UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
MAESTRIA EN CIENCIAS SOCIALES
“EPISTEMOLOGIA
SOCIALES”
E
INTERDISCIPLINA
DE
LAS
CIENCIAS
autor: Lic. SABRINA BERMUDEZ
CORDOBA, SETIEMBRE 1997
Acerca del Individualismo y del Holismo metodológico
en las Ciencias Sociales
INTRODUCCION
Corina Yturbe, nos propone en su trabajo “Individualismo Metodológico
y Holismo” una interesante reflexión e innovadora postura sobre esta
peculiar discusión, especialmente reavivada desde la década del 80’ con
el surgimiento del Marxismo Analítico o Marxismo de la Acción
Racional, donde se enrolan autores como Elster, Przeworski, Cohen y
Roemer, entre otros.
El presente trabajo pretende retomar la discusión en los términos que
propone Yturbe y nutrirla centralmente con los aportes de otros autores
que han abordado explícitamente la temática: Andrés de Francisco en
su trabajo “Marxismo analítico: teoría y método”, publicado en la revista
Zona Abierta 48-49, Amparo Gómez Rodríguez en su trabajo “Acción
individual, lógica social” publicado en la misma edición y Andrew
Levine, Elliot Sober y Erik Olin Wright, con el artículo “Marxismo e
individualismo metodológico” en el ejemplar 41-42 de la revista
mencionada. Además de los aportes de otros trabajos que
oportunamente serán comentados.
A modo de conclusiones se introduce la necesidad del permanente
debate epistemológico para el Trabajo Social, profesión que
recientemente a incorporado dicha lectura.
ACERCA DEL INDIVIDUALISMO METODOLOGICO Y EL HOLISMO
Yturbe delimita en el citado artículo, el campo de debate sobre el que
pretende argumentar dentro del individualismo metodológico,
definiéndolo como “un principio meramente explicativo en el ámbito de
las ciencias sociales....Que pretende una reflexión sobre la manera de
explicar los hechos sociales, no sobre la composición ontológica de
dicho universo...” (Yturbe,1993). Y continua diciendo “El individualismo
metodológico no debe verse como una teoría o como una metodología
completa, sino simplemente como un principio metodológico que plantea
como condición necesaria para una explicación compleja de los
fenómenos sociales la referencia a los individuos, lo cual se traduce en
la búsqueda de microfundamentos de los fenómenos sociales.”...”Este
principio afirma, en lo fundamental, la posibilidad y la necesidad de
explicar los macrofenómenos, a partir de comportamientos y estrategias
individuales, los cuales constituirían los microfundamentos de toda
teoría social.” Y lo comtrapone, ya entrado el texto con un holismo no
ingénuo, sin haber delimitado claramente que entenderá por esta
versión de holismo.
Levine, Sober y Wright aclaran un poco más el campo y la división de
aguas, hecho que permite una mejor apreciación del problema. En
principio proponen una tipología de posturas metodológicas sobre la
explicación: el atomismo, el individualismo metodológico, el holismo
radical y el antirreduccionismo.
Estas actitudes metodológicas difieren de lo que consideran explicativo
en las ciencias sociales. Existiendo dos dimensiones distintivas: si
consideran o no las propiedades de las entidades sociales globales, y las
relaciones entre ellas, como irreductiblemente explicativas; y si
consideran o no las relaciones entre individuos como explicativas.
El atomismo: es una actitud metodológica que niega que las relaciones,
entre individuos o entre entidades sociales sean explicativas. Los
teóricos atomistas insisten en la reductibilidad de los conceptos de las
explicaciones sociales a explicaciones meramente individuales.
El individualismo metodológico: comparte con el atomismo la idea de
que las explicaciones sociales son en última instancia reductibles a
explicaciones de nivel individual, pero otorgan importancia de
explicación a las relaciones entre los individuos. Elster (Elster,1991)
dice “muchas propiedades de los individuos, como ser poderosos, son
intrínsecamente relacionales, de modo que una descripción exacta de
un individuo puede implicar una referencia a otros”. Los individualistas
metodológicos niegan la irreductibilidad explicativa de las categorías
sociales globales. La propiedad social es explicativa porque es reducible
a las propiedades relacionales de los individuos. Los individualistas
metodológicos
no
pretenden
añadir
microcausas
a
las
macroexplicaciones,
sino
definitivamente
reemplazar
las
macroexplicaciones por las microexplicaciones.
El holismo radical: es la actitud explicativa que ofrece mayor contraste
al individualismo metodológico. Para esta corriente el todo es la única
causa autentica y las partes, es decir los individuos y sus relaciones
son meros epifenómenos con respecto a la explicación social. Para los
autores de este trabajo es muy difícil encontrar representantes de este
holismo en forma pura, igualmente creen que se pueden identificar en
las ciencias sociales ciertas tendencias explicativas que reflejan este
tipo de pensamiento, en especial, la tradición marxista. El marxismo
por su insistencia en la totalidad, ha sido especialmente sensible a estas
ideas, observables en estos ejemplos: el razonamiento teleológico en la
teoría de la historia y las formulaciones extremas en los argumentos a
favor de la causalidad estructural.
El antirreduccionismo: reconoce la importancia del micronivel para
explicar los fenómenos sociales, y admite la irreductibilidad del
macronivel a las explicaciones de micronivel. Lejos de rechazar los
microniveles de análisis se les concede gran importancia a los
microfundamentos de las macroexplicaciones.
LA BUSQUEDA DE MICROFUNDAMENTOS
La postura antirreduccionista logra instalar el tema de los
microfundamentos para continuar con esta exposición. Dicen Levine,
Sober y Wright desde esta corriente “Los fenómenos sociales sólo
explican los fenómenos sociales en la medida en que hay lazos
(mecanismos causales) que operan a través del nivel microindividual.
Las estructuras sociales explican las estructuras sociales por medio de
los modos en que determinan las propiedades y las acciones de los
individuos que a su vez determinan los resultados estructurales
sociales. La investigación de estas microvías a través de las cuales
surten sus efectos las macroestrucuturas es el estudio de los
microfundamentos”.
Coinciden con Elster en la importancia que tiene para la ciencias
sociales la búsqueda de microfundamentos. Y esta radica, en primer
término, en motivos prácticos, dado que la especificación de los
micromecanismos es indispensable para establecer la credibilidad de
las explicaciones de macronivel.
Como dice Elster (Elster 1991)al respecto:
“Si la meta de la ciencia es explicar por medio de leyes, es necesario
reducir el lapso entre la causa y el efecto, todo lo posible, a fin de evitar
explicaciones espurias ...Los riesgos se reducen cuando nos acercamos
al ideal de una cadena continua de causas y efectos, es decir, cuando
reducimos el lapso entre la causa y el efecto.”
Todo macroproceso debe tener diversas microrealizaciones, entonces la
elaboración de los posibles microfundamentos da mayor credibilidad a
los macroargumentos.
Sigue argumentando Elster (Elster 1991):
“No es sólo nuestra confianza en la explicación, sino también nuestra
comprensión de ésta la que sale reforzada cuando pasamos de lo macro
a lo micro, de intervalos más largos a intervalos más cortos. Explicar es
proporcionar un mecanismo, abrir la caja negra y mostrar las tuercas y
los tornillos, los dientes y las ruedas, los deseos y las creencias que
generan los resultados globales.”
Para Levine y sus colegas, esta es una razón sólida para la búsqueda de
microfundamentos. Puesto que la elaboración de los mismos en las
explicaciones macrosociales no sólo aumenta la confianza en las
teorías, sino que también las profundiza. Siempre que se considere la
posibilidad de que existan múltiples microfundamentos para una
determinada macroexplicación , se enriquece la comprensión teórica.
La elaboración de microfundamentos ayuda a dar un orden teórico a las
categorías utilizadas en las macroexplicaciones de la teoría social. Estos
a su vez colaboran en resolver anomalías empíricas en la investigación y
ayudan a centrar las preguntas, como a enriquecer las respuestas.
Para ellos la creencia en la importancia del análisis de los
microfundamentos no exige la aceptación del individualismo
metodológico.
Yturbe por su parte, sostiene que la consideración de los
microfundamentos, permite una mejor y más completa comprención de
algunos fenómenos sociales, pero en otros casos, los microfundamentos
pueden ser irrelevantes para la explicación, o bien, se debe recurrir al
uso de información de un nivel más alto.
Yturbe además, observa en la última cita transcripta de Elster, que el
autor termina mezclando el problema ontológico con el problema
epistemológico. Entonces, el individualismo metodológico deja de ser un
mero requisito formal, o una estipulación puramente lógica acerca de
las formas de las explicaciones en las ciencias sociales, y pasa a
involucrarse con el contenido mismo de las explicaciones.
EL PROBLEMA DEL INDIVIDUO
Llegados a este punto, la discusión central entre individualistas y
holistas, gira enrededor del lugar que le otorgan al individuo en la
explicación y en el modo que cada uno caracteriza al individuo, con la
finalidad de que tales individuos puedan o no ejercer el peso causal que
se les asigna en las explicaciones sociales.
Para el holismo son las estructuras las que actúan a través de los
individuos y son las propiedades de dichas estructuras las que dan
cuenta de las características de los individuos.
El individuo es producto de la sociedad, la cual impone límites a sus
deseos, metas, posibilidades y capacidad de actuación.
Para el individualismo metodológico las estructuras no pueden actuar,
sólo lo hacen los individuos y explica las características de las
estructuras sociales como resultado de rasgos individuales. No niega la
existencia real de entidades sociales, pero les niega eficacia explicativa.
Los individuos serán caracterizados entonces, como agentes que
determinan el curso de los acontecimientos eligiendo entre opciones
alternativas y creando ellos mismos otras opciones.
Levine y sus colegas amplían más lo que considera el individualismo
metodológico como núcleo de sus explicaciones: no serían ya los
individuos aislados al estilo atomismo, sino que incluyen las
propiedades relacionales en la descripción de las partes que conforman
un todo que supera la simple suma de partes.
EL PROBLEMA DE LA RACIONALIDAD
Parafraseando a Yturbe “el supuesto de la importancia del estudio de
los microfundamentos...., ha estado unido a una concepción de los
individuos como agentes intencionales capaces de actuar con base en
elecciones racionales”.
Esto es la teoría de la acción racional y la teoría de los juegos de la que
nutren sus microexplicaciones los individualistas metodológicos
inscriptos en el “marxismo analítico”.
Para la nombrada autora las teorías de la elección racional deberían
contener más información contextual de la que admitan. Por otra parte
sus supuestos, de preferencias fijas, egoísmo y racionalidad de los
individuos, pueden ser válidos en contextos meramente económicos,
pero resultan insuficientes para las explicaciones histórico-sociales.
Andrés de Francisco se instala críticamente en esta temática,
sosteniendo que la teoría de la elección racional es estratégicanormativa. Trabaja con imperativos no morales, sino condicionales,
relativos a los medios más que a los fines. No dice que debemos hacer,
sino que se debe hacer para conseguir tal o cual cosa.
Para este autor, parece ser necesario reformular el concepto de
racionalidad y ampliarlo, de modo que contenga los procesos de
formación de creencias, deseos y aspiraciones.
Un aspecto controversial de esta teoría consiste en que los “hechos de
conciencia” son tratados como realidades dadas, por lo que se requiere
de un suplemento de explicación causal. Debieran explicar cuáles son
los mecanismos que filtran una acción no designada estratégicamente
como beneficiosa y que sin embargo es llevada a cabo por el sujeto. Más
esto exige poner en relación los marcos de decisión de los sujetos con el
sistema de valores imperante en un complejo social dado. Dado que los
parámetros institucionales de la acción social restringen y constriñen
sustancialmente la autonomía individual que esta en la base de la
teoría de la acción racional.
Para Levine, Sober y Wright, los marxistas analíticos no piensan que los
individuos son en realidad universalmente racionales y egoístas, sino
que este modelo les permite comprender las clases de comportamientos
que podrían predecirse, partir del supuesto de una acción estratégica
racional y egoísta podría ser un útil contraste para especificar las
formas en que las preferencias no egoístas y los procesos cognitivos no
racionales configuran la acción individual.
Sin embargo no es necesario equiparar los análisis de los
microfundamentos con los modelos de la acción racional, como
pretenden los marxistas analíticos. Existen, según los autores, otras
clases posibles de microfundamentos de los fenómenos sociales, como
las teorías de la socialización que hacen hincapié en la inculcación de
normas, hábitos y rituales, o las teorías psicoanalíticas del
inconsciente, o la teoría marxista dela ideología , entendida como una
teoría del proceso de formación de los sujetos sociales.
Por consiguiente es posible rechazar la utilización de los modelos de
acción estratégica racional sin desconocer la importancia del análisis
de los microfundamentos.
EL PROBLEMA DE LA REDUCTIBILIDAD DE LO MACRO A LO MICRO
El proyecto reduccionista del individualismo metodológico, según Levine
fracasa porque la ciencia tiene proyectos explicativos que van allá de la
explicación de unos casos muestra (ejemplos empíricos específicos). La
ciencia social además de preguntarse el por qué de algunos casos
particulares, quiere explicar qué tienen en común diversos objetos y
procesos.
Excluir los tipos sociales como objetos de investigación es empobrecer
los objetivos explicativos de las ciencias sociales y negar prácticas
razonables en sí mismas. Si los tipos sociales sobreviven, entonces las
exposiciones de los microfundamentos, por importantes que
efectivamente son, no bastan para captar el poder explicativo de las
teorías de macronivel.
En la misma línea Yturbe, reconoce que las críticas de los
individualistas a las teorías globalizadoras, como las estructuralistas o
las funcionalistas, que pasan por alto la intervención de la
intencionalidad de los sujetos en la configuración de los procesos
sociales, es un verdadero desafío para las teorías holistas, más no una
adhesión al reduccionismo que supone la restricción de las
explicaciones sociales al nivel individual.. La reductibilidad que propone
el individualismo, es una tesis cuya eficacia y pertinencia no puede
demostrarse a priori.
A MODO DE CONCLUSIONES
La autora nos propone a modo de conclusiones tres alternativas para
resolver la relación que puede establecer el individualismo metodológico
con el holismo:
La primera consiste en considerar a ambas posturas como dos
metodologías excluyentes, como dos posiciones fuertes, dos enfoques en
competencia. Esta parece una postura poco fructífera para las ciencias
sociales, porque la rigidez de los posiciones supone una reducción del
objeto de las ciencias sociales, hacia las estructuras estructurantes o
hacia individuos supuestamente racionales.
La segunda alternativa, las considera como dos metodologías, no en
competencia, sino como proyectos explicativos diferentes. El uso de una
u otra postura dependería del fenómeno que se pretende explicar.
Cada enfoque otorga prioridad explicativa a dos tipos distintos de
factores causales, por consiguiente, cada proyecto permite “ver” ciertos
fenómenos y “oculta” otros.
La tercer posibilidad es pensar que individualismo y holismo, no son
posiciones en competencia, ni proyectos explicativos en pacífica
coexistencia, sino posiciones complementarias sobre la mejor manera
de explicar la realidad social. En sus palabras “las explicaciones
holistas, que centran su interés en las regularidades sociales dentro de
las cuales actúan los individuos, podrían complementarse con una
investigación sobre las microvías a través de las cuales surten sus
efectos las macroestructuras, es decir, con explicaciones sobre el modo
como los individuos viven esas regularidades otorgándoles un sentido
subjetivo a sus acciones, y sobre el modo en que interviene su
intencionalidad en la configuración del contexto social: los individuos
pueden resignificar, crear, darle nuevos sentidos a su realidad social,
dando lugar al azar y a la contingencia a los que tanto temen los
holistas. El marco explicativo de las ciencias sociales incluiría,
entonces, tanto las intenciones y recursos subjetivos de los individuos
como la naturaleza de sus contextos materiales.”
Amparo Gómez Rodríguez, en su artículo “Acción individual, lógica
social”, parece acercarse a esta tercer posición, en un intento no del
todo equilibrado en relación al peso que efectivamente cada postura
tiene al interior de su propuesta.
Para esta autora “los fenómenos sociales han de traducirse, no a
individuos y sus propiedades ni a entidades holistas, sino a la
interacción individual dependiente del contexto social, a partir del cual
emergen”.
Continua, “Los macroconceptos que utilizamos en nuestras
explicaciones son idealizaciones que no refieren a propiedades de
entidades holistas, sino al conglomerado de relaciones e interacciones
individuales, sus propiedades y su lógica... No son conceptos de
existencia,
sino
idealizaciones.”
Las
organizaciones,
grupos,
instituciones, tradiciones, no son entidades con intenciones y
propiedades irreductibles, lo que poseen es una lógica, resultado de la
acción colectiva de los individuos supeditados a los límites que le
impone el contexto y que en la mayoría de los casos es independiente de
las intenciones y deseos de las personas que las crean y mantienen. Los
individuos son portadores de una determinada lógica social, pero esta
lógica a su vez es resultado de su interacción y relación.
“Los conceptos globales en ciencias sociales son: a) conceptos tipo que
refieren a determinadas características comunes de diversos fenómenos
y sus relaciones, o b) conceptos ideales, es decir abstracciones e
idealizaciones de algún aspecto (aspectos) de la realidad que se
considera explicativo ( y se reconstruye en función de intereses
teoricoexplicativos). No hay un correlato exacto en la realidad al cual
correspondan y puedan reducirse... Lo deseable sería ir redefiniendo
estos términos de tal manera que pudieran reducirse a otros no tan
ambiguos, ajustando su significados a conceptos más simples que
refieran a sucesos y propiedades identificables de alguna manera. Así se
establecería una cadena causal entre tales propiedades y el concepto
global, que permitiría explicaciones adecuadas de los hechos sociales.”
Gómez Rodríguez intenta elaborar una propuesta que rompa con la
dicotomía entre la concepción holista y el individualismo metodológico,
y dice “Los fenómenos sociales son explicables en términos de la
relación medio-interacción atendiendo tanto a los aspectos complejos de
la realidad como a los individuos.”
Las lecturas de Bachelard y Borudieu, Chamboredon y Passeron
instalan la duda sobre la que parece ser la conclusión por todos (los
autores trabajdos en este texto) avalada: la necesidad del análisis de los
microfundamentos. Los microfundamentos, la minimización de la
distancia entre la causa y el efecto en la explicación, nos reinstala en la
discusión del hiperempirismo o es un recaudo más de la vigilancia
epistemológica?
SOBRE EL TRABAJO SOCIAL
La distancia que siempre ha mantenido el Trabajo Social de la discusión
epistemológica, reconociendo los avances y preocupaciones de algunos
pocos en los últimos años, no ha permitido más que escuchar desde la
lejanía sólo una de las campanas de este debate, a saber la marxistaestructuralista. Lo que significa años de atraso en la discusión, pero por
sobre todo, “uniformidad” en el discurso, que no podría ser definida
como la mejor situación para generar debate de ideas, amplitud de
criterios y como dice Yturbe complementaridad de posiciones. Porque si
no existen más de una posición, no puede haber ni oposición, ni
superación, ni complementariedad.
Complementariedad que podría que en el caso específico del Trabajo
Social, contribuir en la incorporación de elementos y conceptos teóricos
de corrientes que incluyen al sujeto, no como mero resultado de
estructuras dominantes donde juegan el papel de reproductores, sino
también como creadores de realidad social y hacedores de cambios
individuales y colectivos. Porque sino, la incoherencia seguirá
invadiendo las incipientes y valiosas producciones específicas de los
Trabajadores Sociales que desde un análisis y teoría fuertemente holista
pretenden recurrir al final a principios de los individuos, devolviéndoles
libertad y autonomía, cuando durante toda la fundamentación de sus
propuestas de intervención no se los tuvieron en consideración.
Estos y muchos otros problemas más, como sobre la legitimidad de las
mezclas de conceptos de diferentes teorías, son las cuestiones que
vinculan al Trabajo Social con los problemas epistemológicos y si se
pretende como profesión hacerse de un lugar en el campo de las
ciencias sociales, se debería considerarlos con mayor tenacidad.
BIBLIOGRAFIA
Bachelard, G., La Formación del Espíritu Científico, Siglo XXI.
Bourdieu, P.; Camboredon, J-C. y Passeron, J-C., “La construcción del
objeto” en El Oficio de Sociólogo. Presupuestos Epistemológicos, Siglo
XXI.
de Francisco, A., “Marxismo analítico: teoría y método” en Zona Abierta,
nro.48-49, 1988.
Elster, J., Una introducción a Karl Marx, Siglo XXI, Madrid, 1991.
Gómez Rodríguez, A., “Acción individual, lógica social” en Zona Abierta,
nro. 48-49, 1988
Levine, A.; Sober, A. y Wright E.O., “Marxismo e individualismo
metodológico”, en Zona Abierta, nro. 41-42, 1987
Yturbe, C., “Acerca del individualismo metodológico” en Individuo,
Modernidad, Historia, de manuel Cruz, ed. Tecnos, Barcelona, 1993.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
MAESTRIA EN CIENCIAS SOCIALES
“EPISTEMOLOGIA E INTERDISCIPLINA DE LAS
CIENCIAS SOCIALES”
PROF.: ROBERTO FOLLARI
TRABAJO DE: SABRINA BERMUDEZ
CORDOBA, SETIEMBRE 1997
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