DESIGUALDADES SOCIALES EN SALUD. EL CASO DE LA C.A.E. Emma Sobremonte de Mendicuti DTS y Dra. en Sociología Profesora de Salud Pública y Trabajo Social Dra. del Máster de Gestión de Programas Sociales y de la Salud. Facultad de CC.PP. y Sociología. FF. CC. Políticas y Sociología. Universidad de Deusto Bilbao 1. El problema de las desigualdades sociales en salud y su relevancia. Durante los últimos 40 años ha habido una explosión internacional del interés por comprender cómo la sociedad y las diferentes formas de la organización social influyen sobre la salud y el bienestar de la población. Desde las perspectivas iniciales de investigación epidemiológica centradas básicamente en el conocimiento de la influencia de los factores de riesgo sobre la salud de las personas, se han sucedido una serie de circunstancias y hallazgos que están alumbrando nuevas líneas de investigación que están siendo cruciales para el desarrollo de su misión, esto es, aportar información relevante para la prevención de la enfermedad y promoción de la salud. La debilidad e insuficiencia mostrada por los marcos explicativos convencionales para dar cuenta de la desigual distribución de la salud y la enfermedad en la población ha servido de espoleta para gestar nuevos enfoques que han puesto el acento en la influencia de variables colectivas tales como la familia, el vecindario, la comunidad o la pertenencia a diferentes grupos sociales y, cuyos hallazgos están modificando la visión tradicional de cómo se gana y se pierde la salud. Su desarrollo está cambiando la aproximación al concepto convencional de etiología de la enfermedad y el enfoque de las intervenciones. Esta nueva perspectiva enfatiza el hecho de que la salud y la enfermedad están influidas no sólo por factores individuales sino grupales y comunitarios. Por tanto la cuestión central reside en comprender qué factores del contexto social y en qué medida afectan a la salud, independientemente de las conductas y características individuales de los sujetos. Estas y otras cuestiones similares han servido de detonante para el desarrollo de un sinfín de investigaciones interdisciplinares que han tratado de encontrar respuestas que expliquen por qué existen diferencias de salud entre grupos sociales y, cómo a pesar de los conocimientos, riqueza y medios de que dispone hoy día la humanidad, las desigualdades sociales en salud siguen presentes e incluso siguen aumentando. En el fondo, la existencia de este fenómeno nos sitúa ante un problema de gran envergadura moral que no hace sino expresar en términos de diferencias de salud la desigualdad social presente de manera recurrente en todas las sociedades a lo largo de la historia. Por tanto, el compromiso de los estados modernos en la defensa de los derechos humanos no puede desentenderse de la responsabilidad que conlleva hacerlos efectivos y, evidentemente, en un ámbito tan esencial para la vida humana como es el de la salud, bien del que, desagraciadamente, disfrutan de manera muy desigual unos grupos y otros. Esta preocupación queda perfectamente reflejada en las declaraciones realizadas por organismos internacionales de la talla de la OMS quien, no por casualidad, propone el 1 logro de la equidad en salud en el mundo como objetivo prioritario para el siglo XXI. Como ha señalado la reciente Comisión creada en su seno para la investigación sobre los Determinantes Sociales de la Salud, existen múltiples evidencias de que las personas socialmente desfavorecidas enferman y mueren antes que las que ocupan posiciones más privilegiadas. A tenor del consenso generalizado en torno a lo injusto de estos hechos, resulta enormemente satisfactorio que el problema de las desigualdades sociales en salud esté escalando puestos en las agendas políticas de todos los gobiernos. Este es también el caso de la C. A. de Euskadi, cuya sensibilidad en este tema se pone de manifiesto tanto en los trabajos de investigación que vienen realizando de manera sistemática distintos expertos durante los últimos años, como en las estrategias y objetivos para reducir las desigualdades sociales en salud que se han establecido en el último Plan de Salud 2002-201, así como en las diversos actividades científicas nacionales e internacionales en las que se está participando y en los foros de discusión que se están promoviendo1. En la medida en que las desigualdades sociales en salud son consecuencia de las estructuras de desigualdad social existentes, trataremos, en primer lugar, de hacer una breve revisión doctrinal sobre los trabajos más relevantes, para presentar en segundo lugar, algunos datos sobre desigualdades sociales en salud en la C. A. de Euskadi. 2. Clarificando el concepto de desigualdades sociales en salud No es posible comprender el problema de las desigualdades sociales en salud sin clarificar previamente en qué consisten y en dónde reside su importancia. Revisando la bibliografía sobre el concepto de desigualdades en salud nos encontramos con diferentes términos, aparentemente sinónimos, tales como: heterogeneidades, inequidades o desigualdades sociales en salud. Prácticamente la mayoría de los autores entienden las desigualdades en salud como las diferencias observadas en la distribución del estado de salud de y entre poblaciones, asociadas a variables socioeconómicas. Esta acepción tan generalizada del concepto hace referencia a las desigualdades de salud que se producen entre grupos y áreas geográficas en función de sus determinantes sociales. La utilización de este significado se basa en los hallazgos sobre los cambios que se observan en los patrones de morbi-mortalidad en función de las características sociales, culturales y económicas de los grupos y poblaciones estudiadas. Los grupos sociales más desfavorecidos tienen las tasas más altas de mortalidad y morbilidad, y una expectativa de vida más corta. Paralelamente, se ha observado de manera recurrente una distribución desigual de la salud en función de otras características como la edad, el sexo y la etnia, que se hallan asociadas a determinados riesgos para la salud. Pero aunque existen riesgos específicos y diferentes entre hombres y mujeres derivados de su biología, e igualmente en las diferentes etapas de la vida: niñez, madurez y vejez. 2, Precisamente los pasados días 5 y 6 de noviembre de 2007, el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco celebró unas Jornadas Monográficas que bajo el título "Desigualdades sociales en la Salud: Una nueva visión para mejorar la salud de la Población", contó con la participación de los expertos más relevantes del tema en Eukadi, así como con otros investigadores de reconocido prestigio nacional e internacional. 1 4 BLANE, D. (2001) The life course, the social gradient, and health. En MARMOT, M. & WILKINSON, R. (Eds), Social Determinants of Health, Oxford University Press. Págs., 64-80. El autor refiere que el desarrollo y proceso de maduración biológico del ser humano está vinculado a factores sociales contextuales que condicionan el riesgo a perder la salud en determinados momentos de la vida. Existen circunstancias de transición, denominadas periodos 2 como señala Durán: “las diferencias que se desprenden de estas características biológicas están mediadas por la estructura social que es la que define los derechos, obligaciones y estilos de vida que corresponde a cada grupo.3. Por ello, las diferencias relativas a las características biológicas no deberían denominarse en principio desigualdades, salvo cuando la sociedad aboca a quienes las poseen a situaciones de desventaja o de discriminación social. Por tanto, son factores de la estructura social los que tanto a nivel contextual como individual determinan la existencia de diferencias de salud, diferencias que, como se muestra en la tabla siguiente, llegan a ser dramáticas cuando por ejemplo, comparamos la esperanza de vida entre países con distinto nivel de desarrollo económico y social. Tabla 1. Diferencias mundiales en esperanza de vida DIFERENCIAS MUNDIALES EN ESPERANZA DE VIDA PAÍSES CON ESPERANZA DE VIDA MÁS ELEVADA AÑOS PAÍSES CON ESPERANZA DE VIDA MÁS BAJA AÑOS 1 Japan 81,9 1 Sierra Leone 34,0 2 Monaco 81,2 2 Lesotho 35,7 3 San Marino 80,6 3 Zimbabwe 37,9 4 Switzerland 80,6 4 Swaziland 38,8 5 Australia 80,4 5 Zambia 39,7 6 Sweden 80,4 6 Angola 39,9 7 Andorra 80,3 7 Malawi 40,2 8 Iceland 80,1 8 Botswana 40,4 9 Canada 79,8 9 Burundi 40,8 10 France 79,7 10 Burkina Faso 41,7 11 Italy 79,7 11 Liberia 41,8 12 Singapore 79,6 12 Niger 42,6 13 Spain 79,6 13 Mozambique 42,6 14 Austria 79,4 14 Afghanistan 42,6 15 Israel 79,4 15 Central African Republic 42,9 16 Norway 79,1 16 Democratic Rep. of the Congo 43,5 17 New Zealand 78,9 17 Somalia 44,3 18 Luxembourg 78,8 18 Rwanda 44,4 19 Germany 78,7 19 Mali 44,8 20 Netherlands 78,6 20 Côte d'Ivoire 45,3 21 Belgium 78,4 21 United Republic of Tanzania 46,5 22 Greece 78,4 22 Guinea-Bissau 47,2 23 Finland 78,2 23 Chad 47,7 24 United Kingdom 78,2 24 Ethiopia 48,0 25 Malta 78,1 25 Cameroon 48,1 26 Cyprus 77,3 26 Nigeria 48,8 27 United States of America 77,3 27 Uganda 49,3 28 Denmark 77,2 28 Namibia 49,3 29 Costa Rica 77,1 29 Djibouti 49,6 30 Cuba 77,1 79,1 30 Haiti 50,1 43,6 x x Fuente: WHO. Elaboración propia Mientras en los países desarrollados que disfrutan de un alto grado de bienestar la esperanza de vida al nacimiento ronda los 80 años, en muchos países africanos no alcanza los 40 años. Si datos tan escalofriantes nos ponen en evidencia que la pobreza es un factor determinante de la salud, todo sugiere que los países desarrollados no tendríamos mucho que temer. Sin embargo, las investigaciones epidemiológicas más recientes muestran cómo en los países desarrollados que han escapado a los efectos de críticos que contribuyen a aumentar el riesgo a enfermar. Se han señalado como momentos de mayor riesgo del ciclo vital los primeros años de vida y la vejez. En ambos casos a la carga biológica se suman las condiciones de vida que adquieren si cabe mayor importancia en etapas de gran vulnerabilidad. 3 DURAN, M.A. (1983) Desigualdad Social y Enfermedad. Tecnos. Madrid. Pág. 64. 3 la pobreza, también existen también diferencias internas de salud entre grupos y áreas geográficas. Si además tenemos en cuenta que el impacto de los factores sociales en la salud es mayor que el relativo a los estilos de vida, y que hay pruebas de que estas desigualdades se pueden reducir a través de distintas estrategias de intervención, no es difícil comprender la enorme trascendencia social del fenómeno que nos ocupa. Dada su naturaleza, las desigualdades sociales en salud se han definido como diferencias que son innecesarias, evitables, y que, por tanto, se consideran injustas. En este sentido, conseguir la equidad en salud significa, como afirma la célebre M. Whitehead: “que todo el mundo tenga la oportunidad justa de realizar su máximo potencial de salud y que, en la práctica, nadie, mientras pueda evitarse, esté en desventaja o sea discriminado a la hora de conseguir dicho potencial” (Whitehead, 1990)Pero, ¿qué se sabe sobre cuáles son y de qué manera afectan los factores sociales a la salud?, ¿cuál el estado actual del tema?. 3. Antecedentes y estado actual de la cuestión. Marco teórico de referencia e hipótesis explicativas sobre el fenómeno. El problema de las desigualdades sociales en salud hace referencia directa a las raíces sociales de la salud y la enfermedad, cuestión que a lo largo de la historia se ha puesto en evidencia de manera recurrente aunque con un peso diferente en cada etapa histórica. Aunque existen evidencias científicas sobre la influencia de los factores sociales sobre el proceso de enfermar desde mediados del siglo XVII, lo cierto es que éstas se pusieron de relieve dramáticamente con la revolución industrial, cuando como consecuencia de las durísimas condiciones de vida en las que se vio inmersa la clase trabajadora, su estado de salud se vio profundamente afectado. De su pésima situación deja constancia Engels en un Informe muy célebre y esclarecedor4 publicado en 1845, en el que responsabiliza al modo de producción capitalista de dicha situación. El enfoque crítico de Engels abre toda una línea interpretativa sobre la influencia de las condiciones de vida en la salud. Investigaciones de otros eminentes científicos siguieron este camino, encontrando diferencias de salud entre distintas áreas geográficas y entre grupos con diferentes niveles de riqueza y de clase social. Entre los más pioneros destaca el llevado a cabo por Louis Rene de Villermé en 1830 donde analiza las diferencias en las tasas de mortalidad entre distritos parisinos encontrando, como muestra el gráfico siguiente, que los patrones de mortalidad se correlacionaban con el grado de pobreza de los distritos de Paris, medido a través del porcentaje de gente que estaba exenta de pagar tasas municipales por carecer de ingresos. 5 Gráfico 1. Diferencias en las tasas de mortalidad entre distritos de Paris. ENGELS, F. La situación de la clase obrera en Inglaterra (1841/1981) en Engels: Escritos de juventud, México. Fondo de Cultura Económica. 4 5 Cit. por ANDERSON, M. R. En Social Medicine 101. Monthly Revew Webzine Foundation. 14/07/05 . 4 Fuente: Anderson, M. R. 2005 Desde entonces, a lo largo de todo el siglo XX, se sucedieron un sinfín de estudios similares que han dejado constancia de los efectos de la pobreza, de las condiciones de la vivienda, de las condiciones de trabajo y de la clase social sobre la salud. Con los éxitos cosechados por las ciencias biomédicas desde principios del siglo XX en la lucha contra la enfermedad y, cuando posteriormente, se produjo el espectacular despegue de los servicios públicos de salud, el interés por la dimensión social de la salud pasó a un segundo plano. Pero investigaciones epidemiológicas posteriores volvieron a recordar nuevamente la influencia de los factores sociales sobre la salud. Así sucedió en el Reino Unido con la publicación del famoso Informe Black en la década de los 80 que mostró cómo, a pesar de haberse instaurado el Nacional Healh Service en el año 1948, no sólo persistían las diferencias en las tasas de mortalidad entre clases sociales, sino que éstas habían aumentado, encontrando que la mortalidad de la clase social más desfavorecida era 2,5 veces superior a la de la clase más elevada de la escala social. Hallazgos como éste llevaron a Gobiernos como el canadiense a analizar y contrastar en la década de los 70 las evidencias encontradas sobre los diferentes determinantes de la salud, dando lugar a la creación del primer marco analítico de referencia que clasifica en cuatro categorías los factores determinantes de la salud: la biología, los estilos de vida, el medio social y los servicios sanitarios. Estas evidencia fueron recogidas en el bien conocido Informe Lalonde6, donde además se afirmó que de los cuatro determinantes de la salud la asistencia sanitaria no era el único ni el más importante, enfatizando así el rol de los factores sociales. La célebre cita de G. Rose refleja perfectamente el sentir del momento de un sector importante de expertos en salud pública preocupados por resaltar el impacto de la LALONDE M. (1974) A new perspective on the healh of Canadians: A working document. Otawa: Departament of Health and Welfare. 6 5 estructura social sobre la salud: “En la era del optimismo científico se creía que la medicina tenía la respuesta a nuestros problemas de salud o, por lo menos, estaba apunto de descubrirlas. Este optimismo ha pasado, excepto en los medios de comunicación más populistas... Realmente, la medicina ha dado respuestas a algunos problemas de salud y ha encontrado el modo de disminuir los síntomas de muchos otros, pero en gran parte seguimos necesitando hacer algo para modificar la incidencia de la enfermedad, y eso significa que es necesaria una nueva colaboración entre los servicios de salud y todos aquellos cuyas decisiones influyen sobre los determinantes de la incidencia . Los principales determinantes de la enfermedad son, sobre todo, económicos y sociales, y por tanto, los remedios deberían ser también económicos y sociales”7 (Rose, 1992) Durante los últimos treinta años un plantel internacional de evidentes epidemiólogos sociales han trabajado sin descanso en esta línea focalizando su atención en la investigación sobre el fenómeno de las desigualdades sociales en salud tratando de encontrar los factores responsables de su presentación y los mecanismos a través de los cuáles la experiencia social se incorpora en el cuerpo provocando la enfermedad. El conjunto de estos trabajos centrados en la búsqueda de la relación entre posición socioeconómica y salud han llevado a dos tipos de aproximaciones empíricas, las denominadas individual y ecológica. La primera ha dado lugar a un ingente cuerpo de investigaciones sobre clase social y salud. Entre ellas destaca la realizada por M. Marmot entre grupos de funcionarios del Whitehall8 donde encontró que la razón de mortalidad estandarizada por edad en el periodo de diez años en varones entre 40 y 64 años era 3,5 veces mayor en los funcionarios pertenecientes a las categorías de auxiliar administrativo y trabajador manual que en las categorías correspondientes a personal ejecutivo y de gerencia. Sus resultados confirmaban la asociación entre estatus socioeconómico y salud. Las hipótesis en relación a los mecanismos a través de los cuales la posición socioeconómica afecta a la salud los expone en su reciente obra titulada “El síndrome del estatus”9. En ella hace referencia a los mecanismos neuroinmunoendocronológicos que se pone en marcha ante el estrés psicosocial que provoca un estatus de subordinación social. La falta de control sobre lo que uno hace, la limitación de la autonomía y el escaso acceso a los recursos sociales que conlleva la baja posición social genera un sentimiento de inferioridad e incompetencia que, al fin y a la postre se acaba expresando en distintos procesos de enfermedad. En cuanto a las aproximaciones empíricas ecológicas, son tres las hipótesis en torno a las cuales se han obtenido los principales hallazgos10: ROSE, G. (1992) The strategy of preventive medicine. Oxford. Oxford University Press. MARMOT, M. Et al. (1991) “Health inequalies among british servants: the Whitehall II Study”.Lancet,337:1387-1393 . 9 MARMOT, M. (2004) Status Syndrome. London .Bloosmbury Publishing. 10 Para profundizar en estas hipótesis se pueden consultar los trabajos siguientes: WILKINSON, RG. Unhealthy Societies: the aflicctions of inequality. Routledge. London, 1996. WILKINSON, R.G. Properity, redistribution, health, and welfare. En Social determinants of health. Ed. Marmot M. And Wilkinson RG. Oxford University Press. London, 2001. (2ª ed) y KAWACHI I. ; KENNEDY B.; LOCHNER K.y PROTHROW-STITH.D. Social capital, income inequality, and mortality. American Journal of Public Health, 1997; 87, 1491-1498. 7 8 6 a) la hipótesis de la privación material según la cual en las sociedades en desarrollo las desigualdades en salud entre áreas geográficas están asociadas a su nivel de pobreza/riqueza. Los informes de la OMS no dejan lugar a dudas sobre esta dramática realidad. b) la hipótesis de la renta relativa según la cual a diferencia de lo que ocurre en países en desarrollo, en las sociedades desarrolladas las desigualdades en salud entre áreas geográficas no están tan asociadas a su nivel de riqueza sino al modo en que ésta se halla distribuida c) la hipótesis del capital social según la cual aquellas sociedades que son más igualitarias y tienen mayor cohesión social, tienen también una esperanza de vida mejor A modo de conclusión se puede afirmar que frente a la hipótesis epidemiológica convencional que focalizaba su atención sobre los factores de riesgo individuales, la maduración de la epidemiología social ha dado lugar a que exista un consenso bastante generalizado en torno al rol que desempeñan un conjunto de determinantes sociales en la creación de una vulnerabilidad o susceptibilidad general a enfermar por cualquier causa. De acuerdo a esta hipótesis, el que las personas desarrollen una enfermedad u otra no depende sólo de su bagaje biológico, sino de otros factores como son los comportamientos relacionados con la salud o el grado de exposición a un contexto biopsicosocial determinado. Si como recuerda provocativamente L. Syme en el prólogo de la reciente obra “Social Epidemiogy”11 la investigación convencional sobre la influencia de los factores de riesgo conocidos como el tabaquismo, la hipertensión y colesterol no han podido explicar más que un 40% del riesgo a enfermar por enfermedad coronaria, cuáles son los misteriosos factores que podrían explicar el 60% restante? . El desafío está servido. 4. Las desigualdades sociales en salud. El caso de la C. . de Euskadi. En el caso de la CAE, las hipótesis sobre desigualdades sociales en salud también han sido contrastadas en diversos estudios. En todos ellos se pueden apreciar las diferencias en el estado de salud según género, clase social o edad, y también diferencias territoriales. En la mayoría de estos trabajos se utilizan como variables dependientes la salud percibida, obtenida a través de las encuestas de salud, y la mortalidad. A continuación se muestran algunos datos sobre diferencias en salud percibida que dan cuenta de la presencia de desigualdades sociales en salud en Euskadi. La comparación en el grado de salud percibida entre 1997 y el 2002 no deja lugar a dudas con respecto a la mejoría de la salud experimentada en la CAE, puesto que la media de la salud percibida era de 2,95 en 1997 y en el año 2002 es de 2,88, siendo además esta diferencia estadísticamente significativa. Ahora bien, una mirada más atenta nos pone de relieve la presencia de un gradiente social en función del género, el nivel de instrucción, la situación laboral, la condición socioeconómica y la edad, pudiéndose observar que quienes tienen peor salud son las mujeres, los analfabetos, los parados, las personas de baja condición socioeconómica y las personas mayores. 11 Berckman, L. Kawachi, I. ( 2000) Social Epidemiology. New Cork. Oxford University Press. 7 Tabla 2. Desigualdades en salud percibida entre grupos 1997-2002 1997 Media 2,94 2,95 2,83 2,92 4,36 1,34 3,45 3,43 3,2 2,82 2,71 2,72 2,56 3,48 3,31 3,19 2,81 2,66 2,64 2,53 -0,12 1,43 0,38 0,26 0,6 1,65 0,61 2,8 2,84 2,52 3,28 2,48 3,11 2,71 2,78 2,2 3,27 2,36 3,12 3,87 0,84 2,09 0,24 2,46 -0,31 2,67 2,73 2,93 3,03 3,07 2,63 2,75 2,82 2,94 3,07 0,89 -0,42 2,42 3,88 0 2,56 2,75 3,09 3,3 2,95 2,4 2,63 3,03 3,27 2,88 3,93 4,69 2,06 0,85 4,22 Media I. GENERO Hombres Mujeres II. NIVEL DE INSTRUCCIÓN Analfabetos Sin estudios E. Primarios Graduado Escolar B.U.P./Profesionales Técnicos Universitarios Universitarios Superiores III. SITUACION LABORAL Trabajando En Paro Primer Empleo Jubilados Estudiantes Labores del Hogar IV. CONDICION SOCIOECONOMICA Clase Alta Clase Media-Alta Clase Media Clase Media-Baja Clase Baja V. EDAD 16-24 25-44 45-64 65 C .A. de EUSKADI 2002 Valor Tipificado "Z" GRUPOS SOCIALES 1 1 Significación *** *** *** *** *** *** *** *** 1 Los valores oscilan del modo siguiente: 1. Excelente; 2.Muy Buena; 3. Buena; 4.Regulay y 5. Mala. *** Z significativas al 95% de Nivel de Confianza Fuente: Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, Encuestas de Salud de la C.A. de Euskadi. Fuente: Elaboración partir de las encuestas de salud 1997 y 2002 del Departamento de Sanidad. propia a El análisis de la salud percibida de cada subgrupo en el 2002, que se representa en los gráficos siguiente, confirma claramente el hecho de que a medida que se desciende en la escala social, bien sea considerando el nivel de instrucción, la clase social o la ubicación en el mercado laboral, se disfruta de una salud peor. Las puntuaciones entre la salud percibida de hombres y mujeres manifiesta también la presencia de desigualdades de género, siendo las mujeres las que experimentan una salud peor. Gráfico 2. Diferencias en salud percibida según situación laboral, nivel de instrucción, clase social y sexo. 8 S. LABORAL: X= 3,83-2,2 Dif “ 1,6” NIVEL DE INSTRUCCIÓN: X= 3,65-2,53 Dif “1,1” 5 5 3,836 4 4 3,65 3,272 3,31 3,119 2,711 3 2,204 3,19 2,785 2,80 3 2,361 2 2,66 2,64 BUP/FP Técnicos 2,53 2 1 1º EMP ESTUD TRAB PARO L. HOG JUBI INC. PER. 1 Analfabetos Sin estudios CLASE SOCIAL: X= 2,63-3,07 - Dif “O,44” Prim arios G. Escolar Universitarios GENERO: X= 2,92-2,83 Dif “ O,09” 5 5 4 3 3,07 2,82 2,75 4 2,94 HOMBRES 2,63 3 MUJERES 2,95 2,94 2,83 2 2,92 2 1 1 A LT A 2 M E D IA - A LT A 3 4 M E D IA M E D IA - B A J A 1 5 1997 B A JA 2002 Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas de salud de 2002 del Departamento de Sanidad. Pero, ¿en qué medida afectan más unas u otras variables al estado de salud? .Para tratar de explicar la contribución conjunta estas variables sociales a la salud percibida, se ha utilizado el modelo explicativo IOLAP-XSTAT. Puesto que la mayoría de las investigaciones estiman de manera independiente la influencia de las distintas variables sociales un función de su hipótesis de trabajo, se ha considerado mucho más interesante utilizar una técnica que permita considerar simultáneamente la correlación entre diversas variables y nos informe además sobre el grado de contribución de cada una de ellas. Los resultados del análisis aparecen el los gráficos siguientes. Gráfico 2. Representación de la contribución de las Variables Explicativas en la Salud Percibida. (Todos) 60 Edad Ki: 47,63% 50 Kr: 96,72% 40 % 52,19 30 apoyo 20 R2 = 0,92 20,64 10 Sitlab 11,39 Clase 7,82 Estud 6,50 Género 1,46 9 Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas de salud de 2002 del Departamento de Sanidad. Tabla 1. Contribución de todas as variables explicativas sobre la Salud Percibida. CAPACIDAD EXPLICATIVA Contribuciones % de contribución % acumulado Ki: 47,63 % Kr: 96,72 % Apoyo Situación Nivel Clase Género Social Laboral Estudios 0,52 0,21 0,11 0,08 0,07 0,01 52,19 20,64 11,39 7,82 6,50 1,46 52,19 72,83 84,21 92,04 98,54 100,00 Edad Fuente : Elaboración Propia. ENCAV, 2002 Como puede observarse, la variable edad destaca sobre el resto con una contribución del 52,19%, seguida de la variable apoyo social con un 20,64%. Ambas variables explican cerca del 75% de la varianza , constituyéndose en factores de primera importancia. Frente a lo que podría pensarse, el porcentaje de varianza explicada por las variables situación laboral, clase social y nivel de estudios es sensiblemente inferior. No es ningún secreto que la edad es un factor determinante que condiciona la vulnerabilidad a enfermar. Dado que cada etapa del ciclo vital tiene una idiosincrasia especial, ha parecido oportuno neutralizar esta variable según categorías para observar cuál es el comportamiento del resto de las variables en las distintas etapas de la vida. Gráfico 3. Representación de la contribución de las Variables Explicativas en la Salud Percibida por grupos de edad Encuesta de Salud 2002 10 25-44 años 40 apoyo 50 (16-25 años) 40 apoyo Ki=15,86% % Kr=91,49% 30 Kr=93,55% Sitlab 30 Ki=17,44% Estud R2 = 0,89 Sitlab Género % 20 20 Clase R2 = 0,9371 Estud Clase 10 37,68% 28,15% 21,05% 6,75% 10 35,55% 6,37% 31,41% 20,41% 12,63% 0 0 60 40 apoyo 45-64 años Sitlab 30 Estud Ki=33,79% Kr=97,42% R2 = 0,66 % apoyo 50 Clase Ki= 29,97% Kr= 93,89% 40 % 30 20 Más de 65 Clase Estud R2 = 0,9576 Sitlab 20 10 10 33,07% 28,22% 27,68% 11,03% 50,48% 22,37% 17,33% 9,39% 0 0 Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas de salud de 2002 del Departamento de Sanidad. En todas los grupos de edad, los datos hablan por si solos de la contribución de la variable apoyo social entendida como la autopercepción de estar integrado en redes primarias de solidaridad y confianza como son la familia, los vecinos o los amigos, constituyendo un elemento decisivo a la hora de explicar las diferencias en el grado de salud percibida. Como han puesto en evidencia diferentes estudios12, los vínculos que proporcionan las redes sociales facilitan el acceso a diversos recursos tangibles e intangibles que influyen favorablemente sobre la salud. Los resultados obtenidos son consistentes con la mayor parte de trabajos de investigación realizados tanto a nivel nacional como internacional y fortalecen la hipótesis de que la salud se ve afectada por la posición social que ocupan los sujetos dentro de la estructura social, por lo que cualquier acción tendente a reducir estas desigualdades no puede desentenderse de la implementación de políticas redistributivas, y de acciones y estrategias de discriminación positiva que contribuyan a compensar los desfavorables efectos que ejerce la jerarquía social sobre la salud y la enfermedad. La carrera hacia la igualdad de oportunidades es el reto al que se enfrentan las sociedades desarrolladas que presuntamente han escapado a los efectos de la pobreza pero no al impacto de otros factores de diferenciación social que configuran situaciones de desventaja social y de BERCKMAN L.F and SYME L. (1979) Social networks, Host resistance and mortality: a nine-year follow-up study Alameda County Residentes. Am J of Epidemiology, 109 (2) 186-204. 12 11 exclusión social que, sin duda, están influyendo sobre la etiología de los procesos de enfermedad. Fenómenos sociales emergentes como la inmigración y sus consecuencias en términos de salud, son un buen ejemplo de los desafíos en los que actualmente nos hallamos implicados en nuestro contexto. Bibliografía ANDERSON, M. R. En Social Medicine 101. Monthly Revew Webzine Foundation. 14/07/05 BERCKMAN, L. KAWACHI, I. (2000) Social Epidemiology. New York. Oxford University Press. BERCKMAN L.F and SYME L. (1979) Social networks, Host resistance and mortality: a nineyear follow-up study Alameda County Residentes. Am J of Epidemiology, 109 (2) 186-204. BLANE, D. (2001) The life course, the social gradient, and health. En MARMOT, M. & WILKINSON, R. (Eds), Social Determinants of Health, Oxford University Press. Págs., 64-80. DURAN, M.A. (1983) Desigualdad Social y Enfermedad. Tecnos. Madrid. Pág. 64. ENGELS, F. La situación de la clase obrera en Inglaterra (1841/1981) en Engels: Escritos de juventud, México. Fondo de Cultura Económica. KENNEDY B.; LOCHNER K.y PROTHROW-STITH.D. Social capital, income inequality, and mortality. American Journal of Public Health, 1997; 87, 1491-1498. LALONDE M. (1974) A new perspective on the healh of Canadians: A working document. Otawa: Departament of Health and Welfare. MARMOT, M. Et al. (1991) “Health inequalies among british servants: the Whitehall II Study”.Lancet,337:1387-1393 . MARMOT, M. (2004) Status Syndrome. London .Bloosmbury Publishing. ROSE, G. (1992) The strategy of preventive medicine. Oxford. Oxford University Press. SOBREMONTE, E. (2005) Desigualdades sociales en salud. El caso de la C. Autónoma de Euskadi. (Tesis doctoral). Universidad de Deusto. Bilbao. 12