LA INGENIERÍA EN EL MUNDO Existe una opinión generalizada de que el porvenir será tecnológico o no será, pues si no se aplica adecuadamente la tecnología ocurrirá una regresión indecible. De acuerdo con la tecnología, el hambre y la pobreza en el mundo hoy son ya inexcusables. Aquélla hace posible que pueda darse de comer a toda la gente y que todos puedan gozar de comodidades. Los patrones de conducta humana impiden que suceda así; es decir, el problema de la tecnología es sobre todo ético y se puede especular con alguna precisión sobre la tecnología del futuro, pero no se tiene la menor idea de los hombres que vivirán entonces. A partir del siglo XIX se ha hecho cada vez más patente la interacción entre el sistema general de la sociedad y el subsistema tecnológico. La sociedad impulsa o deprime el desarrollo de la tecnología mediante factores económicos, orientaciones políticas, previsión de recursos humanos, expectativas de utilización, y aún las conductas de los individuos. Se comprende así que cualquier análisis prospectivo de la ingeniería pasa por una mirada a las tendencias tecnológicas globales más importantes, entre las cuales están las siguientes: La consolidación de la tecnología electrónica en el siglo XX, que ha permeado todas las áreas del conocimiento y las diferentes aplicaciones de la producción y los servicios. Se manifiesta en el continuo reemplazo de mecanismos por dispositivos cibernéticos, etc.; esto seguirá teniendo impacto en la economía, en la industria, en los procesos de manufactura, en la formulación de los perfiles ocupacionales y, en general, en la organización del trabajo. La profundización del uso de la informática en todas los campos, lo cual ha ampliado su radio de acción: desde las actividades empresariales de alta dirección hasta las operativas; desde las de mercadeo hasta la difusión global del conocimiento, y la educación formal, no formal y virtual. La aparición de redes de comunicación global, entre las que cobran importancia las de computadores en todas sus modalidades (Intemet). Por ejemplo en el mercadeo, en la manufactura, en el transporte, en la industria, en el trabajo de laboratorio, en la cultura, en la investigación, etc. El surgimiento de tecnologías alternativas para impedir los crecientes deterioros del ambiente, que tanto preocupan al mundo actual. Si bien el desarrollo industrial ha transformado la naturaleza en su conjunto, los balances entre ventajas y desventajas a largo plazo comienzan a influir en las alternativas para preservar el medio ambiente. La consolidación de la tecnología apoyada en la biología, de lo cual la ingeniería genética o biotecnología son ejemplos. Esta tendencia se fortalece con la permanente simbiosis entre tecnologías de punta, lo cual está dando lugar a nuevas áreas de trabajo y a la difusión de nuevos productos. La emergencia de metodología blandas, que son simbiosis entre técnicas sociales y aplicaciones científicas. [5] Las anteriores tendencias tecnológicas indican que el ambiente en el cual trabajarán los ingenieros del siglo XXI estará caracterizado por las industrias basadas en el conocimiento, con productos de alto valor agregado, una gran dependencia sobre la aplicación de la ciencia básica en el desarrollo de productos, y un proceso de desarrollo - diseño- manufactura basado en elevados niveles de simulación y de flujo de información. Eso no quiere decir que las industrias que tienen que ver con los recursos naturales, la infraestructura y la calidad del ambiente vayan a debilitarse. No; es que las economías avanzadas y en desarrollo, en última instancia se basarán "en el poder del cerebro", y las economías de escala y la automatización no serán suficientes para sobrevivir. Además, el rápido crecimiento de las tecnologías que diseminan rápidamente el conocimiento y proporcionan fácil acceso a la información y los datos alterarán la forma y posibilidad de la sustancia del trabajo ingenieril en la próxima generación. El ambiente en el siglo XXI será de constante innovación y velocidad, con énfasis en la calidad. La cultura corporativa demandará la búsqueda inflexible del aumento de la productividad; para lograrlo, se ofrecerá un ambiente en el cual la gente se reúne constituyendo equipos, que deben ser estimulados, habilitados y recompensados. Tales equipos tendrán funciones cruzadas y en ellos se respetará la diversidad cultural; sin embargo, habrá valores comunes cómo la sencillez, la integridad, el enfrentamiento a la realidad, la toma de responsabilidad, el ser confiable, la inversión en la educación y la diversidad respectiva. El ambiente de trabajo será más exigente que hoy, debido a la economía de la información. Dado que las principales fuentes de riqueza serán el conocimiento y las comunicaciones, más que los recursos naturales y el trabajo, habrá una dura competencia que afectará la economía global. Para sobrevivir en esa atmósfera cada uno tendrá que ser tan bueno como el mejor del mundo. Como en el siglo XIX la tecnología del vapor potenció el trabajo físico, en este cambio de milenio la tecnología informática potencia el trabajo mental del hombre; por ello, la infraestructura teleinformática, con el hardware y el software son el símbolo de la tecnología de la revolución postindustrial, de la próxima generación. [6] Sin embargo, ni el hardware ni el software son panaceas a nuestros problemas, y los pueden resolver bien o mal. Su efecto depende de lo bien que se utilice la tecnología y sus fines. La revolución es controlable pero puede hacerse regresiva si no se administra o se hace mal. El futuro depende mucho de los problemas que se decida atacar y de lo bien que se utilice la tecnología para resolverlos. [7] Estas condiciones sociales y el ambiente de trabajo de los ingenieros -la necesidad de comunicar, la velocidad a la cual ocurren los cambios, la presión incesante para aumentar la competitividad harán el ambiente futuro más áspero y denso que cualquiera que se haya visto hasta ahora. Los ingenieros deberán exhibir excelentes habilidades técnicas, pero existe la necesidad real de desarrollar conocimientos globales en las mentes de los estudiantes de hoy: conocimiento de otras culturas, competencia en lenguas extranjeras, ideas sobre los tratados mundiales y las agencias internacionales. La ética es fundamental por las consecuencias, cada vez más impactantes, de las decisiones de los ingenieros en cualquier campo, quienes deberán ser capaces de enfrentar el imperativo tecnológico y estar en capacidad de poner la dignidad humana por encima del dios mercado y la voracidad neoliberal. Las siguientes son algunas características generales, necesarias en los ingenieros del futuro: habilidades de grupo, incluyendo colaboración y aprendizaje activo; habilidades de comunicación, liderazgo, perspectiva en sistemas, entendimiento y apreciación de la diversidad de las personas; apreciación de las diferentes culturas y prácticas comerciales y el entendimiento de que la práctica de la ingeniería ahora es global; perspectiva interdisciplinaria, compromiso con la calidad, la oportunidad y el mejoramiento continuo; investigación de pregrado en experiencias de trabajo en ingeniería; entendimiento de los impactos sociales, económicos y ambientales en la toma de decisiones en ingeniería y ética.[8] Que los ingenieros reúnan esas características es apremiante porque el número de ingenieros en el mundo se duplica cada 10 años. [9] La mayor parte del aumento ocurre en la cuenca del Pacífico y en otros países asiáticos que han desarrollado estrategias para ello. La población actual y los datos sobre la producción sugieren que el número global de ingenieros en la próxima generación será, en su mayoría, de origen asiático. La contribución de la India será un factor significativo, pero el aporte de Latinoamérica no ha sido determinado a la larga. [10] Lo que se dice de la ingeniería del futuro debe revertir la situación actual, en que se ha convertido en una profesión invisible; los mayores "agentes de cambio de la civilización" están impelidos a convertirse en actores reales y centrales de la construcción del mundo soñado. El papel de los ingenieros en el desarrollo Vincent Pluchent Fue presidente de Ingenieurs Sans Frontières Artículo publicado en Economie et Humanisme, nº 340, abril 1997 ¿Cómo puede contribuir el ingeniero al desarrollo de una sociedad? ¿Puede apoyarse el Estado en un cuerpo de ingenieros con el fin de alcanzar el desarrollo?… Gracias a sus conocimientos técnicos, el ingeniero desempeña un papel ejecutor de proyectos promovidos tanto por el Estado, como por la sociedad civil. Pueden ser a la vez transmisores y actores del desarrollo; sobre todo si se considera el factor humano como un objetivo y no sólo como un medio para el desarrollo. Para delimitar el lugar que ocupa el ingeniero en una sociedad "en vías de desarrollo", es necesario examinar cómo éste se comporta en ciertos aspectos característicos del desarrollo sin limitarnos exclusivamente a los países en "vías de desarrollo". Efectivamente, todas las sociedades se enfrentan a problemas de desarrollo, ante los cuales los razonamientos aplicables no difieren en lo fundamental; por otro lado, el desarrollo es un concepto relativo, por lo que no es posible referirse a él si no es comparando distintas sociedades. Es necesaria una consideración preliminar: ¿De qué ingeniero estamos hablando? Probablemente no nos referimos a un individuo con un rasgo social concreto o con un comportamiento determinado. De hecho no se puede hablar de los ingenieros como grupo social. Sin embargo, podemos caracterizar al ingeniero no ya como individuo, sino en relación a la función que ejerce, puesto que para desempeñar esa función el ingeniero debe combinar conocimientos técnicos, voluntad de resolver problemas prácticos y creatividad. Sin duda estos criterios no son suficientes para caracterizar la función del ingeniero, pero sí parecen delimitarla con bastante precisión ya que, si le faltara alguno, tendríamos un ingeniero bastante pobre. Conjugando los tres factores citados conseguimos un ingeniero aceptable, a condición de añadir una dimensión esencial: la dimensión humana. ¿Cómo puede un ingeniero con estas características participar en el proceso de desarrollo de una sociedad? El desarrollo como proceso multipolar Al considerar en primera instancia el concepto "occidental" de desarrollo, como el conjunto del progreso económico, sanitario, educativo y democrático, se nos plantean los siguientes interrogantes: ¿Qué debe hacer una sociedad para desarrollarse en estos términos? ¿Por dónde debe empezar? ¿Por crear carreteras, hospitales, escuelas o empresas? ¿Por reformar el sector primario, promover la creación de industrias locales o por atraer inversiones extranjeras? La respuesta a estas preguntas es extraordinariamente compleja y depende de decisiones de tipo político, debido a la enorme repercusión social de dichas decisiones (aquí nos hemos referido a la escala de un país, pero se podrían plantear estas mismas cuestiones a nivel de región, ciudad o pueblo). Todas ellas son cuestiones de tipo "técnico" (económico). Sin embargo, en realidad el desarrollo está mucho más condicionado por el contexto social que por los conocimiento técnicos, la capacidad financiera o la educación; en otras palabras, sólo se podrá abordar una estrategia si se dan ciertas condiciones sociales y si tiene en cuenta las características sociales de la población . Desde esta perspectiva podemos abordar el papel del ingeniero dentro del proceso de desarrollo. Existen tres condiciones sociales previas al desarrollo: una fuerte organización social, la voluntad individual de mejorar la situación y la ausencia de graves perturbaciones exteriores. Examinemos por separado cada uno de estos factores: En primer lugar, el desarrollo de una sociedad ha ido siempre acompañado de una organización social fuerte, es decir, tenía que contar con una organización capaz de establecer límites a las acciones individuales, evitando que las distintas aportaciones individuales se acaben anulando unas a otras. En los Estados modernos, esta organización adopta ante todo un carácter jurídico y administrativo. Desde la Edad Media Europa ha vivido un progreso continuo, sin apenas interrupciones, en la legislación y en la administración; China ha contado durante miles de años con la organización administrativa más avanzada. La organización ha podido también adoptar la forma de un consenso social y una virtud compartida: así los peregrinos puritanos de Nueva Inglaterra promulgaron, poco después de su llegada, una declaración en la que afirmaban: "convenimos en promulgar leyes, actas y ordenanzas y en instituir, de acuerdo con las necesidades, los magistrados ante quienes prometemos sumisión y obediencia" . Por desgracia, en demasiadas ocasiones, el poder ha confundido organización con opresión, utilizando un tipo de organización que, no solo se opone a las legítimas aspiraciones humanas, sino que, a largo plazo, es completamente ineficaz (aunque puede, sin embargo, lograr resultados espectaculares a corto plazo). ¿Qué papel juega el ingeniero en el proceso de organización de la sociedad? La definición del modelo de representación de la población y la elección del sistema político se le escapan casi por completo (en tanto que ingeniero). La experiencia nos muestra que raramente los ingenieros (en tanto que individuos) asumen funciones representativas. Exceptuando las leyes de normalización, el papel del ingeniero es anecdótico tanto en la redacción de leyes como en su aplicación. La política no es su terreno (con la excepción, desde hace algunos años, de lo que hace referencia a la aplicación de tecnología punta, para lo cual sirve de soporte técnico). En contrapartida, ejerce una influencia considerable en la ejecución de las infraestructuras a cargo del Estado). Si pasamos del campo puramente social al de las realizaciones prácticas, encontraremos al ingeniero (que se pondrá rápidamente al mando). Vemos con ello que un Estado puede apoyarse significativamente en los ingenieros para desempeñar su función organizadora. No se trata solo de utilizar al ingeniero como herramienta para poner en práctica la estrategia de desarrollo (de la cual forma parte la construcción de infraestructuras), sino como herramienta para reforzar el poder del Estado; puesto que el Estado puede limitarse a asumir el papel de regulador y no de jefe de obra, como de hecho sucede con la telecomunicaciones o con el transporte. A su vez el Estado puede optar por poner las competencias de los ingenieros al servicio de los poderes público. El segundo criterio –la voluntad de cada individuo de mejorar su situación- es esencial. Una sociedad sólo podrá lograr un desarrollo sostenible con el impulso de los individuos, puesto que de ellos proviene la innovación. En la carrera hacia el desarrollo poco importa si la voluntad de cada individuo de mejorar su propia situación viene motivada por la presión social, la ambición, el afán de lucro o la voluntad de alcanzar y superar a los demás, o si es el resultado de la combinación de estos factores. El papel del ingeniero no es hacer que surga en las personas esa voluntad de cambio. En contrapartida, sí que juega un papel importante en el mantenimiento de dicha voluntad, desde el momento que con su trabajo demuestra a las personas que sus aspiraciones pueden cumplirse (como dice el célebre eslogan: "Tenías un sueño. Sony lo ha hecho realidad"). No se puede negar que la difusión de imágenes en la sociedad de consumo (Coca Cola y compañía) determina en parte las nuevas aspiraciones económicas que se observan a lo largo y ancho del planeta. El ingeniero es un elemento clave para la generación de estas imágenes; participa de ese modo en un fenómeno de poder que es ¿ increíblemente estimulante pero que sabemos que puede desembocar en una espiral de " cada vez más" cuyos efectos son difícilmente controlables. Por último, el tercer requisito para el desarrollo –la ausencia de fuertes perturbaciones externas- es bastante explícito; una sociedad castigada por cataclismos, guerras o por la invasión económica y cultural de una potencia extranjera, no se puede desarrollar adecuadamente. En efecto, incluso aunque en esas circunstancias se puedan producir progresos técnicos, las agitaciones sociales y económicas ocasionadas se oponen a cualquier noción de desarrollo. Esta necesaria ausencia de fuerte perturbaciones exteriores no significa que haya que suprimir cualquier contacto con el exterior; al contrario, el intercambio con el exterior, en la medida en que permanezca relativamente controlado, es un estímulo fundamental. No hay aporte técnico sin enfoque social A la vista de las condiciones necesarias para conseguir el desarrollo, el ingeniero aparece esencialmente como un apoyo para el mismo. Puede desempeñar el papel de catalizador, pero no puede hacer nada si no se han alcanzado antes las condiciones sociales necesarias y si no está en sintonía con la capacidad de la sociedad con la que va a trabajar. A través de un ejemplo se puede entender las consecuencias prácticas de estas consideraciones teóricas. Uno de los últimos proyectos en los que ha participado ISF consistía en la rehabilitación de un canal de riego en Madagascar. Es un tipo de proyecto con una componente evidentemente técnica: el canal no era muy ancho, pero alcanzaba los doce kilómetros de longitud, se encontraba dañado en varios puntos, con lo cual no llegaba todo el agua a la llanura. La contribución del ingeniero se podría haber limitado a la resolución de los problemas técnicos existentes. Pero no hubiera sido eficaz. En efecto, dos temas mucho más importantes se planteaban: En primer lugar, el tema de la utilización del canal, la falta de agua, puso de manifiesto una cierta divergencia entre los intereses de los campesinos de las zonas altas , que intentaban recuperar el agua abriendo brechas en la cima del canal. Y los campesinos de la planicie, que necesitaban que el agua llegara hasta ellos. La segunda cuestión que se planteaba se refería al mantenimiento del canal. ¿A quién le debía corresponder, con qué competencias y que medios debía contar? Se trata de dos aspectos claves para el funcionamiento a largo plazo y eran mucho más importante que los problemas técnicos planteados en la etapa de rehabilitación. En la práctica, la mayor parte de los problemas técnicos planteados durante la realización podían ser resueltos por una misión puntual de expertos. Para superar los otros problemas es necesario permanecer en el lugar durante varios meses, con un análisis socioeconómico específico y, sobre todo, con una fuerte colaboración con una asociación local y con los representantes de los campesinos. Pero mientras esas cuestiones no fuesen resueltas, no se podía garantizar la durabilidad de ninguna realización técnica. Este pequeño ejemplo muestra hasta qué punto el papel del ingeniero está estrechamente unido a las circunstancias sociales existentes. Y a la escala de la sociedad se comprende hasta que punto la función del ingeniero es al mismo tiempo esencial –pues cuando se han establecido los principios y elaborado planes hay que llevarlos a la práctica, algo que solo pueden conseguir el ingeniero, el técnico y el obrero- e inseparable de otras especificidades del ser humano. ¿Ingenieros locales o ingenieros de importación? Con ese telón de fondo, se plantean dos cuestiones complementarias: un país que se quiera desarrollo ¿debe formar un gran número de ingenieros? ¿cuál es la utilidad de los ingenieros extranjeros cooperantes? Una golondrina no trae la primavera. Un gran número de ingenieros no aseguran que se vaya a dar un proceso de desarrollo, puesto que el trabajo del ingeniero está íntimamente ligado a la actividad de otros actores. No sirve de nada contar con ingenieros que construyan un gran red de carreteras. Si el país no dispone de los recursos necesarios para su mantenimiento. Si la red es construida, puede incluso llegar a convertirse en una pesada carga, que penalizará al país en su desarrollo, puede llegar a ser un factor de sobreendeudamiento. Un país no se desarrolla desde las altas instancias. El ingeniero no puede despeñar su función en el seno de una sociedad que no ha alcanzado un nivel suficiente de organización económica y técnica. Algunos países optan, como solución pragmática, por enviar un número limitado de jóvenes estudiantes para que se formen en el extranjero. Cuando el país logre un nivel de desarrollo suficiente, será el momento oportuno de crear escuelas nacionales de ingenieros. Es la estrategia seguida, al parecer con éxito, en Marruecos, Túnez o Costa de Marfil. En cuanto a la utilidad de los ingenieros cooperantes, hace referencia a la compleja cuestión de la transferencia de conocimiento técnico o, de modo más general, de información. Se puede asimilar la información a los recursos minerales. Por ejemplo poseer petróleo equivale hoy en día a poseer un valor estratégico; sin embargo no es una condición necesaria ni suficiente para el desarrollo económico: lo fundamental es la capacidad de gestionar ese petróleo para transformarlo en una riqueza superior. La transferencia de tecnologías, o de conocimientos, obedece a una ley similar: si la sociedad receptora no está preparada para transformar esos conocimientos, la transferencia será en buena medida inútil. Si, por el contrario, la sociedad receptora sí que está preparada, si cuenta con personas que pueden copiar, entender y después transformar la información recibida, entonces el resultado será beneficioso. El extraordinario desarrollo de Japón y, en otra escala, el de Singapur, basados en estos principios son una prueba espectacular de ello. La cooperación técnica también sigue esas reglas: el ingeniero cooperante, que se encuentra en el centro de un proceso de transferencia, desempeña un papel extraordinariamente importante: debe dosificar el conocimiento que transfiere, adecuándolo a las capacidades locales. No puede, evidentemente, hacer algo así si no adereza su condición de ingeniero con una buena dosis de receptividad y de saber escuchar. Es necesario también que tenga suficiente margen de maniobra para proceder así, y que no esté sometido a otros imperativos, como por ejemplo, la necesidad de alcanzar un resultado preestablecido en un plazo estricto. Es extremadamente importante que los ingenieros que trabajan en cooperación técnica se puedan beneficiar de esas condiciones – es sobre todo un asunto de voluntad política, bajo la responsabilidad de los Estados, cuando se trata de cooperación bilateral, o dependiente de otras estructuras de cooperación: agencias internacionales, ONG, etc. Por otra parte no se puede olvidar, que una parte esencial de las transferencias tecnológica se realiza a través de empresas multinacionales privadas, limitadas sin duda por la búsqueda de una fuerte rentabilidad. Es importante que esa limitación no anule cualquier consideración sobre los impactos locales de la actividad desarrollada por la empresa: aunque sean los Estado quienes deban establecer las reglas relativas a las inversiones extranjeras, el ingeniero puede contribuir a la toma de conciencia. Más allá de las realizaciones y de los indicadores En cualquier caso todas eta observaciones y análisis parten de una definición de desarrollo intencionadamente convergente con el concepto de "progreso" – progreso económico, sanitario, educativo... Esta idea es restrictiva pues supone que una sociedad que no evoluciona según esos criterios no se "desarrolla" y que otra que evoluciona positivamente según estos criterios, mejora. Pero el ser humano es plural, no se le puede asimilar a un ser que sólo tiene necesidades materiales, de salud, intelectuales u organizativas. La triste demostración de esta afirmación se puede ver en las sociedades occidentales, donde encontramos exclusión, aislamiento, ruptura de los lazos sociales y de parte de sus referencias culturales. El ser humano necesita afecto, amor, sueños y, en la medida que forma parte de una comunidad, también necesita reconocimiento social. Si hablamos de desarrollo, tendremos que hablar del desarrollo global de la persona. En este sentido, el desarrollo se puede entender como la aptitud de una sociedad para elegir su modo de vida. Esta aptitud requiere dos condiciones previas: que se pueda controlar el medio natural (sin respetar las necesidades de la naturaleza no se puede proyectar ningún desarrollo futuro), y que se pueda evaluar e influir en la evolución del desarrollo. La sociedades occidentales solo han logrado parcialmente la primera condición, y apenas han avanzado en la segunda. Los sistemas políticos que han intentado controlar la evolución colectiva de la sociedad, como el sistema comunista de Rusia o el maoísta de China, han fracasado dramáticamente. El sistema capitalista es incapaz de controlar su evolución. ¿Qué papel puede jugar el ingeniero en esta evolución? Podríamos penar, que si estamos hablando de aspectos irracionales o afectivos, éstos quedan completamente fuera de su esfera de influencia, y que sin embargo, es culpable de alimentar la carrera tecnológica sin fin que conduce a muchos de esos problemas: Al diablo con los ingenieros, todos de vuelta al campo para recuperar los auténticos valores... Lamentablemente la opción no es esa. Por otro lado, no se puede considerar que la carrera tecnológica sea la causa del problema. Pero, sobre todo, no resolvemos un problema huyendo de él, sino intentando transformar la situación positivamente. No hay nada mejor, para reparar una máquina, que llamar a quien la utiliza diariamente. Es ahí donde el ingeniero actual puede ejercer su responsabilidad: gracias a su conocimiento de la tecnología puede trabajar para desarrollar procedimientos menos polucionantes, puede reflexionar y aplicar las reconversiones necesarias para evitar que la mecanización sea sinónimo de paro, puede sobre todo ayudar a la sociedad a distinguir entre las evoluciones tecnológicas indispensables y las superfluas. Hoy en día, el ingeniero debe ser capaz de integrar lo factores sociales en su gestión. Pero si bien antes esa gestión se enfocaba a mejorar la eficacia, ahora debe tener como finalidad obtener resultados más humano. Esta transformación no será fácil y es imprescindible una formación adecuada del ingeniero. Pero esa transformación está también condicionada por las limitaciones económicas, que solo se pueden superar mediante la voluntad colectiva. En definitiva, es necesaria llevar a la práctica una auténtica cooperación entre las sociedades que gire en torno a los campos de la técnica y las humanidades; en esta cooperación los ingenieros pueden jugar un papel fundamental como intermediario. Pues es la combinación de las más diversas capacidades y talentos, lo que genera el desarrollo http://www.nepet.ufsc.br/Artigos/Texto/Pap_en.htm