DISEÑO DEL LOCAL, FORMA Y FUNCIÓN El interiorismo posee una función bien definida (despertar el deseo de compra) que se lleva a cabo mediante el reclamo estético. Las técnicas comunicativas del interiorismo utilizan principalmente recursos visuales: interrelación de colores, iluminación, composición, armonía, etc. Sin embargo, al igual que sucede en las artes visuales, la repetición conduce a la monotonía y el desinterés por lo que es preciso concebir el diseño de interiores como una labor transitoria que precisa renovaciones periódicas. Los objetivos generales del diseño de interiores son complementarios con los que cumple el escaparate. Si sobre éste último recaen principalmente las tareas de despertar la atención del cliente y provocar el interés, el interiorismo ha de inducir a la compra y convencer. Junto con estos objetivos generales existen otros más concretos que presiden todo diseño de interiores: a) La confortabilidad del cliente b) La facilidad de acceso a cualquier zona de la tienda c) La funcionalidad de las instalaciones tanto para el aprovechamiento espacial como para su limpieza d) La existencia de elementos necesarios en el negocio (cámaras, mesas, probadores, etc.) e) La facilidad de traslado de artículos en la reposición de mercancías CREACIÓN DE Cuatro son las zonas básicas de un comercio: Zona de exposición: Está formada por el escaparate y por los expositores interiores del establecimiento (estanterías, vitrinas, mostradores, etc.). Estos puntos espaciales tienen una importancia estratégica pues en ellos recae el peso de la ya comentada atracción del cliente. Zona de venta directa o espacio público: Es el espacio destinado al tránsito del cliente. Ha de concebirse en relación a la implantación del surtido y al recorrido óptimo del cliente. Se trata de facilitarle el recorrido por la tienda y la visibilidad de productos. Zona de almacenamiento: Está dedicada a almacenar las mercancías que todavía no están en la zona de venta. Entre el almacén y la sala de ventas, debe existir un acceso fácil, especialmente, si el tránsito entre los dos espacios es continuo (como, por ejemplo, una zapatería). Zona de gestión: En ella se llevan a cabo las labores administrativas y se guardan los libros de contabilidad, las facturas, los catálogos, la documentación relativa a los pedidos, el ordenador, etc. La creación de estos cuatro espacios debe adaptarse al tamaño y la configuración del local. De igual forma la distribución de los elementos y su ordenamiento en el espacio, han de concebirse de acuerdo con el itinerario óptimo del cliente. Itinerario óptimo comercial Recordemos que el interiorismo tiene como objetivo general inducir a la venta, acto en que los protagonistas directos son el comprador y el artículo (el vendedor es un mediador entre ambos). Para que tal objetivo se lleve a cabo, conviene facilitar (y controlar) el recorrido del cliente por la tienda planificando: • Una disposición sencilla y lógica. • Una señalización visible. • Ángulos rectos. • Amplitud de espacios en pasillos y cruces. • Eliminación de puntos muertos (áreas desaprovechadas). Se dice que hay dos tipos de recorridos o de tráfico: Tráfico de destino: Es el recorrido que realiza el cliente cuando se guía exclusivamente por sus necesidades, es decir, cuando se dirige a uno o varios puntos en concreto donde encontrará el artículo que previamente ha decidido adquirir. Es el recorrido que haría un cliente con prisas. Tráfico de impulso: Es la corriente de tráfico que el cliente se ve impulsado a seguir guiándose por la disposición de los elementos decorativos y por la presentación de los productos. El control de estos aspectos posee un alto componente psicológico que nos revela las tendencias naturales del cliente y su posible aprovechamiento en el medio de la distribución espacial comercial. Psicología aplicada al diseño del espacio comercial El recorrido ideal (para el vendedor) sería aquel en el que el cliente transitara por toda la superficie del área de ventas, pasillo por pasillo y estante por estante. Sin embargo, está demostrado que el comportamiento real de cliente en el establecimiento responde a estos hechos: • Los clientes suelen dirigirse hacia los artículos que les interesan y dedican sólo una rápida ojeada a las mercancías expuestas que encuentran a su paso. • El recorrido suele efectuarse en sentido inverso al de las agujas del reloj. • El área más visitada es la zona derecha del cliente, aquélla a la que se dirige nada más entrar. La zona más transitada, es la zona “caliente” y la menos cercana al recorrido habitual del cliente puede llamarse zona “fría”. Este análisis ha de conducirnos a una distribución lógica de pasillos, estanterías y secciones de forma que los pasos del cliente se dirijan hacia la zona menos transitada y se eviten así puntos muertos. De acuerdo con estos planteamientos, el minorista ha de ajustarse a los siguientes consejos: • Secciones más visitadas, (oportunidades, primeras necesidades, complementos...) estarán situadas en la zona fría para acercar al cliente hasta esos puntos. • Cabeceras de góndolas, al constituir también puntos calientes, son elementos promocionales que atraen al cliente y le “obligan” a recorrer el espacio entre el fondo del pasillo y su extremo, con lo que su atención puede posarse en los lineales intermedios, generalmente menos atendidos. • Zonas de obligado tránsito, (entrada, caja....) son las más adecuadas para situar artículos de compra “compulsiva”, cuya adquisición no está planificada sino que responde a una decisión momentánea. Posición de los productos en el lineal Se denomina lineal al conjunto de muebles expositores (anaqueles, estanterías, percheros, vitrinas,....) que un comercio utiliza para exponer la mercancía al público. El aprovechamiento racional de lineal ha de conducir a: la atracción del cliente, el servicio práctico al cliente (guía, información, ayuda a la selección, etc.), la facilidad para el recambio de la mercancía, y el aprovechamiento estratégico del espacio dedicado a la venta. El planteamiento más básico de la distribución de los productos en el lineal es el que se remite a las de sus dimensiones principales: la altura y la anchura. Los productos correspondientes a una misma subfamilia pueden exponerse ocupando una mayor superficie horizontal (a lo largo del estante) o bien distribuidos verticalmente en varios estantes. Hoy en día es comúnmente aceptado que la posición vertical es las más adecuada porque rompe la monotonía en la trayectoria normal de la vista (de izquierda a derecha o viceversa) cuando el cliente se desplaza en el pasillo, y produce una mayor visibilidad de productos. Partiendo de la verticalidad del lineal, los diseñadores de interiores postulan la existencia de tres niveles relacionados con tres alturas: • Nivel de los ojos: es el que menos dificultades presenta porque los productos allí situados son los que primero son percibidos por el cliente, y en consecuencia, los que pueden obtener una salida más rápida. • Nivel de la mano: tiene la ventaja de “tender” los productos al consumidor (pues éste puede alcanzarlos con sólo estirar las manos) pero atrae menos la atención que el nivel inmediatamente superior. • Niveles inferiores: no sólo están fuera del campo visual general de los clientes sino que además el acceso a los productos produce el esfuerzo de agacharse y el levantar el peso del artículo. Desde esta perspectiva, conviene resaltar que los espacios más problemáticos son los situados en los extremos de la vertical. El nivel del suelo es adecuado para colocar productos muy atractivos que compensen el esfuerzo de aproximación, envases muy voluminosos, los artículos de compra frecuente y obligatoria (productos de primera necesidad), cestos con artículos a granel. El nivel superior es adecuado para colocar mercancías poco voluminosas, artículos de escaso peso, siempre artículos envasados, nunca a granel, artículos que también figuren en el estante inmediatamente inferior. La distribución racional de la mercancía en el lineal ha de guiarse también por los siguientes factores: • Propiedades físicas de los envases (apilables, estables, frágiles, etc.) •Volumen de los envases (los más voluminosos han de situarse en los estantes inferiores). • Atracción inherente del producto. Un producto “estrella” no tiene que ocupar el nivel de máxima atracción. •Variedad del surtido. Cuando los artículos poseen diversos colores o tallas, el conjunto permanecerá unido. • Apreciación de colores: Se trata de conservar una cierta armonía en los colores y las formas del artículo o de su envase, si lo hubiera. Señalización y cartelería Los rótulos que están situados en el interior del establecimiento forman parte del conjunto que diseña el interiorista. Desempeñan tres funciones muy importantes: • Promocionan los artículos. • Informan al público de las características más importantes de los productos. • Indican la situación concreta de los artículos, es decir, cumplen una función señalizadora. Otras características importantes de los rótulos interiores son sus colores y formas, que han de ajustarse, evidentemente, a la ambientación general del local. En todo caso, conviene que los números y las letras sean grandes y claras, que destaquen sobre el fondo y estén trazados con líneas fuertes. En conclusión, los atributos de un buen cartel son: •Visibilidad: Pequeños o grandes, los rótulos han de ser visibles desde el punto del enfoque lógico del cliente, es decir, desde la distancia lógica de lectura. Es importante también que los carteles no abarroten el local e interrumpan la visibilidad del espacio. • Legibilidad: Letras claras y grandes que contraste sobre el fondo y mensajes cortos son las claves de una lectura fácil. • Calidad: Cualquiera que sea el material con el que estén confeccionados, los carteles deben responder a unos principios de calidad. Para los carteles de larga duración se recomienda acudir a un rotulista profesional que domine las técnicas de la litografía, serigrafíao anuncios luminosos. EL COLOR EN LA AMBIENTACIÓN Incidencias psicológicas de las gamas cálidas y frías La clasificación de colores en cálidos y fríos, nos da una pista de su repercusión psicológica. Colores cálidos / fríos: Los primeros sugieren dinamismo, alegría, excitación, impulsividad... Los colores fríos nos remiten a sensaciones estáticas, de tranquilidad. Por esta razón, una habitación cuyas paredes estén pintadas de amarillo nos provoca cierta excitación emocional mientras que un empapelado azul puede contribuir poderosamente a relajarnos. Colores de atracción / de retroceso: La gama de colores cálidos coincide con la de los colores de atracción, que poseen la particularidad “simular” la cercanía de los objetos respecto a nuestros ojos. La explicación es curiosa: sucede que para enfocarlos, estos colores requieren la misma adaptación del cristalino que la empleada en el enfoque de objetos cercanos. Los objetos con colores de atracción (rojo, amarillo, anaranjado) suelen parecernos más grandes de lo que son y dan la impresión de poseer unos bordes más difusos. Los colores de retroceso, por el contrario, “alejan” los objetos, los empequeñecen y aíslan y amplían psicológicamente el campo visual. Colores armónicos / complementarios: Hay colores adyacentes (como el amarillo y el verde) y otros opuestos (el rojo y el verde, por ejemplo). Los primeros reciben el nombre de armónicos y los segundos de complementarios. Con los colores armónicos se pueden efectuar variaciones cromáticas suaves que tienen un efecto calmante; dos colores complementarios juntos producen un especial efecto de contraste y “lucha”, provocando tensión. Nuestra intención decorativa será la que nos proporcione las claves de la funcionalidad del color. A continuación señalaremos una serie de propósitos decorativos muy básicos y su correspondiente color funcional. COLOR Sistemas y fuentes de iluminación La iluminación de interiores es el complemento esencial de todos los elementos decorativos. Y hasta tal punto es así que, por mucho que hayamos cuidado la composición, los colores, la calidad del mobiliario, etc., una iluminación errónea puede llevar al traste todas nuestras ilusiones. Los dos tipos básicos de fuentes de luz son las lámparas incandescentes y las fluorescentes. Las lámparas incandescentes intensifican los colores cálidos y neutralizan los fríos. La posibilidad de situar varios puntos de luz en lugares diferentes y de crear verdaderas zonas de intensidad luminosa proporciona una mayor adaptabilidad a las intenciones del interiorista, especialmente cuando desea crear un ambiente confortable. La luz fluorescente, por el contrario, es más apropiada para aquellos lugares en los que se requiera una intensidad luminosa alta ya que se realizan allí tareas de gran concentración visual. De hecho, relacionamos este tipo de fuente luminosa con el trabajo y también con la limpieza. La combinación de fuentes de luz teniendo en cuenta su forma, aplicación, cantidad, etc., es lo que nos permite hablar de diferentes sistemas de iluminación. Cuatro son los sistemas de iluminación: • Directa: Consiste en la aplicación de flujo luminoso sobre un objeto de forma que éste queda resaltado, resultando sombras pronunciadas en torno a él. Si se abusa de este sistema se produce una cierta monotonía pues se reducirán las sombras y todos los objetos parecerán sobreiluminados. • Indirecta: Se basa en la iluminación del cielo raso, desde donde la luz es reflejada para iluminar la estancia. En general, este tipo de iluminación suele acompañarse de otros focos de luz distribuidos por la habitación pues por sí sola no es agradable y, además, exigiría mucha potencia luminosa. • Semindirecta: Resulta de la combinación de dos sistemas anteriores. Cuando se logra mediante dispositivos preparados para tal efecto, pueden encontrarse dificultades sobre la escasa adaptabilidad de los mismos, por lo que conviene probar los resultados in situ antes de decidirse por esta opción. • Difusa: es la que dimana de focos de luz confeccionado con una lámpara colocada en una caja reflectora y un material translúcido de cualquier forma y tamaño. La ventaja radica en que el material translúcido puede integrarse plenamente en la decoración. En general, el efecto final es delicado y agradable. El acierto en la selección del mejor sistema consiste, siempre, en una adecuada combinación entre las posibilidades y una adaptación al conjunto del diseño de interiores. Normas para la correcta iluminación La clave de una buena iluminación no radica exclusivamente en la elección de una u otras fuentes de luz sino en la sensación (psicológica, estética....) que nos producen los objetos iluminados. Una correcta dosificación de las sombras (que proporcionan relieve) y de las zonas iluminadas debe tener bajo control la difusión, distribución, cantidad y color de la luz. Colocación y repercusión psicológica de las fuentes de luz: MOBILIARIO PARA LOCALES COMERCIALES Mobiliario y estructuras para la exposición del producto Al igual que el resto de los elementos ambientales de un establecimiento comercial, un mobiliario cumple dos funciones complementarias: contribuir a la exposición de la mercancía, exponiéndola de forma atractiva, y crear un espacio estéticamente acorde con los gustos de la clientela. A la vista de estas dos funciones, se puede decir que el mobiliario también posee un valor promocional pues actúa como “gancho” en el acto de compra. Dentro del amplísimo campo de posibilidades, don son las normas básicas en la elección del mobiliario comercial: • Los muebles y expositores no deben restarle nunca el protagonismo al producto ni competir con él en la atracción del interés del cliente. Por ejemplo, la calidad de los materiales del mobiliario será igual o inferior a la del producto, so pena que éste quede deslucido. • Las dimensiones del mobiliario serán diseñadas a partir de la disponibilidad de espacio en el local y teniendo en cuenta también el tamaño y disposición de los productos expuestos. Mobiliario y su distribución espacial Se recomienda escoger materiales ligeros y adaptables que toleren cierta versatilidad de las instalaciones y el mejor aprovechamiento del espacio. El problema radica en conseguir, dentro del mobiliario, un equilibrio organizativo entre estas masas tan dispares. Los expertos han encontrado dos soluciones: Distribuir los estantes de forma desigual: en el sentido vertical, colocando en la parte inferior los envases más voluminosos y a la altura de la mano o de los ojos lo más pequeños. Esta distribución espacial conlleva un aprovechamiento óptimo del espacio y es la recomendada para los comercios con poco espacio de ventas disponible. El punto débil es la posible saturación visual del cliente, ante quien se ofrece un espacio excesivamente plagado de objetos, lo que les resta atractivo. Distribuir los estantes de forma uniforme: esta solución sólo es aplicable cuando no existen notables variaciones de tamaño en los artículos. Se recomienda para locales con una superficie grande y una decoración general que apoye esta amplitud. El riesgo de la uniformidad en la distribución espacial de los módulos del mobiliario radica en la monotonía pero puede contrarrestarse evitando la excesiva longitud de la estantería o expositor. TÉCNICAS DE ESCAPARATISMO Escaparate y fachada comercial El escaparate se define como el espacio de la fachada comercial destinado a la exposición de los artículos de manera que éstos puedan ser apreciados por los transeúntes desde el exterior del local. Desde este punto de vista, el escaparate es el complemento de la exposición interior de la mercancía y cumple, junto a la función promocional, otra específica: la de promocionar al propio comercio, en su conjunto, mediante el reclamo visual de una composición estética atractiva. Tipos de escaparates Según el encuadre visual que rodea al objeto expuesto: 1. La caja oscura: Es el encuadre más cerrado en el que se realiza un diseño pequeño y aislado del escaparate. La caja oscura puede figurar como exposición única o aparecer integrada en un conjunto más amplio. Es apropiada para exponer joyas, gafas, obras de arte, libros, etc. 2. Encuadre intermedio: En este tipo de escaparates el fondo se sitúa a aproximadamente un metro o metro y medio del cristal externo y se recomienda para artículos de tamaño mediano: ropa, regalos, juguetería, etc. 3. Encuadre distante: La profundidad del escaparate supera aquí los dos metros y la altura coincide con la del techo. Estas dimensiones se corresponden con las de los objetos: muebles, vehículos, etc. Según su ubicación en la fachada: 1. Escaparate frontal: Es el más común. Permite un juego visual de alturas pero hay que controlar correctamente las alturas. 2. Escaparate de esquina: Constituye un área de exposición privilegiada pues en él confluyen las miradas de los viandantes en cuatro direcciones. Por ello, requieren un tratamiento especial, no como simples ventanas diferenciadas. La composición visual deberá aprovechar ese marcado efecto tridimensional colocando en el mayor punto de confluencia de las miradas los objetos estelares de la exposición. Según el tipo de fondo: 1. De fondo abierto: En esta opción no hay una clara delimitación entre el espacio del escaparate y el del interior. La ausencia de barreras posibilita ver el interior de la tienda, lo que puede actuar también como un reclamo para entrar en ella. Se recomiendan en establecimientos con fachadas pequeñas o bien en locales de esmeradísima decoración interiorista. 2. De fondo cerrado: Implica la existencia de un trasfondo que estará estéticamente integrado en la composición visual (material, color, dimensiones, etc.). La caja oscura pertenece a este tipo de escaparates que se caracterizan por proporcionar un mayor control de la decoración e iluminación del escaparate. Una solución intermedia entre el escaparate de fondo abierto y de fondo cerrado es el fondo semiabierto, compuesto por paneles o biombos móviles Según el merchandising aplicado (técnicas de venta): 1.Vendedores: En ellos prima el elemento promocional por encima del estético y utilizan como reclamo letreros con los precios del saldo de los artículos o los incentivos de ventas. Son propios de la exposición de los restos de serie, finales de rebajas, etc. 2. De oportunidad: Aprovechan una fecha determinada del calendario para atraer la atención del cliente bajo un lema o una ocasión: el Día de la Madre, Día del Padre, Reyes, etc. 3. De actualidad: El punto de referencia es un acontecimiento particular: las Olimpiadas, el centenario de una fecha histórica, etc. 4. Preconfeccionados (por el distribuidor o el fabricante): Estos agentes de la escala de ventas utilizan también displays y carteles de escaparate que remiten al cliente a otras formas publicitarias (televisión, prensa, etc.). Evidentemente, no conviene abusar de tales dispositivos publicitarios aunque su confección esté muy cuidada porque su producción en serie le resta personalidad al establecimiento y, a pesar del refuerzo publicitario, suelen resultar monótonos al cliente. Equilibrio y composición visual Una composición es un conjunto de figuras y accesorios dispuestos según una intención. En el caso de la composición del escaparate, las figuras son los artículos; los accesorios, todo lo que les rodea en el escaparate y la intención, la atracción del cliente con miras a despertar su interés y su deseo de compra. El color, la iluminación y la presencia de rótulos son algunos de los puntos esenciales en el resultado final del escaparate pero estas opciones han de partir de un esquema compositivo previo en el que se integren, de forma equilibrada las líneas maestras (disposición horizontal o vertical), el ritmo (puede ser repetitivo (repetición de elementos similares), interrumpido (con un elemento enfatizado frente al resto) o progresivo (basado en la variación progresiva de tamaños), la disposición básica (la colocación de los soportes de los artículos) y el balance de la composición (que imprime un mayor grado de formalidad o informalidad al escaparate), todo ello con una explotación racional de las áreas protagonistas del escaparate. Este amplio abanico de posibilidades en la composición visual no debe hacernos olvidar que, sea cual sea la fórmula compositiva elegida, el escaparate tiene que aparecer como un todo equilibrado, y respetar una o varias áreas de énfasis que guarden relación con las zonas más efectivas de la vitrina y que acojan a los artículos protagonista del escenario. Expresividad del color Los receptores de colores en el escaparate con tres: el escenario (fondo y laterales), los accesorios y los artículos. Ya sabemos que éstos, últimos son los elementos capitales, por lo que también dará la nota básica en la composición cromática. Partiremos por tanto de los colores de los objetos que deseamos exponer. Siguiendo una escala que va desde el menor contraste al máximo, las posibilidades combinatorias de los colores del escaparate son las siguientes: • Monocromatismo: consiste en utilizar una sola gama de colores, por ejemplo, el anaranjado, desde el tono más encendido, cercano al rojo, hasta el más débil. Es apropiado para el escenario o para el escenario y los accesorios. Si todo el conjunto fuera monocromático, la uniformidad y la falta de puntos de atención acarrearían una monotonía contraria a los objetivos perseguidos. La escala de los grises posee la particularidad de adaptarse fácilmente a cualquier juego de color por lo que se recomienda como fondo del escaparate si desea un efecto sencillo. • Colores análogos: son, por ejemplo, el azul y el verde, ambos pertenecientes al mismo cuadrante del círculo cromático. El resultado de la combinación de estos tonos es amable y suave, atractivo al ojo o a simple vista. Es ideal para realizar composiciones arriesgadas donde el peso de la sorpresa caiga en la ubicación de los artículos más que en la composición cromática. • Colores complementarios puros: el amarillo y el violeta, por ejemplo, son colores complementarios cuya convivencia en el escaparate tiene un fuerte efecto visual. Su correcta combinación exige el uso dispar de extensiones e intensidades pues si se distribuyen a partes iguales concentran en ellos mismos la atención robándosela a los artículos expuestos: el espectador apreciará simples manchas de color muy contrastadas, no objetos atractivos. El escaparate y su iluminación La luz es la que nos permitirá efectuar el “acabado” de la exposición, imprimiendo el carácter de calidad que resalte el atractivo del escaparate. Luz y sombra: El tenebrismo es una técnica pictórica que resulta especialmente arriesgada en la decoración de escaparates. Si la iluminación es fuerte y directa porque así lo exigen los colores o las superficies, procuraremos reducir las zonas de sombra, que serán pequeñas y duras, como meros acompañantes discretos de los artículos expuestos. Absorción y reflexión: Las superficies brillantes reflejan la luz como nuevos focos y pueden ocasionar un pernicioso efecto de deslumbramiento. Si el color ya es intenso y la superficie brillante, se disminuirá la intensidad de la luz. Cuidado, asimismo, con los espejos laterales pues también recogen los rayos luminosos cambiando su sentido. Incidencia de la luz: Necesariamente, los focos del escaparate han de dirigirse hacia un punto. Es lógico que los objetos principales acaparen el halo luminoso mientras que el resto del espacio quede iluminado por luz difusa. En la posición clásica de los focos, el rayo luminoso incide por encima del punto de vista formando un ángulo de 45º. Otra solución clásica consiste en la focalización lateral, con la fuente de luz situada a la altura del punto de vista o por encima de él. Con esta solución se resalta la textura de las superficies iluminadas pero exige un buen control de las sombras. Rotulación y cartelería Los rótulos y carteles del escaparate exponen unos mensajes escritos que completan la información y el atractivo visual de la composición. El letrero comercial: Es el que exhibe el nombre del establecimiento diseñado según un logotipo identificativo que puede aparecer también en las bolsas, facturas, publicidad impresa, etc., y deberá guardar ciertas medidas: Tamaño: Se adecuará a las dimensiones de la fachada del comercio. No es cierto que cuanto mayor sea su tamaño, mejores resultados dará. De hecho, un letrero excesivamente grande puede ser ilegible si el transeúnte no posee una distancia focal adecuada, distancia que está determinada por el ancho de la acera. Visibilidad: Es una propiedad que se olvida con frecuencia y el resultado es bien conocido: toldos que impiden leer el letrero, superposición con otros letreros laterales de otros comercios, etc. Diseño: Puesto que el letrero suele estar concebido para resistir durante muchos años, se confeccionará con materiales de primera calidad y resistentes, que no envejezcan o se deterioren fácilmente y que resistan las más adversas condiciones atmosféricas. Los carteles provisionales sobre vitrinas y puertas: Nos referimos a aquellos carteles que indican que el comercio está abierto o cerrado, las tarjetas de crédito que se admiten, los horarios de apertura, etc. Por su carácter no provisional les podemos aplicar lo ya dicho respecto al letrero: calidad, cuidado en el mantenimiento, etc. Además, deberá colocarse en un lugar que no impida la visibilidad del escaparate pero que tampoco sean difícilmente legibles para el cliente pues contienen una información valiosa que no debe pasar desapercibida. Los carteles provisionales: Son los que indican las oportunidades o los incentivos de ventas y que pueden confeccionarse a mano o mediante impresora. Pueden tener un carácter más informal que los anteriores respetando siempre los principios de legibilidad, visibilidad, tamaño adecuado, etc. EL ESCAPARATE Concepto El escaparate es el vehículo fundamental de comunicación entre el comercio y los clientes potenciales, sintetizando y reflejando el estilo de la tienda, lo que es y lo que vende. Es un arma clave de atracción de los clientes, aunque su importancia varía en función del tipo de compra que se vaya a realizar. Así, dicha importancia aumenta si el comercio se sitúa a pie de calle y se dedica a actividades no alimenticias. Un objetivo fundamental del escaparate es conseguir que los clientes potenciales 1 entren en el local. Hay algunos puntos de venta en los que suele determinar cerca del 70% de las entradas al comercio. La efectividad aumenta en aquellos casos en que existe un tráfico denso de peatones, ya que la combinación de productos que se venden están compuestos por bienes que los clientes compararán en precios, calidad y estilo en varias tiendas antes de tomar una decisión de compra. También tendrá mayor importancia en el caso de compras de productos no necesarios; el escaparate en estos casos tendrá que atraer al cliente y provocar el deseo inicial de compra. El escaparate debe sintetizar y reflejar las características del establecimiento, así el cliente se va a hacer una idea de los productos y la calidad que se va a encontrar en el interior. Se va a formar una determinada imagen del establecimiento y los productos que forman o pueden formar el surtido que éste ofrece. 1 Cliente que puede llegar a ser un consumidor del establecimiento comercial. El escaparate es un arma clave de atracción del consumidor, siendo su objetivo fundamental conseguir que los clientes potenciales entren en el local REQUISITOS DE UN BUEN ESCAPARATE 1. Transmisión de la información. Con el escaparate se transmite una información que hará que el consumidor catalogue el establecimiento y refleje la atmósfera, el surtido, el precio, el nivel y el estilo de éste a los clientes a los que se dirige. Nunca se pondrán productos que se quieran liquidar, viejos o pasados de moda, porque entonces la información que se transmite es que se venden principalmente ese tipo de productos, proyectando una imagen de obsolescencia. 2. Atracción del público objetivo. Primero se debe saber cuál es el público objetivo 2 , sus características, deseos, necesidades y con qué se sienten identificados, para después adaptar el escaparate a ese público, con el fin de llamar su atención. 3. Persuasión del consumidor. El escaparate es un elemento vendedor, incluso fuera del horario comercial. Como elemento vendedor informa de los productos y motiva la compra. Los productos se deben mostrar haciéndolos deseables, a través de una presentación llamativa, con el contraste de color acertado y con un refuerzo luminoso apropiado. La mercancía podría reforzarse con un texto corto que llame la atención. Como por ejemplo: frases que hagan referencia a los precios, "Oferta", o una fecha señalada, "El mejor regalo para el día del Padre". Se recomienda que en el escaparate figuren tanto el nombre del comercio como el logotipo, ya que refuerza la imagen del establecimiento y fomenta el recuerdo del mismo en la mente del cliente. 4. Originalidad. Un escaparate con un diseño original llama más la atención, provocando que los transeúntes que pasen por delante del mismo lo recuerden e incluso lo comenten con otras personas. 5. Adecuación al entorno. Como comentamos anteriormente, el escaparate se integrará en el marco que le rodea, por un lado con la fachada y los establecimientos cercanos, y por otro con la arquitectura en la que se enmarca. 2 Segmento/s de mercado al que la empresa dirige todos sus esfuerzos de marketing, publicidad y promociones. 6. Exposición clara del precio. Según la legislación vigente, todos los artículos expuestos deben llevar los precios claramente indicados, salvo excepciones. Además su conocimiento es decisivo a la hora de comprar: cuando no se indica el precio la mayoría de la gente cree que el producto debe ser caro. Los precios han de ser legibles, no estar ocultos y deben ser atractivos. Los que más atraen serán los terminados en números impares, las cifras como 99 y las cifras redondas como 150. También podemos aumentar su atractivo a través del diseño y los colores utilizados; por ejemplo: en época de rebajas poner el precio antiguo abajo y tachado, poniendo el nuevo en grande y en un color llamativo como pueda ser el rojo. 7. Renovación. El escaparate busca impactar al público que pasa por delante el mayor número de veces, este objetivo se conseguirá en el momento que el máximo número de transeúntes se paren a observarlo. Se debe calcular la media de impactos que se quieren realizar, y saber que una vez impactado un cliente potencial un número de veces, se pierde eficacia. En el momento que pierde la eficacia se debe renovar el escaparate. 8. Planificación. Al realizar la renovación hay que tener en cuenta el calendario festivo y los diferentes eventos. En este sentido se aprovechará el cambio de estación, navidades, el día del padre, fiestas locales y ferias. Igualmente, cambiaremos el escaparate con los diferentes eventos de la tienda, como aniversarios, promociones y rebajas. Se recomienda que se renueve el escaparate al menos cada 20 días. 9. Correcta colocación. La comunicación debe ser con un mensaje claro y sencillo. Por ello, a la hora de presentar los productos se debe transmitir un solo tema. Por ejemplo: en un establecimiento dedicado a la venta de ropa, para la campaña de Navidad se ambientará el escaparate con vestidos y complementos relacionados con la fiesta de fin de año. Nunca se mezclará con ropa informal o de deporte. En el escaparate no habrá muchos productos, ya que transmitiría confusión y mala imagen, creando un único centro de atención y no varios repartidos en zonas. Por ejemplo: Se establece una figura central y alrededor elementos complementarios. La limpieza y el orden son requisitos imprescindibles a tener en cuenta en un escaparate. 10. Comunicar servicios adicionales. El escaparate, además de orientar sobre el surtido también puede informar sobre servicios adicionales como: la financiación, los arreglos a medida o el servicio a domicilio. 11. No cerrar el escaparate. Nunca se debe cerrar o disminuir la visibilidad del escaparate. En la medida de lo posible, no deben cerrarse por la noche ni taparse por el sol, utilizando medios alternativos como pueden ser los toldos o los filtros solares. LOS DIFERENTES TIPOS DE ESCAPARATE Atendiendo a la estructura del escaparate, estos se clasifican en: Escaparate abierto: el cliente puede ver el interior del punto de venta, ya que no tiene ningún tipo de fondo y está abierto al interior. Son recomendables para aquellos establecimientos de venta asistida y en los que el surtido de productos ofrecidos por el comerciante está a la vista del consumidor, como son las panaderías y las tiendas de alimentación. Escaparate cerrado: Se diseña con un fondo que no deja ver el interior. El escaparate tiene más protagonismo y permite crear ambientes más sofisticados. Es el caso de las tiendas de ropa, zapaterías y otros elementos de equipamiento personal. Escaparates islas: son visibles desde todos los lados, y se puede circular alrededor de ellos. Escaparates tradicionales: empiezan a una altura superior al nivel del suelo. Suelen utilizarse en el caso de productos de prestigio, como joyerías o perfumerías. Basándose en la función que cumplen, los escaparates pueden ser: Iniciales o de temporada: su misión primordial es la de informar sobre las nuevas modas o tendencias. El tratamiento que se le debe dar a estos escaparates es el siguiente: • Nunca mezclar tendencias, ya que desvirtuamos la información. • Nunca masificar el escaparate. • Transmitir la tendencia del conjunto, ya que el cliente va a informarse no a comprar (no nos fijamos en el mínimo detalle, sino en la globalidad). • Renovarse con más frecuencia de lo habitual (de 1 semana a 10 días). Comerciales: son aquéllos que presentan los productos que componen el surtido del establecimiento con un claro mensaje de venta. Deben ser una continuación de los de temporada, dándoles un tratamiento personalizado, olvidándonos del marco y fijándonos en el producto. La renovación del escaparate es fundamental y nunca sobrepasará los 20 días. Promocionales o vendedores: se realizan en temporadas donde hay una disminución de las ventas. El tratamiento sería basarlos en la fantasía y las ilusiones, intentando transportar a la gente a otro mundo, siempre con el propósito de que cuando regresemos, traigamos recuerdos de nuestro viaje de ilusión. Ventas especiales u ofertas: escaparates de rebajas, de ofertas, de saldos y de liquidación. Es aconsejable realizar el escaparate sin poner artículo alguno, simplemente carteles que indiquen los precios, diferenciando el precio original y el nuevo precio rebajado. Prestigiosos: no se exponen artículos, sólo una reproducción de algo muy bello. No se está vendiendo directamente el producto en ese momento, lo que se está vendiendo es nuestro prestigio logrando que el público se acerque atraído por la curiosidad. Ocasionales: se realiza en acontecimientos o fechas determinadas, por ejemplo, el 14 de febrero, día de los enamorados. Documentarios o informativos: se utilizan para introducir artículos nuevos y desconocidos en el mercado, promocionar una marca, una materia, un acabado, o simplemente para transmitir un uso, una finalidad, o cualquier tema que pueda interesar e informar desde el mismo punto de venta, ya que la información es más directa al llegar a un público más concreto. Publicitarios: sirven de apertura o cierre de una campaña publicitaria, muy utilizados para fijar la imagen de dicha campaña en el punto de venta. Escaparate de precio: más que un tipo de escaparate, son una forma de realizarse. Su montaje consiste en realizar pequeños grupos de artículos, normalmente dedicados a regalos (día de la madre) y cada grupo corresponde a un precio, distanciándose en el espacio cada grupo. FUNCIÓN Y OBJETIVOS DEL ESCAPARATE. Función del escaparate La función del escaparate se podría resumir en exhibir estéticamente los artículos y promover las ventas. En escaparatismo nos encontramos con dos tipos de objetivos: • Objetivos técnico-estéticos: � Llamar la atención. � Producir sensaciones. � Dejar una buena imagen. • Objetivos técnico-comerciales: � Aumentar la demanda, atrayendo al comprador y reteniéndolo. � Destacar frente a la competencia. � Dar imagen propia. � Aumentar la cuota de mercado y el volumen de ventas, repercutiendo por tanto, en un incremento de los beneficios. Mediante una mayor atención al escaparate, el comerciante logrará un aumento efectivo de su demanda, nuevos clientes y conservará los actuales; así mismo conseguirá atraer a los fabricantes. Está demostrado que un escaparate bien realizado es el que realmente vende el producto. En el caso de los bienes de consumo duraderos, el escaparate juega un mayor papel que en el caso de los bienes de consumo perecederos; pero bajo cualquier circunstancia, el escaparate constituye un factor condicionante de la compra, ya que del grado de atracción que ejerza sobre el comprador, dependerá que éste entre en el establecimiento y efectúe la compra. Misión del escaparate La misión del escaparate consiste en exponer al público los productos, las marcas, los precios y la variedad de surtido que dispone el comercio. El escaparate es el medio más idóneo para informar al público, es el mejor display publicitario que puede crearse, ya que da una información amena y ofrece al público una publicidad persuasiva, directa, controlable e informa sin prisa. Finalidad del escaparate El fin primordial del escaparate es vender más. Este, debe dar la imagen más real posible de los productos expuestos para que nunca defraude al cliente a la hora de realizar la compra; en caso contrario, se producirá un rechazo inmediato haciendo que el individuo no llegue a materializar dicha compra y posiblemente no vuelva a entrar en el establecimiento. El escaparate tiene el poder de poner al público en situación de deseo, para establecer un contacto posterior. El escaparate que logre despertar suficiente atención e interés, provocará muchas compras impulsivas y será un instrumento inapreciable de promoción. El mensaje del escaparate debe ser atractivo para invitar al público a que entre en el establecimiento para informarse o para comprar. EL ESCAPARATE COMO ELEMENTO COMUNICADOR Cuando se consigue que el cliente se detenga a observar el escaparate lo hace por un breve espacio de tiempo. En estos segundos hay que convencerle de los beneficios de la tienda y de los productos que hay en ella. El escaparate ha de tener un orden y no muchos productos, para que en escasos segundos obtenga una información clara que le dará una idea de lo que se encontrará dentro, consiguiendo que resulte atractivo. El escaparate tiene que ser diferente, pero no se puede pensar en la comunicación del diseño exterior aisladamente, como si fuese la única empresa que existe, siempre hay que pensar que se forma parte de conjunto de escaparates con diferentes mensajes y de un conjunto de tiendas que van a ofrecer productos iguales o sustitutivos. El cliente pasa por cientos de escaparates, percibiendo multitud de mensajes, encontrándose sobresaturado de estímulos e información. La única solución para que se fije en un establecimiento en concreto es siendo diferentes, y así poder atraer su atención. Con esa diferenciación conseguirá posicionarse en la mente del consumidor; éste tendrá una imagen del establecimiento comercial y cuando quiera comprar algo que se relacione con ese posicionamiento, acudirá al establecimiento. Este posicionamiento también se consigue con una imagen corporativa clara, con esta identidad se podrá diferenciar y posicionarse y vendrá determinado por el precio, las marcas, la cantidad de productos expuestos y los servicios que ofrece el establecimiento. Los precios, en el caso de que no sean visibles o sean tan pequeños que no se consiguen casi ver, serán identificados con precios caros. Además, no se debe saturar el escaparate de etiquetas, sustituyendo las mismas por tablillas que recojan la relación de precios de los artículos expuestos. Estas se situarán a una distancia intermedia del producto o productos al que hacen referencia. Ejemplo: Muchos productos expuestos sin estar agrupados de una manera armónica y por temas, darán la imagen de precios bajos y de productos de baja calidad. Para atraer la atención del consumidor el escaparate ha de ser diferente, pero respetando el entorno en el que se ubica. El mensaje a transmitir por el escaparate El escaparate es el elemento emisor de un sinfín de mensajes subliminales, y los transeúntes serán los receptores. Las reacciones que un individuo debe sentir delante de un escaparate son las siguientes: • Atracción. Crear la fuerza que obliga al individuo a mirar el escaparate. • Motivación. Energía que conduce al individuo hacia el escaparate. • Reflexión. Hacerle pensar sobre la posibilidad de la compra. • Sensibilidad. Auto-convencimiento y justificación del por qué de la compra en unos casos, así como del análisis del artículo que irá mejor en otros. • Deseo. Fin del proceso; el cliente tiene la imperiosa necesidad de poseer lo que ha contemplado en el escaparate. Con el deseo se acaba normalmente el proceso del mensaje que tiene que emitir un escaparate bien creado. Se iniciará entonces un segundo proceso el cual debe de hacer recordar lo que vio y le gustó, aunque haya transcurrido un tiempo, y relacionar el individuo lo que ha visto. TECNICAS DE ESCAPARATISMO PARA APLICAR EN EL DISEÑO DEL ESCAPARATE. El escaparatismo es el arte de presentar los objetos de manera atractiva dentro de un marco adecuado, para realzar su valor haciéndolos deseables e influyendo sobre las decisiones de compra de los clientes desde el exterior de los establecimientos. Al igual que dentro del establecimiento, en el escaparate lo más valorado por el cliente es la limpieza. Todas las partes y componentes del escaparate tienen que estar limpios: productos, mobiliario, suelo y cristales. Así mismo, el orden y la colocación del producto se encuentran estrechamente relacionados con la sensación de limpieza. Tiene que estar cada cosa en su sitio y no debe haber una sensación de caos o desorden. En general, no habrá muchos productos y estarán agrupados, creando, si es el caso, diferentes grupos armónicos. También influirá la combinación de colores, provocando el contraste o la armonía. Pero no basta con crear diferentes grupos armónicos o conseguir una armonía visual; esa armonía nos tiene que transmitir algo, lo que se conseguirá a través del hilo argumental o tema del escaparate. La luminosidad será la adecuada, evitando en todo momento el deslumbramiento del cliente. Por supuesto, se repararán o sustituirán las lámparas averiadas o fundidas. La iluminación tendrá un horario de encendido y de apagado, siempre aprovechando al máximo la circulación de clientes por delante del escaparate. MATERIALES Y ELEMENTOS DEL ESCAPARATE Podemos utilizar diferentes elementos que hagan del escaparate algo dinámico y que nos ayuden a jugar con los productos. Estos elementos deberán poseer una serie de características: • Modular: la utilización de módulos que puedan ir incorporándose o quitándose según convenga, permite tener una estructura básica y a partir de ella realizar modificaciones, incorporando luces, elementos de PLV(3), fondos y cartelería. (3) Publicidad en el lugar de venta. • Multifuncionalidad: los elementos utilizados podrán servir y realizar diferentes funciones, así un determinado mueble colocado de diferente manera y pintado en otro color puede dar un servicio totalmente diferente. Entre los elementos a utilizar en el diseño del escaparate: • Módulos: son aquellas estructuras independientes que pueden ser utilizadas de forma aislada o bien pueden ser incorporadas a un conjunto de elementos, formando una única estructura. • Módulos apilables: son estructuras geométricas que se pueden combinar, facilitando los cambios y el dinamismo del escaparate. Se pueden conseguir diferentes alturas que destacarán determinados productos. • Fondos: los fondos pueden ser de diversos materiales, madera, cristal, tejidos, cartulinas, etc. Los productos deben resaltar respecto al fondo, que no debe ser el protagonista del escaparate. Si se utilizan espejos para el fondo se consigue un efecto óptico dando una sensación de mayor amplitud. Pueden ser aconsejables en escaparates estrechos. Hay que tener en cuenta que los espejos también resaltarán los defectos, como un techo poco cuidado, las partes posteriores de los artículos, la suciedad del propio espejo, etc. • Cartelería: a la hora de realizar un cartel deberemos tener en cuenta lo siguiente: Ubicación: si el cartel y su mensaje son importantes a la hora de influir en la decisión de compra, se ubicarán cerca del producto y en un lugar destacado. Tipografía: según el mensaje que queramos transmitir utilizaremos un tipo de letra u otro. El texto: tenemos que cuidar el lenguaje escrito a utilizar, siendo fundamental evitar las faltas de ortografía o las frases mal construidas. Los mensajes deben ser cortos e impactantes. El logotipo: Es importante que aparezca en toda la cartelería del establecimiento comercial. El tamaño de la letra: será lo suficientemente grande para que se lea sin ninguna dificultad. También hay que saber que cuanta más separación existe entre las letras más tiempo se dedica a la lectura del texto. Para hacer carteles atractivos a los clientes hay que jugar con los colores y las formas: FONDO TEXTO • Displays: normalmente son elementos facilitados por el fabricante (carteles, dispensadores, cajas, etc. ) para apoyar a sus productos. Hay que estudiar si son convenientes o no, ya que los productos resaltados pueden ser de escaso margen para el distribuidor. • Fantasías: son materiales de acompañamiento cuya única función es la ambientación del escaparate. Suelen estar relacionados con los productos expuestos o con el tema a transmitir. Habrá que tener en cuenta que estos elementos no resalten más que los propios productos a la venta. • Demos: las utilizaremos cuando queramos comunicar al público cómo se utiliza un producto o alguna de las características del mismo. Podemos utilizar para ello televisores, un ordenador, equipos mecánicos, etc. • Elementos de ambientación: serie de elementos decorativos que aportan una ambientación determinada del escaparate. Hay que conseguir que estos elementos no quiten protagonismo a los personajes principales del escaparate: los productos. • Señalizadores: como flechas o círculos de colores vivos que fijan la mirada del público en un punto concreto o buscan conseguir que la vista haga un recorrido específico. • Captadores: son elementos cuyo objetivo es atraer la atención del cliente que pasa por delante del escaparate, podría ser una luz que se enciende y se apaga, un sonido, un muñeco en movimiento, etc. COMO CONSEGUIR LA PROMOCION VISUAL. El recorrido visual La vista penetra en el escaparate por el primer ángulo inferior según la dirección del paso, saliendo por el superior opuesto al de entrada, formando una diagonal en su trayectoria, lógicamente, siempre que no exista obstáculo alguno que interrumpa su normal caminar. Otro de los factores de sumo interés en la composición del escaparate, es la atracción que ejerce la luz sobre el ojo. La luminosidad de los colores nos atraerá mucho más que los que carecen de ella. Las líneas también pueden ser caminos de la vista cuando interesen. Para que el paso de la vista recorra fácilmente los obstáculos, se debe procurar que: • Los volúmenes estén cercanos entre sí o interpuestos en el plano. • El colorido de los elementos que intervienen en la composición tenga más luminosidad que el color del fondo del escaparate. • En el caso en que la distancia entre volumen y volumen sea grande, y que la influencia de uno no pueda unirse al otro, se emplean los focos de luces a modo de puente. • Las líneas también son elementos adecuados para lograr el efecto de conducción. • La mirada de un maniquí, puede inducir a la vista del espectador a mirar a un punto determinado o deseado. Evitar que: • Se vean los focos, que la parte superior del escaparate y, más concretamente, los ángulos superiores estén excesivamente iluminados. • La masificación de productos en el escaparate. Se recomienda que no exista iluminación en la parte superior y los laterales del escaparate, ya que de este modo se está invitando a la vista a que salga del mismo. En todos los casos expuestos, existe un denominador común y es que siempre se tiene que procurar que la llamada y el artículo estén estrechamente fundidos para que, al atraer la atención del viandante sobre el enmarque, el espectador contemple los artículos aunque ésta no sea su intención. Para ello, hay que procurar a la hora de hacer el escaparate que todo esté agrupado y no desparramado por el espacio, de forma que no se pueda concentrar la atención en ningún punto concreto. A la hora de llamar la atención hay que saber que el ojo humano percibe en función de la distancia diferentes niveles de nitidez. A una distancia de 400 m. sólo percibe volúmenes y colores. Conforme se aproxima al escaparate, las percepciones se van modificando, y se perciben las distintas partes en que se divide la forma, hasta llegar a una distancia corta donde ya se distingue todo con nitidez, pudiendo leer precios, pequeños logotipos, notas de características del producto y otras informaciones que ayudarán a tomar la decisión de compra. La unidad o grupo No importa el artículo a exponer, no importa la tendencia existente en ese momento, lo importante y básico para la perfecta apreciación de los productos es presentarlos en grupo. Una mercancía disgregada será imposible verla en un golpe de vista, y el espectador tendrá que dedicar más tiempo para verla, lo que le obligará a detenerse si quiere ver lo que se encuentra dentro del escaparate. Estudios realizados sobre el tiempo que se necesita para cruzar un escaparate andando, han dado el resultado de 7 segundos yendo a un paso normal de traslado, reduciéndose el tiempo a 3 segundos cuando se trata de cruzarlo motorizado y a una velocidad media de ciudad. Por ello, es importante agrupar al máximo los artículos, integrando en él la decoración si es preciso, ya que muchas veces se utiliza el coche o la motocicleta y no se tiene tiempo para parar y ver lo que realmente se está exponiendo en el escaparate. Para que un grupo sea eficaz, necesitará visibilidad y simplicidad. La simplicidad no quiere decir vacío, quiere decir, orden, claridad de conceptos, pulcritud y agrupación dentro del guión ya establecido. No se debe olvidar que un escaparate recargado crea monotonía, que un escaparate sin simplicidad produce confusión y que estos conceptos actúan directamente sobre el subconsciente, produciendo el rechazo inmediato del viandante. Zonas del escaparate Estableciendo una división horizontal, las diferentes zonas tienen distintos valores en la comunicación comercial con el cliente: La zona baja es la que tiene mayores posibilidades comerciales y vendedoras. Por lo que se le dará un valor de un 69.3% del total del escaparate. La zona media se sitúa entre los 1,70 y los 1,50 metros. El valor que se le puede dar es de un 23,5%. Colocando en esta área productos que atraigan al consumidor. La zona alta va, aproximadamente, desde el techo hasta una altura de 1.70 metros. Es la zona menos vendedora, con un valor del 7.2%. Aquí no deben ponerse productos, se pueden colocar carteles o publicidad. Según la división vertical, la mejor zona es la central con un valor del 47%, la izquierda tendría un valor del 28% y con un 25% estaría la derecha. A la hora de colocar los productos en cada escaparate deberemos conocer cuáles son las zonas más visibles porque serán las más rentables. Como norma general, el escaparate se puede dividir en 9 zonas trazando tres líneas horizontales y otras tres verticales. Las razones de dicha numeración son las siguientes: Horizontalmente, la zona media es la más caliente porque es la franja recorrida por la vista a la altura de los ojos. La horizontal del ojo es inamovible (1,60 metros) aunque dicha franja dependerá de la base del escaparate que, en este caso, viene delimitada por las mesas sobre las que se sitúa el producto expuesto. La zona inferior es templada porque cuando el consumidor se para, la tendencia es mirar de arriba hacia abajo y no a la inversa, por eso la zona superior es fría. Verticalmente, la zona izquierda es más caliente que la derecha porque el ser humano tiene la tendencia de mirar, leer y caminar hacia la izquierda. La luz En el conjunto de un escaparate, uno de los medios que más destaca es la luz, precisamente por los efectos que produce. La luz es el entorno natural del escaparate, la que hace posible una buena visibilidad. Por eso debe conocerse la luz adecuadamente, y darle un tratamiento en cada caso. La iluminación de un escaparate está sujeta a estos tres principios: 1. Que los focos o puntos de luz no deslumbren al transeúnte, impidiéndole ver la mercancía con nitidez. 2. Que tenga la intensidad estudiada para que no se neutralice por la luz natural o la luz de la calle, evitando de esta forma los reflejos. La utilización de regletas con focos ajustables en altura permite jugar con la luz para conseguir este objetivo. 3. Que pueda concentrarse en el producto, evitando que se disperse por el resto del escaparate. Dentro de la iluminación exterior del establecimiento, ha de existir una protección para que las acciones de la meteorología no afecten negativamente a los sistemas de iluminación y para proteger también de los diferentes actos vandálicos. Al hablar de la iluminación interior habrá que considerar ciertos aspectos como: • Consumo: buscar conseguir los mejores resultados con los costes mínimos. • Temperatura: hay lámparas como las incandescentes que producen temperaturas muy altas, lo que puede deteriorar ciertos productos o incluso provocar incendios. Ayudará a evitarlo una buena ventilación o refrigeración. • Enfoque: a través de la concentración o dispersión del haz de luz se puede iluminar de una forma general todo el escaparate, concentrar la luz sobre un punto determinado, etc. • Orientación: esta característica debe siempre existir, así se puede orientar la luz a las zonas que más interesen. LOS INCENTIVOS DE VENTAS ¿QUÉ SON LOS INCENTIVOS DE VENTAS? Los incentivos de ventas constituyen un conjunto de técnicas y recursos que se llevan a cabo dentro de los establecimientos minoristas para estimular la venta. Tales acciones forman parte del conjunto de las actividades promocionales que se clasifican en estos tres grandes grupos: • La publicidad: Se basa en criterios informativos y consiste en despertar el interés del cliente hacia determinados artículos mediante la puesta en conocimiento de las cualidades de un producto o establecimiento. • El escaparatismo y el interiorismo: Ambas actividades comparten el carácter “espacial” al centrarse en la exhibición de la mercancía en determinadas zonas del local. • Los incentivos de ventas: Con ellos, se pretende estimular la demanda de productos mediante la concesión de ventajas económicas o materiales. Nos referimos a actuaciones como los descuentos sobre el precio original, la entrega de vales de compra, los saldos, etc. Conviene recordar que los incentivos poseen un carácter puntual pues sólo son eficaces a corto plazo. Si se prolongan en el tiempo, además de aumentar los costes para el minorista, pueden producir efectos negativos como el hecho de que el cliente se habitúe a adquirir determinados productos a un precio inferior al habitual en el mercado. No sólo los consumidores finales son los destinatarios de los incentivos de ventas. Los fabricantes y proveedores suelen incentivar a los minoristas mediante descuentos o premios y éstos, a su vez, pueden hacerlo con sus empleados con premios por objetivos de ventas. Siguiendo con el tono general del programa, nos centramos en el incentivo de ventas dirigido al cliente. ¿Cuáles son los objetivos concretos de la promoción basada en los incentivos de ventas? Objetivos concretos • Introducción de un nuevo producto: Algunos sectores del comercio, como el de la alimentación, presentan una saturación de productos. Los fabricantes que deciden lanzar uno nuevo, además de analizar cuidadosamente el mercado, suelen apoyar el lanzamiento con incentivos para recompensar al cliente por el riesgo asumido en la adquisición de un producto desconocido. Como en otras muchas ocasiones, el minorista es un colaborador directo del fabricante en estos casos y puede beneficiarse de las grandes campañas publicitarias que respaldan los lanzamientos. • Afianzamiento de un producto: En ocasiones, no bastará con que el consumidor pruebe una vez el producto pues éste solo convencerá plenamente al cliente con un uso más continuado. En este caso, es apropiado prolongar o repetir acciones de incentivación para provocar la esperada lealtad del cliente. • Utilización de productos-gancho: Con frecuencia bastará una buena oferta en el escaparate para que el cliente se decida a entrar en el comercio, lo que abre otras muchas posibilidades de venta y no sólo para el producto incentivado. • Incremento en el consumo de un producto: Es un objetivo muy básico y sólo puede conseguirse, como ya hemos dicho, analizando las oportunidades cualitativa y cuantitativamente. Las promociones de ventas mediante incentivos pueden afectar a más de la mitad de los artículos en venta en el establecimiento, lo que puede ser anunciado como una medida general. Sin embargo, si sólo algunos artículos concretos o algunas secciones están afectadas por los incentivos, el anuncio deberá de concretar cuáles son esos artículos o secciones. Por último, es preciso señalar que la mayoría de los incentivos de ventas incluyen una reducción de precios de la que el consumidor ha de estar convenientemente informado. Por esta razón, la ley indica que se expongan conjuntamente el precio reducido y el anterior, salvo cuando la reducción sea porcentual y afecte a un conjunto de productos, caso en el que bastará con un anuncio genérico del porcentaje rebajado. La elección del incentivo más adecuado a cada producto y circunstancia dependerá en gran medida del tipo de productos, los hábitos de compra más arraigados, los márgenes aplicables y las necesidades reales de cada comercio. Además, la Ley de Ordenación del Comercio Minorista de enero de 1996, establece los límites legales de las medidas incentivadoras, límites que expondremos detenidamente en cada uno de los tipos de incentivos. El listado de los tipos de incentivos practicables en los establecimientos minoristas (con o sin el apoyo de fabricantes y distribuidores) es muy amplio. Nos detendremos en cinco medidas incentivadoras. Ya es costumbre fuertemente arraigada en nuestra sociedad la dedicación de unas fechas señaladas (generalmente, cambios de temporadas) para realizar los descuentos periódicos conocidos como las rebajas. Están destinadas a un grupo cada vez más amplio de consumidores que prefieren posponer sus compras hasta esas fechas aunque para entonces encuentren una menor variedad de artículos. Es interesante comprobar cómo las rebajas provocan muchas compras “por impulso”, de forma que el aumento de las ventas suele justificar con creces la disminución de los precios. El minorista debe saber que está terminantemente prohibida la venta de artículos deteriorados como si fueran artículos rebajados y que éstos deben haber estado anteriormente a la venta en el establecimiento que efectúa las rebajas. Existe una regulación legal sobre la duración de las rebajas definida para cada comunidad autónoma que pretende proteger al minorista contra prácticas competitivas desleales. El marco global de la legislación nos indica que: • Solo se aplicarán rebajas durante dos temporadas anuales: a comienzos de año y tras el período estival de vacaciones. • La duración de las mismas será de una semana como mínimo y de dos meses como máximo. A diferencia de las rebajas, las ofertas son descuentos aleatorios (no periódicos) que el consumidor no puede prever. Por norma general consisten en una reducción del precio original o en la entrega de una mayor cantidad a precio atractivo (2 x 3, por ejemplo). Las ventajas económicas de las que se beneficia el consumidor se compensan con la mayor rotación de productos y con el aumento del número de clientes. Comparten con las rebajas y las ofertas la reducción del precio de los productos sin bien los saldos se aplican exclusivamente a los restos de mercancía obsoleta o con deterioros o desperfectos. Al efectuar ventas de saldos, el comerciante señalará claramente esa condición. Los artículos vendidos como saldos deberán: • Venderse como tales, es decir, con la denominación de saldos o con la de “venta de restos”. • No constituir engaño o riesgo para el consumidor. • Venderse a un precio inferior al suyo original. • Haber estado a la venta en el mismo establecimiento que realiza los saldos. La liquidación responde a la necesidad de vender la mercancía debido a una de las siguientes causas. • Cese total o parcial de la actividad comercial del negocio. • Cambio de ramo del comercio o de la orientación del negocio. • Cambio de local o realización en él de obras de importancia. • Cualquier supuesto de fuerza mayor que impida el desarrollo normal de la actividad comercial. Los anuncios de las ventas por liquidación deben indicar la causa de ésta. Gracias a este tipo de incentivos (saldos y liquidaciones), determinados artículos no vendidos en su momento, encuentran una rápida salida al mercado. Es una de las formas de incentivación con más éxito y versatilidad. Los obsequios pueden ofrecer las siguientes modalidades: • Producto o servicio gratuito o a un precio especialmente reducido proporcionado de forma automática con la compra de un determinado artículo. • Producto o servicio gratuito o a un precio especialmente reducido al que opta el consumidor mediante la participación en un sorteo o concurso. Los obsequios pueden proceder del fabricante, en cuyo caso es habitual que se presente dentro de los envases o adosados al embalaje. Puede suceder también que el obsequio sea un artículo complementario del principal, con lo cual se refuerza mutuamente el consumo de ambos. Esta técnica permite introducir, bajo la apariencia de una gratificación, nuevos productos que quizá el consumidor no compraría por iniciativa propia. Los cupones, sorteos, vales de compra, etc., son incentivos de ventas en los que suelen participar conjuntamente fabricantes y distribuidores. En lo relativo al minorista, las bonificaciones pueden proporcionarle cierta fidelidad del cliente si bien también le exigirán un tiempo de gestión en la atención del cliente que requieren esas prácticas. Cuando un minorista o un fabricante poseen la gran baza de la calidad del producto, pueden incentivar su compra ofreciendo pequeños envases de demostración o degustaciones en el local. Evidentemente, este método es costoso pero posee la valiosa cualidad de ser muy efectivo, siempre y cuando las expectativas del cliente estén a la altura de los resultados obtenidos en la prueba del artículo.