Guerra fría en Latinoamérica

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UNIVERSIDAD SAN SEBASTIAN
FACULTAD DE EDUCACION
CARRERA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
GUERRA FRÃA EN LATINOAMERICA
NOMBRE: GUILLERMO SOTO GARRIDO
INTRODUCCIÓN
Sin duda, uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la humanidad, es la confrontación
(directa e indirecta) de dos grandes ideologÃ-as durante mas de cuarenta y tres años: La Capitalista −
Liberal y la Socialista − Comunista; la denominada Guerra FrÃ-a. Es necesario si, aclarar a que nos referimos
con este término, el por qué de su nombre y el motivo de su creación, antes de hacer un análisis
exhaustivo de ella.
El término "Guerra FrÃ-a" fue por primera vez utilizado por el escritor español Don Juan Manuel en el
siglo XIV. En su acepción moderna fue acuñado por Bernard Baruch, consejero del presidente Roosevelt,
quién utilizó el término en un debate en 1947 y fue popularizado por el editorialista Walter Lippmann.
Este concepto designa esencialmente la larga y abierta rivalidad que enfrentó a EE.UU. y la Unión
Soviética y sus respectivos aliados tras la segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las
relaciones internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes polÃ-tico,
económico y propagandÃ-stico, pero solo de forma muy limitada en el frente militar.
El motivo de que la "guerra frÃ-a" no se convirtiera en "caliente" fue la aparición del arma nuclear. Antes de
la bomba, la guerra era, la continuación de la polÃ-tica por otros medios, tras Hiroshima y Nagasaki, la
confrontación directa entre las potencias llevaba a la catástrofe general y a una posible desaparición
planetaria.
Los crecientes arsenales nucleares que las superpotencias fueron acumulando impidieron una guerra directa
que nadie hubiera ganado, sin embargo, EE.UU. y la URSS y sus aliados utilizaron la intimidación, la
propaganda, la subversión, la guerra local mediante aliados interpuestos, la intervención secreta de la cual
tratará el presente trabajo.
Por tanto, referirse a la Guerra FrÃ-a en términos de la participación de paÃ-ses, puede concluirse que
esta tuvo un carácter mundial y fácilmente podrÃ-a denotarse como la tercera guerra mundial sin
participación militar ni bélica, en la mayorÃ-a de los paÃ-ses.
Sin embargo, en este trabajo se tratará de dilucidar, como esta guerra indirecta tuvo grandes influencias en
paÃ-ses latinoamericanos que, a pesar de su escaso desarrollo, fueron importantes al momento de buscar y
conseguir aliados para las distintas potencias, y como fueron sometidas irremediablemente al control e
influencia externa en las decisiones polÃ-ticas, económicas e incluso sociales que tuvieron que tomar y de
una u otra forma orientar su polÃ-tica externa al de la potencia que los dominaba.
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• CHILE Y LA GUERRA FRÃA
La lejanÃ-a geográfica y el aislamiento consiguiente de nuestro paÃ-s no lo salvó del virtual
enfrentamiento Este−Oeste que implicó la Guerra FrÃ-a. En relación al resto del Hemisferio, ExistÃ-an dos
motivos adicionales que hacÃ-an de Chile un objetivo relativamente importante en el conflicto.
En primer término, uno de carácter intrÃ-nsecamente geopolÃ-tico: el dominio de Chile sobre el Estrecho
de Magallanes, vÃ-a de comunicación interoceánica entre el Atlántico y el PacÃ-fico, vital en caso de
guerra entre ambas superpotencias, sobre todo teniendo en cuenta la extrema vulnerabilidad de la otra vÃ-a de
comunicación, el Canal de Panamá, el que, si bien bajo control del EEUU, era sumamente fácil de
inutilizar mediante un sabotaje.
Luego, una circunstancia de orden polÃ-tico: desde la consolidación del imperio soviético y su
consiguiente expansión bajo la bandera del socialismo revolucionario o comunismo, nunca se tuvo el poder
en parte alguna mediante el sufragio, libre, secreto e informado, como ocurre en las democracias de tipo
occidental. Invariablemente el sistema comunista se habÃ-a impuesto por la fuerza, ya sea mediante
ocupación militar soviética o mediante el Golpe de Estado o la revolución violenta. Esto constituÃ-a un
gran obstáculo para los planes expansionistas de la URSS, pues habrÃ-a sido ideal contar con un régimen
afecto, elegido de forma legÃ-tima por los habitantes de un Estado.
Chile era uno de los escasÃ-simos paÃ-ses que brindaba esta oportunidad, dada la tradicional división de su
sociedad en tres segmentos bien diferenciados: Derecha, Centro−Izquierda y extrema Izquierda.
La extrema Izquierda (FRAP y Unidad Popular, sucesivamente) férreamente controlada por el Partido
Comunista, uno de los fieles y obsecuentes a la lÃ-nea moscovita, era una posibilidad real de alcanzar el
poder polÃ-tico mediante las urnas, lo que conferÃ-a a Chile una gran importancia en la estrategia
soviética en este Hemisferio.
Históricamente, el Partido Comunista chileno es uno de los mas antiguos de la región, disciplinado y
homogéneo, comienza a adquirir protagonismo desde principios de siglo, incorporándose en la década
del 20 a la Internacional Comunista, ya controlada por la URSS.
En 1938, junto con el Partido Radical (Izquierda Laica) y el Socialista, Izquierda Trotskysta, forma el Frente
Popular a semejanza del que se habÃ-a constituido en Francia, bajo León Blum y se obtiene la elección del
presidente Aguirre Cerda, miembro del partido Radical, y quien inicia una polÃ-tica populista, pero su
prematuro fallecimiento en 1941, deja el experimento del Frente Popular inconcluso. Cuando asume la
presidencia otro radical, Juan Antonio RÃ-os, en 1942, la URSS estaba en plena guerra con el eje
alemán−italiano y pro ende era aliada de las potencias occidentales, por lo que la acción polÃ-tica del
partido fue discreta, si bien conservó sus cuadros. Pero ya en 1946, cuando la URSS comenzaba a mostrar
sus propósitos expansionistas, la extrema izquierda encabezada por el Partido Comunista, protagonizó una
asonada de gravedad en pleno centro de Santiago, con varios muertos en enero de 1946.
Pero el mismo año triunfa una heterogénea alianza polÃ-tica en las elecciones presidenciales de
septiembre, integrada por radicales, comunistas y liberales, es decir de extrema izquierda a derecha tradicional
y asume el mando el Presidente Gabriel González Videla, Radical.
El Partido Comunista obtiene varios ministerios y cargos claves en la administración y comienza a preparar
un golpe revolucionario, bajo las directivas de Moscú, creyendo que la situación estaba madura para ello,
particularmente en una zona muy conflictiva y que constituÃ-a una fuente energética del paÃ-s por aquel
entonces: El Carbón. Se inicia asÃ- un movimiento de paralización y luego toma de yacimientos, lo que
provoca una grave crisis y al amparo de la misma la agitación se extiende a otras zonas y sectores vitales de
la economÃ-a, como el transporte. El plan consistÃ-a en paralizar el paÃ-s y luego, bajo el pretexto de la
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crisis, dar un Golpe de Estado que permitirÃ-a establecer un régimen comunista. Pero no se contó con la
personalidad del presidente González Videla ni con la cohesión de las Fuerzas Armadas, quedando el
movimiento apaciguado en forma efectiva y rápida. Luego procedió a expulsar a todos los miembros del
partido de la Administración y obtuvo del Congreso la aprobación de La Ley de Defensa Permanente de la
Democracia, donde influyó EEUU, la que junto con poner fuera de la Ley al Partido Comunista, establecÃ-a
como ilegal, cualquier tipo de gobierno comunista que surgiera para gobernar al paÃ-s. Simultáneamente se
rompieron relaciones con el bloque socialista.
Pero en las cercanÃ-as de 1958, bajo la administración del presidente Carlos Ibañez, una coalición
integrada por los partidos Radical, Socialista y Demócrata Cristiano derogó la Ley mencionada, lo cual
permitió al Partido Comunista recuperar s existencia legal y recomponer su estructura y zonas de influencia.
Bajo la administración del Presidente Jorge Alessandri, el Partido se dedicó de preferencia a la acción
polÃ-tica en lugar de la subversiva, infiltrándose paulatinamente en los partidos de centro izquierda (Radical
y Demócrata Cristiano), aliándose con sus ex enemigos, las diversas fracciones del Partido Socialista. Se
constituyó asÃ- el Frente de Acción Popular (FRAP), que levantó la candidatura presidencial de Salvador
Allende, miembro del Partido Socialista, para las elecciones de 1964. Las fuerzas de Derecha, luego de un mal
candidato de la democracia cristiana, senador Eduardo Frei Montalva, quien obtuvo gracias a este apoyo una
gran victoria electoral, derrotando al FRAP y su candidato, Salvador Allende.
Durante el lapso que cubre la Administración Frei (1964−1970), la Guerra FrÃ-a entre EEUU y la URSS
alcanza su máxima virulencia; la expansión soviética parece incontenible en Africa, Asia y Cuba se
convierte en una importantÃ-sima base de operaciones para la subversión en el Hemisferio Sur. En 1969 se
constituye en La Habana un movimiento revolucionario internacional para promover la subversión y la
instalación de regÃ-menes de extrema izquierda en el continente, bajo las siglas O.L.A.S (Organización
Latino Americana de Solidaridad) cuyo primer Presidente fue el Dirigente socialista chileno y ya candidato a
la Presidencia de la República, señor Salvador Allende que posteriormente asume el poder el 4 de
septiembre de 1970 superando a Jorge Alessandri por solo 36.000 votos.
Intervención norteamericana en Chile.
Cuba sólo era una pequeña isla, pero la posibilidad de que una nación sudamericana como Chile se uniera
al campo Comunista era una amenaza que provocó la fuerte reacción de Washington. Los EEUU, tenÃ-an
importantes intereses en la minerÃ-a chilena y el conglomerado ITT controlaba mucho del sistema de
telecomunicaciones. Chile tenia una de las tradiciones más largas de democracia en Sudamérica, pero
cuando parecÃ-a que el socialista Salvador Allende Gossens ganarÃ-a una victoria a través de elecciones
libres representando a una coalición de izquierda que aglutinaba a los comunistas y los socialistas,
Washington decidió actuar. Kennedy aprobó un fondo secreto para influir en los resultados de la elección
chilena de 1964, fondo que Johnson más tarde siguió incrementando. Los Demócratas Cristianos ganaron
esa elección. Por ese tiempo, la operación de la CIA para derrotar a Allende fue clasificada como muy
exitosa, ahora la diferencia que hizo no esta muy clara. La justificación para el uso de los fondos secretos
norteamericanos para influir las elecciones era simple: los soviéticos también gastaban dinero apoyando
a otros partidos polÃ-ticos y sindicatos y, mientras esto siguiera pasando, los EEUU, harÃ-an lo mismo. La
CIA habÃ-a estado haciendo esto desde las elecciones italianas de 1948, en Japón después de la guerra
eliminó su sistema polÃ-tico y lo estructuró de la forma capitalista, y aún hasta hoy en dÃ-a como en
Afganistán e Iraq, interviene militar y polÃ-ticamente en su estructura para modificarlas a la manera
Capitalista−Liberal.
Sin embargo, a esa fecha ya se habÃ-a configurado un cuadro de gran complejidad en las relaciones de tipo
militar entre Chile y EEUU. Dentro de estas, estaba:
− El TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia RecÃ-proca), tratado multilateral con contenidos militares,
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polÃ-ticos y en cierto modo ideológico.
−PAM (Pacto de Ayuda Militar) para la adquisición de armamentos y otros elementos militares,
entrenamientos e intercambio de personal militar (básicamente chileno) y una serie de otros rubros de
relación militar y en ese sentido era el documento bilateral central en esta materia entre ambos paÃ-ses.
• Misiones Militares de EEUU en Chile: estas misiones de las diversas ramas de las FFAA de EEUU
(Ejército, Marina y Fuerza Aérea, excluyendo a los Marines) funcionaron formalmente desde su
establecimiento sobre la base de Convenios separados.
• Misiones Militares chilenas en EEUU: Las habÃ-an de las tres ramas de las FFAA, bajo Convenios.
Su función básica es la de implementación de los diversos aspectos del PAM, principalmente
adquisiciones. Naturalmente ellas implicaban administración financiera importante y numerosas
funciones técnicas y profesionales.
• Junta Interamericana de Defensa − Colegio Interamericano de Defensa: Estas dos entidades, entre
las cuales hay una vinculación de relativa dependencia de la segunda respecto a la primera, tienen un
carácter de organismos sin institucionalización efectiva en el Sistema Interamericano que era
bastante peculiar. Su presupuesto estaba contemplado en el de la OEA, pero sus relaciones con los
órganos de ésta adolecen de un cierro equÃ-voco del cual habÃ-an numerosos ejemplos.
• Reuniones periódicas de comandantes en Jefe: La manera exacta y los propósitos con que se
originaron estas reuniones no son claramente conocidas, sólo se sabe con exactitud que se
producÃ-an en diversas sedes nacionales, y asistÃ-an los comandantes en jefe (con algunos casos en
que delegan su presencia, lo cual al parecer es excepcional) y, que eran separadas para las tres ramas
de las Fuerzas Armadas.
• Operaciones Unitas: Desempeñan un papel de preparación estratégica para la Marina de EEUU,
en conjunto con la de paÃ-ses latinoamericanos, y uno de entrenamiento.
Dentro de estas relaciones, cabe mencionar las invitaciones, visitas, etc., a EEUU de diversos grupos de
oficiales militares (cursos de Alto Mando y Academia de Guerra, cursos militares a egresados de sus
respectivas escuelas, etc.), asÃ- como otras de tipo individual a oficiales militares; las vinculaciones
particulares del Cuerpo de Carabineros y del Servicio de Investigaciones.
Ahora bien, no solo en el aspecto militar se iniciaron operaciones secretas: El Plan Camelot, proyecto del
Departamento de Defensa de los Estados Unidos para estudiar el potencial subversivo en toda la sociedad de
un paÃ-s en desarrollo, tuvo el financiamiento más cuantioso en la historia de las Ciencias Sociales. Se
intentó aplicarlo en Chile en 1965. Su fracaso, provocado por las denuncias de Ãlvaro Bunster, a la
época secretario general de la Universidad de Chile y embajador del Presidente Allende en Londres hasta el
golpe, produjo un escándalo tal en la comunidad internacional de sociólogos, al revelarse la utilización
polÃ-tica subversiva de las Ciencias Sociales por parte del Gobierno Norteamericano, que el caso del Plan
Camelot es considerado clásico de la intervención polÃ-tica. Nunca un proyecto más ambicioso que este
se habÃ-a propuesto en materia sociológica: estudiar toda la sociedad de un paÃ-s para deducir su capacidad
polÃ-tica revolucionaria, calcular su instinto de agresión social y medir sus fuerzas de represión. Espiar a
todo un pueblo. El velo cientÃ-fico dejaba ver los objetivos polÃ-ticos de inteligencia. La institución
auspiciadora era el Pentágono, a través de contrato con la American University de Washington, D.C. el
embajador norteamericano en Chile, Ralph Dungan, no habÃ-a sido informado de la existencia del proyecto.
El Departamento de Estado declaró no haber recibido noticias del Pentágono. Dungan, que habÃ-a
trabajado con John Kennedy, hizo presente la directiva oficial en el sentido de que operaciones activas de
inteligencia a esta escala requerÃ-an autorización polÃ-tica al más alto nivel; reivindicó asÃ- mismo sus
prerrogativas de único embajador de EEUU en Chile. El Pentágono, bajo orden Presidencial que fijó un
récord de rapidez, canceló el Plan.
Pero el núcleo del Plan se llevó a efecto. No a la escala imaginada en 1965. Tampoco desplegando legiones
de sociólogos. El escándalo no lo permitÃ-a. Pero lenta, prudente, modestamente. Por medios más
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tradicionales: oficinas norteamericanas públicas y privadas en Chile, hombres de negocios, fundaciones sin
fines de lucro, cuerpos de paz (los cuerpos de paz tan idealistas han proveÃ-do de expertos en asuntos
latinoamericanos al Gobierno de EEUU y a firmas privadas con sede en América Latina), egresados
universitarios que preparaban tesis de doctorado.
El director de la CIA, Richard Helms, propuso otra operación secreta en Chile en 1969, un año antes de la
elección donde Allende se presentó nuevamente a la Presidencia. Pero Kissinger, preocupado ante los
eventos que se producÃ-an en otras zonas, no estaba interesado en el plan. En septiembre de 1970, allende
salió vencedor. Nixon estaba fuera de si y culpó al Departamento de Estado y a la CIA. Habiendo criticado
a los demócratas durante años por su polÃ-tica en Cuba, él ahora enfrentaba la posibilidad de un Chile
Comunista durante su mandato. Nixon insistió en que debÃ-a hacer algo, cualquier cosa, para revertir el
descuido previo, recuerda Kissinger. Según la constitución chilena, en un plazo de 50 dÃ-as, el Congreso
debÃ-a decidir la situación entre las dos primeras mayorÃ-as: Allende y el conservador Alessandri. HabÃ-a
tiempo para actuar. El 15 de Septiembre, Nixon citó a Helms y a Kissinger en la Oficina Oval. Las notas que
tomó de la reunión el director de la CIA incluÃ-an frases ladradas por Nixon que decÃ-an: quizás exista
una en 10 posibilidades, pero salven a Chile! No se preocupen por los riesgos que involucre; no implicar la
embajada; trabajo de tiempo completo; los mejores hombres que tengamos; hagan gritar la economÃ-a!
Kissinger creÃ-a que con Allende se estaba frente a un nuevo Castro. Un plan fue rápidamente elaborado en
dos fases: la primera era un programa secreto de la CIA para persuadir al Congreso chileno para que no votara
por Allende. La segunda era un plan extremadamente secreto para incitar y preparar un golpe de Estado.
Luego de la reunión sostenida por el grupo de los 40 el 14 de Septiembre, y de las instrucciones dadas por el
Presidente Nixon el 15, las maniobras del Gobierno norteamericano para evitar que asumiera Allende se
desarrollaron en dos vÃ-as: Track I (primera vÃ-a) incluÃ-an todas las acciones encubiertas aprobadas por el
Comité 40, donde se incluÃ-an las operaciones polÃ-ticas, económicas y de propaganda. Estas
actividades estaban diseñadas para inducir a los opositores de Allende en Chile a que impidieran su ascenso
al poder mediante métodos polÃ-ticos o militares. Incluyó puntos como operaciones polÃ-ticas para la
reelección de Frei, una campaña de propaganda en contra del Gobierno de Allende diseñada para Frei, la
elite chilena y los militares chilenos; y por ultimo, presiones económicas con las multinacionales que
invertÃ-an en el paÃ-s, asÃ- como el cierre de bancos y no prestar dinero del banco mundial.
Las actividades del Track II fueron implementadas como respuesta a las órdenes dadas por el Presidente
Nixon el 15 de Septiembre y se dirigÃ-an a promover y estimular en forma activa a los militares chilenos para
que se movilizaran en contra de Allende.
En el primer plan, la CIA reclutó periodistas mediocres para que sacaran historias contra Allende en la
prensa chilena e internacional. Un hostil portada del Time parecÃ-a haber sido influida por los informes de la
CIA. Folletos fueron impresos, posters distribuidos y murallas pintadas con slogans. ITT ofreció un fondo
para los oponentes de Allende. Los operativos de la CIA se acercaron al Presidente que terminaba su periodo,
Eduardo Frei. Aunque constitucionalmente, Frei no se podÃ-a oponer al ascenso de Allende, ellos trataron de
persuadirlo para mantenerse en el poder. Fallaron en convencerlo, tuvieron que considerarlo como una causa
perdida en la campaña para detener Allende.
El segundo plan era fomentar un golpe militar. Incluso, los agentes a cargo de preguntaban: ¿deberÃ-a la
CIA.. Alentar un golpe militar en uno de los pocos paÃ-ses de América Latina con una sólida y funcional
tradición democrática?.
El comandante en jefe del Ejército, general René Schneider, era un militar correcto, un constitucionalista
que no tenÃ-a ningún interés en envolver al Ejército en la polÃ-tica. La CIA buscaba otros militares
golpistas y encontraron a un general disidente, Roberto Viaux, con quien desarrollaron un plan para secuestrar
a Schneider. Un oficial de la CIA, que contactó a Viaux y sus conspiradores, viajó con US$50.000 en sus
botas de montar. De todas maneras, Viaux no era del todo confiable y en el ultimo minutos Washington
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decidió cancelar el intento de golpe.
El gobierno de Allende expropió siete millones de hectáreas de tierra y las redistribuyó a cerca de 40 mil
familias organizadas en cooperativas. Los bancos fueron nacionalizados, junto con la industria del cobre. En
represalia a este golpe a los intereses norteamericanos, Washington hizo todo lo posible por desestabilizar el
gobierno. Kissinger personalmente se hizo cargo de la campaña a través de varios departamentos del
gobierno. Millones de dólares fueron repartidos por el Comité de los 40 para la oposición de Allende e
ITT ofreció un millón para minar el gobierno. Los préstamos bancarios fueron cancelados. El banco
mundial le habÃ-a prestado a Chile mas de $ 243 millones, pero bajo Allende ni un solo préstamo fue
aprobado. La ayuda norteamericana fue suspendida. Éste es el primer principio de la polÃ-tica
internacional de EEUU: la protección total de los intereses privados. Los intereses privados norteamericanos
son los intereses públicos del Gobierno de EEUU, la razón de Estado del Imperio. Allende se volvió hacia
la URSS, que entregó alguna asistencia industrial, pero falló con la ayuda económica necesaria. Fidel
Castro visitó a Allende a fines de 1971, con la idea de quedarse 10 dÃ-as, pero pasó tres semanas,
impulsando al gobierno a moverse mas a la Izquierda. Allende se negó; como lÃ-der de un gobierno elegido
democráticamente, él querÃ-a seguir su propio camino al socialismo.
Lentamente, la tensión en la economÃ-a chilena aumentó sin créditos, con depresión económica y con
la agricultura estancada. La inflación comenzó a estar fuera de control. Los sectores altos retiraron su
dinero de los bancos. No habÃ-a suficientes puestos de trabajo y no pasó mucho tiempo para que la gente
comenzara a tener hambre.
En 1972, la CIA alentó una huelga de camioneros que llevó al paÃ-s a un estancamiento. Al año
siguiente, médicos y profesores también fueron a huelga. Hubo disturbios y desórdenes. Los opositores
tomaron el control del centro de Santiago y las calles se volvieron campos de batallas. La gente comenzó a
decir que el comunismo no estaba funcionando en Chile. EEUU habÃ-a logrado su objetivo en Chile.
En septiembre de 1973, el General Augusto Pinochet Ugarte tomó el control del Ejército y complotó
contra Allende. A primera hora del dÃ-a siguiente, ejecutaron la toma del poder. En la lucha dentro del
Palacio Presidencial, Allende se suicidó. La viuda de Allende Hortensia, abandonó el paÃ-s y parte
importante de su gabinete fue arrestado.
A modo de cronologÃ-a: Chile 1962 − 1975
1962 El Grupo Especial aprueba 50.000 dólares para fortalecer al Partido Demócrata Cristiano (PDC);
aprueba posteriormente 180.000 dólares para el PDC y su lÃ-der, Eduardo Frei.
• El Grupo Especial aprueba 20.000 dólares para un lÃ-der del Partido Radical (PR); Después
aprueba 30.000 dólares adicionales para apoyar candidatos del PR en las elecciones municipales de
abril.
• Abril: el Grupo especial aprueba 3.000.000 de dólares para asegurar la elección del candidato del
PDC Eduardo Frei.
Mayo: El Grupo Especial aprueba 160.000 dólares para apoyar a pobladores y organizaciones campesinas
del PDC.
Septiembre: Eduardo Frei es elegido presidente con el 55.7% de la votación.
Octubre: Ralph Dungan es nombrado embajador de EEUU en Chile.
• El Comité 303 aprueba 175.000 dólares destinados a apoyar a candidatos seleccionados para las
elecciones parlamentarias.
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Noviembre: Allende en una entrevista del New York Times, sugiere que EEUU estuvo entre algunas fuerzas
externas que causaron su derrota en la elección presidencial de 1964.
• El Comité 303 aprueba 350.000 dólares destinados a ayudar a candidatos seleccionados para las
elecciones parlamentarias de marzo de 1969.
• En una reunión del Comité 303 se planteó la interrogante de si se debiera hacer algo con
relación a la elección presidencial chilena de 1970. El representante de la CIA señaló que una
operación para las elecciones no serÃ-a eficaz a menos que comenzara con suficiente anticipación.
• El Comité 40 aprueba 125.000 dólares para una operación de sabotaje en contra de la coalición
de la Unidad Popular de Allende.
Junio: el Comité 40 aprueba 300.000 dólares adicionales para operaciones de propaganda en contra de
Allende.
Septiembre Salvador Allende gana un 36,3% del voto en la elección presidencial. El Comité 40 discute la
situación chilena. Aprueba 250.000 dólares para que el embajador Korry influya en la votación del 24 de
Octubre en el Congreso que decidirá entre Allende y Alessandri.
Durante una reunión del directorio de la ITT en Nueva York, Harold Geneen, ejecutivo máximo de la ITT,
le señala a John McCone que está preparado para ofrecer hasta un millón de dólares para apoyar
cualquier plan del Gobierno diseñado para forjar una coalición en el Congreso chileno con el fin de parar a
Allende. McCone acuerda comunicar esta propuesta a altos funcionarios de Washington y se reúne varios
dÃ-as después con Henry Kissinger y Richard Helms. McCone no recibe una respuesta de ninguno de los
dos.
El 15 de Septiembre el presidente Nixon ordena a Helms, director de la CIA que impida que Allende asuma el
poder. La CIA ha de tener un rol directo en la organización de un Golpe militar. Esta intervención llega a
ser conocida como Track II.
Durante una presentación confidencial ante la prensa de la Casa Blanca, Henry Kissinger advierte que la
elección de Allende serÃ-a irreversible, podrÃ-a afectar a las naciones vecinas y traerÃ-a consigo problemas
enormes para los Estados Unidos y Latinoamérica.
Octubre: la CIA hace contacto con conspiradores militares chilenos; luego de una reunión en la Casa Blanca,
la CIA trata de desarticular el complot dirigido por Roberto Viaux, pero también continúa tratando de
ejercer la máxima presión para derrocar a Allende a través de un golpe; la CIA entrega granadas
lacrimógenas y tres subametralladoras a los conspiradores. El 14 el Comité 40 aprueba 60.000 dólares
para la propuesta del embajador Korry de comprar una estación de radio. El dinero nunca es gastado. 22
octubre, luego de dos intentos anteriores de secuestro el general René Schneider es herido mortalmente.
El 3 de Noviembre Allende es formalmente investido como Presidente de Chile. Propone una reforma
constitucional para establecer el control estatal de las grandes minas y autoriza la expropiación de todas las
firmas extranjeras que las trabajan.
• Enero: el Comité 40 aprueba 1.240.000 dólares para la compra de estaciones de radio y diarios, y
para apoyar a candidatos en las elecciones municipales y otras actividades polÃ-ticas de partidos
opuestos a Allende.
Marzo: el Comité 40 aprueba 185.000 dólares adicionales para apoyar al Partido Demócrata Cristiano.
Mayo: el Comité 40 aprueba 77.000 dólares para la compra de una imprenta para el diario del PDC. La
imprenta no se compra y los fondos son utilizados para apoyar el diario.
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Julio: el Comité 40 aprueba 150.000 dólares para apoyar la elección de candidatos de oposición. El 11
del mismo mes, en una sesión del Congreso Pleno se aprueba en forma unánime una reforma constitucional
que permite la nacionalización del Cobre.
Agosto: el Banco de Explotación/Importación rechaza un pedido chileno para un préstamo de 21
millones de dólares y garantÃ-as de préstamos que se necesitan para la compra de tres aviones destinados
a la compañÃ-a Aérea nacional LAN−Chile.
Septiembre: el Comité 40 aprueba 700.000 dólares para apoyar al principal diario de Santiago, El
Mercurio. El 28 del mismo mes el Gobierno chileno se hace cargo de las operaciones de la CompañÃ-a
Chilena de Teléfonos (Chitelco). Desde 1930, la ITT habÃ-a controlado el 70% de las acciones de la
compañÃ-a.
• Enero: el presidente Nixon entrega una declaración para aclarar la polÃ-tica de los EEUU frente a la
expropiación extranjera de intereses norteamericanos. El presidente señala que los Estados Unidos
esperan que la compensación sea rápida, adecuada y razonable. El Presidente advierte que, de no
ser razonable la compensación, podrÃ-a darse término a la ayuda económica bilateral para el
paÃ-s expropiador y que los EEUU no apoyarÃ-an prestamos que estuvieran siendo considerados en
bancos de desarrollo multilateral.
Abril: el Comité 40 aprueba 50.000 dólares para un esfuerzo orientado a dividir la coalición de la Unidad
Popular.
Octubre: el Comité 40 aprueba 1.427.666 dólares para apoyar a partidos polÃ-ticos de oposición y
organizaciones del sector privado con miras a las elecciones parlamentarias de Marzo de 1973.
Diciembre: Allende ante la Asamblea General de Naciones Unidas, denuncia que Chile ha sido vÃ-ctima de
una grave agresión y que ha sentido las consecuencias de una presión externa de gran escala en contra.
• El Comité 40 aprueba 200.000 dólares para apoyar a los partidos de oposición en las elecciones
parlamentarias.
Marzo: las conversaciones entre EEUU y Chile sobre problemas polÃ-ticos y financieros terminan en una
impasse.
Junio: fuerzas rebeldes ocupan el sector céntrico de Santiago y atacan el ministerio de Defensa y el Palacio
Presidencial antes de que fuerzas leales al Gobierno los rodeen y obliguen a rendirse. Este es el primer intento,
en 42 años, de los militares para derrocar un Gobierno chileno elegido democráticamente.
Julio: los dueños de camiones comienzan una huelga en todo el paÃ-s.
Agosto: los dueños de mas de 110 mil micros y taxis se declaran en huelga. El Comité 40 aprueba 1
millón de dólares para apoyar partidos polÃ-ticos de oposición y organizaciones del sector privado. Este
dinero no se gasta.
Septiembre 11 los militares chilenos derrocan el Gobierno de Salvador Allende. Allende muere durante el
golpe, dÃ-cese por un suicidio. El nuevo gobierno militar nombra presidente al comandante en jefe del
Ejército, Augusto Pinochet, y disuelve el Congreso. La junta declara ilegales a todos los partidos marxistas
y pone un receso indefinido a todos los otros partidos. Se establece la censura de prensa, y se crean centros de
detención para los opositores al nuevo régimen.
Octubre: el Comité 40 aprueba 34.000 dólares para una estación de radio opuesta a Allende y para gastos
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de viaje de voceros que apoyan a la Junta.
• Septiembre: el presidente Ford reconoce la existencia de operaciones encubiertas en Chile.
Octubre: la comisión de DDHH de la OEA informa de atroces violaciones de los derechos humanos en
Chile.
Diciembre: se suspende la ayuda militar de EEUU.
• Junio: Pinochet declara que no habrá elecciones en Chile mientras yo o mi sucesor estén vivos.
Julio: Chile se niega a dejar a entrar al PaÃ-s a la Comisión de DDHH de las Naciones Unidas.
• AMÉRICA CENTRAL Y LA GUERRA FRÃA:
Estados Unidos consideraba a América y el Caribe como su patio trasero; cualquier inseguridad en la puerta
del jardÃ-n se convertÃ-a en una amenaza. Desde el advenimiento de la guerra frÃ-a inseguridad significaba
un gobierno comunista o un gobierno de izquierda infiltrado por comunistas, por que finalmente mirarÃ-an a
la URSS para pedir ayuda y asistencia. Era una base para la subversión militar a través de la región. Por
eso, para Washington, el Plan de la CIA para remover al presidente Arbenz de Guatemala en 1954 habÃ-a
sido un rotundo éxito a pesar de que dejo dividido en bandos por décadas. La Revolución de Castro en
Cuba causaba gran ansiedad en la Casa Blanca y el fiasco de la BahÃ-a de Cochinos no hizo nada más que
aumentar la determinación de Washington de desalojar a los dictadores revolucionarios. Cuba continuó
exportando su propia marcar de revolución a través de Latinoamérica y Ãfrica
Un golpe en el empobrecido estado caribeño de República Dominicana en 1965 se pensó que habÃ-a sido
inspirado por LA Habana. El Presidente Johnson, no queriendo arriesgar otra Cuba, ordenó a 23 mil Marines
americanos invadir la isla. Posteriormente, se supo que no hubo ninguna implicación cubana, asÃ- es que
EEUU decidió retirarse de lo que el consejero de seguridad nacional, George Bundy, describió como una
interrumpida guerra civil. En otras partes, la amenaza cubana era mas real. En 1965, el Che Guevara, uno de
los héroes de la revolución cubana se fue a Bolivia para fomentar una movilización que él esperaba
pudiera inspirar a todo el continente sudamericano para levantarse contra el imperialismo norteamericano.
Pero el alzamiento falló. Dos años después, dirigiendo un pequeño grupo de hombres enfermo y
cansado Guevara fue seguido hasta su escondite en la montaña y rodeado por una tropa de soldados de
gobierno. En el enfrentamiento Guevara fue herido y se rindió. Bajo órdenes directas del presidente
boliviano, Guevara fue ejecutado sin ningún juicio. Sus manos fueron cortadas para una identificación
positiva vÃ-a huellas digitales, su estropeado y golpeado cuerpo fue fotografiado y arrastrado para su entierro;
la imagen de su cara muerta recorrió al mundo.
Situación de Guatemala:
En 1944, un movimiento democrático con amplia base ciudadana logró la renuncia del dictador Jorge
Ubico. Luego su sucesor Federico Ponce fue destituido por el Golpe Militar, y a fin de año las elecciones
celebradas en Guatemala le dieron la presidencia a Juan José Arévalo, un intelectual vuelto del exilio.
Este gobierno tras aprobar una nueva constitución − como serÃ-a en la mexicana de 1917− comenzó a
promulgar leyes laborales y sindicales que suponÃ-an una rápida modernización de uno de los paÃ-ses
más atrasados de América; las mejoras en el sistema educativo, sanidad pública, asÃ- como la
construcción de viviendas.
Mientras tanto, se organizaban los grupos izquierdistas (este partido comunista pequeño −entre 500 y 2 mil
miembros − muy activos capaz de controlar sobre los sindicatos). Este es el cambio que se advirtió tras las
elecciones que dieron en el poder al coronel Jacobo Arbenz Guzmán en 1951.
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La polÃ-tica de Arbenz se orientó muy pronto hacia proyectos como carreteras, puertos o centrales
eléctricas que liberasen al paÃ-s de la enorme servidumbre impuesta por la United Fruit Company. En 1952
se aplicó a la ejecución de la reforma agraria, habÃ-a que provocar el malestar de la oligarquÃ-a, además
de la poderosa UFCO (Unión de Fomento del Comercio), a la que se le expropiaron grandes extensiones de
tierra que se mantenÃ-an sin cultivar. Dos años mas tarde por las tierras encautadas por el Gobierno fueron
asentadas unas 100 mil familias campesinas, este proceso llegó a su fin por la injerencia de EEUU.
Todos los afectados por la reforma denunciaron al gobierno de Guatemala como comunista, ganando asÃ- en
la Guerra FrÃ-a el apoyo del secretario de estado del presidente Eisenhower, John Foster, antiguo abogado de
la UFCO y su hermano Alles Dulles entonces director de la CIA. El primero obtuvo en Caracas la
autorización de los paÃ-ses latinoamericanos, para no extirpar el peligro.
El segundo preparó en Nicaragua y Honduras el contingente de mercenarios con el que el coronel Carlos
Castillo invadió Guatemala en 1954.
El régimen de Arbenz se desplomó, la revolución guatemalteca habÃ-a sido truncada.
Situación de Panamá
Desde los años 40, es indiscutible, que Remón era la figura más poderosa del paÃ-s. Instalaba y
removÃ-a Presidentes según su conveniencia y nada escapaba a su control. HabÃ-a asumido la
Comandancia de la PolicÃ-a Nacional después de la salida de Rogelio Fábrega y habÃ-a creado un
cuerpo homogéneo, con una unidad monolÃ-tica, cuyos efectivos hacÃ-an gala de una lealtad absoluta
hacia sus jefes. Se trataba también de un cuerpo todopoderoso, por encima del poder civil. Pero habÃ-a
más aún. Remón era el hombre que Washington necesitaba en Panama para llevar adelante, con mano
firme, los lineamientos de la Doctrina Truman. Era el hombre ideal para gobernar en el contexto de la Guerra
FrÃ-a en América Latina y los Estados Unidos no lo iba a desaprovechar.
El extraordinario poder cimentado por Remón le habÃ-a granjeado enemistades también poderosas a lo
interno del territorio nacional.
Además de ello, el paÃ-s, como ya señalamos, transitaba penosamente por estos años de la posguerra.
En el aspecto económico−fiscal la situación era de depresión y estancamiento, lo que naturalmente
repercutÃ-a en la sociedad. El desempleo provocaba insatisfacción y desmoralización. Las huelgas,
manifestaciones, y concentraciones estaban a la orden del dÃ-a, al tiempo que las tibias medidas económicas
que se adoptaban no alcanzaban a solucionar los graves problemas. Entretanto, Washington que habÃ-a
cancelado la ayuda económica a Panamá después del rechazo del Convenio Filós−Hines, observaba con
atención.
En esta coyuntura llegaron las elecciones presidenciales de 1952, en las que se presentaron como candidatos,
por una parte José Antonio Remón, y por la otra su primo Roberto Chiari. Arnulfo Arias proscrito
polÃ-ticamente no pudo postularse, pero candidatizó primero a Rodolfo Herbruger y después a Carlos N.
Brin, aunque finalmente dio la orden a sus copartidarios que no se presentaran a votar.
El 11 de mayo, se celebraron las elecciones en las que obtuvo una aplastante mayorÃ-a el ex Comandante
Remón. Sus vicepresidentes fueron José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa. Se
institucionalizaba, de esta manera, el poder policÃ-aco, al tiempo que se iniciaba en Panamá la Guerra
FrÃ-a.
Con mano férrea, amordazando la prensa sacrificando las libertades individuales, acallando a la oposición
y subyugando a los Poderes del Estado Remón le imprimió orden y estabilidad a la nación.
Rápidamente, se percibieron los resultados, cuando la economÃ-a mostró un comportamiento positivo
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después de muchos años de estancamiento. Ello, claro está, sin olvidar que los Estados Unidos le
tendió la mano. Mientras, en 1952, la deuda flotante se elevaba a once millones de dólares, para junio del
año siguiente se habÃ-a reducido a cinco. Se aumentaron los impuestos, principalmente el de la renta, se
reformó el sistema tributario, se eliminaron los favoritismos y los sobornos y, como es natural, la hacienda
pública mostró signos de mejorÃ-a. También se creó el Paz y Salvo Nacional con el fin de detectar a
los evasores fiscales.
Enemigo acérrimo de los comunistas, Remón logró que la Asamblea aprobara la ley de los 45.000
adherentes que establecÃ-a que no se reconocerÃ-a ningún partido o grupo polÃ-tico que no hubiese tenido
como mÃ-nimo esa cantidad de votos en las pasadas elecciones. De esta manera, se aseguraba la unidad de la
Coalición Patriótica Nacional que lo habÃ-a llevado al poder y eliminaba otros partidos de tendencia
izquierdista. Igualmente, se aprobó una ley antitotalitaria por la cual se proscribÃ-a al Partido del Pueblo.
Ello le permitió deshacerse de los empleados públicos que comulgaban con la izquierda.
Una ley de diciembre de 1953 transformó, según los lineamientos impartidos por Washington, a la PolicÃ-a
en Guardia Nacional. Se incrementó su número, comenzó a ser entrenada y Estados Unidos le otorgó
préstamos blandos para equiparla de armamento y pertrechos.
Ya en marzo de 1953, Remón le habÃ-a hecho saber al Presidente Eisenhower su interés por efectuar una
nueva revisión del Tratado canalero. Al igual que las reformas anteriores se buscaban fundamentalmente
reivindicaciones económico−fiscales, aunque también se insistÃ-a en las desventajosas condiciones que
mantenÃ-an los trabajadores panameños respecto a los norteamericanos en la Zona del Canal. El 25 de
enero de 1955, poco más de veinte dÃ-as después del asesinato de Remón, ambas naciones firmaron el
Tratado de Mutuo Entendimiento y Cooperación con el documento adicional denominado Memorándum de
Entendimientos Acordados, mejor conocido como Tratado Remón−Eisenhower.
Por el mismo se aumentó la anualidad del Canal a 1.930.000 dólares; se estableció que los comisariatos ya
no abastecerÃ-an a las naves en tránsito; que sólo los norteamericanos residentes en la Zona podrÃ-an
comprar en dichos establecimientos comerciales; los ciudadanos panameños que residieran en la Zona
debÃ-an pagar impuesto sobre la renta a la República de Panamá; se le entregarÃ-an terrenos y edificios a
Panamá, asÃ- como las tierras de Paitilla y la estación del Ferrocarril. En el aspecto social se asumÃ-a el
compromiso de establecer condiciones laborales igualitarias en la Zona del Canal. A cambio, los Estados
Unidos recibió autorización para realizar maniobras militares en RÃ-o Hato durante 15 años, lo que
encajaba perfectamente con la polÃ-tica de la Guerra FrÃ-a, sin olvidar que el control de este sitio habÃ-a
sido una vieja aspiración de Washington. Asimismo es estipuló la reducción del 75 % del derecho de
importación de licores que se compraban en Panamá con destino a la Zona del Canal.
Pero Panamá también habÃ-a realizado otras solicitudes que Washington no aceptó. Entre estas, cabe
mencionar: Que la bandera panameña ondeara junto a la norteamericana en la Zona del Canal; que se
establecieran tribunales de justicia mixtos; la utilización de sellos postales panameños; el reconocimiento
de los exequáturs otorgados por Panamá a los cónsules extranjeros; el cese de la concesión a perpetuidad
de la Zona del Canal; el fin de una anualidad fija. Algunas de estas demandas adquirieron fuerza en los años
subsiguientes y dieron origen a movimientos nacionalistas y estudiantiles que desembocarÃ-an en el 9 de
enero de 1964.
Entretanto, como ya dijimos, Remón fue asesinado el 2 de enero a las 7 de la tarde en el Hipódromo Juan
Franco. De inmediato, se ordenó la detención de sus enemigos polÃ-ticos y se trató de incriminar a
Arnulfo Arias. Igualmente, se detuvo al ciudadano norteamericano Irving Lipstein a quien se le realizó la
prueba de la parafina con resultados positivos. Aunque en apariencia varias pruebas lo sindicaban como el
autor material del hecho, diez dÃ-as después quedó en libertad y abandonó Panamá. Después se
comprobó que Lipstein habÃ-a asesinado al gangster Bugsy Siegel.
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La muerte de Remón llevó a la Presidencia al ingeniero José Ramón Guizado, quien a poco de asumir
solicitó la colaboración de expertos extranjeros para resolver el magnicidio. A tal efecto, llegaron
investigadores de Cuba, Venezuela y los Estados Unidos.
Situación de Cuba
Desde 1898 la vida polÃ-tica cubana estuvo marcada por su peculiar relación con los Estados Unidos, y la
misma Constitución recogÃ-a la tutela polÃ-tica norteamericana. Si bien la derogación de la enmienda
Platt, en 1933, eliminaba del texto constitucional una cláusula que atentaba claramente contra la soberanÃ-a
cubana, el protectorado de Washington se siguió ejerciendo de hecho. Fue la presión del embajador
norteamericano la que obligó a Fulgencio Batista a implementar una apertura electoral, ante el temor
norteamericano de que la situación polÃ-tica degenerara. En 1944, por primera vez en la historia, hubo
elecciones completamente libres, en las que triunfó el antiguo lÃ-der revolucionario y ahora dirigente del
Partido Revolucionario Auténtico, Ramón Grau San MartÃ-n, cuyo derrocamiento habÃ-a sido
propiciado por la administración norteamericana en 1933. La presidencia de Grau tuvo lugar bajo la bonanza
azucarera de la posguerra. Gracias a la corrupción existente amplió la base electoral y consolidó su
situación polÃ-tica. En las elecciones de 1948 fue elegido presidente Carlos PrÃ-o Socarrás, ministro de
Trabajo de Grau, quien de la mano de los Estados Unidos condujo a Cuba a la guerra frÃ-a. Los sindicatos
paraoficiales tuvieron el apoyo gubernamental en la lucha contra los militantes del Partido Comunista o
aquellos que podÃ-an ser acusados de filo−comunistas. La retracción de la producción azucarera y el
aumento de la competencia internacional reforzaron el papel del turismo, un sector con fuerte presencia
norteamericana. Eduardo Chibás, del Partido Ortodoxo, aparecÃ-a como el gran ganador de las elecciones
de 1952, pero su suicidio abrió un vacÃ-o polÃ-tico, llenado por sus seguidores ante el desprestigio del
oficialismo. El tercero en discordia era Batista, que habÃ-a militado por algún tiempo en el Movimiento de
la Paz y habÃ-a desarrollado otras actividades vinculadas al comunismo y que para agradar a los
norteamericanos terminó adoptando una clara postura anticomunista. Las elecciones no se celebraron debido
a la intervención norteamericana y el poder se entregó a Batista, que aumentó la represión. Fidel Castro,
que ya habÃ-a sido candidato parlamentario por el Partido Ortodoxo, encabezó el asalto al cuartel de
Moncada, la segunda guarnición militar ubicada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953. Este hecho
marcarÃ-a el comienzo de una vasta insurrección popular, cuyo principal objetivo era la caÃ-da de la
dictadura, pero el fracaso de la empresa disminuyó el número de los rebeldes. Pese a ello, el aumento de la
represión aisló todavÃ-a más a Batista y sus seguidores. En 1954 Batista fue designado presidente en unas
elecciones autoconvocadas y sin competencia, que abrieron un paréntesis de distensión en la vida
polÃ-tica, que entre otros resultados permitió la salida de Castro de la cárcel y su partida al exilio
mexicano. El abandono del populismo por Batista aumentó el malestar entre la población y el incremento
de la conflictividad polÃ-tica y de la represión. Las elecciones de 1958, en plena guerra civil, no
solucionaron absolutamente nada. El candidato oficialista, Andrés Rivera Agüero, ni siquiera fue
reconocido por Washington. En su exilio mexicano, Castro organizó una pequeña expedición que
penetró en Cuba tras el desembarco del yate Gramma en noviembre de 1956. Castro y su Movimiento 26 de
julio (M−26) crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, provincia de Oriente, que al poco tiempo se
convirtió en el Ejército Rebelde. El M−26 era un desprendimiento del ala izquierda del Partido Ortodoxo,
con una ideologÃ-a igualitaria, socializante, nacionalista y antinorteamericana. La oposición urbana se
endureció y en algunos casos se desarrollaron acciones armadas en las ciudades. La represión contra los
activistas antidictatoriales creció y la espiral acción−represión no dejó de aumentar, dando lugar a un
clima de gran agobio en la población. A partir de 1957 la guerrilla castrista logró una cierta entidad, pero
no logró impulsar la insurrección. La huelga general lanzada por Castro fracasó, ante la indiferencia de la
población y la falta de apoyo de los sindicatos oficialistas y de los comunistas (en ese momento el Partido
Comunista, que actuaba como Partido Socialista Popular −PSP−, rechazaba la táctica insurreccional de los
seguidores de Castro). Lentamente la guerrilla salió de su aislamiento y comenzó una ofensiva en los llanos
(quema de cañaverales, destrucción de cosechas, etc.). La apertura de dos nuevos frentes guerrilleros, a
cargo de Raúl Castro y Juan Almeida, y la coordinación de las acciones militares por parte de Camilo
Cienfuegos y del Che Guevara, consolidaron el avance revolucionario. La integración de los militantes del
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PSP en el M−26 permitió un aumento de la agitación urbana. Gracias a su mayor protagonismo, los
comunistas ocuparon puestos claves en el M−26 y en poco tiempo su control se extendió al Ejército
Rebelde, lo cual explicarÃ-a el rápido giro prosoviético de la revolución tras la conquista del poder. La
coalición anti−Batista se consolidó con la firma del Pacto de Caracas, en julio de 1958, que aceleró el
desmoronamiento del régimen. La dictadura perdió el apoyo de Washington, que desde abril no le
proveÃ-a más armamentos. En agosto de 1958 comenzó la ofensiva final y el 1 de enero de 1959 los
seguidores de Castro tomaron La Habana, en medio del delirio popular y bajo las banderas de la
moralización, del nacionalismo y del antiimperialismo. Castro y el M−26 gozaban de un amplio respaldo
popular, que les permitió controlar totalmente la situación e impulsar un profundo proceso de
transformaciones polÃ-ticas, sociales y económicas. La toma de La Habana fue el comienzo de un proceso
revolucionario caracterizado por la presencia de un régimen autoritario de un fuerte contenido personalista,
marcado por el liderazgo y el carisma de Fidel Castro; el antiimperialismo y el nacionalismo a ultranza que
acompañó el discurso revolucionario hasta nuestros dÃ-as (Patria o muerte es la principal consigna del
régimen); la adopción del marxismo−leninismo, y la integración en el bloque soviético y la puesta en
marcha de polÃ-ticas igualitarias en un intento de construir el socialismo, objetivo éste del que todavÃ-a no
se ha renunciado pese al desmoronamiento del bloque del Este y al retiro de la masiva ayuda soviética.
La crisis de los misiles: La revolución de Fidel Castro en 1959, que en un principio no se definÃ-a como
comunista pero que tenÃ-a una clara orientación nacionalista, comenzó a tomar medidas que lesionaban los
intereses estadounidenses. La reacción de Washington fue inmediata: ruptura de relaciones en 1961,
imposición de un bloqueo económico, excluyó a Cuba de la OEA (Organización de Estados Americanos)
y organizó, mediante operaciones secretas de la CIA, una fallida invasión de emigrados anticastristas en
BahÃ-a de Cochinos o Playa Girón en abril de 1961.En ese contexto, el régimen de Fidel Castro viró
hacia el alineamiento con el bloque soviético y el establecimiento de una dictadura comunista en la isla.
En octubre de 1962, aviones espÃ-as norteamericanos U2 detectaron la construcción de rampas de misiles y
la presencia de tropas soviéticas. El 22 de octubre, con el apoyo claro de sus aliados occidentales, Kennedy
toma una medida de gran dureza: establece una "cuarentena defensiva", es decir, un bloqueo de la isla,
desplegando unidades navales y aviones de combate en torno a Cuba. Si los navÃ-os soviéticos intentaran
forzar el bloqueo, el conflicto armado entre los dos superpotencias estaba servido.
Fue el momento de la guerra frÃ-a en que más cerca se estuvo del enfrentamiento directo entre la URSS y
EEUU y de la hecatombe nuclear. Finalmente, tras negociaciones secretas, Kruschev lanza una propuesta
aceptada por Kennedy: la URSS retirarÃ-a sus misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de
no invadir la isla y de la retirada de los misiles Júpiter que EE.UU. tenÃ-a desplegados en TurquÃ-a. El mes
siguiente la URSS desmonta y repatrÃ-a su material bélico ofensivo y EE.UU. levanta el bloqueo. Sin
embargo, con el paso del tiempo, pasó de ser administrada por el Reino Español, al Imperio
estadounidense.
Situación de El Salvador:
En 1824, tras una breve guerra, El Salvador estableció su propia constitución y formó parte de las
Provincias Unidas de América Central que se llamarÃ-a más tarde la República Federal de
Centroamérica. Durante varias décadas El Salvador, no pudo liberarse de la influencia de Guatemala. La
vida polÃ-tica y económica de El Salvador ha estado siempre dominada por los "barones del café". A
partir de los años 20, los terratenientes tuvieron que compartir el poder con los militares, ya que estos les
ayudaron a aplastar el levantamiento de los campesinos liderados por AugustÃ-n Farabundo MartÃ-. El
régimen militar fue muy represivo y la alianza formada entre los terratenientes y los militares fue el origen
del fuerte descontento de los trabajadores e incluso de la Iglesia Católica que tradicionalmente habÃ-a estado
siempre de lado de las clases dominantes. Los problemas económicos empeoraron durante los años 50, 60
y 70. La presión demográfica, junto a la competencia entre las respectivas burguesÃ-as industriales, llevó
a El Salvador a desatar la guerra contra Honduras, en junio de 1969. El conflicto, de cien horas de duración,
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resquebrajó el Mercado Común regional y la industria salvadoreña entró en crisis. En 1972, el fraude
electoral que dio la victoria al candidato conservador y militar, fue el punto de partida de una verdadera ola de
violencia. El asesinato en 1980 del arzobispo Romero, defensor de los derechos humanos que denunciaba los
abusos de los terratenientes, aceleró la guerra civil.
Las guerrillas que se habÃ-an organizado desde los años 70, comenzaron una actividad militar muy intensa
aumentando considerablemente su número. Cuando la guerra se extendió en todo el territorio en los años
80, el gobierno recibió ayuda civil y militar de los Estados Unidos (como consecuencia de la "Doctrina
Reagan" contra el comunismo) para luchar contra las guerrillas del Frente de Liberación Nacional Farabundo
MartÃ- (FMLN). Las negociaciones de paz comenzaron en 1989, cuando el gobierno se convenció de que no
podÃ-a vencer por la fuerza. Entre tanto el lÃ-der del partido de derecha, ARENA (formado en los años 80,
para representar los intereses de los terratenientes), Alfredo Cristiani, fue elegido presidente. En 1992, se
llegó a un acuerdo de alto el fuego, con la garantÃ-a de la ONU y controlado por una comisión compuesta
por miembros de las dos partes beligerantes, la Comisión Nacional por la Consolidación de la Paz
(COPAZ).
Situación de Nicaragua
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), asÃ- denominado en honor de César Augusto
Sandino héroe de la resistencia nicaragüense contra la ocupación norteamericana (1927−1933), fue
fundado en 1962. Desde un principio se manifestó contra la dictadura de la familia Somoza, contra la
influencia norteamericana y a favor de establecer un régimen socialista.Sus tácticas guerrilleras,
inspiradas en las que practicó Castro en Cuba, desencadenaron brutales y sangrientas represalias por parte de
la Guardia Nacional del Somoza. Pese a problemas internos entre las tres grandes tendencias del movimiento,
la creciente rebelión popular llevó al FSLN a unirse bajo el liderazgo de Daniel y Humberto Ortega y a
encabezar la revolución que finalmente derrocó la dictadura de Somoza en julio de 1979.
Aunque al llegar al poder el FSLN, dirigido por Directorio de nuevo miembros liderado por Daniel Ortega,
confiscó las vastas posesiones de los Somoza y nacionalizó las principales industrias, no aplicó una
polÃ-tica de economÃ-a centralizada de estilo soviético. Tampoco acabó totalmente con las libertades y
permitió otros partidos polÃ-ticos y celebró elecciones.fraudulenta como demostró el denominado
escándalo Irán−Contra. Esta agresión militarizó aún más al régimen que fue cayendo bajo la
dependencia de la URSS y la Cuba de Castro.
El FSLN fue fundado en 1962 por un grupo de estudiantes universitarios encabezados por Carlos Fonseca,
Silvio Mayorga y Tomás Borge. Éstos recibieron el apoyo del dirigente revolucionario cubano Fidel
Castro, ofrecido en parte por el papel que habÃ-a desempeñado Luis Somoza Debayle en el desembarco de
bahÃ-a de Cochinos de 1961. A pesar de la influencia de la ideologÃ-a marxista y leninista, el FSLN no
tenÃ-a un vÃ-nculo directo con el Partido Comunista de Nicaragua. Los sandinistas se oponÃ-an a la familia
Somoza y a la presión de Estados Unidos sobre Nicaragua, y reclamaban una reforma polÃ-tica y
económica radical que condujera a la redistribución de la riqueza y el poder. Su proyecto era respaldado por
estudiantes y campesinos, pero fueron derrotados por la Guardia Nacional en las primeras acciones de la
guerra de guerrillas, que costaron la vida a Fonseca y Mayorga.
A mediados de la década de 1970, destacados miembros del mundo empresarial y de la Iglesia católica
comenzaron a compartir el descontento ya manifestado por otros grupos sociales ante el régimen de
Anastasio Somoza Debayle. La mayor parte de la oposición polÃ-tica se unió en un solo frente encabezado
por Pedro JoaquÃ-n Chamorro, asesinado en Managua en enero de 1978, probablemente por encargo del
propio Somoza. Este acontecimiento provocó desórdenes y manifestaciones contra el gobierno durante
semanas, además de una huelga nacional e intentos aislados de levantamientos armados. A pesar de que
Somoza mantenÃ-a el control, su régimen se tambaleaba y la oposición internacional aumentaba
progresivamente. En el mes de agosto, un grupo de comandos sandinistas asaltó el Palacio Nacional de
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Managua y tomó como rehenes a varios miembros del Congreso nicaragüense. Los sandinistas negociaron
la liberación de varios prisioneros del FSLN y solicitaron un rescate, la publicación de su llamada a la
rebelión y un salvoconducto para que los integrantes del comando abandonaran el paÃ-s.
El éxito de la incursión sandinista alentó a las fuerzas contrarias a Somoza y estallaron levantamientos en
todo el paÃ-s. Las fuerzas somocistas aplastaron estas rebeliones con gran brutalidad, bombardeando incluso
objetivos civiles. Estas operaciones fueron la causa de que cientos de nicaragüenses se unieran al FSLN y
de que aumentara la presión internacional para encontrar una solución negociada al conflicto. Al tiempo
que Estados Unidos impuso ciertas sanciones económicas a Somoza, Costa Rica, Venezuela y Panamá
brindaron su apoyo a los sandinistas.
La Revolución convirtió a Nicaragua en un foco de atención internacional implicado en las tensiones entre
los paÃ-ses comunistas y no comunistas propias de la Guerra frÃ-a. Cuba envió a Nicaragua maestros y
asistentes sanitarios, pero también asesores militares. La URSS también envió ayuda, al igual que
muchos paÃ-ses de Europa Occidental y de la Europa del Este. La mayorÃ-a de los estados latinoamericanos
apoyaron la lucha contra la familia Somoza, pero las relaciones comenzaron a enfriarse cuando el gobierno
adoptó una polÃ-tica más izquierdista y la violencia revolucionaria se extendió a otros lugares de
Centroamérica. La acusación de que los sandinistas apoyaban a la guerrilla que combatÃ-a en El Salvador
provocó un gran escándalo a finales de 1980.
Después de la Revolución, el gobierno estadounidense presidido por el demócrata Jimmy Carter envió
ayuda a Nicaragua y realizó un esfuerzo por colaborar con el nuevo régimen, a pesar de la oposición del
Congreso. Sin embargo, algunos funcionarios estadounidenses encontraron cada vez más preocupantes los
vÃ-nculos del FSLN con Cuba y la URSS, asÃ- como la ideologÃ-a marxista−leninista de muchos lÃ-deres
sandinistas. La polÃ-tica de ayuda de Estados Unidos concluyó, sin embargo, debido al agravamiento del
conflicto de El Salvador, protagonizado por la guerrilla y el gobierno (respaldado este último por las
autoridades estadounidenses), y a la elección del republicano Ronald Reagan, anticomunista acérrimo,
como presidente de Estados Unidos en 1980. A partir del momento en el que Reagan tomó posesión de su
cargo en 1981, el objetivo de su gobierno fue aislar a Nicaragua y apoyar a los rebeldes (contra) que
intentaban derrocar a las autoridades sandinistas.
A partir de 1981, el gobierno de Reagan incrementó progresivamente su apoyo a la contra. Se enviaron más
de 300 millones de dólares en ayuda y equipamiento, y los contrarrevolucionarios recibieron formación
militar desde 1982 hasta 1990. Estados Unidos también impuso un embargo comercial sobre Nicaragua y
bloqueó los préstamos de muchas instituciones financieras internacionales.
Los sandinistas respondieron a las amenazas de la contra organizando un ejército; recibÃ-an armas de la
URSS y Cuba y, en 1983, instituyeron el servicio militar obligatorio. A mediados de la década de 1980, el
gobierno sandinista comenzó a desviar fondos destinados a programas sociales y económicos al
presupuesto de defensa. Bajo el estado de excepción, se suspendieron algunas libertades civiles y en
ocasiones se encarceló a los opositores polÃ-ticos y se restringió la libertad de prensa.
El apoyo de Reagan a la contra provocó una gran disputa polÃ-tica en Estados Unidos, que culminó con el
escándalo conocido como Irangate, un escándalo que tuvo lugar en 1985 y 1986 en el que varios altos
cargos del gobierno de Reagan se vieron implicados en una venta ilegal de armas.
Situación de República Dominicana:
En 1930, el general Rafael Leónidas Trujillo implantó una dictadura que duró de modo directo o indirecto,
hasta mayo de 1961, en que fue asesinado. Siguió un perÃ-odo de luchas intestinas, que terminó en 1966
con la elevación a la presidencia del doctor Balaguer. El dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo
presuntamente aportó 25.000 dólares en 1956 a la campaña del entonces vicepresidente de Estados
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Unidos Richard Nixon, según plantea un abogado estadounidense.
Estados Unidos habÃ-a ocupado la República Dominicana de 1916 a 1924. Rafael Leonidas Trujillo,
hombre de confianza de Washington se habÃ-a apoderado del poder en 1930. AsÃ- comenzó la "era
Trujillo" con su secuela de torturas y crÃ-menes. "El Benefactor", dictador megalómano sólo comparable
en su truculencia a Somoza, otro protegido de EEUU, permaneció en el poder más de treinta años con el
beneplácito norteamericano. En 1961 murió asesinado y uno de sus acólitos, JoaquÃ-n Balaguer,
transformado rápidamente en ardiente demócrata accedió a la presidencia. Una serie de golpes y
contragolpes finalizó por la convocación a las primeras elecciones realmente democráticas para diciembre
de 1962.
Juan Bosch, un demócrata que habÃ-a estado exiliado más de veinticinco años obtuvo la mayorÃ-a.
Aún cuando se trataba de un liberal, su elección no entraba en los planes de EEUU que desconfiaban de
él. En septiembre de 1963 fue derrocado por un grupo de militares quienes nombraron como nuevo
ejecutivo a un triunvirato presidido por un civil, Donald Reid Cabral, hombre de confianza del Departamento
de Estado. Sin embargo, algunos oficiales constitucionalistas encabezados por el coronel Francisco
Caamaño, derrocaron a su vez al triunvirato en abril de 1965, proclamando apoyados por gran parte de la
población, su voluntad de restablecer en sus funciones al presidente legalmente elegido, Juan Bosch.
Las fuerzas armadas se dividieron, estallando numerosos enfrentamientos. Los constitucionalistas de
Caamaño parecÃ-an alcanzar la victoria cuando Lyndon Johnson decidió el envÃ-o de los marines, una
vez que el embajador Tapley Bennet anunció que EEUU protegerÃ-a a los ciudadanos estadounidenses
residentes. El mundo asistió boquiabierto entonces a una opereta en la cual Johnson se esforzaba en negar la
violación flagrante de la propia Carta de la O.E.A., debiendo disfrazar después de tergiversaciones y
mentiras y ante la ola de indignación particularmente fuerte en América Latina, donde varias embajadas y
empresas yanquis fueron saqueadas la intervención de EEUU con el aporte de tropas de cuatro dictaduras
militares, las únicas naciones que aceptaron de colaborar con Washington en la invasión a un paÃ-s
soberano: los golpistas brasileños, el dictador Somoza (hijo) de Nicaragua, el Paraguay de Stroessner y
Honduras.
Para los norteamericanos se trataba de impedir lo que a sus ojos serÃ-a un nuevo foco de contagio
revolucionario, otra Cuba en el continente. Lo que justificaba por cierto todas las excepciones a las reglas
prescritas en la Carta de la O.E.A.: "ComprendÃ- que no habÃ-a tiempo para hablar, consultar o demorarse.
Las naciones americanas no pueden ni deben y no permitirán el establecimiento de otro gobierno comunista
en el hemisferio occidental..."
En septiembre del mismo año, una resolución de la Cámara de representantes (resolución Selden)
declaraba que ante la sola amenaza de peligro comunista, las naciones americanas podÃ-an y debÃ-an
prestarse mutua asistencia. Balaguer, el hombre de Washington, antiguo y fiel amigo del dictador Trujillo, fue
reinstalado poco después por sus amos en la presidencia de la república. El coronel Caamaño aureolado
de un inmenso prestigio morirá años más tarde en un postrer intento por desencadenar la lucha armada en
la República Dominicana.
Situación de HaitÃ-:
Estados Unidos sostuvo la dictadura de la familia Duvalier durante 30 años, cuando le opuso al cura
reformista Jean−Bertrand Aristide. Mientras tanto, la CIA trabajó muy de cerca con los escuadrones de la
muerte, los torturadores y los traficantes de drogas. Con estos antecedentes, la administración de Clinton se
encontró en la embarazosa posición de tener que pretender −por su retórica democrática− apoyar el
regreso de Aristide al poder en HaitÃ- después del golpe militar de 1991. Habiendo retrasado su regreso
por más de dos años, Washington finalmente hizo a sus militares restaurar a Aristide en su puesto, pero
sólo después de obligar al sacerdote a garantizar que no favorecerÃ-a a los pobres a expensas de los ricos
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y que no se opondrÃ-a a la economÃ-a de libre mercado. Esto significó que HaitÃ- continuarÃ-a siendo
planta ensambladora para el hemisferio occidental y sus trabajadores seguirÃ-an recibiendo salarios
literalmente de hambre.
Situación de Brasil:
El presidente Joao Goulart era culpable de los crÃ-menes habituales: adoptó una posición independiente en
polÃ-tica externa estableciendo relaciones con los paÃ-ses socialistas y oponiéndose a las sanciones contra
Cuba, su administración aprobó una ley que limitaba el monto de ganancias repatriadas por las empresas
multinacionales; nacionalizó una subsidiaria de la ITT; promovió reformas económicas y sociales. Y el
procurador Robert Kennedy estaba inconforme con Goulart por permitir que comunistas ocuparan puestos en
agencias gubernamentales. El hombre no era realmente radical; se trataba de un terrateniente millonario y
católico que traÃ-a colgada en el cuello una medalla de la Virgen. Eso, sin embargo, no era suficiente para
salvarlo. En 1964 fue derrocado por un golpe militar en el que Estados Unidos tuvo una cobertura e
involucramiento profundos. La lÃ-nea oficial de Washington era: ...sÃ-, es desafortunado que la democracia
haya sido derribada en Brasil. Pero, por lo menos, el paÃ-s fue rescatado del comunismo.
Durante los siguientes 15 años todas las caracterÃ-sticas de las dictaduras militares que América Latina
conoció se institucionalizaron: el Congreso fue disuelto, la oposición polÃ-tica se redujo hasta su virtual
extinción, se suspendió el habeas corpus para los crÃ-menes polÃ-ticos, se prohibieron legalmente las
crÃ-ticas al Presidente, los sindicatos fueron intervenidos por el gobierno, las crecientes protestas fueron
sometidas por la policÃ-a y las fuerzas militares disparando a las multitudes, las viviendas de campesinos
fueron incendiadas, se brutalizó a sacerdotes... desapariciones, escuadrones de la muerte, un impresionante
grado de depravación en las prácticas de tortura. El gobierno tiene un nombre para este programa: la
rehabilitación moral de Brasil. Washington estaba muy complacido. Brasil rompió relaciones con Cuba y se
convirtió en uno de los mejores aliados de Estados Unidos en América Latina.
Situación de Bolivia:
Durante el siglo XX, Bolivia fue un Estado sometido al continuo trajÃ-n de golpes militares. Sin embargo, es
el único caso, junto a Costa Rica (1948), que tras el triunfo de la revolución, el 9 de abril de 1952, decretó
la disolución de su ejército. Pero fue un espejismo bajo la presidencia de VÃ-ctor Paz Estensoro. La
fuerza del movimiento obrero, minero y el proletariado fabril, impuso un ritmo a la revolución que
atemorizó a la burguesÃ-a nacionalista. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), organización
polÃ-tica nacida en 1941, construida y articulada en torno de la generación burguesa emergente tras la
guerra del Chaco, busca destruir el Estado oligárquico−minero a quien responsabiliza de la derrota y la crisis
de identidad nacional a partir de 1935. Por ello conspira con generales del gobierno, como su ministro del
Interior, Seleme. Son sus propios fundadores, el lÃ-der sindical Juan LechÃ-n y su ideólogo Siles Zuazo los
responsables de urdir la trama golpista. Sin embargo, la insurrección popular de abril de 1952 desborda todas
las expectativas.
El MNR trata de frenar el avance de los cambios, y en 1953 el movimiento obrero ve cómo pierde poder en
el nuevo Estado. La acción de cogobierno desgasta su poder, y Paz Estensoro, bajo la protección de Estados
Unidos, comienza un plan de desarrollo a la luz de la guerra frÃ-a.
La recomposición de las fuerzas armadas se hace dentro de la estrategia de lucha anticomunista diseñada
en el Tratado Interamericano de Ayuda RecÃ-proca, defendida por la OEA y posterior base de la polÃ-tica
exterior de Estados Unidos hacia la región.Para 1964, Bolivia sufre el primer golpe de Estado de la era
nacionalista−revolucionaria. El MNR, en el poder desde 1952, ve cómo el hombre fuerte del Pentágono, el
general Barrientos, militante de su organización, asume el poder.
AsÃ-, las fuerzas armadas de Bolivia han sido instruidas dentro de los moldes de la guerra frÃ-a. Mientras
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duró cumplieron su papel de manera ejemplar. Desde Barrientos, y salvo periodos extraordinarios, sus
gobernantes han sido militares: Ovando, Hugo Banzer, Luis GarcÃ-a Meza, y uno progresista, Juan José
Torres, a principios de los años 70. Sin olvidar la elección del propio Banzer, en la década de los 90.
Situación en Colombia:
En Venezuela, un movimiento democrático organizado por el partido Acción Democrática (AD), de
inspiración populista y aprista, socialdemócrata, derribo al gobierno del general Medina Angarita en 1945,
Rómulo Betancourt, al frente de una junta cÃ-vicomilar promovió una constitución, en 1947, dando
cabida a ella a las preocupaciones económicas y sociales que, ya entonces, se habÃ-an hecho insoslayables.
Los sindicatos adquirieron fuerza y se formo el partido socialcristiano COPEI (Comité de Organización
PolÃ-tica Electoral Independiente). En 1947, las elecciones otorgaron la presidencia al candidato de AD, el
escritor Rómulo Gallegos. Pero, en 1948, un golpe militar se hizo con el poder, primero instalando Juntas
Militares y, luego, mediante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1952−1958), que dilapido
las cuantiosas ganancias de la explotación del petróleo.
Un nuevo golpe devolvió el paÃ-s a la democracia. El gobierno de Rómulo Betancourt (1959−1964) y de
su sucesor Raúl Leoni (1964−1969) encontró dificultades para llevar adelante las reformas proyectadas y
tuvo que hacer frente a las actividades guerrilleras que brotaron bajo la influencia de Cuba. La elección del
jefe de COPEI, Rafael Caldera
(1969−1974), para el siguiente mandato parecÃ-a indicar, en cambio, que comenzaba a consolidarse la
democracia con alternancias de partidos.
Mas agitada aún fue la existencia de Colombia en esta etapa. El gobierno de los conservadores Mariano
Ospina (1946−1960) y −por segunda ves− Laureano Gómez (1950−1953) se vio afectado por los constantes
movimientos subversivos del liberalismo exaltado que habÃ-a promovido el carismático lÃ-der Jorge
Eliezer Gaitán, en 1948, desencadenó graves disturbios, que duraron varios dÃ-as, en la capital (bogotazo)
Y en otras ciudades, y desde entonces se vivió en una especie de guerra civil. Un golpe de estado trató de
resolver la situación, pero el general Gustavo Rojas Panilla (1953−1957) resultó corrupto en incompetente
para el caso. La solución llegó con el acuerdo establecido entre el lÃ-der liberal, Alberto Lleras Camargo, y
el conservador, Laureano Gómez, para constituir el Frente Nacional, compartiendo ambos partidos el
gobierno y alternándose la presidencia durante dieciséis años (pacto de Sitges). Depuesto Rojas en
1957, el pacto fue aprobado como enmienda constitucional mediante plebiscito en diciembre de aquel año.
Lleras Camargo (1958−1962) cubrió el primer mandato, seguido del conservador, Guillermo León Valencia
(1962−1966), y, de nuevo, por otro liberal, Carlos Lleras Restrepo (1966−1970). Las reformas que el paÃ-s
requerÃ-a, y que habÃ-an merecido el apoyo de la ALPRO, progresaban, sin embargo, con lentitud, mientras
la violencia crecÃ-a y la autoridad del gobierno no alcanzaba a determinadas regiones, agravada la ya secular
hostilidad entre conservadores y liberales por las apariciones de las guerrillas tipo castrista. La alternancia
pacÃ-fica de los partidos en el poder no representaba la situación real de la sociedad, que mayoritariamente
se abstenÃ-a de las elecciones.
Situación de Argentina:
El peronismo es impensable si no se observa que sucedÃ-a en 1943 y Perón no hubiese tenido espacio
polÃ-tico si en la década del 32 al 42 en la Argentina no se hubieran dado una serie de circunstancias
propicias: el fraude nuevamente se habÃ-a instalado en cada elección; la gente descreÃ-a de los partidos
polÃ-ticos tradicionales; se descubrieron negociados; nuestro paÃ-s se realineó con el imperio británico a
partir del Pacto Roca−Runciman, hubo un declinar de la moralidad en el orden público, en el estado. Estos
elementos se conjugaron, la gente esperaba algo nuevo, pero no se advertÃ-a entonces porqué camino iba a
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surgir la novedad. Se dio el golpe de 1943, que en su primera etapa no tuvo un proyecto polÃ-tico sino que
tenÃ-a objetivos simplemente administrativos: ordenar todo ese desorden que habÃ-a y que era muy militar
en su concepción.
En octubre de 1943 apareció en escena el coronel Juan Perón al frente del Departamento Nacional de
Trabajo −que era una dependencia del Ministerio del Interior que no cumplÃ-a función social alguna sino
que llevaba las estadÃ-sticas del mundo del trabajo, pero no intervenÃ-a cuando habÃ-a conflictos. Un mes
después, a fines de noviembre, creó la SecretarÃ-a de Trabajo y Previsión, se puso al frente de este
organismo el 2 de diciembre del 43 y anunció el comienzo de la era de la polÃ-tica social en la Argentina.
Perón convocó a los grandes sindicatos, que estaban manejados por los socialistas y anarquistas algunos, y
por los comunistas otros. Convocó a todos los sectores, los escuchó y expuso su pensamiento sobre la
justicia social en la Argentina. Este proceso comenzó en diciembre del 43 y se extendió durante todo el 44
y parte del 45.
En 1945, acontecimientos internacionales modifican la realidad. Al finalizar la segunda Guerra Mundial, los
paÃ-ses vencedores se repartieron el mundo en Yalta. El embajador norteamericano Spruille Braden intentó
seducir al entonces Secretario de Trabajo y Previsión para que se integrara a la estrategia de los Estados
Unidos frente a la Unión Soviética. Al no lograrlo se produjo un profundo distanciamiento. Braden se
dedicó a conformar una fuerza opositora a Perón. En julio de ese año, un pequeño grupo de la Unión
CÃ-vica Radical, Junta Renovadora, se acerca a Perón y es la primera agrupación en proclamarlo
candidato. Los hechos se precipitaron e incluso por desinteligencias entre las Fuerzas Armadas, el 9 de
octubre del 45 le fue pedida la renuncia a Perón. Para entonces, el lÃ-der ocupaba tres cargos: era
Vicepresidente de la Nación, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo. Renuncia a los tres, y los
acontecimientos que desembocan en el apoyo masivo del 17 de octubre van a confirmar que el proyecto de
Perón era posible. A pesar de que no tenÃ-a partido, la clase obrera, el partido laborista, la UCR−Junta
Renovadora, y un tercer grupo que se llamó "Centros Independientes Coronel Perón" apoyaron la
campaña para la presidencia del Coronel y el 24 de febrero del 46 fue elegido presidente. Con respecto al 17
de octubre, fecha que marcó el nacimiento simbólico del justicialismo, este comenzó a gestarse dÃ-as
antes, cuando la destitución del funcionario comenzó a generar señales de inquietud y descontento entre
los trabajadores. Recientemente, el Departamento de Estado de EEUU ha desclasificado documentos que
implican directamente al antiguo secretario de Estado Henry Kissinger y otros altos responsables
norteamericanos en los crÃ-menes cometidos por la dictadura argentina, que puso en marcha una campaña
de asesinatos, torturas y "desapariciones" tras asumir el poder en marzo de 1976. Los 4.677 documentos
desclasificados muestran la estrecha colaboración y el apoyo otorgado desde los más altos niveles del poder
en Washington a los militares argentinos, responsables de la muerte de al menos 30.000 argentinos, una gran
parte de ellos jóvenes estudiantes. Una gran parte de esta documentación está compuesta por los
telegramas, memorándums y cables que fueron intercambiados entre la Embajada de EEUU en Buenos Aires
y el Departamento de Estado en Washington. Estos escritos ponen en evidencia que tres Administraciones
estadounidenses consecutivas −las de Ford, Carter y Reagan− colaboraron con la junta militar, pese a ser
plenamente conscientes de los crÃ-menes y atrocidades que se estaban cometiendo en Argentina en el nombre
de la "lucha contra el terrorismo". Los gobiernos norteamericanos estaban bien informados de lo que
sucedÃ-a gracias a la estrecha relación de los funcionarios de la Embajada con los militares que dirigÃ-an
los "escuadrones de la muerte" y los centros de tortura.
Sin embargo, Washington veÃ-a estas acciones criminales como algo necesario para salvaguardar los
intereses de EEUU y los de la élite gobernante argentina.
Los documentos fueron desclasificados basándose en una petición de varias organizaciones argentinas de
defensa de los derechos humanos, incluyendo la de las Madres de Plaza de Mayo, formulada a la entonces
secretaria de Estado, Madeleine Albright, durante una visita de ésta a Buenos Aires en el año 2000. Sin
embargo, los documentos hechos públicos pertenecen sólo al Departamento de Estado. Los de la CIA y el
Pentágono, que podrÃ-an aportar informaciones incluso más relevantes, en especial acerca de los
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responsables militares y de inteligencia de EEUU involucrados más directamente en los crÃ-menes de la
dictadura argentina, continúan clasificados.
El lenguaje diplomático utilizado en los documentos del Departamento de Estado oculta en buena medida el
papel jugado por EEUU en la represión de Argentina. El nivel real de la implicación norteamericana queda
reflejado en algunos documentos en los que se detallan fricciones entre los diplomáticos de carrera
estadounidenses destinados en Argentina, que sermoneaban en diversas ocasiones a los militares argentinos
por sus violaciones de los derechos humanos, y algunos responsables polÃ-ticos y militares de Washington
que pedÃ-an a aquéllos que continuaran con su represión. Entre los documentos más relevantes puede
citarse un cable enviado por el embajador norteamericano, Richard Hill, al Departamento de Estado en
octubre de 1976. En él se describe la reacción "eufórica" del ministro de Exteriores de Argentina,
Almirante César Guzzetti, tras una visita a Washington donde mantuvo conversaciones con el entonces
secretario de Estado, Henry Kissinger; el vicepresidente, Nelson Rockefeller, y otros altos responsables.
Según el cable, en sus conversaciones con Guzzetti, Kissinger y Rockefeller manifestaron que
"comprendÃ-an" que la dictadura argentina "se viera obligada" a emplear métodos represivos y pidieron
únicamente a la junta militar que "acabara con el problema del terrorismo tan rápidamente como fuera
posible". Otros responsables norteamericanos aconsejaron amistosamente a Guzzetti que evitara tomar
medidas represivas contra los clérigos de la Iglesia Católica y controlara a una facción radical del
Ejército que utilizaba esvásticas nazis y otros sÃ-mbolos fascistas en las prisiones y las cámaras de
tortura.
"Guzzetti fue a EEUU temiendo que recibirÃ-a allÃ- reproches o advertencias por parte de las autoridades
norteamericanas por las atrocidades cometidas por la junta militar". Sin embargo, escribe el embajador Hill,
"él volvió a Argentina en un estado de euforia, convencido de que el gobierno de EEUU no pondrÃ-a
ningún reparo al proceder de las autoridades argentinas en este tema (de la represión contra la oposición)".
En la vÃ-spera de la visita de Guzzetti, el embajador Hill envió otro mensaje al Departamento de Estado en
el que manifestaba que habÃ-a advertido al almirante argentino que "el asesinato de sacerdotes y el arrojar 47
cuerpos en la calle en un solo dÃ-a no va a ser considerado por la opinión pública como una medida
apropiada para una victoria rápida frente a los terroristas; Por el contrario, estas acciones serán con toda
probabilidad contraproducentes". Durante las conversaciones celebradas en Washington, Kissinger repitió el
mismo mensaje que habÃ-a transmitido a Guzzetti en un encuentro de la Organización de Estados
Americanos, celebrado en Santiago de Chile cuatro meses antes. En aquella cumbre, según desvela un cable
anteriormente desclasificado, Guzzetti se entrevistó con Kissinger y sacó a relucir el tema de la guerra sucia
en Argentina con el propósito de tantear la opinión del secretario de Estado. Hay que recordar que, en
aquella época, gran número de estudiantes, intelectuales, trabajadores, profesionales y otras personas a las
que la dictadura tildaba de "subversivas" eran arrestadas y conducidas por comandos del Ejército a campos
de concentración. AllÃ-, dichas personas eran sometidas a atroces torturas y, posteriormente, asesinadas.
Según el cable, Kissinger preguntó a Guzzetti cuánto tiempo más durarÃ-a el reinado del terror en
Argentina. Cuando Guzzetti prometió que "el problema terrorista" serÃ-a eliminado en seis meses, Kissinger
dio su aprobación expresa al almirante para que la junta siguiera adelante con su polÃ-tica.
AsÃ- pues, los documentos desclasificados muestran que Kissinger y otros altos responsables
norteamericanos dieron luz verde a los jefes de la junta militar para que llevaran a cabo sus crÃ-menes y
estuvieron en todo momento bien informados acerca de ellos. Muchos de los documentos desclasificados
incluyen descripciones detalladas de los métodos de tortura empleados por los militares contra los
opositores detenidos. Un memorándum de la Embajada de EEUU de 1979 da los siguientes detalles: "....
quemaduras de cigarrillos, violaciones, abusos sexuales, extracción de los dientes, uñas y ojos,
derramamiento de agua, aceite hirviendo o ácido sobre los cuerpos de los detenidos, o incluso la
castración".
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Los responsables norteamericanos escribieron también memorándums que dejan claro que, bajo la
cobertura de la "guerra contra la subversión", la junta pretendÃ-a en realidad destruir todos los movimientos
sociales de oposición. Un documento elaborado por Harry Shlaudeman −un alto responsable para América
Latina del Departamento de Estado− para la atención de Kissinger en agosto de 1976 comparaba los
objetivos del plan de "desarrollo nacional" de la junta militar argentina con los del régimen nazi. "La
ideologÃ-a del desarrollo nacional tiene obvios paralelismos con el nacionalsocialismo. Los opositores al
régimen militar llaman a éste fascista. Aunque este término se emplea normalmente con una finalidad
peyorativa, hay que decir que él puede ser en este caso adecuado técnicamente... Para que su plan
económico funcione, ellos tienen que destruir el poder de las estructuras tradicionales y, especialmente, el
movimiento sindical".
AsÃ-, mientras que los responsables norteamericanos se molestaron en advertir a los militares argentinos en
contra de la tortura de sacerdotes, no tuvieron palabra alguna que decir acerca de la represión dirigida contra
el movimiento sindical o asociativo. Un mes después de que fuera elaborado el memorándum de
Shlaudeman, los militares intervinieron con brutalidad para eliminar una huelga en el sector automovilÃ-stico
que afectaba a varias fábricas, incluyendo una de la multinacional Ford −situada en General Pacheco, cerca
de Buenos Aires− que más tarde se convertirÃ-a en uno de los centros de tortura del régimen militar. Pese
a haber dictado largas condenas de prisión para los lÃ-deres de la huelga, las autoridades hicieron poco uso
del sistema legal. En su lugar, la Junta emprendió una campaña de terror, con secuestros, torturas y
ejecuciones sumarias, con el fin de acabar con el conflicto. El memorándum elaborado por Shlaudeman
también detalla el lanzamiento de la asÃ- llamada Operación Cóndor, una red de cooperación
organizada entre las policÃ-as secretas de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia que
permitÃ-a la captura y ejecución de opositores polÃ-ticos por parte de la policÃ-a de cualquiera de tales
estados más allá de sus fronteras nacionales. Los regÃ-menes militares que gobernaban todos estos
paÃ-ses alcanzaron el poder tras derrocar a gobiernos elegidos democráticamente, para lo cual contaron con
la colaboración de la CIA y el Departamento de Estado de EEUU. La Operación Cóndor permitió
secuestrar y hacer "desaparecer" a los opositores polÃ-ticos mediante operaciones transnacionales, que
incluyeron la utilización de "escuadrones de la muerte" para asesinar a aquéllos en cualquier lugar del
mundo. El crimen más infame a este respecto tuvo lugar en las calles de Washington, donde un coche bomba
mató al antiguo ministro de Exteriores de Chile, Orlando Letelier, en septiembre de 1976.
El embajador recomendaba que EEUU continuara prestando su apoyo a la dictadura argentina basándose en
la ridÃ-cula afirmación de que la actuación de la Junta Militar en el terreno de los derechos humanos
"estaba mejorando".
Como otros documentos señalan, el descenso en el número de desaparecidos en 1978 se limitaba a reflejar
la extrema dureza de la represión durante los dos primeros años de la dictadura (1976−77). Un informe de
febrero de 1979 que trata acerca de los acontecimientos que tuvieron lugar en el año anterior refleja que el
número de desapariciones en 1978 disminuyó a causa de "la escasez de objetivos tras dos años de una
represión a gran escala".
En el verano de 1977, el Senado de EEUU aprobó una legislación que prohibÃ-a la ayuda militar a
Argentina si en un plazo de dos años el régimen no mejoraba su actuación en el terreno de los derechos
humanos. Uno de los documentos desclasificados −una carta del senador Edward Kennedy al secretario de
Estado Cyrus Vance− sugiere que la Administración Carter intentaba burlar la legislación al apresurar los
envÃ-os de material militar a Argentina antes de que concluyera el plazo lÃ-mite marcado por el Senado.
Otro memorándum de la Embajada de EEUU, fechado en julio de 1977 y dirigido al secretario de Estado
adjunto Terence Todman, en la vÃ-spera de su visita a Argentina, muestra a las claras la actitud de la
Administración Carter. El memorándum aconsejaba a Todman que manifestara a los dictadores argentinos
que EEUU "celebraba la declaración oficial argentina de que la guerra contra el terrorismo estaba a punto de
ganarse".
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Con la llegada al poder de la Administración Reagan en 1981, EEUU estrechó sus relaciones con la Junta
Militar argentina sin preocuparse ya de ninguna consideración acerca de la situación de los derechos
humanos. El régimen argentino proporcionó entrenamiento y ayudas a los mercenarios de la contra de
Nicaragua en su campaña en contra del gobierno sandinista en los años ochenta y participó también,
de diversas formas, en las operaciones contrainsurgencia conjuntas que tuvieron lugar en El Salvador y otros
paÃ-ses de América Central. Un cable del Departamento de Estado, fechado el 24 de marzo de 1981,
informa de las negociaciones iniciales que condujeron a la participación argentina en tales operaciones.
Aunque la Embajada norteamericana continuó enviando informes acerca de desapariciones y violaciones de
los derechos humanos, Washington sencillamente las ignoró.
La creciente oposición a la dictadura acabó cristalizando en masivas manifestaciones de protesta en los
últimos dÃ-as de marzo de 1982 y en diversos disturbios en las calles de Buenos Aires. Los documentos
enviados por la Embajada de EEUU en aquella época muestran una creciente preocupación por la
estabilidad del régimen.
En abril de 1982, en un intento de ganar apoyo popular y neutralizar a la oposición mediante la elevación
del sentimiento nacionalista, el jefe de la Junta, general Leopoldo Galtieri, lanzó una invasión mal
planificada contra las Islas Malvinas, una posesión colonial británica. La Junta Militar argentina creyó
ingenuamente que los servicios prestados a EEUU en América Central harÃ-an que Washington presionara
a Londres para que aceptara el hecho consumado y abandonara las islas en manos argentinas. Sin embargo, la
Administración Reagan respaldó al Reino Unido y le ayudó a montar una ofensiva aeronaval que
terminó con la recuperación británica de las islas y una masacre de reclutas argentinos, que se hallaban en
ellas en una situación deplorable. La derrota humillante supuso la sentencia de muerte para el régimen
militar.
Situación en Perú:
En 1945, triunfo en las elecciones José Luis Bustamante Rivero, con el apoyo de los apristas, a los que
entrego tres carteras ministeriales. Pero esto no significo que se acometiesen las reformas anunciadas, en
particular la reforma agraria y la nacionalización de empresas. En 1947, los ministros apristas tuvieron que
renunciar. En1948, un sector el APRA intentó un levantamiento, provocando una reacción militar y la
instauración de la dictadura del general Manuel A. OdrÃ-a (1948−1956) dedicadas a contener las demandas
sociales en beneficio de la oligarquÃ-a y a perseguir al APRA, cuyos principales miembros estaban en las
cárceles, en el exilio o refugiados en la embajada ( el mismo Haya de la Torre, en la de Colombia).
En las elecciones de 1956, los apristas volvieron a dar sus votos y el triunfo a un candidato ajeno, el ex
presidente Manuel Prado, que seguirÃ-a una polÃ-tica conservadora. El APRA, aunque capaz de movilizar un
importante caudal de votos, se iba deteriorando con esta obligada polÃ-tica de alianzas, y sus demandas iban
perdiendo actualidad conforme sucesivos gobiernos y nuevos partidos las iban realizando asumiendo. A las
elecciones de 1962 concurrió directamente el APRA con su jefe Haya de la Torre como candidato. Con él
competÃ-an el ex dictador OdrÃ-a y el fundador de un nuevo partido, Fernando Belaúnde, del partido
acción popular , que quedó en segundo lugar. Haya obtuvo el mayor número de votos, aunque no los
precisos para ser proclamado de inmediato triunfador. Pero bastó esta posibilidad para que el ejército
truncara los últimos dÃ-as del gobierno de Prado y pusiese el poder en mano de una junta que presidieron
Ricardo Pérez Godoy y, luego, Nicolás Lidley (1962−1963). El golpe supuso un gran escándalo−
abiertamente contrario a los planes democratizadores de la Alianza para el progreso− y la junta tuvo que
practicar serias represiones, sin lograr dominar un movimiento campesino de inspiración castrista surgido en
la región del Cusco. Pero, en 1963, hubo elecciones y contando con el apoyo de la iglesia católica, esta vez
triunfó Belaúnde.
Fernando Belaúnde (1963−1968), pese a la oposición de apristas y odristas en el congreso, logró la
aprobación de una ley de reforma agraria, pero, al mismo tiempo, mantuvo buenas relaciones con el capital
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extranjero y fue acusado de hacer concesiones ocultas a las empresas petroleras estadounidenses. Los jefes
militares, que trataban − en vano− de acabar con la insurrección campesina, concluyeron ante esos hechos y
la justicia innegable de muchas de las demandas de los sublevados, que el Perú necesitaba un verdadero
gobierno nacional y revolucionario que sólo ellos podÃ-an proporcionar, distanciándose de las posiciones
conservadoras >>hartos de ser perros guardianes de los intereses de la oligarquÃ-a<<
En 1968, un golpe de estado destituyo a Belaúnde y una Junta, presidida por el general Juan Velasco
Alvarado, liderarÃ-a la Revolución Peruana, ni marxista ni capitalista, sino genuinamente populista, cuyos
objetivos (recogidos de el plan Inca) eran, en sÃ-ntesis, la nacionalización de las empresas extranjeras, como
las de cobre y el petróleo lo que acarreo un inmediato conflicto y medidas de presión de los Estados
Unidos, la reforma agraria y la transferencia de la propiedad y dirección de las empresas a cooperativas de
trabajadores o campesinos. Según los militares, sólo esto evitarÃ-a que el Perú conociese una revolución
de tipo castrista. Pronto la economÃ-a peruana empezó a sufrir grave deterioro, mientras crecÃ-a la
oposición interior contra la dictadura.
Situación en Uruguay y Paraguay:
DICTADURA PARAGUAYA Y EL GOBIERNO COLEGIADO URUGUAYO
La dictadura represiva de Higinio MorÃ-nigo, que contó, sin embrago, con la simpatÃ-a y la ayuda de
Washington, perduró hasta 1948. le siguieron varios gobiernos de corta duración, hasta la presidencia de
Federico Chávez (1949−1954). Poco después, mediante un golpe militar, se hacia cargo del gobierno el
general Alfredo Stroessner (1954), que iniciaba de este modo, un gobierno dictatorial declaradamente
anticomunista de excepcional duración, respaldado por el partido Colorado y que se dotarÃ-a de una
apariencia de legitimidad mediante la aprobación de una nueva constitución, repetidamente enmendada
para hacer posible las sucesivas reelecciones presidenciales. Desplegando extraordinaria dureza en la
represión de sus adversarios polÃ-ticos, que tuvieron que salir por millares hacia el exilio, la vida polÃ-tica
del paÃ-s, asÃ- como su economÃ-a, en gran parte dependÃ-a de la Argentina, parecÃ-a estabilizada.
Frente a la prolongada concentración de poder despótico que conoció Paraguay, en Uruguay se produjo,
en esta etapa, el mas sorprendente intento de diluir la autoridad, suprimiendo incluso el cargo de presidente de
la república.
En efecto, en 1951, el presidente Andrés MartÃ-nez Trueba propuso la desaparición de este puesto para
dejar al consejo como único órgano del poder ejecutivo, y un plebiscito, en diciembre del mismo año,
aprobó tal propuesta. El gobierno, por tanto, era asumido por un equipo de nueve hombres, de los que seis
serian del partido mayoritario (Colorado) y tres del minoritario (Blanco). La presidencia, rotativa ,
corresponderÃ-a cada año a uno de los representantes de la mayorÃ-a. El resultado de tal innovación no
fue, sin embargo, satisfactorio. La falta de una dirección energética se hizo sentir en un momento en que,
precisamente, la economÃ-a uruguaya se deterioraba con rapidez.
El descenso de los precios de la lana resultaba ruinoso, la industria frigorÃ-fica funcionaban con pérdidas o
clausuraba sus instalaciones, el contrabando adquirÃ-a enormes proporciones, en especial a través de la
frontera de Brasil.
La seguridad social tan avanzada, proyectada por Batle en dÃ-as de prosperidad, no podÃ-a ser sostenida en
una coyuntura desfavorable.
En 1958, el partido Blanco se convirtió en mayoritario, cargando los Colorados con la culpa de la mala
administración anterior. Pero el lÃ-der Blanco, Benito Nardone, sólo pudo adoptar un plan de
estabilización que desencadeno oleadas huelgas. En 1965, además, se planteó la necesidad des restablecer
la presidencia quinquenal de la república, reforma que fue efectivamente aprobada al tiempo que se
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nombraba presidente al general Óscar Gestido (1967), colorado, que sólo gobernó unos meses,
sucediéndole Jorge Pacheco Areco (1967−1972), sin que este cambio institucional afectase a la cada vez
más delicada situación económica y social del paÃ-s.
Situación de Venezuela:
Isais Medina Angarita propició una apertura democrática: Se modificó la constitución para permitir la
creación de partidos considerados "revolucionarios" y para establecer el sufragio universal y directo, para los
diputados, aunque aún no para la presidencia. Durante el perÃ-odo de gobierno de Medina Angarita no hubo
presos polÃ-ticos, ni exiliados o perseguidos polÃ-ticos. En ese perÃ-odo, el 13 de septiembre de 1941, que
se fundó el partido Acción Democrática (AD), liderado por Rómulo Betancourt y por Rómulo
Gallegos, que tendrÃ-a tanta influencia en los próximos 60 años. El partido de gobierno dirigido por el
propio presidente Medina, era el Partido Democrático Venezolano (PDV).
En 1945 se habÃ-a creado consenso para que el embajador de Venezuela en Washington, Diógenes
Escalante fuese el sucesor de Medina. Sin embargo, cuando regresó a Venezuela cayó enfermo, lo que
imposibilitaba su nombramiento. Medina propuso entonces a Ãngel Biaggini, su ministro de Agricultura y
CrÃ-a, para que fuera su sucesor, pero el partido Acción Democrática, que si apoyaba a Escalante, se opuso
y solicitó que se nombrara un Jefe de Estado provisional, mientras se modificaba la constitución para que la
elección presidencial fuese por el voto universal, directo y secreto, en vez de por el congreso. Esta propuesta
fue rechazada por el gobierno. Es entonces cuando Acción Democrática se acercó a un grupo de oficiales
descontentos que hicieron un golpe de estado, derrocando a Medina Angarita el 18 de octubre de 1945. El
poder fue asumido por una junta de gobierno presidida por Rómulo Betancourt(de 37 años) y con la
participación del educador Luis Beltrán Prieto Figueroa, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios. Por el ejercito
participaron el Mayor Carlos Delgado Chalbaud y el capitán Mario Vargas.
La nueva "Junta Revolucionaria de Gobierno" ofreció la realización de elecciones en abril de 1946 para un
nuevo congreso, la restitución de las garantÃ-as constitucionales, de la libertad de prensa y de agrupación
sindical. Al poco tiempo se fundaron dos partidos de origen estudiantil, que llegarÃ-an a tener mucha
influencia: La Unión Republicana Democrática (URD), fundada por Jóvito Villalba y el "Comité de
Organización PolÃ-tica Electoral Independiente (COPEI)" fundado por Rafael Caldera. Durante la gestión
de la Junta Revolucionaria de Gobierno se estableció, mediante decreto del 31 de diciembre de 1945, que la
participación del estado en la industria petrolera debÃ-a ser de 50%, lo que se conoció como el régimen
"fifty−fifty" (50−50).
En las elecciones legislativas (universales, directas y secretas) de 1946, AD logró el 80% de los votos,
COPEI el 13% y el resto se repartió entre URD y el Partido Comunista. Esta Asamblea Nacional
Constituyente fue presidida por el poeta adeco (Acción Democratista) Andrés Eloy Blanco, culminando
en julio de 1946 con una nueva constitución que establecÃ-a que las elecciones para la presidencia y el
congreso serÃ-an a través del voto universal, directo y secreto. En diciembre de 1947, se realizaron las
elecciones generales resultando electo, por amplia mayorÃ-a, con 870 mil votos, Rómulo Gallegos (AD),
seguido por Rafael Caldera de COPEI con 262 mil votos y Gustavo Machado (PCV) con 39 mil votos. Cabe
destacar que los miembros de la Junta Revolucionara de Gobierno no participaran como candidatos para no
ser acusados de ventajistas. Sin embargo el gobierno de Rómulo Gallegos fue muy breve, del 15 de febrero
hasta el 24 de noviembre de 1948 cuando fue derrocado por una Junta Militar formada por los tenientes
coroneles Carlos Delgado Chalbaud, quien era ministro de la defensa,Marcos Pérez Jiménez y Luis
Felipe Llovera Páez, quienes acusaban al gobierno de haber sido incapaz de resolver la crisis y a Acción
Democrática de ser un partido sectario. El nuevo régimen expulsó del paÃ-s a Rómulo Gallegos y
disolvió al partido Acción Democrática, asÃ- como a la Confederación de Trabajadores de Venezuela
(CTV), lo cual hizo que los lÃ-deres adecos empezaran a trabajar en la clandestinidad.
Sin embargo, en 1950 ocurrió un hecho que cambiarÃ-a todas las cosas: el presidente de la Junta Militar de
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Gobierno, Carlos Delgado Chalbaud fue secuestrado y asesinado. Fue reemplazado por un civil, Germán
Suárez Flamerich. Tal como lo habÃ-a ofrecido la Junta de Gobierno, en noviembre de 1952 se realizaron
elecciones en las cuales el partido URD que contaba con el apoyo de todos los sectores democráticos
resultó ganador. Pero el gobierno realizó un fraude electoral. Jóvito Villalba, ganador de las elecciones fue
apresado y deportado fuera de Venezuela. El coronel Marcos Pérez Jiménez, fue nombrado Presidente
Provisional el 2 de diciembre de 1952. Se nombró un congreso "a dedo" (es decir por el mismo presidente),
el cual ratificó constitucionalmente a Pérez Jiménez como presidente constitucional. El gobierno de
Marcos Pérez Jiménez fue una dictadura muy personalista. Se persiguió y encarceló a todos los
opositores, principalmente adecos y comunistas, por medio del Servicio Secreto llamado "Seguridad
Nacional" dirigida por Pedro Estrada. Sin embargo, el gobierno inició un extenso programa de obras
públicas y su polÃ-tica económica, ayudada por el auge petrolero, muy acertada incrementando la riqueza y
el bienestar del paÃ-s. Es en esa época que se realizaron la autopista Caracas − La Guaira, la ciudad
universitaria, las torres del Silencio, el teleférico del Ãvila, el teleférico de Mérida, la autopista
TejerÃ-as − Valencia y la urbanización dos de diciembre (hoy en dÃ-a 23 de enero). El desgaste del
gobierno fue progresivo. A la oposición de los estudiantes, se unió la de los profesionales, grupos
económicos y la misma iglesia, a través de una famosa pastora del Arzobispo de Caracas, Monseñor
Rafael Arias Blanco, quien criticó al gobierno por la mala situación que vivÃ-an los obreros y los
campesinos, a pesar de la riqueza que estaba registrando Venezuela. En noviembre de 1957, Pérez
Jiménez anunció que en vez de realizar elecciones libres, se convocarÃ-a un referéndum para decidir su
reelección. La oposición pidió al pueblo que se abstuviera de participar en esa farsa electoral, que no era
más que un fraude. Empezaron las huelgas generales, las manifestaciones y el descontento generalizado,
causando la huÃ-da de Marcos Pérez Jiménez y la consecuente caÃ-da de su gobierno el 23 de enero de
1958. Terminaba asÃ- una nueva etapa de la historia de Venezuela, dando paso a la democracia.
• A MODO DE CONCLUSIÓN
Sin duda que la Guerra FrÃ-a, fue mucho más que un enfrentamiento ideológico entre dos potencias como
EEUU y lo que era la URSS, pues mas allá de defender sus ideologÃ-as, trataron de persuadir a toda
nación, de manera que ya después de la Segunda Guerra Mundial, estas potencias se dividieron el mundo
y lucharon arduamente, usando todos los métodos y estrategias posibles para acaparar la mayor cantidad de
paÃ-ses adherentes a su polÃ-tica.
La forma de actuar de estos paÃ-ses, en su mayor caso encubiertamente, fue lo que determinó cual de estas
ideologÃ-as serÃ-a la dominante en el planeta. Ahora bien, las estrategias encubiertas que predominaron en
las acciones polÃ-ticas sin duda fueron del todo deshonestas, particularmente en Latinoamérica, debido a la
violencia y sagacidad con la que se actuó. Miles de muertos, una ola de sucesivos derrocamientos
sangrientos de gobiernos, presidentes de repúblicas muertos y/o asesinados, abuso excesivo de poder y
infinidad de violaciones a los derechos humanos fueron solo una parte de los desastres que ocurrieron debido
al afán imperialista de EEUU y de la polÃ-tica expansionista de la URSS.
Como en toda la historia de la humanidad, los platos rotos los pagaron los ciudadanos, campesinos, soldados,
trabajadores que más que estar conscientes de hacer un cambio radical de polÃ-tica o una revolución
social, solo pedÃ-an estabilidad para sus débiles economÃ-as y una vida digna para sus familias. De
manera que una fuerte crÃ-tica recae sobre los gobiernos de ambas potencias que en sus planes solo se tuvo la
idea de expandir la ideologÃ-a imperante a costa de miles de vidas humanas; Kissinger por un lado, Trosky y
Kruschev por otro, usaron una y otras miles de estrategias de espionaje tanto a sus enemigos como a los
mismos paÃ-ses que en cierto sentido apadrinaban, sin embargo no podemos olvidar las tragedias que
ocurrieron como consecuencia de su intervención, y aún más, hoy en dÃ-a, Chile es un paÃ-s bastante
adelantado con relación a sus vecinos, sin embargo no se ha podido lograr la realización del sueño de la
unidad nacional, aun el paÃ-s esta dividido, los juicios polÃ-ticos pendientes, miles de personas no pueden
olvidar a sus familiares muertos, y no pueden olvidar aquel recuerdo sangriento del Golpe Militar que, solo
fue la mera utilización del Ejército a manera de marionetas, por parte de la CIA para propiciar el Golpe, lo
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cual nos entristece pues Nos damos cuenta que nuestro propio Ejército vendió su honorabilidad y
patriotismo a potencias del norte que jamás tuvieron buenas intensiones con Chile.
BIBLIOGRAFÃA
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