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Europa: nuevo mapa político
L
as elecciones para el Parlamento Europeo mostraron un crecimiento de las
opciones de derecha autoritaria en varios países y un estancamiento o retroceso
relativo de conservadores y socialdemócratas. Para analizar el nuevo escenario,
el Partido Socialista Francés de la Argentina, el Partido Socialista Obrero Español
de Buenos Aires y el Partito Democratico Italiano de Buenos Aires organizaron
una charla denominada “La Europa que nos deja las elecciones”, que se realizó
el 29 de mayo pasado y fue coordinada por el Presidente de la Fundación Acción
para la Comunidad, Eduardo Sigal.
El panel estuvo integrado por Jerome Gillot, Presidente de la Asociación
Democrática de Franceses del Extranjero, Sección Argentina, quien brindó un
panorama detallado de los comicios, y por dos especialistas de renombre: el
Director Ejecutivo de la Fundación Sergio Karakachoff, Angel Tello, y el ex Canciller
y actual legislador porteño Jorge Taiana.
Los dos especialistas relacionaron de forma directa o indirecta el crecimiento de
opciones autoritarias antieuropeas con el giro hacia el neoliberalismo que dio
Europa tras la caída del muro de Berlín, el cual coincidió con la incorporación al
proceso de unidad de países que formaban parte de la órbita soviética. También
con el abandono de parte de la socialdemocracia de muchas de sus banderas de
izquierda. Según propone Tello, la centroizquierda europea debería retomar sus
banderas históricas. Para Taiana, debería tomar en cuenta además los reclamos
de movimientos sociales y una nueva izquierda crítica del proceso hegemonizado
por Alemania. Este rumbo evidentemente entró en crisis política arrastrada por
las “soluciones” económicas que implican menor bienestar para la mayor parte
de la población y condiciones ventajosas para que los agentes financieros sigan
haciendo los grandes negocios que en buena medida dieron origen a la actual
crisis mundial, tan bien descripta por el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García
Linera, en su Intervención ante el IV Congreso del Partido de la Izquierda Europea,
que reproducimos parcialmente en este número especialm
Especial Europa en crisis polìtica
1
Angel Tello
“Frente a los mercados la
respuesta tiene que ser lo
colectivo”
Especial Europa en Crisis Política / Julio
2014
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2
EspEcial Europa En crisis polìtica
E
n Europa hay una crisis
muy importante de la
socialdemocracia. Estamos en
un mundo que está cambiando
a una velocidad muy vertiginosa.
Cuando existía la bipolaridad
entre los soviéticos y los
norteamericanos, en realidad
había un mundo de certezas.
Cuando se cae el Muro de Berlín
entramos en un mundo de
incertidumbre. Si algo falta para
demostrar esto es justamente
lo que esta ocurriendo ahora en
Ucrania, por ejemplo.
Hace unos años hubo un dialogo
que salió publicado ahora en
Argentina entre
el filósofo
Jürgen Habermas y Joseph
Ratzinger -cuando todavía no
era el Papa Benedicto XVI- que
se llamó Fe o Razón. Lo curioso
es que Habermas, que viene de la
escuela de Frankfurt, la pregunta
que se hace es: si la estructura
jurídica del Estado alcanza
para
estabilizar
sociedades
multiculturales.
Y plantea que hace falta algo
más, algo así un cemento más
importante en el cual se incluye
creencias, valores comunes, y
sobre todo objetivos comunes.
Es decir que en definitiva las
leyes per se no alcanzan, y es
curioso porque Ratzinger del
otro lado, antes de ser Benedicto
XVI, criticaba los excesos de
las religiones, sobre todo a los
grupos fundamentalistas, y decía
que alguna manera la razón debía
controlar la religión. Habermas
de alguna manera planteaba lo
opuesto, como que de alguna
manera hay dos opiniones
cruzadas, donde las creencias
religiosas y la búsqueda de valores
comunes de alguna manera
tienen que empezar a funcionar
para superar de alguna manera
una alternativa al neoliberalismo,
a la sociedad de consumo.
Planteo esto porque creo que ahí
está un poco la cuestión. Creo que
la crisis de la socialdemocracia
tiene que ver con la caída de
muchos valores. Y en particular porque en muchos
casos los partidos socialdemócratas por razones
diversas, a veces constreñidos por la propia realidad o
por la presión de los centros financieros y los mercados
internacionales, han adoptado políticas neoliberales y
por eso en algunos casos aparecen estas respuestas de
cansancio, de indiferencia, porque hubo mucha gente
que no votó. Esto es un dato muy preocupante porque
quiere decir que hay mucha gente que se desinteresa de
eso, que no le interesa Europa y el Parlamento Europeo
y yo, la pregunta que me hago en este caso es ¿cuál es la
legitimidad de este Parlamento?, con un índice de muy
pocos participantes en la elección.
ya no hay más soberanía
del Estado sino soberanía
de los mercados
Yo siempre me acuerdo de una frase de José Manuel
Durão Barroso, este ultraliberal portugués, presidente
de la Comisión Europea, que hasta hace poco decía que
ya no hay más soberanía del Estado sino soberanía de los
mercados; o sea que son los mercados los que mandan,
no los Estados. Y entonces evidentemente el Estado
plantea la búsqueda del bien común y el interés general
y los mercados no siempre lo hacen y responden a
determinados intereses: monopólicos en muchos casos,
o intereses financieros, a lo cual se suma un proceso en
Europa de deslocalización de empresas.
Esto salió en el diario El País: “España apuesta a una
reindustrialización”. La derecha española apuesta a esto
y en un caso está la industria automotriz, porque un
operario gana en España por hora en el orden de los 22
euros pero en Alemania cobra 40 y en Rumania 12, con
lo cual se da un proceso de deslocalización hacia Europa
del Este, hacia el Norte Africano y esto significa mayores
tasas de desempleo y menores posibilidades para lo
que en Europa fue el gran logro después de la segunda
guerra mundial, que fue el Estado de Bienestar.
Y por otro lado, las estadísticas están mostrando que
la economía mundial creció mucho más en épocas del
Estado de Bienestar que en épocas de neoliberalismo.
Estaba en el 4,3% en la época del Estado de Bienestar y
después bajo al 2,1%, por lo cual aquella idea de que el
Estado es una molestia es absolutamente falsa, porque
cuando se corrió de la economía, no se creció tanto
como cuando el estado intervino.
Me parece que esto en el fondo es el tema de discusión
central: cómo nosotros, los socialdemócratas,
recuperamos el valor del Estado, lo que es la acción
colectiva, en un mundo donde, por lo menos en el
discurso predominante en este momento, crece la
idea del individualismo, del sálvese quien pueda, que
de alguna manera es la base ideológica de la doxa
neoliberal. Y lo que ofrecen muchos de estos grupos
políticos es una alternativa colectiva, por eso digo que
es necesario analizar qué es lo que está pasando por
ejemplo con la primavera árabe, con los indignados,
incluso con los mecanismos que ofrecen hoy las
comunicaciones modernas, que permiten movilizar a la
gente de una manera casi que se diría casi espontánea
sin los mecanismos de las organizaciones tradicionales,
los grandes partidos políticos.
Entonces me parece que aparece una primera cuestión
donde se debilita la política como el sentido lo colectivo
y en consecuencia de esto es lógico que se debiliten los
Estados como forma, instancia, de lo colectivo y mucha
gente siente que en definitiva los que han votado a Marine
Le Pen no son todos fascistas. Hay gente cansada.Hay
EspEcial Europa En crisis polìtica
3
promesas de François Hollande de cuando asumió en el
año 2012 que no fueron cumplidas, con políticas que está
llevando el primer ministro Manuel Valls en Francia y que
significan recortes en el área de la educación, en la salud
pública, y en el área de los subsidios, que en buena parte
han sido la base del Estado de Bienestar en Francia.
Entonces, lo que aparece como elemento central es el
Ser Humano, más como objeto que como sujeto de su
propio destino. Es necesario recuperarlo como sujeto
de su propio destino, como el gran constructor de las
sociedades y de la política, porque la política es eso
en definitiva: la construcción del sentido colectivo, la
búsqueda de un sentido a la vida, a la colectividad, al
crecimiento.
El voto del Frente Nacional tiene que ver mucho con
un voto de protesta, de queja de la sociedad francesa,
porque el Frente Nacional ha triunfado en muchos
lugares donde tradicionalmente ganaba el Partido
Comunista, o sea que hay un cambio donde gente que
ha sido ganada por esta idea de que el extranjero es
un estorbo, alguien que ha venido a sacar su trabajo,
y además a esto se suma la deslocalización también.
La Renault, por ejemplo, ahora está abriendo una gran
fábrica de automóviles en Marruecos, y otra ya tiene
instalada den Rumania, donde las condiciones laborales
y de aportes a los Estados en estos casos son mucho
más ventajosas que en Francia.
4
Especial Europa en crisis polìtica
La respuesta de Francia, de los socialistas, no puede ser
bajar el nivel para adaptarse a lo que está imponiendo
el mercado, sobre todo porque con esto del techo del
déficit del 3% impuesto por la Comunidad Europea
crea una dificultad mayor para cualquier crecimiento
económico, para cualquier sistema de estimulación del
empleo.
Por eso a mí me parece que los problemas son
serios y tienen que ver con una tendencia altamente
preocupante, porque parece que vamos a un ascenso
de los nacionalismos en Europa y ya conocemos estas
historias pasadas que han terminado en tragedia.
Me parece que Estamos en una situación sumamente
compleja donde tenemos gente que ha llegado
legítimamente al poder, que tienen legitimidad de
origen, pero que carecen de poder para transformar la
realidad. Y por otro lado, grupos que no tienen ninguna
legitimidad pero tienen un poder gigantesco, que
son las empresas transnacionales y sobre todo sector
financiero internacional, que es el que termina poniendo
las condiciones de trabajo, de vida, de salud pública, de
seguridad.
Para los que estamos en una corriente de la
socialdemocracia, esto nos lleva a una reflexión muy
importante acerca de qué respuesta damos. No son
fáciles pero hay un primer atisbo, que es volver a las
fuentes, a lo que han sido nuestras más caras tradiciones
en materia de igualdad, solidaridad. Aquellas famosas
banderas de la revolución francesa –libertad, igualdad
y fraternidad- de lo que era la base de los movimientos
revolucionarios y de cambio en el mundo. Me parece
que frente a eso hay alternativas muy peligrosas.
Nosotros podemos convertirnos en una garantía de
paz y que el individuo vuelva a ser considerado como
persona y no como una cosa que el mercado expulsa
o lo toma. Frente a la propuesta de los mercados la
respuesta tiene que ser lo colectivo, que pasa por el
pensamiento socialdemócrata, no creo que pase por el
liberal y mucho menos el neoliberalm
Jorge Taiana
“La respuesta neoliberal a la crisis europea esta
crujiendo”
H
ay una crisis de la socialdemocracia europea, pero
también de la derecha, de los conservadores. Y hay
una cierta crisis de la idea de Europa, del proceso de
integración tal como fue concebido. En la posguerra, la
unidad europea fue pensada desde una perspectiva del
Estado de Bienestar. Fue un gran logro, pero comenzó
a reformase cuando Margaret Thatcher triunfó en el
Reino Unido y puso en práctica la hipótesis de que se
puede gobernar en contra de la clase obrera y tener una
mayoría más o menos estable. Ella quiebra las luchas
obreras y logra una ecuación distinta.
Entonces empieza un proceso de desmonte o limitación
de ese Estado de Bienestar, en algunos lugares más
y en otros menos. Eso se mantuvo bastante con una
particularidad: la socialdemocracia fue abandonando su
proyecto transformador y acompañando este proceso
de moderación o de corrimiento al centro de Europa. La
Tercera Vía fue el abandono de las ideas más de izquierda
por parte de la socialdemocracia, y la adopción de parte
de la receta neoliberal en un marco en donde se había
derrumbado el Muro de Berlín, los países de Europa del
Este tenían una fuerte ideologización neoliberal y se
daba el proceso de ampliación de Europa, que creo que
es lo que está haciendo crisis ahora a partir de la crisis
mundial que comienza con la caída de Lehman Brothers,
que fue primero financiera y ahora es económico-social,
y quien más la sufre es Europa.
Esta situación de crisis se da sobre todo en el sur; la idea
de que el Euro iguala a todos se empieza a tensionar.
Los que vivimos la Argentina de la convertibilidad lo
entendemos muy bien: la productividad alemana no es
la misma que la griega y no son lo mismo las maquinarias
de precisión que los duraznos al natural.
La receta para salir de esa crisis, que está agravada por
el costo de la incorporación de Europa del Este, es la
receta alemana, que es una mayor ortodoxia neoliberal,
y una mayor subordinación del resto de las economías
europeas a las necesidades del Banco Central de
Alemania. Lo que está pasando es que esa respuesta
conservadora, neoliberal a la crisis europea, esta
crujiendo, está haciendo muchísimo ruido por distintos
lados. Si la receta es “avancemos subordinándonos”,
hay muchos países que desconfían.
Esta crisis también es una crisis política de Europa.
Alguien me ha comentado que la primera víctima de
estos comicios va a ser la política exterior europea.
Y eso es probable que sea si uno mira por ejemplo
la enorme irresponsabilidad política con que la que
Europa ha manejado la situación en Ucrania, donde
han descontado que podía incorporarse alegremente a
Europa, que podía incorporarse alegremente a la NATO1,
y que nada de eso iba a producir ningún efecto. A mí me
parece que mirándolo desde acá que era obvio que eso
no iba a ser así.
Entonces me parece que hay una crisis en dos o tres
aspectos. Es una crisis del modelo de modernización
neoliberal en Europa al que se suma una cierta crisis en
este proceso e incorporación de la Europa central, que
sigue manteniendo una matriz muy fuerte neoliberal
con los conversos entusiastas, y se da también una crisis
de representación de esa Europa.
Especial Europa en crisis polìtica
5
Una de las dificultades serias es que la izquierda, que
ha estado mayormente representada en las décadas
últimas por la socialdemocracia, creo que ha perdido
el rumbo en cuanto a encontrar una estrategia de
reafirmación y salida de esa crisis, sobre todo porque no
se han atrevido a cuestionar el neoliberalismo reinante.
Desde una perspectiva de argentina y de la región, casi
resulta sorprendente cual es la estrategia por ejemplo
del Partido Socialista francés luego de las elecciones
municipales: el programa tibio de François Hollande
casi se transforma en un programa ortodoxamente
neoliberal en cierto sentido. El resultado es previsible:
gana el Frente Nacional con voto en buena parte de
votantes del Partido Comunista, lo cual muestra el
desencanto, la crítica y el enorme malestar que hay en
los sectores trabajadores.
Este crecimiento por izquierda y por derecha es
obviamente preocupante porque sabemos que los
procesos políticos de cambio y de transformación no
traumáticos requieren de consensos y negociaciones
más o menos sólidos. Si lo que va perdiendo peso
son los partidos conservadores y socialdemócratas
tradicionales y lo que crece levemente es una izquierda
con una propuesta distinta y sobre todo una ultraderecha
nacionalista xenófoba, es razonable pensar que podemos
estar en problemas. Sin embargo, es cierto que sigue
siendo dominante la misma alianza con 220 legisladores
conservadores y 180 y tanto socialdemócratas de los
algo más de 700 del parlamento europeo. Lo otro está
repartido. Pero acá lo que hay es un problema político y
de crisis del sistema de representación, y eso es lo que
no se sabe bien cómo encarar.
Dentro de esa película, Italia hace una cosa distinta y da
una sorpresa. Después de haber votado tantos años a
Berlusconi, que es una originalidad, ahora los italianos
votaron, con más de un 40%, al Partido Democrático, lo
cual es un triunfo extraordinario en medio del derrumbe
de muchos de los partidos hermanos del Democrático,
6
EspEcial Europa En crisis polìtica
que tuvo un resultado inesperado. Si uno mira Italia ve
que una fuerza de izquierda ha ganado y ha logrado
un triunfo político impensado con una mayoría sólida,
Beppe Grillo que es un movimiento antieuropeo y antipartido se ha reducido, y la Liga del Norte ha sacado
menos del 10% de los votos.
Pero en Italia se da una situación distinta que quizás se
ve beneficiada por el liderazgo de Matteo Renzi, que
es un tipo muy joven y una expectativa de salir de un
pantano de donde nadie se puede mover. Es decir que
no necesariamente es el inicio de una experiencia que
pueda ser replicable, que pueda tener otro componente.
Me parece que la fuerza que impulsó mucho la
transformación en Europa, que garantizó el Estado de
Bienestar, fue la socialdemocracia, fue la izquierda en
un sentido amplio. Me parece que una reconstrucción
de esa fuerza es el requisito imprescindible para evitar
el ascenso de la ultraderecha, que de lo contrario va a
seguir creciendo.
Ahora, ese crecimiento solo puede darse a partir de
una crítica de la práctica desarrollada de la Tercera Vía,
de una alianza con estas nuevas formas de izquierda
que están surgiendo, y de un desarrollo complejo de
una nueva visión de lo que tiene que ser Europa, que
tiene que cuestionar y desafiar la propuesta alemana
de hegemonizar el proceso a través de subordinar a las
demás economías, que tienen menos potencia, menos
desarrollo y menos productividad, a las necesidades de
la economía y las finanzas de Alemaniam
1) Tratado (militar) del Atlántico Norte
Álvaro García Linera *
“Solo se oye el ruido lamentable de las pequeñas
ambiciones y de los grandes apetitos”**
¿
Qué vemos desde afuera de
Europa?
Vemos una Europa que está abatida.
Vemos una Europa ensimismada y
satisfecha de sí misma. Vemos una
Europa, hasta cierto punto, apática
y cansada. Son palabras muy feas y
muy duras, pero así vemos a Europa.
Atrás ha quedado la Europa de las
luces, la Europa de las revueltas, la
Europa de las revoluciones. Atrás,
muy atrás, ha quedado la Europa
de los grandes universalismos
que movieron al mundo, que
enriquecieron al mundo y que
empujaron a los pueblos de muchas
partes del mundo a adquirir una
esperanza y movilizarse en torno a
esa esperanza.
Atrás han quedado los grandes retos
intelectuales.
Esa interpretación que hacían y
hacen los posmodernistas, que se
acabaron los grandes relatos a la
luz de los últimos acontecimientos,
parece ser que lo único que encubre
es a los grandes negociados, y
a las corporaciones y el sistema
financiero.
No es el pueblo europeo el que ha
perdido la virtud ni ha perdido la
esperanza, porque la Europa a la
que me refiero, cansada, la Europa
agotada, la Europa ensimismada,
no es la Europa de los pueblos.
Esta silenciada, encerrada y la única
Europa que vemos en el mundo es
la Europa de los grandes consorcios
empresariales, la Europa neoliberal,
la Europa de los grandes negociados
financieros, la Europa de los
mercados y no la Europa del trabajo.
Carente de grandes dilemas, de
grandes horizontes y esperanzas
solo se oye, parafraseando a
Montesquieu, el lamentable ruido
de las pequeñas ambiciones y de los
grandes apetitos.
Unas democracias sin esperanza y
sin fe, son democracias derrotadas,
unas democracias sin esperanza y sin
fe, son democracias fosilizadas; en
sentido estricto no son democracias.
No hay democracia válida que sea
simplemente un apego aburrido
a instituciones fósiles con las que
se cumple rituales cada tres, cada
cuatro, cada cinco años, para elegir
a los que vendrán a decidir de mala
manera sobre nuestros destinos.
Todos sabemos, y en la izquierda
más o menos compartimos, un
pensamiento común de cómo es
que hemos llegado a semejante
situación, los estudiosos, los
académicos, los debates políticos
nos brindan un conjunto de ejes
interpretativos de lo mal que
estamos y de cómo hemos llegado
ahí.
Un primer criterio compartido de
cómo es que hemos llegado a esta
situación es que entendemos que
el capitalismo ha adquirido, no
cabe duda, una medida geopolítica
planetaria absoluta. El mundo
entero se ha redondeado y el mundo
entero deviene en un gran taller
mundial; una radio, un televisor, un
teléfono, ya no tienen un origen de
creación sino que el mundo entero
se ha convertido en el origen de
creación, un chip se hace en México,
el diseño se hace en Alemania, la
materia prima es latinoamericana,
los trabajadores son asiáticos, el
empaque es norteamericano y la
venta es planetaria.
Esta es una característica del
moderno capitalismo, no cabe duda,
y es a partir de ello que uno tiene
que tomar acciones.
Especial Europa en crisis polìtica
7
Una segunda característica de los
últimos veinte años es una especie
de regreso a una acumulación
primitiva perpetua, los textos de
Karl Marx, que retrataba el origen
del capitalismo en el siglo XVI/XVII,
hoy se repiten y son textos del siglo
XXI.
Tenemos
una
permanente
acumulación
originaria
que
reproduce
mecanismos
de
esclavitud,
mecanismos
de
subordinación, de precariedad,
de fragmentación, que lo retrató
excepcionalmente Carlos Marx.
Sólo que el capitalismo moderno
reactualiza
la
acumulación
originaria, la reactualiza, la expande
y la irradia a otros territorios para
extraer más recursos y más dinero,
pero junto con esta acumulación
primitiva perpetua, que va a definir
las características de las clases
sociales contemporáneas, tanto en
nuestros países como en el mundo,
porque reorganiza la división del
trabajo local, territorialmente y la
división del trabajo planetario.
Junto con eso tenemos una especie de
neoacumulación por expropiación.
Tenemos
un
capitalismo
depredador, que acumula en
muchos casos produciendo, en las
áreas estratégicas, conocimiento,
telecomunicaciones, biotecnología,
industria automovilística, pero en
muchos de nuestros países acumula
por expropiación, es decir ocupando
los espacios comunes. Biodiversidad,
agua, conocimientos ancestrales,
bosques, recursos naturales. Eso es
una acumulación por expropiación,
no por generación de riqueza sino
por expropiación de riqueza común
que deviene en riqueza privada.
Esa es la lógica neoliberal. Si
criticamos tanto al neoliberalismo
es por su lógica depredatoria y
parasitaria. Más que un generador de
riquezas, más que un desarrollador
de
fuerzas
productivas,
el
neoliberalismo es un expropiador
de fuerzas productivas, capitalistas
y no capitalistas, colectivas, locales,
de sociedades.
Pero
también
la
tercera
característica de la economía
8
Especial Europa en crisis polìtica
moderna
no
solamente
es
acumulación primitiva perpetua,
acumulación por expropiación, sino
también subordinación. Marx diría la
subsunción real del conocimiento y la
ciencia a la acumulación capitalista,
lo que algunos sociólogos lo llaman
la sociedad del conocimiento.
No cabe duda, esas son las áreas
más potentes de las capacidades
productivas de la sociedad moderna.
La cuarta característica y cada
vez más conflictiva y riesgosa es
el proceso de subsunción real del
sistema integral de la vida del planeta,
es decir, de los metabolismos entre
los seres humanos y la naturaleza.
Estas cuatro características del
moderno capitalismo redefinen
la geopolítica del capital a escala
planetaria, redefinen la composición
de clase de las sociedades, redefinen
la composición de clase y las clases
sociales en el planeta.
La izquierda europea no puede
contentarse con el diagnóstico y la
denuncia.
El diagnóstico y la denuncia sirve
para generar indignación moral.
Es importante la expansión de la
indignación moral pero no genera
la voluntad de poder. La denuncia
no es una voluntad de poder. Puede
ser la antesala de una voluntad de
poder, pero no es la voluntad de
poder.
La izquierda europea, la izquierda
mundial, ante esta vorágine
depredadora de la naturaleza
y del ser humano destructivo
que lleva adelante el capitalismo
contemporáneo, tiene que aparecer
con propuestas o iniciativas.
La izquierda europea y las izquierdas
de todas partes tenemos que
construir un nuevo sentido común.
En el fondo la lucha política es una
lucha por el sentido común, por
el conjunto de juicios y pre-juicios,
por la forma como de manera
simple, la gente, el joven estudiante,
el profesional, la vendedora, el
trabajador, ordena el mundo. Ese es
el sentido común. La concepción del
mundo básica con la que ordenamos
la vida cotidiana, la manera de cómo
valoramos lo justo y lo injusto, lo
deseable y lo posible, lo imposible y
lo probable.
Y la izquierda mundial y europea
tiene que luchar por un nuevo
sentido
común,
progresista,
revolucionario, universalista, pero
que es obligatoriamente un nuevo
sentido común.
En segundo lugar necesitamos
recuperar el concepto de democracia.
La izquierda siempre ha reivindicado
la bandera de la democracia. Es la
bandera de la justicia, de la igualdad,
de la participación. Pero para eso
tenemos que desprendernos de la
concepción de la democracia como
un hecho meramente institucional.
¿La democracia son instituciones?
Sí, son instituciones, pero es
mucho más que instituciones. ¿La
democracia es votar cada 4 o 5 años?
Sí, pero es mucho más que eso. ¿Es
elegir el parlamento? Sí, pero es
mucho más que eso. ¿Es respetar las
reglas de la alternancia? Sí, pero es
mucho más que eso.
Aquella es la manera liberal fosilizada
de entender la democracia con la
que a veces quedamos encerrados.
La democracia son valores, principios
organizativos del entendimiento del
mundo, la tolerancia, la pluralidad.
La libertad de opinión, la libertad
de asociación, es también, son
principios y valores. Pero no sólo
principios y valores; son instituciones
pero no solamente instituciones.
La democracia es práctica, la
democracia es acción colectiva, la
democracia en el fondo es creciente
participación en la administración
de los comunes que tiene una
sociedadm
*Alvaro García Linera es vicepresidente
del estado plurinacional de Bolivia.
** Fragmento de su Intervención ante el
IV Congreso del Partido de la Izquierda
Europea, celebrado en Madrid en
diciembre de 2013.
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