20141124_Comparecencia Presidencia en Senado

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INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO DE LA PRESIDENCIA
DE CASTILLA Y LEÓN ANTE LA PONENCIA DE ESTUDIO
DEL SENADO «PARA LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS EN RELACIÓN
CON LA DESPOBLACIÓN RURAL EN ESPAÑA»
Lunes, 24 de noviembre de 2014
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El Gobierno de Castilla y León se congratula de contribuir al
funcionamiento de esta «Ponencia de Estudio para la adopción de medidas en
relación con la despoblación rural en España». Primero, porque nos parece
esencial que el Senado sea una auténtica Cámara de representación territorial.
Además, porque llevamos mucho tiempo defendiendo que la despoblación es
un problema de Estado, y que sólo entre todos lo podremos afrontar.
Yo vengo de una Comunidad que lleva años trabajando en materia
demográfica. En mayo de 2010, cuando se tomaban las primeras decisiones
de restricción del gasto social en España, nosotros aprobábamos la «Agenda
para la Población 2010-2020», en cuya elaboración contamos con la
participación de más de 150 entidades sociales. Una Agenda cuyas medidas
hemos procedido a actualizar en este mismo año.
Castilla y León cuenta con una población de en torno a 2,5 millones de
habitantes, ubicados en el 3er territorio más extenso de Europa. Esto nos da
una densidad de población que es sólo un tercio de la media de España, 26
frente a 97. Y que, por supuesto, es aún mucho más baja en el medio rural.
La importancia de dicho medio es, quizás, el «hecho diferencial» de
Castilla y León. Casi la mitad de nuestra población vive en núcleos de menos
de 20.000 habitantes. Tres cuartas partes de nuestros 2.248 municipios tienen
menos de 500 habitantes. Tenemos, en total, unos 6.000 núcleos de población.
Esta forma de poblamiento dio pie a una auténtica sangría demográfica
cuando la mecanización de la agricultura expulsó a muchos trabajadores hacia
la industria ubicada en las ciudades. Entre 1950 y 1983 (año en que nos
constituimos como autonomía), nuestros pequeños municipios perdieron la
mitad de su población. Castilla y León en conjunto perdió casi 300.000
habitantes, la mayoría de ellos jóvenes. Este proceso nos dejó una pirámide de
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población muy envejecida (más del 23%, hoy, de mayores de 65 años).
Ruralidad y envejecimiento son, pues, los factores diferenciales que lastran
nuestra evolución demográfica.
La llegada de población extranjera compensó, durante un tiempo,
nuestro saldo vegetativo negativo, a pesar de que aquella no tuvo el alcance
de otras zonas de España (recordemos que, a principios de siglo, éramos el 2º
país que más inmigrantes recibía en el mundo). Este fenómeno, difícilmente
repetible, consiguió «tapar» los problemas estructurales que la demografía de
nuestra Nación ya padecía 10 años atrás, y que hoy son patentes en los datos
del INE. Problemas que no se circunscriben a unas pocas comunidades, y que
no se agotan, tampoco, en el medio rural. Aunque es obvio que la ruralidad
los agrava todavía más.
Podríamos regodearnos en los malos datos, como tantas veces sucede
en materia demográfica, pero entiendo que es más importante plantear
soluciones. Varias son las ideas esenciales que a este respecto les quiero
transmitir.
Es cierto que la crisis económica ha tenido en España una enorme
repercusión demográfica. Y es evidente que cuando se consolide la
recuperación, y se genere más empleo, nuestros datos demográficos
mejorarán.
Sin
embargo,
LA
PRIMERA
IDEA
QUE
QUIERO
TRANSMITIRLES ES QUE LAS MEDIDAS ENFOCADAS A
SUPERAR LA CRISIS ECONÓMICA NO SON SUFICIENTES.
Debemos aprender de la experiencia de países como Alemania, cuya pujanza
no les ha sustraído de padecer problemas demográficos muy graves. Cuatro
regiones alemanas están entre las diez europeas con peor evolución
demográfica en los últimos años. Hemos de tener claro, pues, que las medidas
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dirigidas a la recuperación económica, con ser importantes, no bastan. La
crisis demográfica exige medidas específicas.
LA SEGUNDA IDEA CONSISTE EN QUE LA DEMOGRAFÍA
ES ASUNTO DE TAL DIMENSIÓN QUE SÓLO ES POSIBLE
ABORDARLO DESDE LA IMPLICACIÓN DE TODOS. Hablamos de
un tema que afecta a las posibilidades de desarrollo de nuestra economía. Que
afecta, y de manera grave, a la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar.
Y que va a afectar, cada vez más, a nuestra forma de vida. Por eso, Castilla y
León ha establecido una alianza con Aragón, Asturias, Galicia, Castilla-La
Mancha y Extremadura, cuyos representantes también han comparecido hoy
ante esta Ponencia de estudio. Y por eso venimos instando al Gobierno de
España para que se implique en este tema.
- En primer lugar, le pedimos que lidere un Pacto de Estado por la
Demografía en el ámbito político y social, que favorezca la concienciación
sobre el problema y la imprescindible participación de todos.
- En segundo lugar, le pedimos también que nos apoye en el propósito
de que la Unión Europea tenga mucho más en cuenta, en sus políticas, los
objetivos demográficos. El artículo 174 del tratado de funcionamiento de la
Unión habla de la necesidad de “una especial atención a las zonas rurales
(…) y a las regiones que padecen desventajas naturales o demográficas”,
pero esto no se ha materializado, más allá de las regiones ultra periféricas y de
las regiones más septentrionales de Suecia y Finlandia. Y sin embargo,
Europa en su conjunto tiene problemas demográficos graves, como hemos
visto en el último informe de la ONU sobre la población mundial. La Unión
Europea debería avanzar hacia una Estrategia global en materia demográfica,
y dotarla de instrumentos y de presupuestos propios. Y el Gobierno de
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España, que ha demostrado sensibilidad hacia estas cuestiones (introduciendo
alguna mención, este año, en el Acuerdo de Asociación de España con la
Unión Europea), debería trabajar para lograr que sea así. Las comunidades
con las que nos hemos aliado estamos desarrollando contactos con las
autoridades europeas, y en el seno de la Red Europea de Regiones con
Desafíos Demográficos. Pero es necesario actuar a nivel estatal.
- Con todo, nuestra principal petición al Gobierno es que impulse una
Estrategia Nacional para el Cambio Demográfico, en cuya elaboración y
ejecución participen todas las administraciones públicas. Una propuesta que
fue asumida hace unos meses por el Pleno del Congreso de los Diputados. En
dicha Estrategia centraré las propuestas que a voy a plantear, refiriéndome
específicamente al medio rural —dado el objetivo de esta Ponencia— pero en
el bien entendido de que servirían también para el conjunto de la población
española, incluidos los entornos urbanos.
Es obvio que el medio rural es el que más dificultades demográficas
presenta, y ello en función de múltiples causas: dotación de servicios, falta de
diversificación económica, diferencias en la forma de vida… Por eso, LA
TERCERA IDEA QUE LES QUIERO TRANSMITIR ES QUE ESA
ESTRATEGIA NACIONAL HA DE ABARCAR UN MUY AMPLIO
ABANICO DE ASPECTOS, DE LOS CUALES YO DESTACARÉ HOY
CUATRO: financiación autonómica, financiación local, políticas de
desarrollo rural y atención a los jóvenes, las familias y los inmigrantes.
1) En primer lugar, la necesaria reforma del modelo de financiación
autonómica deberá dar respuesta a los factores demográficos que inciden en
un mayor coste en la prestación de los servicios: dispersión, baja densidad y
envejecimiento, que, por supuesto, se dan en mayor grado en el medio rural.
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De esto sabemos mucho en Castilla y León:
- Hacer accesible la Atención Primaria de Salud en nuestro medio rural
supone para nosotros contar con 3.650 consultorios locales (el 35% de todos
los de España), 1.400 de ellos en núcleos con menos de 50 habitantes.
- Hacer accesible la Educación significa disponer de 640 centros
públicos en el medio rural (dos tercios de todos nuestros Centros de Infantil y
Primaria). Y garantizar unidades educativas a partir de 4 alumnos.
- Hacer accesibles los Servicios Sociales implica tener en el medio rural
dos tercios de los Centros de Acción Social, y tres cuartos de las plazas de
residencia y centro de día que reciben financiación pública.
- Y el acceso a todos estos servicios supone, además, disponer de un
sistema de Transporte a la Demanda que se despliega en 810 rutas, atendiendo
a un millón de personas en más de 3.500 localidades.
Detrás de estos datos, Señorías, hay costes. Para la Junta de Castilla y
León, es en torno a un 50% más caro prestar los servicios en el entorno rural
que en el urbano. Y esto es lo que queremos que reconozca el modelo de
financiación, donde un reparto per cápita condenaría a los habitantes del
medio rural a ser ciudadanos de segunda categoría, y daría la puntilla a
cualquier esperanza de atajar el problema de la despoblación rural.
2) Esta misma consideración la hacemos en relación con la necesaria
modificación de la Ley de Haciendas Locales. Porque es muy distinto el
coste de prestar los servicios locales en función de la población. Por eso,
fuimos muy críticos con los primeros borradores de la Ley de Racionalización
y Sostenibilidad de la Administración Local, hasta que conseguimos que se
eliminase el concepto de «coste estándar». Es esencial una financiación
diferenciada que favorezca a los pequeños municipios. Y es de justicia: pues
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existen numerosísimos estudios que demuestran que esos municipios sufren
«deseconomías de escala» (en función de su tamaño) y «deseconomías de
densidad» (derivadas de la dispersión de su población). Por muy eficiente que
sea su gestión, los servicios allí son más caros. Y como tales deben ser
financiados.
No cabe afrontar esta cuestión sucumbiendo a la tentación de cercenar
por Ley el número de municipios. Pues no es dicho número lo que encarece
los servicios, sino el hecho objetivo de dónde, en qué condiciones y a qué
distancia viven los ciudadanos a quienes hay que prestárselos. Nuestra
respuesta ha de ser tratar de compensar las deseconomías que existen, a través
de una financiación diferenciada. E intentar favorecer la máxima eficiencia,
con un nuevo modelo de asociacionismo municipal más racional y ordenado.
Así estamos haciéndolo en Castilla y León, a través de la figura de las
«mancomunidades de interés general», vinculadas a un previo proceso de
ordenación del territorio.
3) En tercer lugar, es precisa también una mayor financiación para las
políticas de Desarrollo Rural. Sus principales objetivos (aumentar la
competitividad del campo, proteger y mejorar el medio ambiente, diversificar
la actividad económica en las zonas rurales) son claves para superar el
problema de la despoblación rural. Castilla y León, “por la cuenta que le
trae”, es una de las Comunidades que mejor ejecuta estos fondos. Somos, por
ejemplo, la Comunidad que más jóvenes ha incorporado a la actividad agraria
en los últimos años (el 25% de todos los que lo han hecho en España entre
2007 y 2013). Junto a la adecuada financiación de los servicios autonómicos y
locales, esta tercera pata del Desarrollo Rural es también esencial para
afrontar la despoblación rural.
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4) En cuarto lugar, entendemos también que la Estrategia Nacional para
el Cambio Demográfico debería prestar especial atención a los jóvenes, las
familias y los inmigrantes; en coordinación, como es lógico, con las
correspondientes Estrategias sectoriales.
¿Por qué a estos tres colectivos? Porque son aquellos de los que más
depende el vigor demográfico de una sociedad.
- En relación con los JÓVENES, los recientes datos de la ONU, que
sitúan a España en el último puesto de la población joven mundial, son muy
preocupantes. Es esencial ofrecer más oportunidades de empleo y de vivienda,
y en ello se debería centrar la Estrategia Juventud 2020 del Gobierno de
España y sus correspondientes Planes de Acción. Los cuales, además,
deberían incluir medidas especiales, más beneficiosas, dirigidas a los jóvenes
del medio rural. En Castilla y León lo estamos haciendo, por ejemplo con un
trato fiscal más favorable para el acceso a la vivienda, o con mayores
bonificaciones y mejores condiciones en las líneas de crédito para
emprendedores y autónomos en el medio rural.
- Por lo que se refiere a los INMIGRANTES, debemos hacer dos
propuestas concretas:
* Por un lado, que se vuelva a dotar de financiación los Convenios de
colaboración con las comunidades autónomas en materia de apoyo a la
acogida e integración de inmigrantes que, con motivo de las dificultades
presupuestarias el Estado dejó de financiar en el año 2012.
* Por otro lado, que se trabaje para agilizar la homologación de los
títulos académicos de los inmigrantes extranjeros, pues hemos detectado que
constituye una traba a la hora de atraer a esa población.
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Ofrecer proyectos de vida a nuestros jóvenes y a los inmigrantes
extranjeros es lo mejor que podemos hacer, con efecto a corto plazo, para
detener el llamado «suicidio demográfico». A largo plazo, sin embargo, nada
tiene más importancia que el APOYO A LAS FAMILIAS. Esta es nuestra
gran asignatura pendiente, como país, en materia demográfica. Por ello, no
debe desaprovecharse la oportunidad que supone la actual elaboración del
Plan Integral de Apoyo a la Familia, con participación de diversos
Ministerios. Un Plan en cuya efectividad el Gobierno debe poner todo su
empeño.
Por nuestra parte, queremos insistir en la importancia de que dicho Plan
disponga un trato específico y más beneficioso para las familias que viven en
el medio rural. Nosotros lo estamos haciendo en nuestro ámbito, con mayores
deducciones en el IRPF por hijos y por alquiler de vivienda, tipos reducidos
en el Impuesto sobre Sucesiones para la adquisición de explotaciones
agrarias, y un compromiso de mantenimiento de los servicios públicos
fundamentales.
En clave de futuro, nuestra propuesta sería diseñar un SISTEMA
NACIONAL DE CONCILIACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR Y
LABORAL que, enmarcado en una Ley estatal de naturaleza similar a la Ley
de Dependencia, dé respuesta a las necesidades de las familias con hijos
pequeños. Avanzaríamos así hacia un nuevo pilar de la Sociedad del
Bienestar.
Dicho Sistema debería primar el acceso a servicios profesionales,
reservando las ayudas económicas para supuestos excepcionales. Esta idea es
clave. Lo hemos visto en nuestra experiencia de gestión de la Atención a la
Dependencia. La apuesta por los cuidados profesionales es la forma de
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garantizar la calidad (somos la única comunidad calificada con sobresaliente),
de generar empleo (6,26 puestos de trabajo por cada 1.000 habitantes, el doble
que la media nacional) y, en definitiva, de producir actividad, cotizaciones e
impuestos que contribuyan a la sostenibilidad del sistema. Y además, en el
caso de la conciliación, es la forma de que las mujeres no tengan que
apartarse del mercado laboral y puedan seguir contribuyendo, desde él, al
desarrollo del país. Esta debería ser, a nuestro juicio, la respuesta a medio
plazo en relación con el problema de la baja natalidad en España: un Sistema
de provisión de servicios profesionales para el cuidado de los hijos en edad
inferior a la escolar. Sería la forma, tal vez, de que nuestro Estado del
Bienestar, tan amenazado por los desafíos demográficos, pudiera salir
fortalecido de esta situación.
Voy concluyendo, Señorías. He hablado mucho de los mayores costes
asociados al entorno rural, y quiero finalizar con la idea de que este no es, en
absoluto, una carga, sino un activo para España. Ninguna nación que quiera
prosperar dejará de extraer rendimiento de los recursos de su medio rural.
Ninguna desconocerá que en él radica algo tan esencial como la autonomía
del abastecimiento alimentario. Y ninguna obviará que sus habitantes son,
como se ha dicho, los auténticos «guardianes del territorio», gracias a los
cuales se mantiene y pone en valor un enorme patrimonio cultural, natural y
medioambiental. Deberíamos plantearnos, por ejemplo, compensar las
limitaciones que supone, para las empresas instaladas en zonas rurales, la
inclusión de algunas de esas zonas en la Red Natura 2000. Porque el medio
rural tiene externalidades positivas para el conjunto del país. Y hay que hacer
lo necesario —entre todos y porque nos beneficia a todos— para que la gente
siga habitándolo.
Quedo así a su disposición para cuantas preguntas me deseen formular.
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