EL LIDERAZGO CRISTIANO - aquí estoy

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EL LIDERAZGO CRISTIANO
"Existe una necesidad urgente de que surja una nueva casta de líderes enérgicos que trabajen
para restaurar la fe de las personas entre si y que hagan revivir la capacidad de asociarse para
sobresalir."
Eso puede parecer muy fuerte, considerando los escándalos corporativos y eclesiásticos que hemos
visto últimamente. Pero éste es exactamente el tipo de clima necesario producir líderes notables. "Sólo
un desafío produce la oportunidad para la grandeza".
Las organizaciones y las iglesias simplemente pueden sentarse y esperar por esta nueva cosecha de
líderes para levantarse de los "caos e incertidumbres del presente."
El liderazgo no es un suceso, es un proceso, (el llamado es un suceso, el cumplimiento de ese llamado
es un proceso)
Hay dos cosas que Dios va a trabajar en tu vida: Van a haber sucesos y van a haber procesos.
Dios no es el Dios del golpe de suerte, o de la gran oportunidad. Dios es un Dios de procesos.
Engendrar un hijo, es un suceso. Nueve meses de embarazo es un proceso.
Dar a luz un hijo, es un suceso, ver crecer a un niño, es un proceso.
Dios le dijo a un rico:
"¿Quieres ser perfecto?", (suceso), vende todo lo que tienes y dalo a los pobres (proceso).
Vas a disfrutar cada etapa de tu servicio. Dios te mostrará la visión completa, pero va a haber un
proceso.
Todos los grandes hombres de Dios vivieron un suceso, pero luego tuvieron que vivir un proceso
Moisés, David, Eliseo, Jesús.
Dios quiere hacer de cada miembro un líder.
Colosenses 3: 7-18
Al finalizar la carta a los colosenses Pablo menciona a 10 personas. Generalmente pasamos por alto
estos textos de saludos y recomendaciones. Nos parecen poco relevantes. Pero si nos detenemos un
poco, podemos encontrar valiosas enseñanzas.
Los que vayan a asumir alguna responsabilidad, necesitamos tener claridad sobre que significa ser un
líder cristiano. Mi propósito es dar orientación para aquellos que están decidiendo en estos días. Para
eso vamos a seguir este texto.
Las marcas del liderazgo cristiano.
Responsabilidades
1. La primera condición para ser un líder cristiano es aquel que está dispuesto a ser un servidor.
“Tíquico, fiel servidor” Vs. 7a
En el mundo secular, se piensa en el liderazgo como un espacio de poder, de ganancia y mando. Y
existe el peligro que las nociones seculares de liderazgo se infiltren entre nosotros. Algo parecido a lo
que les pasó a los discípulos que especulaban sobre quien sería el líder del grupo, después que Jesús
muriera.
En el mundo secular el líder busca obtener alguna ganancia. Siempre el liderazgo secular está en
función de algún rédito: económico, prestigio, honra...
En el Reino de Dios, el líder está dispuesto a sacrificar. Vayamos sabiendo. Si alguno aspira al
liderazgo cristiano, necesita saber que necesitará hacer sacrificios. Va a sacrificar tiempo, va a
sacrificar prestigio, va a sacrificar salud, va a sacrificar dinero, y va a perder la vida. Si hacemos un
seguimiento de estos 10 líderes mencionados en Colosenses, no nos deja lugar a otra conclusión:
Porque sirvieron, sacrificaron todo.
1
Debemos tener un espíritu de entrega
Los discípulos dejaron su padre (relaciones de amor importantes)
Los discípulos dejaron la barca (trabajo, fuente de ingreso, posesiones)
Mt. 10:36-39 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija
más que a mí, no es digno de mí; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39
El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
No significa separación de la familia o dejar trabajo y posesiones.
Pero indica que ninguna atadura terrenal, no importa lo íntima que sea, debe impedir la total entrega a
Dios.
No descuide su familia, su trabajo, pero al mismo tiempo no descuide su misión. Dios debe tener
siempre el primer lugar.
Dios quiere una iglesia, lideres, personas equilibradas manejando su escala de valores. (no ser
pendulares, como normalmente somos)
Cristo nos llama a una misión sublime antes que a una vida tranquila y cómoda.
Amar a la familia es un mandato de Dios, pero aún ese amor puede ser una excusa para no servir a
Dios.
Tomar nuestra cruz y seguirle es identificarnos con Él públicamente y estar dispuestos a enfrentar por
su causa toda clase de oposición.
Necesitamos comprender que ser discípulo y líder significa sacrificar tus intereses por los de Dios.
Lo que cambio en ellos fue su escala de valores, el orden de esa escala fue transformado.
El Señor ocupaba ahora el primer lugar, se sentó en el trono.
Todo giraba alrededor de Jesús, y no al revés.
Sin entrega a la visión y al equipo que lleva adelante no se avanza
La entrega de cada parte para hacer realidad el propósito de Dios es fundamental.
Necesitamos una escala de valores ordenada correctamente, para manejar bien nuestras prioridades,
para tomar decisiones acertadas.
Un líder sin entrega, es pura cáscara, címbalo que retiñe, su alcance será muy reducido.
La pregunta que debemos hacernos antes de aceptar un lugar en el liderazgo de la iglesia es ¿Qué estoy
dispuesto a sacrificar? (y no estoy hablando de cosas malas, tal vez son prioridades que hoy no pueden
ser descuidadas) Y si ya sabes que no podrás renunciar a esas cosas, mejor no aceptes.
Mejor que evaluemos. La iglesia está pasando por una situación de emergencia, y necesita de un gran
espíritu sacrificial para recuperarse.
2. La segunda condición es aquel que está dispuesto a trabajar en equipos.
“Tíquico, colaborador” vs. 7b
En este breve texto, Pablo menciona una red de personas, vitalmente relacionadas entre si, a través de
Cristo. Uno de lo grandes méritos del ministerio de Pablo fue la formación de equipos de trabajo. En
realidad Pablo no hizo otra cosa más que tomar el modelo de su Maestro. La misión más importante de
Jesús, después de su sacrificio en la cruz, fue formar un equipo de discípulos.
En el liderazgo bíblico no hay lugar para llaneros solitarios. No hay lugar para personas que se cortan
solas. No hay lugar para iluminados que creen tener toda la verdad. En el liderazgo bíblico, solo hay
lugar para los que saben trabajar junto a los demás: sabe dar su opinión pero sabe escuchar. Tiene
convicciones, pero sabe que no tiene verdades absolutas.
Jesús era Dios, pero mientras camino en la tierra fue hombre, padeció como hombre, estuvo sujeto a
pasiones como hombre, pero aun así fue perfecto y nos enseño a caminar como hombres en la tierra.
Jesús para llevar adelante su obra, su propósito, necesitó de otros hombres.
No solo para formarlos para que continuaran su obra, sino para que trabajaran junto con él durante su
ministerio.
Jesús necesitaba un equipo.
La Biblia dice que Jesús oro para elegirlos. (Lc. 6:12-16)
2
Esto quiere decir que fue el Padre quien puso en su corazón los hombres que trabajarían junto a el.
En definitiva Jesús no eligió, solo aceptó con quien trabajaría.
Lc. 6 dice que de la multitud de seguidores eligió a doce, que el Padre le puso en su corazón después
de orar toda la noche.
Al margen de que todos no podían trabajar junto a El, por que eran solo 12, esos doce a pesar de que
fueron elegidos por el Padre, fueron elegidos por alguna causa.
La pregunta es ¿Por qué esos doce y no otros?
En primer lugar por voluntad del Padre.
Las personas que Jesús llamó tuvieron actitudes iniciales que los hicieron calificar para luego ser los
apóstoles del Señor.
Tu futuro en el Señor depende de las actitudes iniciales.
Tus actitudes iniciales te califican o te descalifican.
Actitudes iniciales correctas te califican.
Actitudes iniciales incorrectas te descalifican.
Cuando hablamos de “descalificar” decimos “Dios tendrá que tratarte hasta que aprendas” igualmente
estarás en medio de un equipo.
El servicio comienza en tu mente.
Para ser un siervo se requiere un cambio de pensamiento y de actitudes.
Dios está más interesado en por qué hacemos las cosas que en lo que hacemos.
Las actitudes cuentan más que los hechos.
El Rey Amasías perdió el favor de Dios porque “hizo lo correcto ante los ojos del Señor; aunque no
de todo corazón. 2ª Cr. 25:2
«"Cuando Dios mide a un hombre,
pone la cinta de medir alrededor del corazón y no de la cabeza. "»
Un equipo funciona por el principio de aceptación.
La aceptación hacia los que trabajan junto a nosotros es vital.
Jesús en un momento mostró que realmente él no formo un grupo de personas que solo obedecieran a
un jefe, Jesús mostró que más que eso formo un verdadero equipo.
Un equipo donde cada uno ocupara su lugar e hiciera lo que debía hacer de acuerdo al plan divino.
Cuando los llamo por primera vez les dijo “Síganme”
Lo que da la sensación de alguien que sigue por detrás a cierta distancia.
Pero luego les dijo “amigos” lo que da una imagen de personas que caminan abrazadas unidas uno al
lado del otro.
En la amistad no se esconde nada, hay confianza, se revelan abiertamente los temas relacionados con
el propósito, respetando el lugar y la autoridad de cada uno.
Un equipo no es gente en fila india separada a una cierta distancia y ordenada por rangos de autoridad,
un equipo es un conjunto de gente que camino abrazada uno al lado del otro avanzando juntos y
haciendo realidad el propósito de Dios.
Un equipo entiende más allá de la autoridad que cada uno cumple una función diferente al otro,
respetando la autoridad.
Jesús oró y el padre reveló quien, Jesús solo los invito a compartir y ser parte del equipo.
Si Jesús hubiera evaluado las condiciones, habilidades, virtudes, defectos y aun lo que le fue revelado
de cada uno de ellos jamás los hubiera aceptado en el equipo.
Lo más probable es que hubiera levantado una queja ante el Padre solicitando cambios en su equipo,
gente más apropiada o más similares de acuerdo a su perfección.
Recuerde que Jesús sabía que en su equipo había traidores, faltos de fe, ambiciosos de poder,
negadores, semianalfabetos, torpes, impulsivos, desubicados, entre otras características más.
El equipo de Jesús no era el “ideal” a los ojos de cualquier hombre.
El equipo de Jesús, ni “pinta de equipo” tenia.
Sin embargo Jesús entendió el principio de aceptación.
3
Para Jesús era un gran equipo.
La óptica de Jesús es muy diferente a la nuestra.
Dios tiene una visión completamente diferente de cada persona y del equipo.
El principio de aceptación esta basado en que:
El equipo lo forma Dios.
Yo no elijo, Dios pone gente a mí alrededor para que trabajemos juntos.
El Señor arma el equipo.
El propósito a cumplir no es el mío, es el de Dios, por tanto Dios sabe quien puede hacer que.
Cada congregación es un equipo formado por Dios.
Dios y la congregación es un equipo.
Cada congregación es un equipo que debe cumplir un propósito de Dios.
Si Dios los eligió son los mejores.
Son los que con sus capacidades, defectos, virtudes, carencias junto a mi harán realidad un propósito
de Dios.
Tienen las condiciones exactas para trabajar conmigo aunque yo no las vea. Dios si las ve y eso es lo
que cuenta.
Tienen las características justas aunque yo no lo entienda. Dios si lo entiende y eso es lo que vale.
Si Dios los eligió son los que necesito junto a mí para cumplir el propósito de Dios.
Con otros no podré lograrlo, ellos son los que lo lograran junto a mí.
Si hay cambios en el equipo, esos cambios también los hace Dios.
Los discípulos también lo entendieron a pesar de sus diferencias.
Pedro podría haber objetado a Mateo (recaudador de impuestos considerado traidor a la patria)
Otros mas preparados podrían haber objetado a Pedro por su personalidad y sus limitaciones.
Otros podrían objetar a Juan que siempre estaba tan cerca del Señor. (chupa medias)
Sin embargo, más allá de sus diferencias se movieron y trabajaron como equipo.
La Biblia dice que nosotros debemos ser imitadores de Jesús, pero a veces lo imitamos mal.
Nos paramos imitando su perfección y discriminando de acuerdo a “nuestra perfección”
Normalmente cuando no aceptamos trabajar con alguien nos basamos en sus defectos, carencias, etc.
Indirectamente decimos “yo soy perfecto y no puedo trabajar con alguien con semejantes
imperfecciones”
Si Jesús se hubiera parado de esa manera, hoy nosotros no podríamos servir, ministrar y hacer todo lo
que hacemos por y para el Señor, por que delante de Jesús no calificamos.
Simplemente calificamos por el principio de aceptación.
Este equipo lo formo Dios.
Los que están junto a mí son los mejores.
Son los que cumplirán el propósito de Dios.
Jesús quiere que actuemos como El actuó, Jesús entendió como hombre el principio de aceptación, no
mira condiciones, acepta en amor el equipo que el padre formó.
Los que están trabajando junto a mi son los mejores, porque Dios los puso a mi lado.
Son los únicos que junto a mi harán realidad el propósito de Dios, por que Dios lo determino así.
Un equipo sin aceptación, jamás será un equipo.
La iglesia es un equipo, la iglesia es el equipo de Dios.
La Carpintería
Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus
diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notifico que debía
renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo reconoció
su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera
de algo. El tornillo aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: Era muy áspera en su
trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera
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expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si fuera perfecto. En eso entró el
carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el
metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un hermoso y útil mueble.
Cuando la carpintería quedó sola de nuevo, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el serrucho:
Señores se ha demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades.
Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestras flaquezas, y concentrémonos en
nuestras virtudes. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba
solidez, la lija limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de
producir hermosos y útiles muebles y sus diferencias pasaron a un segundo plano.
Cuando estén orando y discerniendo sobre si aceptar o no un ministerio, háganse esta preguntas ¿Sé
trabajar en equipo? ¿Disfruto de mis compañeros de servicio? ¿Necesito de ellos? ¿Se escucharlos y
respetarlos?
3. La tercera condición y la más importante es que tu liderazgo sea “en el Señor”.
“Tíquico, fiel servidor y colaborador en el Señor” vs. 7c
La fortaleza de tu liderazgo estará en proporción directa a tu relación con Cristo.
Fiel Servidor, Líder leal
Siete características de la persona desleal.
¿Tú también, Brutus?
–“¿Tú también, Brutus?” –dijo Julio César, y con esa frase que le salió desde su corazón, cayó herido
de muerte e inmortalizó, así, a la versión romana de Judas Iscariote.
Todos hemos tenido, de alguna u otra manera, la experiencia de ser traicionados. Desde aquel secretito
que debía saber solo la amiguita del segundo grado de escuela primaria, hasta la abierta traición, el
robo infame o la difamación abierta y descarada cometida por aquel amigo, amiga o empleado
cristiano bien recomendado, en el que pusimos toda nuestra confianza.
En 2 Pedro 2:9-10 se explica lo que le ocurrirá a los desleales: les espera la condenación y el castigo en
el día del juicio. Sin embargo, y más allá del ámbito espiritual, el concepto de la lealtad y la traición es
muy importante, tanto en el ámbito personal como en el comercial.
Las versiones modernas del “mayordomo infiel” de Lucas 16, le cuestan a los dueños de negocios
miles de millones de dólares cada año. Es por eso que el día de hoy muchos empleadores consideran el
carácter personal y la lealtad del individuo como un factor muy importante en el proceso de aceptar o
rechazar a un candidato.
¿Qué no es la “lealtad”?
En primer lugar, es importante dejar sentado que “lealtad” no significa un seguimiento o una
obediencia a ciegas, tipo fascista o nazi. Tampoco la lealtad debe ser ejercitada como una inversión a
largo plazo, tipo película El Padrino –yo te soy leal a ti y tú me eres leal a mí, cuando yo lo necesite –.
La palabra “leal”, en castellano, tiene sus raíces en la palabra “legal” y trae consigo la idea de guardar
una cierta norma de conducta, de ser fiel a un grupo de leyes éticas y morales no escritas en el ámbito
de las relaciones interpersonales.
En el pasaje de 1 Samuel 17 David está por llevar a cabo una hazaña legendaria. Sin embargo, al borde
mismo del éxito, se encuentra con una serie de personas que, de una u otra manera, son desleales.
Tome nota, entonces, de siete características –y hay más– de aquel que es desleal. Quizás pueda
aplicarlo a su negocio; a su liderazgo, servicio, quizás, incluso, a su vida personal.
A. El desleal amplificará sus áreas débiles.
Los hermanos de David, frente a su decisión de luchar contra Goliat en 1ª Samuel 17 le contestaron
inmediatamente “¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?” (v. 28). Es cierto que
David no era un soldado. Es cierto que era un joven pastor de ovejas. Pero ellos, que eran los
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verdaderos cobardes, ahora querían demostrarle a David que él no era nada ni nadie para oponerse a
Goliat. El desleal no hablará honestamente de las posibilidades. El desleal le amplificará las
debilidades que usted tiene y que no le permitirán cumplir con el sueño que usted tiene por delante.
B. El desleal tratará de hacerlo caer (vs. 28-39).
Primero, le dará un motivo falso: “Te lo digo por tu bien”, le dirán, aunque en realidad, en el fondo, lo
que quieren ver es que le vaya mal. Ya podemos imaginarnos a los hermanos del que se convertiría en
pocas horas más en el héroe de todo Israel, diciéndole: “Somos tus hermanos... te lo decimos por tu
bien”. Luego le dirá algo para que pierda su confianza en la tarea que ha decidido emprender. Quizás,
bajo la apariencia de un “chiste”, tratará de ponerlo en ridículo. Podemos imaginarnos lo ridículo que
se vería David vestido de guerrero, y lo peligroso que hubiera sido para él el haber aceptado la coraza,
la espada y la vestimenta de Saúl. Acepte la crítica constructiva, pero no se asocie con los que se le
ríen en la cara.
C. El desleal tratará de crear ilusiones desalentadoras (vs. 11, 24-25).
Siempre apuntará a lo difícil de la tarea y las dificultades que habrá por delante. En vez de evaluar
honestamente las oportunidades y de ofrecer soluciones creativas, tratará de pintar la imagen de un
gigante inconquistable. Cuando leo este pasaje siempre pienso en que la gente le habrá dicho: “Ese
gigante es tan grande que no puedes derrotarlo”, mientras David probablemente pensaba: “¡Ese gigante
es tan grande que no puedo errarle!”
D. El desleal tratará de evadir responsabilidades (v. 25).
Es triste decirlo, pero el primer desleal fue Saúl. A él le correspondía la tarea de ponerse los pantalones
y enfrentarse con Goliat. El usar su capacidad económica y su influencia política para sacarse de
encima la carga, demostró su tendencia a ser un hombre desleal, tanto para Israel como nación, como
para con Dios. Si hay alguien con el que usted hace negocios que no quiere ser responsable por los
compromisos establecidos, no lo piense dos veces: aléjese de él. Si no lo hace, algún día se arrepentirá
de no haberlo hecho.
E. El desleal solo habla de los problemas (vs. 24-25, 29-30).
No está dispuesto a arriesgarse por usted. Solo habla de la situación, porque al hablar del problema
parece como si le interesara encontrar una solución. Sin embargo, lo único que quiere es ganar tiempo
y salvar las apariencias, mientras aparece alguien que saque las papas calientes del horno.
F. El desleal tiene un comportamiento destructivo (v. 28).
Son aquellos trabajadores que se enojan por nada, que se ofenden por cosas mínimas, que tienen un
temperamento volátil. Estos son los empleados o las relaciones con las que hay que estar
constantemente aclarando malos entendidos, clarificando intenciones, pidiendo perdón, apoyándolos
emocionalmente. Si es una relación personal, usted decide qué hacer con ella; si es una relación de
negocios, deshágase de esa persona. Le traerá angustia, estrés y malos ratos hasta el día en que se vaya.
G. El desleal provoca división y desaliento (v. 32).
Las primeras palabras de David a Saúl fueron las palabras de un hombre de integridad y de fibra
moral; un hombre que está preocupado por la unidad del pueblo y por el estado de ánimo de la tropa ¡y
él ni siquiera era soldado! Hay una gran diferencia entre aquel que quiere aportar una crítica
constructiva y aquel que solo desparrama veneno. Deshágase del sembrador de desaliento. No vale la
pena tenerlo en su negocio ni en su grupo de amigos.
No es fácil ser un hombre de integridad. No es fácil serle leal a un amigo, a su jefe en el trabajo, a su
familia, al liderazgo de la iglesia (Pastores) o a Dios. Rodéese de gente leal. Sea leal a los suyos y a las
personas con las que sirve y a las que sirve. Sea una luz en la cima de la montaña. Sea una pizca de sal
en la ensalada de la vida.
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Sea un imitador de Jesucristo quien, a pesar de las circunstancias, le fue leal a Dios y nos fue leal a
nosotros hasta las últimas consecuencias... aún después de haber tenido entre sus amigos a un Judas
Iscariote.
Esto significa que nuestro lugar de servicio responde a un llamado de Cristo.
Debemos tener la convicción que es el Señor el que nos llama y nos pone en ese lugar de servicio. No
es porque te lo pide el pastor, o porque la asamblea te votó. Si el Señor no te lo pide, por más que
tengas la aprobación de una asamblea, o del pastor tus esfuerzos serán inútiles. Pero si el Señor te lo
esta pidiendo, te animo a que respondas con humildad y gratitud a su llamado.
Además significa que nuestro liderazgo refleja a Cristo y a ningún otro.
Tu liderazgo debe reflejar a Cristo. Ninguna otra persona, ideología, moda, ningún otro interés, puede
ocupar el lugar de Cristo en la vida de los líderes cristianos. Algunos liderazgos reflejan mas a un
gerente de empresa que a un siervo de Jesucristo, otros lideres se parecen mas a un caudillo montonero
que a un humilde discípulo del Señor, y hay otros que en vez de reflejar Cristo, se parecen a los
bufones del rey que divierten a la gente.
Es como la relación entre el sol y la luna. La luz de la luna depende de la luz del sol. Si la luna queda
sin la luz del sol, deja de brillar.
Lo primero que deberíamos tener en cuenta los que asumamos un espacio de liderazgo cristiano es que
ese lugar de liderazgo está dado por el Señor y que nuestra misión es reflejar la imagen del Señor.
En esto se diferencia el liderazgo cristiano del pagano: el liderazgo cristiano se nutre de una
espiritualidad centrada en Jesucristo. El liderazgo cristiano no ser forma en un taller para líderes donde
se enseña algunas técnicas de dirección de grupos, o de manipulación de emociones, sino a la sombra
de una íntima comunión con Cristo.
Los primeros cristianos tenían claro que su puesto de liderazgo estaba dado por Jesucristo. Esos no se
cansaban ni se avergonzaban de llamarse a si mismo: “Siervos de Jesucristo”.
Si alguien va a servir como líder en la iglesia, necesitará saber que responde al llamado de Jesucristo, y
que por esa íntima unión con Jesucristo, reflejará solo a Jesucristo.
Antes de aceptar cualquier responsabilidad, evaluamos si nuestro liderazgo es “en el Señor”, si no es
así, mejor no aceptar.
Algunos definen el liderazgo como la capacidad de influir en otros de manera saludable para el logro
de objetivos comunes. Nosotros agregaríamos que además, el líder es el que ayuda a calcular el costo
de la empresa que se quiere llevar a cabo. Jesús fue esa clase de líderes. El formó a líderes que tenían
en claro el costo del liderazgo cristiano, y quizá fue por eso que muchos empezaron a volverse atrás.
Jesús no fue detrás de ellos rogando que por favor aceptarán, los dejó ir.
Este es el costo: trabajar en equipo, estar dispuesto al sacrificio y reflejar a Jesucristo.
Simplemente esto es ser “siervo”, pero básicamente ¿como actúan los verdaderos “siervos de Dios”?
“Quien quiera ser grande deberá convertirse en un siervo”. Marcos 10:43 (PAR)
“Pueden decir qué ellos son por lo que hacen”. Mateo 7:16 (PAR).
Servimos a Dios sirviendo a los demás.
El mundo define la grandeza en términos de poder, posesiones, prestigio y posición. Si puedes exigirle
a otro que te sirva, alcanzaste esa posición.
Sin embargo, Jesús midió la grandeza en términos de servicio y no de estatus.
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Dios no busca gente famosa, busca gente con grandeza. (Madonna es Famosa, la madre Teresa de
Calcuta es grande), esta es la diferencia entre servicio y servilismo.
En nuestra cultura auto gratificante, con su mentalidad de primero yo, comportarse como un siervo no
es un concepto popular.
Dios determina tu grandeza por el número de personas a las que sirves, no por las que están a
tu servicio.
Esto es contrario al concepto de grandeza mundano, que a nosotros nos cuesta entender, mucho menos
practicar.
Los discípulos discutieron acerca de quién merecía la posición más prominente; dos mil años después,
los líderes cristianos todavía se disputan la posición y prominencia en las iglesias, denominaciones y
ministerios paraeclesiásticos.
Miles de libros son escritos para el liderazgo, pero pocos para el servicio.
Todo el mundo quiere dirigir, nadie quiere ser siervo.
Preferimos ser generales que soldados. Aun así los cristianos quieren ser “líderes siervos” y no unos
simples siervos.
Pero para ser igual que Jesús debemos ser siervos. Así fue como él se llamó a sí mismo.
Es importante que conozcas tu forma para que sirvas a Dios, pero es mucho más relevante si tienes
corazón de siervo,
Dios te formo para su servicio y no para que seas egocéntrico.
Cada uno tiene una forma (Formación espiritual – Oportunidades – Recursos – Mi personalidad –
Antecedentes)
Sin un corazón de siervo serás tentado al mal uso de tu forma por interés personal.
También serás tentado a usar eso como una excusa para disculparte del compromiso de algunas
necesidades.
A menudo Dios prueba nuestros corazones al pedirnos que lo sirvamos en ciertas maneras, para las que
no fuimos formados.
Si ves a un hombre caer dentro de una zanja, Dios espera que lo ayudes a salir y no digas: “Yo no
tengo el don de misericordia o el don de servicio”.
Aunque no seas dotado para una tarea en particular, podrás ser llamado para hacerla si no hay ningún
dotado cerca.
Tu ministerio primordial debe ser en el área para la cual fuiste formado, pero tu servicio secundario se
lleva a cabo dondequiera que se te necesite en el momento.
Tu F.O.R.M.A. revela tu ministerio, pero tu corazón de siervo muestra tu madurez.
No se necesita un talento o don para recoger la basura o arreglar las sillas después de una reunión,
cualquiera puede ser siervo.
Todo lo que se necesita es carácter.
Es posible servir en una iglesia toda una vida sin nunca ser un siervo.
Debes tener un corazón de siervo.
¿Cómo puedo saber si tengo un corazón de siervo?
Jesús dijo: “Tú puedes decir lo que ellos son por lo que hacen” (PAR)
Por sus frutos los conoceréis. (RVA)
Los siervos verdaderos siempre están disponibles para servir.
Los siervos no ocupan su tiempo en actividades que puedan limitar su disponibilidad.
Los siervos quieren estar listos para servir tan pronto sean necesitados.
Igual que un soldado, el siervo debe estar listo para cumplir con sus deberes:
2ª Ti. 2:4 “Ningún soldado en servicio activo se enreda en los asuntos de la vida civil, porque tiene
que agradar a su superior”.
Si sólo sirves cuando te conviene, entonces no eres un verdadero siervo.
Los siervos verdaderos hacen lo que se necesita aunque no les convenga.
¿Estás disponible para Dios en cualquier tiempo? ¿Puede Dios deshacer tus planes sin que
comiences a resentirte?
8
Como siervo no eliges ni escoges cuándo o dónde servir.
Ser un siervo significa darle a Dios el derecho de controlar tu horario y permitirle que lo interrumpa en
cualquier momento que lo necesite.
Si recordaras al comienzo de cada día que eres un siervo de Dios, las interrupciones no deberían
frustrarte porque tu agenda será la que Dios quiera para tu vida.
Los siervos ven las interrupciones como citas divinas para el ministerio y son felices por la
oportunidad de practicar el servicio,.
Los siervos verdaderos prestan atención a las necesidades.
Los siervos siempre están mirando las maneras de ayudar a otros.
Cuando ven la necesidad, no dejan escapar la oportunidad, tal como la Biblia nos manda:
Ga. 6:10 “En cualquier oportunidad que tengamos, debemos hacer lo que es bueno para todos,
especialmente para la familia de los creyentes”
Cuando Dios pone a alguien en necesidad frente a ti, te está dando la oportunidad de crecer en el
servicio.
Observa que Dios dice que las necesidades de tu familia en la fe tienen preferencia, de manera que no
las pongas al final de tu lista de “cosas por hacer”.
Perdemos muchas ocasiones de servir porque carecemos de sensibilidad y espontaneidad.
Las grandes oportunidades para servir no duran mucho, pasan rápidamente, y casi nunca vuelven.
Quizá sólo tengas una oportunidad para servir a esa persona, así que aprovecha el momento. “Nunca
les digas a tus vecinos que esperen hasta mañana si puedes ayudarlos ahora” Pr. 3
John Wesley era un increíble siervo de Dios.
Su proverbio era: “Haz todo lo bueno que puedas, con todos los medios que puedas, en todas las
maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, en todos los tiempos que puedas, a todas las
personas que puedas, cada vez que puedas”.
Eso es grandioso. Puedes comenzar viendo las pequeñas tareas que ningún otro quiere hacer. Haz esas
pequeñas cosas como si fueran grandes porque Dios está observando.
Los siervos verdaderos hacen lo mejor con lo que tienen.
Los siervos no tienen excusas, ni postergan ni esperan mejores circunstancias.
Nunca dicen: “Uno de estos días” o “Cuando el tiempo sea adecuado”.
Sólo hacen lo que se requiere.
Si vas a esperar condiciones perfectas para hacer algo, nunca harás nada
La Biblia dice: “Si esperas por condiciones perfectas, nunca lograrás nada”.
Ecl. 11:3 El que al viento observa, no sembrará, y el que a las nubes mira, no segará.
Dios espera que hagas lo que puedas con lo que tienes, dondequiera que estés. Servir sin llegar a la
perfección es mejor que la más perfecta intención.
Una de las razones por las que muchas personas nunca sirven es porque temen no ser lo
suficientemente buenos para servir.
Creen la mentira de que le servicio a Dios es sólo para celebridades.
Los siervos verdaderos cumplen sus tareas con la misma dedicación.
Cualquier cosa que hagan, “la hacen con todo su corazón”
el tamaño de la tarea es irrelevante.
El punto en cuestión es: “se necesita hacer esto?
Jesús se especializó en tareas humillantes que otros evadían: lavar los pies, ayudar a los niños, preparar
el desayuno y servir a los leprosos.
Él nunca se consideró por encima de nada, porque vino a servir.
Él hizo todas estas cosas y no fueron molestia para su grandeza, lo hizo porque quiere que sigamos su
ejemplo.8
Ninguna tarea te molesta cuando tienes un corazón de siervo.
No busques hacer grandes tareas para Dios, haz las que te ponga por delante y Él te asignará
cualquiera que quiera que hagas.
Antes de intentar cosas extraordinarias, trata con las ordinarias.
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Los siervos verdaderos son fieles a su ministerio.
Los siervos terminan sus tareas, cumplen con sus responsabilidades, mantienen sus promesas y
completan sus compromisos.
No dejan el trabajo a medias ni lo abandonan cuando se desaniman; son dignos de confianza y
responsables.
La fidelidad siempre ha sido una cualidad excepcional.
La mayoría de las personas no conoce el significado del compromiso.
Se comprometen casualmente pero luego incumplen por cualquier razón y sin ninguna duda,
remordimiento o lamento.
Cada semana, las iglesias y muchas organizaciones deben improvisar debido a que los voluntarios
nunca se prepararon o nunca llegaron o nunca llamaron para decir que no podrían asistir.
Dios prueba tu fidelidad.
Si pasas el examen estás en buena compañía: Abraham, Moisés, Samuel, David, Daniel, Timoteo y
Pablo fueron llamados siervos fieles de Dios. Aún mejor, Dios ha prometido recompensar tu fidelidad
en la eternidad. Imagínate lo que sentirás cuando Él te diga: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo
poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor”
Por otra parte, los siervos nunca se retiran. Sirven fielmente tanto como vivan. Puedes jubilarte de tu
carrera, pero nunca del servicio a Dios.
Los siervos verdaderos no se promocionan a si mismo.
Los siervos no se promueven ni llaman la atención sobre sí mismos.
En vez de actuar para impresionar y resaltar su éxito, “se ponen el delantal de humildad para servirse
unos a otros”.13
Si se les reconoce por su servicio, humildemente lo aceptan, pero no permiten que la notoriedad los
distraiga de sus trabajos.
Pablo expuso un tipo de servicio que parece ser espiritual pero realmente es puesto en su sitio, para
mostrar un hecho que llama la atención.
Él lo llamó “servir al ojo”, para referirse a los que sirven con la intención de impresionar a las personas
para que vean cuán espirituales son.
Este era el pecado de los fariseos, que ayudaban a otros, daban y siempre oraba unos por otros en actos
públicos.
Jesús condena esa actitud y advierte: “Cuando hagas buenas obras, no trates de vanagloriarte. Si lo
haces, no recibirás recompensa de tu Padre en el cielo” Mt. 6:1 (NVI)
La autopromoción y el servicio no se mezclan.
Los siervos verdaderos no sirven para ser aprobados o aplaudidos; viven para una sola audiencia: Dios.
Como dijo Pablo: “Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo”
No encontrarás muchos siervos verdaderos expuestos a la luz, de hecho, lo niegan si es posible.
Se contentan sirviendo en silencio bajo las sombras.
José es un gran ejemplo. Nunca llamó la atención a sí mismo, sino que en silencio sirvió a Potifar, a su
carcelero, al copero y al panadero del Faraón, y Dios lo bendijo por esa actitud.
Cuando el Faraón lo promovió a una posición importante, José todavía mantuvo un corazón de siervo,
aun con sus hermanos, que lo traicionaron.
Desafortunadamente, muchos líderes de hoy empiezan como siervos y terminan como celebridades.
Empiezan a convertirse en adictos a la atención, inconscientes de que eso siempre los ciega.
Puedes servir en la oscuridad en algún pequeño lugar, sentirte desconocido y sin aprecio. Pero
escucha: ¡Dios te ha puesto donde estás para cumplir con su propósito!
Él tiene cada cabello de tu cabeza contado y conoce tu dirección.
Mejor es que estés donde él te puso hasta que decida moverte.
Él te hará saber si quiere que vayas a alguna parte.
Tu ministerio pertenece al reino de Dios. “Cuando Cristo... venga otra vez a la tierra, tú vendrás
también, el yo real, el yo glorioso. Mientras tanto, sé feliz en no ser reconocido”.
Hay más de 750 personas en el “Salón de la Fama” en Estados Unidos y más de 450 publicaciones de
“Quién es Quién”, sin embargo, no encontrarás muchos siervos verdaderos en esos lugares.
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La notoriedad no es importante para los verdaderos siervos porque ellos conocen las diferencias entre
prominencia y significación.
Tú tienes varios rasgos prominentes en tu cuerpo sin los cuales podrías vivir.
Pero las partes ocultas de tu cuerpo son las indispensables.
Lo mismo pasa con el cuerpo de Cristo. El servicio más importante es a menudo el que no se ve.18
En el cielo Dios dará clara recompensa a varios de sus siervos más oscuros y desconocidos, personas a
las que nunca oímos en la tierra, que enseñaron a niños trastornados emocionalmente, asearon a un
anciano incontinente, cuidaron pacientes con SIDA, y sirvieron en miles de maneras inadvertidas.
Sabiendo esto, no te desanimes cuando tu servicio pase inadvertido o dado por hecho. ¡Mantente
sirviendo a Dios! “Entréguense al trabajo de su Señor, confiados que nada de lo que hagan para Él es
un tiempo o esfuerzo perdido”.
Aun el más pequeño de los servicios es observado por Dios; Él lo recompensará. Recuerda las
palabras de Jesús: “Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por
ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio”
El siervo siempre tiene algo para dar.
No hay métodos ungidos. Hay hombres ungidos.
Asegúrate que tu servicio y liderazgo esté lleno de la vida de Dios.
Porque viene un tiempo que lo humano no va a poder ser sostenido en el tiempo.
La vida de Dios es lo que lo sostendrá.
Un siervo es alguien que encierra una solución divina, es como un remedio que cambia para bien lo
que toca, es Dios mismo encerrado allí en su corazón, es Dios mismo fluyendo para bendición, lo que
el siervo tiene para dar es nada mas y nada menos que Dios mismo, por eso decimos que un líder
siervo esta lleno de Dios, eso depende de tu caminar diario junto El.
Un siervo no soporta las distancias, quiere verse pegado a su Señor constantemente, sabe que es siervo
por El y para El, no hay otra forma.
Nuestras habilidades, conocimientos, trayectoria, no pueden suplantar a Dios, si Dios no esta no hay
verdadero servicio, si Jesús son esta no tenemos nada transformador para dar, nada realmente
significativo, nada sobrenatural.
No podes dar lo que no tenes.
La Alemania Oriental estaba separada de la Occidental por un muro. La Alemania Comunista tomo un
camión viejo y lo llenó de cosas fétidas, con basura y lo empujaron al otro lado del muro. Y los de la
Alemania libre lo tomaron, sacaron la basura, lavaron el camión, lo pintaron, y lo llenaron de regalos,
de mercadería y medicamentos. Y le pusieron un cartel, y lo tiraron al otro lado. Y pusieron un cartel,
que decía: "CADA UNO DA LO QUE TIENE”.
Uno no puede dar lo que no tiene. Vos sos un transmisor de vida. Si te estás asociando con alguien, si
estás poniendo una empresa, si queres realmente servir de manera exitosa a Dios asegúrate que la Vida
de Dios esté en ese proyecto.
Porque todo lo que Dios toca vive, y esa vida es permanente.
Ahora bien, frente a estas demandas, cualquiera va a pensar que el liderazgo cristiano es un servicio
insalubre. Y algunos terminan su liderazgo exhaustos, desgatados, amargados y frustrados. Cuando
esto ocurre no es porque el liderazgo sea algo insalubre. Nuestro Señor es muy gentil y cuidadoso con
sus líderes.
Al contrario, será la mas dichosa de las personas porque sabe y ve que solo el que pierde su vida, es el
que la esta ganado, sabe que solo dando es como los otros pueden nacer y crecer. En la perspectiva de
Jesús el líder sano y felíz no es el que recibe honores, aplausos, bienes o privilegios. El líder feliz es el
que disfruta en dar, en darse, donarse a si mismo
Liderazgo no es sinónimo de Jefatura
11
Un valor cristiano y humano es saber ser líder, aunque no tengamos una posición con colaboradores en
nuestro negocio o empleo. Podemos ser líderes en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestra
iglesia, en nuestro apostolado.
Aquí las diferencias entre Jefe y Líder:

Para el Jefe, la autoridad es un privilegio de mando y para el Líder un privilegio de Servicio. El
Jefe ordena: " Aquí mando yo", el Líder: "Aquí sirvo yo". El jefe empuja al grupo y el Líder va
al frente comprometiéndose con sus acciones.

El Jefe existe por la autoridad, el Líder por la buena voluntad. El Jefe necesita imponerse con
argumentos extensos, el Líder con ejemplos entrañables.

El Jefe inspira miedo, se le teme, se le sonríe de frente y se le critica de espalda. El Líder
inspira confianza, da poder a su gente, los entusiasma y cuando está presente, fortalece al
grupo. Si temes a tu superior, es Jefe. Si lo amas es un Líder.

El Jefe busca al culpable cuando hay un error. El que la hace la paga. Sanciona, castiga,
reprende, cree arreglar el mundo con un grito o con una infracción. El Líder jamás apaga una
llama encendida, corrige pero comprende, no busca las fallas por placer, sino para rehabilitar al
caído.

El Jefe asigna los deberes, ordena a cada quien lo que tiene que hacer, mientras contempla
desde su lugar cómo se le obedece. El Líder da el ejemplo, trabaja con y como los demás, es
congruente con su pensar, decir y actuar.

El Jefe hace del trabajo una carga, el Líder un privilegio. Los que tienen un Líder, pueden
cansarse más no fastidiarse, porque el Líder transmite la alegría de vivir y de trabajar.

El Jefe sabe como se hacen las cosas, el Líder enseña como deben hacerse. Uno se guarda el
secreto del éxito, el otro capacita permanentemente, para que la gente pueda hacer las cosas
con eficacia.

El Jefe maneja a la gente, el Líder la prepara. El Jefe masifica a las personas convirtiéndolas en
números o fichas. El Líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no
los usa como cosas. Respeta la personalidad, se apoya en el hombre concreto, lo dinamiza y lo
impulsa constantemente.

El Jefe dice, "vaya", el Líder "vayamos". El Líder promueve al grupo a través del trabajo en
equipo, forma a otros Líderes, consigue un compromiso real de todos los miembros, formula
planes con objetivos claros y concretos, motiva, supervisa y difunde el ideal de una esperanza
viva y una alegría contagiosa.

El Jefe llega a tiempo, el Líder llega adelantado. "Un pie adelante del grupo, una mirada más
allá de los seguidores" el que inspira, el que no se contenta con lo posible sino con lo
imposible.
El líder hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria. La compromete con una misión
que le permita la trascendencia y realización
Le da significado a la vida de sus seguidores, un por que vivir, es un arquitecto humano.
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Las necesidades del líder cristiano
Sus derechos
1. El líder cristiano necesita cuidado pastoral.
Tiene derecho a ser cuidado. Vs. 8.
Miren lo que dice Pablo en el vs. 8: “Lo envío a ustedes para que tengan noticias de nosotros, y así
cobren ánimo” y en el vs. 12 “Les manda saludos Epafras, este siervo de Cristo Jesús está siempre
luchando en oración por ustedes, para que plenamente convencidos, se mantengan firmes, cumpliendo
en todo la voluntad de Dios. Me consta que el se preocupa mucho por ustedes y por los que están en
Laodicea”
Si el liderazgo cristiano demanda una entrega sacrificial tan alta como recién decíamos, es
absolutamente necesario para ese líder, que cuente con una pastoral de cuidado y de apoyo.
Si vas a estar en algún ministerio necesitamos asumir un doble compromiso: Quisiéramos cuidarte y
quisiéramos que te dejes cuidar.
Queremos cuidar tu familia, tu salud física. Si vas a entregar todo por el Señor, debes saber que a tu
lado siempre habrá alguien que quiere cuidarte y pastorearte.
Pero también es necesario que te dejes cuidar. Notemos que en el vs. 11, el mismo Pablo se incluye
como necesitado de cuidado pastoral “Estos son los únicos judíos que colaboran conmigo y me han
sido de mucho consuelo”.
Se dice de los cristianos, que es el único ejército que deja a sus heridos abandonados en el campo de
batalla.
Que no se diga eso de nosotros, y si alguien está herido, por favor paremos todo para atenderlo, y si no
lo vimos… por favor que nos diga para que lo cuidemos.
2. Tiene derecho a ser orientado.
“Onésimo los pondrá al tanto de todo lo que sucede aquí” vs. 9
Si vas a ocupar un lugar de servicio, un puesto de trabajo, reclamarás “estar al tanto de todo lo que
sucede aquí”. Es decir necesitarás información y orientación.
Todo el liderazgo debe trabajar para que toda la iglesia tenga orientación: hacia donde vamos, cuales
son nuestras prioridades, donde concentrar nuestras fuerzas, y como lo haremos.
En principio tenemos claro que la razón de la iglesia es amar a Dios, cuidar al hermano y servir al
mundo y que nuestra misión es la evangelización integral de las personas. También tenemos claro que
nuestra prioridad hoy por hoy es trabajar por una comunidad en red centrada en Jesucristo.
En gran parte la crisis de nuestra iglesia es la falta de rumbo en los últimos años. Y si vas a ocupar un
lugar de liderazgo, tienes derecho de saber hacia donde va la iglesia.
3. El líder cristiano necesita la oportunidad de ser restaurado cuando algo le ha salido mal.
Marcos – Enésimo – Demas – Arquipo En el terreno secular, las oportunidades de restauración son mínimas. Cuando alguien se cae, los
demás festejan y lo pasan por encima, porque en el mundo secular el liderazgo es una cuestión de
competencia. “Pero no será así entre ustedes” nos dice el Señor. Entre ustedes cuando alguien se
13
equivoca, o cuando alguien fracasa, tendrá otra oportunidad, porque nosotros valoramos más la
persona que la actividad.
En esta lista de 10 líderes hay dos que fueron restaurados: Onésimo y Marcos y otros dos que están en
la cuerda floja: Demas y Arquipo. De los dos primeros, uno viene de robar a su patrón, el otro, Marcos,
viene de haber desertado a mitad de camino. Pero ahora aquí están, tuvieron una nueva oportunidad:
Onésimo haciendo de cartero y Marcos con un “recibanlo bien” de Pablo. Ambos fueron restaurados.
De los otros dos que están en la cuerda floja, uno recibe una exhortación Arquipo: Díganle a Arquipo
que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo”. Parece que andaba algo flojo y
Pablo le da la oportunidad. Del otro, Demas, es del único que no se dice nada. Llama la atención. Será
porque este líder, dejó pasar la oportunidad. Miren lo que dice en 2da Cor. 4:9 “Demas, por amor a
este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica” Había menospreciado la oportunidad de ser
restaurado.
La restauración es la oportunidad de Dios para volver a empezar de una manera diferente.
En el liderazgo cristiano, un liderazgo sacrificial y de servicio, necesitabas saber también que habrá
una comunidad pastoral que te cuidará como Jesús cuidó a los suyos, que te orientará hacia donde
vamos, y que te restaurará cuando caigas, como Jesús restauró a los suyos casa vez que fallaron.
«"No se necesita de grandes hombres para poder realizar grandes cosas;
se necesita solo gente consagrada y dedicada." »
Philipps Brooks
Max Lucado escribió en su libro: “Sobre el yunque” un poema que debería ser la oración constante de
cualquier hijo de Dios que quiere ser un verdadero líder con corazón de siervo.
Hermano hace de este poema tu oración diaria buscando que Dios perfeccione tu corazón para ser ese
instrumento de honra, con corazón de siervo y líder a la imagen de Nuestro Señor Jesucristo.
14
Seminario
Bíblico
Básico
Filial : Villa María – Pcia. de Córdoba
El liderazgo a la manera de
Dios
Prof: Pr. Walter Haberl
Alumno:
Año 2006
15
Misión Cristiana Escudo de la Fe
Argentina
16
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