Martín de Braga y otros grandes escritores visigodos no hablan. También
entre los autores romanos como el papa Inocencio I (416) ni san Julián de Toledo (686)
hacen referencia.43
Otra tradición, de origen primitivo afirma también que "Pedro, desde Roma habría
enviado a España a "siete varones" para predicar el evangelio", la misma nos ha dejado
todavía sus nombres.
41
Cf. A los corintios, 5, 5-7.
También provienen del medioevo las críticas a esta posibilidad, desde la misma España, ya que Tarragona y
también Toledo se disputan el privilegio de sus sedes episcopales. Más tarde, San Roberto Bellarmino y el
Cardenal Baronio.
43 Este tema que puede escandalizar a más de un español que cree en este tipo de relatos o tradiciones
legendarias. Tengamos en cuanta que algunos libros de texto hasta hace muy pocos años esta tesis la sostenía.
42
20
Es desde África y más específicamente desde los escritos de Cipriano que
conocemos algo más del s. III de estas iglesias hispanas. Se nota en todas ellas una
influencia, (dependencia?) de Cartago.
Como conclusión, digamos que todos los puertos del Mediterráneo, se convirtieron
en puntos estratégicos para que los cristianos difundieran el evangelio, más allá de todas las
tradiciones.
5. LA OBRA MISIONERA DE SAN PEDRO. ESTADÍA, MARTIRIO Y SU TUMBA
EN ROMA.
5.1. Su lugar en el NT:
Para este tema remitimos al estudio de los apuntes de Introducción al NT y de
Orígenes Cristianos en los que se estudia especialmente la figura de San Pedro.
La misión dada a Simón Pedro (Cefas), hay que buscarla en el mismo Evangelio
cuando Jesús lo inviste entre los doce, de una autoridad especial,"tu te llamarás Cefas y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt,16,18)
En primer lugar, en las listas presentadas en los evangelios aparece en primer lugar
y como la cabeza del colegio apostólico, totales como “los doce”, Mc. 3,16-19; Mt. 10,2-4;
Lc 6, 13-16; Hch, 1,13-14 o bien parciales como Pedro y Santiago, etc.; En otros textos se
lo destaca entre los doce, como “Pedro y los once”, o Pedro y los demás apóstoles.
- Es un testigo privilegiado de la resurrección del Señor, ...
- Tiene la iniciativa en la acción apostólica, por ejemplo, en la elección de Matías, Hch
1,15ss; en los primeros sermones de Pentecostés 2,14ss, o en el Sanedrín (las dos veces),
4,8.13 y 5,29; la confirmación de la fe a los cristianos en Samaría, 8,20; la aceptación de
los gentiles en la Iglesia, 10,9-11,17.
- Realiza verdaderos signos como la curación del cojo en el Templo, o la muerte de
Ananías y Safira, numerosas curaciones, la resurrección de Tabita
En fin la comunidad siente una gran estima por él, como en Hch, 5,15 y 12,5 y
también es necesario estar en comunión con él, Gal 1,18 y 2,2.
5.2. Su itinerario y obra misionera44:
En cuanto a los lugares donde estuvo anunciando el mensaje, podemos decir lo
siguiente, basados en los textos neotestamentarios.
En las páginas de Hechos, sus recorridas apostólicas terminan, en 12,17, cuando
dice que después de la persecución del rey Herodes, cuando había sido apresado, 12,4 y
luego de salir milagrosamente de la cárcel se marchó a otro lugar. No se sabe ni el motivo
de la marcha de Pedro ni adonde se dirigió. Tampoco podemos asegurar que desde allí
marchó directamente a Roma. Años más tarde, con ocasión del concilio de los apóstoles,
lo encontramos nuevamente en Jerusalén, y más tarde estuvo en Antioquía Hch. 15,7 y Gal.
2, 11-14, en la zona del Ponto.
Siguiendo las cartas paulinas podemos decir que estuvo en Antioquía, como aparece
en Gl. 2,1145, pudo estar también en Corinto, 1 Co 1,12 donde parece ser conocido por
todos los de la comunidad, como aseverará mas tarde, Dionisio obispo de Corinto, (ca. 166174).
También por las alusiones que el mismo Pedro realiza en su primera carta, se puede
pensar en su presencia en el Asia menor: así nombra en el texto al Ponto, Galacia,
Capadocia Asia y Bitinia, 1 Pe 1,1; en Roma (Babilonia) 1 Pe. 5,13.
44
45
Cf. MHI, I, 184 ss; FLICHTE-MARTIN, Historia de la Iglesia I, 219ss.
Este testimonio lo recoge EUSEBIO en su HE, II, 25,8.
21
Después, lo encontramos nuevamente, años más tarde en la asamblea apostólica en
la misma Jerusalén, como aparece en Hch. 15, 7. Sin embargo como afirma Baus, nada
puede afirmarse acerca de los sitios que tocó para llegar a Roma.
Como este último autor, los demás autores coinciden en que no puede decirse nada
seguro al tratar sobre la duración de su estancia allí: nos podríamos preguntar por ejemplo,
¿tuvo interrupciones?, ¿visitó otros lugares desde Roma?, todo es terreno de conjetura.
5.3. Estadía y muerte en Roma:
Si leemos la 1 P 5,13, donde el apóstol finalizando su carta, realiza los diversos
saludos, podemos suponer con bastante seguridad que la escribe desde allí, llamándola
“Babilonia”, como se la presenta en otras partes del NT46.
Fuera de los textos neotestamentarios, contamos con fuentes literarias posteriores
que aluden a su llegada, predicación y posterior martirio. Las citamos seguidamente:
a)
Clemente Romano, hacia el 96, en su carta a los Corintios considera a Pedro y a
Pablo, víctimas de los celos y envidia, y puesto que el autor habla de ellos en relación con
las víctimas de la persecución neroniana, es claro que, según él, ambos murieron en Roma.
"Mas dejemos los ejemplos antiguos y vengamos a los luchadores que han vivido más
próximos a nosotros: tomemos los nobles ejemplos de nuestra generación. Por emulación y
envidia fueron perseguidos los que eran máximas y justísimas columnas de la Iglesia y
sostuvieron combate hasta la muerte pongamos ante nuestros ojos a los santos apóstoles. A
Pedro, quien por inicua emulación hubo de soportar no uno ni dos, sino muchos trabajos. Y
después de dar así su testimonio, marchó al lugar de la gloria que le era debido. Por la
envidia mostró Pablo el galardón de la paciencia. Por seis veces fue cargado de cadenas;
fue desterrado apedreado, hecho heraldo de Cristo en Oriente y Occidente, alcanzó la noble
fama de su fe y después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado
hasta el límite del occidente y dado su testimonio ante los príncipes salió así de este mundo
y marchó al lugar santo, dejándonos el mas alto dechado de paciencia. A éstos hombres
que llevaron una conducta de santidad vino a agregarse una gran muchedumbre de
escogidos, los cuales, después de sufrir por envidia muchos ultrajes y tormentos, se
convirtieron entre nosotros en el más hermoso ejemplo".47
b) Ignacio de Antioquía, demuestra conocer las especiales relaciones de Pedro en
Roma, de otro modo no escribiría hacia el 110 en su carta a los Romanos, "Yo no os ordeno
como Pedro y Pablo...".
c) Clemente de Alejandría, refiere a principios del s. III que Marcos fue el intérprete
de Pedro que transcribió la predicación de aquel a ruego de sus oyentes romanos.
d) Dionisio, obispo de Corinto escribe hacia el 170 a los romanos que Pedro y
Pablo habían sufrido en Roma al mismo tiempo la muerte de los testigos de Cristo48.
e) Ireneo de Lyon, hacia fines s.II, atribuye la fundación de la iglesia Romana a los
apóstoles Pedro y Pablo, y da un elenco de los obispos romanos a partir de Pedro hasta su
tiempo. Dice:
"...Como sería muy largo, en este volumen enumerar las sucesiones de todas las iglesias,
(nos basta) indicar la tradición de la iglesia fundada y constituida en Roma por los dos
gloriosos apóstoles Pedro y Pablo -iglesia en verdad grande y muy antigua, conocida por
todos-; esta tradición que ella tiene de los apóstoles y la fe anunciada a los hombres a través
de la sucesión de sus obispos ha llegado hasta nosotros.
De esta manera hacemos callar a todos aquellos que, de diversas manera, por
autocomplacencia, vanagloria, ceguera o error, constituyen grupos ilegítimos. Pues es
46
Cf. Ap. 14,8,16,1917,5.
A los corintios, 5,6,1.
48 Cf. HE, II, 25,8.
47
22
preciso que todas las iglesias -o sea los fieles de todo el mundo- convengan con esta iglesia,
a causa de su "principalidad más importante", pues en ella los fieles de todo el mundo han
podido conservar la tradición de los apóstoles.
Una vez que fundaron y edificaron la Iglesia, los bienaventurados apóstoles entregaron a
Lino la carga del episcopado",49.
f) Gayo, presbítero romano, 198-217 declara categóricamente que todavía en su
tiempo se podían ver en Roma los trofeos (vgr. las tumbas) de los apóstoles de Pedro en el
Vaticano y de Pablo en vía Ostiense50.
g) Otro grupo de textos referidos a lo mismo, pertenece al grupo de los escritos
apócrifos de la época, en donde muchas veces, los escritores, para llenar vacíos o bien para
infiltrar alguna doctrina gnóstica o heterodoxa en general, aportan algunos testimonios,
muchos de los cuales pudieron ser ciertos pero que hoy en día no puede presentárselos
como ciertos de crédito51.
Curiosamente una obra apócrifa judía, la Ascensio Isaiae52 que pertenece ca. 100 d.
C. y que en su texto, presenta claras interpolaciones cristianas, con estilo profético nos
refiere al padecimiento que sufrirá la iglesia perseguida por Beliar (Nerón), y uno de los
doce será entregado en sus manos. Esta profecía se aclara por un fragmento de otro
apócrifo cristiano, el Apocalipsis de Pedro, que hay que atribuir igualmente a los
comienzos del s. II. Aquí se dice: "Mira, Pedro, a ti te lo he revelado y expuesto todo.
Marcha pues, a la ciudad de la prostitución, y bebe el cáliz que yo te he anunciado". Este
texto combinado, que demuestra conocer el martirio de Pedro en Roma bajo Nerón,
confirma y subraya considerablemente la seguridad de la tradición romana.
La Doctrina de Pedro y Kerygma de Pedro, ambas de principios del s. II, nos
hablan sobre la predicación en Oriente pero no hablan sobre su estadía en Roma.
Hechos de Pedro, de ca. Siglo II, habla sobre su predicación en Oriente y su
crucifixión cabeza abajo. La misma obra, en su versión latina (s.IV), se le agrega el hecho
del “Quo vadis”. En este texto no se dice nada sobre el lugar de su martirio y su sepultura.
Otra obra es la Pasión de Pedro, que recoge lo anterior y agrega el episodio sobre la
carcel de Pedro en Mamertina. Sitúa la muerte del apóstol cerca del obelisco de Nerón en
su circo, donde actualmente se encuentra la basílica vaticana.
Como dijimos más arriba es muy firme la tradición posterior a los escritos del NT,
que afirma que, bajo el imperio de Claudio, o bien en los comienzos del gobierno de Nerón
(54-68) el apóstol fue a Roma donde había ya una comunidad de judíos y paganos
convertidos al cristianismo.
Otra visión un poco más arriesgada (sostenida por décadas) dice que Pedro estuvo
unos 25 años en Roma, del 42 al 67, salvo su estadía en Jerusalén para la asamblea. No es
necesario sin embargo, pensar que el apóstol estuviese allí durante esos años
ininterrumpidamente. De todos modos se puede dar por cierto que trabajó durante algún
tiempo en la urbe, y que allí padeció el martirio, probablemente al comienzo de la
persecución de Nerón en el verano del 64. Así lo escribía su sucesor San Clemente, como
leímos en el texto más arriba citado.
5.4. La tumba de Pedro en Roma53:
49
Adversus haereses III, 3, 2-3; en SC 34, 102-104.
Dialogo contra el montanista Proclo, en HE, II, 25,7.
51 SAXER, V. DPAC II, 1731 ss.
52 Cf. T ISSERANT, E., Ascensio Isaiae, Paris 1909, (hay otras ediciones).
53 Cf. JEDIN o.c., 189-193; SAXER V. en DPAC II, 1731-1735; IÑIGUEZ, Síntesis de arqueología cristiana,
Madrid 1977, 90-100.
50
23
El lugar exacto donde fue sepultado Simón Pedro, luego de su martirio en tiempos
de Nerón, se convirtió, a lo largo de los siglos, en causa de importantes trabajos de
arqueología y de innumerables discusiones que generaron numerosas hipótesis.
El presbítero romano Gayo, más arriba citado, polemizando con Proclo, de la secta
de los montanistas de Roma, le hacía ver la autenticidad de los sepulcros apostólicos
diciéndole a su adversario: “Yo, en cambio, puedo mostrarte los trofeos de los apóstoles,
porque si quieres venir al Vaticano o a la Via Ostiense, encontrarás los trofeos de los que
fundaron esta Iglesia”54.
Gracias a los hallazgos arqueológicos de los últimos cincuenta años, sabemos que
Pedro fue sepultado en el cementerio ubicado en la colina vaticana, muy cercana a donde se
encontraba el circo neroniano. A pesar que durante las persecuciones, la veneración y el
culto a San Pedro se celebraba en la catacumbas de San Sebastián de la via Appia, junto
con la memoria de san Pablo, los hallazgos arqueológicos de los últimos años sirvieron
para demostrar que en realidad en aquella zona se celebró la memoria y honor de los Santos
Apóstoles. Sin embargo las numerosas vicisitudes acontecidas en Roma durante la Edad
Media, a raíz de los numerosos saqueos urbanos por parte de los pueblos invasores, dejó
deslizar la teoría que, debido a la falta de seguridad los restos de ambos se habían
trasladado a la zona de “ad catacumbas” sobre la via Apia, en las de San Sebastián55.
El emperador Constantino en 324 hizo construir en la colina vaticana, la primera
basílica de San Pedro para recordar justamente el lugar del martirio del príncipe de los
apóstoles. Desde ese momento esta basílica en el Vaticano se convirtió en lugar de visita
de millares de peregrinos que visitaron su sepulcro.
Los estudios realizados entre los años 1940 y 1949 debajo de la actual basílica
renacentista, llevaron en primer lugar, al descubrimiento de la gran necrópolis que se abría
con una calle sepulcral que ascendía hacia occidente por la que se llegaba a numerosos
mausoleos. Entre ellos se descubrió uno, típicamente cristiano decorado en mosaico que
representa al Cristo Helios. Debajo justo del altar de la confesión se encontró el trofeo que
corrobora el testimonio del presbítero Gayo.
Iñíguez en su obra relativamente moderna nos hace notar de aquella tumba las
siguientes peculiaridades:
1) La tumba es humildísima, en ella se han encontrado huesos de un hombre de edad
avanzada, sin el cráneo.
2) Solo esta tumba ha sido respetada por los demás enterramientos, mausoleos y
construcciones posteriores.
3) Solo en ella se erigió el trofeo, comunicándola con la mesa por un pozo, la tapa de
mármol de la mesa tenía un agujero y por él se han introducido monedas en gran número,
que han llegado hasta la tumba (se conserva esta pieza de mármol).
4) La posición de la mesa está girada con respecto al muro y coincide con la orientación de
la tumba.
5) Por las construcciones posteriores de otras tumbas, hacen ver que se quiere proteger y
cuidar esta tumba
6) Hay un grafito, con el nombre casi seguro de PETRUS, sobre el muro rojo, (f. s. II o a lo
más de los primeros del s. III).
Un nicho doble, (posterior) que está flanqueado por dos columnas, una de las cuales
fue hallada in situ, en el mismo lugar. Una losa cubría el lugar, debajo de la cual se
hallaron , en el suelo un montoncito de huesos del esqueleto de un hombre ya bastante
54
Cf., HE II, 25,6-7.
Era muy posible que los cristianos, en tiempos de persecución y por temor a la profanación optaran por
resguardar los restos de los dos apóstoles y decidieran reunirlos en un mismo lugar seguro como las catacumbas
de S. Sebastián, al cubierto de desmanes y robos.
55
24
viejo. Es de notar que comparada con los sepulcros de alrededor, éste era el más antiguo y
conservado en una posición diversa a los más jóvenes, queriendo significar quizás, que los
que construyeron posteriormente los otros han querido respetar
5.5. La autoridad de la Iglesia de Roma:
Los testimonios literarios nos van dando la pauta que si bien en los primeros
tiempos no hay mayor conciencia de la primacía de Roma, sobre las demás sedes del
mundo cristiano, sin embargo va con el tiempo a ir tomando importancia, no visto desde la
política, (es decir Roma fuera la sede más importante por ser capital del Imperio), sino
porque en ella habían dado su vida en testimonio de Cristo, los apóstoles Pedro y Pablo.
Esto será muy fuerte en los comienzos de la organización de las iglesias.
Ya con los padres apostólicos esta afirmación es clara56:
= Clemente de Roma a los Corintios, 5,1-4; 6, 1-2.
= Ignacio de Antioquía, a los Romanos, 4,3.
Más adelante citamos otros autores que van reafirmando la importancia de la urbe
sobre todas las demás iglesias.
6.- LOS DEMÁS APÓSTOLES. FUENTES EXTRABÍBLICAS.
6.1. Introducción:
Antes de todo hemos de considerar que el vocablo “apóstol" adquirió pronto un
significado más amplio que el de los "Doce",57. De allí que, a lo largo de Hch. y sobre
todo, en las cartas paulinas y en las católicas, no se trata de los “doce” estrictamente, sino
también de otros que llegaron a ser como Pablo y Bernabé, considerados “apóstoles” a
pesar de no ser del grupo de los “Doce”. Podríamos abundar en citas que explicitan al
respecto.
Según estos textos se percibe la tarea del apóstol como los que debían encargarse
“de la Palabra de Dios”, esto es la predicación y la misión itinerante según el modo de
actuar de Pedro y de Pablo como vimos más arriba. Por lo que dirá San Pablo, en distintos
textos como Rm.15, 20 o en 2 Co.10, 1.6, parece ser clara entre ellos, la distribución del
trabajo, vale decir que un apóstol no opera en el terreno trabajado por otro.
Según el mandato del Señor, como aparecen en los epílogos de los Evangelios
sinópticos, Mc. 16,20 y Mt.28, 19-20 les encomendó a los doce de ir y anunciar hasta los
confines de la tierra. Creemos, a pesar de los detalles exegéticos, la ulterior misión de los
apóstoles fuera de Palestina, quedaría marcada según esta recomendación antes de
despedirse.
6.2. Las fuentes:
6.2.1. Fuentes bíblicas: Muy poco se conoce de los demás apóstoles, como
afirmamos más arriba, fuera de lo que aparece en el NT.
Siguiendo la lectura de Hch, siguen en Jerusalén después del martirio de Esteban,
Hch.8,1.14; 11,1 y Gal. 1,17. Ya no están todos o no se los nombra, cuando Pablo visita
Jerusalén por primera vez, Gal. 1,19 (cf. con Hch. 9,27.), ni tampoco con ocasión de la
colecta antioquena de Hch. 11,30
Después del martirio de Santiago hijo de Zebedeo (el mayor), y la liberación de
Pedro, Hch.12,27.
+ Cuando el Concilio de Jerusalén, Ga. 2,1.9, cfr con Hch. 15, 2.4.22.23; 16,4.
+ Cuando Pablo visita Jerusalén por última vez, Hch. 21,18.
56
57
Textos para el estudio, 29 y 30
Cf. Biblia De Jerusalen, nota a Rom. 1,1.
25
6.2.2. Literatura apócrifa: Este conjunto literario de variados matices y
características, entre otras cosas nos narran con mayor o menor extensión y verosimilitud la
vida, el apostolado y la muerte de varios de ellos. Sin embargo hemos de tomar sus
informaciones con ciertos reparos. Hoy día entre los estudiosos, si bien no se los considera
genéricamente ni como heréticos ni pueriles, sin embargo no podemos decir que se atengan
a la verdad histórica ya que en muchas oportunidades las descripciones que realizan son
muy infantiles e ingenuas.
Sin embargo podemos decir que por su redacción, con respecto a la vida y destino
de los demás apóstoles, nos aportan datos de interés que fueron recogidos en ellos por la
tradición oral y que fueron puestos por escrito que nos pueden dar un margen más pequeño
de errores. Los autores cristianos posteriores se servirán de ellos para llenar las lagunas de
conocimiento que existen sobre ellos58.
Sólo en los ss. II y III se trató de llenar estas lagunas por medio de los llamados
Hechos apócrifos de los apóstoles, que narran con mayor o menor extensión la vida y
muerte de varios de ellos. Emparentados con el género de la novela y de libros antiguos de
viaje, donde sus protagonistas presentados como héroes que son descritos por el patrón de
la literatura profana.
Otras veces provienen de corrientes heréticas o gnósticas y en ese caso están
inspirados por la tendencia a autorizar las doctrinas de esos sectores por el nombre de un
autor de alto y reconocido prestigio.
En cambio los hechos de los apóstoles apócrifos, que provienen de sectores
ortodoxos, cuentan con el interés del pueblo sencillo por los detalles pintorescos de la vida
de las grandes figuras del pasado cristiano, y a ese interés debieron su éxito. Estos nos
permiten acercarnos a las ideas religiosas de la época que los produjo, pero sus datos sobre
la actividad misionera, el campo de trabajo, su muerte son inverificables. A lo sumo habría
que pensar que las noticias geográficas en que se sitúan la acción de éstos apóstoles se
remonten a fundadas tradiciones59.
Durante el s. II, los testimonios no aportan mayores luces sobre la forma concreta
de la dispersión fuera del que nos brindan algunos escritos apócrifos neotestamentarios,
como en el caso de San Pedro.
6.2.3. Los datos patrísticos: desgraciadamente a veces tampoco concuerdan entre
sí, acerca de algunas noticias de ellos por ejemplo:
* Clemente Alejandrino nos dice que se marcharon doce años después de la Ascensión,
(Stromata, VI, 5, 43).
* Eusebio de Cesarea dice que no se marcharon hasta el sitio de Jerusalén, (HE, III,7,8)
* en otro lugar ... que se reunieron para elegir a Simeón Cleofás, en Jerusalén, (HE, IV,
22,4)
* Orígenes (+253), aporta un dato más interesante y que seguramente lo tomará de la
tradición apócrifa y oral:
"Con respecto a los santos apóstoles y discípulos de nuestro salvador, estos se
dispersaron por toda la ecumene. Como refiere la tradición: Tomás obtuvo la
Partia, Andrés la Escitia, Juan el Asia, donde vivió y murió en Efeso. Parece que
Pedro predicó a los judíos de la diáspora en el Ponto, Galacia, Bitinia, Capadocia y
Asia; al final estando en Roma, fue crucificado cabeza abajo, habiendo pedido el
mismo padecer así. ¿Qué decir de Pablo?. Desde Jerusalén hasta la Iliria, llenó
58
Cf. JEDIN, o.c., 185; FLICHTE-MARTIN, Historia de la Iglesia I, 211-213; MARA, M, Apócrifos, en
DPAC I, 169-173.
59 Cf. JEDIN, H., o.c. I, 185.
26
(todo) con el Evangelio de Cristo, y finalmente en Roma dio testimonio bajo
Nerón",60.
6.3. El apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hemano de Santiago el Mayor, ocupa un lugar
preeminente al lado de Pedro. En el concilio de los apóstoles y en Jerusalén junto con
Pedro y Santiago el Menor, es una de las columnas de la iglesia.
Tengamos presente su ubicación preferida dentro de los apóstoles, "Pedro Santiago
y Juan" y su papel junto a Pedro, especialmente después de Pentecostés. Pablo reconoce en
él a una de las columnas, junto a Santiago el hermano de Jesús y a Cefas, Ga. 2,9.
Si bien la exégesis actual tiende a distinguir al Juan que pertenece a los “Doce”, del
autor del 4º Evangelio y del discípulo amado, sin embargo, la tesis clásica que atribuye la
autoría del Evangelio unen su figura a la del "otro discípulo" (o "el discípulo que Jesús
amaba”) quien se quiere reservar bajo esta designación.
Según la tradición permaneció en Jerusalén hasta el tránsito de la Virgen María.
Las fuentes patrísticas de Asia del s. II afirman que fue obispo de Efeso, que llegó a edad
avanzada y que murió de muerte natural en los comienzos del gobierno de Trajano, o sea
hacia el a. 10061.
Ireneo, cuenta que "...viven algunos que le escucharon contar a Policarpo lo que
hablaba con Juan”.
Eusebio de Cesarea, recoge una carta de Ireneo de Lyon que recuerda
personalmente sus charlas con Policarpo, discípulo directo de Juan,62.
También Papías de Hierápolis, es otro que recoge las enseñanzas de Juan y es
compañero de Policarpo, según los testimonios recogidos por Ireneo y Eusebio,
6.4. Santiago el mayor, hermano de Juan, hijo de Salomé y de Zebedeo, pescador de
oficio como su padre, natural de Betsaida Julia. Murió ajusticiado por orden de Herodes
Agripa, para sofocar la nueva secta cristiano y acaso todo para congraciarse con el
Sanedrín, decretando su muerte en el 42 que aparece en Hch 12,2. Eusebio de Cesarea en
su HE, XI,9 refiere la versión más antigua leyenda sobre él. Cuenta que, al ser conducido
ante el tribunal Sanedrín convirtió al siervo que lo acompañaba y que lo seguiría también
en el martirio. También cuenta con algunos libros apócrifos (aunque en menor número por
su pronto martirio), que hablan sobre su actividad misionera63.
5.5. Según el Diario de Viaje de la virgen Egeria, (s. IV), se afirma convincentemente que
la ciudad de Edesa poseía las reliquias del apóstol Tomás, trasladadas en agosto del 394 y
su tumba 64.
Eusebio de Cesarea, nos anoticia que evangelizó la misma ciudad, donde se
encuentra una cristiandad considerable, existente allí a f. s.III, con su rey a la cabeza. Se
nota también un inicio de la evangelización bastante anterior al s. III y aparentemente
influenciados por Tomás,65.
5.6. Algunos autores discuten si en verdad Bartolomé debe identificárselo con Natanael.
También la literatura apócrifa se ocupa de él. Según los Hechos de Tomás, es uno de los
60
Comentario al Génesis, en HE, III, 1.
Cf., SAN IRENEO Adversus haereses, II, 22,5; III, 4,1.
62Cf. HE, V, 20, 5-6.
63 Este es el apóstol que la tradición española señala como el predicador apostólico que pisó la península ibérica.
Cf. LLORCA, GARCIA VILLOSLADA, MONTALBÁN, Historia de la Iglesia Católica I, Madrid5 1976, 132-140.
64 Cf. También conocida como Egeria, Diario, 7.
65 Cf. HE, I,13; II,1, 6-7.
61
27
once apóstoles que echa en suertes para dividirse las regiones de la tierra adonde predicar.
Eusebio de Cesarea, refiere en su Historia eclesiástica a una tradición según la cual
Panteno habría encontrado en el s.III cristianos en su viaje a la India donde habría
predicado él, dejándoles el evangelio de Mateo en lengua hebrea66. Por el contrario, en los
escritos apócrifos hay contradicciones notables. Así por ejemplo, Hch. de Andrés, se dice
que predicó junto a Andrés en las costas del mar negro.
5.7. Acerca de Simón que en el Evangelio aparece con dos apelativos, el cananeo y el
zelote, (Lc. 6,15 y Hch. 1,13), trajeron mucha confusión para los historiadores. Es
discutida la identificación del apóstol con el primo homónimo del Señor. Según Epifanio
en su obra Vitae Andrae, dice que predicó después de Pentecostés probablemente en Egipto
y en Persia, en donde habría sido martirizado67.
5.8. Según la tradición, Judas Tadeo, aparentemente predicó en Palestina y en sus regiones
limítrofes adentrándose por el sur hasta Arabia, por el este hasta Persia y Mesopotamia y
hasta Armenia por el norte. Se dice que murió en Edesa en tiempos del rey Abjura, aunque
otra tradición lo hace morir cerca de Beirut,68.
5.9. Felipe, parece que predicó en Frigia, Asia Menor y según los datos de la carta de
Polícrates al papa Víctor (ca. 190), sus restos descansan en Hierápolis de la misma Frigia,
junto a dos de sus hijas que vivieron vírgenes favorecidas con el don de profecía, mientras
que otra tercera descansa en Efeso69.
5.10. Andrés, con respecto a él, datos tardíos nos informan que predicó en la zona de
Escitia del Asia Menor y luego pasó a Espiro y Acaya según Jerónimo, en Grecia. Luego
ya anciano, habría sido condenado en Patras, por el gobernador Egeates a morir en una cruz
en forma de equis, de ahí que en adelante se la llamó la cruz de San Andrés.
5.11. Matías, no tenemos datos neotestamentarios fuera de lo que aparece en Hch 1, 15ss.
Eusebio añade que era uno de los 72 discípulos70 cosa que es bastante verosímil. Sin
embargo la literatura apócrifa y gnóstica abunda bastante en fantasías y en literatura
atribuida al apóstol sucesor de Judas Iscariote. Su campo apostólico oscila entre Palestina
y Etiopía.
BIBLIOGRAFIA ESPECIAL
FUENTES
- Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, Madrid, 1973.
- FLAVIO JOSEFO, Antigüedades Judías
- SUETONIO, Vida de los doce césares, Madrid, 1985.
- TACITO, Los Anales, Buenos Aires2, 1948.
66
Cf. HE, V, 10,, 1-3.
En PG 120, 244.
68 Cf. PERETTO, E., en DPAC II, 1201.
69 Cf. HE, V, 24,2 ; ver la misma noticia de Proclo en ib. III, 31; observa la Pascua como Juan, el 14 del mes de
Nisán, V, 24,5.
70 Cf. HE, I, 12
67
28
R.H, BARROW, Los romanos, México16, 1986.
J. CAZEAUX, Filón de Alejandría, Estella, 1984.
COMBY, J.- J.P., LEMONON, Roma frente a Jerusalén, Estella, 1983.
----, Vida y religiones en el imperio romano, Estella, 1986.
J. A. ESTRADA, Para comprender como surgió la Iglesia, Estella, 1999.
PIERRE GRIMAL, La formación del Imperio Romano, en Historia Universal Siglo XXI, VII,
Madrid 2, 1974.
LEÓN HOMO, Nueva historia de Roma, Barcelona3, 1955.
J. IÑIGUEZ, Síntesis de arqueología cristiana, Madrid, 1967.
G. MARA, Apócrifos, en DPAC I, 169-172.
C. MORESCHINI Y E. NORELLI, Historia de la literatura cristiana antigua griega y latina,
v. I, Madrid, BAC, 2006, Capítulo II § 8-12;
UGO PAOLI, Urbs, la vida en la Roma antigua, Barcelona6, 1990.
V. Saxer, Pedro Apóstol, en DPAC71 II, 1731-1734.
71
DPAC = Diccionario patrístico y de Antigüedad Cristiana, 2 vols. Salamanca Sígueme, 1991.
Descargar