Las ciudades del futuro Araceli Damián1 En la actualidad las ciudades son el corazón de la actividad humana, en ellas producimos la mayoría de los bienes y servicios que necesitamos para sobrevivir y satisfacemos nuestras necesidades. Por ello es muy importante que nos preocupemos para su futuro. Éste dependerá en gran medida de cómo son ahora, ya que el espacio construido tiene características que difícilmente podrán ser cambiadas de forma radical y rápida. Pero aun cuando las ciudades conserven sus zonas históricas, sus colonias viejas y recintos pintorescos, todos los espacios se van transformando con el tiempo. Por ejemplo, las zonas centrales pasan de tener uso habitacional al comercial. Al mismo tiempo, las ciudades continúan creciendo de acuerdo a las demandas que la sociedad impone en cada momento. Por tanto, es importante que las futuras construcciones y los nuevos usos de las zonas “viejas” se organicen de tal forma que los individuos puedan hacer el mejor uso posible de la ciudad. Pero para pensar en la ciudad futura tenemos que detenernos a reflexionar sobre si la forma y organización que tienen actualmente las ciudades responde adecuadamente a las necesidades de los individuos y la sociedad y si no es así, cómo transformarlas para que todos vivamos mejor. Desde los griegos se ha debatido cuál es la función de la ciudad y cómo debe ser diseñada. Casi siempre se mira a ésta en cuanto a su función social, es decir, en cuanto a espacio de poder, en el que distintos grupos sociales se manifiestan simbólicamente (monumentos, edificios de gobierno, colonias lujosas, barrios pobres, etc.), pero en el plano de su diseño se considera que ésta debe proveer espacios para vivienda, trabajo, administración, recreación, etc. 1 Profesora-Investigadora de El Colegio de México, mamá de Ema y León Boltvinik (1º B y 4º B) 1 En las discusiones sociológicas sobre la ciudad destacan aquellas que la consideran un lugar que provee bienestar, ya que en ella se encuentran lugares de trabajo, centros educativos, de salud, de recreación, etc. No obstante, en los últimos años se ha señalado que ésta produce “malestar”, dado que tiene altos índices de contaminación, deficientes sistemas de transporte, altos niveles de aglomeración, insuficiencia de espacios recreativos, etc., Además de que las ciudades producen una enorme cantidad de basura y desechos que contaminan el medio ambiente. Sin embargo, en todas estas discusiones está ausente una reflexión sobre la función que debe tener la ciudad como un espacio para que los individuos puedan alcanzar un nivel aceptable de felicidad y, al mismo tiempo, puedan satisfacer sus necesidades y realizar todas sus potencialidades humanas. Henri Lefebvre (1901-1991) ha sido de los pocos filósofos que se han preocupado por cuál es el significado de la ciudad en el presente modo de producción y cómo los individuos se apropian (o no) de este espacio. Sus postulados parecen ser útiles en la reflexión de cómo deseamos que sean las ciudades del futuro.2 La ciudad, la Habitación del hombre Lefebvre parte de la idea de que la tierra es el Hogar del hombre. Retoma la discusión filosófica del término Habitación en un sentido amplio (es decir, la casa y la ciudad), y nos dice que juega un papel fundamental para el hombre y para la sociedad en la que vive. Sin embargo, resalta que en la actualidad la Habitación no considera al hombre y a su corazón. Basándose en Heidegger,3 define a la Habitación como “una de las fuerzas más fuertes para la integración del pensamiento del hombre, sus recuerdos y En lo que sigue tomo de manera libre pasajes de “The Country and the City”, en Elden, Stuart, Lebas Elizabeth y Kofman Eleonere, Henri Lefebvre. Key Writings, Continuum, Nueva York y Londres, 2003. 2 3 Filósofo alemán. 2 sueños ... Mantiene al hombre a salvo de las tormentas terrenales y celestiales ... Es cuerpo y alma”. Para Lefevbre este concepto de Habitación está desapareciendo, debido a que en la actualidad no tenemos la destreza, ni las capacidades para construir una Habitación que nos brinde esos atributos. Considera que la desaparición de este tipo de Habitación se revela en este mundo devastado por la tecnología, que a través de su destrucción nos lleva hacia otro mundo, el cual, según el autor, no podemos aún imaginar. Por otra parte, advierte: una Habitación construida con base en los dictados económicos o tecnológicos está tan lejos de ser un Hogar para el hombre como lo está de la poesía el lenguaje de las máquinas. ¿Por qué está desapareciendo esta forma de Habitación para el hombre? se pregunta Lefebvre. El autor responde que ello se debe a que su construcción está basada en el pensamiento económico que domina a nuestra sociedad y nos dice “es fácil construir viviendas de interés social, por ejemplo, modeladas y conceptualizadas de manera que se permita una rápida aplicación, a bajo costo (de tiempo, espacio, dinero y pensamiento), pero es poco probable que sus residentes se sientan satisfechos y menos que la vida que lleven valga la pena vivirla. ¿Cómo resolvemos este problema? se pregunta. Este autor nos invita a considerar los determinantes y características de la Habitación desde un punto de vista antropológico, psicológico, económico y político. Desde el punto de vista antropológico la Habitación está relacionada con la necesidad de asentarse, echar raíces, pertenecer a algo, todos éstos son fenómenos inherentes al ser humano. No obstante, el Homo (humano) se define a sí mismo por un número de atributos, con manifestaciones variadas. Se denomina a sí mismo como: Homo faber, sapiens, ludens, ridens, amans, creator, etc. Pero las formas de habitación han cambiado con la sociedad, con el modo de producción, a pesar de que ciertas características (el bardado de los espacios, por ejemplo) queden relativamente constantes. No hay determinantes rígidos para la Habitación, ésta es un lugar abierto, y aunque su forma concreta pueda ser preferible frente a otra, el humano debe ser capaz de afirmarse 3 como un todo, desde el punto de vista de sus atributos antropológicos. Es decir, debe lograr ser todo aquello que el hombre es, como un hombre que se provee de alimento, el que se da vestido, el productor y el pensador. Si bien capacidades o cualidades distintas, estamos hablando claramente del “mismo” hombre, cuyas actividades se afectan unas a otras, y determinan el sentido de la Habitación. Sin embargo, Lefebvre advierte que mientras que la noción de globalidad y totalidad es cierta, la del hombre “total”, y la interacción en esta totalidad, presenta problemas. Todo lo que el hombre es se presenta como sistemas parciales de objetos, actos y símbolos creados por el hombre social. Son los miembros individuales de la sociedad, insertos en una praxis, que son capturados en la totalidad, los que comen, beben, juegan, y habitan. Los individuos de un forma un activo y un constante lazo entre sociedad como un todo, por un lado, y sistemas parciales por otro. Habitación entonces para Lefebvre se expresa a sí misma “objetivamente” en ensambles de la creación, productos y cosas que hacen un sistema parcial: la casa, la ciudad o la zona urbana. Cada sociedad le da un significado distinto a la Habitación, por ejemplo, la función de la ciudad de acuerdo con la ética del Islam, toma lugar en un ensamble arquitectónico de significados, y al mismo tiempo, en su actividad económica y política y en una jerarquía de proximidades alrededor de sus monumentos, siendo el principal de todos la mezquita. Un ensamble de ese tipo, la Habitación, toma un significado tanto “objetivo” como “subjetivo” para individuos y familias. La pérdida del sentido de apropiación en la ciudad De acuerdo con Lefebvre en la filosofía se ha planteado que la acción de los grupos humanos sobre el ambiente físico y natural tiene dos atributos: dominación y apropiación. La dominación de la naturaleza física es el resultado del proceso tecnológico, destruye la naturaleza al tiempo que permite a las 4 sociedades sustituir sus productos. La apropiación no destruye, pero transforma –el cuerpo y la vida biológicamente proveída, y el tiempo y el espacio– en propiedad humana. La apropiación es el objetivo, la dirección, el propósito de la vida social. Sin la apropiación, la dominación tecnológica sobre la naturaleza tiende a lo absurdo. Sin apropiación, puede haber crecimiento económico y técnico, pero nulo desarrollo social, propiamente dicho. Según el autor, en tiempos pasados (antigüedad o la Edad Media) la ciudad brindaba una apropiación espontánea, limitada pero concreta en tiempo y espacio. “A escala humana” espacio y tiempo se convierten en creaciones que pueden ser comparadas con trabajos de arte. Cuando las ciudades exceden su “escala” original, esta espontánea apropiación desaparece. Plantea que ello se debe a que la planeación razonada (racional, o mejor racionalizada) nunca ha tenido éxito para penetrar el secreto de la apropiación cualitativa del tiempo y del espacio, o en reproducirla para ajustarse a los requerimientos cualitativos del llamado “excesivo” crecimiento urbano. Para Lefebvre la apropiación está desapareciendo mientras que el poder de la tecnología, incluyendo su poder destructivo, crece “excesivamente”. Es más, para el autor: el concepto de apropiación se ha desdibujado y degradado, al punto que se pregunta ¿quién lo entiende ahora? Para ejemplificar el concepto de apropiación del espacio a nivel de la “casa”, nos señala sus variadas características. La casa permite la socialización del espacio individual y al mismo tiempo la individualización de los espacios. Esta actividad específica es de manera notable tanto afectiva como simbólica. De acuerdo a las características de edad y sexo los individuos se apropian del espacio disponible, de la parte que les pertenece, la cual luego atrae a un grupo y repele a otro, estos espacios juegan un papel, en el cual cada persona juega su propio papel. Cuáles son las características que nuestra habitación nos debe brindar 5 La casa nos brinda un mundo utópico. La gente experimenta felicidad. Más que funcionalmente adaptada para su uso, la casa entra en el sistema de símbolos: estatus social, seguridad, pertenencia, personalidad y naturalidad (en el sentido de tratar de imitar a la naturaleza). Sin embargo, estos símbolos pueden ser contradictorios. Por ejemplo, para un obrero que está desposeído de medios de producción, una casa le brinda el placer de ser propietario. De igual forma, al interior de la casa la apropiación individual permite los arreglos de acuerdo a los gustos y preferencias de quienes la habitan, experimentando el mayor placer humano, la propia creación mediante el trabajo. La casa es el lugar por excelencia en el que estas sensaciones se pueden lograr, ya sea en el jardín, en una habitación, en cualquier parte de ella. Pero Lefebvre se pregunta además ¿cómo crear una Habitación que dé forma sin empobrecer al ser humano, y dé una protección que permita al joven crecer sin que se cierre prematuramente? La dificultad de lograrlo puede encontrarse en el hecho de que en esta era capitalista las habitaciones y las ciudades se construyen bajo los “principios” de racionalidad, eficiencia, economía, que se sobreponen a los se que se derivan del ser individual, como el de realización o el de placer. De igual forma, la arquitectura y urbanismo en este sistema de producción han dado prioridad a la satisfacción de necesidades individuales al interior de la casa, dejando de lado las necesidades de carácter social. Esta última idea proviene de las reflexiones de Bertrand Russell en torno a la “Arquitectura y la cuestión social”. Este autor plantea que en el capitalismo, la vida social fuera de la familia, hasta donde la arquitectura puede asegurar tal resultado, es exclusivamente económica, y todas las necesidades sociales no-económicas deben ser satisfechas dentro de la familia o quedar frustradas. 4 ¿Cómo será la ciudad (Habitación) del futuro? 4 Bertrand Russell, In Praise of Idleness, Routledge, Gran Bretaña, 2007, primera ed. 1935) 6 No hay propuesta fácil para construir una Habitación o ciudad verdaderamente humana en el futuro, pero podríamos empezar mediante la transformación de algunos de los principios que rigen la idea de la funcionalidad de la ciudad. En primer lugar debemos tomar en cuenta que la humanidad tiene que actuar de manera rápida para evitar que continúe el calentamiento global. Ello nos obliga a replantear, socialmente, la forma en que se producen todos los satisfactores humanos, incluyendo la vivienda y todos los equipamientos urbanos. Por ejemplo, se hace cada vez más necesario que se sustituyan las fuentes de energía tradicionales generadas con yacimientos fósiles (como el petróleo y el carbón) por mecanismos menos destructivos de la naturaleza como la energía solar y de viento. Tampoco podemos seguir ignorando la necesidad de tomar medidas que frenen el incesante deterioro del entorno natural dentro y fuera de la ciudad. Debemos considerar que continuará incrementándose la demanda de servicios básicos para la sobrevivencia humana en las ciudades (agua, energía eléctrica, alimentos, etc.), pero la satisfacción de éstas debe procurar dañar en la menor medida posible al medio ambiente. Se requieren grandes inversiones para lograr lo anterior. Por ejemplo, las nuevas áreas habitacionales necesitan ser diseñadas con sistemas de reutilización de las aguas jabonosas, captación de aguas pluviales y recarga de mantos acuíferos. Pero dado que estas inversiones son caras a nivel individual, el Estado debe asumir la responsabilidad del financiamiento de tales infraestructuras. Para ello, se debe realizar una reforma tributaria progresiva, que obligue a que los que ganan más aporten más a las finanzas públicas. Por otra parte, no debemos de dejar de considerar la relación campo-ciudad, dándole al campo un lugar preponderante dado que es el principal proveedor. Su cuidado podrá permitir que la social en su conjunto tenga viabilidad en un futuro. El otro gran reto es reducir la desigualdad socioeconómica para que toda la población pueda llevar una vida digna, pero modesta. Debemos dejar de ser una sociedad consumista, en la que predomina el desperdicio y aprender a compartir con el otro los productos de nuestro trabajo. Russell propone que 7 para que la sociedad pueda ser mejor, debemos aprovechar la posibilidad que da el avance tecnológico para que los individuos sólo trabajes cuatro horas al día y tengan un ingreso garantizado. Lo anterior permitiría que cada quien dedicaran su tiempo a lo que consideran valioso, desplegando así todas sus potencialidades y capacidades humanas. Con ello, idealmente, podríamos ser individuos más creativos y dedicados a solucionar los grandes problemas sociales, como el diseñar una verdadera Habitación humana, en lugar de ser personas que pasamos la vida en trabajos aburridos, mal remunerados y preocupados por nuestra sobrevivencia diaria, sin la posibilidad de desarrollar propuestas alternativas. En resumidas cuentas, para devolverle su sentido original a la Habitación se requiere transformar el modo de producción Esta transformación no tiene que ser violenta, ni tampoco nos debe conducir a un estado de las cosas en la que los individuos pierdan libertad. Tal vez lo podamos lograr, como proponía Bertrand Russell, mediante una democracia efectiva,5 en la que las grandes decisiones tomen en cuenta las necesidades manifestadas por la gente y en la cual los recursos se distribuyan de manera más equitativa, tanto en términos de tiempo dedicado al trabajo, como de ingreso. Pero aun así quedan preguntas por contestar, por ejemplo, ¿cómo devolverle a la ciudad su “escala humana”?, ¿cómo lograremos recuperar el sentido de comunidad en la ciudad? Podríamos proponer que la enseñanza de la arquitectura y el urbanismo debería estar basada en principios filosóficos del ser y la sociedad, no sólo bajo los de diseño, la eficiencia y economía. Habría que aclarar que la belleza es otro elemento que la arquitectura moderna ha dejado de lado (construyendo moles de edificios comerciales y departamentales), aun cuando humanamente requerimos rodearnos de la belleza para sentirnos bien. De igual forma es importante que cambien los valores mediante los cuales se juzga el éxito o fracaso de una persona deberían tener como fundamento el 5 Ante el desastre de gobernantes en todo el mundo, este autor propone que, por ejemplo, los encargados de las decisiones económicas aprueben no sólo un examen de economía sino de literatura griega también. 8 servicio que cada quien brinda a la comunidad, en vez de la cantidad de dinero que cada quien tiene. Una ciudad para individuos con estas características tendría por fuerza que ser totalmente distinta. 9