Acontecimientos y decisiones de interrupción del embarazo: análisis de calidad de los servicios desde la visión de las mujeres (Rosario) Autores: Mgr. Aronna Alicia ([email protected]), Dra. Fernanda Candio ([email protected]), Mgr. Sandra Gerlero ([email protected]), Lic. Cecilia Rapelli ([email protected]) Instituciones: Secretaría de Salud Pública, Municipalidad de Rosario – Centro Rosarino de Estudios Perinatales (CREP) – Instituto de la Salud Juan Lazarte. Antecedentes La Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario ha recibido un subsidio por parte de la Unión de Ciudades contra la Pobreza, con sede en Ginebra, Suiza, para evaluar el desempeño de su Programa Integral de Salud de la Mujer. El propósito de esta evaluación es identificar las fortalezas de este Programa, cuya experiencia pudiera ser transmitida a otros espacios de gestión, como así también sus debilidades, a fin de subsanarlas en la medida que afecten o dificulten el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en particular y de la población de Rosario en general. En la ciudad de Rosario, casi 10 años antes de la creación de la Ley Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario (SSP), ya había emprendido acciones específicas dirigidas a la Procreación Responsable, las que posteriormente en 1997 lograron una mayor sistematización a partir de la reglamentación de la Ordenanza Municipal Nº 6244 en la que el Concejo Municipal dispuso la creación del Programa de Procreación Responsable, superando toda clase de obstáculos ideológicos y religiosos. Es así que, este Municipio fue uno de los primeros en tener una ley en este sentido, precedido por antecedentes similares en la ciudad de Buenos Aires (1988) y dos jurisdicciones provinciales, Mendoza y Chaco. El texto de la Ordenanza plantea que por medio del Programa “se pone a disposición de la comunidad la información, orientación, métodos y prestaciones de servicios pertinentes que garanticen el derecho humano de decidir libre y responsablemente sus pautas reproductivas” En su artículo 5º establece que “Los métodos anticonceptivos que podrán prescribirse son los existentes en la actualidad (abstinencia periódica, de barrera, hormonales y dispositivo intrauterino) y se faculta a la SSP a reglamentar la incorporación al programa de nuevos métodos debidamente investigados y aprobados”, en tanto que el artículo 6º señala que “en 1 todos los casos el método prescripto será el elegido por los solicitantes, salvo contraindicaciones médicas específicas”. Posteriormente se incorpora también por Ordenanza Municipal la Anticoncepción de Emergencia, contando con la medicación y folletos de difusión en los Centros de Salud, en 5 Consejerías (funcionan en 5 de los hospitales de la red) y en las guardias médicas hospitalarias. Recientemente ha sido aprobada por unanimidad en el Concejo Municipal una ordenanza que establece un protocolo para la atención de los abortos no-punibles en los efectores públicos de salud. El Programa promueve un modelo de atención integral sustentado en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y en el fortalecimiento de la equidad de género como ejes centrales para contribuir al desarrollo de las potencialidades personales y sociales de las mujeres. Reconoce como líneas de intervención los principales aspectos vinculados a la salud sexual y reproductiva de las mujeres como la procreación responsable, la prevención y detección temprana de cánceres ginecológicos, la prevención primaria y secundaria de la infección por VIH, la atención y cuidado del embarazo y las acciones tendientes a la prevención y contención de las situaciones de violencia contra las mujeres. Sus respuestas se brindan a través de la articulación de estrategias complementarias, a saber como la promoción de la salud, la prevención y el diagnóstico precoz para potenciar el auto cuidado y las actitudes conscientes, responsables y deseadas en relación con la sexualidad, la maternidad, y los cuidados del cuerpo mediante procesos de información, educación y cuestionamiento de los modelos sociales femeninos y masculinos; la participación comunitaria, a través de los grupos de mujeres reforzando los encuentros entre población-equipos de salud. La coordinación interinstitucional entre distintas áreas gubernamentales y Organizaciones Civiles; la capacitación permanente de recursos humanos, técnicos y comunitarios, con el propósito de incorporar la perspectiva de género en las prácticas cotidianas de salud y tender al mejoramiento continuo de la calidad de atención y la articulación y coordinación del Programa de Salud Integral de la Mujer con el conjunto de programas o áreas dependientes de la SSP. Siguiendo las pautas de la ordenanza municipal de creación del PPR, los objetivos prioritarios y específicos de este programa son los siguientes: Garantizar información, educación y acceso a los métodos anticonceptivos (reversibles y aprobados por el Ministerio de Salud de la Nación Argentina) en forma gratuita a la población con menores recursos socio-económicos; informar sobre el riesgo del embarazo fuera de las edades consideradas adecuadas para la reproducción; estimular y favorecer los períodos intergenésicos no menores de 2 años; propender a la educación de la comunidad para evitar embarazos no 2 deseados; disminuir el número de abortos provocados, la morbimortalidad materna y perinatal; contribuir a la difusión de la información relacionada con la prevención del HIV/SIDA y enfermedades de transmisión sexual; detectar precozmente las enfermedades de transmisión sexual y patologías del aparato genital. Desde el año 2003, el Programa ha incorporado la estrategia de Consejerías en Salud Sexual y Reproductiva como dispositivos activos de promoción de salud en este tema, de orientación en la elección de métodos anticonceptivos, en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y VIH/SIDA, en problemas ginecológicos y cuidados de la salud materno-infantil. El Senado de la provincia de Santa Fe sancionó el 28 de mayo del presente año la ley que reglamenta la atención postaborto en la provincia. De esta forma, santa Fe es la primera provincia que le da un marco legal autónomo a la resolución del Ministerio de Salud de la Nación, elaborado en 2005 por un grupo de expertos. La ley establece un trato humanizado a las mujeres que concurren a los centros de salud públicos con complicaciones de aborto. En 2007, 2766 mujeres fueron hospitalizadas en Santa Fe por esta causa. Por cada 100 partos, se atienden 18 abortos. Y al mismo tiempo, el incremento de niñas y adolescentes atendidas por interrupciones de embarazo en condiciones inseguras aumenta año a año. En 2007, significó el 21,5% del total. Esta ley es un marco normativo mucho más fuerte que una resolución ministerial, que es lo que había desde el mes de abril, cuando la provincia había adherido al protocolo nacional y lo había instaurado en todos los hospitales públicos. Esta guía deberá ser repartida a todos los centros de salud. La misma brinda herramientas humanas, técnicas, psicológicas, medicamentosas, quirúrgicas, así como la asesoría y los métodos anticonceptivos para que las mujeres puedan prevenir un embarazo no deseado. Esta guía apunta a una mirada integral de la mujer. Planteamiento del problema El aborto es un problema social y de salud pública de enorme relevancia en la Argentina. A pesar de la implementación de programas de salud sexual y reproductiva y el consiguiente aumento de la prevalencia de uso de métodos anticonceptivos en las últimas décadas, la interrupción del embarazo continúa jugando un papel importante dentro de las opciones que tienen las mujeres para regular su fecundidad1. Se estima que 46 millones de embarazos finalizan en un aborto inducido cada año en el mundo y cerca de la mitad ocurre en circunstancias inseguras. El 95% de los abortos inseguros ocurre en países en vías de desarrollo2. En estos últimos, el riesgo de muerte secundario a complicaciones de procedimientos de abortos inseguros es varios cientos de veces mayor que aquel de un aborto realizado por personal capacitado y bajo condiciones seguras3. 3 Alrededor del 13% de todas las muertes maternas se deben a complicaciones de abortos inseguros, lo que representa 70.000 mujeres que mueren por año por esa causa y decenas de miles que sufren consecuencias a largo plazo, tales como infertilidad3. A su vez, la atención de las complicaciones por abortos inseguros representa un significativo costo para los servicios de salud, pues a menudo el proceso inseguro culmina en un hospital, y muchos hospitales deben utilizar recursos materiales y profesionales asignados a la atención de los partos para atender tales complicaciones1. Por otra parte, en aquellos países donde el acceso al aborto presenta restricciones legales, este fenómeno está atravesado por una fuerte desigualdad social al ser las mujeres más pobres las que más se ven afectadas por no poder acceder a servicios de buena calidad, exponiéndose a un mayor riesgo de muerte o de sufrir serias secuelas de por vida. En Argentina, al igual que en la mayor parte de los países de América latina, la interrupción voluntaria del embarazo es ilegal. En el Código Penal Argentino, el aborto se encuentra tipificado como un “delito contra la vida”. Sólo dos situaciones se establecen como no punibles: cuando se realiza para evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y dicho peligro no puede evitarse por otros medios, y cuando el embarazo a interrumpir proviene de una violación o atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente (Capítulo II, Título I, Libro Segundo del Código Penal). No obstante, en los hechos, a menudo ni siquiera estas situaciones contempladas por el Código Penal son respetadas por los servicios de salud, ya que frecuentemente se niegan a realizar el aborto a mujeres en esas circunstancias. En este contexto legal restrictivo, un tercio de las muertes maternas se deben a complicaciones de aborto. En el 2007 murieron 74 mujeres por embarazo terminado en aborto, lo que representó el 22% del total de las muertes maternas (MINSAL/DEIS, 2007)4. Mejorar la salud materna fue señalada como una de las metas principales de los Objetivos de Desarrollo del Milenio5. En este marco, la Argentina suscribió compromisos internacionales y nacionales para reducir la mortalidad materna. Dado el peso relativo del aborto en la estructura de causas de muerte materna en la Argentina, la producción de conocimiento científico sobre este problema de salud pública debe ser encarado con urgencia para orientar el diseño de intervenciones dirigidas a reducir en los plazos comprometidos las muertes maternas en el país. Cuando las mujeres atraviesan la experiencia de la interrupción de un embarazo –inducida o espontánea- tienen derecho a acceder a servicios de salud que les ofrezcan una calidad de atención acorde a sus necesidades, es decir, con capacidad técnica resolutiva pero también brindándoles un trato humanitario basado en el respeto y que contemple el manejo del dolor, entre otros aspectos. 4 Una herramienta para mejorar la salud sexual y reproductiva es conocer los acontecimientos y decisiones que rodean a aquellas mujeres que deciden interrumpir un embarazo, como así también las percepciones que tienen sobre la calidad de atención recibida en los servicios de salud en los cuales deben ser internadas al presentar una complicación. La calidad de la atención postaborto no sólo incluye los servicios para el tratamiento de la complicación producto del aborto incompleto, espontáneo o inducido que ocurre en condiciones de riesgo, sino también la consejería post-aborto y la provisión de información y de métodos anticonceptivos y la atención integral de la salud reproductiva, aspectos centrales para prevenir la ocurrencia de futuros embarazos no deseados6. La importancia de conocer la calidad que los servicios de salud ofrecen a las mujeres que se internan por complicaciones de aborto, espontáneo o provocado, constituye así un insumo valioso para reorientar las políticas en relación a mejorar no sólo la capacidad resolutiva de los servicios, sino también el trato, la comunicación e información que éstos ofrecen. Objetivos Caracterizar socio-demográficamente a las mujeres que ingresaron con diagnóstico de aborto incompleto en las maternidades públicas (Maternidad Martin y Maternidad del Hospital Roque Sáenz Peña) Conocer la calidad de la atención recibida en ellos. Conocer la cadena de acontecimientos y decisiones que llevaron a la interrupción voluntaria del embarazo en las mujeres en estudio. Metodología La población estuvo conformada por 363 mujeres entre 15 y 49 años que ingresaron con diagnóstico de aborto incompleto en las dos Maternidades públicas del sistema de salud municipal y fueron internadas por tal causa, previo aplicar los criterios de exclusión. Se excluyeron del estudio aquellas mujeres que consultaron en la guardia por aborto incompleto pero no quedaron internadas o fueron inmediatamente referidas a otra institución, como así también aquellas que, cumpliendo con el criterio de inclusión mencionado en el párrafo precedente, permanecieron internadas en grave estado, y aquellas mujeres cuyo diagnóstico fue huevo muerto o retenido, feto muerto o embarazos incompatibles con la vida extrauterina. El criterio utilizado para conformar la muestra fue acercar la muestra a 400 casos, para lo cual se desplegó una estrategia consecutiva, censal (todas las mujeres/casos) que cumplieran con los criterios de inclusión. Las instituciones en las cuales se aplicaron los cuestionarios fueron la Maternidad Martin y la Maternidad del Hospital Roque Sáenz Peña, ambas pertenecientes al segundo nivel de atención de la red municipal. Cabe destacar que en estas dos instituciones se realizan 5 anualmente 5400 nacimientos, cifra que representa el 60% de los nacimientos que se producen en el sector público de la ciudad de Rosario; este municipio registra un valor promedio que oscila alrededor de los 16.000 nacimientos. La información se relevó a través de una entrevista que se basó en la aplicación de un cuestionario, previa obtención del consentimiento informado. La entrevista fue realizada por mujeres (profesionales de la salud) que integran los equipos de las instituciones donde se llevó a cabo el estudio. El perfil profesional de las encuestadoras incluyó enfermeras, trabajadoras sociales y sociólogas. La capacitación de las encuestadoras estuvo a cargo de la Licenciada Silvia Fernández (CEDES) y fue realizada por medio de un taller de un día de duración. Los equipos estuvieron constituidos por un total de 5 encuestadoras. Las entrevistas tuvieron lugar luego que las mujeres habían recibido tratamiento médico y previo al momento del alta. Para el estudio se extrajo una muestra de 363 mujeres. En el cuestionario se incluyeron los siguientes capítulos: Características sociodemográficas de la mujer. Conocimiento y uso de métodos anticonceptivos. Historia reproductiva. Trayectoria de interrupción del embarazo y proceso de toma de decisión en los casos de aborto inducido. Calidad de la atención recibida en el servicio de salud. Información acerca del proceso y el tratamiento recibido en el servicio de salud. Consejería en salud reproductiva. Para la construcción de la propuesta metodológica y en función de los objetivos planteados se contó con la asesoría del Centro de Estudio de Estado y Sociedad (CEDES) de Buenos Aires, con la participación de la Licenciada Silvia Fernández. El CEDES, junto con el Centro de Estudios de Población (CENEP), fueron las instituciones responsables de realizar la misma encuesta en 4 provincias argentinas (Mendoza, Tucumán, Chaco y Córdoba) dentro del Estudio Colaborativo Multicentrico “Morbilidad materna severa en la Argentina: prevención y calidad de la atención para reducir la incidencia y las consecuencias adversas del aborto”. El trabajo de campo tuvo una duración total de 7 meses, entre Setiembre del 2006 hasta Abril del 2007. En cada institución hubo un profesional a cargo de la supervisión del trabajo de campo. Con el fin de asegurar la confidencialidad y el respeto por la autonomía de las personas previo a iniciar la entrevista se aplicó un consentimiento informado en el que se le explicaban a la mujer los objetivos del estudio, así como también su derecho a no responder la entrevista, total o parcialmente, de tal manera que tuviera la oportunidad de decidir 6 libremente su participación. A su vez, al final de cada entrevista se entregó a cada mujer un folleto con información sobre cuidados y signos de alarma. Los datos se procesaron con el software SPSS Versión 11.5, se realizó el correspondiente análisis de consistencia para asegurar la calidad de los datos; los resultados se presentan resumidos en Tablas univariadas y bivariadas. Resultados Las mujeres entrevistadas, internadas por complicaciones de aborto se concentraron en las edades adultas jóvenes (20 a 29 años), disminuyendo tales porcentajes hacia las edades extremas. Tabla 1. Distribución de las mujeres entrevistadas por grupos de edad (%) Grupos de edad Menores de 15 15 - 19 20 - 24 25 - 29 30 - 34 35 - 39 40 y más Total N Mínimo 13 % 0,3 19,3 28,9 23,1 12,9 9,4 6,1 100 363 Edad de la entrevistada Máximo Mediana Media 65 25,0 26,1 Desvío 7,6 Algo más de la mitad de ellas (54,3%) refirieron convivir en pareja. Más del 60% de las mujeres encuestadas vive en hogares de entre 3 a 5 personas, aún cuando una cuarta parte dijo vivir en hogares numerosos, de entre 6 a 9 personas. La calidad de la vivienda de las mujeres encuestadas se midió a través del tipo de baño instalado en la misma. Las viviendas de mejor calidad son aquellas en las que existe inodoro o letrina con descarga de agua (botón o cadena), en este caso el 80% reúne la condición descripta anteriormente; es decir que un alto porcentaje de estas viviendas reúne una condición sanitaria básica. Que exista, como se verificó en este estudio, casi un 2% de mujeres que no tiene baño en la vivienda constituye un indicador de alta precariedad social y un llamado de atención para los servicios de salud. 7 Este grupo de mujeres internadas por complicaciones de aborto en hospitales públicos tienen un nivel de educación medio o bajo, más de la tercera parte (36,8%) alcanzó el nivel primario y otra proporción similar alcanzó el nivel secundario (32,0%). Tabla 2. Distribución de las mujeres entrevistadas que asisten o asistieron a establecimientos de enseñanza según nivel educativo alcanzado (%) Nivel más alto cursado Primario EGB 2 EGB 3 Secundario Polimodal Terciario / Universitario Total N % 36,8 1,1 13,1 32,0 8,9 8,1 100 359 Nota: en 4 casos no se registró el dato Se tuvieron en cuenta tres componentes de la situación laboral: si la mujer es o fue ocupada (condición de actividad), la respectiva categoría ocupacional y la ocupación desempeñada. Alrededor de un tercio de las encuestadas tenía un trabajo remunerado al momento de la encuesta. Solamente 1 de cada 4 mujeres nunca realizó trabajo remunerado. En cuanto a la categoría ocupacional, la mitad de las mujeres refirió que actualmente o en su última ocupación la misma se encuadra o se encuadró dentro del rubro cuenta propia o negocio propio. El 55% de las encuestadas refirieron que su ocupación predominante fue costurera/cocinera /cuidadora o empleada doméstica, en muchos casos coincidente con la categoría ocupacional de cuentapropista o patrona por tener colaboradoras en la tarea. Este patrón ocupacional descripto debe articularse con el nivel de instrucción predominante en estas mujeres a lo que se agrega un dato que refuerza la condición de dependencia de las mujeres, el no estar incorporadas a la población económicamente activa la cuarta parte de ellas. En cuanto a la edad de iniciación sexual de las mujeres internadas por complicaciones de aborto es baja. En efecto, algo más del 90% se inició durante la niñez y la adolescencia. La edad media del inicio sexual fue de 16 años. Tabla 3. Distribución de las mujeres entrevistadas por grupo de edad a la iniciación sexual (%) Edad a la iniciación sexual Menor de 15 15 - 19 20 - 24 25 - 29 30 y más Total N % 23,1 70,8 5,5 0,3 0,3 100 363 8 Mínimo 11 Edad a la iniciación sexual Máximo Mediana Media 37 16,0 16,0 Desv. típ. 2,4 Dos de cada 3 mujeres encuestadas se embarazaron durante la adolescencia, incluído un 6% que lo hizo antes de los 15 años. La edad media al primer embarazo fue de 18 años. Tabla 4. Distribución de las mujeres entrevistadas según edad al primer embarazo (%) Edad al primer embarazo Menor de 15 15 - 19 20 - 24 25 - 29 30 y más Total N Mínimo 12 % 6,1 62,3 25,9 3,3 2,5 100 363 Edad al primer embarazo Máximo Mediana Media 41 18,0 18,5 Desv. típ. 3,7 La mitad de las mujeres refirieron que su primer embarazo no había sido buscado; reflejando la encuesta que a medida que aumenta la edad en que ocurrió el primer embarazo, mayor es el porcentaje que dicen haberlo buscado. Se advierte de las respuestas brindadas que cuanto más alto el orden del embarazo, menor es la probabilidad de que éste haya resultado en un nacido vivo y mayor la de que haya resultado en un aborto espontáneo o provocado. La proporción de abortos espontáneos es tan alta, que probablemente esconde abortos provocados. Cabe destacar que los embarazos de orden 4 y más, iguala al de los nacimientos vivos. En esa categoría hay un aborto (espontáneo o provocado) por cada nacimiento. Entre los embarazos de orden menor a 4 las cifras son menores, pero todavía muy altas (X2 =17,9, p=0.0006). Este grupo de mujeres no es representativo de la población general. Como se trata de mujeres internadas por complicaciones de aborto, es posible que los resultados estén sesgados hacia magnitudes más altas que las de la población total. 9 Tabla 5. Distribución de los embarazos tenidos por las mujeres entrevistadas, según resultado de los mismos, por orden de los embarazos (%) Orden del embarazo 1ro 2do y 3ro 4to y más Total Nacido vivo 63,1 62,4 51,6 59,3 Resultado del embarazo Nacido muerto Aborto provocado 1,7 1,9 0,6 0,8 1,1 1,3 1,1 1,3 Aborto espontáneo 33,3 36,2 46,0 38,3 Total 100 100 100 100 Nota: 1218 embarazos, 2 registros sin información del resultado del embarazo X2 =17,9, p=0.0006*** Cuando se relacionó la distribución de los embarazos según resultados de los mismos con la búsqueda del embarazo, se observó que cuando éste no fue buscado la mitad terminó en un aborto (ya sea espontáneo o provocado), en cambio aquellos embarazos buscados a lo largo de toda su vida, tuvieron mayor chance de resultar en un nacimiento que los no buscados (X2 =46,6 p=0.0000) Tabla 6. Distribución de los embarazos tenidos por las mujeres entrevistadas, según resultado de los mismos, por búsqueda del embarazo (%) Embarazo Resultado del embarazo Total buscado Nacido vivo Nacido muerto Aborto provocado Aborto espontáneo Sí 66,2 0,9 0,0 32,9 100 No 50,4 1,4 3,2 45,1 100 Total 59,6 1,1 1,3 38,0 100 Nota: 1218 embarazos, 2 registros sin información del resultado del embarazo, 11 registros sin información sobre si el embarazo fue buscado. X2 =46,6 p=0.0000 *** Los abortos provocados representan un 3,2% de los embarazos no buscados. En términos relativos estas diferencias son altamente significativas. Los porcentajes de abortos espontáneos son diferentes en los embarazos buscados y no buscados, siendo 33% en los primeros y 45% en los segundos. Debe tenerse en cuenta que es indudable que las cifras de abortos espontáneos incluyen abortos provocados. Entre los embarazos no buscados, sólo alrededor del 50% terminan en un nacimiento. El conocimiento de métodos anticonceptivos se midió mediante dos preguntas. En la primera se pedía a la mujer una mención espontánea (¿de qué métodos para evitar un embarazo oyó hablar?), mientras que en la segunda la encuestadora leía las denominaciones de aquellos métodos no mencionados espontáneamente y preguntaba si los conocía o había oído hablar de ellos. Las mujeres encuestadas demuestran conocimiento de la existencia de métodos anticonceptivos, sobre todo de los más eficaces (píldora, dispositivo intrauterino, preservativo masculino e inyectables). Otros métodos conocidos por una parte importante de las encuestadas son la esterilización femenina y el coito interrumpido y, en menor medida, los métodos basados en la abstinencia periódica, en sus diferentes denominaciones. 10 Tabla 7. Porcentaje de mujeres entrevistadas según los métodos anticonceptivos de los que oyeron hablar Nota: estos resultados provienen de una pregunta con opción de respuesta espontánea y múltiple. Métodos anticonceptivos (mención espontánea) Píldora anticonceptiva DIU Preservativo masculino Inyectables Esterilización femenina Acabar / terminar afuera Ritmo, temperatura basal, Billings Preservativo femenino Diafragma Cremas, óvulos, tabletas Anticoncepción de emergencia Esterilización masculina Lactancia Parches Oxaprost Otros Ninguno % 97,2 74,9 74,1 72,7 6,3 6,3 5,5 4,4 4,1 2,8 1,9 1,7 0,8 0,8 0,3 0,6 De los métodos menos mencionados espontáneamente, cabe destacar que la esterilización femenina y el coito interrumpido (“acabar afuera”) sólo fueron reconocidos por la cuarta parte de las encuestadas, recuperándose escasas respuestas espontáneas (6,3%). Otro aspecto del conocimiento de métodos anticonceptivos es tener la información correcta respecto a la seguridad de los mismos. La píldora anticonceptiva fue el método que con mayor frecuencia fue considerado el más seguro, aunque por menos de un 30% de las mujeres, seguido por el DIU considerado como el método más efectivo por el 24% de las encuestadas. Le siguieron en orden de frecuencia los inyectables, el preservativo masculino y la esterilización femenina. En relación a la anticoncepción de emergencia la nombraron espontáneamente cerca del 2% de las mujeres, y fue reconocida cuando se la nombró por el 8,4% de ellas. Por lo expuesto, cabe destacar el bajo conocimiento de la misma. La amplia mayoría de las mujeres internadas por complicaciones de aborto había usado un método anticonceptivo alguna vez en su vida (90,9%) El método anticonceptivo más usado es la píldora (77,3), seguida por el preservativo masculino (64,2%). Alrededor del 10% de las mujeres internadas por complicaciones de aborto no había usado nunca un método anticonceptivo. El motivo más frecuentemente mencionado por las encuestadas para explicar por qué no usaron nunca anticonceptivos es que buscaban embarazarse (39,4%). En segundo lugar en cuanto a los motivos aducidos se encuentra el que pensaban que no iban a quedar embarazadas. Cerca del 20% de las encuestadas refirió como causa los efectos secundarios de los métodos. El rechazo u olvido del método junto 11 con el hecho de que no pensaba tener relaciones sexuales fueron enumerados como cuarto y quinto motivo, pero muy alejados de los primeros. Aproximadamente un tercio de las mujeres internadas por complicaciones de aborto estaban usando un método anticonceptivo cuando ocurrió el embarazo. El método más frecuentemente usado era la píldora, seguido por el preservativo masculino y por el coito interrumpido, el cual ocupa el tercer lugar bastante alejado de los dos primeros métodos. Tabla 8. Distribución de mujeres entrevistadas, que alguna vez utilizaron MAC, según si utilizaban alguno antes del embarazo que terminó en aborto (%) Utilización de MAC Sí No Total N % col. 34,8 65,2 100 330 Nota: No hay datos en 33 casos Un 65% de las mujeres internadas por complicaciones de aborto no estaban usando un método cuando sucedió el embarazo, la mayoría porque buscaba embarazarse. El segundo motivo en importancia, pero con porcentajes sustancialmente menores, es que pensaban que no iban a quedar embarazadas. Los problemas causados por los anticonceptivos son el tercer motivo en importancia. Tabla 9. Porcentaje de mujeres entrevistadas, que alguna vez usaron MAC, según los motivos para no haber usado anticonceptivos antes del embarazo que terminó en aborto (respuesta múltiple) Motivos no uso MAC Buscaba embarazarse Pensaba que no iba a quedar embarazada Problemas con los MAC No pensaba tener relaciones sexuales No quería / no le gustaba / no le preocupaba / olvido Dificultades en el acceso No tenía MAC /se le acabaron Precio de los anticonceptivos Oposición de la pareja / novio Otro No sabe / no responde % 63,3 8,4 7,4 7,0 6,0 3,7 3,3 1,9 0,5 1,9 1,4 Nota: Resultados provenientes de una pregunta con respuesta múltiple Con respecto a la duración del embarazo perdido, el 65% de las mujeres que estaban internadas habían llegado al hospital con un embarazo de entre 1 y 12 semanas. Un 27,1% refirió tener un embarazo de entre 13 y 24 semanas, y un 6,9% no recuerda o no responde a esta pregunta. 12 Ante la pregunta a las mujeres con respecto a si ellas querían este embarazo un 68% responde de modo afirmativo. La distribución de las respuestas negativas muestra la siguiente expresión: el 28,9% refiere no haber querido este embarazo. El 1,7% respondió que “le daba lo mismo” y la opción “Si Dios quiere está bien” fue elegida por el 1,4% de ellas. Con relación al modo interrogatorio directo sobre la intención de interrumpir el embarazo, un 8,3% responde de modo afirmativo, en tanto que 90,3 % del total de mujeres responde que no tuvo esa intención. Tabla 10. Distribución de mujeres entrevistadas según si en algún momento pensaron interrumpir el embarazo (%) Pensó en interrumpir el embarazo Sí No No recuerda / no responde Total N % 8,3 90,3 1,4 100 362 Nota: 1 registro sin información De aquellas que pensaron en interrumpir el embarazo (29; 8,3%), la mayoría de ellas (23) pensaron en la interrupción del embarazo en forma inmediata al enterarse del embarazo mientras que las 6 restantes lo pensaron tiempo después. Más del 95% del total de mujeres encuestadas le contó a alguien de este último embarazo. Cuando se les preguntó a quien se lo habían contado, las opciones elegidas con preferencia fueron: 86% a la pareja/novio, 67% a otros familiares, 66,4% a la madre y 45,3% a amigas/os. El 5% de las mujeres que no le comunicaron a nadie la novedad de este último embarazo, no lo hicieron por no saber que estaban embarazadas. Los otros motivos enumerados fueron: no tenía a quien contárselo y no quería que nadie se entere. El 89,8% de las mujeres tuvo este último embarazo con su pareja/novio y el 8,6% con su ex -pareja; en el resto el embarazo se produjo con relaciones ocasionales (1,6%). Cerca del 10% de las encuestadas manifestaron que la persona con quien tuvo este embarazo no se enteró que estaba embarazada. De las 330 mujeres que comunicaron su condición a la persona con quien tuvo el embarazo, el 6,6% manifestó que la otra persona no quería que continuara con el mismo y 4,1% dejaba la decisión en manos de la mujer; en el resto de los casos se dio una conducta positiva en torno a la continuidad del embarazo (89,3%). 13 Del total de las mujeres entrevistadas, 7,3% (26) se sintió presionada en algún momento para interrumpir el embarazo; de las cuales en 17 casos fue la madre/ padre quien presionó para esta interrupción, en 9 casos fueron otros familiares los que la presionaron. Con menor frecuencia aparecen respuestas que vinculan la presión a amigos, profesionales, ex parejas o la propia pareja. Al total de mujeres encuestadas se le preguntó si hizo algo para interrumpir el embarazo, se obtuvo respuesta positiva en el 5% de las entrevistas. Tabla 11. Distribución de mujeres entrevistadas según si hizo algo para interrumpir el embarazo (%) Hizo algo para interrumpir el embarazo Sí No No recuerda / no responde Total N % 4,7 93,9 1,4 100 363 A las 21 mujeres que respondieron que hicieron algo para interrumpir su embarazo, se les ofreció señalar una serie de alternativas sobre estrategias utilizadas para esa interrupción, lo que dió por resultado que 8 mujeres utilizaron Misoprostol por vagina, 6 de ellas utilizaron Misoprostol por boca, en 6 oportunidades inyecciones y 1 mujer escogió la opción “no sabe/no responde”. Los motivos aducidos aparecen resumidos en la Tabla 12 Tabla 12. Frecuencia de mujeres entrevistadas según las razones que la llevaron a interrumpir el embarazo Razones que la llevaron a interrumpir el embarazo Frec No quiero tener hijos 6 Porque soy muy chica/ soy muy grande 4 Problemas económicos 3 Problemas con la pareja/ novio 2 Porque ya tengo los hijos que quería 2 Por proyectos personales (laborales/ de otro tipo) 2 Porque mi pareja/ novio no quiere tener hijos 2 Por problemas familiares (mi mi familia me presionó/ obligó/2se oponía) Porque no tengo pareja/ novio 1 Porque tengo hijo/s muy chico/s 1 Nota: Respuesta obtenida de una pregunta con opciones múltiples Cuando a todas las mujeres encuestadas se les preguntó sobre los métodos que conocían para interrumpir un embarazo, 1 de cada 4 de ellas no respondió o dijo no conocer algún método para este propósito. De los métodos nombrados ocupan los primeros lugares otras pastillas por boca 30%, hierbas/brebajes 27,5%, sonda/aguja de tejer 24,5% y otras pastillas 14 por vagina 23,7%. Menos del 10% dijo conocer el misoprostol/oxaprost por boca o por vagina. Tabla 13. Porcentaje de mujeres entrevistadas según los métodos para interrumpir un embarazo que conoce Formas de interrupción del embarazo Otras pastillas por boca Hierbas / Brevajes Sonda / Agujas de tejer Otras pastillas por vagina Inyecciones Raspaje / Curetaje / Legrado Misoprostol / Oxaprost por vagina Misoprostol / Oxaprost por boca Aspiración Otro método No sabe / no responde Nota: Respuestas de preguntas con opciones múltiples % 30,0 27,5 24,5 23,7 18,7 14,3 9,6 8,0 0,6 1,9 24,5 A las mujeres que no habían señalado de modo espontáneo el misoprostol/oxaprost, se les preguntó de manera dirigida sobre el conocimiento del mismo. Sólo el 20% de ellas dijeron conocer el producto. Las primeras molestias que llevaron a consultar a las mujeres encuestadas fueron: sangrado vaginal 78,2%, dolor en el abdomen 65,3% y fiebre/escalofríos 9,1% El tiempo que transcurrió desde que tuvo las primeras molestias hasta que consultó por primera vez fue de menos de un día en casi las tres cuartas partes de las mujeres (72,7%). El primer lugar al que acudió al sentir las molestias fue, en el 59,2% de los casos, a efector de salud en el que se llevó a cabo el estudio, es decir Maternidad Martin o la Maternidad del Hospital R. S. Peña respectivamente. El 20,4% de las mujeres recurrió en primer lugar a un Centro de Salud y el 18,5% realizó la primera consulta en otro hospital o servicio de emergencia. El motivo más frecuente por el cual las mujeres recurrieron al hospital donde fueron intervenidas es por tratarse del efector de referencia, es decir por atenderse allí de modo frecuente (33,9%), porque fueron derivadas allí desde otro hospital (25,6%), por la cercanía a su domicilio (21,8%), por la buena atención y los servicios que tiene (16,5%), porque es el único hospital que conoce (14,3%), porque le fue recomendado (13,2%). El 72,2% de las mujeres fueron acompañadas al hospital en primer lugar por la pareja o por otros familiares (madre, hermana, padre, otros familiares). Sólo un 10% de las encuestadas dijo haber ido sola al hospital. El 98,6% responde que hay otras personas que saben que está internada, las restantes no comunicaron su internación a nadie (1,4%). 15 Una vez ingresadas al hospital donde fueron intervenidas, un 17,6% responde que tuvo demoras para recibir atención, siendo el motivo mas frecuentemente referido la excesiva demanda existente en el efector. Para profundizar en la búsqueda de indicadores que permitan medir la calidad de atención que recibieron estas mujeres, se les preguntó si durante la internación, alguien que la atendió la llamó por su nombre. Respondieron de manera afirmativa 3 de cada 4 mujeres. Por otra parte el 68,9% refirió que durante la internación alguien la llamó “madre, gorda, gordita, mami”. Antes de que le fuera realizado el procedimiento, al 82,7% de las mujeres alguien le explicó lo que le iban a hacer, siendo dicha explicación clara en más del 90% de los casos. Al total de mujeres se les preguntó si tuvo posibilidades de hacer preguntas a los profesionales que la atendieron. El 86% respondió que sí. Antes de realizar el raspado/aspiración, durmieron totalmente al 82,9% de las mujeres. Al resto le durmieron el cuerpo de la cintura para abajo. De las 36 mujeres a quienes no durmieron totalmente, 77,8% de las mujeres recibió alguna medicación para el dolor. A todas las mujeres se les preguntó cuánto dolor sintieron después del raspado. El 76,5% de las mujeres refiere no haber sentido ningún dolor, un 14,9% sintió “poco” y un 3% “mucho”. Cabe destacar que a 60 mujeres no fue necesario realizarles algún procedimiento, por lo cual no respondieron a esta pregunta. A continuación se les preguntó si después de la intervención, alguna de las personas que la había atendido le preguntó si sentía dolor. Al 88,2% de las mujeres, alguien les había preguntado. De las 69 mujeres que sintieron algo de dolor, al 53,6% le dieron algo como calmante. También la encuesta preguntó a las mujeres si habían sentido miedo durante la internación: 73,3% respondió de modo afirmativo. A las mujeres que respondieron haber sentido miedo, se les preguntó cuáles fueron esos temores. Las respuestas más mencionadas con una frecuencia relativamente similar fueron: del raspado /aspiración (38,3% de los casos) y de la anestesia (33,8% de los casos). Otros temores mencionados fueron: de morir (25,9%), del sangrado (21,4%), de no poder embarazarse más/no tener más hijos (17,7%) y de perder el embarazo (16,5%) Dos preguntas de la encuesta estaban dirigidas a conocer cómo se habían sentido las mujeres en ese momento con respecto a si su intimidad había sido preservada. La primera buscaba saber si en la revisación que le hicieron cuando llegó al hospital había habido más personas presentes de las que ella hubiera querido. Tuvieron esta sensación el 30,5% de las mujeres. La segunda pregunta era si en el lugar en el que la revisaron la puerta o las cortinas estaban cerradas. En el 92,6% de los casos la respuesta fue afirmativa. 16 A más del 85% de las mujeres le fue brindada información sobre métodos anticonceptivos durante el tiempo que estuvo internada. Tabla 14. Distribución de mujeres entrevistadas según si le dieron información sobre MAC (%) Información sobre MAC Sí No Total N % 87,3 12,7 100 363 A cerca del 60% de las mujeres le ofrecieron darle un método para no quedar embarazada. A las mujeres que les ofrecieron un método anticonceptivo, la oferta que recibieron fue la siguiente (destacando que estas mujeres podían escoger múltiples opciones): inyectables 91,1%, pastillas 88,7%, dispositivo intrauterino 77,5%, condón 68,5% y ligadura tubaria 1,4%. Finalmente, se les preguntó a las mujeres como se sintieron tratadas en el hospital durante su internación: sólo el 32,5% de las mujeres respondió que se sintió “muy bien”; 61,2% refirió haberse sentido “bien” tratada; 4,7% respondió “más o menos” y 1,1% “mal”. Consideraciones finales Los abortos provocados representan un 3,2% de los embarazos no buscados. Los porcentajes de abortos espontáneos son diferentes en los embarazos buscados y no buscados, siendo 33% en los primeros y 45% en los segundos. Debe tenerse en cuenta que es indudable que las cifras de abortos espontáneos incluyen abortos provocados. Entre los embarazos no buscados, sólo alrededor del 50% terminan en un nacimiento. Un 63,3% de las mujeres internadas por complicaciones de aborto no estaban usando un método cuando sucedió el embarazo, la mayoría porque buscaba embarazarse. Seria importante poner énfasis en planificar intervenciones preventivas con el importante porcentaje de mujeres que no tuvo como motivo la búsqueda de embarazo. El 7,3% de las mujeres se sintió presionada en algún momento para interrumpir el embarazo, siendo en la mayoría de ellas la madre quien la presionó para esta interrupción. La tercera parte de las mujeres respondió negativamente cuando se les preguntó con respecto a si ellas querían este embarazo. A pesar de ello, sólo 1 de cada 10 mujeres encuestadas reconoció haber tenido la intención de hacer algo para 17 interrumpirlo y sólo el 5% (1 de cada 20) reconoció haber realizado realmente algo para lograrlo. La mayoría de las mujeres consultaron dentro del primer día de haber empezado con las molestias, haciendo esta primera consulta a un centro asistencial (ya sea hospital o centro de salud). Esto demuestra una consulta precoz ante la aparición de los síntomas, siendo esta consulta a un servicio de salud. Resulta importante destacar la importancia de profundizar en los motivos por los cuales el aborto sigue siendo una de las principales causas de morbi-mortalidad materna, ya que la primera consulta de estas mujeres es a un servicio de salud, realizando la misma en forma precoz. El 10% de las mujeres concurrió sola para su primera consulta, si bien en casi todos los casos algún familiar sabía de su internación. Si bien el 75% de las encuestadas fueron llamadas por su nombre durante la internación, los apelativos “pseudo cariñosos” estuvieron presentes en la referencia de un grupo no despreciable de mujeres (70%). Expresiones tales como “madre, gorda, gordita, mami” aparecen en el discurso de las mujeres. A cerca del 20% de las mujeres no les explicaron lo que les iban a hacer antes del procedimiento. El 86% del total de las encuestadas tuvo la posibilidad de hacer preguntas a los profesionales que las atendieron. Durante el procedimiento el 3% de las mujeres sintió “mucho” dolor. De las 69 mujeres que refirieron haber sentido dolor después del procedimiento, solo al 53,6% les dieron algo como calmante. 3 de cada 4 mujeres afirmaron sentir miedo durante la internación, siendo los motivos más frecuentemente referidos del raspado/aspiración (38,3%) y de la anestesia (33,8%) La tercera parte de las encuestadas no sintieron preservada su intimidad, ya que había habido más personas presentes de las que ella hubiera querido en la revisación que le hicieron cuando llegó al hospital. Le brindaron información sobre métodos anticonceptivos durante la internación al 85% de las mujeres, pero sólo al 60% le ofrecieron dar un método para no quedar embarazada. La tercera parte de las mujeres se sintió muy bien tratada en los efectores seleccionados en tanto que las dos terceras restantes expresaron un trato bueno. Excepcionalmente percibieron trato regular o malo. 18 Referencias bibliográficas 1 Mundigo A. (1994). Hacia la construcción de una agenda de investigación: el reto del aborto inducido en América Latina. Bogotá, Colombia: Universidad Externado de Colombia Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. 2 World Health Organization (1998). Unsafe abortion: global and regional estimates of incidence of and mortality due to unsafe abortion with a listing of available country data. Ginebra, Suiza: WHO. 3 Organización Mundial de la Salud (2003). Aborto sin riesgos: Guía técnica y de políticas para sistemas de salud. Ginebra, Suiza: OMS. 4 Ministerio de Salud de la Nación/ Dirección de Estadísticas e Información en Salud (2008). Estadísticas Vitales: Información Básica 2007, Serie 5, Nro. 49, Buenos Aires, Argentina: MINSAL/DEIS. 5 United Nations (2002). Millennium Development Goals, Data and Trens. Nueva York, Estados Unidos: UN. Disponible en: http://millenniumindicators.un.org/unsd/mi/mdg_report.pdf. 6 Greenslade F., McKay H., Wolf M. y MacLaurin K. (1994). “Post-Abortion Care: A Women's Health Initiative to Combat Unsafe Abortion”. En: Advances in Abortion Care, vol. 4 (1). Carrboro, NC, Estados Unidos: IPAS. 19