HERMENÉUTICA JURÍDICA E INSEGURIDAD JURÍDICA

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INDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………….. 2
I. Cuestiones preliminares. …………………………………………………….. 3
II. Legislación y hermenéutica. …………………………………………………. 3
III Sentido y comprensión. ………………………………………………………. 5
IV. Problemas de la comprensión……………………………………………...
7
V. Clases de interpretación. ……………………………………………………... 9
VI. Inseguridad jurídica………………………………………………………….. 13
Conclusiones…………………………………………………………………. 20
Bibliografía. …………………………………………………………………. 22
2
“Si el Derecho se redujese a la ley,
no merecería un minuto de esfuerzo”
Duguit
INTRODUCCIÓN
A través del derecho y más concretamente mediante la ley, se intenta dotar
de seguridad jurídica a la sociedad. Sin embargo, ello no ocurre así ya que en
principio, las normas jurídicas no se encuentran preestablecidas como se piensa,
sino que son producto de la capacidad humana de comprender el sentido de la
ley, de lo cual se encarga la Hermenéutica jurídica. Esto genera un imperante
estado de inseguridad jurídica en la sociedad, cuando tales normas son aplicadas
por el órgano encargado de ello a través de un acto de político influenciado de
valores e intereses, que busca legitimar los actos de quienes detentan el poder.
Ahora bien, el desarrollo del tema comienza con el planteamiento de la
necesidad de la ley en la sociedad y el establecimiento de la relación entre
legislación y hermenéutica; posteriormente, se analiza el importantísimo papel de
la comprensión y el sentido del texto legal para la Hermenéutica, haciéndose notar
en seguida, cuales son algunos factores o problemas que presenta la
comprensión. A continuación se hace referencia a dos criterios de clasificación de
la interpretación, que se consideraron importantes para el presente estudio, y
finalmente, se
ponen de manifiesto
las causas de por qué la Hermenéutica
jurídica propicia inseguridad jurídica en la sociedad.
3
HERMENÉUTICA E INSEGURIDAD JURÍDICA
I.
CUESTIONES PRELIMINARES
El descubrir o revelar algo nuevo o desconocido, siempre ha resultado
interesante y emocionante para el hombre, por ello, y gracias a su incesante
curiosidad, el ser humano ha logrado innumerables avances en múltiples
disciplinas, lo que le ha permitido conseguir un desarrollo
inmenso, dando
respuesta a los mas variados cuestionamientos, además de satisfacer inmensidad
de necesidades.
El fenómeno descubrir o revelar algo nuevo tiene lugar también en el
derecho, pero bajo ciertas particularidades, y para entender cómo se genera, es
menester realizar un breve análisis de la Hermenéutica, la cual, llevada al ámbito
jurídico se refiere a comprender e interpretar el sentido de la ley, produciéndose
importantes efectos en la sociedad.
A través del derecho, y más concretamente, mediante la ley, se intenta
dotar de seguridad jurídica a la sociedad. Sin embargo, ello no ocurre así ya que
en principio, las normas jurídicas no se encuentran preestablecidas, como se
piensa, sino que son producto de la capacidad humana de comprender el sentido
de la ley y
ello, genera un imperante estado de inseguridad
jurídica en la
sociedad.
II.
LEGISLACIÓN Y HERMENÉUTICA
La vida en sociedad, requiere de un conjunto de reglas a efecto de que la
convivencia sea armoniosa y no desemboque en un caos. En otras palabras, en la
sociedad, es necesaria la elaboración de leyes por parte del órgano facultado para
ello, que sean aplicadas por el órgano de poder que cuenta con atribuciones de
4
hacerlo, para solucionar controversias concretas cuando se actualice la hipótesis
prevista en dichas leyes.
Así, al lado de la actividad legislativa creadora de leyes, existe otra función
igualmente importante, que es la aplicación de tales leyes. Sin embargo, para
llevar a cabo esta aplicación, se necesita conocer, entender y comprender la ley,
es decir, extraer su sentido para aplicarla a un caso concreto, siendo precisamente
de la anterior tarea, como surge la llamada Hermenéutica jurídica, y es que, como
podrá advertirse de posteriores apartados, la aplicación de la ley general, no es
una labor sencilla.
Por ahora, siguiendo el criterio de Eugenio Trueba,
baste decir que la
Hermenéutica, puede definirse como la actividad intelectual encaminada al
entendimiento de un determinado texto. La voz viene del griego hermeneuiem, que
quiere decir explicar o interpretar.1
La expresión Hermenéutica parece conservar alguna conexión semántica
con Hermes, personaje de la mitología griega que daba publicidad a los dioses del
Olimpo, transmitiendo los mensajes de dichos entes a los mortales, actuando
como intérprete2. Valga decir que en sus inicios, la Hermenéutica tuvo la función
de servir para comprender los mensajes de dios, contenidos en las sagradas
escrituras.
Autores como Wilhelm Dilthey, Guillermo Windelband y Enrique Rickert,
sostuvieron que existen ciencias distintas de las naturales, que se ocupan más
que de hechos, del sentido y por ello, pueden considerarse como ciencias del
espíritu o de la comprensión, tal es el caso de la Hermenéutica, que busca
1
Trueba Olivares, Eugenio, La interpretación de la ley, Guanajuato, Gto,
Facultad de Derecho de la universidad de Guanajuato, Departamento de
Investigaciones jurídicas, 1989, p. 39.
2 Alflen Da Silva, Nelly Susane, Hermenéutica jurídica y concreción judicial,
trad. De Humberto Orduz Maldonado, Bogotá Colombia, Editorial Temis, 2006,
pp. 9-10.
5
evidenciar que acerca del ser humano, existen cosas como la comprensión e
interpretación, que no se pueden percibir mediante la observación.
En palabras simples y claras, Andrei Marmor refiere que la interpretación
constituye una excepción al conocimiento previo de los significados literales, a la
vez que depende de él.3 Actualmente, la Hermenéutica, es una vertiente de la
Metodología Jurídica.
III.
SENTIDO Y COMPRENSIÓN
En principio, debe decirse que la Hermenéutica, es una disciplina cuya
tarea es hacer comprender el sentido de algo, que en el caso del derecho se trata
de la ley. La Hermenéutica, en términos generales, pone de manifiesto que el ser
humano cuenta con una capacidad natural muy importante: la de comprender.
Para Oscar Corrreas, la Hermenéutica es la actividad del pensamiento, la
disciplina que devela lo oculto y supone que existen textos portadores de un
sentido o discurso producido por alguien que tiene la intención de dirigirse a otro,
el cual, debe comprender dicho sentido.4
Tradicionalmente, la interpretación de leyes ha sido definida como una
actividad consistente en descubrir el sentido de las expresiones legales. Sin
embargo, lo que debe entenderse por interpretar las leyes, es entender dichas
fórmulas.5 A su vez, “entender un enunciado, importa, pues, disponer de otro
enunciado que traduzca al primero, por significar lo mismo.”6
3
Marmor, Andrei, Interpretación y Teoría del Derecho, Barcelona, Gedisa,
2001, p. 51.
4
Correas, Oscar, Metodología jurídica, una introducción filosófica, México,
Fontamara, 2007, t. I, p. 172.
5 Hernández Marín, Rafael, El derecho como dogma, s.l.i., Tecnos, 1984,
pp. 26-27.
6 Vernengo, Roberto J, La interpretación literal de la ley, 2a. ed. ampliada,
Buenos Aires, Abeledo Perrot, s.f., p. 49.
6
Así las cosas, el productor de un texto con sentido, busca transmitir ese
sentido, más no hay garantía alguna de que el receptor capte el sentido que quiso
transmitirle el emisor; de hecho Aulis Aarnio, ha estimado que sólo puede decirse
que una expresión ha sido interpretada exitosamente, si la persona receptora
entiende la interpretación de la misma manera como nosotros la entendemos. 7
El mundo del hombre, se caracteriza por atender al sentido, y más aún por
que ese sentido, tiene que ser captado por un ser humano distinto del que lo
produjo. No obstante lo anterior, dice Oscar Correas, que en ese viaje desde el
productor al receptor, el sentido puede ser tergiversado, es decir, que puede ser
mal entendido, mal comprendido, y otros muchos “accidentes”.8
Resulta acertada la aseveración de Oscar Correas, que dice que en
realidad, las normas jurídicas, se encuentran en la lectura e interpretación que
hace el jurista de algún texto, y por tal motivo, la certeza se esfuma, ya que no es
posible tener ningún tipo de control sobre la manera como alguien entiende los
textos; así las cosas, no es posible aceptar que se pueda arribar a conclusiones
exactas sobre el derecho, pues si el derecho depende de la manera como se
recepte el sentido, y eso incluye la voluntad y la libertad del intérprete, el autor en
cita cuestiona ¿cómo se puede tener la seguridad de algo?9 Además, este autor
sostiene que el texto jurídico que alguien produjo en algún momento anterior, es
mudo, pues requiere que alguien lo use, que diga que existe y que diga lo que
dice.10
Afirma también el jurista Oscar Correas:
7
Aarnio, Aulis, Lo racional como razonable, un tratado sobre la justificación
jurídica, Centro de estudio Constitucionales, Madrid, 1991, p. 114.
8 Correas, Oscar, op. cit., nota 4, p.168.
9 Ibidem, pp. 168-169.
10 Correas, Oscar, Acerca de los derechos humanos, apuntes para un
ensayo, México, Ediciones Coyoacán, 2003, p. 76.
7
“La corriente hermenéutica se hizo cargo, precisamente, de que el
sentido existe en su recepción más que en su producción. O, si se
quiere, se hizo cargo de que establecer el sentido de un texto, es el
resultado de un compromiso del intérprete: él debe tener la actitud de
quien sabe que el resultado de su trabajo no es establecer, sino
restablecer el sentido producido, en otro tiempo y en otra circunstancia,
por otra voluntad de producir sentido. Esto, además de que existe el
contexto, tanto el de la producción, como, sobre todo, el de la recepción
del sentido. Y el contexto del lector incluye su ideología, es decir, sus
creencias éticas personales, su historia, su estado de ánimo, sus
conocimientos”.11
Así, considerando lo expuesto por Correas, es factible afirmar que,
tratándose de la interpretación jurídica, no existe garante
alguno de que el
intérprete efectuó su labor de manera “correcta”.
En la Hermenéutica, la comprensión juega un papel fundamental, en tanto
que estriba en un acto intelectual en virtud del cual se aprehende el sentido
exteriorizado
por una voluntad; comprender es recibir el sentido, pero no de
manera experimental, sino que es entender, aprehender; es decir, comprender
es una actividad mental en la cual, no intervienen los sentidos. 12
IV.
PROBLEMAS DE LA COMPRENSIÓN
Se ha dicho ya, que la comprensión es una actividad intelectual
importantísima para la Hermenéutica, que implica, el entender el sentido de un
texto, sin embargo, presenta algunas dificultades tales como la polisemia, que
implica la propiedad de los signos, de contar con más de un significado aún en el
lenguaje natural, lo que hace latente la posibilidad de que el receptor, no capte el
11
12
Correas, Oscar, op. cit. Nota 4, p. 169.
Correas, Oscar, op. cit. Nota 4, p. 173.
8
sentido deseado por el emisor, traduciéndose ello, en una puerta abierta a la
inexactitud.
Otro problema para la comprensión, estriba en el empleo de
términos
técnicos, que junto con el lenguaje natural, implica por así decirlo, el uso de dos
lenguajes en el derecho.
Un factor más que representa un problema para la comprensión, son los
cambios culturales, pues no obstante que el contexto en el cual son empleadas las
palabras, acota de alguna manera el significado de las mismas, lo cierto es que el
simple transcurso del tiempo, ocasiona que el significado de una palabra no sea el
mismo cuando se emitió el texto cuyo sentido se pretende comprender, y al
momento de llevarse a cabo la pretendida comprensión.
El canal a través del cual se transmite el sentido, puede originar también,
problemas para la comprensión, pues el texto continente de sentido que se
pretende comprender, al ser procesado por algún medio como por ejemplo la
informática, podría ya contener elementos ajenos al sentido original.
Representa también un problema para la comprensión, lo que Oscar
Correas denomina la competencia del receptor, lo cual dice, implica la ideología y
voluntad de éste último, en el proceso de entendimiento, de ahí que en definitiva,
nada garantiza que lo receptado sea idéntico a lo producido,13 o bien, que
realmente se comprenda el sentido.
De manera interesante, Oscar Correas enfatiza un problema contundente,
que ineludiblemente afecta la comprensión del sentido de un texto, siendo este, el
hecho de que la sociedad se encuentra dividida en clases con intereses
antagónicos, y, por tanto, con ideologías contrapuestas, de ahí pues, al no existir
un consenso social de valores, en una sociedad desigual, es de estimarse que la
13
Ibidem. p. 177.
9
comprensión pretendida a través de la hermenéutica jurídica habrá de tener un
fondo político.14
V.
CLASES DE INTERPRETACIÓN
La ley, ha sido creada para aplicarse casos concretos, y aunque en
ocasiones pareciera ser clara en cuanto a su lectura, para aplicarse a casos
concretos necesariamente debe interpretarse para extraer la norma que ha de
ser aplicada a la conducta humana.
Es realmente un equívoco el considerar suficiente por sí misma, la
enunciación de una ley, y eso acontece por que se trata de un instrumento
encaminado a disciplinar la vida de relación; de esta manera, es preciso ver en
cada caso, cómo funciona tal instrumento y determinar, si se adapta al fin que ha
de responder, esto es, si sirve para resolver un determinado problema práctico.15
Así pues, existen diferentes formas de hacer una interpretación de la ley,
sin embargo, dos son los criterios que se estima, vale la pena indicar:
A) El que atiende al sujeto intérprete, y en atención al cual, la interpretación
puede ser legislativa, judicial y doctrinal. Así pues, si la interpretación la realiza el
sujeto que elaboró la ley, es decir, el legislador, se estará en presencia de una
interpretación legislativa o auténtica. Si la interpretación la realizan funcionarios
judiciales, a efecto de resolver controversias que
son sometidas a su
conocimiento, se está en presencia de una interpretación judicial, y finalmente, si
la interpretación la realiza un abogado particular, con propósitos de investigación,
y que se traduce en tratados, monografías, artículos, ensayos, publicaciones,
etcétera,se está en presencia de la interpretación doctrinal.
14
Ibidem, p. 179.
Cisneros Farías, Germán, La interpretación de la ley, 3a. ed., México,
Trillas, p. 119.
15
10
Cabe decir que la interpretación doctrinal, también llamada especulativa, en
ocasiones termina convirtiéndose en uno de los puntos de referencia de la
interpretación judicial, y Eugenio Trueba, se expresa de este tipo de interpretación
diciendo:
“No puede verse con desinterés la obra de los jurisconsultos cuyo
número, fama e influencia ameritaría un estudio especial. Su
pensamiento, sus críticas, sus ideas, aparte de que sirven al
esclarecimiento de problemas específicos, significan, dentro de la
historia del Derecho, voces sumamente autorizadas que se anticipan a
las grandes reformas legislativas y determinan el bañase y desarrollo de
las instituciones. Puede decirse que su labor crítica y rectificadora es
equiparable a la de los grandes líderes sociales, pues aunque su
influencia parta del juicio reflexivo de gabinete y no de la plaza pública ni
de las barricadas, la difusión de sus ideas ha sido con frecuencia
acogida por los hombres de acción y por los reformadores prácticos”.
16
A mayor abundamiento, es de resaltarse que el pensamiento de los grandes
jurisconsultos, suele invocarse para resolver problemas sociales tanto de de gran
trascendencia, como problemas jurídicos menores. Ejemplo de ello, es que el
Poder Judicial Federal de nuestro país, a fin de emitir criterios obligatorios para la
estructura jurisdiccional, suele acudir a la interpretación doctrinal, tal y como se
observa de los criterios que se citan a continuación: Tesis IV.1o.C.55 C, emitida
por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito, localizable
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo
XXIII, Enero de 2006, página 2335, misma que establece:
“CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN MATERIA MERCANTIL. LA
CITACIÓN PARA SENTENCIA NO LA EXTINGUE, PUES OPERA DE
PLENO DERECHO, SIN NECESIDAD DE DECLARACIÓN. La
caducidad de la instancia se incorpora en el Código de Comercio
16
Trueba Olivares, Eugenio, op. cit. nota 1, p. 49.
11
reformado el veinticuatro de mayo de mil novecientos noventa y seis, a
partir de la experiencia forense derivada de la aplicación del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, según se estableció en
la exposición de motivos de la mencionada reforma. Ahora bien, en la
exposición de motivos de la reforma de treinta y uno de enero de mil
novecientos sesenta y cuatro, que instituyó en el segundo de los
ordenamientos mencionados la figura jurídica que nos ocupa, se adujo,
entre otras circunstancias, que al establecerse que la caducidad de la
instancia opera de pleno derecho por el solo transcurso del término
establecido sin que las partes actúen, se daba a entender que no son
necesarios a ese fin ni incidentes ni sentencias especiales, si bien se
deja abierta la posibilidad de que cualquiera de las partes solicite al
Juez, para mayor formalidad, una declaración al respecto, o éste lo
haga de oficio; y su efecto es que todas las actuaciones posteriores
serán nulas y ni siquiera el consentimiento de las partes puede revalidar
la instancia ya que, siendo ésta de interés público, no se establece en
beneficio de los litigantes, sino para proteger el interés del Estado en
que no existan juicios pendientes de fallarse, sin causa justificada. Por
su parte, Eduardo J. Couture, en su obra Vocabulario Jurídico, define la
expresión de pleno derecho como: "Locución utilizada para significar
que un efecto jurídico se produce por ministerio de la ley, sin necesidad
de declaración judicial o acto jurídico privado alguno.". De lo anterior se
advierte que la intención del legislador, al señalar en el artículo 1076 del
Código de Comercio: "La caducidad de la instancia operará de pleno
derecho", fue la de establecer que dicha figura procesal opera por el
solo transcurso del tiempo, es decir, sin necesidad de declaración,
estimando, además, que todas las actuaciones posteriores serán nulas
y ni siquiera el consentimiento de las partes puede revalidar la instancia;
en ese contexto, la citación para sentencia no extingue la posibilidad de
declarar la caducidad de la instancia, en la medida en que si ésta ya
operó dentro del lapso que prevé la ley, es evidente que no existe
12
impedimento para que se declare con posterioridad, razón por la que el
tribunal de alzada puede decretar la caducidad de la primera instancia,
atendiendo al agravio expuesto ante su potestad.”17
B) El que atiende al alcance y resultados de la interpretación. Este criterio,
distingue a la interpretación declarativa, restrictiva o extensiva. La interpretación
es declarativa, cuando el producto de la interpretación, coincide casi en forma
idéntica, con el texto interpretado. La interpretación es restrictiva, cuando en virtud
de ella, se restringe el campo de aplicación de la norma, ya sea por que existen
principio de contradicción en el texto interpretado, o por que el principio jurídico
que se quiere aplicar, va más allá del fin para el cual fue ordenado. La
interpretación extensiva, también denominada de integración, crea una norma que
se extiende a casos no contemplados por el texto jurídico sujeto a interpretación.
Ahora bien, es de indicarse que existen múltiples métodos de interpretación
de la ley por ejemplo, el método exegético, que atiende estrictamente a la
literalidad de las del texto legal interpretado, el método histórico, que considera
las condiciones que prevalecían cuando fue creada la ley objeto de interpretación,
el método
teleológico, que atiende a la finalidad perseguida por la ley , o el
método sistemático, que estima que la ley no debe ser interesada de manera
aislada, sino relacionándola con el sistema del cual forma parte, entre otros
métodos.
No obstante lo anterior, aunque son muchos los métodos de que se echa
mano para interpretar, y por ello suele hablarse de múltiples escuelas o corrientes,
existen
apoyos que son tomados en cuenta constantemente por los distintos
intérpretes, encontrándose entre ellos los siguientes:18
17
JURISCONSULTA SCJN, Jurisprudencias de 1917 a noviembre del 2008,
Lopmos, software, 2008.
18
Trueba Olivares, Eugenio, op. cit. nota 1, pp. 46-47.
13
-
La literalidad del texto susceptible de aplicarse, puede ser la base directa de la
interpretación.
-
La ubicación y función del texto en el contexto debe tomarse en cuenta en
aquéllos casos en los que las normas aisladas conduzcan a conclusiones
incompletas.
-
Los motivos de la voluntad del legislador, incluida la doctrina, ideología o
tendencia política que pudo haber influido en la emisión de la ley.
-
La teleología del mandato, juntamente con las circunstancias sociales
imperantes no sólo al emitirse la ley, sino también en el momento de su
aplicación.
-
Los hechos que se encuentran implícitos en el caso concreto.
-
La entidad y la naturaleza de los intereses en juego, vinculados a la
prevención de carácter general.
-
Los principios generales del derecho.
Cabe decir que a menudo, tanto el juzgador, como los justiciables,
quisieran encontrar fórmulas precisas, que les pudieran indicar de antemano el
derecho aplicable en cada caso, más ello es imposible, puesto que eso implicaría
querer que las innumerables e inimaginables conductas humanas estuviesen
totalmente reguladas por el derecho; amén de lo anterior, dicho aspecto ubicaría
al ser humano como una máquina carente de albedrío o libertad.
VI.
INSEGURIDAD JURIDÍCA
Es bien sabido que a través del derecho, se pretende proporcionar
seguridad jurídica a la sociedad. Sin embargo, si bien la ley otorga cierta
seguridad jurídica, los destinatarios de la ley no siempre saben a qué atenerse ni
están convencidos de esa seguridad, debido a que las normas jurídicas no se
encuentran preestablecidas, sino que son producto de la capacidad humana de
comprender el sentido de la ley, por tal motivo la seguridad debiera emanar de los
14
jueces, que son los encargados de hacer hablar y aplicar la ley, y no de esta
última, de ahí que el Doctor Correas concluya:
“En verdad el derecho no es el instrumento de alguna clase de
seguridad. Sino, más bien, un factor que, a lo sumo, puede proporcionar
algunas guías prácticas, y eso en el caso de que el poder judicial, no
esté a merced de los social y políticamente poderosos, y de que los
jueces adquieran cierto entrenamiento que permita alejar el fantasma de
la total imprevisibilidad de sus sentencias.”19
En el ámbito jurídico, como se ha dicho ya, la Hermenéutica se manifiesta a
través de la interpretación de la ley. Habitualmente, los juristas interpretan textos
jurídicos, para extraer de ellos, normas que sean útiles para solucionar
controversias, sin embargo, es menester dejar en claro que en esta actividad, no
puede hablarse de imparcialidad y objetividad, debido a que en el proceso de
interpretación, la ideología, valores, prejuicios y preferencias
del intérprete,
influyen en el sentido receptuado.
El derecho se comprende e interpreta, y para ello, es necesario que el sujeto
receptor o hermenéutico, se coloque en el lugar de aquél sujeto emisor de la obra
que se pretende interpretar, sin embargo, debido a los múltiples problemas que
presenta la comprensión, nada garantiza que el intérprete capte el sentido querido
por el emisor, por tal motivo, en el derecho, no es factible hablar de una seguridad
o certeza en la comprensión, como la que existe en las ciencias que se basan en
la experimentación científica.
Bajo esa tesitura, resulta prácticamente imposible obtener una interpretación
única y objetiva de un texto jurídico por parte de los múltiples intérpretes, que
como parte de una sociedad dividida en clases, cuentan con valores e intereses
distintos, ya que lo que lo que es posible obtener, es únicamente, una determinada
19
Correas, Oscar, op. cit., nota 10, p.81.
15
recepción de sentido. Al respecto, Oscar Correas expresa: “Lo cierto es que el
derecho existe únicamente en su uso, en la práctica de su reconocimiento como
tal. Esto viene siendo expresado por la crítica jurídica latinoamericana, diciendo
que los textos que llamamos jurídicos, no dicen sino lo que alguien dice que
dicen.”20
Quien interpreta el derecho, lo hace para dirigirse a otros y lograr que
mediante el sentido que extrajo de un texto, éstos
produzcan o no cierta
conducta, por esto debe convencerlos para que se sometan a lo que él ha
deducido y con ello a su poder.
Citando a Celso, Alberto Vicente Fernández, refiere que ninguna ley puede
ser interpretada por su texto, pues saber leyes, no es conocer sus palabras, sino
su fuerza y su poder,21 y acertadamente agrega que las palabras son empleadas
como quiere el intérprete y le parece correcto emplearlas.
Cabe indicar que, cuando un abogado postulante pretende hacer valer ante
un tribunal una de las varias interpretaciones posibles de un precepto legal,
procurando influenciar en el ánimo del juzgador, está realizando una función
política, ocurriendo lo mismo con el juez, que elige una de las posibles
interpretaciones, por estimarla correcta, atendiendo a su comprensión de los
textos jurídicos, que a su vez está marcada por su ideología, de ahí que la
interpretación jurídica, es un acto político, que como se dijo ya, es el resultado de
una determinada recepción de sentido. Por tal motivo, es de considerase que
“siempre la interpretación de la ley ha sido una actividad política en la cual cada
actor social cumple sus roles conforme sus convicciones”.22
20
Ibidem, p. 75.
Fernández, Alberto Vicente, Función creadora del juez, Tesis Doctoral,
Buenos Aires, s.a., p.72.
22 Correas, Oscar, op. cit., nota 10, p. 86.
21
16
Y más aún, el carácter político no estriba sólo en la interpretación de la ley,
ya que “el proceso legislativo es un proceso político, cuya capacidad o
congruencia no es atributo necesario, sino que las palabras se pactan con
sentidos distintos y con voluntades disímbolas“. 23
Cabe mencionar que Juan Ramón Capella ha sostenido que a lo largo de la
vida histórica de una ley, puede variar la importancia de las fuerzas sociales que
negociaron o que determinaron el contenido de dicha ley, de ahí que las normas
pueden perder el apoyo de las fuerzas sociales que originariamente las
sostuvieron y encontrar o no nuevos apoyos. En caso de haber surgido elementos
innovadores, el contenido convenido de la norma puede resultar incluso, muy
distante de los objetivos de las fuerzas sociales que pactaron la ley en cuestión.24
El mismo autor agrega:
“Todo esto plantea una problemática nueva, de mayor o menor
relevancia según los casos, cuando la autoridad jurisdiccional ha de
interpretar una norma para dictar una decisión que la aplique a un caso
concreto. En el momento hermenéutico público o de interpretación por
las autoridades jurisdiccionales (jueces, tribunales, etc.), siempre
necesario para que la autoridad jurídico-política aplique la norma – y
que es fácil distinguir de la interpretación especulativa que hacen de
ella los no dotados de autoridad-, cabe tomar en consideración las
fuerzas sociales y políticas que apoyan la norma en cuestión, e
interpretarla jurisdiccionalmente modificando el sentido originario: se
procede de hecho a ampliarlo, a restringirlo o a precisarlo.”25
González Oropeza, Manuel, “La interpretación jurídica en México”, en
Vázquez, Rodolfo, (comp), Interpretación jurídica y decisión judicial, 3a. ed.,
México, Distribuciones Fontamara, 2002, p. 253.
24 Capella, Juan Ramón, Elementos de análisis jurídico, 3a. ed., s.l.i.,
Editorial Trotta, 2004, pp. 49-50.
25
Idem.
23
17
Así las cosas, debido a que las normas jurídicas no existen antes de que
alguien con facultad para ello diga que existen y determine el sentido de ellas, es
decir, antes de que alguien interprete un texto jurídico, lo que se obtiene mediante
la Hermenéutica, en consecuencia, no es posible decir que el orden jurídico ofrece
seguridad, y más aún, cada vez que un texto legal se interpreta para extraer una
norma, ésta interpretación
presenta variantes aunque sea microscópicas, en
relación a otras interpretaciones hechas sobre el mismo texto, para ser aplicada a
una caso concreto.
Ramón Capella manifiesta que la intervención de la autoridad jurídica ex post
respecto del momento normativo, si bien no elimina las deficiencias que se ponen
a la calculabilidad del derecho y a su pretendida sistematización, sí realiza en
cambio, la función de modificar el derecho existente al decidir las cuestiones no
resueltas, e integrar o ampliar el derecho existente con normas que hasta el
momento de esta intervención autoritaria por la vía hermenéutica, era ajenas a
el.26
Siguiendo al mismo autor Juan Ramón Capella, es de establecerse que el
conjunto de las operaciones intelectuales y volitivas de un intérprete dotado de
autoridad, está condicionado por una parte, al conjunto de valores, ideales,
representaciones intelectuales de la función desempeñada, pasiones, etcétera,
que no pueden dejar de operar, en tanto que por la otra, el intérprete está
condicionado por las normas jurídicas que gobiernan su actividad, y la estructura
del sistema institucional en que se halla inserto.27
No obstante lo anterior, si bien es cierto que el intérprete judicial busca “su
justicia” en el texto de la ley, una justicia que como ya se ha dicho antes, él mismo
elige, ello no implica que siempre sea sí, pues en más de una ocasión, los jueces
dictan decisiones que ellos mismos consideran injustas, sin embargo, como
26
Ibidem, op. cit., p. 116.
27
Ibidem, op. cit., p. 130.
18
reconoce Modesto Saavedra, es verdad que la justicia emana del pueblo, y ese
principio democrático, debe inspirar toda la regulación jurídica de la organización y
funcionamiento de la judicatura, sin embargo, quien juzga, es una persona dota de
independencia por ese mismo pueblo, que mediante la Constitución, los pone en
situación de juzgar, y por ende de decidir.28
Para Capella la actividad de la autoridad jurídica, a decidir sobre una materia,
es un juego jurisdiccional, que incluye no sólo interpretar la ley, sino además
seleccionar los hechos relevantes para la solución de un caso concreto.
En párrafos anteriores, se ha hecho ya referencia a la interpretación de la
ley, sin embargo, no puede dejar de indicarse que la selección de hechos
jurídicamente relevantes, constituye una actividad fundamental del hermeneuta
dotado de autoridad, puesto que van a ser éstos, los que guíen aunque sea de
manera aparente, la selección normativa aplicable (pues como se dijo antes, dicho
acto es netamente político); y es que cuales son los hechos relevantes, y cuáles
no, lo determina también, el hermeneuta dotado de autoridad.
Es de hacer notar que si bien el hermeneuta judicial, a través de un acto
de decisión política, elige un
sentido de interpretación determinado para dar
solución a un caso concreto, necesariamente debe presentar su interpretación y
decisión
como legítimas, de manera tal que el proceso hermenéutico, acaba
siendo una operación tendiente a legitimar las decisiones, debiéndose para ello,
proporcionar una serie de argumentos tendientes a producir el convencimiento de
los gobernados, de que deben someterse a lo deducido por el hermeneuta judicial,
y con ello al ejercicio del poder.
No obstante que Pablo Rodríguez Grez estima que quien juzga necesita
fórmulas concretas que le señalen cuando menos el criterio general con el cual, ha
28
Saavedra Modesto, Interpretación del Derecho y crítica jurídica, México,
Fontamara, 1994,p. 100.
19
de resolver controversias, para solucionar de la misma manera situaciones
idénticas o similares, lo cierto es que es casi imposible uniformar los criterios
culturales y calóricos que intervienen en la administración de justicia.29
Según Rodolfo Arango:
“El juez debe percibirse como parte de una cadena compleja de
manifestaciones
de
una
empresa
cuya
historia
la
conforma
innumerables decisiones, estructuras, convenciones y prácticas. El juez
tiene que interpretar el pasado porque su responsabilidad es continuar
la empresa y no desviarla
según sus propias convicciones o
conveniencias.”30
Así pues, si en el Estado moderno se entiende la función judicial como la
tarea consistente en extraer el derecho a partir de la ley, al ser la judicatura uno de
los aparatos del Estado de derecho, la legitimdad judicial queda reducida a una
cuestión instrumental de que se valen quienes detentan el poder, para justificar
sus actos, debiéndose tener presente que, el fallo final de un juez contiene mucho
de las ideas y sentimientos personales de dicho juzgador, que obviamente difieren
de los de otros juzgadores, sin embargo, en la medida de que tenga fuerza
persuasiva, constituye una creación judicial al mismo tiempo, se ejercita el poder.
29
Rodríguez Grez, Pablo, Teoría de la interpretación jurídica, 2a. ed., Chile,
Editorial jurídica de Chile, 2004, pp. 25 y 26.
30 Arango, Rodolfo, ¿Hay respuestas correctas en el derecho?, s.l.i., Siglo
del hombre editores, 2002, p. 16
20
VII.
CONCLUSIONES
Primera. La Hermenéutica, es una disciplina cuya tarea es
hacer
comprender el sentido de algo, que en el caso del derecho se trata de la ley. La
Hermenéutica, en términos generales, pone de manifiesto que el ser humano
cuenta con una capacidad natural muy importante: la de comprender, la cual no
es perceptible a los sentidos.
Segunda. El productor de un texto con sentido, busca transmitir ese
sentido, sin embargo, no hay garantía alguna de que el receptor capte el sentido
que quiso transmitirle el emisor.
Tercera. Habitualmente, los juristas interpretan textos jurídicos para extraer
de ellos, normas que sean útiles para solucionar controversias, sin embargo, en
esta actividad, no puede hablarse de imparcialidad y objetividad, debido a que en
el proceso de interpretación, la ideología, valores, prejuicios y preferencias del
intérprete, influyen en el sentido receptuado.
Cuarta. Resulta prácticamente imposible obtener una interpretación única y
objetiva de un texto jurídico por parte de los múltiples intérpretes, que como parte
de una sociedad dividida en clases, cuentan con valores e intereses distintos, ya
que lo que lo que es posible obtener, es únicamente, una determinada recepción
de sentido, de ahí la inseguridad jurídica que provoca la hermenéutica.
Quinta. El hermeneuta
judicial, que a través de un acto de decisión
política, elige un sentido de interpretación determinado para dar solución a un
caso concreto, necesariamente debe presentar su interpretación y decisión como
legítimas, de manera tal que el proceso hermenéutico, acaba siendo una
operación tendiente a legitimar las decisiones autoritarias, y para ello deben
proporcionarse una serie de argumentos tendientes a producir aceptación y
21
convencimiento en los gobernados, de que deben someterse a lo deducido por el
hermeneuta judicial, y con ello al ejercicio del poder.
22
VIII.
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