Antihipertensivos

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C02. ANTIHIPERTENSIVOS
TIPO DE
MECANISMO
CRITERIOS DE UTILIZACION
MEDICAMENTO
DIURETICOS
DE ACCION
Y COMENTARIOS
Desconocido. No es
debido a reducción de la
volemia porque el efecto
hipotensor aparece a
dosis menores que las
diuréticas.
Se consideran medicamentos de primera elección,
aunque actualmente existe cierta preocupación por
los efectos secundarios a largo plazo (hiperuricemia,
descompensación de electrolitos, etc.).
Alternativamente pueden usarse otros diuréticos
relacionados con las tiazidas como clortalidona,
clopamida, xipamida, indapamida, etc. No es
TIAZIDAS Y AFINES
conveniente usar diuréticos de alto techo
(furosemida, etc.) en pacientes con función renal
Ver grupo C03A1A
normal o ligeramente disminuida porque la acción
Sin embargo, necesitan
hipotensora no es superior y en cambio aumenta el
de un mínimo de
riesgo de efectos secundarios.
funcionalismo renal para
hacer efecto
Puede ensayarse este tipo de diuréticos en pacientes
con filtración glomerular menor del 50% de la
normal, ya que en este caso las tiazidas pierden
buena parte de su eficacia.
BLOQUEANTES DE LA TRANSMISION ADRENERGICA
Posiblemente inhiben la
También se consideran medicamentos de primera
secreción de renina
bloqueando el estímulo elección. Algunos autores consideran preferible
BETA−BLOQUEANTES
beta−adrenérgico, que es comenzar con beta−bloqueante en pacientes menores
uno de los mecanismos de 50 años o en presencia de enfermedad isquémica
Ver grupo C07
coronaria.
reguladores de la
producción.
Considerados inicialmente como tratamiento de
segundo escalón por la posibilidad de hipotensión
Vasodilatación arteriolar ortostática, a veces severa, se incluyen ahora entre
ALFA−BLOQUEANTES
periférica por bloqueo los tratamientos de primera línea por sus efectos
favorables en el lipidograma y el control de la
selectivo de los
receptores
glucemia.
Ver grupo C02B5A
1−adrenérgicos.
Los efectos adversos son tolerables, pero es
necesario el ajuste progresivo de dosis.
ALFA Y
Bloquente ß no selectivo En teoría, estos medicamentos reunen las
BETA−BLOQUEANTES
y en menor medida
propiedades de los dos grupos anteriores, pero en la
bloqueante selectivo de práctica (por razones que se explican en la
Ver grupo C07A1C
receptores .
introducción al grupo C07) se comportan como
beta−bloqueantes no selectivos sin ninguna ventaja
especial sobre ellos, salvo tal vez no modificar el
lipidograma. El uso del labetalol por vía IV en el
tratamiento de crisis hipertensivas es la aplicación
1
más interesante de este grupo de fármacos.
VASODILATADORES
La potente acción vasodilatadora origina taquicardia
refleja y retención hidrosalina, por lo que estos
medicamentos se utilizan siempre en terapia triple
con un diurético y un betabloqueante, que
contrarrestan dichos efectos.
VASODILATADORES
DIRECTOS
Hidralazina
Minoxidilo
Diazóxido
Nitroprusiato
sódico
Dilatación de las
arteriolas por acción
directa sobre la
musculatura lisa
vascular.
La hidrazalina tiene una buena reputación como
tercer fármaco en hipertensión (usar si es
insuficiente la asociación diurético más
beta−bloqueante). La dosis diaria debe mantenerse
por debajo de los 200 mg para minimizar el riesgo
de un síndrome semejante al lupus eritematoso.
Algunos (nitroprusiato)
también dilatan las
El minoxidilo tiene algunos efectos secundarios
venas, la mayoría no lo importantes (entre ellos hipertricosis), pero es eficaz
hacen.
en muchos casos refractarios a otro tratamiento.
Debe tenerse en cuenta como medicamento de
último recurso.
El nitroprusiato sódico y el diazóxido se emplean
por vía parenteral, exclusivamente en crisis
hipertensivas.
El verapamilo y el diltiazem tienen acción
hipotensora menos intensa que las dihidropiridinas
(nifedipina, nicardipina, etc.), pero son mejor
tolerados y posiblemente sean preferibles como
tratamiento monofármaco.
ANTAGONISTAS DEL
CALCIO.
Ver grupo C01D2A
Dilatación arterial por
relajación del músculo
liso, al bloquear la
entrada de ión calcio en
las células
Disminución de los
niveles de angiotensina
INHIBIDORES DE LA A.C.E. II al inhibir el enzima
angiotensina−convertasa
Ver grupo C02B4A
(A.C.E.) que convierte
la angiotensina I en
angiotensina II.
HIPOTENSORES DE ACCION CENTRAL
Metildopa
La mayor potencia vasodilatadora de las
dihidropiridinas puede provocar taquicardia y ligera
retención hidrosalina, pero en cambio no tienen
efectos sobre la conducción cardíaca y son mejores
para asociar a ß−bloqueantes. Se tiende ahora a
evitar el uso de las formas de liberación rápida de
antagonistas del Ca, sobre todo de la nifedipina, tras
estudios epidemiológicos que indican aumento de
riesgo de infarto de miocardio en comparación con
otros tratamientos antihipertensivos. Es prudente
usar formas retardadas o bien dihidropiridinas de
acción larga (amlodipina, felodipina, nitrendipina).
Introducidos inicialmente con cierta cautela, han
alcanzado un puesto entre los tratamientos de
primera elección. La acción es aditiva con los
diuréticos, ya que bloquean el efecto de éstos sobre
el sistema renina/angiotensina.
2
Clonidina
Moxonidina
Inhibición de los
impulsos adrenérgicos
reguladores de la
presión, probablemente
por estímulo de
receptores alfa−2
adrenérgicos a nivel de
los centros reguladores
del SNC.
La moxonidina actua
fundamentalmente como
agonista
imidazolinérgico y en
menor cuantía como
agonista adrenérgico
alfa−2.
DERIVADOS DE
RAUWOLFIA
Alcaloide totales
Reserpina
Bietaserpina
OTROS
Mebutamato
Depleción de los
depósitos de
catecolaminas, tanto a
nivel central como
periférico.
Su uso aislado ocasiona retención hidrosalina,
aumento de peso y a la larga pérdida de eficacia
terapéutica. No son nunca, por tanto, medicamentos
de primera elección.
Se suelen usar asociados a diuréticos, que minimizan
tales inconvenientes. Su principal problema es una
indicencia muy alta de sedación, aunque la
metildopa produce raramente efectos secundarios
más graves (hemolisis, hepatitis), lo cual la convierte
en el fármaco menos deseable del grupo.
Se suelen usar simpre asociados a otros
antihipertensivos (usualmente diuréticos) para evitar
tener que administrar dosis elevadas, con los
consiguientes efectos a nivel gastrointestinal y del
S.N.C. En asociación son fármacos eficaces y
relativamente bien tolerados. La sedación es más
suave que en el grupo anterior, pero tiene una
incidencia alta de depresión, a veces graves. Está
contraindicado en antecedentes de episodios
depresivos. Se suelen usar bastante en ancianos, por
la comodidad de la toma diaria y por no perder
demasiado el efecto por administración irregular.
Es un derivado del tranquilizante meprobamato.
Poco difundido internacionalmente y por tanto, poco
documentado. Su interés como antihipertensivo debe
ser bastante escaso.
TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSION ESENCIAL
Se han hecho estudios muy extensos sobre el posible beneficio de tratar la hipertensión. Se acepta que en la
práctica el tratamiento de la hipertensión reduce en un 40% la incidencia de episodios vasculares cerebrales
(lo que se corresponde con las observaciones epidemiológicas), y reduce en el 16% la patología coronaria.
Esto muestra claramente la conveniencia de tratar la hipertensión, pero los resultados relativamente pobres en
prevención de enfermedades coronarias y la introducción de nuevos fármacos han dado motivo a la
reconsideración de las estrategias de tratamiento.
El concepto de tratamiento escalonado ha evolucionado a un sistema más flexible basado en las premisas
siguientes:
ð Mayor importancia de los tratamientos no farmacológicos (ejercicio, corrección de la obesidad, restricción
de sal) antes de comenzar el tratamiento farmacológico.
ð Selección del primer tratamiento entre un número mayor de clases farmacológicas. La selección es más
individualizada. Hay menos tendencia a forzar la dosis: si un fármaco no resulta eficaz se cambia a otro o se
3
añade un segundo medicamento.
ð En hipertensos leves, se plantea la posibilidad de suspender el tratamiento farmacológico al cabo de unos
años, manteniendo o incrementando las medidas no farmacológicas.
La idea general es que el tratamiento debe instaurarse cuando la media de las presiones diastólicas durante tres
o cuatro meses sea igual o superior a 100 mm Hg. Si la media está entre 90 y 99 mm Hg debe considerarse el
tratamiento si hay evidencia de lesión (hipertrofia ventricular, insuficiencia renal, etc) o factores adiciones de
riesgo (diabetes, historia familiar de enfermedad cardiovascular).
Una vez tomada la decisión de tratar, la meta debe ser una tensión diastólica inferior a 90 mm Hg, y si esto no
es factible, la mínima tensión compatible con que el paciente tolere el régimen terapéutico y siempre inferior a
100 mm Hg.
La tabla II contiene recomendaciones para el tratamiento escalonado de la hipertensión, omitiendo la primera
etapa no farmacológica. La tabla III recoge recomendaciones de tratamiento en casos concretos.
TABLA II. RECOMENDACIONES TERAPEUTICAS PARA EL TRATAMIENTO DE LA
HIPERTENSION
1º ESCALON
Para el tratamiento inicial se consideran adecuados cinco tipos de medicamentos:
diuréticos, alfabloqueantes, betabloqueantes, inhibidores de ECA y antagonistas del
Un solo fármaco calcio.
Lo más usual y más lógico es seleccionar el segundo fármaco entre las clases
farmacológicas reseñadas en el 1º escalón. La asociación clásica es diurético +
betabloqueantes, pero acumula las acciones de los dos componentes sobre la glucemia y
2º ESCALON
la relación HDL/LDL, y existe cierto recelo hacia ella por este motivo. Es frecuente ahora
la asociación diurético + inhibidor de la ECA, pero la mayoría de las combinaciones de
Asociación de
los grupos farmacológicos citados en el epígrafe anterior son eficaces y válidos. Fuera de
dos fármacos
estos grupos, sigue teniendo cierta utilidad la combinación diurético + rawolfia, mientras
que van cayendo en desuso las asociaciones de diuréticos o betabloqueantes con
hipotensores centrales (clonidina, metildopa).
3º ESCALON
Una vez más lo razonable es seleccionar el tercer fármaco entre los grupos de elección
para el 1º escalón, pero también es tradicional introducir aquí la hidralazina. Se usan por
ejemplo combinaciones diurético + betabloqueantes + alfabloqueante (que a veces puede
Asociación de
tres fármacos
sustituirse con éxito por diurético + labetalol).
4º ESCALON
Puede ensayarse sustituir uno de los fármacos de la terapia triple por minoxidilo.
Hipertensión
refractaria al 3º
escalón
Si no da resultado, ensayar la terapia diurético + betabloqueante + inhibidor de ECA +
hidralazina (o con alfa−bloqueante, antagonista del calcio, etc. en sustitución de uno de
los citados).
ALTERACIONES LIPIDICAS Y DE LA GLUCEMIA
Algunos autores han atribuido el bajo índice de protección frente a episodios coronarios al hecho de que
ciertos medicamentos antihipertensivos tienen efectos metabólicos, que constituyen factores de riesgo
coronario y que contrarrestan, parcialmente, el efecto beneficioso de bajar la tensión. Estos efectos se conocen
desde hace tiempo, y habían sido motivo de una polémica en términos teóricos que no ha sido resuelta por los
datos de los estudios clínicos. Por el contrario, los análisis de datos mencionados en el apartado anterior han
contribuído a mantenerla viva, y han extendido la preocupación sobre este asunto hasta el punto de que es raro
hoy encontrar una revisión de medicamentos antihipertensivos donde no se detallen los efectos metabólicos de
cada grupo de fármacos.
4
La situación en líneas generales es la siguiente:
Influyen desfavorablemente en la relación HDL/LDL:
ð Los diuréticos, con la posible excepción de la indapamida. Aumentan el colesterol y LDL sin variar apenas
las HDL.
ð Los betabloqueantes (salvo el celiprolol). Disminuyen las HDL sin modificar LDL o el colesteros total. En
efecto es tanto mayor cuanto menos es la actividad simpaticomimética intrínseca del medicamento.
Influyen desfavorablemente en el control de la glucemia:
Los diuréticos tiazídicos ocasionan intolerancia a la glucosa y aumento de la resistencia a la insulina. Los
mismo ocurre con los betabloqueantes, sin que haya datos suficientes para establecer diferencia entre los
fármacos del grupo.
Modifican favorablemente la relación HDL/LDL y el control de la glucemia:
Los alfa−bloqueantes (prazosina, doxazosina). Están recibiendo últimamente cierta atención por este motivo.
No influyen sobre las fracciónes lipídicas ni sobre la glucemia:
Los inhibidores de la angiotensina−convertasa, los antagonistas del calcio ni la mayoría de los
antihipertensivos considerados de segunda elección.
La impresión inicial fue que las modificaciones eran ligeras y transitorias, pero poco a poco ha ido ganando
terreno la idea de que los efectos siguen siendo evidentes tras varios años de tratamiento, y posiblemente
permanecen mientras se mantenga la terapia, aunque revierten con rapidez al suspenderla.
En cuanto a su importancia, ya hemos dicho que la relativa falta de eficacia de los antihipertensivos para
prevenir las enfermedades coronarias, ha sido interpretada como una prueba de que las acciones metabólicas
tienen suficiente entidad para contrarrestar, parcialmente, el efecto beneficioso de bajar la tensión. Esta es sólo
una de varias posibles explicaciones del fenómeno. Por otra parte existe cierta resistencia a abandonar
medicamentos de efectos bien conocidos por otros cuyos efectos a largo plazo no se conocen aún. Por lo tanto
sigue abierta una cuestión que, de no afectar a diuréticos y beta−bloqueantes, posiblemente se habría resuelto
ya con la recomendación de no usar los medicamentos cuestionados.
Tal y como están las cosas en estos momentos, parece aconsejable en principio evitar los diuréticos y
betabloqueantes en los diabéticos, usando preferentemente inhibidores de la ECA. Por otra parte, en
comparación con otros tratamientos activos, los riesgos relativos de eventos cardiovasculares o muerte
asociados con el uso de antagonistas del calcio es de 2 a 7 entre los pacientes hipertensos con diabetes. Se ha
sugerido la existencia de cambios en la composición de las membranas celulares en los pacientes diabéticos
que conducen a un incremento de la ligazón de los fármacos lipofílicos (como la mayoría de los antagonistas
del calcio), haciendo a estos pacientes más vulnerables a los efectos adversos de altas dosis de antagonistas
del calcio.
En dislipemias es prudente seleccionar entre IECA y antagonistas de Ca, pero la prudencia no debe llegar
hasta el punto de renunciar a los diuréticos o betabloqueantes si ello va a suponer un tratamiento subóptimo de
la hipertensión o si están indicados por otra causa.
TRATAMIENTO DE HIPERTENSION EN EL EMBARAZO
5
Durante el embarazo no deben usarse inhibidores de ECA, y preferible tampoco diuréticos.
La metildopa, la clonidina, la hidralazina, los betabloqueantes (oxprenolol, metoprolol, atenolol) y el
labetalol han sido ensayados en el embarazo y parecen seguros. Se usan tanto para tratar hipertensión previa a
embarazo como la asociada a preeclampsia, aunque el tratamiento rutinario de la hipertensión leve a moderada
de la preeclampsia sigue siendo una práctica controvertida.
En cuadros graves (presión diastólica 110 mm Hg) se suele usar hidralazina o diazóxido por vía IV o
nifedipina sublingual.
El ácido acetilsalicílico a dosis bajas (60 a 150 mg al día durante el segundo y tercer trimestre de
embarazo) es poco efectiva en reducir la incidencia de preeclampsia. Resulta mucho más eficaz la
administración de suplementos de calcio (2 g/día), con los que se consigue reducir la incidencia de
preeclampsia en más de un 40%.
TABLA III. SELECCIÓN DEL PRIMER TRATAMIENTO EN CASO DE ENFERMEDAD
CONCURRENTE
Inhibidores Antagonistas
Alfabloqueantes
RECOMENDACIONES
ENFERMEDAD
Diuréticos
Betabloqueantes
ECA
del Calcio
El propranolol y el nadolol han
sido utilizados en el tratamiento de
la taquicardia supraventricular
paroxística, aunque no son de
primera elección. El propranolol
también se usa en casos de
fibrilación auricular, especialmente
en jóvenes o en cuadros sin
insuficiencia congestiva. El sotalol
es efectivo en algunos casos de
Arritmias
taquicardia ventricular. En general,
*
*
*
*
*
cardíacas
los betabloqueantes están
contraindicados en cuadros
arrítmicos que lleven asociados una
disfunción de los nodos sinusal o
aurículoventricular, o una
prolongación del segmento QT del
electrocardiograma. Sólo algunos
antagonistas del calcio
(verapamilo, etc) están indicados
en cuadros de arritmia.
Preferentemente IECA por la
acción en nefropatía diabética. Los
alfabloqueantes mejoran el control
de la glucemia, justo lo contrario
que los betabloqueantes. Los
Diabetes
*
*
*
*
*
diuréticos tiazídicos tienden a
empeorar la hiperglucemia. Los
antagonistas del calcio tienden a
incrementar los riesgos
cardiovasculares en los pacientes
diabéticos.
6
Hiperlipemias*
*
*
*
*
Insuficiencia
cardíaca
*
congestiva
(ICC)
*
*
*
*
Insuficiencia
vascular
periférica
Enfermedad
renal
Angina de
pecho
Asma
Gota
Los alfabloqueantes mejoran la
relación HDL/LDL, en tanto que
los betabloqueantes y diuréticos la
empeoran (reducen HDL, sin
afectar a LDL). Algo similar ocurre
con los diuréticos tiazídicos.
Los IECA y los diuréticos
(preferiblemente de alto techo)
ayudan a controlan la ICC. Los
betabloqueantes están
generalmente contraindicados, por
sus acciones inotropa y cronotropa
negativas. Sin embargo, si se
administran con precaución (dosis
de prueba, aumento muy
progresivo de dosis) pueden ser
usados con cierta seguridad. El
fármaco mejor estudiado es el
carvedilol, que une a la acción
betabloqueante otras varias,
incluyendo el bloqueo de
receptores . Hay bastante
evidencia de que (como
tratamiento aditivo al
convencional) disminuye la
mortalidad. También se han
conseguido buenos resultados con
metoprolol en pacientes con
cardiomiopatía dilatada.
Los vasodilatadores directos
pueden aliviar los síntomas de
insuficiencia periférica. Los
betabloqueantes pueden aumentar
la vasoconstricción periférica.
No usar IECA en casos de
estenosis de arteria renal. Los
diuréticos son ineficaces en
cuadros de insuficiencia renal
grave.
Los betabloqueantes y los
antagonistas de calcio se usan
también en angina de pecho. Pero
no se recomienda su
administración conjunta (riesgo de
bradicardia y adición de efectos
inotrópicos negativos).
Los betabloqueantes
cardioselectivos (atenolol, etc) son
menos problemáticos.
Cualquier alternativa puede ser
válida, menos diuréticos
7
(hiperuricemiantes).
TRATAMIENTO DE EMERGENCIAS HIPERTENSIVAS
La meta del tratamiento es bajar rápidamente la tensión, pero procurando al mismo tiempo que la perfusión
cerebral, renal, etc., no se reduzca hasta límites peligrosos. Por esta razón se suelen usar medicamentos IV
cuya acción comience lo antes posible y desaparezca rápidamente al suspenderlo.
TABLA IV. MEDICAMENTOS USADOS EN EMERGENCIAS HIPERTENSIVAS
MEDICAMENTO
Dosis y vía
TIEMPO DE
EFECTO
COMENTARIO
INICIO DURACION
Vasodilatador general (arterial y
venoso).
Es el hipotensor más potente y el
efecto es muy regular. Se suele usar
con bomba de infusión u otro
dispositivo de regulación de dosis.
NITROPRUSIATO
Mientras
dure la
SODICO
Segundos infusión y
1−2 minutos
Infusión IV de 0,25−10
más
mcg/kg/min
Dosis inicial de 0,25−0,3
mcg/kg/min que se aumenta cada 5
minutos hasta que la presión baja al
valor requerido. La dosis máxima de
10 mcg/kg/min no debe mantenerse
más de 10 minutos.
Muy escaso riesgo de intoxicción
por cianuros, (puede prevenirse con
infusión de 25 mg/h de
hidroxicobalamina). Riesto de
intoxicación por tiocianato en
infusiones de muy larga duración
(48 h) y en pacientes con
insuficiencia renal.
Vasodilatador venosos, y arteriolar
a dosis mayores.
Mientras
dure la
2−5 min. infusión y
Infusión IV de 5 a 100
3−5 minutos
mcg/min
más
NITROGLICERINA
NICARDIPINA
5−15 min. Continua
durante la
infusión.
Más efectivo que el nitroprusiato en
vasodilatación coronaria, se prefiere
a aquél en crisis hipertensivas
asociadas a isquemia miocárdica o
infarto.
La relación dosis−respuesta no está
bien establecido, y por ello requiere
monitorización hemodinámica.
Eficacia semejante al nitroprusiato
pero con menos efectos adversos
(taquicardia refleja). Posiblemente
8
Infusión IV de 5 a 15
mg/hora
DIAZOXIDO
Bolo IV de 1−2 mg/kg
en
5−10 segundos, que se 2−4 min. 6−12 h.
repite cada 10−15
minutos.
O bien: Infusión IV de
15−30 mg/min.
HIDRALAZINA
10−20 mg vía IV
10−50 mg vía IM
10−30
min.
uno de los mejores tratamientos,
pero no recomendado en
insuficiencia cardíaca aguda. En
España no hay preparados
parenterales de nicardipina
disponibles comercialmente.
Tendría que prepararse en servicios
de farmacia
Vasodilatador arteriolar, pero no
venoso. Produce cuadros
pronunciados de hipotensión si se
administra de una vez, mucho
menos probable si se fracciona la
dosis de la forma indicada en la
columna precedente. Se suele
asociar diuréticos (ej. furosevida
IV) para contrarrestar la reducción
de la filtración glomerular. Posible
taquicardia refleja e hiperglucemia.
En menos deseable como hipotensor
general que los anteriores, pero útil
en casos especificos como
encefalopatía hipertensiva.
Como el anterior, es
predominantemente un dilatador
arterial, con muchos de sus efectos
secundarios y posibilidad además de
retención hidrosalina y precipitación
de cuadros anginosos.
2−4 horas
Repetir cada 4−6 horas
si es necesario.
La respuesta es muy variable, tanto
en inicio de la acción como en
intensidad y duración.
Se usa poco, preferentemente en
eclampsia.
Agente alfa y betabloqueante, pero
predominantemente beta.
LABETALOL
Bolo IV de 20 a 80 mg
5−10 min. 3−6 horas
cada 10 minutos, o
infusión IV de 2
mg/min
Buen hipotensor general, está
especialmente indicado en cuadros
caracterizados por niveles elevdos
de catecolaminas (feocro−
mocitoma). No debe usarse en
insuficiencia cardiaca congestiva.
Una ventaja es que, un vez
producido el descenso de tensión
puede mantenerse el tratamiento por
vía oral.
9
TRATAMIENTO DE URGENCIAS HIPERTENSIVAS
Se suelen usar medicamentos por vía oral. Los tratamientos por vía sublingual están a medio camino entre las
emergencias y las urgencias hipertensivas. El más recomendable tal vez sea 25 mg de captoprilo. La
reducción de la presión es intensa, comienza a los tres o cinco minutos y dura varias horas. Los efectos
adversos son relativamente escasos.
La cápsula de 10 mg de nifedipina perforada o masticada está actualmente en entredicho por considerarse que
la absorción sublingual es pobre y que en cualquier caso se producen demasiados accidentes por el brusco
descenso tensional.
La experiencia ha demostrado que estos tratamientos resuelven muchas emergencias, sobre todo cuando el
cuadro no es excesivamente grave o no es posible el cuidado intensivo del paciente.
TABLA V. MEDICAMENTOS USADOS EN URGENCIAS HIPERTENSIVAS
TIEMPO DE
EFECTO
COMENTARIO
Dosis (vía oral))
INICIO DURACION
Uno de los tratamientos más
utilizados. Usualmente eficaz
NIFEDIPINA 10 mg
pero las prevenciones respecto a
5−15
3−5 horas
la utilización sublingual
Repetir a los 30 minutos si min.
terminarán afectando a la vía
es preciso
oral.
El efecto puede ser excesiva en
CAPTOPRILO 25 mg.
ocasiones (especialmente en
15 min. 4−6 horas
pacientes hipovolémicos).
Repetir cada 30 minutos si es
También usado vía sublingual.
necesario
CLONIDINA 0,2 mg,
Es raro que cause hipotensión
seguido de 0,1 mg cada hora 0,5−2 h. 6−8 horas excesiva, pero es frecuente la
hasta un total de 0,8 mg.
sedación.
Acción muy sostenida, pero es
MINOXIDILO 2,5 a 10 mg
12−16
frecuente la taquicardia refleja y
(cada 4−6 horas si es
0,5−1 h.
horas
la retención hidrosalina.
necesario)
MEDICAMENTO
10
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