Valvulopatía adquirida. Por su amplitud e importancia las valvulopatías adquiridas nos tomarán dos clases. En la primera clase se tratará el concepto de valvulopatía y de vicio valvular, más su repercusión cardíaca. En la segunda clase se revisará más detalladamente cinco de las afecciones valvulares más relevantes y frecuentes. 1) Corazón normal: antes de iniciar la descripción de estas alteraciones conviene recordar conceptos anatómicos e histológicos del corazón, que van a ser valiosos para la cabal comprensión de estas enfermedades: a) Miocardio b) Válvulas cardíacas El miocardio está constituído por un verdadero sincicio de células musculares estriadas, de 10-15 m de diametro y 50-120 m de longitud, separadas por discos intercalares y constituídas particularmente por miofibrillas, mitocondrias y un intrincado retículo sarcoplásmico, unido al sarcolema por los túbulos T. Las miofibrillas le otorgan el aspecto estriado a las células bajo el microscopio de luz, tanto por su disposición longitudinal como por la existencia del sarcómero, estructuras repetitivas compuestas por filamentos delgados (principalmente actina, más moléculas reguladoras) y filamentos gruesos (miosina). La estructura del sarcómero se detalla en la presentación powerpoint de la clase correspondiente, donde destacan las siguientes partes: líneas Z, banda I, banda A, zona H y seudo-zona H. La distancia entre las líneas Z depende del grado de contracción del músculo, lo cual varía entre 1,6 y 2,2 m (pese a que la máxima relajación permitiría un sarcómero de 3,65 m). La banda A es de ancho constante: 1,6 m. En cambio, las bandas I, que solo poseen filamentos de actina, presentan un ancho variable, entre 0 y 0,3 m (por mitad de sarcómero). La miosina es un miofilamento presente en la zona A, de 12 nm de diametro y de 1,5 a 1,6 m de longitud. Los filamentos delgados, presentes en ambas bandas y compuestos principalmente por actina, miden 6 nm de diametro y 1 m de longitud. Las mitocondrias son proporcionalmente más numerosas que en el músculo estriado, alcanzando aproximadamente a 1/5 del volumen celular. Por otro lado, el retículo sarcoplásmico, reservorio de Ca2+, es una compleja red de canales intracelulares revestidos por membrana, interconectados y dispuestos longitudinalmente alrededor de las miofibrillas, los cuales se relacionan estructural y funcionalmente con invaginaciones del sarcolema (por medio de las diadas), denominado sistema T o túbulos T, dispuestos perpendicularmente a los sarcómeros, a nivel de las bandas Z. Las válvulas cardíacas se pueden estudiar reconociendo su anillo y sus componentes orificiales. Su función es obligar un flujo sanguíneo anterógrado, para lo cual se requiere la indemnidad de cada uno de sus componentes. Las válvulas auriculoventriculares (mitral y tricúspide) tienen una estructura más compleja que las sigmoídeas, dado que a anillo y velos se les agrega un fuerte aparato de sostén, que impide su protrusión hacia las respectivas aurículas durante el sístole ventricular. Este último considera a las cuerdas tendíneas, músculos papilares y en cierta medida al miocardio vecino al punto de implantación de estos gruesos cordones musculares. El anillo valvular está constituído por tejido conjuntivo fibroso, el cual guarda importantes relaciones al miocardio vecino, a las túnicas media de aorta y pulmonar, según sea el caso, y finalmente, a la porción membranosa del tabique ventricular y anillos valvulares vecinos, al punto que por continuidad se pueden extender, por ejemplo, procesos inflamatorios desde la válvula aórtica hacia la mitral o tricúspide. Los velos valvulares se encuentran constituídos por una lámina de tejido conjuntivo denso avascular revestido por endocardio modificado también avascular, el cual presenta un mayor espesor en la cara valvular que se opone al flujo de la corriente sanguínea (cara auricular de válvulas auriculoventriculares y cara ventricular de válvulas sigmoídeas), tejido compuesto por miofibroplastos, fibras elásticas y colágeno, con un rico contenido de matriz extracelular en el endocardio valvular ubicado inmediatamente por debajo del anillo, denominado cojinete. Macroscópicamente, tanto los velos sigmoídeos como los auriculoventriculares están constituídos por un delicado tejido blanquecinogrisaceo, discretamente translúcido, de 1-1,5 mm de espesor, firmemente unidos al anillo válvular o cuerdas tendíneas, con un borde libre delgado y liso, y de comisuras bien definidas. Afortunadamente, la cantidad de tejido está en exceso del área del orificio correspondiente, permitiendo una zona de cierre mayor al pensado al examinar en forma estática e inadvertida a cada válvula. Las cuerdas tendíneas de las válvulas auriculoventriculares se desprenden del vértice de los músculos papilares y poseen un eje conjuntivo extraordinariamente resistente, revestido por una delgada capa de endocardio. Si uno revisa cuidadosamente la disposición de las cuerdas tendíneas de la mitral, observa que de cada músculo papilar surgen cuerdas para el velo septal y para el posterior, lo cual constituye un arma de doble filo para el funcionamiento valvular, ya que la mera disfunción de un músculo papilar provoca la alteración de ambos velos, con la consiguiente catástrofe en las características del flujo sanguíneo. Por último, a modo de ordenamiento revisaremos los pesos y medidas que utilizaremos en el curso de esta asignatura, las cuales por conveniencia hemos aproximado. Sin embargo, debemos dejar un margen de flexibilidad, necesario para compatibilizar diferentes fuentes de información y diversas situaciones fisiológicas que en nuestras vida nos toca considerar, con importantes variaciones según el sexo, edad y actividad física. Para determinar un cambio en el tamaño o en la cantidad de miocardio (durante el examen cardíaco) la medida más exacta es la masa del corazón, la cual la consideraremos normal entre 250 y 300 gramos. Por otro lado, la valoración aislada del espesor ventricular o del tamaño cardíaco pueden ser equívocos, por lo cual siempre se deben evaluar en conjunto con la masa cardíaca. Para efectos del análisis anatómico del corazón consideraremos que la pared de los ventrículos izquierdo y derecho miden hasta 15 mm y 3 de espesor, respectivamente, descontando el tejido adiposo y las trabéculas musculares. Sin embargo, se debe recordar que éstas son situaciones estáticas, muy diferentes de lo que sucede en el corazón que está funcionando y que se mide utilizando técnicas de alta resolución, tales como ecocardiografía o resonancia magnética. Las válvulas cardíacas las vamos a medir a nivel del borde libre, el cual suele ser sensiblemente parecido en condiciones normales al perímetro del anillo valvular o zona de inserción. Para la válvula aórtica aceptaremos como medida máxima 7 cm y para la mitral 10 cm. 2) Definiciones y conceptos: este apunte no se propone ni aspira a constituirse en una revisión extensiva y detallada de cada una de las enfermedades que provocan lesiones valvulares, sino que más bien propone una estructura conceptual que ayude a la revisión personal que cada uno de ustedes hará ahora y en el futuro de dichas enfermedades, de acuerdo a la necesidad del momento. En el estudio de las afecciones valvulares distinguiremos a un subgrupo de las valvulopatías, que denominaremos vicio valvular, caracterizadas por su repercusión en la función cardíaca, lo cual comunmente se expresa por un aumento de la masa de miocardio (hipertrofia) y eventualmente por insuficiencia cardíaca.El propósito de realizar tal distinción nace del hecho que existen valvulopatías que no repercuten en la función cardíaca, careciendo de importancia clínica. Entre estos cuadros podemos citar a las fenestraciones de velos sigmoídeos, excresencias de Lambl, endocarditis trombótica terminal, válvula sigmoídea bicúspide, etc. La estructura de análisis consiste en primero revisar el tipo de vicio valvular, luego los mecanismos involucrados y finalmente los procesos o entidades nosológicos que provocan la enfermedad. Al final, a modo de ejemplo, revisaremos en forma específica cinco de las enfermedades más relevantes. Si bien es cierto las valvulopatías suelen diferenciarse en estenosis e insuficiencia, debemos recordar que éste es un diagnóstico clínico, que requiere que el corazón esté funcionando para ue sea detectado con precisión. Con el carazón estático ello es por lo general dificil y a veces imposible. Es por ello que en esta asignatura tal terminología será poco utilizada, lo cual no significa otra cosa que el reconocimiento de una limitación propia del método de estudio. a) Tipo de vicio valvular: la sistematización la realizaremos de acuerdo a la anatomía valvular, separando a defectos que afectan predominante o únicamente al anillo valvular (anulares) de aquellos que lesionan a los velos o al aparato de sostén (orificiales). Estos pueden ocurrir en forma aislada o simultánea, aunque conviene mantener en la denominación el defecto primario de las repercusiones secundarias. Finalmente, es conveniente recordar que si bien es cierto es más frecuente que los vicios surjan durante la vida del individuo, también existen malformaciones cardíacas que provocan una anomalía en la forma y función valvular. En resumen, al observar una válvula cardíaca ‘enferma’ lo primero que haremos será decidir si el defecto afecta al orificio (velos, cuerdas tendíneas músculos papilares o tejido miocárdico peripapilar) o al anillo valvular. Esto último es más dificil de diagnosticar, pero ya veremos más adelante que el examen cuidadoso permitirá no solo su pesquiza sino que la recordación constante durante el examen cardíaco de pacientes con insuficiencia cardíaca. b) Mecanismos: aquí seguiremos la nomenclatura propuesta por Chuaqui. Estos corresponden a cambios en la forma de las válvulas producidos por procesos patológicos. Pese a su alejamiento de los conceptos conocidos de la patología general, su conocimiento ayuda a la descripción y entendimiento cabal de los vicios valvulares. Estos elementos físico-mecánicos explican el vicio valvular y a veces permiten deducir si en vida el defecto se expresaba como estenosis, insuficiencia o ambas. El análisis aislados de cada mecanismo es o puede ser insuficiente desde un punto de vista de causalidad o de efecto. Lo primero porque como veremos más adelante, un mismo mecanismo puede ser producido por diferentes enfermedades valvulares. Lo segundo porque un mismo mecanismo bien puede ocasionar estenosis, insuficiencia o ambas, dependiendo de circunstancias muy difíciles de precisar post-mortem. En otras palabras, la mayoría de los mecanismos son circunstanciales o facultativos, lo cual dejaremos categorizado entreparéntesis al final de la descripción de cada mecanismo. Por último, una enfermedad puede llegar a provocar más de un mecanismo. Para este efecto, un elemento de gran ayuda en la interpretación del efecto de determinado mecanismo en la válvula cardíaca es la repercusión a nivel del ventrículo o aurícula correspondiente, lo cual revisaremos más adelante a propósito de la hipertrofia cardíaca. Vale señalar que luego del análisis de cada uno de los mecanismo hace menos probable la existencia de una estenosis pura, lo que si es plausible para el caso de la insuficiencia pura. Los mecanismos físico-mecánicos más frecuentes son: i) Dilatación del anillo: aumento del perímetro del anillo por dilatación, lo cual no significa necesariamente que las comisuras se separen, tal y como ocurre en la aortitis sifilítica (implícito). ii) Calcificación del anillo: aunque hace algún tiempo se le incluía dentro de las valvulopatías ‘no’ vicio valvular, actualmente se le reconoce la capacidad de provocar estenosis valvular, cuestionando el conocido axioma de que no existían los estenosis valvulares adquiridad de tipo anular (facultativo). iii) Diástasis de comisuras: separación de los velos sigmoídeos por dilatación anular postinflamatoria, la cual alcanza a ser de 1-2 mm al examinar cuidadosamente la zona de inserción de los velos (implícito). iv) Destrucción de velos: pérdida de parte o totalidad del velo por necrosis y ulterior desprendimiento, con un catastrófico agrandamiento del orificio y natural incompetencia valvular (implícito). v) Rotura de cuerda tendínea o de músculo papilar: si bien es cierto no se traduce en un aumento del orificio, tales condiciones ocasionarán de regla una incompetencia proporcional al grado de pérdida de la capacidad de sostén, la cual es pasiva cuando nos referimos a la cuerda tendínea, pero activa cuando se trata del músculo papilar, ya que para el correcto funcionamiento de las válvulas auriculoventriculares se requiere que dicho músculo se contraiga para impedir la regurgitación hacia aurículas durante el sístole ventricular. Con el propósito de completar el esquema podríamos agregar la sola disfunción del músculo papilar (sin rotura) o la malfunción del miocardio ventricular peripapilar (implícito). vi) Retracción de velos: se produce una ampliación del orificio, lo que visto en forma aislada debiera inducir a pensar que estamos en presencia de una insuficiencia valvular. Sin embargo, su común coexistencia con otros mecanismos, tales como rigidez o fusión, dificulta la interpretación (facultativo). vii) Rigidez de velos: los delicados velos se engruesan por tejido conjuntivo o calcio, dificultando no solo el cierre sino que también la apertura valvular, dado que su efecto es la inmovilización parcial o total de los velos ante el impulso de la corriente sanguínea (facultativo). viii) Fusión de velos (comisuras): sinequias postinflamatorias, lo cual reduce el tamaño del orificio, provocando una estenosis valvular orificial (facultativo). ix) Obstrucción del orificio: por trombos firmemente adheridos al endocardio (facultativo). c) Procesos: en esta tercera fase del análisis o deducción cabe mencionar a la enfermedad que presumiblemente es responsable del vicio valvular. Entre las que trataremos en la próxima clase mencionaremos a la calcificación aórtica degenerativa, calcificación del anillo de la válvula mitral, degeneración mixoide valvular, endcarditis infecciosa y enfermedad reumática. Además, a continuación reproducimos tablas que analizan en tres columnas las combinaciones más frecuente de tipo de vicio, mecanismos y procesos patológicos (tablas 1, 2 y 3). Hipertrofia cardíaca. Tanto para el estudio de las repercusiones de las valvulopatías como para el análisis de la insuficiencia cardíaca es importante estudiar esta forma particular de hipertrofia. Si recordamos la clase de patología genera de hipertrofia, veremos que la hipertrofia en el sentido amplio de la palabra es un trastorno del crecimiento, caracterizado por visceromegalia con aumento de la masa protoplasmática de las células parenquimatosas del órganos afectado, lo cual puede ser o no acompañado de proliferación celular (simple o numérica [hiperplasia]). Dado que el miocardio es en la práctica un tejido permanente, el aumento de la masa protoplasmática es a expensas de un aumento del tamaño de las fibras miocárdicas, lo cual con algunas excepciones obedece a una sobrecarga de trabajo. Es decir, el conocimiento actual situa a la hipertrofia cardíaca como una hipertrofia de tipo mecánico, pese a que al día de hoy conocemos que el mismo miocardio produce y libera una hormona que participa indirectamente en la regulación de la contractibilidad miocárdica (ANP: ‘atrial natriuretic peptide’). Luego, en la actualidad y probablemente en el futuro veremos que la separación entre hipertrofias mecánicas y hormonales, incluyendo aquí diversos factores de crecimiento, serán tratadas como un mecanismo mixto, pese a que veremos que en la mayoría de ellos el elementos primario es una demanda mayor de trabajo. En primer término, es necesario precisar que hipertrofia cardíaca no es sinónimo de insuficiencia cardíaca. Mas bien, a la hipertrofia cardíaca debiera interpretarse en principio como un mecanismo adaptativo ante una demanda de mayor trabajo, independiente que en cierto momento el corazón sufrirá un daño suficiente que iniciará una insuficiencia cardíaca. Por otro lado, y pese a lo anteriormente señalado, la hipertrofia cardíaca es un reconocido factor de riesgo cardiovascular. 1) Definiciones y conceptos: la hipertrofia cardíaca se define como una aumento de la masa protoplasmática de las fibras miocárdicas de trabajo. En el examen cardíaco directo dicha alteración se expresa por un aumento de la masa cardíaca, a veces acompañada de un aumento del tamaño cardíaco y del espesor de la pared ventricular o auricular. Adhiriendo a esta definición podremos fácilmente separar otras causas de aumento de tamaño del corazón que no implican un aumento del protoplasma, tales como amiloidosis, glucogenosis, edema, miocarditis, etc. 2) Pesos y medidas: como dijimos más arriba el corazón pesa hasta 300 gramos (recordar las variaciones inherentes a la edad y sexo del individuo). Esta simple medida es lo más consistente para diagnosticar una hipertrofia cardíaca, lo cual debiera complementarse con la observación microscópica para descartar la existencia de seudohipertrofias. Aparte de esta medida, existen otras dos que son útiles para precisar el diagnóstico: a) Peso cardíaco diferencial: el peso de las diferentes cámaras se distribuye de la siguiente forma: i) 1/5: peso de las aurículas ii) 1/5: peso de las paredes libres del ventriculo derecho iii) 3/5: peso de las paredes del ventrículo izquierdo, incluyendo el tabique ventricular b) Criterio de Fulton: i) Pared libre de ventrículo derecho < 65 gramos ii) Ventrículo izquierdo, incluyendo tabique < 190 gramos c) Otras medidas, tales como tamaño cardíaco o espesor de las paredes o tamaño de las cavidades son de utilidad limitada y dependientes de lo primero, que es el aumento de la masa cardíaca. 3) Patogenia: el estímulo íntimo para el desarrollo de la hipertrofia cardíaca es desconocido. Se sabe sí que se produce hipertrofia cardíaca luego de un período de 2-4 semanas en que el corazón ha trabajado bajo una sobrecarga de volumen o presión. La sobrcarga de trabajo producida por condiciones tales como valvulopatías, hipertensión arterial, malformaciones cardíacas, entrenamiento físico, etc., constituyen un estímulo trófico que provoca un aumento en la síntesis de proteínas, acompañado de diversas alteraciones genéticas. En la hipertrofia cardíaca no solo hay un aumento del tamaño de las fibras musculares sino que también existe una modificación del fenotipo de los miocitos. Por ejemplo, en el ventrículo se ha demostrado la re-expresión de ANP, tal y como ocurría durante el desarrollo cardíaco. Además, algunas proteínas de las miofibrillas experimentan un cambio desde los tipos adulto hacia aquellos fetales. Finalmente, se ha demostrado la activación de algunos factores reguladores tempranos (c-fos, c-jun y egr-1), factores de crecimiento (TGF-, IGF-1, FGF), agentes vasoactivos (agonistas -adrenérgicos, endotelina-1, angiotensina II), y componentes involucrados en vías de señalización mediada por receptores (receptor IGF-1, proteinquinasa-1). Los elementos que gatillarían estas alteraciones genéticas y fenotípicas son de tipo mecánico y trófico (tales como factores de crecimiento polipeptídicos y agentes vasoactivos). Ahora, dentro de los estímulos mecánicos debe considerarse dos mecanismos fisiológicos de la reserva cardíaca: dilatación (ley de Frank-Starling) y aumento de la contractilidad. a) Ley de Frank-Starling: según la estructura molecular del sarcómero, es facil entender que la magnitud de la tensión en la fibra depende del número de puentes actina-miosina susceptibles de activar durante una estimulación, lo cual a su vez depende del grado de deslizamiento de la actina y de la miosina. Al observar la figura 2, es posible entender como influye la longitud del sarcómero en la intensidad de la contracción, y como el corazón trabaja en en la parte ascendente de la curva, siendo capaz de obtener una mayor fuerza contractil elongando sus sarcómeros desde alrededor de 2 a 2,2 m. Esta dilatación regula un aumento de la fuerza contractil, la cual debe diferenciarse de la dilatación que observaremos en individuos con insuficiencia cardíaca, la cual se acompaña de alteraciones degenerativas de las fibras miocárdicas al punto de acompañarse de una disminución de la contractilidad. b) Aumento de la contractilidad por aumento de la resistencia periférica: no conocemos de alteraciones morfológicas asociadas a esta condición, pese a la existencia de fenómenos funcionales que merecen ser revisados en otras asignaturas. En resumen, la mayoría de los casos de hipertrofia cardíaca son precedidos por un aumento sostenido en la demanda de flujo sanguíneo. Estos estímulos o lesiones provocan un aumento de la síntesis proteica, con la consiguiente aparición de nuevas miofibrillas, mitocondrias y sistemas canaliculares correspondientes. El resultado consiste en un aumento en el tamaño de las células, traducido en un incremento de la masa miocárdica. Los mecanismos fisiológicos participarían en el corazón del atleta, lo que debe interpretarse casi como una recuperación de la condición física para la cual está diseñado el corazón. En cambio, en condiciones patológicas la situación de más compleja, para lo cual continuaremos esperando luces que expliquen la evolución disímil de la hipertrofia asociada a tales situaciones. Por último, la dilatación cardíaca en un principio es tonógena, regulativa, pero a la larga se acompaña o es dominada por la dilatación miopática, que se acepta que coincide con la aparición de insuficiencia cardíaca, independiente de la longitud de los sarcómeros e íntimamente asociada a lesiones celulares que van desde paratrofias hasta la necrosis. 4) Sistematización: la hipertrofia cardíaca se puede clasificar de acuerdo a la patogenia (de volumen o de presión) o la morfología (concéntrica o excéntrica). Ejemplos de enfermedades asociadas a diferentes tipos de hipertrofia son: a) Hipertrofia de presión: estenosis aórtica, hipertensión arterial, coartación aórtica. b) Hipertrofia de volumen: insuficiencias valvulares, defectos septales, ductus persistente La hipertrofia de presión tiene buena concordancia con la hipertrofia concéntrica y la de volumen con la excéntrica. Sin embargo, hay dos excepciones a reconocer: a) Hipertrofia idiopatica: correspondiente a las miocardiopatías hipertróficas y dilatadas, que si bien se expresan morfológicamente como hipertrofias concéntricas o excéntricas, respectivamente, no son precedidas por un aumento del volumen de final de diástole o de la resistencia periférica total. b) Hipertrofia excéntrica por dilatación miopática: condición observada en las hipertrofias de volumen, pero más paradojales en las hipertrofias de presión que comienzan como una hipertrofia concéntrica, pero que junto con la aparición de la insuficiencia cardíaca existe una dilatación de las paredes cardíacas por daño de las fibras musculares, coexistiendo una hipertrofia de presión con una hipertrofia excéntrica. 5) Macroscopía: la magnitud de la hipertrofia guarda relación con las causas: a) Hasta 600 g: hipertensión pulmonar, cardiopatía coronaria b) Hasta 800 g: hipertensión arterial sistémica, estenosis aórtica, insuficiencia mitral, miocardiopatía dilatada c) Hasta 1.000 g: insuficiencia aórtica, miocardiopatía hipertrófica La hipertrofia se divide en dos tipos: hipertrofia concéntrica e hipertrofia excéntrica. d) Hipertrofia concéntrica: corazón de peso aumentado, tamaño conservado, forma aguzada, elongado, punta ocupada por ventrículo izquierdo, con cavidad ventricular izquierda de forma aguzada, diametro disminuído, con aumento del espesor de la pared ventricular a expensas de la cavidad ventricular. e) Hipertrofia excéntrica: corazón de peso aumentado, tamaño aumentado, forma redondeada, punta ocupada por ventrículo izquierdo o derecho, dependiendo de la existencia o concomitancia de compromiso del ventrículo derecho (por ejemplo, corazón pulmonar crónico), con cavidades afectadas dilatadas, de forma redondeada, con paredes ventriculares que pueden ser de espsor normal o inclusive disminuídas. Dado que esta situación puede ser de mayor complejidad que la anterior, la determinación de la cavidad cardíaca predominantemente afectada puede requerir realizar el peso diferencial del corazón, estableciéndose la magnitud y la importancia relativa del aumento de peso de cada cavidad. 6) Microscopía: aumento del diametro de las fibras musculares, hasta 70 m. Además, células con núcleo irregular, hipercromático. En algunos casos es posible observar la concomitancia de áreas de hipertrofia con otras de atrofia. Tal paradoja explica como regresaría la hipertrofia a pesos inferiores al del inicio del tratamiento a consecuencia del tratamiento médico o quirúrgico de la enfermedad respectiva. 7) Relación con insuficiencia cardíaca: pese a la existencia de diversas hipótesis, no existen evidencias concluyentes que permitan concluir cual o cuales son las situaciones críticas que explican el daño que ocasiona el comienzo de la insuficiencia cardíaca. Es decir, cuales son los cambios moleculares y estructurales que expliquen que un corazón hipertrófico se haga insuficiente. Una de estas tiene que ver con la profundidad máxima que puede difundir el oxígeno desde el intersticio hacia la fibra miocárdica, la cual tiene un radio de 20 m (cilíndro de Krogh). Entonces, si una fibra sobrepasa los 40 m de diametro está sometida a una hipoxia en el centro de la misma, provocando cambios degenerativos y necróticos. Por otro lado, las alteraciones genéticas y fenotípicas de la hipertrofia podrían generar miofibrillas de menor valor biológico, tanto por algunos componentes moleculares de tipo fetal como por la formación de estructuras de disposición anómala, no funcionantes a igual escala que aquellas de disposición normal. Valga recordar que las anomalías proteicas no solo están reducidas al sarcómero, sino que también a aquellas que tienen que ver con el acoplamiento excitacióncontracción, con la producción de energía o el manejo del calcio.