José María Arreola Mendoza Condecoración Mariano Bárcena Decreto 5974 Astrónomo y arqueólogo. Nació en Ciudad Guzmán el 3 de septiembre de 1870, hijo de los señores Salvador Arreola y Laura Mendoza, nativos del mismo lugar. Junto a su hermano Librado, sus padres lo impulsaron para estudiar, lo cual hicieron en su tierra: primero en la escuela parroquial y luego en 1881 ingresa al Seminario zapotlense. Teniendo muy arraigado su gusto por las ciencias, en 1892 le fue confiado a José María la organización de un Observatorio Astronómico y Meteorológico; desde enero de 1893 inició las observaciones del volcán Colima. Desde los 17 años era director de la escuela primaria anexa al establecimiento, y en éste o sea el Seminario, impartió las materias de Física, Química y Astronomía. En Guadalajara recibió de manos del arzobispo Pedro Loza las órdenes sacerdotales con fecha 3 de diciembre de 1893, destinándolo como vicario a Jiquilpan, municipio de San Gabriel y luego a Contla. Su fama se había incrementado y el obispo Atenógenes Silva de Colima, en 1896 lo invitó para dictar las disciplinas que impartió en Ciudad Guzmán en el Seminario de su obispado, apoyándolo para establecer otro Observatorio con aplicaciones vulcanológicas, lo cual muy pronto llevó a cabo, creando un Boletín para divulgar las observaciones. De todos sus trabajos hacía escritos y los publicaba en el Boletín Meteorológico de la Secretaría de Fomento, el Diario Oficial de México y los periódicos de Guadalajara, Colima y la capital federal. Ya reconocido como astrónomo, en 1898 se trasladó a la capital tapatía cuyo Seminario le abrió las puertas y con ahínco se puso a instalar el correspondiente Observatorio, mismo que se concluyó en 1914. Antes de eso presentó en 1900 dentro del Congreso Meteorológico Nacional, sus estudios sobre el volcán Colima, exponiendo su teoría sobre volcanismo y presentando un aparato de su invención al que llamó "Evaporómetro Arreola". En 1901, durante la Exposición Regional de Guadalajara y en el marco de la reunión de Americanistas, exhibió una excelente colección arqueológica, lo cual le ganó fama de experto en esa materia. Se especializó también en náhuatl y se reveló como consumado sabio en tal lengua. Sus estudios en vulcanología lo hicieron ser más respetado como científico, admirando a los expositores dentro del Congreso Internacional Geológico celebrado en Guadalajara el año de 1906. Las memorias del dicho evento así lo constatan. Sobre los terremotos que flagelaron a la capital de jalisco en 1912, publicó sus investigaciones y la gente las interpretó conjuntamente a los sucesos sociopolíticos que sacudían al país, lo cual les dio más sensacionalismo; estas circunstancias ocasionaron que hubiese una cierta hostilidad oficial hacia el padre Arreola, por lo que emigró a Zacatecas y Aguascalientes, sin dejar de realizar sus investigaciones, forjar observatorios y redactar escritos. Luego en 1917 arribó a la hermosa ciudad de México, colaborando con don Manuel Gamio y dedicándose al estudio de arqueología y lenguas indígenas. Con el nombramiento de filólogo de la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos de la Secretaría de Agricultura y Fomento, realizó un trabajo sobre las lenguas de Teotihuacan (1918). Luego en Tepoztlán y enseguida participó en los descubrimientos arqueológicos de San Juan Teotihuacan. En 1922 fue maestro de Antropología, dejando la comisión por enfermedad al año siguiente. Todavía publicó sus interpretaciones a los códices Vaticano, de San Juan Teotihuacan y Borgiano, antes de volver a su tierra. Ya en su querida entidad jalisciense, prosigue investigando sobre etnografía y arqueología, sobre todo sobre San Andrés Ixtlán y Tuxpan; en la Perla de Occidente se incorpora a los planteles docentes de la Escuela Libre de Ingenieros, la Escuela Industrial para Señoritas y la Comercial e Industrial del Estado y la Preparatoria de Jalisco. En los trabajos para restablecer la Universidad de Guadalajara, fue incluido por el gobernador Zuno, y luego con gran fruto lo circunscribió especialmente a la Escuela Politécnica. Se entregó con verdadero esmero apostólico a la enseñanza en la Universidad oficial del Estado, siendo único en las disciplinas de geología, física, química, ingeniería, geología, hidrología, mecánica y fluidos, astronomía, meteorología y climatología, etc. También se desempeñó como paleógrafo y actuó como empleado del Instituto Astronómico y Meteorológico de Guadalajara. Ya anciano le donó a la Máxima casa de Estudios, sus piezas arqueológicas y su biblioteca rica en libros excelentes y raros. La Casa de Estudios le rindió merecidos homenajes en el año de 1956 y su nombre se le impuso a la Sala de Arqueología del Museo Regional de Jalisco y a la Biblioteca de la Rectoría donde estaba su fondo bibliográfico. Este notable científico falleció el día 28 de noviembre de 1961 en su querida Guadalajara. Tomado de VARGAS Ávalos, Pedro, Un día un jalisciense, Guadalajara, 2007, Asociación de Cronistas Municipales de Jalisco A.C./Impresora Mar-Eva, 396 págs. *** Científico. Nació en Ciudad Guzmán, Ja1. Estudió en el Seminario de su ciudad natal. Ordenado por el Arz. Pedro Loza y Pardavé. Director en Guada1ajara de la Escuela de Instrucción Primaria y catedrático de Física, Química y Astronomía, y Director de un Observatorio. De 1896 a 1897 profesor en el Seminario de Colima, donde dirigió el Observatorio Meteorológico y Vulcanológico. Colaboró en el Boletín Especial y en el Boletín del Observatorio Meteorológico Central de México, en el Boletín de la Secretaría de Fomento, en el Diario Oficial de México y en el Bo1etín Religioso de Co1ima. Presentó un estudio en el Congreso Internacional Geológico. De 1898 a 1914 enseñó ciencias físicas y naturales en el Seminario de Guadalajara, que dirigió de 1904 a 1914. En la Exposición Regional de 1901, con motivo del Congreso de Americanistas, presentó su co1ección arqueológica y algunos aparatos científicos de su invención, recibiendo dos premios de primera clase y dos medallas de oro. En 1917 pasó a la capital mexicana a estudiar arqueología mexicana y lenguas indígenas. Fue profesor de la Dirección de Antropología y publicó una Nueva Teoría del volcanismo y un nuevo evaporómetro, Las erupciones del volcán de Colima, Catálogo de las erupciones antiguas del volcán de Colima. Tradujo al español cuentos en mexicano recogidos por Franz Boas. Tomado de MATA Torres, Ramón, Personajes Ilustres de Jalisco, Guadalajara, 1978, Ayuntamiento de Guadalajara / Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 310 págs.