ACTA DE DELIBERACIÓN CAUSA RIT 35-2010

Anuncio
ACTA DE DELIBERACIÓN CAUSA RIT 35-2010
ACTA DE DELIBERACIÓN.
Cañete, a veintidós de febrero de dos mil once.
Esta Primera Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Cañete, integrada
por los jueces titulares don Jorge Díaz Rojas, quien la preside, doña Paola Schisano
Pérez y don Carlos Muñoz Iturriaga, reunida después del debate de rigor, de
conformidad con lo establecido en el artículo 339 del Código Procesal Penal; habiendo
ponderado la prueba rendida en juicio por los intervinientes con arreglo a la normativa
contemplada en el artículo 297 del cuerpo legal recién citado, y previa deliberación, ha
resuelto lo siguiente:
En relación con el Hecho A.1.
PRIMERO: Que de la prueba rendida por los acusadores en juicio, conformada
especialmente por la declaración de las víctimas de estos hechos, de los funcionarios
policiales que adoptaron los procedimiento de rigor, de la prueba documental y
pericial, y las demás evidencias que fueron legalmente incorporadas al juicio, ha
quedado demostrado que efectivamente el día 15 de octubre de 2008, alrededor de las
15:00 horas, y luego que personal policial se retirara del domicilio particular de la
víctima, don José Santos Jorquera Rivas, ubicado en el sector de Puerto Choque de la
comuna de Tirúa, un grupo de sujetos armados con escopetas y otros elementos,
concurrieron hasta dicho lugar, para luego dividirse en grupos, uno de los cuales se
ubicó realizando labores de vigilancia en las inmediaciones, en tanto que otro grupo,
procedió a intimidar al dueño de casa y a su grupo familiar, al igual que a terceros que
se encontraban en éste, con las armas de fuego y los elementos que portaban,
profiriendo una serie de amenazas en contra de don José Santos Jorquera Rivas y de
su grupo familiar directo, además de efectuar disparos con las armas que portaban,
ocasionando daños diversos en la misma propiedad. Es en este contexto intimidatorio,
los sujetos activos con ánimo de lucro y sin voluntad de sus dueños, procedieron a
apropiarse de una serie de especies de propiedad de éstos, dentro de las cuales se
encontraban, dos escopetas debidamente inscritas, herramientas y cuatro teléfonos
celulares, con las cuales huyeron luego de ejecutados los hechos referidos.
SEGUNDO: Que los hechos que el Tribunal ha dado por establecidos, permiten
configurar el delito de robo con intimidación en grado de consumado, previsto y
sancionado en el artículo 436 inciso 1º del Código Penal, toda vez que ha quedado
demostrado, que un grupo de sujetos prevaliéndose principalmente de la intimidación
de sus víctimas, se han apropiado de una serie de especies que les pertenecían a
éstas, para una vez consumado el referido hecho darse inmediatamente a la fuga del
lugar.
En este sentido, como se explicará debidamente en el texto de la sentencia
definitiva, ha sido la opinión unánime de esta sala, considerar que las amenazas
proferidas por los asaltantes, se subsumen dentro del tipo penal del robo con
intimidación, toda vez que si bien a la luz de los antecedentes allegados a la audiencia
de juicio, las expresiones proferidas por éstos en contra de sus víctimas resultaban
serias y verosímiles dentro del contexto en que se desarrollaron, lo cierto es que
aquellas se entienden comprendidas dentro del mismo delito, esto es, del robo que los
mismos sujetos realizaban en esos momentos, no pudiendo por tales razones
calificarse como amenazas terroristas, según fuera solicitado en la acusación fiscal.
Por ser inherente al hecho punible, y dado el carácter objetivo que tiene la
misma, se estima concurrente en este caso, la agravante especial contenida en el
artículo 456 bis N° 3 del Código Penal, esto es “ser dos o más los malhechores”.
TERCERO: Que ha sido opinión mayoritaria de la Sala, estimar que existe
prueba suficiente para estimar que varios de los acusados en esta causa, tienen
participación en calidad de autores de estos mismos hechos.
En efecto, si bien ha sido un antecedente importante para configurar la
participación de algunos acusados en estos hechos, la sindicación precisa y directa que
a través de sus dichos realiza en sede judicial el testigo con identidad reservada Nº 26,
se debe tener presente que sus dichos aparecen debidamente corroborados por otras
probanzas allegadas al juicio, a tal punto que el Tribunal, tiene la convicción suficiente
como para dictar sentencia condenatoria en contra de aquellos que se mencionarán a
continuación. En efecto, tratándose del acusado Héctor Llaitul Carrillanca, el mismo no
solo fue mencionado por el testigo con identidad reservada Nº 26, sino que además,
surgen entre otras evidencias incriminatorias en su contra, como son los dichos del
coimputado Jonathan Huillical Mendez, quien refiere su versión de los hechos en sede
policial ante el funcionario Alfredo Espinoza Ugarte, ratificándolos posteriormente ante
un Fiscal del Ministerio Público, además del mérito de una llamada telefónica efectuada
el mismo día cerca del mediodía, solicitando la publicación de lo que denomina un
enfrentamiento, lo que por cierto, confirma los dichos del testigo con identidad
reservada, en cuanto a la existencia de un ataque del grupo de sujetos en contra de
Carabineros a la misma hora. Por su parte, el acusado Ramón Llanquileo Pilquiman,
aparece mencionado no solo por el testigo con identidad reservada Nº 26, sino que sus
dichos también son confirmados al igual que en el caso de su copartícipe señor Llaitul,
por los dichos del imputado Huillical Méndez, al entregar su versión de los hechos, y
por el mérito de sus propios dichos, a propósito de la llamada que efectúa a su pareja,
ese mismo día en horas de la tarde, en donde sostiene un particular diálogo,
solicitando que se entere a través de las noticias o de internet de lo ocurrido.
Finalmente en lo que se refiere a los imputados Jose Huenuche Reiman y Jonathan
Huillical Méndez, amén de los dichos del testigo con identidad reservada Nº 26, surgen
como elementos de incriminación los dichos del coimputado Huillical Méndez, antes
citado, y por cierto, la importante evidencia que constituye el haber sido utilizado el
chip correspondiente al Nº 99624092 empleado regularmente por el mencionado
Huenuche Reiman, precisamente en uno de los aparatos celulares que le fuera
sustraído a las víctimas, el cual, además fue empleado también para realizar llamadas
a la pareja del mencionado Huillical Méndez.
En lo que respecta a los demás acusados en esta causa, si bien existen ciertos
elementos o antecedentes derivados de los dichos del testigo con identidad reservada
Nº 26, y otras evidencias de tipo circunstancial que pudiesen vincularlos con este
hechos, lo cierto es que como se dirá, este Tribunal ha sido especialmente riguroso en
su estándar de convicción, por lo que se estimará, que los mismos no reúnen la
entidad suficiente como para lograr que estos jueces formasen su convencimiento, más
allá de toda duda razonable, tal como los exige el artículo 340 del Código Procesal, en
torno a la efectiva participación de los mismos en estos hechos.
CUARTO: Que la opinión minoritaria, viene dada por la decisión de la
Magistrado Paola Schisano Pérez, quien estimó que la prueba incorporada al juicio por
los acusadores, no reúne los estándares suficientes como para dar por acreditada la
participación de los acusados en estos hechos, conforme lo explicará en la sentencia
definitiva.
QUINTO: Que en consecuencia, este Tribunal ha decidido.
Por decisión de mayoría:
CONDENAR a los acusados Héctor Javier LLaitul Carrillanca, Ramón Esteban
Llanquileo Pilquiman, José Santiago Huenuche Reiman y Jonathan Sady Huillical
Méndez, como autores del delito consumado de Robo con Intimidación, previsto y
sancionado en el artículo 436 inciso 1º del Código Penal, cometido en la comuna de
Tirua, el día 15 de octubre de 2008.
Por decisión unánime:
ABSOLVER a los acusados Víctor Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares
Chanilao, César Eduardo Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Nolberto Fidel Parra
Leiva, de los cargos que les fueran formulados como autores de los delitos de Robo con
Intimidación y de Amenazas Terroristas, cometidos en la comuna de Tirua, el día 15 de
octubre de 2008.
En relación con el Hecho A.2.
PRIMERO: Que de la prueba rendida por los acusadores en juicio, conformada
especialmente por la declaración de las víctimas de estos hechos, de testigos de los
mismos, de los funcionarios policiales que adoptaron los procedimiento de rigor, la
prueba pericial incorporada y las demás evidencias que fueron legalmente introducidas
al juicio, ha quedado demostrado que el día 16 de octubre de 2008, aproximadamente
a las 00.30 horas, y luego que el Fiscal Adjunto del Ministerio Público Mario Elgueta
Salinas, junto a personal de la Policía de Investigaciones y de Carabineros de Chile,
todos en el ejercicio de sus funciones, habían ingresado al sector de Puerto Choque en
la comuna de Tirua, a objeto de verificar una denuncia por el delito de robo con
intimidación, y realizar las primeras diligencias en el domicilio del afectado José Santos
Jorquera Rivas, una vez que la caravana de vehículos que trasladaba al referido Fiscal
Adjunto, hacía abandono por la ruta del mismo sector, al pasar por el Cementerio
Local, fueron atacados con armas de fuego del tipo escopeta, por un grupo de sujetos,
los cuales se ubicaron un grupo en las cercanías del cementerio, en tanto que el otro,
justo antes del cruce de caminos allí existente, prevaliéndose de lo aislado del lugar, la
oscuridad reinante, las condiciones del terreno, y al hecho que la caravana tuvo que
detenerse debido a la presencia de árboles cortados en el camino que impedían el
paso, procediendo a disparar de forma sostenida y reiterada en contra del Fiscal
Adjunto Mario Elgueta Salinas, como asimismo en contra de los demás funcionarios
policiales que lo acompañaban, con el objeto de dar muerte al representante del
Ministerio Público, resultando lesionados como consecuencia de ello, el Fiscal Adjunto
antes mencionado, con un impacto de perdigón en su mano derecha, de carácter leve,
y asimismo los funcionarios de la Policía de Investigaciones Subcomisario Jorge
Ogueda Fuentes, Inspector Walter Oyarce Vergara, y el Inspector Alejandro Rojas Rifo,
todos ellos con lesiones de carácter grave, con un tiempo de incapacidad superior a
treinta días, además de resultar lesionados los efectivos de carabineros Sargento
Primero Jorge Sepúlveda Sáez y Sargento Segundo Eladio Quiroz Silva.
SEGUNDO: Que es la opinión de la mayoría de esta sala, estimar que los
hechos que el Tribunal ha dado por establecidos, permiten configurar los delitos de
Homicidio Frustrado en contra de Fiscal Adjunto del Ministerio Público, previsto y
sancionado en el artículo 268 ter del Código Penal, y asimismo de Lesiones Graves en
contra de Personal de la Policía de Investigaciones, previsto y sancionado en el artículo
17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones, toda vez que ha
quedado demostrado, que un grupo de sujetos, premunidos de armas de fuego del tipo
escopeta, y con la intención de causar la muerte de un Fiscal del Ministerio Público,
procedieron a disparar en contra de aquel, resultando lesionado como consecuencia de
aquello, tanto el aludido representante del ente persecutor, como asimismo los
funcionarios policiales que le acompañaban en el vehículo que se desplazaban, como
consecuencia directa de los disparos efectuados a la persona del primero.
Se disiente en consecuencia de la opinión sostenida por ciertas defensas, en
cuanto a que por el tipo de armas de fuego empleadas –en este caso escopetas- no es
posible colegir la intención de dar muerte que tendrían los partícipes del hecho, toda
vez que como se explicará latamente en la sentencia definitiva, no resulta acorde con
las máximas de la experiencia, estimar que el dolo de quienes en grupo efectúan
disparos de una distancia relativamente corta, con determinada dirección, por medio
de armas que son conocidas como de proyectil múltiple o también llamados
perdigones, sea tan solo el de lesionar a la víctima, ya que tales instrumentos han sido
históricamente concebidos como aptos o idóneos para ocasionar la muerte del ser
humano, por lo que el uso que para la caza hoy en día se les suele dar, dista mucho de
privar de un ánimo homicida, sobre todo a quienes en conjunto con otros sujetos, las
utilizan en un mismo acto, en contra de determinada persona.
Asimismo, se estima a partir tanto de los dichos del testigo con identidad
reservada Nº 26, como así también, del propio contexto de los graves sucesos que
precedieron a estos hechos, y de las características del ataque propiamente tal, que los
partícipes en este hecho, sabían que atentaban en contra de la persona de un Fiscal
del Ministerio Público; en términos tales, que dada la particular posición de quienes
efectúan los disparos, como asimismo, de la concentración de aquellos en la camioneta
blanca que le trasladaba, existen pruebas suficientes como para estimar que su
intención no era otra que la de causar su muerte por medio de los disparos que
efectúan en su contra a dicho funcionario.
En lo que respecta a la agravante del artículo 12 N° 12 del Código Penal,
invocada por el órgano persecutor en su acusación, se estima que no concurren sus
presupuestos, conforme se dirá en la sentencia definitiva.
En lo que dice relación a la figura de atentado contra la autoridad, contemplada
en el artículo 161 N° 2 del Código Penal, este Tribunal de manera unánime, tal como
se han dado por acreditados los hechos, estima que se encuentra suficientemente
subsumida dentro de los tipos penales, antes mencionados.
TERCERO: Que una opinión distinta respecto de la calificación jurídica de estos
hechos sostiene la Magistrado Paola Schisano Pérez, para quien los elementos que han
sido allegados a este juicio, no resultan suficientes como para estimar que en el caso
en cuestión, existía de parte de los partícipes del hecho, actuaron a sabiendas de la
ubicación o a lo menos de la presencia del Fiscal del Ministerio Público, al interior del
vehículo que componía la caravana, de manera que los disparos de escopeta dirigidos
en contra del conductor de la camioneta, a su entender deben ser considerados como
constitutivos del ilícito de homicidio simple en grado de frustrado.
CUARTO: Que tanto para los jueces que han estimado que se configura en la
especie un delito de Homicidio Frustrado de Fiscal Adjunto de Ministerio Público, y de
Lesiones Graves en contra de Personal de la Policía de Investigaciones, como asimismo
para la disidente, si bien tales hechos no puede desconocerse que resultan sumamente
gravísimos dadas las características de los mismos, en especial por todas las
consideraciones que más en detalle se expondrán en la sentencia definitiva, no resulta
posible estimar que exista evidencia suficiente como para dar por establecido que
aquellos fueran cometidos obedeciendo a un plan delictual preconcebido que tuviese
por especial objeto infundir en quienes detentan la calidad de autoridad policial o de
funcionarios del Ministerio Público, el temor justificado de ser víctima de un delito de la
misma especie, e impedir con ello el que ejerzan sus atribuciones habituales, de
manera que la pretensión del Ministerio Público, en orden a dar la connotación de
terroristas a estos hechos, será desestimada.
QUINTO: Que ha sido opinión mayoritaria de la Sala, estimar que existe prueba
suficiente para estimar que varios de los acusados en esta causa, tienen participación
en calidad de autores de estos mismos hechos.
En efecto, tal como ocurre respecto del veredicto del anterior delito, se debe
reconocer que es un antecedente importante para configurar la participación de ciertos
acusados en estos hechos, la sindicación precisa y directa que con sus dichos realiza
en sede judicial el testigo con identidad reservada Nº 26, testimonio que es
debidamente corroborado con otros elementos allegados al juicio, en términos que
permiten formar la suficiente convicción como para dictar sentencia condenatoria en
contra de aquellos que se dirá a continuación. En efecto, tratándose del acusado
Héctor Llaitul Carrillanca, el mismo no solo es incriminado por el testigo con identidad
reservada Nº 26, sino que surgen además en su contra otras pruebas de importancia,
como son los dichos del coimputado Jonathan Huillical Mendez, conforme a su versión
de los hechos entregada en sede policial y ratificada ante el Ministerio Público, como
así también, muy particularmente del mérito de la llamada telefónica que sostiene con
este último acusado y con el coimputado Jose Huenuche Reiman, pocos minutos
después de acaecido estos hechos, en donde se les escucha, pretendiendo obtener
información para reunirse en determinado lugar, situado en las cercanías del lugar de
donde se produjo el ataque ya referido. Son estos mismos antecedentes los que obran
en contra de los acusados Jonathan Huillical Méndez, y Jose Huenuche Reiman,
quienes como se dijo, además de encontrarse sindicados por el testigo con identidad
reservada N° 26, aparecen realizando una llamada telefónica minutos después de
ocurridos estos hechos, a Héctor Llaitul Carillanca, llamada que quedó demostrado
también, se efectuó precisamente desde algún sitio cercano al del suceso. A su turno,
respecto del acusado Ramón Llanquileo Pilquiman, se debe decir que aparece sindicado
por el testigo con identidad reservada Nº 26, y además, tal versión se corrobora con
los dichos que entrega el también imputado Huillical Méndez, cuando da su versión de
los hechos, reafirmando la existencia de una reunión con posterioridad a la ocurrencia
del delito, donde sitúa a Ramón Llanquileo Pilquiman, antecedentes que resultan
coincidentes con el mérito de la escucha telefónica a la llamada que al día siguiente
efectúa a su pareja, en donde, esta última muestra una especial preocupación en torno
a cómo se encuentra tanto el imputado, como los demás y con la incautación de una
motosierra Husqvarna desde su domicilio, misma marca que conforme a los dichos del
testigo con identidad reservada Nº 26, sería la motosierra empleada para derribar los
árboles que se utilizaron para bloquear la caravana del fiscal.
Mención aparte merece la situación del acusado Víctor Llanquileo Pilquiman,
quien es situado en el punto de reunión acordado con posterioridad a la ocurrencia del
delito, por el propio acusado Huillical Méndez, cuestión que corrobora en esa parte la
versión entregada en juicio por el testigo con identidad reservada Nº 26, quién junto
con sindicarle en la comisión de este delito, también lo sitúa posteriormente
participando en la reunión antes referida, antecedentes que se suman al mérito que
surge de la evidencia consistente en los tráficos de las llamadas del N° 93271510, que
pertenecería a su pareja Graciela Hormazabal, revelados por la aplicación del programa
Analyst Notebook 7, de la empresa I2, que horas antes de la ocurrencia de estos
hechos, lo vincula con algunos de los números que el 15 de octubre de 2008, fueron
utilizados precisamente por el imputado Llaitul Carrillanca. Sin embargo, respecto de
este imputado se debe tener presente que la incriminación que hace el testigo con
identidad reservada N° 26 en sede investigativa, no fue persistente, según quedó
demostrado por el defensor del acusado, y si bien en el juicio el testigo aclaró en parte
el punto, lo cierto es que a partir de la documentación acompañada por su defensa,
aparece que el señor Víctor LLanquileo, efectivamente ha desempeñado trabajos por
largos periodos en diversos lugares del país, distintos de Puerto Choque, lo que se une
a la circunstancia de no existir en el juicio alguna escucha telefónica, que por un lado
nos permita identificar su voz, y por otro, permita inferir el conocimiento que tendría
respecto de estos graves hechos, como ocurre con los demás acusados, razones por
las cuales en definitiva, se dictará sentencia absolutoria en su favor.
En lo que respecta a los demás acusados en esta causa, si bien los dichos del
testigo con identidad reservada Nº 26, eventualmente pudiesen incriminarles en esta
causa, como se ha venido diciendo, este Tribunal frente a la naturaleza de los delitos
pesquisados, la gravedad de los mismos y la severidad punitiva de aquellos, ha sido
particularmente exigente en los estándares necesarios para alcanzar convicción
suficiente para condenar, estimándose por ello, que tal imputación por sí sola, no
parece como suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia que legalmente
ampara a estos imputados.
SEXTO: Que la opinión minoritaria, viene dada por la decisión de la Magistrado
Paola Schisano Pérez, quien estimó que la prueba incorporada al juicio por los
acusadores, carece de la entidad suficiente como para acreditar la participación de los
acusados por estos hechos, ello atendidos criterios de credibilidad y cientificidad de la
misma, los que impiden formar convicción.
SEPTIMO: Que en consecuencia, este Tribunal ha decidido.
Por decisión de mayoría:
CONDENAR a los acusados Héctor Javier LLaitul Carrillanca, Ramón Esteban
Llanquileo Pilquiman, José Santiago Huenuche Reiman y Jonathan Sady Huillical
Méndez, como autores de los delitos de Homicidio Frustrado en contra de Fiscal
Adjunto del Ministerio Público, previsto y sancionado en el artículo 268 ter del Código
Penal, y de Lesiones Graves en contra de Personal de la Policía de Investigaciones,
previsto en el artículo 17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones,
cometidos ambos en la comuna de Tirúa, el día 16 de octubre de 2008.
Por decisión unánime:
ABSOLVER a los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo
Menares Chanilao, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, de los
cargos que les fueran formulados como autores de Homicidio Frustrado en contra de
un Fiscal de Ministerio Público, de Homicidio Frustrado de Personal de la Policía de
Investigaciones de Chile en ejercicio de sus funciones, todos ellos en carácter de
terroristas, y de Atentado en contra de la autoridad, cometidos en la comuna de Tirua,
el día 16 de octubre de 2008.
En relación con los Hechos B.1., B.2., B.3., B.4., B.5. y B.6.
PRIMERO: Que de las pruebas rendidas en juicio, en especial el testimonio de
las propias víctimas, como también de los funcionarios policiales que adoptaron los
procedimientos de rigor, la prueba pericial incorporada y la demás prueba introducida,
es posible tener por acreditados los siguientes hechos:
1). Que el día 10 de Noviembre de 2005, alrededor de las 22:45 horas, un
grupo de sujetos, ingresaron al predio Ranquilhue de Forestal Mininco S.A., ubicado en
el lugar del mismo nombre, del Lago Lleu Lleu, Comuna de Tirúa, en donde
procedieron a intimidar, por medio de armas de fuego, a los empleados de la citada
empresa, don Víctor Aburto Soto y don Alejandro González Núñez y sus familias, entre
las cuales se encontraban dos menores de edad, las cuales residían en dos inmuebles
que se encuentran ubicados en el lugar, siendo obligados a abandonar los inmuebles y
el predio señalado, haciendo que se dirigieran hacia la carretera P-70, para proceder
entonces a incendiar estos inmuebles, como así también, otros tres vehículos que se
encontraban estacionados, dos camionetas marca Nissan, modelo Terrano, que
prestaban servicio a la empresa, y un vehículo de propiedad del señor Víctor Aburto
Soto, siendo avaluados daños causados en más de 40 UTM.
2). Que el día 12 de abril de 2009, alrededor de las 02:30 AM horas, un grupo
de sujetos, concurrió hasta la parcela N° 05, del sector Ranquilhue, Comuna de Tirúa,
ubicada a un costado de la ruta P-70, en donde se ubicaban dos inmuebles que servían
de casas habitaciones recreacionales, de propiedad de los señores Luis Arturo Eduardo
Ebensperger Rolando y José Arturo Patricio Aguayo Ríos, respectivamente, procediendo
a incendiarlos, resultando ambas casas completamente destruidas por la acción del
fuego.
3). Que el día 30 de Mayo de 2009, alrededor de las 02:30 AM horas, un grupo
de sujetos, concurrió hasta la Parcela N° 36, del sector Coihueco, Comuna de
Contulmo, ubicada en la ribera norte del Lago Lleu Lleu, donde se ubicaba un inmueble
que servía de casa habitación recreacional de propiedad de Pedro Ignacio Celhay
Schoeldermann, procediendo a incendiarla, resultando completamente destruida por la
acción del fuego.
4). Que el día 8 de Agosto de 2009, aproximadamente a las 03:00 horas, un
grupo de sujetos, concurrió hasta el predio particular ubicado en el sitio N° 1 del sector
San Ramón, ubicado a un costado de la ruta P-70 de la Comuna de Tirua, cuyo
propietario es don Patricio Emilio Mariñan Fica, en donde procedieron a prender fuego
a un camión marca Freightliner, placa patente TN.8026 y a una grúa marca John
Deere, ambos de propiedad de la empresa “Transportes y Comercial Transvía Forestal
Limitada”, y que se encontraban estacionados en el lugar, por ser utilizados en faenas
forestales desarrolladas por Forestal Arauco S.A., provocando que éstos fueran
destruidos por la acción del fuego, ocasionando daños
que se estiman como
superiores a 40 UTM.
5). Que el día 9 de Agosto de 2009, en horas de la madrugada, un grupo de
sujetos concurrieron hasta un predio particular ubicado a orillas del Lago Lleu Lleu, en
la comuna de Cañete, de propiedad de don Rafael Arcángel Pincheira Santander, lugar
donde procedieron a encender fuego, a un inmueble que servía de casa habitación
recreacional, provocando que ésta fuera destruida en su totalidad por la acción del
fuego.
6). Que el día 9 de Agosto de 2009, un grupo de sujetos concurrió hasta un
predio particular ubicado en la parcela N° 11, del sector Lleu Lleu, en la comuna de
Cañete, propiedad de Eduardo Arturo Campos Valenzuela, quien reside en el lugar,
procediendo a encender fuego a un galpón y a efectuar disparos al aire con armas de
fuego que portaban, pudiendo percatarse el propietario de esta situación, quien junto a
otros residentes del lugar, procedió a sofocar el fuego, resultando la construcción con
daños de consideración, los que fueron avaluados en una suma que se estima entre 4
y 40 UTM.
SEGUNDO: Que es opinión mayoritaria de esta Sala, estimar que respecto a los
hechos signados con las letras B.1., B.2., B.3., y B.5. existen antecedentes
incriminatorios suficientes para estimar que los mismos, dentro de lo que se ha venido
en denominar el “proceso de recuperación productiva de tierras”, fueron derechamente
cometidos con la finalidad de producir en parte de la población de las comunas
aledañas al sector de los incendios, que no siendo parte de la etnia mapuche, pudiese
tener a cualquier título propiedades en dichos territorios, el temor justificado de ser
víctimas de delitos de la misma especie.
De este modo, tal como se ha sostenido por el ente persecutor en estrados, se
dan para tales hechos los presupuestos del artículo 1º de la Ley 18.314, en relación
con el Nº 1 del artículo 2º de la misma ley y 475 Nº 1 del Código Penal, toda vez que
resultó largamente probado el clima de terror, como también la sensación de
inseguridad provocados por los sujetos que actuaron en la comisión de tales delitos, en
términos de justificar sobradamente la calificación jurídica de incendios terroristas que
a su respecto hizo el Ministerio Público.
Sin perjuicio de la decisión anterior, en cuanto al hecho signado con la letra
B.1., se estima que además configura el delito de incendio de objeto de un valor
superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, en grado de consumado, previsto y
sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal e igual cosa respecto del hecho
signado con la letras B.4. Respecto del hecho signado con la letra B.6, se estima por
estos jueces que configura el ilícito previsto en el artículo 477 N° 2 del Código Penal,
en grado de frustrado, toda vez que la consumación del mismo, no se produjo por
causa ajena a la voluntad de los sujetos activos.
TERCERO: Que la decisión de minoría es de la Magistrado Paola Schisano
Pérez, para quien los ilícitos mencionados en el apartado anterior, no constituyen
delitos que reúnan la calidad excepcional de terroristas, de manera que a su respecto,
solo resultan aplicables las disposiciones comunes contenidas en el Código Penal, más
no aquellas que especialmente se previenen en la Ley 18.314.
CUARTO: Que en lo referido a la participación de los acusados por estos
delitos, cabe consignar que la pretensión punitiva del Ministerio Público, se amparó
salvo contadas excepciones, de manera casi exclusiva en los dichos prestados durante
la fase investigativa, tanto ante personal de la Sección de Inteligencia de Carabineros o
SIPOLCAR, como ante ciertos Fiscales del Ministerio Público, por parte de dos testigos
con identidad reservada, dichos que se reprodujeron en estrados, por medio del
testimonio de oídas de los policías que intervienen en dichas diligencias.
Sin embargo, ha sido opinión unánime de este Tribunal, estimar que aquellos
antecedentes incriminatorios, si bien resultaban de importancia dentro de la etapa
investigativa, lo cierto es que en etapas procesales tan avanzadas como es el juicio
oral, de la forma en que han sido incorporados, y frente a la ausencia de algunos otros
elementos que permitan corroborar la efectividad de las afirmaciones que se han
reproducido, se hace necesario afirmar la existencia de ciertas dudas razonables, como
por ejemplo, la real credibilidad que podría tener el relato ofrecido, o la motivación que
tienen tales testigos para hacer estas graves imputaciones respecto de ciertos
encartados, en términos que surgen obstáculos insalvables que hacen plausible la
absolución de todos quienes aparecen como acusados en estos graves delitos, más
aun, cuando tal como se ha venido diciendo, por la naturaleza y gravedad de los
delitos pesquisados, como también por la severidad punitiva que aquellos traen
consigo, se hace necesario ser particularmente exigente en la evidencia probatoria que
permita incriminar a uno u más sujetos.
QUINTO: Que en consecuencia, este Tribunal ha decidido.
Por decisión unánime:
ABSOLVER a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio
Millanao Mariñan y César Parra Leiva, de los cargos formulados por los delitos de
Incendio Terrorista e Incendio de objeto de un valor superior a 40 Unidades Tributarias
Mensuales, cometidos el día 10 de noviembre de 2005.
ABSOLVER a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo Cesar
Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por los delitos de
Incendios Terroristas, cometidos el día 12 de abril de 2009.
ABSOLVER a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo Cesar
Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por el delito de
Incendio Terrorista, cometido el día 30 de mayo de 2009
ABSOLVER a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan y Jorge Andrés
Santi Leal, de los cargos formulados por el Ministerio Público de los cargos formulados
por el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales,
cometido el día 8 de agosto de 2009.
ABSOLVER a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo Cesar
Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por el delito de
Incendio Terrorista, cometido el día 9 de agosto de 2009.
ABSOLVER a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo Cesar
Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan y Jorge Andrés Santi Leal de los cargos
formulados por el delito de Incendio Terrorista, cometido el día 9 de agosto de 2009.
En relación con el Hecho C.
PRIMERO: Que en relación con este hecho, a partir de lo señalado por los
testigos de los mismos, como así también, de las declaraciones prestadas por los
funcionarios policiales, y las demás evidencias incorporadas al juicio, ha sido opinión
unánime de la Sala, estimar que efectivamente existen ciertos indicios que permitirían
concluir que un cierto número de personas, realizó una serie de actos principalmente
durante el año 2008, tendientes entre otras cosas, al robo y al hurto de madera, desde
predios que se encontraban ubicados en las comunas de Tirúa, Cañete y Contulmo de
la Región del Bio Bio.
En ese sentido, se observó también que entre ellas existía una cierta relación y
sentido de unidad, que les permitió permanecer agrupados durante un periodo
prolongado de tiempo, en el cual, aquellos se distribuía y fragmentaban sus funciones
y fines, dentro de las cuales, estaba fundamentalmente el de sustraer madera para
luego comercializarla.
SEGUNDO: Que en igual orden de ideas, si bien se observa que aquellos
actuaban en grupo, cubriendo sus rostros, y premunidos incluso en algunas ocasiones
de armas de fuego, lo cierto es que no se vislumbró durante el juicio que tales
acciones formasen parte de un especial plan criminal de esta organización, tendiente a
lograr un control territorial absoluto de determinadas zonas aledañas al Lago Lleu Lleu,
sin perjuicio, que por cierto, se pueden distinguir algunos hechos particularmente
violentos, que afectaron principalmente a las empresas forestales del sector y a las
autoridades policiales que actuaban en su protección.
TERCERO: Que por lo tanto, se estima que no se encuentran suficientemente
acreditados los supuestos del artículo 1° de la Ley 18.314 que determina las conductas
terroristas y fija su penalidad, de manera que de haber existido una asociación ilícita
operando en la zona antes mencionada, aquella tuvo por único fin el de hurtar y robar
madera desde predios forestales cercanos, comprendiendo estos sentenciadores que la
presencia de armas de fuego del tipo escopeta, tenía como especial objetivo,
resguardar la impunidad de las acciones desplegadas por este grupo, pudiendo por
ende adecuarse a los términos señalados en el artículo 292 del Código Penal.
CUARTO: Que en lo relativo a la participación de determinados encartados en
estos hechos, cabe señalar que no resulta fácil imputar participación directa en aquella
organización delictual a determinadas personas de las que en este juicio se han visto
acusadas.
Así, amén de la completa exposición que de este raciocinio se hará en la
sentencia definitiva, se puede señalar a modo ejemplar, que a partir de ciertas
escuchas
telefónicas,
se
concluye
que
el
imputado
Héctor
Llaitul
Carillanca,
efectivamente mostraba un especial interés por dar a conocer a los medios de
comunicación social, la ocurrencia de determinados hechos violentos en su zona. Igual
cosa, puede decirse en lo referido al hurto y robo de madera, en donde, pese a las
explicaciones que dentro del juicio se pretendieron introducir, lo cierto es que resulta
notorio, que al menos el acusado Juan Parra Leiva, en su escucha telefónica con el
testigo Carlos Martínez Parada, lo que pretende es la enajenación de madera sustraída.
Sin embargo, las conductas que con los medios de prueba aportados al juicio es
posible atribuir a los acusados, o no son suficientes para estimar que ellos pertenecían
efectivamente a esta organización delictual, o lo cierto, es que derechamente
configuraban delitos diversos de aquel por el cual se ha acusado.
QUINTO: Que de este modo, frente a la escasas pruebas incorporadas a este
juicio que permitan vincular a los acusados con la organización delictiva que se ha
tenido por probada, ha sido lo opinión de estos sentenciadores, desestimar las
pretensiones de los acusadores en orden a condenar a los imputados como autores
tanto del delito de asociación ilícita terrorista, como así también, del delito de
asociación ilícita común para el robo y hurto de madera.
SEXTO: Que en consecuencia, este Tribunal ha decidido.
Por decisión unánime:
ABSOLVER, a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban
Llanquileo Pilquiman, Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Víctor Adelino Llanquileo
Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José
Santiago Huenuche Reiman, Cesar Eduardo Parra Leiva, Cesar Eduardo Painemil Peña,
Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan de los cargos que les fueron
formulados por el delito de asociación ilícita terrorista.
ABSOLVER, a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban
Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares
Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, Cesar
Eduardo Parra Leiva, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Leonel
Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz
Huenuman, y Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey.
La audiencia de comunicación de la sentencia, se llevará a efecto el día
martes 22 de marzo del año en curso a las 12:00 horas, en este Tribunal.
Atendido lo dispuesto en el artículo 347 del Código Procesal Penal, se decreta el
alzamiento de la medida cautelar de prisión preventiva que pesa sobre los imputados
Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Cesar Eduardo
Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Nolberto Fidel Parra Leiva, Carlos Andrés Muñoz
Huenuman, Marcos Mauricio Millanao Painemil y Cesar Eduardo Painemil Peña.
La sentencia será redactada por el juez don Carlos Raúl Muñoz Iturriaga.
Sin perjuicio del registro de audio de la presente resolución, incorpórese ésta a
la carpeta judicial digital.
R.U.C. 0800932994-4
R.I.T. 35-2010
Descargar