Sindicalismo en el magisterio La experiencia de la docencia rosarina (1992-2004) Vos fijate después cómo lo ponés en tu trabajo... pero acá te soplan la nuca, y vos tenés que estar sacando [actividades] todo el tiempo Estela Michaleck Delegada Departamental AMSAFE-Rosario (1998-2003) Índice Introducción I Parte Investigando la democracia sindical Del problema de investigación II Parte Elementos para una contextualización Algunos elementos históricos sobre el sindicalismo docente en Santa Fe De la hegemonía política al estallido de la convertibilidad Reforma educativa, gobierno y sindicato docente en Santa Fe III Parte Actividad gremial y democracia sindical Gestión sindical de la AMSAFE Rosario (1992-2002) Conflicto, actividad gremial y toma de decisiones La organización del gremio docente Militancia gremial y adhesión Democracia y control sindical Consideraciones Finales Bibliografía Introducción ... lo que está en la base es un proceso de producción de conocimiento partiendo de la construcción de una relación social con el otro, de una profunda interacción que es al mismo tiempo experiencia con el grupo y participación en las experiencias de grupo. Santiago Wallace (1994: 234). La Asociación del Magisterio de Santa Fe (AMSAFE) es un sindicato joven, organizado en la primera mitad de los ‘80, que afilia mayoritariamente a docentes de nivel primario. Rosario, la mayor de las diecinueve delegaciones que lo componen, añade a la importancia numérica el haber sido centro de los conflictos gremiales y la movilización sindical de la década de los ‘80. En la AMSAFE las medidas de lucha son votadas en los lugares de trabajo, diferentes agrupaciones disputan la conducción sindical y son frecuentes las movilizaciones y asambleas. Estos elementos constituyen indicadores de una situación sindical atípica en la Argentina de los ‘90 y, según las definiciones de muchos autores clásicos, indicarían una relativa democracia en la organización. Nuestra investigación se centró en conocer las características gremiales (del conjunto de la docencia) y sindicales (de la organización) que contribuyen a explicar cómo es posible un sindicato relativamente democrático en un contexto social, histórico y organizacional que desalienta la democracia sindical. El peso de la división del trabajo político en las sociedades complejas, el difícil contexto para la participación política y sindical y las fuertes tendencias burocráticas en el sindicalismo de masas confluyen para obstaculizar la constitución de un sindicato democrático. Cabe desagregar estas cuestiones. En todas las sociedades complejas el trabajo político está dividido: hay quienes gobiernan y quienes son gobernados. Cierto es que, con las modernas democracias, consideramos que el gobierno de la sociedad nos incumbe a todos, pero no es menos cierto que la división social del trabajo político naturaliza la delegación de la toma de decisiones. En nuestra perspectiva esta determinación constriñe toda posibilidad de participación igualitaria en la toma de decisiones en las sociedades complejas. En el proceso de reestructuración capitalista que comenzó en los ‘70 los cambios sociales, políticos y económicos han sido de tales dimensiones que los sindicatos se encuentran ante un escenario nuevo a escala mundial: una clase trabajadora fragmentada y fuertemente precarizada, tendencias neocorporativas (de los trabajadores estables frente a los temporarios), creciente individualización y una fuerte corriente desreguladora y flexibilizadora de las relaciones de trabajo (Antunes; 1999). Parte de estas transformaciones ha sido, también, el desarrollo de una ideología tan corrosiva para las organizaciones colectivas y la posibilidad de pensar alternativas políticas, que Perry Anderson sostiene que es en la construcción de esta hegemonía donde el neoliberalismo se ha mostrado más «exitoso» (Anderson; 1999). La nueva situación ha llevado a una crisis al sindicalismo construido en el período inmediatamente anterior y a una profunda discusión acerca de su carácter (Santana & Ramalho; 2003). En Argentina las tendencias mundiales relativas a las transformaciones en el mundo del trabajo y a la ofensiva ideológica neoliberal se articulan con especificidades nacionales, entre las que se destacan las tasas especialmente altas de desocupación y que justamente el partido con que históricamente se identificaron los trabajadores (el Partido Justicialista) es el que en un contexto democrático más radicalmente aplica las políticas neoliberales. Sin embargo, hemos preferido plantear el problema de la investigación desde la burocracia generalizada en el sindicalismo de masas. En este nuevo contexto de crisis del sindicalismo insistimos en que, como sostenía Seymour Lipset, lo difícil no es explicar cómo la burocracia es posible, sino por qué y cuáles son las características gremiales y sindicales que posibilitan la existencia de casos atípicos, de sindicatos relativamente democráticos. Dentro de las organizaciones sindicales la tendencia a la burocratización apuntala la formación de una élite que monopoliza la capacidad de los trabajadores organizados de tomar decisiones orgánicas. Desde nuestra perspectiva un sindicato es relativamente democrático cuando la capacidad de decisión no reside sólo en la élite que lo conduce sino cuando, de alguna manera, los trabajadores influyen en las decisiones sindicales. Esto es: un sindicato es relativamente democrático si organiza un gremio relativamente participativo. En este sentido, la participación gremial se encuentra vinculada a las manifestaciones y acciones colectivas pero fundamentalmente se halla a contrapelo de la división social del trabajo político y la burocratización sindical. Inscripto en los procesos históricos de movilización y desmovilización el conjunto de los afiliados establece relaciones con la organización sindical que nunca son homogéneas. Hay trabajadores a los que sólo interesan los servicios que presta el sindicato, otros alcanzan a intervenir en los procesos electorales y hay quienes cotidianamente se preocupan por las cuestiones sindicales. Sin embargo, para el análisis que nos proponemos no se trata tanto de clasificar personas, en términos de quién participa y quién no, como de prestar especial atención a dos cosas a las que volveremos una y otra vez: las características de la actividad gremial y de la organización sindical. Porque son ellas fundamentales para explicar cuestiones que, como la participación gremial, son relativas a la vida política interna –en un sentido sociológico clásico diríamos que son esas características, y no las individualidades agrupadas, las que explican la existencia de un gremio relativamente participativo. Esta mirada jerarquiza el análisis de la militancia gremial, de las motivaciones de quienes se proponen como delegados gremiales, de lo que ocurre en los lugares de trabajo, de las presiones que sienten los miembros de la élite, de la búsqueda de adhesión entre los trabajadores, de la estructura de toma de decisiones y de los mecanismos de control interno. La Parte I está dedicada a estos problemas teóricos. La vida sindical, aún cuando mantiene regularidades que pueden abstraerse, trabaja con materiales históricos. Por ello en la Parte II nos detenemos en la tradición del magisterio rosarino y en el contexto histórico, nacional y provincial, en que se inscribe el presente trabajo: el período que se abre en 1992 y se cierra entre el 2002 y el 2004. Resulta relativamente fácil situar el comienzo de la etapa: 1992 significa al mismo tiempo una nueva coyuntura educativa nacional, el inicio de una gestión agresiva en la cartera educativa provincial y un cambio en la conducción de la delegación local del sindicato. Los nuevos dirigentes de la AMSAFE Rosario impulsan un cambio profundo en la política sindical –promoviendo la organización gremial, la formación pedagógica, el área de servicios y la proyección social– y consolidan sus posiciones provinciales para finalmente ganar las elecciones generales de la AMSAFE en 1995. Si bien mantienen posiciones de confrontación con el gobierno diferentes elementos, entre los que se encuentra que no ha habido importantes atrasos salariales ni despidos en un escenario social de desocupación y precarización laboral, impiden la reedición del escenario de movilización generalizada de los ’80. El período abierto a comienzos de los ’90 en el gobierno de Menem (1989-1999), caracterizado por la hegemonía neoliberal y la paridad cambiaria peso/dólar, comienza a erosionarse en la segunda mitad de la década y estalla con el levantamiento popular de diciembre del 2001, que marca una nueva situación política, y la brutal devaluación de comienzos del 2002, que vuelve dramática la desvalorización salarial. El proyecto político de un sector de la dirigencia sindical docente que se había hecho fuerte en la oposición al gobierno de Menem comienza a encontrar dificultades crecientes desde el recambio gubernamental de 1999 (cuando asume De la Rua, de la Alianza) y potenciadas desde la crisis nacional del 2001. A fines del 2003, vinculado en líneas generales a este proceso, la Delegada Departamental y otros seis miembros de la Comisión Directiva de la delegación rosarina de la AMSAFE renuncian a sus cargos. Nos detendremos con más detalle en esto adelante, baste aquí decir que como corolario de este proceso nacional y de su expresión hacia dentro del sindicalismo docente, en las elecciones de la AMSAFE de junio del 2004 la izquierda gremial gana en la delegación Rosario desplazando al sector que la conducía desde 1992. Pese a tratarse de niveles diferentes, entre la crisis nacional de diciembre del 2001, las renuncias de dos años después y las elecciones del 2004 se cierra el período abierto en 1992. Si bien para la descripción del contexto de esta investigación se utilizan fuentes documentales y entrevistas, es en la Parte III donde se condensa el grueso del trabajo de campo. Desde una mirada de la burocracia tributaria de Weber (conceptualizada como un régimen de gobierno en el cual un grupo de especialistas controla la organización) y entendiéndola contradictoria con la democracia sindical (definida por la participación de los trabajadores en el gobierno del sindicato), mostramos en esta parte de manera organizada el material con que trabajamos en la investigación. Describimos la tradición de luchas y movilizaciones de la década del ’80, el peso de la identidad democrática, el proyecto político de confrontación de la dirigencia y la necesidad por ello de movilizar a los trabajadores, los pocos mecanismos de control sobre la base en manos de la élite del sindicato, la relativamente pequeña estructura sindical, las relaciones establecidas por los docentes en los lugares de trabajo y la politización de la actividad gremial. Las categorías de seguimiento de segundo orden, incentivos selectivos y comunidades ocupacionales permiten el análisis de parte de este material. Con «seguimiento de segundo orden» nos referimos al seguimiento de la actividad gremial que no alcanza a ser militancia pero está lejos de confundirse con la apatía; esto permite definir la actividad gremial de un grupo de docentes que es fundamental para comprender la relación de la dirección sindical con la base del gremio. El poco peso de «incentivos selectivos», entendidos éstos como beneficios individualistas a quienes participan, ayuda a caracterizar la militancia gremial. Finalmente, a partir de la categoría de «comunidades ocupacionales» podemos pensar la influencia en la vida de la organización de las relaciones que establecen los trabajadores por fuera de ella. En las consideraciones finales intentamos sintetizar nuestros principales argumentos. Planteamos que el proyecto de confrontación con el gobierno de la conducción sindical interpela a la docencia y promueve el activismo, actualizando la tradición gremial, al mismo tiempo que la estructura del gremio –fragmentado en cientos de escuelas– y el poco poder del sindicato –en términos de manejo de recursos– dificulta el control de la actividad gremial por la conducción y la hace sensible a las presiones de los afiliados. En efecto, y como fundamentaremos, entendemos por democracia sindical influencia de los trabajadores en el gobierno de la organización. El trabajo con los docentes Comenzamos la investigación en 1999, siguiendo la evolución de un grupo de activistas, la Comisión de Nivel Medio, que se reunía en el local sindical. Desde entonces trabajamos de manera menos focalizada, realizando observaciones en diferentes instancias de participación gremial y entrevistas con delegados y miembros de la Comisión Directiva . «Una profunda interacción», como citábamos a Santiago Wallace, fue el telón de fondo de los registros y la base sobre la que pensamos la investigación. En nuestra relación con los docentes contribuyó especialmente el conversar nuestras ideas y producciones con el objeto de corregir errores de información, solicitar permiso para la publicidad de datos internos y discutir los análisis y conclusiones. Esto ha sido de una riqueza inmensa, de hecho la única diferencia sustantiva en los enfoques para explicar la relativa democracia de la AMSAFE reside en que mientras nuestro objetivo fue realizar una investigación, los docentes con quienes trabajamos explican la situación de la AMSAFE en una relación directa con el resto de su práctica política, justificando posiciones y prácticas en las que se ven cotidianamente involucrados. Escribía Max Weber: Una cosa es adoptar una posición política práctica, y otra es analizar las estructuras políticas y las posiciones de los partidos. Al hablar de democracia en una reunión política no ocultamos nuestra posición personal, en realidad, es nuestro maldito deber hablar francamente y adoptar una posición. Las palabras que se emplean en estas reuniones no son medios de análisis científico, sino medios de sondear votos y de obtener otros. No son azadas para trabajar el terreno del pensamiento contemplativo, son espadas contra los enemigos: dichas palabras son armas (Weber;1985:100, 101). Parte de lo que hemos intentado hacer es transformar en nuestras azadas para trabajar el terreno del pensamiento las explicaciones que de la realidad gremial tienen los docentes con quienes trabajábamos. Del problema de investigación Los dirigentes de la AMSAFE, conforme a sus mecanismos de consulta y resolución, adquieren el compromiso de convocatoria a una asamblea provincial en el más breve lapso posible, de manera tal que el día martes 17 la comunidad adquiera una noticia cierta sobre la posibilidad de reestablecer el año escolar santafesino. Del Acta de acuerdo suscripta por el gobierno y los dirigentes gremiales de la AMSAFE el 11 de abril de 1990. Numerosos estudios se han referido a la burocratización de las estructuras sindicales y en su relación con la representatividad de los intereses de los agremiados (Di Tella; 1983, Wrigth Mills; 1965, Lipset; 1969). De hecho, siendo la expresión de la reivindicación obrera y la disposición de cierto poder de gestión dos aspectos de la acción sindical (Touraine & Mottez; 1963), la burocratización es el proceso por el que las organizaciones ganan poder de gestión al tiempo que se vuelven menos permeables a la reivindicación obrera. Estamos cada vez más persuadidos de la necesidad de entender a la burocracia sindical en un sentido tributario de los escritos weberianos. Fue Weber quien indicó el «carácter fatal de la burocracia como médula de toda administración de masas» (Weber; 1994:179). No necesariamente la división social del trabajo político se expresa en la formación de una burocracia, pero ésta ha llegado a ser la situación predominante; «(l)a razón decisiva que explica el progreso de la organización burocrática ha sido siempre su superioridad técnica sobre cualquier otra organización (...) La precisión, la rapidez, la univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción, la uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costes objetivos y personales, son infinitamente mayores en una administración severamente burocrática» (Weber; 1994:730,731). La tensión entre gestión y representación aparece porque la organización burocrática significa consecuencias imprevistas que promueven la utilización de mecanismos más rígidos de control y un desplazamiento respecto de los fines de la organización (March & Simon; 1977, Crozier; 1969). Diferentes factores influyen en el desarrollo de las tendencias burocráticas en las organizaciones gremiales, esto es, en los procesos por los que los sindicatos ganan control interno y capacidad de gestión a costa de mediar cada vez más la reivindicación obrera. Sin la intención de agotar la descripción, y con el único objeto de ilustrar en general el problema, cabe señalar: * Problemas básicamente organizacionales como el grado de centralización del poder, la autonomización de la organización respecto de sus afiliados y la necesidad de los sindicatos de controlar la base. «Organización es oligarquía», escribía Michels (1983), y la tendencia efectivamente es que los dirigentes se conviertan en especialistas que tienen mayores recursos frente a los demás agremiados y centralizan el poder1. En segundo lugar, un cierto grado de «autonomización» respecto de los trabajadores es una necesidad organizacional para que el sindicato sobreviva y tenga posibilidades de éxito en contextos de desmovilización (Offe & Wiesenthal; 1980). Finalmente, un sindicato debe tener un cierto control sobre el activismo de los trabajadores, no necesariamente coactivo, para negociar con la patronal, y por eso tiende a unificar la representación de la base y a desalentar cualquier actividad gremial sobre la que no tenga algún tipo control2 . * Elementos vinculados a la situación social y, básicamente, el grado de movilización de los trabajadores. Es en los contextos de desmovilización y apatía donde la burocracia mejor se desarrolla porque las tendencias organizacionales operan con menos presión por parte de los trabajadores3 . Aspectos político-ideológicos. Es importante distinguir, entre las conducciones sindicales, a aquellas que confían en la democracia y la movilización de los trabajadores y por ello, en vez de fomentar las tendencias burocráticas, las enfrentan4 . En el mismo sentido, también la ideología de los trabajadores puede tanto promover la participación como el desentendimiento de los problemas comunes al gremio. Las relaciones extra-laborales entre los trabajadores. En esto pensaba Lipset, que era profundamente escéptico, cuando intentaba explicar la existencia de sindicatos democráticos. Argumentaba que ya sea por aislamiento o por compartir el tiempo libre y actividades extra-laborales en algunos gremios se forman «comunidades ocupacionales». Lipset citaba a los tipógrafos, los actores y los mineros como ejemplo; en esos casos las relaciones extra-laborales entre los miembros mantienen vivo el interés por los asuntos comunes y promueven nuevos líderes (Lipset; 1969). * Los procesos de trabajo, que estructuran en buena medida las relaciones entre los trabajadores y entre ellos y la patronal. Algunos autores que investigan los cambios en los procesos de trabajo señalan cómo la individualización de las relaciones laborales tiene entre sus objetivos entorpecer la formación de colectivos gremiales (Martínez; 1994). Esto favorece la burocratización sindical ya que facilita el gobierno de la actividad sindical de manera relativamente escindida del conjunto de afiliados. En el trabajo clásico sobre la democracia sindical, Lipset, Trow & Coleman eligieron para un estudio de caso el Sindicato Internacional de Tipógrafos, debido a que según determinados indicadores representaba una excepción al gobierno burocrático de los sindicatos. Como citábamos, el principal argumento para explicar su relativa democracia sindical se remitía a la existencia de una comunidad informal, paralela a la organización e independiente de ella: los trabajadores compartían el tiempo libre, interactuaban intensamente en el trabajo y había un gran número de asociaciones voluntarias independientes de la conducción sindical. Según estos investigadores la democracia, tanto sea social como organizacional, precisa de fuertes asociaciones intermedias independientes del poder central. No es necesario que las funciones formales de estas asociaciones sean políticas, pero allí se forman nuevos líderes y se generan ideas, son redes de comunicación a través de las cuales se aprende a intervenir políticamente y sirven de base a la oposición sindical (Lipset, Trow & Coleman, 1956). Si bien algunos autores han formulado serias objeciones a la propuesta de Lipset5, nos acercamos a sus aportes en tanto nos envían de la democracia sindical, en la organización, a las particularidades quizá a primera vista ni siquiera políticas del conjunto de trabajadores –como, por ejemplo, el grado de interacción entre ellos fuera del horario de trabajo. Vamos a proponer una definición de democracia sindical teniendo en mente el activismo de la membresía. Hacer esto significa poner la atención en la participación de los trabajadores antes que en la representatividad y recambio de las élites6 –entendiendo por «élite sindical» el grupo que ocupa los puestos de mando del sindicato 7. De este modo nos distanciamos de una definición de democracia centrada en la existencia de una oposición con posibilidades reales de ganar elecciones 8. Con esta concepción, para definir la relativa democracia de un sindicato se debe atender a las expectativas, las posibilidades de injerencia y el activismo de los trabajadores, lo que significa que la democracia en la organización es inseparable de los procesos en donde los trabajadores pugnan por ser parte de las decisiones acerca de la política sindical. Esto es: estudiar la democracia sindical es también estudiar los procesos históricos de movilización y desmovilización política. En un gremio «participativo», en este sentido, probablemente habrá agrupaciones que disputen la conducción sindical, los trabajadores mirarán con recelo las decisiones inconsultas, los índices de participación electoral serán importantes, se asistirá a las reuniones sindicales, etc. Pero el indicador privilegiado será que la élite sea presionada por los trabajadores, que no monopolice la capacidad de decidir las políticas sindicales. Cierto es que eventualmente una fuerte burocracia tiene control sobre la oposición – con capacidad para impedirle disputar–, pero desde nuestro punto de vista es más importante cuánto control tiene sobre el conjunto de los trabajadores –impidiéndoles influir, y así actuando con relativa independencia de ellos9. Con esta definición estamos en realidad profundizando una observación realizada por el mismo Seymour Lipset cuando escribía: La facilidad con que una oligarquía puede controlar una gran organización varía en función del grado en que los afiliados intervienen en los asuntos de la organización. Cuanta mayor importancia se dé a los afiliados, y cuanto mayor sea su participación, tanto más difícil le resultará a una oligarquía poner en práctica políticas y acciones que discrepen con los valores o necesidades de los afiliados (Lipset; 1969:425). La burocracia, en tanto forma específica de la división social del trabajo político, está reñida con la participación gremial y, luego, con la democracia sindical. Porque mientras la participación apela a la igualdad, suponiendo el derecho de todos a decidir y su ejercicio efectivo, la división social del trabajo político y la mediación organizacional significan capacidades diferenciales respecto de la toma de decisiones. Sintetizando, un sindicato es relativamente democrático si los trabajadores participan, si influyen en tanto parte del colectivo gremial en las decisiones de la organización, contradiciendo la tendencia a que la élite monopolice la capacidad de decidir. Lo que hacemos en el presente trabajo es investigar cuáles son las características del gremio y de la vida política interna de la organización, en un caso específico, que promueven una relativa democracia sindical o, lo que es lo mismo, limitan las tendencias burocráticas de las organizaciones sindicales. Notas 1 Diferentes procesos históricos pueden profundizar esta tendencia. Por ejemplo, las reglamentaciones que a finales de los ‘50 y en 1960 quitaron poder de negociación a las Comisiones Internas, instancia de organización obrera en los lugares de trabajo, significaron un apuntalamiento de la burocracia sindical (James; 1981). 2 Un sindicato en otros sentidos atípico, como el de Luz y Fuerza de Córdoba en los ’70, aún conducido por Agustín Tosco, no escapaba a esta situación. Allí las asambleas eran frecuentes y el activismo numeroso. Sin embargo en algunas ocasiones la dirección sindical desestimó propuestas emanadas de los trabajadores ya que significaban que ésta abriera el juego, con posibles consecuencias negativas respecto del control de la interacción interna y la unidad gremial (Roldán; 1978). 3 En Argentina, la imponente burocracia sindical de los ‘60 sólo fue posible luego de que se agotara la movilización obrera de la heroica resistencia peronista (James; 1990). 4 Por ejemplo, en 1972 en el SMATA-Córdoba la lista liderada por el clasista René Salamanca ganó la seccional. Para combatir la burocratización se redujeron la cantidad de funcionarios pagos, se estableció que las resoluciones del Cuerpo de Delegados fueran vinculantes para el Comité Ejecutivo, que los salarios de los dirigentes no cambiaran respecto del que percibían en las plantas y un sistema de rotación para todos los miembros del Comité Ejecutivo (Brennan; 1996). 5 Zeitlin & Stepan-Norris (1995) discuten los argumentos de Lipset respecto de las condiciones gremiales que posibilitan una relativa democracia sindical. Muestran el importante nivel de democracia de una seccional del sindicato de obreros de las fábricas automotrices, un gremio de características bien diferentes a aquéllas en las pensaba Lipset. 6 Lo mismo hace Susan Street (1992, 1996, 1997, 2000) al estudiar los procesos democratizadores en el magisterio mexicano. Es interesante su definición de «democratización desde la base» al estudiar el proceso chiapaneco de los ’80 y el énfasis más reciente en la importancia del trabajo gremial y pedagógico en las escuelas. Sin embargo, no define la participación gremial en contradicción con las tendencias organizacionales estudiadas por los investigadores clásicos sobre la temática, y esto aún cuando su definición de democratización contempla la capitalización de la movilización política en espacios institucionales y dialoga con la oposición a la conducción del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). 7 Utilizamos la definición institucional de élite que propone Wright Mills en su análisis de la estructura de poder en la sociedad estadounidense. Respecto de un sindicato, esto permite identificar como élite al grupo minoritario de personas que «separada y colectivamente, toman (...) las decisiones clave que en efecto se toman» (Wright Mills; 1957:34). A lo largo del trabajo nos referiremos largamente a las especificidades de esta élite en el caso de la AMSAFE Rosario. 8 Algunos investigadores que se han detenido en la cuestión de la democracia sindical prestan especial atención a la existencia de agrupaciones opositoras con posibilidad de ganar elecciones (por ejemplo Torre; 1974). Aunque tiene la ventaja de facilitar comparaciones, el énfasis en la existencia de agrupaciones opositoras y elecciones limpias puede llevar a entender la democracia como un mecanismo para seleccionar la élite sindical, definición que no es contradictoria con la división social del trabajo político ni con la burocracia sindical en sí misma. 9 Inclusive Sirvent en su estudio sobre la participación en el barrio de Mataderos, desde otro recorrido teórico, reconoce esto cuando escribe que «(l)o que está en juego es el poder institucional: la participación real implica modificaciones en las estructuras de poder, caracterizadas por la concentración de poder en pocas manos» (Sirvent; 1999:129). Parte II Elementos para una contextualización Algunos elementos históricos sobre el sindicalismo docente en Santa Fe ... a esta altura no podemos manejarnos con un asambleísmo y una actitud «basista», en la cual los dirigentes han dejado de ser dirigentes y pasan a ser dirigidos (...) Al no avalar la asamblea docente el acta firmada, he perdido los interlocutores válidos. Víctor Reviglio, gobernador de Santa Fe, La Capital, 21 de abril de 1990. La docencia santafesina acompañó un proceso nacional de organización caracterizado por la creación de asociaciones que tardíamente se institucionalizarían como sindicales y superarían su inicial fragmentación. En 1928 en Santa Fe se creó la Federación Provincial del Magisterio, integrada entre otras organizaciones por la Sociedad Unión del Magisterio de Rosario, que había sido constituida tempranamente en 1898 con carácter mutual, y la Asociación del Magisterio de Santa Fe, de la ciudad de Santa Fe, creada en el mismo 1928 (Martínez Trucco; 1995). La Federación Provincial del Magisterio confluyó con otras entidades de la provincia para reclamar cuestiones salariales en la Comisión Intergremial del Magisterio ProMejoras Económicas, tanto en 1946 como en 1956/571. Sin embargo, la docencia no se reconocía parte del movimiento obrero y estas asociaciones no estaban inscriptas como organizaciones gremiales2. En este sentido, una ruptura importante fue la creación del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Rosario (SINTER), gestado a partir de un gran conflicto en 1971 contra una reforma que introducía cambios en la estructura del sistema educativo (la escuela intermedia) y opuesto a la Comisión Intergremial del Magisterio Pro-Mejoras Económicas. El SINTER expresaba posiciones políticas más radicalizadas y la identificación del docente como “trabajador de la educación” 3. Pese a las diferencias, en 1973 las principales entidades docentes de Santa Fe participaron de la creación de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), denunciando un total de 12.588 afiliados (Vázquez & Balduzzi; 2000)4. Sin embargo, poco después la dictadura militar (1976-1983), a costa de la persecución política y el asesinato de numerosos activistas docentes, abortó el proceso de organización del sindicalismo magisterial. A finales de 1979 el gobierno militar dictó la Ley de Asociaciones Gremiales de Trabajadores y sobre las posibilidades que abrió esa legislación comenzó, en la provincia de Santa Fe, la reorganización del sindicalismo docente. Desde la Asociación del Magisterio de Santa Fe se convocó a la unificación de la docencia provincial5. En febrero de 1980 se firmó el acta de disolución de la Federación Provincial del Magisterio y de fusión de las entidades federadas en un sindicato de primer grado con diecinueve delegaciones (Martínez Trucco; 1995). El SINTER había sufrido mucho la represión y quienes provenían de esa experiencia quedaron de hecho integrados de manera subordinada en este proceso. Finalmente en 1984 se realizó la primera elección y se logró la personería gremial un año después (Nº 845). La AMSAFE agrupa desde entonces, en la provincia de Santa Fe, a trabajadores de la educación de todos los niveles, ramas y jurisdicciones. Inicialmente la AMSAFE se propuso representar también al sector privado, como se puede ver en los primeros estatutos, pero a medida que avanzó el proceso de organización sindical éste se nucleó en el Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP). A lo largo de la década de los ’80, ante la inflación, se sucedieron una serie de conflictos gremiales con una gran participación docente y demandas de recomposición salarial. Una larga huelga en 1990 fue el último de los más importantes con estas características. Del mismo modo que con el conflicto de 1971, también durante los ’80, el grado de movilización y combatividad de la docencia rosarina fue reconocido nacionalmente. Estos años dejaron su impronta en la vida gremial: asambleas de miles de docentes, delegados buscando en el sindicato las urnas para realizar las votaciones en las escuelas, cuerpos de delegados por zona fortísimos en contextos de conflicto y una movilización política como ya no volvió a haberla. La delegación Rosario es políticamente la más dinámica de la AMSAFE. Esto le permitió al dirigente local en el período 1988-1990 (Sánchez, de “Educación Popular”), que se encontraba en la oposición sindical, confrontar duramente con la gestión provincial de Giovanovich. Sobre el prestigio logrado en la gran huelga de 1990, Sánchez ganó ese mismo año las elecciones provinciales de la AMSAFE. Una resolución gremial estipulaba como medida de fuerza la realización de paros inmediatos si no se cobraba al quinto día de cada mes y por ello los docentes siguieron realizando huelgas en el segundo semestre de 1990 y en 1991. Sin embargo, no eran acompañadas de asambleas y movilizaciones masivas. Algunos docentes señalan que el mecanismo del paro se encontraba desgastado y las relaciones con la comunidad resentidas por esto. Mientras tanto, la vida sindical continuaba pendiente de la participación espontánea de la docencia, a tono con lo que había sido la experiencia anterior. Las relaciones tensas de “Educación Popular” con la conducción de la CTERA desde el comienzo de la gestión de Sánchez, en 1990, se resuelven en 1993 con la separación de la AMSAFE que integra, invariablemente, los intentos de agrupamientos nacionales paralelos. También en el período 1990-1992 comienza el lento, pero continuado, debilitamiento en Rosario de “Educación Popular” –agrupación hasta entonces invicta en las elecciones gremiales– y el ascenso de “Trabajadores de la Educación”. José María Tessa (de “Trabajadores de la Educación”) gana la conducción de la delegación Rosario de la AMSAFE en 1992 y tres años después es electo Secretario General provincial. Desde entonces las políticas de la AMSAFE se encuentran en línea con las de la CTERA aunque recién en 1999 se concretó la reafiliación. “Educación Popular” y la corriente que se nucleó en “Trabajadores de la Educación” expresan localmente la disputa nacional en el movimiento sindical docente entre un sector tributario de tradiciones más liberales que condujo la CTERA hasta 1987/88 (“Educación Popular”) y otro que plantea la necesidad de fortalecer la organicidad del sindicalismo docente y conduce la CTERA desde 1987/88 hasta la actualidad (“Trabajadores de la Educación”) 6. Secretarios Generales y Delegados del Departamento Rosario de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (1984-2004) Período 1984-1986 1986-1988 1988-1990 1990-1992 1992-1995 1995-1998 1998-2001 2001-2004 Delegado Departamento Rosario César Monetti /11 de septiembre Nelly Runas de Bozzo / EP Ediberto Sánchez / EP César Monetti / EP José María Tessa / TE Leonardo Panozzo / TE (*) Estela Michaleck / TE Estela Michaleck / TE (**) Secretario General Provincial César Oxley /11 de septiembre César Monetti / EP José María Giovanovich / US Ediberto Sánchez / EP Ediberto Sánchez / EP José María Tessa / TE José María Tessa / TE José María Tessa / TE (*): Renunció en 1997 y asumió la conducción Estela Michaleck (**): Renunció en el 2003 11 de septiembre: Lista unitaria provincial integrada por el sector que protagoniza la reorganización de la AMSAFE EP: Educación Popular US: Unidad Santafesina TE: Trabajadores de la Educación Notas 1 En 1956 la Intervención Nacional en la provincia de Santa Fe propuso un salario básico que no conformaba a la docencia y la Comisión Pro-Mejoras, formada en 1946, se revitalizó. Durante todo el año se fue preparando el conflicto en caso que el presupuesto provincial de 1957 fuera sancionado sin aumento y el 11 de marzo de 1957 se lanzó la docencia santafesina a una huelga histórica que se sostuvo inquebrantable hasta el 18 de abril y fue coronada por el éxito. Para buscar un antecedente huelguístico en la docencia santafesina había que remontarse a 1921 (Miembros de la ex Comisión Pro-Mejoras Económicas del Magisterio; 1997). 2 Las discusiones alrededor de la identidad docente tienen tanto ribetes relativos a las identidades que el magisterio asumió –y a como se pensó en relación con el conjunto de los trabajadores asalariados– como acerca de las discusiones teóricas sobre el carácter del trabajo docente. Aunque se trata de una discusión que excede los marcos nacionales, respecto de la experiencia argentina puede consultarse Birgin (1999) y Vázquez & Balduzzi (2000). 3 Había paralelos del SINTER en otras ciudades federados provincialmente en la Federación Única de Sindicatos de Trabajadores de la Educación (FUSTE) y nacionalmente en la Central Unificadora de Trabajadores de la Educación (CUTE). 4 Las entidades de la provincia que participaron del congreso fundacional de la CTERA fueron la Federación Única de Sindicatos de Trabajadores de la Educación, la Federación Provincial del Magisterio, la Federación Maestros Escuelas Lainez, la Asociación Educ. Establecimientos privados zona sur, la Soc. de maestros de educación manual zona sur, la Asoc. de Educadores del sur de Santa Fe, la Asoc. del personal de escuelas nacionales, la Asociación de Docentes de la Esc. Sup. Libertador San Martín, la Asoc. de Profesores diplomados, la Asoc. de Educadores Particulares y la Asoc. de Educadores de Adultos –Rosario (Vázquez & Balduzzi; 2000). 5 La Asociación del Magisterio de Santa Fe había iniciado los trámites para obtener la personería gremial en 1972. En los expedientes iniciados entonces la zona de actuación de la AMSAFE comprendía los departamentos de Capital, Las Colonias, Garay y San Javier. 6 Intentamos hacer un rastreo más completo de los principales puntos de debate en el sindicalismo docente nacional en los ’80 y comienzos del ’90 en Gindin, Soul & Gabiniz (2002). De la hegemonía política al estallido de la convertibilidad Surgen entonces algunas definiciones claves, como la necesidad de vertebrar el Frente Social que abra un nuevo espacio de participación popular, hoy vacío desde lo político-partidario y recortado desde lo gremial. A partir de este impulso la CTERA define ese nuevo perfil que venía dibujándose desde el ‘88: el de su protagonismo social. Como un fenómeno particular –casi diríamos a contrapelo de lo que sucede con el resto de las organizaciones del movimiento obrero– la CTERA y la causa de los trabajadores de la educación ganan día a día mayor consenso social. «Hacia el protagonismo social», memoria gremial de CTERA 1990/1991. A partir del Plan de Convertibilidad (1991), que fija la paridad cambiaria peso/dólar, el gobierno justicialista de Menem (1989-1999) logra estabilizar la situación económico política y en los años siguientes se produce un crecimiento económico donde confluyen y se complementan un ciclo expansivo de consumo interno y la consolidación de una «comunidad de negocios» entre los grupos económicos locales concentrados y los acreedores externos enfrentados en la crisis hiperinflacionaria anterior (Basualdo; 2001). La gestión de Menem significa la profundización de la reconversión neoliberal del capitalismo argentino comenzada por la dictadura militar (1976-1983), ahora en un contexto democrático y contra la propia base social del Partido Justicialista. La hegemonía menemista en los primeros ‘90 permite una rápida y generalizada serie de reformas (del Estado, laboral, previsional) profundamente regresivas en términos sociales. Hacia la mitad de la década comienzan a verse claramente los resultados de las políticas neoliberales. Algunos fenómenos incipientes en 1991, como el aumento del cuentapropismo y la terciarización, la caída del empleo industrial y la disminución del personal asalariado, se profundizan en los años siguientes (Basualdo; 2000). Es sobre este escenario que la hegemonía menemista comienza a resquebrajarse: en 1997 se conforma la Alianza, mediante la coalición entre el Frente País Solidario (FREPASO) y la Unión Cívica Radical (UCR) y el justicialismo pierde las elecciones legislativas. Dos años después la Alianza repite el triunfo electoral y De la Rua (UCR) es electo presidente. El FREPASO, con un perfil de centroizquierda, revitaliza así de hecho a un radicalismo que había sido tercera fuerza en las presidenciales de 1995. Entre tanto, para el segundo semestre de 1998, el país ingresa en una prolongada recesión económica. La «comunidad de negocios», rota a mediados de la década, deja lugar a un creciente enfrentamiento entre los dos principales sectores económicos, que perfilan propuestas mutuamente excluyentes para mantener sus tasas de ganancias: devaluar o dolarizar (Basualdo; 2001). La movilización popular que fuerza el final del gobierno de De la Rua, en diciembre del 2001, y la devaluación del peso, en enero del 2002, cierran política y económicamente el período abierto a comienzos de los ‘90. A lo largo de estos años el movimiento obrero sufre una ofensiva brutal, apoyada en las altas tasas de desocupación y el consenso ideológico logrado por las políticas neoliberales. De manera sostenida se impulsan legalmente medidas de flexibilización laboral, reforma de los regímenes de negociación colectiva, etc., lo que no es sino la dimensión legal de una relación de fuerzas profundamente desfavorable para los trabajadores, dramáticamente vivida en los lugares de trabajo con la recreación de antiguas formas de explotación y el desconocimiento de derechos adquiridos (Martínez; 1994). Las políticas de reconversión industrial en el ámbito privado tienen un correlato en la reforma del Estado que supone, también, medidas regresivas para los empleados públicos. El sindicalismo responde, durante toda la Convertibilidad, de un modo heterogéneo. En general es clara la división entre sectores confrontadores –que se oponen al modelo económico social con paros y movilizaciones- y participacionistas –que se integran al esquema político con cierto oportunismo- (Fernández; 1998)1. La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) enfrenta las políticas gubernamentales para el sector y se ubica entre los sectores confrontadores, siendo un actor importante en la creación de la Central de Trabajadores Argentinos, constituida como Congreso de Trabajadores Argentinos en 1992. Uno de los conflictos sindicales más importantes es justamente protagonizado por la CTERA, con la «Carpa Blanca» montada en 1997, referente social y político emblemático del cada vez más generalizado rechazo al gobierno de Menem. La Carpa Blanca y el Incentivo Docente A instancias de la CTERA el 2 de abril de 1997 cincuenta y un docentes de todo el país comienzan un Ayuno en la «Carpa Blanca de la Dignidad Docente», instalada frente al Congreso de la Nación, para presionar por la aprobación de un Fondo de Financiamiento para el sistema educativo que incluya una recomposición salarial. A lo largo de 1997 se suceden diferentes medidas para apoyar el reclamo de la «Carpa Blanca», en un contexto de creciente deslegitimación del gobierno de Menem que la CTERA logra capitalizar y promover proyectando socialmente su reclamo. A las movilizaciones y paros docentes se les suman recitales, visitas de artistas, políticos y diferentes personalidades públicas que se acercan apoyando las reivindicaciones de la CTERA. El Ministerio de Educación impulsa la sanción por el Congreso de un proyecto de profesionalización docente, el llamado «proyecto Decibe» (Susana Decibe era entonces Ministra de Educación), que supone la creación de un Fondo con financiamiento externo y la reforma de los Estatutos Docentes. La CTERA se opone, el Congreso Nacional rechaza el proyecto y desde entonces el gobierno avanza con la propuesta de un financiamiento basado en un impuesto a los vehículos. La ley que crea el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) se sanciona en noviembre de 1998 y establece una suma adicional a los salarios docentes abonada por el gobierno nacional. El impuesto a los vehículos para financiar el FONID empieza a cobrarse en junio de 1999 y el objetivo es licuar la base social del reclamo magisterial. De hecho, se realizan inclusive medidas de fuerza de transportistas contra el impuesto. Por su parte la CTERA no levanta la Carpa Blanca hasta la inclusión del Incentivo Docente en el presupuesto nacional y la derogación del impuesto con que se financió el cobro de la primera cuota, lo que ocurre en diciembre, ya con Fernando De la Rua como presidente. La situación del sector público en Santa Fe Al realizar los aportes correspondientes a la seguridad social a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia de Santa Fe y al Instituto Autárquico Provincial de Obras Sociales (IAPOS), ambos organismos provinciales, la docencia santafesina no es directamente afectada por dos de las más importantes reformas impulsadas por el gobierno de Menem y continuada por De la Rua: la reforma previsional nacional y la del régimen de Obras Sociales Sindicales2. A diferencia de lo que ocurre en otros gremios, tampoco enfrenta despidos3. Sin embargo, además de tener que posicionarse ante la reforma educativa es interpelada, como el conjunto de los empleados públicos santafesinos, por las políticas de ajuste fiscal que se impulsan desde el gobierno provincial. En los tempranos ´90, para hacer frente a las políticas de reforma del Estado, se forma en Santa Fe la Comisión Intersindical del Sector Público (CISEP). Los trabajadores de Obras Sanitarias, lucifuercistas y bancarios tienen que posicionarse ante la agenda de privatización de las empresas públicas4. De conjunto, enfrenta la CISEP los intentos de Carlos Alberto Reutemann (gobernador 1991-1995, del Partido Justicialista) de transferir a la nación la caja de jubilaciones, finalmente no realizada en parte debido a las movilizaciones y paros de la CISEP en 1993 y 1994. Frustrado el intento de transferencia de la caja de jubilaciones, el nuevo gobierno provincial avanza con una reforma en la ley previsional. En febrero de 1996 mediante la negociación con un sector de la CISEP5, Jorge Obeid (gobernador 1995-1999, también del Partido Justicialista) logra dividir la Comisión Intersindical e impulsa la Ley de Emergencia Previsional 11.373, con la que aumenta el porcentaje de aportes a la caja y la edad jubilatoria. Hacia 1997 mejoran los resultados fiscales nacionalmente, fundamentalmente alrededor de mayores ingresos –entre los que se cuentan los provenientes de privatizaciones de empresas provinciales– pero luego se ingresa en una profunda y larga recesión. En línea con la situación nacional la recaudación provincial en Santa Fe baja de 929 a 750 millones de pesos entre 1998 y el 2001 (Cetrángolo et al; 2002). Entre las medidas con las que se intenta reducir el gasto público se encuentra la Ley de Emergencia Provincial impulsada en 1999 por Obeid cuando Reutemann ya había sido electo para un nuevo mandato y que contempla descuentos salariales, congelamiento de ascensos y antigüedad, etc., para los empleados públicos. Mientras hay provincias que hacia el final de la Convertibilidad presentan importantes desequilibrios fiscales aún contando con una trayectoria previa más ordenada (como Buenos Aires); Santa Fe, junto a Santa Cruz y la ciudad de Buenos Aires, presenta una política fiscal «eficiente» durante todo el período (Cetrángolo & Jiménez; 2003). Esto es estratégico para comprender la dinámica de la conflictividad del sector público ya que durante toda la Convertibilidad los conflictos de empleados provinciales están vinculados fundamentalmente al pago en bonos, atrasos y recortes salariales. Luego de la devaluación de enero del 2002 se plantean con renovada fuerza conflictos gremiales por recomposición salarial, en Santa Fe con un importante plan de lucha de la CISEP en el segundo semestre del 2003. A raíz de este último conflicto el gobierno otorga a los docentes un adicional de $80. Sin embargo, ante las dimensiones de la desvalorización salarial, el magisterio continua con los reclamos y en el 2004 la nueva gestión de Obeid se compromete a una suma de $60 en marzo –para el comienzo de clases– que llegaría a $100 sobre el fin de año (igualmente no remunerativa). Personal permanente dependiente de la Provincia de Santa Fe (1992-2000) Total Ministerio de Educación 1992 80,862 35,971 1994 80,192 35,76 1996 85,102 43,093 1998 86,996 44,219 2000 89,485 45,749 Fuente: Elaboración propia en base al Anuario Estadístico del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC; 2000). Afiliados a la Asociación del Magisterio de Santa Fe (1992-2001) Delegación Rosario Capital Gral. Obligado Gral. López Castellanos Constitución Caseros Iriondo San Jerónimo San Cristóbal Las Colonias San Lorenzo Vera San Martín San Justo Belgrano 9 de Julio San Javier Garay Total 1992 5.287 3.585 1.434 1,385 1.319 860 811 738 727 717 616 599 475 454 390 344 309 248 193 20.491 1997 6.199 4.252 2.055 1.945 1.586 946 1.028 824 916 900 932 749 709 655 488 471 506 343 292 25.796 2001 7.629 4.844 2.188 2.042 1.820 1.045 1.090 1.008 1.022 969 995 913 524 751 549 785 537 366 322 29.399 Notas 1 La Confederación General del Trabajo (CGT), dividida en 1989 a poco de asumir el gobierno de Menem, se reunifica en 1992. Sin embargo, un sector disidente no participa de ese proceso y crea el mismo año el Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA), con el proyecto de constituirse en una central sindical alternativa. Dos años después un sector dentro de la CGT forma el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), que de hecho funciona como un tercer nucleamiento, compartiendo el perfil confrontador del CTA pero disputando la hegemonía dentro de la CGT. Es sobre el MTA que se crea en el 2000 la CGT “rebelde”, opuesta a la CGT “oficial”. En el 2004 se reunifica la CGT. 2 Sólo aportan a la Obra Social Para la Actividad Docente (OSPLAD) los docentes de las escuelas transferidas de la órbita nacional en la década del ’90. 3 De hecho, de la mano de la expansión del sistema y la transferencia de los colegios nacionales crece la planta docente provincial tanto en términos absolutos como relativos (respecto del conjunto del personal empleado por la provincia). 4 A comienzos de la década del ‘90 dependen de la provincia de Santa Fe el Banco Provincial y las empresas proveedoras de los servicios de agua y energía eléctrica. Hacia fines de 1994 el gobierno logra privatizar la Dirección Provincial de Obras Sanitarias (DIPOS) e instala la discusión acerca de la privatización del Banco Provincial. El proyecto de privatización del Banco significa ya fuertes conflictos en diciembre de 1995 y el año siguiente es votada la ley de su privatización. Pueden consultarse intervenciones de dirigentes sindicales bancarios y lucifuercistas rosarinos respecto a los procesos privatizadores del Banco Provincial y la Empresa Provincial de la Energía en las Actas del II Encuentro Regional «Ciencias Sociales y Sindicalismo» (Rodríguez et al; 2002). 5 La CISEP integra tanto a la AMSAFE como a la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) liderada por Alberto Maguid –figura emblemática del participacionismo sindical en la provincia- y a otros sindicatos con peso propio, como los lucifuercistas. Por ello la falta de unidad política ha sido el sino de la CISEP. Reforma educativa, gobierno y sindicato docente en Santa Fe Diez años de paros salvajes no mejoraron el sistema, su calidad ni su prestigio. Por el contrario surgieron escuelas privadas como alternativa y la comunidad comenzó a darle la espalda a la escuela pública. Fernando Bondesío, Ministro de Educación, 1993. Boletín de Educación, Año 3, Nº 4, Ministerio de Educación. La flexibilización laboral, el ataque pertinaz a los derechos previsionales, la ley federal de educación, la transferencia de responsabilidades desde la nación a las provincias sin financiamiento, la privatización, entre tantas otras cosas nacionales y provinciales, nos movilizaron y nos llevaron a la lucha. Lucha que por distintos motivos originó dispares modos de accionar y no el clásico e histórico de la medida de acción directa. Ediberto Sánchez, Secretario General de la AMSAFE, 1995. AMSAFE, Memoria y Balance General, 1994-1995. Los cambios sociales y económicos sobredeterminan y se combinan con las políticas inspiradas en una nueva generación de reformas educativas que reconfigura, con su implementación, la tarea docente. Uno de los ejes de estas reformas consiste en descentralizar los sistemas educativos, transfiriendo a los niveles inferiores del Estado y a las escuelas responsabilidades de gestión. Respecto del financiamiento, desde la óptica de la reforma, la cuestión es asignarlo eficazmente según criterios que introducen oblicuamente en el sistema educativo la competencia por los recursos. Esto supone, además de la competencia entre docentes por la acumulación de puntaje, la competencia entre escuelas para retener la matrícula y mostrar su éxito, para ubicarse como destinataria de un programa de compensación, etc. (Gentili, 1998). El gobierno de Menem impulsa dos importantes leyes a comienzos de la década del ’90: la primera transfirió de la nación a las provincias una importante cantidad de escuelas, afectando fundamentalmente al nivel Medio y a los sindicatos que afiliaban docentes en este sector1 (la Ley de Transferencia de los Servicios Educativos, 1991). La CTERA afiliaba también docentes dependientes de la nación2 , pero su fuerte se encontraba en los sindicatos provinciales. De hecho, en Santa Fe la AMSAFE se mantiene relativamente al margen del conflicto contra la transferencia, si bien apoya las demandas de los docentes nacionales y realiza junto a ellos medidas de fuerza unificadas3 . La segunda Ley es la Federal de Educación, sancionada en 1993. Su implementación ha dependido de los contextos económicos y políticos provinciales, por ello ha habido fuertes desniveles y el resultado ha sido un escenario irresuelto donde ni siquiera todas las jurisdicciones han modificado la estructura del sistema (Rivas; 2003). Reforma educativa y trabajo docente Las reformas educativas, al tiempo que descentralizan los mecanismos de financiamiento y gestión, centralizan pedagógicamente el sistema educativo y aumentan los controles sobre los docentes en un contexto de políticas que empobrecen los salarios y descalifican la tarea magisterial. De hecho, la situación social, fiscal y las reformas educativas no hacen sino flexibilizar y precarizar todavía más la tarea docente: la fuerza de trabajo se encuentra desvalorizada en términos salariales y de calificación, los instrumentos de trabajo son en general provistos por el propio docente o la cooperadora y el producto del trabajo se encuentra colocado en términos burocráticos en la retención de la matrícula para mostrar la eficacia del sistema (Martínez, Valles & Kohen; 1997). En un contexto laboral dramático, al sentir su estabilidad laboral amenazada, los docentes consumen cursos (para acreditar capacitación), escriben proyectos (por el modo de asignación de recursos) y buscan y retienen alumnos (porque la matrícula justifica el cargo y muestra el “éxito” de la escuela) (Birgin; 1999). En las discusiones sobre el trabajo docente algunos autores enfatizan los elementos de continuidad que guarda respecto del conjunto del trabajo proletarizado mientras otros destacan las particularidades de la actividad docente (Andrade de Oliveira; 2003, Costa; 1995, Martínez Bonafé; 1998, Enguita; 1991). De hecho, al tiempo que luchan por reivindicaciones comunes con otros trabajadores proletarizados, los docentes ejecutan con cierta autonomía un trabajo intelectual investido de relevancia social y son en ese sentido también sujetos de demandas particulares. Gestiones ministeriales y confrontación docente en Santa Fe En los ’90 la AMSAFE continúa, como en la década anterior, reclamando la realización de concursos docentes de ingreso y ascenso4 , la creación de más cargos, la incorporación al salario básico de los adicionales5 y el aumento del presupuesto educativo. Sin embargo, la situación política en general y la gestión educativa de Bondesío en particular (1992-1995) permiten ubicar en 1992 un punto de ruptura. Se trata del primer año efectivo del gobierno de Reutemann (que asume a fines de 1991). El año 1992 está marcado por la conflictividad educativa tanto nacional, con el enfrentamiento a las leyes de Transferencia y Federal de Educación, como provincialmente, ya que se establece el adicional por asistencia perfecta (presentismo) y se impulsa el decreto de racionalización administrativa6. El segundo Ministro de Educación de Reutemann, Kaufmann, debe soportar en el poco tiempo que lleva su breve gestión tanto las críticas de la AMSAFE como las del propio gobierno. Sobre finales de agosto de 1992 Reutemann le pide la renuncia y el lugar es ocupado por Fernando Bondesío, un Ingeniero Químico. Bondesío encarna una gestión dura hacia la docencia y la comienza descontando en septiembre el presentismo al liquidar los salarios de agosto7. Por primera vez a los docentes les es aplicado un descuento por realizar huelgas y en las dos Asambleas Provinciales de la AMSAFE de septiembre gana contundentemente la moción de no paralizar las actividades. Al terminar el año el balance es negativo: la transferencia de escuelas de la nación a las provincias no pudo detenerse y la Ley Federal de Educación, con modificaciones, es sancionada en 1993. En Santa Fe se realizan los descuentos por los días de paro se hicieron8 y se consolidó la gestión Bondesío, que desde entonces tiene una relación conflictiva con la AMSAFE. Durante el gobierno de Jorge Obeid el Ministerio de Educación es ocupado por Ma. Rosa Stanoevich (1995-1999). Se trata de una gestión dispuesta al diálogo9 y eso le permite a “Trabajadores de la Educación”, que gana la conducción provincial de la AMSAFE en 1995, pasar de una fuerte confrontación con “Educación Popular” cuando dirigía la delegación Rosario y el ministro era claramente antisindical a la conducción provincial de la AMSAFE y a una relación –menos tensa– con Stanoevich. Si bien con mejores vínculos con la organización docente, la gestión de Stanoevich comienza la implementación de algunas de las principales reformas educativas en la provincia, debiendo por ello enfrentar los paros y las movilizaciones de la AMSAFE. Una de las grandes transformaciones anunciadas por la Ley Federal de Educación es el cambio de estructura que comienza en Santa Fe con el decreto 254/9610. Tanto en esto como en el cambio en la conformación de las juntas de calificación para el nivel Medio y Técnico11 el ministerio es inflexible a los reclamos gremiales. En general, las reformas curriculares y de estructura en el marco de la reforma educativa significan reconversiones y reubicaciones forzosas y caóticas sin pérdida de los puestos de trabajo, fundamentalmente en el nivel Medio12. Aún es gobernador Obeid cuando se desencadena la movilización provincial docente más importante del período, a propósito de los descuentos realizados por el gobierno de Santa Fe sobre el Incentivo Docente13. El 24 de agosto, en Rosario, una reunión de delegados lanza el paro en el departamento para el jueves y el martes de la semana siguiente se decreta el paro provincial. Cinco mil docentes se movilizan en Santa Fe. El Ministerio de Trabajo dicta la conciliación obligatoria el mismo 1º de septiembre y al día siguiente los docentes la acatan14. Ambas partes aceptan un arbitraje que un mes después declara la justicia del reclamo docente. El Ministro de Educación del nuevo gobierno de Reutemann (1999-2003) es Gualberto Venesia. En el 2000 crece la tensión con la AMSAFE, que se moviliza por demandas nacionales, contra el proyecto de un nuevo pacto federal educativo y por el pago en término del Incentivo Docente; y provinciales, en rechazo al ajuste presupuestario y a la aplicación del Polimodal en el 2001. Como en 1992, la tensión se resuelve con la renuncia de Venesia y la asunción de un «duro» en la cartera: Alejandro Rébola. A los docentes les descuentan el día y el presentismo por adherir al paro de la CTERA del 30 de agosto del 2000. Pero hay algo definitivo: el gobierno decide extender el descuento por el presentismo a las veces en que los docentes apelan a la desobligación (ver nota 8). Exceptuando la movilización generalizada contra el plan de López Murphy, el efímero Ministro de Economía que propone un recorte que incluía la eliminación del Incentivo Docente, en los paros de la CTERA del 2001 se aplica el presentismo y por ello finalmente la conducción de la AMSAFE impulsa en las Asambleas mociones por no parar. En un contexto social difícil los docentes santafesinos continúan cobrando en pesos, mientras en muchas provincias circulan bonos, y el gobierno efectivamente descontaría el presentismo y el día a quien parase. El Ministerio promueve una titularización masiva sin respeto por los concursos de ingreso que encierra al gremio en la discusión de ese proyecto. Con la devaluación del 2002 el eje del reclamo docente vuelve a ser la recomposición salarial, lo que promueve ya antes del plan de lucha de la CISEP del 2003 acciones docentes provinciales y nacionales. Notas 1 Las Escuelas Primarias dependientes de la nación habían sido transferidas a las provincias durante la última dictadura, pero continuaban dependiendo del ministerio nacional importantes colegios –fundamentalmente de nivel Medio. Los principales sindicatos de docentes nacionales eran la Unión de Docentes Argentinos (UDA) y la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET). 2 La conducción de la CTERA promueve en 1989 el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Nacionales (SUTEN) para disputar la representación del sector con UDA (Delgado; 2002). 3 En Rosario el descontento con UDA y AMET se traduce en un proceso de renuncias a los sindicatos y autoconvocatorias masivas de los docentes de las escuelas afectadas, que confluye con los docentes de la AMSAFE durante 1992 en el enfrentamiento a las reformas educativas. 4 Los docentes pueden ejercer funciones en calidad de interinos, titulares y reemplazantes. La titularización se logra mediante el llamado a concursos de ingreso, para entrar al sistema, y de ascenso, para los cargos de directivos y supervisores. Los interinos lo son de cargos no concursados y los reemplazantes son docentes de cargos concursados pero cuyo titular está de licencia. A diferencia de lo que ocurre en otras provincias, en Santa Fe no hay Estatuto Docente que regule de conjunto la actividad. Al ser sancionados por Ley, estos estatutos están legalmente por encima del sin número de medidas puntuales mediante los cuales las gestiones educativas provinciales avanzan en la flexibilización laboral docente. Por ello desde 1995 se han conocido diferentes propuestas Ministeriales con el objetivo de modificar los estatutos docentes provinciales (Cardelli; 2001). 5 Desde fines de la década del ’80 se asiste a un peso cada vez mayor de los adicionales en el ingreso total, que era una política en la dictadura militar. En lugar de otorgar recursos en términos de recomposiciones en virtud de un derecho a determinado salario los aires de la reforma educativa promueven en todo caso premios, pago por tareas específicas, adicional por presentismo, etc. ya que se parte de pensar que el régimen salarial actual desalienta la iniciativa docente al no ofrecer estímulos (Morduchowicz; 2002). Por otra parte, un aumento en el salario básico supone también para el fisco mayores erogaciones para el sistema de seguridad social. Para 1999, el salario básico de un maestro en Santa Fe es de $145. Si a eso se le suman los $80 del presentismo y $212 de otros adicionales se redondea un salario bruto de $437 sin antigüedad. La situación es cercana al promedio nacional (Iñiguez; 2000). Para julio del 2004 el salario básico continúa siendo de $145. 6 Se conoce también como «Decreto Latorre», debido a que Roxana Latorre es titular de la Subsecretaria de Desarrollo y Racionalización Administrativa, creada en 1992. El 29 de julio el Gobernador firma el «Decreto de racionalización administrativa» (2238/92), con modificaciones respecto del anteproyecto original. 7 En julio los docentes habían realizado cinco días de paro docente y en agosto adherido a los paros nacionales convocados por la CTERA contra la sanción de la Ley Federal de Educación. 8 En los años posteriores, y ante la necesidad de tomar alguna iniciativa, la conducción de la AMSAFE Rosario impulsa «desobligaciones» en vez de paros: los docentes firman la asistencia pero desobligan a sus alumnos a media mañana y/o media tarde, horarios en los que entonces se realizan las concentraciones y movilizaciones. 9 La misma Stanoevich, marcando diferencias, declara: «La nuestra será una gestión con participación docente y se caracterizará por un mayor diálogo». Y respecto del sindicato: «Nos podemos entender porque somos docentes y compartimos los mismos códigos» (Diario La Capital, 9 de Enero, 1996). 10 El cambio de estructura supone el fin de la Educación Primaria y la Secundaria, de siete y cinco años respectivamente, y la creación de la Educación General Básica y la Polimodal, de nueve y tres años. 11 Esto está en línea con el avance más de conjunto sobre la tradicional Carrera Docente. El decreto 1553/97 reglamenta las suplencias en el nivel Medio, Técnico y Superior. Según la AMSAFE significa abonar el individualismo y sobredimensionar el puntaje obtenido mediante posgrados. Además limita (respecto de la reglamentación anterior) la Carrera Docente de quienes tienen título supletorio. Simultáneamente el decreto 636/97 crea la Junta de Calificación Profesional que tiene mayoría ministerial (a diferencia de la Junta Experimental que contaba con igual proporción de representantes gremiales y ministeriales). Son estas juntas las que realizan el escalafonamiento para cubrir interinatos y suplencias en el nivel Medio. 12 La resolución 149/99 adecua la estructura del 1º año de la ex Secundaria al 8º de la EGB, implementando áreas que unifican materias y quedan a cargo del docente mejor escalafonado mientras otras materias directamente desaparecen y los docentes que las dictaban son «reubicados». Aquí aparecen los Espacios de Definición Institucional (EDI) y las tutorías. Los EDI integran algunas de las horas que han quedado fuera de la estructura curricular y suponen (cada EDI) distintos proyectos. El problema es que contempla una sola nota en la evaluación, y puede contener proyectos incompatibles a la hora de evaluar. Esto no sólo afecta la especificidad sino que, siendo horas «que sobran», su disposición en la grilla horaria no obedece a criterios pedagógicos. El Decreto 174/99 crea la figura de tutor. Las tutorías son ocupadas por docentes cuyas horas también han quedado fuera de la currícula del 3º ciclo de la EGB. Son responsables por los chicos con dificultades de aprendizaje, comportamiento o integración. 13 Desde marzo de 1999 el gobierno provincial aportaba $45 como adelanto del Incentivo Docente (que suponía $60 pesos mensuales cobrados semestralmente). Santa Fe recibe el giro del gobierno nacional el 18 de agosto y descuenta no sólo los $45 mensuales que había abonado hasta junio sino también lo que había pagado en julio y agosto, que debería descontarse sobre fin de año. 14 Con la conciliación se cierra un masivo proceso de movilización. En San Javier más de doscientos docentes votan en la plaza pública, en Villa Constitución lo hacen seiscientos, en San Jerónimo trescientos, en Cañada de Gómez trescientos; en Ceres se movilizan alrededor de quinientas personas y mil en Reconquista. En la ciudad de Santa Fe las votaciones se realizan directamente en las Asambleas, a las que asisten entre mil doscientos y mil quinientos docentes (ACTAS de las Asambleas Provinciales). III Parte Actividad gremial y democracia sindical Gestión sindical de la AMSAFE Rosario (1992-2002) Vos llamás, preguntás por cualquier cosa y te contestan. Incluso esa vez que yo llamé preguntando por lo del clima, por el pronóstico del tiempo (...) y empezaron a responder. No sé qué pregunta había hecho al principio, sobre algún problema docente y me respondieron. Después empecé a preguntar cosas así relacionadas con el clima, o con alguna noticia política del exterior, y te contestan1. Hernán Lira, Comisión Directiva AMSAFE Rosario (1998-2001). Nosotros generamos una demanda que ahora no podemos soportar. Fernando Piccolo, Comisión Directiva AMSAFE Rosario (1992-1995). Trabajadores de la Educación (TE) 2 gana la delegación Rosario de la AMSAFE casi simultáneamente al nombramiento de Bondesío en la cartera educativa provincial. El descuento del presentismo genera un fuerte impacto en la docencia: los dirigentes de esa primer conducción recuerdan un incipiente proceso de desafiliación, en una situación general muy difícil para el sindicato que se mantuvo por lo menos un año. La existencia de una gran cantidad de lugares de trabajo y la ausencia de actividades en la AMSAFE que convoquen a la docencia con continuidad más allá del conflicto laboral hacen que la desmovilización sea todavía más importante de lo que podría ser en otros sindicatos para «desvincular» a los trabajadores de la conducción sindical. Desde la primer conducción local (1992-1995), TE se dedica a fortalecer la organización gremial –en un contexto de desmovilización–, promover la formación pedagógica de la docencia –interpelada por la reforma educativa–, desarrollar la prestación de servicios a los afiliados –hasta entonces poco jerarquizada– y proyectar social y sindicalmente la organización gremial docente. Organización gremial Un dirigente local muy vinculado a la primera gestión local de Trabajadores de la Educación, señalaba: ... se trata de religar al docente de la escuela con la conducción gremial, que es un trabajo de hormiga. A partir de ese trabajo, que hicieron José Tessa y el Gogui Panozzo, se empezó a tejer nuevamente la alianza entre la conducción gremial y los docentes que trabajan en las escuelas, con visitas a las escuelas. Y se empezaron a generar mecanismos de participación, que primero fue el recibirlo en las escuelas y charlar, después fue elegir delegados, después fue participar en reuniones de delegados, de Asambleas y zonales. Ante la necesidad de mantener contacto con la gran cantidad de lugares de trabajo se organiza un sistema de mensajería. Se trata de paquetes con informaciones gremiales de los más diversos tipos –desde servicios sociales hasta mociones de medidas de fuerza, avisos de concursos docentes, etc.– que alcanzan a cada escuela chicos contratados para ello. Hacia el 2002 se enviaba hasta uno de estos paquetes por semana a cada lugar de trabajo. Se inicia, también, un proceso de elección de delegados gremiales. Había habido a finales de los ‘80 una importante presencia de delegados, vinculada a la conflictividad de esos años, pero en general éstos eran delegados en la movilización docente, en un vínculo casi sin formalización entre la docencia y el sindicato3 . La cantidad de delegados no ha dejado de crecer durante el período estudiado, lo que indica la efectividad y extensión de la política que impulsó su elección. Unos años después comienzan a promoverse las reuniones zonales –a las que asisten los delegados de una zona–, y las jornadas gremiales –propuestas de discusión hacia las escuelas. En los últimos años pudieron organizarse en algunas localidades, como Arroyo Seco y Granadero Baigorria, sub-delegaciones de la AMSAFE Rosario4. Las reuniones zonales, las jornadas gremiales y las subdelegaciones son impulsadas con el mismo espíritu que la formación del cuerpo de delegados y el sistema de mensajería: dotar a la docencia de una estructura gremial sólida. Formación pedagógica El sindicato promueve un proyecto pedagógico alternativo a las propuestas de reforma educativa y para ello organiza cursos, charlas, materiales educativos, etc.5 «Se refleja así una convicción – termina el balance del Departamento de Perfeccionamiento, en 1995–: confrontamos con un Modelo Pedagógico Oficial, por ello es necesario profundizar un Proyecto Pedagógico Popular». Plasmando este eje de intervención en el plano provincial en 1997 se crea el Instituto de Capacitación Sindical y Actualización Pedagógica «Rosita Ziperovich». Al referirse a la primera gestión de TE en Rosario (1992-1995) un miembro de la Comisión Directiva que trabajaba como docente desde comienzos de los ‘80, expresaba: ... obviamente enfrentado la Ley Federal, con esa bandera... creo que es una etapa de grandes producciones, de promover talleres, de promover jornadas gremiales, y creo que si la docencia hoy conoce algo de Ley Federal es justamente por esta experiencia gremial que inicia Tessa con Gogui Panozzo. Es toda una tarea de enfrentamiento, de información, de procesar esa información, es decir: no se quedaban con la información, sino «bueno, ¿cómo hacemos para procesar todo esto que nos está ocurriendo, que nos va a ocurrir y que además se va a profundizar?». Creo que es una de las etapas más ricas que ha tenido la AMSAFE. En esta política hay una clara continuidad. Veamos un ejemplo. En 1987 se realiza un concurso para cargos directivos y quienes ganan entonces recién asumen en 1991. Por ello gran parte de esos cargos se encuentran a fines de la década del ‘90 ocupados por interinos. El 5 de marzo del 2000 el Ministro de Educación anuncia que se concursarían tres mil cargos directivos en toda la provincia y ello motiva que se presenten seis mil aspirantes. La AMSAFE Rosario organiza entonces un curso para el concurso de ascenso al que se inscriben más de tres mil docentes. De este modo la AMSAFE utiliza sindicalmente una ofensiva que es antisindical, ya que ante todo el mercado de cursos aparecido de la mano de la reforma educativa la AMSAFE también sienta posición organizando sus cursos y sus charlas, invitando a conocidos pedagogos e investigadores de temas educativos que se oponen a la reforma. Asesoramiento y servicio sindical El asesoramiento sindical Constantemente es requerido el asesoramiento sindical de la AMSAFE. En lo que hace al asesoramiento legal hacia el 2002 el sindicato cuenta con tres abogados que atienden de conjunto alrededor de doscientos turnos por mes aproximadamente. Las consultas son variadas y normalmente, acerca de los problemas y dudas reglamentarias y legales, no se llega a la instancia de la consulta con el abogado. No sólo los miembros de la Comisión Directiva resuelven generalmente en primera instancia muchas de estas demandas sino que los empleados administrativos de la AMSAFE han adquirido un conocimiento de la información reglamentaria tan preciso que son ellos también los que responden. En las reuniones gremiales en el local sindical o en las asambleas frecuentemente se reparten fotocopias de leyes y resoluciones, que también son enviadas a las escuelas por sistema de mensajería, ocasionalmente con alguna explicación adicional. Se envían también fotocopias de diarios con noticias relevantes de conflictos nacionales, provinciales y locales; posiciones gremiales; resoluciones ministeriales recientes, en aplicación o suspendidas; regímenes de licencia y escalafonamiento; fechas de pago, de concurso y de toma de posesión de cargos; qué está pasando en otros colegios, cómo están resolviendo tal o cual problema, con qué éxito, qué va a hacer el sindicato si... Luego de señalar el cambio en la relación docente/sindicato durante los ‘90, un dirigente local vinculaba el peso del asesoramiento y la información al nuevo contexto social: Se participaba masivamente en situaciones de conflictos puntuales, en las que me acuerdo que las asambleas eran masivas, las marchas eran masivas y las votaciones eran importantes. El sindicato no prestaba servicios en forma permanente ni asesoraba en forma permanente. Incluso había menos necesidad porque como la situación laboral se va volviendo más cruda, más terrible, temas como conocer el escalafón y el funcionamiento del escalafón y cómo se otorgan las suplencias –que era un tema legal secundario– ahora se volvieron temas fundamentales porque como la gente pelea cada cargo posible en las escuelas se arman unos bolonquis terribles por si se dio o no se dio como correspondía una suplencia. Todo eso genera una consulta mucho más permanente. El Área Salud En 1998 se decide crear AMSAFE Salud, como un servicio complementario de IAPOS (la Obra Social provincial). Se trata de un proyecto más amplio del que forman parte el Centro de Salud Luis Lescano, que existía con anterioridad pero no con las dimensiones actuales y la Farmacia Sindical, creada con posterioridad a AMSAFE Salud. Mientras de los dos primeros es responsable ante la Comisión Directiva el Secretario de Acción Social local, la Farmacia es un emprendimiento de la AMSAFE Provincial. AMSAFE Salud se sostiene con un aporte voluntario extra al de la cuota sindical. A mediados del 2002 hay aproximadamente dos mil cien afiliados titulares, ciento diez pasivos y cuatrocientos adherentes –familiares de los titulares. AMSAFE Salud cubre, siempre refiriéndonos al año 2002, los servicios de emergencias, sepelios, enfermería, médico a domicilio, atención gratuita en el Centro de Salud, pago de co-seguros y la posibilidad de practicar natación en piletas climatizadas. Inicialmente otorgaba también créditos blandos. El servicio de mensajería permite enviar órdenes y medicamentos directamente a las escuelas. También en el 2002 el Centro de Salud atiende unas mil doscientas consultas mensuales. Allí trabajan catorce médicos y siete psicólogos. De acuerdo con el Secretario de Acción Social, de los dos mil cien afiliados a AMSAFE Salud aproximadamente doscientos se afiliaron simultáneamente a la AMSAFE. La proyección sindical y social En 1993 la AMSAFE se separa de la CTERA y desde entonces la delegación Rosario, cuya conducción es oposición a la provincial, pasa a ser el puntal dentro del sindicato para lograr el regreso. Mientras en la delegación Rosario se organiza un Congreso de la CTERA y son fluidos los vínculos con la Confederación, la AMSAFE integra los intentos nacionales paralelos y su conducción disputa con la de la CTERA la gestión de la Obra Social Para la Actividad Docente (OSPLAD), donde continúan aportando los docentes que dependían de la nación. En Santa Fe la CTA tiene una regional sur, con sede en Rosario, donde además de la delegación Rosario de la AMSAFE participan la Asociación de Trabajadores Estatales (seccional Rosario), la Unión Obrera Metalúrgica (seccional Villa Constitución) y la COAD (docentes de la Universidad Nacional de Rosario). Las conduciones provincial y regional se encuentran divididas entre los principales sindicatos de la CTA: el Secretario General de la CTA zona sur es miembro de ATE, el de la CTA provincial lo es de la AMSAFE. Frecuentemente la AMSAFE funciona con protagonismo dentro Comisiones en las que también se nucleaban otros sindicatos, organismos de derechos humanos, partidos políticos y centros de estudiantes alrededor de la defensa de la educación pública. Uno de los dirigentes de la primera conducción de TE señalaba uno de los ejes de acción: «No puede pasar nada en el departamento en el tema educativo que no tenga como principal referente al gremio». A comienzos de los ’90 es la Comisión Permanente en Defensa de la Educación Pública (COPEDEP), luego el Foro en Defensa de la Educación Pública. Desde estas instancias se convoca a algunas de las actividades que son, esencialmente, docentes. Durante el 2001 se constituye el Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO), en el que a la CTA se suman organismos sociales, de derechos humanos, etcétera. Esta vez el objetivo excede la defensa de la educación pública: se trata de impulsar una Consulta Popular –que se lleva adelante del 14 al 17 de diciembre–, con la que fortalecer la propuesta de la creación de un seguro de empleo y formación, pensado como salida política redistributiva a la crisis. Junto a este involucramiento orgánico del sindicato, tanto dirigentes de la conducción como de la oposición tienen durante el período 1992-2004, en continuidad con la experiencia de las décadas anteriores, un importante compromiso político partidario6. La administración económica de AMSAFE Como reminiscencia de la estructura federativa sobre la que se constituyó, y pese a tratarse de una entidad sindical de primer grado, la gestión económica se encuentra descentralizada. De los ingresos en concepto de cuota sindical* , el 19% lo gestiona la Comisión Directiva provincial, el 26% restante se destina a una Subcomisión de Fondo Común y el 55% se envía a las delegaciones. De este último porcentaje una parte (el 19%) se asigna directamente y en partes iguales a cada una de las 19 delegaciones independientemente de la cantidad de afiliados; el 81% restante se reparte en forma proporcional** . En los balances económicos se refleja, tanto el crecimiento de la AMSAFE-Rosario como el peso relativo de sus ingresos. * Casi la totalidad del ingreso de la AMSAFE se obtiene a través de las cuotas sindicales. Estas cuotas fueron fijadas en un 2% del salario básico (por la Asamblea Extraordinaria del 26 de abril de 1984) y luego en un 3% (por la Asamblea Ordinaria del 15 de junio de 1990). Esto no omite el hecho que la tendencia, con el desarrollo citado del área servicios –fundamentalmente de las dos principales delegaciones- es a su descenso relativo respecto del ingreso total. Pese al aumento incesante del número de afiliados, las cuotas sindicales del ejercicio 1991-1992 representaban un 96% del ingreso total, para el ejercicio de 1994 un 82%, un 79% en 1997 y 73% en el 2000. El desarrollo del área servicios de la Delegación Rosario aporta la principal fuente de recursos por fuera de la cuota sindical: el 7% para el ejercicio del 2000. ** Esto está planteado de esta manera desde la Asamblea de 1992 que modificó los estatutos y significó un peso mayor de las delegaciones menores, ya que anteriormente, si bien el esquema era similar no había suma fija enviada a todas las delegaciones: el 20 % lo gestionaba la CD provincial, el 30 % para el Fondo Común y el 50% restante se otorgaba directamente a cada departamento en forma proporcional a la cantidad de afiliados. Ingresos AMSAFE Rosario 1.500.000 1.000.000 Otros Servicios 500.000 Cuota sindical 0 1991 1996 2000 Estamos tomando por Cuota sindical las cuentas «Cuota societaria», «Cuotas cobradas en delegación», «Cuota sueldo anual complementario» y «Cuota societaria incentivo» –en el 2001-. En Servicios estamos tomando «Recupero servicios afiliados» y «Recupero préstamos». Egresos de AMSAFE Rosario (2001) Egresos AMSAFE Rosario (2001) 4% 39% 57% Gastos Administrativos Servicios a afiliados Otros Egresos Servicios a Afiliados AMSAFE Rosario (2001) 7% 25% 10% 12% Movilizaciones y mensajería 46% Asesoramiento Servicios Sociales Pago de créditos Otros Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Hacienda- Rosario Notas 1 Cuando no se especifica la fuente se trata de un registro producido en el marco del trabajo de campo. En las citas de estos registros transcriptos hemos hecho como sigue: las respuestas a preguntas nuestras y las opiniones individuales provienen de desgrabaciones textuales, los registros de discusiones o diálogos entre docentes están tomados in situ y no son textuales. 2 Escribimos “Trabajadores de la Educación” para simplificar. En esa ocasión el nombre de la lista con que se presentan a elecciones es “Solidaridad Docente”. 3 En el Estatuto de la AMSAFE no se menciona ni siquiera que debiera haber un «cuerpo» de delegados. En los ‘80 se había comenzado a discutir la posibilidad de un estatuto para el cuerpo, cuestión a la que la izquierda gremial temía especialmente porque veía tras ello la formalización y el control de un vínculo (maestros- sindicato) muy poco delegativo. 4 En realidad, la subdelegación Arroyo Seco había funcionado con anterioridad, hacia comienzos de la década del ´90. 5 Se firma un Convenio con la Universidad Nacional de Rosario que sirve de marco para algunos de los cursos dictados. 6 Nos detendremos en esto al referirnos a las agrupaciones gremiales. Conflicto, actividad gremial y toma de decisiones Pertenecer a un sindicato significa en nuestro concepto, discutir, debatir, expresar opiniones, ser consultado y tomar las decisiones en conjunto; síntesis: democracia sindical. Ediberto Sánchez, Secretario General de la AMSAFE, 1993. «Editorial» en Nuestra Idea, revista de la AMSAFE, Nº 3. Sinceremos qué sindicato queremos: no el de las burocracias que nos han traicionado sino una estructura horizontal, donde la participación garantice la fuerza y la dirección que se tome. «El delegado gremial», Cuaderno del delegado Nº 1, AMSAFE, 1999. Las Asambleas Las Asambleas son probablemente el rasgo más característico de la vida de la Asociación del Magisterio de Santa Fe. Ante la convocatoria a Asamblea Provincial de la AMSAFE se realizan Asambleas de Afiliados en cada uno de los diecinueve departamentos. Las mociones votadas en estas Asambleas son respaldadas por el delegado en la Asamblea Provincial. Las Asambleas pueden ser ordinarias o extraordinarias. Las Asambleas ordinarias se realizan anualmente, aprueban la memoria y balance y fijan la política gremial de la entidad. El caso de las Asambleas extraordinarias es algo particular de la AMSAFE. Si bien estatutariamente pueden realizarse ante el requerimiento del 33 % de las delegaciones o el 15 % de los afiliados, de ordinario sólo se reúne ante la resolución de la Comisión Directiva. En el cuadro mostramos qué es lo que resuelven y mediante qué mecanismo, dado que en algunos casos el voto de los afiliados es directo y en otros se apela a un régimen especial de votos por departamento según la cantidad de afiliados. Asamblea Provincial Extraordinaria ¿Qué resuelven? Medidas de fuerza Otras cuestiones (*) Voto directo de todos los Voto proporcional de cada docentes de la provincia en las delegación de acuerdo a la escuelas de las mociones cantidad de afiliados según un realizadas en la Asamblea de la régimen de representación Delegación indirecto ¿Mediante qué mecanismo? Los resultados se vuelcan en una pizarra donde están todas las mociones propuestas en las Asambleas de las delegaciones que precedieron a la Provincial (*) La moción ganadora en la Asamblea de la Delegación lleva a la Asamblea Provincial todos los votos proporcionales que corresponden a la Delegación Además de adoptar medidas de fuerza, son funciones de la Asamblea Provincial Extraordinaria: a) Juzgar la actuación de la Comisión Directiva y Delegados Gremiales, b) Designar candidatos y representantes gremiales, c) Juzgar a los afiliados, de acuerdo con lo que disponen los Estatutos, d) Modificar los Estatutos, e) Resolver la unión o fusión con otras entidades o asociaciones de Nivel Superior, f) Resolver la desafiliación de otras instituciones, g) Autorizar la venta de bienes inmuebles, su compra y otros actos de disposición conforme a estos estatutos, h) Decidir la disolución voluntaria de la entidad, i) Elegir la Junta Electoral, k) Considerar los anteproyectos de convenciones colectivas de trabajo, l) Dar mandato a los Delegados a Congresos de Asociaciones de grado superior y recibir el informe de su desempeño, ll) Fijar los montos de las cotizaciones ordinarias y extraordinarias de los afiliados, m) Cualquier otro asunto que requiera la aprobación de los afiliados (Art. 134º del Estatuto aprobado en 1992, vigente en la actualidad). Como se aprecia en el gráfico, salvo cuando se trata de medidas de fuerza, en estas Asambleas se apela a un régimen indirecto de toma de decisiones que otorga más peso a los departamentos menores. Los votos proporcionales respaldan la moción ganadora en la delegación respectiva1. En el caso de las medidas de fuerza los votos son directos. Según el estatuto vigente desde la reorganización de la AMSAFE hasta 1992, en el caso de los paros: Art. 137º) La votación será secreta, mediante urnas y se iniciará en el momento en que se haya formulado la última moción en la Asamblea de afiliados de las Seccionales. La misma se clausurará dos horas después de su iniciación, pudiendo postergarse la clausura si el número de votantes presentes lo justificare. Art. 139º) Los afiliados no presentes en la Asamblea podrán votar dentro del horarios establecido por el Art. 137º de los presentes Estatutos, previa confrontación en el padrón de su calidad de socio. Art. 142º) Las medidas de acción directa se adoptarán por simple mayoría, a excepción del cese de actividades por dos o más días que se requerirán los 2/3 de los votos emitidos. Esto favorecía que el sector movilizado –independientemente de su número– condujera los conflictos. En los archivos sindicales pueden verse decisiones avaladas en Rosario por unos pocos cientos de docentes (doscientos, trescientos). En el período 1988-1990 en Rosario se impuso un cambio sustantivo: en adelante las medidas se votarían en los lugares de trabajo. En el verano de 1992 Educación Popular, conducción provincial desde 1990, impulsa una reforma estatutaria que modifica los artículos anteriormente citados2 . Veamos el actual Estatuto: Art. 151º) La votación será secreta y se realizará en los lugares de trabajo y en la sede gremial. Art. 155º) Las medidas de acción directa hasta 24 horas se adoptarán por simple mayoría. Para el cese total de actividades por cuarenta y ocho horas o más se requerirán los dos tercios (2/3) de los votos emitidos por medidas de acción directa superiores a veinticuatro horas, siempre y cuando los votos emitidos sean del cincuenta y uno por ciento (51 %) de los afiliados. Se intentaba con esta reforma evitar las medidas de fuerza que rápidamente se convertían en huelgas largas. De cualquier manera, los militantes gremiales coinciden en señalar que lo definitivo para acabar con los paros salvajes (al decir de Bondesío) fue el presentismo. Salvo contextos de movilización especial, a las Asambleas de Afiliados de Rosario, concurren los docentes más activos en un número que oscila entre cincuenta y algo más de cien docentes. Muchas de estas Asambleas están llamadas ante la posibilidad de decretar medidas de fuerza, ya sea por demandas particulares de la docencia santafesina o para decidir orgánicamente una posición frente a la convocatoria ya realizada por alguna otra organización, como es el caso de los paros nacionales decretados por la CTERA, la CTA o la CGT. Aunque estatutariamente una Asamblea puede resolver por sí misma todo menos las medidas de fuerza, muchas veces se envían a las escuelas otras mociones para que sean votadas y cuenten con mayor respaldo (por ejemplo un acto, una movilización). Esto significa que la mayoría de las veces las Asambleas se continúan en votaciones en los lugares de trabajo. Usualmente las Asambleas de Afiliados de Rosario se hacen en el local sindical, aunque también han sido realizadas en escuelas. Regularmente comienzan con un informe de un dirigente de la AMSAFE Rosario, luego de lo cual se abre la lista de oradores. Las «minorías consistentes»3 contabilizan las fuerzas propias y ajenas y hegemonizan la lista de oradores. Las mociones y posiciones discutidas previamente en las escuelas siempre se usan como argumento de autoridad. Frecuentemente los docentes enfatizan en que no coinciden con la posición que traen de su escuela, o que se limitan a dar la opinión recogida, presumiendo representatividad. El sector que condujo la delegación hasta 1992 (Educación Popular) en el departamento Rosario sólo tiene presencia en las Asambleas con ocasión de elegir la junta electoral de los comicios sindicales o los miembros docentes de algunas instancia ministeriales, como los tribunales de evaluación. Por ello en la mayoría de las Asambleas son las peleas entre la conducción y la oposición de izquierda un rasgo característico, sobre todo en los últimos años, ante el fortalecimiento de la oposición. Como mostramos más adelante, esto es muy desgastante para quienes no están involucrados en este tipo de debates. Finalizada la Asamblea se informan a las escuelas las resoluciones de Asamblea –que no deben ser votadas– y las mociones para votar. Un delegado militante relataba cómo continúa el proceso: ... las Asambleas son de ochenta, noventa personas y no vienen los siete mil quinientos docentes afiliados del departamento Rosario. O a lo mejor vienen, ven cómo viene la mano, o vienen tres Asambleas seguidas, y son los mismos discursos, las mismas personas que hablan, se cortan, se las toman. Se ve que es una pelea de uno con el otro, una discusión entre ellos mismos, entonces ése se las toma y cuando llegan las votaciones le pregunta a su referente o a su amigo «¿cuál es la moción que hay que votar?», «la cinco», «bueno: la cinco». Y votan la cinco. «¿Qué hay que votar?», «No, hay que votar la tres», «Bueno» y votan todos la tres. Esta visión parece excesiva, ya que a partir del trabajo de campo se puede observar que no es tan acrítico el seguimiento de los referentes. Sin embargo, es indicadora de cómo la militancia alrededor de estas instancias no se resuelve en la asistencia a la Asamblea Departamental. Esta manera de tomar decisiones promueve la discusión en las escuelas inclusive de quienes no participaron de la Asamblea. En palabras de una delegada, que normalmente no asiste a las Asambleas de Afiliados: Llegan las mociones, las leo yo, las lee la delegada suplente, entonces las traemos para votar. Si están las chicas en el recreo se lee cuáles son las mociones, cuáles son las propuestas de cada uno de los que mocionaron y a veces después hay algún debate, algún análisis, «yo creo más conveniente...», «mi posición es ésta...». El que quiere decir algo lo dice, y si no, se vota. Antes, cuando estaba la otra directora, teníamos que votar en secreto, para que nadie pudiera ser acusada de lo que había votado, porque ella se sentía perseguida por mí, entonces ella pensaba que yo le iba a recriminar lo que votó si decía «yo voto por el no paro» –que tiene todo su derecho a hacerlo y nadie le ha dicho nunca nada. Pero bueno, ahora no, ahora pasamos un papelito, cada una pone una rayita y moción una, dos, tres... a veces un voto cantado: «a mí me parece que está mejor la dos». Siendo las Asambleas algo característico de la vida política de la AMSAFE, es interesante recoger algunas opiniones respecto de ellas. Comenzamos por la cita de un dirigente local: Es muy difícil pautar, consensuar formas de funcionamiento que realmente garanticen la democracia (...) Yo no estoy proponiendo ahora transformarlas, pero me parece que un proceso en que se madure sí, porque genera algo que es contraproducente para todos, para los que están en la conducción y para los que están en la oposición, porque el descrédito del compañero en una instancia tan importante como es la [Asamblea] Departamental nos perjudica a todos los interesados. Digo, ningún compañero de ninguna agrupación hace esto para que vaya menos gente sino en un sentido que supone que es constructivo. En realidad no es constructivo, y creo que muchas veces nosotros mismos hacemos, como conducción, informaciones largas y nos parece que es necesario e importante, el problema es que cuando tenés siete u ocho sectores que piensan que lo suyo es importante, entonces asfixiamos al conjunto de la Asamblea. En línea con esta preocupación un delegado con militancia gremial particularmente sensible a la inclusión de la base, considerando que la Asamblea en realidad no es el ámbito de participación del conjunto de los docentes, decía: ... eso creo que habría que mejorarlo, ahora lo que no sé es cómo. Porque para mí está bien que el delegado4 tenga posturas políticas tomadas, y que las exprese y que las defienda, eso me parece bien. Me parecería mal que la Comisión Directiva dijera: «no se discute, de política no se discute»... me parece mal que muchos delegados, ya hinchados las pelotas lo planteen, o sea, algunos delegados que no tienen militancia, cansados porque no ven la forma de participar de la discusión plantean desde que no se discuta política general hasta que no dejen entrar las tendencias organizadas, ha habido propuestas de ese tipo (...) O también me parece asqueroso que se le pongan tiempo a las intervenciones (...) Me parece muy difícil poder salir de ese corset que tienen las Asambleas de la AMSAFE, me parece difícil salir sin tocar aspectos, sin dañar aspectos democráticos. La opinión de un delegado muy involucrado en la vida gremial, pero relativamente ajeno a las discusiones, muestra cómo son percibidas por una parte de los activistas: ... militancia, gresca de bar estúpida, que no sirve para nada... ya estamos acostumbrados. Supongo que a mí tampoco me conforma todo lo que hace la Comisión Directiva, pero no puedo ir a todas las Asambleas a pasar facturas porque te hace perder de vista el objetivo de la reunión que es tratar acciones concretas, que se haga alguna medida consensuada. Finalmente, un dirigente histórico de la oposición se refiere a las Asambleas comparándolas con el voto de las mociones en las escuelas: La Asamblea es una deliberación, donde hay oradores y además donde se vota. En la Asamblea. A mano levantada. El voto en urna en las escuelas es un voto aislado donde se influencia cada uno en cada escuela, porque el docente en su mayoría no participó. Se vaciaron las Asambleas, y no hay Asamblea de hecho. A tal punto que la realidad qué es: cuando se convoca –salvo momentos de ascenso muy grande– la gente no va a las Asambleas y después espera las mociones que le lleguen y vota en las escuelas, sin saber el debate ni la fundamentación. La gente no puede leer, tiene que seguir un debate. En las opiniones transcriptas aparece con claridad que las Asambleas no son en la AMSAFE una simple manera estatutaria de decidir ni una «supervivencia» de las movilizaciones de los ‘80. Las Asambleas «deben» incorporar a la docencia con fluidez a la toma de decisiones con un «funcionamiento que garantice la democracia». Y sin embargo están vaciadas, hegemonizadas por los activistas con más formación política y los docentes que no están involucrados en los debates no encuentran su lugar en ellas. Algunos resultados de Asambleas Provinciales Fecha Votos Rosario 28/2/1990 4.996 14/3/1990 4.205 31/3/1990 4.341 9/4/1990 4.852 17/4/1990 5.276 22/4/1990 3.078 5/11/1990 1.189 20/5/1993 1.413 28/8/1997 2.038 2/9/1999 6.167 15/10/1999 2.899 15/10/1999 2.809 1/3/2000 2.175 24/8/2000 5.016 Votos Provincia S/D S/D 16.587 S/D S/D 12.808 6.138 8.712 S/D 15.010 12.188 7.418 8.706 13.420 Situación Conflicto ‘90 Conflicto ‘90 Conflicto ‘90 Conflicto ‘90 Conflicto ‘90 Conflicto ‘90 CTERA Desafiliación CTERA Implementación Ley Federal Pago Incentivo Docente Reafiliación CTERA Emergencia Económica Inicio del año Conflicto provincial y nacional Confrontación y toma de decisiones El proyecto de confrontación de Trabajadores de la Educación, el marco estatutario y la misma tradición combativa del magisterio hacen que estas Asambleas sean importantes inclusive en contextos de desmovilización. Porque sin que medie interés particular en la docencia local, para que el magisterio acompañe un paro de la CTERA, de la CISEP, de la CTA o la CGT, hay que realizar Asambleas. La combinación entre esta manera de tomar decisiones y el proyecto de confrontación durante el período tiene importantes consecuencias para la vida gremial: * En cuanto a la relación de los dirigentes sindicales con la base docente. Estatutariamente, para definir cualquier medida de fuerza, hay que votar. Todos los frentes en que la AMSAFE confronta (contra la reforma educativa provincial, contra las leyes previsional y de emergencia económica, con la CTERA, con la CTA) permiten y presionan a los delegados y a los militantes gremiales a conversar y discutir política gremial. Al hacer esto tanto la conducción como la oposición, los dirigentes se ven constreñidos a redoblar sus esfuerzos militantes, a que la gestión no los aleje de las escuelas, a polemizar y convencer a docentes independientes, a recorrer escuelas y a contener políticamente a los militantes de TE. * Respecto de la percepción que tienen los docentes del sindicato. Hacia las escuelas, significa que –voten o no– los docentes saben que las medidas de fuerza son votadas. En el contexto del descrédito sindical esto es inestimable. Aún cuando no voten las mociones, o cuando no cumplan lo que votaron. * En relación con la militancia gremial. Los militantes gremiales intentan en cada votación interpelar abiertamente al conjunto de la docencia, recorriendo escuelas y comunicándose con activistas y delegados. Y significa también, hacia la conducción sindical, una situación un tanto atípica. Lo plantea en estos términos un delegado militante de Trabajadores de la Educación: Acá para un paro tienen que votar los treinta y cinco mil docentes de la provincia de Santa Fe, sean afiliados o no (...) las reuniones del cuerpo de delegados no existen como para que sean resolutivas, las Asambleas Departamentales son resolutivas pero ad referéndum de la Asamblea Provincial. Entonces yo Rosario no puedo determinar si hago paro hoy porque me cerraron una escuela. Entonces faltaría ese poquito de la UOM [Unión Obrera Metalúrgica]. Esa pequeña cosita de la UOM. Pero lo que pasa es que muchas veces esa pequeña cosita, esa toma de resolución que la tienen el Secretario General del departamento o el cuerpo de delegados se puede desvirtuar y lamentablemente te podés transformar después en la UPCN [Unión de Personal Civil de la Nación] o en la UOM5. La conflictividad constante Analizamos el comportamiento sindical en un marco de conflictividad constante. En efecto, a diferencia de los conflictos que involucran a toda la docencia santafesina, al magisterio nacional o al conjunto de los trabajadores, las resoluciones o decretos ministeriales usualmente afectan sólo a una parte pequeña de los docentes. Esto habilita un nivel de conflictividad que, aún cuando es menos visible, es constante y muy importante desde el punto gremial. En otra ocasión nos referimos a algunos de estos procesos conflictivos (Gindin; 2001). Vamos a detenernos en uno que conocemos de cerca y en el que la dinámica fue muy progresiva si pensamos en cómo puede llegar a operar gremialmente esta conflictividad constante. Es el de la Comisión de Nivel Medio que conocimos en 1999. La Comisión de Nivel Medio estaba formada por docentes de estructuras tradicionales (no de las escuelas Medias transferidas) que están en la misma zona. Seguimos el desarrollo de esta comisión desde mediados de 1999. El «corazón», por decirlo de alguna manera, era la escuela Nº 100, creada en 1993. En 1999 Gabriel era delegado de la Nº 100 y la 102. Catalina y Mirta, docentes en la 100, eran delegadas gremiales de la escuela 101. Norma, docente en la 102, era delegada en la 103. Junto a ellos, algunos otros docentes de las mismas escuelas intervenían sindicalmente. En 1996 la escuela Nº 100, recientemente creada, protagonizó un conflicto ya que el Ministerio, aunque luego reconocía y pagaba la deuda, no presupuestaba las horas docentes con las que debía sostener anualmente la creación de nuevos cursos. Gabriel, que había sido electo delegado ese mismo año, nos decía en 1999: ... empezamos a hacer reuniones semanales en el sindicato. La dirección de la AMSAFE nos impulsó, hacíamos volantes y ellos los imprimían, los repartían, a las reuniones venían los dirigentes. Se ponían enseguida a la cabeza: movilizaciones, huelga, actos en el Ministerio, presentaciones a la justicia, todo lo más disparatado que se le ocurría a cualquiera lo tiraba y los tipos lo tomaban (...) Nos contactaron con los medios, llevaron las cámaras, hicimos de todo: abrazo a la escuela, clases públicas... Es interesante la vinculación que hace Gabriel entre la resolución favorable del conflicto laboral y la constitución de un grupo unido en la docencia de la escuela: ... de verdad de verdad fue la única que ganamos, pero eso nos hizo bien porque nos consolidamos como grupo. Éramos un grupo nuevo, relativamente nuevo y tantas reuniones... ir a las radios, ir a la T.V., ir de un lado para el otro y demás nos unió muchísimo y nos hizo un grupo fuerte. En estos conflictos que no involucran directamente al conjunto de la docencia aparecen, desde el punto de vista de la militancia gremial, algunos puntos para destacar. En primer lugar, el valor de la información y el conocimiento legal, fundamental para destrabar muchos de estos problemas o como mínimo intervenir fundamentadamente. ¿Cómo se está respondiendo en otras escuelas?, ¿Qué alcance tiene tal o cual legislación?, ¿Cómo evolucionó el recurso de amparo?. En segundo lugar, la importancia de la carrera docente. Ante estos problemas que no afectan de conjunto al magisterio, los directores y/o supervisores pueden llegar a tener capacidad de decisión o influencia sobre los funcionarios ministeriales. Los directores y supervisores han llegado a esos cargos por concurso y hay quienes son afines al sindicato6. Finalmente, estos conflictos permiten que el sindicato, que en los frentes anteriores puede ser visto como preocupado en cuestiones generales y nacionales, aparezca en los casos puntuales defendiendo al docente. Junto a otra serie de actividades, esto también permite templar la militancia, generar o mantener vínculos gremiales y mostrar al sindicato sentando posición casi constantemente. Sin estos conflictos de sectores específicos de la docencia, en general con poca visibilidad, no se entenderían las ocasionales respuestas masivas. «Esas respuestas –nos decía un dirigente local en una entrevista– no son espontáneas. Nosotros venimos trabajando preparando las respuestas, respuestas en general». Ante estos casos puntuales, y quizá a contramano de la situación general, el sindicato cuenta con muchos recursos y su intervención tiene posibilidades reales de éxito. Con «muchos recursos» nos referimos a las intervenciones legales, a la difusión a través de la prensa local a la que constantemente recurre la AMSAFE, a la situación ambivalente de supervisores y directores que eventualmente pueden acordar con alguna medida gremial y a la posibilidad de realizar alguna pequeña concentración sin riesgos laborales. Y tras estas medidas sobre problemas particulares, eventualmente exitosas, vuelve a aparecer la promoción del involucramiento en la vida gremial. Transcribimos lo siguiente de la entrevista con un dirigente local, en la que contaba cómo se empezaba a formar una Comisión de docentes de un nivel específico: Tiene que ver con todo esto que impulsamos para que los compañeros puedan estabilizarse en sus trabajos, se titularicen, y por eso los hemos convocado a participar muy activamente en el gremio. Muchas veces no es cuestión de ir a la escuela y decir: «vos sos de música, vení al gremio». No. Tenés que tomar iniciativas que convoquen gente, por supuesto que le resulten atractivas a los compañeros, como por ejemplo pelear por el concurso de ingreso y de titularización. Eso es sumamente atractivo. La educación en la democracia Las Asambleas operan de manera diferente hacia dos sectores de la docencia muy relevantes para comprender la vida política interna de la AMSAFE. En primer lugar, hacia las «minorías consistentes» del gremio: las Asambleas son el lugar centralizado en que se encuentra parte del activismo, y por ello son una presión hacia la Comisión Directiva y una posibilidad para la oposición. La oposición realiza mociones que llegan al conjunto de la docencia, puede eventualmente ganar una resolución de Asamblea y denunciar políticamente a la conducción. La Comisión Directiva se encuentra ante la necesidad de formar políticamente a sus activistas afines y de dar respuestas que, por la propia percepción como sector democrático que tiene de sí el activismo docente, deben contemplar ciertos valores tales como la participación, la decisión colectiva, la autonomía y el respeto de las diferencias. En segundo lugar, hacia los viejos activistas, los delegados, los docentes afines a alguna agrupación y quienes se sienten parte del sindicato en tanto organización de los trabajadores, esta práctica asamblearia los confirma en sus valores y les brinda la posibilidad de militar casi constantemente. Les «brinda la posibilidad» no quiere decir, claro está, que la tomen. Sin tener en cuenta a este sector más amplio, que sólo ocasionalmente asiste a las Asambleas, no puede comprenderse la relación de la conducción sindical con el gremio. Porque, aún si en muchas escuelas la apatía es dominante, por el proyecto gremial en que se embarca, la dirigencia de la AMSAFE no puede dejar de apelar al compromiso de los docentes que han militado gremialmente, quieren ser delegados o están dispuestos a confrontar con el gobierno. Y éstos son quienes se identifican como gremio democrático. Hay consenso en que las Asambleas «ya no son como antes» y que «están vaciadas». Sin embargo todos deben guardar, cuanto menos, una formalidad democrática: cualquier conducta groseramente burocrática enfrenta a un sector muy importante de la docencia con la conducción sindical. Esto es relativamente independiente de las convicciones políticas de la conducción y trascendente en cierta medida del grado de movilización. Cierto es que en un proceso de movilización las actitudes groseramente burocráticas tienen mucha más visibilidad, pero este sector de la docencia hace un seguimiento de segundo orden de la política gremial aún cuando no se involucre cotidianamente, y esto no debe ser confundido con pasividad (Del Águila; 1996) . El seguimiento de la política gremial es un ejercicio que hace casi cotidianamente una parte de la docencia rosarina y que, junto a la experiencia de los conflictos masivos de los ‘80 y la promoción constante de prácticas asamblearias, la confirma en su autopercepción como sector democrático. Esta imagen aparece constantemente en el discurso sindical y en las intervenciones públicas e inclusive es visible en instancias institucionales superiores, donde la mayoría de las definiciones están tomadas de antemano y no dependen en nada de la capacidad argumentativa o el despliegue simbólico. En la Asamblea Provincial en la que la AMSAFE decide separarse de la CTERA, Tessa, que era ya Delegado Departamental de Rosario, expresó: Yo no voy a cambiar un ápice mi mandato, lo voy a mantener a muerte, porque es lo que me han dicho los compañeros que tengo que hacer, lo voy a discutir acá y donde sea y creo que estoy en el espíritu de los compañeros cuando planteo esto que estoy planteando, de los compañeros de Rosario, no sé los de otros departamentos, que si yo vuelvo a proponer con todos estos fundamentos y digo cuarto intermedio hasta ver qué resuelve el Congreso de CTERA, si el Congreso de CTERA persiste en la línea de no respetar la autonomía, de no incluir al conjunto de los compañeros, vamos a estar todos juntos peleando contra la Junta Ejecutiva de la CTERA (Actas Asambleas Provinciales). Esta importancia de las prácticas democráticas puede entrar en tensión, y de hecho lo hace, con las tendencias burocráticas de las organizaciones sindicales. A mediados del 2000 desde la Agrupación Trabajadores de la Educación se escribe un «Documento para la discusión», de carácter interno7. Allí se sienta clara posición respecto de temas muy discutidos, como la relación entre la CTERA y la Alianza gobernante en el ámbito nacional, y tiene de conjunto el objetivo de fortalecer políticamente a la base de la agrupación. Una parte especial se dedica al desarrollo de la AMSAFE Salud, y a la relación entre una estructura de servicios y una tradición gremial de confrontación. En este marco, citamos el documento, «algunos miembros de la CD sostenían que en un gremio democrático como la AMSAFE también todas las decisiones ligadas a los servicios deben ser votadas por las bases, otros sosteníamos que la consulta a las bases sólo debe tener lugar cuando se compromete el patrimonio de nuestro sindicato». Es particularmente ilustrativa una parte: En relación con el manejo democrático del sindicato y también de este tipo de estructura de servicios, creemos que los docentes se expresan a través de los ámbitos correspondientes, Asambleas, reuniones de delegados, zonales, votaciones por escuelas, etc., que deciden lineamientos de la política gremial a seguir en cuestiones generales y también ante conflictos concretos, pero que eligen una conducción gremial para que lleve adelante en forma eficaz estos lineamientos, depositan en ella confianza y esperan que el trabajo y la capacidad de resolución se vean en hechos concretos. Si planteáramos una votación ante cada paso a seguir estaríamos dejando de ejercer nuestro mandato, no estaríamos dando respuesta a nuestros compañeros y estaríamos distorsionado el concepto de democracia. Para que la democracia sea real es necesario no abusar de los mecanismos de consulta, no devaluarlo para priorizar los temas que se someten a consulta, garantizar la participación efectiva (porque si se vota por escuela y votan 1000 compañeros la falta de participación devalúa el mecanismo), garantizar que los compañeros tengan al momento de la decisión la información necesaria y suficiente (no tiene sentido que voten si prefieren una farmacia o un camping porque son opciones que no se corresponden ya que la inversión para una cosa o la otra es totalmente diferente) (Agrupación Trabajadores de la Educación «Isauro Arancibia»; 2000). La cita, en el contexto del documento, evidencia una tendencia y algo que la contradice. Por un lado, es clara respecto del proceso por el cual la gestión de la organización sindical se independiza de la participación del conjunto de trabajadores. Esto, que fortalece las tendencias burocráticas, no debería extrañar a nadie familiarizado con la vida sindical. Pero esta cita muestra también una cuestión fundamental que es contradictoria respecto de la tendencia antedicha: la autopercepción como sindicato democrático. Es de una relevancia particular el que se trate de un documento interno, no para convencer a un sector de docentes adherente a la oposición sino para fortalecer políticamente a la misma agrupación. Porque es inclusive en ella donde las presiones de la tradición asamblearia y de la autopercepción como sindicato atípicamente democrático se expresan. Notas 1 Un voto hasta cien afiliados de la delegación; un voto por cada cien a partir de ciento uno hasta quinientos; un voto por cada doscientos a partir de quinientos uno hasta mil cien; un voto por cada quinientos a partir de mil ciento uno hasta la totalidad de afiliados (Art. 143º del Estatuto de la AMSAFE). Por ejemplo, en la Asamblea Provincial en que se resuelve la desafiliación a la CTERA, hay ochenta votos proporcionales respaldando la moción respectiva y treinta votos en contra de la decisión finalmente adoptada (diecisiete de Rosario, seis de Iriondo y siete de Constitución). En un intento de volver a la CTERA, en 1997, en términos absolutos gana la moción positiva pero este sistema de votos proporcionales impide concretar el regreso. Una conducción provincial puede no tener quórum propio en una instancia tan decisiva como la Asamblea Provincial. La gestión provincial de Trabajadores de la Educación recién logra quórum propio en las elecciones del 2001, para volver a perderlo en las del 2004. 2 Es la única reforma estatutaria desde que la AMSAFE tiene la forma actual, fue aprobada en la Asamblea Provincial del 21 de febrero de 1992. 3 La categoría de consistencia refiere la mayor capacidad que otorgan, respecto de otros grupos (que pueden ser mayoritarios numéricamente) la superioridad organizativa, la constancia respecto de un objetivo planteado y la cohesión (Lechner; 1986). 4 Nótese que el entrevistado usa «delegado» como «activista». 5 El entrevistado se refiere a la Unión Obrera Metalúrgica y a la Unión de Personal Civil de la Nación como ejemplos paradigmáticos de sindicatos conducidos burocráticamente. 6 Al ser objetivos de la reforma la descentralización y el fortalecimiento de las capacidades de gestión de la escuela, los directores se ven ante más responsabilidades, pero también frente a un mayor control. Sin embargo, continúan gozando de estabilidad laboral y han llegado a esos cargos por concurso –no son designados por funcionarios ministeriales. Por ello los directivos pueden oponerse a medidas gubernamentales, acordar con puntos de vista sindicales o directamente ser militantes gremiales. Pero con el aumento de las responsabilidades y del control por parte del Ministerio, también tienen responsabilidad en la implementación de trazos importantes de la reforma. Esta situación ambivalente de los directivos aparece constantemente en las discusiones gremiales y la AMSAFE apela también a ella para lograr la habilitación, en las escuelas, de instancias sindicales no reglamentadas ministerialmente (las Jornadas Gremiales). 7 Contamos, por supuesto, con la autorización para hacerlo público. La organización del gremio docente Indudablemente que esto se empezó a debilitar por la no participación de la gente, eso es lo más débil que tiene el gremio (...) pero yo no sé a quién atribuírselo, o sea, por qué la gente no se acerca, ellos tampoco pueden llegar, o por qué ellos no llegan. Eduardo Batallanez, delegado gremial. Es importante recordar que, en el período del cual nos ocupamos, la docencia protagoniza sólo algunas movilizaciones masivas y el contexto social es desalentador. Por ello las instancias de organización gremial, aún si pueden rastrearse antecedentes en los ’80, son menos producto de las necesidades de coordinación de la movilización que parte de una política de organización de la conducción sindical. Las escuelas y la fragmentación ocupacional Para comprender la política de organización gremial se debe atender a ciertas características del gremio, fundamentalmente a la gran cantidad de planteles escolares, a su heterogeneidad y a la fuerte interacción que se establece entre los docentes en ellos. En un documento ministerial de 1998 puede verse la cantidad de cargos docentes en el nivel primario, nivel en el que pocos maestros tienen más de un cargo. En las 140 Escuelas Primarias que reconoce en la ciudad de Rosario había 3.024 cargos de maestros de grado, 438 directivos (directores y vicedirectores) y 1.625 maestros de especialidades (Educación Física, Música, Actividades Prácticas, Educación Manual, etcétera). El promedio es de tres directivos, veintidós maestros de grado y doce de especialidades por escuela. Esta gran cantidad de escuelas existentes en Rosario configura un escenario que describimos como de «fragmentación ocupacional». Establecimientos educativos dependientes del Estado Rosario 1997 Inicial Primario/EGB Medio/Polimodal Superior no Universitario Total 178 192 86 20 476 Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC. Dirección de Coordinación del SEN en base a datos de la Dirección General Red Federal de Información Educativa. Relevamiento anual 1997. Nota: Casi la totalidad de los establecimientos primarios es doble turno. Hay diferencias entre los distintos colegios, y no todos los docentes de la misma escuela mantienen idéntica relación con el conjunto del plantel, pero el tipo de actividad supone una marcada interacción en los lugares de trabajo. De este modo se construye algo así como una «personalidad gremial» de la escuela, a partir de actitudes particulares hacia el gobierno, la reforma educativa y el sindicato conocidas por los activistas. Lo muestra claramente la entrevista a un miembro de la Comisión Directiva que a mediados del 2001 se manifestaba preocupado acerca de cómo comenzar a revertir la marcada desmovilización del gremio. Ante la fragmentación ocupacional proponía trabajar intensivamente con escuelas específicas, con «personalidades gremiales» diferentes: [en la Comisión Directiva] Somos pocas personas, la mayoría trabajamos, no tenemos relevo, no podemos estar visitando un departamento gigantesco como es Rosario. Pero sí buscar esas escuelas que sabemos que funcionan distinto, o que piensan distinto porque las instituciones piensan también un poco, aunque por abajo esté la cosa peleada, hay algo que las caracteriza (...) Está la escuela uno, que hoy es una escuela pública con mentalidad privada, donde el sindicato no puede entrar y donde presumen que además nunca van a tener conflicto. La escuela dos me interesaría también. Porque es una escuela monstruo. Cuando hay plenarias se juntan sesenta maestros. Nosotros hemos participado gremialmente de esas plenarias donde hay sesenta personas. Está el que te putea, el que no te mira, el que está totalmente en el gremio, el que acuerda, o sea, tenés un abanico de ideas ahí que podés hacer un zafarrancho. Igualmente son escuelas duras. Tanto la escuela uno como la dos son escuelas duras, en dos ambientes geográficos y sociales absolutamente diferentes. De cualquier manera los docentes se conocen por encima de la fragmentación de los lugares de trabajo: en general han impartido clases en diferentes escuelas, comparten actividades formativas e interactúan en las reuniones y actividades sindicales, en el caso de los delegados y activistas. Esto bosqueja una situación en la que dentro de los lugares de trabajo, muy heterogéneos, hay una fuerte interacción entre los docentes y la importante fragmentación ocupacional, de cualquier modo, no logra hacer de las escuelas cotos cerrados. Es ante esta situación que se despliega la política de organización que describiremos a continuación. Algunas de las instancias no están reglamentadas estaturiamente. Las que sí lo están expresamente dependen de las delegaciones locales y no son resolutivas. Esto es, a diferencia de lo que ocurre con las Asambleas Ordinarias y Extraordinarias, su realización no está prescripta por el Estatuto de la AMSAFE. Las instancias de organización gremial Si bien no son las únicas1 , hay tres instancias fundamentales de organización gremial: los plenarios de delegados, las asambleas zonales y las jornadas gremiales. A diferencia de las Asambleas de Afiliados, realizadas ante el llamado a una Asamblea por la conducción provincial, la realización de estos plenarios, asambleas y jornadas es decidida por la Comisión Directiva del Departamento Rosario Reuniones plenarias de delegados De la mano de un fuerte impulso a la elección de delegados gremiales, la AMSAFE los convoca a plenarios departamentales. Hay una clara diferencia entre las instancias donde se aglutina la militancia gremial más comprometida, como es el caso de los plenarios generales y de las Asambleas de Afiliados, y las que se despliegan hacia la base gremial. En las Asambleas Departamentales y reuniones generales de delegados se reúne, como nos dijera oportunamente un militante de la opositora lista Violeta, la «farándula». La reunión de delegados, como la Asamblea, comienza con un informe de un miembro de la CD y las discusiones políticas entre la conducción y la oposición marcan el ritmo de la reunión. Al asistir un porcentaje muy bajo del total de delegados no alcanza a funcionar como un cuerpo representativo del total, o de la mayoría, de escuelas. Incluso un indicador del grado de movilización del gremio lo constituye la cantidad de delegados que asisten a las reuniones. La oposición de izquierda, por otro lado, critica la tendencia a que los delegados se conviertan en meros mensajeros de la política de la Comisión Directiva –al ser las Asambleas Provinciales las instancias deliberativas y resolutivas. Reuniones zonales Se habían realizado reuniones zonales de delegados en los ’80, pero siempre vinculadas a la coordinación de los conflictos gremiales. En los ’90 se retoman, inclusive se hace alguna antes de la primera gestión de Trabajadores de la Educación, y se consolidan poco después de la mitad de década. Se llevan a cabo tomando el horario en el que la mayoría trabaja –a la mañana o a la tarde– y son presididas por miembros de la Comisión Directiva oriundos de la zona en cuestión. Si bien puede asistir cualquier docente van sólo los delegados, que son quienes cuentan con licencia gremial. Estas zonas son Oeste, Sur, Centro y Norte; pero no es fija ni esta cantidad ni las escuelas que asisten a cada una. A cada reunión zonal asisten entre quince y sesenta delegados, como en todas las instancias la variabilidad de la asistencia depende del interés en los asuntos gremiales. Por ello no se trata de que sean particularmente masivas, pero los militantes más comprometidos, la farándula, se desagrega. En primer lugar, respecto de la toma de decisiones es una instancia poco jerarquizada. Las asambleas zonales no son instancias resolutivas –como las Asambleas Provinciales– y ni siquiera pueden organizar a actividades para toda la ciudad en línea con la política gremial de la AMSAFE –como las reuniones de delegados de todo Rosario. En segundo lugar, la misma fragmentación descompone la asistencia. Es interesante contrastar las opiniones acerca de las zonales con aquellas respecto de los plenarios de delegados y las Asambleas de Afiliados para ver positivamente qué se valora de estas instancias. Las siguientes son citas de entrevistas a delegados: Cuando estoy en la zonal yo participo. Porque me siento mejor, conozco más al grupo... en la Asamblea Departamental me cuesta hablar o levantar la mano, u otro dice cosas que yo también pienso. A mí me gusta la zonal. Yo los tengo cerca, les puedo hacer preguntas que por ahí allá [en el sindicato] hay tanta gente que no se puede, o plantear inquietudes directamente de lo que es la particularidad de mi escuela y son escuchadas o recepcionadas de otra forma, porque en la Asamblea, lógicamente, se tratan temas más generales y no hay oportunidad de hacerlo. ... cualquier maestro, cualquier profesor puede ir a la Asamblea Departamental pero por lo general no va. Las Asambleas Departamentales son más politizadas, van las tendencias y la discusión se politiza más y se lleva a un plano más superestructural, en las zonales no, porque van las maestras, los profesores que no tienen militancia política y que van a discutir los problemas específicos de las escuelas de la zona (...) y aparte se pasa más a la práctica, al estar reunida toda gente que trabaja en un mismo lugar y en la misma zona es más fácil coordinar acciones para el lugar. · Jornadas gremiales En las escuelas, el sindicato propone la realización de jornadas gremiales con la discusión de documentos elaborados al efecto por la AMSAFE. En muchos lugares es difícil que se lleven a cabo: al no estar reconocidas por el Ministerio su realización depende del contexto puntual de la convocatoria, de los directivos y de su relación con quienes las impulsen. Las jornadas gremiales se realizan para movilizar al gremio de conjunto ante alguna circunstancia evaluada importante. Luego de realizadas se llevan las conclusiones a reuniones de delegados o Asambleas. Al desarrollarse en los lugares de trabajo, cuando los delegados y activistas se refieren a ellas aparece de manera más patente algo que circula en el conjunto de la vida gremial: la reunión con los docentes menos involucrados en la vida sindical es, por un lado, lo que legitima a los activistas y, al mismo tiempo, la instancia privilegiada para lograr que más maestros y profesores se sumen a la actividad sindical. En este mismo sentido, un delegado con experiencia militante, en el marco de una entrevista, realizó un comentario que en el momento nos sorprendió: Creo que el sindicato tendría que lograr que el Ministerio autorizara una reunión mensual donde estés obligado a asistir y en las demás escuelas no te consideren inasistencia, como hacen en las plenarias. Cuando ellos nos tienen que informar algo el Ministerio resuelve que sea una reunión plenaria y te obligan a ir a la escuela, y si tenés que ir a otra escuela te relevan de ir a la otra escuela ¿se entiende?. JG: Sí. Entrevistado: Para que participes de la plenaria. Bueno, creo que el gremio tendría que negociar con el Ministerio algo así. JG: Vos decís obligatorio de cualquier manera. Entrevistado: Claro. Algo que nos permita reunirnos en una escuela a discutir. «El sindicato debiera lograr reuniones obligatorias». Quizá sea uno de los ejemplos más claros del escaso control que tiene sobre la base gremial el activismo y la conducción sindical; activismo y conducción que al mismo tiempo busca y precisa de esa base para su proyecto. Aunque la realización de jornadas gremiales depende en mucho de la particularidad de la escuela (en algunas inclusive nunca se han realizado), en general en la posibilidad de realización y la dinámica de la jornada gremial se evidencian tanto el peso de los directores como las presiones de la base gremial hacia el delegado para estar informado. El delegado ante el sindicato: mejor mal delegado que ninguno En todas estas instancias la figura del delegado gremial es central. Con la diferencia de no ser ni estatutarios ni resolutivos, si se pensara sólo en las discusiones que se suscitan y en los asistentes, los plenarios departamentales de delegados son casi como Asambleas Departamentales. Concurren las agrupaciones opositoras –con poca o nula presencia de Educación Popular–, militantes y activistas independientes y un sector que responde a la Comisión Directiva y del que ésta depende para no ser minoría en las reuniones. Los delegados gremiales de los ’80 eran delegados en la coordinación de la movilización docente, casi sin institucionalización. Uno de los cambios respecto de la militancia gremial de entonces es el peso que cobran ahora las licencias gremiales: hay mucha menos militancia gremial a contraturno2. Por ello, docentes que han sido delegados desde siempre en sus colegios recién a mediados de los ‘90 han sido reconocido como tales ante el Ministerio. De 1996 al 2000 el número de delegados crece de ciento ochenta a cuatrocientos cinco, entre titulares y suplentes. Ser electo delegado es ingresar a un espacio donde no se encuentran los demás afiliados: es la posibilidad de licencia gremial, de asistir a las asambleas zonales, a los plenarios departamentales y a los congresos provinciales. El tener licencia gremial hace también que, ante una medida de lucha, cuando el resto de los docentes se desobliga laboralmente los delegados pueden sostener movilizaciones o actos sin «desobligar» y sin perder el presentismo. Los materiales gremiales enviados a las escuelas por mensajería llegan a su nombre y es incluido en un sistema de postas telefónicas por el que es avisado de las actividades gremiales. La política de elección de delegados comprende la individuación del docente, su vinculación a nuevos lazos sociales y su jerarquización. 1. La individuación. Permite descomponer en personas específicas a los docentes con mayor interés en la vida sindical; significa salir de los serializantes «base» o «activismo» magisterial. En una reunión de Comisión de Nivel Medio, en 1999, registramos: Ernesto: Hay una tendencia, incluso en los más participativos, a que las actividades las tomen los dirigentes. O los delegados. Se delega la movilización. Entonces usan la licencia gremial. Federico [un miembro de la CD] me dijo que el otro día tuvo veinticuatro actividades en dos días; está reflaco, perdió siete kilos. Luciano: La última marcha, la de los portuarios... ¿por qué únicamente los delegados?. La cuestión de la postulación personal hace que en líneas generales activista y delegado se confundan. 2. La vinculación del delegado a nuevos lazos sociales. Esto, evidente luego de referir las instancias de organización gremial, se ve con claridad en el caso de una docente de diecinueve años de antigüedad en la escuela en la cual trabaja actualmente, pero con actividad anterior, tanto como docente y como delegada, en otra escuela: Era muy activa, estaba en todos lados... yo siempre digo que tuve una maestra en esto también, en la cuestión gremial. Porque no es sencillo, no todo el mundo ingresa, ella me llevaba a las movilizaciones y me mandaba al gremio a lo mejor para preguntar una cosa, y yo ya escuchaba, me acercaba, veía gente, conocía, saludaba... y así poco a poco... además que coincidía también con mi forma de pensar en cuanto a las acciones que uno tenía que seguir para defender ciertas cuestiones de la docencia en general. 3. La jerarquización del activista hacia dentro del sindicato. Hacia la escuela esa jerarquización significa la ubicación del delegado por la base en un lugar de responsabilidad, fundamentalmente alrededor de la responsabilidad de la información y el asesoramiento, en un contexto de desmovilización. Una delegada electa recientemente decía: ... me ha resultado durísimo ser delegada, durísimo, durísimo. Más que yo me tomo todo a pecho, me gustaría poder responder todo y veo que no tengo las respuestas; mis compañeros me paran y dicen: «che, vos que sos la delegada». Y a mí me falta formación e información. No se trata de que todos los delegados por sólo serlo cumplen el papel en que la política de organización gremial los coloca: una minoría asiste a los plenarios departamentales. Aún así el delegado se mantiene en el cargo. La tendencia es a que quienes se postulan, aunque sea ocasionalmente, queden contenidos sindicalmente como delegados. Cierta vez un delegado quiso renunciar por entender que no ejercía bien sus funciones gremiales y la respuesta de la Secretaría gremial fue «mejor mal delegado que ninguno». El delegado en la escuela: la cara del sindicato Al poder elegirse dos delegados (titular y suplente) por turno, en algunas estructuras con pocos docentes la relación es un tanto desproporcionada y eso permite que, en general, quien quiera ser delegado sea electo. Por ello ser delegado en la AMSAFE involucra, antes que un problema de representación, una cuestión de postulación personal hacia la participación gremial. El que la elección dependa de la postulación personal es el germen de un problema. Un dirigente local describía en una entrevista lo que se percibe en muchas reuniones de delegados: En general la persona que asume el rol queda legitimada porque no hay cinco que asuman el rol. Es más, muchas veces al que dice «bueno, yo voy a ir» le firman todos [el acta de elección de delegado]. El problema más bien es que después lo pueda ejercer. Porque después lo que pasa es que el delegado se siente aislado y siente que no lo escuchan. Esa es más la pelea que ver quién es delegado. Constantemente aparece en la vida gremial la importancia de esta postulación personal hacia la figura gremial (postulación en la que tiene un peso definitivo la participación, como mostraremos luego) y las demandas de la base docente hacia el delegado. Como es «mejor mal delegado que ninguno», generalmente cuando éste se encuentra desgastado simplemente deja de asistir a las actividades, muchas veces sin ser reemplazado. A poco de ser relevado de las funciones docentes, un miembro de la Directiva nos decía: ... hay un grado de delegación de la participación impresionante (...) Muchas veces al elegir delegado en las escuelas se plantea «total ya está el delegado, que vaya el delegado». Todo al delegado. Y ese es un problema, porque el delegado puede ser un tipo que te traiga una moción inventada de la escuela o que plantee que su escuela es la ultra avanzada patrulla de la revolución. «Todo al delegado» puede ser un problema aún cuando éste se encuentra legitimado hacia dentro de la escuela y cuenta con vasta experiencia sindical, esto es, inclusive si está en condiciones relativamente buenas para ejercer su rol. Este es el caso de una vieja activista gremial que militó en la agrupación docente del Movimiento al Socialismo –en los ’80– y actualmente lo hace en Fuera del Renglón. Esta docente hace nueve años aproximadamente pidió un traslado a una Escuela Primaria de zona sur. Se refería en una entrevista al paternalismo de la relación entre el docente de base y el delegado, y continuaba: ... en la última discusión cuando leímos el decreto del Ministerio3 , empezaron a surgir compañeros que decían «bueno, esto habría que salir ya», «¿por qué el gremio no sale ya?», por qué esto, por qué lo otro; yo digo: «pero bueno, nosotros, sujetos, ¿qué vamos a hacer?... porque ¿hasta cuándo vamos a esperar a que los otros nos digan qué hacer?». Y ahí surge esto de cortar la calle nosotros. Y le tomé la palabra a la que lo planteó y todas fueron a visitar otras escuelas, otros compañeros, uno hizo los volantes, otro los imprimió, otro hizo un cartel, todos de alguna manera aportaron a un hecho que se concretó y que bueno, estuvimos en la calle todos los compañeros, vinieron de otras escuelas (...) JG: Por ejemplo, normalmente –salvo el día de hoy– ¿cómo ves que funciona ese paternalismo?. Entrevistada: Por ejemplo un día nos habíamos reunido y habíamos decidido que íbamos a ir a tal marcha. Viene la directora, nos llama y dice: «¿quiénes van a ir?». Y se hace el silencio. Entonces ahí reacciono: «¿cómo? ¿No habíamos acordado tal cosa?, ¿Qué pasa ahora?, ¿Cuál es la duda?, ¿Porque está ella adelante no lo van decir?. Bueno, si tenían dudas ¿por qué no las dijeron el otro día?». Esa fue la pelea. Y bueno, parece que más de uno se reubicó y empezó a decir «yo quiero hacer esto, lo hago». Lo que esta delegada llama paternalismo del delegado sobre los docentes se traduce en un seguidismo de éstos hacia el delegado. Esto es, los docentes «siguen» lo que vota o propone el delegado. Igualmente esto no debe exagerarse: tiene un límite y una contrapartida. El límite del seguidismo es lo que los docentes están dispuestos a sostener. El caso de las huelgas docentes nacionales del 2001 es un ejemplo revelador: la conducción pudo haber continuado impulsando mociones de paro para acompañar las medidas nacionales, los docentes probablemente habrían votado positivamente y los paros, votados, no se habrían cumplido4. Para ver la contrapartida del seguidismo y el paternalismo hay que prestar atención especial a las escuelas: la fuerte interacción existente en los lugares de trabajo hace muy permeables a los delegados. El delegado es normalmente, junto a algunos docentes afines del mismo plantel, el único responsable de la actividad gremial en la escuela. Y el trabajo docente implica una fuerte interacción, sin un control por parte del Estado comparable al que existe en el sector privado. Esto favorece que se formen vínculos personales estrechos y que sean fluidas las relaciones político-gremiales. Estos grupos, al tiempo que son la base sobre las que se proyectan los militantes, significan una fuerte presión sobre ellos. Ésta es la contrapartida del seguidismo. En casi todos los gremios hay sectores de trabajadores sindicalmente más activos que otros, y el apoyo de éstos últimos es fundamental para los primeros. Lo que señalamos como una particularidad es que el activismo es muy presionable por la base gremial y se encuentra particularmente expuesto ante ella debido a la fragmentación de los lugares de trabajo y a la fuerte interacción de los trabajadores en ellos. Describiendo esta situación señalaba un militante opositor, a propósito de una Asamblea en que se mocionó el levantamiento de una gran huelga a fines de los ’80: En esa Asamblea que yo presido, que es para decidir la continuidad de la huelga, había dos mil personas. Todo el anfiteatro lleno. En general las mociones de continuar la lucha eran ovacionadas y el tipo que planteaba levantar era vilipendiado. Cuando fuimos a las escuelas se dio vuelta la relación. Pesa toda la presión de que estamos aislados, estamos aislados... la gente junta ahí le da fuerza: nosotros podíamos continuar. Aislado, la presión en cada escuela y demás... perdemos la votación en las escuelas. Yo dije: «el mecanismo es así. Es absurdo que teniendo el grueso de la docencia activa participando y movilizándose...» (...) El voto en las escuelas es un voto más atrasado porque no hay debates, y el sector activo pierde. Otra cita, también de un militante opositor con larga experiencia militante, describe más claramente esta particularidad: Que yo tenga una posición no quiere decir que el otro... yo quiero confrontarle y que me digan si están de acuerdo de verdad, o no. Porque después te das vuelta... y en eso le hago caso a mi directora que me dice: «cuidado cuando te des vuelta a ver quién te sigue». Me lo dijo por derecha pero yo lo tomo así. Porque es así. Eso se construye, que vos te des vuelta... no que te des vuelta, que al lado tuyo haya unos cuantos. Pero no es fácil, aparte no es que todo el mundo lo vive así. Más de una vez el delegado termina siendo reventado, hasta los más honestos, porque después hacia adentro, en la cotidianeidad de la escuela, vos cargás con las derrotas. Porque vos has sido la cara del gremio en la escuela. Cuando se va para atrás sos vos la que tenés que aguantar que pasen y no quieran saber nada con lo que vos les decís. Y sos vos la que tenés que volver a llevar la discusión ¿entendés?, aguántatela después de una derrota. Yo he visto camadas y camadas de delegados desaparecer. No quieren saber más nada. Notas 1 Durante el período tomado se han promovido también, por ejemplo, Comisiones. Las Comisiones son maneras de integrar al trabajo desde el sindicato a docentes que no son parte de la Comisión Directiva. Hay antecedentes de este tipo en Rosario en los tempranos ‘80 (de Educación Física) y una Comisión muy exitosa fue la de Derechos Humanos en la gestión de Sánchez (1988-1990). Si son Comisiones por nivel se estructuran alrededor del Secretario de Nivel, pero también ha habido Comisiones de docentes no-titularizados, por ejemplo, para pelear por los concursos. La Comisión más exitosa ha sido la de nivel Técnico, también hubo una Comisión de nivel Medio, de nivel Inicial y de las Especialidades. Según el Estatuto «Las seccionales podrán constituir comisiones y subcomisiones previstas en el art. 2 inc. h y l de los presentes Estatutos cuando las actividades de aquélla lo justifiquen, las mismas serán designadas por Asamblea de Afiliados». Los citados artículos estipulan que estas sub comisiones promueven la realización de los fines de la organización y las comisiones asesoras pertenecen a los distintos niveles y jurisdicciones del sistema educativo. En los hechos, en Rosario, los integrantes no son votados en Asamblea sino impulsados por algún miembro de la Comisión Directivo. Como suponen un trabajo más estrecho con la Comisión Directiva, raramente la oposición participa de estas comisiones. 2 Las licencias gremiales significan 24 horas (cinco días de jornada laboral) por mes de licencia y sólo pueden ser presentadas por delegados reconocidos como tales ante el Ministerio y con la certificación firmada por el Secretario Gremial o el Delegado Departamental. 3 Se refiere a alguno de los dos decretos ministeriales de fines del 2000 (los decretos 2991 y 2992). El primero congela las plantas docentes al mes de agosto (para realizar las auditorías de cargos docentes, matrículas, etc. que comenzaron en noviembre); el segundo considera innecesario mantener el pago a los docentes reemplazantes durante las vacaciones. 4 Con ocasión del paro de la CTERA del jueves 28 de junio del 2001 los dirigentes de la AMSAFE se amparan en una votación de febrero (se había resuelto parar cuando no se pagase el Incentivo Docente) y adhieren a la medida nacional sin Asamblea Provincial. La medida de fuerza fracasa. Ocurre que ni siquiera la votación garantiza la realización de la huelga y en los otros paros nacionales del 2001 la conducción sindical propone mociones de no paro ya que lanzar paros que nadie realiza tiene graves consecuencias para cualquier sindicato. Militancia gremial y adhesión ... la fuente de nuestra dinámica y de nuestros recursos es esa cantidad de militantes que pueden extender una homogeneidad de ideas o de concepciones que te permitan presionar. Esa es la estructura sindical para nosotros. Si no, tenés estructura económica. No tenés llegada directa a la patronal. Porque elegís no tenerla, obviamente. Si vos elegís ser reutemista sería más fácil. Te sentás, negociás y ya está. Leandro Hanuch, Comisión Directiva AMSAFE Rosario (1992-2003). Involucramiento sin incentivos selectivos El proyecto de confrontación y organización gremial promueve el involucramiento en el sindicato. Es importante destacar esto ya que, como se expresó anteriormente, no hace lo mismo ni el contexto sociopolítico ni la experiencia de muchos trabajadores con sus organizaciones sindicales. Además del sostenimiento de las asambleas zonales o el recorrer escuelas, el servicio sindical (sea mediante información, la realización de cursos, la asesoría o AMSAFE Salud) permite a los miembros de la conducción vincularse a muchos docentes. Un miembro de la Comisión Directiva ejemplificaba: ... cuando hicimos los cursos de ascenso yo me vinculé con cantidad de maestros. Y hay cantidad de maestros que saben que yo estaba ahí. Cuando nosotros hicimos el tema de discutir con la gente el tema de la Ley de Titularización y demás venían acá cien maestros y nosotros intercalábamos, leíamos, o sea, hay actividades donde no se juega qué hacer que te permiten abrir, abrir, abrir, y vincularte de una manera muy buena. En general esto se traduce en vínculos personales. El mismo miembro entrevistado continuaba: «nosotros por cuestiones nuestras a veces alimentamos esa idea; alimentamos que vos vengas a hablar conmigo y yo te resuelvo». Se debe ser cuidadoso para no fijar comportamientos que de hecho cambian, pero esto se traduce en una demanda muy grande hacia el sindicato. Un miembro de la Directiva se refería al lugar en que se siente colocada por la base gremial. Decía: ... la idea del gremio es «tiene que servirme»; el reclamo es de atención, de demanda a que lo tenés que atender, que tenés que atender el caso personal. Y el gremio no da abasto para atender individualidades. Así que es muchas veces gente que individualmente se enoja con el gremio. No es que se enoje con la política del gremio sino que «me enojo porque no me dio un crédito, no me dio un reemplazo, no me pudo defender...». Eso pasa mucho. A mí me cansó muchísimo en mi relevo eso. Sin embargo, la realidad de la actividad gremial cotidiana lleva a que estos vínculos, de prosperar, terminen formando parte de la dimensión político-gremial de la actividad sindical. Porque la dimensión político gremial encauza los vínculos y los mejores esfuerzos militantes: es por ello que no hay ningún dirigente abocado a AMSAFE Salud. A un viejo afiliado, delegado reciente, le preguntamos qué experiencia tenía con el sindicato antes de ser delegado y respondió: Me atendieron bien, pero no puedo hablar más en detalle porque yo entré y salí. No, no es lo mismo como ahora que yo voy, me quedo, conozco a la gente de la Comisión Directiva... y entro ahí un poco como si fuera mi casa, como que es mi casa, la casa de los trabajadores. Queremos decir: nadie conoce a los miembros de la Comisión Directiva y entra a la AMSAFE como si fuera su propia casa si no participa de las actividades gremiales. Un dirigente local se encontraba trabajando en talleres sobre violencia escolar, surgidos luego de la demanda de algunas escuelas y articulados con una experiencia desarrollada por el sindicato docente de la provincia de Buenos Aires. Al preguntarle sobre la relación entre esta actividad y el vínculo gremial, explicaba: No es algo que te de un rédito político directo, sino que es una actividad que nos parece importante sostenerla porque tiene que ver con las problemáticas que hay hoy (...) Nosotros veníamos llevando adelante este trabajo de violencia en la escuela porque lo habían demandado, porque era una problemática de ellos; más allá de que fuera bueno o malo era un esfuerzo que el gremio estaba haciendo. En el medio de eso hubo un paro nacional y nosotros nos enteramos por una compañera que no lo acataba nadie. Llegamos a la escuela a la mañana, estaban todas ahí –no trabajando porque había muy pocos chicos, pero estaban en posición de trabajar–; nos pusimos a discutir y se recalentaron porque se sintieron perseguidas de que fuéramos a la escuela el día de paro que ellas no estaban haciendo. Y concluía: ... vos pudiste generar una relación a través de las otras cosas, pero si vos no conducís en el sentido de cómo se articula lo gremial, todo lo demás no te sirve. Si el compañero no acuerda en cómo vos llevaste adelante la política gremial, por más que hayas hecho muchos servicios; por más que haya venido al abogado y le haya ido bien; por más que haya hecho un curso y le haya gustado, no tenés una relación sólida, porque acá lo que define es lo gremial, eso está claro. Todo lo demás sirve para articular, para que el gremio tenga presencia, para que haya relación, pero lo que define es el criterio gremial. Este punto es importante ya que la AMSAFE Rosario, en el período que tomamos, se embarca en muchas actividades que no son directamente gremiales –la última y más importante es AMSAFE Salud. Probablemente en algunos años se podrá ver cómo impacta su desarrollo en términos de política sindical, sin embargo es pronto para calibrar esto. Por ello, en la adhesión o no a la conducción sindical continúa siendo definitiva la política gremial. Mucho más cuando es en un claro y muy visible proyecto político-sindical en que se embarca la dirigencia de la AMSAFE y ésta necesita contar con compromiso político al menos entre parte de los afiliados –no sólo con la aceptación que puede generar una buena gestión del área servicios. Cuando desde la teoría neoclásica se intenta explicar por qué se participa en acciones colectivas se refiere como un elemento el de los «incentivos selectivos». La existencia de «incentivos selectivos» supone que quienes participan lo hacen porque acceden a beneficios (en términos de racionalidad económica individualista) a los que no accede el resto (Acuña; 1997). Si bien nuestra definición de participación es diferente1 es importante observar qué puede ofrecer la vida gremial en términos de beneficios individualistas. Sin vínculos estrechos con la patronal, poco tentador es el involucramiento en el sindicato para la obtención de beneficios laborales; lo mismo ocurre con su pequeño aparato sindical. En la AMSAFE lo más asimilable a un «incentivo selectivo» es el uso de las licencias gremiales, sobre las que tiene control la conducción sindical. De cualquier manera, a partir del trabajo de campo, podemos concluir que la utilización de estas licencias es insuficiente para explicar el involucramiento docente. Esto es, si bien son importantes para comprender la vida de la AMSAFE, poco ayuda partir de las licencias gremiales para explicar la participación docente. Trataremos esto de un modo más completo en las consideraciones finales, aquí queremos sólo señalar que el poco peso de los incentivos selectivos hace que el involucramiento se fundamente casi exclusivamente en términos político-gremiales. Como expresamos anteriormente, esta dimensión encauza los mejores esfuerzos y es la razón por la que la conducción de la AMSAFE no forma –no puede formar– a los delegados como engranajes de la burocracia sindical: los forma como activistas gremiales. De los problemas específicos a los generales En el contexto social de los ‘90, neoliberalismo mediante, poco queda de fuertes identidades políticas colectivas que fundamenten subjetivamente el compromiso gremial. Sin embargo, los dirigentes de la AMSAFE no pueden, por el proyecto en que se embarcan, ceder a esta situación general. Hay docentes muy comprometidos casi sin formación política y también ocurre lo inverso, pero esos dos polos siempre aparecen como referencia de la militancia gremial. «Hay que tener el marco político de las medidas puntuales» es un argumento que se repite en boca de los principales referentes sindicales. Inclusive se lo plantean a los nuevos delegados y activistas que, aunque comprometidos, atienden a cuestiones específicas. Hay cosas que no están claras, si seguimos NO A LA LEY FEDERAL, yo el resto ni entraría a discutirlo. Pero como hay compañeros que ven en las tutorías un nuevo puesto de trabajo, vos tenés que dar respuesta a eso, te dicen: peleemos por eso que es un cargo genuino (delegado, Reunión de la Comisión de Nivel Medio). ... tenemos que globalizar. En la zonal anterior traje un material que me alcanzó para veintidós compañeros, sobre el material del Banco Mundial para los próximos cuatro años. Hay una continuidad del gobierno en lo que respecta a nosotros; la educación. Los que estamos en el activismo no nos cuesta tanto ver lo general (miembro de la Comisión Directiva, asamblea zonal). Vinculada a esto hay una figura que circula mucho en la vida gremial, la de la «toma de conciencia». De la manera en que se usa cotidianamente, «tomar conciencia» es apropiarse de una serie de concepciones que son consistentes con la militancia gremial. Toma conciencia quien ve en los problemas particulares los proyectos políticos generales, identifica a esas cuestiones como ataques a la docencia, los trabajadores o el conjunto de la sociedad y «sabe» que la única manera de oponerse con éxito tiene un cauce colectivo. Vale recordar el peso de los partidos políticos en las agrupaciones sindicales y que lo que divide aguas son diferencias políticas y como tales se discuten. Durante el desarrollo del trabajo de campo realizamos una encuesta a miembros de las Comisiones Directivas de Rosario de los períodos 1995-1998 y 1998-2001. Por medio de esta encuesta identificamos que muchos, y casi la totalidad de los más comprometidos con la conducción sindical, han participado en organizaciones políticas, estudiantiles e inclusive barriales: son ex militantes de Montoneros, de Vanguardia Comunista, del Peronismo de Base, de la Unión de Estudiantes Secundarios, del Partido Comunista, de la Juventud Universitaria Peronista, del Movimiento al Socialismo, de la Unión Cívica Radical y del Partido Justicialista. Estructuralmente, y más allá de las intenciones, la importancia de la discusión política y la «toma de conciencia» guarda una relación con el poco peso de los incentivos colectivos. De hecho, la principal motivación subjetiva para los docentes comprometidos sindicalmente es que conciben ese compromiso como parte de un proyecto políticogremial por el que pelean, al que adhieren o del que se sienten relativamente parte. Son esos proyectos los que justifican subjetivamente la militancia más comprometida. Como dijera Mary Sánchez, Secretaria General de la CTERA (1989-1994), «(l)a gente llega a jugarse hasta a perder su trabajo cuando ve que tiene un escape, una salida. Sin un camino político junto con la lucha sindical, ésta no despierta pasiones» (en Rauber; 1998:303). Este peso de las definiciones políticas para sostener un compromiso gremial no se trata de una especificidad de la AMSAFE Rosario. ¿Qué satisfacciones íntimas puede proporcionar la carrera política?, se preguntaba Max Weber en un contexto en que las connotaciones de «carrera política» seguramente no serían las actuales: «... la sensación de tener entre manos una fibra vital de acontecimientos históricamente importantes puede ayudar al político profesional a superar la rutina cotidiana, aun cuando ocupe cargos formalmente modestos» (Weber; 1985:59). Vale destacar algunos aspectos: * Nuevamente, la importancia de la cantidad de lugares de trabajo: la mayoría que menos participa unifica a la minoría que más lo hace, inclusive a los opositores, como la cara del gremio en las escuelas. * Esa minoría le da a su involucramiento en la vida sindical un sentido político gremial. No se trata de adherir a un programa político acabado, puede inclusive tratarse sólo de una fuerte solidaridad gremial, pero siempre le da a la militancia sobre problemas coyunturales y específicos un sentido político gremial, trascendente de esos problemas. * El ritmo constante de la actividad gremial estimula a esos docentes a actualizar permanentemente la tradición gremial y a actuar en función de esa «conciencia» que, de otra forma, permanecería como una convicción abstracta. * La fuerte proyección social y sindical, el ritmo constante de la actividad gremial, la tradición del magisterio y la existencia de la oposición hacen que, en la AMSAFE, sea difícil intervenir sindicalmente sin asumir esos debates políticos. Delegación y adhesión La actividad constante y la fuerte proyección hacen muy visible al sindicato ante la base docente. Y esta visibilidad también hace del sindicato blanco de fuertes exigencias. Dos docentes con aproximadamente la misma antigüedad como delegados y poca experiencia política, parecían casi discutir en sendas entrevistas: ... entendía, y de alguna manera sigo entendiendo, que son muy pocas las cosas que hacen. Creo que los gremios no pelean por la gente (...) Ahí viene [el Polimodal], lo veo, los miro, y me pregunto ¿a dónde van éstos?. Vengo a perder el tiempo... y escucho. Entonces vos decís: esto yo ya lo escuché en la reunión anterior, ¿por qué siempre con lo mismo?. Entonces todas esas cosas me llevan a pensar que uno, si desconfía, por algo desconfía. ... el otro día me encontré con una compañera por el centro y charlamos dos minutos; yo le cuento que estoy yendo al gremio, que el otro día había tenido una reunión y entonces me preguntó: «¿y, qué consiguieron?». Así, como si de cada reunión vos te pudieras venir con el decreto bajo el brazo. Tiene una óptica muy infantil. Se cree que vos te reunís y cambiaste la estructura, cuando ni siquiera a veces sabemos cómo entrar a debatir un tema. Es una aproximación muy, muy burda. «¿Y qué consiguieron?», de una reunión, cuando a lo mejor ni conseguimos que la reunión se diera con el número suficiente. La crítica de la primera cita no es como las de la oposición, que postula una política que se pretende superadora. Está vinculado con la importancia de la educación en la división del trabajo social, esto es, en la delegación política: exige que el sindicato haga las cosas bien, porque es lo que compete a los sindicalistas. Los sindicalistas tienen que ir por delante del Ministerio, hacer que la información llegue a las escuelas, que los docentes salgan satisfechos de las reuniones gremiales, que el abogado resuelva expeditivamente todos los problemas, que los servicios puedan compararse con los de otros sindicatos. Un miembro de la Directiva reafirmaba esto al recordar su actuación como delegada: Los compañeros tienen una tendencia –a mí, como delegada te lo digo– a delegar. «¿Querés hablar?; ¿Tenés algo para decir? Bueno, te damos un ratito». «Te damos». «Si lo quieren lo agarramos entre todos»... delegan mucho; por lo tanto como delegan mucho cuando no hacés lo que quieren se enojan mucho con vos. Es interesante tomar la situación de los delegados y darle, luego de la investigación, otro sentido a su actividad. Legalmente son cientos los delegados de escuelas, sin embargo ¿qué es lo que los docentes delegan en sus delegados?. En los registros de entrevistas y reuniones gremiales aparece con claridad que ordinariamente se delega responsabilidad (de sostener la actividad gremial en la escuela –«todo al delegado»–, de la información, etc.). Esto es más evidente en la elección de delegados de base, pero creemos que puede trasladarse a la Comisión Directiva. Se delega responsabilidad y por ello el reclamo hacia la base de los militantes y dirigentes sindicales es que no se desresponsabilice, que asista al sindicato, que vaya a la asamblea, que se preocupe. No se trata de una actividad que la base realiza y resigna al elegir delegados; lo que está delegando realmente es una capacidad teórica, una posibilidad legal, un derecho que no ejerce. Generalmente las medidas gremiales son acompañadas por una minoría de docentes, y no porque el resto tenga otras propuestas. Los otros docentes simplemente no asisten a las actividades sindicales. No discuten, no mocionan algo diferente, sencillamente no asisten. Si entendemos la adhesión como aquella actividad de las mayorías que da cuerpo a la representatividad de los dirigentes (De Certeau; 1999) podríamos pensar que al asistir a una actividad sindical hay, además de un interés o una coincidencia con el sentido de esa actividad, una adhesión al espacio que la promueve. Quien va a una movilización por recomposición salarial, aún si no acuerda con la conducción sindical, de hecho está legitimando al sindicato como la organización que plantea las reivindicaciones del sector. Lo llamativo en la AMSAFE es la frenética y constante actividad cotidiana de los militantes y dirigentes gremiales en la búsqueda de esa adhesión. La búsqueda puede llevarlos a decir que las reuniones gremiales debieran ser obligatorias, hace que el puñado de dirigentes de un sindicato de miles de trabajadores sientan cotidianas presiones para recorrer escuelas, sin descanso, actualizando ese vínculo del que dependen y que no deja de desvanecerse. Notas 1 Intentamos atender a la dimensión individual de la participación sin por ello dar preeminencia a la racionalidad como motivación, al menos en el sentido en que la entienden los teóricos de la acción racional (Elster; 1992). Democracia y control sindical Tanto que peleamos, el poder, que el poder. Ahí también hay poder [en el sindicato], ahí también hay poder, y ese poder es el que nos sacó plata del Incentivo. Luciano Carenzo, Delegado Gremial. Las agrupaciones gremiales En la segunda mitad de la década del ‘80 había en Rosario dos grupos de militantes gremiales que integraban el espacio provincial y nacional de la lista Celeste, la que gana la conducción de la CTERA en 1987/8. Uno con mejores vínculos con el justicialismo que durante los ‘90 prácticamente desaparece de la vida gremial (la lista Azul y Blanca) y otro que contaba a Carlos de la Torre y José María Tessa entre sus principales referentes. Este espacio constituía la principal oposición a la conducción de la lista Blanca y luego Verde: Educación Popular. Apenas terminado el conflicto nacional de 1988, que culmina en la «Marcha Blanca», se realizan elecciones en la AMSAFE y la lista Celeste gana a la Verde la conducción provincial. Giovanovich es electo Secretario General de la AMSAFE. Tessa encabeza la lista rosarina que, a pesar de hacer una buena elección, no tiene éxito. Ediberto Sánchez, de Educación Popular (EP), gana en Rosario. A comienzos de la década del ‘90 la realidad de los espacios político-gremiales que actúan en la AMSAFE cambia sustancialmente. Giovanovich lleva adelante una gestión provincial (1988-1990) muy cuestionada en Rosario, situación que es capitalizada por Sánchez. Y aunque renuncian dos miembros de la gestión Giovanovich vinculados a la Celeste rosarina, de cualquier manera ésta sufre su participación en el mismo espacio político y queda relegada1. Tessa era entonces supervisor en la zona oeste y realiza durante estos años algunas actividades con alumnos, docentes y padres. Sobre esas experiencias y acompañado por algunos militantes históricos de la Celeste, encabeza la lista que gana la delegación Rosario en 19922. De alguna manera puede decirse que Tessa hace con Sánchez lo que éste había hecho con Giovanovich: confronta a la conducción provincial desde la delegación más fuerte y combativa3. Educación Popular pierde en 1992 la delegación Rosarina y la provincial en 1995 a manos de Trabajadores de la Educación. Desde entonces, en Rosario EP interviene poco en la vida gremial, asistiendo a las asambleas sólo en ocasiones puntuales y aunque invariablemente conserva un caudal electoral importante no logró recomponer su nivel de militancia. Es por la poca presencia de EP que, cuando se refiere a la oposición, se piensa en otra serie de agrupaciones y militantes gremiales que participan activamente de la vida política de la AMSAFE. Es el espacio a la izquierda de la conducción de TE. Este sector había quedado minimizado luego de la crisis del Movimiento al Socialismo (MAS) a comienzos de los ‘90, que se llevó consigo a la que era entonces la principal agrupación de izquierda: Alternativa Docente. Un poco antes, la agrupación docente del Partido Comunista había visto enflaquecer mucho sus fuerzas. Para las elecciones de 1992 Tribuna Docente, la agrupación en el gremio del Partido Obrero, fue en alianza con Alternativa Docente integrando el Frente de Lucha Docente; todavía Alternativa Docente era algo más importante que Tribuna, pero desde entonces esta última es la agrupación trotskista opositora a TE por excelencia. Complejo es el caso de la agrupación Mariano Moreno, vinculada al Partido Comunista Revolucionario. Aunque nacionalmente han participado en frentes electorales de izquierda para disputar con la Celeste, sería difícil ubicarlos con claridad a la izquierda de Trabajadores de la Educación. Tanto en 1995 como en 1998 hubo negociaciones entre Trabajadores de la Educación y la Mariano Moreno para presentar lista juntos. Estas dos agrupaciones (Mariano Moreno y Tribuna Docente) fueron separadas a las elecciones de la AMSAFE de 1992, 1995, 1998, 2001 y 2004 mientras que con ellas, o por fuera, algunos militantes individuales o en pequeños grupos intervinieron gremialmente como parte de agrupaciones docentes (los restos de Alternativa Docente, Resistencia Docente, los docentes de Patria Libre, Docentes en Marcha, etc.). Alrededor de Tessa y Panozzo se nuclean militantes gremiales con diferentes tradiciones que forman grupos de trabajo dentro de la Comisión Directiva. Trabajadores de la Educación invita a integrar la CD a ex militantes de la agrupación «Aníbal Ponce» (vinculada al Partido Comunista en los ‘80) y a uno de los referentes de lo que era la agrupación «9 de Julio» (otro sector de izquierda de los ‘80). Sólo los primeros aceptan la propuesta. Luego de las elecciones de 1998 comienza un proceso que termina con la renuncia de un sector de la CD, fundamentalmente alrededor de dos ex militantes de la «Aníbal Ponce». De hecho, a partir del año 1999 el espacio opositor a la izquierda de Trabajadores de la Educación se recompone. Ex miembros de agrupaciones de izquierda forman «Fuera del renglón», una agrupación que pronto crece incorporando nuevos militantes. Poco después se constituye SUR (Solidaridad- Unidad- Resistencia), por el sector que renuncia a sus cargos en la Comisión Directiva. El Frente Gremial lista Violeta, formado para las elecciones del 2001 e integrado en Rosario por Tribuna Docente, Fuera del renglón y SUR constituye un cambio en varios sentidos. A diferencia de los otros frentes electorales, es el comienzo de un trabajo en común, con plenarios de la Violeta y volantes y afiches conjuntos. (SUR y Fuera del Renglón constituyen el equipo más fuerte de trabajo). En segundo lugar, ha vehiculizado la organización de lo que hasta entonces eran militantes independientes con posiciones políticas afines. Es éste el sector que gana las elecciones en la delegación en el 2004. Desempeño electoral de las listas provinciales (1992-2001) Elecciones 1992 EP FLD Blancos Rosario 1.171 1.342 917 Provincial 7.932 3.437 2..780 Elecciones 1995 EPA NEP TE FRA UD Blancos Rosario (*) 577 468 1.539 510 283 482 Provincial 4.492 4.826 5.488 974 809 1.818 Elecciones 1998 EP TE FUL FUD Blancos Rosario 831 2.075 780 454 659 8.473 8.475 1.299 1.190 2.197 EP TE Violeta FUD Blancos 819 8.209 1.909 9.028 1.477 2.562 401 848 744 2.598 Provincial Elecciones 2001 Rosario Provincial EP: Educación Popular EPA: Educación Popular Auténtica NEP: Nueva Educación Popular TE: Trabajadores de la Educación FUD: Frente Unidad Docente UD: Unidad Docente FLD: Frente de Lucha Docente FRA: Frente para Recuperar AMSAFE y Tribuna Docente FUL: Frente de Unidad para la Lucha Violeta: Frente Gremial lista Violeta * No contamos con los datos definitivos del departamento Rosario. Se trata del resultado en Rosario sobre 14.970 votos provinciales (finalmente se escrutaron 18.451) Nota: Luego de Solidaridad Docente en 1992 –que ganó la delegación-, otras listas exclusivamente locales fueron la Corriente Antiburocrática de Lucha en 1995 (Alternativa Docente, Docentes en Marcha, Compañeros de Base, Docentes de Patria Libre); y Resistencia Docente en el 2001. A diferencia de lo que pueden ser otras divisiones en organizaciones sindicales, donde la pelea entre distintas agrupaciones puede ser tan sólo cuestión de alineaciones personales o diputas por el poder y la gestión de fondos, en la AMSAFE está claro que lo que divide aguas son diferencias políticas, y como tales se discuten. Mientras Educación Popular está más próxima a negociar con el gobierno y critica la relación próxima de la AMSAFE con la CTERA, lo que unifica al otro arco opositor es la crítica, tanto a los dirigentes de la AMSAFE como a los de la CTERA, acusándolos de no luchar consecuentemente. Más o menos virulentamente la oposición de izquierda declara que las conducciones negocian con el gobierno a espaldas de los docentes, traicionan las luchas y participan de salidas políticas que perjudican a los trabajadores. El mecanismo de toma de decisiones de la AMSAFE permite a cualquier grupo, por más pequeño que sea, llegar con sus posiciones a casi todas las escuelas. Independientemente de lograr o no ganar determinada votación, esto incide en la percepción del sindicato por parte de los trabajadores: la presencia de una oposición visible e institucionalizada ayuda a distinguir entre la estructura sindical y la agrupación que la conduce. Para quienes trabajan en el Estado, y mientras no medien políticas de privatización directa, la estabilidad laboral está relativamente garantizada y esto es una importante ventaja para los militantes gremiales en general y para la oposición de izquierda en particular. La presencia de estas agrupaciones, y el tipo de diferencias, imprime también una particularidad en la formación de los militantes (oficialistas e independientes): la militancia gremial pivotea alrededor de la discusión de la política sindical. Por esto, no todo se resuelve en la adhesión personal –aunque es un nivel importante. La politización de la actividad gremial fuerza a la alineación política. La proyección política de las agrupaciones docentes Algunos dirigentes de la primer gestión de Trabajadores de la Educación (1992-1995) participaron desde el comienzo del Frente Grande, experiencia política de centroizquierda creada en 1993 de la que también fueron parte otros docentes que se integran en la siguiente conducción (1995-1998). Durante la primera gestión de Trabajadores de la Educación Leonardo Panozzo era el principal referente, junto a Tessa, de la conducción local. Panozzo es militante del Partido Socialista Popular (PSP) y fue electo Delegado Departamental de la AMSAFE en 1995. Para las elecciones legislativas de 1997 Panozzo es electo concejal, sin embargo se trata de una decisión que no está vinculada a la política nacional ni provincial de la Lista Celeste. Mediante una corriente política originalmente vinculada al Frente Grande importantes dirigentes de la CTERA, particularmente de la provincia de Buenos Aires, fueron electos legisladores nacionales. La Alianza, constituida por la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario (a su vez formado por el PSP, el Frente Grande, etc.) ganó las elecciones presidenciales en 1999 y los problemas en el gobierno forzaron una crisis dentro de la Alianza de la que surgió Alternativa por una República de Iguales (ARI), formado alrededor de la diputada radical disidente Elisa Carrió. Desarticulado el Frente Grande, allí se acercaron los militantes de la corriente docente ligada a la conducción de la CTERA. En las elecciones del 2003 Verónica Benas, dirigente de Trabajadores de la Educación en Rosario, es electa diputada provincial por el ARI. Respecto de la oposición, muchas de las agrupaciones tiene vínculos o directamente son parte de partidos políticos. Hacia la izquierda, Tribuna Docente es la agrupación del Partido Obrero. Los vínculos de Educación Popular, conducción local y provincial anterior a Trabajadores de la Educación, son con la Unión Cívica Radical (UCR). Al terminar su gestión en la conducción de la AMSAFE, Ediberto Sánchez es electo en 1995 diputado provincial por la UCR. La «burocracia» sindical La Comisión Directiva de la delegación Rosario de la AMSAFE está integrada por quince miembros titulares y seis suplentes, a los que se sumó en el 2001 otro miembro titular. Entre estos se distribuye un número de relevos gremiales que depende de la cantidad de afiliados. Estos docentes se encuentra relevados de las funciones docentes, para abocarse a las gremiales4. La mayoría de los miembros de la Directiva trabaja en las escuelas y a esa mayoría se suma una minoría relevada. En los relevos se hace palpable que la posibilidad del magisterio de que algunos de sus mejores militantes gremiales se aboquen con todas sus fuerzas a la construcción sindical significa también que quienes lo hacen dejan de trabajar como docentes. Para analizar todo lo concerniente al gobierno burocrático de la AMSAFE es fundamental considerar el relevo gremial ya que éste es indicador, en términos generales, del peso específico del docente dentro de la Comisión Directiva5. A partir de la segunda conducción de TE la militancia gremial de los miembros de la CD se canaliza mediante la atención sindical de una serie de escuelas, generalmente las mismas de las zonas y/o nivel de donde proviene dicho miembro, que visita y conoce. Inclusive quienes integran la CD y no lo hacen como titulares de Secretaría de determinado nivel tienen, en tanto militantes gremiales, este circuito de escuelas a las que visitan. También se ocupan de garantizar el funcionamiento de las asambleas zonales. Esta militancia de los miembros de la Comisión Directiva, de la mano con el frenético ritmo y otras características ya descriptas, tiene una expresión en las negociaciones internas de la misma conducción: la importante capacidad de presión de los niveles inferiores a los superiores de la élite. Como vemos el problema, esta expresión lo es también de la relativa democracia de la AMSAFE y de su escaso desarrollo en términos de estructura sindical jerárquica y verticalista. La CD local debe militar gremialmente en forma constante y es poca la capacidad de encolumnar claramente a los niveles inferiores en manos de quienes ocupan cargos de mayor jerarquía –el secretario general local, el adjunto, los dirigentes provinciales. Más aún, los dirigentes dependen de todo aquél que milita6. Por ello la Comisión Directiva local parece más una federación de los mejores militantes gremiales de TE –con fuertes capacidades de presión uno sobre el otro e inclusive a niveles superiores– que una correa de transmisión por medio de la que la CD provincial tuviera control sobre la delegación. En los últimos años también en el magisterio rosarino la posición del dirigente es muy controvertida. El siguiente extracto de una entrevista realizada a un delegado no muy involucrado en la vida sindical refleja una posición común no sólo entre la docencia sino en el conjunto de la sociedad: la desconfianza. ... ¿por qué la gente no va?, podés sacar como conclusión que la gente es cómplice: es mentira. ¿La gente cree en la Comisión esa que está?, ¿Cree en el gremio?, porque por ahí la gente se confunde gremio, Comisión Directiva, es decir: la Comisión Directiva es una cosa, el gremio docente somos todos. Entonces yo como gremio quiero estar ahí, quiero ver qué pasa y si tengo que decir algo se lo quiero decir. Pero a veces el hecho de no creer es superior al hecho de querer ir y decir, porque vos sabés que vos le decís y no pasa nada, porque ellos siguen con la de ellos, entonces es como que nos abrimos: por un lado están todos los delegados, por otro lado está la Comisión Directiva y por otro lado está la gente que no interviene para nada y que sigue agachando la cabeza (...) Cuando nosotros cobramos el Incentivo el gremio nos descontó plata de nuestro Incentivo, ¿por qué?; nadie me explicó todavía. Porque yo le pregunté ¿por qué nos descuentan de nuestro Incentivo?: a mí nadie me respondió nada (...) Yo voy al gremio y ahora me dicen: «¿viste el edificio?»; y querés que te diga una cosa: a mí me importa un carajo el edificio, porque la plata que está ahí es plata mía. Ahí está parte de lo que me sacaron del Incentivo, y cada vez que voy quiero romperles la pared o el vidrio por lo menos, para decirles: «este vidrio no te lo voy a pagar porque es lo que vos me afanaste del Incentivo». Y yo me pregunto, tanto que peleamos, el poder, que el poder. Ahí también hay poder, ahí también hay poder, y ese poder es el que nos sacó plata del Incentivo, eso es lo que yo me pregunto y nadie me responde. Por eso: si vos sos un poco pensante no podés estar en un gremio de ese tipo, no, si sos honesto menos que menos. La Comisión Directiva percibe esta desconfianza. Aquí lo ilustramos con una anécdota, contada por un miembro de la CD que no está relevado, a propósito del uso de boletas para tomar taxis de las que dispone la Comisión Directiva. La entrevista se realizó a poco de asumir la conducción del 2001. ... ayer teníamos que ir a la movilización. Día del paro de la CTERA, que no sale, tenía que llevar por lo menos a cinco, seis... siete compañeros de mi escuela. Nos retirábamos de la escuela, que ya era todo un avance, para poder participar. Y yo tenía unas boletitas de taxis que a nosotros nos dieron este mes, cinco boletitas para que los usáramos en casos de emergencia (...) Estuve quince minutos explicándole a mis compañeros por qué razón Comisión Directiva me había dado cinco boletas de taxis para que no sospecharan que era un privilegio o estábamos malversando fondos. O sea, primero estuve diez minutos «vamos a usar estas boletas porque Comisión Directiva nos da a los compañeros...»... todo un desarrollo, yo después decía «¿por qué tengo que hacer estas cosas?», no: las hago. Si las hice es porque estaba segura que compañeros con los cuales ya tengo siete, ocho años en la escuela, aún así no los convenzo de que no voy a afanar. A ese nivel, a ese nivel. Te sentís sospechado. Yo nunca lo había sentido a eso. Lo llamativo no son los pequeños fondos para viáticos, ni el uso eventualmente discriminatorio de las licencias gremiales, ni que una parte del Incentivo Docente sea descontado por la organización sindical. Llamativo es que para sostener su proyecto político gremial la conducción sindical debe responder a esto cotidianamente, en cada escuela y a cada docente. Porque precisa de su adhesión. Expresaba en una entrevista un dirigente local de la AMSAFE: ... lejos de ser una cosa de avanzada el cuestionar el uso del dinero me parece que a veces es al revés, es como una falta de conciencia colectiva. Decir «a mí el edificio no me importa y si me saca el gremio es lo mismo que si me lo saca el gobierno» –como a mí me dijeron en una escuela– en realidad me parece que es una mirada absolutamente liberal. Es no entender nada de lo que significa una organización. Ahora bien, ¿puede este informante desentenderse de esa crítica?. En términos generales no, porque no puede prescindir de la adhesión de ningún docente. En la misma entrevista, conversábamos acerca de los activistas más críticos y decía: ... aunque vos a veces vas en contra y los querés matar, en realidad eso es lo que te permite equilibrar a toda esa otra gente que piensa que se va a quedar en su casa y te va putear al sindicato; y te va a putear desde afuera de todo. El proyecto de TE hace presionable a la élite de la AMSAFE. En las citas transcriptas de los miembros de la CD se percibe cuán expuestos se encuentran respecto del conjunto de la docencia, y especialmente de quienes están dispuestos a involucrarse en la actividad gremial. Actividad gremial y conducción sindical La gran cantidad de lugares de trabajo y la vida política activa contribuyen a que los militantes y activistas, generalmente delegados, sean cotidianamente los únicos responsables de una parte considerable de las actividades gremiales. Ni quienes están relevados, ni la Comisión Directiva en pleno, ni siquiera la agrupación que dirige el sindicato de conjunto alcanza a tener un papel definitivo en ese sostenimiento cotidiano de la actividad gremial. Dos delegadas de nivel primario, opositoras políticamente a la conducción de la AMSAFE, expresaban: [la hora de integración] muchas veces lo aprovechamos para discutir. Hay semanas que vos decís: «chicas ¿por qué no discutimos?» y no quieren saber nada. Pero en general hay cierto nivel de estar al tanto. Creo que eso también es un trabajo conciente que hacemos dos, tres delegados, dos, tres personas de ahí que concientemente tratamos de alimentar siempre por lo menos la información. ... antes estaba más en la escuela –porque yo ahora vengo tres veces por semana nada más. Claro, lógicamente, estando todo el día y todos los días, nos reuníamos con las chicas acá, leíamos algo del gremio, pero no sé si actualmente se está haciendo algo de eso (...) Mucho no llega, la que lo lee lo lee... una cuestión de voluntad propia (...) cuando no hay alguien que tire las cosas, lógicamente si aparece un papel de la AMSAFE dicen «Bueno a la carpeta, a la carpeta», en cambio si estás vos para agarrarlo ya es distinto. La oposición es, de hecho, parte del sostenimiento de la actividad sindical. Una de las delegadas recién citadas lo decía hermosamente: ... el rol del delegado, incluso el del opositor siempre está muy ligado a «vos sos del gremio»; el gremio se equipara mucho a «dirigentes». Entender que el gremio es la organización de los trabajadores y los dirigentes es otra cosa, cuesta mucho. Ninguna conducción sindical habilita adrede la actividad gremial de los militantes opositores porque quiera fortalecer a quienes, justamente, se le oponen. Pero difícilmente la política de Trabajadores de la Educación no puede dejar de tener como efecto no deseado el apuntalar la militancia opositora. Algo llamativo es que el vínculo mediante la información y el asesoramiento no es exclusivo de la conducción sindical sino que también es empleado por quienes se le oponen. A una delegada vinculada a una agrupación opositora le preguntamos en el 2002 si había habido interés en su escuela en las elecciones sindicales del 2001. Respondió: Sí, acá siempre ha habido interés, sobre todo por esa lista que las chicas vienen bastante a vernos, son las que más nos informan, es como la sucursal un poco de la AMSAFE en cuanto a las cosas que uno quiere preguntar... en ese sentido te brindan todo lo que saben o preguntan. JG: Claro, vos ante una duda lo charlás... Entrevistada: Muchas veces... yo generalmente cuando tengo alguna duda primero lo charlo con mi amiga que está dentro de la lista. El protagonismo inclusive de los opositores es notable, pero no es sino una parte de una situación más de conjunto. En una muestra preciosa del poco control, y como consecuencia de la dependencia que tiene la conducción respecto de docentes que no son disciplinados, expresaba un dirigente rosarino: ... a veces se vota algo, esa votación va a Santa Fe y cambia, porque a nivel provincial es otra cosa, y esa votación a nivel nacional cambia porque el resultado es otra cosa. Y la escuela después vuelve a hacer una especie de plebiscito interno a ver si acata o no lo que salió. Lo cual es una falta de conciencia acerca de lo que es la organización gremial, porque vos votás, pero después los ámbitos siguen, no podés parar en lo que vos votaste. Es una situación de conjunto en la que la conducción necesita de docentes que no le responden disciplinadamente. Resulta especialmente significativo cuando se trata de opositores políticos, pero en realidad constituyen una parte –la más gráfica– de una situación respecto al activismo. Conversábamos esta idea con un dirigente local: JG: Si ustedes pudieran sostener, desde la agrupación, todo lo que es actividad gremial, no tendrían ese problema [del poco control]. Entrevistado: No, no. Bah, más o menos. La agrupación también cuestiona todo (...) Pero bueno, suponete que sí. Vos lo que me querés decir es que si tuviéramos una agrupación que garantizara todo se terminó la democracia. JG: Sería más lógico, ¿no?. No sé si se terminó, pero ustedes no dependerían de abrir constantemente el juego, eso independientemente... Entrevistado: Bueno, eso tenés razón. Está bien lo que vos decís.(...) La falta de control no es porque no lo podés controlar a Pablo di Puglia [un referente opositor], la falta de control es porque no llegás a mucha gente. Digamos, que vos no puedas controlar a la oposición está bien, e incluso de que necesités el nivel de militancia de la oposición para poder cerrar algunas cuestiones también está bien, el problema es que si vos no tenés un alto nivel de participación de la gente no tenés con qué negociar, no tenés con qué presionar para después poder negociar. Veamos dos ejemplos en que se cuestiona la conducción sindical, el de la Toma del Complejo Pedro de Vega en el 2000 y el de la ¿auto? convocatoria en febrero del 2002. La toma del Complejo Pedro de Vega (2000) El 30 y 31 de marzo del 2000 se realizan asambleas zonales. Allí hay tres temas en discusión: 1) la evaluación docente (en mayo habría un muestreo Ministerial en el que evaluarían a sesenta escuelas). 2) la cobertura para emergencias de salud en los colegios. ECCO (empresa médica) tenía un convenio de buena voluntad por el que cubría las emergencias en los colegios de Rosario, sin contraprestación económica. Ahora, ECCO restringiría su atención por accidente a treinta casos mensuales. 3) el régimen de licencias. El decreto 1172 fue firmado por el gobernador Reviglio en 1990. Se trata de un decreto que, en función de los reclamos de la AMSAFE, era suspendido anualmente. Ocurre que esta vez se puso en vigencia y afectó a siete docentes no titulares que, de hecho, quedaron sin trabajo por haber tenido familia: si piden licencias por maternidad pierden el trabajo, al no haberlas pedido, el Ministerio las conmina a pedir dichas licencias. Luego de estas zonales se impulsan jornadas gremiales en los colegios alrededor de los mismos temas y luego de ellas se llama a una reunión del cuerpo de delegados el 13 de abril. En esta reunión desde una escuela se propone la toma del Complejo Pedro de Vega (donde funciona la sede en Rosario del Ministerio de Educación) y una marcha con desobligación de los docentes para el 18 de abril. La toma del Complejo es impulsada por la oposición y un sector minoritario de la CD (el que luego renunció), y es votada por muy escaso margen. Ante la movilización docente del 18 de abril el Ministro de Educación afirma que la normativa (1172) no se aplica. Fuentes gremiales declararon que la movilización también presionó respecto del pago del incentivo: «podemos pensar que también actuó como disparador para este pago, ya que se empezó a hacer efectivo en Rosario y Santa Fe, a la que no sería político dejar de pagarles, pero el resto de la provincia no cobró» (Diario Rosario/12, 19 de abril, 2000). El 5 de mayo la CGT rebelde llama a un paro general y la AMSAFE convoca a Asamblea Provincial para tomar posición al respecto. El 27 de abril se realiza la Asamblea Departamental correspondiente, y con las mociones respecto del paro llega a las escuelas la resolución del cuerpo de delegados de tomar el Complejo Pedro de Vega el 4 de mayo. La idea era que los delegados aseguren la toma y con la desobligación del dictado de clases se incorporen más docentes antes del mediodía y a la tarde. El 4 de mayo al mediodía había unas trescientas personas concentradas frente al Complejo Pedro de Vega. La policía dispuso un cordón con el que niega la entrada y ante ese hecho imprevisto se decide ir a una escuela cercana a discutir qué hacer. La medida fue votada en contra de la mayoría de la CD, la asistencia no fue contundente y la policía niega el ingreso. Finalmente la toma se realiza con pocos docentes. Para la mayoría de la CD la medida fue un fracaso, irrepresentativa y marca la peligrosa autonomización del cuerpo de delegados. Para quienes la impulsaron fue debidamente consultada y contó con una importante asistencia al acto (sobre todo en sectores que se movilizan menos). Convencida de su posición, pocos días después la CD llamó a otro plenario de delegados para realizar el balance de la actividad. · * La ¿auto? convocatoria de febrero del 2002 En diciembre del año 2001 y los primeros meses del 2002 abundaron las «autoconvocatorias» y la fuerte movilización política se canalizó por fuera de las organizaciones gremiales y políticas tradicionales. El magisterio santafesino sufrió una fuerte embestida ministerial sobre los Institutos de nivel terciario junto a la observación de cientos de cargos en colegios de otros niveles7. Desde el comienzo la AMSAFE se pone a disposición del conflicto en el nivel terciario, donde la sindicalización es menor y se motoriza inicialmente mediante asambleas de «autoconvocados». La AMSAFE realiza a principios de febrero una Asamblea Provincial que decide una movilización en la capital provincial a fin de mes. Junto a ello se impulsan jornadas gremiales en Rosario y actividades zonales. A principios de la semana que comienza el 11 de febrero, en el marco de las jornadas gremiales, se convoca desde una Escuela Primaria de zona sur (la Nº 10), a los docentes de otros establecimientos con cargos observados, y luego a un acto con cacerolazo en el Complejo Pedro de Vega el viernes 15. Hay algo más de doscientas personas y junto a los dos grandes carteles de la AMSAFE («AMSAFE Rosario» y «La escuela pública también es patrimonio nacional»), otros más pequeños confeccionados para el acto por docentes de diferentes escuelas: «¿es lo mismo un burro que un gran profesor?»; «Sin educación no hay futuro»; «Escuela 10: un cargo en disponibilidad, 4 cargos observados»; «Escuela Nº 13: presente»; «+ educación, - corrupción»; «Maestros autoconvocados»; «Pena de muerte a la educación»; «+ presupuesto para educación, - gastos políticos y viáticos»; «Escuela 12 en contra del cierre de cargos», etc. Diferentes docentes hablan y se pasan el megáfono: el primero invita a cualquier afectado, el segundo critica al sindicato porque realiza «marchas, escraches, pero nada contundente» y es aplaudido. Otro explica que al no ser escuchados decidieron formar un grupo que se llama «Maestros en acción». Y las intervenciones se suceden. Los miembros de la Comisión Directiva están molestos no sólo porque no hegemonizan el acto sino porque significa una clara desautorización en la misma sede ministerial. Los militantes opositores están exultantes. El delegado de la escuela 10 invita a una asamblea el lunes próximo en su escuela para decidir los pasos a seguir. Recién la novena intervención es hecha por un miembro de la CD, y el décimo sexto orador es la Delegada Departamental de Rosario. El ambiente es tenso. Informa que el poder judicial ha dictado una medida cautelar, pero ni los jueces son escuchados por el Ministerio y, para aclarar dudas, culmina «Y a los que tenemos que torcer el brazo es a Rébola y a Reutemann, no hay otro culpable». Invita a un docente por escuela afectada por la observación de cargos para dirigirse a una reunión junto al responsable Ministerial. Cinco días después se realizan asambleas zonales y tomamos registro en la de la zona sur. La dirige Estela Michaleck, Delegada Departamental que es oriunda de la zona, y asisten algo más de cuarenta docentes. Luego del informe de rigor comienzan a intervenir alrededor de los cargos observados y la actitud de los directivos, pero claramente todos pensaban en el balance del acto del 15. Algunos delegados estaban molestos por la imagen que, debido a las evidentes diferencias, se dio en la sede ministerial. La Delegada Departamental recorre las acciones que viene llevando adelante la AMSAFE contra el ajuste y es tajante al destacar que no se trató de una autoconvocatoria porque la realización de actividades zonales había sido resuelta en una asamblea en el mismo local sindical. Expresa «Tiene que haber un espíritu de unidad más que nunca (...) más allá de las diferencias que se puedan tener con la conducción hay ámbitos orgánicos». Se sucede una discusión entre los que adhirieron a la medida (el argumento es “abrir”, que “todo aporta”) y los que no (porque es “bochornoso” pelearse en “territorio enemigo”). Interviene el delegado de la escuela Nº 10. Dice que no se identifica políticamente con nadie, que puede haberse ido de las manos y que fue una actividad dentro de la convocatoria general. Se sucede luego un entredicho que reconstruimos aproximadamente entre la Delegada Departamental y Rogério, un referente de la lista Violeta. Rogério: Sobre el cacerolazo. Reducimos el análisis y no vemos que desde el 20 de diciembre está cambiando el país: si estamos viendo cosas espurias, nos confundimos. Toda la organización gremial está cuestionada. En la Asamblea Departamental se dijo de la convocatoria, la Comisión Directiva sabía, y hay mucha bronca por abajo. Tuvimos que parar a una compañera que quería ir a hacer un cacerolazo al gremio. Los compañeros estaban contentos: se resolvió rápido, se fue operativo. Debemos reivindicar algunas cosas: cuestiones concretas de acción en la zona y convocatorias sabiendo cuándo es la próxima vez que nos juntamos. Pongamos fecha para saber cuándo es la próxima reunión, ya sabemos qué hay en el medio. Es bueno que hablen todos [a propósito del acto]. Estela [interrumpiendo]: Todos. Rogério: Sí, porque antes hablaba siempre uno. La última reunión habíamos dicho que hable uno por escuela. Estela: Te tomo la palabra. Al tiempo que se hacía la reunión en la 10, la Comisión Directiva recorría escuelas con las gremiales. Y lo que te dijo Malena [miembro de la CD] ayer: que hablen todos si es contra el gobierno [para no mostrar al gremio dividido]. La toma del Complejo Pedro de Vega constituye una situación atípica respecto del conjunto del período estudiado (las diferencias dentro de la CD, que posibilitan la mayoría en el plenario de delegados) pero muestra cómo una actividad puede escaparse del control de la CD. Evidencia también los severos límites para realizar maniobras burocráticas y cómo entonces se apuesta a ganar el balance político. Es destacable que ni en el caso de la toma del Complejo, ni en la ¿auto? convocatoria se trata de movilizaciones masivas incontenibles. También la «¿auto?convocatoria» se produce en un contexto inédito a escala nacional, y en una nueva situación en la AMSAFE local, debido al peso de la oposición. Sin embargo es revelador de un aspecto que entendemos reviste valor explicativo para el conjunto del período: la conducción sindical no puede controlar toda la actividad sindical. Es gráfico lo que dice la Delegada Departamental: la CD estaba recorriendo escuelas. Pero no puede recorrerlas todas. Si pudiera hacerlo, o si tuviera militantes de la agrupación en todas los lugares de trabajo, poco esfuerzo le cuesta ir a la reunión previa al acto con alguna propuesta que contenga de un modo menos díscolo la convocatoria. No pudo hacerlo. Una vez lanzada la actividad, es muy grande el costo político de no asistir, entonces la Comisión Directiva inclusive garantiza que haya colectivos para asistir al cacerolazo y apuesta a ganar el balance político de la actividad –ese fue el sentido de la zonal. Notas 1 En 1990 Tessa no integra ninguna lista en Rosario y ese mismo año, para el Congreso de la CTERA al que se presentan en la AMSAFE tres listas, la de Giovanovich queda tercera en Rosario siendo segunda fuerza provincial. 2 Los resultados locales fueron Solidaridad Docente: 1339; Frente de Lucha Docente: 529; Participación (lista local de EP): 816; Recuperación: 238; Clasista para el triunfo de los Trabajadores: 151; 352 en Blanco, 6 anulados y 3 impugnados. 3 Ya en el verano de 1992, Rosario fue la única delegación que votó contra la reforma estatutaria impulsada por Educación Popular a escala provincial. En las elecciones Trabajadores de la Educación no presenta lista provincial, la competencia a este nivel se dio entre Educación Popular y el Frente de Lucha Docente. La elección fue tan desfavorable a Sánchez en Rosario que, a nivel provincial, ganó el Frente de Lucha Docente con alrededor de ochocientos votos más de los que obtuvo a nivel departamental (esto es, alrededor de ochocientos personas que votaron a Trabajadores de la Educación contra Educación Popular a nivel local votaron al Frente de Lucha Docente contra Educación Popular a nivel provincial). 4 Inicialmente estas licencias se daban pero el sueldo tenía que aportarlo el sindicato, la gestión provincial de 1986-1988 consigue que el gobierno sostenga dos relevos gremiales cada mil afiliados, situación que se mantiene hasta la actualidad. 5 De los diecisiete docentes de la Delegación Rosario relevados entre 1992 y 2002 uno se jubiló, dos renunciaron para participar en cargos legislativos de gobierno (en 1997 y en 2003), cinco dejaron la Comisión Directiva de la delegación para integrarse a la provincial y ocho renunciaron por diferencias políticas (entre el 2000 y el 2003). 6 Esto es análogo a la relación entre los delegados y la Comisión Directiva. 7 Observados porque no están frente a la cantidad de alumnos que justifica el cargo docente. La observación es el paso previo a la disponibilidad. Consideraciones finales La movilización docente en Rosario en la década del ‘80, junto a la experiencia de los docentes con una organización gremial joven y poco institucionalizada, promovía una situación de excepcional democracia sindical en el escenario del sindicalismo de masas. A poco de comenzada la década del ‘90 el proyecto de los sectores dominantes para la educación logra la sanción de la ley que enmarca la «transformación educativa», en una situación social y política general en la que la hegemonía menemista dificulta la oposición de las organizaciones sindicales. Al tiempo que esto ocurre, se produce un recambio en la conducción de la AMSAFE-Rosario. El impulso de la organización gremial promovido por los nuevos dirigentes tiene por objeto reconstruir –no desde una movilización que ya no existe sino desde una iniciativa de la conducción sindical– el vínculo de los trabajadores con el sindicato. En el mismo sentido opera, en un contexto de fuerte interpelación profesional a la docencia, la realización de cursos y actividades formativas. De la primera gestión en el departamento Rosario y convocando a docentes de distintas experiencias políticas para organizar un gremio desmovilizado, enfrentada con la gestión provincial, la agrupación Trabajadores de la Educación pasa a dirigir la AMSAFE en 1995. Una gestión ministerial abierta al diálogo, junto al hecho de que la implementación de la reforma haya significado reconversión sin pérdida de fuentes laborales, permitió una gestión sindical relativamente cómoda en un marco de altas tasas de desocupación. Por ello los esfuerzos se ponen en el crecimiento y la consolidación de las posiciones en la provincia (en 1995 vence a una oposición dividida). Con la Carpa Blanca, aparece con protagonismo la CTERA en el escenario nacional y alineada con ella la conducción de la AMSAFE. Pero a medida que se agota la década del ‘90, y más claramente con el gobierno de De la Rua (1999-2001), la conflictividad social crece junto a la miseria y los dirigentes gremiales y políticos son cada vez más cuestionados. Casi al mismo tiempo que fracasa la Alianza que llevó a De la Rua al gobierno, y de la que habían participado dirigentes docentes, se fortalece la izquierda gremial. Es gráfico que actualmente entre los principales dirigentes opositores a Trabajadores de la Educación se encuentren docentes que habían sido invitados a integrar lista común en 1995. Con el desarrollo del área servicios y la organización gremial la AMSAFE Rosario es hoy una organización sindical más fuerte. Sin embargo, hemos intentado mostrar diferentes factores que limitan las tendencias burocráticas y promueven la participación de los docentes: son ellos los que explican la relativa democracia sindical de la AMSAFE. No hay democracia sindical, en la organización, sin actividad gremial de los trabajadores. Esa idea norteó nuestra investigación. En el magisterio rosarino activar significa sentir las presiones constantes por estar informado, ser «la cara del gremio en la escuela», responder ante los directivos, sostener actividades gremiales, votaciones... y casi ningún «incentivo selectivo». «El hombre se niega a someterse a esa obligación – escribió Max Weber en otro contexto– si no le es dado relacionarla de manera directa con determinados valores del espíritu, por excelencia elevados» (Weber; 1998:114). Señalamos que el poco peso de los incentivos selectivos hace que el involucramiento se fundamente casi exclusivamente en términos político-gremiales y, en tal sentido, la ética de la participación –diríamos parafraseando a Weber– es el espíritu de la democracia. Insistimos en que, siendo la participación un comportamiento individual, intentaríamos explicarla en términos de características gremiales y sindicales. Presentamos aquí nuestros principales argumentos, fundamentados en el cuerpo del trabajo, para explicar la vida política interna de la AMSAFE Rosario. Proyecto de confrontación con poco control sobre la base Como método, la dimensión clave de la confrontación es la posibilidad de presionar con movilizaciones, actividades públicas y fundamentalmente con la huelga. La Secretaria gremial local de la AMSAFE lo decía en una intervención pública: O sea, que realmente el tema de la democracia no es solamente un buen deseo, una buena idea que tenemos los trabajadores sino una necesidad imperiosa porque si en cada gremio nosotros no podemos contar con el consenso de nuestros compañeros (...) yo creo que no tenemos futuro (en Rodríguez et al coord.; 2000:80). Esto hace que los proyectos confrontadores necesiten de la base gremial independientemente del buen deseo o la buena idea, de los principios democráticos de los dirigentes sindicales. Mientras en algunos gremios la concentración ocupacional, el tipo de trabajo, la tradición y/o la integración sindical favorecen la presión del sindicato y un sector de activistas sobre la base, nada de esto ocurre en el magisterio rosarino. El poco control hace que las Asambleas no sean sólo la instancia que estatutariamente define un paro sino uno de los momentos –ni siquiera el definitivo– en el que la docencia adhiere o no a las actividades impulsadas por sus dirigentes. Para llevar adelante su política Trabajadores de la Educación depende de la adhesión de una parte importante de la docencia. Poco le importa la adhesión de la base gremial a una conducción sindical que no precisa de ella para su proyecto político y puede sostenerse sólo cuidando algunas formalidades democráticas, por lo demás estatutarias y sin riesgo de cuestionar su hegemonía. Pero no es eso lo que ocurre en la AMSAFE. Aquí es importante la categoría de adhesión, ya que permite situar en un lugar activo a las mayorías (porque la adhesión es un trabajo de éstas) aunque esa actividad no se canalice por las vías formales de representación y decisión. Mientras los cambios económicos y la agresividad política tienden a desarticular a los sindicatos, el neoliberalismo en lo que tiene de programa ideológico ha contribuido a vaciarlos. Pero por su proyecto y las dificultades de presionar a la base, Trabajadores de la Educación se ve obligada a contener, atender las inquietudes y tener una relación con la base que, como describimos oportunamente, no se logra mediante los servicios que presta el sindicato sino mediante el vínculo gremial. Para lograr la adhesión de la docencia necesitan contener las tendencias burocráticas, y esto es constante porque constante es la actividad gremial. La militancia constante actualiza la tradición La fuerte proyección social y política, junto a los decretos y resoluciones que afectan sectorial pero permanentemente a la docencia, permite tonificar la militancia del activismo y constriñe a la presencia de la conducción sindical en las escuelas. Esto aceita los vínculos gremiales en un contexto que fomenta justamente lo inverso, y lo hace casi sin riesgos laborales. Si bien hubo pocos conflictos masivos, sectorialmente hubo procesos de movilización importantes y un seguimiento de segundo orden de una parte significativa de la docencia. A eso se añaden las múltiples dimensiones en que actúa el sindicato: problemas hacia dentro de escuelas específicas, cursos de capacitación, movilizaciones en solidaridad con otros reclamos sociales o sindicales, actividades promovidas hacia las escuelas, etc.. La tradición en que se formaron muchos de los activistas y la historia que vivió gran parte de la docencia los confirma en sus valores, en su autopercepción como sindicato democrático, los familiariza con los conflictos gremiales, con el sindicato y los mecanismos democráticos de tomar decisiones. «No hay asambleas como las de antes» significa que el gremio no se ha movilizado como entonces; pero también que se sabe lo que son asambleas de cientos e incluso miles de trabajadores. Y que se valoran positivamente. «Los maestros no participan» refleja una realidad en la que no hay movilizaciones masivas, pero quien lo dice supone que debería haberlas. Junto a esta tradición hay una actividad constante con fuertes ribetes democráticos, la más clara es la votación en las escuelas. En esas actividades casi no hay protagonismos descollantes sino varias redes de militantes en juego, nuevos docentes que se postulan y activistas que encuentran la oportunidad de conversar con sus compañeros de trabajo. Así la tradición –aunque sea por el «dolor de ya no ser»– se mantiene presente, se actualiza. Esto al tiempo que hace que los militantes gremiales se formen relativamente rápido, entorpece de hecho las tendencias burocráticas, porque la burocracia no tiene total control sobre la actividad sindical, y confluye con una situación social en la que todos los liderazgos están fuertemente cuestionados. No es necesario para un maestro confiar en ese dirigente que aparece en televisión y quizá no visita su escuela, con quien nunca habló personalmente, está relevado de las funciones docentes hace años y se dedica a la tan desacreditada actividad sindical. Alcanza con tener una confianza tibia al menos, en ese compañero docente que puede inclusive cuestionar fuertemente al dirigente, pero lo invita incansablemente a las movilizaciones, le evacúa algunas dudas, se desvela por cómo lograr buenas jornadas gremiales, corre de acá para allá con las mociones y es la cara del gremio en la escuela. Los activistas suelen decir que muchos docentes no distinguen Comisión Directiva de Sindicato, que se enojan con la conducción y «no quieren saber más nada» con la actividad gremial. Esto, lejos de ser un error, pone al desnudo el que todos los militantes – inclusive opositores– sostienen las movilizaciones, las votaciones, las asambleas, las reuniones zonales, las jornadas gremiales, etc., esto es, el grueso de la actividad gremial. Y lo hacen porque la actividad gremial es constante y la conducción no puede sostenerla sola ni controlarla totalmente. Ningún dirigente está abocado a la estructura de servicios – por lo demás, reciente–, ningún referente exclusivamente a la CTERA o a la CTA local. Todos, todos a la frenética actividad gremial en el magisterio. La fragmentación ocupacional En «Union Democracy» Lipset, Trow & Coleman destacaban la importancia de la existencia de una «comunidad ocupacional» entre los tipógrafos. La manera en que trabajaban la relación entre la comunidad ocupacional de los tipógrafos y la vida política interna del sindicato ilumina un fuerte argumento respecto al papel de los planteles escolares en la democracia sindical de la AMSAFE, aún si no hay en el magisterio rosarino nada parecido a los clubes de los tipógrafos. En el magisterio los planteles de las escuelas tienen un lugar fundamental en la raíz relacional del vínculo gremial. La fuerte interacción de docentes en muchas escuelas hace que en éstas se formen grupos en los que se mantiene el interés por los problemas comunes, los militantes tejen lazos personales y desde los que se proyectan nuevos activistas con base de apoyo en él. Lipset insistía en que, para la institucionalización de la democracia, es fundamental que estas comunidades se formen relativamente al margen del poder central. Efectivamente, eso ocurre en la AMSAFE. El sindicato ocupa un lugar intermedio entre esas comunidades, de las que necesita sin tener control, y la negociación laboral, que es provincial. Independientemente del creciente y apuntalado poder de gestión de los directores, las reglamentaciones, decretos y resoluciones son provinciales. Por ello, estos grupos, mucho más con la presión y confusión de la reforma, se proyectan o atienden a un nivel que los trasciende: ese nivel es el que busca ocupar el sindicato. La centralidad que cobra la información y el asesoramiento es el mejor ejemplo. Esto promueve la democracia al presionar objetivamente a la participación. De poco le sirve a un delegado ser parte de una sociedad que lo educó en la división social del trabajo político, ya que la realidad sindical no puede hacerlo engranaje burocrático de una estructura de delegación de poder. Deberá aprender a participar en la actividad gremial. Insistimos en la relación clave entre el proyecto político de la conducción sindical y la realidad de las escuelas. Refiriéndose a los movimientos sociales en general, Sydney Tarrow escribe: La estrategia de sacar partido a las estructuras de solidaridad ya existentes puede debilitar los lazos entre el centro y la periferia pero, cuando tiene éxito, la heterogeneidad e interdependencia resultantes producen movimientos más dinámicos que la homogeneidad y la disciplina (...) Si bien fomentan la autonomía de la base y dejan a los activistas espacios libres para la democracia y la participación, permiten –y de hecho favorecen– la falta de coordinación y la discontinuidad (...) Lo máximo a lo que pueden aspirar a largo plazo los organizadores es a construir o utilizar vínculos informales entre redes de activistas que comparten lazos de solidaridad y son interdependientes. Tales redes son especialmente naturales cuando surgen de vínculos ocupacionales, vecinales o familiares (Tarrow; 1997:252, 258). De la manera en que venimos trabajando, «homogeneidad y disciplina» es burocracia. Gran parte de la política de Trabajadores de la Educación de organización gremial puede ser vista como una manera de morigerar en la medida de lo posible la falta de coordinación y la discontinuidad en la que se traduce la realidad de tener que sacar partido de estructuras de solidaridad ya existentes. Y tiene que sacar partido de ellas porque es la manera de que sea exitosa una política de confrontación y proyección social con la estructura del gremio. Este esquema proyecta frecuentemente docentes hacia el sindicato; la política de formación de un cuerpo de delegados es una manera de fijarlos. La AMSAFE depende mucho de estos delegados y activistas por escuela, sobre los que tiene poco poder de presión, y por eso es mejor que sea malo a que no haya ninguno, porque cargan cotidianamente solos con la responsabilidad de una acción gremial constante. La contrapartida es que en estructuras poco numerosas y generalmente integradas, estos delegados son la cara del sindicato y por la fuerte interacción son simplemente docentes con mayor interés en la vida gremial muy expuestos ante la base. Recapitulemos. Nos preocupamos por lograr una definición teórica de la democracia sindical y las reflexiones que continuamos nos llevaron a entender que ésta dependía de la existencia de un gremio participativo, esto es, donde los trabajadores influenciaran en las decisiones sindicales. En tal sentido, un sindicato (relativamente) democrático es aquel en el que la participación de los trabajadores limita la capacidad de la élite de controlar las decisiones. El epígrafe con que iniciamos el libro es revelador. Cierta vez, conversando con Estela Michaleck sobre esta investigación, dijo: «vos después fijate cómo lo pones en tu trabajo... pero acá te soplan la nuca, y vos tenés que estar sacando [actividades] todo el tiempo». Hemos intentado «ponerlo» en términos teóricos y, fundamentalmente, contribuir a explicarlo. Bibliografía Acuña, Carlos, 1997, «¿Racionalidad política versus racionalidad económica?», en Revista de Ciencias Políticas, Nº 1, 1997. Anderson, Perry, 1999 (1995), «Neoliberalismo: balance provisorio», en La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social, Sader & Gentili comps., EUDEBA, Buenos Aires. Andrade de Oliveira, Dalila (org.), 2003, Reformas educacionais na América latina e os trabalhadores docentes, Auténtica, Belo Horizonte. Antunes, Ricardo, 1999, Os sentidos do trabalho. Ensaio sobre a afirmação e a negação do trabalho, Boitempo editorial, São Paulo. Basualdo, Eduardo, 2000, Concentración y centralización del capital en la Argentina durante la década de los noventa. Una aproximación a través de la reestructuración económica y el comportamiento de los grupos económicos y los capitales extranjeros, UNQuilmes/ FLACSO, IDEP, Buenos Aires. Basualdo, Eduardo, 2001, Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina. Notas sobre el transformismo argentino durante la valorarización financiera (19762001), UNQuilmes/ FLACSO, IDEP, Buenos Aires. Birgin, Alejandra, 1999, El trabajo de enseñar. Entre la vocación y el mercado: las nuevas reglas de juego, Editorial Troquel, Buenos Aires. Brennan, James, 1996 (1994), El Cordobazo. Las guerras obreras en Córdoba 19551976, Sudamericana, Buenos Aires. Cardelli, Jorge, 2001, «Política educativa y reforma de estatutos», Proyecto Sindicalismo Docente y Reforma Educativa en América Latina, FLACSO/PREAL, Boletín Nº 8, mayo 2001, Buenos Aires. Cetrángolo, Oscar, Juan Pablo Jiménez, Florencia Devoto & Daniel Vega, 2002, Las finanzas públicas provinciales: situación actual y perspectivas, CEPAL, Serie Estudios y Perspectivas 12, Diciembre de 2002, Buenos Aires. Cetrángolo, Oscar & Juan Pablo Jiménez, 2003, Política fiscal en Argentina durante el régimen de convertibilidad, Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social – ILPES, Oficina de la CEPAL en Buenos Aires, Serie Gestión Pública 35, Mayo de 2003, Santiago de Chile. Costa, Marisa, C Vorraver, 1995, Trabalho docente e profissionalismo, Editora Sulina, Porto Alegre. Crozier, Michel, 1969, El fenómeno burocrático, Amorrortu Editores, Buenos Aires. De Certeau, Michel, 1999 (1974), La cultura en plural, Nueva Visión, Buenos Aires. Del Águila, Rafael, 1996, «La participación política como generadora de educación cívica y gobernabilidad», en Revista Iberoamericana de Educación Nº 12. Delgado, Marta, 2002, El sindicalismo docente frente a la aplicación de las políticas neoliberales en educación: el caso de CTERA y las transferencias de servicios educativos a las jurisdicciones provinciales, Tesis de maestría en ciencias sociales con orientación en educación, FLACSO – sede Argentina. Di Tella, Torcuato, 1983, Política y clase obrera, Biblioteca Política Argentina. C.E.A.L., Buenos Aires. Elster, Jon, 1992, El cemento de la sociedad, GEDISA, Barcelona. Enguita. Mariano, 1991, “A ambigüidade da docência: entre e profissionalização e a proletarização”, em Teoria e Educação nº 4, Porto Alegre. Fernández, Arturo, 1998, Crisis y decadencia del sindicalismo argentino. Sus causas sociales y políticas, Editores de América Latina, Buenos Aires. Gentili, Pablo, 1998, Retórica de la desigualdad. Los fundamentos doctrinarios de la reforma educativa neoliberal, Tesis Doctoral, Universidad de Buenos Aires. Gindin, Julián, 2001, «Conflictividad Magisterial en Rosario 1999-2000», Jornadas de Historia de la Provincia de Santa Fe: «Nuestra Provincia ayer y hoy. Viejos problemas bajo nuevas miradas: Política, Cultura, Sociedad, Economía», 9, 10 y 11 de agosto de 2001, San Lorenzo. Gindin, Julián, Julia Soul & Martín Gabiniz, 2002, «Sindicalismo docente en la Argentina de los ‘90», ponencia presentada en el Seminario de discusión de investigaciones «Sindicatos, empresario y el mercado de trabajo», Programa de Estudios Socioeconómicos Internacionales/ Instituto de Desarrollo Económico y Social, 21 y 22 de noviembre de 2002, Buenos Aires. Iñiguez, Alfredo, 2000, El Salario Docente: un síntoma del estado de la educación en Argentina, Cuadernos del Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte/ Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, Buenos Aires. IPEC, 2000, Anuario Estadístico del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos, Santa Fe. James, Daniel, 1981, «Racionalización y respuesta de la clase obrera: contexto y limitaciones de la actividad gremial en la Argentina», en Desarrollo Económico, v. 21, Nº 83, octubre-diciembre 1981. James, Daniel, 1990 (1988), Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora Argentina 1946-1976, Sudamericana, Buenos Aires. Lechner, Norbert, 1986, La conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, Siglo XXI y CIS, Madrid. Lipset, Seymour, Martin Trow & James Coleman, 1956, Union Democracy, The Free Press, Glencoe, Illinois. Lipset, Seymour, 1969 (1960), «El proceso político en los sindicatos: una exposición teórica», en Teoría y estructura del sindicalismo, Lipset & Galenson ed., Marymar, Buenos Aires. March, James & Herbert Simon, 1977 (1961), Teoría de la organización, Seix Barral. Martínez Bonafé, Jaume, 1998, Trabajar en la escuela. Profesorado y reformas en el umbral Del siglo XXI, Miño y Dávila editores, Madrid. Martínez, Deolidia, Iris Valles & Jorge Kohen, 1997, Salud y Trabajo Docente. Tramas del malestar en la escuela, Kapelusz, Buenos Aires. Martínez, Oscar (comp.), 1994, Pensando la Reconversion. Una visión crítica de la flexibilidad y la calidad total, CIPES, Buenos Aires. Martínez Trucco, Amelia, 1995, Aproximación a la historia del gremialismo docente en la República Argentina, en Nuestra Idea Nº 5, AMSAFE, Mayo de 1995. Michels, Robert, 1983 (1911), Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, Amorrortu, Buenos Aires. Miembros de la ex Comisión Pro-Mejoras Económicas del Magisterio, 1997, La huelga docente del 57’, en Escuela Mía Nº 11 y 12, Revista de AMSAFE Rosario, Rosario. Morduchowicz, Alejandro, Carreras, incentivos y estructuras salariales docentes, Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe, mayo 2002. Offe, Claus & Helmut Wiesenthal, 1980, «Dos lógicas de la acción colectiva», en Political power and social theory, M Zeitlin ed., Londres (traducido por Emilio Parrado para la carrera de Sociología de la U.B.A.) Rauber, Isabel, 1998, Una historia silenciada, Pensamiento Jurídico Editora. Rivas, Axel, 2003, Mirada comparada de los efectos de la reforma educativa en las provincias. Un análisis de los resultados y de la dinámica política de la nueva estructura de niveles en las provincias a 10 años de la Ley Federal de Educación, Serie de Estudios sobre el Estado, el Poder y la Educación en la Argentina Documento N° 2, Centro de Implementación de Políticas Públicas Para el Equidad y el Crecimiento, Buenos Aires. Rodríguez, Gloria et al (coordinadores), 2000, Actas del 1 Encuentro Regional «Ciencias Sociales y Sindicalismo», Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, Rosario. Rodríguez, Gloria et al (coordinadores), 2002, Actas del I1 Encuentro Regional «Ciencias Sociales y Sindicalismo», Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, Rosario. Roldán, Marta, 1978, Sindicatos y protesta social en la Argentina (1969-1974). Un estudio de caso: el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos, Ámsterdam. Santana, Marco Aurelio & José Ricardo Ramalho, 2003, Além da fábrica. Trabalhadores, sindicatos e a nova questão social, Boitempo editorial, São Paulo. Sirvent, María Teresa, 1999, Cultura popular y participación social. Una investigación en el barrio de Mataderos (Buenos Aires), Miño y Dávila editores, Madrid. Street, Susan, 1992, Maestros en movimiento. Transformaciones en la burocracia estatal 1978-1982, CIESAS, México. Street, Susan, 1996, «Democracia como reciprocidad: modalidades participativas de las bases del movimiento magisterial chiapaneco», en Antropología Política. Enfoques contemporáneos, H. Tejera Gaona comp., INAH, México. Street, Susan, 1997, «Los maestros y la democracia de los de abajo», en La democracia de los de abajo, J. Alonso y J. M. Ramirez coordinadores, La jornada, UNAM, Colegio electoral del estado de Jalisco. Street, Susan, 2000, «Trabajo docente y poder de base en el sindicalismo democrático magisterial en México. Entre reestructuraciones productivas y resignificaciones pedagógicas», en La ciudadanía negada, Gentili & Frigotto comp., CLACSO, Buenos Aires. Tarrow, Sidney, 1997, El poder en movimiento, Alianza Universidad, Madrid. Touraine, Alain & Bernard Mottez, 1963 (1961), «Clase obrera y sociedad global», en Tratado de Sociología del Trabajo, Naville & Friedman, FCE, México. Torre, Juan Carlos, 1974, «La democracia sindical en la Argentina», Desarrollo Económico vol. 4, Nº 55, Buenos Aires. Vázquez, Silvia & Juan Balduzzi, 2000, De apóstoles a trabajadores, Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte/Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, Buenos Aires. Wallace, Santiago, 1994, «El proceso de trabajo cervecero. Una mirada desde los riesgos», en Estudios incorformistas sobre la clase obrera argentina (1955-1989), Berrotarán & Pozzi comps., Ediciones Letra Buena, Buenos Aires. Weber, Max, 1985 (1946), Ensayos de Sociología Contemporánea, Wrigth Mills & Gerth comp., Planeta Agostini, Barcelona. Weber, Max, 1988 (1905), La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Ediciones Coyoacán, México. Weber, Max, 1994, (1923), Economía y Sociedad, FCE, México. Wrigth Mills, Charles, 1957 (1956), La élite del poder, Fondo de Cultura Económica, México. Wrigth Mills, Charles, 1965 (1948), El poder de los sindicatos, Ed. SXXI, Buenos Aires. Zeitlin, Maurice & Judit Stepan-Norris, 1995, «Union democracy, radical leadership, and the hegemony of capital», en American Sociological Review, vol. 60. Publicaciones periódicas consultadas Boletín de Educación, Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. Diario La Capital, Rosario. Diario Rosario/12, Rosario. Diario El Litoral, Santa Fe. Revista Nuestra Idea, de la Asociación del Magisterio de Santa Fe. Revista Escuela Mía, de la Delegación Rosario de la Asociación del Magisterio de Santa Fe. Fuentes Documentales consultadas ACTAS de las Asambleas Provinciales de la Asociación del Magisterio de Santa Fe. AMSAFE delegación Rosario Informa, Boletín informativo Nº 1, Julio 1992. AMSAFE Rosario, Comunicado de prensa, 25 de septiembre de 1995. AMSAFE Rosario, Balance 1992-1995. Agrupación Trabajadores de la Educación Isauro Arancibia, 2000, Documento para la discusión. Memorias Gremiales de la Asociación del Magisterio de Santa Fe. Memorias Gremiales de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina.