Nazan y Patty de Donovan Los acontecimientos narrados a continuación suceden en una posada de Aguas Profundas de la cual nos abstendremos revelar su identidad. Esta historia está basada en hechos reales: “ Era una taberna de dos plantas y estaba construida de madera y piedra. En el piso superior se podían conseguir habitaciones y algunos servicios algo más siniestros.” “ La planta baja estaba reservada para beber y comer. El ambiente estaba cargado de un humo espeso. Había un fuerte olor a licor y a sudor de los habituales congregados ahí. Estaba iluminado con linternas de colores, predominando el color rojo, creando así un ambiente relajado y embriagador. Había una chimenea encendida y los juglares interpretaban sus melodías y cantos más conocidos. No es necesario decir que descuidarse la bolsa un instante equivalía a entregársela a alguno de los rateros que correteaban por ahí, pero con el grandullón sentado en la mesa de la pared no merecía la pena. Era mejor acercarse y esperar a que les invitara a una bebida a la salud de alguna deidad.” “Había sido un duro viaje. ¡Que demonios! Habían sido unos duros 4 años. Ahora por fin los hermanos se concedían un respiro. Cada cual a su manera. Patty bailaba en la taberna como no lo hacía en muchos años. Su cabellera se sacudía al ritmo de sus movimientos sugerentes y seguros. Por fin tenía un descanso. Se entregaba al baile con pasión como lo hacía con su dios. Sus insignias de una deidad levantaron alguna mirada de incertidumbre pero enseguida el baile incrementó de dimensiones. Patty podía pasar desapercibida o podía ser el centro de atención de un lugar así. Su mirada era deslumbrante, y su sonrisa embriagadora. Nazan, su hermano la conocía bien. Aquella noche habría pocas disputas y peleas, la gente, damas y caballeros, bribones y villanas bailaban al son de la música. Esa noche era una para liberar tensión, descargar adrenalina y Patty se entregó al baile, una actividad que le encantaba.” “EN una mesa, Su hermano Nazan hacía lo propio. Se entrego a una pasión que le descargara la adrenalina del cuerpo. Que liberara su mente del estrés: La cerveza y el vino. El grandullón barbudo ceñía su armadura y ya no podría quitársela, pues estaba demasiado bebido. Había escogido una mesa desde donde pudiera ver a su hermana. No por que temiera por ella, si no por que el baile de su melliza poseía la belleza de un dulce amanecer. Por su puesto. Siempre fue así. Por su mesa habían desfilado muchos amigos y amigas que se sumaban al baile y se tomaban un respiro. Nazan invitaba a todo el mundo. Reía sin reservas y hablaba con todo aquel que se prestara a ello, pero la mayoría se dejaba seducir por el encanto de la música. Su hermana había insistido en guardarle parte de su dinero para que no emborrachara a toda la taberna, y a Nazan le pareció bien. Ahora sus últimos compañeros se habían retirado. Enseguida uno ocupó un lugar enfrente de él. Era un hombre vestido con unas buenas ropas. Era un hombre rubio de ojos grises y con capa roja. Su vestido iba a juego.” “- ¿no es esta una posado extraña para dos sacerdotes del amanecer?“ “- ¡Filip!! Ven tomate algo. ¿Qué? Danos un respiro quieres sólo tomamos algo y no sufras por ella. Me dará mucha lástima el imbécil que se acerque a mi hermana con malas intenciones. Es una chica con muy fuerte con un carácter a juego cuando es necesario.” “- ¿Y bien? ¿Por qué estáis aquí?” “La situación en Cormyr en algo delicada ¿sabes? ¡Camarero Dos cervezas para mi amigo! Tranquilo si solo quieres una ya me tomaré la otra yo je, je. Como te decía la regente nos envía para contactar con tu Señor, Hermano.” “ Eso ya lo sé. Quiero conocer la historia de cómo os enrolasteis en esta aventura. Pese a esa barba que llevas no eres más que un chaval que no debes contar ni veinte primaveras y tu hermana, bueno sois mellizos ¿no?” Nazan deja su jarra en la mesa. Su sonrisa a desaparecido de su rostro y sus cejas se funden. Cierra los ojos hasta reducirlos a rendijas y mira a su interlocutor con desconfianza. Este se explica: debe conocer la verdadera identidad y bien, debe insistir. “Será mejor entonces que escuches bien por que solo te lo contaré una vez, y no pienso discutirlo. ¡Ah! Y una cosa más, si se te ocurre molestar a mi hermana con preguntas molestas como estas te echarás una buena siesta:” “Patty y yo somos hijos legítimos de un noble menor al servicio de un noble en Cormyr. Como primos del conde mi familia estaba entregada a las armas al servicio del condado. Pero Patty y yo íbamos a ser diferentes. No era necesario adiestrarse en el arte de la guerra, o eso creímos. Ella iba a estudiar arte. Ya sabes ser actriz y todo eso, la verdad es que se le hubiera dado muy bien. Aquí esta cultura esta más arraigada que en nuestra tierra. Yo iba a estudiar en un monasterio. Quería ser maestro. ¿Te lo puedes creer? Malric Donovan era un fiel servidor de su majestad. Como recompensa tenía una destacada posición y buenas tierras. Su gente gozaba de plazas fuertes con muros sólidos. Como los de la caverna de un rey Enano. El padre de Malric estaba combatiendo a los orcos junto a su majestad, pues el monarca se enfrentaba a terribles enemigos. Ejércitos de esos pieles verdes con terribles aberraciones en sus filas. Entonces los asaltos orcos a nuestras tierras se incrementaron. Los campesinos se convirtieron en el blanco de sus bandas y el pánico se extendió. Donovan era un condado montañoso. Fácil de defender de los asaltos teníamos tierras fértiles, pero no muy numerosas. Malric no era un noble frío o despreocupado. Era el padre de todos aquellos que vivían en su feudo. Ya sabes: yo seré un Buen Señor porque se lo debo a mis vasallos. Las tropas con el estandarte Donovan salieron a terminar con esas bandas y así lo hicieron... Estas fueron expulsadas, pero enseguida regresaron. Esta vez estaban mejor organizados, realizaban emboscadas calculadas. Llevaban armas de gran calidad. Era algo sorprendente. Nuestro padre pereció cuando teníamos doce años en las defensas del feudo de Donovan. Nosotros quedamos huérfanos. Unas granjas fueron saqueadas las tropas del conde fueron a cobrarse venganza y los orcos fueron exterminados. Pero su líder acabó con nuestro padre. Una flecha. Una flecha atravesó escudo y armadura y se hundió en su corazón. Una flecha élfica. Esto no sólo trastornó el condado sino que mi hermana y yo nos quedamos solos, pues madre murió al darnos a luz. Fue Elric quien nos acogió. Elric era nuestro hermano mayor. Contaba 22 primaveras, mujer y una hija. Elric se convirtió en nuestro padre. Este no fue el único incidente con equipo excepcional. En las regiones del sur un jefe orco esgrimía una maza negra y llevaba una cota de Mithril forjada por enanos. ¡¡Eso no tenía sentido alguno!! Mi hermana y yo aprendimos la senda de la guerra. ¿Qué opción teníamos? Ella y yo debíamos seguir viviendo, y solo los fuertes lo harían. Las batallas se seguían al igual que las victorias. Pero cuando aplastaban unos en el este, surgía una nueva manada en el norte. Si no los supervivientes de una partida se habían refugiado en las cuevas de las montañas, y si no quien sabe. Luego empezaron los problemas. El hambre. Nos quedamos sin reservas. Malric pidió ayuda a los hermanos del Barón de Senest y al duque de Millart. Y estos enviaron refuerzos y comida. Como dije el Condado de Donovan estaba situado en las montañas. Fácil de defender, pero también de aislar. Los refuerzos no fueron suficientes. Pero los valientes hombres del conde recuperamos las tierras fértiles. Construimos baluartes de madera con refuerzos para proteger a los granjeros y fortificamos ahí guarniciones. Estoy especialmente orgulloso, pues fue en esa campaña donde Patty y yo nos cobramos las primeras cabezas de orcos a la pronta edad de trece años. Bien. Las escaramuzas se sucedieron pero algo terrible paso. Los orcos volvieron a replegarse. Otro ejercito orco con trolls regreso. De nuevo tenían gran equipo. Y en el oeste los muertos se alzaron. Fue en “la Batalla de la Desesperación” donde el dolor y la amargura se consumió. Patty y yo contábamos quince años. Habíamos combatido, sangrado y vencido. Habíamos conquistado y perdido tierras. Las enfermedades atacaron con la misma fuerza que los orcos o las bandas de zombis. Había algo raro. Parecía que trabajaran juntas para destruirnos. No combatían hombro con hombro si no que en frentes diferentes, y no guerreaban entre sí. ¿Por qué? ¿Quién querría destruir a Donovan? Las comidas fueron portadoras de plagas. Nuestras cosechas echadas a perder. Nuestros magos y sacerdotes no lograban purificar toda la comida. Y luego aconteció la desesperación. La Traición. El castillo Donovan fue puesto bajo sitió. En el norte los monstruos(orcos trolls y algunas otras criaturas) en el sur los no muertos. El conde tomó una decisión. Reunió la gente en la plaza y pronunció un discurso muy emotivo de la situación. El enemigo nos superaba en número. Estaba bien alimentado y no tenía enfermedades. Malric expuso su plan. La ciudad se quedaría vacía. Los niños ancianos y algunas mujeres tratarían de llegar al ducado de Millart al este. Estos y estas iban armados. Los Donovan eran adiestrados desde muy jóvenes en la guerra. Una pequeña guarnición los acompañaría. El resto de las tropas y la milicia atacarían al enemigo y lo entretendrían o lo exterminarían. Los últimos en abandonar la seguridad de la ciudadela eran los que los bautizamos como “El Legado de Sangre” nuestros jóvenes y ancianos con la pequeña guarnición. Lo más emotivo fue que Malric no nos ordenó salir a luchar nos lo propuso. En aquel momento todos tuvimos voz y pudimos opinar. Algunos lo hicieron. Los nervios estaban destrozados por la presión. Todos servimos en “La Batalla de la Desesperación”. Malric dejó una pequeña guarnición y encomendándonos a todos a Tyr atacamos. Y hubiéramos vencido pero ocurrió la traición. Sé que Malric pereció en el frente norte contra los orcos. Vimos el cadáver. Yo y Patty luchamos contra los no muertos en el frente sur. Multitud de zombis y esqueletos. Mi hermano Elric murió ahí ante mis propios ojos. Yo había perdido de vista a mi querida hermana y eso fue lo que me salvo. Mi hermano no murió a manos de un zombi. Lo hizo a manos de un soldado enemigo. Entre los no muertos se encontraban soldados del duque de Millart. Los que combatían con nosotros se giraron en nuestra contra. Elric murió apuñalado por la espalda. Yo intenté vengarlo, pero un caballero negro con el emblema de Millar se alzo ante mí. Juro ante la tumba de mi hermano que ese mil veces maldito bribón no era humano. Su armadura irradiaba maldad. Estuvo a punto de segarme la vida como a mi hermano cuando un certero virote le hirió en la pierna. Mi hermana tocó retirada, y así lo hice. Corrí. Recuerdo bien el rostro de Patty acababa de disparar al caballero y yo corrí. Recuerdo las palabras de mi hermano al morir: ”Traición al conde. Traición al rey. Debéis advertirle.” Y así lo intentamos. Conseguimos llegar hasta los carros de refugiados. Estos fueron atacados y conseguimos llegar hasta tierras más seguras sólo unos pocos. Llevábamos con nosotros a la pequeña Enfangine, nuestra sobrina. Tras dirigirnos al este. Nos dirigimos al sur, intentando llegar a las tierras del Barón. Quizá el aún era fiel a su rey, quizá no era un traidor. Pero no llegamos. Desfallecimos de hambre. Después de un tiempo indeterminado recuperé la conciencia. Mi hermana se había recuperado antes que yo y estaba junto a mí. Me reconfortó verla ahí. A mi lado. Enfangine estaba en la sala jugando con un balón de tripa de cerdo. Unos sacerdotes de Lathander nos acogieron. Lograron ahuyentar a los perseguidores no muertos y nos dieron cobijo a los veintitrés supervivientes. Ellos Nos explicaron que el rey había muerto en extrañas circunstancias. Había salido a combatir al enemigo, pero no encontró la muerte en el campo de batalla. Si no que esta la acecho en la seguridad (insuficiente) del castillo. El rey murió a manos de un asesino. El hermano Guillerm se encargo de nosotros y de Enfangine como lo hubiera hecho un padre. En las tierras del Barón encontramos refugio y paz. Es curioso. En Cormyr predomina la iglesia de Tyr pero en las tierras de Senest no era así. Ahí era el amanecer quien gobernaba la mayoría de almas. Ahí descubrimos que en nuestros corazones amanecía una nueva esperanza. La estirpe de los Donovan sería recordada, honrada y los traidores asesinos pagarían por sus crímenes. Convivimos en el templo con los monjes durante un año. Ahí nos ordenaron sacerdotes, y el abad, conocedor de las necesidades de un espíritu joven nos encomendó una misión. En el trono se había alzado una nueva esperanza. Un puño de hierro se alzó y se opuso a las legiones del mal. No reclamó el trono. Este pertenecía a su legitimo señor. Se proclamó Senescal y se guió por su dogma. Justicia. Dignidad. Ley. Así escuchamos hablar de ella, la Senescal. Abandonamos el templo dejando a Enfangine al cuidado de Fray Guillerm y viajamos a la capital. Ahí hablamos con la regente. Esta escuchó muy atenta nuestra narración.” “- Y nos envió aquí. A entregarle en persona un manuscrito lacrado a tu Señor. En persona. Así que dado lo aquí expuesto espero que ahora te fíes de nosotros”- “- Sí, me fío de vosotros. ¿Pero no crees que has sido terriblemente imprudente amigo mío? ¿Y si no soy quien crees que soy? ¿Y si coopero con el duque Millart?" “De detrás del acomodado intermediario suena su voz. Patty:” “- Pues mi hermano y yo nos cobraríamos nuestra justa venganza”- Patty hace un rato que ha abandonado el baile y observa y escucha a su hermano con atención. El intermediario estaba tan absorto en el relato que no se ha dado cuenta. El rostro de su hermano se ensancha con una enorme sonrisa.” “- Vamos Filip la ventaja de ser mellizos es que estamos muy unidos y claro, nos preocupamos mucho el uno del otro. Ahora muéstranos el sello y dejémonos de hipótesis.” El extraño muestra un anillo. Nazan Lo observa atentamente de cerca. Cierra los ojos como si lo tasara, o como si demasiada bebida le hubiera afectado la bebida. Tira el anillo a su hermana “ “- Estamos satisfechos... ¿Verdad hermana?” “Verdad Nazan. Me alegro que descartemos embarazosas e incómodas hipótesis...”