666 En la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, a los .23. días del mes de junio de 2009, la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en San Nicolás, integrada por los Dres. Cristina Yolanda Valdez, Damián Nicolás Cebey y Marcelo José Schreginger, se reúne en Acuerdo Ordinario para dictar sentencia definitiva en los autos "BATTELINI OSCAR ROBERTO C/ PROVINCIA DE BUENOS AIRES (D.G.C. Y E. ) S/ PRETENSION DE RESTABLECIMIENTO O RECONOCIMIENTO DE DERECHOS“, en trámite bajo el nº 666. Según el sorteo efectuado se estableció el siguiente orden de votación: Dres. Damián Nicolás Cebey, Marcelo José Schreginger y Cristina Yolanda Valdez. ANTECEDENTES. I. Demanda En fecha 6 de julio de 2004 -fs. 5/8- se presenta el Sr. Oscar Alberto Battelini e interpone por ante el Juzgado en lo Contencioso Administrativo del Departamento Judicial San Nicolás, demanda por cobro de Pesos en la suma de Seis Mil Uno con Once Centavos ($6.001,11) en concepto de retenciones sufridas por parte de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, dependiente del Gobierno Provincial; asimismo, pretende la previa declaración de inconstitucionalidad de los artículos 15, 19, 20, 21, 22 y 23 de la Ley nº 12.727 que dispuso el recorte unilateral y arbitrario -a su criterio- de sus remuneraciones, y de las leyes nº 12.744, Decreto nº 1465/02, Ley nº 13.002 y artículo 25 de la Ley nº 13.154 -prórroga de dicha situación-, habiéndose efectuado de modo ilegítimo entre los meses de julio de 2001 hasta el mes de diciembre de 2003 inclusive. Manifiesta el actor que a través del artículo 15 de la Ley nº 12.727 sufrió retenciones y descuentos en forma unilateral y arbitraria sobre las retribuciones brutas totales mensuales, normales, habituales y regulares permanentes del sueldo anual complementario, excluyendo las asignaciones familiares del personal del total de los organismos provinciales, incluido el comprendido en las Convenciones Colectivas de Trabajo. Expone que, con ello se produjo avasallamiento del contenido alimentario de su salario, al comenzar las retenciones, sin saber de su parte el tiempo de su duración, y sin que se haya previsto un mecanismo taxativo de devolución de las mismas. Luego, con el transcurso del tiempo, se dicta legislación complementaria, que extiende la situación que considera dañosa a sus derechos, es decir, las Leyes nº 12.744, nº 13.002 y nº 13.154, junto al Decreto nº 1465/02, que prorrogan prácticamente de modo indefinido la circunstancia de emergencia económica. Así, alega que ha sufrido retenciones en sus remuneraciones entre el mes de julio de 2001 y el mes de diciembre de 2003, que representan en su valor nominal, la suma reclamada -que, a fs. 6, que ahora indica en Pesos Nueve Mil Ciento Setenta y Cuatro con Noventa y Seis Centavos ($9.174,96) según afirma la parte que surge de todos los recibos y liquidación de remuneraciones que acompaña. II. Contestación de la demanda En fecha 5 de noviembre de 2004, se presenta el apoderado de la demandada, Dr. Sebastián Gómez, y contesta la demanda interpuesta. Menciona fallos de la Suprema Corte de Buenos Aires respecto de la constitucionalidad de los artículos 15 y 20 de la Ley nº 12.727 y de las posteriores normas que impusieron la disminución de haberes de los agentes provinciales activos y pasivos. Destaca que el Máximo Tribunal Provincial consideró en varios precedentes que se encuentran probados los requisitos del estado de emergencia, que justificaron la reducción de las remuneraciones hasta el 30 de junio de 2003; en consecuencia, cita las causas B 63.279 "Flores", sent. 30/6/03; B 63.212 "Todisco"; B 64.621 "U.P.C.N", sent. 1/10/03; I 2.323 "Petrone"; I 2.312 "A.E.R.I", sent. 1/10/03; entre algunas. Por otra parte, refiere a la constitucionalidad de las leyes de emergencia, por lo que reivindica la legitimidad del régimen de emergencia provincial (Leyes nº 12.727, 12.874 y 13.002) que se cuestiona en la demanda. Expresa que la realidad se encargó de demostrar la magnitud del colapso general, por lo que dicha circunstancia debe valorarse a la hora de analizar la razonabilidad de las medidas de emergencia sobre reducción de los haberes que cuestiona la actora y que aduce como violatoria de sus derechos constitucionales. Menciona también que las reducciones dispuestas en forma generalizada y transitoria durante el estado de crisis, no resultaron irrazonables ya que importaron una distribución equitativa y progresiva de las cargas de la emergencia, acorde con el criterio de justicia y solidaridad social. Por ello, entiende que una Ley de Emergencia, como en el presente caso, no podría frustrar un derecho constitucional, pero sí podría suspender o limitar su goce, de manera razonable; en tal sentido, describe datos estadísticos de la Provincia (fs. 37 y siguientes). Concluye negando todos y cada uno de los hechos expuestos en la demanda. III. Sentencia La Sra. Jueza de Grado, para hacer lugar parcialmente a la demanda impetrada, declarando a partir del día 30 de junio de 2003 la inconstitucionalidad sobreviniente e inaplicabilidad al actor de los artículos 15 y 20 de la Ley nº 12.727, expuso como fundamentos: - En primer lugar, respecto de la cuestión de la planteada inconstitucionalidad, memora la doctrina de nuestro Superior Tribunal, quien se ha expedido en el sentido de la procedencia de la acumulación del planteo de inconstitucionalidad en la vía del proceso contencioso administrativo (causas B. 53.450; B. 54.882; entre otras). - Por otro lado, por el fallo citado por la actora (causa I-2312 de fecha 1º de octubre de 2003) la SCBA -integrada parcialmente con sus miembros titulares y jueces del Tribunal de Casación Penal- se pronunció sobre las reducciones salariales dispuestas por Ley nº 12.727 declarando -por mayoría- la inconstitucionalidad sobreviniente de tales limitaciones, propiciando se condene a la demandada a abonar los haberes sin reducción alguna a partir del 30 de junio de 2003 por considerar que la extensión, prolongación o continuidad de los recortes salariales del sector público, según Ley nº 12.727 de la Provincia de Buenos Aires, prorrogada por Ley nº 12.774, el Decreto nº 1465/02 y Ley nº 13.002, contraría a los artículos 14 bis, 17 y 29 de la Constitución Nacional, si no se prevén mecanismos que recompongan de modo razonable las bases remuneratorias anteriores, máxime si hay una suba de la recaudación impositiva y una incipiente reactivación de la obra pública. Por ello, merita que -ante la sustancial mejora en la situación financiera de la Provincia, derivado ello también de la recaudación tributaria- es irrazonable mantener la política de descuentos salariales prevista en la Ley de Emergencia nº 12.727, según prórrogas dispuestas por las Leyes nº 12.774, el Decreto 1465/02 y 13.002, por lo que declara su inconstitucionalidad sobreviniente y su inaplicabilidad hacia el futuro, aún cuando se prolongue la emergencia nacional y provincial, ya que el quebranto estatal no tiene la misma magnitud ni urgencia que en el origen de la crisis. IV. Apelación A fs. 65/70 se presenta el apoderado de la demandada e interpone recurso de apelación, que funda: - En primer lugar, señala que la decisión de la Sra. Jueza resulta desacertada, ya que se sustenta sobre la base de una insuficiente fundamentación, esto es, la supuesta recuperación económica de la Provincia y consecuentemente el cese de la emergencia a partir de dicha fecha. Seguidamente, manifiesta que el estado de emergencia decretado por Ley nº 12.727 se prolongó hasta finales del año 2003; agrega que, en efecto, la situación crítica de la Provincia se mantuvo hasta esa época, razón por la que los descuentos debieron mantenerse hasta allí, cesando los mismos con el débil equilibrio presupuestario logrado recién a partir de 2004. Continúa su relato manifestando que, si bien la Provincia revela en el período fiscal 2001 a 2003 un aumento en la recaudación fiscal -principalmente por la inflación- a valores corrientes (de Pesos Siete Mil Seiscientos Noventa y Cinco Millones, $7.695.000.000, en el 2001 a Pesos Once Mil Ciento Ochenta y Ocho Millones, $11.188.000.000, al cierre del ejercicio presupuestados para el 2003), lo cierto y relevante es que a valores constantes aumentó sólo en Pesos Ciento Cuarenta Millones ($140.000.000) en el 2003. En tal sentido, agrega que el Producto Bruto Interno entre el 2001 y 2003 cayó -con relación a los precios de 1993- de $92.399.000.000 a $.86.818.000.000, y esos casi pesos Tres Mil Millones ($.3.000.000.000) de diferencia, demuestran que la actividad económica de la Provincia disminuyó significativamente, lo que justifica que se haya declarado y mantenido el estado de emergencia de la Ley nº 12.727. Así también, asevera que la sentencia soslayó toda mención a los altos índices de pobreza que existen en la Provincia; en el conurbano bonaerense entre mayo de 2001 y mayo de 2003- el índice de pobreza aumentó del 31,70% al 51,70%. Señala, por otra parte, que ocurrió algo similar, respecto del índice de indigencia que se incrementó del 10,30% al 25,20% (base INDEC según datos por población). Con lo que considera demostrado que la Provincia, durante el año 2003, no había logrado aún salir del estado de emergencia, y que su situación económica a dicha fecha todavía resultaba crítica. Para terminar, explica que lo atinente al Gobierno, Administración de la Hacienda y Patrimonios Públicos, y las políticas respectivas (por ejemplo, determinar si en un país habrá o no inflación, con el consiguiente deterioro de salarios) son materias propias de los Poderes Legislativo y Ejecutivo. Al respecto, entiende que "desde luego" compete al Poder Judicial -con relación a los actos dictados en esas materias- decidir acerca de su legalidad, pero no en cuanto a su acierto, conveniencia u oportunidad. De ahí que no se haya podido válidamente disponer el cese anticipado de la emergencia, cuando aún subsistían las razones que determinaron que fuera declarada por el legislador. Por último, plantea la Cuestión Constitucional. V. Conferido el traslado del remedio recursivo a fs. 71, sin hacer uso la actora del derecho de contestar, y expuestos los antecedentes de autos, se establece la siguiente cuestión a resolver: ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada? A la cuestión, el Dr. Cebey dijo: De modo liminar, debo expresar que lo traído en análisis a esta instancia refiere exclusivamente a establecer si resulta ilegítimo o no las reducciones salariales con sustento básicamente en la Ley nº 12.727, referidos a un período temporal acotado, esto es, a partir del 30 de junio de 2003 y mientras se aplicaron a las remuneraciones del actor, por cuanto la a quo ha admitido el progreso de la pretensión en esos términos, y desestimado las reducciones realizadas hasta la fecha indicada. La actora no ha recurrido la sentencia en lo atinente a los planteos que fueran rechazados por la jueza de grado. Acoto, además, que las probanzas ofrecidas por las partes fueron en escaso número; la actora acompañó, los recibos de haberes de su relación de empleo público (reconocidos por la contraria en la etapa que prevé el artículo 41 del CCA), un pedido de informes (luego desistido), mientras que la demandada acompañó copia fiel de un informe (fechado el 24 de setiembre de 2004), emitido por la Dirección Provincial de Política de Financiamiento y Crédito Público, del Ministerio de Economía Provincial, dirigido al Sr. Fiscal de Estado en la causa "Serres Croce, Walter Armando c/ Estado Pcia. de Bs. As. Caja de Retiro Jubilaciones y Pensiones de la Policía pcia. de Buenos Aires s/ Acción de amparo". La documental acompañada por la demandada, supra indicada, fue objeto de cuestionamiento actoral en la pieza que principia a fs. 45, en la que señala "dicho informe carece de toda viabilidad probatoria, toda vez que resulta manifiestamente parcial, emanado de la misma Administración demandada", entre otros planteos, ya vinculados con la inconstitucionalidad pretendida. Concluye peticionando "se declare inadmisible la prueba documental acompañada (...)". En la audiencia del artículo 41 (fs. 50 y vta.), textualmente se expresa "el actor a través de su patrocinante, ratifica el reconocimiento que de la misma, efectuara en la contestación del traslado de fs. 45/46". En la parte pertinente de la sentencia apelada (fs. 59), la jueza de grado alude al informe referido, señalando que la actora le ha restado validez por emanar de la misma demandada. Realizada esta reseña de las piezas procesales que considero más relevantes, debo señalar que en el caso se conjugan: a).- la incidencia del criterio de nuestro Máximo Tribunal Provincial -en especial, causa I 2312 “Asociación de Empleados de la Dirección de Rentas e Inmobiliaria (AERI) contra Provincia de Buenos Aires sobre Inconstitucionalidad Ley 12.727 y Decreto 2023/01. Demanda de Inconstitucionalidad”, que invoca la actora- con el sustrato fáctico allí comprobado, b).- con las cuestiones de hecho alegadas por las partes en el presente proceso, y c).- con la prueba conducente que, en vínculo con lo fáctico, los contendientes utilizaron, ofrecieron, y produjeron en concreto. Para la actora, por la pretensión planteada y los antecedentes jurisprudenciales que citaba, los hechos relevantes eran acreditar su calidad de empleado público y que, además, había sido incluido en el régimen de reducciones salariales en virtud de las normas cuya constitucionalidad atacaba; mientras -y aquí me detendré- que para el Fisco los hechos alegados -y las pruebas conducentes a su acreditación- se relacionan básicamente con el mantenimiento de la situación económico financiera de la Provincia durante todo el perído comprendido por el régimen de emergencia (de la Ley nº 12727 y sus consecuentes), esto es, la probanza -en debida forma- de lo que alegaba: la "no mejoría" en los indicadores financieros, de la situación de la Provincia. Por lo que se desprende de los términos en los que se consolidó la litis, el Fisco entendió que le bastaba -además de las referencias jurisprudenciales y doctrinarias sobre regímenes de emergencia o la naturaleza de la relación de empleo público- con un informe del Ministerio de Economía; ello surge de su proceder en el proceso, atento que no ofreció otro medio de prueba. Ahora bien, debo expresar dos cuestiones derivadas de esta situación, una, atinente al "informe", de quién emana y su temporalidad; la otra, la mejor posición procesal para acreditar el hecho alegado para desvirtuar el fallo citado por la a quo. Aunque tales cuestiones implican ingresar en el trámite de la Primera Instancia, se vinculan de modo directo con los agravios que expresa el apelante. De Santo (en "La prueba judicial. Teoría y práctica", Capítulo III, Editorial Universidad, Bs. As. 1992, página 37 y ss.) se aboca al desarrollo de la cuestión del "objeto de la prueba", señalando que los hechos invocados deben ser entendidos por "todos aquellos sucesos o acontecimientos externos o internos susceptibles de percepción o deducción", realizando una enumeración de ellos, concluyendo que "esta concepción amplia de los hechos como objeto de la prueba abarca, en general, todo lo que el derecho objetivo ha convertido en presupuesto de un efecto jurídico". Continúa el autor citado que "Para ser objeto de la prueba los hechos deben ser controvertidos y conducentes (relevantes). Los hechos revisten el primer carácter cuando son afirmados por una de las partes y desconocidos o negados por la otra, es decir, cuando constituyen el contenido de una afirmación unilateral. Son en cambio conducentes los hechos provistos de relevancia para influir en la decisión del conflicto. (...). Para establecer la relevancia de un hecho es necesario atenerse al esquema jurídico configurado por la pretensión del actor y por la oposición del demandado". De los conceptos trancriptos, podemos delinear que el hecho controvertido y conducente, objeto de prueba, se centraba en la continuidad de la situación económica, financiera, patrimonial, de la Provincia de Buenos Aires que permitía al Fisco demandado plantear un cuadro fáctico diferente al analizado por la SCBA en "AERI", toda vez que fue invocado por la actora como aplicable a su pretensión, y básicamente ésta era el reintegro de retenciones de haberes previa declaración de inconstitucionalidad de las normas de emergencia, lo que ya se había obtenido por la asociación sindical actora en el precedente jurisprudencial. La defensa del Fisco al contestar la demanda consistió -insisto- además de referencias eminentemente jurídicas, a la manutención del cuadro financiero que justificaba la continuidad del régimen de emergencia provincial más allá de la fecha "de corte" que la SCBA había fijado en "AERI" para la constitucionalidad de las leyes que declaraban la situación de excepción. Empero, su conteste se ha limitado -en esta cuestión central vinculada con lo fáctico- a un informe emanado de la propia demandada, y cuestionado en su contenido -por ese motivo- por la actora. No ha ofrecido otra prueba. Ahora bien, ¿cómo debe ser conceptualizado ese informe? Estimo que, en principio, consiste -en autos- en una comunicación entre la demandada y su representante en el proceso, por el cual explica la parte a su mandatario diversos hechos que se vinculan con la situación económico financiera de la Provincia. No puede ser subsumido en la figura del testigo, por elementales cuestiones de derecho (no se otorga promesa de decir verdad, no se brinda ante el Magistrado actuante u oficiado, carece de interrogatorio sometido a escrutinio de la contraria, etc., conforme artículos 424 y ss. del CPCC, por remisión del artículo 77 del CCA); tampoco es un informe pericial (artículos 457 y ss. del CPCC, por remisión del artículo 77 del CCA), y tampoco puede afirmarse que sea una típica absolución de posiciones (por ausencia de los extremos previstos tanto en el CCA como en los artículos 402 y ss. del CPCC, por remisión del artículo 77 del CCA), además de no cumplimentar con las normas específicas forales en lo probatorio. En realidad, de su lectura surge que -en los autos a los que estaba destinado, "Serres Croce, Walter Armando c/ Estado Pcia. de Bs. As. Caja de Retiro Jubilaciones y Pensiones de la Policía pcia. de Buenos Aires s/ Acción de amparo"- debió haber integrado el informe circunstanciado de la Ley nº 7166, de amparo. Ello implica que, en tanto tal, debía aludir a cuestiones de hecho y derecho vinculadas con esa pretensión, con las circunstancias que ese persona que recurrió al amparo expuso en una acción diferente a la que estamos analizando en autos y de la que no consta ninguna otra pieza procesal. Ahora bien, en tanto debió acompañar (itero, en esos autos referidos) el "informe circunstanciado", el cual ha sido conceptualizado como una verdadera contestación de demanda, lo que implica que en él (retomando lo señalado supra citando a De Santo) se plantearon los hechos conducentes y relevantes que, con específicidad, se ventilaban en esa acción de amparo; añadiendo que esa manifestación de la parte es "unilateral" (De Santo, opus citado, página 41), y definirá el objeto de la prueba de esas actuaciones. Entonces, y atento la naturaleza que la pieza que venimos analizando detentó originalmente, tampoco puede ser considerada en puridad como una prueba producida en otros procesos, sino como una manifestación unilateral de una parte en proceso ajeno al presente. En cuanto a la posibilidad de conceptualizarlo como prueba documental, agregada con el conteste de demanda, cabe señalar que -por su forma- la actora aparecía como carente de posibilidad de cuestionamiento, aunque podía atacar su contenido, el cual relativizó en el momento procesal oportuno. En el tema en estudio, y para coadyuvar en el análisis, podemos evocar lo expresado por Falcón ("Tratado de la prueba", tomo I, Astrea, Ciudad de Bs. As., 2003, página 941) cuando analiza los aspectos subjetivos de la prueba de informes, señalando -respecto del supuesto del "informante parte"- que la evaluación debe ser más estricta, "sin perjuicio de que debe examinarse si no es procedente la prueba de exhibición o de peritos"; aunque ello con la salvedad que refiere a pruebas de informes ofrecidas oportunamente en el proceso, obviamente antes de ser producidas o agregadas. Por otra parte, el contenido del "informe" agregado en autos (primitivamente uno "circunstanciado" previsto en la ley de amparo), y emanado de la propia accionada, pudo haber sido validado en la pretensión contencioso administrativa en análisis, por una experticia que corroborara las afirmaciones vinculadas con lo contable o registral, así como se expidiera sobre las ponderaciones y análisis que realiza el informante; de tal modo, quien se encontraba con la posibilidad de acreditar sus dichos (de modo de provocar que el precedente de la SCBA no fuera aplicable por un cambio en los supuestos fácticos que le dieron sustento) era el propio accionado; lo que no ha realizado ni esbozado. A ello cabe adunar (y vinculado ahora con el escrito de responde de demanda y también con los agravios, en los que insiste) que lo expresado en torno de las circunstancias fácticas que permitirían, a criterio de parte, salvar la continuidad de la norma que en "AERI" se declarara inconstitucional sobrevinientemente, carecen de respaldo probatorio en debida forma. Resulta interesante señalar que, en los autos en los que fue presentado originalmente el aludido "informe", con fecha 08/02/07, la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, dictó sentencia admitiendo parcialmente la pretensión. De la lectura del fallo aludido (disponible en la sección "Fallos judiciales completos" de www.scba.gov.ar/sitio/jurisprudencia") surge -entre sus antecedentes- que la demandada ofreció y produjo prueba; a diferencia de lo ocurrido en autos, en los que se limitó a acompañar la pieza a la que supra nos hemos referido. Cabe destacar que, en el voto de la Dra. Milanta a la tercera cuestión, en los autos señalados, se señala un concepto que he venido expresando -y que coinciden con el modo en que lo resolviera la a quo-: "En efecto, no concurren antecedentes de hecho o de derecho o una situación particularizada de carácter excepcional, que justifiquen extender el examen constitucional más allá del alcanzado en el citado precedente" (en ese caso, causa b-64.621, "UPCN"). En el caso sub examine, se presenta una situación similar: la demandada no ha acreditado en debida forma los hechos que alegara en la etapa procesal pertinente, de modo tal que corresponda ingresar en el análisis constitucional por fuera del que realizara la SCBA, y que invocara la actora en su demanda; máxime cuando tampoco se ha expresado agravio tendiente -aún de modo subsidiario- a alterar la solución de la a quo con aplicación de un determinado criterio jurisprudencial. Análisis aparte merecen las consideraciones del apelante, "en abono de los fundamentos expuestos precedentemente" (fs. 69), y que se vinculan con -según plantea- déficits en el decisorio en torno del estudio de las finanzas públicas. Por lo que venimos expresando, la demandada no ha aportado elementos para evitar la aplicación extensiva del criterio jurisprudencial invocado por la actora, y máxime cuando la primera se encuentra en mejores posibilidades para demostrar la situación fáctica que alega.. En cuanto a lo que expresa en torno a la ruptura del equilibrio institucional que -sostiene- surge de la sentencia, debo decir que ello no puede afirmarse frente a la resolución de controversias como la que motivara esta causa. Al respecto, resulta suficientemente ilustrativo el voto de la Jueza Dra. Koga, en el caso "AERI·ya referido, -transcribiéndolo parcialmente en honor a la brevedad-: "a) Principio de división de poderes: La Constitución Nacional establece en forma clara, terminante, la doctrina de la separación de las funciones del gobierno, precisando uno de los contenidos básicos asignados a la forma republicana prevista en su artículo primero. La clásica doctrina de la división de los poderes, concebida por el movimiento constitucionalista como una de las técnicas más eficaces para la defensa de las libertades frente a los abusos gestados por la concentración del poder, reviste jerarquía constitucional y es uno de los pilares elementales sobre los cuales se estructura la organización gubernamental de la Nación (conf. Badeni Gregorio, Reforma Constitucional e Instituciones Políticas, Buenos Aires. Ed. Ad Hoc, 1994). El principio básico sobre el que reposa nuestro régimen político, que es la división de los poderes del gobierno en tres departamentos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con funciones propias y limitadas, independientes el uno del otro, sería lesionado gravemente si cupiera la posibilidad de que la vida de los funcionarios que integran uno de ellos esté a merced del otro. En esa dirección y respecto a los mecanismos constitucionales de solución a los conflictos de poderes, es dable señalar que: 'En la organización política democrática cada uno de los tres poderes del Estado está dotado de facultades privativas, aunque coordinadas. Es la esencia de tales facultades, su limitación, es decir, que sus alcances no pueden exceder los señalados en los respectivos preceptos, y, de los poderes, como órganos tendientes a los fines escogidos por el pueblo, la inexistencia de superioridad alguna de uno con respecto a los otros; lo que significa la exclusión de interferencias recíprocas' (Carré De Malberg, Teoría General del Estado, Fondo de Cultura Económica, México, 1948, pág. 741 y ss). El objeto esencial de la separación de poderes es ante todo imponer, a cada titular de la potestad pública, determinados límites ya que 'es necesario que el poder detenga al poder'. He ahí el punto de partida de toda la doctrina. Pero si se quiere que los poderes se contengan y se detengan unos a otros, es necesario conceder a sus titulares los medios de influenciarse y controlarse recíprocamente. Los poderes ejecutivo y legislativo no pueden funcionar sin relaciones entre ambos y sin entendimiento entre quienes son sus titulares. La Constitución ha previsto y regulado estas relaciones, para que no existan en el Estado más que poderes iguales; de lo contrario la unidad estatal quedaría desvirtuada. Así pues, cuando la Constitución ordena a uno de los poderes del Estado el ejercicio de una competencia, ese poder está obligado a ponerla en movimiento. Más aún, la interrelación equilibrada de funciones, propia del sistema republicano, contiene en su mecanismo interno la imposición a cada uno de ellos, no solo a cumplir la Constitución en la órbita de su respectiva competencia, sino también a promover el cumplimiento de aquella por los otros poderes. Cada uno tiene su 'zona de reserva' y esta es intocable e impenetrable frente a los otros. El poder judicial tiene la suya propia exclusiva. Ni el Congreso por ley, ni el Ejecutivo por decreto, pueden prohibirle a los jueces que administren justicia, porque administrarla es el meollo de su zona de reserva. En consecuencia, desde la perspectiva que la Constitución impone, resulta inválida la absorción de funciones propias o inherentes al Poder Judicial, ya sea que la realice el Ejecutivo o el Legislativo. Cualquier medida que invada la zona de reserva de otro poder no va a adquirir legitimidad aunque logre convalidación parlamentaria ulterior, ya que si se diera este supuesto la Legislatura estaría prestando consentimiento a un acto que también exorbitaría su propio techo de competencias y estaría interfiriendo en la 'zona de reserva' de otro órgano de poder del Estado: 'La administración de justicia'. Ello es así, ya que la capacidad de 'decir el derecho', la “iuris dictio”, que es connatural a la función jurisdiccional, no viene otorgada graciosamente al respectivo órgano estatal del Poder Judicial por concesión de algún otro poder constituido, sino por claro imperativo constitucional (art. 100 y concs. Ley Fundamental) (Walter F. Carnota, '¿Defensa institucional o control social de constitucionalidad?', lecciones de un fallo ejemplar, El Derecho Nº 141-1991, Buenos Aires, Universitas, pags. 368-73). Lo que está en juego, en definitiva, no es una cuestión de superioridad entre el Poder Judicial y el Poder Legislativo o el Ejecutivo, sino entre la soberanía del pueblo y los actos propios de uno de los poderes creados por la Constitución. Como lo señala Hamilton 'Los tribunales han sido concebidos como un cuerpo independiente entre el pueblo y la legislatura, con la finalidad, entre otras varias, de mantener a esta última dentro de los límites asignados a su autoridad. La interpretación de las leyes es propia y peculiarmente de la incumbencia de los tribunales. Una Constitución es de hecho una ley fundamental y así debe ser considerada por los jueces. A ellos pertenece, por lo tanto, determinar su significado, así como el de cualquier ley que provenga del poder legislativo...' (Hamilton, Alexander, El Federalista, Fondo de Cultura Económica, México, 1974, págs. 331 y sigs.). Así, el esquema expuesto es un reflejo del sistema de división de poderes, que conjuntamente con el principio de supremacía constitucional y el control de constitucionalidad, comportan límites al ejercicio del poder por parte de los gobernantes. b) Control de constitucionalidad: La Constitución supone que quienes gobiernan ajustarán las normas que dicten al 'techo ideológico' de la Ley Fundamental, entendido éste como la 'estructura, listado u orden de valores' que impacta en cada artículo y en cada palabra de ésta, con miras a rescatar siempre el concepto de 'dignidad humana' (Sagües Néstor, 'Dignidad de la persona e ideología constitucional', Jurisprudencia Argentina 1994-IV-904); normas que sólo serán válidas y jurídicamente obligatorias cuando no se opongan a la supremacía material y formal de la Constitución. El control de constitucionalidad es el instrumento con que cuentan los jueces para mantener la supremacía de la Constitución, sin el cual los derechos y garantías que ésta consagra serían una vana ilusión, pura retórica. Bidart Campos señala que la Constitución es establecida por un 'poder constituyente'. El 'poder constituido o poder del Estado' no puede ni debe sublevarse contra la Constitución que deriva de un poder constituyente. Si además, ese poder constituyente ha creado una Constitución escrita y 'rígida', fijando para la reforma de la misma un procedimiento distinto al de las leyes ordinarias, todo acto contrario a la Constitución implica, de hecho, y por esta sola alteración, una “reforma” a la Constitución, llevada indebidamente a cabo fuera del mecanismo que ella ha arbitrado para su enmienda. Según tiene declarado la Corte, 'cuando ante los estrados de la justicia se impugnan las disposiciones expedidas en el ejercicio de una atribución propia de alguno de los otros poderes, con fundamento en que ellas se encuentran en pugna con la Constitución, ... se configura una causa judicial atinente al control de constitucionalidad de preceptos legales infraconstitucionales cuya decisión es propia del Poder Judicial'. Empero, ello es así, siempre y cuando se produzca un perjuicio concreto al derecho que asiste a quien legítimamente lo invoca (conf., a contrario sensu, argumento de Fallos: 311:1435, cons. 5 y su cita). También ha sido establecido por la Corte que 'Cualquiera que sea el procedimiento mediante el cual se proponga a decisión de los jueces una cuestión justiciable, nadie puede sustraer al poder judicial la atribución inalienable y la obligación que tiene de hacer respetar la Constitución Nacional y, en particular, las garantías personales que ella reconoce' (Fallos 267:215). 'Toda persona alcanzada por las leyes del país, tiene derecho a obtener que se haga efectiva la subordinación de ellas a la Constitución Nacional mediante el control de constitucionalidad establecido por los arts. 31 y 100 de la misma' (Fallos 212:493). Así, la consagración del Poder Judicial como supremo intérprete de la Constitución representa el más preciado resguardo para las instituciones republicanas y democráticas. De ello surge la necesidad de que la Corte y los tribunales inferiores ejerzan plenamente su rol de guardianes de la Constitución Nacional y de garante del libre juego democrático, de lo contrario el tiempo empleado en la elaboración de una declaración de derechos y en el establecimiento de la forma republicana de gobierno se habrá perdido. En definitiva, si Estado constitucional y Estado de Derecho son conceptos hermanados, la sumisión del poder al Derecho está fuera de toda discusión; en palabras de Segundo Linares Quintana: '... El rasgo que mejor tipifica al estado de Derecho que es el Estado constitucional es la sujeción de todos sus actos a la ley, asegurándose así el imperio de ésta...'" Por los fundamentos que vengo planteando, postulo el rechazo del recurso de apelación, y la consiguiente confirmación de la sentencia de grado, aplicando las costas de la instancia por su orden, de conformidad con lo establecido por el artículo 51, primer apartado del CCA. ASÍ VOTO. El Dr. Schreginger dijo: Por coincidir con los razonamientos expresados, adhiero a la opinión del Dr. Cebey ASÍ LO VOTO. La Dra. Valdez dijo: Que, por similares consideraciones que las expresadas por el Dr. Cebey, VOTO en igual sentido. En virtud del resultado que instruye el Acuerdo que antecede, esta Cámara RESUELVE: 1º) Rechazar el recurso de apelación articulado, confirmando la sentencia de grado; 2º) Tener presente la reserva del Caso Federal; 3º) Imponer las costas de esta instancia por su orden (artículo 51 ap. 1 según Ley nº 13.101); 4º) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad procesal (artículo 51 decreto ley nº 8904/77). Regístrese, notifíquese por Secretaría y oportunamente, devuélvanse al Juzgado de origen. Fdo. DAMIÁN NICOLÁS CEBEY CRISTINA YOLANDA VALDEZ MARCELO JOSÉ SCHREGINGER