I) Sobre “Tierra Junta”, poemario que recibió el Premio

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CRÍTICAS & COMENTARIOS
I) Sobre “Tierra Junta”, poemario que recibió el Premio Estatal
de Literatura 2002, publicado por el Fondo Editorial Borda
Cultura del Instituto de Cultura de Morelos en 2004.
Por las tierras reunidas
Ricardo Venegas1
“La poesía se niega a disociar el arte de la vida y el amor del conocimiento.
Es acción, poder, innovación que desplaza los límites...
La oscuridad que se le reprocha no le es consustancial.
Lo propio de la poesía es iluminar...”
Saint-John Perse
El poeta Jorge Fernández Granados afirma en un ensayo reciente que en
las nuevas generaciones de poetas mexicanos, sobre todo en la de los
70, puede advertirse un “efecto retro”, es decir, un retorno a los clásicos
y a las vanguardias. Quizá este “efecto” no sea tan deseable para
quienes han proclamado, como Guillermo Fadanelli, la muerte de la
poesía, no así para los que creemos que sigue habiendo poesía fuera del
poema, y mucho todavía por repetir de otra manera.
En 1995 el poeta Juan Díaz ganaba un concurso para publicación
de obra, verdadera proeza por tratarse de Cuernavaca, donde se ha
vuelto poco más que imposible editar literatura, sobre todo por el
oscurantismo de las instituciones culturales. Dentro de una colección de
diez plaquettes, algunas de narrativa y otras de poesía, apareció La
celebración del otoño (1995), volumen de poemas en los que ya se
desdoblaban las exploraciones de su libro más reciente.
1
El autor ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores en la categoría de ensayo y del FONCA en el
rubro de poesía. Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta.
Tierra junta (2004) es un poemario cosmogónico que nos remite al
tiempo fundacional de todas las cosas. La criatura primigenia nació del
soplo y la tierra, luz en los ojos del primer hombre. Ineludible aquí el
Génesis que nos remite a la creación de Adán, fuimos tierra y en tierra
acabaremos; ¿acaso somos el relámpago entre dos oscuridades? ¿Antes
de nacer y después de vivir deberemos morir? Por ello la palabra del
poeta es celebración, la apuesta necesaria de quien sabe, como Wislawa
Zimborska, que “escribir es la venganza de una mano mortal”.
Las búsquedas de Juan apuntan, en gran medida, al clasicismo
español (y con clásico identifico al modelo digno de ser imitado); Juan
no quiere engañar o impresionar a sus lectores con juegos artificiales –
hoy tan en boga. Es un poeta honesto; en sus referencias él mismo
señala los rumbos de los que se ha nutrido su obra. Conocedor de los
Siglos de Oro Españoles, sabe que la originalidad es una idea erosionada
y sin sentido, que no hay nada nuevo bajo el sol y que sólo el canto
redime el sentido de vida de los vivos. Así, el poeta nos dice en
Abrevios, su más extenso poema: “Este libro es también una casa de
citas” y “Este libro es también una casa de espejos”, y con ello aclara su
estirpe: ningún poeta nace sólo, abreva de la tradición que él mismo se
construye.
En Tierra junta habitan poetas como Juan José Arreola, para quien
el sapo es todo corazón, también hay la advertencia del autor, a la
manera de Efraín Huerta, de proclamarse muerto y amenaza a sus
lectores con enviarles flores, Luis Buñuel y los poetas clásicos del haikú
(los pequeños universos que fueron tan caros a José Juan Tablada como
introductor de poema más breve a Hispanoamérica).
Balnearios, islas, piélagos, pájaros del alba, pájaros de luto,
peregrinan los territorios donde la poesía afirma su existencia. Como en
las grandes travesías (Anábasis, Tierra Baldía, Muerte sin Fin, Piedra de
Sol, Prosa del Transiberiano, Canto a un Dios Mineral, El Cementerio
Marino...) Juan incursiona en el poema extenso con Abrevios, y con ello
se sacude a la muerte y avanza al golpe de dados de su apuesta.
Alfonso Reyes relata sobre el poeta persa Omar Khayyam (el magistral
autor de Los Rubaiyat) que, sentado bajo la sombra de un árbol, el
bardo disfruta de una botella de vino y del canto de un pájaro, aparece
entonces un cazador que apunta al ave y la mata, entonces Khayyam se
levanta furioso y arroja “chorros de versos” para suplir la belleza del
canto que escuchaba. Lo mismo oficia Juan en esta sociedad de
máquinas y números:
Amoroso como el golpe
que un corazón retiene
en forma de latido.
Texto leído en la presentación del libro, el 9 de diciembre del
2004, en el auditorio del Centro Morelense de las Artes. Otra
versión de esta reseña fue publicada en La Jornada Semanal el
13 de agosto de 2006.
http://www.jornada.unam.mx/2006/08/13/sem-poesia.html
Escribir desde el insólito eje del espanto
Kenia Cano2
El poeta se inclina ante la poesía como “el ciervo acude en reverencia
del arquero que acierta”: obediente, sin escapatoria, con la visión
pesimista o quizá aceptante de la presa, víctima de un destino
compartido por algunos hombres. Hay en la poesía de Juan Díaz una
visión apocalíptica, donde “el corazón abriga panes de miseria”. Desde
el “insólito eje del espanto” el escritor gira para ver pasar el mundo que
late oscuro, “encabezado por dioses humillados y palomas decapitadas”.
Debo decir que esta segunda vez en la que me enfrento al libro de
Juan Díaz me siento asustada por la subjetividad que existe al leer. El
autor me solicitó que escribiera la cuarta de forros para su libro hace
más de un año; ahí me refería a su poesía como una “torre de alba”
desde la cual construía con palabras llenas de luz. Aparecían cuerpos
que podían tomar la forma de la flama o bien, de la aurora diminuta y
frágil. Ahora veo que el centro desde el que escribe Juan Díaz toca uno y
otro extremo, y que depende el ánimo del lector se toca un mundo u
otro. Tal vez los lectores seamos el ojo cazador que busca lo que hay de
ciervo en nosotros mismos, leemos lo que necesitamos, lo que nos pide
nuestro presente; de alguna manera somos presa de los que nos está
viviendo en el momento de la lectura. Hay una imagen en su libro que
me ayuda a explicar esto. Dice el poeta: “Crece un árbol en medio de la
casa: mi creación”. Así, este eje del espanto sería el tronco y la poesía
de Díaz podría bien asolearse en la copa o hundirse en las raíces más
profundas. No es extraña por lo tanto la aparición de tantos pájaros,
pretextos para tocar bastantes temas. Dice: “las ideas son pájaros sin
piel”, el pájaro en sí no se caracteriza por ser un ser carnoso, pero
tampoco habla de las plumas; las ideas no necesitan del cuerpo para
volar, les basta una estructura. Aunque Juan Díaz toca el erotismo en
ciertos poemas, su poesía es más bien descarnada, sus ideas pican.
Prisionero en el eje insólito del espanto, el ojo de Juan Díaz es
“una lágrima cautiva en una esfera viva”; duele ver, ser testigo de tanta
2
La autora ha sido becaria del FONCA en el rubro de poesía.
desolación, quizá por eso sea la mirada un “pájaro esquivo”. Además,
ahí donde intentamos ser más libres, el poeta nos lee como “pájaros
encapuchados (que) grávidos caemos”, a la par del mundo. Sobre el
Apocalipsis, escribe Díaz Victoria, “el fin del mundo es una concurrida
espera”; pero no morirán el cangrejo ni el jilguero, tampoco el jaguar ni
la garza; morirán la hostia, el atrio, la cruz y la plegaria. El Apocalipsis
de Juan Díaz Victoria es lento, silencioso, y el silencio es “esa negra
franja de la voz”.
Ningún hechizo posterga el fin del mundo: tengo la certeza de que será
una tibia dispersión marchita de violetas.
No veo en las coincidencias sino la simultaneidad y, mientras escribo
esto, la poesía de Juan Díaz me da miedo. Veo una revista de
astronomía con un título que dice “Cómo todo comenzó”, en otra revista
un gato pardo me mira pero las Letras son Libres y en Proceso se lee
con mayúsculas: SIN SALIDA.
Texto leído en la presentación del libro, el 9 de diciembre del
2004, en el auditorio del Centro Morelense de las Artes.
II) Sobre “Boca de la lumbre”, poema extenso desarrollado con
el auspicio del Foecam 2004. La contratapa de la edición
publicada (EdicioneZetina, 2006) es un comentario del poeta
Francisco Hernández, tutor del proyecto.
La flecha que da en el blanco es la que siempre está por llegar. Desde
su primer libro, Tierra junta, Juan Díaz Victoria prefirió tensar el arco,
a riesgo de quebrarse, para no errar en el centro de las palabras. Sus
hallazgos se circunscribieron a su primer mundo: los muros donde se
aprisiona la infancia; el balneario donde secamos nuestra inocencia y la
llegada de los hijos como una luz para no inundar la casa de nostalgias.
Ahora, con Boca de la lumbre, Juan Díaz Victoria regresa a la
caza del poema: “Mi lengua es el vestigio / de otra / arcaica Babel”. El
nuevo reto es encarar el propio rostro entre personajes mitológicos,
literarios, históricos y de carne y hueso; Dédalo, Sísifo, Hernán Cortés,
Francesca y el Quijote, son también restos de una historia íntima que
sólo reconoce “la reseña de nuestra condición de servidumbre”.
Servir lumbre, ser vislumbre, es el punto de todo buen arquero,
aunque se admita que el viaje de la flecha es persecución efímera, y
“moneda la palabra (que) se desgasta por arduo tratamiento”.
Provisto de astucias tan antiguas como el soneto y otras armas
finas y complicadas, las palabras encuentran su destino como el ciervo a
la flecha: “Cabe entero el océano en el verbo / que lo evoca bramante o
sosegado / y espantable retumba la tormenta / contenida en sus tres
sílabas solas”.
Espero que Boca de la lumbre siempre esté en boca de todos.
Francisco Hernández
III) Sobre “Estela de Finnegan”, obra en marcha de traducción
de la novela Finnegans Wake, de James Joyce.
Este proyecto mantiene un canal continuo de difusión a través
del blog:
http://esteladefinnegan.blogspot.com/
Algunos comentarios acerca de la obra:
Envidio la aventura en la que anda usted metido. Me parece admirable
su fe en la posibilidad de la traducción. Ojalá pueda seguir adelante.
Pongo a su disposición mi web, por si se le ocurre que puede ahí
publicar algo: www.enriquevilamatas.com
Reciba un abrazo fuerte
Enrique Vila-Matas (escritor español)
Actualmente, existe una liga permanente a mi blog en el margen
derecho de la sección “Eventos” de la página personal de Enrique
Vila-Matas, destacada con una pintura de Magritte y el rubro: “La
Estela de Finnegan”, el blog donde traducen Finnegans Wake al
castellano.
***************
Sí, lo he seguido con el mayor interés y admiración. Pienso que hay que
explorar las nuevas editoriales. En las condiciones actuales es
indispensable buscar un subsidio o varios. Ojalá no fuera sólo para la
publicación sino para que usted pudiera continuar su labor que muchos
le agradeceremos de verdad. Reciba un abrazo de su amigo,
José Emilio Pacheco (poeta, traductor y narrador)
Premio Cervantes de Literatura 2009
***************
El trabajo me parece muy interesante. Cuando trabajaba en Biblioteca
de México publicamos el episodio de Anna Livia Plurabelle en versión de
Silva-Santisteban. Te lo cuento porque es un tema que me apasiona. Un
abrazo,
Juan Villoro (narrador y ensayista)
**************
Me alegro que usted se haya embarcado en viaje tan apasionante como
peligroso. Estoy impresionado con su laborioso trabajo de traducción. Un
saludo cordial,
Ricardo Silva-Santisteban (escritor y traductor de Joyce)
Miembro de la Academia de la Lengua del Perú
**************
Debo confesarle mi asombro por lo que se ha propuesto usted hacer.
Pensé que mi obsesión por traducir, con rimas e idéntica métrica, el
"Zone" de Apollinaire era lo más absurdo que alguien se había
propuesto, pero veo que no es así. Un saludo cordial,
Guillermo Sheridan (columnista de Letras Libres y traductor)
**************
Realmente te has abocado a una tarea muy ardua y seguramente muy
interesante. Leí con atención tu traducción. En realidad yo siempre lo
creí intraducible, (Salvador) Elizondo me contó que hizo de lado la
traducción por imposible. Espero que sigas con entusiasmo manos a la
obra, yo te mando un cariñoso abrazo,
Aline Pettersson (poeta y narradora)
**************
Tu trabajo me parece deslumbrante y apantallante a más no poder. Te
felicito por el encono y la pasión que has puesto en ello. Te mando un
fuerte abrazo y festejo que nos hayamos reencontrado. Cordialmente,
Gustavo Sainz (narrador y catedrático en EU)
Patricio Pron, “Dos intraducibles, traducidos”, publicado el 19 de
mayo de 2010 en El Boomeran(g), blog literario desarrollado con
el auspicio del periódico español El País.
Unos días atrás hablábamos de ese tipo de literatura que llamamos la
traducción. Quizás valga la pena pues reseñar dos traducciones
recientes que consideramos pequeños pero auténticos hallazgos.
La primera es la de Finnegans Wake, el extraordinario texto de James
Joyce que habitualmente es considerado intraducible por la crítica. No se
trata sólo de que, como muchos otros textos, el Finnegans esté repleto
de juegos de palabras, chistes de difícil traducción, arcaísmos, palabras
inventadas y voces deformadas: se trata de que el Finnegans "es"
solamente esas cosas (a las que deben sumarse cientos de palabras
procedentes de otras tantas lenguas y un tema que, por esta razón,
resulta casi impenetrable). A modo de ejemplo de su complejidad,
puede citarse un párrafo de su primera página:
Sir [Almeric] Tristram [Tristán], violamores, de sobr'el mar angosto,
había no todavía [pasadotravez] vueltoarrivar desde North Armorica a
este lado del raquítico istmo de Europa Menor par'empuñapelear su
penisaislada guerra: ni [había] habido piedras de [jonathan] altósawyer
por el riachuelo Oconee exageradas ellasmismás hasta [ser] gorgios del
condado de Laurens mientras fueron dubliando su númer todo el
tiempo: ni unavoz de unfuego [había] bramadicho mishe mishe
[yo(soy)yo] para babautizar túerespetricio no todavía, aunque
muipronto después, habí'un chicadete culacabado [a] un soso viejo isaac
[butt]: no todavía, aunque todo se vale en vanaldad, fueron envueltas
[seducidas] hermanas sosias iracundas con dosún nathanyjoe [jonathan
(swift)]. [Al] Pudrir una pizca de la malta de pá' había Jhem o Shen
hecho cerveza por luzarco y al final del [puente] rory el arcoiris
[cimarreina] estaba para ser vistos algunosanillos sobre la caragua.
Quien haya pensado alguna vez que el Ulysses era un libro de difícil
lectura puede regresar ahora a sus páginas con el convencimiento de
encontrarse casi ante un texto para niños. De algún modo, el Finnegans
es lo más parecido a una escritura sobre nada, a un texto que es él
mismo silencio. Mientras que la editorial Houyhnhnm Press ha publicado
en marzo de este año en colaboración con Penguin una edición
"críticamente enmendada" editada por Danis Rose y John O'Hanlon, la
edición española de la obra (publicada por Lumen en 1993, en
traducción de Víctor Pozanco) se encuentra agotada. Me dicen que será
reeditada en breve pero, mientras tanto, los lectores que deseen
acercarse al texto pueden encontrar un meritorio esfuerzo de traducción
aquí.
Se trata de la traducción del primer capítulo de la obra, realizada por
iniciativa propia por el poeta mexicano J. D. Victoria. En mi opinión, la
traducción es buena (aunque desde luego, y por el tipo de texto que es
el Finnegans, los criterios para determinar si una traducción es buena o
no lo es no tienen validez alguna aquí), pero lo interesante es que se
trata de un esfuerzo personal, surgido del amor de un lector por un
texto y de su deseo de compartir ese texto con otros lectores, y no el
resultado de un encargo editorial; es decir, una actividad esencialmente
antieconómica.
http://www.elboomeran.com/blog-post/539/9019/patricio-pron/dosintraducibles-traducidos/
Javier Ors, «Finnegans Wake», el libro de Joyce que las
editoriales no se atreven a traducir, reportaje publicado en el
periódico español La Razón el 30 de junio de 2010.
El «Finnegans Wake» sigue siendo el reto de las editoriales
españolas, que no se atreven a abordar la traducción de esta
obra, jamás publicada íntegramente en castellano / La editorial
Lumen reeditará en otoño el «Ulises»
Se puede adaptar, imitar, reinterpretar, quizá, con suerte, versionar o
emular, pero nunca traducir. Su nombre: «Finnegans Wake», un libro
imposible de encontrar en castellano en ninguna librería. Tanto en
España como en Iberoamérica. Sólo ha existido un intento de acercarlo
a los más de 450 millones de hispanohablantes. Fue una edición parcial,
no completa. Un «experimiento», como lo definió Esther Tusquets al
recordar esos días, en la editorial Lumen, que entonces dirígia ella.
Corría el año 1993 y el trabajo de vertir la polémica obra de Joyce a
nuestra lengua le correspondió a Víctor Pozanco.
El volumen, hoy, está agotado. En Iberlibro se puede encontrar el que,
probablemente, será el único ejemplar que todavía queda disponible,
para los coleccionistas, de la tirada. Está en Alicante. Su precio, 95,42
euros. El resultado del proyecto fue recibido con frialdad y algunas
críticas. A su favor, que ha sido la única ocasión en la que se ha
emprendido la digna labor de aproximar a nuestra cultura un texto tan
complejo y fundamental. «Ya habíamos publicado lo demás de este
escritor. Solamente nos quedaba este libro. Recuerdo que José María
Valverde [uno de los tres traductores de “Ulises” en España] rechazó
involucrarse en este plan. Me hizo gracia porque tampoco quiso
participar en la publicación de las cartas que Joyce compartió con Nora
por razones morales. Pozanco sí aceptó», explica Esther Tusquets.
¿Pero es traducible?
Asegura un dicho: para traducir el «Finnegans Wake», primero hay que
traducirlo al inglés. Borges señaló, al referirse a esta obra, que no leía
borradores. Controvertida y mítica, esta novela se ha convertido en el
caballo de batalla de la industria editorial. Existen traducciones de
capítulos sueltos. Cátedra ha publicado, a cargo de Francisco Garcia
Tortosa, el capítulo VIII encabezado con el título «Anna Livia
Plurabelle». Nada más en nuestro país. Juan Díaz Victoria, desde la otra
orilla del Atlántico, está enfrentándose al desafío. En su versión está
castellanizándolo todo. Los resultados se pueden consultar en internet.
Según traduce, cuelga en su blog parte de sus esfuerzos.
¿Pero merece la pena?
«Sí tiene sentido editarlo en español. Es el autor más importante del
siglo XX. Hay que saber que saldrá una obra diferente –dice Eduardo
Lago, novelista y director del Instituto Cervantes de Nueva York–. Sería
una empresa enorme y los resultados serían dudosos. Se necesitaría un
equipo de traductores.». Para el escritor Agustín García Calvo, traductor
de Shakespeare, «sería realmente interesante».
Según dice Andreu Jaume, editor de Lumen, el sello que en otoño
reeditará el «Ulises» de Valverde, «no hay motivo para no traducirlo.
Habría que encontrar a un buenísmo traductor o un equipo. Tengo
dudas sobre el resultado. Es casi imposible reinterpretar todo ese
lenguaje».
Y Antonio Rivero Taravillo, poeta, traductor de Pound y Yeats, y
responsable de la biografía de Luis Cernuda en Tusquets, quien estaba a
escasos metros del Guadalquivir, uno de los ríos que menciona Joyce en
el «Finnegans Wake», cuando se le pregunta sobre este tema, afirma
que es «la asignatura pendiente de nuestra lengua. El español debe
enfrentarse a esta obra». Él mismo explica que más que un traductor
hay que ser un escritor para atreverse con este libro: «Hay que ser algo
poeta. Haber escrito y echado muchas peonadas en la producción de
textos. Más que traducir, se necesita tener el impulso matriz de la
creación. Eso permitirá recrear el efecto de la obra».
Juan Díaz Victoria participa en el debate aportando su propia
experiencia: «Lo más difícil es la investigación. El primer reto fue
alcanzar la empatía con el autor, lo que conseguí a través de una
aproximación muy crítica a su prosa, principalmente por el
“Ulises”.¿Cuáles son los recursos que emplea? ¿Cómo los utiliza? ¿Cuál
es su sintaxis? ¿Cómo usa la puntuación? Solventado lo anterior, el caso
era no pasar por encima de las palabras, o atribuirles erratas, sino
considerar que cada variación tiene un significado».
Dificultades
Esther Tusquets, quien reconoce que no ha sido el texto que más le ha
emocionado ni el que prefiere de Joyce, no duda cuando se le pregunta
por esta obra, y responde con ironía: «¿Por qué hacerlo? Se traducen
otras cosas que son tan malas...».
¿Pero cuáles son los problemas que plantea la obra? «Sólo el 10 o el 15
por ciento de las palabras están en inglés. El resto las va mezclando
unas con otras hasta alcanzar unas palabras que sugieren otras dos o
tres a la vez», dice Taravillo, quien afirma que la única persona que ha
hecho este experimento lingüístico y literario en España es Julián Ríos
con «Larva». Eduardo Lago, que menciona en esta misma estela
«Trilce», de César Vallejo, comenta que «Joyce manipula el lenguaje,
crea palabras nuevas, como hizo Valle-Inclán, usa una multitud de
idiomas que mezcla, como el léxico».
Victoria refleja la complejidad de esta novela cuando explica el
significado de la obra: «Es un homenaje a una canción de taberna
irlandesa, “Finnegan’s Wake”, acerca de un personaje llamado Tim
Finnegan; pero también implica la pluralidad (no uno, sino varios
Finnegans); el mito (Finn MacCool, el gigante que duerme a un costado
de Dublín y que algún día despertará), el retorno (Fin again, otra vez),
la resurrección (Wake, despertar), la muerte (Wake, velorio) y el río de
la vida (Wake,estela)».
¿Su libro preferido?
Dicen que era el libro preferido de Joyce. O, al menos, por el que más
sufrió al escuchar las críticas. Para Juan Díaz quería «reescribir la
literatura universal. Dominaba, y se nota en su trabajo, el inglés, el
gaélico, el francés, el alemán y el italiano; así como el slang irlandés y
británico, con lo que construye oraciones o variaciones más complejas.
Con el resto de idiomas, sólo hace juegos más simples, complicándolos
con referencias cultas o populares».
Para Taravillo, traducirlo es «poner sobre la mesa todos los recursos y
palabras del español y que echen a volar. Va más allá de la traducción».
El argumento del libro se desarrolla dentro de lo inconsciente, en el
campo de los sueños, lo que le permite llevar al máximo el inglés.
http://www.larazon.es/noticia/1991-el-libro-sin-traducir-dejames-joyce
En su artículo “El último Joyce”, publicado el 14 de noviembre de
2009 en el suplemento Babelia del periódico El País, Enrique
Vila-Matas retoma una versión preliminar de mi traducción del
primer párrafo de FW, que aparece en Wikipedia, para tejer una
disertación sobre el insomnio del escritor:
Sin más dilación, recomienzo, releo el primer párrafo del Finnegans
profético y encuentro ahí mi augurio para esta noche:
"Correrrío, pasada Eve and Adam, desde el viraje de la ribera hasta el
recodo de la bahía, nos trae por un vicio comodicio de recirculación de
vuelta al Howth Castle y Enrededores".
En cursiva quedan las palabras que no existieron nunca hasta que no
abrí este libro por primera vez y leí su primer párrafo. Desde entonces
han pasado tantos años que incluso tiempo hubo para un gran correrrío
muy comodicio por los Enrededores. De hecho, he acomodado
comodiciamente mi mente, estos dos últimos años, por los alrededores
del Liffey. Y es que la ciudad de Dublín, que nunca pensé que podría
siquiera algún día llegar a ver, he terminado por visitarla cuatro veces
en el último año. Han sido cuatro correrríos siempre cerca del río Liffey,
cuatro riocorridos, como los llama el mexicano Salvador Elizondo en su
traducción joyceana.
El riocorrido o correrrío -el riverrun para la mayoría de lectores de Joyce
y una clara referencia al curso del río Liffey a través de Dublín- es
antesala de la referencia a Giambattista Vico (vicio comodicio), quien
concibió la evolución histórica como un viaje circular, exactamente lo
que es el Finnegans, cuyo inicio -ahí está vicio (por Vico) operando
como señal o advertencia- se halla enlazado con el final de la novela.
Mi lectura oracular de este fragmento dice sencillamente que me espera
para esta noche -que es metáfora de toda mi vida- un riverrun de
insomnio, un trayecto que irá desde el viraje de la ribera hasta el recodo
de la bahía, en travesía semejante a la de aquel viaje iniciático que hice
en mi primera visita a Dublín, cuando fui de Pearse Station hasta el
pueblo de Howth donde, desde lo alto de su castillo, vi el territorio en
ruinas por el que se extendían los Enrededores de este libro excéntrico y
diferente, que habría podido acabar con la literatura. Después de todo,
tras el terremoto que desató en el lenguaje, los más lúcidos sucesores
de Joyce nos parecen hoy sobrevivientes caminando entre los cascotes,
bajo un cielo insondable sin estrellas, deteniéndose ante las pocas
hogueras -y aún gracias- que arden.
http://www.elpais.com/articulo/portada/ultimo/Joyce/elpepuc
ulbab/20091114elpbabpor_30/Tes
El 5 de junio de 2010, en la edición electrónica de la misma
publicación española, Eduardo Lago también alude al pasaje
inicial de FW, de acuerdo a mi versión:
Enrique Vila-Matas ha vuelto repetidas veces a Dublín, y después de
haber hurgado en el corazón de la ciudad ha comprendido el sentido de
retrasar la entrada en la urbe. Como refleja a la perfección la primera
página de Finnegans Wake, parte de la grandeza y el misterio asociados
con el lugar está en los enrededores (conforme al neologismo
joyciano)…
http://elviajero.elpais.com/articulo/viajes/pub/enterradores/e
lpviavia/20100605elpviavje_9/Tes
La traducción como apropiación
Ricardo Venegas
J. D. Victoria
Estela de Finnegan
Bubok Publishing
54 pp.
España, 2008.
http://www.bubok.es/
En 2009 se conmemoran los primeros setenta años de la publicación de
“Finnegans Wake” (FW), considerada por James Joyce como la cumbre
de su producción literaria; la cual cimbró hasta los cimientos a la novela
moderna con “Ulises”, obra anterior a la que ahora nos ocupa. El autor
ofrendó la escasa vista que aún le quedaba y gran parte de su enorme
prestigio a un libro que tardó más de dieciséis años en madurar, para
publicarlo justo al filo de la muerte.
Relegado como la gran bestia negra de la literatura del siglo XX,
inexpugnable y pretencioso hasta abarcar la historia del mundo en una
infinita sucesión de ciclos, FW encuentra al fin su cauce en castellano.
Este trabajo se presenta como un ensayo de traducción del primer
capítulo, debido a los oficios del poeta y narrador mexicano J. D.
Victoria, cuya versión incorpora miles de referencias literarias,
históricas, mitológicas; geográficas, biográficas e idiomáticas para
mostrar al fin un texto unitario, enteramente legible en español.
Algunos avances fueron publicados como primicia en este suplemento:
http://www.jornada.unam.mx/2007/06/17/sem-victoria.html
http://www.jornada.unam.mx/2008/08/03/sem-james.html
Parodia o recreación que transvasa y se apropia del relato original,
“Estela de Finnegan” se sirve de una acepción náutica para aludir a la
labor del traductor, quien sigue el rastro en el agua de esta novela-río;
la cual inicia con el arribo a Dublín a través del Liffey para acabar con el
reingreso al mar de la misma corriente-conciencia femenina. En su
primera entrega (Libro I, capítulo 1), Finnegan reproduce la caída de
Dios a través de sucesivas eras, encarnado en todos los héroes en
desgracia: Finn McCool, Jesucristo, Tristán, Charles Stewart Parnell...
Hohohoho, Míster Finn, ¡tú vas a ser Míster Finnegado travez! Cualquier
día [el de la Venida] en la mañana y, ¡Oh, eres [di]vino! El mismo día
[del Envío] por la tarde y, ¡ah, eres vinagre! Hahahaha, Míster Fann
[para nuestra diversión], ¡vas a ser finado travez! (pág. 5-V)
Los protagonistas duermen y un narrador nos guía a través de sueños
en gestación, introduciéndonos por los orificios de sus cuerpos para
desentrañar las imágenes más profundas del subconsciente.
Penetradores [intrusos] tán permitidos gratis dentro del monticulo de
museo. Galeses [incumplidos] y las chiquillas mimadas [soldados
irlandeses], ¡un chelín! (pág. 8-XI)
...estamos dentro deloído [del trasero] d’un whig [liberal (tijereta)]
noruego [sin peluca (en l’oreja)]. Tan pequeñitos. (pág. 21-XXXVII)
De lo anterior se derivan versiones alternativas de acontecimientos
históricos, relatos populares y libros sagrados que se describen con la
frivolidad de una canción de taberna. Los juegos de palabras funcionan
como metatextos que brindan lecturas adicionales, complementarias o
contradictorias del relato principal.
[Penes] Griegos pueden surgir [Ladrillos pueden levantarse] y
[Pantalones] Troyanos caer (hannabido [siempre] dos vistas para cada
cuadro) (pág. 11-XVIII)
Así que necesitan apenas deletrearme [con encanto (devangelio)] cómo
cada palabra será obligad’a llevar la cuenta de tres veintenas y diez
lectœbrias [trípicas (deste trópico)] a lo largo delibro de Junto Doblefín
[del Gigant’e Dublín] (pág. 20-XXXV)
Es así como J. D. Victoria ensaya, pone a prueba y somete a las lenguas
extranjeras (nunca ajenas) para reproducir en castellano el efecto del
original FW, que se escucha al leerse y se lee al escucharse. Una novela
de nostalgia y humor en el exilio, que hace de lado (otra vez) todas las
convenciones anteriores para abrirse a nuevos significados, siempre
inesperados, en el reverso de cada palabra.
http://www.bubok.com/libros/4164/Estela-de-Finnegan
Publicado en La Jornada Semanal el 30 de noviembre de 2008.
MUESTRA DE OBRA
I) Fragmentos de “Profundidad de campo”, novela inédita.
PARECE QUE HUYEN. Él, incluso más moreno que tú y casi a rape;
siempre te impresiona con esa cicatriz encarnada, como si le fuera a
rajar el cráneo de improviso.
No conviene exponerse a sospecha. Cruzan el caserío sin mirarse,
sabiendo que uno viene detrás del otro; intercambian posiciones para
protegerse, aunque sólo tú andas con miedo. Te ha venido doliendo la
misma rodilla por todo el trayecto y quisieras descansar, pero te
quedarías petrificado aquí si él te abandona.
«La loma queda cerca de un río que no conoces, algún día te voy a
llevar», suelta de pronto la frase huérfana. «Mejor vamos a la loma», le
dices, y él te ignora: callado, sordo. «Ya me cansé», lo dices quedito, sin
importar que no escuche. De hecho, prefieres que se haya adelantado
algunos metros y calculas los pasos que los separan a partir de una
meta imaginaria. Al pozo son dos, cuatro, siete pasos. Hasta ese horcón,
cinco pasos y medio. Sus pisadas no hacen ruido y es como si caminara
en el aire, por eso siempre se burla de que tú taconeas demasiado.
«Pisas como mujer», ha dicho, pero a ti te da la sensación de ser un
gigante con pies de hierro.
«No lo mates», sabes que se lo pediste, pero no te hizo caso. Qué
le vamos a hacer, pensaste al ver tanta sangre regada, secándose al
turbio rayo del sol. Tus pies estaban encogidos por el susto, como
cuando no sabes qué responder ante las provocaciones del Coronel. La
piel del cuello erizada te emparentaba al gallo cuya cresta se anticipa a
un combate. El machete que le habías arrebatado en tus manos,
goteando todavía, mientras sus ojos estaban perdidos en la mueca
inmóvil del perro negro, con la lengua morada de fuera.
«Allá está un descampado, ¿qué te parece?» A ti te da igual, basta
que sea lo suficientemente lejos de la vereda.
«Me gusta tu hermana», recuerdas con desagrado lo que te dijo
ayer, y que se molieron a golpes; después fueron a comer raspados al
mercado. A veces lo hace, nada más porque sabe que no te gusta que
se hable de ella. Fue entonces cuando te lo propuso. Me das asco,
pensaste, pero aún no contestabas nada. Nadie se tenía que dar cuenta,
era un pacto; su hermano lo había hecho al menos en dos ocasiones y
sólo él lo sabía, porque le tenía mucha confianza y porque quería que
también fuera al ejército, que no le tuviera temor a nada; que así
demuestran de lo que están hechos, que es cosa de hombres...
Me va a hacer daño, eso piensas ahora, con el ojo desnudo del
perro en una mano y el estómago contraído por los espasmos que
anticipan al vómito.
TAN LECHOSA, TAN BLANCA, que deslumbra al verla. Carola toma
distancia, te considera un apestado y procura alejarse lo más posible en
cuanto descubre esa mirada vidriosa del deseo untada a sus piernas.
Lava toda la ropa y tiende deprisa sin dejar de fruncir los labios, en una
maldición contenida. Día y noche le guardas un altar en el pecho,
promueves ceremonias paganas en su nombre en las que muerdes
gordas fresas como si fueran la carne del anhelo.
Te arde ya el pellejo de tanto restregarte con el puño: tres, cuatro
veces. La sed del cuerpo se torna insoportable. Ninguna lágrima
compensa la frustración de verla así, de lejos, con la falda humedecida
de sudor; cuando anuda el vuelo del percal y muestra las duras rodillas
que parecen piedras de río. Lo crees peor que este azote de varas que
eliges soportar, porque aquel dolor no termina jamás.
EL CORONEL SE RASCA DEBAJO DEL BRAZO izquierdo, entre la
enmarañada mata del sobaco. La delgada camiseta se desgarra más
debido a la erupción que escuece la piel del viejo mártir, provocando
llagas incurables que lo obligan a embestir con todas las uñas –
indefectiblemente infectas– para mitigar la desazón.
El vello cano del pecho es abundante, lo cual le brinda una falsa
estima de virilidad. Muestra sus dientes cariados al espejo de agua que
ofrece la tina en donde enjuagas sus pies. La sangre que le sube al
cerebro algunas veces congela su cabeza e infunde una sensación de
frescura que día con día lo aproxima al aneurisma definitivo, pero el
coágulo que decidirá el fin de tu miseria persiste aún en flotar a la
deriva entre los endurecidos ramajes de sus venas.
¡Cuánta saña en tanta debilidad!, te callas el reproche a tiempo
para no recibir una postrera reprimenda. De rodillas, secas con cautela
los pliegues entre las amarillentas pezuñas sin descuidar su mano,
siempre dispuesta al alevoso agravio.
«¡YA NO LO GOLPEE AL CUCHITO, don Coronel! Mire que no se
mueve...»
La oscuridad es tu cómoda estancia cuando el viejo se traba en su
arranque de ira y trata, sin fuerzas, de incorporarte. Con el brazo
desprendido a tirones, tu saliva se confunde con sanguaza y polvo. Te
levantas con el tabique de la nariz desviado y una hemorragia
ilocalizable que te baña los hombros como un manto escarlata. Rodean
tu cabeza con harapos y debes resignarte a caminar solo todo el trecho
hasta el hospital de zona, a doce kilómetros a través del monte
escarpado.
«LA LOMA TIENE SU LEYENDA». Lo incitas al relato, ofreciéndole su
tercer raspado de la tarde. «Debes creer todo lo que te diga, porque de
ello depende que te lleve a conocerla». La historia te traslada a un
tiempo anterior al que conocen los hombres, cuando el dominio del
mundo lo ejercía una diosa con el rostro descarnado y falda de culebras.
Su sentencia era atendida por el resto de los seres que se rendían en
vasallaje. En ese entonces, el conejo hablaba con la misma voz del pez
y de los árboles.
«La diosa tenía una balsa sobre el río que te conté, con la que iba
a visitar todas las tierras que estaban bajo su gobierno. Este río sigue
siendo muy tranquilo en sus orillas, pero caudaloso en el centro, por lo
que nadie podía cruzarlo sin ser arrastrado irremediablemente; ni
siquiera la diosa se atrevía a tanto arrojo. No podemos decir que era
una diosa injusta, porque trataba a todos por igual y no le quitaba nada
a nadie; sólo de vez en cuando exigía un pequeño tributo consistente en
fruta fresca y ocotes para alimentar el fuego perpetuo que mantenía
encendido en medio de la balsa, que era el combustible que hacía
trabajar su hechizo. Como no podía abandonar la embarcación por
miedo a perderla, todos estaban obligados a comparecer en las riberas
una vez por semana, que en aquel entonces constaba de doce días. De
esta manera, ora subía la barca y a la vuelta de una docena bajaba para
cruzar por el mismo sitio.
»Aquellos no eran hombres, sino un antecedente de éstos, con el
cuerpo erguido pero brazos más pequeños y una delgada cola en forma
de rosquete. Silbaban las palabras, como serpientes. Cada tribu era
distinta en el color del pelaje, por lo que se dividían en cuatro: blanco,
negro, rojo y amarillo. La diosa los toleraba con idéntico rencor, como
corresponde a un amo frente a sus siervos.
»Los clanes comenzaron la guerra por el derecho exclusivo a
pescar en el río, ya que el asentamiento de los amarillos –en el norte–
contaba con las condiciones más favorables para la explotación de este
recurso. Su ubicación les permitía cobrar más de la mitad de los
cardúmenes disponibles en dos redadas. Después de la extinción, la
diosa los olvidó como si nunca hubieran existido. Y siguieron los negros.
»Dos pueblos eran pocos para colmar los requerimientos de la
diosa, que entonces se vio obligada a reprender a los sobrevivientes.
Cuando la comitiva de los rojos le ofreció un parvo cargamento, su ira
fue tan incontenible que no quedaron ni los restos de sus huesos
quebrados. Los blancos, espantados, huyeron a los cerros.
»Así se perdió memoria de estas nobles razas; la diosa no pudo
contener el llanto que la secó hasta su consunción. Eso es todo lo que
puedo contarte, ¿me crees?»
DE NUEVO LO SOÑASTE: EL PERRO MUERTO, la loma, que tu hermana
estaba viva; tu pacto con el de la cicatriz, los raspados en el mercado y
todo lo demás.
«PARECES COSTRA, ¡VETE!» También se aparece fuera de los sueños,
en forma de colibrí o detrás de los ojos de un gato pardo. Su espíritu
está vivo, tú lo sabes, y busca llamar tu atención en cualquier sitio. Te
sigue a todas partes, en muy diversos cuerpos. La has visto caminar de
un hormiguero a otro, con las antenas muy erguidas, levantando un
rastrojo con la fuerza de diez atlantes. Reconoces su voz en el ulular del
búho, su piel en la corteza de un fruto de tamarindo. A través de una
rendija entre las piedras la escuchas. «No me sueltes», te dice. «Dame
la mano, hermanito.»
¿POR QUÉ TE LA ROBASTE, CUCHITO?, si ella era una niña a la que no
le faltaba nada en donde estaba y tú eras sólo un hijo de las cabras,
criado en el monte a lengüetazos, correteado por los pastores desde que
tuviste uso de conciencia.
Es mentira que te haya seguido sin que te dieras cuenta. Fuiste tú
quien la buscaba a medianoche, urdiendo el plagio a espaldas del
indignado padre, que ya le había prohibido hablar de las historias que tú
le relatabas debajo de las sábanas. Quién le enseñaba tantos cuentos de
lugares en donde jamás habría podido estar, de los que era imposible
saber siquiera el nombre verdadero. Te venían a la boca como
susurrados por una voz interna, de muchos años de vida.
«Voy a vivir mis sueños» le dijiste, y ella te imploró: «Llévame.»
PARIDO A MEDIO CERRO, EN CUCLILLAS sobre una laja ardiente. Con el
sol en cenit, el golpe de luz te escoria la frente achatada por el esfuerzo.
Con los ojos aún cerrados, palpas gruesas espinas en torno a tu región
umbilical. Después de cortar el cordón, ella procede a circuncidarte con
la misma punta de maguey. El llanto te atraganta antes de que la leche
que mana del duro pezón propicie un remanso de calma. Esperarías que
su sombra te cobije durante un lapso menos breve, pero ya escuchas los
pasos en descenso, cada vez más distantes. El monte convoca a sus
criaturas, que acuden en tropel para proporcionarte amparo. Al tercer
día, tu labio partido ya no sangra.
SUEÑAS CON UNA ABIGARRADA FORMACIÓN de hormigas rojas
atravesando los reverdecidos pastizales. Mancha de diez millones, mil
billones, diez mil trillones de insectos a un mismo tranco allanando
parcelas hasta el borde de la devastación planetaria. Legión que paraliza
de asombro a las ciudades, que cubre el mar de extremo a extremo
para que otras miniaturas crucen entre las distantes orillas del mundo.
Los polos se tocan bajo una infinita trama de articulaciones y tenazas,
de vellos microscópicos que cubren ojos fractuales. Las mandíbulas
entrelazadas en una misma hambre caníbal. Los unos contra las otras.
Los de arriba aplastando a las de abajo. La extinción llevada a las
postreras consecuencias. Su gradual retirada comenzando por las cimas
de las altas cumbres para continuar el desalojo de playas, de terrenos
baldíos, de jardines y prados. Los ejércitos en contracción alrededor de
un núcleo mínimo. Una región, una provincia, un feudo; una campiña,
un sembradío, un surco. Un hormiguero...
«QUE NO TE ATERREN SUS COLMILLOS, CUCHITO. Tú sabes que le está
causando daño, ya no se lo permitas.» El de la cicatriz te guía hasta la
troje para mostrarte que Carola se encuentra en peligro. El perro negro
la estruja, no la deja respirar. Ella es obligada a permanecer en
obscenas posiciones hasta que el monstruo ha colmado su apetito
carnal. En el rostro adivinas que implora ayuda, mientras que el enorme
can la monta inclemente, como si se tratara de una hembra afín a su
raza maldita. Te entrega el machete. «Destrúyelo, es el momento.
Ahora que ha saciado su lujuria y se tumba a recobrar aliento.» Ya te
vio, ladra. Se incorpora. Tú aciertas al primer mandoble. Sangra del
vientre. Las tripas vidriosas se desatan para esparcirse alrededor. Él
trata de sostener con ambas manos la precipitación de vísceras. Un
segundo golpe es decisivo. Desprende su cabeza. Carola aúlla, histérica.
Golpea. «Loco», te dice. «Anormal» te dice. «Enfermo, asesino. Idiota
estúpido, lo mataste. Desgraciado mil veces.» «Cállate, lo hice por ti. Te
dije que te calles, no te escucho. Era un animal.» «El animal eres tú,
cucho de mierda. Diablo.» «Te dije que te calles. Te gustaba, era lo que
querías.» «Engendro del infierno.» El filo se encaja en su pecho.
«Perdida, perra tú. Puta tú. Enferma tú. Diablo tú. Muere, fiera. Recibe
tu merecido. Bestia pervertida, degenerada. Bruja libertina...»
TANTAS ALAS APLAUDIENDO figuran bofetadas. Su palmotear te
encrespa los sentidos al tiempo que la densa nube amarillenta se
apropia de los maizales, transformada en miríada de insectos con caras
largas. Dientes que trituran las mazorcas hasta el bagazo. Bulbos
oculares donde la luz se deforma. Larvas insaciables de la mítica arpía,
con ancas adecuadas para emular el salto de los depredadores. Bocas
que mastican o escupen, degluten vociferando «No me sueltes, dame la
mano. Hermanito, sálvame.»
Corres sin avanzar, pero el paisaje cambia. Las sombras de la
plaga se atenúan hasta desaparecer, dejando un cielo limpio en donde
sólo se destaca un sol voraz. Ya te escuece la espalda cuando atisbas un
montículo entre la hierba que desciende hacia la cinta de agua que
conoces por sueños. Ésta es la loma y aquél es el río de la leyenda.
Aspiras con fruición exóticos perfumes. Llegas al borde del portentoso
cauce, mucho más ancho de lo que tú imaginabas. A lo lejos despunta la
visión de una balsa que se aproxima. La aguardas expectante. Te
embarcas. La diosa anciana se apiada de tu cuerpo convulso que
desfallece a sus pies. Lava tus llagas. Recibes ese abrazo a través de los
siglos mientras ella deplora la aflicción de sus hijos.
II) Muestra poética.
Memoria en vilo
La cifra del jilguero no es su canto, sino el oscuro andén que nos
conduce a la pradera enraizada de recuerdos donde una voz diminuta
nos reclama con alardes de trueno embravecido. Callan de amar las
intermitentes luciérnagas si el grito se eleva de la estera que sostienes
con manos crispadas en acero.
Vendrá algún día el destello que liberte a los muros de su prisión
infame, cuando la hiedra amanezca resarcida y bajo el cielo no queden
rastros mustios de la vegetación que crece al borde de los acantilados.
Desierto intacto
El sol como emblema que asciende es un pretexto para que los labios de
las garzas se endurezcan a mitad del río. La cruz plantada en una
estepa estéril: anunciación de soledad enhiesta, de esplendor.
La cima del aire
Todo el verano se desborda entre tus manos de liquen, en la fingida
indolencia del cangrejo cuya mayor hazaña consiste en peinar la playa
con hebras de diamante encanecido. Tuya es la fuerza que mueve al
mundo: el lance del jaguar en acecho frente a su presa impávida.
Ya es tiempo de vaciar el mar sobre las nubes para volver a
comenzar de cero.
Plegaria del eterno retorno
Fluidos minerales que inseminan la escarcha,
la esperanza asfixiada dentro de un florero;
reina abeja entre los cirios yertos,
el ocaso estallando en la sombra,
una espada sin filo y una vela encendida.
Ningún hechizo posterga el fin del mundo: tengo la certeza de que
será una tibia dispersión marchita de violetas.
Lluvia forestal
El asedio del lince anticipa la sucesión del agua derruida. La tempestad,
cernida a nuestros pies, es la razón más aparente de que la alondra se
diseque en el aire adelgazado por tanta ausencia.
El estornino es noche que invierte su plumaje:
verdor en el que aspira a consumarse el alba.
El límite
Mujer de estrella dilatada: torrente del que emerge la voz
ensangrentada con el distante rubor de la medianoche. Ahora vuelves
sola a mi regazo para incendiar las alas primordiales en su descenso a la
tolvanera.
El lago es la conciencia quieta de los ángeles
que han venido a enseñarte su lenguaje de flechas;
el ardid de conseguir la sucesión del reino
apenas toques la luna
con los labios dispersos de las olas.
Memoria del rayo
Al emigrar, he vuelto a ser la piedra que ciñe como cauda a las
montañas en reposo; brizna de luz tendida sobre el abismo claro de los
atrios, constelados de esperanza rediviva.
La casualidad nos torna en disidentes flores de testas raídas:
longevo amanecer en el que nunca acaba de fundirse el sol.
Cada paso es un acercamiento a la serpiente bifurcada de los días
ajenos
—que enjuga su saliva en nuestros hombros—
ajustando su lento discurrir al flujo de las horas póstumas.
Cabalgando
en ristre
de la sombra
me someto a la alabanza de la noche.
Los días bisiestos
Por la virtud de la guirnalda, la luna es un estigma en la frente del día.
Preludio de la tarde:
esparces jubilosa la sal de los océanos sobre las
altas catedrales de tu llanto, para que nunca nadie se atreva a cometer
incesto nuevamente con la tormenta en cierne
En la ignorancia de la dicha, te deseo bonanza en tu litigio por usurpar
el reino de los cielos
El refugio
Más que el vuelo, la gracia del otoño radica en dejarse amar en los
aljibes. El clamor del celo es suficiente para ahogar la luz en un trozo de
cuarzo que se estrella al contacto del sonido. No hay manera de esperar
que la noche se agite entre los abedules, pues el misterio de ese
encantamiento es el origen del huracán.
Si fuera transitoria tu morada en el aire, jamás la rosa hubiera
hendido su desprecio sobre tu pecho de alborada inhóspita debajo de los
sauces.
Guardián del alba
Como una ofrenda
la luna abyecta se inclina
sobre el rostro entumecido de los hombres
para coronar con su lujuria
la estadía del ensueño.
Vuelve en barcas de mimbre
entre un mar cadencioso de aves:
la pauta es un estrecho río
sin condición ni límites.
Manual de asedio
El unicornio es invisible.
Si un cazador alienta su captura,
dispara al aire.
La flecha erguida,
en su presencia,
adolece de tino.
Sólo espinas lo hieren.
El pétalo es su abrigo,
carnada de lo blanco.
Jamás regresa a una misma morada.
Duerme al pie o tendido
entre los árboles.
Sus ojos son albergue del brillo,
súbitos resplandores.
El cuerno es un colmillo.
Tú que acechas,
tensa el arco sin piedad.
Devoción al fuego
Desnuda te concibo semejante a un continente
en sueño:
brechas como piernas
prolongadas en llanuras de fuego,
horizontales rieles o amalgama vulnerable a mis besos
Ávido el deseo
anuda en tu cintura
Márgenes que asoman precipicios
Cabalgan Ojos Asombrados
Bálsamo
de un pulcro promontorio
discretamente
florido
en su negrura
Corazón de Arreola
El sapo trama
sortilegios contra el musgo.
Disimula
movimientos de piedra,
ojos que son espuelas
al intruso.
Todo cede a su mansa quietud;
solitario gime desconsuelo.
Odre verrugoso,
fuera del agua se sumerge
para que lo salvemos.
El sapo, capucha del alma.
Suburbio de la costa
Del mar,
el viento erige escombros.
Mareas son látigos
o brazos que no cesan.
Tromba de lenguas,
azote de los riscos.
Brisa de aves partidas.
El puerto, ciudadela
de nubes suspendidas.
La noche como revelación oceánica.
Boca de la lumbre
I
Éxodo 3: 4-5
Facunda, aunque renuente,
habilitada flama de lenguaje;
ya pira, más que en brasa trastornada
su esbelta crin ardiente
—que el fuego no precisa de blindaje.
Atemperada pues, fiera al relente
ni se doblega —asaz indiferente—
si escalda la osamenta de la zarza.
Cuán fugitiva se hurta
mi infiel conciencia al prístino llamado,
ascua de ardor madura
que al lastre ha relevado
en bonanza del lujo bienamado
—¡Oh esplendente candela,
oh encarecida llama
al arduo cerco de mi frente esquiva,
líbrasme de palabra
con tu grata partida
de tal modo que errante, aún das vida!—.
Evanescente entonces,
a petición depuesta la sandalia,
sin recelar me adentro en greda virgen
con aliviada carga.
II
Éxodo 33: 18-23
Manifiéstase nube un
velo que me descubre
traslúcido el contorno de su palma:
coto donde hace calma
que ampara al ya vacante,
desaforado hospicio
para sola custodia del aliento;
bien lo guarda del vicio,
sedicioso tormento,
cuando el ánima niégale sustento.
Mas constante cuidado
no columbra el ensueño
si de ajena deriva procedencia
—¡Trueca ay, noble carencia
por consuelo pequeño
al que, obstante no, se acredita empeño!—.
(Esta, pues, posesiva
nebulosa imperante
cuánto más alusiva es evidencia
del de avaro semblante.)
Elegía al manchego
Varón estampa de la bizarría
quien encaró la injuria, y sin sabello
trajo a la realidá de los cabellos;
como botón es muestra de hidalguía.
Quijote monseñor, de vesanïa
jamás se menosprecie entre la gente
los insinuados guiños de la mente
que nota son mejor de tu valía.
Pues aunque lo de triste se señale
como primero sino de tu suerte,
nunca diste a la bella por perdida:
La del Toboso, emblema de los males
que recto te llevaron a la muerte
—Tú, que imitaste la llorosa vida.
Sísifo en penitencia
Inútil ejercicio el de la peña
cuyo traslado lento hacia la cumbre
—aunque confiando al logro certidumbre—
concretará jamás el que se empeña.
Ejemplo de martirio, es la reseña
de nuestra condición de servidumbre
para qu’el esforzado s’acostumbre
a ser juguete que Adonay desdeña.
Doble evadido del terreno de Hades
—primero celador, luego insepulto—
que embustero granjeose enemistades
de cuantos dioses merecieron culto
para acabar al fin de las edades
atribulado por el mismo bulto.
Hamlet encuentra a Yorick
Ay, compañero del aleve sueño
que hace merma en la nómina del mundo;
suyo efecto supera el del beleño:
trajinera discreta a lo profundo.
No’ay deste calabozo un otro dueño
sino el comunitario gemebundo
concierto de dolor, nada halagüeño
par’el recién llorado moribundo.
Dale bufón, ¡oh pícaro risueño!
tu fama de solaz al inframundo;
concédeme la dicha del ensueño
cuando por dentro en lágrimas abundo.
III) De la traducción anotada de “Finnegans Wake”, de Joyce.
LA CAÍDA3
correrrío,4 pasados [la iglesia & la taberna de] Eva y Adán,5 desde
viraje de ribera hasta recodo de bahía, nos trae por un comodio6 [vicio]
cívico7 de recirculación devuelt’a Howth Castel8 y Enrededores.9
Sir [Almeric]10 Tristram11 [Tristán],12 violamores,13 de sobre’l mar
angosto, había no todavía [pasadotravez] vueltoarrivar desde Norte
N.T. Lo escrito entre [corchetes] son lecturas alternativas o datos adicionales para contextualizar el pasaje.
3
Joyce, James. Finnegans Wake. 1939, Londres, Faber and Faber; pags. 3-4.
4
Otras versiones: “ribereña (dublín)”, “invadida por río”, “soñemos & veremos (otra vez)”.
5
Refiere simultáneamente al episodio del Génesis, a la Adam and Eve's Church y a una taberna próxima a
dicha iglesia en Dublín. Otra versión: “pasada la víspera de un Adán”.
6
Castellanización del inglés “commodious”, que significa amplio y espacioso. Referencia al emperador
Cómodo (Lucius Aurelius Commodus Antoninus), hijo y sucesor de Marco Aurelio, con quien inicia la
decadencia del Imperio Romano.
7
En el original: “vicus”, significa barrio o pueblo pequeño en latín. Se hace referencia a Giambattista Vico,
quien concibe la evolución histórica como una espiral. El principio se liga con el final de la novela: “Un
camino (a lejos) a solas al fin amado a través dÉl”. Vico Road es una vía costera al sur de Dublín.
8
Castillo de Howth. Se respeta el orden de la mención en inglés para formar las iniciales HCE.
9
Se presentan las iniciales de Humphrey Chimpden Earwicker (HCE), el protagonista de la obra que
personifica a la ciudad de Dublín y a todos los hombres en su caída: Here Comes Everybody.
10
Almeric o Almory Tristram, dueño y conde de Howth en el siglo XII. Su dinastía heredó la propiedad.
11
Evoca también a Tristram Shandy, personaje del escritor irlandés Laurence Sterne.
12
Referencia constante en la novela por su relación con Isolda (Iseult), princesa de Irlanda. La hija de HCE se
llama Isabel y/o Isobel (Issy).
13
La viola d’amore es un instrumento musical de catorce cuerdas.
Armórica14 a este lado del raquítico istmo d’Europa Menor
par’empuñapelear su [aislada] guerra peneinsular:15 ni [había] habido
piedras16 de [jonathan]17 altosawyer18 por el riachuelo Oconee19
exageradas ellasmismás hasta [ser] jorgios20 [no gitanos] fabulosos del
condado de Laurens mientras fueron dubliando su número21 [de
mendigos (má’s y padres) ininteligibles huraños & tramposos] todo el
tiempo: ni unavoz22 de unfuego23 [había] bramadicho mishe mishe
[yo(soy)yo] para babautizar túerespetricio:24 no aún, sin embargo muy
pronto después [del hijo venido (disfrazado) de venado], habiun
chicabrete25 [engañoso] culacabado [a] un soso viejo isaac [butt]: toda
vía no, aunque todo se vale’n vanilidad, fueron envueltas [& escritas]
14
Región costera del noroeste francés. También evoca a Norteamérica.
15
Sugiere simultáneamente la Guerra Peninsular, la masturbación y el acto aislado de la escritura.
16
Referencia al mito de Deucalión, que arroja piedras y crecen hombres.
17
Por iniciativa del irlandés Jonathan Sawyer, se le otorga el nombre de Dublín a dicha comunidad en el
condado que se menciona, en Georgia (EU). Joyce lo coloca por encima de Tom Sawyer, el personaje de
Mark Twain.
18
En el original: “topsawyer's rocks”, alude a una formación rocosa sobre el cauce del río Oconee.
19
Río de Georgia (EU).
20
Habitantes de Georgia (EU). El hijo de Joyce y Nora Barnacle se llama Giorgio.
21
Otra versión: “…fueron (a) dublín su má y padre (mi padre) todo el tiempo.”
22
En el original: “nor avoice”, sugiere la voz de Nora Barnacle.
23
Evoca simultáneamente el episodio de Moisés frente a la zarza ardiente y la personificación de Brigit, la
diosa triple de la mitología irlandesa que se relaciona con el sagrado fuego eterno de la inspiración.
24
Conjuga las palabras de Jesús “tú eres Pedro” con la mención a San Patricio, santo patrón que aviva el
fuego de la cristiandad en Irlanda.
25
Introducción de Charles Stewart Parnell, protagonista de la historia de Irlanda que se opuso políticamente al
conservador Isaac Butt; también alude al engaño de Jacob a su padre miope Isaac.
hermanas sosias26 iracundas con dosún nathanyjoe [jonathan (swift)].
[Al] Pudrir una pizca de la malta de ‘pá había Jhem o Shen27 hecho
cerveza por luzarco28 y al final del [puente] rory29 el arco iris
[cejarreina] estaba para ser vistos algunosanillos30 sobre la caragua.
La caída (bababadalgharaghtakamminarronnkonnbronntonnerronntuonnthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenenthurnuk!)31 deun
alguna vez viejo salmonzuelo32 [par] de wallstreet33 [en apuro por el
muro] es recontada temprano en cama y más tarde’n vida parabajo a
través de toda la juglaría cristiana. La gran caída de la pared’e lejos34
implicó a tan corto plazo del aviso la pafcaída de Finnegan,35 sólido
26
Alusión a un vínculo lascivo entre el escritor Jonathan Swift y unas “hermanas” (sesthers) sucias, socias y
sosias: Vanessa (Esther Vanhomrigh) y Stella (Esther Johnson). Ambos motes se los adjudicó Swift.
27
Shem (Jim/James) o Shaun (John), los hijos varones de HCE. Son gemelos. También se les nombra como
Jerry y Kevin. El pasaje hace referencia a la canción del siglo XVIII "Willie Brew'd a Peck o' Maut", del
poeta escocés Robert Burns; también evoca la embriaguez de Noé (Génesis 9: 20-23). En el original: “Jhem
or Shen”, sugiere asimismo la marca Jameson de whiskey irlandés.
28
Un chorro de orina. La malta ha sido fermentada a través de la digestión y culmina el proceso con la
micción. En el original: “arclight”, sugiere también el arca (ligera) de Noé.
29
El puente Rory O'More cruza el río Liffey. Es rebautizado así en 1939, año de edición del FW. Otras
versiones: “…al oriente el arco iris…” o “…al final (rojizo) del rociado arco iris…”
30
Evoca las cuatro óperas épicas que componen "El Anillo del Nibelungo", de Richard Wagner.
31
Reproduce distintas voces en idiomas diversos para nombrar al trueno, simulando la onomatopeya de su
caída.
32
Old Parr es la marca de un whiskey, inspirada en el mito inglés de un sabio personaje muy longevo.
33
Por el jueves negro de 1929.
34
Wall Street.
35
Referencia a la canción popular irlandesa "Finnegan's Wake" (de mediados del siglo XIX) que relata la
caída de un hombre ebrio de una escalera; lo dan por muerto, pero “despierta” al ser empapado con whiskey.
hombre irlandés,36 que la cabezadehumpty37[enla]colina délmismo
prontamente envía una buena indagación hacia’l oeste’n busca de sus
dedosdelpiededumpty[enel]pueblo: y su picarribapuntoysitio38
[obelisco]39 está en [el lugar de] el noqueo40 enel parque donde
naranjas41 han sido puestas paroxidarse [& descansar] sobre’l verde
pasto desde que’l primer diablinense42 amó [vivo]43 a livia [liffey].44
¡Qué choques aquí de voluntades de lo que la gallina45 quiere,46
ostragodos ‘oggando piscigodos!47 ¡Brékkek Kékkek Kékkek Kékkek!
36
Alude a la canción cómica del siglo XIX "Muldoon, the Solid Man", de Edward Harrigan; trata el caso de
un político de origen irlandés, emigrado de pequeño a los Estados Unidos, que se vanagloria de su prestigio.
Esta pieza alcanza gran popularidad en Irlanda con la interpretación de William J. Ashcroft.
37
Evoca a Humpty Dumpty, personaje de una rima infantil: el huevo antropomorfo que cae de una pared, se
rompe y no tiene remedio. Se relaciona con el nombre de HCE: Humphrey.
38
En el original: “upturnpikepointandplace”, refiere simultáneamente al obelisco en el Parque Phoenix y al
punto de peaje (una verja) para ingresar a Chapelizod, donde se encuentra la taberna de HCE.
39
El Wellington Testimonial, monumento ubicado en el Parque Phoenix. Alude al sexo erecto.
40
Referencia a la localidad de Knockmaroon (colina de los cadáveres) y/o al pueblo de Castleknock, cerca del
Parque Phoenix.
41
Alusión al lugar donde están enterrados irlandeses protestantes anglófilos (orangemen), cerca del Parque
Phoenix.
42
El diablo es el primer Caído.
43
Otra versión: “...desde que el primer diablín amó a los vivos”.
44
Anna Livia Plurabelle (ALP), esposa de HCE, se identifica a lo largo de la obra con el Liffey: el río de la
vida.
45
Biddy Doran deambula entre la basura, detrás de la taberna de HCE.
46
Otra versión: “Qué discrepancias aquí de voluntades contra (lo que) no (se) quiere…”
47
Alusión al enfrentamiento entre ostrogodos y visigodos, explícitamente en la Batalla de Châlons (451 d.C.),
donde el rey Atila –en alianza con ostrogodos– sufre una derrota moral.
¡Kóax Kóax Kóax!48 ¡Ualu Ualu Ualu! ¡Quaouauh!49 Donde los batallarios
partisanos Bodelerios50 [con cimitarras] tán todavía fuera para
dominajenar [a] Malocus Milgrañas51 y los Verdones52 [con lanzas]
catarrojando las canibalísticas fuera de los Chicoblancos53 de Cabeza
Encapuchada. Puerta’l cerco y búmerazotes.54 ¡Prole d’os55 [cabrones
odomitas], sea yo [su] miedo!56 ¡Sanglorianos [sin gloria], salven!57
Reclaman [sus] brazos con lágrimas, horrorizando. Matymatymate:58
48
Onomatopeyas del cacareo. Tiene antecedente en el canto de "Las Ranas", obra de Aristófanes.
49
Lamentos galeses.
50
Alude a (Charles) Baudelaire para referir que la batalla se desarrolla en Francia. Otras versiones: “Ares
batalladores” o “aries (carneros) de la batalla”.
51
Alusión a las profecías del santo irlandés San Malaquías, quien vivió en el siglo XII.
52
Referencia a la comuna de Verdun para aludir –por extensión– al combate en Francia. También evoca a
(Paul) Verlaine.
53
Referencia múltiple a los Whiteboys irlandeses, miembros de una asociación agraria que se opusieron en el
siglo XVIII al sistema de terratenientes; también alude a White, Hoyte y Boyce, tres Lord Mayor (alcaldes) de
Dublín, y a la gente del Ku Klux Klan (KKK), en EU.
54
Asedios en oleadas.
55
Anagrama de “Sod”. Los alanos (o arios), también conocidos como “os” (u osetios), participaron en la
Batalla de Châlons, encabezados por el rey Sangiban. Otras versiones: “Prole de Dios” o “Prole de la tierra”.
56
Otras versiones: “¡Hermanos de la tierra (irlandesa), sean mis hombres!” o “mi hierba” o “sea yo (el)
hombre” o “hierba”.
57
Alusión a las tropas de Sangiban quien, según el historiador Iordanis, le había prometido a Atila entregar la
ciudad de Aureliani (Orléans) a los hunos por miedo. Al enterarse, los visigodos los colocaron en medio del
frente de batalla para evitar que desertaran. También puede interpretarse como “los que van a dar gloria a la
sangre”.
58
En el original: “Killykillkilly”, se relaciona con el KKK y también suena como un cacareo.
ató dos, ató dos.59 ¡Qué oportunidad abrazan, qué castillos aireados y
ventilados!60 ¡Qué ofrecemeamores61 seducidos a pecar por qué
egoteabsuelvos!62 ¡Qué sentimiento de verdad por sus cavellos con
quextraña voz del falso hiposo63 [jacob]! ¡Oh ye aquí cómo tumbado [&
habiendo merodeado en howth] ha encontrado el polvoscuro [del ocaso]
el padre de los fornicacionistas64 pero, (¡Oh mi alguien de escalera
brillante!)65 cómo ha finabarcado [el] más alto firmamento66 la señal
celestial de sutil anuncio!67 ¿Pero era iza? [¿Iseult?]68 ¿Es eso? ¿Antes
eran adivinos? [¿Estamos seguros?] Los robles69 de antaño ahora yacen
59
A todos. Otra versión: “un tributo, un peaje.”
60
Castillos en el aire.
61
Cita de Robert Herrick: “Bid me to live, and I will live / Thy Protestant to be; / Or bid me love, and I will
give / A loving heart to thee.” Por extensión, alude a los protestantes (como HCE).
62
Referencia a la absolución del confesor. Por extensión, alude a los católicos (como ALP).
63
Se alude al Génesis 27:19-36, cuando Jacob suplanta a su hermano mayor Esaú dos veces (referencia al
hipo, que se repite): con respecto a la primogenitura y al recibir la bendición del padre.
64
Se refiere a los cristianos ortodoxos del este, seguidores de San Juan Climacus, quien en su obra "La
escalera del divino ascenso" menciona que la saciedad en la comida es el padre de la fornicación.
65
La traducción literal es: “¡Oh mis estrellas brillantes y cuerpo!”, aludiendo a las constelaciones, que forman
figuras. Otra versión: “¡Oh miun cuerpo de estrellas brillantes!”
66
Evoca Isaías 48:13.
67
La escalera del divino ascenso, que lleva el alma al cielo.
68
“Was ist? Isolde?” son las primeras palabras de Tristán en la ópera de Wagner "Tristan und Isolde".
Referencia a la hija de HCE y ALP.
69
“Druida” se deriva del celta “drus”, roble. Los druidas gálicos veneraban el roble cuando crecía muérdago
en él. Los árboles (serbal, tejo, avellano, etc.) tenían gran importancia para la cultura irlandesa antigua; las
arboledas de robles eran lugares sagrados para los celtas. En el siglo XVIII, los miembros de las
organizaciones secretas del campesinado del norte de Irlanda eran conocidos como “oakboys”.
[en paz] como turba70 todavía dormidos donde las cenizas tán
puestas.71 Cae [en tentación]72 si [es] tu voluntad pero, tienes que
levantarte: y no tan pronto o la farsa por el momento devendrá en un
asentado finalix73 secular [circular].
70
Combustible fósil formado de residuos vegetales acumulados en sitios pantanosos.
71
Alusión a las tumbas druidas megalíticas (dólmenes, montículos y círculos de piedras). El autor realiza un
juego de palabras en este pasaje donde menciona a los robles (oaks), los olmos (elms) y los fresnos (ashes, en
versiones anteriores del escrito).
72
Referencia al falo (Phall).
73
Se alude al fénix, que muere y renace. También evoca el Parque Phoenix, escenario del pecado en FW.
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