LA_CORRIENTE_TRIDIMENSIONAL_1_ - derecho

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1. LA CORRIENTE TRIDIMENSIONAL
Esta teoría indica donde hay un fenómeno jurídico hay siempre un hecho subyacente
(hecho económico, geográfico, demográfico de carácter técnico).
Tales elementos o factores (hecho, valor y norma) no existen separados unos de otros .
Sino que coexiste en una unidad concreta. El tridimensionlismo precisamente está dado
por estos tres elementos.
Su primera intuición “sobre lo que desea seria mundialmente conocido como “ teoría
tridimensional del derecho planteada de momento como una interrogante donde resulta
importante explicar las relaciones existentes entre los tres elementos diferenciados en
toda manifestación jurídica, asunto que sera ampliamente tratado en una de sus obras
más significativas; filosofía do direito. Su solución pasa por la formulación del principio
dialectico de complementariedad, convirtiéndose en lo que real denomina su “segunda
intuición” sobre el tridimensional ismo. Lo que significa que los tres elementos señalados
no solo se correlacionan dialéctica. Es decir las relaciones entre, hecho, valor y norma ,
son relaciones dialécticas entre términos contrarios, aunque no contradictorios, que aun
conservando su identidad e independencia no pueden entenderse aisladamente en el
fenómeno jurídico, pues están siempre sujetos a relaciones reciprocas y
complementarias”.
“La teoría tridimensional del derecho no es la única que se pone a la concepción
normativista del derecho, sino que existe otras teorías que se oponen a esta concepción
por aquella un tanto limitante para las aspiraciones del derecho” la que siempre debe
traducirse en diferentes dimensiones como la ontológica, deontológica axiológica,
sociológica y otras que la necesidad recomienda ser uso de ellas.
1.1 TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO
El carácter especifico y dialectico de la teoría tridimensional del derecho resulta de la
compresnsion
ontognoiologica
de la experiencia jurídica, cabe apreciar ahora el
problema bajo otro aspecto, ya no gnoseológico, sino ético , o de las praxis , cuando el
proceso ontognoselogico se presenta como observación histórica, en términos la
experiencia axiologica o histórico – cultural. A dicho aspecto o momento de la
comprensión ontognoseologica lo denominado “historicismo axiológico” así como el plano
gnoseológico, sujeto y objeto se implica y se correlaciona, ontognoseologicamente
Sí que un término pueda ser reducido al otro (polaridad gnoseológica entre subjetividad y
ojetividad ) , de la misma forma el hombre, en la raíz de su ser histórico es en cuanto debe
ser , pero su existencia nunca agota las ritualidades de proyectarse. Donde Expuso por
primera vez su Teoría Tridimensional del Derecho en su libro “Fundamentos del
Derecho”, donde expresa que el derecho no es sólo norma, como quiere Kelsen, no es
sólo hecho como opinan los marxistas o los economistas del Derecho, (porque Derecho
no es sólo economía. El Derecho no es tampoco principalmente valor, porque el
Derecho al mismo tiempo es norma, es hecho y es valor. En ella, explica que todo
fenómeno jurídico es hecho, pues surge para regular. En ella, explica que todo fenómeno
jurídico es hecho, pues surge para regular
un determinado momento o situación histórico-social, es valor, pues
representa un cierto valor de justicia que se quiere preservar , y es norma,
pues ofrece una pauta, regla o camino a seguir para garantizar el bien de
justicia representado. Cualquier explicación del fenómeno jurídico que se
realice resaltando uno de sus elementos, u obviando alguno de ellos,
constituirá para Reale una explicación insuficiente, reducida y mutilada.
“Encontramos tres momentos en la evolución de la teoría tridimensional del
derecho de Reale.”1 En un primer momento, incorpora la noción del derecho
como una estructura tridimensional integrada por los elementos hecho, valor
y norma. Después, en un segundo momento18 agrega la idea de dialéctica
de complementariedad entre los tres elementos, o dimensiones, integrantes
de la estructura tridimensional del derecho. Por último, en un tercer momento
complementa su teoría con las nociones de personalismo e historicismo
axiológico con el fin de alcanzar una visión integral del derecho que tenga
como centro a la persona. En el primer momento del desarrollo de su teoría,
el autor se manifiesta intrigado por los grandes iusfilósofos italianos de fines
del siglo XIX y principios del XX, Icilio Vanni19 y Georgio Del Vecchio20,
quienes coinciden en dividir al derecho en tres partes: norma, hecho y valor.
Reale se preguntó entonces sí estas concepciones trascendían a la visión de
Kelsen que entendía al derecho sólo como una norma. Por el contrario,
concluye en la idea según la cual la norma jurídica es la indicación de un
camino, que para recorrerlo es necesario partir de un determinado punto y
ser guiado por cierta dirección. El punto de partida de la norma es, para
Reale,
el
hecho,
rumbo
a
determinado
valor.
La
dialéctica
de
complementariedad busca determinar y explicar las relaciones que se
producen en el fenómeno jurídico entre el hecho, la norma y el valor. El autor
postula la idea según la cual estos tres elementos no sólo se yuxtaponen
desprovistos de una trabazón interna que asegura la unidad concreta del
derecho. Al describir su teoría muestra como el tridimensionalismo jurídico se
desarrolló por impulso de las necesidades intrínsecas del derecho, sin dejar
de contemplar la experiencia jurídica a los efectos de lograr una comprensión
más viva del hombre y del mundo histórico constituido por él.
1
W. Sauer, el “tridimensionalismo integrativista” de Hall o el tridimensionalismo.
Reale toma el concepto husserliano de “intencionalidad de la conciencia”; es
decir, de que conocer es siempre conocer algo, la tan reiterada afirmación de
la heterogeneidad entre sujeto y objeto pasa a ser enfocada bajo luz nueva.
De dicha ubicación del problema resulta el carácter dialéctico del
conocimiento,
que
es
siempre
de
naturaleza
relacional,
abierto
constantemente a nuevas posibilidades de síntesis, sin que esta se concluya
jamás, en virtud de la esencial irreductibilidad de los dos términos
relacionados o relacionables. A dicho tipo de dialéctica se denomina
“dialéctica de complementariedad”, de la cual la dialéctica de opuestos, de
tipo marxista o hegeliana no es sino una expresión particular a la cual Reale
añade modificaciones resultantes del análisis fenomenológico de sus
términos, particularmente para deshacer la confusión entre contrarios y
contradictorios.
1.2. EL VALOR Y LA JUSTICIA EN LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL
DERECHO.
“El problema del valor es el núcleo de la teoría de Miguel Reale” 2. Los
valores son entendidos, por el autor, como una característica esencial del
hombre (de su naturaleza onto-axiológica).
La fundamentación filosófica del derecho de Miguel Reale lo lleva a tomar
contacto con distintas escuelas de filosofía tales como la fenomenología, la
filosofía de los valores, el existencialismo o el historicismo. Y desde ellas
consolida su concepción del derecho y de determinados términos
2
Reale, M.TTD. (pp. 99). Reale, M. Filosofía del Derecho. ( pp. 163).
relacionados con la realidad jurídica, entre los que sobresalen el concepto de
persona, de cultura, de bienes culturales, del valor, de la historia, etc. Por
esta razón el pensamiento de Reale no se limita tan sólo al terreno jurídico,
sino que partiendo de éste, amplia sus fronteras hacia la filosofía,
ofreciéndonos su propia concepción del mundo y de la vida, es decir, su
propia concepción filosófica.
Para abordar este problema, ya de alcance filosófico, tendrá que partir del
análisis fenomenológico de la experiencia jurídica, es decir, tal y como esta
se desarrolla en la praxis del vivir cotidiano. De esta forma presenta al
derecho en su análisis fenomenológico como una realidad o manifestación
cultural más, producto de la libertad creadora del hombre. Motivos por los
cuales explicar la naturaleza del derecho nos conducirá a la necesidad de
dar cuenta del hombre y de su actividad instauradora, ya que una de las
características distintivas del hombre es su actividad creadora, o lo que es lo
mismo su capacidad de inventar fines, de dar valor a lo naturalmente dado.
Es así como surge el mundo de la cultura, porque el hombre es
fundamentalmente un ser invenciones. El hombre se convertirá por lo tanto,
en fuente y motor de todos los valores, pues de él emanan, de su necesidad
de otorgar valor a aquello que lo rodea, siendo la misión del derecho
preservar el valor del bien, entendido como justicia.
Su mundo cultural por él ob. jetivado está construido siempre bajo el prisma
de algún valor (verdad, belleza, bien y justicia).
1.3. TRIDIMENSIONALIS- MO GENÉRICO O ABSTRACTO
A diferencia de las posturas anteriormente desarrolladas en el presente
trabajo, esta
visión del derecho
parte
de
la
existencia
de
tres
elementos
imprescindibles en la concepción jurídica. Se empieza a desarrollar en la
doctrina alemana con Lask y Gustav
Radbruch. El
tridimensionalismo
jurídico genérico y abstracto, que concibe abstracta y separadamente a
cada
uno de
los tres elementos
corresponder a cada uno de ellos un
(hecho, valor y norma), hace
objeto, un método y un orden
particular de conocimientos. La ciencia integral se obtendrá, entonces,
debido a los estudios efectuados por Lask; o desde
opcional de una
una perspectiva
simple yuxtaposición de tres perspectivas, entre si
irreconciliables y antinómicas planteada por Radbruch.
Welzel (Alemania),
postula el mismo objetivo de superar al positivismo y al jusnaturalismo a
partir de una concepción que sepa tener en cuenta los factores de orden
moral, la ordenación legal y el actuar social, ya que desde su perspectiva,
el derecho
deberá influenciar sobre todos estos
factores “mediante su
contenido de valor; sobre la conciencia moral, en función a su permanencia
sobre la costumbre; y a través de su fuerza, sobre los instintos egoístas”.
Julius Stone, (Common Law) en su
interpreta los aspectos filosófico,
concepción integral del derecho,
sociológico y analítico, tomando como
referencia la clasificación inicial de
Roscoe Pound 25, integrados en el
universo de la ciencia jurídica o jurisprudencia. El citado autor afirma las
diferentes escuelas del siglo pasado se dedicaron a considerar los distintos
elementos que componen la compleja realidad denominada derecho. Los
seguidores de la
corriente analítica, se ocuparon del cuerpo
de los
preceptos o leyes establecidas, en virtud del cual, se asignan un resultado
definido a una determinada situación de hecho. Mientras que los juristas de
tendencia histórica, optan por el estudio de
las ideas y técnicas
tradicionales, así como de las costumbres que condicionan las decisiones,
conforme a las exigencias de la vida. Finalmente, el jurista-filósofo opta por
los fines éticos, en las exigencias del derecho, a lo que se definió como ley
natural, en contraste con la ley positiva. Roscue Pound. Law and Morals,
citado por REALE Miguel, teoría tridimensional del derecho Op. Cit. p. 23 y
ss.
que la jurisprudencia se compone de
tres ramas: 1) La jurisprudencia
analítica, resultado de un mero análisis de los términos jurídicos y de una
investigación sobre las interrelaciones
legales; 2)
lógicas de las proposiciones
La jurisprudencia sociológica,
consagrada a observar e
integrar, generalizando, los efectos del derecho sobre las actividades y el
comportamiento de los hombres; y 3) La teoría de la justicia, que investiga
el contenido u objeto del derecho en términos de un deber ser ideal.26
El tridimensionalismo de Stone se
manifiesta, básicamente, en una
concepción abstracta desarrollándose en la separación de tres campos de
investigación, los que se
complementan recíprocamente. Sólo
una vez
terminadas sus respectivas tareas, que cada una de ellas desarrolla con
abstracción de los otros
dos factores, se integrarán en la
experiencia
jurídica materia de análisis. Bajo esta perspectiva, la tricotomía de Stone
puede aproximarse a la de Kelsen, cuando sostiene que “la división de la
teoría pura del derecho, sociológica jurídica y filosófica de la justicia ya fue
claramente establecida por Kelsen“, 27 pero que a diferencia de éste, el
propósito de Stone fue consolidar las tres perspectivas.
Por su parte, Norberto Bobbio (Italia), plantea la existencia de tres tareas:
- De la filosofía del derecho, que se
destina al estudio de la
metodología jurídica y la teoría de la justicia,
teniendo como objeto propio, la determinación de los fines que deben
guiar a la sociedad humana.
- De la sociología jurídica, que tiene por objeto la indagación de los medios
que han de ser empleados para alcanzar mejor dichos fines.
- De la teoría general del derecho, que tendría reservada la misión de
establecer la forma a que deben atenerse los medios para alcanzar los
fines propuestos”.
Desde la perspectiva de Reale, Bobbio plantea únicamente una tricotomía,
y no propiamente una comprensión
tridimensional de la experiencia
jurídica; “debido a que se evidenciaría,
en la concepción abstracta del
tridimensionalismo, la ausencia de una correlación esencial existente entre
fines, medios y formas de cada uno de
los campos del conocimiento
jurídico. Si bien se aprecia en Bobbio, señala el citado autor, una intención
de articular de manera sistemática dichos elementos, puede sólo tener un
alcance heurístico y práctico, pero,
como en todas las clasificaciones
intelectuales y abstractas, no toma en
cuenta la concreción de la
experiencia jurídica”.
Por otra parte, Michel Virally (Francia)
propugna la investigación de las
dimensiones del derecho, hallando tres de éstas en la experiencia jurídica:
La histórico-normativa, la fáctica y la axiológica30. A pesar que el autor se
mantiene en el plano de un tridimensionalismo abstracto, llega a plantear
que, al margen de la modalidad que tenga la experiencia jurídica, ésta
siempre será necesariamente tridimensional. Como sucede en el caso de
querer determinar el concepto de relación jurídica, “ésta surge de una
simple situación de hecho, que una norma dota de significación jurídica a
la luz de los valores que expresa y en la que se encuentra el fundamento
de su fuerza específica”.
Es a partir de la teoría del derecho que se desarrolla el tridimensionalismo
en
Francia, a cargo de Paul Roubier. Este
autor postula que la teoría
tridimensional del derecho engloba el conjunto del ordenamiento jurídico
desde tres fines principales: La seguridad jurídica, la justicia y el progreso
social. 32 La seguridad jurídica, que se plantea como idea de base, exige
la presencia de un ideal imperativo así como la regla del derecho, pudiendo
en un extremo generar una tendencia meramente formalista del derecho.
De hecho, si se optara por la relevancia de la aspiración moral de un orden
justo, estaríamos ante el marco de la tendencia idealista, fundamentada en
el
valor superior que debe poseer la
justicia. Será la razón, la que
determine la subordinación del legislador a los principios generales del
derecho. Si prevaleciera el deseo de progreso social o de bienestar de la
sociedad, estaríamos ante la tendencia realista basada en una serie de
costumbres y usos sociales.
Pero la mencionada disgregación que existe
en el derecho, no refleja el fenómeno jurídico de manera objetiva y real,
debido a que la vida social y los fenómenos, sucedidos en éstos, no se
descomponen en el esquema planteado. Sin embargo, tampoco son sólo
esas tres condiciones o supuestos, puesto que en el fenómeno jurídico,
éstos se mezclan y se hace necesario determinar los dominios propios de la
investigación, en función a un objetivo
específico. Se puede, entonces,
asumir una postura que pretenda indagar por los fines, optando por una
política jurídica o por otra, buscando así el análisis de los comportamientos
sociales así como su adecuación a los fines, que serán analizados por la
sociología jurídica. Por último, si se optara por un estudio de la forma de la
experiencia jurídica, será la ciencia del derecho la perspectiva de análisis
más adecuada.
Francis Lamand (Francia), plantea que
“el tridimensionalismo tiene el
mérito de poner el acento sobre la integración de los valores“33. Señala
que las tres dimensiones no constituyen el derecho en el tiempo, siendo
éste únicamente
un elemento más del derecho; opinión
que es
cuestionada por Reale. Este último afirma que “el tiempo no constituye la
unidad del jus en el tiempo, que (aparentemente), representaría una más
de las dimensiones del derecho, una nueva dimensión de la estructura del
derecho.
Pero es, el tiempo, esencial a la
significación de la propia
estructura jurídica, como realidad dialéctica que es”.
Desde otra perspectiva, Michel Virally, postula la experiencia jurídica desde
tres dimensiones: La histórico- normativa, la fáctica y la axiológica,
planteando el análisis de éstos desde
abstracto.
el plano del tridimensionalismo
Desde tres perspectivas irreductibles, entendido esto como un
perspectivismo tricotómico, en España, Legaz, Lacambra y García Maynez,
perciben
la yuxtaposición de los elementos
crítico-trascendentales,
planteado por Kelsen. Según la concepción de este último, se percibe un
aporte entre los
tres puntos de vista concernientes al
derecho. García
Maynez, por su parte, concluye que “no se trata de especies distintas en un
mismo género, ni las diferentes facetas de una misma realidad, sino de
objetos distintos.“35 Por otra parte, Legaz y Lacambra, en evolución a sus
posiciones iniciales, de
carácter antinómico, se inclinan por una
comprensión de la experiencia jurídica que se plantea en forma unitaria,
definiéndola como la forma de vida social que realiza un punto de vista
sobre el derecho.
Estamos ante la concepción de un tridimensionalismo
que, básicamente, propugna una yuxtaposición extrínseca de perspectivas
y una antinomia entre los tres puntos de vista posibles, como lo diría el
maestro brasileño Reale, generados por la experiencia jurídica, al no poder
conjugar una unidad en la concepción del derecho, desde una perspectiva
dialéctica que implica su propio análisis. En conclusión, el
estudio del valor de una expresión jurídica cualquiera, correspondería al
filósofo; mientras que el hecho, sería
objeto de estudio por parte de la
sociología del derecho; en tanto que el
estudio de la norma, sería de
competencia del jurista. Entendiendo
de esa manera, el carácter
tridimensional, como un requisito esencial del derecho.
1.4. CRITICAS A LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO:
Como ya se dijo, a partir de la dialéctica de complementariedad, Reale
observa que siendo la experiencia jurídica una de las modalidades de la
experiencia histórico-cultural, se comprende que la implicación polar hechovalor se resuelva en un proceso normativo de naturaleza integrante. Cada
norma o conjunto de normas, representa un momento histórico determinado
en función de ciertas circunstancias, teniendo en cuenta la comprensión
operacional compatible con la incidencia de ciertos valores sobre los
múltiples hechos que condicionan la formación de los modelos jurídicos y de
su aplicación. En este sentido considera a la experiencia jurídica como una
“experiencia tridimensional de carácter normativo bilateral atributivo”3
3
Reale, M.TTD. (pp. 85).
. Indicando en los términos hecho, valor y norma, las dimensiones, factores o
momentos de una realidad en sí misma dialéctica, como es el mundo del
derecho.
Carlos Cossio toma literalmente la palabra dimensión del texto de Reale y
con sentido crítico se pregunta ¿dimensión de que? Al respecto Cossio
responde, en el sentido de su concepción egológica del derecho: “de la
conducta en su interferencia intersubjetiva”4. Reale rechaza la crítica
pregunta-respuesta de Cossio expresando que si el derecho es realidad o
hecho histórico-cultural, es porque no separa la experiencia jurídica de la
experiencia social, de la que es una de las formas o expresiones
fundamentales, distinguiéndose por la nota de bilateralidad atributiva que le
es propia: es decir, por implicar, en cada una de las relaciones que la
constituyen, siempre un nexo.
Reale no acepta pensar sobre una realidad jurídica extrapolada del proceso
histórico y destituido de su cualificación fáctico-axiológica-normativa. Afirma
que el derecho es una realidad social y que dicha realidad tenga en la
conducta humana su fuente constitutiva, no nos debe llevar a olvidar la
necesidad de investigar la consistencia de la conducta en general y de la
conducta jurídica en particular, pero sin olvidar por otra parte que la
experiencia jurídica no se reduce a un fenómeno de conducta, pues con el
paso del tiempo determina objetivaciones espirituales que adquieren vida
propia y condicionan las sucesivas formas de comportamiento social. El
problema de la conducta es importante para Reale5, pues todo lo que se
contiene en la experiencia jurídica a ella puede y debe remontarse, directa o
4
5
Id em.
En igual sentido Godschmidt, quién explica que en las conductas que hallamos en el fenómeno
jurídico
indirectamente como a su fuente creadora y reveladora, ciertamente, pero
sería un error olvidar que cualquier acto humano encuentra como su soporte
o condicionamiento algo ya históricamente objetivado por obra del espíritu,
como conducta, a la que denomina: institucionalizada.
De esta forma, el autor entiende que cuando se declara que el derecho debe
ser entendido como “vida humana objetivada” o como “conducta en
interferencia intersubjetiva” o como “experiencia histórica-cultural”, es
necesario distinguir entre el hecho del derecho global y unitariamente
entendido como acontecimiento espiritual e histórico, y el hecho en cuanto
factor o dimensión de dicha experiencia. La palabra hecho, en este caso
indica la circunstancialidad condicionante de cada momento particular en el
desarrollo del proceso jurídico6. Todo régimen político posee un plan de
gobierno que contiene los criterios rectores del reparto supremo; así un
régimen despótico de la antigüedad, puede basarse en la creencia de que
toda la potencia corresponde únicamente al príncipe absoluto, a cuya
disposición se encuentran la hacienda, vida y honor de sus súbditos. Desde
este punto de vista se integra entonces un orden que comprende cuantos
repartos benefician al príncipe cuantos repartos de beneficios otorga a los
súbditos. Por el contrario, un régimen demo liberal de carácter social, predica
que los repartidores son todos los ciudadanos, quienes mutuamente han de
respetar sus haciendas, vidas y honores, debiendo asegurar a cada cual un
ámbito de libertad suficientemente amplio que le permita ser capaz de
6
Reale define el término hecho expresando que es todo aquello que en la vida del derecho
corresponde a
lo ya dado en el medio social y que valorativamente se integra en la unidad ordenadora
de la norma
jurídica, resultando de la dialecticidad de dichos tres factores el derecho como “hecho
histórico-cultural.
desarrollar su personalidad. Si un reparto razonado es reputad no ejemplar,
esta fuera del orden y constituye lo ilícito dentro del régimen. Así, a modo de
ejemplo, todo acto de sublevación contra el déspota se considera como ilícito
desde el ángulo visual del príncipe, aún cuando desde las doctrinas del
derecho natural, pueda ser un acto lícito y legítimo. Por ello, resulta que es
necesario tener en consideración el tiempo de la realización del orden de
repartos en su relación con el momento en el que se encuentra el
descubrimiento científico de la justicia.
El término tridimensional sólo puede ser comprendido rigurosamente como
traducción de un proceso dialéctico, en el cual el elemento normativo integra
en sí y supera la correlación fáctico-axiológica, pudiendo la norma a su vez,
convertirse en hecho en un ulterior momento del proceso, pero únicamente
con referencia a y en función de una nueva integración normativa
determinada por nuevas exigencias axiológicas y nuevos sucesos fácticos.
Con respecto a esta última crítica de Cossio, debo decir que no encontré una
respuesta realiana en los escasos libros del autor que tuve oportunidad de
consultar. Sin embargo, considero que el tridimensionalismo de Reale
permite una más clara descripción y explicación del fenómeno jurídico.la
teoría
egológica.
El
analista
del
fenómeno
jurídico,
tiene
en
el
tridimensionalismo un mapa de la realidad; un camino claro y directo para
emprender el viaje a la comprensión de la experiencia jurídica y social: o
comienza por el hecho, por el complejo de valores implicados o por las
normas, en el caso de que existan7. Esta tarea de disección que permite el
7
Cossio, C. (1987). Radiografía de la Teoría Egológica del Derecho. (pp. 201). Buenos Aires:
Ediciones Depalma.
tridimensionalismo, no significa desconocer la mutua implicación de estos
elementos, factores o dimensiones en la vida misma del fenómeno jurídico. Y
desde esta mirada, observo en el tridimensionalismo, más una descripciónexplicación, que una construcción. Sin embargo, cabe reflexionar que
describir-explicar el fenómeno jurídico, es el primer paso para operar sobre él
y planificar o diseñar desde la norma, la construcción política, social e
institucional de la realidad, que se busca cambiar en base a los valores,
principios o directrices de consenso en la sociedad. Me arriesgo a pensar
que Rousseau llamaría, a esta construcción, “voluntad general”.
Un segundo problema que aborda Reale consiste en dar cuenta de la
implicación existente entre su teoría o explicación con la auténtica naturaleza
del derecho, real y concreto, tal como se da en la vida cotidiana. En el fondo
trata de fundamentar su propia teoría y demostrar que no es sólo fruto de su
propia elucubración lógico-racional, sino que surge de un íntimo contacto con
la naturaleza misma del derecho. Es decir que la explicación o teoría es
tridimensional porque en la vida misma del derecho.
se dan siempre correlacionados dialécticamente los tres elementos ya
mencionados.
En este punto, esta teoría, cobra un atractivo especial porque su autor la
enfrenta a los casos reales en los cuales ha participado como un
protagonista directo al actuar como abogado de alguna de las partes del
proceso. A modo de ejemplo relata dos experiencias reales:
En el primero de estos casos muestra la evolutiva interpretación de una
norma jurídica por los efectos del cambio del “mundo de la vida” en la
vivencia cotidiana de las personas. Reale explica como el “mundo de la vida”
cambia, y una norma jurídica sin sufrir ningún cambio gráfico, ni en su texto
ni en su puntuación, pasa a significar otra cosa. Pone como ejemplo el art.
924 del Código Civil brasileño según el cual el juez puede reducir la multa
convencionada en el contrato proporcionalmente al cumplimiento del
acuerdo. Recuerda el autor que el Código Civil de 1916 fue interpretado
desde el individualismo dominante en su época hasta la década del treinta.
Los contratos expresaban que la multa sería debida en su totalidad,
independientemente de cual sea el tiempo de cumplimiento del contrato. En
este contexto sucedió un caso de una modista que había cumplido con el
contrato hasta el vigésimo mes en la compra de una máquina de coser, y que
no logró pagar las dos últimas cuotas. El acreedor exigía además de la
devolución de la máquina de coser, el pago íntegro de la multa. Por primera
vez en la historia del derecho brasileño el Tribunal de Justicia de San Pablo
dictó una sentencia fallando que el contrato no puede prevalecer sobre la ley,
siendo la cláusula contractual nula de pleno derecho. Lo novedoso del caso
mencionado por Reale es que hasta entonces la cláusula contractual nunca
había sido puesta en duda por entenderse que el artículo 924 del Código
Civil era apenas dispositivo. El Tribunal de San Pablo cambió su
interpretación y entendió que esa norma legal era de orden público, dirigida
al juez para un juicio de equidad. Determinó también que el bien fuera
evaluado, correspondiéndole a la modista parte del valor liquidado, lo que la
ley vino a consagrar después al modificar el Código Civil. Al respecto el autor
se pregunta “¿Qué sucedió?” Y responde: “el individualismo anterior cedió
lugar a la máxima comprensión social y humana del derecho, de tal modo
que, en virtud de esa nueva ética valorativa, el artículo de la ley, sin alterar
una coma, pasó a significar algo diferente, en consonancia con los principios
de equidad”47. En otras palabras podemos decir que cambió uno de los tres
elementos del derecho, cambiaron los valores y en consecuencia cambió la
interpretación de la norma. Cambió el derecho.
1.5. EL TRIDIMENSIONALISMO ESPECÍFICO Y CONCRETO.
El tridimensionalismo específico y concreto que estudia Reale, analiza al
derecho desde un punto de vista donde es siempre dialéctico porque es una
correlación permanente y progresiva entre dos o más términos, colocando
acento a la norma jurídica. Uno de sus puntos más importantes es "la
integración del hecho en valor....de lo que surge las normas." Aunque Reale
pone más importancia a la dimensión normativa frente a la sociológicaexistencial y a la axiológica, considera a la conducta primordial, ya que como
fuente creadora, los actos humanos encuentran su soporte objetivado como
conducta.
Lo que hace el tridimensionalismo es facilitar la comprensión de las
instituciones jurídicas, mostrándolas en su interacción con la conducta
subjetiva, el valor y la norma.
Este planteamiento de Reale, donde el tridimensionalismo es "concreto y
específico", no plantea a los elementos de la experiencia jurídica en dinámica
unidad, está en la primera etapa del tridimensionalismo, una estática
yuxtaposición de los tres elementos. El planteamiento actual, postula una
integración en dinámica interacción.
La Filosofía de la Existencia y el Personalismo nos acercan a la realidad del
ser humano, siendo este protagonista, junto con la historia, de la experiencia
jurídica. Los que no aceptan la movilidad jurídica, del dogmatismo jurídico,
han empezado a aceptar la filosofía de la existencia.
Esta nueva filosofía descubre a la existencia humana como ontológicamente
diferente a las "cosas". Ve al ser humano como lábil, proyectivo,
historializado, que tiene que hacerse a sí mismo a través del tiempo. Lo
estudia en su dimensión coexistencial, en comunidad. Estudia al ser humano
bidimensionalmente, social y libre. En su aspecto social, como un ser
coexistencial, donde se enfatiza el aspecto de la solidaridad, relevando los
valores jurídicos de la justicia y la seguridad.
El ser humano ontológicamente libre, asume el rol liberador del derecho.
El Estado ha propiciado una definida tutela a la persona humana, donde se
persigue el bien común basándose en la solidaridad, eliminando los
obstáculos para que el hombre se realice como ser libre e integral y que se
proyecte en el tiempo.
El personalismo, coloca al ser humano en el centro del sistema jurídico,
desplazando así al patrimonio que en ese momento era más importante. El
personalismo hace de la persona humana el bien supremo a tutelar por el
derecho.
Las Constituciones peruanas, tanto de 1979 como la de 1993 recogen este
pensamiento personalista al considerar a la persona humana o su defensa,
respectivamente, como el bien o el fin supremo del derecho, la sociedad y el
Estado.
Antes del Código Civil de 1984 se tenía una concepción individualista y
patrimonialista, se ponía énfasis a la tutela de los derechos individuales, la
protección del patrimonio y del interés social, pero dejando de lado a la
persona en el derecho.
Luego de las dos guerras mundiales y como respuesta a ellas surge por la
necesidad de darle al ser humano una mejor protección jurídica frente a las
múltiples agresiones de esas dos confrontaciones bélicas. Dejó de lado su
interés sobre el ser de las cosas u objetos y tornó su atención al
conocimiento de la persona.
Las primera ideas de principió de siglo se basaron en el carácter
bidimensional del ser humano, se le mostró como una unidad psicosomático
sustentada en la libertad y estructuralmente social. Se concebía al derecho
en y para la vida humana social, ya que no ha sido creado para regular la
conducta de un hombre encerrado en sí mismo, de eso se encarga la moral,
el derecho adquiere razón en el sentido coexistencial del hombre.
El pensamiento jusfilosófico estudia al derecho en su rol de protector de la
persona como ser libre, individual y al mismo tiempo tutela el interés de los
demás,
mediante
un
conjunto
de
normas
que
determinan
los
comportamientos permitidos, prohibidos e indiferentes para él. El ser
ontológicamente libre puede decidir si opta por el cumplimiento o trasgresión
de esas normas.
El Código Civil peruano de 1984 posee una concepción personalista y
comunitaria en muchos de sus tramos, tutelando al individuo y considerando
el patrimonio como su finalidad. Concibe al derecho como la interacción
dinámica de la vida humana, los valores y las normas jurídicas. Por ejemplo,
en su artículo 1985° incorpora lo referente al daño a la persona y al
tratamiento dispensado a las personas jurídicas en los artículos 80, 99, 111 y
134, donde describe la asociación, la fundación, el comité y las comunidades
campesinas y nativas como organizaciones de personas que persiguen fines
no lucrativos, la asociación y fines valiosos para ellos en la fundación, comité
y comunidades.
1.5.1.TRIDIMENSIONALlSMO JURIDlCO CONCRETO
He ahí algunos de los asuntos tratados por mí en Fundamentos del
Derecho, en Teoría del Derecho y del Estado, en Horizontes del
Derecho y de la Historia y, "last, not least", en Pluralismo y
Libertad, no obstante que' tales obras y sus respectivas ediciones
señalen fases distintas de un pensamiento en natural proyección.
Ahora bien, basta la enumeración de los. temas arriba resumidos
para verificar que, bajo la denomin ación de "teoría tridimensional",
pienso en algo más que en la simple representación de la
tridimensionalidad como una de las características esenciales del
derecho, inclusive porque tridimensionales son también, como ya lo
observé, las demás. formas de conducta ética. En realidad, mi
tridimensionalismo jurídico se halla inserto en un contexto de ideas
y de opciones doctrinarias, en ese inevitable modo propio depensar
y de comprender el universo y la vida, que cada filósofo acaba por
elaborar para su propia vivencia, valiéndose de nociones originales
o recibidas, desde el momento en que la filosofía representa para él
una auténtica exigencia existencial y no un mero ornamento de
ilusorio poder verbal, siendoingenuo creer que pueda haber algún
pensador que no sea tributario de' ideas y contribuciones ajenas. La
originalidad de un filósofo puede radicarmenos en la formulación de
nuevas preguntas que en la reformulación delas antiguas, en
consonancia con las exigencias históricas de su tiempo. Se podría
decir que el tridimensionalismo es como el eje en torno del cual se
mueven
los
elementos
constitutivos
de
mi
comprensión
del
Derechoy del Estado, como expresión particular de determinadas
convicciones
metafísicas,
siendo
imposible
considerarlo
debidamente sin correlacionarlo con el todo de que forma parte y al
cual se destina. En el fondo, ésa es la función; primordial de una
"teoría", que tanto puede valer por las verdades que en sí y por sí
misma encierra, cuanto porque hace accesibles a la comprensión.
las verdades de otras teorías.
1.5.1.1. POSICIÓN DEL TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO CONCRETO
En general, los tridimensionalistas, acepten o no esta calificación, se han
limitado a afirmar el carácter Iáctico-axiológico-normatívo del derecho, sin
deducir de este planteamiento del problema todas las consecuencias en él
implícitas y que, a mi modo de entender, son del más alto alcance para la
Ciencia del Derecho, no sólo para esclarecer y delimitar mejor viejos
problemas, sino también para establecer nuevas cuestiones reclamadas por
las circunstancias histórico-sociales de nuestro tiempo. En rigor, sólo en tanto
que sesitúa a la tridimensionalidad dentro de ese contexto problemático, se
puede hablar, propiamente, de "teoría tridimensional", cuya base inamovible
no es una construcción o concepto del espíritu, sino el resultado de la
verificación objetiva de la consistencia fáctico-axiológica-normativa de
cualquier parte o momento de la experiencia jurídica propuestos a la
comprensión espiritual. La "teoría tridimensional", en la plenitud de sentido de
tal término,
Representa, por consiguiente, la admisión de conciencia que aquella
verificación establece para cualquier género de investigación sobre el
derecho y sus consecuentes correlaciones en los distintos planos de la
Jurisprudencia, de la Sociología Jurídica o de la Filosofía del Derecho.
En verdad, una vez admitida la naturaleza esencialmente tríadica del
derecho, de manera que a ningún especialista le pueda ser permitido el
aislar, de manera absoluta, uno de sus factores para convertirlo en objeto de
cualquier investigación de orden filosófico, sociológico o jurídico. Luego,
algunos problemas, a saber:
a) Si hay tres factores correlativos en el derecho, ¿qué es lo que garantiza la
unidad del proceso de elaboración jurídica, y en qué consiste esa unidad?
b) Si en el derecho hay tres factores, ¿cómo es que correlacionan o, en otras
palabras, cómo actúan los unos sobre los otros? ¿Se puede hablar de un
factor dominante que subordine a los demás al ángulo de su perspectiva?
a) Hecho, valor y norma están siempre presentes y correlacionados en
Cualquier manifestación de la vida jurídica, sea estudiada por el filósofo o
el sociólogo del derecho, o por el jurista como tal; en cuanto que, en la
tridimensionalidad genérica o abstracta, corresponderla al filósofo el estudio
del Valor, al sociólogo el del hecho y al jurista el de la norma
(tridimensionalidad Como requisito esencial al derecho).
La correlación entre dichos tres elementos es de naturaleza funcional y
dialéctica, dada la "implicación polaridad" existente entre hecho y valor. De
cuyo' propósito resulta el momento normativo, como solución superadora e
integrante en los límites circunstanciales de lugar y tiempo (concreción
histórica del proceso jurídico, en una dialéctica de
implicación y
complementariedad)8. Sobre la bilateralidad-atributiva como elemento distinto
del derecho.
Fue observado con agudeza por Ernesto Leme que, en mi discurso de
ingreso a la Facultad de Derecho, en 1941, todavía hablaba yo del "carácter
8
Reale, Filosojia do Direito, ed. cít., págs, 591-614.
bidimensional del Derecho, que posee un substractum sociológico, en el cual
se concretan los valores de una cultura y, al mismo tiempo, es norma que
surge de la necesidad de seguridad en la actualización de esos valores".
Para los fines específicos de este trabajo, cabe ponderar que con Kant surge
una escisión en el mundo de lo fenomenal, debido a la separación cortante
hecha por él entre el "mundo de la libertad" y el "mundo de la naturaleza", o,
en otras palabras, entre el "campo de la ética" y el "campo de la ciencia", de
tal manera que solamente con relación a éste sería posible hablar de una
experiencia propiamente dicha. Trasladando la ética y, por consiguiente, el
derecho, al plano de los imperativos de voluntad pura, Kant canceló la
posibilidad de ver la historia como una forma teorética más de experiencia, y,
como tal, dotada también sus condiciones trascendentales de posibilidad, en
el plano de la razón pura, marcando, en ese sentido, un retroceso en relación
con la postura ya alcanzada por Vico, a quien no se puede escatimar el
mérito de haber fundado las bases categóricas de las "ciencias del espíritu.
En lo relativo a la situación del problema de la sociedad y de la historia en
términos de experiencia, no se puede, tampoco, olvidar que la meditación
sobre las obras de Hume no tuvo el don de despejar a Kant para una más
completa comprensión del Derecho y del Estado, máxime si se recuerda que
el Tratado de la Naturaleza Humana, como lo demostró Luigi Bagolini, puede
considerarse el primer ensayo de introducción del método experimental al
campo de las disciplinas morales.w Fue mérito de la Escuela de Baden, a la
cual se afilian Lask y Radbruch, el haber percibido que, no obstante el corte
hecho por Kant entre ser y deber ser, había en el kantismo un elementoclave para la comprensión del mundo histórico9.
9
Cfr. Luigi Bagolini, Esperienza Giuridica e Politica nel Pensiero de David Hume,
En suma, el término tridimensional, sólo puede ser rigurosamente
comprendido como interpretación de un proceso dialéctico, en el cual el
elemento normativo integra en sí y supera la correlación fáctico-axiológica,
pudiendo la norma, por su parte, convertirse en hecho en un ulterior
momento del proceso, pero solamente en relación con y en función de una
nueva integración normativa, determinada por nuevas exigencias axiológicas
y nuevas interdependencias fácticas.
De ese hecho resulta que, cuando el hombre tipifica determinadas formas de
conducta y concretiza aspiraciones e intereses en determinada institución
jurídica, hay siempre dos aspectos por examinar: el uno objetivo, relacionado
con la validez adquirida por la "realidad jurídica" en sí (lo que explica el
carácter eminente y coercitivo, o la presión social de las normas) y el otro
subjetivo, concerniente a la situación de los hombres que se colocan dentro
del ámbito de la referida objetividad, conservando y tratando de salvaguardar
su ser propio, esto es, su irrenunciable capacidad de libertad y de síntesis.
es ésa la razón por la cual hay siempre dos aspectos complementarios
en toda realidad jurídica, así como en todo valor que se refiera específica.
mente a la experiencia jurídica, como se puede advertir aquilatando los
conceptos fundamentales de seguridad, certeza, orden o justicia.
en la problemática de la seguridad, por ejemplo, percíbese algo de existente
"ab extra", en la relativa objetividad peculia.como certidumbre, y tiene, al
mismo tiempo, algo de subjetivo, un"sentimiento" o situación psicológica de
los sujetos frente al conjunto de reglas establecidas como expresión genérica
y objetiva de la seguridad misma.w hay, pues, que distinguir entre el
"sentimiento de seguridad", o sea, entre el estado de ánimo de los individuos
Siena, 1947, pág. 157.
y de los grupos en la intención de usufructuar un complejo de garantías, y
este complejo como tal, como conjunto de providencias instrumentales,
capaces de hacer generar y proteger aquel estado de ánimo de tranquilidad y
concordia. es ésa la razón por la cual teófilo cavalcanti filho, en la monografía
que dedicó al problema de la seguridad,27sintió la necesidad de estudiar la
"seguridad" concomitantemente con la certidumbre, la primera concerniente
más bien al aspecto subjetivo, la segunda más bien perteneciente al aspecto
objetivo del problema. Certidumbre y seguridad, aun cuando no deben
confundirse, son valores que inmediatamente se implican, pues, de manera
inmediata, todos los valores se correlacionan, según el principio de
"solidaridad axiológica" bien puesto de relieve por nicolai hartmann. prefiere
decir que certidumbre y seguridad integran una "díada" inseparable, puesto
que, si es verdad que cuanto más cierto se toma el derecho. ese carácter
polar, o complementario, esencial a todo bien cultural, o, en otras palabras, a
toda forma histórica de objetivación de valores, no es sino la consecuencia
de la estructura bivaleute del ser del hombre, que es en cuanto debe ser, y,
desde otro punto de vista, es "ser individual" y es "ser social",10 lo que, como
vimos, explica la dialecticidad intrínseca de la experiencia social.
Más condiciones de seguridad generan, también es necesario no olvidar que
la certidumbre estática y definitiva acabaría por destruir la formulación de
nuevas soluciones más adecuadas a la vida, y esa posibilidad de innovar
acabaría provocando la revuelta y la inseguridad. Me atrevería yo, inclusive,
a afirmar que una seguridad absolutamente cierta es una razón de
inseguridad, ya que es tan connatural al hombre -único ente dotado de
libertad y de poder de síntesis- el impulso hacia la mutación y la
perfectibilidad, lo que Camus, desde otro punto de vista, denomina "espíritu
10
Véase T. Cavalcanti Filho, A Segurancano direito, Sáo Paulo, 19fi4.
de rebelión". Al lado del binomio "certidumbre-seguridad", otra "díada" debe
ser recordada, por la implicación inmediata que con aquél la vincula: la
"díada" "justicia-orden", respecto de la cual se podría repetir lo que ya fue
dicho a propósito de la primera, sobre la respectiva "implicación polar",
inclusive entre las dos díadas, en virtud de que, si tales valores se
complementan, jamás podrán ser reducidos los unos a los otros.
2.ANÁLISIS SOBRE ALGUNAS POSTURAS DEL TRIDIMENSIONALISMO
JURÍDICO
Existen muchos estudios sobre el tridimensionalismo jurídico. No obstante
ello, en el presente trabajo nos limitaremos únicamente a desarrollar los
planteamientos de algunos autores:
MIGUEL REALE:
2.1. SEGÚN MIGUEL REALE MIGUEL REALE:
Nació en San Benito de Sapucai (Brasil) el 6 de noviembre de 1910. Estudió
secundaria en el Instituto Medio Dante Alighieri y se graduó de abogado en la
Universidad de Saõ Paulo en 1934, institución ésta donde comenzó su labor
académica como profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sặo
Paulo en 1940; luego, en 1941 se recibe como Doctor en Derecho con la
tesis
"Fundamentos
do
Direito"
en
la
citada
posteriormente es su Rector dos veces, en 1949 y 1969.
universidad
donde
Finalmente se le designa como profesor emérito. Miembro del Consejo
Administrativo del Estado entre 1942 y 1947, igualmente Secretario de
Justicia de Sặo Paulo en 1947 y posteriormente, en 1954 funda el Instituto
Brasileiro de Filosofia, la "Revista Brasileira de Filosofia" adscrita a este ente,
y la Sociedad Interamericana de Filosofía.
Entre sus innumerables reconocimientos, se le otorgó el doctorado honoris
causa en quince universidades tanto brasileras como extranjeras; así como
también, fue secretario o relator en diversos congresos internacionales de
filosofía. Muere Miguel Reale el 14 de abril de 2006 a los noventa y cinco
años como consecuencia de un infarto, sobreviviéndole su hijo Miguel Reale
quien también es jurista y fue ministro del ex Presidente Henrique Cardozo. A
Miguel Reale se le considera como el Padre del nuevo Código Civil brasilero.
Siempre se le consideró como un abogado militante por su larga trayectoria
en el ejercicio libre del Derecho, salvo las contadas excepciones que le tocó
interrumpirlo debido a razones de impedimento legal, cuando ocupó el cargo
de Secretario de Justicia, y cuando por falta de tiempo fue designado Rector.
Esto nos indica, que si bien se inició en el campo de la política, fue
posteriormente cuando decidió abrazar el mundo del Derecho; La meditación
filosófica presente en Reale, fue considerada por él después de haber
transitado sus primeros pasos en el mundo de la política y como no los relata
Antonio Paim, lo enlaza con las diversas esferas de la creación humana,
donde va paulatinamente e explicitar y comprender como su mayor problema
al hombre en su integridad.
Miguel Reale, quien observa que después de la segunda post guerra, se
inició una tendencia de resaltar tres elementos en la experiencia jurídica,
pero de una manera independiente y separable, aún no existían las ideas
integradores de los elementos. Esta tendencia era el tridimencionalismo,
genérico y abstracto.
Fue quien acuñó y difundió el
nombre de la teoría
tridimensional del
derecho a través de su obra Teoría tridimensional del derecho.
Concepto que ya lo había advertido en
su obra Teoría del Estado de
Derecho, en 1940. Sin embargo, recién en el año 1968 se publica una
versión en nuestro
Latinoamérica.
idioma, con la cual su teoría se difunde
en
Planteó una propuesta de tridimensionalismo jurídico que
articula el hecho, el valor y la norma, como una unidad concreta, a partir de
la cual se busca situar nuevas cuestiones reclamadas por las coyunturas
histórico-sociales.
Concibió
el
término
tridimensionalismo
jurídico
propiamente dicho, a través del cual desarrolla la concepción del mismo
desde una perspectiva más elaborada, a fin de superar el carácter fácticoaxiológico- normativo del derecho, así como las consecuencias implícitas en
él.
Para éste autor, el tridimensionalismo constituye la representación de
la toma de conciencia de las implicaciones que dicha verificación establece
para
cualquier género de investigación sobre
correlaciones, en los
el derecho y sus
distintos ámbitos de la ciencia del derecho, la
sociología jurídica o la filosofía del derecho.
Se afirma, entonces, la naturaleza
esencialmente triádica del derecho,
desde una concepción específica o concreta, asumiendo al derecho como
una realidad de estructura
esencialmente tridimensional y, como
tal,
estudiada por cualquier ciencia. El autor plantea una correlación existente
entre sujeto y objeto, siendo dicha relación de complementariedad, tanto en
el plano teórico como en el de la
praxis. Entonces, ue quien acuñó y
difundió el nombre de la teoría tridimensional del derecho “solamente a
través de una dialéctica de complementariedad o abierta es que será
posible comprender la experiencia jurídica en toda su amplitud, teniendo en
cuenta en una correlación esencial, lo que en ella se presenta como
experiencia espontánea y refleja, y
componiéndose los modelos del
derecho con la vida misma de éste.”44
Fernández Sessarego,
contrariamente a lo planteado por Reale, afirma que ”la articulación de las
tres dimensiones en la concepción de éste autor no siempre será dialéctica
ya que privilegia a la
norma jurídica, en tanto que aquél
incide en la
conducta humana intersubjetiva.”
El citado autor afirma, que en la teoría tridimensional del derecho, sólo se
puede hablar de éste, cuando se indaga sobre la naturaleza de cada uno
de los factores que se correlacionan en
la vida del derecho, en las
características de ésta, a su entender, que son de orden dialéctico; de la
irreductibilidad del valor al juicio normativo o de las situaciones fácticas
del nuevo tipo de normativismo, que surge de la complicación concreta de
tres elementos determinantes del derecho; y de la vinculación de todos
ellos al “mundo de la vida”, así como de la comprensión final de la realidad
jurídica en términos de modelos, sean
éstos prescriptivos o
hermenéuticos.
No obstante ello, el punto más relevante en el desarrollo de las ideas del
autor fue considerar la posición del
“Teoría
tridimensional
del
valor, aspecto que desarrolla en la
derecho,“
como
una
intencionalidad
históricamente objetivada en el proceso de la cultura. Así, la posibilidad y la
viabilidad serán cualidades inseparables de la valoración de la experiencia
jurídica, siempre que ésta sea asumida como una experiencia de valores.
En ese orden de ideas, bajo
esta óptica jurídicamente relevante,
todo
hecho ya contiene per se un valor aunque exista en él algo específico e
irreductible al valor. En consecuencia, el hecho será valorado pero jamás se
constituirá en un valor. Se asumirá,
entonces, que toda norma jurídica
adopta una postura ante los hechos, en función de una valoración social.
El tridimensionalismo de Reale es cuestionado por García Belaunde, quien
señala que el maestro brasileño,
parte de la incapacidad de resistir un
análisis básico como teoría. Pues, concibe a la norma como una entidad
formal ajena al hecho y a los valores e independiente a su real eficacia o
vigencia. Añadir que la vigencia o eficiencia constituyen parte integrante
del derecho es confundir los conceptos, puesto que la eficacia es sólo un
complemento del derecho sin llegar a ser parte integrante de la norma. En
consecuencia, “la concepción tridimensional, en cuanto a la descripción de
la experiencia jurídica,
deviene en inadecuada y deformante
porque
pretende convertirse en una ciencia del derecho”, 47 por lo que intenta, el
citado autor, que haya un
replanteamiento general sobre dicha
problemática.
2.2. SEGÚN FERNÁNDEZ SESSAREGO:
El autor, en el año 1950, elaboró una tesis universitaria a la que denominó
Bosquejo para una determinación ontológica del derecho48. En ella hacía
referencia a la existencia de tres elementos que en una relación dinámica,
constituyen el objeto del derecho: Conducta humana, norma y valor.
El citado autor señala que “la ciencia
intervención de tres elementos: norma
del derecho se constituye por la
(entendida como pensamiento),
conducta humana (objeto) y valor (finalidad). Tres elementos que
pertenecen al ámbito del derecho, que se exigen mutuamente y que al
parecer, vinculados esencialmente,
constituyen la ciencia jurídica.
Ninguno de esos tres está fuera del derecho, más ninguno de por sí es
derecho. El derecho es la integración forzosa, ineludible de aquellos tres
elementos.”49
Fernández Sessarego entiende por conducta humana un objeto cultural,
siendo éste el substrato de un
“sentido”. Este a su vez se configura
producto de la conducta humana como
materia prima. La conducta es
estimativa. La conducta, al ser libertad que se actualiza, es un elegir que
comporta un valorar. Su contextura es
pues axiológica. La conducta es
portadora de valores, realizadora de ellos. En consecuencia, los valores se
dan en la conducta como algo que pertenece a su propia contextura. Todo
hecho humano, toda conducta, importa un valorar.50 Recordemos que tuvo
una clara influencia de Carlos Cossio
sociologismo por el cual se reduce el
ya que éste se aproxima al
derecho a la conducta humana
intersubjetiva donde los valores y las normas jurídicas se integran en éstas.
Bajo éste mismo razonamiento, Peña Jumpa define “al derecho como el
conjunto de reglas o normas que, a partir de su propio concepto de justicia,
decide un grupo social determinado. Es decir, el derecho consistiría en la
vigencia o validez de una serie de
reglas o normas jurídicas que
responderán a la realidad y voluntad de un grupo social.”52 Creemos que
al asignar una preponderancia a la conducta humana respecto de los otros
elementos, Fernández Sessarego no lo concibe de manera aislada, sino,
dentro de un contexto social que es
donde se proyecta la conducta
humana. En ese orden de ideas, Peña Jumpa incide en la relación del
concepto de derecho con la realidad y
voluntad de un grupo social
determinado. Entonces plantea que el derecho debe ser legitimado por la
sociedad.
2.3. SEGÚN SILVA VALLEJO:
Partiendo del trialismo jurídico
de Goldschmidt,53 el tridimensionalismo
jurídico de Reale y Fernández Sessarego, Silva Vallejo concibe una visión
pluridimensional del derecho. Dicho
en otras palabras, el derecho no sólo
debe ser entendido desde una perspectiva tridimensional, es decir, hecho,
valor y norma, sino que es necesario considerar además al espacio, al
tiempo, las ideologías, las vivencias, entre otros factores. En consecuencia,
se configura una interrelación de todos estos elementos para poder tener
una concepción del
derecho en su real dimensión.
Esta postura es
cuestionada por Alex Ulloa quien afirma que la presencia del tiempo en la
relación jurídica no es exclusiva del derecho, sino que es aplicable a todo
objeto o elemento de cualquier disciplina. Adhiriéndose de
esta manera a la visión tridimensional específica o concreta del derecho.
Asume al derecho como una unidad, esto es, conducta humana, moral y
valor, que se relacionan y auto incluyen.54 No obstante ello, a diferencia de
Reale y Fernández Sessarego, quienes ponen énfasis en la norma y la
conducta humana, respectivamente, él incide en la dimensión valorativa.
3.EL TRIDIMENSIONALISMO EN LOS DIFERENTES PAÍSES:
o
Alemania: Lask y Radbruch, consideran una realidad triádica del
derecho,
pero
estáticamente,
como
elementos
separados
e
independientes
o Italia: Vanni, Del Vecchio y Bobbio admiten la presencia las tres
perspectivas dentro del derecho pero como elementos separables, no
integrados ni dinámica ni esencialmente.
o Francia: Paul Roubier desarrollo de modo genérico y abstracto el
tridimensionalismo del derecho.
o Common Law: Stone y Kunz, desarrollaron también de manera abstracta
y genérica los diversos aspectos de la experiencia jurídica, tratándose
aisladamente.
Habla castellana: Legaz y Lacambra, García Maynez y Recaséns, reconocen
un perspectivismo jurídico, donde cada una de las tres dimensiones de la
experiencia jurídica son diversas perspectivas de lo jurídico, especies de un
mismo jurídico.
Esos últimos autores han evolucionado llegando ha tener una concepción
integradora del derecho. Recaséns concluyó en que el derecho es norma,
con especiales características elaboradas por los hombres con el propósito
de realizar ciertos valores. Para Carlos Cossio, creador de la teoría egológica
del derecho, reduce los tres elementos de la experiencia jurídica a la unidad,
considerando la norma y el valor partes integrantes de la conducta humana,
la que es objeto de estudio de la ciencia jurídica. Según Saur se deja de al
hecho, la norma y al valor como ineliminables del derecho, su teoría resulta
más estática y descriptiva. Jerome may sustenta el "integrativismo jurídico"
donde toda investigación del derecho debía ser tridimensional.
4.TEORÍA DEL DERECHO Y DEL ESTADO
La
teoría tridimensional específica no estuviese ya con sus cimientos
echados, como, por lo demás, fue señalado por Ernesto Leme al referirse al
capítulo final de los citados Fundamentos, intitulado, significativamente,
"Hecho, valor y norma". Y al destacar del mismo la afirmación nuclear de que
el derecho "no es puro hecho, ni pura norma, sino el hecho social en la [arma
que le da una norma racionalmente promulgada por una autoridad competen,
según un orden de valores"11. Séame permitido recordar que también en la
citada Teoría del Derechoy del Estado.
La representación inicial del derecho como "una realidad bidimensional",
aunque la teoría tridimensional del mundo jurídico ya estuviese delineada en
las dos mencionadas obras de 1940, débese a la circunstancia de que
todavía no había yo llegado a una conclusión, destinada a marcar el punto
decisivo en la evolución de mi pensamiento, en cuanto a la necesidad de ser
considerado el valor un "tertium genus" de objeto, al contrario de aquellos
que lo representaban y lo representan aún como una especie de los objetos
ideales, al lado, por consiguiente, del elemento normativo. Fue analizando la
llamada "teoría de los objetos", a la luz de las categorías de ser y deber ser,
y tendiendo a una síntesis superadora, como observé la imposibilidadde que
se siguiera aceptando la tesis de Husserl o de Hartmann sobre los valores
como "objetos ideales" .A partir de la adopción de esa posición,
entreabrióseme la comprensión del carácter dinámico y concreto de la
tridimensionalidad, superando la perspectiva estática a que había estado
ceñido, así como, por lo demás, toda la concepción culturalista del derecho
Fundamentos, ed. cit., págs. 301-302. En su obra Latin American
Philosophv.
11
de tipo neo-kantiano o fundada en el ontologismo axiológico de N. Hartmann.
La nueva concepción del valor me permitió una nueva concepción de la
cultura, paradójica mente concebida por la escuela de Windelband y de
Rickert como un reino intercalado para unir dos mundos (el de la naturaleza y
el del valor) ontológica y gnoseológicamente declarados incomunicables. Fue
propiamente con la concepción de la experiencia jurídica en términos de
dialéctica
de
implicación-polaridad
o
complementariedad,
como
las
expresiones correlativas "ontognoseología" y "tridimensionalidad".
Sería erróneo, por consiguiente, reducir mi pensamiento a propósito del
derecho a los dos enunciados separados como "a" y "b" en el comienzo del
parágrafo anterior, omitiendo otros puntos no menos relevantes, sin los
cuales mi concepción del tridimensionalismo resultaría irremediablemente
mutilada.
Agregando las siguientes tesis:
Las diversas ciencias destinadas a la investigación del derecho, no se
diferencian las unas de las otras por distribuirse entre sí hecho, valor y
norma12.. Siendo el valor y la norma. Ambos objetos ideales, habría una
bifurcación: como soporte del bien cultural estaría el hecho; como objeto
ideal
valorado,
dando
significación
a
aquél,
tendri
amos.13"
Mi
tridimensionalismo ya era específico, pero sin una clara comprensiónde la
naturaleza de cada elemento en la unidad de la experiencia jurídica, así
como tampoco de su correlación dialéctica.
12
13
la expresión "tridimensionalismo en el mundo hispanoamericano.
Cfr., en ese sentido, las apostillas universitarias relativas a mis cátedras
de Filosofía del Derecho, de 1949,págs.88
En realidad, esa era la terminología empleada por mí entonces, como, por lo
demás, puede advertirse también en mi libro Fundamentos del Derecho,
asimismo en la obra complementaria Teoría del Derecho y del Estado, cuya
primera edición es del mismo año. Pero ello no significa que la.
Teoría tridimensional específica no estuviese ya con sus cimientos echados,
como, por lo demás, fue señalado por Ernesto Leme al referirse al capítulo
final de los citados Fundamentos, intitulado, significativamente, "Hecho, valor
y norma", y al destacar del mismo la afirmación nuclear de que el derecho
"no es puro hecho, ni pura norma, sino el hecho social en la [arma que le da
una norma racionalmente promulgada por una autoridad competente, según
un orden de valores".
4.1. EL TRIDIMENSIONALISMO COMO UNA TEORÍA DEL DERECHO
Lo expresado en el punto anterior nos muestra como el tridimensionalismo
de Reale viene principalmente a intentar superar al monismo jurídico desde
una
concepción
del
derecho
que
se
ubica
en
el
pluralismo
o
polidimensionalismo jurídico14. En líneas generales el monismo jurídico
corresponde a las tendencias positivistas y neopositivistas. Su estructura es
unidimensionalista, ya que sostiene que el derecho se fundamenta y explica
desde una sola dimensión o elemento, ya sea desde el enfoque normativista
neokantiano30 de Kelsen (ajustado a la pureza metódica).
Aun cuando el neopositivismo busco matizar las tendencias monistas,
contemplando los hechos históricos, socioeconómicos y políticos, siempre lo
hizo interpretándolos solamente como datos complementarios que no alteran
su concepción metódica basada sólo en el análisis e interpretación del
14
Reale define el concepto de persona como único ente que puede en cuanto realiza su deber
ser y se manifiesta como persona o unidad espiritual
derecho positivo15. Es decir, que tanto para los positivistas como para los
neopositivistas contemporáneos, el estatuto científico del derecho y su
correspondiente interpretación y aplicación, atiende de modo unidimensional
a los conceptos, categorías y definiciones de un dogmático lógico jurídico,
descartando las otras dimensiones del fenómeno jurídico, entendidas como
constitutivas del mismo.
4.2. EL APORTE DEL “TRIDIMENSIONALISMO” EN LA DETERMINACIÓN
DEL OBJETO DEL DERECHO.
Frente a las corrientes de pensamiento antes referidas el tridimensionalismo
Considera que el concepto “derecho” surge de la interacción dinámica de tres
Objetos. Ellos son la vida humana social, los valores y las normas jurídicas.
Ninguno de ellos es por sí mismo derecho, pero ninguno de ellos puede faltar
para constituirlo como tal. No hay derecho sin vida humana, pero tampoco
sin valores o sin normas jurídicas .La interacción dinámica supone que el ser
humano es el único ser que vivencia valores y crea reglas de conducta. Por
ello, la vida humana social es el elemento primario, más no el único, de lo
jurídico. Alguna vez hemos comparado el concepto “derecho” con el
concepto “motor”16 para señalar que este último concepto sólo surge cuando
las heterogéneas piezas que lo conforman entran en interacción dinámica,
instante desde el cual no es posible prescindir de ninguno de sus elementos
15
León Duguit, jurista francés nacido en Libourne, en 1859 y fallecido en Burdeos, en 1928.
El pensamiento jurídico de Duguit se incluye en la corriente del sociologismo político, ya
que trata de elaborar una doctrina del Derecho y del Estado a partir de la naturaleza
social del fenómeno jurídico.
16
Sobre el tema cfr. Fernández Sessarego, Carlos, Derecho y persona, Ediciones Grigley, tercera
edición, Lima, 1998, pág 52 y sgts.
integrantes. Antes de producirse esta interacción dinámica estamos sólo ante
un conjunto yuxtapuesto de piezas prescindibles.
“La visión tridimensional del derecho, que da cuenta cabal y completa de su
Naturaleza, no hubiera sido tampoco posible concebirla sin el aporte de la
filosofía de la existencia”17.
4.3. TRIDIMENSIONALISMO
JURÍDICO
Y
CONTROL
DE
CONSTITUCIONALIDAD.
SEGÚN EDGAR CARPIO MARCOS.
tridimensionalismo jurídico, una explicación metodológica de lo que
normalmente se suele considerar como el presupuesto mínimo para habilitar
los mecanismos del control constitucional en cualquier sistema jurídico: el
principio
de
supremacía
constitucional.
Presupuesto lo anterior, y en aras de mantenernos fieles a aquella aspiración
de brevedad y claridad, de inmediato hemos de hacer conocer que nuestro
siguiente propósito es advertir que lo que rescatamos de la Teoría
Tridimensional en cualesquiera de sus variantes (Reale, García Máynez,
Goldschmidt,
Fernández
Sessarego,
etc.)
más
que
las
aristas
o
componentes, lo hacemos de sus momentos, que integralmente es lo que, en
lenguaje trialista, se conoce como mundo jurídico: el orden de las normas o
mundo normológico; el orden de las conductas o mundo sociológico; y el
orden
17
de
los
valores
o
mundo
axiológico
Fernández Sessarego, Carlos, El derecho como libertad, Universidad de Lima, Lima, segunda
edición 1994 y Derecho y persona, antes citado. Reale, Miguel, Teoría tridimensional del derecho,
Edeval, Valparaíso,
.
Adelantamos provisionalmente nuestra tesis: el principio de supremacía
constitucional enfocada desde la perspectiva de la Teoría Tridimensional,
dista mucho de agotarse y bloquearse en establecer unilateralmente la
superioridad normativa de la Constitución. Ella, se extiende, con igual fuerza,
al
orden
de
las
conductas
y
al
orden
de
los
valores.
Desde luego que si adoptamos el unidimensionalismo jurídico que nos dice
que el derecho (y dentro de él, el Derecho Constitucional)18 es sólo norma, o
que ella es igual a aquél, el principio de supremacía constitucional vería
saturada su conceptualización con la pretensión de garantizar, mediante los
mecanismos del control constitucional, su superioridad normativa respecto
exclusivamente de las normas infraconstitucionales que el ordenamiento
jurídico cobija. Esto es, en la afirmación silogística de porque la Constitución
es la Ley de Leyes del ordenamiento jurídico, todas las normas de inferior
jerarquía que la transgredan deben ser anuladas. Algo así como porque la
premisa menor altera la premisa mayor, esta última debe prevalecer. Pero
más nada. Por el contrario, si adoptamos el Tridimensionalismo Jurídico en
cualesquiera de sus matices, y en él sabemos que el orden normológico es
únicamente un sector o momento de los tres que integran la totalidad del
mundo
jurídico,
satisfacer trípticamente el principio
de
supremacía
constitucional obliga a explicarla más allá de su mera supremacía normativa,
para imprimirla y dotarla de supremacía en el orden de las conductas, de los
hechos, de la realidad social, pero también de supremacía a los valores que
la Constitución recepciona, claro está, si es que en realidad se pretende
explicarla en su integralidad y no exponerla temerariamente a mutilaciones
que pueden alterar la unidad del conjunto . Con todo ello queremos indicar
", La estructura tridimensional del Estado, en Revista de Estudios Políticos,
No 149, Set-Oct., Madrid 1966, pág. 5).
18
que el principio de supremacía constitucional no puede ni debe ser entendido
aisladamente como el presupuesto de alguna garantía jurídica que proteja la
cúspide de la simplista pirámide normativa kelseniana, a título de un formal
como desolador rigorismo lógico-jurídico; sino además, entenderla como
aquella categoría constitucional que obliga, en tanto su naturaleza
tridimensional, a que las conductas, los actos que revelan las relaciones de
mando obediencia entre gobernantes y gobernados (mundo sociológico) se
sometan al orden constitucional y, además, en el soporte por el que los
valores, los principios constitucionales que en los códigos políticos se
recipientan evalúen esas normas y esas conductas, propugnando que ambas
se
complementen
al
marco
axiológico
de
la
Constitución.
En suma, entender que la supremacía de la que goza la Constitución es, a la
vez, normativa, sociológica y axiológica.
Normalmente, la supremacía
normativa de las constituciones suele ser formulada inequívocamente en sus
textos. Tal es, por ejemplo, con lo que acontece con la Constitución
norteamericana de 1787, que no injustificadamente suele considerársele
como la primera Constitución en el sentido preciso y moderno del término, a
cuyo tenor de su numeral sexto, se lee: "Esta Constituciónconstituirá la Ley
Suprema de la Nación". De modo no muy diverso, aun cuando desde un
polo ideológico opuesto, la Constitución de la República Popular China, a su
vez, declarará que ella "es la Ley Fundamental del Estado y tiene la máxima
autoridad jurídica". Las constituciones de esta parte del globo, de otro lado,
tampoco se quedan atrás en afirmar tal momento del principio en forma
rotunda. La Constitución ecuatoriana de 1978, por mor de su artículo dirá
"La Constitución es la Ley Suprema del Estado. Las normas secundarias y
las demás de menor jerarquía deben mantener conformidad con los
preceptos constitucionales". Nuestra Carta Constitucional no tendrá mayores
reparos en declarar abiertamente, en su artículo 51 que "La Constitución
prevalece sobre toda otra norma legal..." Una de las últimas constituciones
dadas en nuestro Continente, la paraguaya de 1992, para no redundar
finalmente en posturas normativas similares, precisará en su artículo "La Ley
Suprema de la República es la Constitución"19. Esta decidida postura de los
estados modernos por señalar el carácter supremo e intangible de sus cartas
fundacionales, al margen de ideologías políticas que las sustenten, o de
atraso o desarrollo económico que hayan alcanzado, en forma consustancial
suelen introducir ciertos mecanismos procesales que, eventualmente, van a
ser activados para rechazar cualquier norma infraconstitucional que se haya
alzado o sublevado a la Ley de Leyes. Desde luego, que si partimos de que
la sistematización de la Teoría del Control de Constitucionalidad se inicia con
el clásico ensayo de Hans Kelsen, publicado en 1928, La Garantía
Jurisdiccional de la Constitución: La Justicia Constitucional 20, y constatamos
además que fue el célebre jurista vienés el principal artífice de lo que a la
postre se denominaría positivismo jurídico, cuya tesis principal consiste --no
está demás en recordar-- en reducir el Derecho al unidimensionalismo
normológico, no nos será difícil constatar que el sistema de control de
constitucionalidad, por lo menos en sus inicios, estuvo adscrito a resguardar
y proteger, en forma exclusiva y excluyente, la supremacía normativa de la
Constitución.
La Constitución, en este esquema, es una norma jurídica, aunque claro, la de
máxima jerarquía en el ordenamiento, y por tanto ostentoria únicamente de
supremacía normológica a la que hay que cautelar mediante garantías
Werner Goldschmidt y el trialismo jurídico, en Libro Homenaje a Carlos
Rodríguez Pastor, Cultural Cuzco, Lima 1992, pág. 409.
19
20
UNAM, México 1974, pág. 471-515.
jurídicas.
Por cierto, "la condición jurídica de la Constitución no se corresponde con la
identificación entre Constitución y norma. La Constitución --precisará Manuel
Aragón no es exactamente una norma jurídica ya que, por un lado, es algo
más que una norma y, por otro, en lo que tiene de norma, es profundamente
distinta
de
las
demás
normas
del
ordenamiento".
Más que una norma, continuará Aragón, la Constitución es un Cuerpo
Normativo (un conjunto de prescripciones, o de normas preceptivas o de
preceptos que enuncian normas, y también principios jurídicos, aunque estos
se encuentren `normativizados'). Es al tiempo, significará por su parte
Alejandro Nieto , un proyecto de futuro que se autoasigna la comunidad
nacional, en cuyo sustracto bien puede afirmarse que yace un conjunto de
valoraciones sociales dominantes, esto es, un conjunto de creencias,
prejuicios, sentimientos, modos de pensar y sentir que prevalecen en la
comunidad social, y a cuya realización se encomienda constitucionalmente al
Estado,
y
desde
luego
a
la
misma
comunidad.
Ese conjunto de valoraciones sociales dominantes, que bien puede
traducirse en el orden socio-político que aspira a constituir la Nación, y por
ser tal se incorpora en la Constitución, obliga tanto a los órganos del poder
como a los particulares desplegar sus actos, sus conductas en la obtención
más pronta de aquellos postulados que por estar encapsulados en la
Constitución
gozan
de
supremacía.
La Constitución además de ser un Cuerpo Normativo es, parafraseando a
Carl Friedrich, una forma de vida, una receta de vida cuya supremacía no
sólo obliga a que en el orden de las normas no se la contradiga o se la
transgreda, sino que además exige, hasta pronto, que en el orden de las
conductas, de los actos se la satisfaga sin admitir ningún tipo de actitudes
transgresoras.
Y se transgrede a esta Supremacía, que en otra parte de este trabajo hemos
denominado sociológica, cuando los órganos de poder despliegan sus
conductas, sus actos de gobierno en franca oposición a los objetivos que la
Constitución aspira a alcanzar (actos positivos), pero también, cuando en
ejercicio del poder que se les delega, dejan de hacer aquello que la
Constitución
ordena
que
se
haga
(actos
omisivos).
Cuando se despliegan actos dirigidos a imposibilitar o retardar en su goce las
legítimas aspiraciones socio-políticas de una Nación, que la Constitución
auspicia y promueve, parecer se bastante claro que se hiere su supremacía,
y al no posibilitarse su control, se la deteriora en su simbolismo, en su real y
verdadero sentido. Ya no se tratan de normas que alteran o se sublevan al
Orden Constitucional, sino de conductas que se desarrollan (por acción o por
omisión) al margen de aquella, que hacen de la supremacía constitucional un
principio precario e ilusorio, si es que no se posibilita, entre medio,
mecanismos de control constitucional que las repriman en algunos casos, o
que las compelan a actuar de conformidad con las obligaciones
constitucionales que para ellos ha deparado la Constitución, de otro lado.
Hablamos aquí de conductas o actos que se practican en oposición a la
Constitución. Lejos estamos de cegarnos en un cristal racionalista que nos
impide constatar que en muchas veces la ausencia de vigencia sociológica y
por tanto la mengua de la supremacía de la Constitución, antes que deberse
a conductas o actos opuestos a aquellas, se encuentran reprimidas y
obstruidas por condicionamientos fácticos, síntomas propios de países con
ansias de salir del subdesarrollo. Al contrario, no es bastante claro que la
dependencia económica, el subdesarrollo, etc., conspiran contra muchos de
los
objetivos constitucionales trazados por el Poder Constituyente,
retaceándolas en su vigencia y, con ello, perturbando su supremacía. Pero
cuando la violación a la Constitución se genera como consecuencia de actos
(bien por acción, bien por omisión) la sacralidad, que no dudamos en
adscribir al principio de supremacía constitucional, nos debe llevar a meditar
cómo puede violarse también la Constitución y la supremacía de la que ella
se encuentra investida, y cómo en muchos casos no la dotamos de medios
de defensa realmente integrales. Por cierto, si de manera general existe una
fuerte tendencia a proteger los derechos constitucionales de las violaciones
generadas mediante actos (normalmente de aquellos cometidos por acción) 21
de los órganos de poder, pero también de aquellos provenientes de
particulares; existen serios reparos para extender estos mecanismos de
control constitucional respecto de actos que siendo también positivos y
transgresores de la Constitución, no inciden directamente sobre derechos
constitucionales, y, a la vez, de las violaciones a la Constitución mediante
omisiones . A la Constitución, ha dicho Bidart Campos, no sólo se la viola
cuando se hace algo que ella prohíbe, sino también cuando se deja de hacer
algo que ella manda22.
Infinidad de ejemplos de estas omisiones
inconstitucionales normalmente se suelen advertir al mismo tiempo en que se
consagran
las
cláusulas
económico-sociales
en
nuestros
códigos
fundamentales, pues estos tipos de normas constitucionales casi siempre
mantienen, a lo mucho, sólo su vigencia normativa, mientras que su vigencia
sociológica aparece suspendida sine die: ora por no estar asistidas de
reglamentación legislativa que posibiliten su goce, ora por no realizarse las
pautas de gobierno que ayuden a hacerlas efectivas en la constitución
material, ora por ambas causas a la vez.
Y aquí, en nombre de esa
Univ. de la Laguna, España 1970, pág. 24-30
HANS WELZEL. Derecho Natural y justicia material Edit. Aguilar, Madrid
1957, pág. 259
21
22
supremacía constitucional, que difícilmente se puede ocultar que aparece
infravalorada y puesta en entredicho, puede y debe habilitarse mecanismos
de control constitucional, que hagan posible que diversos preceptos
constitucionales encuentren encarnadura sociológica y no se agoten y
bloqueen en su mera supremacía normativa.
Desde luego, no basta en
afirmar que la supremacía de la Constitución exige, tanto de las normas
infraconstitucionales como de las conductas y actos de los gobernantes y
gobernados, fiel sujeción a los postulados que la Constitución anida. Ella
también exige que los valores que encierra, que por estar "normatizados" en
la Carta ostentan supremacía, sean respetados.
La Constitución, se ha
dicho, no es exactamente una norma jurídica, es un Cuerpo Normativo donde
yace una serie de normas preceptivas, pero también de principios jurídicos
que reclaman una enérgica pretensión de validez, en la feliz expresión de
Otto
Bacho.
Estos principios constituyen el orden material de valores, el espíritu, la
ideología que se las tiene como buenas para la realización y consecución de
los fines que se autoimpusieron los miembros de una determinada
comunidad humana; "un orden de valores que --no en sus detalles, pero sí
en las normas fundamentales que lo constituyen y legitiman-- ha sido
considerado por la Constitución como anterior a ella misma; por un orden de
valores, pues, que no ha sido creado por la Constitución, sino que ésta se
limita
a
reconocerlo
y
garantizarlo"
.
Y aquí pueden conjeturarse hipótesis varias que nos ayuden reflexionar
respecto de esta supremacía axiológica de la Constitución, que normalmente
se
suele
ignorar
o
desconocer.
Puede acontecer, por ejemplo, que ciertas normas o actos no violenten
directamente a la Constitución normativa, pero que, sin embargo, contraríen
el orden material de valores que la Constitución auspicia. Verbigracia, una
norma que sea --valga la redundancia-- normológicamente fiel a la
Constitución normativa, pero que se encuentre pergeñada de una imprenta
manifiestamente
opuesta
al
valor
bien
común.
O, tal vez, el caso de una norma infraconstitucional que no obstante ser
inequívocamente contraria a la Constitución normativa, y por tanto factible de
ser declarada por los órganos de la jurisdicción constitucional como tal
(inconstitucional), declararla así podría alterar valores constitucionales como
la
seguridad
jurídica,
el
bienestar
general
o
el
bien
común.
La solución en ambos casos, entendemos, no puede menos que aferrarse a
una decidida prevalencia de la supremacía axiológica de la Constitución,
aunque en tal cometido la supremacía normativa vea reducida su fuerza. Y
es que no basta guardar la coherencia con la letra de la Constitución, sino
que además se debe (y tiene) que mantener fiel al espíritu de la Constitución,
a los valores que ella encierra, y con ello no se abusa de una opción
teleológica
y
menos
de
un
iusnaturalismo
a
ou
trance.
Siendo probablemente los asuntos planteados los que con más frecuencia se
presentan en la experiencia jurídica cotidiana, sin embargo, no son los que
aquí
nos
interesan
resaltar.
Un poco más adelante de los conflictos axiológicos entre normas de desigual
jerarquía normativa, podemos llamar la atención respecto del fenómeno de
inaplicación, o mejor `devaluación', de algunas normas constitucionales en
favor, o `revaluación', de otras de su misma especie, no obstante gozar de la
misma igualdad y supremacía normativas, por considerarse que con su
aplicación al caso concreto se rompería ciertos parámetros axiológicos
trazados
en
la
propia
Constitución.
Tal es, en efecto, la histórica decisión de la Suprema Corte Norteamericana
de inaplicar aquellas normas constitucionales que expresamente facultaban
la aplicación de la pena de muerte (reiterada hasta en tres oportunidades)
por considerar que con su efectivización se transgredía aquella otra que
prohibía la aplicación de penas crueles, allá por la década del sesenta.
El discurso judicial en dicho caso estuvo centrado, más allá de resolver sobre
una aparente contradicción o incoherencia de dos normas constitucionales
23
en la ponderación de un valor constitucional (dignidad de la persona) que se
transgredía al efectivizarse otra norma, que aunque constitucional, no era
portadora
de
fines
tan
valiosos.
Y aunque la Corte Suprema de los Estados Unidos ha sido siempre reacia a
reconocer explícitamente el diverso rango que tienen las propias normas
constitucionales, en la doctrina y práctica judicial alemana, sin embargo, se
ha afirmado sin vacilaciones su existencia, y como consecuencia de ello que
las inferiores se encuentran sometidas a las superiores, configurándose de
tal modo la posibilidad de hablar legítimamente de la existencia de normas
constitucionales
inconstitucionales.
Tal diferenciación de rangos al interior de la normatividad constitucional no
proviene de la existencia de alguna instancia anterior y superior en la
creación del Derecho al Poder Constituyente, sino que se legitima,
esencialmente, sobre la base de un orden de valores materiales que recoge
la Constitución, un orden de valores que no son sino la constatación de
aquellas estructuras objetivas lógicas, insertas en la experiencia jurídica y
preliminares
a
toda
regulación
positiva.
La problemática que subyace en el fenómeno de las normas constitucionales
inconstitucionales siendo de suyo complicado y delicado en cuanto a las
Derecho Constitucional: ciencia y política, Marsol Editores, Trujillo 1983,
pág. 215 .
23
técnicas y a la actuación eficaz de la instancia de control constitucional 24, en
nuestro entender, llegan a su máxima expresión cuando muy a pesar de
constituirse como normas constitucionales contrarias a ciertos principios
constitucionales, se despliegan, además, como normas constitucionales
injustas25.
En efecto, cabe la posibilidad que el constituyente, accediendo a
sentimientos, influencias o intereses bastardos o malsanos, dicte medidas
contrarias a la equidad y transgresoras del Derecho en su concepto natural y
en su verdadera esencia. Y es entonces que surge --significaremos
parafraseando a De Montagu (19)-- el más hondo, el más grave conflicto
entre la conciencia del Juez Constitucional y el texto constitucional, y con ella
la
fuerza
de
su
supremacía.
Cuando una norma constitucional anida una abierta y directa transgresión a
la justicia, cuando repugna la dignidad de la persona humana, que constituye
al fin y al cabo el eje troncal sobre el que discurre la experiencia jurídica
(principios que son violentados indudablemente en todos los casos en que el
hombre queda rebajado al nivel de objeto, cuando es utilizado como
instrumento de otros hombres, o se le desconoce los mínimos presupuestos
para su convivencia armónica en sociedad, que son fácilmente de identificar
acudiendo al último fundamento que en definitiva se encuentran en los
valores determinantes de la cultura occidental, en una idea moral del
hombre), entonces válidamente podemos afirmar que ya no estamos sólo
ante una ley que establece un derecho defectuoso, sino más bien ante un
24
El Jurista, No 11-12, Lima 1994, pág. 12 y sigs.
CARPIO MARCOS. Derecho Procesal Constitucional y Jurisdicción
Constitucional, en El Jurista, No 6, Lima 1992, pág. 57/58.
25
caso de ausencia de derecho26 que admite, pese a tener la categoría de
norma constitucional, desconocerle sus órdenes normativas, y con ella la
fuerza de su supremacía, calibrando cuidadosamente la técnica de la
ponderación
de
bienes
de
la
que
antes
hacíamos
alusión.
Y es que, en definitiva, bien puede afirmarse que la inconstitucionalidad de
una norma infraconstitucional e injusticia de una norma constitucional son
términos
de
idéntico
significado.
Ya al final de nuestro recorrido, es bueno reconocer que la objetivización del
control de acuerdo a ciertos cánones axiológicos constituye, por ahora y tal
vez todavía por un buen tiempo, una zona extremadamente conflictiva de la
Teoría Constitucional, en la que aun muy poco o nada se ha explorado, pero
que se presenta también como una materia a ser abordada con cierta
urgencia, dado el significado valorativo no puesto en duda de las normas
materiales de la Constitución, y su adecuación en la resolución de los
conflictos
constitucionales.
En concreto, entender a las instituciones jurídicas desde la perspectiva de la
Teoría Tridimensional del Derecho obliga a explicarlas y servirlas en sus tres
momentos, sin descuidar una o algunas de ellas, so peligro de no ser
congruente
con
lo
que
se
profesa.
En toda esta monografía, hemos tratado de persuadir que el principio de la
supremacía constitucional no se agota en establecer la supera la legalidad
normativa de la Constitución respecto únicamente de normas inferiores a
ella. Se extiende su fuerza, al área de las conductas, de los actos; y ambas,
conductas y normas, a ser evaluadas en el plano axiológico, por el mundo de
los valores, que constituye la supremacía axiológica de la Constitución.
En consonancia con todo ello, en el plano del control de constitucionalidad
26
Revista de Derecho Internacional, Año XXIII, No 91, La Habana 1944, pág. 12.
hay que acostumbrarnos a la idea que no toda su problemática gira en torno
a problemas de orden normativo, sino inclusive a las cuestiones que se
presentan en el área de las conductas, de los actos de gobernantes y
gobernados, y adicionalmente a aquellos que tienen una marcada impronta
axiológica, a problemas en el orden de los valores constitucionales.
5.
TRIDIMENSIONALISMO
Y
DIALÉCTICA
DE
IMPLICACIÓN-
POLARIDAD.
Podría parecer a un estudioso superficial o apresurado que, en la amplia
contextura de las ideas, cuyo esbozo procuré fijar en las páginas anteriores,
los elementos simplemente se yuxtaponen, desprovistos de una urdimbre
interna aseguradora de su unidad coherente. No es que esté yo preocupado
por la imputación de eclecticismo, que es la más fácil y, por ello mismo, la
más frecuente de las críticas incoadas a un filósofo, bastando para tal
proeza, desarticular, abstractamente, los elementos integrantes de un
pensamiento, deformándolo en el acto mismo en que la desarticulación se
lleva a cabo. Y ello es más grave aún cuando no se toma debida cuenta de la
línea evolutiva de una doctrina y se hacen yuxtaposiciones o confrontaciones
anacrónicas entre aserciones relativas a épocas diversas.
Mi propósito es tan sólo mostrar cómo el tridimensionalismo jurídico se ha
venido desarrollando, obediente a intrínsecas necesidades, y cómo la
tridimensionalidad específica corresponde, en el caso particular de la
experiencia del derecho, a una comprensión mejor captada del hombre y del
mundo histórico por él constituido.
Ya dije que el tridimensionalismo no nace con el empleo de esta palabra,
pues puede hallarse sobreentendido bajo inadecuadas expresiones verbales,
bien que el empleo lúcido del término preciso sea signo de madurez
cognoscitiva, pues el vínculo esencial existente entre el pensamiento y el
lenguaje supone que cuanto' más nos acercamos al enunciado límpido, más
se libera el de un asunto de la escoria discursiva que impide su captación.
Viva y concreta. Llegando, pues, a la raíz del problema, lo que
principalmente importa es indagar las razones que hicieron llegar la teoría
tridimensional a la superficie de la conciencia cognoscitiva, haciéndose
plenamente manifiesto algo que estaba tan sólo sobreentendido, o sin
rigurosa fundamentación epistemológica, inclusive en las obras mismas de
sus dos grandes iniciadores, Lask y Radbruch, tridimensionalitas implícitos,
en virtud de que aún concibieron el mundo jurídico a la luz de la "Filosofía de
los valores", la cual marca el punto extremo a que podía llegar el formalismo
ético neokantiano. De cualquier manera, es de la apreciación de la Escuela
de Baden de donde debemos partir para plantear la cuestión con la debida
perspectiva histórica. Ahora bien, la Filosofía de la cultura se constituyó, por
una parte, como reacción ante el empobrecimiento a que el positivismo había
sometido la imagen de lo real, contentándose con sus conexiones aparentes
o fenomenales, sin importarle siquiera el valor o el significado de esas
"apariencias"y, por la otra, marcó una tentativa de superación del dualismo
kantiano27.
5.1. DIALÉCTICA DE COMPLEMENTARIEDAD.
La dialéctica de complementariedad busca determinar y explicar las
relaciones que se producen en el fenómeno jurídico entre el hecho, la norma
y el valor. El autor postula la idea según la cual estos tres elementos no sólo
se yuxtaponen desprovistos de una trabazón interna que asegura la unidad
concreta
del
derecho34.
Al
describir
su
teoría
muestra
como
el
tridimensionalismo jurídico se desarrolló por impulso de las necesidades
intrínsecas del derecho, sin dejar de contemplar la experiencia jurídica a los
efectos de lograr una comprensión más viva del hombre y del mundo
histórico constituido por él.
Reale toma el concepto husserliano de “intencionalidad de la conciencia”; es
decir, de que conocer es siempre conocer algo, la tan reiterada afirmación de
la heterogeneidad entre sujeto y objeto pasa a ser enfocada bajo luz nueva.
De dicha ubicación del problema resulta el carácter dialéctico del
conocimiento,
que
es
siempre
de
naturaleza
relacional,
abierto
constantemente a nuevas posibilidades de síntesis, sin que esta se concluya
jamás, en virtud de la esencial irreductibilidad de los dos términos
relacionados o relacionables. A dicho tipo de dialéctica se denomina
“dialéctica de complementariedad”, de la cual la dialéctica de opuestos, de
27
La cotlcezione delta storia in Kant, introducción a Kant. Saggi su/la Storia, por
él traducidos, Milán, 1955.
tipo marxista o hegeliana no es sino una expresión particular
28a
la cual
Reale añade modificaciones resultantes del análisis fenomenológico de sus
términos, particularmente para deshacer la confusión entre contrarios y
contradictorios. Afirma que el derecho es una realidad social y que dicha
realidad tenga en la conducta humana su fuente constitutiva, no nos debe
llevar a olvidar la necesidad de investigar la consistencia de la conducta en
general y de la conducta jurídica en particular, pero sin olvidar por otra parte
que la experiencia jurídica no se reduce a un fenómeno de conducta, pues
con el paso del tiempo determina objetivaciones espirituales que adquieren
vida propia y condicionan las sucesivas formas de comportamiento social. El
problema de la conducta es importante para Reale, pues todo lo que se
contiene en la experiencia jurídica a ella puede y debe remontarse, directa o
indirectamente como a su fuente creadora y reveladora, ciertamente, pero
sería un error olvidar que cualquier acto humano encuentra como su soporte
o condicionamiento algo ya históricamente objetivado por obra del espíritu,
como conducta, a la que denomina: institucionalizada.
Todo régimen político posee un plan de gobierno que contiene los criterios
rectores del reparto supremo; así un régimen despótico de la antigüedad,
puede basarse en la creencia de que toda la potencia corresponde
únicamente al príncipe absoluto, a cuya disposición se encuentran la
hacienda, vida y honor de sus súbditos. Desde este punto de vista se integra
entonces un orden que comprende cuantos repartos benefician al príncipe
cuantos repartos de beneficios otorga a los súbditos29. Por el contrario, un
régimen demo liberal de carácter social, predica que los repartidores son
28
En igual sentido Godschmidt, quién explica que en las conductas que hallamos en el fenómeno
jurídico
29
Reale, M.TTD. (pp. 86).
todos los ciudadanos, quienes mutuamente han de respetar sus haciendas,
vidas y honores, debiendo asegurar a cada cual un ámbito de libertad
suficientemente amplio que le permita ser capaz de desarrollar su
personalidad. Si un reparto razonado es reputad no ejemplar, esta fuera del
orden y constituye lo ilícito dentro del régimen. Así, a modo de ejemplo, todo
acto de sublevación contra el déspota se considera como ilícito desde el
ángulo visual del príncipe, aun cuando desde las doctrinas del derecho
natural, pueda ser un acto lícito y legítimo30. Por ello, resulta que es
necesario tener en consideración el tiempo de la realización del orden de
repartos en su relación con el momento en el que se encuentra el
descubrimiento científico de la justicia.
6. TRIDIMENSIONALISMO E HISTORICISMO AXIOLOGICO:
Una vez asentado que el carácter específico y dialéctico de mi teoría
tridimensional del derecho resulta de la comprensión ontognoseológica de la
experiencia jurídica, cabe ahora apreciar el problema desde otro ángulo, ya
no gnoseológico, sino ético, o de la praxis, cuando el proceso
ontognoseológico se plantea como objetivación histórica, en términos de
experiencia axiológica o es a lo que denominó "31historicismo axiológico".
Así como en el plano gnoseológico sujeto y objeto se implican. Sobre este
punto esencial véase mi trabajo " Para un normativista jurídico concreto".
Quizá por no haber puesto la debida atención en las dos concepciones es
que la palabra hecho implica en la teoría tridimensional.Una concepción
tridimensional del derecho. En un planteamiento aúnDidáctico entre otros se
30
31
. Sociología Jurídica, Filosofía Jurídica y Ciencia del Derecho o Jurisprudencia
Sociología del Derecho, Madrid, pág. 242
destaca Del Vecchio en Italia, que lo planteó bajo las perspectivas
“gnoseológica”, “fenomenológica” y “deontológica”. En Alemania, con de
Radbruch, que recoge unos fundamentos en Lask, se pone de manifiesto
una percepción del problema que estaba sobreentendido. Surgiendo de ahí
un nuevo enfoque sobre el Derecho. En la tentativa de superación de las
antinomias entre las tesis de los iusnaturalistas y positivistas, en Radbruch se
nota la evidencia inmediata de la tridimensionalidad del Derecho. Sin
embargo, respecto a su concepción, Reale la denomina tridimensionalismo
jurídico genérico y abstracto, por cuanto se refiere a la distribución de áreas
de investigaciones entre el filósofo, el sociólogo y el jurista, según la cual al
primero le toca, a través de la Axiología Jurídica Fundamental, el estudio de
la trascendentabilidad de los valores jurídicos, al segundo, en el marco de la
Sociología Jurídica, el estudio del derecho como hecho social, y al tercero,
según los métodos y cánones de la Ciencia del Derecho, el análisis del
derecho en su normatividad. Al final, siendo yuxtapuestos o integrados estos
conocimientos, permiten el integral conocimiento del Derecho.
En la perspectiva de la tridimensionalidad también laboró Bobbio, para quien
la
“experiencia jurídica es una experiencia normativa“. Sin embargo,
comenta que, si se quiere establecer una teoría de la norma jurídica sobre
bases sólidas, el primer punto que hay que tener bien claro es si toda norma
jurídica puede ser sometida a tres distintas valoraciones, y si estas son
independientes entre sí. “En efecto, ante cualquier norma jurídica podemos
plantearnos un triple orden de problemas: 1) si es justa o injusta; 2) si es
válida o inválida; 3) si es eficaz o ineficaz. Se trata de tres diferentes
problemas: de la justicia, de la validez y de la eficacia de una norma jurídica”.
En los dominios de la Common law, con propuestas de superación de las
tesis de las escuelas Analitical Jurisprudence, Ethical Jurisprudence y
Theories of Justice, Pound, entre otros, también formula reflexiones sobre el
tridimensionalismo jurídico. En lo referente a la cultura ibérica, en la
perspectiva de conciliación del normativismo lógico de la Ciencia del Derecho
con la Axiología y la Sociología Jurídica, aparecen entre otros notables
Legaz y Lacambra, que distingue una validez filosófica - ética o moral-, una
validez sociológica - o eficacia - y una validez jurídica - o vigencia, García
Máynes, que propugna por una orden jurídico con los atributos de vigencia,
validez intrínseca y eficacia y Cossio, que interpreta la conducta jurídica
como esencialmente “fáctico-axiológico-normativa”. Para Recasens Siches,
“el derecho no es un valor puro, ni es forma con ciertas características
especiales, ni es simple hecho social con notas particulares. Derecho es una
obra humana social (hecho) de forma normativa destinada a la realización de
valores” Para Moncada “la llamada tridimensionalidad del derecho positivo,
de
la
que
habla
Reale,
está
patente
en
mis
manifestaciones,
descubriéndosenos tanto en el análisis lógico de su ser cultural, como en la
observación de sus fuentes y sus determinaciones y características más
generales”.
7. PERSONALISMO Y TRIDIMENSIONALISMO EN EL CÓDIGO CIVIL
PERUANO DE 1984
El derecho es un reflejo de la época histórica que normativiza el derecho a
través del tiempo, basándose en la vida humana social y en la convivencia
que es regulada por las normas del derecho dependiendo de su evolución y
de su momento en la historia.
El conocimiento de las cosas es una inquietud del ser humano desde
tiempos primitivos, tanto que intentó buscar respuestas convincentes a través
de la aprehensión epistemológica del ser de las cosas, a través de la
epistemología, pero no las encontró.
Las cosas significan para el hombre, más que medios de subsistencia,
sonreflejo de poder. Esta concepción individualista, egoísta y patrimonialista,
emergió en la humanidad ante la preocupación por las cosas. Se privilegiaba
la tutela de la propiedad a la de la persona humana. El ejemplo más claro es
el Código Civil francés de 1804.
El individualismo mostraba al hombre aislado de la sociedad. Finalmente la
corriente actual es la Filosofía de la Existencia que revaloriza al ser humano
y lo ve como un ente coexistencial.
8. EL PRIVILEGIO CONOCIMIENTO DE LAS COSAS DEL MUNDO:
En la edad Media con las ideas de Boeccio, donde se veía al hombre como
"una sustancia indivisa y racional" no se podía percibir la naturaleza libre del
ser humano ni su temporalidad.
Durante el cristianismo se dotaba al ser humano del libre albedrío, pero fue
una posición ignorada. En la Edad Contemporánea, con la Filosofía de la
Existencia se entendía a la existencia como libertad, que necesita de una
experiencia personal a través de un proceso de interiorización y que se ve
refleja cuando el hombre debe adoptar decisiones importantes para su vida,
cuando debe ser responsable. El hombre siendo un ser libro, es creador,
lábil, proyectivo, estimativo, se realiza en el tiempo. Es una situación
ontológica de quien existe. Es parte de la estructura bidimensional del
hombre, en su ser libre y social, idéntico a sí mismo y coexistencial.
9. DESCUBRIMIENTO DE LA EXISTENCIA COMO LIBERTAD:
Cada época de la historia es de relativa estabilidad o de aceleración en
cuanto a los cambios. Estos cambios traen consigo un cambio de ideología o
de estilo de vida, al producirse los cambios se produce una etapa de crisis,
que es precedida de una actitud crítica. En nuestro tiempo se observa un
profundo cambio en los diferentes aspectos del quehacer humano que nos
llevan a concluir que la humanidad ha ingresado a un período de crisis.
CONCLUSIÓN.
De lo expuesto se deduce una preocupación sobre la concepción
del
derecho expresada a través de las diversas teorías planteadas a lo largo
de toda la historia. Debido a que el derecho, como toda creación humana,
está en una constante reelaboración, más aún si tenemos en consideración
que éste regula la conducta humana.
Un hecho relevante es que, sólo a partir de la concepción de Reale, quien
marca un hito en la definición del derecho, se logra tener una concepción
integral del mismo
entendido como una conjunción de
tres elementos:
hecho, valor y norma. Aunque en un primer momento, planteados como
elementos yuxtapuestos, para
luego, en un segundo momento, ser
ampliados, concibiéndolos como indisolubles y como una dialéctica de la
complementariedad. Debe
consolidando
resaltarse, que este razonamiento
progresivamente en el tiempo,
se ha ido
basado en los aportes
efectuados por los diversos autores.
Desde nuestra perspectiva, nos adherimos a lo propugnado por el
tridimensionalismo específico o
concreto, puesto que, asumimos
que
contiene los elementos necesarios para una concepción del derecho de
manera integradora.
El tridimensionalismo toma en cuenta al aspecto social, debido a que es el
hombre quien crea al derecho para luego someterse a él. Dicho de otra
manera, el hombre se proyecta en el derecho y el derecho se proyecta en
el hombre.
Finalmente, se advierte que el planteamiento de Reale, en
esencia, se
asemeja a lo propugnado por Fernández Sessarego. Ya que encontramos
en estos autores una perspectiva tridimensional específica o concreta,
puesto que para concebir al derecho de manera integral sólo se requiere
de una estructura de los tres elementos que plantea el tridimensionalismo,
pudiendo
explicar con ellos cualquier
fenómeno jurídico desde un análisis
fenómeno (por ende cualquier
lógico y adecuado). Sin embargo,
también entre éstos se dan diferencias: 1) Reale habla de dimensiones o
perspectivas (hecho, valor y norma) en tanto que Fernández Sessarego
alude a elementos (conducta humana, valor y norma). 2) El primero incide
en
una dimensión normativa y el
segundo en la conducta humana. 3)
Reale parte de una concepción social y Fernández Sessarego desde una
perspectiva más humanista.
La teoría tridimensional del derecho de Miguel Reale busca explicar el
derecho desde la forma en que se da en el mundo de la vida cotidiana. Su
planteo es tan simple que, paradójicamente, permite explicar la compleja
dinámica del fenómeno jurídico, aun cuando ante un caso concreto se
produce una contradicción de normas de igual jerarquía o bien cuando nos
encontramos ante una laguna del derecho. En estos “casos difíciles”49 es
aplicable el método de análisis y respuesta tridimensional, dado que ante la
falta de norma (laguna del derecho) o ante el conflicto normativo
(contradicción de dos normas de igual rango), la teoría de Reale permite
encontrar solución por medio de los otros dos elementos extranormativos: los
hechos y los valores.
Miguel Reale desemboca en el tridimensionalismo jurídico como nota
Esencial del fenómeno jurídico. Así, tanto hechos, valores y normas
analizados en forma individual, como las diferentes disciplinas jurídicas
especializadas en su estudio50, no pueden dar cuenta separadamente del
fenómeno jurídico, sencillamente porque todos estos elementos están
siempre presentes, y fruto de las relaciones dialécticas que se establecen
entre ellos se desenvuelve la vida misma del derecho.
A su vez, esta teoría nos muestra una explicación integral del derecho, por
ese motivo su libro se subtitula “visión integral del derecho” y desarrolla un
último capítulo sobre el tema. Sus planteos traducen una visión global del
mundo jurídico.
Es posible que en el futuro se abandone la expresión “tridimensionalismo”, es
más, desde mi punto de vista interpreto hoy al derecho como un complejo
fenómeno integrado por más elementos que el hecho, el valor y la norma. Tal
vez, sea necesario pensar en el poder como una cuarta dimensión del
derecho. Dimensión de tal entidad en el fenómeno jurídico, que requiera ser
tratada como una dimensión independiente del elemento hecho. Tal vez sea
necesario que los juristas profundicemos los estudios sobre los valores51 o
sobre la axiología jurídica, dado que su importancia es superlativa en la
esencia del derecho.
Seguramente, la mayor importancia de esta teoría son las preguntas e
incógnitas que deja abiertas y latentes. Todas ellas rejuvenecen y fortalecen
la vida de la filosofía del derecho en nuestro siglo XXI. El libro “Teoría
Tridimensional del Derecho” del autor Miguel Reale nos muestra cuanto el
derecho puede y tiene que decir en el desarrollo del proyecto social y político
que la sociedad, o cada uno de nosotros.
BIBLIOGRAFIA
o ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Teoría tridimensional del derecho,
Arequipa, 1997.
o AGUILÓ, José. La constitución del Estado constitucional, Editorial
TEMIS S.A, Bogota, 2004.
ARISTÓTELES, Política, Editorial
Bosgos S.A., Barcelona, 1975.
o FORERO FORERO, Claudia Helena. Derecho natural: Verdadero
derecho para el
realismo jurídico clásico, Revista Telemática de
Filosofía del Derecho En:www.filosofiayderecho.com N° 7, 203/2004.
o GÓMEZ ADANERO, Mercedes. Filosofía del derecho, Universidad
Nacional de Educación a Distancia, Madrid.
HERVADA, Javier.
Historia de la ciencia del derecho natural, Ediciones Eunsa,
Pamplona, 1987. KELSEN, Hans. Positivismo jurídico y doctrina del
derecho natural, Revista Jus et Veritas, Lima, Año 5, N° 8, junio,
Lima, 1994.
INDICE
1. LA CORRIENTE TRIDIMENSIONAL
1.1. TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO
1.2. EL VALOR Y LA JUSTICIA EN LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL
DEL DERECHO.
1.3. TRIDIMENSIONALIS- MO GENÉRICO O ABSTRACTO
1.4. CRITICAS A LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO:
1.5. EL TRIDIMENSIONALISMO ESPECÍFICO Y CONCRETO.
1.5.1. TRIDIMENSIONALlSMO JURIDlCO CONCRETO
1.5.1.1. POSICIÓN DEL TRIDIMENSIONALISMO
JURÍDICO CONCRETO.
2. ANÁLISIS SOBRE ALGUNAS POSTURAS DEL
TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO
2.1. SEGÚN MIGUEL REALE MIGUEL REALE
2.2. SEGÚN FERNÁNDEZ SESSAREGO
2.3. SEGÚN SILVA VALLEJO
3. EL TRIDIMENSIONALISMO EN LOS DIFERENTES PAÍSES:
4. TEORÍA DEL DERECHO Y DEL ESTADO
4.1. EL TRIDIMENSIONALISMO COMO UNA TEORÍA DEL
DERECHO
4.2. EL APORTE DEL “TRIDIMENSIONALISMO” EN LA
DETERMINACIÓN DEL OBJETO DEL DERECHO.
4.3. TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO
Y CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD.
TRIDIMENSIONALISMO SEGÚN EDGAR CARPIO MARCOS.
5. TRIDIMENSIONALISMO
Y
DIALÉCTICA
DE
IMPLICACIÓN-
POLARIDAD.
5.1. DIALÉCTICA DE COMPLEMENTARIEDAD.
6. TRIDIMENSIONALISMO E HISTORICISMO AXIOLÁGICO
7. PERSONALISMO Y TRIDIMENSIONALISMO EN EL CÓDIGO CIVIL
PERUANO DE 1984
8. EL PRIVILEGIO CONOCIMIENTO DE LAS COSAS DEL MUNDO
9. DESCUBRIMIENTO DE LA EXISTENCIA COMO LIBERTAD
10.
CONCLUCIÓN
11.
BIBLIOGRAFIA
Dedicatoria
Con afecto a las personas que nos brindaron su apoyo y a la facultad de
derecho que gracias a ella podemos investigar y desarrollarnos
profesionalmente, a mis padres que son los seres que me inspiran a lograr
mis objetivos trazados.
INTRODUCCION
El presente trabajo es una síntesis basado en un tema muy importante en el
ámbito jurídico: el tridimensionalismo del Derecho.
Dicha teoría indica que un fenómeno jurídico donde quiera que se realice se
encuentra ligado o influenciado a un hecho económico, geográfico,
demográfico etc.
La teoría tridimensional formada por tres elementos importantes como son el
hecho, valor y la norma; conllevan a un análisis primordial en la teoría del
Derecho, ya que vista desde esta perspectiva tridimensional; el Derecho
tiene un concepto inseparable de estos tres elementos.
Se ha tomado principalmente la información valiosa de Miguel Reale
escrita en su libro
“La Teoría Tridimensional del Derecho”, en la cual
menciona que la Teoría Tridimensional del Derecho resulta de la
comprensión ontognoseologica de la experiencia jurídica.
Se concluye con mencionar que dicho trabajo busca aportar los
conocimientos básicos de la teoría del Derecho a las futuras generaciones.
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