DESCRIPTORES: Consulta legislativa facultativa. Presupuesto ordinario y extraordinario para 1.999. Bonos de la deuda pública. Transferencias a las Municipalidades. Trasferencias a entidades privadas. Exp: 98-007811-007-CO-V Res: 09192-15 SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las doce horas con treinta minutos del veintitrés de diciembre de mil novecientos noventa y ocho.Consulta legislativa facultativa de constitucionalidad interpuesta por los diputados OTHO GUEVARA GUTH, JOSÉ MANUEL NÚÑEZ GONZÁLEZ, RICARDO SANCHO , ALEX SIBAJA GRANADOS, GUILLERMO CONSTENLA UMAÑA, FRANTZ ACOSTA POLONIO, SONIA VILLALOBOS B , ALICIA FOURNIER VARGAS, JOSÉ MERINO DEL RÍO, RAFAEL ARIAS FALLAS y ALVARO TORRES GUERRERO, respecto del proyecto de "Ley de Presupuesto Ordinario y Extraordinario Ejercicio de la Económico República, del año Fiscal 1999", y por expediente Programas, para legislativo el número 13268. Resultando: 1.- La consulta se recibió en la Secretaría de la Sala a las diecisiete horas y cincuenta y dos minutos del once noviembre de mil novecientos noventa y ocho (folio 1). La copia certificada del expediente legislativo número 13.268 se recibió en la Sala el día diecisiete de noviembre siguiente. 2.- Consultan los señores diputados si el Proyecto de Ley de Presupuesto Ordinario y Extraordinario de la República, Fiscal y por Programas, para el Ejercicio Económico del año 1999, dictaminado en la Comisión Política de en Asuntos tres Hacendarios, aspectos quebranta procedimentales y la siete Constitución de carácter sustantivo. SOBRE EL PROCEDIMIENTO: a) cuestionan en primer término la constitucionalidad de la conformación de la Comisión Legislativa Permanente de Asuntos Hacendarios y de la Subcomisión de Presupuesto; señalan que el Partido Unidad Social Cristiana, a pesar de tener solamente 27 diputados ante la Asamblea, lo que representa un cuarenta y siete por ciento del total de sus miembros, aún así acapara seis de los once puestos de la Comisión de Asuntos Hacendarios (para un cincuenta y cuatro y medio por ciento) y 4 de los cinco lugares ante la Subcomisión de Presupuesto (para un ochenta por ciento del total de sus miembros); a su juicio, lo anterior lesiona los principios constitucionales de representación, 3 participación y pluralismo político, además de hacer nugatorio el control político de los partidos no mayoritarios ante el proyecto de Ley de Presupuesto. b) Consideran que la moción de fondo número setenta y ocho, aprobada en Subcomisión, es nula, por cuanto fue recibida a pesar de no contar con la respectiva firma de su proponente. c) Igualmente, entienden que el procedimiento seguido en el Plenario a partir del primero de noviembre último es violatorio de los artículos 178 y 195 constitucionales, relacionados con los 35 y 179 del Reglamento de la Asamblea Legislativa, por cuanto el Directorio Legislativo ha colocado en el orden del día una serie de reformas parciales a la Constitución Política, para que - colocadas antes del conocimiento del proyecto de Presupuesto - impidan la efectiva discusión de éste por parte de los señores diputados. SOBRE EL FONDO: Presupuesto presupuestos a) no En primer término, acusan separa y distingue, de ordinario y extraordinario; que el manera en proyecto clara, el entre proyecto de los no se deslindó de manera adecuada entre ambos presupuestos, a pesar de que la Sala Constitucional ya ha establecido que tal diferenciación debe ser lo suficientemente nítida como para que cualquiera consiga realizar dicha distinción; sin embargo, en el presente caso ha sido utilizado un sistema de codificación cuya comprensión escapa del conocimiento popular, perjudicando gravemente el principio de publicidad del Presupuesto. b) Un segundo aspecto consultado por su posible inconstitucionalidad material, se refiere a que, a juicio de los consultantes, un total de ciento doce mil doscientos noventa millones doscientos treinta y cuatro mil ochocientos cincuenta y seis colones (112.290.234.856,00) de ingresos extraordinarios, están siendo utilizados juicio es para contrario presupuestario, que sufragar al la gastos principio Sala corrientes, constitucional definió en el lo de voto que a su equilibrio 6859-96. c) Consideran los consultantes que el proyecto viola los principios de anualidad presupuestaria y reserva de ley, al autorizar al Ejecutivo a que emita bonos de la deuda pública por un valor determinado, pero dejando al arbitrio del mismo la fijación de aspectos tales como el plazo, la tasa de interés, etc. A su juicio, esto equivaldría a traspasarle obligaciones al Ejecutiva crediticias la que competencia solamente para el corresponde asentimiento a la de Asamblea 4 Legislativa, además de que le permitiría al Ejecutivo establecer plazos para el vencimiento de los bonos de la deuda interna más allá del final del período fiscal para el que fueron aprobados. d) Indican, además, que la partida código 814-27-251-80 está destinada a amortizar deudas contraídas en períodos anteriores por servicio de la deuda interna, presupuestaria y lo que en equilibrio, contra del además de principio la Ley de de anualidad Presupuesto anterior. e) Por otro lado, estiman irrazonable y desproporcionado, y por tanto inconstitucional, el que el cuarenta por ciento de los ingresos totales presupuestados provengan de la emisión de bonos de la deuda pública. f) Señalan que en el proyecto consultado se violan los principio de reserva legal y especialidad de la Ley de Presupuesto, al permitir la creación de bonos de la deuda pública y la realización de transferencias a las Municipalidades y al asociaciones privadas, cuando estos actos deberían ser autorizados mediante el procedimiento para la creación de la ley ordinaria, según estipulan los incisos 14) y 15) de la Constitución Política. g) Por último, los consultantes señalan cuatro partidas, numeradas respectivamente bajo los códigos 702 01 241 31 210, dirigida a la Iglesia Bautista de Barrio Luján por un valor de quinientos mil colones; 637 01 131 15 262, de la Asociación Costarricense para la Promoción de las Ciencias y la Tecnología, por un valor de un millón doscientos cincuenta mil colones; 637 01 131 42 209, para la Fundación Consejo de la Tierra, por diez millones de colones, y 636 01 131 12 200, para la asociación Costarricense de Presupuesto, por un monto de un millón quinientos mil colones. Ninguna de estas partidas señala cuál es el destino que finalmente se dará a tales recursos, lo que a su juicio viola la reserva parlamentaria para la disposición de los fondos públicos, al darle al ente receptor de los fondos, la posibilidad de disponer de ellos de la manera que encuentre más conveniente. 3.cuatro Mediante minutos solicitó prueba al para aprobada en resolución del primero Director mejor de las de diciembre Ejecutivo proveer, Subcomisión de de copia nueve la horas del año Asamblea fiel Presupuesto, de la así con en cincuenta curso, Legislativa, moción como se como número informe y 78, donde constara si la misma había sido o no firmada por sus proponentes. 5 4.- En escrito presentado a la Secretaría de esta Sala el día tres de diciembre último, Antonio Ayales Esna, Director Ejecutivo de la Asamblea Legislativa informó a esta Sala que la moción número 78, que consta al Tomo V del expediente legislativo 13.268, no fue firmada por los diputados que la propusieron, ni consta el nombre de los mismos. Dicha veintinueve de moción fue setiembre aprobada pasado. en Señala sesión que, número no 9, obstante del lo anterior, la Directora a.i. del Departamento de Comisiones es del criterio que el vicio apuntado no es de carácter sustancial, y fue subsanado durante la tramitación del proyecto de Ley de Presupuesto mediante el voto afirmativo de la Comisión de Asuntos Hacendarios. En consecuencia, el plazo para evacuar la consulta vence el día tres de enero de mil novecientos noventa y nueve. 5.- En los procedimientos han sido acatadas las disposiciones del artículo 100 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional y esta resolución se dicta dentro del término que establece el artículo 101 ibídem. Redacta el Magistrado Vargas Benavides; y, Considerando: I.- Naturaleza de la consulta. De conformidad con lo que dispone el artículo 96 inciso b) de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, nos encontramos frente a una consulta facultativa, planteada por únicamente once los Diputados, extremos por lo cuestionados que en esta forma Sala revisará concreta. Los consultantes solicitan a esta Sala su opinión consultiva respecto de doce aspectos de constitucionalidad, divididos en diez ítems, por lo que corresponde referirse, individualmente, a cada uno de dichos cuestionamientos, según el orden en que fueron presentados por parte de los consultantes. II.- Sobre la conformación de la Comisión de Asuntos Hacendarios y la Subcomisión de Presupuesto. Sobre la competencia que tiene el Presidente del Directorio Legislativo para designar a los miembros de las diversas Comisiones Legislativas, en especial de las Permanentes Ordinarias a que hace referencia el Título V del Reglamento de la Asamblea Legislativa, y la forma en que dichos órganos deban estar constituidos, en la actualidad existe en esta Sala una acción de inconstitucionalidad en 6 trámite, la número 95-002520-007-CO, José Antonio Lobo Solera y otros, contra los artículos 67 y 135 del Reglamento de la Asamblea Legislativa. En virtud de lo anterior, debe este Tribunal abstenerse de discutir adelantar este su aspecto criterio en de la presente relación con consulta, el fondo a fin de no de la acción mencionada. De toda suerte, en virtud de la particular eficacia de las sentencias en materia de control de constitucionalidad, el que la Sala Constitucional no se pronuncie en esta oportunidad sobre este punto no significa que el mismo no será debidamente discutido a la hora de resolver dicha acción. III.- La falta de firma de la moción número 78 aprobada por la Subcomisión de Presupuesto. Ni la Constitución Política ni el Reglamento de la Asamblea Legislativa establecen el régimen jurídico de las formalidades que las mociones legislativas deben cumplir, así como tampoco el efecto que la falta a una formalidad puede acarrear en el acto que se alega viciado. En ese sentido, debe partirse de la razón de ser de que los documentos emitidos por una persona deban ser suscritos por ella. Así, la necesidad de que tales actos lleven el nombre y firma de su formulante, tiene la finalidad de identificar a la persona cuya voluntad se ve plasmada en el documento respectivo. Sin embargo, al pasar por alto tal defecto y someter a votación dicha iniciativa, se presentó una nueva oportunidad para que los promotores de la moción reiteraran o retiraran su apoyo a la misma. Debido a que dicha votación arrojó un resultado positivo en favor de la moción 78, tanto en la Subcomisión de Presupuesto como en la Comisión Permanente de Asuntos Hacendarios, en ambas oportunidades se subsanó el defecto apuntado, pues si bien no es posible establecer con claridad la identidad de los promoventes de la moción, sí es posible constatar que los órganos competentes la aprobaron, manifestando así la voluntad expresa de sus componentes. Considerar nulas de pleno derecho las partidas consignadas en la moción 78, significaría desconocer la voluntad expresada, por su orden, por la Subcomisión y la Comisión Permanente mencionadas. La falta del requisito apuntado no configura un vicio esencial al procedimiento legislativo. De acuerdo con lo dicho, sobre este punto debe esta Sala pronunciarse en favor de la constitucionalidad del trámite relativo a la moción 7 cuestionada, y de todas las partidas incluidas en ella. IV.- Sobre la disposición del orden del día en la sesiones legislativas. El orden del día en las sesiones del Plenario Legislativo, se refiere a la concreta ordenación de los diferentes asuntos a ser conocidos por parte del órgano deliberativo en cada sesión. Dicho instituto, que no es regulado por la Constitución formal, sí se encuentra debidamente formulado en el Reglamento de la Asamblea Legislativa, que de acuerdo con el artículo 73 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, constitucionalidad menos en lo vigente referente constitucional. En ese a forma en el del ordenamiento aspectos sentido, parte el parámetro costarricense, procedimentales artículo 35 relevancia del Reglamento "Artículo 35.- Orden del día del Plenario Para el despacho de los asuntos en las sesiones de la Asamblea, el Directorio seguirá las siguientes normas: 1. La Secretaría formará el Orden del Día así: a ) Discusión y aprobación del acta. b ) Suspensión de derechos y garantías, de conformidad el inciso 7 ) del artículo 121 de la Constitución Política. c ) Asuntos relativos al régimen interior de la Asamblea Legislativa, a los que se refieren los incisos 2 ) y 22 ) del artículo 121 de la Constitución Política y el párrafo primero del artículo 13 de este Reglamento. ch ) Segundos debates. d ) Terceros debates. Aplicables únicamente a los casos previstos en el inciso 7 del Artículo 195 y 168 de la Constitución Política y consistirán en una discusión final sobre el proyecto conforme con el artículo 149 de este Reglamento. e ) Primeros debates. 2. Si a las dieciocho horas no se hubiere agotado el conocimiento de proyectos en su trámite de primer o segundo debate, se suspenderá su discusión para al de establece la siguiente regla: con de conocer de 8 inmediato lo siguiente: a ) Informe de la correspondencia. b ) Nombramientos, renuncias y juramentaciones, en ejercicio de lo dispuesto en los incisos 3 ), 8 ) y 12 ) del artículo 121 de la Constitución Política. c ) Permisos y autorizaciones a los que se refieren los incisos 5 ) y 6 ) del artículo 121 de la Constitución Política, y el inciso 5 ) del artículo 139 de la misma Carta Política, además, las apelaciones de los diputados, de conformidad con el artículo 28 del Reglamento. ch ) Asuntos previstos en los incisos 9 ), 10 ), 23 ) y 24 ) del artículo 121 de la Constitución Política, incluyendo el conocimiento de los informes o dictámenes que resulten del ejercicio de las atribuciones conferidas en ellos. d ) Los recursos de insistencia a que se refiere el artículo 203 de este Reglamento. e ) Asuntos previstos en los incisos 16 ) y 21 ) del artículo 121 de la Constitución Política. f ) Proposiciones de los diputados. g ) Otros asuntos no comprendidos en los subincisos anteriores, a juicio del Presidente de la Asamblea." El texto normativo anterior debe ser relacionado con el 179 del mismo Reglamento para así poder comprender cuál debe ser el orden del día en tratándose de sesiones legislativas en que la discusión del Presupuesto Ordinario y Extraordinario para el siguiente ejercicio económico haya sido puesto a despacho. En ese sentido, dice en lo conducente el inciso primero del artículo 179: "Artículo 179.- Trámite en el Plenario 1. En la sesión del día primero de noviembre, o en la sesión inmediata siguiente, si ese día la sesión no se celebrare, se iniciará la discusión del proyecto de ley en primer debate, al cual se dará prioridad sobre cualquier otro asunto en trámite..." (El subrayado no es del original) Como fácilmente se puede apreciar, el legislador, a la hora de 9 elaborar las normas sobre discusión del Presupuesto de la República, dispuso que el conocimiento de este proyecto, al que la propia Constitución le asigna un plazo improrrogable para su discusión y aprobación (artículo 178 constitucional), debería ser tratado en forma preferente sobre cualquier otro proyecto de Ley. Únicamente podrían ser válidamente superpuestos a la discusión de la ley de Presupuesto, la discusión y aprobación del acta de la sesión anterior, la declaratoria de los estados de emergencia nacional o de sitio, y asuntos meramente internos de la Asamblea. En ese sentido, para responder a la consulta formulada, debe esta Sala señalar que la disposición de cualquier otro proyecto de ley o de reforma a la Constitución que se encuentre a despacho a la fecha de inicio de la discusión del proyecto de Ley de Presupuesto, debe ser postergado en el orden del día, a fin de darle al debate presupuestario la prioridad que le corresponde. Teniendo a la vista las actas de las sesiones números 101, del lunes dos de noviembre; 102, del martes tres de noviembre; 104, del jueves cinco de noviembre; 105, del martes diez de noviembre; y 106, del jueves doce de noviembre pasado se puede apreciar que en las sesiones 101 constitucional discusión del y 108 a que fue se proyecto debidamente hizo de respetada referencia. Ley de En la ambos Presupuesto prioridad casos, Ordinario la y Extraordinario para el Ejercicio Económico de 1.999 se encuentra colocado de primero en el orden del día, antecedido apenas por la discusión y aprobación de las actas de las sesiones anteriores a éstas y de asuntos de trámite interno de la Asamblea Legislativa. No obstante lo anterior, en las sesiones 102, 104, 105 y 106, a la discusión del proyecto de Ley de Presupuesto le fueron antepuestos varios proyectos identificados por de los reforma constitucional, siguientes números de concretamente expediente: los 13.374, 13.375, 13.376, 13.384, 13.394, 13.401 y 13.409. En todo caso, a partir de la sesión número 108, el proyecto de Ley de Presupuesto fue colocado en el lugar que le corresponde dentro del orden del día, es decur, que la discusión de los proyectos de reforma constitucional apuntados fue retirada del orden del día, para dar paso a la discusión meramente presupuestaria. Con los elementos con que se cuenta para definir este punto, es 10 decir, con las copias de las actas legislativas correspondientes a las sesiones números 102 y 108 (enviadas por la Asamblea Legislativa) y con las números 102, 104, 105 y 106 (obtenidas a través del Departamento de Servicios Parlamentarios de la Asamblea) debe concluir esta Sala que, si bien en la especie se dio la irregularidad apuntada con respecto a las sesiones 103, 104, 105 y 106, lo cierto es que a partir de la siguiente sesión en que el proyecto consultado pudo ser válidamente discutido (la 108) el tema fue debidamente superado. No es posible considerar que con la sola anteposición de las reformas dichas se haya lesionado algún aspecto esencial del trámite legislativo. Está comprobado que a partir de la sesión número 108 el orden del día fue dispuesto de la manera en que dictan la Constitución Política y el Reglamento de la Asamblea Legislativa, por lo que a partir de ese momento se dio posibilidad a las diversas fracciones para hacer valer sus poderes procedimentales, y realizar la labor de control político a que están destinadas. A la fecha de interposición de esta consulta, todavía faltaban varios días en los cuáles el proyecto consultado fue discutido y aprobado, por lo que no se puede hablar de que haya sucedido una verdadera violación al principio democrático a la fecha de interposición de la consulta, pues la discusión del mismo aún no había concluido. No siendo posible en este momento determinar si, con la forma cómo se dispuso el orden del día de las sesiones dichas, se impidió que todas las fracciones políticas representadas ante la Asamblea Legislativa ejercicieran efectivamente su función contralora, debe esta Sala considerar cómo prematura cualquier conclusión referente a este punto de la consulta. V.- La diferencia entre el presupuesto ordinario y el extraordinario. La Constitución Política emplea, en el Capítulo I de su Título 13, una diferenciación entre los términos "presupuesto ordinario" y "presupuesto extraordinario", en alusión a las formas de financiamiento del gasto público posibles en nuestro ordenamiento constitucional. Esta Sala ya ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre tales conceptos, en los términos siguientes: "V.- SOBRE EL CONCEPTO Y ALCANCES PRESUPUESTO ORDINARIO Y EXTRAORDINARIO: DE LA LEY DE 11 La Sala ha dicho, reiteradamente, que la Ley de Presupuesto es una ley en sentido formal y material, pero de una naturaleza especial, excepcional, y, por ende, no puede, válidamente, contener "materia no presupuestaria", ni suplir la legislación ordinaria, ni afectarla. De una primera y superficial lectura de los textos, parecería que la Constitución hubiera querido denominar "Presupuesto Ordinario de la República" al que se dicte, en general, para el siguiente ejercicio económico, y "Extraordinarios" a los que se emitan en el curso del mismo; y así, algunos miembros de la propia Asamblea Nacional Constituyente de 1949, de los Suprema Poderes de Justicia, Constitucional, errónea hasta concepción, inclusive Ejecutivo en 1989, la Legislativo, funciones han cual contradictoria constitucionales, y dado con las interpretados de por resulta, la Tribunal supuesta más normas Corte que y esta errónea, principios armónicamente y en su contexto. Ciertamente, el artículo 176 constitucional sólo alude, en su texto, al "presupuesto ordinario de la República", que, al final, llama incluso "presupuesto de la República", a secas, como si ambos conceptos fueran sinonímicos, pero del todo no lo son, porque también son "presupuestos de la República" los "extraordinarios" a que alude el artículo 177 párrafo 4º de la misma Constitución. La verdad es que hay, conforme al Derecho de la Constitución en su conjunto, dos clases diferenciadas de Presupuestos de la República: el "Ordinario", así, en singular, que comprende el que podemos llamar "General", que se aprueba para el siguiente ejercicio anual, junto con las reformas que se le introduzcan después y que serán sólo eso: "reformas al Presupuesto Ordinario", pese a que, como se dijo, la dicha tradición de equívocos haya dado y continúe dando en llamarlas, con frecuencia, "presupuestos extraordinarios", y los "extraordinarios", cuantos sean necesarios, y sus reformas. Uno y otros constitucionalmente definidos, no de acuerdo con su trámite, ni con la 12 oportunidad de su presentación por el Poder Ejecutivo o de su aprobación por la Asamblea Legislativa, ni siquiera con el contenido de los egresos que autorizan -aunque éstos sí tengan importancia, como se dirá-, sino por el origen de los ingresos con los cuales se vayan a financiar: si éstos son ordinarios, corrientes o permanentes, como los tributarios y, en general, las rentas del Estado, entonces se tratará del Presupuesto Ordinario; si los ingresos son extraordinarios, como los empréstitos, en general, se tratará de Presupuestos Extraordinarios. Por esto mismo, la tradición en Costa Rica fue, durante los primeros lustros de vigencia Ejecutivo de la Constitución presentara, Legislativa en aprobara, Presupuestos, en de 1949, setiembre, noviembre conjuntamente, el de que y el la cada Poder Asamblea año, dos y el Ordinario Extraordinario, para el siguiente ejercicio económico. Lo que ha venido ocurrido después es que, sencillamente, se han involucrando ambos en un solo documento, llamado "Presupuesto Ordinario y Extraordinario" -lo cual en sí no plantearía problema constitucional, de conformidad con lo que se dirá-, sólo que, además, sin desglosar cuáles gastos serán financiados con cuáles ingresos, haciendo prácticamente imposible determinar cuándo y cuántos de los egresos, de una u otra índole, se pretenden cubrir con qué clase de ingresos." (Sentencia número 6859, de las catorce horas cuarenta y dos minutos del diecisiete de diciembre de mil novecientos noventa y seis) En la especie, es posible apreciar que el proyecto de Ley de Presupuesto consultado utiliza una clasificación de los gastos según el objeto de la erogación. Sin embargo, a la izquierda de cada una de las diversas partidas presupuestarias, el proyecto en estudio presenta una codificación que indica con detalle el destinatario de la partida, su fuente de financiamiento (ordinario o extraordinario), su objeto y la finalidad para la que será empleada. Para descifrar el significado de la codificación indicada, debe ser utilizado el Reglamento General del Sistema Presupuestario de la 13 Administración Central, número 26402-H, de fecha seis de octubre de mil novecientos noventa y siete, publicado en La Gaceta número 207, del veintiocho de octubre del mismo año. Es decir, que con la ayuda de dicho instrumento, resulta posible distinguir entre los diversos tipos de gastos mencionados. Si bien es verdad que tal verificación, dada su complejidad y tecnicismo, puede escapar de la comprensión de un importante sector de nuestra sociedad, también es verdad que tal sistema no impone ningún obstáculo para la labor de fiscalización del uso de los fondos públicos que realizan la Contraloría General de la República y el Ministerio de Hacienda. Como en el presente caso nos encontramos ante una diferenciación relativamente sencilla para los órganos de fiscalización presupuestaria y compleja pero accesible para el ciudadano medio que en ello emplee un cierto grado de diligencia y posea un mínimo de conocimientos contables, no cabe considerarlo como contrario al principio de publicidad presupuestaria. Además, el artículo 502.10 de las "Normas Técnicas sobre Presupuesto", publicadas en La Gaceta número 183, de veintisiete de setiembre de mil novecientos ochenta y ocho, define a la publicidad como de la siguiente forma: "El Presupuesto aprobado debe tener una divulgación conveniente y oportuna, de tal manera que sea conocido por quienes lo deben ejecutar, controlar y evaluar, y estar disponible para los interesados. En ese orden de ideas, resulta necesario concluir que la forma como el proyecto consultado distingue entre los gastos corrientes y los gastos de capital no lesiona ninguna norma o principio constitucional. VI.- La financiación de gastos corrientes con ingresos extraordinarios. A partir de la distinción planteada en el considerando anterior, es necesario responder el siguiente de los puntos consultados por los señores diputados promoventes. Sobre la posibilidad de financiar gastos corrientes con ingresos provenientes del crédito público, esta Sala se pronunció en la misma sentencia 6859-96, citada líneas atrás, en el siguiente sentido: "Ahora bien, los gastos ordinarios y fijos del Estado deben ser financiados con ingresos ordinarios. Asimismo, los ingresos extraordinarios extraordinarios, no para los son para fijos financiar u gastos ordinarios. La 14 práctica histórica errónea que se señaló en el considerando VI ha inducido evidentemente al Poder Ejecutivo y a la Asamblea a seguirla, de buena fe, pero debe corregirse en aras de restituir la supremacía constitucional. De allí que aún cuando se presupuesto desglosarse tramite en ordinario y un único uno cada uno de que los ingresos determinarse proyecto de ley extraordinario, ellos de tal modo deben que extraordinarios el pueda no sean utilizados para sufragar gastos ordinarios, ni que gastos extraordinarios se financien con recursos ordinarios, pues ello resultaría inconstitucional, por violentarse la naturaleza establecida constitucionalmente de cada uno y la forma de financiar los gastos prevista en la Constitución Política. En este sentido, por ejemplo, estaría viciado de inconstitucionalidad un Presupuesto Ordinario que financie los salarios de los empleados públicos con créditos públicos u otro tipo de ingresos extraordinarios. Así pues, es inconstitucional ingresos ordinarios incluir, y indiscriminadamente, extraordinarios previstos los y los gastos autorizados para un determinado ejercicio fiscal, en este caso el del mil novecientos noventa y siete, sin desglosar, clara y distintamente, los egresos, de uno u otra índole, que se pretenden financiar con cada uno de aquellos ingresos. inconstitucional En el que este gastos mismo sentido, corrientes o sería egresos ordinarios se pretendan financiar, total o parcialmente, con bonos u otros títulos o ingresos extraordinarios, en especial los llamados "bonos de la deuda interna". Aún cuando esta Sala está imposibilitada de ponderar, en el proyecto consultado, cuáles y cuántos de los primeros egresos ordinarios- se trata de cubrir con los segundos ingresos extraordinarios-, dado el monto de estos últimos, que supera, según el dictamen técnico, el treinta y ocho por ciento de la totalidad de los ingresos previstos, considera que el proyecto en cuestión adolecería del vicio de inconstitucionalidad apuntado y que, efectivamente, al 15 menos parte de egresos ordinarios del proyecto de Ley de Presupuesto se estuvieran cubriendo con ingresos extraordinarios. Con ello se violarían los principios de "equilibrio presupuestario" y presupuesto" de hacendaria, la doctrina de "anualidad así del como lo dispuesto en el artículo 176, párrafos 1º in fine y 3º, de la Constitución Política. Por otra parte, no cabe duda de que los bonos de deuda interna son créditos públicos, de modo que, si bien, según se ha dicho, la emisión de esos bonos para financiar parte del Presupuesto de la República no es inconstitucional, ello debe entenderse que es así siempre que se trate de gastos extraordinarios, ya que sí sería inconstitucional financiar los ordinarios con la emisión de bonos de deuda interna, por ser contrario a los preceptuado en los artículos 176 y 177 constitucionales..." Acorde con su jurisprudencia, este Tribunal debe reiterar los razonamientos citados. Debe destacarse que, no obstante lo anterior, no corresponde a esta Sala en este momento entrar a determinar si en la especie se verificó la situación que acaba de ser mencionada, pues los consultantes parten de un criterio errado a la hora de realizar la sumatoria de los gastos corrientes y los extraordinarios, ya que no es la simple utilización del criterio de distinción por el objeto el que nos dirá en realidad cuáles erogaciones son efectivamente corrientes y cuáles no lo son. En ese sentido, no resulta posible determinar si en el presente caso se está dando en efecto la situación acusada, sin antes realizar un pormenorizado análisis materia evidentemente que técnico contable excede la del proyecto competencia de en estudio, esta Sala Constitucional. VII.- Sobre la posibilidad de que el Poder Ejecutivo determine aspectos referentes al endeudamiendo público. Sin entrar todavía a analizar la constitucionalidad o no de que la Ley de Presupuesto contenga, dentro de sus fuentes de financiación, la autorización al Poder Ejecutivo para la emisión de bonos de la deuda pública -aspecto que será tratado más adelante- sí debe antes esta Sala pronunciarse -siguiendo el orden elegido por los diputados consultantes- sobre si dicha autorización debe 16 expresar todos los aspectos atinentes a los títulos a ser emitidos (monto, valor facial, plazo y tasa de interés, entre otros) o si por el contrario, puede el legislador dejar a la Administración la posibilidad de regular todos o algunos de dichos contenidos. En el caso en examen, los promoventes consideran que el inciso b) del artículo 1° del proyecto en estudio, que precisamente autoriza al Ministerio de Hacienda (léase Poder Ejecutivo) para la emisión de bonos de la deuda pública por un monto de trescientos veinte mil seiscientos setenta colones, es claridad aspectos y dos millones inconstitucional características tales de por como dichos ciento el hecho plazo, títulos, de tipo en sesenta no de lo y seis mil establecer con interés que y demás consideran una violación al principio de anualidad presupuestaria, mismo que será definido con más detalle en el siguiente considerando. De todos modos, la consulta realizada por los señores diputados puede ser respondida de la siguiente forma: sobre la autorización para la emisión de títulos de la deuda interna existe una evidente reserva legal, producto de la lectura de la primera parte del inciso 15) del artículo 121 constitucional. No obstante, dicha reserva debe ser entendida como comprensiva normalmente del poder de establecer el monto de la deuda a ser contraída, intereses -no autorizados-. necesariamente Sin embargo, la de su plazo y la tasa de sus otros detalles naturaleza misma de del los bonos endeudamiento interno, que no se aviene con la rigidez propia de los empréstitos contractuales, exige que los aspectos referentes a plazo, tasa de interés y valor suficientemente facial de flexibles los como títulos para - entre amoldarse otros a las - sean lo condiciones presentes en un determinado momento en el mercado de valores, lo cual implica que, para no exceder las posibilidades constitucionales y legales que disposiciones legislativa constriñen públicos, debe, al la cabe menos, validez concluir establecer de todos que el la monto los actos y autorización máximo del endeudamiento que autoriza y los criterios para determinar su plazo y tasas de interés -criterios objetivos, desde luego, en términos que permitan su eventual impugnación-. En todo caso, debe entenderse que los límites impuestos por la Asamblea Legislativa constituyen un máximo para la Administración, de manera que si luego, cambios en el 17 mercado determinan que algunos aspectos de los títulos sobrepasan en mucho lo esperado por los inversores, por ejemplo una reducción en las tasas de mercado, administrativamente la nada se opone correspondiente a que corrección. se Debe, haga además, indicarse que el hecho de que el plazo de los títulos exceda del ejercicio fiscal principio de legislativo para el anualidad, podría que se pues determinar autorizan, de la plazos no misma mayores es contrario forma a un dicho año al acto para el vencimiento de la deuda. De hecho, si el plazo de vencimiento de los títulos de económico la deuda para el pública que debiera fueron ser menor previstos, al esto del ejercicio tornaría en absolutamente impracticable el endeudamiento público que la propia Constitución autoriza en general, el cual implica, por definición, la necesidad de procurar recursos cuya redención se difiera hacia el futuro. Huelga mencionar que la norma cuestionada debe ser interpretada conforme a la Constitución en el sentido de que el órgano competente para reglamentar los aspectos en comentario lo es el Poder Ejecutivo, entendido como el concurso del Presidente de la República y el Ministro de Hacienda, y no únicamente este último. VIII.- Sobre la cancelación de obligaciones correspondientes a períodos económicos anteriores. Esta Sala Constitucional ha definido el principio de anualidad presupuestaria en los términos siguientes: "XI.- SOBRE EL PAGO DEL AGUINALDO DE 1995 CON CARGO A LAS PARTIDAS DE GASTOS DEL PRESUPUESTO NACIONAL DE 1996 (ARTICULO 12, INCISO 18, DE LAS NORMAS DE EJECUCIÓN DEL PRESUPUESTO). Estiman los diputados que la norma que aquí cuestionan es contraria a la Constitución porque autoriza el pago del aguinaldo de 1995, con partidas de un presupuesto legalmente inexistente, el de 1996. Es necesario indicar que el presupuesto de la República se emite por el término de un año, que va del primero de enero al treinta y uno de diciembre, según dispone la Constitución Política en su artículo 176, párrafo tercero. Lo anterior determina que el principio de anualidad del presupuesto esté tutelado constitucionalmente y que coincida con el año calendario. 18 Conforme con lo expuesto, en el párrafo primero del citado artículo, se establece que el presupuesto ordinario "comprende todos los ingresos probables y todos los gastos autorizados de la Administración Pública, durante el año económico". Por lo que resulta violatorio del principio de anualidad del presupuesto el que se autorice al Poder Ejecutivo para pagar el aguinaldo del año 1995, con cargo a las partidas de gastos correspondientes al Presupuesto Nacional para 1996, como dispone el artículo 12, inciso 18, de las Normas de Ejecución del Presupuesto. Lo anterior en virtud de que el aguinaldo de 1995, que se cancela al final del año calendario, constituye un gasto que corresponde a 1995 y egresos como tal debe incorporarse del presupuesto de ese en año. las partidas Así también de los ingresos con los que se pretenda cubrir ese gasto, deberán estar incluidos entre los probables del año económico que se trate. No modifica el criterio anterior el que la Ley de la Administración Financiera de la República, en su artículo 50, establezca que los compromisos efectivamente adquiridos que queden pendientes del período anterior, puedan liquidarse o reconocerse dentro del términos de seis meses, porque en este caso no se pretende que los gastos que deban incorporarse en las partidas de egresos del presupuesto de un determinado año, sean trasladados a las partidas del año siguiente." (Voto número 7598, de las once horas dieciocho minutos del veintitrés de diciembre de mil novecientos noventa y cuatro) Es claro que el criterio supra citado debe ser mantenido por parte de esta Sala, máxime si consideramos que el mismo se encuentra expresamente reconocido en el numeral 176 constitucional. Así las cosas, resulta evidente que, de modo general, la Ley de Presupuesto del Ejercicio referentes anterior, a Económico gastos estaría de siendo de 1.999 períodos violada no podría anteriores. la normativa contener De partidas permitirse lo constitucional en materia de de Presupuesto, particularmente el principio de anualidad presupuestaria, pues un gasto autorizado en la Ley precedente (para 19 el cual existía un correlativo ingreso en el mismo presupuesto) no podría ser cobrado ahora sin violentar, además de la anualidad, el mismo equilibrio presupuestario, pues se estaría propiciando la autorización de un doble pago al mismo rubro. Así, la regla general consiste en que el Presupuesto debe ser ejecutado en su totalidad en el ejercicio económico para el cual fue aprobado. No obstante esta regla, existe una excepción prevista por la Ley de la Administración Financiera de la República, número 1279, del dos de mayo de mil novecientos cincuenta y uno, en su artículo 50. Dicho texto normativo nos dice lo siguiente: "Artículo 50.Se tendrán por canceladas, automáticamente al final del ejercicio para el cual fueron votadas, en su totalidad, o en la parte que no hubieran sido giradas o comprometidas todas las partidas del presupuesto de egresos que no estuvieran agotadas al terminar el año fiscal. Sin embargo todos los compromisos efectivamente adquiridos que quedaren pendientes del período que termina, pueden liquidarse o reconocerse dentro de un término de seis meses sin que la autorización deba aparecer en el nuevo presupuesto vigente. No podrán reconocerse, para los efectos de este artículo, compromisos que no hayan sido adquiridos mediante orden de compra expedida por la Proveeduría Nacional o por medio de una Reserva de Crédito Especial, previamente formulada." Es decir, que la misma legislación prevé un mecanismo para la liquidación de compromisos adquiridos, por parte del Estado, dentro del ejercicio económico anterior, otorgándole eficacia ultraactiva a las partidas presupuestarias del período anterior, para así evitar que el Estado quede sin honrar las obligaciones contraídas con anterioridad. Del mismo modo, debe entenderse que, cuando por algún motivo no sea posible realizar la liquidación respectiva dentro del plazo señalado por el artículo 50, el monto de ingresos destinado a cubrir dicha obligación retorna al Estado como crédito extraordinario (no fue utilizado), por lo que perfectamente podría ser utilizado para saldar cuentas de períodos anteriores que por las 20 razones apuntadas no pudieran haber sido canceladas durante el período de vigencia del Presupuesto o en los seis meses posteriores. Es un principio general de derecho el que el deudor debe honrar sus obligaciones, deber éste que el Estado tampoco puede evadir, por lo que un compromiso determinado solamente válidamente ejercicio por posterioridad el a adquirido económico, hecho dicho de año, no que o puede su de en el transcurso dejar de exigibilidad los seis ser se meses de pagado dio de un con extensión ultraactiva de que se habló. Ahora bien, respecto de la partida identificada por el código 814 27 251 80 (folio 10780 del expediente legislativo), la misma será constitucional siempre y cuando se trate de uno de los supuestos antes mencionados, es decir, que corresponda a un gasto anteriormente presupuestado, pero cuya liquidación no fue posible de realizar en el año económico respectivo ni dentro de los seis meses posteriores de que habla la Ley de la Administración Financiera de la República. IX.- Sobre la financiación de gastos públicos mediante la emisión de "bonos de la deuda pública" Sobre la posibilidad de que el Estado busque su financiamiento mediante la emisión de bonos de la deuda pública, esta Sala ya ha tenido oportunidad de decir, en el voto 7598-94 ya citado, que: "XVI.- SOBRE LA EMISIÓN DE BONOS DE DEUDA INTERNA PARA FINANCIAR EL PRESUPUESTO. Los relación diputados con en solicitan la financiamiento opinión del de la Sala en con la presupuesto emisión de bonos de Deuda Interna, porque consideran que es un derecho ciudadano el que el Estado se financie en forma racional y las altas emisiones de bonos inciden en la inflación y las tasas de interés, afectando directamente a todos los ciudadanos. La emisión de bonos de Deuda Interna debe analizarse en relación con el concepto que se tiene del presupuesto y con los límites que la Constitución impone a los órganos encargados de elaborarlo, aprobarlo, ejecutarlo y liquidarlo. La Sala en la resolución No. 76092 de las 15:15 horas del 11 de marzo de 1992, señaló: "...El artículo 176 de la Constitución Política expresa que el presupuesto ordinario de la República 21 comprende todos los ingresos probables y los gastos autorizados de la Administración Pública, durante el año económico. El concepto de presupuesto ordinario ha evolucionado a tal punto que actualmente se entiende, no solo como un documento jurídico contable, sino como un instrumento técnico organizador de la economía del Estado, consolidándose importante así su función de plan y control. Es observar, de conformidad con el artículo 176 constitucional, que el presupuesto se presenta como un acto de mera previsión o cálculo contable de los ingresos, mientras que respecto a los egresos públicos, mantiene el triple efecto: autorización del gasto público, limitación de la cantidad a gastar, fijación del destino que haya de darse a los créditos aprobados en el presupuesto... Todo lo expuesto da una idea clara de la naturaleza del presupuesto como proyección autorizados de de la ingresos que Administración cubra los Pública, por gastos lo que consiste en una expresión de términos contables del plan de acción del Gobierno para un período determinado..." De lo manifestado por la Sala Presupuesto Nacional no sólo se desprende que el constituye un documento jurídico contable, sino la expresión de un plan por medio del cual se pretende organizar económicamente a un sector del Estado, entiéndase la Administración Central, en un período determinado. Congruente con lo anterior se tiene el hecho de que presupuestos preparación Ejecutivo tanto la ordinarios de sus (artículos iniciativa y las extraordinarios, proyectos, 140, en inciso corresponde 15, 177 y leyes de como la al 180 Poder de la Constitución Política y 35 de la Ley de la Administración Financiera de la República), potestad que no se ve afectada por la facultad que el artículo 179 de la Constitución otorga a la Asamblea Legislativa para aumentar los gastos presupuestos ingresos que por han el de Ejecutivo, cubrirlos, siempre previo que señale informe de los la Contraloría General de la República sobre la efectividad 22 fiscal de los mismos. En este sentido, el presupuesto resulta de la aprobación que el Poder Legislativo otorga a la proposición que le formula el Ejecutivo de la forma en que pretende administrar y distribuir los fondos públicos durante un año. Desde esta perspectiva es propio del Poder Ejecutivo, como parte de las atribuciones que le competen, resolver la forma en va a proveer el financiamiento de los gastos del Estado y dentro de los límites que la Constitución impone a los órganos que intervienen en el procedimiento de aprobación de la ley de presupuesto y de su posterior ejecución y liquidación, no hacen referencia a una determinada forma de financiar el gasto público, sino que, determinan estableciéndoles las formas competencias y plazos de para cada su órgano, actuación y plantean como única exigencia, en relación con el contenido material del presupuesto, lo que se conoce como el principio de equilibrio financiero, que determina que el monto de los gastos presupuestos no podrá exceder el de los ingresos probables. Es decir, a nivel constitucional al Poder Ejecutivo no se le impone una directriz sobre la forma en que debe proveer el financiamiento del presupuesto. Llevan razón los diputados al manifestar que la actuación de todos los órganos del Estado debe tener como fin el procurar el mayor bienestar de la totalidad de las personas, atribuciones, a través del ejercicio razonable de sus sin embargo, la Constitución no impone al Poder Ejecutivo una fórmula que lo limite en la forma de obtener los fondos que se requieran para solventar los gastos públicos. En consecuencia, la emisión de bonos de Deuda Interna, como forma de financiar parte de los gastos autorizados del presupuesto, no resulta contraria a las disposiciones constitucionales." No habiendo motivos que le impongan a esta Sala Constitucional la necesidad de variar el criterio antes transcrito, debe decirse de nuevo que el hecho de que la Ley de Presupuesto autorice a la Administración Central a financiarse mediante la emisión de bonos de 23 la deuda pública no contraviene el texto ni el espíritu de las normas constitucionales, siendo valoraciones de carácter político (concretamente, de política fiscal) las que deben intervenir a la hora de decidir la forma en que el Estado financiará sus gastos de capital, entendida la regla señalada en el considerando III anterior de que dichos recursos provenientes del endeudamiento público no pueden ser empleados para la financiación de gastos corrientes. No compete tampoco a la Sala Constitucional valorar el porcentaje del gasto público que puede ser válidamente financiado con ingresos provenientes del endeudamiento interno, pues la determinación de tal valor también supone una decisión propia de la política fiscal del Estado. También en inconstitucionalidad este de caso, una es norma importante presupuestaria subrayar que que la autorice la emisión de bonos no dependerá de su cuantía bruta, ni del porcentaje del gasto total que represente, sino de que dichos ingresos extraordinarios hayan sido previstos para la cobertura de gastos de capital, y no de gastos corrientes. X.- Sobre la posibilidad de autorizar la emisión de bonos en una ley de presupuesto y no en una ley ordinaria. La Sala constitucional, a partir del voto 121-89, ha sostenido una reiterada tendencia jurisprudencial en el sentido de considerar contrarias a la Constitución Política a todas aquellas normas generales contenidas en una Ley de Presupuesto que regulen materias no propiamente presupuestarias. Así, ha dicho la Sala que: "... es enteramente procedente que se incluyan "normas generales" en las normas de presupuesto, siempre y cuando ellas se materia encuentren significa, ligadas o lo que a la es especialidad lo mismo que decir, esa a la ejecución del presupuesto. Lo que no es posible incluir en las leyes de presupuesto son las normas que no tienen ese carácter, ya que ellas deben regularse por lo dispuesto para las leyes comunes u ordinarias... Si bien el artículo 105 de la Constitución Política, dispone entre otras cosas, que la potestad de legislar reside en el pueblo, el cual la delega por medio del sufragio en la Asamblea Legislativa, es en los incisos 1.) y 11.) del artículo 121 de la Carta Política que se distingue entre dos diferentes modos y 24 formas de legislar según corresponda a la materia de que se trate. El primer texto Poder Legislativo la atribuye de potestad manera de exclusiva "Dictar las al leyes, reformarlas, derogarlas y darles interpretación auténtica, salvo lo dicho en el artículo referente al Tribunal Supremo de Elecciones." Por su parte el inciso 11.) atribuye también de manera exclusiva al citado Poder la potestad de "Dictar los presupuestos ordinarios y extraordinarios de la República". Como podrá observarse la atribución del inciso primero constituye una potestad muy amplia que atañe en general a las leyes ordinarias o comunes, en tanto que la del inciso 11.) es de carácter especial cuyo desarrollo se contempla en los artículos 176, 177, 178, 179 y 180 en relación con el numeral 125 in fine que impide al Poder Ejecutivo el veto en materia de legislación presupuestaria. Es así, que si la Constitución contempla por separado esas facultades, es porque se trata de actos legislativos de diferente naturaleza y contenido, aunque el presupuesto sea una ley formal y material y las demás leyes deban tener también ese carácter. IV. Establece Constitución, ordinario de probables y entre la otras gastos durante 176 que comprende los Pública, artículo cosas República todos Administración el de "el todos nuestra presupuesto los ingresos autorizados, el año de económico... la El Presupuesto de la República se emitirá para el término de un año, del diciembre." siguientes primero Con de procedimientos la de enero fundamento Constitución especiales que en al los treinta y uno artículos se profundiza el Poder más Ejecutivo 177 en y de y los el Congreso deben observar en la tramitación de dicha ley. Lo mismo ocurre en el Reglamento de Orden, Dirección y Disciplina Interior de la Asamblea Legislativa. Es por ello que esta Sala concluye en el sentido de que el presupuesto de la República es una ley formal y material pero especial por la materia que la constituye y por el procedimiento ya 25 comentado. De los textos antes citados se desprende que la competencia atribuye o legitimación que constitucionalmente se a la Asamblea Legislativa sobre tan importante materia, es para fijar en los presupuestos los ingresos probables y los gastos autorizados de la Administración Pública con las modalidades que para sus modificaciones y para sus presupuestos extraordinarios la misma Constitución señala. No puede en consecuencia, el Poder Legislativo bajo la potestad presupuestaria que se apunta, regular materias de diferente naturaleza o contenido a esa especialidad. Lo expuesto es congruente con la atribución exclusiva del Poder Ejecutivo de elaboración del proyecto de presupuesto ordinario y la iniciativa de sus modificaciones y de los extraordinarios, así como de la Asamblea Legislativa en cuanto a su dictado, además, con la modalidad ya analizada de que el Poder Ejecutivo no tiene atribución de veto sobre su aprobación, a tenor del numeral 125 de la Carta Fundamental." (Sentencia número 121 de las once horas del veintitrés de noviembre de mil novecientos ochenta y nueve) A contrario sensu, todas aquellas normas generales de materia presupuestaria contenidas en una Ley de Presupuesto son enteramente acordes con el espíritu de la Constitución Política. Para precisar si el contenido presupuestaria, de una debe disposición partirse de la normativa definición es o no que la materia misma Ley Fundamental brinda en su Capítulo I, Título XIII, en el sentido de que se trata propiamente de aquella materia referente a establecer los gastos del extraordinarios, emisión de Estado para títulos exclusiva de artículo 121 la su de la Asamblea deba ordinaria. hecho, ser la y las financiación. deuda fuentes, La pública, Legislativa constitucional) necesariamente De Central no regulada autorización si bien (según el constituye mediante autorización ordinarias la para de emisión captar la competencia inciso una para y 15° materia de una recursos en del que Ley el mercado de capitales constituye uno de los mecanismos típicos de financiación del gasto público, por lo que resulta infundado el alegato de los señores diputados en el sentido de que con ello se violan los principios de reserva legal e inconstitucionalidad de las 26 normas presupuestarias atípicas. Lo primero por cuanto es una Ley (la de Presupuesto) la que está estipulando el endeudamiento; lo segundo porque se trata de una materia típicamente presupuestaria. XI.- Sobre la tipicidad de las transferencias a entidades públicas y privadas en la Ley de Presupuesto. Ante el cuestionamiento que los consultantes hacen acerca de la constitucionalidad de establecer transferencias directas de fondos públicos a Municipalidades y entidades privadas por vía de Ley de Presupuesto, es evidente dirigidas a dichas renglones del el carácter entidades, gasto público, ya típico que corriente de las constituyen o de partidas precisamente capital, según se destine a la adquisición de bienes y servicios de consumo o de capital. En los constitucionalidad términos consultan los dichos, las señores partidas diputados son cuya normas típicamente presupuestarias y por ende no contravienen el sistema presupuestario regulado por nuestra Ley Fundamental; así lo ha dicho la Sala Constitucional en el voto 5742-94, de las catorce horas cincuenta y cuatro minutos del cuatro de octubre de mil novecientos noventa y cuatro. No obstante lo anterior, debe destacar esta Sala que los recursos públicos que el Estado transfiera a personas de derecho privado no pueden estar dirigidos a cubrir erogaciones propias del Ente central, pues tal práctica sería contraria a todo el sistema constitucional de fiscalización del gasto público. En ese sentido, en la sentencia 5399-95, este Tribunal dijo: "III.- La transferencia de 3,578,844.500 colones a la Fundación de Cooperación Estatal (FUCE), para el pago de incentivos movilidad a funcionarios laboral asociados con el reentrenamiento a y públicos por reestructuraciones, cierre de concepto así como instituciones de gastos públicas, funcionarios y gastos de divulgación y promoción, es un caso de traslado de fondos públicos a un ente privado para que este último satisfaga obligaciones del propio Estado que se originan en las relaciones ordinarias de empleo que éste mantiene con algunos de sus funcionarios, o atienda otros rubros que regularmente es el propio Estado directa. el que debe atender y pagar de manera La disposición implica sustituir el régimen de 27 pago de obligaciones públicas determinadas, singulares y concretas, previsto en la Constitución Política, que atribuye esa competencia a la Tesorería Nacional, por otro diverso y especial que configura un supuesto excepcional no autorizado por ese texto fundamental. En efecto, dispone la Constitución en su artículo 185: "Artículo 185.- La tesorería nacional es el centro de operaciones de todas las oficinas de rentas nacionales; este organismo es el único que tiene facultad legal para pagar a nombre del Estado y recibir las cantidades que a título de rentas o por cualquier otro motivo, deban ingresar a las arcas nacionales." Por la similitud que tiene con el presente, no está demás recordar que en un caso anterior, en que se pretendía autorizar a la Dirección Nacional de Hidrocarburos para girar directamente los dineros captados en virtud de la actividad de explotación de los recursos naturales hidrocarburados, este tribunal dijo: "Aunado a estos aspectos de captación y asignación de los renglones en los que se emplearán estos recursos públicos, los artículos 3 y 9.ch) del Proyecto permitiría a la Dirección (Nacional de Hidrocarburos) girar directamente los dineros captados explotación en de virtud los de la actividad recursos de naturales hidrocarburados, incurriendo en otra transgresión a la Constitución, en esta ocasión al artículo 185 "Por ello inconstitucional es autorizar a absolutamente una Dirección que forma parte de una Cartera del Poder Ejecutivo, cuyo titular Presidente de es un obligado la República y colaborador no su par, del para percibir, presupuestar y girar fondos públicos a su entera conveniencia; lo cual implica, además, otra violación constitucional la del texto y 28 doctrina de los artículos 121 inciso 11), 176 y siguientes que regulan el Presupuesto Nacional y, por consiguiente la previsión, la autorización legislativa expresa, el manejo, la disposición y la liquidación de los fondos públicos, creándose en el Proyecto bautizado con lo el que el nombre lenguaje popular ha "cajas chicas", al de margen de las normas, la prudencia y el control en el manejo de la Hacienda Pública. En consecuencia la Sala considera inconstitucional el artículo 3, el cual sugiere eliminar del Proyecto" (resolución No.6240-93 de las 14:00 horas del 26 de noviembre de 1993). En razón de que en el caso que ahora se consulta la transferencia de fondos se hace a un ente privado para atender gastos del propio Estado, la hipótesis quizá es más grave que la que el tribunal examinó en la resolución últimamente citada. De cualquier modo, la Sala estima que es inconstitucional (por vulnerar el artículo 185 transcrito) la transferencia de fondos que se autoriza para FUCE." (Sentencia cincuenta y número cuatro 5399, minutos de del las tres quince de horas octubre de con mil novecientos noventa y cinco) En consonancia con esta línea jurisprudencial, debe esta Sala indicar que la transferencia de fondos públicos a entes privados por vía de Ley de Presupuesto es válida, siempre y cuando con la misma no se transfieran también deberes propios del Estado en cuanto al giro y control de los fondos públicos. XII.- Sobre la posibilidad de que la Ley de Presupuesto contenga partidas que no especifiquen concretamente su destino. Por último, acusan los consultantes la inconstitucionalidad de cuatro partidas, las identificadas bajo los códigos: 702 01 241 31 210, dirigida a la Iglesia Bautista de Barrio Luján por un valor de quinientos mil colones; 637 01 131 15 262, de la Asociación Costarricense para la Promoción de las Ciencias y la Tecnología, por un valor de un millón doscientos cincuenta mil colones; 637 01 131 29 42 209, para la Fundación Consejo de la Tierra, por diez millones de colones, y 636 01 131 12 200, para la asociación Costarricense de Presupuesto, por un monto de un millón quinientos mil colones. Sobre este particular, la Sala Constitucional tuvo oportunidad de decir, en otra oportunidad, que: "Lo que no es posible desde el punto de vista Constitucional, es que ingresos incorporados o no mediante Decreto, no tengan especificado en el Presupuesto, cuál será su destino, pues en esta materia existe una reserva absoluta. En efecto, los gastos y su destino deben quedar expresamente autorizados por la Asamblea Legislativa, según lo dispuesto en el artículo 176, 178 a 180, en relación con el artículo 121 inciso 11, todos de nuestra Constitución Política. De esta forma, si la Asamblea Legislativa expresamente prevé, de qué forma gastará o qué destino dará a los ingresos que se incorporen en un futuro mediato, no se estarán vulnerando sus potestades, pues no se estarán destinando a ningún fin no autorizado en el Presupuesto; únicamente, se fortalece el concepto de Caja Única, para reforzar la financiación de los gastos ya autorizados. No obstante, si no se especifica en el Presupuesto qué destino se le dará a esos ingresos, la Asamblea estaría otorgando una autorización en blanco al Ejecutivo para gastar, la cual no es posible ni aún por delegación expresa, por ser contraria a los artículos 9, 121 inciso 11, 178, 180 párrafo final, y lógica del 125, todos de la Constitución Política... ). derecho veto de Si no en puede materia el Ejecutivo ni presupuestaria, ejercer mucho el menos puede pretender ser el que dicte el Presupuesto, delegación que no puede hacerse en virtud de la Ley. La Asamblea Legislativa, es entonces, la única que como se dijo- puede mediante su aprobación o no, indicar el destino de los gastos, pues es la llamada a limitar la acción de los poderes públicos en el uso y disposición de los recursos del Estado." (Sentencia número 1716, de las quince horas del veintisiete de noviembre de mil novecientos noventa) En 30 ese mismo sentido, los votos 5339-95 y 6859-96. En dentro efecto, de la especifiquen no Ley es de posible considerar Presupuesto, claramente todos de sus legítima partidas elementos en la las inclusión, que no esenciales: se valor, destinatario, fuente de ingreso y destino a ser dado a los recursos. Lo contrario implicaría trasladar al Poder Ejecutivo la labor de aprobación de las erogaciones públicas, cuya competencia es exclusiva de la Asamblea Legislativa. Al no indicarse el destino de los recursos, se permitiría al destinatario de la partida, emplearla de que él estime apropiada, lo que no puede suceder tratándose del manejo de fondos públicos, para cuya correcta administración, la vinculación principio al fin del gasto es un esencial. En ese sentido, la consulta en cuanto a este extremo debe ser respondida en el sentido de que la inclusión de partidas presupestarias sin destino específico es inconstitucional. XIII.- En los términos que se dirá en la parte dispositiva de esta sentencia, se tiene por evacuada la consulta, con el voto salvado del Magistrado Piza Escalante. Por tanto: Se evacua la consulta formulada sobre el Proyecto de Ley de Presupuesto Ordinario y Extraordinario de la República, Fiscal y por Programas, legislativo para el Ejercicio número 13.268 Económico en el del año 1999, sentido de expediente no son inconstitucionales: 1) la omisión de la firma en la moción de fondo número 78; 2) la disposición del orden del día establecido en las sesiones números 101, del lunes dos de noviembre y 108, del jueves doce de noviembre pasado; 3) la distinción entre los presupuestos ordinario y extraordinario mediante el sistema de codificación por el objeto; 4) la emisión de bonos de la deuda interna ni su inclusión en la Ley de Presupuesto; 5) la inclusión de una partida destinada a cubrir gastos anteriormente presupuestados, pero cuya liquidación no se pudo realizar en el plazo señalado por el artículo 50 de la Ley de la Administración Financiera de la República; 6) la estipulación de transferencias a Municipalidades o a entidades de derecho privado mediante su inclusión en la Ley de Presupuesto, sin perjuicio de lo señalado en aparte b) siguiente. Por su parte, sí resulta contrario a la Constitución Política: a) financiar gastos 31 corrientes con ingresos extraordinarios; y b) la inclusión de partidas presupuestarias que no especifiquen el destino en el que serán empleados los fondos públicos transferidos; c) la autorización para emitir bonos de la deuda interna sin especificar parámetros objetivos relativos al plazo y la tasa de interés. En lo demás, no ha lugar a evacuar la consulta formulada. Luis Paulino Mora M. Presidente R. E. Piza E. Eduardo Sancho G. Adrián Vargas B. Luis Fernando Solano C. Carlos M. Arguedas R. S. Castro A. Mcp/oc/7811-V-98/1céd.- Voto salvado del Magistrado Piza Escalante Concurro, en general, en la decisión de la Sala de no pronunciarse, por ahora, sobre las objeciones a la composición de la Comisión Permanente de Asuntos Hacendarios y de la Subcomisión de Presupuesto de la misma, así como en los aspectos citados en los incisos 1., 2., 5. y 6. de los que la Sala desestima, y en los incisos a), b) y c) de los que estima como inconstitucionales, con algunas, salvedades, clarificaciones y advertencias. Pero disiento y salvo mi voto sobre los de los incisos 3. y 4. de los primeros, los cuales sí considero incompatibles con el Derecho de la Constitución, junto con los dichos a), b) y c) de los segundos y con otros que agrego 32 0 - Aclaración Preliminar (Naturaleza del Presupuesto) Muchos de los males que aquejan a las finanzas públicas se corrigirían casi por sí mismos con que se reconociera que la Ley de Presupuesto no es, pese a la reiteración con que lo dicen las autoridades públicas y la propia mayoría de la Sala Constitucional, una “ley formal y material”, sino, como vengo diciendo insistentemente desde mi voto salvado a la sentencia #0121-89 (de 11:00 horas del 23 de noviembre de 1989, exp.#139-89, en consulta legislativa de los Dips. Alex Solís Fallas et alt. sobre normas generales de la Ley de Presupuesto para 1990), sólo “ley “formal”, ya que materialmente es un “acto administrativo de autorización legislativa” al cual la aprobación de la Asamblea no confiere carácter de “ley en sentido material”, aunque ésta se haga por los trámites ordinarios de ellas —en este caso especiales— (art. 124 in fine, reformado, de la Constitución Política). Esta tesis no le quita al presupuesto, ni su importancia capital, ni su carácter de “acto del Parlamento”, esencial al Estado Democrático de Derecho, como materialización de un “Plan de Desarrollo” que debería ser también legislativo —esto sí como legislación formal y material. I – Presupuestos Ordinario y Extraordinario: La mayoría no se hace problema con la diferencia conceptual que existe entre Presupuestos —Ordinario y Extraordinario—, los ingresos — ordinarios y extraordinarios— que los alimentan y los egresos — ordinarios y extraordinarios— que los consumen; diferencias que me parecen esenciales, aunque es obvio que la naturaleza de los primeros — Presupuestos— se defina en función de los segundos —ingresos—. En este sentido, a mi juicio, el hecho de que en los artículos 176 y 177 de la Constitución Política y en la propia sentencia transcrita se definan ambos Presupuestos en razón del origen de sus recursos previstos —ordinarios o extraordinarios— no debe inducir al simplismo de considerar que las exigencias constitucionales quedarían satisfechas con la mera distinción, más o menos ascequible, sencilla o explícita, entre unos y otros ingresos: lo que los textos fundamentales requieren es que, aunque ambos Presupuestos se contengan, válidamente, en un solo documento, continúan siendo dos actos jurídicos separados y separables, clara y distintamente, en los cuales se establezcan, clara y distintamente, tanto los respectivos ingresos como los egresos que con ellos se traten de financiar, entre otras cosas para determinar con qué clase de recursos se 33 están pretendiendo financiar uno y otro y a qué clase de gastos se destinará. Con otras palabras: precisamente la posibilidad de que de hecho no coincidan los ingresos —o los egresos— ordinarios con el Presupuesto Ordinario, o los ingresos —o egresos— extraordinarios con el Presupuesto Extraordinario es la hipótesis necesaria para establecer su misma validez constitucional. Y lo dicho respecto de los ingresos resulta aun más cierto en lo que hace a los egresos o gastos que cada Presupuesto autoriza realizar, porque es obvio que su carácter de ordinarios o de extraordinarios no depende de los recurso con que se cubran sino de su propia naturaleza y condición (por ejemplo la regularidad, permanencia y necesidad de los primeros frente a la excepcionalidad, singularidad y contingencia de los segundos, que les tornan en imprescindibles y prescindibles, respectivamente). Con base en los precedentes y jurisprudencia de esta Sala, debe concluirse, pues, en que es incompatible con el Derecho de la Constitución el que no se separen —como no se separan en el proyecto consultado—, clara y distintamente, formal y materialmente, los Presupuestos Ordinario y Extraordinario, aunque estén contenidos en un solo documento, de manera que pueda determinarse con toda claridad y sencillez cuál es el uno y cuál el otro. En consecuencia, declaro que es inconstitucional no separar, clara y distintamente, el Presupuesto Ordinario del Presupuesto Extraordinario, aunque se incluyan en un mismo documento. II — Sobre ingresos y egresos, ordinarios y extraordinarios: No puedo compartir la tesis de la mayoría de que las exigencias constitucionales de claridad y sencillez se satisfagan con la codificación de los gastos presupuestarios por su objeto —que nada tiene que ver con su naturaleza, mucho menos con la de los ingresos respectivos—, ni siquiera con la codificación numérica por la fuente de financiamiento de cada partida que, en lo mejor de los casos, sólo haría posible determinar los ingresos con los que se pretende financiar cada una de la partidas de gastos autorizados, a lo sumo y mediante una compleja operación que no está al fácil alcance por lo menos de los ciudadanos, como destinatarios de la ley, y no permite del todo calificar la naturaleza —ordinaria o extraordinaria— de los gastos que autoriza, ni aun acudiendo a fuentes complementarias, que de todas maneras no satisfacen los requisitos de 34 claridad y sencillez implícitos en el principio de publicidad de las leyes, como es el caso del Reglamento General del Sistema Presupuestario de la Administración Central, #26402-H de 6 de octubre de 1997, el cual dispone, en su artículo 67, sobre “Clasificadores Presupuestarios”, amén de una “clasificación económica” de los ingresos, cuatro clases de “clasificaciones de los gastos”: a) institucional —por dependencias públicas, destinatarias de los créditos autorizados—, d) funcional —de acuerdo con la naturaleza de los servicios de las mismas—, b) por objeto del gasto —esto es, por actividades, bienes y servicios, que se declara básica—, y c) económica —por el impacto que se supone de las acciones fiscales en la economía—. La verdad es que, ni siquiera con la ayuda de la codificación de los ingresos, en el Reglamento o en la propia Ley, que nada dice sobre la naturaleza de los gastos, ni del dicho instrumento reglamentario resulta posible distinguir, con mediana facilidad, entre los dos tipos de gastos que interesan: ordinarios y extraordinarios, desde el punto de vista que interesa al ejercicio de la Justicia Constitucional, que ha de ser el eminentemente jurídico del Derecho de la Constitución, en función de las normas, principios y valores del Estado Democrático de Derecho que el Presupuesto está llamado a servir como uno de sus más importantes instrumentos —sobre todo en un sistema como el costarricense, en que la propia Ley de Presupuesto ha venido prácticamente a reemplazar los “Planes de Desarrollo” que en las Democracias maduras son materia reservada al Parlamento—. Ese criterio jurídico-constitucional requiere necesariamente que se garanticen ciertos imperativos del mismo Estado Democrático de Derecho, entre ellos, en lo que hace al Presupuesto, los principios de legalidad, universalidad, equilibrio, anualidad y sus corolarios, que ya la Sala ha enfatizado y aplicado (especialmente en su sentencia dicha, #6859-96, donde destacó la necesidad constitucional, entre otras, de “desglosar, clara y distintamente, los egresos, de una u otra índole [ordinarios o extraordinarios], que se pretenden financiar con cada uno de aquellos ingresos” (sent. cit. #6859-96, Cons.VIII), con lo cual este Tribunal Constitucional explícito, no sólo las disposiciones constitucionales, sino, además, el artículo 502.10 de las "Normas Técnicas sobre Presupuesto", publicadas en La Gaceta #183 de 27 de setiembre de 1988, que define a la publicidad presupuestaria 35 cuando dispone que “el Presupuesto aprobado debe tener una divulgación conveniente y oportuna, de tal manera que sea conocido por quienes lo deben ejecutar, controlar y evaluar, y estar disponible para los interesados“. En todo caso, esa falta de claridad respecto de la naturaleza, tanto de las fuentes de los ingresos, como de los egresos que con éstos se tratan de financiar, ha sido incluso destacada y calificada de inconstitucional por el propio Contralor General de la República, en un escrito presentado en los expedientes #98.0038 y #98.0062, que son acciones de inconstitucionalidad acumuladas contra la Ley de Presupuesto para 1998 (folios 92 a 136), lo cual adquiere relevancia especial por su procedencia: el órgano constitucionalmente llamado a la fiscalización general de la Hacienda Pública. En consecuencia, el proyecto de Ley de Presupuesto para 1999 consultado resulta inconstitucional, formalmente, en cuanto no desglosa, clara y distintamente, tanto las fuentes de los ingresos previstos como la naturaleza de los gastos autorizados, de manera que resulte fácilmente posible a los órganos de fiscalización presupuestaria y a los ciudadanos en general determinar cuáles gastos habrán de financiarse con cuáles ingresos. Lo cual debe entenderse extensivo, por las mismas razones de claridad formal, a la pretensión de distinguir entre los ingresos y egresos ordinarios y extraordinarios mediante un complejo y difícil sistema de codificación por el objeto, el destinatario, la fuente de financiamiento y la finalidad general de cada partida. Además, materialmente, la verdad es que la propia Sala, en su sentencia #8520-97 de 12:03 horas del 12 de diciembre de 1997, al resolver acciones de inconstitucionalidad contra la Ley de Presupuesto para 1997, ignoró la clasificación reglamentaria entonces vigente de los gastos, corroborada por una larga tradición, reconociendo como extraordinarios muchos de los que allí se disponían como “corrientes” u “ordinarios”, los cuales, dijo, “…ha[n] de establecerse… en atención a la característica de ser fijos, continuos o permanentes, en el sentido de que deben ser reiterados a través de los distintos ciclos presupuestarios, ello en virtud de ser imprescindibles para el ejercicio normal y ordinario de las competencias atribuidas a los órganos estatales… la citada cualidad de permanencia, continuidad o 36 necesidad de reiteración del gasto ordinario es la que más nítidamente repele y torna en repugnante y constitucionalmente incorrecta, su financiación con ingresos extraordinarios tales como los préstamos obtenidos mediante la colocación de bonos de deuda interna…… el gasto ordinario es entendido aquí desde una perspectiva jurídico constitucional que no necesariamente coincide con la noción técnicoeconómica que puedan manejar las autoridades presupuestarias para sus propios y particulares fines; de manera que la clasificación que el propio Presupuesto haga sólo sirve de orientación para esta Sede…” (cit. Considerando III). De este modo, también resulta inconstitucional la identificación, que el proyecto consultado supone, siguiendo un criterio “técnico-económico” que ya ha sido expresamente desechado por la Sala, de los gastos corrientes u ordinarios con los de consumo o que no incrementan el patrimonio estatal, y de los extraordinarios con los llamados “de capital”. III Gastos corrientes financiados con ingresos extraordinarios Comparto en esto la tesis de mayoría en el sentido de que es inconstitucional la financiación de gastos corrientes con ingresos extraordinarios, pero la matizo considerablemente, como sigue: A juicio de los consultantes, un total de ciento doce mil doscientos noventa millones doscientos treinta y cuatro mil ochocientos cincuenta y seis colones (¢112.290.234.856,00) de ingresos extraordinarios está siendo utilizado para sufragar gastos corrientes, lo que a su juicio es contrario al principio constitucional de equilibrio presupuestario, que la Sala definió en su sentencia #6859-96. En efecto, ese desequilibrio existe, y su consecuencia constitucional es evidente: en virtud del principio de “universalidad” del Presupuesto (art. 176 Const.), todos los ingresos nacionales deben ser previstos en éste — incluso si estén afectados por ley ordinaria a un destino específico, desde luego sin perjuicio de que lo estén e independientemente de su validez, de la que la Sala, como se dijo, conoce en otra acción—, y, además, del de “caja única” del Estado —correctamente entendido—, ingresar a ésta, manejada por el Tesorero Nacional, para ser utilizados indistintamente en sufragar, indistintamente, los gastos públicos autorizados (art. 183 id.). 37 De esta manera, una vez previstos e ingresados los recursos, es jurídicamente imposible atar o referir ninguno de ellos a ninguno de los gastos; pero menos aun podría hacerlo este Tribunal Constitucional, limitado como está a declarar la validez o invalidez estrictamente jurídica de normas o actos impugnados de inconstitucionalidad, de forma que, constatado el desequilibrio presupuestario que se denuncia en la consulta, no estaría la Sala en capacidad, jurídica ni material, de hacer o intentar ninguna selección de partidas concretas de gastos ordinarios afectados por la financiación extraordinaria, lo cual implicaría, además, invadir flagrantemente la competencia exclusiva de los poderes políticos del Estado, específicamente de la Asamblea Legislativa; máxime que, como se dijo, tampoco la propia Ley de Presupuesto, ni siquiera con la ayuda de criterios técnicos o reglamentarios, permite una distinción jurídicamente viable y segura entre los gastos ordinarios y extraordinarios que autoriza; todo ello, con la única posible conclusión de tener que declarar la invalidez del Presupuesto en su totalidad. No obstante, es evidente que ningún Tribunal Constitucional puede desentenderse del todo de las consecuencias políticas, económicas o sociales de sus fallos, consecuencias que, además, en tratándose del Presupuesto Nacional serían catastróficas si llegare a tenerse que declarar su inconstitucionalidad como un todo, con el efecto inevitable de su nulidad absoluta y, por ende, retroactiva —con la única salvedad de los derechos adquiridos de buena fe, como lo preceptúa expresamente el artículo 91 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional—, y sin que ningún dimensionamiento de ese efecto retroactivo pudiera evitarlas, ni paliarlas por lo menos. Lo que pasa es que el Derecho, en general, y el Derecho de la Constitución, en especial, ofrecen siempre soluciones apropiadas sin necesidad de claudicar de sus principios y valores, con sólo que se razone bien y se comprenda su naturaleza simplemente instrumental, en función de los fines y necesidades de la colectividad que los sustenta. En el presente caso parece clara la necesidad de encontrar una solución jurídicamente posible y constitucionalmente válida al problema, a partir de dos hechos graves y evidentes: uno, el de que, mediante el expediente, alegre e inconstitucional, de recurrir al endeudamiento para cubrir gastos corrientes y ordinarios, la deuda pública viene creciendo en progresión geométrica, al extremo de que para 1990 sobrepasará el billón de colones —en castellano, un millón de millones—, y de que estudios muy 38 objetivos y oficiales han profetizado que, de no adoptarse remedios heroicos inmediatos —que hasta ahora no se adoptan— en el año de 2002 alcanzará a un 111% del producto interno bruto, lo cual la hace, obviamente, inmanejable y ruinosa, de manera que ya nadie pretende con seriedad que frenar esa carrera pueda atentar contra el bien común; el otro, el de que, si bien el financiar egresos ordinarios con ingresos extraordinarios es flagrantemente inconstitucional, y debe corregirse con absoluta prioridad, la realidad es la de que se viene haciendo en forma pertinaz, al punto de que ya no es materialmente posible corregirlo de una sola vez. Se requiere, pues, de un esfuerzo progresivo y también extraordinario, el cual, precisamente por “extraordinario”, sí permite justificar que un porcentaje progresivamente menor de tales egresos ordinarios se continúe financiando con ingresos extraordinarios, a condición, eso sí, de que esto se haga dentro de y en estricta conformidad con un programa viable y formal que ofrezca una seguridad de saneamiento del problema en un plazo razonable. Asumo la responsabilidad de advertir que, a su juicio, ese programa aun no existe, de modo que hasta hoy no puede prevenir una eventual declaración de inconstitucionalidad y la consiguiente nulidad del Presupuesto como un todo; pero estima que todavía puede emprenderse, ojalá con el concurso de todos los sectores políticos y económicos y la necesaria participación de la Contraloría General de la República. IV — Financiación del Presupuesto con endeudamiento: Estoy de acuerdo con la mayoría en que la financiación del Presupuesto con endeudamiento, traducido en ingresos extraordinarios, en el caso en bonos de la deuda interna, no es en sí inconstitucional, a condición, desde luego, de que no se pretenda cubrir con ellos gastos ordinarios. Sin embargo, debo recordar las reservas importantes hechas por este Tribunal sobre la eventual invalidez de una financiación incluso de gastos extraordinarios mediante recursos de endeudamiento como son los bonos de la deuda interna, por ejemplo cuando dijo, textualmente si bien no es inconstitucional que parte de los gastos autorizados del presupuesto se financie por medio de esa emisión —de conformidad con los criterios externados más adelante—, debe respetarse siempre el principio de proporcionalidad y razonabilidad de la Constitución Política, de modo que una emisión de 39 bonos abiertamente desproporcionada e irracional — como el financiamiento total o mayoritario del presupuesto por esa vía— si podría, eventualmente, contener el vicio de inconstitucionalidad…(sent. cit. #6859-96, Cons. VIII) No compete, normalmente, a la Sala Constitucional valorar el porcentaje del gasto público que puede ser válidamente financiado con ingresos provenientes del endeudamiento interno, pues la determinación concreta de tal valor supone, en general, una decisión propia de la política fiscal del Estado; sin embargo, eventualmente podría y debería hacerlo, a fin de determinar, conforme al precedente dicho, si esa financiación extraordinaria excede de los límites de la razón y la prudencia, la Justicia o el bien común implícitos, inequívocamente, en la discrecionalidad o libertad de determinación de la Asamblea Legislativa, porque el Derecho de la Constitución impone a todos los órganos públicos, incluso el Parlamento, la “interdicción de la arbitrariedad”. En este sentido, no deja de ser altamente preocupante el hecho, denunciado por los Diputados consultantes, de que esta vez se esté financiando con endeudamiento una porción tan elevada como del 40% del Presupuesto —sin contar los aumentos que posiblemente se producirán durante el ejercicio fiscal—, sobre todo si se tiene presente que esa carga ha venido creciendo constantemente, a un ritmo que prácticamente coincide con el que varios reconocidos expertos pronosticaron desde 1996 para situar la deuda pública, en el año 2002, en un 111% del producto interno bruto. V — Sobre la autorización al Poder Ejecutiva para emitir bonos Como lo dije en mí voto salvado a la sentencia #6859-96, en compañía de la Magistrada Calzada Miranda: “…es inconstitucional incluir, en el capítulo de “ingresos de capital” extraordinarios del Proyecto, una emisión de bonos deuda interna (Código 2 4 1 1 1 01 27), la cual no ha sido autorizada por la legislación común u ordinaria, con base en las siguientes consideraciones: I - En los últimos años, inexplicablemente, se ha venido autorizando en la Ley de Presupuesto al Poder Ejecutivo para emitir títulos de la deuda pública, incluso delegándole la potestad de emitirlos -y por cierto que ni siquiera al Poder Ejecutivo como tal, sino al Ministerio de Hacienda directamente, la de fijarles sus plazos, tasas de intereses y otras condiciones fundamentales-; todo lo cual implica, no sólo una 40 claudicación de competencias legislativas, que en ningún sistema constitucional sería admisible, y en Costa Rica menos, en virtud de la prohibición absoluta a los poderes públicos de delegar el ejercicio de funciones que les son propias (art. 9º Const. Pol.), sino también implica una transgresión del principio de legalidad, sobre todo en su corolario del de reserva de la ley. II.- En efecto, esos bonos y otros títulos de la deuda pública constituyen auténticos empréstitos, en su más pura y precisa acepción. Así los define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, cuando dice: “Empréstito: m. Préstamo que toma el Estado o una corporación o empresa, especialmente cuando está representado por títulos negociables o al portador. Cantidad así prestada” (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Madrid, XX Ed., 1984, tomo I, voz “empréstito”). Lo anterior viene, por otra parte, apoyado en la lógica más elemental: al igual que cualquier otro empréstito, pero más gravemente si se quiere, estos títulos forman parte esencial de la “deuda pública”. No hay ninguna posible justificación para que, mientras la aprobación pormenorizada de un contrato de préstamo, negociado con una entidad financiera, generalmente reconocida por su seriedad y solvencia, esté cubierta por la reserva absoluta de la ley ordinaria que establecen la doctrina del Estado Democrático de Derecho y el texto expreso de la Constitución (art. 121 inc. 15)), mientras que empréstitos constituidos mediante títulos negociables, que se adquieren en el mercado por cualquiera, sin ninguna restricción ni condición financiera o aun moral, puedan crearse por el Poder Ejecutivo mediante delegaciones en blanco, no sólo para emitirlos, sino también para fijarles elementos tan fundamentales como el plazo de su vencimiento y la tasa de sus intereses; y todo esto en una Ley —la de Presupuesto— que, en el sistema costarricense, nunca ha tenido el efecto de crear ingresos públicos de ninguna naturaleza: los ordinarios, porque topan con la reserva de la ley común en materia de impuestos y otros tributos (art. 121 inc. 13) Const. Pol.); los extraordinarios, porque se dan, asimismo, de frente contra la otra reserva de la ley común, en materia de empréstitos y de endeudamiento público (art. 121 inc. 15) id.). III.- En síntesis, la emisión de bonos de deuda interna debe haber sido dispuesta por la legislación común, ya que en virtud del principio de 41 “legalidad constitucional” y de la atribución exclusiva de competencia legislativa en materia de “empréstitos”, preceptuada por el artículo 121 inciso 15) de la Constitución Política, con exclusión de la “Ley de Presupuesto”, por su naturaleza y conforme a la jurisprudencia constitucional existe una reserva absoluta de ley en esta materia. De allí que, la inclusión, entre los ingresos extraordinarios del Proyecto consultado, de una autorización al Poder Ejecutivo para emitir casi ¢ 200.000,000.000,00 —doscientos mil millones de colones; que equivaldría a más de un 38% del Presupuesto total— en bonos de la deuda interna, y al Ministerio de Hacienda para reglamentarlos, incluso en aspectos tan fundamentales como plazo e intereses, es, a todas luces, inconstitucional, o sea, incompatible con el Derecho de la Constitución, e invalida, no sólo esos recursos previstos, sino también, como consecuencia de ello y del principio de equilibrio presupuestario, egresos que con ellos se pretenden financiar, y que la falta total de desglose impide, por ahora, individualizar. En este punto, la mayoría de la Sala reiteró lo resuelto en una reciente acción de inconstitucionalidad (Expediente Nº 1722-95), según sentencia Nº 1971-96 de quince horas del treinta de abril de año en curso, en la cual este Tribunal, reafirmando resoluciones anteriores, concluyó en que: “...no constituye exceso en la materia presupuestaria la inclusión de una autorización para endeudarse hasta un monto determinado..., endeudamiento que se materializa con la emisión de bonos en moneda nacional...”, o, más claramente, en la que allí remite, Nº 7598-94 de once y dieciocho horas del veintitrés de diciembre de mil novecientos noventa y cuatro, en la que declaró que: “...la emisión de bonos de Deuda Interna, como forma de financiar parte de los gastos autorizados del presupuesto, no resulta contraria a las disposiciones constitucionales...” Dado que suscribí ambas sentencias, me siento obligado a declarar que, rectifico mi voto en ambas sentencias y, en tal sentido, a señalar: a) Que en la misma sentencia Nº 1722-96 la Sala reconoce que en la emisión de bonos de la deuda interna “se está en presencia de un empréstito público en sentido estricto...por cuanto el Estado recurre al 42 mercado financiero en demanda de fondos, con la promesa de reembolsar el capital, en las condiciones y formas que los reglamentos fijan y pagar intereses periódicos, obligaciones financieras que se materializan en los bonos emitidos en serie, que en este caso son los bonos de deuda interna...” b) Que, a pesar de que declara constitucional la autorización, en la Ley de Presupuesto, al Poder Ejecutivo para emitir los bonos, incluso en moneda extranjera —que considera continúan siendo deuda interna—, no obstante, invalida por inconstitucional la que lo faculta para colocarlos en el mercado externo, por violación de la reserva de ley calificada resultante del artículo 121 inciso 15) de la Constitución; lo cual implica, para los firmantes, suponer una reserva de la ley ordinaria en el párrafo segundo del inciso 15), que se refiere a los empréstitos exteriores, pero no en el párrafo primero del mismo, que lo hace a los interiores” . VI — Conclusión: Mis restantes decidencias se explican por sí solas. En consecuencia, considero que no son inconstitucionales: 1. La omisión de la firma en la moción de fondo número 78; 2. La disposición del orden del día establecido en las sesiones números 101, del lunes dos de noviembre y 108, del jueves doce de noviembre pasado; 3. La inclusión de partidas destinadas a cubrir gastos anteriormente presupuestados, pero cuya liquidación no se pudo realizar en el plazo señalado por el artículo 50 de la Ley de la Administración Financiera de la República; así como a cancelar obligaciones correspondientes a períodos anteriores, pero que no fueron presupuestadas ni pagadas en ellos, como es el caso de la específicamente consultada, código 814-27-251-80, destinada a amortizar deudas pendientes por servicio de la deuda interna; 4. La estipulación de transferencias a Municipalidades o a entidades públicas o privadas en la Ley de Presupuesto; En cambio, que sí resulta contrario a la Constitución Política: 43 a) No separar, clara y distintamente, el Presupuesto Ordinario del Presupuesto Extraordinario, aunque se incluyan en un mismo documento; b) No desglosar, clara y distintamente, las diversas clases de ingresos previstos y de egresos autorizados, de manera que resulte fácilmente posible a los órganos de fiscalización presupuestaria y a los ciudadanos en general, determinar cuáles gastos habrán de financiarse con cuáles ingresos; c) Distinguir entre ingresos y egresos ordinarios y extraordinarios mediante un complejo y difícil sistema de codificación por el objeto, el destinatario, la fuente de financiamiento y la finalidad general de cada partida; o bien mediante la identificación, que el proyecto consultado supone, de los gastos corrientes u ordinarios con los de consumo, y de los extraordinarios con los llamados “de capital”; d) Incluir partidas o transferencias presupuestarias que no especifiquen el destino en el que serán empleados los fondos públicos asignados y que, en su caso, no se justifiquen con toda claridad en la realización de fines públicos específicamente vinculados a la esfera de competencia o giro de sus destinatarios; e) Calificar como gasto extraordinario una parte del servicio de la deuda pública, como es su amortización regular u ordinaria, junto con sus intereses, comisiones y gastos normales; f) Financiar gastos corrientes con ingresos extraordinarios, pero esto en condiciones normales, ya que no lo sería el que algunos de los primeros continúen cubiertos con recursos de los segundos, siempre y en la medida en que ello forme parte de un verdadero programa extraordinario de saneamiento presupuestario y fiscal. g) En general, la financiación desproporcionada del Presupuesto para 1999 mediante bonos de la deuda interna, que constituyen un empréstito y por ende, un recurso extraordinario, por un monto mayor que el de 1998 y equivalente a un 40% del total de los ingresos previstos; h) La autorización dada en la Ley de Presupuesto al Poder Ejecutivo para emitir bonos de la deuda interna por un monto de hasta trescientos veinte mil seiscientos setenta y dos millones, ciento 44 sesenta y seis mil colones (¢320.672.166.000), y para determinar reglamentariamente aspectos fundamentales como su plazo de vencimiento —siquiera mínimo— y sus intereses —siquiera máximos—, sin fijarle por lo menos criterios objetivos que permitan su eventual impugnación; Declaro, además, que, conforme al artículo 101.2 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, mis estimaciones de inconstitucionalidad de los incisos a), b) y c) de la sentencia principal, f)., g) y h) de este voto son de fondo y, como tales, meramente consultivas; pero las de los incisos a), b), c), d) y e) del segundo son de forma y, por ende, serian vinculantes para la Asamblea Legislativa y los Poderes Públicos en general. Por tanto, dado el esencial carácter preventivo de la consulta legislativa de constitucionalidad y el hecho de que la Ley General de Presupuesto para 1999 se aprobara sin esperar el pronunciamiento de la Sala, en virtud de la autorización excepcional del artículo 98.2 idem, haría que esta sentencia causara la nulidad, con efecto retroactivo, de la misma y, en consecuencia, la imposibilidad constitucional de ejecutarla mientras los apuntados defectos no sean corregidos. R. E. Piza E. 45 DESCRIPTORES: Consulta legislativa facultativa. Presupuesto ordinario y extraordinario para 1.999. Bonos de la deuda pública. Transferencias a las Municipalidades. Trasferencias a entidades privadas. Exp: 98-007811-007-CO-V VOTO 9792-15 SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las 12:30 horas del 23 de 23 de 1998.