Sentencias sobre Copyleft

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Sentencias sobre Copyleft
Contents
1 Consta acreditado:
1.1
Sentencias de Juzgados de Primera Instancia o Mercantiles

LaDinamo

Disco Bar Metropol

Disco Bar Zapatero

Birdland

Pub Crazy Town

Hotel Puerta de Burgos

Barcelona Cuatro

Espiral Pop
1.2

Sentencias de Audiencias Provinciales
Buena Vistilla Club Social
2 No consta acreditado:
2.1
Sentencias de Audiencias Provinciales

Sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra

El Paso y Digo Yo

Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante

Establecimiento desconocido

Complejo Alcántara

Sala La Iguana
3 No consta ni alegado:
3.1
Sentencias de Audiencias Provinciales

Gimnasio Calle P. de Madrid

Restaurante El Caserón de Araceli
1 Consta acreditado:
1.1 Sentencias de Juzgados de Primera Instancia o Mercantiles
LaDinamo
Sentencia del Juzgado de lo Mercantil nº 5 de Madrid
Procedimiento: Juicio Verbal 418/05
SENTENCIA Nº 12
En Madrid, a dos de febrero de dos mil seis.
En nombre de S.M. el Rey, vistos por mí, el Ilmo. Sr. Don Alberto Arribas Hernández,
magistrado-Juez del Juzgado de lo Mercantil nº 5 de los de Madrid, los autos de
juicio verbal seguidos en este juzgado con el número 418/05 a instancia de la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE), representada por el
Procurador don V. y asistido del Letrado Don E., contra la ASOCIACION CULTURAL
LADINAMO representada por la Procuradora doña Isabel Martínez Gordillo y asistida
del Letrado don Francisco Javier de la Cueva González-Cotera, sobre reclamación
de cantidad.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- La representación de la parte actora, formuló demanda arreglada a las
prescripciones legales, en la cual solicitaba previa alegación de los hechos y
fundamentos de derecho, que se dictara sentencia estimando íntegramente la
demanda.
SEGUNDO.- Admitida a tramite la demanda, se comunico a las partes al acto de la
vista del juicio verbal, que se celebro con su asistencia, ratificando la actora su
pretensión y oponiéndose la parte demandada, practicándose a continuación las
pruebas que se propusieron y fueron declaradas pertinentes, todo ello con el
resultado que obra en el acta y en el correspondiente soporte audiovisual.
TERCERO.- Que en la sustentación de este procedimiento se han observado las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ejercita contra la
Asociación Cultural Ladinamo, una acción de reclamación de cantidad por importe
de 829,70 euros de principal en concepto de indemnización de daños y perjuicios
por la comunicación pública no autorizada de obras gestionadas por la demandante
a través de televisor y aparato mecánico no reproductor de imágenes instalada en el
establecimiento, abierto al publico, que explota el demandado, por el periodo
comprendido entre los meses de enero a junio de 2005.
Frente a las pretensiones de la actora la parte demandada alega en primer término
la inconstitucionalidad del articulo 150 del Texto Refundido de la Ley de la Propiedad
Intelectual, aprobado por Real Decreto Legislativo de 12 de abril de 1996, la no
utilización de obras protegidas cuya gestión este encomendada a la SGAE y, en
todo caso, rechaza la tarifa que pretende aplicar la demandante equiparando una
Asociación Cultural a un bar de copas.
En todo caso, conviene precisar desde este momento para la adecuada
comprensión de la cuestión litigiosa, que en los términos planteados por el actor en
su demanda, ratificada en el acto del juicio, y de los epígrafes de la tarifa que
determinan la cantidad reclamada (documentos 4 y 5 de la demandada), la única
actividad infractora que se imputa a la demandada es la comunicación publica de
obras del repertorio de la SGAE por medio de televisor y aparato no reproductor de
imagen.
SEGUNDO.- La cuestión de la legitimación de las entidades de gestión conferida por
el articulo 150 TRLPI y antes por el articulo 135 de la Ley de Propiedad Intelectual
de 11 de noviembre de 1987, ha sido analizada en numerosas sentencias del
Tribunal Supremo con relación a la legitimación de dichas entidades en supuestos
de defensa de los derechos de comunicación que requieren una autorización global
(sentencias del Tribunal Supremo de 29 de Octubre de 1999, recursos 262/1998 y
969/1997; 24 de septiembre de 2002, 15 de octubre de 2002 y 10 de mayo de 2003,
entre otras).
Concretamente en la sentencia de 10 de mayo de 2003 señala con precisión que
"Del articulado de la Ley resulta que los autores pueden hacer valer directamente
sus derechos ya que la actuación necesaria a través de una entidad de gestión solo
es exigida en los supuestos de los artículos 3.2 y 25.7 de la Ley 43(1994, de 30 de
diciembre, sobre derechos de alquiler y préstamo y otros derechos afines a los
derechos de autor en el ámbito de la Propiedad intelectual (artículos 25.7 y 90.7 del
texto Refundido de 1996), derechos entre los que no se incluyen aquellos a que se
refiere esta litis, no obstante esa libertad de gestión, la experiencia demuestra que
los titulares de estos derechos no gestionan directamente los derivados de la
comunicación publica de fonogramas por medios mecánicos y de transmisión
publica mediante aparatos de televisión en establecimientos abiertos al publico, sin
duda por la imposibilidad de llevar a cabo un adecuado control de la ejecución de
esos actos de comunicación, habida cuenta de los numerosos establecimientos en
los que los mismos se llevan a cabo". A continuación dicha sentencia, siguiendo las
de 29 de octubre de 1999, señala que «Cuando el articulo 135 de la Ley de
Propiedad intelectual, redacción de 1987, establece que "las entidades de gestión
una vez autorizadas estarán legitimadas, en los términos que resulten de sus
propios estatutos, para ejercer los derechos confiados a su gestión y hacerlos valer
en toda clase de procedimientos administrativos o judiciales", debe entenderse
partiendo de lo antes dicho, que la expresión "derechos confiados a su gestión"
puesta en relación con la de "en los términos que resulten en los estatutos" se refiere
a aquellos derechos cuya gestión "in genere" constituye, de acuerdo con los
estatutos, el objeto de actuación de la entidad de gestión,no a los concretos
derechos individuales que, mediante contratos con los titulares de los mismos o
acuerdos con otras organizaciones de idéntica finalidad, les hayan sido
encomendadas para su gestión, se atribuye así a la SGAE legitimación para la
defensa en juicio de los derechos a que se extiende su actividad; entender, como
hace la sentencia recurrida, que es necesaria la acreditación documental, al amparo
del articulo 503.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, de la relación contractual
establecida entre la SGAE con cada uno de los titulares del derecho de
comunicación publica o de los acuerdos con otras entidades de idéntica función
gestora, hace ineficaz, respecto de esta modalidad de derechos de autor, el sistema
de protección establecido en la Ley, al no alcanzar la así dispensada los caracteres
de real, concreta y efectiva que el texto real propugna, resultando defraudados los
intereses generales en la protección de la propiedad intelectual que justifica la
concesión de autorización administrativa a las entidades de gestión (articulo 133.1 c)
de la Ley de 1982). Finalmente la resolución analizada concluye que el articulo 135
de la Ley de 1987, actualmente 150, atribuye una legitimación que denomina
presunta, a las entidades de gestión de los derechos de autor"... para cuando se
trata de la defensa de los derechos de comunicación que requiere una autorización
global».
En definitiva, la legitimación extraordinaria, propia y de carácter legal, del articulo
150 del TRLPI, atribuye legitimación a las entidades de gestión respecto de los
derechos de ejercicio necesariamente colectivo o para aquellos que requieren una
autorización global.
No cabe duda, pues, de la legitimación de la actora, al amparo del articulo 150 del
TRLPI, al haber aportado sus estatutos y la preceptiva autorización administrativa,
sin que el reconocimiento de esta legitimación cree duda alguna de su
constitucionalidad, a este órgano judicial y no se trata de un difícil entendimiento por
parte de la judicatura española ante los nuevos fenómenos, sino que simple y
llanamente el establecimiento de esta legitimación extraordinaria y de origen legal no
vulnera derecho constitucional alguno de la demandada, la cual puede acreditar y
así lo establece expresamente el inciso final del párrafo 2º de dicho precepto,
reintroducido por la Disposición Final 2ª de la Ley de Enjuiciamiento Civil, la falta de
representación de la actora, la autorización del titular del derecho exclusivo o el pago
de la remuneración correspondiente, por lo que el legislador ni la judicatura son
ajenas al fenómeno conocido de que los autores pueden no encomendar el ejercicio
y administración de los derechos de explotación a una entidad de gestión, sin
perjuicio de los derechos de necesaria gestión colectiva ajenos a esta resolución
TERCERO.- Delimitado el debate en los términos hasta ahora indicados debe
señalarse, una vez mas, que la mera tenencia de un televisor o de una radio en un
establecimiento abierto al publico, en este caso una Asociación Cultural, no implica
por si mismo comunicación publica de obras gestionadas por la demandante, sin
perjuicio de que en el supuesto enjuiciado no consta la existencia de aparato
receptor de televisión
Este órgano judicial comparte la tesis mayoritariamente sostenida en las Audiencias
Provinciales de que la mera existencia de un aparato de televisión, y con mayor
razón de una radio, en un establecimiento abierto al publico, como un servicio mas
que se presta a los asociados o a la clientela, genera una presunción iuris tantum de
utilización de los mismos de forma habitual y a todo evento, con la consiguiente
efectiva posibilidad de ejecución de actos de comunicación publica de obras
gestionadas por la SGAE y objeto de propiedad intelectual, en este sentido
sentencias de la Audiencia Provincial de Madrid Sección 20ª de 5 de mayo de 1993,
de la Sección 21ª de 25 de junio de 2002 y de la Sección 13ª de 29 de octubre de
2004; de la Audiencia Provincial de Orense Sección 2ª de 29 de diciembre de 2003y
de la Audiencia Provincial de Pontevedra Sección 3 de 14 de mayo de 2003.
Ahora bien, se trata de una mera presunción de iuris tantum y, en consecuencia,
admite prueba en contrario.
CUARTO.- Respecto a la cantidad reclamada en concepto de comunicación publica
de obras de pequeño derecho comunicadas por medio de receptor de televisión, en
ningún caso podría prosperar la demanda, pues no consta que exista receptor de
televisión en el local, dado que ni siquiera figura en el acta de visita del inspector de
zona de la demandante (documento numero 6 de la demanda) y, además no parece
propio de las actividades de la asociación, de carácter claramente alternativo,
amenizar las mismas a través de las emisiones televisivas.
Otra cosa es que en el local exista una pantalla o retroproyector, lo que se admite
plenamente por la parte demandada, en el que puedan visionares o escucharse
obras de repertorio o no de la SGAE (ciclos de cine mudo con musica,
cortometrajes, sesiones de tremolaba...) pero no se ha alegado en la demanda ni la
tarifa es la misma, sin que se haya acreditado que a través del retroproyector se
vean emisiones de televisión lo que implicaría la comunicación publica de obras de
su repertorio, que es el concepto que se reclama en la demanda, y sin que aquel le
sea aplicable la presunción propia de una aparato receptor de televisión cuya
función típica es la de captar los programas de los distintos canales emitidos o
retransmitidos por las empresas televisivas.
QUINTO.- En cuanto al aparato mecánico o electrónico no reproductor de imagen,
no es discutida su existencia en el local y la comunicación publica de obras
musicales a través del mismo, por lo que es irrelevante que en el CD acompañado al
informe del investigador privado adjunto a la demanda como documento nº 12, se
escuche o no musica, aunque si parece escucharse en algún momento por encima
del intenso murmullo de la sala, pero en ningún caso es identificable la canción o
autor, sin que tampoco lo sean, por cierto, las imágenes que se observan en las
pantallas del retroproyector.
Admitida la existencia del equipo de musica, de la apreciación conjunta de la prueba
practicada este órgano judicial llega a la conclusión de que la demandada evita la
comunicación de obras cuya gestión este encomendada a al actora, utilizando un
repertorio de autores, que no tienen cedidos los derechos de explotación a la SGAE,
teniendo a su disposición una base de datos al efecto y a si lo manifiesta tanto el
representante legal de la Asociación como la encargada de la programación, doña
Manuela Villa Acosta, lo que es compatible con el carácter alternativo de la
Asociación y su integración en el denominado movimiento "copy left". Por otra parte,
la convicción sobre la veracidad de las manifestaciones de la testigo se deriva de la
apreciación directa que atribuye la inmediación en la practica de la prueba,
reconociendo la testigo otros hechos que podrían perjudicar a la Asociación, como el
espontáneo recital de Bebe y el Bicho o el interés de obtener la autorización de la
actora para poder comunicar determinadas obras protegidas.
Por ultimo indicar, que a los efectos de este pleito en el que se persigue una
indemnización por la comunicación publica de obras protegidas a través del receptor
de televisión y aparato mecánico no reproductor de imagen es irrelevante el puntual
y espontáneo recital de Bebe y el Bicho, desconociéndose si este ultimo tiene
suscrito el oportuno contrato de representación con la SGAE, sin prejuicio de los
derechos que pudieran derivarse, en su caso, de esta puntual actuación.
SEXTO.- De acuerdo con el articulo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, las costas
procesales son de preceptiva imposición a la parte actora.
Vistos los preceptos legales citados y demás de pertinente y general aplicación,
Fallo
Que desestimando como desestimo la demanda formulada por el Procurador de los
Tribunales don V. en nombre y representación de la Sociedad General de Autores y
Editores (SGAE) contra la Asociación Cultural Ladinamo representada por la
Procuradora doña Isabel Martínez Gordillo, debo absolver y absuelvo a la
demandada de todos los pedimentos de la demanda con expresa imposición de las
costas a la parte actora.
Notifíquese esta resolución a las partes, previniéndolas que contra la misma cabe
interponer recurso de apelación, del que conocerá la Ilma Audiencia Provincial de
Madrid, que se preparara por escrito que deberá presentarse en este juzgado, en el
plazo de los cinco días siguientes al de su notificación, citando la resolución apelada
y manifestando su voluntad de recurrir con expresión de los pronunciamientos que
se impugnan.
Así por esta mi sentencia, de la que se deducirá testimonio que se llevara a los
autos originales, lo pronuncio mando y firmo.
PUBLICACION.- leída y publicada fue la anterior Sentencia por el Ilmo Sr Magistrado
Juez que la suscribe, estando celebrando audiencia publica en el mismo día de su
fecha, doy fe.
Disco Bar Metropol
Juzgado de Primera Instancia nº 6 de Badajoz
PROCEDIMIENTO ORDINARIO 761/2005
SENTENCIA, nº 15/2.006.
En BADAJOZ, a DIECISIETE DE FEBRERO DE DOS MIL SEIS, vistos por el Iltmo.
Sr. don LUIS CÁCERES RUIZ, MAGISTRADO-JUEZ accdtal. del JUZGADO DE
PRIMERA INSTANCIA NÚMERO SEIS de esta ciudad y su partido, los presentes
autos número 761/2005 de PROCEDIMIENTO ORDINARIO entre las siguientes
partes: como demandante la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES
(SGAE), representada por él Procurador Sr. R y asistida por la Letrada Sra. L.; como
demandado don R. A. U. F., representado por la procuradora Sra. R y asistido por el
Letrado D.; ha dictado la presente resolución conforme a los siguientes
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Por el Procurador Sr. R. en nombre y representación de la SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES Y EDITORES se presentó escrito de demanda en la que
tras alegar los hechos y fundamentos de derecho que estimaba de legal y pertinente
aplicación, terminaba suplicando que se dictase sentencia por la que se declare: a)
que en el periodo comprendido entre noviembre de 2002 a agosto de 2005, ambos
meses inclusive, el demandado ha venido haciendo uso de las obras administradas
por la actora en su local, denominado "Disco Bar Metropol" sin haber obtenido para
ello la preceptiva autorización; y en consecuencia, se condene a la parte
demandada: a) a estar y pasar por la anterior declaración; b) a cesar en la utilización
del repertorio de obras administrado por la actora, con suspensión inmediata de la
misma, en tanto no obtenga de ésta la correspondiente autorización para poder
efectuar al uso del citado repertorio, decretando la remoción de los aparatos
utilizados en tanto que sean separables del local, y el precinto de los que no lo sean;
.c) a satisfacer a la actora en concepto de indemnización, conforme a lo establecido
e el artículo 140 del texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, para la
comunicación pública de obras llevada a cabo sin autorización en el establecimiento
denominado "Disco Bar Metropol" y por el periodo comprendido entre noviembre de
2002 a agosto de 2005, ambos inclusive, la suma de 4.816,74 euros, a que se
contrae la reclamación; d) al pago de los intereses legales desde la interposición de
la demanda y las costas del procedimiento.
SEGUNDO.- Por Auto de 6 de octubre de 2005 se admitió a trámite, emplazando al
demandado a comparecer y contestar a la demanda.
TERCERO.- La Procuradora Sra. R. en nombre y representación de don R.U.F.
compareció en las actuaciones, presentando escrito de contestación en el cual tras
alegar los hechos y fundamentos de derecho que estimaba de legal y pertinente
aplicación, consistentes básicamente en que reconocía que había sido titular de la
explotación del establecimiento "Disco Bar Metropol" durante el periodo reclamado y
que en el mismo se utilizaba amenización musical, pero negaba que se reprodujeran
obras del repertorio de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES,
terminaba suplicando que se dictase sentencia absolviendo al demandado de todos
los pedimentos deducidos de contrario, todo ello con expresa imposición de costas a
la parte demandante.
CUARTO.- Se citó a las partes a audiencia previa el día 22 de diciembre de 2005,
compareciendo ambas. Se suspendió la audiencia previa, al aportarse copia
actualizada de los estatutos de la actora, señalándose continuación de la audiencia
el día 17 de enero de 2006.
Se continuó la audiencia previa en la fecha señalada, acordándose la práctica de
prueba, admitiéndose prueba documental (tanto en soporte de papel como en vídeo
y DVD), interrogatorio de partes, testifical y pericial.
QUINTO.- En la fecha señalada se procedió a la celebración del acto del juicio,
donde se practicaron las pruebas propuestas y admitidas. Una vez celebradas las
pruebas, las partes realizaron las alegaciones que estimaron oportunas,
ratificándose en sus peticiones iniciales, quedando las actuaciones para sentencia.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- Se declara probado por el reconocimiento de ambas partes que don
R.A.U.F. ha sido titular de la explotación del establecimiento "Disco Bar Metropol" al
menos en el periodo reclamado comprendido entre noviembre de 2002 a agosto de
2005, ambos meses inclusive, utilizando amenización musical. Igualmente ambas
partes reconocen que el demandado no ha solicitado ninguna autorización a la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES, ni le ha abonado ninguna
cantidad.
La discrepancia entre las partes respecto a los hechos y lo que constituye objeto de
controversia es que la actora sostiene que en el establecimiento Disco Bar Metropol
se han utilizado obras de su repertorio, hecho que es negado por el demandado.
SEGUNDO.- La SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES ejerce la
acción contemplada en el artículo 138 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de
abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual,
regularizando, aclarando y armonizando las disposiciones legales vigentes sobre la
materia: "el titular de los derechos reconocidos en esta ley, sin perjuicio de otras
acciones que le correspondan, podrá instar el cese de la actividad ilícita del infractor
y exigir la indemnización de los daños materiales y morales causados, en los
términos previstos en los artículos 139 y 140". En cuanto a la indemnización
reclamada, se opta por la remuneración que hubiera percibido de haber autorizado
la explotación.
La SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES es una entidad constituida
conforme al artículo 147 de la Ley de Propiedad Intelectual para dedicarse, en
nombre propio o ajeno, a la gestión de derechos de explotación u otros dé carácter
patrimonial, por cuenta y en interés de varios autores u otros titulares de derechos
de propiedad intelectual, habiendo obtenido la oportuna autorización del Ministerio
de Cultura publicada en el Boletín Oficial del Estado.
Como entidad de gestión está legitimada para ejercer los derechos confiados a su
gestión y hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos o judiciales.
Para acreditar dicha legitimación, la entidad de gestión únicamente deberá aportar al
inicio del proceso copia de sus estatutos. y certificación acreditativa de su
autorización administrativa. Habiéndose cumplido los requisitos por la entidad
actora, posee legitimación activa para ejercerla acción interpuesta en el presente
procedimiento (artículo 150 del texto legal citado).
TERCERO.- La reclamación se plantea por la utilización de las obras administradas
por la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES en el Disco Bar Metropol
de Badajoz, sin haber obtenido para ello la preceptiva autorización, durante el
periodo comprendido entre noviembre de 2002 a agosto de 2005, ambos meses
inclusive.
La parte demandada plantea como base de su oposición el negar que haya
reproducido obras musicales de autores que estén bajo la gestión de la SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES.
CUARTO.- Conforme al artículo 217.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil "corresponde
al actor y al demandado reconviniente la carga de probar la certeza de los hechos de
los que ordinariamente se desprenda, según las normas jurídicas a ellos aplicables,
el efecto jurídico correspondiente a las pretensiones de la demanda y de la
reconvención", y conformé al apartado sexto de dicho precepto legal "el tribunal
deberá tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a
cada una de las partes del litigio".
La entidad actora está obligada a probar que en el establecimiento del demandado
se ha reproducido música cuya gestión de los derechos de autor le corresponde.
QUINTO.- Conforme al artículo 281.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, "no será
necesario probar los hechos que gocen de notoriedad absoluta y general". Puede
considerarse como un hecho notorio y generalmente admitido, como así lo ha sido
en este procedimiento, que la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES,
directamente y a través de acuerdos con entidades similares de otros países, tiene
encargada la gestión de los derechos de autor de la inmensa mayoría de la música
objeto de difusión pública. Ello ha dado lugar a que, puesto que la mayoría de la
música difundida está bajo la gestión de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y
EDITORES, si existe difusión de música, se presuma que se reproducen obras
gestionadas por ella (Sentencias de la Audiencia Provincial de Zaragoza de 8 de
septiembre de 1997 y de la Audiencia Provincial de Cuenca de 22 de julio de 1997)
"debiendo ser el titular del establecimiento quien acredite que sólo utiliza el aparato
reproductor para difundir obras no protegidas".
Puede considerarse como criterio interpretativo que, si se reproduce música de
manera general y reiterada de muy diversos autores, en principio ello sea prueba
suficiente de que al menos parte de esa música es gestionada por la SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES Y EDITORES. Pero dicho principio admite ser rebatido por
la actividad probatoria de la parte demandada.
SEXTO.- No basta con que el demandado alegue que no reproduce música
gestionada por la entidad actora, ha de probarlo. Pero no puede exigírsele la
"probatio diabólica" de que todas y cada una de las obras que ha emitido no
corresponden a las gestionadas por la actora. Un adecuado reparto de la carga
probatoria implica en este caso, que al demandado le corresponde tan sólo destruir
la presunción favorable a la actora. Para ello el demandado ha de probar que tiene
capacidad personal y técnica para acceder a música no gestionada por la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES, que tiene la capacidad personal y técnica de
utilizarla y reproducirla en su establecimiento, así como de probar que efectivamente
así lo ha realizado.
La parte demandada ha realizado una amplia actividad probatoria. De los títulos
presentados y la declaración testifical del Sr. M. L. queda probado que el
demandado posee capacidad técnica para crear música y acceder a ella a través de
medios informáticos. Numerosos testigos (Sr. L., Sr. S., Sr. B. y Sr. A.) declararon
que acuden asiduamente al establecimiento y que en el mismo no se reproduce
música bajo la gestión de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES,
sino que la mayoría era obtenida a través de Internet como música bajo licencia
"CREATIVE COMMONS".
"La propiedad intelectual de una obra literaria, artística o científica corresponde al
autor por el solo hecho de su creación" (artículo 1 de la Ley de Propiedad
Intelectual). El autor posee unos derechos morales y económicos sobre su creación.
Y como tal titular, puede hacer la gestión que estime oportuna, pudiendo ceder el
libre uso, o cederlo de modo parcial. Las licencias "CREATIVE COMMONS" son
distintas clases de autorizaciones que da el titular de su obra para un uso más o
menos libre o gratuito de la misma. Existen, tal y como aportaron ambas partes,
distintas clases de licencias de este tipo, que permiten a terceros poderla usar libre y
gratuitamente con mayor o menor extensión; y en algunas de dichas licencias
determinados usos exigen el pago de derechos de autor. El demandado prueba que
hace uso de música cuyo uso es cedido por sus autores a través de dichas licencias
CREATIVE COMMONS.
Lo relevante para este procedimiento no es que el demandado haya hecho uso de
música cuya utilización estaba cedida gratuitamente por sus autores a través de
licencias CREATIVE COMMONS, sino sí ha hecho uso o no de música bajo la
gestión de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES, que es la entidad
reclamante. La utilización de música bajo licencia CREATIVE COMMONS tan sólo
acredita que el demandado ha tenido acceso y reproducido una gran cantidad de
obras que no están bajo la gestión de la SGAE. De este modo el demandado prueba
que tiene acceso a obras musicales no gestionadas por la SGAE.
Al acreditar el acceso a dichas obras y que posee medios técnicos para obtenerla y
reproducirla en el establecimiento, se rompe la presunción inicial de que la música
reproducida debía corresponder al menos en parte a la gestión de la SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES. El demandado prueba que crea y accede a numerosas
obras musicales no gestionadas por la SGAE, que tiene los medios técnicos para
ello y que esa es la música que se reproduce en el local.
Al destruirse la presunción de que las obras musicales reproducidas sean del
repertorio gestionado por la actora, sobre ésta recae la carga de la prueba y habrá
que analizar su actividad probatoria para ver si ha probado que se reproduce en el
local música de la que gestiona.
SÉPTIMO.- La parte actora realiza varias pruebas, fundamentalmente la grabación
del interior de la discoteca, así como el testimonio de detectives privados, y la
declaración testifical de la agente de la SGAE Sra. C. y del perito Sr. A.
De la grabación y de los testimonios de los detectives privados tan sólo se acredita
que se reproduce música en el local, pero no que se reproduzcan concretas obras
gestionadas por la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES. En cuanto a
la agente de la SGAE y del perito, aunque manifestaron que sí se reproducían obras
gestionadas por SGAE, no indicaron ninguna obra o autor en concreto, a pesar de
que ambos manifestaron ser clientes del local.
En definitiva, la entidad actora tan sólo prueba que se reproduce música en el local,
hecho reconocido por la demandada, pero no se prueba la reproducción de obras
gestionadas por ella.
OCTAVO.- Para que la demanda prosperase, la SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES debería haber probado que en el establecimiento se
reproduce música de su repertorio. No han resultado acreditados los hechos en que
la parte actora funda su pretensión, resultando procedente en virtud del principio de
la carga de la prueba recogido en el artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil la
desestimación íntegra de la demanda.
NOVENO.- En aplicación del artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, se ha de
condenar a la parte actora al pago de las costas.
Vistos los preceptos legales citados y demás de general aplicación
Fallo
1. - Desestimando la demanda formulada por el Procurador Sr. R. en representación
de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) debo absolver al
demandado don R.A.U.F. de las pretensiones que se formulaban contra él.
2.- Se condena a la parte actora al pago de las costas.
Contra ésta sentencia podrá interponerse en este Juzgado recurso de apelación en
el plazo de cinco días desde su notificación.
Líbrese únase certificación de esta resolución a las actuaciones con inclusión de la
original en el Libro de Sentencias.
Así por ésta mi sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACIÓN: Leída y publicada fue la anterior sentencia por el Iltmo. Sr.
MAGISTRADO-JUEZ que la suscribe, estando celebrando Audiencia pública en el
día de su fecha, doy fe.
Disco Bar Zapatero
Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Oviedo
Procedimiento: Juicio Verbal 449/06
SENTENCIA Nº 158
Juez que la dicta: Don Javier Antón Guijarro
Lugar: Oviedo
Fecha: Veinticinco de octubre de dos mil seis.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Por el Procurador de los Tribunales D. xx en nombre y representación
de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE), se interpuso
demanda de Juicio Monitorio nº 269/05 contra yy y contra DISCO BAR ZAPATERO,
suplicando que se requiriese al deudor para que en el plazo de veinte días pagase al
demandante la cantidad de 1.988,33 euros que adeuda.
SEGUNDO.- Efectuado el requerimiento, por el Procurador de los Tribunales D. xx
en nombre y representación de yy se presentó escrito de oposición a la demanda,
solicitando se sustanciasen los autos por los trámites del Juicio Verbal, y suplicando
la desestimación de la demanda, con expresa imposición de costas a la parte
demandante.
TERCERO.- Admitida a tramite la demanda y la oposición, se formó el Juicio Verbal
nº 449/06 y citadas las partes para la celebración de la vista, la misma tuvo lugar con
la asistencia de la parte actora y de la demandada representadas por los
Procuradores de los Tribunales D. xx y D. zz, y con la dirección letrada de D. mm y
D. Juan Carlos Menéndez Menéndez, respectivamente, con el resultado que es de
ver en autos.
CUARTO.- En la tramitación del presente procedimiento se han observado todas las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO: Impugnada primeramente por la parte demandada la legitimación activa
que se arroga la Sociedad General de Autores y Editores para reclamar los derechos
de comunicación audiovisual, cabe recordar que el artículo 150 del Real Decreto
Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la
Ley de Propiedad Intelectual, establece a este propósito (tras la redacción otorgada
por la Disposición final 2ª 4 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil)
que "las entidades de gestión, una vez autorizadas, estarán legitimadas en los
términos que resulten de sus propios estatutos, para ejercer los derechos confiados
a su gestión y hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos o
judiciales", norma interpretada unívocamente por la jurisprudencia (SSTS 18 de
octubre 2001 y 15 octubre 2002) al entender que la expresión "derechos confiados a
su gestión" puesta en relación con la de "e los términos que resulten de sus
estatutos", se refiere a aquellos derechos cuya gestión "in genere" constituye, de
acuerdo con los estatutos, el objeto de actuación de la entidad de gestión, no a los
concretos derechos individuales que, mediante contratos con los titulares de los
mismos o acuerdos con otras organizaciones de idéntica finalidad, les hayan sido
encomendados para su gestión, con lo que se atribuye así a la SGAE legitimación
para la defensa en juicio de los derechos a que se extiende su actividad.
No cabe entender que la posibilidad de aportación por la SGAE de sus estatutos a
las actuaciones quede precluida con presentación de su escrito de demanda, o con
la solicitud de la petición monitoria (art. 814 de la LEC) como es el caso, pues el
presupuesto procesal contenido en el párrafo segundo del art. 150 LPI en
concordancia con lo dispuesto en los arts. 264 y 265 h de ser interpretado en el
sentido de permitir la aportación posterior para combatir en su caso la excepción que
de adverso pueda oponerse negando la legitimación de la primera.
SEGUNDO: Reclamada por la demandante SGAE al demandado yy la suma de
1.988,33 euros resultante de la liquidación del período comprendido entre julio 2003
a marzo 2005 (doc. nº 3 de la demanda) por el contrato firmado el 1 de abril de 1997
entre ambas partes (doc. nº 2 de la demanda) por el que se autorizaba la utilización
del repertorio de obras musicales gestionado por la actora (art. 157-1 a) LPI) para su
comunicación pública en el establecimiento "Bar Zapatero" propiedad del Sr. yy, se
opone por éste último que desde comienzos del año 2004 la música utilizada en su
local dejó de ser la incluida en el repertorio gestionado por la SGAE para pasar a ser
música bajada desde las páginas de internet que albergan las licencias de "creative
commons", alegación que viene apoyada en la declaración testifical prestada por
quien fue el encargado del bar hasta el año 2005, Don nn, quien declara que
efectivamente desde finales 2003 o principios 2004 dejó de ponerse en el local
música comercial y que era el Sr. YY quien se ocupaba de bajar de internet otro tipo
de música -caribeña, latina o étnica- que procedía de las páginas web del
movimiento "copy left". Sentado el debate en tales términos, cabe señalar
primeramente que aun cuando es cierto que la sola presencia en el establecimiento
de aparatos reproductores de música supone una presunción de comunicación
pública de obras protegidas por el derecho de autor, no lo es menos que se trata de
una mera presunción iuris tantum y que habiendo sido negada dicha comunicación
pública por la parte demandada ya en su escrito de oposición de fecha 6 julio 2006
presentada en el juicio monitorio a lo que se sigue la prueba que a su instancia se
practicó en el juicio verbal en tal sentido, incumbía a la parte demandante el
demostrar que la música utilizada en el local era música comercial incluida en el
repertorio de obras gestionadas por ella -mediante cualquier medio usual como
puede ser la declaración testifical de personas que hubieran visitado el local y así lo
puedan afirmar- de tal manera que su pasividad probatoria lleva a tener por cierta la
oposición sostenida de adverso, sin que por otra parte podamos entrar a valorar la
posible ilicitud en la obtención de la música por la vía descrita, como se sostiene por
la SGAE al denunciar que el demandado no es titular de ninguna licencia "creative
commons", pues lo relevante es que en el local no se comunica públicamente
música contenida en el repertorio de la obra gestionada por la actora. A lo anterior
cabe añadir que el demandado comunicó a la SGAE su voluntad de separarse del
contrato de autorización mediante escrito de fecha 2 de marzo de 2004 presentado
en el juicio monitorio 1315/2003 seguido ane el Juzgado de Primera Instancia nº 3
de Gijón, comunicación que le permitió desvincularse de dicho contrato según lo
dispuesto en su estipulación novena apartado 3ª al haber cesado la comunicación
pública de obras protegidas, todo lo cual en definitiva nos conduce a limitar el
período objeto de reclamación al comprendido entre julio a diciembre de 2003, que
según la liquidación presentada por la SGAE debe ascender a la suma de 555,20
euros (IVA incluido) a que se concreta el fallo de la presente sentencia.
TERCERO: De conformidad con lo dispuesto en el artículo 394 LEC no procede
realizar expresa imposición de las costas causadas.
Fallo
Que estimando parcialmente la demanda formulada por la representación procesal
de la parte actora Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), debo condenar y
condeno al demandado yy a abonar a la anterior la suma de 555,20 euros (IVA
incluido), sin hacer expresa imposición de las costas causadas.
MODO DE IMPUGNACION: Mediante recurso de APELACION ante la Audiencia
Provincial de Asturias (art. 455 LEC).
El recurso se preparará por medio de escrito presentado en este Juzgado en el
plazo de CINCO DIAS hábiles contados desde el día siguiente de la notificación,
limitado a citar la resolución apelada, manifestando la voluntad de recurrir, con
expresión de los pronunciamientos que impugna (Art. 457.2 LEC).
Así por esta sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
Birdland
Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Salamanca
En Salamanca, 11 de abril de 2007.
Vistos por Don Luis Sanz Acosta, Magistrado-Juez titular del Juzgado de Primera
Instancia número cuatro de Salamanca y su Partido los presentes autos de JUICIO
VERBAL n° 4/2007, seguidos ante Juzgado entre partes, de un lado, como
demandante, la Sociedad General de Autores (S.G.A.E.) representada por la
Procuradora Sra. N. y defendida por el letrado Sr. X y, de otro lado, como
demandado, D. representado por la Procuradora Sr. D. y asistido del Letrado Sr. D.
Felipe Crespo.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO. Por la actora se formuló demanda en JUCIO VERBAL sobre la base de
los hechos y fundamentos de derecho que expuso, terminando con la súplica de que
se dicte sentencia por la que se condene a la demandada a abonar a la actora la
cantidad de 1.676,42 euros más los intereses y pago de las costas.
SEGUNDO. Admitida a trámite la demanda se acordó convocar a las partes a la
celebración del oportuno juicio con las prevenciones legales, llegado el cual la actora
se ratificó en la demanda y la demandada se opuso a la misma en la forma que
consta en la grabación, proponiéndose por ambas las pruebas que les interesaban
cuales, previa admisión, se practicaron en la forma que obra en autos.
TERCERO. En la sustanciación del proceso se han observado las prescripciones
legales, excepto el plazo para dictar sentencia por acumulación de trabajo.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO. Se ejercita por la demandante acción de reclamación de cantidad,
fundada en el incumplimiento por el demandado de su obligación de pago del precio
tarifado por la comunicación pública de las obras de los autores gestionados por la
Sociedad General de Autores y Editores, todo ello al amparo de lo dispuesto en los
artículos 2, 17 y 20 de la Ley de propiedad Intelectual.
SEGUNDO. El artículo 2 de la Ley de 12 de abril de 1996 de Propiedad Intelectual
está integrada por derechos de carácter poersonal y patrimonial, que atribuyen al
autor la plena disposición y el derecho exclusivo a la explotación de la obras, sin
más limitaciones que las establecidas en la ley.
Por lo que se refiere a los derechos de explotación, el artículo 17 del referido texto
legal, concreta que corresonde al autor el ejercicio exlcusivo de los derechos de
explotación de su obra en cualquier forma y, en especial, los derechos de
reproducción, distribución, comunicación pública y transformación, que no podrán
ser realizados sin su autorización, salvo en los casos previstos en la presente ley.
El derecho de comunicación pública se define en la ley como todo acto por el cual
una pluralidad de personas pueda tener acceso a la obra sin previa distribución de
ejemplares a cada una de ellas, excluyéndose la comunicación que se se celebra
dentro de un ámbito estrictamente doméstico que no está integrado a una red de
difusión de cualquier tipo, todo ello tal y como establece el artículo 20 de la ley.
TERCERO. Es un hecho notorio que la SGAE gestiona los derechos de propiedad
intelectual de gran número de autores, además de los derivados de los contratos de
reciprocidad concertados con otras entidades de gestión de todo el mundo. A partir
de aquí es clara e indiscutible la legitimación de la SGAE para reclamar los derechos
de explotación por comunicación pública de las obras de dichos autores. Una visión
simplista de las normas sobre la carga de la prueba, podría conducir a exigir que, en
todo caso, la SGAE probara, una a una, que las obras comunicadas por los
demandados pertenecen precisamente al repertorio gestionado por dicha entidad.
Sin embargo, es evidente que de entenderse así las cosas se estaría condenando a
la SGAE a una auténtica prueba diabólica. Exigir que la SGAE pruebe que todas y
cada una de las obras musicales utilizadas en el recinto de los demandados están
dentro de su repertorio, implicaría la necesidad de su previa identificación y ello
conllevaría por su imposibilidad o gran costo, la ineficacia del sistema de protección
establecido en la Ley, y convertirlo en la práctica en irreal, resultando defraudados
los intereses generales en la protección de la propiedad intelectual que justifica la
concesión de esa gestión colectiva. Por ello, se insiste, la jurisprudencia señala que
ello sería imponer una probatio diabolica (SAP de Cantabria de 16/6/2001, con cita
de la STS de 29 de octubre de 1999).
De esta forma, se ha venido sosteniendo con cierta uniformidad por nuestros
tribunales fórmulas presuntivas que, en cierto modo, producen una cierta inversión
de la carga probatoria basada en el criterio de facilidad de la prueba que se
establece en el artículo 217 de la LEC. Así, por ejemplo, se sostiene en la doctrina
de las Audiencias Provinciales que la mera existencia de un aparato de televisión o
de una radio o equipo de música, en un establecimiento abierto al público, como un
servicio más que se presta a la cllientela, genera una presunción iuris tantum de
utilización de los mismos de forma habitual y a todo evento, con la consiguiente
posibilidad de ejecución de actos de comunicación pública de obras gestionadas por
la SGAE y objeto de propiedad intelectual (así, sentencias de la Audiencia Provincial
de Madrid Sección 20ª de 5 de mayo de 1993, de la Sección 21ª de 25 de junio de
2002 de la Audiencia Provincial de Orense; de la Sección 13ª de 29 de octubre de
2004). Es expresiva de esta tendencia jurisprudencial la SAP de Madrid de 25 de
junio de 2002 que, a este respecto, señala que "Existe una presunción de
comunicación pública, que provoca la inversión de la carga de la prueba, por lo que
el demandado es quien debería probar los hechos desvirtuadores de la acción
ejercitada. Esta inversión de la carga de la prueba se ha venido entendiendo en esa
materia antes de la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 7 de enero
de 2000, así en la SAP de Madrid Sección 2ª de 5 de mayo 1993, SAP de Palencia
de 21 de octubre de 1993, entre otras, y tras la referida fecha, y aplicando el
precepto antes referido, artículo 217 de la LEC, la conclusión a la que se llega es la
misma, porque se llame inversión de la carga de la prueba, o mayor facilidad
probatoria lo cierto es que era el demandado quien tenía que probar que no estaba
explotando derechos de autor, o que los que explotaba no estaban cedidos a la
actora, o que estaba pagando por esa actividad a un aprticular o a otra entidad, para
que al amparo de ello la demandante probara que esos derechos eran gestionados
por ella, en su caso".
Ahora bien, estamos en presencia de una presunción iuris tantum que, por ello,
admite prueba en contrario. En concreto, podría desvirtuarse la presunción, si el
demandado acreditara que las obras musicales objeto de comunicación pública no
forman parte del repertorio gestionado por la SGAE, siendo, por el contrario, de
autores que no han encomendado a dicha entidad la gestión de sus derechos de
propiedad intelectual sobre sus obras. Hasta fechas recientes esa posibilidad de
desvirtuar la presunción se tornaba ciertamente difícil, dada la ingente cantidad de
obras gestionadas por la SGAE, bien a consecuencia de contratos estipulados
directamente por los autores con la SGAE o a través de contratos de reciprocidad
concertados con otras entidades de gestión de todo el mundo, todo lo que ha
generado hasta ahora la sensación de que la SGAE tiene un derecho a la gestión
exclusiva del repertorio universal de las obras musicales.
Sin embargo, en los últimos tiempos está alcanzando en nuestro país cierto auge un
movimiento denominado de "música libre", muy relacionado con la expansión de
Internet como medio de distribución musical. De un modelo de difusión de los
contenidos musicales limitado a la venta y al alquiler de ejemplares, controlado por
la industria de contenidos, se ha pasado a un modelo casi ilimitado, gracias a la
difusión global que proporciona Internet, ámbito en el que los propios creadores, sin
intermediación de la industria, pueden poner a disposición de los usuarios de
Internet copias digitales de sus obras. Este fenómeno ha originado la concurrencia o
coexistencia de diferentes modelos de difusión de contenidos en relación a las
nuevas posibilidades ofrecidas por Internet:
a) El tradicional, basado en la protección de la copia ("copyright"), que busca una
restricción del acceso u uso del contenido "on line", recurriendo a fórmulas
negociales de carácter restrictivo y medidas tecnológicas de control de accesos, que
se subsumen en los llamados "Digital Rights Management".
b) Un modelo que proporciona acceso libre "on line" a los contenidos, permitiéndose
en ocasiones el uso personal de los mismos (modelos de licencia implícita) y, en
otros supuestos, la difusión libre de la obra, su transformación e incluso su
explotación económica, con la única condición de citar la fuente. Se trata de los
modelos de dominio público y de licencias generales (General Public License), como
son, por ejemplo, las licencias "creative commons", algunas de las cuales incluyen la
cláusula "copyleft".
Con la cláusula "copyleft" el titular permite, por medio de una licencia pública
general, la transformación o modificación de su obra, obligando al responsable de la
obra modificada a poner la misma a disposición del público con las mismas
condiciones, esto es, permitiendo el libre acceso y su transformación. Con las
licencias creative commons, el titular del derecho se reserva la explotación
económica y puede impedir transformaciones de la misma. Por tanto, debe
distinguirse las licencias creative commons de la cláusula "copyleft". En ocasiones
habrá licencias creative commons que incluyan la cláusula "copyleft".
En todo caso, este modelo parte de la idea común de pretender colocar las obras en
la Red para su acceso libre y gratuito por parte del público. Sus partidarios lo
proponen como alternativa a las restricciones de derechos para hacer y redistribuir
copias de una obra determinada, restricciones que dicen derivadas de las normas
planteadas en los derechos de autor o propiedad intelectual. Se pretende garantizar
así una mayor libertad, permitiendo que cada persona receptora de una copia o una
versión derivada de un trabajo pueda, a su vez, usar, modificar y redistribuir tanto el
propio trabajo como las versiones derivadas del mismo. Se trata, sostienen los
partidarios de este modelo, de otorgar al autor el control absoluto sobre sus obras, y
surge como respuesta frente al tradicional modelo del copyright, controlado por la
industria mediática.
TERCERO. De las manifestaciones de ambas partes se deduce que la discrepancia,
que constituye así el centro u objeto básico del litigio, estriba en si en el local de D.
yy denominado "Birdland", sito en la Calle Azafranal nº 57 y mediante el
equipamiento instalado al efecto, el demandado viene haciendo uso o no del
repertorio de obras gestionado por la S.G.A.E., acto de comunicación pública para el
que no contaría con la previa y preceptiva autorización de la demandante. En la
demanda, más allá de afirmar tales hechos, no se especifica el tipo de aparato
utilizado para la comunicación pública de las obras musicales. Dicho aparato
tampoco se describe en el acta de visita de la representante de la SGAE de fecha 4
de noviembre de 2006, que se acompaña como documento número dos de la
demanda, en la que únicamente se hace referencia a un "aparato reproductor de
música en la modalidad de amenización con carácter necesario". El informe del
Detective Privado de la agencia Inves Land Detectives, aportado como documento
número 4 de la demanda, se hace inexpresiva referencia a un "equipo de música",
sin especificar de qué tipo de aparato se trata y sin que se tomaran fotografías del
mismo, a pesar de que sí se acompañan diversas fotografías del local. Eso sí, en
dicho informe, se indica que "la música que suena es de actualidad", sin que tal
expresión revele necesariamente que sea de autores gestionados por la SGAE. Para
terminar, el mencionado informe acompaña un CD, grabación de la visita del
detective que, sorprendentemente, no se refiere al Bar Birdland, sino a otro
establecimiento denoinado "Mala leche", hasta tal punto ajeno a este litigio que fue
renunciado como prueba en el acto del juicio.
Frente a este pobre resultado probatorio, el demandado ha logrado probar que en su
local no hay un aparato convencional de música, sino dos ordenadores, un
amplificador y altavoces desde el que se descargan o bajan música de Internet. Al
tiempo, la demandada propuso cuatro pruebas testificales: una de ellas encaminada
a acreditar la existencia del ordenador en el local, por quien se lo vendió e instaló al
demandado, Don XX y tres testigos, dos de ellos clientes habituales del local, D. YY
y D. ZZ y otro camarero del bar, D. MM. que han dado fe que en el mismo se
escucha música de la denominada "de vanguardia", "alternativa" o "libre", no de los
circuitos comerciales, de autores que cuelgan la misma en Internet y que permiten
su uso y comercialización, no estando sus obras gestionadas por la SGAE. El
demandado ha logrado así probar que poseé capacidad técnica para crear música y
acceder a ella a través de medios informáticos. Ciertamente, de lo actuado no puede
decirse que se haya probado que todas y cada una de las obras músicales que se
comunican públicamente en el local del demandado sean temas cedidos
gratuitamente por sus autores a través de licencias Creative Commons, pero exigir
dicha prueba, en esos términos de exhausitividad, sería exigir una prueba tan
diabólica como la que resultaría de forzar a la SGAE a que pruebe que todas y cada
una de las obras comunicadas en dicho local sean de autores cuya gestión le ha
sido encomendada. Pero es que además no podemos olvidar que el centro del litigio
no es que el demandado haya comunicado música cedida a través de licencias
creative commons, sino si ha usado de música procedente de autores que hayan
confiado a la SGAE la gestión de los derechos dimanantes de sus obras, siendo ésta
quien reclama. Lo que sí supone la prueba de la utilización de música bajo licencia
Creative Commons por el demandado es que el mismo ha tenido acceso y
reproducido una gran cantidad de obras que no están bajo la gestión de la SGAE. A
partir de aquí, dicha prueba tiene la consecuencia de romper la presunción de que la
música comunicada en su establecimiento debía corresponder al menos
parcialmente a obras gestionadas por la SGAE. Destruida la presunción, es a la
actora, a la SGAE, a quien corresponde probar que se reproduce en el local la
música por ella gestionada. Pues bien, así las cosas, es evidente que la prueba de la
SGAE ha sido escasa e irrelevante. De la declaración de la agente de la SGAE,
nada en concreto se prueba a este respecto, pues nada se le preguntó al efecto. Del
informe del detective y su declaración en el acto del juicio nada se deduce tampoco
sobre esta cuestión. De la grabación poco hay que decir al referirse a otro local. Del
informe del detective privado y su ratificación tan sólo se acredita que se reproduce
música en el local, pero no que se reproduzcan concretas obras gestionadas por la
Sociedad General de Autores y Editores. Por todo ello debe desestimarse la
demanda.
CUARTO. En materia de costas dispone el artículo 394 de la Ley 1/2000 de
Enjuiciamiento Civil que "en los procesos declarativos, las costas de primera
instancia se impondrán a la parte que haya visto rechazada todas sus pretensiones,
salvo que el tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas
de hecho o de derecho. Para apreciar, a efectos de condena en costas, que el caso
era jurídicamente dudoso se tendrá en cuenta la jurisprudencia recaida en casos
similares". Conforme a lo indicado y en atención a lo resuelto procede imponer las
costas de este procedimiento a la actora.
Vistos los preceptos legales citados y demás de pertinente aplicación, en nombre de
S.M. el Rey y por el poder que me confiere la Constitución
Fallo
Que desestimando la demanda interpuesta por la Procuradora Sr. xx. en nombre y
representación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) debo absolver
a Don. yy de los pedimentos contra él formulados con expresa imposición de las
costas a la parte actora.
La presente sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso de Apelación ante
la Ilustrísima Audiencia Provincial de Salamanca, que habrá de interponerse en el
plazo de los cinco días a su notificación y prepararse ante este mismo Juzgado
conforme a lo dispuesto en los artículos 457 y siguientes de la Ley 1/2000 de 7 de
enero de Enjuiciamiento Civil.
Notifíquese esta resolución a las partes, cuyo original quedará registrado en el Libro
de Sentencias quedando testimonio de la misma en estos autos.
Así lo acuerdo, mando y firmo.
Pub Crazy Town
Juzgado de Primera Instancia nº 8 y Mercantil de León
Procedimiento: Juicio Verbal 454/05
Demandante: Sociedad General de Autores y Editores
SENTENCIA Nº 133/07
En León, a tres de julio del año dos mil siete.
Vistos por mí, ANA BELEN SAN MARTIN CASTELLANOS, Juez sustitura del
Juzgado de Primera Instancia número 8 y Mercatil de León y su Partido Judicial, los
anteriores autos nº 454/2005, seguidos a instancia de la SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES, entidad de gestión de Derechos de Autor, con domicilio
social en Madrid, calle Fernando VI, nº 4, representada por el Procurador S. Rafael
Mera Muñoz y bajo la dirección del Letrado xx, como demandante, contra DON yy,
como demandado, representado por la procuradora Sra. zz y bajo la dirección le
Letrado Sr. José Manuel de la Fuente Serrano y, sobre reclamación de cantidad.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO. Por la representación de la parte actora se presentó demanda en la que
se alegaron los hechos que aquí se dan por reproducidos e invocando los
fundamentos de derecho que consideró aplicables al caso terminó suplicando se
dictara sentencia por la que se condene a la parte demandada a satisfacer a la
demandante en concepto de indemnización, conforme establece el artículo 140 del
Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, por la comunicación pública de
obras llevadas a cabo sin autorización en su establecimiento público, la cantidad de
NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO EUROS CON VEINTICINCO CENTIMOS
(998,25), más los intereses legales devengados y las costas que se causen en el
presente procedimiento.
SEGUNDO. Admitida a trámite la demanda, se citó a las partes para la celebración
de la vista, compareciendo ambas partes y, tras concederles la palabra por su orden,
alegaron en defensa de sus pretensiones lo que estimaron conveniente, solicitando
el recibimiento del pleito a prueba; a continuación propusieron, la demandante, la
documental aportada con el escrito de demanda, interrogatorio del demandado,
requerimiento al demandado para que aporte las autorizaciones para la exhibición
acústica de la música que se escucha en su local y testifical de D. mm; y la
demandada, interrogatorio del representante legal de la actora en León, D. nn,
documental consistente en 27 CDs de música bajo licencia Creative Commons, copy
left o música libre, documento nº 28 consistente en edición impresa del periódico 20
Minutos editado bajo licencia Creative Commons, nº 29 edición impresa del periódico
"Elplural.com", editado en licencia Creative Commons, Doc. 30, otros CDs que se
editan bajo licencia Creative Commons utilizados en el Pub Crazy Town, Doc. 31 a
41, licencias Creative Commons, testifical de D. oo, D. pp, D. qq y D. rr.
TERCERO. De la prueba propuesta por ambas partes se declaró toda pertinente y
practicada en el mismo acto quedaron los autos conclusos para Sentencia.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO. POr la Sociedad General de Autores y Editores se ha interpuesto
demanda, ejercitando una acción indemnizatoria de daños y perjuicios contra D. yy.
Funda el hecho de su pretensión, cuantificada en la suma de 998,25 euros, que el
demandado, sin autorización, ha llevado a cabo actos de comunicación pública de
obras musicales mediante un equipo de música que tenía instalado en su local
denominado "BAR MUSICAL CRAZY TOWN", desde, al menos, el mes de junio de
2004, fecha en la que el representante de zona de la SGAE se porsonó en el
establecimiento público antes mencionado, comprobando tanto la existencia de
aparatos, como la utilización de los mismos para la comunicación de obras
intelectuales gestionadas por la actora, poniéndole de manifiesto que para llevar a
cabo dicha comunicación pública era preciso que obyuviese la correspondiente
autorización (acompaña como Doc. nº 4 acta de inspección realizada en el
establecimiento público del demandado por el representante de zona y, como Doc. n
5, Informe de investigaror sobre el citado establecimiento. Solicita la indemnización
correspondiente por el período infractor comprendido entre el mes de junio de 2004
hasta el mes de diciembre de 2004, ambos incluidos, y enero y febrero de 2005
ascendiendo a la cantidad de 998,25 euros, conforme a la liquidación (Doc. nº 6),
optando por la remuneración que hubiera percibido de haber autorizado la
Comunicación pública y explotación.
El demandado se ha opuesto a la demanda, alegando, con carácter previo, la falta
de legitimación de la actora por aportar unos Estatutos Sociales de la SGAE de 1999
que no se encuentran vigentes ya que los actuales se encuentran aprobados por
Resolución del Ministerio de Cultura de 29 de julio de 2004, tal como previene el
artículo 150 de la LPI, así como falta de legitimación pasiva pues ninguna relación
jurídica le liga con la actora. Que siendo titular del negocio de hostelería, además es
experto musical mediante el empleo de herramientas informáticas, teniendo acceso
a la música más novedosa y libre, estando próximo a los movimientos COPY LEFT y
CREATIVE COMMONS. Que como titular de un establecimiento de hostelería y con
categoría administrativa de Café-Bar, cuya actividad consiste en dispoensar
consumiciones de bebidas en el local que cuenta con imprescindibles aparatos
reproductores de música, reproduce música no incluida en el repertorio de obras
gestionado por la SGAE.
SEGUNDO. En lo que respecta al primer motivo de oposición referido a la falta de
legitimación activa de la entidad actora, conviene resaltas, que el art. 150 del Real
Decreto legislativo 1/1996 de 12 de abril por el que se aprueba el Texto Refundido
de la Ley de Propiedad Intelectual, modificado por la Disposición Final 2º de nuestra
LEC señala que las entidades de gestión, una vez autorizadas, estarán legitimadas
en los términos que resulten de sus propios estatutos para ejercer los derechos
confiados a su gestión y hacerlos valer en toda clase de procedimientos. Asimismo
se indica, que para acreditar dicha legitimación, la entidad de gestión estará obligada
a aportar al inicio del proceso, copia de los estatutos así como certificación
acreditativa de su autorización administrativa. Así las cosas, habiendo cumplido por
la entidad actora en el caso de autos, con la obligación que se deriva del precitado
art. 150 de la LPI, quedando subsanado en el acto de la vista aportando los
estatutos de 2.004, se impone la desestimación de la excepción alegada por el
demandado, toda vez que la SGAE está perfectamente legitimada para demandar y
ejecutar las acciones corresondientes, pues tiene la autorización admnistrativa para
gestionar los derechos de autor, sin que sea preciso aportar los contratos suscritos
con los diversos autores o productores cuyos derechos de propiedad intelectual
defienden (STS de fecha 18 de octubre de 2001, 24 de septiembre de 2002 y 31 de
enero y 10 de mayo de 2003, entre otras), estando ligitimada procesalmente.
TERCERO. A la vista de las pruebas practicadas en las presentes actuaciones, ha
de llegarse a la conclusión de la improcedencia de la pretensión ejercitada por la
actora, y ello porque a pesar del informe de detectives aportado a los autos por la
actora, no ha sido ratificado a presencia judicial, ni se aporta la grabación en vídeo,
donde según el informe de los detectives, en el apartado observaciones, se puede
escuchar la música que está sonando en el momenot de su presencia, informe en el
que consta que el mencionado local abre a partir del jueves, ampliando su horario de
cierre los fines de semana, el precio de los refrescos es de 1,50 euros, que han
podido comprobar que hay instalado un televisor a la izquierda de la entrada,
adjuntando fotografías del local, que en el moemnto de su presencia en equipo de
música y el televisor están encendidos, que la música que suena es de actualidad,
reproducida por los altavoces que hay repartidos por la superficie del local, prueba
que ha quedado desvirtuada de adverso por la contraparte, y ello en atención a las
restantes pruebas practicadas en las actuaciones. Así, de la declaración de los
testigos propuestos por el demandado se extrae que en el local litigioso se produce
música alternativa que no está incluida en el repertorio de obras gestionadas por la
actora, que no han escuchado grupos que están en la SGAE, que en el monitor de
televisión (reconociendo en la foto que consta en el informe de los detectives el
interior del local y televisor) se ven vídeos musicales de los grupos a los que
pertenecen los testigos, que han visto que el demandado pincha música por
ordenador, que no han oído música de "Los 40 Principales", declarando el testigo xx
que son del movimiento Creative Commons que evita que alguien utilice su música,
que se difunde libremente por internet, que va al bar precisamente porque pone
música que no está en SGAE, que el demandado pincha en el ordenador, no ha
visto la televisión, se ve un monitor pero no encendido, sólo se oye música y no se
ve la televisión, que se afirma en el documento nº 41, cediendo su disco KABULETE
que consta de 17 canciones, disco que lo realizó en el año 2005. El testigo yy
declara que participa en el CD nº 25 junto a zz, que la licencia es libre, que casi va
todos los días al bar del demandado, que siempre tiene música alternativa, que el
monitor es para el ordenador, que pincha en el ordenador música alternativa, que
utiliza grabaciones no originales como los CDs que son mostrados y que se han
aportado en el acto de la vista, que más gente le lleva al demandado CDs.
Respecto a la existencia de un equipo de música en el local, no negado por el
demandado, no puede considerarse suficientemente acreditado que al menos parte
de es amúsica es gestionadas por la Sociedad General de Autores y Editores,
siendo rebatido por la amplia actividad probatoria del demandado. No basta con que
la parte demandada alegue que no reproduce música gestionada por la entidad
actora, ha de probarlo. Pero no puede exigírsele la "probatio diabólica" de que todas
y cada una de las obras que ha emitido no corresponden a las gestionadas por la
actora. Un adecuado reparto de la carga probatoria implica en este caso, que al
demandado le corresponda tan sólo destruir la presunción favorable a la actora. para
ello el demandado ha de probar que tiene capacidad personal y técnica para
acceder a músicano gestionada por la SGAE, que tiene la capacidad personal y
técnica de utilizarla y reproducirla en su establecimiento, así como probar que
efectivamente así lo ha realizado.
Conforme establece el artículo 1 de la Ley de Propiedad Intelectual la propiedad
intelectual de una obra literaria, artística o científica corresponde al autor por el solo
hecho de su creación. El autor posee unos derechoso morales y económicos sobre
su creación. Y como tal titular puede hacer la gestión que estime oportuna, pudiendo
ceder el libre uso, o cederlo de modo parcial. Las licencias "Creative Commons" son
distintas clases de autorizaciones que da el titular de su obra para un uso más o
menos libre o gratuito de la misma. Existen, tal y como aporta la parte demandada,
distintas clases de licencias de este tipo, que permiten a terceros poderla usar libre y
gratuitamente con mayor o menor extensión. En algunas de dichas licencias
determinados usos exigen el pago de derechos de autor. El demandado prueba que
hace uso de música cuyo uso es cedido por sus autores a través de dichas licencias
Creative Commons. Acredita así el demandado que tiene acceso a dichas obras y
que posee medios técnicos para obtenerla y reproducirla en el establecimiento,
rompiéndose la presunción inicial de que la música reproducida debía corresponder
al menos en parte a la gestión de la SGAE. El demandado prueba que crea y accede
a numerosas obras musicales no gestionadas por la actora, que tiene medios
técnicos para ello y que esa es la música que se reproduce en el local, testificando
zz que el demandado toca la guitarra y ha participado en el CD nº 20 "FUMANDO
MARIHUANA". Queda probado que el demandado evita la comunicación de obras
cuya gestión está encomendada a la actora, utilizando un repertorio de autores que
no tienen cedidos los derechos de explotación a la SGAE (documentos número 1 a
27 consistentes en CDs) lo que es compatible con su integración en el denominado
moviiento "copy left". Corresopnde a la actora probar los hechos constitutivos de su
demanda, no acreditando, de la prueba practicada, al no haber presentado la
grabación realizada por los detectives, que se reproduzcan obras gestionadas por la
SGAE. Por el representante legal de zona de la actora, en León, D. xx, no se indica
ninguna obra o autor concreto, probando que el demandado reproduce música en el
local, hecho que reconoce el demandado, pero no prueba la reproducción de obras
gestionadas por ella.
CUARTO. La actora alega que el solo hecho de que el demandado esté suscrito a
"ONO" ya decae lo alegado por el demandado. La tesis mayoritariamente sostenida
en las Audiencias Provinciales es que la mera existencia de un aparato de televisión
en un establecimiento abierto al público, como un servicio más que se presta a los
asociados o a la clientela, genera una presunción iuris tantum de utilización de los
mismos de forma habitual y a todo evento, con la consiguiente efectiva posibilidad
de ejecución de actos de comunicación pública de obras gestionadas por la SGAE y
objeto de propiedad intelectual. Ahora bien, se trata de una mera presunción iuris
tantum y, en consecuencia, admite prueba en contrario, que en este caso se ha
producido, declarando los testigos que el monitor es para el ordenador, que se ven
vídeos musicales de los grupos musicales que no están gestionados por la actora,
no acreditando la actora mediante la aportación a los autos de al menos una
grabación de alguna emisión en la que se difundieran algunas de las obras del
repertorio, o cuando menos la cita de alguna de estas obras indebidamente
comunicadas, con la finalidad de que la parte demandada pudiera defenderse y
aportar la correspondiente autorización del autor o pago de derechos. No habiendo
resultado acreditados los hechos en que la parte actora funda su pretensión,
resultando procedente en virtud del principio de la carga de la prueba recogido en el
artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil la desestimación íntegra de la
demanda.
QUINTO. En aplicación de lo dispuesto en el artículo 394 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, se ha de condenar a la parte actora al pago de las costas.
VISTOS los preceptos legales citados y demás de general y pertinente aplicación al
caso,
Fallo
DESESTIMANDO la demanda formulada por el Procurador Sr. xx, actuando en
nombre y representación de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES
(SGAE), debo absolver al demandado D. yy de los pedimentos de la actora, quien
correrá con las costas devengadas en el presente procedimiento.
Notifíquese esta resolución a las partes y llévese el original al libro correspondiente y
testimonio a los autos.
Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación que deberá prepararse
mediante escrito dirigido a este juzgado, a presentar en el plazo de CINCO DIAS
desde la notificación de la resolución, y en el que se indicará la resolución recurrida
y los pronunciaminetos impugnados anunciando su voluntad de formalizar la
interposición de recurso de apelación.
Así por esta mi sentencia, definitivamente juzgando en primera instancia, lo
pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACION.- Seguidamente se da lectura y se publica la precedente resolución
por la Sra. Juez Sustituta que la dictó, estando constituida en Audiencia Pública, de
todo lo cual, yo, Secretaria que refrenda, doy fe.
Hotel Puerta de Burgos
Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Burgos
En Burgos, a catorce de febrero de 2008.
D. JOSE MARÍA TAPIA LOPEZ, Magistrado Juez del Juzgado de Primera Instancia
número cuatro de Burgos, habiendo visto los presentes Autos de JUICIO VERBAL
número 823/2006, a instancia de la Sociedad General de Autores y Editores,
representada por el Procurador Sr. GG y asistida por la Letrado Sra. CD, contra la
sociedad "PUERTA DE BURGOS S.L.", representada por el Procurador Sr. GM y
asistida por el Letrado Sr. DD.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO: Con fecha 13 de junio de 2006, el Procurador Sr. GG en la citada
representación formuló Petición Inicial de procedimiento Monitorio en reclamación de
la cantidad de 2.157,15 Euros, en la que tras exponer los hechos y fundamentos de
derecho que tuvo por convenientes terminaba por suplicar que se dictara Auto por el
que se requiriera al deudor para que pagara la cantidad de 2.157,15 Euros y si no lo
hiciera se dictare Auto por el que se despachara ejecución por la cantidad expresada
más otros 647 Euros que se presupuestaban, sin perjuicio de ulterior liquidación,
para pago de intereses y costas.
Por providencia de fecha 20 de junio de 2006, se admitió a trámite la Petición Inicial
de Procedimiento Monitorio, requiriéndose al deudor para que en el plazo de veinte
días pagara la cantidad reclamada o presentare escrito oponiéndose a su pago.
Por escrito de fecha 20 de julio de 2006, presentado por el Procurador S. GM en la
citada representación se opuso al pago de la cantidad reclamada en base a los
hechos y fundamentos que tuvo por convenientes.
SEGUNDO: Por Providencia de fecha 24 de julio de 2007, se convocó a las partes a
la celebración de Juicio para el día 16 de enero de 2008. El día 16 de enero de
2008, se celebró el Juicio en el que la parte actora se afirmó y ratificó en su escrito
de demanda, solicitando el recibimiento del pleito a prueba, mientras que la parte
demandada se opuso a la misma en base a los fundamentos de hecho y derecho
que tuvo por convenientes, solicitando el recibimiento del pleito a prueba,
practicadas las pruebas propuestas y declaradas pertinentes con el resultado que
obra en autos, quedaron las actuaciones conclusas para sentencia.
TERCERO: En la tramitación del presente Procedimiento se han observado los
preceptos y prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO: Ejercita la parte actora en este Procedimiento, acción de reclamación de
cantidad, por importe de 2.157,15 Euros, como consecuencia del impago por parte
de la demandada, en concepto de indemnización, conforme a lo establecido en el
artículo 140 del TRLPI, por la amenización musical en las zonas comunes del hotel
propiedad de la demandada.
SEGUNDO: Por la representación de la Mercantil demandada se alegaba como
primer motivo de oposición al pago de la cantidad reclamada, la falta de vigencia del
contrato suscrito por las litigantes de fecha 15 de julio de 1.997, al haber rescindido
el mismo con fecha 13 de junio de 2003. consta en las actuaciones (a través de la
documental aportada en el acto de la vista por la representación de la demandada),
escrito de 13 de junio de 2003 (recibido por la actora el día 18 de junio de 2003) por
el que se rescindía el citado contrato. Dicha carta fue contestada en fecha 9 de julio
de 2003 por la demandante en los términos que obran en el presente Juicio Verbal.
Para la resolución de la citada cuestión es necesario tener en cuenta el contrato
suscrito por las litigantes y en concreto la Cláusula 7ª del mismo que textualmente
dispone que "duración y resolución del contrato. En caso de resolución por parte de
la Empresa, será requisito imprescindible el cese efectivo en la utilización del
repertorio de SGAE y la retirada material del establecimiento del aparato utilizado
para las amenizaciones. Si posteriormente de que la empresa comunique la
resolución, continua haciendo uso del repertorio de SGAE, el contrato se
considerará vigente a todos los efectos".
Aplicando la doctrina expuesta al caso enjuiciado no puede entenderse resuelto el
contrato objeto de las presentes actuaciones dado que aunque si bien es cierto la
carta dirigida por la demandada comunicando su intención de resolver el contrato, no
se acreditado que haya procedido a retirar el aparato utilizado en su establecimiento
para las amenizaciones.
TERCERO: En cuanto al fondo de la cuestión planteada, por la representación de la
SGAE se reclama la cantidad de 2.157,15 Euros (según liquidación aportada como
documento nº 2 de la Petición Inicial del proceso Monitorio), en concepto de los
recibos no abonados por las amenizaciones musicales autorizada por la firma del
contrato entre ambas partes.
El artículo 138 de la Ley de propiedad Intelectual faculta a las entidades gestoras de
los derechos de autor a solicitar la correspondiente indemnización por los daños
materiales y morales causados, señalándose en el artículo 140 de la misma que la
indemnización podrá consistir en "en el beneficio que hubiere obtenido
presumiblemente, de no mediar la utilización ilícita, o la remuneración que hubiera
percibido de haber autorizado la explotación", a elección del perjudicado. En el
presente caso la perjudicada opta por la segunda posibilidad, es decir, reclamar la
cantidad que hubiera percibido de existir contrato o autorización.
El artículo 157 de la Ley de Propiedad Intelectual establece las obligaciones de las
propiedades [sic] gestoras a establecer tarifas generales que determinen la
remuneración exigida por la utilización de su repertorio. A este respecto debe
señalarse que la demandante ha aportado al procedimiento las tarifas aplicables a
los establecimientos hoteleros por amenización con ejecución humana en las
dependencias del hotel y por la utilización de las obras de su repertorio con carácter
secundario por cualquier procedimiento o medio efectuado en las dependencias
comunes de los establecimientos hoteleros, excluida la ejecución humana
(Documentos núm. Ocho, Nueve, Diez, Once, Doce, Trece, Catorce, Quince,
Dieciséis, Diecisiete, Dieciocho y Diecinueve). Se entiende como dependencias
comunes de los establecimientos hoteleros los vestíbulos, pasillos, escaleras,
ascensores y demás que se especifican en las tarifas aportadas.
CUARTO: Por la parte demandada, se reconoce la existencia de hilo musical para
ambientar el recinto del hotel en la zona del hall. Sin embargo, manifiesta que la
música la [sic] que se reproduce, a través del hilo musical, se trate de obras
protegidas por la SGAE. Reconocida la existencia de actos de comunicación pública,
se trata de determinar si el repertorio utilizado está o no protegido por la SGAE.
La mayor parte de la jurisprudencia ha venido sosteniendo especialmente antes de
la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil EDL 2000/77463, que una vez
acreditada la existencia de los aparatos reproductores o de la comunicación (el hilo
musical en el hall y en dependencias del hotel), existe un hecho base suficiente para
presumir que hay comunicación pública cuya presunción determina una necesaria
inversión de la carga de la prueba, debiendo ser la demandada quien acredite qué
material ha utilizado con objeto de comprobar que no es el protegido.
Tras la entrada en vigor de la actual Ley de Enjuiciamiento Civil existe cierta
Jurisprudencia menor que, en los casos concretos que establecen, ha sostenido que
no se reproduce la inversión de la carga de la prueba, en base a lo dispuesto en el
art. 217 de la ley de Enjuiciamiento Civil (Sentencias de la Audiencia Provincial de
Sevilla de fechas 30 de noviembre de 2004 y 18 de febrero de 2005, y Sentencia de
la Audiencia Provincial de Segovia, de 27 de septiembre de 2004).
En este sentido un adecuado reparto de la carga probatoria implica en este caso,
que al demandado corresponda tan solo destruir la presunción favorable a la actora
(no pudiendo exigírsele la "probatio diabólica" de que todas y cada una de las obras
que ha emitido no correspondan con las gestionadas por la actora). Ahora bien
estamos en presencia de una presunción iuris tantum que como tal admite prueba
en contrario. En concreto podría desvirtuarse la presunción, si el demandado
acreditara que las obras musicales objeto de comunicación pública no forman parte
del repertorio gestionado por la actora, siendo, por el contrario de autores que no
han encomendado a dicha entidad la gestión de sus derechos de propiedad
intelectual sobre sus obras. Hasta fechas muy recientes, esta posibilidad de
desvirtuar la presunción se tornaba ciertamente difícil, dada la ingente cantidad de
obras gestionadas por la demandante, bien a consecuencia de contratos estipulados
directamente por los autores con la SGAE o a través de los contratos de
reciprocidad concertados con otras entidades de gestión de todo el mundo, todo lo
que ha generado hasta ahora la sensación de que la demandante tiene un derecho a
la gestión exclusiva del repertorio universal de las obras musicales. En los últimos
tiempos, está alcanzando cierto auge un movimiento denominado de "música libre"
directamente relacionado con la expansión de Internet como medio de distribución
musical. Este fenómeno ha originado la concurrencia o coexistencia de diferentes
modelos de difusión de contenidos en relación con las nuevas posibilidades
ofrecidas por Internet: a) el tradicional, basado en la protección de la copia
(copyright), b) un modelo que proporciona acceso libre "on line" a los contenidos,
permitiendo en ocasiones el uso personal de los mismos (modelo de licencia
implícita) y, en otros supuestos, la difusión libre de la obra, su transformación e
incluso su explotación económica, con la única condición de citar la fuente.
Se trata de modelos de dominio público, y de licencias generales (General Public
License), como son por ejemplo, las licencias "creative commons", algunas de las
cuales incluyen la cláusula copyleft. con la citada cláusula, el titular permite por
medio de una licencia pública general, la transformación o modificación de la obra,
obligando al responsable de la obra modificada a poner la misma a disposición del
público con las mismas condiciones, esto es, permitiendo el libre acceso y su
transformación. con las licencias creative commons, el titular del derecho se reserva
la explotación económica pudiendo impedir transformaciones de la misma. Por tanto,
debe distinguirse las referidas licencias de la cláusula copyleft. En ocasiones habrá
licencias que incluyan la citada cláusula.
QUINTO: Aplicando la doctrina expuesta al caso enjuiciado, en el acto de la vista se
practicó en primer lugar el interrogatorio del representante legal de la demandada
que manifestó que había un aparato que reproducía música no perteneciente a la
actora; igualmente se practicó la testifical de D. DDD, representante de zona de la
demandante), quien manifestó que la reclamación económica se limitaba a la
ambientación musical, indicando como existía hilo musical en las zonas comunes del
citado Hotel sin poder especificar el tipo de música que se ofrecía en el mismo.
De lo actuado no puede desprenderse que se haya acreditado que todas y cada una
de las obras musicales que se comunican públicamente en el establecimiento de la
demandada fueran temas cedidos gratuitamente por sus autores a través de
Licencias Creative Commons, pero exigir dicha prueba, sería exigir una prueba tan
diabólica como la que resultara de forzar a la demandante a que pruebe todas y
cada una de las obras comunicadas en dicho establecimiento son de autores cuya
gestión le ha sido encomendada. Pero es que además no se puede olvidar que la
cuestión litigiosa se centra no en que la demandada haya comunicado o no música
cedida a través de las licencias Creative Commons, sino si ha usado música
procedente de autores que hayan confiado a la actora la gestión de los derechos
dimanantes de sus obras, siendo ésta quien reclama. Lo que sí se ha acreditado es
que la demandada posee capacidad técnica para crear música y acceder a ella a
través de medios informáticos. Destruida la presunción corresponde a la
demandante acreditar que en el Hotel gestionado por la demandada se reproduce
música gestionada por ella.
De la prueba anteriormente indicada, no se han acreditado tales extremos, siendo
evidente que la prueba propuesta y admitida a la actora ha sido escasa e irrelevante
para acreditar tales extremos, por lo que y en atención a lo expuesto procede
desestimar la demanda presentada, absolviendo a la demandada de las
pretensiones ejercidas en su contra.
[Por error tipográfico, la sentencia pasa del Fundamento Quinto al Séptimo]
SEPTIMO: En cuanto a las costas (art. 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil)
procede su imposición a la actora.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación al caso
Fallo
Que, desestimando como desestimo la Demanda formulada por el Procurador Sr.
GG en representación de la Sociedad General de Autores y Editores debo absolver y
absuelvo a la Mercantil "PUERTA DE BURGOS S.L." de las pretensiones ejercidas
en su contra, con expresa imposición de costas a la parte demandante.
Líbrese testimonio de esta Sentencia que se unirá a los presentes autos, quedando
el original en el libro de Sentencias de este Juzgado.
Notifíquese esta resolución a las partes haciéndoles saber que la misma no es firme,
y que contra ella cabe interponer recurso de apelación para ante la Audiencia
Provincial de Burgos, que en su caso, deberán interponer ante este mismo Juzgado,
dentro del plazo de cinco días contados desde el día siguiente a su notificación.
Así por esta mi Sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACION.- Leída y publicada que fue la precedente sentencia en el día de su
fecha por el/la Ilmo./a. Sr./Sra. Magistrado Juez que la suscribe, estando celebrando
audiencia pública. Doy fe.
Barcelona Cuatro
Sentencia del Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Barcelona
Procedimiento: Juicio Verbal 133/2007
SENTENCIA Nº 152
En Barcelona, a seis de junio de dos mil ocho.
Vistos por DON JOSE MARIA RIBELLES ARELLANO, Magistrado del Juzgado de lo
Mercantil núm. 2 de esta ciudad, los presentes autos de juicio verbal registrados con
el nº 133/2007, seguidos a instancia de D. xx, Procurador de los Tribunales y de la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES, contra D. yy, sobre reclamación de cantidad.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Que por la referida parte actora se dedujo demanda origen de los
presentes autos, en base a los hechos y fundamentos de derechos que estimaba de
aplicación, suplicando que, se tuviera por presentado dicho escrito con los
documentos que acompañaba y previos los trámites legales dictara sentencia por la
que se condenara a la parte demandada al pago de la cantidad reclamada intereses
y costas del procedimiento.
SEGUNDO.- Que admitida a tramite la demanda, previa declaración de
competencia, se mandó citar a las partes a vista, en la que se alegaron lo que a su
derecho convenía, solicitando se recibiera el pleito a prueba; y abierto que fue, se
propuso y practicó la propuesta con el resultado que obra en autos, quedando éstos
conclusos para sentencia.
TERCERO.- Que en la tramitación de este expediente se ha observado todas las
prescripciones legales, a excepción de plazo para dictar sentencia dado el cúmulo
de asuntos que pesan sobre este Juzgado.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- La demandante, entidad de gestión de los derechos de autor, en méritos
de la autorización del Ministerio de Cultura y Deporte de 1 de junio de 1988, ejercita
acción personal de reclamación de cantidad contra el demandado, que explota,
según se relata en el escrito de demanda, un establecimiento abierto al público
denominado CUATRO.COM, sito en la calle xx de Barcelona. Alega la demandante
que dicho local cuenta con aparatos de ejecución musical y sonido a través de los
cuales se viene haciendo uso del repertorio de obras musicales y audiovisuales que
gestiona. Por tanto, considera que la demandada lleva a cabo actos de
comunicación pública, por lo que solicita sea condenada al pago de 1.117,65 euros,
suma que resulta de aplicar las tarifas generales de la SGAE al periodo de tiempo
comprendido entre los meses de enero a noviembre de 2006. La demandada, por su
parte, se opone a la demanda alegando que en su local no se escuchan obras del
repertorio de la actora, sino música electrónica compuesta por Don Eneko
Balzatiegui, empleado del bar, o que se ha bajado de Internet de grupos que
permiten la descarga gratuita.
SEGUNDO.- Que el artículo 20 de la Ley de Propiedad Intelectual dispone que se
"entenderá por comunicación pública todo acto por el cual una pluralidad de
personas pueda tener acceso a la obra sin previa distribución de ejemplares a cada
una de ellas"; y entre los actos de comunicación pública incluidos en la relación no
exhaustiva que contempla dicho precepto se encuentran "las ejecuciones públicas
de las obras musicales, mediante cualquier medio o procedimiento" y la "emisión o
transmisión, en lugar accesible al público mediante cualquier instrumento idóneo, de
la obra radiodifundida". Al autor corresponde el "ejercicio exclusivo de los derechos
de explotación de su obra en cualquier forma y, en especial, los derechos de
comunicación pública, que no podrían ser realizados sin su autorización" (artículo
17). Salvo los supuestos de gestión colectiva obligatoria, cada titular de derechos es
libre de decidir si los gestiona directamente, mediante un contrato de gestión
(artículo 153.1º de la LPI) o si confía su administración a la entidad que corresponda
en razón de su objeto.
TERCERO.- Aun cuando, en principio, cabría presumir que cualquier local de copas
abierto al público comunica obras cuyos derechos son gestionados por la SGAE, el
demandado ha logrado acreditar que evita utilizar el repertorio de la actora,
recurriendo a composiciones de uno de sus empleados o a obras descargadas de
Internet de autores que autorizan el acceso libre. Hay que tener presente, en primer
lugar, que en el local del demandado se escucha música electrónica de carácter
alternativo, muy poco conocida, y que está dirigida a un tipo de público concreto
alejado del gran consumidor de temas más o menos comerciales. Los testigos,
clientes y empleados del local, corroboran que en CUATRO.COM sólo se escucha
este tipo de música libre, es decir, las obras conocidas como "copyleft" -en
contraposición al "copyright"-. Con dicha denominación se designa aquellas obras en
las que los autores autorizan la libre reproducción y explotación, utilizando Internet
como medio de distribución o transmisión. Por todo ello, debe desestimarse
íntegramente la demanda.
CUARTO.- Que en cuanto a las costas, rige en su integridad el principio del
vencimiento establecido en el artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, por lo
que deberán ser impuestas a la parte actora.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,
Fallo
Que DESESTIMANDO la demanda interpuesta por Don xx. Procurador de los
Tribunales y de la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES, contra D. yy, debo
absolver y absuelvo libremente al demandado, condenando a la parte actora al pago
de las costas procesales.
Contra esta sentencia cabe interponer recurso de apelación en el plazo de cinco
días ante la Ilma. Audiencia Provincial de Barcelona.
Así por esta mi sentencia, la pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACION.- La sentencia que antecede ha sido firmada y publicada por el
Magistrado-Juez que la suscribe, de lo que doy fe.
Espiral Pop
Sentencia del Juzgado de lo Mercantil nº 7 de Madrid
Juicio Verbal 614/07
Sentencia nº 166/2008
En Madrid, a veintinueve de diciembre de dos mil ocho.
El Sr. D. ANDRES SANCHEZ MAGRO, MAGISTRADO JUEZ de lo Mercantil 7 de
Madrid y su Partido, habiendo visto los autos de J. Verbal nº 614/2007 seguidos ante
este Juzgado, entre partes, de una como demandante la Sociedad General de
Autores y Editores con Procurador xx y de otra como demandado/a yy, sobre
reclamación de cantidad.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO: Que procedente del turno de reparto tuvo entrada en este Juzgado
demanda de Juicio Verbal sobre reclamación de cantidad promovida por SGAE
contra yy alegando los hechos y fundamentos de derecho que estimó aplicables al
caso, y terminó suplicando al Juzgado se dictara sentencia conforme a sus
pedimentos.
SEGUNDO: Convocadas las partes a la celebración de la vista, comparecieron
ambas, ratificándose en el escrito de demanda la parte actora; por la parte
demandada se opuso a la demanda por los fundamentos que constan en autos.
Resueltas las cuestiones de índole procesal que pudieran impedir la prosecución del
proceso y fijados por las partes los hechos sobre los que se sustentan las
pretensiones, ante la falta de conformidad se recibió el juicio a prueba.
TERCERO: Recibido el pleito a prueba, se propusieron y practicaron aquellas que
fueron admitidas y declaradas pertinentes, con el resultado que obra en autos, con
todo lo cual quedaron los presentes autos conclusos para sentencia.
CUARTO: En la tramitación del presente procedimiento se han observado las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO. En el presente procedimiento se examina la reclamación de cantidad por
importe de 761,98 euros ejercitado por la SGAE frente a yy, titular del local Espiral
Pop Pub, en virtud de la comunicación pública no autorizada de determinadas
músicas cuya gestión pretende la actora tiene como encomendada, todo ello en
virtud de lo prevenido en el art. 140 del texto refundido de la Ley de Propiedad
Intelectual vigente.
SEGUNDO. No se cuestiona en este procedimiento la legitimación de la SGAE para
que una reclamación de esta naturaleza en virtud del art. 150 del mencionado texto
refundido 1/1996, de 12 de abril, ni el derecho de comunicación pública conforme al
art. 20 del mismo texto legal. Ahora bien, sí plantea este pleito el alcance de la
protección que bien podemos calificar de universal a juicio de la SGAE sobre la
música que se comunica en los establecimientos abiertos al público.
TERCERO. Como se sabe, la SGAE tiene una amplia titularidad para la gestión de
derechos de propiedad intelectual de una larga nómina de autores unida a los
derivados de los contratos de reciprocidad que esta sociedad tiene con otras
entidades de gestión análogas de todo el mundo. Considerado lo cual establecida la
legitimación de la SGAE y acreditada la titularidad de derechos de explotación
pública de sus autores, no cabe duda de que la SGAE genera un título suficiente
para ser resarcida. Como algún fallo ha señalado, es el caso de la Sentencia del
Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Salamanca, de 11 de abril de 2007, que hace
suyos razonamientos propios de la Sentencia de la Audiencia Provincial de
Cantabria de 16/07/2007, no puede exigirse la prueba caso por caso para no derivar
en una auténtica probatio diabólica: esto es, que sería imposible en la práctica ir
caso por caso la acreditación de cada uno de los autores cuya protección se
dispensa a la SGAE. En desarrollo de lo anterior, hay toda una línea jurisprudencial
que por mor de la facilidad probatoria realiza una interpretación presuntiva en favor
del [sic] SGAE generándose una inversión de la carga probatoria a cargo de todo
aquel titular de aparatos de comunicación pública, como son televisión o
reproductores de música para dispensar de la necesaria satisfacción a la mención
de la SGAE.
De tal suerte, hemos caído jurisprudencialmente a un monopolio probatorio en favor
de la SGAE que conduce en muchas ocasiones de modo reflesico y acreitico [sic] a
condenar a los demandados por el [sic] SGAE por el simple hecho de que o no
acrediten que reproducen autores no protegidos por aquello, o simplemente por
desconocimiento o incapacidad se aquieten ante la perseverancia y contundencia de
las acciones emprendidas por la SGAE. De modo que esa inversión de la carga
probatoria, lejos de generar una presunción iuris tantum, determina en muchas
ocasiones casi ex lege que cuando acciona la SGAE, o está acreditada la
autorización, o sólo cabe el resarcimiento.
CUARTO. Frente a ello nos encontramos con un auténtico cambio de paradigma en
la defensa de los derechos por parte de los autores musicales. Cierto es que
muchos artistas se acogen al paraguas de la SGAE o entidades análogas, lo cual ha
generado el sistema del copyright, con un control restrictivo de los accesos y de la
necesidad de satisfacer a las entidades de gestión, cánones de explotaciones o
resarcimiento por comunicaciones no autorizadas.
Por su parte, existe todo un movimiento que de manera genérica se acoge bajo la
fórmula llamada de "copyleft", movimiento nacido en los años 70 en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts, buscando aquellos casos en que el autor permite la
libre reproducción, distribución, difusión o transformación de su obra. El término
copyleft nace como un juego de palabras en contraposición al término copyright.
Como consecuencia de lo mismo, se han elaborado licencias denominadas "Creative
Commons" que hacen referencia a bienes comunales, desde los que se puede crear
desde la filosofía de que ninguna obra es absolutamente original. Este movimiento
internacional ha sido recibido en el ámbito doctrinal, universitaria y de la creación. Y
también ha tenido una acogida jurisprudencial en diversas resoluciones, culminando
en la sentencia 150/07 de fecha 05/07/2007 de la Audiencia Provincial de Madrid,
sobre el precedente de una Sentencia de 11/04/2007 del Juzgado de Primera
Instancia nº 4 de Salamanca.
QUINTO. En este supuesto se ha acreditado por parte de la demandada, que no
todos los autores que se han reproducido en la Sala Espiral Pop Pub son de
aquéllos gestionados por la Sociedad General de Autores y Editores. Se ha
acreditado únicamente en una amplia prueba documental, que CATORCE de los
OCHENTA Y DOS músicos planteados por la actora, son de titularidad en favor de la
SGAE. Sin considerar la desigualdad probatoria y que en realidad la demandada, tal
y como advera la testifical de los discjockeys, hay una declarada voluntad de
programar grupos y artistas del movimiento copyleft, sí que debemos amparar en los
términos de la vigente Ley de Propiedad Intelectual en su art. 140, la indemnización
por la comunicación pública de esos 14 artistas, con lo que se produce el prorrateo
de la cantidad inicialmente solicitada, lo cual queda una cifra de 130,09 euros. Esta
cantidad se incrementa con los intereses legales del artículo 1101 CC y
concordantes.
SEXTO. Dada la estimación parcial de las pretensiones, según el artículo 394 LEC
no cabe hacer expresa imposición de costas procesales.
VISTOS los preceptos legales y demás concordantes de general y pertinente
aplicación al presente caso, en virtud de la Potestad conferida por la Constitución de
la Nación Española y en nombre de su Majestad el Rey de España.
Fallo
ACUERDO ESTIMAR PARCIALMENTE la demanda interpuesta por la SGAE,
representada por el procurador xx frente a yy, en cuya virtud:
1.- Acuerdo condenar a la demandada a la cantidad de 130,09 euros con los
intereses legales.
2.- No cabe pronunciamiento sobre costas procesales.
Contra esta resolución cabe recurso de apelación ante la Ilma. Audiencia Provincial
de Madrid que se preparará por escrito ante este Juzgado en término del quinto día
desde la notificación de la presente.
Así por esta mi Sentencia, lo pronuncio mando y firmo.
PUBLICACION. Leída y publicada fue la anterior Sentencia por el Sr. Juez que la
suscribe, estando celebrando audiencia pública en el mismo día de su fecha, doy fe
en Madrid.
Así por esta sentencia, lo pronuncio mando y firmo.
1.2 Sentencias de Audiencias Provinciales
Buena Vistilla Club Social
Audiencia Provincial de Madrid, sección 28
C/ GRAL. MARTINEZ CAMPOS, 27
Rollo: RECURSO DE APELACION 622/2006
Proc. Origen: JUICIO VERBAL 10/2006
Organo Procedencia: JDO. DE LO MERCANTIL N. 1 de MADRID
De: SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES
Contra: xxx
SENTENCIA Nº 150
En Madrid, a 5 de julio de 2007. La Sección Vigésimo Octava de la Audiencia
Provincial de Madrid, especializada en materia mercantil, integrada por los
Ilustrísimos Señores Magistrados D. Enrique García García, D. Rafael Sarazá
Jimena y Da. María Ángeles Rodríguez Alique, ha visto el recurso de apelación, bajo
el núm. de rollo 622/06, interpuesto contra la sentencia de fecha 30 de Marzo de
2006 dictada en el proceso núm. 10/06 seguido ante el Juzgado de lo Mercantil núm.
1 de Madrid.
Han sido partes en el recurso, como apelante la parte demandante, SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE), representada por el Procurador D.
xxx y defendida por el Letrado D. xxx, siendo apelada la parte demandada, Da. xxx
asistida por el Letrado D. Enrique Helguera de la Villa.
Es magistrado ponente Da. María Ángeles Rodríguez Alique, que expresa el parecer
de la Sala.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO. Las actuaciones procesales se iniciaron mediante demanda presentada
con fecha 4 de Enero de 2006 por la representación de la SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra D. xxx, en la que, tras exponer los hechos
que estimaba de interés y alegar los fundamentos jurídicos que consideraba que
apoyaban su pretensión, suplicaba lo siguiente:
"Que se condene a la parte demandada a satisfacer a mi mandante en concepto de
indemnización, conforme a lo establecido en el art. 140 del TRLPI, por la
comunicación pública de obras llevada a cabo sin autorización en el establecimiento
denominado BUENA VISTILLA CLUB SOCIAL y por el periodo comprendido entre
febrero de 2005 a septiembre de 2005, la suma de 783,78 euros a que se contrae la
presente reclamación, condenándole al pago de la expresada suma así como al
pago de los intereses legales desde la interposición de esta demanda y las costas
del procedimiento si fuera procedente."
SEGUNDO. Tras seguirse el juicio por sus trámites correspondientes el Juzgado de
lo Mercantil núm. 1 de Madrid dictó sentencia, con fecha 30 de Marzo de 2006, cuyo
fallo era el siguiente: "DESESTIMANDO la demanda formulada por el Procurador D.
xxx actuando en nombre y representación de la Sociedad General de Autores y
Editores (SGAE), contra xxx, debo de absolver y absuelvo a la referida demandada
de los pedimentos de la actora quien correrá con las costas devengadas en el
presente procedimiento."
TERCERO.- Publicada y notificada dicha resolución a las partes litigantes, por la
representación de SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) se
interpuso recurso de apelación que, admitido por el mencionado juzgado y tramitado
en legal forma ha dado lugar a la formación del presente rollo ante esta sección de la
Audiencia Provincial de Madrid, que se ha seguido con arreglo a los trámites de los
de su clase.
CUARTO.- En la tramitación del presente recurso se han observado las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- Los presentes autos dimanan de la demanda interpuesta por la
Sociedad General de Autores de España (SGAE), que en la presente alzada ocupa
la posición procesal de parte apelante, contra xxx, que actúa como parte apelada, en
la que deduce la pretensión de que ésta sea condenada a satisfacer a la actora
apelante la cantidad de 783,78 euros en concepto de indemnización, conforme a lo
establecido en el art. 140 del TRLPI, por la comunicación publica de obras llevada a
cabo sin autorización en el establecimiento denominado "Buena Vistilla Club Social",
por el periodo comprendido entre febrero de 2005 a septiembre de 2005.
SEGUNDO.- Alega la recurrente como único motivo de su recurso, la infracción de lo
dispuesto en el art. 150 del Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (Ley
1/1996 de 12 de abril) en relación con el 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Atendiendo a la prueba obrante en los autos, especialmente documental aportada
por las partes, interrogatorio de la demandada-apelada Sra. xxx, así como
testificales de D. xxx, Sr. xxx, D. xxx y Sr. xxx practicadas en el acto del Juicio, ha
quedado acreditado lo siguiente: a) que la demandada apelada es titular de un
establecimiento público denominado "Buena Vistilla Club Social"; b) que se trata de
la sede de una asociación cultural sin ánimo de lucro inscrita como tal en el Registro
de Asociaciones de la Comunidad de Madrid (doc. obrante a los folios 104 y
siguientes de los autos); c) que la finalidad de la misma, atendiendo al art. 2 de los
Estatutos de la citada Asociación (folio 108) es la de potenciar actividades culturales
y deportivas de todo tipo entre los socios, así como el intercambio de experiencias y
conocimientos, fomentando un ocio alternativo entre los asociados y la zona de
influencia de la asociación así como, apartado 2 de dicho artículo, dar a conocer las
diferentes culturas que conviven en el distrito, potenciando su conocimiento y
respeto mediante actividades de integración; d) que en dicho local existe un aparato
de música y se pueden observar un buen número CD ordenados supuestamente
para ser utilizados; e) que en dicho local suena música; f) que dicha música no es de
la que puede considerarse de actualidad sino lo que podría denominar como "música
alternativa".
Esta música, según explica el testigo Sr. xxx, periodista, critico musical que publica
en el periódico "El Mundo", Metrópoli, Tiempo, y que colabora con la Asociación
programando la música, se obtiene a través de Internet, utilizando una serie de
paginas web de las denominadas de "musicalibre". Utilizando estas páginas se
puede bajar y grabar en un soporte adecuado la música que previamente han
"colgado" una serie de grupos que permiten la descarga gratuita de la misma a
cambio de apoyo al grupo musical en cuestión o de publicidad para el mismo.
Teniendo en cuenta las características del litigio, tanto por su cuantía como por
tratarse la demandada de una entidad sin ánimo de lucro y no de una empresa con
una estructura caracterizada por la profesionalidad propia del tráfico mercantil, se
entiende que esta prueba es suficiente para llegar a la convicción, como ha hecho la
Juez "a quo", de que la demandada evita la comunicación de obras cuya gestión
esté encomendada a la apelante, utilizando, mediante su descarga de los sitios web
correspondientes, un repertorio de obras cuyos autores no tienen cedidos los
derechos de explotación a la SGAE. Ello además sería confirmado por el carácter
"alternativo" de la Asociación, lo que explicaría su integración en el denominado
movimiento "copyleft" y "creative commons" al que hacen referencias algunas
resoluciones judiciales, como, por ejemplo, sentencia núm. 12/2006 del Juzgado de
lo Mercantil no 5 de Madrid, de 2 de febrero, sentencia núm. 15/2006, de 17 de
febrero, del Juzgado de Primera Instancia núm. 6 de Badajoz, sentencia núm.
158/2006, de 25 de octubre, del Juzgado de lo Mercantil núm. 1 de Oviedo o la
sentencia de 11 de abril de 2007 del Juzgado de Primera Instancia núm. 4 de
Salamanca.
Sobre esta cuestión, son especialmente interesantes las consideraciones contenidas
en la última de las sentencias citadas, en la que se afirma:
Hasta fechas recientes esa posibilidad de desvirtuar la presunción [de que los
derechos de autor de las obras comunicadas públicamente en un establecimiento
público eran gestionados por la SGAE] se tornaba ciertamente difícil, dada la ingente
cantidad de obras gestionadas por la SGAE, bien a consecuencia de contratos
estipulados directamente por los autores con la SGAE o a través de contratos de
reciprocidad concertados con otras entidades de gestión de todo el mundo, todo lo
que ha generado hasta ahora la sensación de que la SGAE tiene un derecho a la
gestión exclusiva del repertorio universal de las obras musicales.
Sin embargo, en los últimos tiempos está alcanzando en nuestro país cierto auge un
movimiento denominado de "música libre", muy relacionado con la expansión de
Internet como medio de distribución musical. De un modelo de difusión de los
contenidos musicales limitado a la venta y al alquiler de ejemplares, controlado por
la industria de contenidos, se ha pasado a un modelo casi ilimitado, gracias a la
difusión global que proporciona Internet, ámbito en el que los propios creadores, sin
intermediación de la industria, pueden poner a disposición de los usuarios de
Internet copias digitales de sus obras. Este fenómeno ha originado la concurrencia o
coexistencia de diferentes modelos de difusión de contenidos en relación a las
nuevas posibilidades ofrecidas por Internet:
a) El tradicional, basado en la protección de la copia ("copyright"), que busca una
restricción del acceso y uso del contenido "on line", recurriendo a fórmulas
negociales de carácter restrictivo y medidas tecnológicas de control de accesos, que
se subsumen en los llamados "Digital Rights Management".
b) Un modelo que proporciona acceso libre "on line" a los contenidos, permitiéndose
en ocasiones el uso personal de los mismos (modelos de licencia implícita) y, en
otros supuestos, la difusión libre de la obra, su transformación e incluso su
explotación económica, con la única condición de citar la fuente. Se trata de los
modelos de dominio público y de licencias generales (General Public License), como
son, por ejemplo, las licencias "creative commons", algunas de las cuales incluyen la
cláusula "copyleft".
Con la cláusula "copyleft" el titular permite, por medio de una licencia pública
general, la transformación o modificación de su obra, obligando al responsable de la
obra modificada a poner la misma a disposición del público con las mismas
condiciones, esto es, permitiendo el libre acceso y su transformación. Con las
licencias creative commons, el titular del derecho se reserva la explotación
económica y puede impedir transformaciones de la misma. Por tanto, debe
distinguirse las licencias creative commons de la cláusula "copyleft". En ocasiones
habrá licencias creative commons que incluyan la cláusula "copyleft".
En todo caso, este modelo parte de la idea común de pretender colocar las obras en
la Red para su acceso libre y gratuito por parte del público. Sus partidarios lo
proponen como alternativa a las restricciones de derechos para hacer y redistribuir
copias de una obra determinada, restricciones que dicen derivadas de las normas
planteadas en los derechos de autor o propiedad intelectual. Se pretende garantizar
así una mayor libertad, permitiendo que cada persona receptora de una copia o una
versión derivada de un trabajo pueda, a su vez, usar, modificar y redistribuir tanto el
propio trabajo como las versiones derivadas del mismo. Se trata, sostienen los
partidarios de este modelo, de otorgar al autor el control absoluto sobre sus obras, y
surge como respuesta frente al tradicional modelo del copyright, controlado por la
industria mediática.
En el caso objeto del recurso, se pretende que la afirmación por un testigo, el Sr.
xxx, visitante asiduo del local de la asociación, de la comunicación pública de música
hindú que se utilizó para la danza de un bailarín experto en estos bailes asiáticos, o
la reseña del diario "El País" en la que se indica que en el local de la asociación
demandada se reproduce música caribeña y "lo más desconocido de la música
latina" desvirtuaría la tesis de la entidad demandada. Pero no se entiende por qué
este tipo de músicas han de estar incluidas necesariamente en el repertorio
gestionado por la SGAE. Antes al contrario, su carácter exótico, desconocido o
marginal abundaría en la idea de que se trata de obras "copyleft" que conforme a la
prueba testifical practicada es la que se comunica públicamente en el local de la
asociación. En todo caso, como afirma la citada sentencia del Juzgado de Primera
Instancia núm. 4 de Salamanca sobre un extremo similar al aquí tratado.
Ciertamente, de lo actuado no puede decirse que se haya probado que todas y cada
una de las obras músicales que se comunican públicamente en el local del
demandado sean temas cedidos gratuitamente por sus autores a través de licencias
Creative Commons, pero exigir dicha prueba, en esos términos de exhausitividad,
sería exigir una prueba tan diabólica como la que resultaría de forzar a la SGAE a
que pruebe que todas y cada una de las obras comunicadas en dicho local sean de
autores cuya gestión le ha sido encomendada. Pero es que además no podemos
olvidar que el centro del litigio no es que el demandado haya comunicado música
cedida a través de licencias creative commons, sino si ha usado de música
procedente de autores que hayan confiado a la SGAE la gestión de los derechos
dimanantes de sus obras, siendo ésta quien reclama.
La Sala comparte el razonamiento expresado por el citado Juzgado de Primera
Instancia. Rota, en virtud de la citada prueba testifical de la persona que programa la
música del local de la asociación demandada, la presunción predicable por lo
general de todo local público en el que se comunican obras musicales, de que las
obras comunicadas en el local de la demandada correspondían al repertorio de la
SGAE, sería a ésta a quien correspondería una prueba suficiente de que la música
allí reproducida correspondía a tal repertorio. Sin embargo, la endeblez probatoria de
la prueba practicada sobre este particular, quizás confiada en la virtualidad de la
presunción a que se ha hecho referencia, lleva a considerar insuficientemente
probado tal extremo, razón por la cual, tratándose de un hecho constitutivo de su
acción, la insuficiencia de tal prueba debe llevar, por aplicación de lo previsto en el
art. 217.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, a la desestimación de la demanda y, por
tanto, a la confirmación de la sentencia apelada.
TERCERO.- Las costas derivadas de esta alzada deben ser impuestas a la parte
apelante al resultar desestimadas todas las pretensiones de su recurso, tal como se
prevé en el núm. 1 del artículo 398 en relación al 394, ambos de la Ley de
Enjuiciamiento Civil.
Vistos los preceptos citados y demás concordantes de general y pertinente
aplicación al caso.
Fallo
En atención a lo expuesto, la Sala acuerda:
1.- Desestimamos el recurso de apelación interpuesto por la representación de
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra la sentencia
dictada el 30 de Marzo de 2006 por el Juzgado de lo Mercantil núm. 1 de Madrid, en
el procedimiento núm. 10/06 del que este rollo dimana.
2.- Confirmamos íntegramente la resolución recurrida.
3.- Imponemos a la apelante las costas derivadas de su recurso.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos los
Ilustrísimos Señores Magistrados integrantes de este Tribunal.
2 No consta acreditado:
2.1 Sentencias de Audiencias Provinciales
Sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1
PONTEVEDRA
SENTENCIA: 00612/2005
Rollo: RECURSO DE APELACION (LECN) 0003008/2005
Asunto: VERBAL 9/05
Jdo. procedencia: MERCANTIL NUM. 1 PONTEVEDRA
LA SECCIÓN PRIMERA DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE
PONTEVEDRA, COMPUESTA POR
LOS ILMOS MAGISTRADOS
Don FRANCISCO JAVIER VALDÉS GARRIDO
Dª MARIA BEGOÑA RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
Don FRANCISCO JAVIER MENÉNDEZ ESTÉBANEZ,
HA DICTADO EN NOMBRE DEL REY LA SIGUIENTE
SENTENCIA NÚM. 612
En PONTEVEDRA, a veintinueve de Noviembre de dos mil cinco.
VISTO en grado de apelación ante esta Sección 001 de la Audiencia Provincial de
PONTEVEDRA, los Autos de JUICIO VERBAL 0000009/2005, procedentes del JDO.
DE LO MERCANTIL N. 1 de PONTEVEDRA, a los que ha correspondido el Rollo
0003008/2005, en los que aparece como parte apelante-demandado: D. xx, y como
apelado-demandante: SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES
representado por el procurador D. xx, y asistido por el Letrado D. xx, sobre
indemnización por violación de derechos de autor, y siendo Magistrado Ponente el
Ilmo. Sr. D. FRANCISCO JAVIER VALDÉS GARRIDO, quien expresa el parecer de
la Sala.
Antecedentes de hecho
PRIMERO.- Por el Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Pontevedra, con fecha 15
febrero de 2005, se dictó sentencia cuyo fallo textualmente dice:
"Que estimo íntegramente la demanda formulada por la Procuradora
Sra. Torres en nombre y representación de la SOCIEDAD GENERAL
DE AUTORES Y EDITORES contra D. xx, condeno a la expresada
demandada a que pague a la parte actora la suma de 539,14 euros,
más los intereses legales devengados desde la presentación de la
demanda y hasta la fecha de la presente resolución, a partir de la cual
será de aplicación lo dispuesto en el artículo 576 de la LEC, con
imposición de las costas procesales a la parte demandada."
SEGUNDO.- Contra dicha sentencia, por D. xx, se interpuso recurso de apelación
que fue admitido en ambos efectos, por lo que se elevaron las actuaciones a esta
Sala y se señaló el día veintitrés de noviembre para la vista de este recurso.
TERCERO.- En la tramitación de esta instancia se han cumplido todas las
prescripciones y términos legales.
Fundamentos Jurídicos
PRIMERO.- Recurre en apelación el demandado, titular del establecimiento xx, sito
en Marín, destinado a cafetería, la sentencia de instancia que le condena al pago a
la demandante "Sociedad General de Autores y Editores (en adelante SGAE)" de la
cantidad de 539,14 euros, en concepto de derechos de propiedad intelectual, por
actos de comunicación pública en el local de negocio citado, sin la oportuna
autorización, del repertorio de obras administrado por la actora, a través del aparato
mecánico o electrónico no reproductor de imagen, correspondiente al periodo
comprendido entre Junio de 2002 a Noviembre de 2004, aduciendo en síntesis,
como único motivo impugnatorio, la falta de acreditación de que en su
establecimiento se haya llevado a cabo actos de comunicación pública de obras
correspondientes al repertorio de la SGAE dada la sola utilización en el mismo de
música libre de canon, esto es, de autores que han decidido ceder la divulgación de
su obra de forma gratuita y al margen de la SGAE, cuál sostiene viene a justificar la
prueba por el mismo aportada, consistente en documental integrada por licencia de
uso musical libre CREATIVE COMMONS, listado de autores de música libre que
suena en su establecimiento bajo licencia exenta de canon, y fotografías del local
que reflejan la colocación en diversas partes del mismo de pasquines o carteles
indicativos de aquellas dos circunstancias, así como testifical de dos clientes del
establecimiento en orden a manifestar la clase o tipo de música que se emite en el
local.
Pues bien, centrado en semejantes términos el debate del recurso de partida
conviene señalar que el documento aportado por el demandado-recurrente como
licencia de uso musical libre no pasa de constituir un mero folleto informativo acerca
del contenido de la misma y asimismo carente de toda firma, no pudiendo, por ende,
serle atribuido ningún valor.
Por lo demás, de un examen y apreciación en conjunto de la prueba practicada en
los autos, cabe desprender que la utilización en el local de obras musicales,
obviamente como un servicio más de los prestados a los clientes del
establecimiento, en cualquier caso no se limita a los autores relacionados en el
listado adjuntado por el demandado sino que se extiende a los autores de música
comercial.
Así resulta del testimonio prestado por la testigo yy, valorado conforme a las reglas
de la sana crítica y de cuyo conocimiento personal de los hechos y veracidad no hay
motivo de peso para dudar, en atención a su condición de trabajadora autónoma que
visitó hasta en cinco ocasiones el establecimiento del demandado a instancias de la
actora al objeto de inspeccionar la posible utilización en su actividad negocial del
repertorio de obras musicales gestionada por la SGAE como también de lo fiable
que se ha mostrado en el curso de sus manifestaciones, en el sentido de haber
podido constatar el sonido en el local, procedente de un aparato de música provisto
de altavoces, de música pop nacional (1ª visita), de música internacional (2ª visita),
de música pop (3ª visita), de la canción "Princesa", de Joaquín Sabina (4ª visita), y
de la emisora M-80 Radio, pudiendo identificar en concreto una canción de Gloria
Estefan, entre otras (5ª visita). Siendo factible el llegar a igual conclusión de las
propias manifestaciones prestadas por el demandado y los testigos-clientes
deponentes a su instancia, dada la variedad de estilos de música de los que
reconocen se hace uso en el local (pop, rock, jazz, chill out, étnica, electrónica,
ambiental), al punto de indicar el testigo Jaime que se pone "un poco de todo".
Ello en cuenta, teniendo por probado la ejecución en el establecimiento del
demandado de actos de comunicación pública del art. 20 de la LPI, dentro de cuya
dicción, al producirse en lugar accesible al público y no dentro de un ámbito
estrictamente doméstico, cabe tanto la emisión original como la recepción que
facilita su conocimiento (en tal sentido, T.S., de fecha 19-7-1993), y no logrando el
demandado fundamentar su oposición a la pretensión actora en ninguna de las tres
causas tasadas contempladas en el inciso final del párrafo 2º del art. 150 de la LPI ,
se impone la desestimación del recurso de apelación y consiguiente confirmación de
la sentencia de instancia impugnada.
Decir, por último, en relación al tema de las costas de primera instancia, que como
bien señala la actora-apelada en su escrito de oposición al recurso, su imposición al
demandado, al no presentar el caso serias dudas de hecho o de derecho, resulta
obligada en aplicación del criterio del vencimiento objetivo, sin perjuicio, en su caso,
de una posterior determinación de su contenido en trámite de tasación de costas.
SEGUNDO.- Dada la desestimación del recurso de apelación, se imponen al
demandado-recurrente las costas procesales de la presente alzada (art. 398-1 LEC).
En virtud de la Potestad Jurisdiccional que nos viene conferida por la Soberanía
Popular y en nombre de S.M. el Rey.
Fallamos
Se desestima el recurso de apelación y se confirma la sentencia de instancia
impugnada; todo ello con expresa imposición al demandado-recurrente de las costas
procesales de la presente alzada.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
El Paso y Digo Yo
AUDIENCIA PROVINCIAL DE ALICANTE SECCION OCTAVA.
TRIBUNAL DE MARCA COMUNITARIA ROLLO DE SALA Nº 414M121/06 PROCEDIMIENTO: JUICIO ORDINARIO 800/05 JUZGADO
MERCANTIL ALICANTE-1 SENTENCIA NÚM. 14/07 Iltmos.:
Presidente: Don Enrique García Chamón Cervera. Magistrado: Don Luis
Antonio Soler Pascual. Magistrado: Don Francisco José Soriano
Guzmán.
SENTENCIA NÚM. 14/07
En la ciudad de Alicante, a dieciséis de enero de dos mil siete.
La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Alicante, actuando como Sección
especializada en materia mercantil, integrada por los Iltmos. Sres. expresados al
margen, ha visto los autos de Juicio Ordinario número 800/05, seguidos en el
Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante, de los que conoce en grado de
apelación en virtud del recurso entablado por la parte demandada, "Diara Hostelería,
S.L.", representada por el Procurador Don José María Manjón Sánchez, con la
dirección del Letrado Don José Luis Bordera Rodes; y como apelada, la parte actora,
"Sociedad General de Autores y Editores" (SGAE), representada por la Procuradora
Doña Silvia Pastor Berenguer, con la dirección del Letrado Don José Luis Marco
Blasco.
I - ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- En los autos de Juicio Ordinario número 800/05 del Juzgado de lo
Mercantil Núm. 1 de Alicante, se dictó Sentencia de fecha catorce de junio de dos
mil seis, cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente: " Que estimando la
demanda interpuesta por la entidad SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y
EDITORES contra DIARA HOSTELERIA S.L debo condenar y condeno a la parte
demandada a abonar a la actora la cantidad de ocho mil setecientos sesenta y siete
euros con sesenta y cinco céntimos (8767,65) más los intereses legales desde la
interpelacion judicial y las costas"
SEGUNDO.- Contra dicha Sentencia se preparó recurso de apelación por la parte
demandada y; tras tenerlo por preparado, presentó el escrito de interposición del
recurso, del que se dio traslado a la actora que presentó el escrito de oposición.
Seguidamente, tras emplazar a las partes, se elevaron los autos a este Tribunal
donde fue formado el Rollo número 414-M121/06. Al advertir la falta de acreditación
de la falta de pago de la tasa por la parte apelante se acordó devolver las
actuaciones al Juzgado de instancia para su subsanación. Una vez verificado, se
admitió la prueba documental aportada por la apelante, confiriendo a las partes un
plazo común para efectuar alegaciones sobre su contenido, habiendo evacuado ese
traslado sólo la apelada. Se señaló para la deliberación, votación y fallo el día de la
fecha, en el que ha tenido lugar.
TERCERO.- En la tramitación de esta instancia, en el presente proceso, se han
observado las normas y formalidades legales.
VISTO, siendo Ponente el Iltmo. Sr. D. Enrique García Chamón Cervera.
II - FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Por razones lógico-sistemáticas, debemos empezar el examen de las
alegaciones del recurso por la última de ellas que tiene por objeto impugnar la
admisión de las pruebas documental, videográfica, de informe de investigador y de
dictamen pericial aportadas por la entidad actora en el acto de la audiencia previa al
considerar extemporáneo ese momento y provocarle indefensión. La razón del
análisis inicial de esta alegación se encuentra en que, de estimarse, no deberían
considerarse los hechos acreditados con esos medios de prueba.
La Sala rechaza esa alegación en atención a lo dispuesto en el artículo 265.3 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil que permite al actor presentar en la audiencia previa al
juicio los documentos, medios, instrumentos, dictámenes e informes, relativos al
fondo del asunto, cuyo interés o relevancia sólo se ponga de manifiesto a
consecuencia de las alegaciones efectuadas por el demandado en la contestación a
la demanda. Efectivamente, el motivo de oposición principal esgrimido por la
demandada en su contestación fue que los derechos de autor de las obras
musicales que eran objeto de comunicación pública en sus dos establecimientos no
estaban gestionados por la SGAE pues pertenecen al movimiento "copyleft" que
facilitan su disponibilidad libre a los usuarios mediante las llamadas licencias
"creative commons". Frente a esta alegación singular opuesta por la demandada en
su escrito de contestación y con el fin de evitar que esa simple alegación del
demandado pudiera perjudicar a la actora, ésta aportó en el acto de la audiencia
previa los documentos, soportes videográficos, informes y dictámenes que estimó
oportunos para acreditar que los derechos de autor correspondientes a las obras
musicales que realmente se comunican públicamente en esos dos establecimientos
están gestionados por ella.
SEGUNDO.- En la primera de las alegaciones contenidas en el recurso de apelación
se cuestiona la legitimación activa ad causam de la SGAE para deducir su
pretensión de condena al no haber aportado los concretos contratos de gestión
suscritos con los autores cuyas obras supuestamente se comunican en los dos
establecimientos.
No puede prosperar esta alegación porque es reiterada la doctrina jurisprudencial
acerca del ámbito de la actuación protectora de las entidades gestoras respecto de
los derechos de propiedad intelectual que constituyen su objeto. Así, basta con
reproducir de nuevo la STS de 10 de mayo de 2003 : "El Tribunal de Instancia apoyó
básicamente su decisión en que, al haber desaparecido la exclusiva de la Sociedad
General de Autores establecida por Ley de 24 de junio de 1941 , -toda vez que la
Ley de Propiedad Intelectual de 11 de noviembre de 1987 puso término a la
situación de monopolio instaurada-, dicha entidad no podía erigirse en gestora de
todos los autores en general, lo que hacía preciso aportar los contratos de gestión
con los autores titulares correspondientes (artículo 138 de la Ley especial).
La cuestión de la legitimación activa de la recurrente y que ocasionó que la demanda
no prosperase, ha sido resuelta por esta Sala en dos sentencias de fecha 29 de
octubre de 1999 -que precisamente casaron las pronunciadas por la Audiencia que
dictó la que nos ocupa-, y en las que se vino a declarar, interpretando el artículo 135
de la Ley , que los derechos confiados de gestión que refiere para hacerlos valer las
entidades autoridades en toda clase de procedimientos judiciales o administrativos,
comprenden aquellos cuya gestión "in genere" constituye el objeto de su actividad,
de acuerdo con los Estatutos que las rigen y no los concretos derechos individuales,
en virtud de contratos con los titulares o acuerdos con otras organizaciones de
idéntica finalidad y de este modo la S.G.A.E está asistida de la legitimación
necesaria para poder defender en juicio los derechos a los que se extiende su
actividad. Aquí quedó demostrado que la recurrente cumplió los requisitos exigidos
por los artículos 132 y 133 de la Ley que, en cuanto a haber obtenido la
correspondiente autorización del Ministerio de Cultura (Orden de 1 de junio de 1988
que aprobó sus Estatutos), y en este sentido las sentencias referidas resultan
contundentes al sentar que a la recurrente le basta para la defensa judicial de los
derechos discutidos en el litigio con la aportación de la documentación que se deja
dicha, al cumplirse de esta manera con las exigencias del artículo 503-2 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil.
Las sentencias de 18 de octubre de 2001 y 31 de enero de 2003 reiteran la doctrina
de las precedentes reseñadas y resultan oportunas al declarar que la legitimación de
la S.G.A.E bajo la Ley de 1987 no tenía la misma amplitud que la vigente Ley de 12
de abril de 1996 reconoce a las entidades de gestión, declarando que dicha
legitimación es propia y no por sustitución.
La sentencia de 18 de diciembre de 2001 mantiene línea jurisprudencial de las
precedentes, aplicando su doctrina, para reconocer la legitimación de la S.G.A.E, la
que encuentra apoyo legal, de tipo genérico, en el artículo 24 de la Constitución, al
referirse a los derechos e intereses legítimos, como en el artículo 7 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial que contempla los intereses individuales y los colectivos,
bastando para la defensa en juicio de los derechos a que refiere el litigio con la
aportación de la autorización administrativa que habilite la gestión y los Estatutos
debidamente aprobados, lo que ya queda considerado."
En consecuencia, no se es necesaria que la entidad actora aporte los concretos
contratos de gestión con todos los autores cuyas obras son comunicadas
públicamente en los dos locales de la demandada pues basta con que pretenda la
indemnización por la comunicación pública de obras musicales in genere sin
autorización de sus autores.
Por otro lado, resulta contradictorio que la apelante alegue la falta de acreditación
del contrato de gestión celebrado con los autores cuando el motivo principal de su
oposición es que los derechos de propiedad intelectual de las obras musicales que
se comunican en sus locales no son gestionados por esa entidad al pertenecer al
movimiento "copyleft" o estar licenciadas mediante el sistema "creative commons".
Vuelve a reproducir la apelante, sin incluir ningún argumento que trate de refutar las
acertadas razones expuestas en el fundamento jurídico cuarto (el primero de los
identificados con ese ordinal) de la Sentencia de instancia, que es posible que la
entidad actora esté interesando una indemnización respecto de derechos de
propiedad intelectual cuya gestión corresponde a otra entidad distinta y a tal fin
acompaña los recibos que le ha reclamado la entidad AGEDI. Remitimos a la
apelante a la Sentencia de instancia y al tenor del artículo 3.3 TRLPI donde se
declara que los derechos de autor son independientes, compatibles y acumulables
con los otros derechos de propiedad intelectual reconocidos en el Libro II de esa
Ley, entre los que se encuentran, los derechos de propiedad intelectual de los
productores de fonogramas (artículos 114 y ss. TRLPI) cuya gestión colectiva
corresponde a AGEDI.
TERCERO.- También alega la recurrente que se han infringido las reglas legales de
distribución de la carga de la prueba porque, de un lado, no puede imponerse a la
demandada la carga de acreditar un hecho negativo y, de otro lado, se ha acreditado
suficientemente que los derechos de autor sobre las obras musicales comunicadas
en los dos locales no son gestionadas por la entidad actora al tratarse de obras
musicales correspondientes al movimiento " copyleft ".
En primer lugar, no se impone a la demandada la carga de la prueba de un hecho
negativo. De conformidad con lo establecido en el artículo 217.6 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil , una vez admitido por la demandada que se comunican
públicamente obras musicales en sus dos locales, le resulta más fácil a ella, por
tener plena disponibilidad de las fuentes de prueba, probar que los derechos de
propiedad intelectual de las concretas obras musicales no están gestionados por la
entidad actora sino que se trata de obras musicales cuyos autores les han
autorizado directamente su comunicación en los dos locales (grupos musicales de la
comarca) o que son obras musicales libres de cualquier canon (obras musicales
integradas en el movimiento "leftcopy" o licenciadas por el sistema "creaive
commons"). Ambos hechos son positivos y ninguna probatio diabolica se impone
para su demostración.
En segundo lugar, la demandada no ha acreditado que los derechos de las obras
comunicadas en sus locales pertenezcan al movimiento " copyleft " porque se trata
de una simple alegación carente de soporte probatorio creíble. Basta para ello con
observar el interrogatorio del legal representante de la demandada quien afirmó que
él se encargaba de copiar esas obras musicales en "Internet" pero era incapaz de
facilitar el nombre de los grupos musicales o de los intérpretes que las ejecutaban o,
la testifical de Doña mm, empleada de uno de los locales desde hace dos años,
quien tampoco podía identificar el nombre de esos intérpretes, cuando ese tipo de
música se está poniendo siempre en ese establecimiento. Por otro lado, la
manifiesta contradicción entre los testigos empleados de la demandada acerca del
tipo de música es muy ilustrativa, pues mientras Doña Trinidad afirmaba que se
trataba de música "tranquila", el testigo Don nn, "pinchadiscos" de uno de los
locales, por el contrario, aseguraba que era tipo "pop-rock", lo que pone en evidencia
su falta de credibilidad. Al mismo tiempo, ha de tenerse en cuenta a la vista de los
documentos números 12, 13 y 14 de los aportados por la actora en el acto de la
audiencia previa, cuya autenticidad no ha sido impugnada por la demandada, que
los autores que licencian sus obras musicales mediante el sistema "creative
commons" establecen como una limitación su utilización con fines comerciales y esa
finalidad es la perseguida por la demandada cuando supuestamente ameniza sus
locales con esas obras musicales en un establecimiento abierto al público con ánimo
de lucro en el que la amenización musical constituye uno de los reclamos para la
captación de mayor clientela y aumento de beneficios.
Más bien, lo contrario, de la prueba desplegada por la mercantil actora se desprende
que las obras musicales comunicadas en los dos locales se corresponden con las
del repertorio que ella gestiona. Así se desprende de la testifical del representante
en la zona de la SGAE, Don Millán , el cual afirmó que en las visitas realizadas en
los locales pudo comprobar que las obras musicales eran de las correspondientes al
repertorio de la SGAE. Esa testifical de una persona relacionada con la entidad
actora se corrobora con la testifical de la investigadora que consiguió efectuar dos
grabaciones en el interior de uno de los locales, reproducidas en el acto del juicio,
donde se podían oír las canciones que amenizaban el local y que fueron
identificadas por el testigo-perito Don Ernesto , locutor de Radio-Fórmula, aportando
respecto de esas canciones que los derechos de sus autores eran gestionados por
la SGAE.
Dos objeciones se han opuesto a la prueba practicada por la actora: 1.-) las
grabaciones se corresponden con unas fechas que no están comprendidas en el
período de tiempo al que se refiere la reclamación; 2.-) sólo se ha acreditado la
comunicación pública en uno de los establecimientos ("El Paso") pero no en el otro
("Digo Yo").
Respecto de la primera objeción, hemos de rechazarla porque nunca ha alegado la
demandada que hubiera alterado el tipo de obras musicales después del período
reclamado (septiembre de 2005) y así en su contestación a la demanda dejó muy
claro que desde la Sentencia condenatoria en un procedimiento anterior iniciado
también por la SGAE decidió comunicar únicamente obras musicales del movimiento
"copyleft". Consiguientemente, en aplicación de las reglas de la lógica debemos de
concluir que en el período reclamado también se comunicaba el mismo tipo de obra
musical que se acreditó con posterioridad.
Respecto de la segunda objeción, tampoco puede prosperar porque la demandada
siempre mantuvo que comunicaba en ambos locales el mismo tipo de música sin
distinción alguna; por lo que habiéndose acreditado que en el Pub "El Paso" se
comunicaban obras musicales cuyos derechos de propiedad intelectual eran
gestionados por la demandada igual conclusión ha de alcanzarse respecto del Pub
"Digo Yo".
CUARTO.- De conformidad con lo establecido en el artículo 394.1 , al que se remite
el artículo 398.1, ambos, de la Ley de Enjuiciamiento Civil, las costas de esta alzada
deberán imponerse a la apelante al rechazarse su recurso.
VISTAS las disposiciones citadas y demás de general y pertinente aplicación.
Por todo lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad conferida por el Pueblo
Español.
III - PARTE DISPOSITIVA
FALLAMOS:
Con desestimación del recurso de apelación deducido contra la Sentencia dictada
por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante, de fecha catorce de junio de
dos mil seis , en las actuaciones de que dimana el presente Rollo, debemos
CONFIRMAR Y CONFIRMAMOS la mencionada resolución, con expresa imposición
de las costas de esta alzada a la parte apelante.
Notifíquese esta Sentencia en forma legal y, en su momento, devuélvanse los autos
originales al Juzgado de procedencia, de los que se servirá acusar recibo,
acompañados de certificación literal de la presente resolución a los oportunos
efectos de ejecución de lo acordado, uniéndose otra al Rollo de apelación.
Así, por esta nuestra Sentencia definitiva que, fallando en grado de apelación, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN: En el mismo día ha sido leída y publicada la anterior resolución por
el Iltmo. Sr. Ponente que la suscribe, hallándose la Sala celebrando Audiencia
Pública. Doy fe.-
Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante
AUDIENCIA PROVINCIAL DE ALICANTE SECCION OCTAVA.
TRIBUNAL DE MARCA COMUNITARIA ROLLO DE SALA Nº 502 (M143) 06 PROCEDIMIENTO Juicio Ordinario 172/05 JUZGADO de lo
Mercantil nº 1 Alicante SENTENCIA Nº 111/07 Ilmos. Presidente: D.
Enrique García Chamón Cervera Magistrado: D. Luis Antonio Soler
Pascual Magistrado: D. Francisco José Soriano Guzmán
En la ciudad de Alicante, a veintiuno de marzo del año dos mil siete
La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Alicante, integrada por los Iltmos.
Sres. expresados al margen, ha visto los autos de Juicio Ordinario sobre
reclamación de cantidad, seguido en instancia ante el Juzgado de lo Mercantil
número uno de los de Alicante con el número 172/05, y de los que conoce en grado
de apelación en virtud del recurso entablado por la parte demandada, la mercantil
Bowling Sur S.A., representada por el Procurador D. José Luis Córdoba Almela y
dirigida por el Letrado D. Javier de la Cueva González-Cotera; y como parte
demandada la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), representada por el
Procurador Dª. Silvia Pastor Berenguer y dirigida por el Letrado D. José Luis Marco
Blasco, que ha presentado escrito de oposición.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por el Juzgado de lo Mercantil número uno de los de Alicante, en los
referidos autos tramitados con el núm. 172/05, se dictó sentencia con fecha 10 de
julio de 2006 , cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente: "Que estimando la
demanda interpuesta por la entidad Sociedad General de Autores y Editores contra
Bowling Sur S.A., debo declarar que la mercantil demandada ha venido haciendo
uso sin autorización del repertorio gestionado por la SGAE para amenización de su
local denominado Bowling Vistahermosa en el periodo comprendido entre noviembre
de 2002 a noviembre de 2004 y debo condenar y condeno a la demandada a: 1º
estar y pasar por esta declaración: 2º al cese de la comunicación pública de obras
de dicho repertorio, con suspensión inmediata de la misma y prohibición de
reanudarla hasta obtener autorización; 3º a la remoción de los aparatos utilizados en
la comunicación pública de esas obras que sean separables del local y al precinto de
los que no lo sean y 4º a abonar a la actora la cantidad de veintidós mil setecientos
cincuenta euros con treinta y cinco céntimos (22.750,35 €) más los intereses legales
desde la interpelación judicial y las costas.".
SEGUNDO.- Contra dicha Sentencia se preparó recurso de apelación por la parte
arriba referenciada; y tras tenerlo por preparado, presentaron el escrito de
interposición del recurso, del que se dio traslado a las demás partes, presentándose
los correspondientes escritos de oposición. Seguidamente, tras emplazar a las
partes, se elevaron los autos a este Tribunal con fecha 24 de noviembre de 2006
donde fue formado el Rollo número 502/M-143/06, en el que, tras denegar por
resolución de este Tribunal de fecha 12 de febrero d 2007 la propuesta de prueba
documental formulada por la parte apelante, se señaló para la deliberación, votación
y fallo el día 21 de marzo de 2007, en el que tuvo lugar.
TERCERO.- En la tramitación de esta instancia, en el presente proceso, se han
observado las normas y formalidades legales.
VISTO, siendo Ponente el Iltmo Sr. D. Luis Antonio Soler Pascual.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Se demanda por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) a la
mercantil Bowling Sur S.A., sociedad titular de un establecimiento público
denominado Bowling VIstahermosa, sito en el Centro Comercial Vistahermosa de
Alicante y dedicado tanto al juego de bolos como de otras actividades recreativas,
prestando servicio de bar y resturación, el pago de 22.750,35 € por la utilización en
dicho local para su amenización, del repertorio de obras musicales, en su aspecto
tanto auditivo como visual mediante la proyección en una pluralidad de monitores de
los videoclips correspondientes a la música con que se ameniza el local, cuyos
derechos de explotación titularidad de sus autores -art 17 LPI - gestiona SGAE por
cuenta e interés de los mismos -art 147 LPI -, fudamentando por tanto la demanda
en la infracción del derecho de comunicación pública -art 20 LPI - por la
comunicación en el citado local de aquellas obras sin licencia o autorización,
promoviendo junto a la reclamación económica, el cese de dicha comunicación
hasta tanto se solicite y obtenga la correspondiente licencia.
La sentencia de instancia estima la pretensión y condena a la mercantil demandada
por infracción de los derechos de autor y en su virtud, impone el pago de la cantidad
reclamada, el cese de la comunicación pública hasta la obtención de autorización, y
la remoción y en su caso precinto, de los aparatos utilizados para la comunicación
pública, sentencia frente a la que se alza la parte demandada solicitando su
revocación al entender: a) que SGAE carece de legitimación por ser una entidad
inconstitucionalidad, promoviendo el planteamiento por este Tribunal de la
correspondiente cuestión ante el Tribunal Constitucional en relación al artículo 108-4
y 151-5 ambos de la Ley de Propiedad Intelectual ; b) que se ha vulnerado el artículo
217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil con relación al artículo 150 de la LPI y; c) que
las tarifas que sirven para fijar la indemnización de que se trata son arbitrarias,
fijadas unilateralmente y abusivas, siendo nulo el contrato.
Frente a tales argumentos, por la parte apelada se plantea su conformidad con la
resolución recurrida cuya confirmación promueve, oponiéndose al planteamiento de
la cuestión de inconstitucionalidad dado que viene referida a normas ajenas al
planteamiento decisorio de este procedimiento.
SEGUNDO.- Dando en primer lugar respuesta a la petición de planteamiento de
cuestión de inconstitucionalidad que en el recurso la mercantil apelante precisa y
matiza en relación con la aplicabilidad del artículo 151-5 sobre el derecho de voto de
los socios (alegación tercera del escrito de apelación) y en relación al artículo 108-4
sobre gestión colectiva obligatoria del derecho a la comunicación pública (alegación
cuarta ), preceptos ambos de la Ley de Propiedad Intelectual, hemos de oponernos
a la asunción por el Tribunal del planteamiento de insconstitucionalidad efectuado ya
que el juicio que sobre la relevancia de estos preceptos que nos corresponde
efectuar como elemento intelectivo previo al planteamiento judicial de una cuestión
de inconstitucionalidad - ATC 172/2004, de 11 de mayo -, juicio que ha sido definido
por el Organo Constitucional como "el esquema argumental dirigido a probar que el
fallo del proceso judicial depende de la validez de la norma cuestionada (por todos,
ATC 93/1999, de 13 de abril, F. 3 y las resoluciones allí mencionadas )» (ATC
21/2001, de 31 de enero, F. 1 ).." lo que, sigue afirmando la citada resolución
"...constituye una de las condiciones esenciales de toda cuestión de
inconstitucionalidad, por cuanto, en la medida que garantiza una interrelación
necesaria (STC 28/1997, de 13 de febrero, F. 3 ) entre el fallo del proceso a quo y la
validez de la norma cuestionada, asegura la realización efectiva del antedicho
control concreto de la constitucionalidad de la Ley." -ATC 361/2004, de 21
septiembre -, decíamos, el juicio de relevancia así entendido de análisis de la
relación entre la norma cuestionada y la decisión judicial del ligitio que nos ocupa ha
de ser necesariamente negativo ya que, por lo que hace al artículo 151-5 LPI ,
estamos ante un precepto proyectado al funcionamiento interno de las entidades
gestoras, definidor del contenido de los estatutos de estas entidades y, dentro de
ellas, de la diversidad de atribución de los derechos políticos del socio en atención a
criterios dimanantes de las particularidades y naturaleza de las propias entidades
gestoras, particularidad resaltada por el Tribunal Supremo en su Sentencia de 16 de
marzo de 2000 , en la que, además de negar "...sin más la aplicabilidad a su
funcionamiento de la normativa sobre las sociedades anónimas, prototipo de las
sociedades de capital, y menos todavía si la aplicación de un precepto concreto de
la LSA parece pugnar con los propios estatutos de la SGAE...", afirma que la SGAE
es una entidad "...dotada de carácter oficial y exclusivo (art. 1 de sus Estatutos) y
con una serie de fines esenciales (art. 2 de los mismos Estatutos), de suerte que el
predominio del interés general sobre el particular resultaba innegable. De aquí que el
cambio de sistema para el cómputo de los derechos...deba igualmente considerarse
como algo perteneciente al interés general de los autores y no al particular...".
Reconocida por tanto el Tribunal Supremo la razón discriminatoria de los derechos
políticos en aras a la defensa de un interés superior y general al particular (dice la
STS 18 de diciembre de 2001 que la "legitimación le está atribuida a la entidad
SGAE...encuentra apoyo legal de tipo genérico tanto en el artículo 24 de la
Constitución, al referirse a los derechos e intereses legítimos, como en el artículo 7
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que contempla los intereses individuales y los
colectivos... así como el específico 135 y Estatuto de la SGAE"), sin que por ello
pueda equipararse el funcionamiento de estas entidades a las sociedades en los
términos que, las leyes que las regulan, prevén, el argumento sustantivo de la
cuestión queda desvirtuada, si bien tal conclusión debe abundarse con la razón más
propia del juicio de relevancia que antes referíamos dado que, en todo caso, la
hipotética inconstitucionalidad de la norma en nada afecta al proceso que nos ocupa
donde lo que se dilucida como cuestión no es otra cosa que la vulneración de los
derechos de autor en base a una demanda iniciada por el gestor de los mismos en
base a la atribución -art 150 LPI - de la legitimación extraordinaria de que se trata,
legitimidad que tanta doctrina judicial, ya asentada, ha generado en su entorno para
reconocerla y que, por ser de todos conocida resulta aquí de innecesaria mención.
En este sentido, lapidaria resulta sin duda el reconocimiento por el apelante -folio
302- de que no se está manifestando sobre "...la constitucionalidad o no del sistema
de gestión colectiva de derechos, sino sobre si el ejercicio del derecho de gestión
colectiva puede llevarse a cabo mediante entidades con las características formales
jurídicas como la de la actora.". Lapidaria porque siendo así, como de hecho es,
estamos ante una cuestión que en absoluto tiene que ver con el proceso que nos
ocupa. Aquí, así lo debemos reiterar, dilucidamos exclusivamente sobre si los
derechos de autor se han o no infringido. El suplico de la demanda y el fallo de la
sentencia que se impugna, contienen respectivamente la petición y la respuesta a
esa cuestión y no a otra.
Y tampoco supera el filtro del juicio de relevancia el artículo 108-4 LPI por cuanto
que en nada afecta ese precepto a la decisión de este procedimiento. Los derechos
que se dilucidan, ya lo hemos dicho, son los de autor y no los de intérpretes y
ejecutantes que son, con relación al derecho a la comunicación pública de éstos, a
los que se refiere el artículo 108 Ley de Propiedad Intelectual . Se promueve por
tanto una cuestión de inconstitucionalidad sobre precepto que en nada ha de afectar
al fallo de esta Sentencia, dado que ni siquiera, sino fuera por la cuestión a la que
aludimos, se habría mencionado entre los preceptos base o accesorios en su caso
vulnerados por el demandado.
En cualquier caso, la afirmación sobre la obligatoriedad para el autor de la
pertenencia a una entidad gestora para la efectividad de sus derechos, no deja de
ser una afirmación carente de realidad jurídica visto el tenor del artículo 17 LPI . De
hecho, vienen señalando la jurisprudencia que el autor tiene derecho de gestión
individual lo que explica que la vinculación del autor con la entidad se efectúe a
través de un contrato de gestión -art 153 LPI -, dependiente de la voluntad del autor,
que carecería de sentido si la gestión colectiva deviniera por ley obligatoria.
Así, las Sentencias del TS de 29 de octubre de 1999 (núms. 880/1999 y 881/1999 )
reconocen que cualquier autor puede hacer valer directamente sus derechos salvo
en determinados supuestos previstos en la ley, en concreto, respecto de los
derechos de necesaria gestión colectiva, ajenos a esta resolución como por ejemplo
ocurre en los supuestos de compensación equitativa por copia privada del artículo
25-8 LPI . No puede por tanto hablarse que la defensa de los derechos de propiedad
intelectual los asume con exclusividad la Sociedad General de Autores de España,
no sólo porque cabe gestión individual, sino además porque están autorizadas ya
otras entidades de gestión que defienden intereses distintos de los singulares y
específicos de los autores, configurándose como entidades de gestión colectiva que
garantizan sus propios intereses con independencia y compatibilidad como la
Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales (AGEDI) y de artistas Intérpretes o
Ejecutantes, Sociedad de Gestión de España ( AIE). En conclusión, ni obligatoriedad
ni monopolio.
En conclusión, ni por la inaplicación del precepto al caso que nos ocupa, ni por su
carencia de razones de trascendencia constitucional, procede considerar la
formulación de la cuestión propuesta por el apelante.
TERCERA.- La segunda de las cuestiones que se plantean, y que sin duda está más
cerca del litigio constituido, es la relativa a la prueba de los hechos o de la
vulneración de los derechos de autor gestionados por SGAE. Los argumentos del
apelante para sustentar la infracción del principio de carga de la prueba del artículo
217 Ley de Enjuiciamiento Civil es que la prueba practicada a instancia de la actora
resulta insuficiente, que la inversión de la carga de la prueba prevista en el artículo
150 LPI, como excepción al 217 LEC, debe ser interpretado en sentido restrictivo,
siendo así que en el caso la presunción está contrarrestada por la prueba
presentada por la demandada, y que ese principio no debe ser aplicado respecto de
tres concretos hechos, el uso de música de carácter necesario y la superficie del
local y el tipo de música que utiliza el local dado que en la actualidad proliferan las
licencias Copyletf y Creative Comons.
El motivo ha de ser desestimado. Para el adecuado seguimiento del razonamiento
que nos lleva a tal conclusión, indicaremos que el esquema que seguiremos será el
siguiente: definir las afirmaciones que en demanda y contestación, respecto de los
hechos, hace cada una de las partes; recordaremos las reglas generales que en
esta materia viene estableciendo la jurisprudencia en relación a los principios que en
materia de carga probatoria resulta de la interpretación de los preceptos de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, para concluir con el análisis del resultado de la prueba
practicada a instancia de cada una de las partes que valoraremos en relación a las
reglas preestablecidas a partir de la interpretación de la Ley de Enjuiciamiento Civil
en relación a la Ley de Propiedad Intelectual.
Pues bien, y comenzando por la concreción de los hechos que constituyen el
sustrato fáctico de cada una de las partes, es de recordar que la actora afirma que
en el local que gestiona la mercantil demandada, se comunican públicamente obras
cuyos derechos gestiona SGAE, tanto de naturaleza auditiva -obras musicalescomo audiovisuales -videoclips musicales-, formando parte del paisaje propio de la
actividad del local, en el que no sólo se desarrollan actividades recreativas, sino
también de hostelería como bar de copas y restauración, sirviendo igualmente de
local para celebraciones varias, establecimiento que tiene aproximadamente 500 m2
y 20 aparatos de televisión y 24 pistas de bolos.
La demandada, niega sin embargo que se comuniquen públicamente obras propias
del repertorio de SGAE, afirmando por el contrario que la música que comunica
pertenece sólo de autores integrados en la corriente de Copyleft y Creative
Commons. Además, niega el dato ofrecido por la actora sobre la superficie del local
y el número de televisiones instalados.
Hasta aquí las alegaciones de cada parte.
En relación con la doctrina jurisprudencial sobre la carga de la prueba, la
jurisprudencia viene declarando que al actor le corresponde la carga de probar la
realidad de los hechos de los que ordinariamente se desprenda el efecto jurídico
correspondiente a las pretensiones de la demanda mientras que al demandado le
incumbe la carga de probar los hechos que impidan, extingan o enerven la eficacia
jurídica de los hechos constitutivos.
Esta declaración, que sería la normal deducción del artículo 217 Ley de
Enjuiciamiento Civil , encuentra su matización en el caso de la propiedad intelectual,
cuando de las entidades de gestión se trata, dado que a ellas se les encomienda la
reclamación de la efectividad de los derechos cuya gestión se les ha transmitido, con
relación a dos extremos que se viene considerando dimanan del principio de
inexigibilidad de prueba imposible o diabólica, a saber, la titularidad del repertorio de
la entidad y la comunicación del mismo cuando está acreditada la posesión por el
supuesto infractor del instrumental útil para ello.
Así se afirma que cuando se acredita la existencia en un establecimiento donde es o
puede ser habitual el uso de música como complemento o elemento necesario al
servicio que lucrativamente se presta u ofrece al público, del aparataje apropiado a
la reproducción y comunicación pública de obras audio visuales y musicales, surge
la presunción de que se está produciendo la comunicación pública ya que sólo cabe
racionalmente deducir que tales aparatos serán utilizados de forma habitual y
frecuente en el establecimiento, dado que sólo en tal uso tienen su justificación,
tanto en lo que hace a su ubicación como a su inversión económica que
necesariamente ha de estar ordenada a su uso cuando, por el tipo de
establecimiento de que se trata, según norma que aporta la experiencia, que se
utilizan para este tipo de comunicaciones. Particularmente conocida es la abundante
jurisprudencia sobre la posesión en establecimientos abiertos al público de
televisiones y radios que, afirma la doctrina jurisprudencial, genera una presunción
iuris tamtum de utilización de los mismos de forma habitual con la consiguiente
efectiva posibilidad de ejecución de actos de comunicación pública de obras
gestionadas por la SGAE y objeto de propiedad intelectual (en este sentido
sentencias de la Audiencia Provincial de Madrid Sección 20ª de 5 de mayo de 1993,
de la Sección 21ª de 25 de junio de 2002 y de la Sección 13ª de 29 de octubre de
2004; de la Audiencia Provincial de Orense Sección 2ª de 23 de diciembre de 2003 y
de la Audiencia Provincial de Pontevedra Sección 3ª de 14 de mayo de 2003 ).
Es cierto que también se trata de presunciones iuris tamtum que por tanto admiten
prueba en contrario y que en todo caso, estas deducciones han de venir matizadas
por los hechos tal cual queden acreditados, teniendo en cuenta en su formación, los
criterios de normalidad, flexibilidad y facilidad probatoria.
CUARTA.- En el caso, y por lo que hace a la prueba practicada, por la demandada,
el propio representante de la mercantil demandada -el letrado defensor- reconoce en
el acto del juicio 1) que el local está amenizado musicalmente; 2) que en el
establecimiento hay instalados veinte televisores; 3) que dicho local está aperturado
en esas condiciones desde el día 9 de octubre de 2002; 4) que la música que se
comunica y los vídeos que se proyectan están fuera del circuito comercial ordinario,
perteneciendo a las licencias Copyleft y Creative Commons no obstante lo cual; 5) y
a pesar de las concretas instrucciones de la directiva de la mercantil, es factible que
en alguna ocasión puede haberse comunicado música y su correspondiente obra
visual perteneciente al ámbito comercial ordinario.
Dos testigos aporta la actora. De un lado al apoderado de SGAE en la zona de
Alicante que afirma que conoce el local, que lo frecuenta, que está amenizado, que
identifica la música y los videoclips como comerciales (describe que se trata de
música de baile, reggeton y música actual), y que es él quien requiere al
establecimiento, a través de dos empleadas del mismo, para que regularicen la
comunicación de tales obras sin éxito en su gestión.
De otro lado, comparece el detective cuyo informe obra en autos, persona que
acude al establecimiento, que afirma que el local está amenizado con música que
describe como actual y variada, que la música que oye le resulta conocida y de la
que llega a identificar en su visita al local un tema conocido como Gasolina que está
probado documentalmente en autos, pertenece al catálogo de SGAE.
La mercantil actora afirma sin embargo que estos testigos, por su relación con la
entidad gestora, son cuestionables, obviando sin embargo que en los hechos
esenciales coinciden con lo reconocido por el propio representante de la
demandada. En cualquier caso, ninguna prueba aporta la demandada sobre el
hecho esencial de su defensa, es decir, sobre tipo de música que comunica. Se
limita a formular una afirmación carente de todo tipo de prueba, de manera que, más
allá de que resulte cuestionable una transmutación del principio de prueba, incluso
huyendo del mismo, de lo que no cabe ninguna duda es que quien tenía la facilidad
probatoria en relación al tipo de música comunicada era la propia comunicante, sólo
fuera por su proximidad a la fuente de la prueba.
Afirmó el representante de la demandada en el Juicio oral que la mercantil había
dado instrucciones precisas sobre el tipo de música a comunicar. No se aportan. Se
afirma que la totalidad, salvo error, de la música comunicada durante dos años, es
ajena al repertorio de SGAE. Nada prueba, porque medio alguno se propone a este
fin, que tenga en su poder soportes, que serían sin duda numerosos, con ese tipo de
música. Ningún testigo -que necesariamente debía ser empleado actual o pasadopropone para demostrar que esas obras y no otras eran las comunicadas, y que
aquellas y no otras, eran las instrucciones que tenían.
Esta carencia probatoria se denuncia sin que ello implique imponer a la demandada
la carga de la prueba que se rechaza respecto de la entidad gestora. Se trata de una
exigencia que parte de configurar un sistema de prueba que permita a cada litigante,
con los instrumentos a su alcance, formar el convencimiento judicial sobre los
hechos en un conflicto en el que las presunciones, por razones de experiencia ya
aludidas, representan una parte relevante en la definición fáctica del presupuesto
legal. Así en el caso tenemos que está probada la amenización musical en un
establecimiento que no sólo es de recreativos sino también de copas y restauración
en el que, por tanto, la música constituye un elemento de atracción al público y, a
partir de determinadas horas y en determinadas actividades, imprescindible a la
oferta que realiza.
Está fuera de toda duda que la música además, no se comunica aislada sino
acompañada del correspondiente videoclip, lo que supone una elaboración compleja
en el acto de la realización y, desde luego de la comunicación, mucho más próxima
al mercado ordinario que al alternativo.
Y tenemos probada la comunicación de música que está en el repertorio de SGAE.
No podemos concluir por tanto, que el uso del repertorio de SGAE sea un hecho
puntual, excepcional y erróneo en la normal actividad comunicativa del
establecimiento cuando, frente a aquellas probanzas, ninguna prueba se aporta
sobre que el repertorio básico, esencial y predominante del establecimiento es el
alternativo a las licencias ordinarias del mercado. Esta falta de prueba, y no una sólo
consideración presuntiva, es la que hace válida la presunción de la generalización
de la difusión de las obras de los autores cuyos derechos gestiona SGAE pues si
está con plenitud acreditada la existencia y utilización en el local de aparatos
reproductores de música y monitores de televisión, estamos en el caso de afirmar
con razonabilidad, ante la falta de prueba en contrario, que se está produciendo la
comunicación de obras de aquellos autores cuyos derechos masivamente son
gestionados en España por SGAE, lo que hace normal utilización de sus obras
cuando son estas las que predominan en el mercado más popular de la música.
Debe, en definitiva, concluirse que queda suficientemente justificada la
comunicación pública, a través de tales aparatos, en el local de la demandada, de
obras de autores cuyos derechos gestiona la Sociedad actora.
QUINTA.- Siendo aquella conclusión acorde a la doctrina jurisprudencial, la
calificación de arbitrarias de las tarifas que sirven para fijar la indemnización
reclamada, aduciéndose nulidad de la obligación contractual, constituye un último
argumento que tampoco puede tener favorable acogida, sólo fuera recordando el
reconocimiento expreso del Tribunal Supremo al percibo de los derechos
correspondientes conforme a las tarifas generales de la SGAE en diversas
resoluciones (así SSTS de fechas, ambas, 19 de julio de 1993).
Más concretamente, la Sentencia de 18 de diciembre de 2001 , con referencia a una
de las señaladas, afirma que "La sentencia de 19 de julio de 1993 declara que los
derechos reclamados, en cuanto vencidos y no satisfechos a la actora, significan los
daños y perjuicios que se reclaman en la demanda y tratándose de derechos
tarifarios cabe determinar su cuantía en ejecución de sentencia, según las tarifas
generales de la demandante, que resulten aplicables a los supuestos de las
específicas infracciones en que haya incurrido el demandado.". Siendo así, resulta
evidente que la impugnación de las tarifas resulta infundada ya que en efecto, está
fijadas unilateralmente si bien ello lo es en uso de una de las facultades legales
atribuidas por el artículo 157-1-b) LPI , tarifas que además son comunicadas al
órgano administrativo competente -art 159 LPI -.
En el mismo motivo se impugna la calificación de la modalidad de amenización, que
se califica de necesaria por SGAE para fijar el montante indemnizatorio, afirmando
que en realidad es secundario. La prueba practicada demuestra sin embargo que el
local en básicamente un establecimiento de naturaleza musical en que el que
combina como elemento de atracción al público un multi-servicio de recreativos,
juegos, bar, copas y restauración en un ambiente dominado por la música de género
actual.
Tampoco tiene base alguna la referencia la nulidad contractual ya que en el caso, lo
que se litiga es por la falta de licencia, es decir, de relación contractual en virtud de
la cual el establecimiento de la demandada pudiera hacer uso del repertorio musical
que gestiona. Por lo demás, se trata de una contratación (la necesaria para la
autorización del uso del repertorio) en la que no hay una situación de igualdad entre
las partes, ya que de lo que se trata es de configurar un sistema de cobro por el uso
de derechos de ajena titularidad, el de los autores sobre sus obras, que constituye
en objeto predeterminado para esta modalidad contractual, que no permite ni en
cuanto a ese objeto ni en cuanto a las tarifas, que como se señaló, están legalmente
atribuidas en su fijación a la entidad gestoras de los derechos de propiedad
intelectual, negociación para su adaptación a la conformación de la libre voluntad de
las partes.
Finalmente, y aun cuando el argumento se esgrime por el apelante en otra de sus
alegaciones, pero que resulta relevante en la conformación de las tarifas aplicadas,
cabe señalar que, en cuanto al número de televisiones, está expresamente
reconocido por el representante de la mercantil demandada y, en cuanto a la cabida
o superficie del local, que es dato cuya prueba, por razón del principio de facilidad
probatoria -art 217-6 LEC - le correspondía al demandado que pudo aportar el dato
de manera fehaciente como elemento desvirtuador del hecho afirmado por el actor.
No se hizo y esa falta de prueba le perjudica, confirmando ante las circunstancias
acreditadas sobre servicios y en particular, el número de pistas de bolos de que
dispone -24- en lo que sólo constituye uno de los servicios que presta, el dato
aportado por el actor.
SEXTO.- En cuanto a las costas procesales de esta alzada, y habiéndose
desestimado el recurso de apelación, no cabe sino imponerlas expresamente a la
parte apelante conforme a lo prevenido en los artículos 394 y 398 Ley de
Enjuiciamiento Civil
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación, en nombre
del Rey y por la autoridad conferida por el Pueblo Español.
Fallamos
Que desestimando el recurso de apelación entablado por la parte demandada, la
mercantil Bowling Sur S.A., representada por el Procurador D. José Luis Córdoba
Almela contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de los de
Alicante el día 10 de julio de 2006, debemos confirmar y confirmamos dicha
resolución; y con expresa imposición de las costas procesales de esta alzada a la
parte apelante.
Notifíquese esta Sentencia en forma legal y, en su momento, devuélvanse los autos
originales al Juzgado de procedencia, de los que se servirá acusar recibo,
acompañados de certificación literal de la presente resolución a los oportunos
efectos de ejecución de lo acordado, uniéndose otra al Rollo de apelación.
Así, por esta nuestra Sentencia definitiva que, fallando en grado de apelación, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- En el mismo día ha sido leída y publicada la anterior resolución por
el Ilmo. Sr. Ponente que la suscribe, hallándose la Sala celebrando Audiencia
Pública. Doy fe.-
Establecimiento desconocido
Sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1
OVIEDO
SENTENCIA: 00232/2007
SENTENCIA NÚMERO 232/07
ROLLO: RECURSO DE APELACION (LECN) 0000472/2006
Ilmos. Sres.
PRESIDENTE
Don José Ignacio Álvarez Sánchez
MAGISTRADOS
Don Guillermo Sacristán Represa
Doña María Elena Rodríguez Vigil Rubio
En Oviedo, a cuatro de Junio de dos mil siete.
VISTOS en grado de apelación por esta Sección Primera de la Audiencia Provincial
de OVIEDO, los presentes autos de JUICIO VERBAL 567/2005, procedentes del
JDO. DE LO MERCANTIL N. 1 de OVIEDO, Rollo 472/2006, entre partes, como
Apelantes SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES SGAE y Don xx
representados por los Procuradores de los Tribunales Dª. xx y D. yy,
respectivamente y bajo la dirección letrada de D. xx y Dª yy, respectivamente.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Se aceptan los antecedentes de hecho de la Sentencia apelada.
SEGUNDO.- El Juzgado de lo Mercantil núm. 1 de Oviedo dictó Sentencia en los
autos referidos con fecha 24 de Mayo de 2006 cuya parte dispositiva es del tenor
literal siguiente: "Que estimando parcialmente la demanda formulada por la
representación procesal de la parte actora Sociedad General de Autores y Editores,
debo condenar y condeno al demandado Don xx a abonar a la primera la suma de
587,84 euros, sin hacer expresa imposición de las costas causadas".
TERCERO.- Notificada la anterior Sentencia a las partes, se interpuso recurso de
apelación por la parte demandante y demandada, que fue admitido en ambos
efectos, previos los traslados ordenados, remitiéndose los autos a esta Audiencia
Provincial con las alegaciones escritas de las partes, no habiendo estimado
necesario la celebración de vista.
CUARTO.- Se señaló para deliberación, votación y fallo el día 30 de Mayo de 2007,
quedando los autos para sentencia.
QUINTO.-En la tramitación del presente Recurso se han observado las
prescripciones legales.
VISTOS, siendo Ponente el Ilmo. Sr. Don José Ignacio Álvarez Sánchez.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- La sentencia que puso término al procedimiento en la primera instancia
estimó parcialmente la demanda y condenó al demandado a abonar a la actora la
cantidad de 587,84 euros, sin imposición de costas. Dicha resolución no satisfizo a
ninguna de las partes, que formularon sendos recursos de apelación frente a ella, lo
que sitúa a esta Sala en la misma posición que el Juzgador de Primera Instancia, ya
que no hay ningún pronunciamiento consentido.
SEGUNDO.- La primera cuestión que debe analizarse es si el contrato es nulo por
falta de consentimiento tal y como postula el demandado. No cabe duda de que ese
consentimiento existió ya que el demandado firmó el contrato y el tenor del mismo es
muy claro respecto de su contenido. De hecho en el recurso en lo que se insiste es
en que ese consentimiento es nulo al tener reconocida una minusvalía del 65%,
hecho que, sin embargo no es por si mismo indicativo de que no pudiera contratar y,
de hecho, está al frente del negocio.
Tampoco puede apreciarse error en el consentimiento ya que aunque el demandado
afirma que creía que el contrato era para dar su grupo a conocer y no para abonar
los derechos de propiedad intelectual de los autores cuyo repertorio gestiona la
actora, esa afirmación está ayuna de toda prueba y ha de estarse, por tanto, al tenor
del contrato.
TERCERO.- Siguiendo el orden del recurso del demandado se afirma por el contrato
se rescindió en el mes de Febrero de 2005 ya que en esa fecha su madre comunicó
a la actora que no deseaba su continuación. Este motivo se basa en una confusión
conceptual ya que la rescisión de los contratos opera en los casos establecidos en el
art. 1291 del Código Civil y en ninguno de los supuestos allí expresados se
fundamente lo que solicita el demandado. De los argumentos expuestos por éste se
colige que su madre se dirigió a la actora para expresarle su deseo de poner fin al
contrato y que esta declaración la considera bastante para extinguir la relación
contractual. Se refiere, por tanto, no a la rescisión sino a la revocación ad natum, la
cual puede operar en el presente contrato porque así se establece en la estipulación
novena, apartado tres, pero que exige demostrar no sólo que se comunicó a la
S.G.A.E. por escrito, pues así se indica expresamente, sino también que se ha
cesado en la utilización del repertorio gestionado por ella y se ha retirado el aparato
utilizado para las amenizaciones, lo que no se ha acreditado en modo alguno.
CUARTO.- Careciendo de toda relevancia si el padre del demandado estaba o no
cuando se firmó el contrato, lo que afirmó la testigo Doña xx, el último de los motivos
de este recurso se refiere a que no se difunde la música gestionada por la actora
sino la de unos grupos que se encuentran en una página de internet, denominada
Creative Commons, alegación que no sólo está carente de toda prueba por por su
parte sino que viene desmentida por los testigos que comparecieron a instancia de
la actora Dª yy y D. zz que afirmaron que se difundía música comercial de
actualidad; y aunque su testimonio pueda examinarse con prevención al trabajar
para la actora lo cierto es que no está desvirtuado de contrario pues ninguna
testifical se propuso al respecto y, además, la firma del contrato no tendría sentido si
esa afirmación fuera cierta.
QUINTO.-El recurso de la actora debe resultar acogido ya que se ha señalado
anteriormente que las partes podían poner fin al contrato comunicándolo por escrito
a la otra con un preaviso de un mes, pero ello requería, además de manifestarlo por
escrito, que no se continuara utilizando el repertorio de la S.G.A.E. y este
presupuesto no se ha observado en el caso de autos ya que la testifical propuesta
por la actora, no contradicha por otra relevante, acredita que siguió emitiéndose
música de actualidad en el local litigioso. En consecuencia debe estimarse
íntegramente la demanda.
SEXTO.- Las dudas de hecho y de derecho que presenta el caso enjuiciado, que se
ponen de manifiesto por la discrepancia entre las sentencias de 1ª y 2ª instancia
aconsejan a esta Sala no hacer especial pronunciamiento sobre las costas de
ambas instancias (art. 394.1 y 398.1 de la L.E.C.) que en ningún caso procederían
respecto del recurso que se acoge.
Por todo lo expuesto, la Sala dicta el siguiente:
Fallo
Estimar el recurso de apelación interpuesto por la Sociedad General de Autores y
Editores y desestimar el formulado por D. xx, ambos frente a la sentencia que con
fecha 24 de Mayo de 2006 dictó el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez del Juzgado de
Primera Instancia núm. 1 de lo Mercantil de Oviedo y revocar dicha resolución.
Se estima la demanda rectora del procedimiento y se condena al demandado a
abonar a la actora la cantidad de 685,82 euros, la cual devengará el interés legal del
dinero desde la fecha de interposición de la demanda hasta la de esta resolución, a
partir de la cual operará al tipo prevenido en el art. 576 de la L.E.C.
No se hace especial pronunciamiento sobre las costas causadas en ambas
instancias.
Así por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
Complejo Alcántara
AUDIENCIA PROVINCIAL DE BADAJOZ SECCIÓN TERCERA
MÉRIDA S E N T E N C I A Num. 251/07. Iltmos/as. Sres/as.
PRESIDENTE: D.ª MARINA DE LA CRUZ MUÑOZ ACEDO
(PONENTE). MAGISTRADOS: D. JOSE MARIA MORENO MONTERO.
D. JESUS SOUTO HERRERO. Recurso Civil núm. 478/06. Autos núm.
150/06.
Juzgado Primera Instancia e Instrucción nº 6 de Badajoz
En Mérida, a siete de Septiembre de dos mil siete.
Vistos en trámite de apelación ante esta Sección Tercera de la Audiencia Provincial,
los Autos num. 150/06, procedentes del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
num. 6 de Badajoz, sobre Juicio Ordinario, en los que aparece como apelante
Descanso y Deportes, S.A, asistido del Letrado Juan Maria Calero González y
representado por el Procurador Riesco Martínez y como parte apelada Sociedad
General de Autores, asistido del Letrado Mercedes Lena Marín y representado por el
Procurador Mera Velasco.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Se aceptan en cuanto son relación de trámites y antecedentes los de la
sentencia apelada que con fecha 8/06/2006 dictó la Señora Juez del Juzgado de
Primera Instancia nº 6 de Badajoz.
SEGUNDO.- La referida sentencia apelada contiene fallo del tenor literal siguiente:
"Estimando parcialmente la demanda formulada por el Procurador Sr.
Rivera Pinna en representación de la Sociedad General de Autores y
Editores (SGAE) debo condenar a la actora la cantidad de Cinco Mil
Cuatrocientos Setenta y Dos Euros Y noventa Y Cinco Céntimos
(5.472,95.- €). Dicha cantidad será incrementada con los intereses del
artículo 576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Cada parte abonará las costas causadas a su instancia y las comunes
por mitad."
TERCERO.- Contra expresada sentencia se interpuso en tiempo y forma recurso de
apelación por la representación procesal de la parte demandante, que le fue
admitido en ambos efectos, dándose traslado a la contraparte, para su adhesión o
impugnación al mismo, y una vez verificado se remitieron los autos a este Tribunal,
donde se formó el rollo de Sala, que fue seguido por sus trámites.
CUARTO.- En la tramitación del presente recurso se han observado en lo esencial
las prescripciones legales, habiéndose demorado el dictado de la presente por
haberse encontrado de baja por enfermedad la Ponente.
VISTO siendo Ponente Illma. Señora Presidenta Dª MARINA DE LA CRUZ MUÑOZ
ACEDO.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La actora, hoy la Sociedad General de Autores y Editores, ejercita en la
presente litis una acción de reclamación de daños y perjuicios contra la entidad
demandada, solicitando sea condenada la misma al abono de 9971,49 euros e
intereses legales, al amparo del art. 138 del Texto refundido de la Ley de Propiedad
Intelectual, de 12 de Abril de 1996 , por la comunicación pública que ésta ha llevado
a cabo durante el año 2005, sin su previa y preceptiva autorización, y a través de la
reproducción de obras musícales cuyos derechos de autor tiene encomendada su
gestión, y que dice constituir una actividad que resulta imprescindible para la
explotación del negocio de hostelería, denominado "Complejo Alcántara", del que es
titular dicha demandada, y , más concretamente, para los banquetes de bodas y
demás eventos sociales que se celebran en sus salones; y frente a cuya pretensión
ésta se opone alegando la excepción de falta de legitimación pasiva, como
argumento principal, por inexistencia de la comunicación publica en que se basa la
demanda, ya que, según manifiesta en su escrito de contestación, ni se han
difundido en su establecimiento obras del repertorio administrado por la SGAE, ni es
cierto que la música sea un elemento imprescindible de su negocio de servicio de
comidas, si bien reconoce que se celebran en sus salones bodas y demás actos
sociales donde de forma muy puntual, según dice puede emitirse música que,
argumenta, se lleva a cabo bien a través del hilo musical del restaurante por el que
paga el correspondiente canon de los derechos de autor a la actora, que pretende,
pues, duplicidad de cobros, o bien a través de la que el propio cliente contrata por su
cuenta, limitándose la misma sólo a encargarse de mediar entre éste y la persona
(de su empleado) que se dedica a prestar dicho servicio mediante su propio
ordenador y equipo de música, y que lleva a cabo a través de un programa de
Internet denominado " Creative Commons " de libre uso y acceso gratuito, amén de
impugnar también, subsidiariamente, dicha demandada la cuantía solicitada por
considerarla arbitrariamente fijada por la actora y , en definitiva, improcedente.
Habiéndose dictado por el Juzgador de instancia sentencia estimatoria en parte, al
haber rechazado la excepción de fondo referenciada y moderado, no obstante, la
cuantificación de la indemnización solicitada; y contra cuya resolución se alza ahora
la demandada, al reputar que ha habido una errónea valoración de la prueba y
argumentando en suma las mismas alegaciones ya aducidas, excepto en lo relativo,
podríamos matizar, a la difusión efectuada por el hilo musical por haber admitido su
representante legal, en el interrogatorio judicial, que en los salones donde se
celebran los banquetes no existe y que por tanto no se utiliza nada más que en la
cafetería y restaurante, e insistiendo fundamentalmente en que la probanza obrante
en autos, en contra del criterio sustentado por el Juez "a quo", no logra acreditar que
la actora gestione los derechos de autor correspondientes al repertorio de las obras
musicales que difunde durante los susodichos eventos y poniendo, además, especial
énfasis en que dicha prueba tampoco ha demostrado la cuantía que ha sido
condenada a abonar, suplicando, en consecuencia, su absolución o,
subsidiariamente, sea condenada fijándose la cuantía adeudada en función de los
banquetes que hayan sido realmente acreditados, mientras que, por el contrario, la
sociedad actora interesa la confirmación integra de la sentencia impugnada por
considerarla en todo ajustada a derecho.
SEGUNDO.- Delimitados de este modo los términos del debate litigioso planteado
ante esta segunda instancia, hemos de partir, para su adecuada resolución, teniendo
en cuenta que el art 17 de LPI y actualmente el R.D - leg 1/1996, de 2 de abril , por
el que se aprueba el Texto Refundido de aquella, dispone que corresponde al autor
el ejercicio exclusivo de los derechos de explotación de su obra en cualquier forma
y, en especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación publica y
transformación, que no podrán ser realizados sin su autorización, salvo en los casos
previstos en la Ley, quedando prohibida, conforme a los art 1 y 20 de la misma, la
comunicación publica de tales obras intelectuales sin abonar a sus autores los
derechos correspondientes, pero la gestión, explotación y percepción de tales
derechos de autor raramente, la llevan a acabo estos directamente, sino que lo usual
es que lo encomienden a las entidades de gestión a las que alude el art. 135 de la
referenciada Ley , que, contrariamente a lo que sostiene la actora, de ser la única en
este ámbito, permite la existencia de diferentes entidades de gestión poniendo con
ello fin a la anterior situación de monopolio exclusivo y privilegio que tenía la
Sociedad General de Autores de España, pues establece que tales entidades, una
vez autorizadas, están legitimadas en los términos que resulten de sus propios
estatutos para ejercer los derechos confiados a su gestión y hacerlos valer en toda
clase de procedimientos judiciales; ahora bien, no puede desconocerse, sin
embargo, la amplia difusión que la sociedad actora tenía en este campo de gestión,
hasta el punto que la mayoría de la doctrina de las Audiencias Provinciales se ha
inclinado por estimar que existe la presunción "iuris tantum" de que los derechos de
propiedad intelectual de cualquier actor son gestionadas por la misma, salvo prueba
en contrario, quedando así dicha sociedad relevada de acreditar en cada caso la
cesión concreta de cada autor en particular mediante la aportación de los convenios
de gestión correspondientes, sino que ha de ser quien lo niegue el que debe
acreditar lo contrario, es decir que el autor tiene encomendada la gestión de sus
derechos a otra entidad diferente, bien probando haber satisfecho el importe
reclamado a otra entidad de gestión legitima, o bien acreditando que los derechos
reclamados no son, por las circunstancias que fuere, de los administrados por la
sociedad actora, ya que ,ciertamente, exigir que la actora tenga que expresar y
demostrar una por una todas las obras musicales que, por ejemplo, han sido
reproducidas en los salones que regenta la demandada recurrente, y que las
mismas pertenecen a autores que la tienen encomendada la gestión de sus
derechos, conllevaría sin duda la imposición de una prueba diabólica, siendo , pues
por ello, por lo que se consagra, como anteriormente hemos explicitado, por la
Jurisprudencia menor, el principio de inversión de la carga probatoria en esta
materia.
TERCERO.- Ello sentado y centrándonos ya en el supuesto contemplado, y, más
concretamente en el objeto del recurso suscitado ante este segunda instancia,
habida cuenta que la demandada - que en un primer momento, en la declaración
practicada en las diligencias preliminares instadas por la actora, negó que se diera el
servicio de música en las bodas y banquetes de análoga naturaleza, salvo en alguna
ocasión que los novios lo contrataran por su cuenta y no enlatada sino música en
directo, en dichas ocasiones, y que después, en el escrito de contención a la
demanda, ya admitió dicho servicio de reproducción de música pero afirmando
incluso que la actora pretendía una duplicidad de cobros, al prestarle a través del
hilo musical por el que pagaba los derechos correspondientes a aquella - ahora se
limita, sin embargo, a insistir en que dicho servicio de música, que admite ofrecer
para las bodas y banquetes, es prestado por un empleado suyo, el Sr. Salvador ,
actuando ella tan solo como intermediaria sin ninguna intervención en la contratación
entre el cliente y el mencionado empleado, contraviniendo así, de alguna manera,
sus propios actos o manifestaciones que, sin duda, resultaban desde un principio
insostenibles por cuanto la realidad social demuestra, como hecho notorio, que hoy
día en la mayoría de las bodas y demás banquetes de semejante índole se emiten
obras musicales, existiendo, pues, un enlace preciso y directo según las reglas del
criterio humano entró el hecho demostrado (la celebración de tales eventos) y el
hecho presunto (difusión de obras protegidas) que determinaba la aplicación de la
prueba de presunción a favor de la actora, obviamente no desvirtuada por la
demandada; pues bien, como venimos diciendo, la valoración de la prueba obrante
en autos, cuya revisión debe llevarse a cabo en este alzada, y que ha sido calificada
de erróneamente apreciada por el Juzgador de primer grado, según la recurrente, ha
de llevarnos a la conclusión de afirmar la plena legitimación de la actora para deducir
la pretensión actuada en la demanda, y cual correctamente ha sido expuesto por
aquel en la fundamentación jurídica de la sentencia recurrida, ya que, ciertamente,
ninguna prueba practicada por la demandada ha logrado demostrar la
intermediación que invoca, pues, antes al contrario, resulta nada creíble dicha
versión ante las manifestaciones del testigo encargado, según se dice, de prestar
dicho servicio, y que, además de ser interesadas por ser empleado de la casa,
resulta totalmente contradictorias con la tesis de la demandada, toda vez que afirma
haber hecho tan sólo este trabajo, en el año 2005, en dos o tres ocasiones,
emitiendo música que le pasaba un compañero que era el que poseía la licencia
para el acceso al programa Creative Commos mencionado, pero sin identificar al
mismo, resultando, cuanto menos curioso, que si ello era así, es decir si dicho
empleado cobraba directamente a las novios, o éstos, en ocasiones, como también
se dice, contrataban su propia orquesta, la demandada no se haya preocupado de
traer siquiera los testimonios de algunos de estos novios para corroborar dichos
alegatos, dada la menor dificultad o facilidad probatoria que reviste para ello la
práctica de tal prueba, lo que unido a la actividad probatoria desarrollada por la
actora (documental, testifical del detective privado complementada con la grabación
aportada en autos, y demás testimonios practicadas) nos lleva a la ineludible
convicción de que la difusión de obras protegidas en los salones de la demandada,
constituía una practica habitual durante la celebración de los banquetes
referenciados, y sin lugar a dudas en el cotillón de fin de año, cual resulta de la
propia actuación de la demandada, que retiró las entradas de la oficina de la SGAE,
que había llevado para su contraseñado, por no estar de acuerdo con el importe de
las tarifas que, a su decir, le resultaba desproporcionado, pero sin que en ningún
momento dicha demandada haya puesto en tela de juicio la difusión de las mentadas
obras en dicha fiesta, por lo que habrá, pues, de presumirse que también se
emitieron las obras que se encuentran protegidas por el derecho del autor y, por
consiguiente, el deber de la demandada de abonar las tarifas establecidas al
respecto y que reclama la actora en la presente demanda.
CUARTO.- Por cuanto antecede, acreditada por tanto la difusión sin la autorización
precisa de la actora, es claro que la demandada vendrá obligada a indemnizar los
daños y perjuicios ocasionados y que aquella opta por concretar en la remuneración
que hubiere percibido de haber autorizado la explotación, y si bien, ciertamente,
dicho daño no está perfectamente especificado y es de difícil cuantificación, los
criterios adoptados por la actora en base a los elementos probatorios aportados y
que documentalmente se constatan resultan lógicos y justificados, sin que la
demandada haya logrado desvirtuarlos con sus alegatos en el presente recurso, a
todas luces ambiguos e inconsistentes y que no se ha preocupado de demostrar con
el intento siquiera de la más mínima prueba al respecto, cuya facilidad probatoria sin
duda poseía, no pudiendo pretender ahora desconocer el alcance probatorio de la
agenda de reservas que ella misma presentó en las diligencias preliminares, por no
poseer facturas, según manifiestó, ni documentación contable alguna, bajo la excusa
de que se trata de simples anotaciones previsibles, que no tienen por qué
desembocar en la efectiva celebración de tales eventos, ni que coincida el número
de personas que se anotó al respecto, pues, como decíamos, a ella competía la
carga de la probanza contraria que, no obstante, el Juzgador, pese a su total
ausencia, ha tenido en cierto modo en consideración, en base precisamente a dicha
falta de precisión exacta, aplicando un criterio de moderación y equidad, hasta
deducir más de un 40% la suma reclamada, que esta sala considera ponderado y
que, en consecuencia, ha de respetar al no existir motivación alguna para
rechazarlo, lo que conlleva, sin necesidad de mayores consideraciones, la
desestimación del recurso entablado, al considerarse procedente la cuantía otorgada
en la sentencia apelada.
QUINTO.- Por último, en cuanto a las costas procesales causadas en esta alzada,
dada la confirmación de la sentencia resulta procedente su imposición a la parte
demandada, por imperativo legal.
VISTOS los artículos citados y los demás de general y pertinente aplicación, en
nombre de S.M. El REY y en virtud de la autoridad que nos es conferida por la
Constitución aprobada por el pueblo español,
FALLAMOS
Que, DESESTIMANDO el recurso de apelación interpuesto por la representación
procesal de la entidad Descanso y Deporte S.A., contra la sentencia dictada por el
Ilmo. Sr Magistrado Juez del Juzgado de Primera Instancia núm. 6 de Badajoz, en el
procedimiento del Juicio Ordinario tramitado bajo el núm. 150/06, de que dimana el
presente Rollo, DEBEMOS CONFIRMAR Y CONFIRMAMOS íntegramente dicha
resolución, dando aquí por reproducida su parte dispositiva y con expresa imposición
de las costas procesales causadas a la parte demandada.
Notifíquese esta resolución a las partes, haciéndoles saber que contra la misma no
cabe recurso alguno, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 466 y ss. de la L.EC. y
267 de la LOPJ.
Devuélvanse los autos originales al Juzgado de procedencia, con testimonio de lo
resuelto, a fin de que se proceda a su ejecución y cumplimiento, archivándose el
original en el Libro Registro de sentencias civiles de esta Sección.
Así por esta nuestra Sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.
PUBLICACION. Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Ilmo. Sr.
Magistrado Ponente, estando el Tribunal celebrando audiencia pública en el día de
la fecha, de todo lo que certifico.
Sala La Iguana
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1 PONTEVEDRA SENTENCIA:
00124/2008 Rollo: RECURSO DE APELACION (LECN) 872/07 Asunto:
ORDINARIO 26/06 Procedencia: MERCANTIL-1 DE PONTEVEDRA
LA SECCION PRIMERA DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE PONTEVEDRA,
COMPUESTA POR LOS ILMOS
MAGISTRADOS D. MANUEL ALMENAR BELENGUER D. FRANCISCO
JAVIER VALDÉS GARRIDO Dª MARÍA BEGOÑA RODRÍGUEZ
GONZÁLEZ HA DICTADO EN NOMBRE DEL REY LA SIGUIENTE
SENTENCIA NUM.124
En Pontevedra a veinticinco de febrero de dos mil ocho
Visto en grado de apelación ante esta Sección 001 de la Audiencia Provincial de
PONTEVEDRA, los autos de ordinario Nº 26/06, procedentes del Juzgado de
Mercantil 1 de Pontevedra, a los que ha correspondido el Rollo núm. 872/07, en los
que aparece como parte apelante-demandado: TRILITA DE VIGO SL, no personada
en esta alzada y como parte apelado- demandante: AGEDI Y AIE, representado por
la Procuradora Dª. Carmen Torres Alvarez, y asistido por la Letrada Dª. Lucia
Silvoso Fuentes, sobre propiedad intelectual y reclamación de cantidad, y siendo
Magistrado Ponente el Ilmo. Sr. D. FRANCISCO JAVIER VALDÉS GARRIDO, quien
expresa el parecer de la Sala.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por el Juzgado de Primera Instancia núm 1 de Pontevedra, se dictó
sentencia cuyo fallo textualmente dice:
"Que estimo la demanda formulada por la Procuradora Sra. Torres en
nombre y representación de AGEDI y AIE contra TRILITA DE VIGO
S.L., y en consecuencia declaro que la demandada ha venido
realizando comunicación pública de fonogramas sin la autorización de
AGEDI y condeno a la demandada a que cese la comunicación pública
de fonogramas del repertorio de las demandantes y a que pague a la
parte actora la suma de 3.812,26 euros, más los intereses legales
devengados desde la presentación de la demanda y hasta la fecha de
la presente resolución, a partir de la cual será de aplicación lo dispuesto
en el artículo 576 de la LEC , con imposición de las costas procesales a
la parte demandada."
SEGUNDO.- Notificada dicha resolución a las partes, por el demandado TRILITA DE
VIGO SL se interpuso recurso de apelación, que fue admitido en ambos efectos, por
lo que se elevaron las actuaciones a esta Sala y se señaló el día 14 DE FEBRERO
DE 2.008 para la deliberación de este recurso.
TERCERO.- En la tramitación de esta instancia se han cumplido todas las
prescripciones y términos legales.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
PRIMERO.- Recurre en apelación la entidad demandada, titular del establecimiento
"Sala la Iguana", sito en Vigo, destinado a discoteca, la sentencia de instancia que le
condena al pago a las demandantes Asociación de Gestión de Derechos
Intelectuales (AGEDI) y de Artistas Intérpretes y Ejecutantes, Sociedad de Gestión
de España (AIE) de la cantidad de 3.812,26 euros, por actos de comunicación
pública de fonogramas de piezas musicales, en perjuicio de los derechos de
propiedad intelectual atribuidos a los productores y a los artistas intérpretes de las
obras musicales, aduciendo en síntesis, como único motivo impugnatorio, la falta de
acreditación de que en su establecimiento se hayan llevado a cabo actos de
comunicación pública de obras correspondientes al repertorio gestionado por las
actoras, dada la sola reproducción en el mismo de música libre de pago de canon.
SEGUNDO.- Llevándose a cabo en el establecimiento de la demandada la
reproducción y difusión de obras de contenido musical, además como un servicio
esencial de prestación a sus clientes, dada la amplitud de la relación de productores
fonográficos de cuya gestión de derechos de propiedad intelectual se encarga la
demandante Agedi, de partida es dable el establecimiento de una presunción "iuris
tantum" de realización de actos de comunicación pública de la obra protegida en el
local de la parte demandada, incumbiendo a ésta la prueba de la no utilización de las
obras musicales del repertorio de los demandantes, respecto de las que carece de
autorización para su uso.
Recientemente, y propiciado por los avances tecnológicos, está alcanzando auge un
movimiento denominado "música libre", muy relacionado con la expansión de
internet, ámbito en el que los propios creadores de piezas musicales, sin
intermediación de la industria discográfica, pueden poner a disposición de los
usuarios de internet, copias digitales de sus obras, con amparo en licencias
conocidas como " Creative Commons ", que consisten en diversas clases de
autorizaciones que da el titular de su obra para un uso más o menos libre y gratuito
de la misma.
Tal novedosa circunstancia ha venido a deparar el surgimiento de una corriente
jurisprudencial que entiende posible la desvirtuación de aquella inicial presunción
(antaño de muy difícil logro), mediante la acreditación por el demandado de disponer
de capacidad personal y técnica para acceder a dicho tipo de música libre e
independiente, de contar con medios personales y materiales para utilizarla y
reproducirla en su establecimiento, así como de probar que efectivamente así lo
viene realizando; de forma que, al destruirse así la presunción, pasa a recaer sobre
la parte actora la carga de demostrar que las obras musicales reproducidas en el
local de la demandada, en todo o en parte se corresponden con las pertenecientes a
su repertorio.
Pues bien, aún cuando de las declaraciones de los tres testigos propuestos por la
demandada (un empleado pinchadiscos y dos clientes habituales del
establecimiento), quepa tener por acreditada la concurrencia de los extremos
necesarios para la destrucción de la inicial presunción favorable a las entidades de
gestión actoras, como consecuencia de la reproducción en el local de música libre o
independiente, bajo licencia "Creative Commons", previamente descargada de
internet y reproducida a través de un ordenador portátil, en último término por la
parte demandante se ha venido a probar que la utilización en el local de obras
musicales no se limita al listado de autores ejecutantes o intérpretes de música libre
descargada desde internet bajo la licencia " Creative Commons " que fue aportada
por la demandada con el escrito de contestación a la demanda, sino que se extiende
a otros autores y productores de música comercial, de cuya gestión de derechos de
propiedad intelectual se encargan los demandantes, cuál resulta fundamentalmente
del testimonio del testigo Sr. Luis Alberto , detective privado contratado por la parte
actora, quién como se recoge en la resolución impugnada, indicó que acudió al local
de la demandada durante quince minutos en los cuales comprobó que sonaba
música del repertorio de las actoras, en concreto la canción "Summer in the city",
seguida de dos más del mismo intérprete, el cual, junto con el productor, pertenecen
al repertorio de las actoras.
En consecuencia, y dado que el pedimento de la demanda inatendido lo fue por su
carácter superfluo, produciéndose, por lo tanto, una estimación sustancial de las
pretensiones de la parte actora, se impone la desestimación del recurso de
apelación y consiguiente confirmación de la sentencia de instancia impugnada.
TERCERO.- Dada la desestimación del recurso de apelación, se imponen a la
demandada-recurrente las costas procesales de la presente alzada (art. 398-1 LEC
).
En virtud de la Potestad Jurisdiccional que nos viene conferida por la Soberanía
Popular y en nombre de S.M. el Rey.
FALLAMOS
Se desestima el recurso de apelación y se confirma la sentencia de instancia
impugnada; todo ello con expresa imposición a la demandada recurrente de las
costas procesales de la presente alzada.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
3 No consta ni alegado:
3.1 Sentencias de Audiencias Provinciales
Gimnasio Calle P. de Madrid
Audiencia Provincial de Madrid, sección 28
Rollo: RECURSO DE APELACION 166/2007
Proc. Origen: JUICIO VERBAL 70/2006
Organo Procedencia: JDO. DE LO MERCANTIL N. 6 de MADRID
De: SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES
Contra: xxx
SENTENCIA: 00055/2008
En Madrid, a 21 de febrero de 2008.
La Sección Vigésima Octava de la Audiencia Provincial de Madrid, especializada en
materia mercantil, integrada por los ilustrísimos señores magistrados D. Enrique
García García, D. Alberto Arribas Hernández y D. Pedro Mª Gómez Sánchez, ha
visto en grado de apelación, bajo el nº de rollo 166/2007, los autos del procedimiento
nº 70/2006, provenientes del Juzgado de lo Mercantil nº 6 de Madrid, el cual fue
promovido por la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES contra D.
Demandado, siendo objeto del mismo acciones en materia de propiedad intelectual.
Han actuado en representación y defensa de las partes, el Procurador D. Jesús
Iglesias Pérez y el Letrado D. Antonio Megia Grande por D., no compareciendo en
esta Sección la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Las actuaciones procesales se iniciaron mediante demanda presentada
con fecha 23 de febrero de 2006 por la representación de la SOCIEDAD GENERAL
DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra D. Demandado, en la que, tras exponer
los hechos que estimaba de interés y alegar los fundamentos jurídicos que
consideraba que apoyaban su pretensión, suplicaba lo siguiente:
"Se declare que la parte demandada debe satisfacer a mi mandante en
concepto de indemnización conforme a lo establecido en el art. 140 del
LRLPI , por la comunicación pública de obras lleva a cabo sin
autorización en el establecimiento denominado «ANTONIO TORRES» y
por el período comprendido entre marzo de 2004 a mayo de 2005, la
suma de 524,44 euros a que se contrae la presente reclamación,
condenándole al pago de la expresada suma así como al pago de los
intereses legales desde la interposición de la demanda y las costas del
procedimiento".
SEGUNDO.- Tras seguirse el juicio por sus trámites correspondientes el Juzgado de
lo Mercantil nº 6 de Madrid se dictó sentencia, con fecha 20 de abril de 2006, cuyo
fallo era el siguiente:
"Que estimando esencialmente la demanda formulada por el Procurador
D. xx en nombre y representación de la SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES contra D. Demandado debo:
Primero: Condenar y condeno a D. Demandado a que abone al actor la
cantidad de QUINIENTOS VEINTICUATRO EUROS CON CUARENTA
Y CUATRO CÉNTIMOS (524,44), más el previsto en el art. 576 LEC.
Segundo: Las costas se imponen a la parte demandada."
TERCERO.- Publicada y notificada dicha resolución a las partes litigantes, por la
representación de D. Demandado se interpuso recurso de apelación que, admitido
por el mencionado juzgado y tramitado en legal forma, ha dado lugar a la formación
del presente rollo ante esta sección de la Audiencia Provincial de Madrid, que se ha
seguido con arreglo a los trámites de los de su clase. La deliberación y votación para
el fallo del asunto se realizó con fecha 21 de febrero de 2008. Ha actuado como
ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D. Enrique García García, que expresa el parecer
del tribunal.
CUARTO.- En la tramitación del presente recurso se han observado las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- El recurrente discrepa de la sentencia que en primera instancia le
condenó por la comunicación pública, entre marzo de 2004 y mayo de 2005, de
obras musicales en su local, dedicado a gimnasio, sito en la calle P. nº 00 de Madrid,
aduciendo que no ha sido acreditado que existan en éste equipos reproductores de
música. Asevera el apelante que no los necesita para impartir clases de karate, que
es la actividad a la que se dedica, y sostiene además que él ha aportado pruebas
que evidencian precisamente que no dispone de ellos.
Con relación al primero de tales argumentos debe señalarse que lo que aquí
interesa comprobar es si se está produciendo una comunicación pública de obras
musicales protegidas por la propiedad intelectual ante una pluralidad de personas,
en los términos del artículo 20 del TR de la Ley de Propiedad Intelectual , porque ello
exige autorización del titular de los derechos de autor (artículos 2 y 17 del TR de la
Ley de Propiedad Intelectual en relación con el artículo 428 del C Civil y los artículos
11 y 11 bis del Convenio de Berna y el artículo IV de la Convención Universal del
Derecho de Autor), al que le corresponde el ejercicio exclusivo de los derechos de
explotación de su obra en cualquier forma y, en concreto, los de índole patrimonial
(que incluyen los de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación). Se entiende por comunicación pública todo acto por el cual una
pluralidad de personas pueda tener acceso a la obra. Para ello basta la mera
posibilidad de acceso, resultando indiferente además que sea simultáneo o
sucesivo. Entre los supuestos de comunicación pública se incluye cualquier tipo de
emisión o transmisión de la obra en lugar accesible al público y mediante cualquier
instrumento idóneo. El responsable de la comunicación pública no sólo es el autor
directo de la actividad ilícita, sino también cualquiera que facilite el acceso al público
a esa comunicación, como son los dueños de los locales donde ésta se efectúa, ya
que obtienen un beneficio por dicho servicio.
Pues bien, la entidad demandante ha aportado las siguientes pruebas de que en el
local del demandado se realizaba tal actividad de comunicación pública de obras
musicales:
1º) El testimonio de Dª. yy, representante de zona de la SGAE, cuyo
trabajo consiste precisamente en comprobar hechos de este tipo, que
aseguró en el acto del juicio que visitó en varias ocasiones el local y
que constató que estaban usando música disco para clases de aerobic;
de una de ellas dejó constancia además en un acta de visita fechada el
30 de marzo de 2004 (folio nº 55 de autos);
2º) Una hoja publicitaria del gimnasio (folio nº 56 de autos), donde
consta el logo y teléfono de éste (reconocida por el demandado en la
prueba de interrogatorio practicado en el acto del juicio), en la que se
inserta un cuadrante con los horarios y precios de las clases de aerobic,
actividad ésta que, como es notorio, requiere del empleo de música;
3º) La SGAE dirigió requerimientos al demandado en abril y mayo de
2004 (folios nº 52 y 53), al menos uno de ellos por correo certificado con
acuse de recibo (folio nº 54 de las actuaciones), para que cesase en la
infracción y regularizase la situación y, sin embargo, no consta que éste
replicase ante dichas misivas que no estuviese realizando tal actividad,
limitándose a no contestar, lo que no parece razonable si se le estaba
imputando una conducta incorrecta y no era responsable de ella; y
4º) Como admitió el demandado en el acto del juicio, no es la primera
vez que resulta demandado por la SGAE, habiendo sufrido ya una
condena precedente por comunicación pública de obras musicales.
El alegato del demandado que aduce que carece de equipo reproductor de música
en el local, a la vista de los precedentes hechos, no resulta determinante para
plantearse su posible absolución, puesto que:
1º) La actividad infractora puede realizarse mediante cualquier
instrumento idóneo, ya sea por equipos instalados de modo estable, ya
sea mediante aparatos portátiles u otro medio, por lo que la presencia
de instalaciones musicales permanentes en el local (lo que, desde
luego, hubiera sido un indicio muy revelador al respecto) no sería lo
determinante de la condena sino el hecho mismo de realizarse de
cualquier modo los actos de comunicación pública (el mercado ofrece al
respecto una amplia gama de dispositivos, tanto analógicos como
digitales, de escasas dimensiones, pero fiables y de calidad en sus
prestaciones);
2º) El acta notarial aportada por el demandado no ofrece una visión
completa de su local, sino cinco imágenes de otras tantas
dependencias del mismo (salas con espalderas, sala de musculación y
vestuarios), en las que sólo se aprecian perspectivas parciales de las
mismas, quedando ocultas al observador muchas zonas del inmueble;
por otro lado, llama la atención que no se pidiese al notario que diese fe
de la ausencia de instalaciones musicales en el local y solo conste en el
acta notarial la coincidencia de las fotos con lo reflejado en ellas (folios
nº 83 a 85 de autos); y
3º) En último caso, lo que hubiese podido tener algún interés hubiese
sido acreditar que no se disponía de tales aparatos en el período al que
se refiere la demanda, entre marzo de 2004 y mayo de 2005, y no un
año después, ya que la acción ejercitada no era la de cesación sino la
indemnizatoria por actos referidos a dicha época.
El resto de los documentos aportados por el demandado apuntan a la utilización del
gimnasio para clases de karate y a los brillantes resultados obtenidos en
competiciones de dicho arte marcial por los alumnos del demandado. No cuestiona
este tribunal ni lo uno ni lo otro, pero aquí no es lo relevante. Que el gimnasio tenga
como actividad principal el karate no excluye que, con carácter habitual, se realicen
además otras en las que se emplee música, como el aerobic, a razón de tres horas
diarias, de lunes a viernes, según la hoja de horarios que obra al folio nº 56 de autos.
No se defiende en esta resolución una inversión de la carga de la prueba en contra
del demandado, como parece entender éste. Al contrario, la prueba de los hechos
determinantes de la comisión de la infracción incumbe a la SGAE, a tenor de lo
establecido en el nº 2 del artículo 217 de la LEC. Lo que ocurre es que
consideramos que los medios probatorios aportados por ésta demuestran, de modo
razonable, que se ha venido realizando la actividad infractora denunciada en la
demanda y, sin embargo, la contraprueba del demandado no permite desvirtuar tal
conclusión.
SEGUNDO.- También argumenta el recurrente que no se ha acreditado que se haya
comunicado alguna obra de las administradas por la demandante, aludiendo además
a que existen en España otras entidades de gestión de derechos de propiedad
intelectual. Se trata, en realidad, de una cuestión que afecta a la legitimación "ad
causam" de la actora para accionar contra el demandado en la defensa de los
derechos que se invocan en la demanda, por lo que no debería extrañar al
recurrente que la resolución recurrida haya hecho alusión a ello. La SOCIEDAD
GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) es una entidad de gestión colectiva
de derechos de carácter patrimonial integrantes de la propiedad intelectual y está
legitimada para hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos o
judiciales (art. 150 del TR de la Ley de Propiedad Intelectual ). La jurisprudencia
(sent TS 18 de octubre de 2001, 18 de diciembre de 2001, 15 de octubre de 2002,
24 de diciembre de 2002, 31 de enero de 2003 y 10 de mayo de 2003) ha
respaldado la legitimación de las entidades de gestión colectiva para representar en
juicio a todos los titulares pertenecientes a la clase de derechos cuya administración
asumió la entidad en sus estatutos, sin que sea preciso que se acredite que cada
uno de ellos les hayan confiado la gestión individualizada de sus derechos.
Asimismo, las sentencias de 11 de mayo y 14 de diciembre de 2006 de esta sección
28ª de la Audiencia Provincial de Madrid han señalado que se trata de una
legitimación propia, que va referida a la defensa de intereses generales y no a la de
concretos asociados, y que toma como base los derechos a los que se refieren sus
estatutos. Se trata de una legitimación "ex lege" para ejercer los derechos que les
han sido confiados y para hacerlos valer en toda clase de procedimientos. Lo que
SGAE está defendiendo en este juicio son los derechos de los autores de obras
musicales, lo que acota el campo de los beneficiarios respecto a los intereses que
representan otras entidades de gestión colectiva de derechos. Actúa así en defensa
de intereses comunes del colectivo cuya gestión tiene encomendada, por lo que en
el desempeño de esa labor es legítimo que reaccione contra la actividad de
comunicación pública de obras musicales que, sin autorización para ello, se está
llevando a cabo en el establecimiento de la parte demandada. Lo que persigue es la
obtención de una indemnización por la infracción de tales derechos de propiedad
intelectual, la cual deberá luego distribuir, junto con sus demás recursos, entre el
colectivo de los autores de obras musicales cuyos derechos gestiona.
Por otro lado, dado la enorme cantidad de obras musicales, españolas e incluso
extranjeras, cuyos derechos de autor son gestionados en España por la SGAE, no
encontramos razones, dadas las circunstancias de este caso (especialmente la
relativa al tipo de música que se emplea para este tipo de actividades) y a falta de
indicios de lo contrario, para poner en entredicho que las comunicadas en el local del
demandado correspondieran al repertorio de ésta. Además, el demandado ni tan
siquiera ha insinuado, ni mucho menos ha aportado al respecto un principio de
prueba, de que las obras pudieran corresponderse con la denominada música
libre (los modelos de dominio público y de licencias generales -General Public
License-, como son, por ejemplo, las licencias "creative commons", algunas de
las cuales incluyen la cláusula "copyleft") a la que puede accederse merced a
la expansión de internet, lo que hubiese podido permitir poner en cuestión el
razonamiento precedente.
TERCERO.- El testimonio de la enviada de SGAE, que exclusivamente por su
relación con ésta es criticado por el recurrente, constituye una prueba tan apta como
las demás para acreditar la comisión de los actos de infracción de los derechos de
autor. El hecho de que medie relación mercantil o laboral entre la testigo y dicha
entidad no impide que aquélla pueda testificar, debiendo ser valorada su declaración
con arreglo a la sana crítica, como la de cualquier testigo (artículo 376 de la LEC).
Aunque la existencia de vinculaciones entre testigos y las partes sea una
circunstancia a tener en cuenta por el juzgador, a fin de valorar su imparcialidad
(apartado 2 del artículo 367 y artículo 377 de la LEC), ello no significa que haya que
negarle, de entrada, fuerza probatoria a un testimonio solamente por ese motivo, si
las circunstancias del caso no permiten ponerlo en entredicho. Sobre todo cuando el
tenor de sus manifestaciones venga ser respaldado por otros medios de prueba que
permitan entrever la veracidad de lo testificado.
No se ha revelado, en este caso, razón de peso para cuestionar la declaración
realizada por la testigo Dª. yy en el acto del juicio. No incurrió en contradicción
relevante al prestarla y tenía perfecta conciencia de lo que exponía por tratarse de
hechos relativos a su actividad profesional. Además, su relato resulta respaldado por
la existencia de otras pruebas, como el impreso publicitario del gimnasio, reconocido
por el propio demandado, donde se reseña el horario correspondiente a la actividad
de aerobic. Y a raíz de las visitas de la testigo, de una de las cuales dejó reseña
escrita en un acta privada fechada a 30 de marzo de 2004, se enviaron en abril y
mayo siguientes por la SGAE las correspondientes cartas de reclamación al
demandado, no contestadas por éste, cuando la diligencia normal de cualquier
empresario debería haberle llevado a protestar en su defensa si hubiesen carecido
de justificación. Todo lo cual constituye un soporte suficiente para otorgar
credibilidad a la mencionada testigo.
CUARTO.- El recurrente cuestiona la valoración probatoria que se efectúa en la
resolución apelada respecto el impreso publicitario del gimnasio, aduciendo que se
trataba de un simple antiguo proyecto de actividades que no se llevó a cabo. La
crítica del recurrente carece de justificación, pues tiene sentido que el juez dé el
valor que merece a dicha prueba puesto que es un documento que tiene su origen
en el propio demandado, que es quién lo facilita al público en su local. Que así lo
haga resulta contradictorio con sus manifestaciones, pues no se comprende que si
se tratase de un mero proyecto abandonado facilitase al público dicho impreso
informativo de horarios y precios referidos precisamente a la actividad de aerobic,
presentándolo con un significativo abanico horario diario de clases. Además, puesto
que la SGAE ha aportado tal prueba claramente indicativa de la realización de la
actividad en el gimnasio, a quién correspondería desvirtuarla con otras pruebas sería
al propio demandado. Sin embargo, que él lo niegue en la prueba de interrogatorio
(con el valor que a la misma asigna el artículo 316 de la LEC) o que aporte
documentación relativa a la práctica de karate no son elementos probatorios idóneos
a tal fin, ya que no permiten descartar que, en contra de la lógica, se esté dejando
de hacer lo que se está publicitando.
QUINTO.- En cuanto a la procedencia de indemnización y su cuantía, que pudiera
entenderse contestada por el recurrente cuando efectúa un alegato referente a las
tarifas de SGAE, de las que dice que no son aprobadas por el Ministerio de Cultura,
debe explicarse lo siguiente. El titular de los derechos de propiedad intelectual que
hayan resultado infringidos puede exigir que se le indemnicen los daños causados
(artículo 138 del TRLPI ). Para el cálculo de la indemnización el perjudicado puede
optar, como indemnización, al amparo del artículo 140 del TRLPI , por aplicar el
criterio de la remuneración que hubiera percibido de haber autorizado la explotación.
Lo cual justifica la condena a la parte demandada al pago de la suma reclamada,
siguiendo así el criterio legal mencionado, pues se llega a ella tomando como
referencia las tarifas de SGAE (artículo 157.1.b del TRLPI ) aplicadas al período de
tiempo durante el cual ha mediado la infracción, que es la remuneración que hubiera
debido percibir la demandante si hubiese autorizado la comunicación pública de las
obras que integran su repertorio.
El sistema de tarifas generales está así diseñado en la Ley de Propiedad Intelectual
(artículo 157) como el medio más adecuado de establecer el precio que ha de
pagarse por la utilización del repertorio de una entidad de gestión. La ley atribuye a
está la facultad de aprobar de modo unilateral sus tarifas, quedando sometida a la
obligación de comunicarlas a la Administración Pública. La finalidad legalmente
perseguida es que así se agilice la obtención de las licencias, que la entidad está
legalmente obligada a conceder a quién se la solicite (artículo 157.1 .a), y se
garantice la igualdad de trato de los usuarios (a salvo lo previsto en la propia ley a
favor de entidades culturales que carezcan de finalidad lucrativa - artículo 157.1 .b- o
lo estipulado en contratos generales con asociaciones de usuarios de su repertorio artículo 157.1 .c), sin perjuicio del eventual control del comportamiento de las
entidades de gestión por los órganos de defensa de la competencia.
SEXTO.- El recurrente cuestiona el número de metros cuadrados que se atribuyen a
las dos dependencias de su local para el cálculo de la indemnización, dimensión
ésta que, junto con otras circunstancias, se toma en cuenta para aplicar la tarifa de
SGAE. Pues bien, resulta patente que el que podía proporcionar esa información
con exactitud es el propio demandado, y no la SGAE, porque es evidente que sin
autorización de aquél no le resultaría posible a ésta ponerse a tomar medidas en las
instalaciones del gimnasio. No obstante, cada escalón de la tarifa comprende una
horquilla significativa de metros cuadrados dentro de cada categoría, por lo que
siendo el demandado el que tenía la disponibilidad de tal dato a él incumbía
aportarlo (al amparo del nº 6 del artículo 217 de la LEC), sin que exista constancia
de que haya mediado un error grave en las dimensiones tomadas como referencia
por la SGAE para el encuadramiento del inmueble en el tramo correspondiente. Por
lo que el recurso también merece ser desestimado por este motivo.
SÉPTIMO.- Los alegatos que efectúa el recurrente en su escrito respecto a la
imposición del pago de intereses y costas parten del presupuesto de que no se
apreciase actividad infractora ni se justificase su condena. Habiéndose concluido en
esta resolución lo contrario, a falta de otro argumento del apelante, procede
confirmar en esta resolución la aplicación efectuada en primera instancia de los
artículos 576 y 394 de la LEC.
OCTAVO.- La desestimación del recurso conlleva la imposición a la parte apelante
de las costas ocasionadas con su apelación, tal como se prevé en el nº 1 del artículo
398 de la LEC.
Vistos los preceptos citados y demás concordantes de general y pertinente
aplicación al caso, este tribunal emite el siguiente.
Fallo
Desestimamos el recurso de apelación interpuesto por la representación de D.
Demandado contra la sentencia dictada el 20 de abril de 2006 por el Juzgado de lo
Mercantil nº 6 de Madrid en el juicio nº 70/2006 del que este rollo dimana. E
imponemos al mencionado recurrente las costas correspondientes a dicha
apelación.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos los
ilustrísimos señores magistrados integrantes de este tribunal.
Restaurante El Caserón de Araceli
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 28
MADRID
SENTENCIA: 00110/2008
AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID
SECCIÓN 28
C/ General Martínez Campos nº 27.
Teléfono: 91 4931988/89
Fax: 91 4931996
ROLLO DE APELACIÓN Nº 283/07.
Procedimiento de origen: Juicio Ordinario nº 300/04.
Órgano de Procedencia: Juzgado de Primera Instancia nº 5 de
Alcobendas.
Parte recurrente: SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES
(SGAE).
Procurador: Don José María Murúa Fernández.
Parte recurrida: "EL CASERÓN DE ARACELI, S.A."
Procurador: Doña María José Bueno Ramírez
ILMOS. SRES. MAGISTRADOS:
1. RAFAEL SARAZÁ JIMENA
2. ALBERTO ARRIBAS HERNÁNDEZ
3. PEDRO MARÍA GÓMEZ SÁNCHEZ
SENTENCIA Nº 110
En Madrid, a ocho de mayo de dos mil ocho.
En nombre de S.M. el Rey, la Sección Vigésima Octava de la Audiencia Provincial
de Madrid, especializada en materia mercantil, integrada por los ilustrísimos señores
magistrados antes relacionados, ha visto en grado de apelación, bajo el nº de rollo
283/07, los autos de juicio ordinario seguidos ante el Juzgado de Primera Instancia
nº 5 de Alcobendas con el número 300/2004, el cual fue promovido por la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE), apelante en esta
alzada, representada por el Procurador don José María Murúa Fernández y
defendida por el letrado don Eduardo Ezpondaburu Marco contra la mercantil "EL
CASERÓN DE ARACELI, S.L.", ahora apelada, representada por la Procuradora
doña María José Bueno Ramírez y defendida por el letrado don Tomás Villatoro
González, sobre derechos de propiedad intelectual.
Es magistrado ponente don ALBERTO ARRIBAS HERNÁNDEZ, que expresa el
parecer de la Sala.
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- Las actuaciones procesales se iniciaron mediante demanda presentada
con fecha 8 de junio de 2004 por la representación de la SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra la mercantil "EL CASERÓN DE ARACELI,
S.L.", en la que, tras exponer los hechos que estimaba de interés y alegar los
fundamentos jurídicos que consideraba que apoyaban su pretensión, suplicaba lo
siguiente:
"A Se declare: Que la parte demandada viene comunicando
públicamente obras musicales en el local que explota denominado
RESTAURANTE EL CASERÓN DE ARACELI, sin haber obtenido para
ello la previa autorización de la SGAE, infringiéndose así los derechos
gestionados por dicha entidad.
B Y se condene a la parte demandada:
4. A estar y pasar por la anterior declaración.
2. A que cese de inmediato la referida comunicación pública, en tanto
no proceda a obtener la preceptiva autorización de la SGAE,
acordándose el precinto de los aparatos utilizados en la misma.
3. A que satisfaga a mi mandante en concepto de indemnización,
conforme a lo establecido en el artículo 140 del TRLPI , por la
comunicación pública de obras llevadas a cabo sin autorización en el
establecimiento de su titularidad, cuya cuantía deberá ser concretada
en fase probatoria o subsidiariamente en ejecución de sentencia, y al
menos por el periodo comprendido entre marzo de 2003 a mayo de
2004.
4. Y pago de los intereses legales devengados y las costas que se
generen en el presente procedimiento".
SEGUNDO.- Tras seguirse el juicio por sus trámites correspondientes el Juzgado de
Primera Instancia nº 5 de Alcobendas dictó sentencia, con fecha 4 de mayo de 2006,
cuyo fallo era el siguiente:
"Que desestimo la demanda interpuesta por la SOCIEDAD GENERAL
DE AUTORES Y EDITORES (SGAE). contra EL CASERÓN DE
ARACELI, S.L.., apreciando las excepciones de falta de legitimación
activa y pasiva, absolviendo a la parte demandada de los pedimentos
deducidos en su contra, sin entrar a conocer del fondo. Con expresa
imposición de las costas causadas a la parte demandante."
TERCERO.- Publicada y notificada dicha resolución a las partes litigantes, por la
representación de la parte demandante se interpuso recurso de apelación al que se
opuso la parte demandada. Admitido el recurso por el mencionado juzgado y
tramitado en forma legal, ha dado lugar a la formación del presente rollo ante esta
sección de la Audiencia Provincial de Madrid, que se ha seguido con arreglo a los de
su clase, señalándose para su deliberación y votación el día 8 de mayo de 2008.
CUARTO.- En la tramitación del presente recurso se han observado las
prescripciones legales.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- La sentencia apelada desestima la demanda deducida por la
SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra la mercantil "EL
CASERÓN DE ARACELI, S.L." por la que interesaba se declarase la infracción por
parte de la demandada de los derechos de propiedad intelectual gestionados por la
demandante como consecuencia de la comunicación pública de obras musicales en
el local que explota bajo la denominación EL CASERÓN DE ARACELI con motivo de
las celebraciones de banquetes de boda, bautizos, bailes y eventos de análoga
naturaleza, sin la previa autorización de la SGAE, así como la condena a la
demandada a cesar en la referida comunicación pública en tanto en cuanto no
procediera a obtener la previa autorización de la demandante; y a abonar la
correspondiente indemnización conforme a las tarifas generales durante el período
de la infracción, concretado en la Audiencia Previa entre marzo de 2003 y mayo de
2004 , y cuya cuantía se fijó durante el proceso en la cantidad de 16.230,25 euros,
IVA incluido.
La demanda fue desestimada al apreciar la sentencia falta de legitimación activa por
no haber aportado la demandante con la demanda los estatutos adaptados a la Ley
Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación ni
certificación acreditativa de su autorización administrativa otorgada por el Ministerio
de Cultura y publicada en el Boletín Oficial del Estado, tras la entrada en vigor de la
citada Ley Orgánica.
También se rechaza la legitimación de la demandada al entender que aquélla no
efectúa comunicación pública de obras musicales al prestarse el servicio de
discoteca en los eventos que así lo requieren los clientes a través de la sociedad
"VIP FIESTA, S.L.", contratada al efecto por la demandada.
Contra la sentencia de instancia se alza la parte actora afirmando tanto su
legitimación como la de la demandada, a lo que se opone ésta, manteniendo los
demás motivos que, a su juicio, justifican la desestimación de la demanda para el
caso de que se admitiese tanto la legitimación activa como la pasiva de las partes
que, en su caso, serán analizados a lo largo de esta resolución.
Por último, conviene indicar que en la contestación a la demanda se opuso la
excepción de demanda defectuosa por no delimitar con la debida claridad y precisión
la parte actora en su demanda el período supuestamente infractor, sin que tampoco
se concretara el importe de la indemnización solicitada ni se ofrecieran las bases de
modo que la liquidación resultase de un pura operación aritmética. Dicha excepción
fue desestimada en trámite de audiencia previa, razonada por escrito en auto de
fecha 6 de abril de 2005 y desestimado el recurso de reposición interpuesto por la
demandada, en lo relativo a esta excepción por auto de 3 de mayo de 2006 (aunque
realmente no se había impugnado en dicho recurso el pronunciamiento
desestimatorio de la excepción de demanda defectuosa, sin perjuicio de las
cuestiones de fondo planteadas en torno a las tarifas -folios 180 a 188 de los autos-).
Como es lógico, dicha excepción no se ha reproducido en esta instancia por lo que
la misma queda fuera del examen de este tribunal (artículos de la Ley de
Enjuiciamiento Civil).
SEGUNDO.- La cuestión de la legitimación de las entidades de gestión conferida por
el artículo 150 Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual y antes por el
artículo 135 de la Ley de Propiedad Intelectual de 11 de noviembre de 1987 , ha sido
analizada en numerosas sentencias del Tribunal Supremo con relación a la
legitimación de dichas entidades en supuestos de defensa de los derechos de
comunicación que requieren una autorización global (sentencias del Tribunal
Supremo de 29 de octubre de 1999, recursos 262/1998 y 969/1997; 24 de
septiembre de 2002, 15 de octubre de 2002 y 10 de mayo de 2003, entre otras).
Concretamente la sentencia de 10 de mayo de 2002, señala con precisión que "Del
articulado de la Ley resulta que los autores pueden hacer valer directamente sus
derechos ya que la actuación necesaria a través de una entidad de gestión solo es
exigida en los supuestos de los artículos 3.2 y 25.7 de la Ley 43/1994, de 30 de
diciembre , sobre derechos de alquiler y préstamo y otros derechos afines a los
derechos de autor en el ámbito de la Propiedad intelectual (artículos 25.7 y 90.7 del
texto Refundido de 1996 ), derechos entre los que no se incluyen aquellos a que se
refiere esta litis; no obstante esa libertad de gestión, la experiencia demuestra que
los titulares de estos derechos no gestionan directamente los derivados de la
comunicación pública de fonogramas por medios mecánicos y de transmisión
publica mediante aparatos de televisión en establecimientos abiertos al público, sin
duda por la imposibilidad de llevar a cabo en adecuado control de la ejecución de
esos actos de comunicación, habida cuenta de los numerosos establecimientos en
que los mismos se llevan a cabo". A continuación dicha sentencia, siguiendo las de
29 de octubre de 1999 , señala que "Cuando el artículo 135 de la Ley de Propiedad
Intelectual, redacción de 1987 , establece que "las entidades de gestión una vez
autorizadas, estarán legitimadas, en los términos que resulten de sus propios
estatutos, para ejercer los derechos confiados a su gestión y hacerlos valer en toda
clase de procedimientos administrativos o judiciales", debe entenderse partiendo de
lo antes dicho, que la expresión "derechos confiados a su gestión" puesta en
relación con la de "en los términos que resulten de sus estatutos", se refiere a
aquellos derechos cuya gestión "in genere" constituye, de acuerdo con los estatutos,
el objeto de actuación de la entidad de gestión, no a los concretos derechos
individuales que, mediante contratos con los titulares de los mismos o acuerdos con
otras organizaciones de idéntica finalidad, les hayan sido encomendados para su
gestión; se atribuye así a la SGAE legitimación para la defensa en juicio de los
derechos a que se extiende su actividad; entender, como hace la sentencia
recurrida, que es necesaria la acreditación documental, al amparo del artículo 503.2
de la Ley de Enjuiciamiento Civil , de la relación contractual establecida entre la
SGAE con cada uno de los titulares del derecho de comunicación pública o de los
acuerdos con otras entidades de idéntica función gestora, hace ineficaz, respecto de
esta modalidad de derechos de autor, el sistema de protección establecido en la
Ley, al no alcanzar la así dispensada los caracteres de real, concreta y efectiva que
el texto legal propugna, resultando defraudados los intereses generales en la
protección de la propiedad intelectual que justifica la concesión de autorización
administrativa a las entidades de gestión (artículo 133.1 c) de la Ley de 1987").
Finalmente, la resolución analizada concluye que el artículo 135 de la ley de 1987,
actualmente 150 , atribuye una legitimación que denomina presunta, a las entidades
de gestión de los derechos de autor ".para cuando se trata de la defensa de los
derechos de comunicación que requieren una autorización global".
En definitiva, la legitimación extraordinaria, propia y de carácter legal del artículo 150
del Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual , atribuye legitimación a las
entidades de gestión respecto de los derechos de ejercicio necesariamente colectivo
o para aquellos que requieren una autorización global.
No cabe duda, pues, que la legitimación de la actora al amparo del artículo 150 del
Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual , sólo requiere la aportación de
sus estatutos y la preceptiva certificación acreditativa de la autorización
administrativa otorgada por el Ministerio de Cultura, cuestión que como tal no es
discutida en este pleito, en el que sí se cuestiona la legitimación de la demandante al
no haber acreditado al tiempo de la presentación de la demanda la necesaria
adaptación de sus estatutos a la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo , reguladora
del Derecho de Asociación, cuya exigencia deduce del artículo 151 Texto Refundido
de la Ley de Propiedad Intelectual que somete el contenido de los estatutos a lo
previsto en dicho precepto, "Sin perjuicio de lo que dispongan otras normas que les
sean de aplicación.", en este caso la Ley Orgánica 1/2002 , reguladora del Derechos
de Asociación, dada la naturaleza de las entidades de gestión como personas
jurídicas de base asociativa.
Es incuestionable que la demandante no acreditó al tiempo de la interposición de la
demanda (8 de junio de 2004) la adaptación de sus estatutos a la vigente Ley
Orgánica 1/2002, de 22 de marzo , reguladora del Derecho de Asociación y que
había transcurrido el plazo de adaptación de dos años desde la entrada en vigor de
la Ley, lo que tuvo lugar a los dos meses de su publicación en el BOE (26 de marzo
de 2002), esto es, el día 26 de mayo de 2002, previsto en el apartado 1 de la
Disposición Transitoria Primera .
Sin embargo, el recurrente parte de una premisa errónea cual es que la preceptiva
autorización que las entidades de gestión han de obtener del Ministerio de Cultura
conforme al artículo 150 Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual para
que aquélla ostente la correspondiente legitimación (y, en realidad, para que puedan
dedicarse, en nombre propio o ajeno, a la gestión de derechos de explotación u
otros de carácter patrimonial, por cuenta y en interés de varios autores u otros
titulares de derechos de propiedad intelectual), pasa de forma ineludible (artículos
148 y 151 Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual ) porque los estatutos
se encuentren adaptados a la vigente Ley Orgánica reguladora del Derecho de
Asociación, de modo que al no haber acreditado al tiempo de la presentación de la
demanda dicha adaptación a esta última norma, la actora queda privada de
legitimación activa.
Dicha conclusión no tiene fundamento legal. Efectivamente, como ya hemos
apuntado el plazo de adaptación de los estatutos a la Ley Orgánica 1/2002 expiró el
día 26 de mayo de 2004 (Disposición Transitoria Primera ) y, en consecuencia, con
anterioridad a la presentación de la demanda, pero la falta de adaptación no priva a
la entidad de gestión de legitimación o, dicho de otro modo, no implica la revocación
"ipso iure" de la autorización administrativa, lo que carece de previsión legal. Es
más, el propio apartado 1 de la Disposición Transitoria Primera establece que "Las
asociaciones inscritas en el correspondiente Registro con anterioridad a la entrada
en vigor de la presente Ley Orgánica estarán sujetas a la misma y conservarán su
personalidad jurídica y la plenitud de su capacidad.", sin anudar a la falta de
adaptación la pérdida de la autorización administrativa. En similar sentido se
pronuncia la sentencia de la sección 5ª de la Audiencia Provincial de Zaragoza de
fecha 7 de diciembre de 2005 que alude, en supuesto análogo al aquí enjuiciado, a
que la falta de adaptación no produce de forma automática la extinción de la
asociación incumplidora o la suspensión de sus derechos en sus relaciones
jurídicas, rechazando, en suma, que la falta de adaptación prive de legitimación a la
entidad de gestión.
Por otro lado, la única consecuencia que se prevé para la falta de adaptación se
contempla en el Real Decreto 1497/2003, de 28 de noviembre , por el que se
aprueba el Reglamento del Registro Nacional de Asociaciones y de sus relaciones
con los restantes registros de asociaciones, en cuya Disposición Transitoria Única,
relativa, precisamente, a la adaptación de estatutos a la Ley Orgánica 1/2002, de 22
de marzo. Así , el apartado 2) de la citada Disposición establece que "Transcurrido el
plazo de dos años (para la adaptación de los estatutos), no se inscribirá en el
correspondiente registro documento alguno de las asociaciones no adaptadas, hasta
que se haya efectuado ante el registro la acreditación en forma de los extremos a
que se refiere el apartado 1 anterior". Ésta es la única consecuencia que, de modo
automático, cabe atribuir a la falta de adaptación, porque la más severa prevista en
el apartado 3) del mismo precepto ha sido declarada nula, por ilegal, por la reciente
sentencia de la Sala 3ª del Tribunal Supremo de 20 de abril de 2006 .
El mencionado apartado 3) establecía que "Las asociaciones no adaptadas, ni
disueltas, que actúen, en su caso, sin haber regularizado su situación registral se
asimilarán a las asociaciones no inscritas a los efectos previstos en el art. 10 de la
Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo", estableciendo en apartado 4 del artículo 10
de la Ley que "Sin perjuicio de la responsabilidad de la propia asociación, los
promotores de asociaciones no inscritas responderán, personal y solidariamente, de
las obligaciones contraídas con terceros. En tal caso, los asociados responderán
solidariamente por las obligaciones contraídas por cualquiera de ellos frente a
terceros, siempre que hubieran manifestado actuar en nombre de la asociación".
Esto es, extendía por vía reglamentaria el régimen de responsabilidad solidaria de
promotores y asociados previsto para las asociaciones no inscritas en el artículo
10.4 de la Ley Orgánica 1/2002 , a las asociaciones inscritas con anterioridad en el
Registro correspondiente, cuyos estatutos, sin embargo, no se hubieran adaptado en
plazo legal a la nueva Ley y también a aquéllas que habiendo efectuado la oportuna
adaptación de éstos, la misma no hubiese tenido acceso al Registro.
La referida sentencia del Tribunal Supremo declara la nulidad del apartado tercero
de la Disposición Transitoria Única del Reglamento del Registro Nacional de
Asociaciones y de sus relaciones con los restantes registros de asociaciones,
aprobado por Real Decreto 1497/2003, de 28 de noviembre , por carecer el
Reglamento de la necesaria habilitación legal, señalando que "La Disposición
Transitoria primera de la Ley Orgánica , reguladora del derecho de asociación,
impone a las asociaciones, inscritas en el correspondiente Registro con anterioridad
a la entrada en vigor de la propia Ley Orgánica, el deber de adaptar sus estatutos a
la nueva Ley en el plazo de dos años, sin señalar las posibles consecuencias en el
caso de incumplimiento de ese deber, precisando meramente que tales asociaciones
inscritas con anterioridad quedan sujetas a la nueva Ley y conservarán su
personalidad jurídica y la plenitud de su capacidad".
Resulta patente que anulada por falta de habilitación legal la extensión del régimen
de responsabilidad de las asociaciones no inscritas, a las inscritas con anterioridad a
la entrada en vigor de la Ley, como lo es la SGAE, pero que no hubieran adaptado
sus estatutos en plazo legal, lo que estaba previsto en un Real Decreto, con mayor
razón debe negarse la pérdida o revocación automática de la autorización
administrativa de la entidad de gestión, "sanción" o consecuencia no prevista en
norma alguna.
En todo caso, el propio Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual prevé en
su artículo 149 que "La autorización podrá ser revocada por el Ministerio de Cultura
si sobreviniera o se pusiera de manifiesto algún hecho que pudiera haber originado
la denegación de la autorización, o si la entidad de gestión incumpliera gravemente
las obligaciones establecidas en este título. En los tres supuestos deberá mediar un
previo apercibimiento del Ministerio de Cultura, que fijará un plazo no inferior a 3
meses para la subsanación o corrección de los hechos señalados.
La revocación producirá sus efectos a los tres meses de su publicación en el Boletín
Oficial del Estado".
Si la falta de adaptación de los estatutos a la Ley Orgánica 1/2002 es causa que
justifique la revocación de la autorización otorgada a una entidad de gestión es una
cuestión ajena a esta resolución pero sí interesa destacar que no consta en modo
alguno, porque no se ha producido nunca, la revocación de la autorización
concedida a la SGAE por el Ministerio de Cultura.
Dicho lo anterior, la actora acompañó a la demanda copia de sus estatutos,
contemplando el artículo 5 como el fin principal de la entidad la protección del autor y
demás derechohabientes en el ejercicio y mediante la gestión eficaz, entre otros, de
los derechos de comunicación pública de obras musicales (documento nº 2 de la
demanda). Además, se aportó la oportuna certificación acreditativa de que la SGAE
fue autorizada para actuar como entidad de gestión de derechos de propiedad
intelectual en virtud de Orden del Ministerio de Cultura de 1 de junio de 1988,
publicada en el BOE el siguiente día 4 (documento nº 3 de la demanda), por lo que
la demandante dio cumplimiento a los requisitos exigidos por el artículo 150 Texto
Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual , sin que la autorización, al tiempo de
la interposición de la demanda, hubiera sido revocada por falta de adaptación de los
estatutos a la Ley Orgánica 1/2002 , ni por ninguna otra circunstancia, lo que
determina el reconocimiento de la legitimación de la parte actora, siendo irrelevante
a estos efectos si, efectivamente, la actora había o no adaptado sus estatutos
cuando presentó la demanda.
En todo caso, aunque no es relevante para apreciar la legitimación de la
demandante, de la certificación expedida por el Ministerio del Interior unida al folio
220 resulta que la demandante, tras la presentación de la demanda, ha dado
cumplimiento a la necesaria adaptación de sus estatutos con fecha 8 de marzo de
2005, los cuales figuran debidamente inscritos en el Registro Nacional de
Asociaciones, sin que en momento alguno se haya revocado la autorización del
Ministerio de Cultura para actuar como entidad de gestión, cuya autorización es
certificada por el Subdirector General de Propiedad Intelectual con fecha 21 de abril
de 2005 (folios 222 y ss), figurando en la propia certificación que el fin principal de la
sociedad conforme a sus estatutos es, en lo que aquí interesa, la protección del
autor y demás derechohabientes en el ejercicio y mediante la gestión eficaz, entre
otros, de los derechos de comunicación pública de obras musicales.
TERCERO.- Admitida la legitimación de la demandante, debe analizarse la falta de
legitimación pasiva, también acogida como excepción en la sentencia, en los
términos en que fue planteada en la demandada, esto es, circunscrita a la prestación
de servicio de discoteca por un tercero, sin perjuicio de la utilización o no del
repertorio musical gestionado por la SGAE, alegado como cuestión de fondo en la
contestación y que indebidamente en el escrito de oposición del recurso se hace
valer a propósito de la falta de legitimación pasiva, además de mantenerse como
oposición de fondo.
Precisado lo anterior, tampoco se comparte el razonamiento de la sentencia de
instancia en este punto que niega la legitimación de la demandada porque "tiene
subcontratada con la mercantil VIP FIESTA S.L. el servicio de megafonía y
sonorización de eventos, así como el servicio de discoteca móvil".
Aunque es cierto que la amenización musical de las celebraciones de bodas las
efectúa la demandada a través de la mercantil "VIP FIESTA, S.L.", en virtud de
contrato suscrito al efecto entre ambas (documentos n 1 y 2 de la contestación a la
demanda), dicha circunstancia no priva de legitimación a la demandada.
Es la demandada la que ofrece como un servicio más a sus clientes la posibilidad de
amenizar el evento a través de lo que en su oferta denomina discoteca móvil a un
precio de 596 euros más IVA (documento nº 2 de la demanda y concretamente el
folio 42 de los autos), siendo irrelevante si tal servicio lo presta directamente la
demandada utilizando sus propios aparatos de música, a través de una orquesta o
grupo que pudiera contratar al efecto o mediante una empresa que ameniza la
celebración "pinchando" música.
Ofreciendo la demandada como un servicio más de las celebraciones que pueden
efectuarse en sus instalaciones la amenización musical, es ella quien, en su caso,
también efectúa la comunicación pública de obras musicales con independencia de
que se valga de un tercero para prestar materialmente ese servicio ofrecido por la
demandada y del que obtiene un triple beneficio económico: en primer lugar, el
vinculado al propio precio que se cobra por tal servicio; en segundo lugar, el
asociado a la contratación de la denominada barra libre, que carecería de sentido en
este tipo de celebraciones sin música, hasta el punto de que la duración del servicio
de discoteca móvil se vincula al de la barra libre; y en tercer lugar, evita la pérdida
derivada de la disminución de la contratación de eventos que podría suponer no
ofrecer dicho servicio, en aquéllos casos en que el cliente considerase
imprescindible la amenización musical de la celebración.
En similar sentido se pronuncian las sentencias de la Audiencia Provincial de La
Coruña, sección 6ª, de 19 abril de 2004; de la sección 6ª de la Audiencia Provincial
de Pontevedra de 21 de abril de 2003 y de la sección 8ª de la Audiencia Provincial
de Alicante de 21 de febrero de 2005 , incluso referida alguna de ella a un supuesto
más extremo como la contratación de orquestas directamente por los clientes para
amenizar el acto, señalando esta última que: "Ha de considerarse que, conforme a
reiterada jurisprudencia, la ejecución de obras musicales en actos sociales
celebrados en establecimientos públicos constituye un acto de comunicación pública
sujeto a autorización. El titular del establecimiento no es tan ajeno a la actuación
musical como se pretende desde el momento en que, primero, la ejecución de la
obra musical exige la adecuación del local, adoptando las medidas de
insonorización, distribución, sonido, iluminación..., necesarias para posibilitar aquella
actuación; segundo, el grupo musical u orquesta de que se trate necesitan la
asistencia de los medios técnicos y materiales (energía eléctrica, instalación de
sonido...) con los que cuenta el establecimiento y de los que se valen para el
desarrollo de su actuación; tercero, el hecho de que haya música genera un
beneficio para el titular del local ya que suele generar la contratación de servicios
accesorios como barra libre..., al proporcionar a los asistentes la oportunidad de
prolongar su presencia en el local más allá del ágape. Es indiscutible, por tanto, que
contratando, o permitiendo contratar orquestas, se obtiene un provecho económico,
al beneficiarse la empresa de los derechos de propiedad intelectual de los autores
de las composiciones musicales que se escuchan, con su anuencia expresa, en su
establecimiento. Es el dato de que en el establecimiento haya banquetes con música
lo que obliga a pagar los derechos de autor, resultando indiferente que la orquesta
que los ameniza sea contratada por el propio establecimiento público o por los
particulares que hacen la celebración, porque lo cierto es, como se ha dicho, que
quien se beneficia económicamente de ello es el establecimiento, pues ese
ambiente musical hace más atractiva la celebración. De ahí la obligación de pagar
los derechos de autor por parte del establecimiento público".
Por último, este tribunal también ha señalado en su sentencia de 14 de diciembre de
2006 que si en las instalaciones del establecimiento "se producen ilícitos contra los
derechos de propiedad intelectual y la demandada no sólo los consiente sino que los
integra en su negocio, pues así los oferta, debe hacérsele responsable de ello. Y si
es que pudiera existir un tercero que tuviera esa licencia para efectuar la
comunicación pública de obras audiovisuales le incumbía a la parte demandada
haberlo demostrado (artículo 217 de la LEC) y no lo ha hecho", doctrina plenamente
aplicable al supuesto enjuiciado.
CUARTO.- Rechazadas las razones que condujeron a la sentencia de instancia a
desestimar la demanda, deben ahora examinarse el resto de la cuestiones que
fueron objeto del litigio y, concretamente, de las alegadas en la contestación a la
demanda que impedirían el éxito de las acciones ejercitadas por la actora al estar
acreditado que la demandada ofrece y presta el servicio de discoteca en los
banquetes de boda que se celebran en sus instalaciones sin contar con la
autorización de la SGAE.
La parte demandada rechaza que la comunicación de obras musicales en sus
instalaciones, aunque estuvieran protegidas y gestionadas por la SAGE, implique un
acto de comunicación pública del artículo 20 TRLPI, al considerar que las bodas o
banquetes que se celebran están sujetos a acceso restringido, dado que sólo asisten
los invitados por los organizadores del acto, por lo que se desarrollan en un ámbito
estrictamente doméstico y sin que los aparatos utilizados estén integrados en una
red de difusión.
No se comparte la tesis de la demanda que en apoyo de su interpretación cita
diversas resoluciones relativas a la difusión de obras musicales mediante radio o
televisión realizadas en las habitaciones de un hotel, declarando que no constituyen
actos de comunicación pública y, entre otras, la sentencia del Tribunal Supremo de
10 de mayo de 2003.
Al margen de que los supuestos de hecho no guardan relación alguna pues nada
tiene que ver la comunicación de obras musicales en la habitación de un hotel a
través de aparato de radio o televisión con la amenización musical en banquetes o
celebraciones de boda en establecimientos públicos, lo cierto es que la polémica
sobre si era comunicación pública el acceso a obras protegidas en las habitaciones
de los hoteles ha sido zanjada por la sentencia del Tribunal de Justicia de las
Comunidades Europeas de 7 de diciembre de 2006 que declara que la distribución
de una señal por un establecimiento hotelero a los clientes alojados en sus
habitaciones, efectuada por medio de televisores, constituye un acto de
comunicación al público en el sentido del artículo 3, apartado 1, de la Directiva
2001/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2001, relativa
a la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor y derechos
afines a los derechos de autor en la sociedad de la información, sea cual fuere la
técnica empleada para la transmisión de la señal y que el carácter privado de los
dormitorios de un establecimiento hotelero no impide que se considere que la
comunicación de una obra en tales habitaciones, efectuada por medio de
televisores, constituye un acto de comunicación al público en el sentido del artículo
3, apartado 1, de la Directiva 2001/29.
Centrándonos en el supuesto objeto de autos, la comunicación de obras musicales
en celebraciones de boda o banquetes en establecimiento público, este tribunal ya
ha manifestado con anterioridad en su sentencia de que 14 de diciembre de 2006
que "La ejecución musical en directo ante un público destinatario, que puede serlo el
que concurre a un banquete de bodas, bautizos, banquetes y eventos sociales
similares, supone un acto de comunicación pública de la obra musical susceptible de
inclusión en el artículo 20 de la LPI . También supone una modalidad de
comunicación pública de obras musicales la que se realiza mediante la instalación al
efecto de equipos de reproducción musical (permanentes o móviles) en dichos
eventos".
Efectivamente, el artículo 20.1 Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual
entiende por comunicación pública todo acto por el cual una pluralidad de personas
pueda tener acceso a la obra sin previa distribución de ejemplares a cada una de
ellas.
Sólo se excluye del concepto de comunicación pública cuando la comunicación se
celebre dentro de un ámbito estrictamente doméstico que no esté integrado o
conectado a una red de difusión de cualquier tipo.
No cabe confundir el ámbito doméstico (de domus, casa: relativo a la casa u hogar)
con el familiar que es más amplio (relativo a la familia), sin que la celebración de una
boda, con carácter general, pueda identificarse con un acto estrictamente familiar,
menos doméstico, en tanto que ha adquirido un dimensión social, incluyéndose entre
los invitados un círculo más o menos amplio de amistades de los contrayentes y de
sus progenitores. La ya citada sentencia de este tribunal de 14 de diciembre de 2006
indica que los banquetes de boda, con independencia de su significado intrínseco,
"se han convertido más en actos sociales que en estrictamente familiares. Por lo que
puede afirmarse que cuando allí se está poniendo música existe en realidad una
comunicación pública de obras protegidas por la propiedad intelectual ante una
pluralidad de personas, en los términos del artículo 20 del TR de la Ley de
Propiedad Intelectual".
QUINTO.- También niega la demandada que en las celebraciones que tienen lugar
en sus locales se comuniquen obras protegidas cuyos derechos de autor sean
gestionados por al SGAE.
Como ya ha mantenido este tribunal en su sentencia de 21 de febrero de 2008, en
atención a "la enorme cantidad de obras musicales, españolas e incluso extranjeras,
cuyos derechos de autor son gestionados en España por la SGAE, no encontramos
razones, dadas las circunstancias de este caso (especialmente la relativa al tipo de
música que se emplea para este tipo de actividades) y a falta de indicios de lo
contrario, para poner en entredicho que las comunicadas en el local del demandado
correspondieran al repertorio de ésta. Además, el demandado ni tan siquiera ha
insinuado, ni mucho menos ha aportado al respecto un principio de prueba, de que
las obras pudieran corresponderse con la denominada música libre (los modelos de
dominio público y de licencias generales -General Public License-, como son, por
ejemplo, las licencias "creative commons", algunas de las cuales incluyen la cláusula
"copyleft") a la que puede accederse merced a la expansión de internet, lo que
hubiese podido permitir poner en cuestión el razonamiento precedente".
En el supuesto de autos con fundamento en la testifical del representante de la
empresa que contrata la demandada para la amenización musical, "VIP FIESTA,
S.L.", se mantiene que se programa durante la primera hora música de notable
antigüedad, consistente en valses, tangos, pasodobles y bailes similares; y durante
el resto del evento bien se utilizan orquestas que interpretan sus propias
composiciones, bien se emplea discjockeys que reproducen sus propias
composiciones o improvisaciones musicales.
En cuanto a la primera parte, dada la duración de los derechos de de explotación de
la obra que se prolongan durante toda la vida del autor y 70 años más a contar
desde su muerte o declaración de fallecimiento (artículo 26 Texto Refundido de la
Ley de Propiedad Intelectual), el hecho de que se programe música de los géneros
descritos por el demandado no implica que hayan expirado los derechos de autor, al
margen de que alguna concreta pieza pudiera haber pasado a dominio público. En
definitiva, lo que el demandado tenía que haber acreditado (artículo 217.6 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil) es que las obras que comunica pertenecen al dominico
público por haber expirado los derecho de explotación. En todo caso, tras la audición
de la grabación del acto del juicio debe precisarse que el representante de la entidad
"VIP FIESTA, S.L." que compareció como testigo (9h 53mm y 27 ss de la grabación)
en modo alguno alude a la antigüedad de la música y menos que estén en el
dominio público, limitándose a afirmar que abre con algún vals para pasar a la
música interpretada por una orquesta latina y cuando se alarga la celebración se
usan los CD mezclados por el propio discjockey.
Respecto a la ejecución por las orquestas de sus propias obras musicales o
composiciones y la de composiciones o improvisaciones creadas por el discjockey
con sintetizadores, ordenadores o mezcladores, sencillamente, no resulta en
absoluto verosímil, dado el tipo de eventos en que se efectúa la comunicación
pública de obras musicales, bodas o banquetes, coincidente además con tiempo de
barra libre. Es más, como antes se ha apuntado, el representante legal de la
empresa "VIP FIESTA, S.L." en ningún momento sostiene que las orquestas latinas
interpretan sus propias obras o composiciones musicales, por lo que en ningún caso
cabe estimar acreditado que las obras que ejecutan sean ajenas al repertorio de la
SGAE. Por otro lado, se admite por el testigo que en ocasiones se reproduce la
música facilitada por lo propios asistentes que traen los CD de los vehículos, con lo
que no parece que se trate de obras de autores que pudieran no tener cedidos sus
derechos a la entidad de gestión.
Además, en los propios contratos suscritos por la demandada con la empresa "VIP
FIESTA, S.L.", se exige a ésta que disponga de colecciones de música
especializadas y actualizadas dos veces al mes, lo que no tiene sentido si no es
para programar, precisamente, la música de más actualidad en cada momento.
Todo lo anterior queda corroborado por la declaración testifical de don César
Malagón Linares que aun cuando es el representante de zona de la SGAE, celebró
el banquete de boda en el restaurante de la entidad demandada, el cual afirma (9h
46¿ y 56¿¿ y ss de la grabación) que el repertorio utilizado durante la celebración
consistió en música "pachanga", nacional y que incluso él facilitó un CD de música
moderna, sin que el letrado de la parte demandada considerase necesario formular
pregunta alguna al testigo sobre este particular, por lo que no existe motivo alguno
para dudar de la veracidad de su testimonio.
SEXTO.- La comunicación pública de obras musicales en las condiciones analizadas
exige autorización del titular de los derechos de autor (artículos 2 y 17 del Texto
Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual ) en relación con el artículo 428 del
Código Civil y los artículos 11 y 11 bis del Convenio de Berna y el artículo IV de la
Convención Universal del Derecho de Autor. Prescindir de ella supone una infracción
de la normativa vigente en materia de propiedad intelectual. Por ello, debe revocarse
la sentencia y acogerse la acción declarativa de la infracción de los derechos de
propiedad intelectual (artículo 138 del Texto Refundido de la Ley de Propiedad
Intelectual) y la de cesación de dicha actividad infractora (artículos 138 y 139 del
Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual), sin que proceda ordenar el
precinto de los aparatos por pertenecer a tercero no demandado.
SÉPTIMO.- Acreditada la infracción, el artículo 138 Texto Refundido de la Ley de
Propiedad Intelectual permite al actor exigir la correspondiente indemnización de
daños y perjuicios, habiendo optado el demandante por el criterio de la
remuneración que hubiera percibido de haber autorizado la explotación, tal y como lo
contemplaba el artículo 140 del mismo texto legal en la redacción vigente aplicable
al supuesto enjuiciado por razones temporales.
Acotada la infracción al período que media entre marzo de 2003 y mayo de 2004, la
actora cuantifica la indemnización en aplicación de sus tarifas generales en
16.230,25 euros conforme a la liquidación aportada con el escrito presentado el día
22 de septiembre de 2005 tras la prueba de exhibición de libros.
Al margen de la duplicidad de algunas facturas y de la aplicación del IVA a lo que
constituye una indemnización, la demandada discute, entre otros extremos, la
cuantificación de la indemnización por no cumplir la tarifas los presupuestos
formales previstos en la Ley de Propiedad Intelectual y en los estatutos de la actora,
remitiéndose a la contestación de la demanda, lo que obliga a analizar antes de
examinar la concreta cuantificación efectuada tras el acto del juicio, las cuestiones
relativas a las tarifas alegadas por la demandada.
La desidia probatoria de la demandante impide conocer al tribunal cuáles son las
tarifas generales, vigentes durante el período reclamado, cuya aplicación se
pretende para la cuantificación de la indemnización, lo que conducirá al rechazo de
la pretensión indemnizatoria.
En la demanda, la actora para acreditar las tarifas generales vigentes durante el
ejercicio 2003, para la utilización del repertorio de pequeño derecho, en bailes
celebrados con motivo de bodas, banquetes, bautizos, comuniones y actos sociales
de análoga naturaleza, aportó una certificación del Secretario General a la que se
adjuntaba fotocopia de la tarifa, fijada en 99,70 euros hasta 75 comensales y 0,40
euros por cada comensal que excediera de los 75 (documento nº 10 de la demanda,
folios 70 y 71). Para el ejercicio 2004 aportó idéntica certificación (folio 72) pero sin
acompañar fotocopia de la tarifa, lo que fue subsanado en la audiencia previa,
resultando una tarifa general para dicho ejercicio de 102,30 euros hasta 75
comensales y 0,41 euros por cada uno de los que exceda de esa cifra (folios154 y
155).
Impugnadas por la demanda las tarifas que se pretendían aplicar al no constar que
fueran las realmente aprobadas por la SGAE conforme a sus propios estatutos, esto
es, mediante acuerdo de la Junta Directiva a propuesta del Consejo de Dirección
(artículo 62.1.c y 65 .d), la demandante no sólo no propuso prueba alguna con la
finalidad de acreditar la debida aprobación de las tarifas que pretende aplicar sino
que requerida a instancias de la demandada para que aportase a las actuaciones el
acta de la sesión de la Junta Directiva de la SGAE por la que se aprobaron las
tarifas generales aportadas como documento nº 10 de la demanda, presentó, en lo
que aquí interesa, copia del acta de la Junta Directiva celebrada el día 16 de
septiembre de 2003 , en la que se aprueban unas tarifas generales "para
establecimientos hoteleros" en virtud del acuerdo alcanzando con las Federaciones
Españolas de Hoteles ZONTUR y FEH, condición hotelera que no consta concurra
en la demandada, dedicada exclusivamente a la restauración como resulta de propio
informe de detectives privados unido como documento nº 5 de la demanda, cuya
vigencia comenzó el 1 de julio de 2003 y se prolongará hasta 31 de diciembre de
2008, fijando una tarifa para ese período de 99,70 euros hasta 75 comensales y 0,40
euros por cada comensal que excediera de los 75, aplicable sólo a partir del 1 de
julio de 2003.
Dicha tarifa es la aplicable durante el período del convenio a los bailes celebrados
con motivos de bodas y demás eventos en las zonas comunes de los hoteles,
entendiendo por tales, entre otras dependencias, los restaurantes siempre que estén
integrados en la explotación hotelera y no sean objeto de una explotación económica
independiente, diferenciada y ajena al establecimiento hotelero (folio 210 vuelto), por
lo que dichas tarifas no son las generales para esos mismos eventos en meros
restaurantes que, al parecer, tienen un vigencia anual coincidente con el año natural
y cuya cuantía se modifica cada anualidad o, al menos, es lo que resulta de las
certificaciones de las tarifas que se pretenden aplicar, cuya aprobación en forma por
la demandante no ha sido acreditada. Es más, en la prueba de interrogatorio de
parte, el representante legal de la demandante, en este caso el propio letrado que
asistía a la SGAE en el juicio, admitió (9h 39¿ y 38¿¿ ss de la grabación) que dicha
tarifa no es de aplicación a los restaurantes sin que pudiera ofrecer explicación
razonable de la razón por la que no se habían aportado los acuerdos de la Junta
Directiva por los que se aprobaron las tarifas generales correspondientes a los
ejercicios 2003 y 2004, cuya falta de acreditación determina el rechazo de la
indemnización pretendida.
OCTAVO.- En materia de costas, la estimación parcial de la demanda determina en
aplicación del artículo 394 de la LEC que no se efectúe especial pronunciamiento
respecto de las costas procesales ocasionadas en primera instancia.
Por otra parte, al estimarse parcialmente el recurso interpuesto por el actor, no
procede condenar al pago de las costas originadas con el mismo a ninguno de los
litigantes, todo ello en aplicación del artículo 398 de la LEC.
Vistos los preceptos legales citados y demás de pertinente y general aplicación,
Fallo
En atención a lo expuesto, la Sala acuerda:
1.- Estimar parcialmente el recurso de apelación interpuesto por la representación de
la SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra la sentencia
dictada el 4 de mayo de 2006 por el Juzgado de Primera Instancia nº 5 de
Alcobendas, en el juicio ordinario nº 300/2004 del que este rollo dimana y, en
consecuencia, debemos revocar y revocamos dicha resolución.
2.- Estimar parcialmente la demanda formulada por SOCIEDAD GENERAL DE
AUTORES Y EDITORES (SGAE) contra la mercantil "EL CASERÓN DE ARACELI,
S.L.", con los siguientes pronunciamientos:
1 Declarar que la parte demandada viene comunicando públicamente
obras musicales en el local que explota denominado RESTAURANTE
EL CASERÓN DE ARACELI, sin haber obtenido para ello la previa
autorización de la SGAE, infringiéndose así los derechos gestionados
por dicha entidad, condenando a la demandada a estar y pasar por
dicha declaración.
2 Condenar a la demandada a que cese de inmediato la referida
comunicación pública, en tanto no proceda a obtener la preceptiva
autorización de la SGAE.
3 Se desestima en lo demás la demanda.
3.- No se efectúa especial pronunciamiento respecto de las costas procesales
causadas tanto con la demanda como con el recurso de apelación.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos los
ilustrísimos señores magistrados integrantes de este tribunal.
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