HINDUISMO Y ECOLOGIA (Ranchor Prime)

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HINDUISMO Y ECOLOGIA - de Ranchor Prime
CAPITULO 9
RESTAURANDO TIERRA, SOCIEDAD, ESPIRITU
‘Todo en este mundo pertenece a lo divino. Dios permea tanto lo que vive
como lo que aparentemente no vive. Por esta razón, uno debe tomar
solamente la porción que le corresponde a uno, y dejar lo que sobra a lo
divino.’
Aunque las ideas de Gandhi nunca llegaron a ser puestas en práctica por
los gobiernos de la India después de su muerte, todavía permanecen
vivas en innumerables organizaciones a través del país. Toda una
generación de trabajadores sociales heredaron su tradición. Entre ellos
están los miles de sevaks o servidores sociales, quienes entraron en los
pequeños pueblos a fin de enseñar sus métodos. Entre ellos,
especialmente Vinoba continuaba implementando la visión de Gandhi en
los pueblos con su Sarvodaya Samaj, Sociedad para el Servicio de los
Poblados, fundada poco después de la muerte de Gandhi en 1948. Vinoba
iajaba de pueblo en pueblo por todo el país, organizando la redistribución
voluntaria de las tierras, y enseñándole a la gente como cuidar la tierra
bien. Ha sido reconocido por muchos como el sucesor de Gandhi.
Entre los muchos otros pensadores profundamente influenciados por
Gandhi es Satish Kumar. Nacido en Rajasthan en 1936, se hizo monje
Jain a la edad de nueve años. Cuando tenía dieciocho, decidió dejar la
India y visitar Occidente. Sin embargo, viajar por aire o a través del mar no
concordaba con sus principios. Vinoba se había comprometido a viajar
solamente a pie, porque no deseaba emplear ninguna máquina para viajar
– de manera que, al igual que Vinoba, Satish Kumar decidió caminar.
Caminó las 8,000 millas (12,800 kilómetros) que separa Delhi de Londres.
Actualmente vive en un pueblito de Devon con su señora y dos hijos.
Desde hace 20 años, edita la revista ‘Resurgence’, una de los foros más
respetados y de mayor influencia para discutir los problemas y posibles
soluciones a los desequilibrios de la sociedad industrial. Fundó el Colegio
Pequeño, que sirve de escuela secundaria en su pueble, y desarrolla otra
propuesta pionera para la educación en pequeña escala. Más
recientemente co-fundó el Colegio Schumacher en Dartington, Devon, el
primer Colegio Superior que existe dedicado exclusivamente a enseñar
una visión espiritual de la Naturaleza. El colegio ofrece cursos dictados
por autoridades mundiales sobre temas como ecología, valores
espirituales y las habilidades prácticas que son necesarias para una
sociedad de conciencia ecológica.
Gracias a su trabajo destacado y su profunda comprensión de la crisis
ambiental y las claves para solucionarla, Satish Kumar ha llegado a ser
una fuente de inspiración para mucho en las islas británicas y alrededor
del mundo. Se dedicó a explicarme en detalle sus ideas, que son
arraigadas firmemente en la filosofía Hindú o, como él prefiere llamarla,
sanatan darma (término que él explica más abajo). He aquí mi resumen de
lo que me relató:
El Upanishad ‘Isa’ nos dice que todo, desde una hoja de pasto hasta el
cosmos entero, es la morada de lo divino – por lo tanto, como lo divino
vive en cada rincón de la existencia, toda la creación es sagrado. El río
Ganges es símbolo de aquel espíritu sagrado que permea cada río y
montaña sagrada. Kailash es la montaña sagrada, pero todas las
montañas son sagradas porque en ellas vive la divinidad. La vaca también
es sagrada porque al final de cuentas todo el reino animal lo es. Este
sentido de lo sagrado fundamenta de nuestra relación con la naturaleza.
La civilización occidental considera que la vida humana es sagrada, pero
la Hindú va más allá y dice que toda la vida es sagrada. Por lo tanto todas
las formas de vida, no solo los seres humanos, tienen que ser veneradas y
respectadas. Esta es la razón de hacerse vegetariano, por ejemplo actitud que es verdaderamente ecológica en el sentido más profundo. La
vida animal no debe ser sezgada por objetivos del ser humano; tampoco
debe ser creada artificialmente, como es el caso en occidente, donde se
crían millones de vacunos, cerdos y pollos en criaderos-fábrica, solo con
el fin de matarlos. Debería existir un ritmo natural de nacimiento y muerte
en el bosque, la tierra, el aire y el agua. La crianza de animales para la
explotación humana no es natural.
La tradición Hindú nos brinda tres principios; yajna (reciprocidad), dhana
(generosidad) y tapas (autocontrol). Son los tres principios ecológicos para
la restauración del mundo. Por medio de yajna, se restaura la tierra. Si
uno toma un árbol para construir su casa, debe plantar cinco árboles más
para el futuro. Lo mejor es tomar tan poco como sea posible, siempre
trabajar con el fin de reducir sus necesidades. Si puede arreglárselas con
cinco ítems de comida, no saque seis. Cuando sea que uno toma, come o
consume, debe siempre preguntarse si ha dejado algo para otros seres –
el divino, la naturaleza, la gente pobre, las generaciones futuras. Esto es
reciprocidad, o yajna.
El símbolo de este principio es la sagrada ceremonia del fuego. Es un
ritual de gran belleza, que es realizada en ocasiones de festejo,
matrimonio, nacimiento u otros momentos de renovación. Algunos devotos
hindúes realizan un sacrificio por fuego cada mañana. Hacen fuego,
toman la sustancia más preciada (ghee) y la ofrecen al fuego. Ghee es la
forma purificada de la mantequilla, que es a su vez la forma condensada
de la leche, producto de la vaca y la tierra. Por lo tanto ghee, siendo
esencia de la esencia, es la sustancia más preciosa de todas. La ghee no
se quema hasta ser nada; ha dado vida al fuego, y aquel fuego de
purificación quemará toda nuestra avaricia e ira, y con ellos todas nuestras
ilusiones. Es el símbolo de la purificación por medio del sacrificio. La ghee
sacrificado en el fuego simboliza el hecho que toda actividad – la que sea
que Ud más valora – debería ser una ofrenda dedicada a los demás o a lo
divino.
Luego viene dhana, generosidad creativa. Dhana restaura la sociedad. Tal
como tomamos de la naturaleza y por lo tanto debemos hacer un sacrificio,
de la misma forma tomamos de la sociedad. En cada campo –
arquitectura, poesía, pintura, música, ideas, libros, religión – hemos
recibido tanto. Mas no debemos ser solo consumidores. Debemos
efectuar nuestro propio sacrificio para restaurar la sociedad. Escriba un
poema – no por el dinero o la fama – sino que como un regalo al mundo.
Pinte un cuadro, construya una casa, diseñe algo nuevo, difunda un
mensaje espiritual. Ud recibe tanto maravilloso conocimiento, tradición,
cultura, espiritualidad y sabiduría de los grandes maestros del pasado.
¿Solo lo va a recibir, sin más? No – debe hacer algo para reciprocarlo.
Dhana no es solo el pequeño obsequio que entrega cuando un monje toca
su puerta. Done su dinero, su labor, su inteligencia, su tiempo – lo que
tenga. Esto mantiene la ecología de la sociedad. Si la sociedad se funda
en dhana, nunca existirá pobreza, explotación o carencia. El pensamiento
de occidente ve al medio ambiente como el mundo natural exterior; pero la
filosofía hindú no relaciona el medio ambiente solo con la naturaleza. El
mundo humano y social también forma parte del medio ambiente.
Finalmente tenemos tapas, autocontrol. Tapas restaura el propio medio
ambiente interno, espiritual – el alma. No solo debe uno hacer un sacrificio
por la naturaleza y devolverle algo a la sociedad, sino que también debe
restaurar su propio medio ambiente interno y personal. Si Ud hace un
ayuno, o asume un compromiso de silencio eso es tapas. Gandhi
mantenía silencio cada viernes. Sin importarle cuan ocupado se
encontraba, o con cuantos quehaceres políticos importantes, siempre
tenía suficiente tiempo para un día entero de silencio. El onceavo día de la
luna creciente o menguante los hindúes practican tapas ayunando u
orando. En otros momentos hacen peregrinajes a lugares sagrados. Eso
también es tapas. La meditación es tapas. Debido a todas la cosas que
uno hace en el mundo, hay un gran desgaste en el alma, que necesita ser
restaurada. Dicha restauración solo puede efectuarse por medio de la
práctica de tapas.
Tapas incluye brahmacarya, autocontrol sexual. Cuando uno es jóven,
tiene familia, pero llega una etapa en la que sacrifica su vida sexual.
Después de los 50 años, hace peregrinajes y toma vanaprastha. Ello
significa que renuncia a su vida sexual. De esa manera, la población se
mantiene en equilibrio de una manera efectiva y ecológica. La filosofía
hindú siempre propone límites, hasta límites a la vida sexual. Un cierto
período de la vida, entre los 25 y 50 años, se destina a la actividad sexual,
y eso es todo. Existen 4 etapas en la vida. Hasta los 25 es brahmacarya,
sin sexo – luego viene la vida familiar cuando se permite todo de manera
equilibrada – después de los 50 viene vanaprastha y finalmente sannyasa,
la renunciación completa del mundo.
Con estos tres principios de reciprocidad, generosidad y autocontrol, un
sigue restaurando el medio ambiente en su totalidad. Esta visión Hindú de
la ecología tiene implicancias sociales, politicas y económicas.
En el típico pueblo indio, todo se mantiene deliberadamente simple. En mi
pueblo en Rajasthan la gente estaba muy ocupada en la primavera y
otoño con la siembra y cosecha, pero en el invierno y el verano no
estaban tan activos. Pasarían mucho tiempo simplemente sentados y
charlando. Esto no sucedía porque eran flojos. Sucedía porque valoraban
el descanso, y lo que nosotros llamamos ocio. No lo llamaban ocio. El
hindú lo llamaría inacción o meditación o simplemente silencio. Esto juega
un rol muy importante en la vida – la oportunidad de comprender las cosas.
Así que se sentaban y miraban el mundo – el sol, las estrellas, la luna o
los árboles y flores – o hablaban entre sí. Pensaban, ‘¿Si tengo pan y
agua limpia, y un ropa para cubrirme, qué más necesito? ¿Porqué tendría
que trabajar, trabajar y trabajar y producir, producir y producir, sin tener
tiempo para reflexionar, hablar y penetrar mi propio ser?’
De tal manera, deliberadamente mantenían su vida muy sencilla – vivían
en casas sencillas, mayormente chozas, y pasaban sus días afuera
porque el clima lo permitía. Sus demandas eran muy modestas. Así vivían
en mi pueblo cuando yo era niño.
En los últimos 40 o 50 años, la influencia del crecimiento económico, los
gobiernos y medios occidentales han fomentado una nueva filosofía. Ella
dice que la gente que no tiene suficiente es atrasada. Necesita
‘desarrollarse’, y el desarrollo significa tener más bienes materiales. Los
indios pensaban que una vez que uno tiene las necesidades básicas de
alimento y vestuario y vivienda simple, sus otras necesidades serían
sociales y espirituales. Ahí estaba la riqueza, en el bienestar de la familia,
la comunidad y el templo. Hoy en día, sin embargo, nos interesamos más
por el materialismo, lo cual significa que uno está juzgado más por lo que
tiene que por lo que es. En la visión hindú, mientras más pobre uno sea, y
menos posesiones tenga, más alto es su estatus. La casta más alta es la
Brahmana, pero los brahmanes eran los más pobres. No tenían comercio,
ni tierra, negocio ni industria – vivían de obsequios. Los saddhus eran los
más pobres de todos, pero la gente los veneraban. Gandhi vivía de la
manera más pobre – vestuario y alimento muy sencillo – pero todavía se
le llama el Padre de la Nación.
En el pensamiento tradicional hindú, las pertenencias materiales era una
señal de retroceso, pero en el mundo moderno significan progreso.
Cuando a las personas les falta cariño, amistad y cultura, tratan de
alcanzar la felicidad acumulando cada vez más posesiones materiales.
Cuando otras personas desean algo, uno lo anhela también, y este deseo
es alentado por la publicidad y consumismo occidental que crea la ilusión
de necesitar más cosas cuando en verdad no existe necesidad alguna.
Para tener una relación de armonía real con la naturaleza, es preciso que
comprendamos que es mejor tener menos, no más. Así, a la naturaleza le
queda en abundancia. Gandhi decía que hay suficiente para la necesidad
(need) de todos, pero no para la codicia (greed) de todos. Siempre hemos
de examinar, cuestionar, cual en verdad es nuestra necesidad real.
La naturaleza misma de la sociedad hindú, fomentando las ideas de
consumo reducido y menor necesidad, alienta la generosidad. En un
pueblo tradicional hindú, ningún viajero necesita hospedarse en un hotel,
hospedaje o lugar así. En mi casa había una habitación preparado para
viajeros, y en la tarde mi madre siempre me mandaría a ver si algún
viajero estaba en el cuarto. Le preguntaría su nombre, su destino y si le
gustaría comer algo. Entonces mi madre me daría un plato de arroz,
lentejas, verduras, chapattis, papadams, salsa agridulce y agua, y yo lo
llevaría al pasajero en tránsito, quienquiera que fuera. Lo mismo sucede
en muchos hogares. Esto ocurre además del dharmshala, el hospedaje
del pueblo, donde pueden alojarse 20 a 40 personas, y que es construido
por donaciones. Si un hombre de negocios tiene éxito, entonces tiene la
obligación de hacer una donación al pueblo. Puede construir un
dharmshala. Cada pueblo tiene al menos uno, de modo que cualquier
viajero puede quedarse libre de costo, y recibir comida gratis durante un
día.
Estos hospedajes se construían principalmente para los peregrinos. El
peregrinaje es el equivalente ecológico del turismo. Los turistas se dirigen
a las montañas, pero no con un fin sagrado. Van en busca de la
recreación. En los peregrinajes uno va con un propósito más espiritual, y
la recreación sucede de todas maneras. La idea del peregrinaje, y de los
espacios de alojamiento proporcionados por los pueblos, significa no
ejercer un impacto excesivo sobre la naturaleza. Tratar de evitar que la
gente viajara sería un error, porque la gente quiere experimentar el mundo,
pero el acto de viajar debería tomar la forma de un peregrinaje.
Peregrinaje, sacrificio por fuego y otros aspectos de la vida hindú, tienen
muchas dimensiones. Estos rituales fueron diseñados simbólicamente con
el fin de crear una relación saludable con los tres ‘medioambientes’ – el
medio natural, el medio social y el medio interior y personal. Los hindúes
cantan ‘Om shanti shanti shanti’ – ‘Om, paz, paz, paz’ antes de cada
plegaria. El primer ‘shanti’ significa paz con la naturaleza, o paz ecológica.
El segundo significa paz en la sociedad, entre seres humanos,
comunidades, naciones y pueblos. El tercero significa paz dentro de mí,
paz espiritual. Paz ecológica, paz social y paz espiritual – para los hindúes,
el medio ambiente envuelve todos los tres aspectos.
De este modo Satish Kumar me reseñó su filosofía. Desafortunadamente
la realidad actual en la India es muy diferente. La sociedad moderna del
país ha llegado a ser una sociedad muy dividida. Durante los últimos 200
años se ha efectuado una campaña deliberada destinada a socavar los
valores tradicionales. La campaña comenzó con la ley británica ‘Charter’
de 1813. Lord Macaulay dijo al Parlamento que era necesario introducir la
educación británica en la India en todos los niveles, con el fin de crear una
clase entera de personas que serían indios en cuerpo, pero ingleses en
gustos y pensamientos. Dijo que la literatura hindú – los Vedas,
Upanishads, Bhagavad Gita, Ramayana y Mahabharata – era primitiva y
en suma no valía nada. Cabría en un estante pequeño de biblioteca, y era
todo lo que la India poseía. Su razón por educar a los indios era que, si los
británicos deseaban gobernar la India tendrían que hacerlo por medio de
los propios indios. El resto del capítulo resume el análisis de Satish de las
consecuencias hoy en día de este proceso de acondicionamiento.
El inglés sigue siendo el lenguaje de la educación en la India. Casi todas
la universidades. Colegios y escuelas se conducen en inglés. Los diarios
de mayor influencia durante los últimos 200 años, como el Times of India,
Hindustan Times, Hindu Statesman, se publican en inglés. Es más,
Macaulay no solo quería introducir la educación inglesa en la India, sino
también traer a la gente más acaudalada e influyente a la India a educarse
y volverse ingleses. Nehru, primer ministro durante los trece años después
de la independencia, siguió esta tradición de Macaulay, pues se educó en
la Universidad de Oxford. Estimaba que el único camino para la India era
competir con occidente por medio de la industrialización y modelo
occidental.
Como resultado de esta embestida planificada, la sociedad india ahora se
encuentra dividida. En las ciudades menores como Madras, y las más
pequeñas como Benares, uno verá a la gente trabajando en las oficinas y
fábricas de una manera occidental, moderna e industrializada. Mas
cuando vuelven a casa, ponen su ropa tradicional y hacen ofrendas en el
altar de su hogar. Ahí, especialmente entre las mujeres, la cultura hindú
sigue intacta. También se encuentra íntegra en los templos, de los cuales
hay miles existentes y muchos nuevos se construyen todo el tiempo. No
desean abandonarla, pues en lo profundo del corazón saben que ahí está
su vientre materno, su centro donde pueden sentirse felices y seguros.
Mas experimentan un sentido de inferioridad, porque el mundo moderno e
industrializado les sigue diciendo que todo esto es atrasado. Muchos no
se atreven a admitir su propia cultura y tradiciones hindúes. Así que, hasta
en los días más calurosos de verano, llegan a las oficinas transpirando en
sus trajes formales de tres piezas, porque temen que sin ellos no serán
respetados. Esta es la tragedia cultural de la India moderna.
El predominio de la cultura occidental, sin embargo, probablemente no
durará tanto tiempo. No tiene alma, ni sustancia. Es como un globo,
vulnerable a un pinchazón. No podemos saber qué evento desinflará el
globo, pero la manera de vida y educación materialista e industrial no es
para nada sostenible. No existen los recursos naturales – o, más
significativamente, los recursos sociales y espirituales – para sostenerla.
Todo es externo, de fachada. La cultura moderna industrial es muy
glamorosa, con sus cines, televisión, supermercados y aeropuertos y su
tremendo poderío militar. Sin embargo, adentro, está completamente
hueco. En cambio la manera de vivir y la filosofía hindú vista desde afuera
puede parecer muy modesta vista desde afuera, pero adentro tiene gran
riqueza y solidez, y miles de años de madurez. No desaparecerá muy
pronto.
Es triste que debido a la influencia occidental el gobierno indio insiste an
perseguir el crecimiento económico y patrones de vida material a
expensas de la calidad de vida y valores tradicionales. Los industrialistas
hindúes están construyendo grandes represas, industrias, caminos y
aeropuertos. Hay mucha polución y pérdida de recursos. Crece la
población y sus demandas. Crece la codicia, y con ella la pobreza. Hay
más gente pobre ahora que al momento de la independencia. En nombre
de reducir la pobreza y el hambre, las estamos haciendo aumentar. El
progreso y el desarrollo en efecto están incrementando el hambre. Si la
India pudiera practicar la reciprocidad (yajna), generosidad (dhana) y el
autocontrol (tapas), la pobreza podría ser erradicada.
El Hinuismo es holístico, una forma de vivir más que una religión o
sistema de creencias. Incluye la vida económica, familiar, política – todo
forma una parte integral. Más que ‘religión’ (una palabra occidental), se
trata de ‘sanatan dharma’. Sanatan significa eterno, y dharma quiere decir
estado verdadero. El dharma del fuego es quemar, el dharma del agua es
saciar la sed. De tal manera, sanatan dharma significa encontrar el estado
verdadero, imperecedero de la existencia - el camino eterno. El hindú
busca el dharma del alma, el significado de la vida. Es esa la búsqueda.
El Upanishad Isa lo dice todo:
La naturaleza es sagrada, toda la vida es sagrada, toda la tierra es
sagrada. Esa es la contribución hindú al occidente, donde la vida industrial
ha llegado a desacralizar todo - solo le queda la santidad de la vida
humana. Tenemos que empujar la frontera más allá de lo meramente
humano, hasta incluir la tierra entera. La tierra es nuestra madre, diosa,
Kali, Parvati, Sita, Pacha Mama – y ella, la tierra, es la morada de la
divinidad. Volver
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