LAS SORPREDENTES DINÁMICAS DE MIGRACIÓN Y TAMAÑO EN LA POBLACIÓN DEL VIEJO OSO PARDO IBÉRICO Cristina Valdiosera, José Luis García-Garitagoitia, Nuria García, Ignacio Doadrio; Mark G. Thomas, Catherine Hänni, Juan-Luis Arsuaga, Ian Barnes, Michael Hofreiter, Ludovic Orlando, and Anders Götherstöm Las poblaciones en peligro de extinción en la Península Ibérica estaban consideradas como los últimos fragmentos de las poblaciones de Oso Pardo que recolonizaron amplias zonas de Europa durante el Pleistoceno. Los esfuerzos de conservación son intensos y los resultados se siguen de cerca. Sin embargo, el esfuerzo se basa en la asunción de que el Oso Ibérico es una especie única que evoluciono localmente durante largo tiempo. Hemos obtenido la secuencia mitocondrial del DNA de los restos de un viejo Oso Ibérico y lo hemos analizado como una serie de datos, siguiendo los cambios en la diversidad y existencia de los grupos genéticos europeos a lo largo del tiempo. Usando estos datos, se consigue demostrar que la población ibérica de oso ha experimentado una historia dinámica evolutiva reciente. La población no solo ha sufrido el flujo genético mitocondrial de otros osos europeos, sino que también su tamaño efectivo ha fluctuado sustancialmente. Sacamos como conclusión que la población ibérica de oso pardo ha sido una unidad evolutiva, desarrollada a partir de evolución genética de otras poblaciones y cuellos de botella en las poblaciones, lejos de tener un equilibrio genético o estar aisladas de otras poblaciones de oso pardo. Así, la situación actual es altamente inusual y la población puede ser que está aislada por primera vez en su historia. El oso pardo está incluido en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Recursos Naturales como una especie en peligro de extinción. La especie ahora mismo se distribuye a lo largo de tres continentes distintos: Asia, Europa y Norteamérica. Las áreas de distribución se han reducido drásticamente en la historia reciente. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la población se ha reducido en un 75% en solo un siglo, debido en su mayoría a la reducción de su hábitat. Aunque está presente de forma abundante en Alaska y Canadá y en otro tiempo ocupando mucho de lo que es hoy Estados Unidos y norte de México, quedan pocos osos en algunas áreas del Norte de Estados Unidos y la especie esta extinguida en México. Como en América, el oso pardo es abundante en las zonas del norte de Europa, pero ha sido reducida a pequeñas y fragmentadas poblaciones en el sur de Europa. La mayoría de las poblaciones del sur de Europa están en peligro de extinción. Italia alberga dos poblaciones aisladas en alto riesgo de extinción y la situación es similar en Grecia, los Pirineos y España. La población Pirenaica se redujo a cinco o seis ejemplares según las estimaciones de los años ochenta. Se han hecho dos reintroducciones desde el 1993, llevando ejemplares de la reserva de Kocevje en Eslovenia. Las montañas Cantábricas en el norte de España, donde quedan dos poblaciones, representan el límite sur-occidental de la presencia del oso en Europa. Estas dos pequeñas poblaciones están geográficamente aisladas, la del este con solo 25-30 ejemplares y la occidental con unos 120. Algunas de estas poblaciones fragmentadas han sido definidas como simples unidades de conservación. Las poblaciones cantábricas están en alto riesgo de extinción y la situación de los osos pirenaicos es aun peor. Aunque hoy día amenazado en el sur de Europa y extinguido de amplias áreas de Centroeuropa, el oso pardo ha sido una parte integral de la fauna europea durante al menos el ultimo medio millón de años. Estudios de ADN mitocondrial de las poblaciones que quedan los dividen en dos linajes, el oriental y el occidental, con la rama occidental subdividida a su vez en dos ramas, una que comprende los osos desde los Pirineos, el sur de Suecia y España y la otra los de Italia y los Balcanes. Las poblaciones Cantábricas son las únicas en las cuales la diversidad genética no ha sido alterada por el hombre mediante reintroducciones de osos provenientes de otras poblaciones. Los dos grupos occidentales se cree que se originaron desde dos reductos ancestrales de las glaciaciones. El linaje oriental se cree que se expandió desde otro reducto ubicado en los Cárpatos. El oso pardo ibérico se cree que quedo aislado durante extensos periodos de tiempo y supuestamente fue el origen de recolonizaciones en Europa después de múltiples glaciaciones, incluyendo los últimos máximos en las glaciaciones (LGM), hace entre 23 y 18 mil años. El caudal genético en la península ibérica se considero de menor importancia porque el supuesto tamaño de las ancestrales poblaciones, en combinación con la extinción del oso en las poblaciones de las regiones limítrofes a la Península Ibérica, excluiría contribuciones externas. Así que, el oso pardo ibérico parece haber ocupado de forma continua la península y posiblemente haberse adaptado a las condiciones locales al menos desde el Pleistoceno. Si este es el caso, la conservación del oso ibérico es importante, no solo para la península, sino para Europa entera, para la cual ha servido como reducto de recolonización pos-glacial. Sin embargo, algunos recientes estudios sugieren que la amplitud del caudal genético, suponiendo que proviene de material contemporáneo, puede haber sido subestimado y hay evidencias de que esto es también verdad para los verdaderos osos ibéricos. De hecho, el oso ibérico puede haber sido parte de una continua población europea, aunque aislada en distancia, incluso durante el LGM. Para investigar este extremo más profundamente, analizamos secuencias de ADN de osos viejos y modernos. Usamos estas series de datos para identificar cambios potenciales en el tamaño de las poblaciones, estimar el caudal genético e investigar la diversidad genética de la población ibérica desde el Pleistoceno hasta su actual, aunque reducido, tamaño. RESULTADOS Afinidades genéticas de la población española. Amplificamos y secuenciamos exitosamente ADN mitocondrial de un total de 14 osos usando 20 muestras fósiles y subfósiles. La serie de datos contenía secuencias de viejos osos pardos ibéricos, de las cuales algunas eran de lugares que habían previamente almacenado ADN. Una muestra fue identificada como de ‘Ursus spelaeus’. De las 13 restantes, 4 formaban una secuencia de 115 bp, mientras que 9 formaban una secuencia de 177 bp (en las posiciones 16589–16650, 16728–16792, and 16800–16849 de genoma de ADN mitocondrial del oso pardo, entrada nº AF303110). Además, 24 muestras de osos pardos modernos (de 177 bp largo, entradas numero EU400184-EU400206) se obtuvieron de muestras de pelo mudado de la población actual de la Cordillera Cantábrica en el norte de España. No se detecto contaminación en ninguno de los controles negativos que se usaron durante el proceso de extracción y amplificación, Para incluir todo el conjunto de los datos generados en el proceso, creamos dos grupos de datos, que se extendían 177 bp y 115 bp de la zona de control mitocondrial (a los que nos referiremos más abajo como el grupo largo y el corto, respectivamente). En nuestros análisis, también incluimos halotipos de Oso Pardo Europeo disponibles en bancos genéticos. En conjunto, los grupos largo y corto comprendían 67 y 71 secuencias de oso pardo respectivamente. Todos los análisis se hicieron usando los dos grupos de datos independientemente y ofrecieron similares resultados. Obtuvimos un árbol filogenético de la serie larga (Figura 1ª), para maximizar la resolución y construimos una mínima red expandida usando la serie corta, para visualizar los datos. La filogenia se estimo con la serie larga usando un grupo muy relacionado (la del Ursus spelaeus). Aunque sin resolver parcialmente, tiene una topología similar a aquella publicada previamente usando series de ADN mitocondrial tanto de osos existentes como extinguidos. En nuestro árbol, identificamos 3 ramas principales estadísticamente. Una rama comprende secuencias modernas orientales (Rusia) junto con los osos ibéricos del Pleistoceno, los osos austriacos y un oso alemán del Holoceno. Otra rama comprende un grupo de halotipos extinguidos, antes descrito como una colonia del Holoceno en el sur de Francia. La tercera rama se pensaba previamente que representaba dos grupos monofilicos (ibéricos e italianos/balcánicos). Aunque nuestro árbol nos hace suponer estas dos ramas como grupos monofilicos, no encontramos argumentos para demostrarlo. Esta última rama comprende secuencias modernas y antiguas. Advertimos que las poblaciones ibéricas no entran todas en esta última rama, lo que sugiere diferenciación genética entre los halotipos del Pleistoceno y del LGM. La red de menor extensión se construyó usando un total de 29 halotipos (Figura 1B). Las muestras de los lugares de Arlanpe y Valdegoba muestras halotipos muy divergentes, junto con los datos publicados previamente de Atapuerca, la Gruta Beatrice Cinci (Italia) y Muhlberg (Alemania). Fig. 1. Diversidad genética antigua y actual. (A), Filogenia Bayesiana generada usando secuencias de oso pardo europeo antiguo y actual (serie larga) y tres osos de cuevas. Los valores de muestreo se indican encima del nudo y las probabilidades posteriores se muestran debajo del nudo. El color de cada cuadro representa el origen, el número en itálica indica en halotipo y la ‘n’ es la frecuencia del halotipo. (B), Red mínima de expansión indicando la distribución del halotipo de las secuencias de oso antiguo y moderno (serie corta). Los números en los círculos indican el halotipo asignado de un total de 29 halotipos obtenidos. Se hicieron análisis de la varianza molecular (AMOVAs) sobre las series larga y corta para probar las evidencias del aislamiento de las poblaciones española y las del resto de Europa. A destacar que encontramos niveles significativos de subestructuras geográficas en las poblaciones actuales y del Holoceno (serie larga: FSTcurrent _ 0.5169, P _ 10_5; FSTHolocene _ 0.3391, P _ 10_4; serie corta: FSTcurrent _ 0.4540, P _ 10_5; FSTHolocene _ 0.3345, P _ 10_5), pero no en el Pleistoceno (serie larga: FSTPleistocene _0.17691, P _ 0.1723; serie corta: FSTPleistocene _ 0.1505, P = 0.1885). Los resultados hacen imaginar que el flujo genético entre Europa y España fue mayor durante el Pleistoceno que en periodos más recientes (tanto en tiempos recientes como en el Holoceno). Estas observaciones se tienen que considerar como preliminares, debido a que el número de halotipos disponibles de periodos antiguos es limitado y a que la población Ibérica parte claramente del supuesto de que su tamaño es constante, lo que es un prerrequisito para cálculos exactos de FST (ver debajo). Tabla 1. Sumario de estadísticas y test de neutralidad para las diferentes poblaciones de oso pardo L, nt Population N N Haplo. Npoly. H Nucleotide diversity Tajima D D(P value) FS FS(P value) Long 176 Spain, present 27 5 6 0.2792 _ 0.1118 0.276% _0.273% -2.099 0.001* -2.154 0.029* 177 Spain, Holocene 10 5 9 0.6667 _ 0.1633 1.339% _ 0.899% -1.473 0.070 -0.479 0.319 177 Spain, Pleistocene 5 4 20 0.9000 _ 0.1610 8.921% _ 5.631% -0.616 0.365 1.395 0.708 177 Spain, ancient 15 9 30 0.8476 _ 0.0878 6.746% _ 3.627% -0.681 0.274 0.168 0.556 177 Europe, present 11 8 22 0.9273 _ 0.0665 8.273% _ 4.532% 0.870 0.849 -0.005 0.464 177 Europe, Holocene 11 8 26 0.9273 _ 0.0665 6.190% _ 3.442% -0.718 0.244 -0.431 0.382 177 Europe, Pleistoc 4 4 17 1.0000 _ 0.1768 7.664% _ 5.237% -0.117 0.609 0.232 0.321 177 Europe, ancient 15 12 27 0.9619 _ 0.0399 6.599% _ 3.552% -0.211 0.477 -2.828 0.098 114 Spain, present 27 5 5 0.2792 _ 0.1118 0.355% _ 0.377% -2.010 0.003* -2.530 0.013* 115 Spain, Holocene 14 6 8 0.7473 _ 0.1114 1.625% _ 1.109% -1.284 0.108 -1.474 0.137 115 Spain, Pleistoc 5 4 13 0.9000 _ 0.1610 8.358% _ 5.408% -0.279 0.484 0.780 0.560 115 Spain, ancient 19 10 19 0.8596 _ 0.0696 4.917% _ 2.757% -0.962 0.145 -1.774 0.186 115 Europe, present 11 8 15 0.9273 _ 0.0665 8.002% _ 4.499% 0.698 0.803 -1.014 0.263 115 Europe, Holocene 11 8 18 0.9273 _ 0.0665 6.177% _ 3.543% -0.825 0.233 -1.452 0.189 115 Europe, Pleistoc 4 4 11 1.0000 _ 0.1768 7.563% _ 5.293% 0.000 0.661 0.255 0.553 115 Europe, ancient 15 12 19 0.9619 _ 0.0399 6.598% _ 3.658% -0.396 0.360 -4.531 0.009 Short Diversidad genética de la población española. Usando secuencias de ADN de 24 osos ibéricos modernos y 13 antiguos, en combinación con las secuencias publicadas de siete osos ibéricos antiguos y uno moderno (ver SI en la figura 3), somos capaces de determinar el grado de diversidad genética en la península a través de los tiempos, desde el Pleistoceno hasta aquí. Para probar si los cambios en la diversidad muestran desarrollos paralelos en el resto de Europa, hicimos análisis similares para las muestras de poblaciones no ibéricas, aprovechando los halotipos expuestos con anterioridad (4, 18-20, 23). Merece la pena indicar que la diversidad genética de la población de oso pardo español decrece continuamente desde el Pleistoceno hasta los tiempos recientes (tablas 1). El modelo se observa para las diferentes estadísticas que usamos como estimación de la diversidad genética (S, H y diversidad nucleótido). Tal modelo no se observa en el mismo grado en la población europea, lo que sugiere que la reducción de la diversidad genética entre el Pleistoceno y hoy en día es especifica de la población española. Tal situación puede haber sido el resultado del reciente cuello de botella demográfico, seguido de una expansión en la población, como se sugiere del significativo valor estadístico negativo Tajima D y Li en la población existente (Tablas 1). Continuamos estimando el parámetro de mutación de la población, θ, y usado esto en combinación con las estimaciones de la tasa de mutación para deducir el tamaño efectivo (ver Materiales y métodos) de la población actual de oso pardo español y la del Holoceno y Pleistoceno (SI tabla 2; hay que recordar que tales valores han sido probablemente sobreestimados porque no todas las muestras del Holoceno y del Pleistoceno son de la misma edad). Primero, calculamos dos estimadores θ (θs y θπ). Merece la pena hacer notar que aunque estos dos valores permanecen constantes para la población europea a lo largo de los tres periodos de tiempo distintos, decrecen sobre el 60-85% post LGM (transición Pleistoceno/Holoceno) y en un 48-80% más de reducción en tiempos recientes (del Holoceno a tiempos actuales). Estos resultados sugieren dos cuellos de botella sucesivos que afectaron a la población de oso pardo en España en la transición Holoceno-Pleistoceno (hace unos 10.000 años) y durante los últimos 350 años (ya que el halotipo mas reciente considerado como un miembro de la población del Holoceno es de unos 350 años más antiguo en nuestras series de datos, ver Materiales y Métodos). Un patrón similar se obtiene si el parámetro θ es estima usando una cadena combinada de muestreo genético de Markov-Montecarlo (MAMARC 2.0) en un máximo de probabilidad en el marco Bayesiano, excepto que notamos una reducción positiva de la población de oso europeo al final del Holoceno (SI Tabla 3). Por consiguiente, lo más probable es que cambios en θ son indicativos de una reducción del 54-69% en el tamaño efectivo del oso pardo en España post-LGM y del 20-31% de reducción en tiempos recientes. Se hicieron simulaciones de series combinadas para probar si los cambios en las diversidades genéticas en ambas transiciones se pueden observar bajo un modelo de tamaño constante de la población. (Figura 2, SI, fig 4 y SI tablas 4-9). Es interesante observar que no fue posible detectar un cambio igual o mayor que el que se observa del Holoceno a hoy en día en más de un 5% de nuestras simulaciones de series combinadas, en tanto que el tamaño efectivo era mayor en unos 500-1000 ejemplares (SI tablas 4 y 5). Por otra parte, un cambio similar a lo que se observa post-LGM (transición Pleistoceno-Holoceno) aparece en más del 5% de nuestras simulaciones de series combinadas solo para tamaños efectivos por debajo de 5000-10000 individuos o 10000-15000 individuos, dependiendo de la tasa de mutación que consideremos (rápida y lenta, respectivamente; SI tablas 4 y 5). Discusión Presentamos una serie de datos de secuencias de ADN mitocondrial del 177bp y 115bp, respectivamente, que varían en edad desde el Pleistoceno hasta la actualidad. Aunque son pequeños fragmentos, nos aportan datos suficientes para tener una una idea de la importancia estadística en un abanico de análisis. Los resultados indican un posible cambio en el tamaño de la población desde el Pleistoceno y la presencia de halotipos del linaje oriental en Iberia durante la Prehistoria. Bajo las hipótesis tradicionales de refugio glacial (4, 17), la estructura filogeografica del oso pardo actual deriva del refugio glacial ancestral: el linaje occidental que se origina desde Iberia, Italia y los Balcanes y el linaje oriental posiblemente derivado de un refugio en los Cárpatos (14, 16). En contraste con ese estricto modelo de refugio, pero en concordancia con una población prehistórica europea continua de oso pardo ibérico desde Arlanpe (País Vasco) que pertenece a la estirpe oriental. En nuestros análisis, tales asignaciones filogeograficas se basan en probabilidades posteriores máximas (Fig 1, A). Este patrón se basa después en tres secuencias de oso pardo del Pleistoceno de Valdegoba (norte de España) cuyo grupo con una secuencia publicada previamente de Atapuerca (norte de España) y con varias secuencias de osos modernos italianos y de los Balcanes. Fig. 2. Cambios en la diversidad genética entre diferentes períodos, asumiendo un tamaño constante de la población. Tasa de mutación: 29,8% reemplazo por lugar por millón de años (A) y 10,0% de reemplazo por lugar por millçón de años (B). Los colores hacen referencia a la proporción de simulaciones que llevan al correspondiente aumento en la diversidad genética. Trece posibles tamaños efectivos se simularon (100, 500, 1,000, 2,000, 5,000, 10,000, 15,000, 20,000, 25,000, 30,000, 35,000, 40,000, and 45,000 individuos). Las líneas rojas indican cambios observados en la diversidad genética (serie larga) Además, AMOVAs sugieren pequeñas subestructuras geográficas entre las poblaciones de oso ibérico y las europeas del Pleistoceno. Estos nuevos datos confirman la falta de discontinuidad filogenética en el oso europeo después de la LGM. Aunque las poblaciones españolas y europeas del Holoceno, aparecen geográficamente diferenciadas en nuestros AMOVAs, un estudio reciente ha sugerido que el flujo genético pudo haber continuado desde el Pleistoceno al Holoceno. Un oso pardo ibérico, datado de la época de la LGM en Atapuerca, Burgos, en el norte de España, estaba más relacionado con los osos italianos y balcánicos que con los propios ibéricos. Es más, durante el Holoceno, en el Mont Ventoux (sur de Francia) se han encontrado tres grupos mitocondriales entre 1.570 y 6525 años: uno perteneciente al grupo ibérico, otro al italiano/balcánico y un tercero no asociado a ninguno de los tres refugios principales glaciares. Resalta, sin embargo, que el apoyo de las ramas española e italo/balcánicas son bajas en nuestro árbol. En este estudio, hemos encontrado tres individuos diferentes de Valdegoba, un lugar en Burgos del Pleistoceno tardío, que casa con el grupo de la muestra de Atapuerca. Nuestros datos también indican que el tamaño de la población ha variado significativamente a lo largo del tiempo. La caída en la población en los últimos siglos (XV-XX) está bien documentada y también es visible en nuestros análisis de diversidad genética. Sin embargo, hay un posible aumento en el tamaño de la población en la transición del Pleistoceno al Holoceno, como viene indicado por cambios en el valor en el tiempo de las distintas estimaciones θ. Este aumento es estadísticamente significativo, asumiendo rangos de población efectivas (de más de entre 2 y 10 mil o mayor de 10 a 15 mil, considerando la rapidez o lentitud de las tasas de mutación, respectivamente). Consideramos que tal tamaño de población es probable por los siguientes motivos. Usando una tasa de mutación rápida, estimamos que la población de oso español habría llegado a una media de entre 7,3 y 12 mil ejemplares (dependiendo de las muestras tomadas y del método de estimación: tabla 1 y SI tabla 2). Asumiendo tales poblaciones efectivas (de unos 10 mil individuos), solo un porcentaje despreciable (0,8% y 0,0% de las muestras largas y cortas, respectivamente) de las simulaciones en serie pueden replicar el aumento observado en la diversidad genética en la transición Pleistoceno/Holoceno sin cambio efectivo en los tamaños de las poblaciones (SI tablas 4 y 5). Lo mismo es válido para el caso de la tasa de mutación lenta, ya que entre el 0,6 y el 0,9% de las simulaciones en serie nos llevan al aumento observado en la diversidad genética en la transición Pleistoceno/Holoceno, asumiendo volúmenes efectivos constantes de entre 25 y 35 mil individuos (21.818 a 35.686; SI tablas 4 y 5). Además, debe hacerse notar que el volumen de población efectivo en el Pleistoceno no se refiere solamente a la población española, ya que hemos demostrado un flujo genético significativo entre los osos españoles y los europeos tanto orientales como occidentales durante el Pleistoceno. Añadir que las diferentes estimaciones θ para la población española están en el rango de lo que se observa para la población europea considerada en su conjunto (tabla 1 y SI tabla 2). Por lo tanto, la población efectiva es probable que fuese grande y en torno a mas de 26 mil ejemplares (el mínimo del 95% del rango de confianza, estimado en Saarno et al). Fuentes históricas y paleontológicas nos dan mas información acerca de los cambios en el rango del hábitat del oso y por lo tanto, podemos usarlas como herramientas adicionales para deducir el tamaño de las poblaciones. Tan reciente como en el siglo XIV, el oso habitaba la mayoría de las montañas y los bosques de la península ibérica. Su hábitat variaba desde el macizo gallego-portugués, hasta los bosques de Andalucía en el sur de España, donde ya no existen, y hasta las montañas cantábricas y los Pirineos, donde aun hoy habitan. El uso de armas de fuego para la caza desde el siglo XVI, entre otras actividades humanas, puede haber sido el motivo de la reducción de la extensión de su hábitat, restringiendo al oso pardo a la franja norte de España, sobre el siglo XVIII.