Derecho Civil III Bolilla 14 Punto 1 La representación. Método: En el lenguaje vulgar la palabra "representación" significa "acción y efecto de representar" o bien "hacer presente lo que está ausente, con palabras o signos”. En el ámbito jurídico el sentido es el mismo, pero presenta matices y variaciones que plantean problemas terminológicos y obligan a manejarse con cuidado. En primer lugar hay que distinguir tres figuras, la representación directa, la representación indirecta y la posición del mensajero, y analizar, para cada una de ellas, en qué consisten la "acción" y el "efecto" aludidos en la definición genérica. En segundo lugar hay que advertir que la representación directa puede ser activa o pasiva. Con esas pautas cabe decir: La representación directa activa: ocurre cuando la acción se da de modo que "alguien observa una conducta tal que significa que esta formulando una declaración a nombre de otro”, el efecto consiste en que "lo declarado por el representante vale como si lo hubiera declarado el representado". Para que el efecto representativo se produzca es menester que el representante esté legitimado, lo cual puede ocurrir antes del acto, sea por representación necesaria o legal, corno es el caso de los padres, que son representantes necesarios de sus hijos; o sea por representación voluntaria, como es el caso de aquellos que, siendo capaces, designan a otros para que los representen. O bien puede ocurrir después del acto (en este caso consiste en una ratificación de lo actuado que suple la falta de legitimación previa). La representación directa pasiva: en este caso la acción consiste en "recibir una declaración en nombre de otro" (adviértase que acá el carácter representativo no lo da la conducta del receptor sino el contenido de la declaración); en cuanto al efecto, ocurre que "lo declarado al representante vale como si hubiera sido declarado al representado" (siempre que haya autorización previa o ratificación posterior, con o sin poder). La llamada representación indirecta: se da cuando la acción es tal que “el representante indirecto actúa declarando a nombre propio", con lo cual no obliga al representado respecto de terceros pero lo faculta a subrogarse de los derechos y acciones que nacen del acto; en este caso los efectos “reposan en cabeza del representante” y solo llegan al representado por vía subrogatoria oblicua. La representación indirecta sólo cabe cuando está previamente autorizada El mensajero: en este caso la acción es tal que el mensajero no declara su propia voluntad sino que manifiesta estar transmitiendo una declaración ajena; en cuanto al efecto, el valor del mensaje depende de que exista una autorización para ser mensajero, sea para dar mensajes o para recibirlos. La posición del mensajero se asemeja mucho a la del representante, al punto que muchas reglas son aplicables a ambos. Sin embargo hay una diferencia: cuando hay representante el contrato puede, ser entre presentes ausentes; cuando hay mensajero el contrato siempre es entre ausentes. Representación y mandato: distinción: Estas figuras suelen tratarse como si fueran la misma cosa, lo cual no siempre es así: Puede haber representación sin que haya mandato, como ocurre en muchos casos de representación necesaria y en ciertos casos de representación voluntaria (ocurre si A comunica a B que C es su apoderado, cuando C aún no ha recibido mandato). Puede haber mandato sin que haya representación, como ocurre en la "comisión civil" del a. 1.929, donde el mandatario actúa a nombre propio El autocontrato. Naturaleza. Su admisión por el ordenamiento Jurídico: El autocontrato es una figura particularísima del derecho, que se da cuando el representante actúa como tal y a la vez como contraparte. Puede darse cuando hay una representación simple (Pili encarga a Germán que le venda una cosa y Germán siendo representante de Pili, la compra para si) y también cuando hay una representación doble (ej: Germán es a la vez representante de Pili para vender y representante de Carlos para comprar: cuando la compraventa se realiza actúa él solo en nombre de las dos partes). Por su particular naturaleza ha sido objeto de múltiples análisis y teorías, algunas de las cuales se comentan a continuación: Se afirma que no es un contrato, pues es un acto unilateral, López de Zavalía no está de acuerdo y considera que el autocontrato es bilateral (y por ende es contrato) porque realmente hay dos personas que se ponen de acuerdo: hay dos centros de interés que recaen sobre una misma persona solo circunstancialmente. Se sostiene que no es “psíquicamente razonable” que una persona haga una oferta y esa misma persona la acepte. Quienes sostienen esto no objetan el que una misma persona primero acepte una oferta y después se retracte, lo cual demuestra que es posible que una persona tenga dos "quereres" distintos y sucesivos. Y si esto es posible, también es posible que una misma persona primero "quiera" ofrecer en nombre de una parte e inmediatamente después "quiera" aceptar en nombre de la otra. Se dice que el autocontrato es inmoral pues plantea un conflicto de intereses, ya que el representante, al decidir, toma partido por una parte y perjudica a la otra (se entiende que en caso de representación simple tomara partido por sí mismo en perjuicio de su representado y en caso de representación doble tomará partido por uno de sus representados perjudicando a su otro representado). Si bien es innegable que esto puede ocurrir, no es así “necesariamente": puede ocurrir que los intereses de las partes sean concordantes, en cuyo caso no habría conflicto de intereses ni inmoralidad alguna. Y si fueran discordantes y el contrato se concluyera en contra del interés de una parte, le cabría a ésta la posibilidad de plantear nulidad demostrando que el representante se excedió en sus facultades. En concreto: el autocontrato “no es inmoral en sí mismo” por lo cual parece exagerada la previsión de algunos códigos de prohibirlo en todas sus formas y resulta atinado el criterio nuestro CC de no prohibirlo genéricamente. Pero si bien no es inmoral en si resulta moralmente peligroso admitirlo sin reservas. Razón por la cual el CC lo prohíbe expresamente en todos los casos de representación necesaria. Está prohibido a los padres comprar los bienes de sus hijos, etc. Cuando la representación es voluntaria, el CC no tiene un criterio uniforme: en ciertos casos admite el autocontrato (art.1919 primera parte: "si al representante se le encarga tomar dinero prestado, puede ser él quien preste, siempre que sea al interés corriente") y en otros casos lo prohíbe expresamente (art. l.442: "los administradores no pueden cederse a si mismos los créditos de sus mandantes"). Cabe aclarar que, cuando la representación es voluntaria, las prohibiciones de autocontratar funcionan supletoriamente, lo que significa que los mandantes pueden autorizar anticipadamente la autocontratación y también ratificar a posteriori los autocontratos hechos sin su autorización. Con relación a la prueba, debe versar sobre la existencia de exteriorizaciones de voluntad. Punto 2 Contrato de mandato. Concepto. Art. 1.869: El mandato, como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que ésta acepta, para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una serie de actos de esta naturaleza. Caracteres: Consensual Gratuito u Oneroso. Se presume que es oneroso, cuando consista en atribuciones o funciones conferidas por la ley al mandatario y cuando consistan en los trabajos propios del mandatario, o su modo de vivir. No formal, salvo excepciones en que requieren escritura publica. Típico. Actualmente se admite la realización de actos materiales por mandato, solo en la medida que sean accesorios y subordinados al objeto principal, Comparación con: a) b) c) d) e) f) g) La representación: ambas figuras suelen tratarse como si fueran la misma cosa, lo cual no siempre es así; puede haber representación sin que haya mandato, como ocurre en muchos casos de representación necesaria y de representación voluntaria; y puede haber "mandato” sin que haya representación, corno ocurre en la "comisión civil", cuando el mandatario actúa a nombro propio. Aunque en sentido estricto se trata de figuras diferentes; en general se someten a las mismas reglas. El art. 1.870 enumera los casos de representación a los cuales le son aplicables las reglas del mandato: A las representaciones necesarias (ej. la de los padres respecto de sus hijos menores) y a las de las personas que por su oficio deben representar a ciertas personas o a ciertos bienes (ej. la de los consejeros de menores, o las de los síndicos de quiebras), A las representaciones de las corporaciones y de los establecimientos de utilidad pública, A las representaciones por administraciones o liquidaciones de sociedades, A las representaciones por personas dependientes, como los hijos de familia en relación a sus padres, el sirviente en relación a su patrón, el aprendiz en relación a su maestro, el militar en relación a su superior A las representaciones por gestores oficiosos, A las procuraciones judiciales, A las representaciones por albaceas testamentarios o dativos Locación de servicios: solo podía haber confusión cuando el empleado actúa como representante del empleador, en cuyo caso lo que permite la distinción es la actitud de las partes: si el que actúa lo hace con facultades amplías y sin relación de subordinación para con su representado, es mandato; y si actúa bajo la inmediata vigilancia y dirección de su principal y con relación de subordinación, es contrato de trabajo. Locación de obra: en ambos casos se hace para otro, por dinero, pero el mandatario actúa por otro, mientras que el empresario actúa por si. Además el mandatario solo realiza actos jurídicos, mientras que el empresario hace actos materiales o intelectuales, pero no jurídicos. Además el mandatario obliga con sus actos al mandante, mientras que el empresario no obliga al comitente (salvo excepciones); y el mandante puede revocar su mandato sin consecuencias, mientras que, si el comitente desiste, debe pagar al empresario toda la utilidad que éste esperaba obtener. El mandato concluye por muerte de cualquiera de las partes, mientras que la locación de obra no concluye con la muerte del comitente, Gestión de negocios: el mandato se da a priori para que el mandatario realice actos futuros, mientras que en la gestión de negocios ocurre a la inversa: el gestor realiza los actos en presente, por iniciativa propia y sin que medie mandato, el cual aparece en el futuro por vía de ratificación retroactiva de lo actuado por el gestor. En lo demás la gestión de negocios se rige por las reglas del mandato y el gestor es tenido por mandatario. La formación del contrato: a) El consentimiento: A diferencia de lo que ocurre en los contratos en general, en los cuales el consentimiento consiste en la concurrencia de la oferta y la aceptación, en el mandato los dos términos no coinciden en el tiempo, sino que hay dos actos unilaterales sucesivos: primero, el apoderamiento o mandato (equivalente a una "oferta"), por el cual una persona otorga a otra el poder de obrar en su nombre; segundo, la aceptación, por la cual el apoderado acepta el mandato. Dada la clara distinción entre uno y otro acto, el Código Civil los regula por separado: · El apoderamiento: solo puede circunscribirse a aquello que el mandante podría hacer si obrara personalmente (art. 1.872). En principio el otorgamiento de poder no requiere formalidad, pudiendo ser tácito o expreso (art. 1873). Sin embargo en ciertos casos la ley exige que los poderes se otorguen por escritura pública, como ocurre con los poderes generales o especiales que deben presentarse en juicio y con los poderes para administrar bienes o que tengan por objeto un acto redactado en escritura pública (art. · 1.184, inc. 7). En tales casos, la exigencia se justifica por la importancia de los intereses comprometidos, aunque a menudo r e s u l t a demasiado pesado cumplirla, por lo cual la jurisprudencia se ha encargado de desvirtuarla. En cuanto al poder tácito, es el que resulta de hechos que indican la voluntad de otorgarlo, tal como la inacción o el silencio del mandante o bien cuando éste no impide, pudiendo hacerlo, los actos que sabe que otro realiza en su nombre (art. 1.874). La aceptación: también puede ser tácita o expresa, (art. 1.875), teniéndose por tácitamente dada, cuando mandatario realice actos que respondan al mandato o cuando guarde silencio (art.1.876). También se tiene por aceptado el mandato entre presentes cuando el mandatario hubiera recibido el poder del mandante sin formular protesta (art. 1.877). Entre ausentes el silencio equivale a aceptación solo en los siguientes casos (art. 1.878): cuando el mandante hubiera remitido el poder al mandatario y éste lo hubiera recibido sin protesta; cuando por carta le hubiera encomendado gestiones afines a su profesión u oficio y el mandatario no hubiera contestado. b) Capacidad. Reglas sobre designación de mandatarios: · Capacidad para dar mandato: Se rige por el art. 1.894, que establece que si el mandato tiene por objeto actos de administración basta con que el mandante tenga capacidad de administración, y por el art. 1.895, que establece que si el mandato tiene por objeto actos de disposición se requiere capacidad para disponer de los bienes. Capacidad para ser mandatario: Hay dos reglas contradictorias: El art. 1.896 establece que para ser mandatario se requiere capacidad para contratar y el art. 1.897 establece que es válido el mandato dado a persona incapaz. La doctrina entiende que prevalece el art. 1.897 pues, como el mandatario no obra por sí sino por el mandante, importa la capacidad de éste y no la del mandatario. El mandante queda obligado ante el y ante terceros si el mandatario es incapaz. Art.1898: El incapaz que ha aceptado un mandato, puede oponer la nulidad del mandato cuando fuese demandado por el mandante por inejecución de las obligaciones del contrato, o por rendición de cuentas, salvo la acción del mandante por lo que el mandatario hubiese convertido en su provecho. c) Objeto. Reglas aplicables: El art. 1.889 dispone que pueden ser objeto de mandato todos los actos lícitos susceptibles de producir adquisición, modificación ó extinción de derechos. El art. 1.890 aclara: no se puede dar poder para testar ni para realizar actos entre vivos que de acuerdo con otras leyes solo pueden ser realizados personalmente (patria potestad). El art. 1.891 dispone que el mandato de acto ilícito, inmoral o imposible no da acción a ninguna de las partes contra la otra, salvó que mandatario no supiere o no tuviere como saber de la ilicitud del objeto, y el mandato es nulo. El art.1.892 dice que el objeto del mandato puede ser en interés exclusivo del mandante, o del mandante y el mandatario, o del mandante y un tercero, o de un tercero solamente; pero no puede ser en exclusivo interés del mandatario. d) Prueba: Se rige por los principios del art. 1.193: Si el contrato tiene un objeto cuyo valor supera los diez mil pesos debe hacerse por escrito y no se admite la prueba testimonial, excepto en lo que se refiere a los actos ya cumplidos, que pueden ser acreditados por cualquier medio, incluso por testigos. Punto 3 La extensión del mandato. Mandato general y especial: por su extensión el mandato puede ser: General: comprende todos los negocios del mandante. Se confiere solo para la administración de bienes. Especial: comprende uno o ciertos negocios determinados. Art.1881.- Son necesarios poderes especiales: 1 - Para hacer pagos que no sean los ordinarios de la administración; 2 - Para hacer novaciones que extingan obligaciones ya existentes al tiempo del mandato; 3 - Para transigir, comprometer en árbitros, prorrogar jurisdicciones, renunciar al derecho de apelar, o a prescripciones adquiridas; 4 - Para cualquier renuncia gratuita, o remisión, o quita de deudas, a no ser en caso de falencia del deudor; 5 - Derogado por la ley 23.515. 6 - Para el reconocimiento de hijos naturales; 7 - Para cualquier contrato que tenga por objeto transferir o adquirir el dominio de bienes raíces, por título oneroso o gratuito; 8 - Para hacer donaciones, que no sean gratificaciones de pequeñas sumas, a los empleados o personas del servicio de la administración; 9 - Para prestar dinero, o tomar prestado, a no ser que la administración consista en dar y tomar dinero a intereses, o que los empréstitos sean una consecuencia de la administración, o que sea enteramente necesario tomar dinero para conservar las cosas que se administran; 10 - Para dar en arrendamiento por más de seis años inmuebles que estén a su cargo; 11 - Para constituir al mandante en depositario, a no ser que el mandato consista en recibir depósitos o consignaciones; o que el depósito sea una consecuencia de la administración; 12 - Para constituir al mandante en la obligación de prestar cualquier servicio, como locador, o gratuitamente; 13 - Para formar sociedad; 14 - Para constituir al mandante en fiador; 15 - Para constituir o ceder derechos reales sobre inmuebles; 16 - Para aceptar herencias; 17 - Para reconocer o confesar obligaciones anteriores al mandato. Más allá de la diversidad, todos estos actos tienen en común el ser actos de disposición lo que confirma lo establecido en el art. 1880: para acto de disposición se requiere poder especial. El poder especial debe interpretarse restrictivamente, debe limitarse a los actos para los cuales ha sido dado y no puede extenderse a otros actos análogos. Los arts. 1.882 a 1.888 establecen límites precisos a los poderes especiales: el poder para transar no implica poder para comprometer en árbitros; para vender no involucra para hipotecar ni para recibir el precio si se hubiere dado plazo; para hipotecar no comprende el hacerlo por deudas anteriores al mandato; para obligarse supone también para cumplir la obligación siempre que el mandante proveyere los medios para ello; para vender bienes de herencia no implica para cederla antes de haberla recibido; para cobrar deudas no comprende para demandar a los deudores ni para recibir una cosa por otra, ni para hacer quitas ni remisiones. Pluralidad de contratantes: mandantes y mandatarios: El art. 1.899 dispone que si en el mismo instrumento se hubiera designado a más de un mandatario, se entenderá que fue hecho para ser aceptado solo por uno, salvo en los siguientes casos: a) Que se los haya nombrado para que actúen conjuntamente, en cuyo caso no pueden aceptar separadamente (art. 1.900), b) Que se los haya nombrado para que actúen en forma separada, o para que se dividan las tareas, c) Que se los haya nombrado para que a falta de uno actúe otro, en cuyo caso el nombrado segundo solo puede aceptar cuando falta el primero y así sucesivamente (art. 1.901). Cuando el mandato es conjunto, los mandatarios responden ante el mandante en forma simplemente mancomunada (no hay solidaridad a menos que así se establezca o que hubieran incurrido en culpa o dolo común). En cuanto a la pluralidad de mandantes, ellos tienen responsabilidad solidaria para con el mandatario y mancomunada para con los terceros con quienes hubiera contratado el mandatario. El mandato irrevocable: Concepto. Caracteres. Efectos. Régimen legal: En principio el mandato es revocable por el mandante en cualquier momento y por su sola voluntad. Sin embargo, excepcionalmente, puede ser irrevocable, si se dan tres requisitos (art. 1.977): a) Si se otorga para negocios especiales (el mandato general nunca puede ser irrevocable), b) Si se otorga por tiempo limitado, establecido expresa o tácitamente, c) Si se otorga en interés legítimo de los contratantes o de un tercero. La irrevocabilidad subsiste aunque el mandatario muera o aunque caiga en incapacidad. Para que el mandato sea irrevocable ello debe ser claramente establecido en el poder. La irrevocabilidad no es absoluta, pues el mandante puede revocar el mandato si media justa causa (art. 1.977). En cuanto a sus efectos, la irrevocabilidad no solo priva al mandante de su derecho a revocar arbitrariamente el poder, sino que además el mandato subsiste aunque el mandante muera o caiga en incapacidad. Punto 4 Sustitución del mandato. Principio: un mandato es por lo común un acto de confianza, la persona del mandatario es esencial. Debería negarse al mandatario la posibilidad de hacerse sustituir por un tercero, por el contrario el mandatario esta autorizado a sustituir al mandato, a menos que se lo prohíba el contrato. La solución es razonable y practica ya que el sustituto actúa bajo la responsabilidad del mandatario. El sustituto es mandatario del mandatario o submandatario. El sustituyente debe tener capacidad para otorgar mandato y el sustituto para aceptarlo. El sustituyente obra con autonomía. (Es necesario no confundir la sustitución por la cooperación material que el mandatario haya requerido de terceros). Diversos Supuestos Relaciones entre mandante y mandatario: la sustitución del mandato origina los siguientes problemas en las relaciones entre mandante y mandatario: Responsabilidad del mandatario: a los efectos de determinar la responsabilidad del mandatario por los hechos del sustituto hay que distinguir: 1. si el acto originado de apoderamiento no contiene la facultad de sustituir poder, el mandatario responde ante el mandante por los hechos culposos o dolosos del sustituto y por los daños derivados de la insolvencia del sustituto. Pero no responde de los derivados de caso fortuito o fuerza mayor. 2. si el poder autoriza la sustitución sin indicación del sustituto, el mandatario es responsable de su manera de desempeñar el mandato y de su solvencia solo en caso de que hubiere elegido una persona incapaz o insolvente. 3. si el poder ha autorizado la sustitución e indicado el sustituto, el mandatario carece de toda responsabilidad, porque el sustituto ha sido designado por el propio mandante. Obligación de vigilancia: el mandatario tiene la obligación de mantener vigilancia sobre la forma como el sustituto desempeña su mandato y es responsable de los daños que hubieran podido evitarse al mandante de haber cumplido con diligencia su deber de vigilancia. Relaciones entre mandante y sustituto: El mandante tiene acción directa contra el sustituto y podrá exigirle rendición de cuentas y reclamarle daños y perjuicios. El sustituto tiene acción directa contra el mandante por cobro de honorarios y gastos por todas las consecuencias del mandato. Relaciones entre el mandatario sustituyente y el sustituto: Las relaciones entre ambos son regidas por las mismas reglas del mandante y mandatario. El sustituto está obligado por las consecuencias de su gestión con el mandante y con mandatario y cualquiera de ellos puede pedirle rendición de cuentas y demandarlo por los perjuicios. Relaciones entre el mandante y los terceros: EL mandante no esta obligado por los actos del sustituto cuando se hubiera prohibido la sustitución, o cuando habiéndose indicado una cierta persona, el mandatario haya designado otro sustituto. Pero si el mandatario guarda silencio, el mandante está obligado frente a terceros por los actos del sustituto. Punto 5 Efectos del contrato: Obligaciones del mandatario: a) De ejecutar el mandato: Cómo debe ejecutarse. Oposición de Intereses: La obligación primera y principal del mandatario es la de cumplir los actos que le fueron encargados (art. 1.904). Debe ejecutarlos exactamente en el lugar y el tiempo debidos poniendo toda su diligencia en la gestión y actuando con discreción. En muchos casos no es fácil valorar el desempeño del mandatario, razón por la cual el CC dicta algunas reglas sobre el particular: no se consideran traspasados los limites del mandato cuando el acto se ha ejecutado del modo más ventajoso para el mandante (art. 1906); el mandatario debe abstenerse de actuar si el acto fuese manifiestamente dañoso para el mandante, (art. 1907); si los intereses del mandante se opusieran a los suyos, debe renunciar antes que preferir los suyos (art. 1.908). De cualquier manera, corresponde al mandante probar que el mandatario incumplió sus deberes. b) De tomar medidas conservatorias en caso de Imposibilidad de ajustarse a las instrucciones: el art. 1.916 dispone que si el acto es imposible de cumplir en los términos en que fue mandado, el mandatario no está obligado a cumplir de otra manera, debiendo tomar medidas conservatorias (puede pedir nuevas instrucciones mandante, y si no lo satisfacen, puede renunciar). Él art. 1.917 dice que si los actos encomendados al mandatario fueran del tipo de los que él hace habitualmente por su profesión o modo de vida, y él rechazara el mandato, igual está obligado a tomar las medidas conservatorias que las circunstancias exijan. c) De rendir cuentas: La obligación de rendir cuentas, inherente a toda gestión de negocio ajeno, está consagrada expresamente en el art. 1.909. El mandante puede eximir al mandatario de esta obligación, pero ello no lo exonera de la obligación de ejecutar fielmente el mandato (art. 1.910). d) De entregar al mandante lo recibido en virtud del mandato: El ya citado art. 1.909 también impone al mandatario la obligación de entregar al mandante lo que hubiera recibido de él en virtud del mandato. El art. 1911 aclara los alcances de esta obligación: comprende bienes, dinero, documentos, y se hace extensivo a lo que recibiese de un tercero para el mandante y a todas las ganancias que resulten del negocio e) Obligaciones en caso de sustitución del mandato: Aunque el mandato es un acto de confianza en el cual la persona del mandatario es esencial, el CC admite que, salvo expresa prohibición del mandante, el mandatario nombre un sustituto (a. 1.924). En tal caso el mandatario responde por el sustituto, salvo que éste haya sido impuesto por el mandante y las relaciones entre mandatario y sustituto se rigen por las reglas generales del mandato (art. 1.928). El mandante principal y el mandatario sustituto tienen acciones directas el uno contra el otro para exigir el cumplimiento de las obligaciones recíprocas que emanan del mandato. Los arts. 1.926 y 1.927 hablan del mandante y "el substituido", aunque es claro que aluden al sustituto, lo cual surge del a. 1.928: hay un mandatario principal (substituido) y un mandatario sustituto ("substituido por él"). Con relación a terceros, el a. 1.942 aclara que si la sustitución se hace sin autorización ni ratificación del mandante, éste no responde ante terceros por los actos que el sustituto ejecutara en su nombre. f) Responsabilidad del mandatario. Ausencia de solidaridad: El a. 1.904 dice que el mandatario debe responder ante el mandante por los daños y perjuicios que deriven de la inejecución total o parcial del mandato. El a. 1.920 establece que si un mandato se da a varias personas en forma conjunta, no hay solidaridad entre ellas a menos que así se hubiera convenido. Si no se hubiera estipulado, cada mandatario responde ante el mandante solo por sus faltas y hechos personales. Obligaciones del mandante: a) De proporcionar los medios necesarios para la ejecución del mandato: El a. 1948 establece que es obligación del mandante proporcionar al mandatario los medios necesarios para que éste cumpla su obligación, si el mandatario así lo solicita. Si el mandante no da los medios, el mandatario se libera de la obligación de cumplir el mandato. b) De reembolso: Si el mandante no hubiera proporcionado los fondos y estos hubieran provenido del mandatario, el mandante está obligado a reembolsarlos, aunque el negocio no lo haya favorecido o aunque le parezcan excesivos, con tal que no pueda imputarse falta alguna al mandatario; pero puede impugnarlos si realmente fuesen excesivos (a. 1.949). El reembolso debe incluir los intereses devengados desde que los gastos se hicieron (a. 1.950). c) De indemnizar las pérdidas: Según el a. 1.953, el mandante debe indemnizar al mandatario de las pérdidas que hubiera sufrido por la gestión encomendada, siempre que no haya sido el mandatario el causante de las mismas. Se reputan como pérdidas, aquellas que el mandatario no habría sufrido si no hubiera realizado la gestión encomendada (a. l.954). d) De liberar al mandatario: El a. 1.951 establece la obligación del mandante de liberar al mandatario de las obligaciones que hubiera contraído con motivo de la encomienda y proveerle las cosas y fondos necesarios para exonerarse. e) De retribuir el servicio: En principio el mandato se presume gratuito, salvo convención en contrario o en los casos en que el mandatario realiza gestiones propias de su profesión o modo de vida (a. 1.871). Para estos últimos supuestos el a. 1.952 dispone la obligación del mandante de retribuir al mandatario por sus servicios, sea en una suma fija o con una participación en las ganancias del negocio realizado, salvo el trabajo de abogados y procuradores (y también otras profesiones) para lo cual existen leyes de aranceles. Estas leyes son de orden público, por lo cual las partes no pueden pactar a priori valores menores a los mínimos de ley, pero si cabe que después de hecha la gestión el profesional acepte honorarios menores. El a. 1.956 autoriza al mandatario a ejercer derecho de retención de bienes y cosas del mandante, si éste no restituye gastos o no paga los servicios prestados. Por su parte el a. 1.958 dispone que el mandatario tiene derecho a que se le retribuyan servicios prestados parcialmente, si el mandante revoca anticipadamente el mandato sin que medie culpa del mandatario. Solidaridad entre los mandantes respecto del mandatario. Ausencia de solidaridad respecto de terceros: Habiendo mas de un mandante respecto de un negocio único y común, y con mandato dirigido a un único mandatario, todos los mandantes responden solidariamente ante el mandatario por las obligaciones que asumen, pero no quedan solidariamente obligados para con terceros respecto de obligaciones que el mandatario hubiera contraído en su nombre, si no lo hubieran autorizado para obligarlos así. (a. 1941). Punto 6 Efectos con relación a terceros: a) Contratación en nombre del mandante. Actuación dentro de los límites del mandato. Actos realizados fuera de los límites del poder. Formas y efectos en cada caso: Según el a. l.930, si el mandatario actúa en nombre del mandante, no adquiere ninguna obligación ni derecho personal respecto de terceros, siempre que actúe en el marco del mandato o que sus actos en exceso del mandato sean ratificados por el mandante (en estos casos todo lo actuado por el mandatario se tiene por hecho directamente por el mandante: solo él se obliga ante terceros; solo él puede demandar a los terceros. Si el mandatario actúa excediendo los límites del mandato y su actuación no es ratificada, caben dos posibilidades: que el tercero con quien contrató haya conocido y consentido el exceso en cuyo caso el contrato es nulo (a. 1.931); que el mandatario haya ocultado sus límites al tercero con quien contrato o haya asegurado ratificación, en cuyo caso el mandatario queda obligado personalmente ante el tercero y podrá ser demandado por el cumplimiento del contrato o por indemnización de perdidas e intereses (arts. 1.932 y 1.933). Puesto que los límites del mandato son a menudo imprecisos y ello puede obrar en perjuicio del tercero, el a. 1.934 tiende a protegerlo cuando dispone que un acto se juzgará hecho dentro de los limites del mandato cuando entra en los términos de la procuración, aunque se haya hecho excediendo los limites del poder. b) Contratación en nombre propio. Mandato oculto. Concepto. Efectos. Situación en que se encuentran las partes. Caso de duda. La ratificación: formas y efectos: El a. 1.929 establece que si el mandatario actúa a nombre propio no obliga al mandante respecto de terceros, aunque estos pueden demandarlo por vía subrogatoria si resultan ser acreedores del mandatario. En ciertos casos el mandatario actúa a nombre propio por instrucciones expresas del mandante, quien de ese modo pretende ocultar su participación en el negocio (es un recurso para eludir ciertas prohibiciones, como la del tutor a quien le está prohibido adquirir los bienes de sus pupilo); en tales casos se está ante el llamado "mandato oculto” al cual son aplicables las reglas de la simulación, según las cuales el uso de testaferros será lícito o ilícito según que implique o no una violación de la ley. En prevención de estos casos el a. 1.938 establece que los terceros tienen derecho a conocer los términos del mandato o poder con que actúa el mandatario y que las órdenes reservadas e instrucciones secretas no tienen influencia sobre los terceros que contrataron con los instrumentos de procuración a la vista. En caso de duda sobre si el contrato fue hecho a nombre del mandante o del mandatario, se tomarán en consideración la naturaleza del negocio, lo que por mandato se encargaba y las reglas que establece el Código de Comercio para las comisiones (a. 1.940). En cuanto a la ratificación del mandante, ésta puede ser expresa o tácita, y equivale a mandato con efecto retroactivo (a. 1.936), liberando de responsabilidades al mandatario que haya actuado a nombre propio y sin tener poderes para los actos que celebró. Punto 7 Cesación del mandato. Causas: a) Cumplimiento de negocio: La causa natural y normal de la cesación del mandato es el cumplimiento de los actos para los que fue dado (a. 1.960). Sin perjuicio de ello, puede cesar por otras causas, las que son enumeradas en el a. 1.963. b) Vencimiento del plazo: El a. 1.960 cita también como causa natural de la cesación del mandato el vencimiento del plazo del mismo, sea determinado o indeterminado. El a. 1961 aclara que los actos del mandatario se suponen celebrados en la fecha que consta en el instrumento y que corresponde al mandante probar lo contrario cuando lo alegue c) Revocación del mandato. Regla general. Forma y efectos. Mandatos Irrevocables: La regla general es que el mandato es revocable por el mandante en cualquier momento (a. l .970); pues se trata de un acto de confianza personal en el mandatario, que cabe dejar sin efecto de inmediato si cesa esa confianza. La revocación puede ser expresa o tácita; lo que cuenta es que la voluntad del mandante quede claramente establecida. Hay revocación tácita en los siguientes casos: Cuando el mandante designa nuevo mandatario para el mismo negocio: en tal caso la revocación se produce cuando el viejo mandatario es notificado de la nueva designación (a. 1.971), Cuando el mandante toma intervención personal en el negocio y se relaciona directamente con los terceros, salvo que exprese su intención de continuar el mandato (a. 1.972), Cuando hay un mandato general y se designa un mandatario con poder especial para cierto negocio, en cuyo caso el mandato general queda revocado parcialmente, para ese negocio en particular (a. 1.975). El a. 1.976 aclara que no vale la inversa: un mandato general posterior no revoca uno especial anterior. En principio, y de acuerdo al a. 1.970, el mandante tiene derecho a que el mandatario revocado le devuelva el poder (el instrumento donde consta el mandato); sin embargo el mandatario saliente tiene derecho a conservar el mismo como prueba de que actuó por mandato: esto se resuelve haciendo que el mandatario exhiba el poder a fin de que el mandante haga constar en él la revocación, tras lo cual el mismo queda en manos del mandatario saliente. No obstante la regla general de revocabilidad, hay ciertos casos en que el mandato es irrevocable, para lo cual deben darse ciertos supuestos d) Renuncia del mandatario: otra regla general es que el mandatario puede renunciar al mandato en cualquier momento, sin invocar causa: se desliga así de sus obligaciones siempre que renuncie en tiempo debido (a. 1.978). Excepcionalmente el mandato puede ser irrenunciable, cuando fuera condición de un contrato bilateral o cuándo se hubiera pactado la irrenunciabilidad. En tales casos la renuncia solo cabe cuando media justa causa, ya que si el mandatario renuncia sin justa causa debe indemnizar al mandante de los daños que le ocasione. El mandatario renunciante debe continuar las gestiones en curso hasta que mandante pueda hacerlas por sí o designe nuevo mandatario (a. 1.978) e) Muerte o Incapacidad de una de las partes: En principio el mandato cesa con la muerte del mandante o del mandatario. Sin embargo esta regla admite excepciones y el mandato continúa cuando ha sido otorgado en interés común del mandante y del mandatario o de un tercero (a. 1.982); o cuando el negocio objeto del mandato debe ser cumplido o continuado después de la muerte del mandante (a. 1.980). Esta excepción no cabe si los herederos del mandante son menores o incapaces, según lo aclara el a. 1.981. El a.1.983 dice que cualquier mandato hecho para ser ejecutado después de la muerte del mandante es nulo si no puede valer como disposición de última voluntad. En cuanto a la incapacidad sobreviniente en cualquiera de las partes, ella pone fin al mandato si consiste en pérdida total o parcial del ejercicio de sus derechos (a. 1.984). f) Caso de sustitución del mandato: Si se hubiese designado mandatario sustituto, la cesación del mandato principal hace cesar el sub mandato, pero no a la inversa. Efectos de la cesación de mandato entre las partes y respecto de terceros: La cesación del mandato pone fin a las relaciones contractuales entre mandante y mandatario, sin perjuicio de los efectos que subsisten a posteriori: Los actos celebrados por el mandatario después de la cesación no obligan al mandante, salvo aquellos que el mandatario hiciere ignorando sin culpa la cesación, Los negocios en marcha continúan a cargo del mandatario o sus herederos hasta que el mandante se haga cargo (a. 1.969). Con relación a terceros la cesación produce efectos a partir de la notificación: los contratos celebrados por el mandatario con terceros que ignoraban sin culpa de la cesación son obligatorios para el mandante (a. 1.967) El mandatario prestanombre o simulado: El mandatario prestanombre o simulado es el típico testaferro, quien actúa a nombre propio siguiendo expresas instrucciones de su mandante, las cuáles son dadas por vía de un mandato oculto. El uso de este recurso es válido siempre y cuando no se emplee para violar la ley. FIN BOLILLA 14