Globalización y posmodernidad

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Globalización Cultural y Posmodernidad
Globalización y Posmodernidad son dos términos antiguos que han cobrado importancia actualmente. Son el
intento de nombrar algo nuevo y situarlo en la historia.
La época después de 1875 es posmoderna. Recientemente estos dos conceptos han adquirido una importancia
inimaginada por todas las personas que las usaron alguna vez. Son términos cargados de valor y debido al
tema que tratan han estado comprometidos y cargados de polémica. Tratan de poner lo nuevo de nuestra época
en relación con otros fenómenos como lo moderno y la nación.
Estas batallas de conceptos siempre terminan formando a los intérpretes en dos bandos contrarios: los que
creen estar al frente de una completa novedad y se interesan de una forma enardecida por el cambio que de
acuerdo con ellos se esta efectuando, y aquellos que, por el contrario estiman que no hay nada nuevo en este
mundo y que lo que sucede es que en la mayoría de los casos la realidad se ve diferente.
¿Se puede dar cuenta de la novedad sin reducirla a una mínima apariencia? ¿Se puede explicar el cambio sin
negarlo, sin reducir el encadenamiento de lo mismo a lo mismo?
En este caso en particular los vocablos en disputa se hallan indiscutiblemente ligados entre sí. Existe entre
ellos más que una relación de afinidad; lo que hay es una verdadera complicidad. Mientras que globalización
procura dar cuenta de la novedad de un capitalismo que ha extendido sus límites hasta los confines del
planeta, posmodernidad pretende expresar el estilo cultural correspondiente a esa realidad que incumbe a todo
el mundo.
Nos damos cuenta que, la globalización relativiza todo lo que toca en su movimiento expansivo, mientras que
la posmodernidad tiene su origen en la auto−conciencia de ese relativismo cultural.
De aquí viene el pensamiento de Rorty, quien no admite que algo tenga una naturaleza intrínseca, una esencia
real. Por el contrario piensa que todas las cuestiones centrales se reducen, al final, a puras cuestiones
terminolólogicas.
Por lo tanto estas dos palabras aluden a una cultura que se ha vuelto en extremo sensible a los lenguajes, a su
radical contingencia e historicidad. Ahora son los lenguajes que la constituyen y le comunican lo que les
interesa. No el mundo, sino las visiones del mundo. No el texto sino sus contextos. No la verdad, sino las
épocas y los géneros a través de las cuales ella se expresa.
Una versión más sociológica sostiene que la posmodernidad no sería otra cosa que una falsa conciencia del
capitalismo globalizado; como un tupido velo desplegado para encubrir el predominio del mercado universal y
crear la ilusión de que diferentes estilos de consumo equivalen a una pluralidad de formas de vida, que tiene
un ligero parecido a lo que se dice de la globalización cuando se dice que ella escondería, sólo que de una
manera mas sutil, el predominio de una potencia imperial.
La revolución de las comunicaciones supone una intensificación de la esfera de la circulación, donde solo lo
que circula es real. Es la información y no el dinero es la mercancía por excelencia de las redes globales.
Como se ha dicho vivimos en la era del narcisismo de la conciencia. La información en vez de ser un
instrumento de la racionalización del mundo, lo des−objetiviza y vuelve interpretable de mil maneras
distintas. Contrariamente a lo que se piensa, la sociedad transparente a la que nos dirigimos será más opaca,
barroca y misteriosa que todas las anteriores.
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Globalización e Identidad Latinoamericana
Nelly Arenas
Las transformaciones que estamos experimentando a nivel mundial se han expresado tanto en el ámbito
económico−financiero como también han alentado un modo de vida global conocido como "homogenización"
o "estandarización cultural". Éstos han provocado una sensible competencia de los Estados nacionales, viendo
reducidos sus márgenes de autonomía, y especifidad, además de un debilitamiento de las raíces de los pueblos
Hay una notable aceleración de los procesos tecnológicos en informática, robótica, electrónica, los nuevos
materiales, la genética y en la biotecnología. Estos cambios inducen una creciente integración de las
economías nacionales a los mercados globales, impulsando la creación de grandes bloques de comercio
(existencia de una economía única), lo que se traduce en una especie de difuminación de los espacios
nacionales. Se sustituye los Estados nacionales por el "Estado Internacional" (Piccioto citado por Hein 1994)
o Internacionalización del Estado (Held y Mc Grew citado por Nederveen 1994) Estamos asistiendo a lo que
Habermas ha denominado, analizando la realidad europea, sociedades post−nacionales.
Los adelantos en la tecnología de las comunicaciones han alentado un modo de vida global que se expresa en
la moda, las costumbres, la música, la gastronomía (homogeneización cultural). Hoy parece imposible
prescindir de las condiciones de interconexión económica, política, cultural que a ritmos sin precedentes,
envuelven y atraviesan la red social.
La globalización rompe todos los límites y borra fronteras. Pero al mismo tiempo que nos homogeneizamos,
se ha exacerbado en el mundo lo que Femando Del Valle (1993) ha denominado "dinámica
autoidentificadora" que se expresa en el estallido sincronizado de nacionalismos y en la revitalización de
algunas etnias.
La intensificación de las comunicaciones genera un ritmo más acelerado del flujo entre lo
local y lo global. Hay una universalización de particularismos o de "valorización global de las identidades
particulares". El concepto de velocidad se impone como absoluto, pues es a partir de ella que las distancias se
anulan. "La velocidad es poder según Virillo. En la modernidad, el tiempo marcaba un desarrollo donde lo
pasado, presentes futuro eran distintos pero encadenados. Actualmente vivimos en un presente que lo succiona
todo, que es omnipresente El nacionalismo se convirtió, desde fines del siglo XVIII, en una forma moderna de
identidad colectiva (Habermas 1994). Cada unidad nacional produjo símbolos, cultos a próceres, fiestas
patrias, etc., al tiempo que establecían idiomas nacionales en sustitución de los regionales, con miras a
cohesionar con sentido particularista. Los esfuerzos modernizadores que se llevaron a cabo en algunos países
en las primeras décadas del presente siglo, impulsaron la construcción de códigos de definición cultural
nacional.
A diferencia de los países europeos donde, por razones de su desarrollo tecnológico−industrial, la ruptura con
la tradición fue drástica, en nuestros países, en ausencia de ese desarrollo, hubo que echar mano de esas
tradiciones para fundar nuestra identidad al tiempo que esas mismas tradiciones se apreciaban como
verdaderos obstáculos para alcanzar la modernidad.
Identidad, ha dicho Fuentes, es lo que "somos ahora mismo", con lo cual la descartarnos como una búsqueda
del origen, que es ilusorio, o como una apuesta por el futuro, que sustraería sustancia al presente (Ortega
1995).
Más lo que somos ahora mismo, es sólo una mezcla de todo lo que pasó en tiempos históricos que se cruzan
en nuestro subcontinente. Esto deviene del ser heterogéneo que conformamos, donde se articulan,
complejamente, tradiciones y modernidades, con sus lógicas y racionalidades, con sus lógicas y racionalidades
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particulares. Ello responde a la forma como se desarrolló nuestra modernidad− no eliminó, y en muchos casos
reforzó elementos tradicionales. La modernidad por lo tanto debe ser leída de otro modo en América Latina.
La lectura que de ella se haga deberá dar cuenta de nuestras mezclas y tiempos.
Todos compartimos un imaginario social modelado por los medios de comunicación que nos emparenta y nos
hace partícipes de una cultura mundializada que reubica, si no minimiza, el rol de lo específicamente nacional.
Gracias a la globalización, nuestra casa es múltiple y abierta, que necesita ubicarse desde su particularidad en
la vecindad que es el mundo para seguir siendo nuestra casa.
La Globalización Imaginada
Néstor Canclini
Fechas en que habría comenzado la globalización: −Siglo XVI, al iniciarse la expansión capitalista v de la
modernidad occidental (Chesnaux, 1989, Wallerstein, 1 989). Mediados del siglo XX, cuando las
innovaciones tecnológicas y comunicativas articulan los mercados a escala mundial. − Según Giddens−
"Somos la primera generación que tiene acceso a una era global" (Giddens 1997).
Globalización en la segunda mitad del siglo XX: resultado de la diferencia que ésta tiene con
internacionalización (iniciada con las navegaciones transoceánicas, la apertura comercial de las sociedades
europeas hacia el Lejano Oriente y América Latina, y la consiguiente colonización) y la transnacionalización
(proceso formado a través de la internacionalización de la economía y la cultura que engendra organismos,
empresas y movimientos cuya sede no está exclusiva principalmente en una nación).
La globalización se fue preparando en estos dos procesos previos a través de una intensificación de
dependencias recíprocas (Beck, 1998) el crecimiento y la aceleración de redes económicas y culturales que
operan en una escala y base mundiales, Por lo que surge la necesidad de mejor tecnología en todos los
campos. Ocurre entonces una interacción más compleja e interdependiente entre focos dispersos de
producción, circulación y consumo. Esto cumple un papel facilitador.
Algunas conclusiones elementales son: la globalización no es un paradigma científico, ni económico, ni
político ni cultural. Es el resultado de múltiples movimientos, en parte contradictorios, con resultados
abiertos, que implican diversas conexiones "local−global" Y @'local−local'7.
Los ingredientes nucleares de este "paradigma" o narrativa son la economía de mercado, el multipartidismo, la
apertura de las economías nacionales al exterior, la libre circulación de capitales, la protección de inversiones
extra 'eras v de la propiedad intelectual, el equilibrio fiscal y la libertad de prensa.
Pensar sobre lo global exige trascender estas dos posturas−. la que hace de la globalización un paradigma
único e irreversible, y la que dice que no importa que no sea coherente ni integre a todos. Más bien parece
todo lógicamente necesario. ante las tendencias que homogenizar partes de los mercados materiales v
simbólicos, averiguar qué representa lo que la globalización excluye para constituirse.
La globalización es un conjunto de procesos de homogeneización que nos vuelve más próximos) y, a la vez,
fraccionamiento articulado del mundo, que reordenan o multiplican las diferencias y las desigualdades sin
suprimirlas.
La globalización, sin la interculturalidad es un OCNI, un objeto cultural no identificado, Esto no quiere decir
que sus analistas no se den cuenta de que existen procesos interculturales, modos diversos de comunicación,
ciudades con perfiles distintos y movimientos artísticos divergentes. Pero la estrategia hegemónica de la
globalización suele atender solo a lo que en estos procesos es reductible al mercado, o sea, lo que cabe en sus
políticas sobre los clientes. La globalización es como un proceso con varias agendas, reales virtuales, que se
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estaciona en fronteras o en situaciones translocales, y trabaja con su diversidad.
Las metáforas que muchas personas utilizan para definir la globalización se vuelven aun más protagónicos en
este siglo de masivas migraciones laborales Y exilios políticos y económicos, cuando se huye de guerras Y de
gobiernos dedicados a globalizar la macroeconomía de tal modo que deja fuera a quienes no pertenecen a las
elites. Las operaciones metafóricas pueden ser leídas como alusiones a lo que no se deja atrapar por conceptos
unívocos, a lo que vivimos y está en tensión con lo que podríamos vivir, entre lo estructurado y lo
desestructurante
Ha habido cambios teóricos en la manera de concebir los conceptos de cultura y globalización. Pensar la
globalización como una consecuencia lógica de la convergencia de cambios económicos, comunicativos y
migratorios no impide concebirla a la vez como un proceso abierto que puede desarrollarse en varias
direcciones.
Lo imaginario es un componente de la globalización. La segregación es el reverso "necesario" de las
integraciones, y la desigualdad limita las promesas de la comunicación.
Lo imaginario es un componente de la globalización. La segregación es el reverso necesario de las
integraciones y la desigualdad limita las promesas de la comunicación.
¿Que es la Globalización?
Ulrich Beck
Con la demolición del Muro de Berlín, muchos creyeron que había sonado el fin de la política y llegaba una
época de situada mas allá del socialismo y el capitalismo, de la utopía y la emancipación. La globalización no
apunta al final de la política, sino a una salida de lo político del marco categorial del Estado nacional y del
sistema de roles al uso de eso que se ha de llamara el quehacer político y no−político. La nueva retórica de la
globalización trae importantes consecuencias políticas en el riesgo de globalización económica, donde
instituciones industriales que parecían completamente cerradas a la configuración política estallen y se abran
al discurso político. Los presupuestos del Estado asistencial y todas las ayudas se disuelven y resuelven en una
configurabilidad política. Los actores sociales deben reaccionar y dar una respuesta concreta.
¿Por qué la globalización significa politización? Porque permite a los empresarios y a sus asociados
reconquistar y volver a disponer del poder negociador politico y socialmente domesticado del capitalismo
democráticamente organizado.
Trabajo se esta viendo relegado a la via muerta de la historia, pero tambien se esta dando la jubilación al
capitalismo general idea; se trata de la liberación respecto a los corses del trabajo y del estado.
Lo estamental era la organización social−estatal y sindical del trabajo y lo aniquiloso y encallecido eran las
ventajas burocráticas y el esquivamiento del pueblo por parte del estado nacional. No es la política particular
de los empresarios, sino la globalización la que parece forzar una serie de medidas perentorias y radicales.
Todo el que aumenta el crecimiento económico acaba generando desempleo; y todo el que rebaja
drásticamente los impuestos para que aumenten las posibilidades de beneficios genera posiblemente también
desempleo.
La política de la globalización no pretende solamente eliminar las trabas de los sindicatos, sino también; las
del Estado nacional, pretende restar poder a la política estatal−nacional. Los representantes económicos
pretenden desmantelar el aparato y las tareas estatales con vistas a la realización de la utopía del anarquismo
mercantil del Estado mínimo. Con lo que ocurre que se responde a la globalización con la renacionalización.
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Se ha producido una especie de toma de los centros materiales vitales e las sociedades modernas que tienen
estados nacionales mediante el desenvolvimiento simple y normal de la vida cotidiana: −podemos exportar
puestos de trabajo, −estamos en condiciones de desmenuzar los productos y las prestaciones de servicios así
como repartir el trabajo por todo el mundo, −estamos en condiciones de servirnos de los Estados nacionales y
los centros de producción individuales en contra de ellos mismos y conseguir pactos globales, −podemos
distinguir automáticamente en medio de las fragosidades de la producción global entre lugar de inversión,
lugar de producción, lugar de declaración fiscal y lugar de residencia.
El Estado nacional es un Estado territorial, basa su poder en su apego a un lugar concreto. La sociedad global
se ha ramificado en muchas dimensiones y no sólo las económicas, se entremezcla con el Estado nacional,
como quiera que exista una multiplicidad de círculos sociales, redes de comunicación, relaciones de mercado
y modos de vida que traspasan en todas direcciones las fronteras territoriales del Estado nacional.
Los empresarios han descubierto la nueva formula mágica de la riqueza, que no es otra que capitalismo sin
trabajo mas capitalismo sin impuestos. La consecuencia de todo esto es el aumento de la conflictividad
también en el campo de la economía, es decir, entre los contribuyentes virtuales y los contribuyentes reales.
Es preciso formular en nuevos términos teóricos y políticos la cuestión trascendental de la justicia social en la
era de la globalización.
El proyecto de la modernidad parece haber fracasado. Lo que se hace pasar por universalismo occidental de la
Ilustración y de los derechos humanos no es otra cosa que la opinión de los hombres blancos muertos o viejos
que oprimen los derechos de las minorías.
Mediante la tendencia secular a la individualización, la sociedad pierde conciencia colectiva y su capacidad de
negociación politica. La búsqueda de respuestas políticas a las grandes cuestiones del futuro se queda ya sin
sujeto y sin lugar
La globalización económica no hace sino consumar lo que se alienta intelectualmente mediante la
posmodernidad y políticamente mediante la individualización. El capitalismo se queda sin trabajo y produce
paro. Por lo que se refiere al Estado asistencial, la democracia y la vida publica, la suya es una modernización
condenada a muerte.
Es difícil elevar la voz contra el poder mundial del mercado mundial. Esto sólo es posible a condición de
acabar con la idea de un mercado mundial mundialmente poderoso que gobierna nuestros cerebros y paraliza
toda actividad.
GLOBALISMO: concepción según la cual el mercado mundial desaloja o sustituye el quehacer político; es
decir la ideología del dominio del mercado mundial o la ideología del liberalismo. Su núcleo ideológico reside
en que da al traste con una distinción fundamental de la primera modernidad, a saber, la existente entre
política y economía.
GLOBALIDAD: no hay ningún grupo ni país que pueda vivir al margen de los demás. Las distintas formas
económicas, culturales y políticas no dejan de entremezclarse y que las evidencias del modelo occidental no
se deben justificar de nuevo. Sociedad mundial significa la totalidad de las relaciones sociales que no están
integradas en la política del estado nacional ni están determinadas a través de esta.
GLOBALIZACIÓN: procesos en virtud de los cuales los estados nacionales soberanos se entremezclan e
imbrican mediante actores trasnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades
y entramados varios.
Existe una afinidad entre las distintas lógicas de las globalizaciones que no son reducibles sino que antes bien
deben resolverse y entenderse a la vez en si mismas y en mutua interdependencia. Sólo así se puede abrir la
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perspectiva y el espacio del quehacer político.
Universidad Nacional de Costa Rica
Centro de Estudios Generales
Curso: Cultura y Globalización
Profesor: Mario Oliva Medina
Lecturas de la Antología
−¿Qué es la Globalización? −Globalización cultural y posmodernidad
−Sobre modernidad −Globalización e identidad latinoamericana
−La globalización imaginada
Estudiante
Mariana Elizondo Montero
Carné 222976−9
Fecha de Entrega
Jueves 1 de agosto, 2002
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